Las provincias periodísticas de la realidad José Luis Dader

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  • 7/28/2019 Las provincias periodsticas de la realidad Jos Luis Dader

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    Las p rov inc ias p eriodsti cas d e la realidad J osLu isDader

    La noticia es el resultado de los mtodos empleados por los hombresde prensa. Si se emplearan mtodos diferentes el resultado serannoticias de otra forma y el pblico conocera el mundo externo, ajeno asu experiencia directa, de manera diferente". (MarkFishman, Manufacturing the News, 1980).

    Algo llamado "Agenda-Setting"

    La investigacin y reflexin de los ltimos veinte aos ensociologa de la comunicacin de masas ha dispuesto deun tema estelar por antonomasia: la llamada "agenda-setting function" de los medios periodsticos, presentadaentre nosotros como "funcin-efecto del establecimientode una agenda temtica".

    Sin embargo, la obsesiva reiteracin del microanlisissobre la variada gama de circunstancias concurrentes enel fenmeno, ha servido para poco ms de la afirmacinoriginal informe sobre la dependencia mental pre-

    opinativa de los pblicos respecto de la seleccintemtica construida por los periodistas.

    A estas alturas parece innegable, gracias a los estudiosde "agendasetting", que los medios industriales decomunicacinejercen una influencia decisiva en lalibertad formal de opinin de las gentes, comoconsecuencia del condicionamiento previo de lo que es ono es ofrecido a nuestra atencin por dichos medios.Pero ms all de tal evidencia genrica y deheterogneas ilustraciones circunstanciales de la misma,la acumulacin desordenada de reflexiones ha obstruido,en lugar de facilitar, la generacin de una visin

    omnicomprensiva y de una autntica teora cientfica.Como dice uno de los pocos autores que ha intentadoalguna estructuracin sistemtica, en esta lnea detrabajo:

    "no ha superado las limitaciones de los instrumentos delanlisis comunicativo, mantenindose anclados en unaperspectiva de 'short-run' o considerando largos perodosmediante estudios de mbito limitado... (junto con) unagran diversidad de desarrollos teorticos que difcilmentepueden alcanzar una consideracin de uniformidad o dehomogeneidad".

    Ms contundente an es uno de los iniciadores de estaescuela emprica, quien llega a afirmar:"Existe pues, una gran variedad de aproximacionesparciales, las cuales pueden llevarnos a una afirmacinpesimista de una situacin cercana al caos".

    En cuanto a la aportacin espaola a laclarificacin/ofuscacin del panorama, podemos contar,merced al citado Saperas, con uno de los escasosintentos mundiales de sistematizacin descriptiva delconjunto. A dicho trabajo hay que reconocerle adems elmrito de haber resaltado ante los acadmicos y

    estudiantes de periodismo en Espaa un tema deinvestigacin planteado con escaso eco por algn otroautor espordico.

    Por contra, nuestra incorporacin al ingente caudal deeste enfoque puede calificarse de tarda, carente porcompleto de originalidad, con escassimo nmero depracticantes y casi inexistente trabajo de replicacinemprica sobre el fenmeno de la "agenda-setting" ennuestra propia sociedad. Tan slo pueden mencionarse(creo que sin omisiones de ningn tipo) los recienteslibros de Ofa Bezunarteay Lorenzo Vilchescomo suavesaproximaciones a la metodologa emprica de estaescuela, aplicada a casos concretos de formacin deopinin pblica.

    Por mi parte, creo poder reclamar el relativo honor dehaber sido el primer autor espaol que se ocup deltema, como lo atestiguan la tesis doctoral de 1980 y ellibro de 1983(caps. IV y V). En ambos casos se intentabarelacionar el enfoque empirista del fenmeno con unareflexin teortica, proponiendo de paso unadenominacin en castellano menos burda que lastraducciones literales: canalizacin periodstica de larealidad. Pero la muy escasa lectura que ha tenido estetrabajo ha impedido que la denominacin de"canalizacin" haya tenido seguidores, no existiendo engeneral ni el mero recuerdo bibliogrfico.

    En cualquier caso y desde ese orgullo de modestopionero local intento contribuir con estas pginas a unasistematizacin e interrelacin terica por la que pareceabogar toda la comunidad acadmica de nuestraespecialidad. Labor de progresin y consolidacin tericaque puede adelantarse ya depende de la integracinde los anlisis empiristas y anecdticos de las juveniles"ciencias de la informacin" con la solidez de las msrecientes teoras sociolgicas que no obstante su vastaimpedimenta para la explicacin de la accin y lasolidificacin social, suelen ignorar las repercusiones eimplicaciones sociolgicas de las actuales estructuras"massmediticas".

    Descubrimiento acadmico del periodista como"flautista de Hammelin"

    "Aparentemente la gente toma conciencia de lostemas (learn) en proporcin directa al nfasis dado porlos medios a esos temas (...) Mientras los mediospueden tener escasa influencia sobre la direccin eintensidad de las actitudes, se establece la hiptesis deque los medios establecen la agenda para cadacampaa poltica influyendo en la relevancia de lasactitudes hacia los temas polticos (...) Los votantestienden a compartir la definicin compuesta por losmedios acerca de lo que es importante".

    Con esta afirmacin sencilla y contundente, sus autoresMaxwell McCombs y Donald Shawpresentaban ensociedad el fenmeno que ellos bautizaron como"agenda-setting function" y que alcanz tal eco en lacomunidad acadmica internacional que oblig a un giroradical en la consideracin de los efectos sociopolticos yculturales de los mass media, y a la elevacin de aquella

    simple nocin al pedestal de hiptesis fundamental opunto de partida de toda sociologa futura de los medios.

    "Agenda-setting" es pues la capacidad de los medios decomunicacin de seleccionar y destacar ciertos temas

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    Dejando al margen las acusaciones de ambigedadterminolgica, en buena medida superadas, y lasrelativas a falta de sistematicidad de elementosinvolucrados (que mi otro trabajo arriba citadomodestamente pretende paliar), hay otras importantesdeficiencias en espera de solucin:

    Sobre la representatividad y extensin temporal de loshallazgos: la mayora de las pruebas acumuladasinsisten en efectos a corto plazo, con muy pocas

    investigaciones diseadas siquiera para el medio plazode un ano. Adems, los grupos de audienciaseleccionados suelen oscilar entre las 150 y las 300personas. Resulta imposible hablar as derepresentatividad, si bien en ninguna de las muchasminimuestras estudiadas se han obtenido resultadoscontrarios a la hiptesis de la "agenda-setting".

    Particularismo y excesiva "originalidad" en cada diseode investigacin: lo que impide la necesariahomogeneidad para un marco de comparacin a lo largode sucesivas pruebas en otros momentos y pases.

    Falta de rigor en la aplicacin de la metodologa empricarespecto al aislamiento de las variables: aunque esevidente que esto resulta muy difcil en observacionessobre la sociedad, no ha existido demasiado esfuerzopor respetar el principio emprico bsico de aislar lasupuesta variable independiente (en este caso, laseleccin de contenidos de los medios periodsticos)para medir el grado exacto de influencia sobre la variabledependiente (la percepcin temtica del pblico).Rogers y Dearing mencionan la nica excepcin deIyengar, Peters y Kinder (1982) que pagaron a lasfamilias seleccionadas para su experimento, para quevieran slo los informativos especiales de televisin quepreparaba el propio equipo de investigadores.Precisamente esta excepcin permita comprobar que laidea general de esta lnea de investigacin est bienplanteada ya que los resultados confirmaron con lavariable independiente mejor aislada que la audienciaera canalizada conforme a la seleccin y enfoque de losinformativos elaborados por el equipo, y no conforme alos enfoques dominantes en ese momento en lasociedad estadounidense.

    Olvido del contraste clave entre el "cuadro periodstico"de una realidad y el "cuadro de la realidad" establecidoen fuentes institucionales, gubernamentales oespecializadas: difcilmente puede decirse que lajerarquizacin y seleccin temtica de los medios influyeen la percepcin popular ms que la realidad contrastadade la importancia de un tema, si no se cuantifica yanaliza el grado de presencia o importancia real de dichotema, a travs de unos indicadores ajenos a los medios,como estadsticas oficiales, etc.

    Considerando esta deficiencia sugiero que, en lugar decomparar exclusivamente el nfasis de un tema en losmedios con el nfasis de tal tema en la percepcin delpblico, habra que localizar temas de objetiva gravedaden estadsticas oficiales, comparativamente muy pocotratados en los medios.

    Limitacin a los temas o sucesos estrictamente polticos:los temas de una agenda electoral, o todo lo mscuestiones de polmica sociopoltica genrica (comodelincuencia, impuestos, problemas sanitarios, etc.) han

    sido el casi exclusivo foco de atencin de losinvestigadores en "agenda-setting".Escasas investigaciones (como Galloway en 1981 yHauser en 1986) se han planteado por ejemplo elanlisis emprico de la canalizacin de la publicidadhacia ciertos productos o gama de productos. Sinembargo, la naturaleza de este otro campo temticopermite un mejor aislamiento de las variables deobservacin e incluso unos resultados mucho ms

    inapelables respecto a la canalizacin periodstica.En Espaa, por ejemplo, un estudio de J. Estevetitulado La influencia de la publicidad en televisin sobrelos nios. Los anuncios de juguetes y las cartas a losReyes Magos, aunque sin ajustarse con claridad alparadigma de la "agenda-setting", mostraba con grantransparencia la existencia de este tipo de canalizacinen el pblico infantil.

    1. Falta de comprobacin del grado de consciencia delpblico sobre su supuesta canalizacin: como declaraWeaveres casi imposible saber si los miembros de laaudiencia se sienten canalizados por los medios por lasencilla razn de que la mayora de los estudiosrealizados han olvidado preguntar por qu piensa elencuestado que determinados asuntos o temticas sonimportantes.La propia existencia de todas estas crticas (la mayorarecientes y sustitutorias de otras menos precisas y msgenricas) demostrara como sealan Rogers yDearing, que existe una progresin metodolgica,desde los iniciales estudios unidireccionales y de seccintransversal (un corte aislado en el tiempo y en elespacio) a otros diseos ms sofisticados que permitenuna exploracin ms acertada de la "agendasetting"comoproceso.

    Aun as, los propios participantes anglosajones en lainvestigacin de "agenda-setting" siguen realizando suautocrtica en el terreno casi exclusivo de laespecificacin de nuevas variables circunstanciales.Tal planteamiento es el clsico y lgico en lasconcepciones emprico-positivistas de las ciencias, pero

    si bien es necesario en un cierto sentido , ladesembocadura de ese sendero es fcil de predecir: unadisolucin terica an mayor en un bosque deinfinitesimales variaciones circunstanciales.No es el camino de la "disgregacin de las unidades deanlisis"el ms desasistido, sino el de una autnticaconstruccin terica que aglutine, en lugar de separar,los fundamentos bsicos, persistentes e innegables delproceso de canalizacin. Estos estarn presentessiempre, por encima de las lgicas diferenciacionescircunstanciales.

    Si convenimos que el conocimiento completo de uncampo de la realidad requiere una respuesta satisfactoriaa las cinco preguntas de qu, cundo, cmo, por qu ycon qu consecuencias, podr entenderse que lapropuesta de ampliacin casustica sugerida por loscitados Rogers y Dearing , apenas servira para una

    ampliacin del archivo documental del cundo y unasuperficial visin del cmo; partiendo adems de (yreforzando) una epidrmica formulacin del qu,congelada, por tanto, sin posibilidad de profundizacin.

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    Las respuestas al por qu y con qu consecuencias sonsiempre mucho ms decisivas (aunque problemticas) yreveladoras, permitiendo as un redescubrimientoinsospechado del qu exactamente estamos tratando ycmo o de qu modo se originan y se desarrollan susprocesos.Para avanzar por este otro camino, el enfoque positivistaes el mero punto de partida (nunca la meta). Es precisaadems la fijacin de las claves constantes que laten

    bajo la apariencia de diversidad observada, y lainterrelacin terica de muchos otros enfoques sobre lacanalizacin o el reduccionismo de la realidad, quepueden estar aludiendo a los mismos problemas que laescuela de la "agenda-setting", pero desde enfoquescompletamente distintos y mucho ms abarcadores.Los propios positivistas reconocen, como Rogers yDearingla necesidad de lo que ellos llaman una "meta-research" en palabras de Swansonun desarrolloterico, no otro estudio emprico ms es decir, unaelaboracin de orden ms fundamentante que supere elfragmentarismo circunstancial de la observacinemprica.

    Pero cuando estos autores describen los componentesde esa decantacin ms elaborada de conocimientos selimitan a proponer sistemas ms sofisticados detabulacin cruzada para un conjunto supermltiple devariables.

    Continan esclavos de la misma carencia inicial: laindigencia intelectual del positivismo no ilustrado,ignorante de la comprensin del mundo aportada por elrazonamiento sociolgico y filosfico, e incapacitadoadems para el ejercicio lgico-deductivo del que senutre este conocimiento abstracto.Las propuestas de los empiristas son de ampliacin, node profundizacin. No escapan del plano epidrmico dela observacin exterior no interpretada axiolgicamente.

    Cabe aqu aplicar lo que Umberto Eco critica, a travs deun personaje de "El pndulo de Foucault", a laconceptuacin dominante de la ciencia moderna:"Descubren con medios increblemente complicados unaverdad lineal y mucho ms antigua y ya conocida. La quees perversa es la lgica de la ciencia. La lgica de lasabidura no necesita hacer descubrimientos porque yasabe".

    Sin pretender afirmar en este caso que lo descubiertoempricamente fuera ya conocido de sobra, creo que sviene a cuento recordar que saber no siempre equivale(y a menudo supera) a probar empricamente.

    Tal y como la reunificacin de diversas lneas de lareflexin sociolgica ayudar a comprender, lo que parala "agenda-setting research" es un problema dediversidad circunstancial inabarcable, para elconocimiento terico del orden social y de los problemasde segmentacin de la realidad socialmente percibida, lacanalizacin o tematizacin periodstica es una

    inapelable evidencia de poderossimas consecuencias.Replanteamiento terico de la "canalizacintemtica" como funcin-efecto prototipo de la"construccin social de la realidad"

    El problema de la "definicin periodstica de la realidad" ysus consecuencias para los procesos de decisin en lasinstancias pblicas, o para el particular universoperceptivo de los individuos es, en efecto, campo dereflexin central o complementario de diversas escuelaso tradiciones sociolgicas.En la propia Norteamrica han aflorado, como luegoveremos, varios de estos desarrollos tericos

    sistemticos; incluso algunos de los analistas empricosanglosajones del enfoque "agenda-setting" reconocen osealan espordicamente ciertas implicaciones para sumateria de estudio, de corte ms terico o de base. Peroes, sin duda, en Europa donde mayor nmero deobservaciones y reflexiones suprapositivistas se estngenerando. En unos casos tales observacionespretenden directamente fundamentar una autnticateora que d cuerpo y estabilidad cientfica alparadigma de la "agenda-setting". En otros intentanestablecer una explicacin sistemtica del orden social ysus agentes constructores que, explicando el cmo y elpor qu de las estructuras de reproduccin yconstruccin del "mundo de la vida", permiten de pasoiluminar e integrar el fenmeno de la "canalizacinperiodstica" en una interpretacin de orden superior.

    Aportaciones tericas de especialistas anglosajonesen sociologa de la comunicacin de masas

    Entre los propios practicantes de la metodologa empricade la "agenda-setting", o entre otros analistas de lasrepercusiones sociales de la actividad periodstica, segeneran tambin reflexiones, ms o menos espordicas,de un alcance terico superior sobre el fenmeno de lacanalizacin. Aunque el ambiente pragmtico anglosajnen el que se producen tiende a ceirlas al comentario decircunstancias concretas, apuntan a una interrelacinentre medios y sociedad de mucha mayor envergadura.La propia sociologa emprica de los mass media ofreceas evidencias insuficientemente aprovechadas para unams contundente afirmacin de la canalizacinperiodstica de la comprensin de la actualidad.

    Iyengar y Kinderintroducen, por ejemplo, en un trabajoespecfico sobre "agenda-setting", la posibilidad de unefecto ms sutil y decisivo que la mera canalizacinperiodstica hacia unos temas: una canalizacin haciadeterminados estndares genricos de interpretacin decualquier tema. Adoptan la idea y hasta el trmino dedesignacinprimingde los socilogos Fiske y Taylor,para quienes elprimingen la comunicacin social(literalmente "predisponer de antemano" o "cebar")consistira en el efecto que el contexto de toda accin ohecho tiene en la interpretacin y recuperacin deinformacin que podamos hacer sobre aqul.

    La canalizacin contextual o valorativa tendra enrealidad dos vertientes; a) Desde un punto de vista, laseleccin de temas o hechos que hacen los medios va

    acompaada de algn tipo de valoracin positiva onegativa, por muy sutil e inconsciente que sta sea. Losmedios "contextualizan", lo que equivale a decir queorientan y seleccionan entre diversos contextos posibles.b) Desde otro punto de vista, la seleccin temtica o de

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    aspectos se produce como consecuencia de que existeya cierto contexto en el que se desenvuelve el periodistao el medio, A su vez el contexto definido es reforzado enla mentalidad pblica mediante el ejercicio habitual dedicho tipo de contextualizacin. Al respecto estos autorescitan que la prctica periodstica contextualiza comorelevante aquello que puede ser consumido en elambiente de una predisposicin hacia el entretenimiento.Dicho reduccionismo de la seleccin de noticias en virtud

    del contexto de predisposiciones al entretenimiento hasido analizado, con referencias muy anteriores, por mmismo.

    La construccin y el refuerzo de los contextos deinterpretacin por la seleccin periodstica de realidadesdesemboca directamente en el problema de lacanalizacin sobre cdigos de valoracin o deinterpretacin del mundo, mucho ms decisiva porsubyacente a y precondicionante de cualquier otra.Para Swansonla importancia de la canalizacin previasobre valores haba sido ya expuesta por Blumler yGurevitch en 1981 cuando ponen de manifiesto que en larelacin entre periodistas y fuentes polticas, ms que losmodelos simplistas de colaboracin o adversarios, tiendea generarse la coincidencia de "marcos comunes deinterpretacin de lo que es noticia".

    Con la alusin al trabajo de Blumler y Gurevitch seintroduce la referencia a la creciente serie de estudiossobre los procesos de seleccin y rutinizacin de lo quelos profesionales consideran noticia. Es esta unacorriente ciertamente diferente de la "agenda-settingresearch" pero muy interesante para integrar con ella porla confirmacin que aporta, desde una perspectiva nopositivista pero s pragmtica , de que la seleccinperiodstica de noticias o aspectos de la realidad operabajo rgidas rutinas precondicionantes de cualquierinterpretacin ulterior del mundo. Estudios como los deAltheide y Snow, Tuchmann o el ya mtico de E.EpsteinNews from Nowhere iniciaron una larga serie dedescripciones de los modos profesionales de seleccinque confirman sin gnero de duda el encorsetamiento yla reduccin de la realidad que se opera en el productoperiodstico.

    La conexin entre el reduccionismo de la seleccinperiodstica y la teora de la canalizacin es propuesta deforma mucho ms directa y con mayor altura terica porla que podramos denominar "escuela italiana", a la quealudiremos ms tarde. Pero no se podra cerrar elcaptulo de desarrollos tericos desde el campo de loscomuniclogos anglosajones sin hacer una referenciaespecial al ingls Stuart Hall y su "escuela deBirmingham" ("Centro de Estudios CulturalesContemporneos" de esa ciudad).

    Precisamente este autor ha insistido ms que ningn otrosocilogo de la comunicacin en que las noticias "nocrean un nuevo conocimiento del mundo. Crean unreconocimiento del mundo tal como previamente hemos

    aprendido a apropirnoslo" (1973, a). De la canalizacinde la realidad que impone el contexto perceptivo-valorativo en el que trabaja el periodista y del refuerzo delas mismas preconcepciones o estereotipos en elpblico, como consecuencia del trabajo de aqul, se

    creara segn Hall "la imposicin de una unidad ocoherencia imaginaria". Las noticias "codifican" el mundoen funcin a su vez de unos "cdigos" y todo ello (conomisin de otras muchas diversidades ya no posibles)sugiere una interpretacin o "lectura preferente" a la quecuesta resistirse.

    A partir de estas reflexiones y otras similares he tenidopersonalmente ocasin de exponerque el efecto de la

    canalizacin periodstica llega mucho ms lejos y conconsecuencias sociales mucho ms profundas que lamera disyuntiva entre unos temas destacados u otros.Porque afecta no slo a que nos fijemos en unosasuntos, sino a que veamos cada vez ms limitadasnuestras capacidades cognitivas o perceptivas paraocuparnos de cualquier asunto que no encaje en lasestructuras de percepcin que habitualmente nos sonfomentadas desde el rutinario cuadro cotidiano de lavisin periodstica del mundo.

    Hay pues un tipo de seleccin previa referida a los"valores sociales vigentes", que explicara el por qu delxito pblico de unos temas en lugar de otros. Haynoticias o temticas que seleccionadas por los medios enun momento tienen una actualidad efmera, pasan sinpena ni gloria. Otros temas por el contrario ni msgraves ni decisivos, analizados framente, corren comoreguero de plvora en cuanto son presentados por algnmedio; se dira que caen en terreno especialmenteabonado para despertar la atencin general. Un ejemplode valor dominante, que favorece una seleccinperiodstica de cualquier ancdota relacionada con l, yque a su vez se refuerza en la sociedad por lacanalizacin periodstica hacia nuevas manifestacionesde l, es el feminismo o su antivalor, el machismo.

    Otras aportaciones terico-pragmticas para unacomprensin global del fenmeno de la canalizacinperiodstica

    A mitad de camino entre la descripcin pragmtica de losmodus operandi concretos de las redaccionesperiodsticas y de la reflexin abstracta sobre elsignificado y consecuencias sociopolticas de aquellos,autores de diversa procedencia acadmica y geogrficaaportan explicaciones de gran inters para establecer elmodo y las tendencias de la canalizacin periodstica, enfuncin de la particular lgica interna ("profesional"decimos) de la restriccin periodstica del "mundo de lavida". Los norteamericanos Roshcoy Graber, losescandinavos Galtung y Rge, o los alemanes Noelle-Neumanny Bckelmanpueden citarse entre los msrepresentativos.

    Todos ellos coinciden en la existencia de unas "reglas deatencin" (psicolgicas unas, organizativas otras) querestringen a priori el tipo de temas o la perspectiva decada tema que recibirn cobertura periodstica yaceptacin popular sin que medios ni pblico generalperciban la ausencia de lo omitido.

    Dichas reglas coinciden con los valores de noticia (news-values) y preconcepciones estereotipadas de laobjetividad, estandarizados en las redacciones de lamayora de los medios. La inmediatez, proximidadgeogrfica o psicolgica, impacto dramtico, sencillez de

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    comprensin para el pblico general, rareza o novedaddentro de los esquemas de interpretacin verosmil delmundo, seran las principales reglas que permitencomprender de antemano hacia dnde se dirigir lacanalizacin periodstica. Tales reglas, por otra parte, yafueron expuestas y sistematizadas en sus rasgosesenciales por Robert Park en su artculo "News as aform of Knowledge".

    Con independencia de las citadas caractersticas de latipologa de asuntos ms "naturalmente" seleccionablespara los medios, hay un campo del problema de lacanalizacin que nunca antes haba sido abordado porautores directamente implicados en la "agenda-settingresearch", a pesar de su innegable verificabilidadpositivista.

    Me refiero a los modos de construir un mensajecanalizador y por tanto reductor de la ms ampliarealidad que se supone descrita. Son en este caso losanalistas de los medios que incorporan una perspectivasemitica quienes ilustran mltiples variantes defocalizacin informativa, tpicamente utilizadas en lasredacciones periodsticas. La mera presencia de talesoperaciones en el proceso de seleccin de un texto o deuna variante de un texto constituye, en mi opinin, unaprueba irrefutable de que el producto periodstico es enesencia reductor y canalizador de la percepcin de laactualidad, al margen de sus mayores o menoresrepercusiones.

    Lorenzo Vilches, en esta lnea que ahora incorporo,sistematiza las diversas tcnicas de lo que l denomina"las tijeras del agente forestal". El las refiere al modo deproduccin televisiva, pero es patente que con laslgicas adaptaciones circunstanciales son extrapolablesa cualquier medio. Por otra parte queda tambin claro ensu esquema que muchas de estas operaciones procedende la necesidad ineludible de acoplarse a un espacioinformativo muy estrecho (la tirana del formato o deltiempo en televisin), pero no por ello deja de produciruna "ablacin del conjunto para aislar un fragmento". Lasoperaciones bsicas seran:

    La seleccin: una eleccin entre los ncleos o sintagmasque al lector (el profesional) le parecen los ms tilespara construir su breve texto periodstico. El redactor amenudo ha de resumir textos previos facilitados por otrasfuentes y aun pretendiendo optar por los elementos msrepresentativos del sentido general del texto original, noevita que sea ya una reinterpretacin.La focalizacin: el redactor profesional antes que nadaejerce como lector concreto que experimenta en carnepropia lo que a su juicio merece destacarse, subrayandoy marcando en el texto lo que entiende de ms inters.La refocalizacin: un valor aadido al anterior queconsistira en utilizar un texto o aspectos del mismo parailustrar, interpretar o completar otros textos: "Undespacho del teletipo sobre datos econmicos(transformado) en una breve historia de los xitos en

    poltica econmica de un gobierno (...) noticias diferentespuestas en secuencia de modo que sugieran una lecturade causa/efecto indirecta", etc.El injerto: la inclusin de una referencia o un dato aisladodentro de otro texto. El problema en este caso, dice

    Vilches que cita a Compagnon, es que todo injerto correel peligro de provocar rechazo del rgano extrao,aunque todo depender del talento del jardinero ocirujano.

    5. La "ilustracin": consistente en simultanear diferentestextos aunque de similar naturaleza para apoyar oreforzar. Dicha operacin resulta casi imprescindible entelevisin, donde las imgenes son la ilustracin quejustifica la atencin al medio: "El horror que la televisin dice Vilches , le tiene a la falta de imagen y que laimpulsa a decorar" un texto con una imagen de rellenologra a veces cambiar totalmente el sentido del discursoverbal".

    Dichas operaciones genricas se complementan ocristalizan a travs de otras tcnicas narrativas msconcretas como: "el grado cero" (supresin de la voz o elsonido directo), la cita, la reconstruccin, el comentario,el ocultamiento de lo importante entre lo marginal("entrevistas a polticos en programas del gnero'revistas del corazn"'), la alteracin de la sintaxisnarrativa original, etc.Todas estas observaciones de los procesos concretos dela produccin periodstica tienen, como adelant antes,la fuerza de un argumento mucho ms categrico que lacomprobacin positivista de las respuestas de unamuestra del pblico. Sin embargo toda esta perspectivasuele ser a su vez inexistente para los cultivadores de la"agenda-setting research" cuando establecen que noexisten pruebas concluyentes de que los medios seandeterminantes en la percepcin temtica de losciudadanos corrientes.

    La teora sociolgica de Niklas Luhmann y suinterpretacin de la funcin social de los medios desimplificacin de la complejidad

    La teora sociolgica de Niklas Luhmann es uno de losmejores exponentes de las posibilidades deconsolidacin cientfica de la "hiptesis" de lacanalizacin periodstica, en el momento en que seaintegrada, como manifestacin particular y concreta,dentro de una interpretacin global de la sociedad,mediante una abstraccin teortica del mximo rango yexigencia.

    Dicho en otras palabras, lo que a los positivistaspracticones y de escaso vuelo siempre les producir ladesazn eterna de si con otra muestra y otro medioperiodstico observados se obtendran otros resultadosnumricos, en una interpretacin racionalmente profundade lo que es la interaccin social o el problema de lapercepcin individual o social de la realidad, aquelfenmeno "hipottico" de la canalizacin se convierte enuna evidencia forzosa, tan slo matizable en el planoprctico.

    El punto de partida de la vastsima y complejsima teorasociolgica de Luhmann es el reconocimiento de la a su

    vez "creciente complejidad de la realidad social. Inclusolas sociedades modernas nacen y se desarrollan comoestructuras diferenciadas, desde el punto de vistafuncionalista de su "creciente complejidad sistemtica".La complejidad es de tal envergadura que "solamente

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    una teora sociolgica dotada de una complejidadparalela a la de la realidad social podra consolidarsecomo ciencia".Para abordar este reto Luhmann parte de la teorasistemtica de T. Parsons, si bien estableciendo unfuncional-estructuralismo reformado que no es objeto deestas pginas desarrollar.

    La complejidad del sistema social y sus diversos

    subsistemas (poltico, econmico, cientfico, religioso,etc.) contrasta segn Luhmann, con la necesidad que elsujeto individual tiene de simplificacin: "El sujeto diceHabermas explicando a Luhmann , dentro de laestructura social eminentemente compleja, necesitahacerse cargo de dicha complejidad y hacerlamanejable". Por eso cada subsistema dispone de unasestructuras mediadoras propias que "mediante su cortejode smbolos secundarios, vocabularios especficos eideologas", cumplen la funcin de facilitar la relacinentre el sujeto particular y ese ente tan abstracto.

    A ese proceso de simplificacin le llama Luhmann"tecnificacin del mundo de la vida"mediante el cual elsujeto particular queda eximido de tener que recoger,formular y explicitarse todas las referencias del sentidode cada accin que dicho actor ejecuta o que le afectan.Pues bien, si el individuo corriente busca que "le den lascosas hechas" (atrevindonos a emplear una frasevulgar), y tal necesidad est presente en su interaccincon los grandes subsistemas que afectan a su vida(poltico, econmico, etc,) tal deseo de simplificacinresulta especialmente agudo en el plano de lacomunicacin social.De hecho, dos de las caractersticas ms novedosassegn Luhmann de las sociedades actuales son lacristalizacin por primera vez de una autntica "sociedadmundial" (Weltgesellschaft) con la presencia paralela deuna "opinin pblica mundial", y el papel integrador quepara ambas representan los medios industriales decomunicacin. "El ciudadano normal diceNavasexplicando a Luhmann encuentra en su vidacotidiana muchos problemas resueltos: habitualmente nose enfrentar con el mundo sino con las noticias".

    Empieza a comprenderse el papel crucial de definicinde la realidad e integracin social que para el individuocorriente cumplen los medios periodsticoso massenmedien en general, segn Luhmann, Con elagravante adems frente a los mecanismos desimplificacin de los otros subsistemas de que losreceptores de informacin periodstica carecen deautnticos puntos de contraste evaluador sobre laseleccin informativa operada. En los mediosperiodsticos se comparte una unidad de lgica selectiva,conforme a los estereotipos de "actualidad" y "captacinde atencin", que resultan indispensables en losrestantes subsistemas, donde los competidores ofertan yvigilan una pluralidad de alternativas.

    Se da as la paradoja de que la sociedad mundial

    necesita y encuentra en los medios periodsticos elinstrumento adecuado para la integracin inmediata,pero, por otro lado, su labor (apenas verificable ocriticable por los sujetos particulares), impone lasuposicin de una realidad comn y una participacin

    comn: "la ficcin se impone operativamente y devieneen realidad".

    Desembocando en el problema de la canalizacinperiodstica puede decirse ya que, si bien no la abordadirectamente, apunta a ella como una caractersticaesencial de nuestras sociedades, tiene repercusionesdeterminantes para las mismas y adems es larespuesta natural a la necesidad acuciante de simplificar

    nuestra relacin cotidiana con el mundo.

    Luhmann, en efecto, no emplea directamente la idea dela canalizacin periodstica y ni siquiera menciona laexpresin "tematizacin", como le supone Saperas. Shace, en cambio, referencia al "proceso de definicin detemas"para explicar esa funcin integradora fundamentalde los medios. En virtud de tal proceso la comunicacinpblica se simplifica o concentra sobre los temasperiodsticamente definidos. Esos temas soncompartidos mayoritariamente gracias a los mediosindustriales de comunicacin.

    Lo anterior conlleva repercusiones decisivas para lapropia nocin de opinin pblica, que frente a laconcepcin idealista liberal de producto consensuado deun debate democrtico y racional, Luhmann la define yaslo como un mecanismo psicosocial de reduccin de lacomplejidad social, inabarcable por los individuos, ylimitado a esos pocos asuntos y en sus referenciasbsicas que los medios periodsticos revisten deatencin "pblica".

    A su vez la funcin que a dicha "opinin pblica"compete en el subsistema poltico no es ms que la decompaginar la sensacin de participacin democrticacon unas simples referencias bsicas, que basten a lagente corriente para sentirse en comunidad con el resto yejerciendo supuestamente unos derechos polticos. Estaidea es presentada por Luhmann sin ningn matiz decrtica, como una cuestin de hecho, ya que, en suopinin, los individuos corrientes no quieren otra cosa,dada la oposicin radical entre complejidad social ynecesidad psicolgica individual de simplicidad.

    La opinin pblica es ya simplemente "una estructuracomn de sentido, que permite alcanzar, por parte de losindividuos, una accin intersubjetiva, evitando lasconsecuencias negativas para el sistema social de unadispersin de las preocupaciones individuales".

    Por lo que se refiere al objeto central del presente trabajovemos que, en sntesis, "opinin pblica" y "canalizacinperiodstica de la actualidad" son una misma cosa: lasegunda construye la primera y aunque pudieraobjetarse que Luhmann no entra en la casustica de quotros agentes sociales pudieran predeterminar ocompetir con los medios periodsticos en la produccindel proceso, l aporta, en cambio, la interpretacin deque los medios no slo construyen tal proceso: sino que,adems, haciendo eso, cumplen una funcin

    indispensable para la interaccin entre los diversossubsistemas sociales y los individuos. Ms an, con lateora sociolgica de Luhmann el fenmeno de lacanalizacin periodstica supera el estadio inmaduro detener que someterse a la comprobacin emprica

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    continuada, ya que dicha teora permite asegurar que losmedios periodsticos no pueden estar haciendo ningunaotra cosa ms que esa, dadas las caractersticas quetienen o que le corresponden a cada una de las piezasdel complejo engranaje de la estructura social.

    Los "massmedilogos" italianos de la "tematizacin"

    La utilidad de la teorizacin de Luhmann para la

    comprensin global del fenmeno de la canalizacinperiodstica queda paladinamente demostrada por unaserie de especialistas italianos en comunicacin demasas que, a lo largo de los aos ochenta, engarzan lateora fundamentante del alemn con la descripcinpormenorizada del funcionamiento de los medios,procurando integrar tambin las conclusiones empricasde la escuela norteamericana de la "agenda-settingresearch".Como explica Agostini, uno de los miembros de estegrupo, Luhmann se limita a sealar que en la complejasubdivisin de intereses y dedicaciones de la sociedadcontempornea, la articulacin de una comunicacinpoltica comn consiste en un "proceso de definicin detemas"como de relevancia e incumbencia general.

    Para Luhmann la opinin pblica es simplemente laresultante de la "tematizacin" (dicen los italianos), osea, de resaltar o destacar un tema o unas opinionesentre otras. De ah que para Agostini"el concepto (detematizacin) es tomado del campo de la sociologapoltica y de la opinin pblica y desemboca en el de laseleccin redaccional de noticias".

    Segn estos autores italianos, Luhmann no llega adescribir en detalle el papel tematizador desempeadopor los medios, En consecuencia sera dicha escuelaitaliana comenzando por Giorgio Grossien 1981 y 1983

    , la que partiendo de esa iluminacin inicial (lasprimeras traducciones de Luhmann son precisamente alitaliano), se dedicara a examinar el papel estelar delos mass media en la tematizacin de la realidad.

    Segn Grossi "hay una especificidad de los massmedia y una funcin particular de la tematizacin queconsiste en la capacidad simblica de estructurar laatencin, de distinguir entre "item" y opinin, deprogramar la duracin cclica de los temas de Estado".

    Tal capacidad especial o "tematizacin" es entendidadirectamente por los autores italianos como unamodalidad del tratamiento periodstico de la informacin,y es definida, a su vez, como una informacin segunda osecundaria que, siguiendo a Marlettiproporciona el valorde intercambio que toda informacin primaria requierepara ser reconocida, siquiera temporalmente, como algoque merece la atencin especial y preferente de todos.

    El proceso de "tematizacin" cristaliza a partir dediferentes recursos para hacer ms eficaz la retencin enla memoria y en la atencin colectiva de algunos

    asuntos. Esos recursos son por ejemplo "el comentariode los expertos, el juego de las partes encontradas(balance de opuestos en una supuesta polmica), latematizacin mediante encuestas, interrogacin oentrevista". El resultado del proceso es la "produccin de

    una realidad pblicamente relevante, destinada a unaeficaz memorizacin".

    Las verificaciones empricas norteamericanas de la"agenda-setting" son aprovechadas por esta corrienteinterpretativa como prueba fctica, pero indicando ya queel problema de la "tematizacin" es mucho ms complejoy requiere una altura terica muy superior a la meraverificacin de la transferencia medios-audiencia de la

    designacin o etiqueta de "los diez temas del momento".La tematizacin, ms all de tan superficial conexinnominativa, implica algn proceso ms complejo dearticulacin, para estos autores. En ese sentidoincorporan la visin de Rositi sobre tres niveles deestructuracin periodstica de las opcionesseleccionadas: sealamiento de primer grado,jerarquizacin de la importancia del tema y concentracinde la atencin pblica sobre el asunto con posibilidad demovilizacin de decisiones. Segn Agostini, en el mbitoanglosajn slo la investigacin de Benton y Frazierhaanalizado y comprobado para un nico caso prctico,la influencia periodstica en la canalizacin pblica deesos tres niveles. Una vez ms, por tanto, el positivismonorteamericano se revela superficial para abordar entoda su magnitud el fenmeno del que dice ocuparse.

    Respecto al nivel de responsabilidad de los medios en elproceso social general de "tematizacin" de la realidad,estos autores reconocen al menos para el mbito de lapoltica un papel compartido con las fuerzas oinstituciones polticas. En ese sentido no son tanradicales como para afirmar que la canalizacinperiodstica coarte y condicione en exclusiva latematizacin poltica. Recurriendo a una metforaAgostini dice que los medios, sin llegar a escribir el papelque llegan a ejecutar los actores de la poltica,construyen su escenografa cotidiana.Sin embargo esta conclusin moderada puede sersobrepasada desde las reflexiones que el mismo autormuestra a rengln seguido. Cuando citando a Grossi yMazzoleni comenta que la aplicacin de la nuevaconceptuacin del rol periodstico planteatransformaciones profundas de la prctica profesional: laespecializacin del viejo cronista poltico, entendidocomo un mero narrador comentarista, vara y setransforma en una figura mucho ms compleja.

    Vemos ahora, en efecto, que tanto si es de formaconsciente o no, dicho comentarista enfatiza unosasuntos sobre otros, los asla o los relaciona con otros(recurdense las tcnicas de construccin del textoperiodstico enumeradas por Vilches), y construye unosmarcos de percepcin colectiva en definitiva.

    El propio Agostini menciona el nuevo papel activo que enesta direccin conscientemente canalizadora practicanlos oficiantes de un nuevo gnero llamado "periodismode precisin"Este nuevo tipo de periodistas utilizamtodos precisos de cuantificacin sociolgica parapresentar ante los ojos de la sociedad la evidencia

    numrica que sistematiza global e interrelacionadamentela complejidad social.Con toda claridad los creadores y propulsores de estanueva forma de concebir el trabajo periodstico (P. Meyery Demers, sobre todo)ponen ante los ojos de los

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    periodistas prcticos una reflexin nunca antesconsiderada por ellos: l) que la descripcin y visin finalque se obtiene de un asunto de actualidad dependedecisivamente del mtodo empleado para analizarla, y 2)que los periodistas tradicionalmente se han limitado a unnico mtodo rutinario de analizar y contar la actualidad,ignorando as y haciendo ignorar a lectores yaudiencias que la actualidad tiene muchas otrasfacetas, imposibles de clarificar por el mtodo

    periodstico tradicional, por lo que, en consecuencia, 3)los periodistas deben empezar a superar las estrilesdiscusiones sobre grandes principios (libertad de prensa,objetividad...) y empezar a preocuparse por la cuestintrascendental de los mtodos, tal y como tambin hanhecho las ciencias sociales.

    Las interrelaciones existentes entre muchos problemassociales suelen permanecer ocultas y el gran pblicoignora su trascendencia como consecuencia de dichadispersin y complejidad. No se hacen visibles para elciudadano corriente porque ningn medio decomunicacin practicaba el mtodo de la cuantificacinestadstica rigurosa, el anlisis cruzado laborioso demltiples listados de datos que son pblicos pero nadiese toma la molestia de relacionar, etc. Por todo ello, elperiodista de precisin tiene plena consciencia de estarrompiendo con un tipo de canalizacin rutinaria ydominante y estar introduciendo, siquiera comoalternativa, otro tipo de canalizacin de la atencinpblica hacia asuntos tremendamente graves pero queantes eran siempre pasados por alto.

    A la vista de lo que puede suponer un esfuerzoconsciente y sistemtico por acercarse y analizar laactualidad con nuevos mtodos de trabajo, puedeconcluirse que la actividad del periodista es crucial en lacanalizacin o tematizacin de la realidad. La cuestinllega mucho ms lejos que a "establecer la escenografacotidiana" como declaraba Marletti, pues el trabajoperiodstico ejecutado de otro modo puede literalmentesituarnos a todos pblico e instituciones en otromundo, ante otra realidad; tan real como la que vemospor costumbre, e incluso ms grave y determinante.

    Aunque los autores italianos han tenido la perspicacia derelacionar el fenmeno de la "tematizacin" con larevolucin prctica del "periodismo de precisin", no hanllegado, en mi opinin, a comprender sus radicales ydefinitivas consecuencias.

    Agostini escribe, por ejemplo, de forma muy morigerada,que "la tematizacin realiza constantemente el papel deinstrumento con el que la informacinperiodstica abandona, de cuando en cuando, la funcinde intrprete o de orientacin, o de simple registrador dela realidad".

    Ante lo cual me pregunto: 1) cmo puede plantearse aestas alturas una diferencia entre "tematizacin" e"interpretacin/orientacin"?, y 2) puede hablarse de

    "simple registro de la realidad"? Qu es la realidad siacabamos de aceptar que su aspecto cambia segncambie el mtodo empleado para abordarla?

    Y sin embargo el propio Agostini apunta en otrosmomentos a la visin ms radical que yo personalmentereivindico cuando, adems de insistir en la nueva va del"periodismo de precisin", seala que a travs demuchos medios o secciones especializadas los mediosse encargan de situar ante la atencin pblica muchasotras cosas que compiten con los temas polticos (tal vezlos ms controlados por los agentes institucionales) yque incluso hacen palidecer a aquellos. La irrupcin de

    temas como modas sociales, ocio, vida cotidiana, etc.,confirma que "la informacin periodstica va cada vezafirmndose ms como la sede o el instrumento dedefinicin de la realidad, como el lugar en el que setematizan los aspectos y los problemas relevantes".

    Por otra parte, y fruto de su doble preocupacin por losaspectos tericos y los detalles prcticos del fenmeno,la escuela italiana comenta y analiza diversasespecificaciones y circunstancias, complementarias oampliadoras de las ya conocidas conclusionesnorteamericanas.

    Los procesos de tematizacin periodstica, dicen porejemplo, no son reducibles a un solo tipo ni a un mismogrado de supremaca frente a otros agentes sociales.Hay casos en que todos los medios seleccionan ycomentan un acontecimiento "obligado" y otros en que ladecisin personal de un periodista o un medio saca a lapalestra un asunto antes no mencionado por ningn otromedio.

    La tematizacin, sealan tambin, admite una diversidadtipolgica que podra resumirse en las tres modalidadesbsicas siguientes:

    1) Sobre casos excepcionales: la que surge por laatencin periodstica atrapada en acontecimientosespectaculares a los que no cabe substraerse y quenormalmente sern abordados conforme a rutinasmecanizadas e irreflexivas.2) Sobre las grandes cuestiones de la vidacotidiana: asuntos en los que una determinada encuesta,la mencin de un aspecto diferente respecto a unasituacin o problema que era tenido por crnico, lacobertura informativa de algn matiz que revoluciona unasituacin que se supona ya sabida... son casos queprovocan una atencin pblica general sobre ciertosasuntos antes ya percibidos en sus lneas generalespero no agudizados como la nueva versin propone. Eneste tipo de tematizacin la actuacin de los mediossera semi-deliberada.3)Tematizacin racionalopremeditada: la quedecididamente un medio decide provocar sobre aspectoso asuntos que no pertenecen a la "lista de hechos delda" y sin venir demandada por las exigencias de larabiosa actualidad: mediante una encuesta encargadadeliberadamente sobre un tema latente, un reportajesobre anlisis de datos cruzados nunca antescomparados, etc., los medios pueden poner en marchaotros procesos de "memorizacin" colectiva o afloracin

    de "opinin pblica" entendida a la manera luhmanniana.Gracias a las aportaciones de estos autores italianospuede decirse, en sntesis, que la tematizacin ocanalizacin periodstica segn queramos llamarla

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    tiene una complejidad y variedad de manifestacionesmuy superior y de repercusin social ms estructural queel escaso mbito descubierto por las pruebas positivistasde corto alcance. Por otra parte, aunque dichos autorestienden tambin, a la hora de establecer conclusiones, arefrenar el papel estelar de los medios como filtroprioritario de la realidad, sus propias observacionesantes expuestas contienen de por s solas un germen deacusacin en ese sentido mucho ms audaz.

    La canalizacin periodstica a la luz de la teora de "laconstruccin social de la realidad"

    Esa indecisin dubitativa de la escuela italiana consisteen plantear una variedad de agentes y procesos socialesen competencia con los medios, e incluso con capacidadde dirigir y reconducir la actividad de los medios, quetendran tanta o ms fuerza de definicin de la realidad yde la "opinin pblica".

    Sin embargo, otra escuela de pensamientonorteamericana (no todo lo estadounidense es empirismopositivista) puede servirnos para establecer con mayorfirmeza la preponderancia de los medios periodsticossobre otros agentes del control y la definicin de larealidad. Dicha teora explica cules son los mecanismosy las reglas por las que el conocimiento social de larealidad es esclavo de unos procesos deinstitucionalizacin y rutinizacin del mundo de la vidacotidiana. Tales mecanismos harn que ciertas"realidades" sean confirmadas y en cambio otrascarezcan de credibilidad social, lo que lleva amarginarlas y casi negarles la existencia. Pues bien: sise contrasta todo lo dicho hasta aqu sobre la capacidady actividad seleccionadora de los medios periodsticos,con la referida exposicin de los procesosde construccin social de la realidad, ningn otro agentecomo el periodstico reunir tan magnficas condicionespara producir y protagonizar tan decisivo proceso. Pocoimportar entonces que las pretensiones canalizadorasno se fragen desde dentro de los medios, si a la postreson el instrumento con el que aqullas se llevan a laprctica.La idea de que existe una "construccin social de larealidad" est hoy profusamente extendida entre lospensadores sociales, se llega a ella desde diversasescuelas de anlisis sociolgico como lasociofenomenologa, el interaccionismo simblico, lasemitica y la etnometodologa , y segn comenta unautor italiano, lleva camino de convertirse en palabrapara todo, con la que desembocan incluso en tesiscontrapuestas.

    "Construccin social de la realidad" en la versin msdelimitada, que es la ahora presentada, cristaliza y sedifunde a partir de la obra del mismo ttulo de PeterBerger y Thomas Luckmann, lderes de la New GraduateSchool de Nueva York y continuadores confesos de lafenomenologa y sociologa del conocimiento

    sintetizadas y reorientadas por Alfred Schtz.El citado libro de estos autores gira todo l en torno a laafirmacin, expuesta en su primera pgina, de que "larealidad .se construye socialmente y la sociologa del

    conocimiento debe analizar los procesos por los cualesesto se produce".

    Adems de esta afirmacin, enraizada como es biensabido, en la larga tradicin de la "sociologa delconocimiento" (Scheler, Mannheim...), hay cuandomenos otros dos rasgos esenciales de su pensamientopara calibrar despus la importancia de los diversosconstructores sociales de la realidad:

    1) Tal y como resalta Antonio Lucas, para Berger yLuckman la realidad por excelencia es la de la vidacotidiana: "suprema realidad". Dicha realidad se presentaa los ojos de casi todos los miembros de la sociedadcomo autoevidente: "S que es real. Aun cuando puedoabrigar dudas acerca de su realidad, estoy obligado asuspender esas dudas puesto que existo rutinariamenteen la vida cotidiana".

    2) Recogiendo la concepcin de Helmut Plessner yArnold Gehlen, consideran que el ser humano estcaracterizado por su apertura al mundo debido a suindeterminacin biolgico-ambiental. El medio social enque se desarrolla determina su direccin. Como explicael citado A. Lucas refirindose a estos autores, labiologa y los instintos no constituyen cdigos demasiadodeterminantes en el hombre, ni siquiera para establecersus posibilidades de supervivencia. Si bien es posibleafirmar que el hombre posee una naturaleza, es mssignificativo decir que el hombre construye su propianaturaleza. Todo lo cual hace necesario que el propiohombre deba ir proporcionando un entorno estable a sucomportamiento".

    Este aspecto, en el que por otra parte tambin se asientala ms reciente sociobiologa, resulta crucial en miopinin para comprender las consecuencias de laconstruccin social de la realidad humana: si por sudebilidad ante la naturaleza el hombre crea un universosocial acomodado a su medida, dicho universo social seconvierte en una segunda naturaleza, sta s mucho msdecisiva para su propia evolucin como especie"sociobiolgica". Los aspectos y elementos que marquenla direccin de tan peculiar y determinante "segundanaturaleza" acaban teniendo mayor trascendenciaevolutiva para la especie humana que los propiosinstintos naturales y cdigos genticos.

    Si se acepta, por otra parte, la afirmacin previa de quela "suprema realidad" humana es la de la vida cotidiana(dejando al margen otras realidades de mayortrascendencia terica pero importantes slo para loslderes sociopolticos y los intelectuales), entonces la"segunda naturaleza" crucial es la referida a la definicine institucionalizacin de la vida ordinaria. Por lo quetambin los agentes de construccin de la realidad socialcon mayor poder sern los especializados o expertos enla definicin de lo que es socialmente considerado como"ordinario" y "cotidiano", que es como decir "normal","creble" y "real".

    Podra adelantarse ya una interpretacin del papelinigualable, en trminos de adecuacin para el cometido,de los medios periodsticos, para encauzar al hombrehacia unas apariencias de realidad cotidiana y hacia unarestrictiva (aunque sea inevitable) evolucin

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    sociobiolgica, Pero antes de elevar esta idea aconclusin definitiva convendr comprobar cmo unaserie de observaciones mucho ms detalladas de la obrade Berger y Luckmann permiten situar el fenmeno de lacanalizacin periodstica como el factor hoy msimportante de la "construccin social de la realidadcotidiana".

    Segn estos autores, en lnea con toda la tradicin

    fenomenolgica, mientras la realidad de la "realidadcotidiana" constituye en rigor un objeto de conocimientolimitado y apariencial (polemizable), el conocimiento quesocialmente se comparte sobre lo cotidiano tiende a serindiscutible y unvoco: "la realidad de la vida cotidiana sepresenta ya objetivada, o sea, constituida por un ordende objetos que han sido designados como objetos antesde que yo apareciera en escena".La uniformizacin u objetivacin inapelable de lo quellamamos realidad cotidiana (identificando errneamente"realidad" con "conocimiento") se opera con y desde eluso del lenguaje, y su producto concreto es lo quedenominamos "sentido comn"; una especie de actitudnatural que cada hombre comparte con sus semejantes yque permite a la sociedad aceptar como autoevidentesuna serie de "rutinas" cotidianas. Por otra parte, lacristalizacin de un conocimiento social colectivamenteaceptado constituye un proceso de "institucionalizacin",con una gnesis previa al nacimiento o la voluntad decada individuo, pero que impone una objetivacin oencorsetamiento de "lo que todos saben".

    El planteamiento de Berger y Luckmann habla pues dellenguaje como vehculo y de la institucionalizacin comoproceso, para designar el fenmeno de desecacin de larealidad en un acrtico y uniforme conocimiento rutinariode lo que cotidianamente nos rodea. Los mediosperiodsticos no son aludidos por ninguna parte pero,como se ha venido apuntando, es del todo razonable veren ellos el instrumento ms decisivo de todo el proceso.

    En primer lugar porque ningn otro canal de mediacinsocial del mundo moderno surge tanespecializadamente, y ejerce en la prctica con tantocelo, la "pretensin" de darnos a "conocer" la "realidad"de la "actualidad", es decir, "lo cotidiano". En segundolugar porque si bien la institucionalizacin de"conocimientos" se ejerce por diversos agentes e"instituciones", slo la mxima simultaneidad y recepcinmasiva de la versin periodstica de la realidad produceun conocimiento institucionalizado de forma tan global ysin distincin de capacidades o situacionessocioculturales heterogneas. Nada ni nadie est enmejores condiciones que los medios periodsticos parafijar eso que "todos saben". Del mismo modo que, poroposicin, pueden excluir otras realidades que "casinadie sabe", que vale como decir que no sern ya"socialmente reales".

    Podra objetarse todava que la diversidad y pluralidadde empresas y orientaciones de los medios periodsticos

    excluye la posibilidad de una institucionalizacinuniforme, pero la falacia de este argumento ha sidopuesta de manifiesto por infinidad de trabajos desociologa de los medios en las ltimas dcadas. Bastecitar los principios de "consonancia" y "acumulacin"

    enunciados por la alemana Noelle-Neumann por los quetodos los medios y todos los periodistas tienden a insistiren los mismos temas y a adoptar las mismas posiciones.Los mltiples trabajos de esta autora vienen a demostrarcmo en Alemania Federal, por encima de la pluralidadanecdtica de las pequeas noticias, los grandes temasde discusin pblica son los mismos y con similaresinterpretaciones para la generalidad de los medios,fijndose as una similar y unitaria percepcin del

    entorno.

    Si como dicen Berger y Luckmann, "hay una gran sumade sedimentaciones colectivas que puedenadquirirsemonotticamente, o sea,como conjuntoscohesivos y sin reconstruir su proceso original deformacin", podemos preguntarnos qu otra cosa, sinosta, realizan los medios periodsticos a diario, cuandonos sintetizan y encapsulan los grandes temas denuestra atencin ciudadana; cuando nos dan yadelimitado e incluso juzgado el problema de "la crisis dePanam", la "cuestin del aborto", etc. Cualquiera quefueran otros detalles de esas realidades no desveladospor los medios, argumentos silenciados por sucontradiccin con la versin "coherente" construida, etc.,todo ello ser desalojado ya de la atencin pblica,haciendo imposible como apuntan los autores citados"reconstruir" el procesado de la mercanca ideolgica ydetectar sus insuficiencias y sus falacias.

    Todo esto desemboca en otro viejo concepto muyreiterado por las tradiciones filosficas y sociolgicas delsiglo XX, el de reificacin: la reificacin, dicen Berger yLuckmann, es la aprensin de los productos de laactividad humana como sifueran algo distinto de losproductos humanos, como hechos por la naturaleza,como resultados de leyes csmicas. La reificacinimplica que el hombre es capaz de olvidar que l mismoha creado el mundo humano. Es el "fetichismo de lasmercancas".

    De nuevo los ejemplos puestos un prrafo antespermiten hablar de reificacin por los mediosperiodsticos, e incluso de la reificacin cotidiana porantonomasia. Es tragicmicamente corriente, porejemplo, que las gentes luchen por hablar de suproblema en televisin ms que por la solucin real delproblema, como ilustran los casos analizados por FurioColombo en su libro Rabia y televisin; o que losdiputados del Parlamento esgriman como pruebasrelatos periodsticos sin hacer el ms mnimo esfuerzopor encontrar y verificar pruebas mucho ms directas.

    El ltimo grado de consolidacin de una realidadsocialmente construida e impuesta de formaautoevidente lo constituyen, en el pensamiento deBerger y Luckmann, "los universos simblicos", elmximo nivel de construir lalegitimacin:"son cuerpos de tradicin terica que integran zonas designificado diferentes y abarcan el orden institucional enuna totalidad simblica... el universo simblico tambin

    ordena la historia y ubica todos los acontecimientoscolectivos dentro de una unidad coherente que incluye elpasado, el presente y el futuro. Con respecto al pasadoestablece una "memoria" que comparten todos losindividuos socializados dentro de la colectividad. Con

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    respecto al futuro establece un marco de referenciacomn para la proyeccin de acciones individuales".

    De acuerdo con dichos autores los universos simblicosde que disponemos histricamente son la mitologa, lateologa, la filosofa y la ciencia. A estas alturas no meparece en absoluto descabellado aadir uno nuevo,laactividad periodstica.

    Tambin ella integra y sintetiza diferentes zonas designificado, ocultando de paso otras situaciones oaspectos marginales que haran peligrar la existenciaestablecida y rutinizada de la sociedad. Podran ponerseinfinidad de ejemplos cercanos a nuestra propiarealidad? de cmo la actividad periodstica,seleccionando unos cuantos detalles de una realidadmucho ms compleja, construye una versin que es ya lanica tenida en cuenta y la nica que se almacena en lamemoria colectiva. Legitima una versin y anula losefectos institucionales que hubieran podido tener esosotros detalles que para los medios periodsticos dejaronde tener relevancia:

    "El asunto Pilar Mir" ha quedado grabado en la memoriacolectiva espaola como el caso de la directora generalque se compraba el vestuario con cargo al presupuestopero no como la directora general que incumpla la ley deincompatibilidades (mucho ms grave) trabajando deincgnito para una empresa privada de doblaje depelculas, hospedndose incluso con nombre falso en unhotel de Barcelona; ni como la directora de RTVE que"regal" 1.000 millones de pesetas (sin existir unaobligacin jurdica) a la Sociedad General de Autores,entidad en la que ella tena ya reservado un puesto parasu Junta Directiva. Estos otros detalles tambin fueronrevelados por los medios periodsticos, pero los propiosmedios los pasaron .por alto para insistir en la historiamucho ms sencilla y morbosa de los tules y los visones.Ms recientemente el "caso de Juan Guerra" llevacamino de convertirse en la denuncia indeterminada de"trfico de influencias", pero sin que nadie exijaresponsabilidades ni la memoria social repare ya en ellosobre consecuencias bien concretas de dicho trfico:como que el parque automovilstico estatal estuvierasiendo equipado con matrculas de automviles de unafirma representada por el hermano del vicepresidente delGobierno, con manifiesto incumplimiento de las medidasde calidad establecidas para la fabricacin de dichoselementos.

    Finalmente, merece destacarse del pensamiento deBerger y Luckmann la idea de que el poder social desostener una imagen de la realidad tiene dos estrategiasbsicas: el mantenimiento de rutina y el mantenimientode crisis. Respecto a la primera modalidad declaran: "larealidad de la vida cotidiana se mantiene porque seconcreta en rutinas, lo que constituye la esencia de lainstitucionalizacin".De nuevo el que ya me permito llamar "universosimblico de la actualidad periodstica" ejerce

    sistemticamente un mantenimiento de rutina en undoble aspecto:

    1) como rutinizacin interna que somete a losprofesionales a una industrialmente eficaz

    estandarizacin enemiga de originalidades, segnmuestran mltiples estudios.

    2) Como institucionalizacin externa ante el cuerpo socialdel producto industrializado de consumo de susrutinizaciones internas.Obviamente, el "mantenimiento de crisis" es para laactividad periodstica una segunda cara de la mismamoneda, dada su habitual capacidad de subsumir ste

    en lo anterior.

    El planteamiento de la "construccin social de larealidad" de Berger y Luckmann es perfectamenteconocido por la "escuela italiana" antes expuesta. Y sinembargo, en lugar de extraer unas conclusiones sobre laactividad periodstica, del estilo de las quepersonalmente propongo, dichos autores criticanprecisamente la posibilidad de atribuir a los mediosperiodsticos el papel decisivo en la construccin de larealidad social.

    En concreto Grossi. insiste en redefinir moderadamenteel rol de la actividad periodstica en la construccin socialde la realidad. Dice que hay que considerar otrosactores, interacciones y procesos que generan,previamente incluso, otras construcciones sociales de lavida cotidiana. Cita la existencia de pruebas concretasde la canalizacin previa de agentes externos a losmedios (el peso del sistema poltico, por ejemplo, con supropia "lgica de la realidad"). Dichas fuentessuministran informaciones ya "objetivadas" sobre las queno cabe ms que un tratamiento periodstico secundario.

    Segn Grossi no se puede hablar, en consecuencia, deconstruccin periodstica de la realidad, en sentidoestricto, debiendo distinguirse entreniveles vinculante y co-determinante en la produccin de"realidad informativa". Aade por otra parte que laactividad periodstica se realiza dentro de un pacto deconfianza entre la profesin y la audiencia. Lo queapunta a que la objetivacin de la realidad operada enlos medios ha de ser por fuerza algo cercano al cuadrocognoscitivo de los receptores, que los hace tambin aellos co-determinantes de la produccin. Los mediosperiodsticos, en consecuencia, no estaran encondiciones de crear e imponer autnomamente unavisin e interpretacin de la vida cotidiana y todo lo msgozaran de una "relativa autonoma" en cuanto queprofesin institucionalmente delegada por el resto de lasociedad.

    En sntesis, la amenazante visin de unos canalizadoresperiodsticos autnomos y todopoderosos estaracercenada en origen y en trmino. En origen porque loscitados agentes externos de los restantes subsistemaspolticos e institucionales seran los responsables de las"objetivaciones primas" que llegan al periodista. Enltima instancia porque los receptores disponen, enopinin de Grossi, diversos cuadros cognitivos ycompetencias de asimilacin y restructuracin.

    Sorprende, en mi opinin, que tras adentrarse en lasricas sugerencias de la teora de Berger y Luckmann, yconociendo la voluminosa obra hoy existente sobresociologa de la actividad periodstica, se puedan

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    sostener todava objeciones tan convencionales. Talesobjeciones se revelan incluso sospechosas de simplismoideolgico cuando Grossi comenta que es "aportico" e"improductivo" elaborar una teora de la realidadinformativa como producto exclusivo o decisivamentedependiente de las prcticas periodsticas, porque ello"servira para legitimar el orden existente o para reforzarlos valores dominantes o para producir unaimagen interesada de la realidad social".

    A la luz de tal observacin parece claro que el autoritaliano descarta ese poder especial de los medios, noporque sea infundado suponerlo, sino porquesuponindolo echara por tierra su propio esquemaideolgico previo. Al parecer, "el Sistema" ha de ser pordefinicin el "culpable" del encorsetamiento delconocimiento socialmente objetivado. Si el culpableltimo no fuera "el Sistema" o los poderes institucionalesclsicos, sino un instrumento o agente tpicamentecatalogado "de base" (los periodistas), estaramos parairritacin de Grossi exonerando al "Sistema" de susresponsabilidades y siendo "conservadores" oreforzadores de los valores dominantes.

    Personalmente opino que una indagacin desnuda deprejuicios ideolgicos poco debe temer que susresultados sean "conservadores" o "progresistas", sino sison ms acertados o no (ms "reales" si vale decirlo as)que otras explicaciones. En ese sentido la nica imagen"interesada" del apasionante problema de la imbricacinentre "construccin social de la realidad" y canalizacinperiodstica es la que obtiene Grossi, empeado en noapartarse de otra "objetivacin" contraria a la honestidadintelectual.Desde mi punto de vista, lo aportico e improductivo esempearse en dilucidar responsabilidades pseudojudiciales sobre si son el Sistema, los actores y procesosde las instituciones sociopolticas clsicas o la actividadperiodstica los mximos responsables de la construccinde la realidad cotidiana.Por supuesto que la actividad periodstica trabaja sobreotras objetivaciones previas (y sin olvidar, como laescuela italiana reconoce en otros pasajes, que tambinla actividad periodstica toma a veces toda la iniciativa enla "construccin de acontecimientos"). Pero aunqueaquello permita hablar de co-determinacin, no es menoscierto que la posicin de la actividad periodstica en elproceso global de la construccin de "objetivaciones" lasita en el puesto de "embudo final", de artfice del"toque de gracia". De sus orientaciones ltimasdepender el tipo de imagen de la realidad que acabarsiendo "conocida" por el pblico, e incluso por los actoresde las restantes instituciones.

    Este hecho racionalmente fundado no puede ser negado.La actividad periodstica acaba teniendo la ltima y msdivulgada palabra en la construccin de conocimientosindiscutibles a gran escala, por ms que la "culpaoriginal" del proceso si queremos llamarla as , esten otro punto del complejo sistema social.

    Por otra parte, y respecto a la objecin de co-participacin de la audiencia, tendra sta algn sentidosi pudiramos hablar realmente de una polticaperiodstica de puertas abiertas y accesibilidad

    dominante (no el excepcional ghetto de las "cartas aldirector") para con los receptores de productoperiodstico.En lugar de una actividad "desprofesionalizada" en lasorganizaciones periodsticas lo que se fomenta, como elpropio Grossi reconocees la "atribucin de unacompetencia institucionalizada a los profesionales de lacomunicacin". Precisamente en la medida en que seinstitucionaliza un rol se confiere poder autnomo para

    "objetivar" o "reificar" por cuenta de quien ya ejerce demediador o intrprete sacralizado.

    Las objeciones morigeradas de Grossi sobre si laestructura social y otros agentes determinan ms que la"construccin periodstica" la imagen social de la realidadtienen, por lo dems, una cierta razonabilidad. Pero slosi se establecen de forma genrica y sin descender alescaln de los detalles concretos: hablardenewsmakingo de media logicen abstractocomprensiblemente nos induce a pensar que "no es paratanto". Porque tambin en teora o en abstracto podrpensarse que las otras lgicas institucionales tendrn supeso, establecindose as un modelo de concausasformalmente correcto pero huero en la prctica.

    Resulta sin embargo bien distinto ilustrarcasusticamente el poder arrasador y concreto deesa media logic, frente a otras fuerzas conformadoras deimgenes de la realidad. Altheide y Snowcon un libro quelleva ese mismo ttulo" han aportado contundentespruebas de que a veces (cuando menos) la perspectivaperiodstica es la nica y decisiva responsable de esasimgenes. Si como muestra vale un botn, mecontentar con citar un ejemplo recogido por Vilchescitando a Tesson, respecto al poder periodstico o desus soportes tcnicos, no ya reconducir imgenes, sinode recrear realidades:"La televisin no ha modificado solamente nuestramanera de mirar el ftbol (telegenia de un cierto tipo dejuego colectivo), sino que igualmente ha actuadoen feed-backsobre la manera de jugar al ftbol, tanto anivel individual como colectivo".

    Dicha influencia es todava ms indiscutible en el casode otros deportes en USA, como baloncesto y ftbolamericano, donde la confluencia de televisin e imperiode la publicidad llev a modificar las propias reglas dejuego. Tales evidencias permiten sostener con el citadoVilchesque "la televisin cambia nuestra mirada sobrelas cosas, de manera que existen dos objetos en elmundo, los televisivos y los no televisivos".

    Regresamos de nuevo, aunque por otras vas, a la ideaya expresada de que slo la conjuncin entre discursoterico y anlisis prctico podr sustentar sin gnero deduda la crucial construccin-canalizacin periodstica deluniverso mental cotidiano que define nuestro actual tipode sociedad y cultura.

    Las provincias periodsticas de la realidad: Goffman

    y la etnometodologa

    La ltima vuelta de tuerca Paralelamente a la teora de"la construccin social de la realidad" otras dos escuelasnorteamericanas de sociologa, tambin vinculadas a la

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    sociofenomenologa, aportan nuevas perspectivas deargumentacin sobre construccin encorsetada yreduccionista del conocimiento de la realidad cotidiana.

    Ni Erving Goffman ni Harold Garfinkel y losetnometodlogos se trata de estas dos corrientes, a lavez muy interconectadas, se plantean tampoco elproblema de la canalizacin periodstica. Pero de nuevosus trabajos estn plagados de sugerencias

    intelectualmente luminosas para detectarla sin gnero deduda.

    El punto de reflexin central para ambas sociologas esel factor de las situaciones de interaccin en la definiciny objetivacin de todo acto o estructura social. Ambasconcepciones se autoproclaman estudios de"microsociologa" y renuncian de antemano a las grandespalabras de la "macrosociologa" (como "estructurasocial", "poder", etc.), porque entienden que la materiaprima sobre la que se construye todo lo dems son esaspresunciones de los individuos en sus interacciones, queles llevan a codificar rgidamente sus contactos y portanto a predeterminar frreamente sus posibilidades deconocimiento social y de produccin o accin socialulterior.

    La posible diferencia de enfoque, como seala MauroWolf en un interesante trabajo de sntesis sobre ambasteorizaciones [104] estriba en que, mientras Goffman secentra en el anlisis de la estructura de la interaccinhumana en cuanto unidad fundamental de la vida social,Garfinkel y la etnometodologa se preocupan msexplcitamente por los modos y mtodos que losindividuos emplean para construir "el sentido comn"; esdecir, se preguntan cmo funciona el "sentido comn", loque en la vida cotidiana se da como autoevidente o porsupuesto entre los individuos corrientes.

    Para Goffman hasta las relaciones interpersonales deapariencia ms inocente estn regidas por rgidasnormas implcitas que hacen fluida la interaccin y sin lascuales no habra ninguna posibilidad de relacin oconvivencia. La existencia de tales precondiciones slose detecta con claridad cuando se transgreden dichasnormas:

    "Ser grosero o tosco, hablar o moverse de formaequivocada, significa ser un gigante peligroso, undestructor de mundos. Como todo psictico y todocmico debera saber, cada movimiento especialmenteimpropio puede romper el sutil soporte de larealidad" [105] .

    Por eso, si quienes interactan no vuelven alcompromiso correcto de ajustarse al patrn esperadopara una situacin socialmente ya tipificada, la ilusincaera hecha pedazos, explica Wolf. Este autor aclaratambin que Goffman ve en los procedimientos con losque se define la situacin un ncleo de poder, ligado a laposibilidad de imponer la propia definicin [106] .

    Es decir, si toda relacin interpersonal, particular ogrupal, est previamente tipificada y en consecuenciasometida a unas expectativas de "buena conducta" o de"saber a qu atenerse", si slo un transgresor se

    atrevera a romper las expectativas del rol asumido y enconsecuencia su autopresentacin como "marginal" o"subversivo" le privara de ser "tomado en serio", almargen del efmero descontrol e incomodidad quepudiera producir en sus interlocutores socialmenteadaptados... Entonces, est claro que uno de lospoderes sociales ms decisivos estriba en el sutilliderazgo de definir la pauta de lo correcto o losocialmente verosmil para una, varias o mltiples

    situaciones.

    Se descubre as dice a su vez Wolf[107], unadimensin sociolgica autnoma que resalta el poderque se maneja dentro de los encuentros o interacciones.No es el poder de una clase o el derivado de la presinde los medios de produccin, sino el poder que nace dela manipulacin del material simblico. Se trata por unlado de la presin social indeterminada que pesa sobretodos y cada uno de los individuos, haciendo que todos ycada uno abandonemos continuamente nuestrapersonalidad profunda (si es que an podemos creer queexiste algn resto de "s-mismo") y asumamos eldelimitado grupo de variantes tipificadas para cada unode los roles que continuamente vamos representando.

    Pero tambin se trata, por otro lado, del poder concretoque algunas personas o instituciones ejercen, demodificar o restringir las pautas aceptables o verosmilespara la interaccin, obligando a los restantesparticipantes a acomodarse a una nueva variante o adesechar por impropias viejas pautas que ya estaran endesuso. En este sentido, Davis y Baran, de los pocossocilogos de la comunicacin de masas que alguna vezse ocuparon a fondo de dicha cuestin [108] y el propioGoffman en su The Presentation of Self in EverydayLife[109]del que aquellos toman la idea, coincidenen que un control caracterstico de los investidos depoder en una estructura social consiste en administrarlas "claves serias" y "no serias" de las situaciones:Ningn tema es de por s "serio" o "distendido", sino quehay alguien que lo define como tal. Slo el jefe puedepermitirse en una reunin con sus subalternos introducirun chiste o bromear, incluso sobre su propia situacin, yautomticamente todos los presentes mostrarn signosde que aceptan la broma y estn en la clave del asunto.Si la broma fuera introducida por un subalterno tanto susiguales como sus superiores le reprobaran con unsilencio glacial y todos se sentiran incmodos [110] .

    Tenemos de momento suficiente material goffmanianopara "glosar" (glosar es precisamente un modo decanalizar, nos dirn los etnometodlogos) lasaportaciones de dicha perspectiva en apoyo de la teorade la canalizacin periodstica del conocimiento.

    En primer lugar, el poder social de definir situacionescomo seriaso no serias, o de reforzar las pautas con lasque cabe comportarse ante una serie deacontecimientos, est presente con toda claridad en eltipo de interaccin social que los medios periodsticos

    propician a diario en nuestras sociedades. Ellos definenpor nosotros y para nosotros cundo un tema es"preocupante" o "dramtico" o cundo merece un merovistazo relajado. Les basta con encuadrar la narracindel hecho en una u otra seccin del peridico o del

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    programa para que un texto idntico deba tener una"lectura" social distinta.

    El poder de codificar las interacciones esperables apartir de un relato periodstico alcanzan incluso a laadministracin de los canales por los que un grupomultimedia divulgar ese mismo relato: bastar que laempresa publique el reportaje de un escndalo financieroen una revista frvola o sensacionalista de su grupo, para

    que los acontecimientos all narrados no seanconsiderados con la misma "seriedad" que si dicho grupohubiera utilizado el peridico o revista de lite de sumisma propiedad.Por otra parte, la estrategia de escenificacin que todoslos individuos asumimos y el descubrimiento de la vidasocial como una representacin teatral continuada,planteados por la sociologa goffmaniana, nos conducenal aspecto de las rutinas interpretativas que "protegen" acada rol profesional especializado y que al mismo tiempoconfieren a cada profesin especialmente a laprofesin periodstica, un poder de encauzar y codificarcualquier interaccin macro o microgrupal que tenga quever con el ncleo y el producto de su actividad.

    Muchas categoras profesionales indica Wolf [111],estn ocupadas en realizar representaciones queatestigen un nivel estndar de profesionalidad. Tienenla sensacin de que si la "puesta en escena" fallaquedar desvalorizada su habilidad profesional y, enconsecuencia, perdern poder.En periodismo, como en medicina, judicatura, etc., laconciencia de ese papel llevar con facilidad alautosometimiento del periodista a la imagen estndar desu rol, a preocuparse ms de lo que se espera de suimagen de profesional, que de la descripcin msafinada de la realidad. De ah se deduce una tendencianatural a canalizar o seleccionar en una nica direccin,dejando de lado cuantas versiones de la realidad nofueran encuadrables en el repertorio de expectativasverosimiles y que por tanto no gozaran de la necesariacredibilidad de profesionalidad o produjeran en losreceptores del producto periodstico confusin o barullo.

    Precisamente una de las categoras fundamentales de lasociologa de Goffman es la de frame o encuadre(expresin tambin utilizada por los positivistas de la"agenda-setting research". Porframe Goffman entiendeel sistema de premisas e instrucciones necesarias paradescifrar y dar un sentido al flujo de acontecimientos. Siuna persona se sale del encuadre en que se suponeinsertada su interaccin, todo es barullo y confusin. Elejemplo ms citado es el del empleado de banca quedesbarata un atraco porque no se toma en serio laamenaza del atracador, quedando ste sin saber "quviene despus", cuando la vctima no ha reaccionadocomo cabra esperar. Muy similar a la importancia delencuadre es la prctica que los etnometodlogos llaman"del etctera". Aluden as a que toda norma social esteximida de explicitar un amplio nmero de ramificacioneso "etcteras" que se dan por supuestas, dado que todos

    sabemos de qu estamos hablando.En el caso de la informacin periodstica hay encuadre yhay "etctera" cuando profesionales y receptores damospor sabido que la denuncia de un escndalo presentada

    en una publicacin "encuadrada" como sensacionalista,ser siempre tomada como exagerada o dudosa. Elencuadramiento hace que valoremos la narracin deunos hechos, no por su contenido o su verificabilidad,sino por el tipo de interaccin con que aquel contenidoha sido envuelto. A la inversa, recientemente laprestigiosa RAI italiana ha gastado la broma a sustelespectadores de construir un reportaje con mezcla dedocumentos autnticos y filmaciones falsas elaboradas

    conforme a las rutinas periodsticas tenidas por msprofesionales, sobre la supuesta adulteracin emanadadel referndum de 1946, que instaur la Repblica enItalia [112] . Mucho antes Orson Welles y su "Guerra delos Mundos" provoc un importante barullo pordesencuadrar las cosas.

    Salvo en este tipo de casos excepcionales, el periodismorinde tributo a sus necesidades naturales derepresentacin del papel que le ha sido asignado, comoindustria, como negocio y como institucin. Desdeninguno de esos tres puntos de vista puede permitirseproducir apariencias embarulladas o incmodas en losrelatos que construye. No es extrano entonces que seproduzcan casos de restriccin y encorsetamiento de larealidad como el relatado por Philip Meyer [113] ensu Precision Journalism (1972).

    En 1959 este periodista trabajaba para el Miami Heraldytuvo conocimiento de que grupos importantes demuchachos empezaban a inhalar los aromas de gomasde pegamento en el interior de bolsas de plstico. Lanoticia nunca se public porque en aquella poca nadieera capaz de encuadrar un hecho hoy tan conocidocomo hbito drogodependiente, y en consecuencia nadiehubiera encontrado sentido a hablar de aquello.

    Las reflexiones anteriores inducen a pensar quela canalizacin periodstica es no slo un fenmenoverosmil, sino tambin una necesidad para la afirmacinen su rolde los profesionales, el sostenimientoinstitucionalde la propia actividad periodstica y todavamucho ms: el alimento indispensable del propio ordenmental de las audiencias. Los receptores de noticiassencillamente se volveran locos, o no podran soportarel caos de un tratamiento de la actualidad no sometido ala tipificacin relajante de unos encuadres estndar.

    La alternativa oscila entre el caos o el desinters msabsoluto por las descripciones periodsticas. La evidenciade que mucha gente vive al margen de la informacin deactualidad o de que prefiere el sumario televisivo a lastodava algo plurales versiones de la prensa, confirmaque el comn de la gente demanda y precisaencuadramiento o canalizacin rutinaria: "saber a quatenernos" llamamos a esto.En principio cabra suponer que cada medio ofrecer unaseleccin y visin distinta de la actualidad cotidiana; y sinembargo, cuntos lectores se atreven a compararsiquiera dos versiones de esa actualidad? La gentesupone que cada medio ofrece una interpretacin y

    seleccin diferente y a pesar de ello prefiere evitar losriesgos de comparar la rutinaria y sistemticamenteelegida. Los propios medios se encargarn de conjurar elpotencial desequilibrado de los pocos osados en lecturascontrastadas, mostrando en conjunto una pacificadora

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    codificacin homognea, bajo el imperio de unosidnticos valores de lo que es noticia.

    El panorama descubierto podra en mi opininaprovecharse para establecer un nuevo tipo de distincinentre periodismo y literatura (o arte en general). Mientrasel producto periodstico es una vivencia pblica quegenera una construccin social de conocimientos, ladegustacin literaria es una vivencia privada que

    (tambin socialmente) se "encuadra" como el legtimoderecho a una interaccin particular y nica. Nopretendemos as tener que leer las mismas obras que losdems, ni tener que disfrutarlas, o repudiarlas, de lamisma manera. Cada persona reclama su propio patrnesttico, el derecho a su propio "encuadre".

    Con el periodismo, al contrario, pretendemos dotarnos deuna "estructura comn de sentido" (en terminologaluhmanniana). Nuestra actitud ser de bsqueda de unaversin de la actualidad vlida para todos, No seraadmisible que cada uno de nosotros recibieraselecciones informativas e interpretativas tan diferentesque carecieran de un mnimo de sintaxis consensuada.Los medios intuitivamente conocen esa necesidadpsicosocial y trabajan por el mximo de eficaciaestructural, es decir, de homogeneidad de canalizacin,hacia un horizonte de referencias comn. El xito enEspaa de las "tertulias" radiofnicas o televisivas es unsntoma bien claro al respecto: se trata de larecanalizacin de la canalizacin.

    Es decir, de converger y estrechar todava ms lo quepudiera restar de diversidad informativa, paraquintaesenciar el tema cotidiano por antonomasia. sedel que tambin todas las tertulias privadas debieranocuparse. Y todas las tertulias periodsticas gozanocupndose de lo mismo que las restantes; razn por lacual unos cuantos personajes no dan abasto acudiendode un lado a otro, mientras que una gran variedad deespecialistas e investigadores interesantes continandesarrollando su labor en el anonimato.

    Pues bien, el afn de un encuadre comn traspasa su,hasta cierto punto, natural campo de las temticaspblicas, para contaminar tambin el que debiera serreino sagrado de las diversidades privadas, Cada vezhay ms lectores, espectadores, estetas que quierenleer, ver, mirar los mismos libros, pelculas, cuadros, etc.,que el resto de la sociedad. No por el inters sincerohacia esas obras, sino por sentirse "en la misma onda"que todos. Se quiere compartir los mismos encuadrespara juzgar esas obras, hablar de lo mismo, tambin enel terreno de las vivencias privadas y poder saber decirlas mismas cosas. La apetencia deencuadramiento/canalizacin es tan desorbitada ennuestra poca, es un signo tan definitorio de nuestroactual tipo de cultura, que personalmente no entiendocmo an algunos investigadores sociales puedendeclarar que no hay pruebas concluyentes de talfenmeno, servido a travs del instrumento social que,

    mejor que ningn otro, puede realizarlo: la actividadperiodstica.La canalizacin periodstica vuelve a relacionarse con elfenmeno ya comentado de la "articulacin", expuestopor Noelle-Neumann. Si, como de nuevo explica Wolf,

    resumiendo a Goffman [114] , algo es dicho por todos, olo ha dicho la televisin, eso me permite insertar en midiscurso y en mi opinin el peso de un narrador colectivo;mi enunciacin se funde y se confunde con unaenunciacin que tiene origen en otro sitio, quiz en loslugares sagrados de la Historia, "El efecto de realidadque la comunicacin logra no reside slo en suscontenidos, sino tambin, y con mayor peso, en losmodos como se practica".

    Por otra parte la idea goffmaniana ya expuesta de queslo a travs de las transgresiones de los encuadressocialmente estatuidos puede comprobarse a plena luzel peso decisivo y reductor de dichos encuadres, podra ydebera aprovecharse para mostrar la canalizacinperiodstica a partir de transgresiones perfectamenteorganizadas como casos experimentales.

    Garfinkel y los metodlogos pasan de hecho de la teoraa la prctica organizando casos de interaccionescorrientes (familiares, grupos de amigos...) en las que el"infiltrado" obstaculiza y rompe los cuadros deexpectativas del supuesto "sentido comn": "convirtiendoen extraas y problemticas situaciones que de otromodo pasaran desapercibid