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    CAPTULO III

    Las Facultades Espirituales

    y el Ser Personal I. LA INTELIGENCIA HUMANA. A. El encuentro del ser humano con la verdad La inteligencia tiene como fin alcanzar la verdad. Por esto nos detendremos un poco en el encuentro con la verdad que no es cualquier cosa, y desde lo cual se puede barruntar la naturaleza e importancia de la inteligencia, que tiene como acto propio el conocer intelectual la realidad. La verdad se define precisamente, como la adecuacin del intelecto con la realidad conocida. En general, el encuentro con la verdad es muy importante para que el ser humano sea persona. Constituye un gran acon- tecimiento. Cuando un ser humano se ha encontrado con la verdad le acaece en cierto modo una revelacin personal cuya respuesta es un cierto enamoramiento, un compromiso con la verdad descubierta, de manera que el hombre despliega sus mejores energas en profundizar en ella y en darla a conocer.

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    Los seres humanos estamos hechos para el conocimiento de la verdad y cuando la encontramos, cuando la descubrimos, aquel acontecimiento marca nuestras vidas. De pronto, uno se percata de que hasta ese momento su vida haba transcurrido sin esa luz, sin esos horizontes, y que gracias a aquello que se nos ha aparecido como verdadero, nuestra vida se abre a nue- vas dimensiones, anteriormente desconocidas. A veces sucede que si la verdad alcanzada es de muy alto nivel, uno se pregunta cmo es que pudo vivir todo el tiempo transcurrido sin conocerla. La verdad le cambia a uno la vida, le hace ver que puede vivir de modo diferente y enton-ces se le hace inolvidable. Precisamente la verdad se expresa con el trmino griego aletheia (a=sin, lethos=olvido) Estamos he- chos para la verdad y cuando tenemos la suerte de encontrarla aquella se hace inolvidable. Sin embargo, hay muchos niveles de verdad. Es ms, la verdad se puede encontrar no slo en la filosofa (aunque a sta le corresponda buscarla rigurosamente). Tambin uno se puede encontrar con la verdad en otras ciencias, en las matemticas, en la economa, en la medicina, etc.; tambin en el arte, en la msica, y adems se puede encontrar la verdad en otra perso-na. Cuando se encuentra la verdad en una persona, cuando sta se nos presenta de modo resplandiente, uno puede ver que no puede hacer otra cosa que comprometerse con ella. Entonces cambia la propia vida, la presencia de aquella persona es punto de referencia imprescindible, con una novedad que transforma la existencia.

    En cualquiera de los encuentros con la verdad esa reali-dad se le aparece al sujeto de modo resplandeciente, y queda

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    comprometido con la tarea que aquella verdad comporta, a la cual no se duda en dedicar parte importante de nuestro tiempo, de nuestras energas, de nuestros afanes. Normalmente aquella verdad que se ha encontrado invita a un mayor descubrimiento. As se pueden ir viendo uno a uno los posibles encuentros con la verdad y todos tienen esa caracterstica de descubrimiento esplendoroso de la realidad y de compromiso en la tarea de progresar en esa verdad.

    Actualmente, es necesario descubrir la verdad, hacer la experiencia de buscarla, de encontrarla y de comprometerse con ella. Estamos muy necesitados de ella en todos los niveles y su carencia tiene consecuencias nefastas en todos los mbitos de la vida humana.

    Sin embargo, el encuentro con la verdad no es fcil, sino que alcanzarla conlleva esfuerzo. Por eso, si un ser humano est instalado en el hedonismo, si tiene el placer como nico valor rector de su vida, es muy difcil que se encuentre con la verdad o que la pueda reconocer. El descubrimiento de la verdad supone una actitud previa: la admiracin, el desahabituamiento, la actitud humilde, algo in-genua e insatisfecha, de quien se pone en camino hacia el en-cuentro con la verdad, sabiendo interrogarse sobre la realidad. Esto supone la capacidad de preguntarse hasta de lo ms evi-dente, pugnando por penetrar en las entraas mismas de la realidad.

    Los intentos para hacerse con la verdad pueden ser muchos. As, en la filosofa histricamente, el itinerario en pos de la verdad, tiene unos claros comienzos con los filsofos griegos, hacia el s. V. a.C. Cuando Herclito y Parmnides se

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    plantean el conocimiento de la realidad, empiezan por tratar de responderse a esa pregunta precisamente: Qu es la realidad?, todo es un continuo devenir, todo cambia? o existe algo per-manente? Si todo cambia, si la realidad es un flujo en constante movimiento, qu esperanzas hay de conocer realmente? Si vamos a la realidad para tratar de hacernos con ella y se nos escapa, como el agua entre los dedos, si es imposible asirla, poseerla, entonces slo queda la desesperanza.

    Parmnides, abre un resquicio a la esperanza, sostiene que el ser es permanente, que la realidad no cambia; con lo cual cabe la posibilidad de que la inteligencia humana se mida con aquello. Las averiguaciones parmendeas son insufi-cientes, pero son una primera detectacin de lo permanente.

    Cuando el ser humano se pone en contacto con lo esta-ble, cuando se para a pensar, ese detenerse ante algo verdade-ro le proporciona un encuentro con lo necesario, con aquello que no puede ser de otra manera. Por otra parte, el ser humano tiene grandes deseos de permanencia, se resiste a disolverse en la fugacidad de los instantes, y aunque est instalado en la temporalidad se resiste a disolverse en ella. Por ello, si el hom-bre se encuentra con lo permanente, encuentra respuesta a una exigencia propiamente humana.

    Por esta razn, si el hombre nunca se encontrara con la

    verdad, si la realidad fuera contradictoria, si fuese incognosci-ble, entonces ira como sin norte, a cualquier parte, sin puntos de referencia seguros, permanentes; slo le quedara entregarse al caos, a la solicitud de los instantes sin contar con la luz orientadora de la verdad.

    Para un ser humano, renunciar a la verdad, equivaldra a renunciar precisamente a lo que le es propio, a lo que le corres-ponde, ya que por tener inteligencia el ser humano puede me-

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    dirse verdaderamente con la realidad, puede gracias a su inteli-gencia encontrarse con aquello que es necesario, permanente. Cuando el ser humano no se ha encontrado con la verdad le ocurre una desgracia inmensa, sera hacer dejacin de su pro-pio ser, no vivir como persona humana. Una vida as no es propiamente vida, no tendra discursividad, ni continuidad, sera como una gran oscuridad, estara a merced de cualquier instan-cia irracional interior o exteriormente. B. Nocin de inteligencia La inteligencia es propia de los seres humanos, es aquello por lo que ms comnmente se le diferencial de otros seres vivientes. Aristteles define al hombre como un animal que posee logos. Esta tenencia humana, la de su actividad intelectual, es superior a las tenencias corpreas o materiales, que se pueden adscribir al mbito corpreo y material. Tambin es superior a las que se pueden poseer en el conocimiento sensible. Inteligen-cia slo posee el hombre y gracias a ella que el ser humano puede alcanzar niveles muy altos de posesin. Podemos empezar por distinguir la inteligencia como fa-cultad (potencia), del acto que la pone en ejercicio. La primera es considerada como potencia y en cuanto tal tiene la posibi-lidad de pasar a acto, de actualizarse. En la tradicin aristotlica se encuentra una metfora muy bella a la que hemos hecho mencin en el captulo anterior, la metfora del hombre despier-to y del hombre dormido. El hombre dormido representa al hombre que tiene la posibilidad de ejercer actos intelectuales pero que nos los ejer-ce, en cambio el hombre despierto se corresponde con aquel que ejerce actos cognoscitivos del ms alto nivel como son los intelectuales. El hombre no est siempre despierto en este sen-

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    tido, pero una vez que estrena la inteligencia le son entregadas grandes cotas de verdad. As se pueden ir conociendo dimen-siones de la realidad hasta entonces insospechadas y se puede iniciar la andadura intelectual con ms o con menos intensidad. Qu es lo que hace que la inteligencia como facultad se actualice? Segn la Filosofa Clsica, esto corre a cargo del intelecto llamado agente. Este intelecto agente cuyo descubri-miento lo hizo Aristteles, es el que actualiza a la facultad como potencia, incide, acta en ella, precisamente actualizndola. Dentro del planteamiento aristotlico el entendimiento agente es el acto que actualiza la inteligencia. Agente es pre-cisamente el que hace, el que opera, el que acta. Qu es el intelecto agente? En la abstraccin lo que hace el intelecto agente es iluminar la imagen sensible, el fantasma dado por la sensibilidad interior, y al iluminarlo abstrae la forma inteligible. Por esto se le ha representado al intelecto como una luz, pero se trata de una luz que no es fsica, ya que el intelecto agente no es nada material. Esta luz est tambin sugerida en el signi-ficado etimolgico de la palabra intelectos (intus legere: leer dentro). Qu es lo que abstrae el intelecto agente? precisamente una forma inteligible. Esto es glorioso. La luz del intelecto per-mite una lectura, un conocimiento muy superior al que puede tener el conocimiento sensible que slo conoce formas concre-tas particulares. El animal jams podr acceder a objetos inteligibles, no puede tener noticia de formas abstractas; no tiene inteligencia y carece de intelecto agente; por tanto se queda pegado a las formas sensibles que son slo formas sin-gulares, constreidas a slo lo concreto. En cambio el ser humano puede habrselas con formas que no estn limitadas a lo concreto y singular; si un animal se

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    diera cuenta de la reduccin de su mbito cognoscitivo, no lo podra soportar, lo que ocurre es que para darse cuenta de eso se precisa de la inteligencia, y por eso e