Las Formas de Participación Política Juvenil en La Democracia Argentina

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Formas de participacion politica juvenil argentina

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Las formas de participacin poltica juvenil en la democracia argentina: treinta aos de encuentros, divergencias, cambios y persistenciasPor Dr. Pablo Vommaro*Si pensamos en las formas de organizacin y participacin poltica en los ltimos treinta aos dedemocracia en la Argentina se hace ineludible abordar las modalidades que adquirieron estasdimensiones entre las juventudes. En efecto, uno de los rasgos sobresalientes del perodo es laconsolidacin del sujeto juvenil como activo protagonista de la vida poltica y el conflicto social. Noexentas de cambios, discontinuidades y tensiones, los modos de participacin y militancia queprodujeron los jvenes signaron la dinmica del proceso poltico argentino en estos aos.Para avanzar en nuestro tema, presentaremos brevemente las maneras en las que nosacercamos a la participacin poltica juvenil, lo que implica explicitar como abordamos a losjvenes y las juventudes.Aos ochenta: encanto y decepcin Un primer momento se delimita desde la restauracin democrtica hasta el fin del gobierno de Alfonsn (19831989). En efecto, 1989 marc un momento de quiebre respecto de las expectativas construidas en torno a la posibilidad de consolidar un modelo estable de democracia y bienestar social que resuelva la cuestin social pendiente y profundizada por la dictadura.La vuelta de la democracia era interpretada como oportunidad para restituir la poltica en su lugar. Fue as como se definieron los contornos de la buena poltica, cuyo actor principal era el ciudadano; el acto poltico por excelencia, la participacin a travs del sufragio, a la vez que la representacin poltica deba canalizarse por los partidos polticos. Esto es lo que permite comprender la intensa participacin en partidos polticos durante los primeros aos de la democracia. Fueron especialmente los jvenes aquellos que ms compromiso mostraron en cuanto a las formas democrticas representativas de participacin. Sin embargo, la idea de que la democracia pondra la poltica en su lugar mostr rpidamente sus limitaciones. Esto se evidenci en el abismo creciente entre las opiniones e intereses de las personas y las instituciones polticas, la muy baja estima en que se tena a los polticos y la poltica, y en especial a los procedimientos partidarios para seleccionar candidatos y tomar decisiones y a cierta sensacin general de que las expectativas depositadas en los representantes haban sido, y volveran a ser una y otra vez, defraudadas. Asimismo, leyes como el Punto Final y la Obediencia debida, sumadas a la crisis econmica y de la deuda externa, y a la constatacin de que con la democracia existente no se coma, no se cura y no se educa; generaron un clima de decepcin y desencanto que produjo la oportunidad poltica para la implantacin neoliberal.Los noventa: la poltica en los barrios:En los aos noventa encontramos una situacin que puede leerse al menos desde dos enfoques. Algunas visiones proponan que la denominada crisis de representacin se traduca,especialmente entre los jvenes, en la ausencia de toda forma de organizacin y accin colectiva.Desde esta ptica, la crisis de la poltica -entendida como sistema de representacin institucional yliberal- expresaba, al mismo tiempo, la crisis de la participacin poltica juvenil. Sin embargo, a partir de las investigaciones en las que se basa este artculo,decimos que las nociones de apata, desinters o desencanto aludan a la falta de legitimidad y decompromiso entre los jvenes hacia determinadas formas de la poltica. Es decir, no signific elrechazo a la poltica como tal -entendida como discurso y como prctica relacionados con laconstruccin social de lo comn-. Entonces, el desinters, la apata o desencanto no tienen porqu traducirse en la idea de que las nuevas generaciones no valoraban las cuestiones pblicas o,en otras palabras, que se trataba de generaciones despolitizadas.Por el contrario, los diagnsticos sobre el alejamiento de la poltica podran permitirnos dar cuenta del modo en que se produjo un distanciamiento de los jvenes de las prcticas de la poltica entendida en trminos representativos e institucionales, es decir, dentro del sistema poltico vigente. Asimismo, la disminucin de la participacin en espacios polticos que podemos denominar clsicos, as como el alejamiento y la desconfianza hacia las instituciones y actividades convencionales de implicacin en la esfera pblica. En el mismo sentido, podemos analizar los modos en los que la politizacin se produjo a travs de otro tipo de prcticas o de otros canales que se alejaron relativamente de los canales conocidos de la poltica.As, en el perodo que denominamos larga dcada neoliberal (1989-2001), se hicieron evidentes los lmites de la concepcin poltica hegemnica que haba primado en el perodo de la transicin democrtica. Se produjo entonces la emergencia de modalidades de organizacin colectiva y participacin poltica por fuera de las vas institucionales de implicacin con la poltica, crendose nuevos repertorios de movilizacin social, demandas y actores poltico-sociales. De este modo, se mostraron los lmites de la ciudadana como nica va de participacin e implicacin en la vida pblica. Este perodo estall en 2001 cuando se produjeron las jornadas del 19 y 20 de diciembre, queexpresaron las consecuencias sociales de lo que se denomin sociedad excluyente, como tambin los lmites del sistema institucional clsico para procesar las demandas delos actores movilizados.En definitiva, en este escenario de cambio y desilusiones y por la imperiosa necesidad de resistir a polticas excluyentes, los jvenes mostraron su capacidad de crear modalidades de compromiso y de participacin poltica por fuera y en directo cuestionamiento a las vas institucionalesdominantes. En este punto, quisiramos hacer referencia especficamente, a cinco de ellas quedan muestra de estas emergencias polticas juveniles.a) Los jvenes piqueteros y los movimientos de base territorial. Los nacientes Movimientos de Trabajadores Desocupados (MTDs) fueron organizaciones con un alto protagonismo juvenil. Por eso, la dimensin generacional es una va de ingreso para la comprensin de estas experiencias. Estas organizaciones surgieron en espacios barriales aunque algunos de sus integrantes venan tambin del mbito universitario-, donde comenzaron a esbozar nociones como las de autonoma y horizontalidad. En un comienzo, dichas nociones se constituyeron en una suerte de gua para la accin, surgidas ms que nada a partir de un conjunto de intuiciones que definan qu era lo que se rechazaba; pero apareca menos claro aquello que se quera construir. Justamente en esta bsqueda y en este rechazo, las agrupaciones juveniles comenzaron a definirse como independientes no slo de los partidos, los sindicatos y el Estado, sino adems de las modalidades de deliberacin y toma de decisiones sostenidas por aqullos. Se buscaron formas de funcionamiento interno bsicamente asamblearias, a partir de las cuales se intentaba anular la construccin de jerarquas internas y promover el ejercicio de la democracia directa, promoviendo la participacin del colectivo en el proceso de toma de decisiones y rechazando las formas delegativas y representativas de la poltica. En relacin con esto, se pretenda fortalecer la formacin poltica de sus integrantes a partir de la reflexin sobre la prctica concreta que estaban desarrollando y de la constitucin de grupos o comunidades de pertenencia basados en el despliegue de vnculos y de afectos. Se trataba de una prctica poltica que se desplegaba en la vida cotidiana. Asimismo, instaur un tipo de intervencin disruptiva, donde cobraba centralidad la accin directa. El escrache que instituy HIJOS y el corte de ruta (o piquete) que instauraron los Movimientos de Trabajadores Desocupados expresaron un tipo de accin en el que la apropiacin y la produccin del espacio pblico sin mediaciones de algn tipo fueron centrales.

HIJOS. La creacin de HIJOS, entre 1994 y 1995, represent irrupcin en la vida pblica de una nueva forma de militancia en el mbito de los derechos humanos. Por un lado, implic la visibilizacin de los jvenes quienes no slo reclamaban justicia, sino que reivindicaban la lucha de sus padres. As, la agrupacin comenz a intervenir pblicamente. No slo en actos y marchas, sino a partir de una manera de protesta y de intervencin simblica y poltica novedosa: los escraches. Dado que la justicia no poda juzgar y condenar a los culpables, HIJOS se propuso promover la condena social. Es decir, ante la libertad de los genocidas y sus cmplices los escraches buscaban identificar a los genocidas, que la sociedad entera supiera quines eran, qu haban hecho, cmo lo haban hecho y quines haban sido sus vctimas (esto se condensaba en la frase si no hay justicia, hay escrache). La intervencin directa inclua pegatinas de fotos, pintadas y representaciones teatrales (murga, circo, msica). El escrache como repertorio de accin, fue tomado por otras organizaciones, y es representativo adems de otras modalidades de intervencin en el espacio pblico que surgieron en esta poca, como el basurazo, los cortes de calle, los abrazos, entre otros c) El Colectivo 501. Este grupo estaba conformado por un conjunto de jvenes en el que tuvieronuna fuerte presencia integrantes de agrupaciones estudiantiles independientes de la UBA. Ainicios de 1999, este colectivo comenz a reunirse para pensar prcticas polticas ms all del voto. Luego de extensas discusiones acerca de cmo y cules seran las expresiones alternativas de participacin poltica que llevaran a cabo, deciden hacer uso del Cdigo Electoral Nacional, que exime de la obligacin de votar a quienes se encuentran a ms de 500 kilmetros de su domicilio legal. Resolvieron entonces tomar un tren que los site ms all de la obligacin de concurrir al acto eleccionario, ms all del voto, en el kilmetro 501. Si bien el efecto inmediato de esta accin disruptiva era el sustraerse de la obligacin del sufragio, el problema poltico que se planteaba no era nicamente electoral. No se trataba slo de estar a favor o en contra, de participar o no participar de las elecciones, de apoyar a un candidato o candidata, de proponer a otro u otra o incitar al voto en blanco o nulo. Se trataba de la creacin deuna prctica poltica que impugnaba la restriccin de la misma a un concepto democrtico liberal,donde el voto expresa el acto ciudadano por definicin. Por otra parte, el significado de estaexperiencia expresa un modo de desobediencia -de rebelin- que no se sustenta en la confrontacin directa sino en el xodo, en el correrse de una situacin (electoral) rompiendo las pautas que sta propone.d) Resistencia a la violencia policial. Durante estos aos surgieron nuevos organismos de derechos humanos vinculados a la denuncia contra las vctimas del gatillo fcil y la represin policial e institucional. El ms significativo fue la CORREPI (Coordinadora contra la Represin Policial e Institucional). Los casos ms resonantes de esta violencia estatal tuvieron como vctimasa jvenes y adolescentes. Prcticas como la razzia, los operativos y detenciones por averiguacin de antecedentes, torturas y actos discriminatorios nos llevan a concluir que durante estos aos pareca haber una clara criminalizacin de la juventud, y ms an, de los jvenes pobres. Las acciones de protesta (marchas del silencio, movilizaciones) tuvieron entre los jvenes protagonistas privilegiados. Asimismo, fue emergiendo un discurso de intensa politicidad contra este tipo de violencia. ste form parte de una de las manifestaciones culturales ms relevantes para los jvenes durante esta dcada: el rock nacional, que adquira nuevas caractersticas musicales y narrativas. Autores como Semn y Vila (1999) o Citro (2008), muestran que se configura un discurso antiyuta no slo en las letras de las canciones, sino en los recitales (y sus cantitos) en tanto rituales.

e) Las expresiones artsticas en los barrios: el rock barrial, la cumbia y el arte callejero. Lasformas alternativas de expresin juvenil tambin se manifestaron en el arte popular que surgi ocreci en los barrios, sobre todo de los suburbios de las grandes ciudades (Buenos Aires, Rosario,Crdoba, Tucumn, entre otras). En general estas manifestaciones artsticas tenan dos rasgosque nos interesa destacar: un fuerte arraigo territorial que las ligaba al lugar en el cual habansurgido, y un contenido de protesta, disruptivo o que denunciaba los problemas sociales msgraves del momento. Un ejemplo de ello fue el Grupo de Arte Callejero (GAC), conformado en 1997. Este colectivo realiz numerosas y visibles intervenciones urbanas, muchas de ellas articuladas con el accionar pblico de HIJOS. En sntesis: accin directa, espacio pblico, arte y esttica volvan a confluir en las prcticas polticas de los jvenes.2001 y despus:En estos aos se expresa visiblemente la emergencia del territorio como produccin poltica y la poltica como produccin territorial. En efecto, el proceso de territorializacin que se vena gestando desde aos antes adquiere una dimensin cada vez ms importante en este momento.A su vez, si la organizacin popular para resistir, proponer alternativas y resolver las condiciones de existencia vena desarrollndose en los barrios, luego de las jornadas de diciembre de 2001, los sectores medios urbanos tambin comenzaron a ensayar formas de participacin distintas alas conocidas. Las asambleas barriales formadas en la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires principalmente-, pero tambin en las ciudades del interior del pas fueron muy concurridas durante el primer ao y medio. All se gestaron formas alternativas de deliberacin y participacin pblica no estatal, ancladas en la figura del vecino, y unificadas en torno al rechazo hacia los polticos. Estos espacios tenan una vocacin de generar formas de democracia y poltica que se considerasen genuinas; recuperando una esfera de lo colectivo que se diagnosticaba destruida luego de la experiencia neoliberal. Si bien no fueron necesariamente impulsadas por jvenes, stos tambin se hicieron presentes y participaron activamente. Otro de los espacios que emergi en este momento fue el de las empresas recuperadas por sus trabajadores en las cuales el lugar de los jvenes fue fundamental tanto en el proceso de recuperacin (donde haba que poner el cuerpo para defender la toma del predio recuperado), como en la organizacin productiva y en las actividades culturales abiertas al barrio que se desarrollaron en estas empresas.Durante el ao 2002 la protesta y la movilizacin se multiplicaron a lo largo de todo el pas, implicando una diversidad de sectores sociales. En ese contexto, Maximiliano Kosteki y Daro Santilln, militantes de dos Movimientos de Trabajadores Desocupados en la zona Sur del Gran Buenos Aires, participaban el 26 de junio de 2002 en una jornada de protesta. Tenan 21 y 22 aos cuando fueron asesinados por la polica bonaerense en las cercanas del Puente Pueyrredn. La figura de estos jvenes fue retomada como smbolo por otros miles que militaban en movimientos territoriales y de desocupados. En la seccin siguiente daremos cuenta de algunos de los cambios en el vnculo juventudes y polticas que identificamos a partir de fenmenos de ruptura y continuidad en aos ms recientes.2003-actualidad: recomposiciones y conflictos:Finalmente, podemos distinguir dos momentos en el perodo post crisis de 2001 hasta la actualidad. En el primero, contina el ciclo de movilizacin anterior a la crisis, que culmina con la denominada Masacre del Puente Pueyrredn, el 26 de junio de 2002. El segundo se inicia con la presidencia de Nstor Kirchner (2003-2007), contina hasta el presente y se caracteriza por una relativa recreacin de la legitimidad gubernamental y la recomposicin de la institucionalidad amenazada.El primer gobierno de Nstor Kirchner emprendi algunas acciones que es importante sealar y que delinearn ciertas rupturas en relacin con lo acontecido hasta el ao 2003. Una de las primeras marcas de su gestin fue el proceso de reconstitucin de la autoridad presidencial, y de la legitimidad de la poltica institucional. En ello, tuvo sin duda un fuerte peso la poltica de derechos humanos, la retrica en torno a la dignidad nacional y la invitacin a romper con el esquema neoliberal y los vnculos con los organismos internacionales de crdito. Una de las cuestiones nodales que caracterizan a este momento es el debate sobre las modalidades y espacios que fue adquiriendo la participacin poltica de la juventud en el contexto de particulares formas del ejercicio del liderazgo poltico. En este sentido, creemos que existennumerosos indicios que nos permiten plantear la presencia de un crecimiento de la participacinjuvenil en estructuras caracterizadas como tradicionales, es decir, con los mecanismos clsicos departicipacin de las democracias liberales: partidos, sindicatos y grupos de inters. Dar cuenta deeste cambio es particularmente sinuoso para la investigacin, dado que no slo es reciente sinoque tambin ha sido fuertemente instalado como hecho desde la agenda meditica y poltica.A partir de lo dicho, no obstante, nos alejamos de las ideas instaladas acerca de una supuestavuelta a la poltica. Creemos que estamos en presencia de una mayor participacin de lasjuventudes en los espacios institucionales antes mencionados. Pero esto no significa que lasformas de participacin vinculadas a espacios autnomos, territorializados, hayan desaparecido,ni que la participacin de la juventud en estructuras partidarias o movimientos estudiantiles seanlas nicas legitimadas o visibles en el espacio pblico. Podemos sostener que conviven las dos,se entretejen, se vinculan, entran en tensiones y se transforman mutuamente. En una palabra,ms que en reemplazos, proponemos pensar en superposiciones, pliegues, cruces yactualizaciones de formas anteriores.Sin dudas, la constatacin del crecimiento de las agrupaciones juveniles kirchneristas, nos permite hablar de la emergencia de una militancia juvenil con presencia en todo el pas que apoya al partido en el gobierno. Es posible sostener que ello no se vea desde el retorno democrtico.Otro de los espacios de participacin clsica que se han visto fortalecidos en aos recientes es el de los centros de estudiantes secundarios. Las tomas de escuelas en la Ciudad de Buenos Aires durante 2010 y 2012 mostraron la presencia de organizaciones estudiantiles revitalizadas que se convirtieron en interlocutores reconocidos para la discusin de la poltica educativa. Por su parte, en la Provincia de Buenos Aires se multiplic tanto la cantidad de centros de estudiantes como de coordinadoras estudiantiles, en gran medida impulsadas por el cambio de la normativa y el estmulo gubernamental.En este escenario de disputas respecto de los alcances y significados de los vnculos entre juventudes y polticas, en noviembre de 2012 se aprob en el Congreso de la Nacin la ampliacin del sufragio para las personas entre diecisis y dieciocho aos de edad. Sin dudas, esta reforma del Cdigo Nacional Electoral es un avance que alimenta el proceso de ampliacin de derechos que se produjo en la Argentina desde 2003. Sin embargo, las cuestiones que abre y deja pendientes la nueva norma son diversas. Desde su elaboracin con escasa participacin juvenil y con una mirada adulto cntrica, hasta cierta memorizacin de la juventud al hacer el voto optativo para las personas de entre 16 y 18 aos (manteniendo la obligatoriedad para el resto), y la consagracin de una nica forma de participacin enmarcada en la democracia representativa, como si solo all se dirimieran las formas polticas juveniles ms potentes e innovadoras. En este punto podemos preguntarnos qu significa ser joven en la Argentina actual, cules son los significados y modos de ser joven en disputa? Por un lado, encontramos la juventud construida como causa pblica que produce adhesiones y movilizacin poltica. Por otro, lanocin de juventud en tanto autoafirmacin o autopercepcin, cuando los colectivos juveniles o dejvenes se reconocen como tales y a partir de ese reconocimiento despliegan su prctica. Comotercer significado, encontramos el procesamiento de los conflictos polticos expresados en clavede disputa generacional, la nueva poltica versus la vieja, no como modos o expresin de intereses, sino como smbolo de la poltica de los jvenes y la de las generaciones anteriores.Asimismo, aparecen otras concepciones de las juventudes que presentamos en pares dicotmicos: el joven aptico-participativo versus el individualista-comprometido; la juventud como sujeto en el presente (aqu y ahora) a diferencia de la juventud como preparacin para el futuro (moratoria), el joven ciudadano contra el joven consumidor, la juventud como riesgo o amenaza, distinta a la juventud como sujeto de derecho y tambin a la juventud como sujeto o agente de cambio.A partir de lo dicho, sostenemos que en los ltimos treinta aos es posible observar entre losjvenes un doble desplazamiento. En primer lugar, desde las formas clsicas de organizacin yparticipacin poltica hacia otro tipo de espacios y prcticas en los que no slo no rechazaban lapoltica, sino que se politizaban sobre la base de la impugnacin de los mecanismos delegativosde participacin y toma de decisiones. Este es el movimiento que sign los aos ochenta y msfuertemente- noventa (podramos fecharlo en el perodo 1983-2002/3). En segundo lugar, unatrayectoria que marca una nueva parbola de recomposicin de la poltica partidaria e institucionalcentrada en el Estado; un reencantamiento con lo pblico estatal y con las formas clsicas departicipacin poltica. Es decir, el surgimiento de organizaciones que se nombran o autopercibencomo juveniles, que se constituyen desde o en dilogo fluido con el Estado y encuentran en laspolticas pblicas de ciertos gobiernos latinoamericanos (que denominan progresistas o populares)espacios frtiles de accin y desarrollo de sus propuestas. Son grupos que en algunos casosestn vinculados a juventudes partidarias y que en todos los casos se presentan como base deapoyo de los gobiernos en cuyas polticas o instituciones participan.Esta es ladinmica que marca el proceso de recomposicin que caracteriz a la Argentina luego de 2003.Sin embargo, este regreso de la poltica vinculada a los partidos y a los canales institucionalespropuestos desde el Estado no ser una rplica de momentos anteriores. Al contrario, se asentarsobre nuevas bases caracterizadas por tres nociones fundamentales: territorio, politizacin yespacio pblico o comn.Entonces ya nada volver a ser como era. La recomposicin poltica que experimentamos en la actualidad se sustenta sobre las bases de las transformaciones en los modos de hacer poltica a partir de las grietas que se abrieron en la dcada del noventa y se consolidaron luego de 2001. Ms que regreso, podemos hablar de reactualizacin o resignificacin de elementos presentes en momentos anteriores. Entre la disrupcin y la integracin, entre la continuidad y innovacin, entre la autonoma y el estado se dirimen las formas de participacin poltica de las juventudes argentinas en la actualidad.

Bibliografa http://www.revistabicentenario.com.ar/las-formas-de-participacion-politica-juvenil-en-la-democracia-argentina-treinta-anos-de-encuentros-divergencias-cambios-y-persistencias/2