LA FLOR DE ACAHUAL (Silvestre).

No he encontrado un dato que diga que la flor de acahual fue una flor importante en

nuestros pueblos prehispánicos. Cuando digo importante me refiero a, por ejemplo, la importancia

que tuvo la flor de cempasúchil, cempaxóchitl o cempoalxúchitl. Fray Bernardino de Sahagún las

describe así en su Historia General de las cosas de Nueva España: “Estas flores que se llaman

cempoalxúchitl son amarillas y de buen olor, y hermosas. Hay muchas dellas que ellas se nacen y

otras que las sembran en los huertos. Son de dos maneras: unas que llaman hembras

cempoalxúchitl, y son grandes y hermosas; otras hay que se llaman macho cempoalxúchitl: no son

tan hermosas ni tan grandes”1. Y por supuesto, las flores de cempoalxúchitl fueron usadas en las

ofrendas de los muertos en los rituales de estas culturas. Por eso son llamadas también flor de

muerto.

El nombre de la flor de acahual proviene de las palabras acahualla: yervacal (hierbazal)

crecido y; acahualli: baldía tierra o yervas secas y grandes para encender hornos2. A la planta

también se le conoce como maleza, precisamente porque se extiende como maleza en terrenos

baldíos. Proviene también su nombre de las palabras acatl: caña hueca, y; acatla: campo de

cañas3. Pues una vez que la planta se seca el tallo forma una caña que si bien no está hueca el

material carnoso del tallo se vuelve muy poroso.

Pero no es esta la importancia que denoto en la planta y flor de acahual que florece de

agosto a noviembre y fructifica de octubre a diciembre. Todas las flores silvestres mantienen una

fenología (relación de los factores climáticos y su ciclo de vida). Es decir, tienen un ciclo de vida

más o menos fijo según las condiciones ambientales. La flor de acahual curiosamente aparece o se

reproduce en los tiempos de los días de muertos. ¿Es esto significativo?

El elemento que viene a parecer mágico o misterioso en esta flor, diría yo, es que aparece

y desaparece. Explico, el hacho de ser una flor llamativa, vistosa, hace que cuando surge de la

mata irradie luz y belleza. Esos campos baldíos se vuelven jardines hermosos de flores amarillas y

naranjas que reverberan. Es entonces que llegan los días de muertos y estas flores por una

analogía natural se asocian a ellos.

Del mismo modo que las vemos ahora las vieron nuestros antepasados precolombinos y

precortesianos. Supongo, y no creo que sea una idea descabellada, que estas flores fueron parte

de esa concepción filosófica de la vida y la muerte. De la naturaleza en general, Las flores en

particular repetían ese ciclo de vida eterna, la verdadera vida que era la muerte. Sólo muriendo se

podía vivir para siempre, porque para los nahuas la vida sólo era un sueño:

"Lo dejó dicho Tockihuitzin, lo dejó dicho Coyolchuiqui: sólo venimos a dormir, sólo venimos a soñar, no es verdad, no es verdad que venimos a vivir sobre la tierra: cual cada primavera de la hierba. así es nuestra hechura: viene y brota, viene y abre corolas nuestro corazón, algunas flores echa nuestro cuerpo: i se marchita!

Lo dejó dicho Tochihuitzin."4.

Todo lo que existía en la tierra era fugaz, y si la vida era un sueño lo verdadero no estaba

aquí en la tierra. Sin embargo, había dos cosas que sí podían expresar la verdad: flores y cantos.

Las flores fenecían pero lo hacían para volver a nacer. Así, permanecían siempre como el sol y los

días. El canto, por otra parte, era lo único capaz de permanecer en la tierra. El hombre moría pero

su memoria y creencias permanecían en los cantos que se repetían una y otra vez. Flores y cantos

fueron el alma de una poesía que encerraba el pensamiento filosófico de un pueblo abatido

inmisericordemente por los españoles: "Lo único verdadero sobre la tierra (azo tle nelli in

tlaltícpac), es precisamente lo que tal vez ¨satisface al dador de la vida¨: los cantos y las flores”5.

Por eso creo que las flores de acahual fueron parte de la concepción de la vida y la muerte de los

nahuas, porque hace más de dos mil años como ahora, estas flores amarillas y naranjas aparecen y

desaparecen de octubre a diciembre, pero sobre todo en noviembre.

“¡Llegaron las flores! ¡A revestirse de ellas, oh príncipes, a adquirir su riqueza! Fugaces en extremo nos muestran su rostro, fugaces reverberan. Sólo en tiempo de verdor llegan a ser perfectas. ¡Las amarillas flores de mil pétalos! ¡Llegaron las flores junto a la montaña!”

Flores nuevas. Anónimo de Huexotzinco Cantares mexicanos

1. Sahagún, Fray Bernardino de, Historia General de las cosas de Nueva España 2, Conaculta-Alianza Editorial Mexicana, México, 1989, pág. 785.

2. Molina, Fray Alonso de, Vocabulario en lengua Castellana y Mexicana y Mexicana y Castellana. Estudio preliminar de Miguel León-Portilla, Editorial Porrúa, México, 1970.

3. Siméon, Rémi, Diccionario de la lengua Náhuatl o mexicana, Siglo XXI Editores, México, pág. 8. 4. León-Portilla, Miguel, La filosofía Náhuatl, UNAM, México, 2006, pág. 64. 5. Ibid., pág. 65.

Realizado por Gildardo Rodríguez Díaz

Profesor de la Unidad Académica Preparatoria No. 32

Universidad Autónoma de Guerrero.