Las ciudadelas de negocios en las megaciudades ... · más prestigiosos de México, como Teodoro...

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Las ciudadelas de negocios en las megaciudades latinoamericanas Silvia Arango Universidad Nacional de Colombia. Bogorá Introducción Tal vez deba comenzar diciendo que tengo reservas freme a la denomi- nación "globalización" para referirse a la siruación económica y cultural del presente. Tal vez sería más acertado hablar de "imernacionalización de las comunicaciones", "desagregación de la producción" o "colonialismo cultu- ral" que no son, ciertamente, fenómenos nuevos y que presentan especificidades que han sido estudiadas en diversos ámbitos. Cada uno de estos fenómenos incide sobre las ciudades latinoamericanas de manera dis- tinta y a distinto nivel. En las últimas dos décadas las ciudades latinoamericanas acusan fe - menos urbano-arquitectónicos de índole cuamitativo y cualitativo. Algu- nos de ellos son :la disminu c ión del crecimiento urbano, e! aumen to de la mar ginalidad económica en estratos bajos y altos, la recuperación de los ce ntros histór ic os, la conversión d e! espacio bl ico en tema político, la importan ia adquirida por e! transp orte m asivo y la crisis de las políticas de vivie nda colectiva. No hasta J ó nde estas mani fe staciones generales pued. 11 i mp utarse a la no ci ón de "global in ión"; es posihle qu e más bien respondan a las inercias históricas ur banas que vienen d e! siglo XX. Lo qu es posible, e identificar expre si ones parciales y p unt ua les d o nd e se eon - cenrran, Hsicame nt e. lo ereeros de la internacionalización de val o re . 247

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Las ciudadelas de negocios en las megaciudades latinoamericanas

Silvia Arango Universidad Nacional de Colombia. Bogorá

Introducción

Tal vez deba comenzar diciendo que tengo reservas freme a la denomi­

nación "globalización" para referirse a la siruación económica y cultural del

presente. Tal vez sería más acertado hablar de "imernacionalización de las comunicaciones", "desagregación de la producción" o "colonialismo cultu­

ral" que no son, ciertamente, fenómenos nuevos y que presentan

especificidades que han sido estudiadas en diversos ámbitos. Cada uno de

estos fenómenos incide sobre las ciudades latinoamericanas de manera dis­

tinta y a distinto nivel. En las últimas dos décadas las ciudades latinoamericanas acusan fe nó­

menos urbano-arquitectónicos de índole cuamitativo y cualitativo. Algu­

nos de ellos son:la disminución del crecimien to urbano, e! aumento de la

marginalidad económica en estratos bajos y altos, la recuperación de los centros históricos, la conversió n de! espacio público en tema político, la

im portan ia adq uirida por e! transporte m asivo y la crisis de las políticas

de vivienda colectiva. No sé hasta J ó nde estas mani festaciones generales

p ued. 11 imp utarse a la noción de "global in ión"; es posihle que más bien

respondan a las inercias histó ricas urbanas que vienen de! siglo XX. Lo qu

sí es posible, e identi ficar expresi ones parciales y puntua les donde se eon­

cenrran, Hsicamente. lo ereeros de la intern acionalización de valo re .

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l.a Ciudad l.atinoamericana en el Sigln XX I

En este trabajo me referiré a una man ifestaci ón urbano-arqu itectónica que ha hecho su apa rición en los últi mos 15 años y con acusada aceleración en lo que va del siglo XXI: los conjuntos de grandes dimensiones, de ciu­dadelas de negocios y habitación que se han construido en ¡as megaciudadt:.) latinoamericanas y que pueden considerarse como "islas de globali7.3ció n"

en medio de! magma urbano. La aparición de estas ciudadelas en las cuatro megaciudades latinoame­

ricanas - México, Sao Paulo . Buenos Aires y Río de Janeiro, cuya población es difícil de calcular, pero que sobrepasa los 15 millones de habitanres­puede ser premonitorio de lo que sucederá en e! próximo futuro en el siguiente escalón urbano, es decir, en las ciudades que están hoy entre los S y los 10 millones de habitantes. Para ello se han tom ado tres ejemplos que están en pleno auge: Sanra Fe en Ciudad de México , la Barra de Ti ¡lIca en RJo de Janeiro y Catal inas, Puerto Madero en Buenos Aires. En sentido estricto, también se ha debido incluir algün ejemplo en Sao Paulo, pero no lo conozco tan de cerca como los que aq uí se incluyen. De todas maneras, las islas de globalizació n en México , RJo de ] aneiro y Buenos Aires son suficienres para il ustrar una tendencia urbana ligada a los valores y prác ti ­cas de la inrernacionalización de las comunicaciones, la desagregación de la producción y el colonialismo cultural con temporáneo~ .

Las ciudadelas de negocios en estos tres casos son la representación ur­bano-arqui tectón ica del m undo feliz de la "aurosegregación de los triunfa­dores" o "el lugar de los cosmopolitas flo tantes". Más que un efecto de .Ia globalizaci6n, tengo la sospecha de q ue se trata de la huella urbana de las vigenci as de una generación q ue está accediendo a su momento de figura­ción histórica. El personaje ideal para e! q ue están construidas estas ciuda­delas responde a un modelo vital deseable que se puede llamar yuppie que, aunque no es realidad sino para un sector de la sociedad, es anhelado por muchos otros; por ello no logra permear la total idad de ciudades co mple­jas y enormes, pero sí logra moldear una parte de ella y configurarla a su · .Imagen y semejanza.

El modelo vital de la generación yuppie puede representarse a partir de un personaje pro totípico que, sucintamente, se describ iría así: joven ejecutiV@ bonit@ y bien vestid@ con ropa de marca, que carga un maletín con un co mputador portátil ; es celular-dependiente, posee una sofisticada relación gastronóm ica co n la comida gounnetque a menudo co nfecciona él mismo, hace ejercicio regularmente y deposi ta en la técnica su confianza optimista hacia el fu tu ro; vive en un avió n - posee tarjeta de viajero fre­

Las ciudadelas de negocim en las megac iudadcs latI noamer icana

cuente- y busca sus vacaciones en un lugar exótico, ojalá frente al mar,

pero que tenga al menos Ipod, conexión a Internet y televisión por cable.

En términos de sus preferencias estéticas, se inclina por el ascetismo for ­

mal. Como no se siente arraigado a ningún lugar pues se considera un

nómada, amuebla su apartamento transicional de gusto minimalista con

pocos objetos de refinado diseño y no se rodea de decoraciones inútiles;

concede importancia a los muebles, sobre todo, a las sillas de trabajo, que

deben cumplir con requisitos ergonómicos para cuidar la columna verte­bral; de ahí que la Aeron Chair sea, en cierto modo, su mueble simbólico.

Foto 1. Aeron chalr en el hogar. Foto: Christopher Seid .

Los que alcanzan a hacer realidad ste modelo son principalmente allos

fu ncionarios de empr sas estatale o privadas, n clonal o Internac ionales,

de la economía "formal ", per lamuién lo omparten los trabajadores free lance de la economía inf rmal d alto nivel qu tr bajan por u uenLa:

d iseñador gráfi os, expert s n comp utación, publi istas independien­L s, asesore de imagen, relacionista públicos, e critore gl lOSf, perso ajes

de la faránd ula te l visiva, etc. Los C]ue no al anzan el mod lo p ro lo envi ­

dian , se reclu tan en la masa dejóv nes urbanos d las clas m ia que ven

en este modelo la repr en tación del éxi to . Para ójicamen te , un 010 lo

vita l democrát ico pu s no se basa en heren ias soc iales, si no en la

meritocrac\a y, en principio, cualquiera pue te acceder a él siempr y c !an ­

do se esfuerce lo suficiente en una competencia si n t I" gua en la que hay

ganadores y perdedores.

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La Ciudad Latinoamericana en el Siglo XXI

tratase de buscar precedentes para las ciudadelas de negocios desde el pun­to de vista urbano y arqu itectónico, el referente tal vez estaría representado por el conjunto de La Defense en París y su edificio ícono: el gran arco, del que Marguerite Duras comentó que era "la única verdadera cons trucción religiosa de nuest ro riempo" , aludiend o, tal vez, al in menso vacío que con­fo rma el centro del edificio. París es, tradicionalmente, un referente desea­ble para los latinoamericanos.

Los tres ejemplos: características urbanas

Santa Fe está situada en la zona montañosa del suroriente de ciudad de México, en los bordes de la autopista México-Toluca y con comunicación directa con los aeropuertos de México (a 30 Km) Y Toluca (a 40 km). Aunque no es muy distante del núcleo denso del D.F., parece lejana, pues su acceso se hace a través de El Bosque de Las Lomas y los barrios ricos que ~

lo prolongan. En la época colonial, la zona donde estaba el viejo pobládo de Santa Fe estaba intensamente arborizada, alrededor de nacimientos de ríos y de allí salía uno de los acueductos que abastecían la ciudad. Con el tiempo y la deforestación, la zona se fue erosionando, y terminó convertida

en una inmensa cantera desértica de donde se extraía arena para la cons­trucción, rodeada de la vivienda precaria de los trabajadores de la arenera, situación que duró hasta 1985.

En la búsqueda constante de "zonas de desarrollo controlado", la muni­cipalidad de Ciudad de México decidió expropiar 352 hectáreas en la zona de Santa Fe (Decreto de julio de 1984) y permitir un tipo de urbanización que fuera compatible con una política para frenar la erosión, reforestar y mantener sus alrededores montañosos como reserva eco.lógica. Para ello dotó a la zona de infraestructura de servicios y se creó una empresa mixta (Servimet) con empresas privadas (fundamentalmente Televisa) que desa­rrolló un Plan Maestro, en el que intervinieron algunos de los arquitectos más prestigiosos de México, como Teodoro González de León y Ricardo Legorreta.

Paralelamente, la Universidad Iberoa mericana empezó a construir allí un nuevo campus (el anterior se averió por el sismo de 1985) , y varias empresas nacionales y transnacionales decidieron localizar sus sedes admi­nistrativas (como Televisa, Banamex, Banco Santander, Hewlett Packard,

IBM, Mercedes Benz, Unysis , Eds y Movistar). La presión de las grandes empresas distorsionó los buenos cometidos del Plan M aestro y Servimet se

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Las ciudadelas de negocios en las megaciudades latinoamericanas

liquidó en el 2003 en medio de escándalos por irregularidades y corrup­ción. En la actualidad, la zona está en pleno desarrollo , posee uno de los precios más elevados del suelo urbano y se están presentando propuestas de grandes nuevos proyectos que la municipalidad. débilmente, intenta

controlar a través de una reglamentación especial. La Barra de Tijuca, al sur de Rio de Janeiro, es una delgada franja de

terreno de 18 Km., entre el mar y una serie de lagunas y humedales, cuya Aora y fauna constituyen una importante reserva ecológica. Para la ciudad, la zona es la prolongación lineal , al borde del mar, de los barrios ricos de Copacabana. Ipanema, Leblón y Gávea. La expansión en esta dirección esta­ba cortada por el morro de San Conrado y una carretera precaria hacía de la zona de la barra un lugar suburbano y bucólico: alH se realizaban carreras de carros en los años 1960, algunos cariocas iban los fines de semana a buscar playas incontaminadas y una favela se empezó a asentar en la ladera sur del morro. La construcción de dos túneles y la ampliación de la carretera en los años 70 permitieron un acceso rápido y eficiente a la zona, y Lucio Costa

desarrolló un anteproyecto general para su posible urbanización.

Foto 2 Santa Fe México D.C., en el fondo el edificio Corporativo Calakmul.

Foro: Enrique Fernández "Lanuro .. , www.f1ickr.com/phorosllanzero

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La Ciudad Larinoamericana en el Siglo XXI

Foto 3 Barra de Ttjuca, RJo de Janei ro. Foto: Marcos Cavalcante

Foto 4 Puente de la Mujer, Puerto Madero, Buenos Aires.

La Barra era, sin embargo, un lugar muy atractivo y a medida que trans­currieron los años 80 empezaron a constru irse edificios de vivienda subur­bana, mientras que la favela de Rosinha fue creciendo hasta convertirse en una de las más grandes de la ciudad. La construcción se intensificó a parrir de los años 90 con la aparición de grandes condominios habiracionales, hoteles, centros comerciales, universidades privadas y centros de negocios como el Río Design Center, el Centro Cultural y Deportivo Israelita, el centro empresarial Barra Shopping, el Centro de Convenciones, un parque

Las ciudadelas de negocios en las megaciudades larinoamericanas

acuático y el Autódromo, que, junto con la calle Ayrton Sen na, recupera la memoria de las carreras de carros de tres décadas antes. La profusión de estas construcciones formaron una sucesión de conjuntos autónomos que desbordaron toda planeación, hasta convertir los lB kilómetros lineales de la Barra de Tijuca en el fenómeno actual, que algunos ven como la promesa de la ciudad del futuro y otros como una pesadilla urbana.

El conjunto de Catalinas y Puerto Madero en Buenos Aires, a diferencia de los dos casos precedentes, tiene una localización muy distinta, pues está enclavado en el centro mismo de la ciudad. Ante la inutilidad de las viejas instalaciones portuarias, que ocupaban un vasro sector entre el corazón de la ciudad y el río de La Plata, en los años BO se propusieron varias alterna­tivas de rehabilitación del secror de Puerto Madero por parte de arquitec­tos prestigiosos (como las firmas de Mario Roberto Álvarez, Raña Veloso y Asociados y Serra Valera) y la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, en el taller de Juan Manuel Borthagaray.

En 19B9 se crea la Corporación Ant iguo Puerto Madero que, al año siguiente entrega un Plan Estratégico desarrollado entre instancias locales del Estado central y municipal, con consultores de Barcelona. El ambicio­so proyecto para 170 hectáreas comprendía, como punto principal, la res­tauración y reutilización de los antiguos almacenes del puerto, la construc­ción de edificios de vivienda y ofici nas, y la adecuación de una zona ganada al río como parque y reserva ecológica. En el proyecto rondaba la mítica imagen de un dibujo de Le Corbusier en 1929 que planteaba rascacielos en una isla artificial sobre el río.

La "operación puerto Madero" resultó tan exi tosa que, rodeando los viejos galpones de depósitos transm utados en re taurantes y almacenes de lujo, tofts y sedes universitarias , comenzaron a erigirse rascacielos del lado del centro urbano, consolidando rápidam me la zona d e Catalinas, que empataba con un núcleo empresaria! desarro llado desde los años 70. Al lí se ubicaron varios cines, un centro de convenciones y las sedes de grandes empresas nacionales y m ulcinaci nales, como 18M, Aerolíneas , M icrosoft, Telecom, el Banco de Boston, la petrolera Repsol YPF y los hoteles Sheraton y Hi lton. Al encontrar sus lím ites, hoy en día está en pleno desarrollo el área uh icada al ot ro lado de los diques, coli ndante con la reserva ecológica, no sólo con la aparición de nuevos edificios empresariales, sino con condo­minios habitacionales, pues la demanda de vivienda ha crecido mucho en el área y hoy son los apartamentos más costosos de Buenos Aires. El Plan Estratégico inicial se ha modificado al punto de ser irreconocible y se han desbordado las densidades previstas.

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A pesar de sus diferencias de localización , desde el pW1tO de vista urba­nístico, estas tres expansiones presentan características comunes. Las tres colindan con áreas de co nservación ambiental, lo q ue, además de prometer un am biente natural grato, restringe su expansión y las destina a convertir­se en conjuntos O barrios delimitados, aunque no cerrados. En rodas ellas participaron inicialmente arquitectos reconocidos en sus respectivos países con planes que fueron fi nalmente desconocidos o al terados d rásticam ente.

Por ello, ninguna de ellas conforma un conjunto coherente, pues a pe­sar de su origen como áreas plan ificadas, a la hora de la verdad fue el alea­torio interés inmobiliario y la especulación urban a las q ue primaro n. Su conformación es lineal en los tres casos y, so bre todo. en Santa Fe y Barra de Tijuca, dependientes de una vía de alta velocidad que si bien brinda facil idad de acceso, produce el ambiente desolado de un collar de edi fi cios O conjuntos desconectados que no logran conformar el espacio de una ca­lle. La ve/ocidad de los vehículos en estas vías ha hecho que, sobre todo, en la Barra de T ijuca, se imponga la lógica de "strip de Las Vegas" q ue esrudia­ba Robert Venturi desde los años 60, con letreros, foros u objetos de gran tamaño (generalmente en inglés y con referencias norteamericanas) que buscan llamar la atención del pasajero del auto móvil.

Los tres ejemplos: características arquitectónicas

En cuanto a la arquitectura, los {fes ejemplos también presentan carac­terísticas comunes. Los edificios de grandes empresas O corporaciones cons­truidos en los últimos 15 años son casi siempre muy altos -más de 30 pisos- y en ellos predominan los que tienen estructuras de acero y fachadas corridas en vidrio, siguiendo un ícono arq ui tectónico empresarial q ue vie­ne del movimiento moderno y con más de medio siglo de duración. Las diferencias con esta trad ición moderna tienen que ver con los remates o los accesos con formas inusuales a las que algunos de el los recurren para indi­vidualizar la construcción y volverse emblemáticos de cada empresa. Se puede decir que se trata de una mala arq uitectura costosa y tecnificada: son edificios "inteligentes" (es to es, con clima y servicios controlados por com­putador) y muchos ascensores, amplios estacionamientos subterráneos en varios sótanos -por lo cual se usa con frecuencia los valet parking- y varios de ellos con cafeterías y gimnasio incluidos.

Su característica principal y la que se anuncia con más énfasis, son las condiciones de seguridad: son edificios cercados o cerrados, con rígidos

Las ciudadelas de negocios en las megaciudades latinoamericanas

controles para los visitantes, alarmas, filtros de control automatizado para la entrada con tarjetas o sensores de huellas digitales y circuitos cerrados de televisión con sus cámaras dispue ·tas por todos lados. La obsesión por la seguridad, acentuada t ras el atentado a las Torres Gemelas en Nueva York en el 200 1, es indicadora de ondiciones psicosociol6gicas del hom bre contemporáneo. Se podría decir que estos edificios revelan cÓmo la insegu­ridad inherente al ser humano se p lantea ahora como una dialéctica cultu­ral que, como dice Jaime Go nz,ález Cabra, opone la seguridad de lo previ­sible y controlable, representado en el lugar de dom icilio y en el lugar de trabajo, como lo real , a la inseguridad de lo imprevisible, el exterior y la calle, relegado al mundo virtual.

Es interesante notar que, a pesar del co nvencionalismo dominante, en los tres casos hay una preocupación por tener algunos ejemplos representa­tivos de buena arq ui tectura, para lo cual se llama a algunos arquitectos extraídos del j et-ut nacional o in ternacio nal que hacen una arquitectura "de marca" , reconocible por los entendidos. En Santa Fe es tán como ejem­plos el Corporarivo Calakm ul (1 994- 1997) de Agusdn Hernández, un conj unto habitacio nal de Ricardo Legorreta y, sobre tOdo, la torre del Cor­porativo Arcos Bosques (1990-1996) que entroniza la entrada a Santa Fe, de Teodoro Gonzalez de León, cuya evocaci6n al arco de La Defense en París es más que evidente, pero que es conocido coloquialmente como "el panta­lón". En Catal inas se alza la torre de 36 pisos, recientemen te termi nada, de la Repsol YDF de Ce ar Pell i y el Puente de la Mujer, de Sant iago C alatrava. En Barra de Tijuca, donde la arquitectura promedio es de más baja cal idad que en los casos anteriores, se está buscando un "efecto Bilbao" con la construcción de la C iudad de la M úsica: un conjunto de inmensos audito­rios para distinto tipo de representaciones m usical encargado al francés Cristián de Portzampac, que está en construcción, con termin ción p revis­ta para el 2008, Ydonde se busca reinterpretar la heroica trad ición arqui­tectónica moderna brasilera.

En Barra de 1ijuca y Santa Fe hay otro tipo de edificaciones que mere­cen comentarse: los centros comerciales. Para 1997, en la Barra había 27 centros comerciales y, como si fueran pocos luego se siguieron construyen­do otros. Algunos de ellos son muy pintorescos: el New York City Center tiene una réplica enorme de la Estatua de la Libertad en su exterior, y el World Center tiene plazoletas con iconos gigantes de París (la torre Eiffel), Pizza (la torre inclinada), Londres y Siena. El mayor centro comercial en Santa Fe (Centro Comercial Santa Fe) fue inaugurado en 1993 (diseño de

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Sordo Madaleno), es el más grande de América Latina y comprende varios edificios en sucesión lineal, rodeados de un inmenso parqueadero con ca­pacidad para 3.000 carros. Posee 300 locales de firmas comerciales, 14 salas de cine, gimnasio, práctica de golf y enormes atracciones para niños (Piccolo M ondo, La Ciudad de los N iños, Play Time, erc.).

En cuanto a los edificios destinados a vivienda, en Santa Fe y Puerto Madero son construcciones subsidiarias de los ed.ificios empresariales y consisten fundamen talmente en grupos de una o dos torres de apartamen­tos peq ueños (llamados generalmente Lofts) con un espacio único que inte­gra sala, comedor y cocina y, a veces, uno o dos cuartos independientes. Muchos de ellos funcionan a la manera de aparta-hoteles y se alq uilan amoblados por semanas o meses, en cifras que osci lan alrededor de los 2.000 dólares m ensuales. En Barra de Tijuca, además de las torres aisladas, se continúa con la tendencia de construir conjuntos habitacionales de ta­maño medio y, en años recientes, en torres de alta densidad en conjuntos cerrados, con apartamentos de lujo (de 150 a 200 m etros cuadrados), p is­cina, gimnasio y otras facilidades colectivas, destinados a fam ilias de altos ingresos. La arquitectura de estos edificios es bastante adocenada y típ ica, y como sus inversores no arriesgan esté ticamente y se dirigen a una cliente­la anónima y previsible, tienden a repetir esq uemas trillados.

Futuro previsible

Como conclusión, diría que si estas ciudadelas de negocios pretendían crear un mundo "globalizado" incontaminado e independiente, el contexto general de la ciudad latinoamericana no lo permitirá. Lo más probable es que en las próximas décadas terminen siendo barrios con los rasgos predomi­nantes de la ciudad general. Varios indicios perm iten hacer esa afirmación.

En primer lugar, la tendencia habitacional más reciente en Santa Fe (con el proyecto "Ciry Santa Fe", a terminarse en 2010) y Puerto M adero es similar a la ya presentada en la Barra de T ijuca, es decir, la de construir apartamentos mayores pensados para famili as, lo que implicará facilidades para los niños y otros servicios convencionales de sectores habi tacio nales pudientes. Esta tendencia señala hacia su consolidación como un barrio residencial y comercial, combinados con otros usos. La localización cerca­na a zonas de reserva ambiental, permite preveer que su crecimiento en­contrará sus lfmites en el futuro próximo.

En segundo lugar, aunque son zonas hoy carfsimas y en ese sentido, excluyentes, en ellas trabajan, viven o estudian personas de distintos niveles

Las ciudadelas de negocios en las megaciudades larinoamericanas

de ingreso. Ya se empieza a notar la presencia de restaurantes bararos, ventas callejeras y otras facilidades normales de las ciudades latinoamericanas que muestran có mo, en e! futuro , estas zonas adquirirán la impronta de diversos sectores sociales y no tendrán la imagen física exclusiva de los yuppies.

En tercer lugar, en aquellos lugares en que h y afluencia de personas ajenas al sector, se vislumbra la probabil idad de q ue se conformen centros con características urbanas que recu rdan la ciudad tradicional. i en e! urbanismo in icial , los centros comerciales sustituían esa necesidad de lu­gar de encuentro general, la tendencia l'¡\tima es la de conformar espacios colectivos en las calles convencionales. En Barra de T ijuca es probable q ue este centro se constituya alrededor de I Ci udad de la Música; yen Santa Fe ya se está formando espontáneamente en torno al acceso de la Universi­dad Iberoamericana y posiblemente se verá reforzado por e! megaproyecto vecino de la Ciry San ta Fe (con vivienda, cines y restaurames) que se plan­teó en 2007 para t rm inarse en 20 10 con el lema "bienvenido a la civiliza­ción". Puerto M adero no necesi ta crea r su propio cemro, pues ya lo tiene: son las bodegas rem ddadas del anciguo pu ero , con su reco rrido peatonal y un caricter lúdic atractivo a tur istas y visitan tes de toda la iudad.

En cuarto lugar, es noto rio cómo en la publicidad de la vivienda que se está construyendo, nunca se enfat iza el carácter em presarial de la zona, sino las características trad icionales de la ciudad en que se incrustan, con un claro roque nostálgico de! pasado urbano. El énfasis carioca en las actividades de la playa acerca a la Barra a barri S tradicionales como Copacabana; de hecho, uno de los c nj untos más populares de la Barra es Downtown con calles peatonales y pequ ñas plazas, a la manera de un pueblo. La prometida reforestación de Santa Fe evoca la ci udad verde que desea rodo ciudadano dd D.F. Los muelles remodel ados de Puerto Madero recuerdan e! pasado de los migrantes que llegaron a Argentina por e! puerto.

En quinto lugar, los valores yuppie de la generación en plena actuación no parecen ser compartidos por una generación más joven -hoy en las universidades o recién egresada- que buscan una vida urbana menos segre­gada. Como poseen una actitud menos maravillada ante los artefactos téc­nicos, con los cuales crecieron , su estética tiende a ser menos minimalista y más cercana al expresionismo. Sin embargo, es muy pronto aún para pre­decir las manifestaciones urbano-arquitectónicas de esta nueva generación,

pues sólo serán plenamente visibles en una o dos décadas.

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El hábitat popular en la ciudad (no) globalizada

Carlos Alberto Torres Tovar Universidad Nacional de Colombia, Bogorá

Introducción

La actual ciudad colombiana es el producto de la intensificación, en las últimas décadas, de las co ntradicciones propias del modelo de desarrollo capitalista en su fase más avanzada -neoliberal-, lo cual ha incidido en su rápida transformación yen la aceleración del proceso migratorio campo­ciudad. Esta situaci ó n agobia a las ciudades por efectos de la profundización del conflicto interno q ue se vive en el país, a lo cual se suma la agudización de las condiciones de pauperización del campesinado colombiano y las dificultades permanentes generadas por las erráticas polí­ticas económicas y sociales que han marcado períodos de inestabilidad y crisis económica, siendo los más afectados los sectores de población de más bajos ingresos (Banco Mundial, 2002)' .

La ciudad colombiana de inicios del siglo XXI es la expresión del indi­vidualismo y la competencia que impone la dinámica del mercado, la internacionalización de la economía y la globalización de las sociedades, profundizando cada vez más las diferencias sociales, económicas, ideológi­co-culturales, políticas y ambientales, reflejadas entre otros aspectos en la

I El es[udio sobre la pobraa en Colombia indica que el 64% de la población colombiana esrá

en condiciones de pobre".a (27millares de personas en [érminos absoluros) y de ellos 6. millares

esrán en una siruación de miseria. Población que hoy en día esrá cons[ruyendo la ciudad colombiana y pan:icularmenre la ciudad informal.

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La Ciudad Larinoam ericana en el Siglo XXI

concentración poblacional en las ciudades, el deso rden urba no , el aumen­to de la segregación físico-espacia!, la ampliación de las áreas perifér ic3.s y de borde de urbanizació n informal. y las ocupaciones permanentes de s UP­

lo público y privado. A ello se suma la extensión territorial an rieconónl Jca de las p rincipales ciudades a costa de la urbanización de tierras de aIro po tencial agrícola o de protección ambiemal, así como el deterioro de las áreas centrales an tiguas y la prol iferación de inquilinatos. Todos estos fac­rores con tribuyen a la ampliación de los problem as de inequidad social manifi estos en la im posición de nuevas formas de exclusión , marginalidad, desempleo y miseria.

Con los nuevos tiem pos neoliberales , la construcción de vivienda para sectores de población de bajos ingresos no es una prioridad de atención pública; en este contexto, la auroproducción del hábi ta t popular seguirá siendo la respuesta de los más pobres. Así, las ciudades colombianas conti­núan creciendo y al tiempo diversifican sus procesos de construcción y consolidación, sin haber superado las d ifi cultades relacionadas con la do ta­ción y alta demanda de acceso a servi ci os pú blicos domicil ia rios, equipam ientos colectivos e infraes tructura en las distintas escalas de aten­ción, los problemas cuanti ta tivos y cualitativos del hábi tat y la vivienda. que al igual que los otros factores, aún se encuentran po r reso lver. En estas circunstancias Colombia se seguirá consolidando como un pais eminente­mente urbano, que llegará a albergar en las ciudades a más del 85% de su población total hacia la mitad de esre siglo, continuando a su vez el creci­miento del hábitat popular.

El presente texto parte de co ntextualizar la situación de los últimos años para poder entender las tran~formaciones de la ciudad colombiana y las decisiones im plementadas en materia de polít icas públicas. En ellas se reconoce que la ciudad de Bogotá se ha convertido en los últimos años en una ciudad paradigmática y refe rente de los procesos de transformación de las ciudades no sólo colombianas sino latinoamericanas.

Ello implica hacer una lectura lo más objetiva posible de lo que es la ciudad y el modelo que se propone en los injcios d el siglo XXl y exponer de manera ordenada tres cuestiones principales. Primero, las características sobre las cuales surge el hábi tat popular en América Latina, yel modelo de desarro llo sobre el cual se confi guran las ciudades. Segundo, efectuar una reflexión sobre el papel q ue cumple el hábitat popular como estructurador de los territorios urbanos mediante procesos de planeación no regulada. pero admitida, y revisar CÓmo desde las perspectivas del modelo de desa­

El hábitat popular en la ciudad (no) global izada

rrollo y la globalización el mercado acoge e! hábitat autoproducido como escenario fundamenral de su expansión y desarro llo. Tercero, ejemplificar algunas acciones de desarrollo urbano a rravés de procesos de Mejoramien­to Integral de Barrios -MIB- como respuesta al mejoram iento a la ciudad ye! hábi tat autoproducido.

Cabe señalar que la reflexión aquí presenrada es todavía un compendio de cifras, variables e indicadores, al igual que claves de lectura que requieren ser profundizadas y clasificadas, de forma tal que permitan comprender e inrerpretar acertadamenre los procesos de! conjunto de América Latina y particularmente el proceso colombiano. Aunque esta tarea está aún por ha­cerse, la evidencia fragmenraria e incompleta disponible permite avanzar al­gunas conclusiones provisionales, que a conrinuación se desarrollan.

Urbanización neoliberal y planificación territorial

Es claro que el crecimienro y la consolidación urbana en América Latina no han permitido reducir los problemas de pobreza y exclusión presentes, por el contrario han aumenrado significativamente al igual que su pobla­ción. Aún se observan la acelerada urbanización, la expansión de los proce­sos demográficos, la madurez y estructuración de sistemas de ciudades (Cuervo, 2004) . Este crecimienro demográfico y de la urbanización no ha significado un crecimiento equilibrado en lo espacial, lo económico, lo polftico, lo ambiental y lo social. Por e! conrrario, al desagregar estas di­mensiones, se encuentran complejas disparidades de carácter estructural que afectan e! sistema de relaciones sociales, aumentando las condiciones de exclusión urbana existentes.

Por ello, la exclusión urbana debe ser objeto permanente de cuestionamientos, más aún, debe hacerse una revisión estructural de las dimensiones básicas de la transformación territorial (físico-espacial, políti­ca, socio-cultural, jurídica, ambiental y económica). Así mismo, si enten­demos la ciudad como proceso dinámico y expresión de un contexto cultu­ral en un momenro y enromo determinados, no podemos aceptar que con toda la experiencia y conocimiento que hoy conramos para la producción del pri nci pal espacio vital de los seres humanos. nuestras ciudades. y prin­cipalmenre sus sectores más pobres, sigan creciendo fundadas en la preca­riedad físico-espacial , la exclusión política. la injusticia social, la irregulari­dad jurídica, la deficiencia ambiental y la miseria económica.

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La Ciudad Latinoamericana en el Siglo XXI

Esta es, hoy por hoy, una manifestación de un modelo de desarrollo global inadmisible desde el punto de vista humano y urbano. Por ello, la necesidad de reconfigurar un modelo de desarrollo que se ajuste a las con­diciones estructurales de América Latina, es una meta a construir y con ella el acceso equilibrado a los distintos niveles de bienes y servicios que ayuda­rán a superar en el mediano plazo las condiciones actuales de exclusión de las poblaciones más vulnerables, aportando al desarrollo de proyectos na­cionales con viabilidad económica y política de manera sostenible, en don­de las ciudades se constituyan en motores de cambio y transformación en pos de mejorar la calidad de vida de los habi tantes y las ciudades.

El presente aparte se detiene en observar dos aspectos: el primero rela­tivo a las tendencias de la urbanización en América Latina y en Colombia, yel segundo discute sobre las estraregias de plani fi cación y el o rdenamien­to territorial para la ciudad de Bogotá. como referente a revisar.

Tendencias de la urbanización en América Latina y Colombia

A nivel latinoamericano, las ciudades en general han sido construidas a partir de múltiples migraciones impuestas y/o no planificadas (desde sus mismos orígenes) y atravesadas por las variables propias que ha adquirido el sistema político y económico, signado por el capitalismo depen diente, generando un esquema de ocupación del espacio y de construcción del territorio marcado por la desigualdad y la segregación socioeconómica y espacial de la población, que se expresa a nivel urbano en la confi guración de los denominados asentamientos informales caracterizadas, en la mayo­ría de los casos, por la autoproducción de vivienda y la precariedad deno­minados como hábitat popular. Pero también se expresa en el desigual desarrollo regional la concentración de los factores productivos tales como la tierra, el capital, el trabajo y la ciencia.

La pobreza y la presencia de asentamientos informales caracterizados como precarios, marginales o tugurios, son el común denominador. Según estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo -BID- para 2002, el 61,7% de los pobladores urbanos (que representan las tres cuartas par­tes de la población latinoamericana) vivía en condiciones de pobreza2 •

1 Es importante men cionar que los métodos para definir la condición de pobreza varían,

permitiendo la formulación de disrintos ripos de variables e índices, a partir de los cuales

aumenta o disminuye el ramaño de la población pobre.

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El hábitat popular en la ciudad (no) globalizada

Dicha caracterización se asocia con la configuración de asentamientos de origen informal. Como ejemplo, en Ciudad de México estos asentamientos representaban para finales de la década de los 90 el 40% del territorio ocupado en la ciudad (Clichevsky, 1999) yel 50% en Lima (Riofrío, 1999; Mello, 1999; Brakarz, 2002).

Existen varios procesos (la mayoría de las veces de carácter estructural) a través de los cuales las condiciones de pobreza que sufren los habitantes urbanos, se traducen en la aparición y desarrollo de asentamientos infor­males de condiciones precarias de habitabilidad. Esto se asocia con la satis­facción y acceso de los pobladores a bienes y servicios ofenados no sola­mente por el mercado sino también por el Estado, en tanto la situación de pobreza y su condición humana demandan básicos vitales para subsistir. La condición material de vida de las com unidades urbanas asentadas en espacios autoproducidos, ha sido caracterizada como de ilegalidad e infor­malidad, de desarrollo incompleto, siendo criminalizada la mayoría de las veces. Algunos de los factores que inciden estructuralmente en la configu­ración urbana para América Latina son los siguientes:

a. Dificultades de la planeaciÓl'l urbana a largo plazo en el actual modelo de desarrollo: Aunque las ciudades hoy cuentan con procesos de pla­nificación y ordenamiento pensados a largo plazo, la mayoría de las veces son formulados con criterios que obedecen a aspiraciones macroeconómicas y criterios técnicos distantes de las necesidades del conjunto de la población, ajenos a la idea de superación de la pobreza o al mejoramiento de la calidad de vida mediante el crecimiento de la producción. De esta manera, problemáticas evidentes y previsibles no tienen lugar en los ejercicios de planeación, o las soluciones que se plantean no tienen viabilidad social o política, máxime cuando se involucran diferentes escalas de intervención que privilegian una di­mensión sobre otra, sin aprehender la configuración urbana, presio­nando el cambio y la transformación tanto de la política como del espacio urbano.

b. Mercado de suelo informal e insuficiencia de tierras urbanas: Las ciu­dades no han logrado planificar y regular la llegada de grandes canti­dades de población migrante, ni su ubicación e integración al territo­rio urbano, como tampoco satisfacer las necesidades propias del creci­miento vegetativo de los habitantes urbanos. La incapacidad se asocia con el hecho de que la emigración rural-urbana contiene variables que

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trascienden la ciudad misma, para relacionarse con la forma en que el modo de producción se reproduce al interior del espacio nacional, definiendo tanto la especialización del territorio como los modelos de regionalización y urbanización . Esta dinámica incide ranto en el ago­tamiento del suelo urbanizable como en su concenrración, y limi ta las ofertas de suelo para la vivienda social, m áxime cuando dicha estrate­gia está atada exclusivamente al mercado ya los inrereses del sistema financiero.

c. Insuficientes e inadecum1as poUticas de Vivienda Social (VS): fntima­mente ligado al anterior factor está la incapacidad de dar una respues­ta promovida desde la esfera pública a la necesidad de vivienda social a partir de la estrategia de producción pública. En Colom bia es ta estra­tegia se ha caracterizado por no cumplir cuantitativa ni cualita[Ívameme con la demanda exisrenre y porque no logra llegar hacia los sectores de menores recursos, incidiendo en q ue la franj a de población de más bajos ingresos, corresp ondiente por lo general a los estratos socioeconómicos 1 y 2, no pueda acceder a los planes de financiación y crédito de la oferta de VS. Estos sectores sólo tienen como solución la autoproducción de vivienda mediante diversas estrategias (legales o ilegales. pero la mayoría de las veces legítimas), las cuales conforman los hábitat populares presentes desde hace varias décadas en las ci uda­des colombianas. Se estima que anualmente se forman en Colombia 185.500 hogares y que frente a la necesidad de vivienda el mercado sólo produce 94.000 unidades, así 91 .500 hogares deben resolver por su propia cuenta el acceso a la vivienda y a un hábitat digno. En el caso de Bogotá la situación es similar, se forman 50.834 hogares anualmente y solamen­te son atendidas por el mercado 29.700 viviendas para las necesidades creadas, es decir que 21.134 hogares establecen otras alternativas de acceso al suelo urbano y la vivienda, principalmente a través de la autoproducción de la misma en zonas inadecuadas urbanÍsticamente (ONP, 2005).

d La ciudady e/derecho ciudadano: A pesar de que la ciudad se reconoce como un escenario de oportunidades para muchos, la realidad que vive a diario la mayoría de la población que busca una nueva vida y mejores oportunidades económicas es muy distinta. La ciudad en nin­gún momento aparece para ellos como un campo de desarrollo perso­nal y colectivo, por el contrario, muchos de sus aprendizajes son

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invalidados y sus derechos son desconocidos. El tipo de pertenencia y

proyecto de vida que generan las ciudades en la mayoría de la pobla­ci6n que las habita, está muy lejos de los ideales que inspiran el con­cepro y la noci6n de ciudadanía plena para un gran conjunto de la población. Por el contrario, se fundamenta en la idea de consumidor.

e. Pobreza, desempleo y sub empleo: El acceso y la prestaci6n de servicios tanto sociales como de bienes, queda mediado exclusivamente por el poder adquisitivo de los pobladores en un comexm de bajos ingresos y pobreza generalizada. Como corolario queda establecido que se es ciu­dadano en tamo exista un vínculo con el mercado a través del dinero,

en tamo el mercado se erige en el asignador de los recursos. Es funda­memal emender que la informalidad y la precariedad3 son condicio­nes multicausales y multidimensionales que requieren de estrategias integrales que deben superar la escala local y necesariameme implican iniciativa y volumad políticas, además de planes y proyectos específi­os que imenten afectar varias de las causas de su aparici6n y desarro­

llo. Junto a la pobreza, problemática principal de nuestras ciudades, es necesario dar cuenta de que la marginalidad y la informalidad son

frum de los déficit cuantitativos y cualita tivos acumulados en la ciu­dad entendida imegralmeme como un rodo.

3 De la misma forma como ocurre con la noción de pobreza, la definición de precariedad puede entenderse desde di srinras perspectivas y con base en distintos conceptos y métodos para medirla. Sin embargo, a partir de la inclusión de este término en la onceava meta del milenio de la ONU que plantea la necesidad de "Lograr, para el 2020, una mejora significativa en las condiciones de vida de al menos 100 millones de habitantes de asentamientos precarios", se entiende como el resulrado de la combinación de diversas dimensiones de la vida humana, que van desde las condiciones económicas y material es, hasta los estilos de gobierno y las formas de participación, cnrre orras. Un ejemplo de ello son las recomendaciones que desarrollan la Meta 11 : "Promover sistemas de buena gobernanza urbana, Establecer esrrucruras institucionales facilitadoras involuCl"3J1 do a todos los acrores. Implementar y monitorear estrategias de desarrollo de ciudad orienraíhs en favor de los habitantes más pobres , Estimular las iniciativas de los habitanres de los asentam ienros precarios y reconocer el rol de las mujeres en las mismas, Garan­tizar la tenencia segura, consolidar los derechos de posesión y regularizar los asentamientos informales, Involu rar inquilinos y propietari os en la búsqueda de soluciones dando prioridad al interés colecti v(), Adoprar un enfoque progres ivo en el mejoramiento de los asentamientos preca­

rios, Conjugar aporr municipales, subsidios cruzados y contribuciones de los beneficiarios para asegurar la facti bilidad financiera de la mejora de los asentamientos precarios, Disefiar y negociar planes de reubicación solamente cuando sea absolutamenre necesario, Combinar el mejoramien­ro de asentamientos precarios con la generación de empleo y desarrollo económico local, Desa­rrollar nuevas áreas urbanas a rravés de la habilitación de tierra.s e infraemucrura básica".

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Frente a estas problemáticas, a nivel internacional se han formulado lineamientos y directrices que involucran por una parte a la banca interna­cional -particularmente el Banco Interamericano de Desarrollo -BIO- y el Banco Mundial -BM-, incluido recientemente al Banco Alemán KFW­-, con la formulación de programas y proyectos de cooperación orientados a la superación de !a pobreza y al fortalecimiento de la democracia. De otra, se cuenta con los convenios y pactos internacionales suscritos por Colombia en materia de desarrollo, hábitat, vivienda y en los aspectos rela­cionados con el mejoramiento de las condiciones y calidad de vida de la población colombiana, regidos principalmente por los acuerdos suscritos con las Naciones Unidas, en la Cumbre del Milenio, y los Encuentros de Hábitat, realizados en diversas partes del mundo desde 1976.

Desde la perspectiva hasta aquí señalada, la ciudad colombiana se consti­tuye como un reflejo del proceso de urbanización en América Latina. Frente a ello, dos aspectos interesa enfatizar: primero, el papel del crecimiento poblacional y urbano, y luego, el tamaño del problema de la exclusión.

En el primer caso el proceso de urbanización a lo largo del siglo XX en Colombia es más dinámico que él de algunos países latinoamericanos. Por ello, la idea de cuadricefalia urbana, como lectura establecida hacia media­dos del siglo XX (Bogotá, Barranquilla, Medellín y Cali), como modelo idóneo de distribución espacial urbana, cambia desde los años 90 cuando Bogotá asume un mayor dinamismo y las tres ciudades siguientes decaen, fortaleciéndose por el contrario las seis ciudades que continúan en impor­tancia sumadas a las denominadas áreas metropolitanas (Dane, 2008). Bogotá se reconoce en los inicios del siglo XXI como ciudad primada4

, no solamente por su tamaño poblacional, sino también por la alta concentra­ción funcional y de servicios, constituyéndose como el principal generador del PIB, con una aportación superior al 25% del total del PIB nacional.

En el segundo caso, el tamaño del problema de exclusión se hace evi­dente al analizar los indicadores de pobreza y desigualdad en Colombia en el período 1978-2001 (DNP, 2004). Se encuentra que las tasas de pobreza absoluta y extrema disminuyeron, pasando del 80% al 67% y del 45% al 26%, respectivamente; sin embargo, los logros de la década anterior se pierden -y aún al año 2008 continúa aumentando la pérdida-, lo cual en

• El concepto de primacía urbana se ha de entender no como disfuncionalidad o anormalidad, sino como una dimensión particular y específica de un proceso más general y comprensivo, el de la concentración urbana.

El hábicac popular en la ciudad (no) global izada

términos reales significa un detrimento en los avances sociales acumulados por más de una década que no son fáciles de recuperar. Los índices de pobreza urbana para la presente década en las diez principales ciudades del país reflejan el nivel de atraso en materia de desarrollo social y económico, a pesar del dinamismo del proceso de urbanización.

Con este panorama se puede afirmar que el crecimiento y consolidación del proceso de urbanización en Colombia, y de América Latina en general, no han permitido reducir los problemas de pobreza y exclusión urbana, ni generar un mayor acceso de la población de más bajos recursos económicos a los bienes y servicios presentes en la ciudad, ni mejorar las condiciones de habitabilidad y calidad de vida.

Estrategias deplanificacióny elordenamiento territorial

Cada vez más en la actualidad, fruto de las relaciones establecidas a nivel global como de las dinámicas asociadas a la división internacional del trabajo y su realización en las sociedades nacionales, los espacios urbanos se constituyen en atractores y receptores de población: no sólo atraen a los moradores rurales, sino también a personas de diversos países. Pero además de esto, se han constituido en centros de concentración de actividades financieras y bursátiles, erigiéndose en epicentros de la inversión de capita­les nacionales e internacionales.

En las dos últimas décadas Bogotá se ha consolidado como centro de servicios y mercado financiero. La ciudad se configura como la articuladora de los distintos agentes que toman parte en el proceso productivo, políti­co, social y cultural de la nación y del mundo, al concentrar servicios, bienes e infraestructura, pero fundamentalmente mercado y consumido­res, contando también con la oferta político-administrativa generada por las entidades públicas y privadas. Al atraer población, se convierten igual­mente en un gran reservaría de fuerza de trabajo para suplir las demandas del proceso productivo.

Esta condición urbana, conformada a partir de la cualificación de las relaciones de mercado y producción, termina incidiendo en la configura­ción socio-espacial, presionando una suerte de ordenamiento espacio-fun­cional del territorio, determinado por la lógica del modo de producción como por las resistencias y estrategias de los sectores excluidos presentes en los hábitat populares. Las ciudades, entonces, asumen un esquema de cre­cimiento urbano caracterizado por una organización de las actividades eco­

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nómicas; es simultáneamente dispersa espacialmente en el área geográfica de las grandes urbes (ya sean áreas metropolitanas, ciudad-sabana, ciudad­región, región central, región de ciudades, región metropolitana, ete.), pero globalmente integradas a partir de la especialización de las actividades desa­rrolladas en el suelo urbano, la división social del trabajo, la definici6n de competencias políticas y administrativas en el ámbito público y privado, entre otros aspectos.

Estas dimensiones se materializan a través de la formulación de Planes de Ordenamiento del Territorio -POT_s. La ciudad se constituye, enton­ces, en un centro de dirección desde donde se organiza la economía mun­dial. Las ciudades se convierten en puntos de localización claves para acti­vidades financieras, servicios avanzados a la producción y puntos genera­dores de innovación. La ciudad se define desde un punto de vista funcional al mercado y a la acumulación de capital (Boisier, 2001).

La especialización contenida en el POT de Bogotá, plantea la construc-· ción de zonas específicas para el sector financiero y de servicios, zonas resi­denciales, parques tecnológicos y zonas francas, entre otras. Se materializa esta noción a través de decretos reglamentarios de los denominados Planes Maestros, Planes Parciales, Unidades de Planeación Zonal y Planes de Re­gularización y Manejo, entre otros, los cuales contienen las pautas a desa­rrollar para convertir a la ciudad en un potencial económico en materia de servicios financieros, salud, turismo, educación superior y, principalmen­te, servicios. En este contexto, devienen nuevas dinámicas de segregación socio-espacial como la expulsión de población al interior de la ciudad, el deterioro de ecosistemas estratégicos, la elevación del precio del suelo urbanizable disponible, yel agotamiento de programas de vivienda social en virtud de las actividades prioritarias establecidas por el modelo urbano en sus planes y proyectos.

Así mismo, Bogotá se articula al proceso productivo mundial cobrando importancia como vía para la circulación de grandes capitales en Latinoamérica y el mundo, siendo involucrada como espacio nodal en los grandes proyectos de infraestructura vial y de conectividad regional.

5 Escablecidos desde la aprobación de la Ley 388 de 1997 o Ley de Desarrollo Terricociaf.

El hábitat popular en la ciudad (no) globali7..ada

El hábitat popular en Bogotá

Para 2008 la ciudad de Bogotá se cuenta entre las ciudades más grandes de América Latina, cuyo crecimiento se asocia, entre muchos otros facto­res, a las dinámicas propiciadas por más de 60 años de confrontación polí­tica y militar entre diversas facciones políticas y tendencias ideológicas, que han conducido a la urbanización del conflicto armado interno. Así mismo, se relaciona con las condiciones estructurales de inequidad y po­breza inherentes al modelo de desarrollo. El crecimiento poblacional inci­de de manera particular en las dinámicas de crecimiento urbano, en tanto los recién llegados demandan espacio para la realización de sus necesidades materiales y espirituales, derivando en la autoproducción del hábitat por vía del llamado mercado informal. Dicho fenómeno se siguen acentuando, debido a que no han existido eficientes políticas públicas para la genera­ción de ofertas de hábitat y vivienda social asequibles a pobladores urbanos de bajos ingresos; se seguirán profundizando en tanto el mercado continúe siendo el único asignador de los recursos y no se produzca una interven­ción del Estado.

Para analizar esto se propone observar cuatro aspectos que permitan entender la magnitud de la problemática acumulada en la ciudad: prime­ro, una rápida descripción de los problemas no resueltos y contradicciones presentes en la ciudad; segundo, la clarificación de la condición de pro­ducción dicotómica de la ciudad a partir de dos modos principales de configurarla, el uno planificado desde el control gubernamental y el otro autoproducido a través de los que se ha denominado urbanismo informal o hábitat popular; tercero, un breve análisis de las connotaciones que conlle­va para el hábitat popular el modelo de ciudad adoptado; y por último, la identificación de algunos elementos para una relectura y re-imaginación del hábitat popular.

Problemas no resueltos y contradicciones presentes en la ciudad

Al observar la otra cara de la moneda de la realidad de Bogotá, no la que se vende al turismo, sino la que se vive a diario, se encuentra un cúmulo de problemas no resueltos con altos niveles de complejidad, varios de ellos en un estado crítico. Ello obedece al resultado de una ciudad diseñada con criterios excluyentes, de la cual surgen dos o más urbes: la planificada oficialmente y que responde a la fase actual del modo de producción capi­

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talista, y la que simultáneamente los pobladores diseñan, construyen y habitan palmo a palmo ante la inexistencia de alternativas reales de acceso al mercado formal de empleo, vivienda, espacio público, servicios de bien­estar social, etc.

Como señalan los documentos oficiales de Bogotá, la ciudad estaba vi­viendo una crisis social de una enorme magnitud al encontrarse más de la tercera parte de la población en situación de pobreza o indigencia6

• Ello evidencia lo que algunos sectores ha venido insistiendo en los últimos años: la poca o nula atención al componente social de la ciudad, al hacer la admi­nistración énfasis exclusivo en lo físico-espacial como factor de cambio.

De manera sintética los principales problemas de! hábitat popular autoproducido que se presentan actualmente en Bogotá son:

a. La falta de atención a lo social para la superación de la pobreza y la miseria, en cuanto a garantías de acceso a servicios sociales, equipamientos barriales, infraestructura básica y servicios públicos domiciliarios, situaci6n agravada por las política.~ impositivas y tarifarias.

b. La falta de generación de empleo e ingresos, estables, con el consecuente aumento del subempleo y e! empleo informal, condición que no elimi­na la producción, comercio y flujo constante de capitales en la ciudad.

(, Para el mes de agosto del año 2004, Consudo C..orredor Martlnez Directora Departamento Administrativo Bienestar Social - Dabs- Coordinadora de! Eje Social del Plan de desarrollo Bogotá sin indiferencia Un compromiso social contra la pobrrzay la rxclusión 2004-2008, indicaba que en la ciudad de Bogotá -según el sistema de medición de linea de pobreza y linea de indigencia, que valora la evolución de la pobreza con base en los ingresos, basada en la Encuesta Nacional de Hogares (Dane, 2003)- , 3.572.810 de los habitantes de Bogotá (52,1%) se encontraban en situación de emergencia social (entendiendo por ello e! no ejercicio pleno de los derechos de los bogotanos, especialmente las poblaciones pobres, vulnerables y excluidas, particularmente los niños, tos jóvenes y los adultos mayores), destacando que 2.232 .629 habitantes, 32.5% de la. población total de Bogotá está en situación de pobrtoza, en tanto 669,766 habitantes, correspondientes al 9,8% de la población total de la ciudad, se encontra­ban en condición de indigencia. Asl mismo, la Encuesta de calidad de vida (Dapd, 2003), daba cuenta que el desempleo afeecaba a 700 mil personas, e indicaba un deterioró aún más la equidad en la ciudad con una distribución dd ingreso (Gini = 0,56). Estos indicadores, contras­tan con el .hecho de ,ser Bogotá la ciudad que presenta las mejores condiciones de desarrollo urbano a nivel de Colombia, los cuales no se reflejan para la mayorla de sus habitantes. Otro estudio señala que para el año 2005 hablan mejorado las condiciones de la ciudad donde e! 29,8% es decir 2.141.000 bogotanos se encontraban en condición de pobreza en tanto que el 4,0% es decir 285.000 bogotanos se encontraban en condición de indigencia (López & Núñez, 2007:60).