LAS DIABLADAS DE PILLARO

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LAS DIABLADAS DE PILLARO

La Fiesta de la Diableada se realiza todos los años en Píllalo provincia de Tungurahua del 1 al 6 de enero en horas de la tarde. Las comparsas representan al diablo, que según la historia, vino a América con el cristianismo, como parte del imaginario heterogéneo, supuestamente perfeccionado por los españoles de la época. 

A partir de entonces una de las ideas que asumieron los pueblos originarios en torno al diablo fue aquella de haberlo servido de modelo de las insurrecciones; es decir, de las libertades reprimidas. 

Según este concepto, el cristianismo le llegó al indio como un modelo mental y cultural de anulación de sus libertades. La gente baila, salta y se alegra transformada en diablo. Imagina las caras en las caretas que pueden ser de sus propios opresores o las que desearían tener para asustar a quienes imposibilitan su libertad. Posesionado del terror de ellas se ilusiona espantando, gritando y bailando en libertad. 

Las contiendas agresivas de las diableadas pillarías no son rivalidades sectoriales. En el fondo, el espíritu de libertad y rebeldía de este pueblo ancestral tiene su reflejo en esta manifestación, que debe ser cuidada y mantenida con orgullo, dice el Dr. Pedro Reino del Municipio de Píllalo. 

Miembros de las Diableadas 

Esta ancestral fiesta se expresa en la danza de cientos de diablos de todas las comunidades de Pillarlo, que danzan en círculo alrededor de un grupo conformado por los cholos y cholas; los huacos van por los extremos y las guarichas, son las que encantan a los espectadores,

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porque realizan numerosas gracias. Son hombres disfrazados de mujeres con vestidos semejantes a una funda decorada, cubren su cara con una careta de malla y llevan en sus manos una muñeca, una botella de licor y un pañuelo. 

El historiador ambateño Pedro Reino dice sobre la Diableada, que fue la rebeldía mestiza e india contra la religión católica la que dio comienzo a esta fiesta, pues en año nuevo los gamonales y la curia daban permiso a los indios para hacer sus fiestas y éstos se disfrazaban de diablos en repudio a las prédicas sacerdotales. El baile termina en la iglesia pese a que más de un sacerdote intentó abolir esta tradición sin éxito, y que los diablos al grito de achachay se tomaban las calles, en medio del júbilo y admiración de los visitantes que llegaban a la ciudad

En la Fiesta de Los Diablos de Píllaro no hay vísperas ya que no hay priostes para ésta celebración y solo se basa en la fiesta. Para la fiesta de los diablos se organizan con varios meses de anticipación, para buscar la banda de músicos que acompañará a los danzantes; esto se logra formando comisiones y directivas en las parroquias y caseríos con el objeto de sacar adelante a la festividad, siendo la gratificación psicológica de sus integrantes.

La organización también se da en el recorrido, cada comparsa de diablos vienen desde las parroquias y caseríos rurales al medio día hacia el centro de Píllaro, primeramente danzando dos vueltas alrededor del parque central, luego de ello se retiran al lugar de descanso que los organizadores pidieron con anticipación, y estas pueden ser plazoletas, escuelas, el sindicato de choferes, o la ccasa de uno de los organizadores que viva en el centro.

Esta fiesta no tiene fin económico, pero para solventar la mayoría de los gastos se realiza una contribución simbólica de parte de los participantes; la misma que sirve para adquirir voladores, camaretas y el licor que es compartido entre los bailarines.