Las independencias de la república dominicana en el contexto latinoamericano

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27 de Febrero del 2013

Las independencias de la República Dominicana

en el contexto latinoamericano

Para comprender la independencia dominicana es necesario analizar el contexto regional y los procesos que se dieron en España, el resto de Europa y Norteamérica. A finales del siglo XV se cohesionaron los pueblos de la península ibérica, principalmente los reinos de Castilla y Aragón formando a España que posteriormente se convirtió en Imperio. La monarquía española en manos de Juana I de Castilla se alió con la monarquía austríaca en manos de Felipe I de Habsburgo a través del matrimonio entre ambos. De dicho matrimonio nace Carlos de Habsburgo quien reinó el Sacro Imperio Romano Germánico, España, Nápoles, Sicilia y Cerdeña y cuya familia reinó en Europa y América en un imperio donde nunca se ocultaba el sol.

El Imperio de Carlos de Habsburgo.

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Fue tal la supremacía de España que muchos llegaron a admitir la frase del Conde-Duque de Olivares quien afirmó que “Dios es español”. Sin embargo la desigualdad y las crisis azotaron a la población española a ambos lados del Atlántico. Las riquezas provenientes de América eran constantemente saqueadas por piratas ingleses, franceses y holandeses quienes juntos a los portugueses ampliaban sus territorios en el continente y minaban la supremacía española.

En la segunda mitad del siglo XVII comenzó a deteriorarse la situación de las colonias y España encontraba más difícil sostener su hegemonía imperial, cuando muere el Rey Carlos II de España sin descendencia, el trono pasa a Felipe V de Borbón, nieto del rey francés Luis XIV de Borbón, en 1700 el trono español quedó ligado a Francia por medio de la familia Borbón quienes instauran reformas políticas, económicas y administrativas que incrementaron el descontento de los españoles peninsulares quienes vieron en dichas reformas el afrancesamiento de su país, la sumisión de España a los intereses franceses y la caída de la hegemonía española tras 200 años de supremacía. Al otro lado del Atlántico mientras los españoles en América sentían cada vez un peor trato por parte de España, veían subir los impuestos y como empeoraban sus vidas. Esta situación originó múltiples protestas en la América española, un descontento generalizado e insurrecciones como la de los Comuneros en la actual

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Colombia quienes exigían un mejor tratamiento económico y la rebaja de los impuestos. Santo Domingo, hoy República Dominicana, continuaba pobre y abandonada a pesar de las reformas borbónicas, a diferencia de Saint Domingue, hoy Haití, que se convirtió en la colonia más rica del continente a costa de una esclavitud extremadamente brutal. En la segunda mitad del siglo XVIII, Francia e Inglaterra florecían y el predominio francés era casi indiscutible mientras las ideas de la ilustración, movimiento cultural e intelectual europeo, se mantenía en pleno apogeo inspirando a los hombres a utilizar la razón y superar el atraso que suponían las monarquías y la religión. En dicha época las 13 colonias británicas en Norteamérica inspiradas por la ilustración se unieron en contra del dominio imperial de Inglaterra y declararon su independencia en 1776 con apoyo francés y español. De este modo se instaura la primera república democrática del continente y su ejemplo marca a profundamente a la intelectualidad de la región.

Los españoles y franceses participaron en la Revolución estadounidense y un coronel español nacido en Venezuela que lideró victorias en favor de la independencia y la libertad de las 13 colonias decidió dedicar su vida a independizar e instaurar el mismo sistema de gobierno en la América Española para formar una república parlamentaria, este hombre fue Francisco de Miranda. Perseguido por el imperio español y la inquisición de la iglesia católica, Miranda solicitó el apoyo de los demás imperios de la época para independizar Hispanoamérica. Con la Revolución Francesa bajo los ideales de la ilustración y el lema de Libertad, Igualdad y

Fraternidad, se escribe la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, se derroca la monarquía francesa y se instaura un régimen republicano.

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Estos acontecimientos influenciaron a los esclavos de Saint Domingue, quienes compartieron el discurso de la Libertad, Igualdad y Fraternidad y decidieron sumarse al proceso revolucionario y abolir la esclavitud. Sin embargo el racismo de la época privaba a los negros esclavos de ser considerados por los franceses sus iguales, de modo que Saint Domingue entra en guerra contra Francia. Los antiguos esclavos batallaron heroicamente contra las tropas imperiales napoleónicas y en 1804 declaran su total independencia y nace Haití, que se convirtió en el primer Estado negro y latinoamericano independiente, mientras Santo Domingo quedó bajo el dominio francés a pesar del fuerte sentimiento antifrancés que existía. Al resto de América llegaban las ideas de la Revolución Francesa por medio de la traducción de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano hecha por Antonio Nariño en Santafé de Bogotá y por las Logias Masónicas Gran Reunión Americana, la Logia Lautaro y la Logia de Cádiz, donde Francisco de Miranda sembró el ideal de libertad, igualdad y fraternidad en los corazones de quienes serían los libertadores de América tales como los también venezolanos Simón Bolívar, Antonio José de Sucre y Andrés Bello, a Bernardo O’Higgins de Chile, José de San Martín en Argentina, entre otros. El 3 de agosto 1806 Francisco de Miranda hizo un intento de independizar a Venezuela como centro estratégico porque ahí se encontraba el bastión militar español con la misión de evitar el avance de los enemigos de España en territorio continental sudamericano. En 1808 la población de Santo Domingo derrotó en la batalla de Palo Hincado a los franceses quienes hasta el momento gobernaban la isla y un año después y bajo el liderazgo de Juan Sánchez Ramírez la parte de la isla se anexa a España desde donde comienza el período llamado como la España Boba.

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Justamente en 1808 las tropas napoleónicas invadieron a España y aprovecharon la disputa por el trono que mantenían el antiguo Rey español Carlos IV y su hijo Fernando VII para apresar a este último y poner un rey francés en el trono español. Napoleón Bonaparte entregó el trono español a su hermano José Bonaparte apodado Pepe Botellas.

En este momento las colonias españolas en América estaban gobernadas por virreyes quienes representaban al rey y ante la ausencia de un rey legítimo español los virreyes perdieron completamente autoridad para gobernar. En España se estableció una junta de gobierno en Sevilla que intentaba gobernar paralelamente al reinado de José Bonaparte mientras la población civil se levantaba en contra del dominio francés. Siguiendo el ejemplo de Sevilla se establecieron juntas de gobierno en las

principales ciudades coloniales, las cuales atentaban contra el poder imperial debido a que con ellas se producía una transferencia de poder desde el centro imperial en la península ibérica a las instituciones criollas en América. La gran mayoría de las juntas juraron lealtad a Fernando VII el apresado rey español tras deponer a los virreyes y algunas lucharon por la autonomía de las colonias. Sin embargo Francisco de Miranda regresó a Venezuela y provocó que la junta de Caracas fuese la primera en declararse completamente independiente. Mas adelante le seguirán otras juntas y se iniciará una guerra entre patriotas independentistas y realistas fernandistas.

Tras la derrota de Napoleón Bonaparte, Fernando VII regresó al trono de España y sin hacer distinción entre las juntas independentistas y las que apoyaban su reinado, las declaró ilegales y envió expediciones militares a someter a las colonias españolas. En España, Fernando VII desconoció la Constitución de Cádiz ignorando el deseo del pueblo español que pretendía instaurar una monarquía constitucional y evitar la vuelta del absolutismo. La cruel represión, el fusilamiento a un número gigantesco de personas y la no distinción entre sus aliados y los patriotas provocaron que el sentimiento

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independentista se radicalizara, hasta el punto de no verse otra salida a la represión española que la independencia total. En Suramérica los ejércitos de Simón Bolívar al norte y de José de San Martín al sur avanzaban en la tarea de expulsar a las tropas españolas de Suramérica y en la consolidación de la independencia y la unidad como un proyecto continental.

En México, uno de los corazones del imperio, no se pudo seguir el movimiento de las juntas debido a su importancia estratégica para España, sin embargo surgió un levantamiento popular iniciado por los sacerdotes católicos Miguel Hidalgo y José María Morelos que duró 10 años y que finalizó en 1820 con la institucionalización de la revolución, momento en el cual un levantamiento en España hizo aceptar a Fernando VII la Constitución de Cádiz, dicho juramento atentaba contra los intereses de las élites mexicanas que apoyaban el mantenimiento de la adhesión a España de modo que procedieron a apoyar la independencia que se consumó el 27 de septiembre de 1821. Para el mismo año los antiguos virreinatos se habían convertido en el Primer Imperio Mexicano, La Gran Colombia, Chile y Las Provincias Unidas del Río de la

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Plata, más adelante surgirían Perú, la República de Bolívar, actual Bolivia y las Provincias Unidas del Centro de América. Para la misma fecha a Santo Domingo llegaban las noticias de la gesta independentista regional y surgió un movimiento independentista que pretendía proclamar la anexión de la colonia a Haití. Este hecho fue conocido por José Núñez de Cáceres quien había estado planeando un movimiento para integrar la colonia a la Gran Colombia y seguir el curso de los acontecimientos hispanoamericanos. El 1ro de diciembre de 1821 se declaró la independencia de Santo Domingo y esta pasó a llamarse Haití Español. Sin embargo temas como la abolición de la esclavitud no habían sido tratados y un gran número de afrodescendientes prefería la anexión a Haití, el cual veía en la unificación de la isla la consolidación de su independencia no reconocida por Francia ni España.

En enero de 1822 los comandantes de La Vega, Azua, Cotuí, San Juan, Samaná, Neyba, Bánica, entre otros se pronunciaron en pro de la unidad con Haití. La falta de apoyo a la Independencia del Haití Español hizo que José Núñez de Cáceres terminara entregándole las llaves de la ciudad a Jean Pierre Boyer quien aceptándolas proclamó “no he entrado en esta ciudad como conquistador sino por la voluntad de sus habitantes” y al día siguiente abolió la esclavitud y más tarde dividió la isla en departamentos y

asignó gobernadores a cada uno. Haití se enfrentaba a la titánica labor de recaudar una millonaria indemnización a Francia para que esta reconociera su independencia y se encontraba en difíciles condiciones para proveer a sus tropas de suministros. Estos hechos provocaron roces con la población del antiguo Haití Español, hoy República Dominicana, especialmente con los blancos anteriormente esclavistas a quienes junto con la iglesia católica expropiaron de sus posesiones. La difícil situación provocó la emigración hacia Cuba,

Puerto Rico y la Gran Colombia, a donde el mismo Núñez de Cáceres viajó para

Bandera del Estado

Independiente del Haití Español.

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desempeñarse como periodista y como secretario y consejero del prócer independentista venezolano José Antonio Páez. Núñez de Cáceres viajó luego a México donde fue elegido Senador de Tamaulipas y donde murió en 1846. En los años que transcurrieron a la anexión a Haití, las repúblicas hispanoamericanas se fraccionaron y se produjo una profunda inestabilidad con la sucesión de Guerras Civiles que buscaban determinar el rumbo a seguir de las nuevas repúblicas. Guerras entre liberales y conservadores, centralistas y federalistas, conflictos en torno al estado laico o al mantenimiento de la unidad con la iglesia. Brasil había pasado de ser colonia a ser la cabeza del imperio portugués cuando tras la invasión francesa a la península ibérica los reyes portugueses trasladaron la corte de Lisboa a Rio de Janeiro y en los años de las independencias hispanoamericanas Brasil logró expandir su territorio en Suramérica y mantener la unidad de su pueblo. El rey Juan VI de Portugal regresó a Lisboa dejando a su hijo Pedro como príncipe regente en Brasil, quien declaró la independencia del Brasil en 1822 y se convirtió en Pedro I, Emperador del Brasil.

Más adelante se rescataría el ideario de Francisco de Miranda de crear una república que abarcara los territorios hispanoamericanos, ideario impulsado por

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Simón Bolívar y José de San Martín y que en épocas posteriores influenciaron a Eugenio María de Hostos, José Martí y numerosos patriotas latinoamericanos. En el 1826 se celebró el Congreso Anfictiónico de Panamá tras la convocatoria del Libertador Simón Bolívar, en dicho congreso se delineó el proceso para la consolidación de la Patria Grande organizada en una confederación.

En Haití, que en esos momentos comprendía la totalidad de la isla de Santo Domingo, el gobierno de Jean Pierre Boyer se convirtió en una dictadura incapaz de hacer frente a las problemáticas económicas internas. Con esa situación surgió un movimiento denominado “La Reforma” que buscaba derrocar el gobierno de Boyer y que recibió el apoyo de una organización independentista que se había fundado en Santo Domingo con el nombre de “Sociedad Secreta La Trinitaria” bajo el liderazgo de Juan Pablo Duarte. Tras el derrocamiento de Boyer asumió la presidencia Charles Hérard quien traicionó todo acuerdo y se convirtió en un déspota y persecutor de los trinitarios. Dicha persecución provocó el exilio de Juan Pablo Duarte mas no detener el proceso independentista que junto a los líderes Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella logró su punto de inflexión el 27 de Febrero de 1844 con la

proclamación de independencia de la República Dominicana, fecha que junto al 16 de agosto constituyen símbolos inequívocos de la independencia y la libertad. El gobierno de Puerto Príncipe ordenó la movilización de las tropas hacia la naciente República Dominicana pero fueron repelidos y vencidos en las batallas del 19 y el 30 de marzo. Las amenazas a la soberanía dominicana se ampliaron debido a los intentos de colocar a la naciente república bajo el protectorado francés y con el surgimiento del liderazgo de Pedro Santana, jefe del ejército del sur. Más adelante Santana perpetró un golpe de Estado para hacerse con el poder y procedió a perseguir,

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encarcelar y desterrar a los trinitarios. Juan Pablo Duarte vuelve al exilio y se traslada hacia Caracas y más adelante recorrió amplias regiones de Venezuela hasta internarse en la selva amazónica. En 1861 Santana anexa la república a España en calidad de colonia. El 16 de Agosto de 1863 Gregorio Luperón y Santiago Rodríguez izaron la bandera dominicana en el Cerro de Capotillo dando inicio a la Guerra de la Restauración. Ante este hecho Duarte regresa a Caracas y busca el apoyo venezolano para el recién creado gobierno restaurador, el cual lo reconoce como su representante en Venezuela. Duarte colaboró con la organización de la expedición que suministró a los patriotas dinero y armamentos para llevar a cabo la Guerra de la Restauración y regresa a la República Dominicana para combatir junto a los patriotas, sin embargo sus condiciones de salud se lo impidieron y este volvió a Venezuela en calidad de diplomático y con la misión de representar al gobierno restaurador ante todos los países latinoamericanas. En 1865 se restauró la independencia de la república. Más adelante surgió el partido rojo encabezado por Buenaventura Báez quien representaba a los conservadores y aún anexionistas y el partido azul, liderado por Gregorio Luperón y de tendencia libera. En ese entonces la República Dominicana entró en la inestabilidad política que ya habían experimentado los demás países latinoamericanos y en la disputa entre liberalismo y conservadurismo por delinear el futuro político de la república. A finales del siglo XIX se fortalecieron los planes independentistas en Puerto Rico y Cuba mientras adquiría cada vez una mayor cantidad de adeptos el proyecto de

crear una Confederación Antillana que preservara la soberanía de Cuba, Puerto Rico y la República Dominicana. Este proyecto contó con el apoyo de José Martí, Máximo Gómez, Eugenio María de Hostos, Gregorio Luperón, José de Diego, Ramón Emeterio Betances, entre otros. Sin embargo el proyecto no pudo ser afianzado y mientras Cuba obtuvo su “independencia” amparada por los Estados Unidos Puerto Rico quedó adherido a este último como Estado Libre Asociado.

La Bandera Revolucionaria de Lares también se propuso para representar a la Confederación Antillana. La bandera se deriva de la bandera de la República Dominicana de 1844 a 1849.

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Ya en el siglo XX y tras la bancarrota del Estado, la República Dominicana sufrió de un nuevo imperialismo que sometió a numerosos países de la América Latina. Los Estados Unidos habían estado expandiendo sus territorios e influencia en la región cuando los latinoamericanos aún decidían el tipo de Estado y el futuro de sus repúblicas. La República Dominicana vio lesionada una vez más su soberanía entre los años 1916 y 1924 cuando se produjo la primera invasión estadounidense. Para la época ya habían sido intervenidas por los Estados Unidos Cuba, Panamá que fue separada de Colombia para la creación del Canal de Panamá, Nicaragua, México, Haití Guatemala y Honduras.

Más adelante surgiría la figura del dictador en toda la América Latina y la República Dominicana quedaría plasmada en la literatura con la icónica figura de Rafael Leónidas Trujillo. Tras el ajusticiamiento del tirano surgiría nuevamente la inestabilidad en el país, volverían los golpes de Estado y una segunda intervención estadounidense hasta que a mediados de la segunda mitad del siglo XX se consolidaría nuevamente la democracia.

La República Dominicana ya formaba parte de la dinámica política y social de Latinoamérica y avanzaba con dificultades hacia la integración con los demás países de la región. Se había superado la inestabilidad política, se habían afianzado los proyectos republicanos y se rescataban los idearios integradores de los próceres libertadores en toda América Latina. A finales del milenio ya se contaban con numerosas propuestas integracionistas que rescataban el sueño de unidad de nuestros próceres libertadores y que se veían inspiradas e identificadas con el Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826. Ya tras más de una década pasada después del milenio, el contexto latinoamericano nos exige una mayor participación en la construcción de la Patria Grande y el rescate de la Nación Latinoamericana identificada por nuestros próceres independentistas y nuestra intelectualidad. La reciente dinámica se empeña en recordar la historia que nos une, los lazos que nos hermanan y en rescatar a la Patria Grande de la división que hasta el momento ha experimentado.

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Es este nuevo contexto la República Dominicana encuentra una invitación a tomar una posición de liderazgo en el Caribe y la región en general, el país se ve en la responsabilidad de adherirse a la dinámica integracionista impulsada con la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y en el deber de apoyar desde la sociedad civil y los organismos Estatales el acercamiento con nuestros pueblos hermanos.

Alberto Castillo Aroca Coordinador General de

Acción Testimonial Latinoamericana Santo Domingo, República Dominicana


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