Las Redes Sociales

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Las redes sociales: el material del que está hecha la democracia. Las redes sociales no son algo tan moderno como nos cuentan. De hecho, han existido desde que las mujeres inventamos la colaboración y la ayuda mutua, incluso antes de que los hombres inventaran la guerra, en la aurora de la historia de la civilización humana. Todo el legado ideológico más importante de la humanidad, desde el surgimiento de las grandes civilizaciones hasta la propagación de las grandes ideas, es resultado directo de las redes sociales. Ha sido la libre asociación y el intercambio de ideas entre personas que comparten una visión de lo que el mundo puede llegar a ser, lo que ha modelado nuestra historia. Episodios tan brillantes como llenos de dignidad que van desde la invención de la democracia en la antigua Atenas hasta los movimientos independentistas de la América del siglo XIX son evidencia clara y manifiesta del profundo y universal deseo de los seres humanos de opinar, de participar activamente en la vida de su comunidad y de construir un nuevo y mejor mundo para sí mismos y para las generaciones por venir. Las redes sociales no nacieron con el internet. Siempre han estado ahí. Internet sólo ayudó a que se volvieran mucho más grandes y robustas, a que crecieran más rápido y sin fronteras y a que se retroalimentaran en tiempo real, creando un constante diálogo plural y sin censura sobre absolutamente todas las cosas. Este aspecto de activa participación ciudadana llevó incluso a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a afirmar en marzo del año pasado “que, a través del internet, es posible que las redes sociales puedan ayudar a consolidar la democracia al crear espacios de deliberación y rendición de cuentas donde antes no los había” y a comparar en importancia el acceso a internet con la energía eléctrica, el agua o el drenaje, reconociéndolo así como un servicio básico para el desarrollo de México. Ahora bien, ¿cómo evitar caer en la trampa de creer que para cambiar el mundo basta simplemente dar un “like”? ¿Cómo evitar verse reducido a no ser más que un “troll”? ¿Cómo trasladar el activismo cibernético al mundo real? Un millón de jóvenes por México es una iniciativa ciudadana, apartidista e independiente que da una excelente respuesta a estas interrogantes, pues tiene por misión invitar a la juventud mexicana a trabajar por la transformación de México mediante la creación de proyectos originales, específicos y viables. Y para que esos proyectos no se queden en el tintero, organiza y convoca a la Primera Cumbre Agentes de Cambio, evento que tendrá lugar el 25 y 26 de octubre de 2013 en el Centro de Congresos de la ciudad de Querétaro y que reunirá a mil líderes jóvenes de las 32 entidades de nuestro país con personajes de talla mundial como la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, George Friedman, director general de Stratfor y Zainab Salbi, fundadora de Women for Women International, entre otros. Un ejemplo perfecto de como una red social digital puede servir de catalizador para impulsar la colaboración de entre la sociedad civil, el gobierno, las universidades, los académicos y los especialistas de influencia global para impulsar una agenda a favor de la juventud mexicana. Dalia Garrido Rubio

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Sobre las redes sociales y nuestra herencia paleolítica

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Las redes sociales: el material del que está hecha la democracia.

Las redes sociales no son algo tan moderno como nos cuentan. De hecho, han existido desde que las mujeres inventamos la colaboración y la ayuda mutua, incluso antes de que los hombres inventaran la guerra, en la aurora de la historia de la civilización humana. Todo el legado ideológico más importante de la humanidad, desde el surgimiento de las grandes civilizaciones hasta la propagación de las grandes ideas, es resultado directo de las redes sociales. Ha sido la libre asociación y el intercambio de ideas entre personas que comparten una visión de lo que el mundo puede llegar a ser, lo que ha modelado nuestra historia.

Episodios tan brillantes como llenos de dignidad que van desde la invención de la democracia en la antigua Atenas hasta los movimientos independentistas de la América del siglo XIX son evidencia clara y manifiesta del profundo y universal deseo de los seres humanos de opinar, de participar activamente en la vida de su comunidad y de construir un nuevo y mejor mundo para sí mismos y para las generaciones por venir.

Las redes sociales no nacieron con el internet. Siempre han estado ahí. Internet sólo ayudó a que se volvieran mucho más grandes y robustas, a que crecieran más rápido y sin fronteras y a que se retroalimentaran en tiempo real, creando un constante diálogo plural y sin censura sobre absolutamente todas las cosas.

Este aspecto de activa participación ciudadana llevó incluso a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a afirmar en marzo del año pasado “que, a través del internet, es posible que las redes sociales puedan ayudar a consolidar la democracia al crear espacios de deliberación y rendición de cuentas donde antes no los había” y a comparar en importancia el acceso a internet con la energía eléctrica, el agua o el drenaje, reconociéndolo así como un servicio básico para el desarrollo de México.

Ahora bien, ¿cómo evitar caer en la trampa de creer que para cambiar el mundo basta simplemente dar un “like”? ¿Cómo evitar verse reducido a no ser más que un “troll”? ¿Cómo trasladar el activismo cibernético al mundo real?

Un millón de jóvenes por México es una iniciativa ciudadana, apartidista e independiente que da una excelente respuesta a estas interrogantes, pues tiene por misión invitar a la juventud mexicana a trabajar por la transformación de México mediante la creación de proyectos originales, específicos y viables. Y para que esos proyectos no se queden en el tintero, organiza y convoca a la Primera Cumbre Agentes de Cambio, evento que tendrá lugar el 25 y 26 de octubre de 2013 en el Centro de Congresos de la ciudad de Querétaro y que reunirá a mil líderes jóvenes de las 32 entidades de nuestro país con personajes de talla mundial como la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, George Friedman, director general de Stratfor y Zainab Salbi, fundadora de Women for Women International, entre otros.

Un ejemplo perfecto de como una red social digital puede servir de catalizador para impulsar la colaboración de entre la sociedad civil, el gobierno, las universidades, los académicos y los especialistas de influencia global para impulsar una agenda a favor de la juventud mexicana.

Dalia Garrido Rubio