Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

44
EN LOS ANOS rsí O V E N T A S -1 EN LOS ANOS áÉP1 niversidád nacional autónoma M éxico íSTITUTO BE INVESTIGACIONES SOCIALES ____ q STITUTO F R A N C É S_ D_E_ A M É R I C A L a T IN A j ■%*

description

Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H (Coordinador)

Transcript of Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

Page 1: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

EN LOS ANOS r s í O V E N T A

S -1EN LOS ANOS

áÉP1

n i v e r s i d á d n a c i o n a l a u t ó n o m a d é M é x i c o

í S T I T U T O B E I N V E S T I G A C I O N E S S O C I A L E S ____q S T I T U T O F R A N C É S_ D_E_ A M É R I C A L a T I N A j

■ % *

Page 2: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

LAS CIENCIAS SOCIALES EN LOS AÑOS NOVENTA

Page 3: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES SOCIALES INSTITUTO FRANCÉS DE AMÉRICA LATINA

COLECCIÓN PENSAMIENTO SOCIAL

LAS CIENCIAS SOCIALES EN LOS AÑOS NOVENTA

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO1993

Page 4: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

C oord inac ión Editorial: S a ra G o rd o n R a p o p o i t

Edición al cu idado de: Lili BujPortada: J u a n B erruecosP r im e ra edición: 1993 ^DR © 1993, U nivers idad N ac iona l A u tó n o m a de M éxico Ins ti tu to de Investigaciones Sociales T o r r e II de H u m a n id a d e s , 7o piso C i u d a d U n ivers i ta r ia , 04510 , M éxico, D. F.En coedición con:D R © Ins t i tu to F rancés de A m érica L a tina

Im p reso y hecho en México ISBN 968-36-2940-7

ÍNDICE

I n t r o d u c c i ó n ................................................................................ 1

Los desaf íos d e las ciencias sociales hoy ......................... 9Pablo González Casanova

La sociología d e la acción en Am érica L a t i n a ................. 25A la in T oura ine

La s i tuación ac tua l en las ciencias sociales l a t i n o a m e r i c a n a s ........................................................................ 43

H einz R . Sonntago

Page 5: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

INTRODUCCIÓN

Page 6: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

I n t r o d u c c i ó n

El conjunto de los textos que form an este libro son producto de un seminario organ izado por el Instituto de Invest iga­ciones Sociales de la Universidad Nacional Autónom a de México y el Instituto Francés de América Latina, con el objeto de discut ir el estado que gua rdan las ciencias sociales en América Lat ina du ran te los años noventa.

A lo la rgo de siete décadas, el Inst i tuto de Inves t iga­ciones Sociales ha sido el espacio académico en el que se ha n p ro d u c id o , desde dis tintas especial idades hasta n u e ­vas fo rmas de conoc im ien to en to rno al ámbi to social y pol ít ico t an to en México como en América Lat ina.

La his to r ia de la cu l tu ra sociológica y pol itológica de la r-egión la t in oam er icana pasa necesa r iamente p o r los m uros d e este Inst ituto y p o r sus publ icaciones. Esta inst i tución ha sido el espacio de recreación inte lectual de mexicanos y la t inoamericanos , quienes en los sucesivos m o m e n to s de la sociología ha n estado convencidos de que la explicación de los p rob lem as nacionales o r eg io ­nales — s egún fuera el caso— se encon traba en cada u n a de las g r a n d e s corr ientes teór icas vigentes, ya fue ra el i n d i g e n i s m o o el d e s a r r o l l i s m o , la teor í a de la d e p e n ­dencia o el marxismo; o bien, tuvieron la convicción de la

[3 ]

Page 7: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

4 INTRODUCCIÓN

cenrral idad de la clase ob re ra y de que la comple ja rea l idad la t inoamericana , o mexicana , p o r sólo seña la r un caso, se explicaba a pa r t i r de las categorías de m odo de p roducc ión económico-social o la de formación eco­nómico-social . Estas convicciones teór icas l levadas a lo absoluto no son, a los ojos de! t iempo, ni más ni m enos relativas que el neo-func iona l ismo racional is ta c o n te m ­poráneo.

Hoy, en el final del siglo, las cosmovisiones que en distintos momentos fueron explicando el m u n d o se despeñan y quedan convertidas en la desagregación teórica con la que se consn'uye el escepticismo generalizado que envuelve a una sociología positivista, anti-intelectual y contraria al hum an is ­mo: hi_̂ i o l o g ía_deja mojigiriidad. Esta concepción fraccio­naria del m undo social es deudora de u n a visión de lo inmediato que refunda un presente sin historia.

La visión segm en tada que se i m p o n e como teo ría social a través del neo-func iona l ismo se d esa r ro l l a en un m u n ­do m arcado por el sino de la l lamada global idad. N u n c a en la histor ia un sistema económico social abarcó tantas cu l tu ras subal t ernas como las que c o m p o n e n la dive rs i ­dad capitalista c on tem poránea y, d e m a n e r a pa radój ica , nunca existió mayor desfase que el ac tua l e n t r e soc iedad global y teor ía social d o m in a n te { P o d e m o s dec ir que la teor ía de la global idad se cen tra en las pa r t i cu la r idades sociales y políticas y se rehúsa a e n f r e n t a r la todal idacQ

La teoría social dom ina n te da c u e n ta de la acción de los individuos y de los grupos a p a r t i r d e u n a rac iona l i ­dad preestablecida en la que la acción colectiva q u e d a s u b s u m i d a y desagregada en r ac iona l idades de cálculo individualCEl conocimiento de lo social se convier te , así, en una tautología que resul ta de conceb i r como s upues to ep is temológico de la acción social u n a rac iona l idad que es, a la vez, el objeto de conocim ien to)

La actual teor ía social que p r e d o m i n a en América Lat ina está sustentada por u n a n u e v a ge ne ra c ión de sociólogos que han m ad u ra d o en u n a s i tuac ión con fo r ­

INTRODUC.CIÓN 5

m ada por la crisis económica de los años ochenta , la pérdida de la utopía social y la reinstalación de las democracias fallidas. Esta generación fue formada, en su p r im era juven - tud intelectual, en la teor ía de la dependencia , la sociología de la acción y los movimientos sociales, los marxismos y, en m e n o r medida, en el conocimiento de W e b e r /

La gene rac ió n actual d e sociólogos se ha vuelto a f o rm a r en la expectat iva rac ional de la m o d e r n i d a d y el neo-func iona l ismo; es cada vez más “profes iona l” del cálculo f u n d a d o en los sondeos de op in ió n públ ica, más ideológica y menos u tóp ica en el sent ido p r im igen io del t é r m in o . | § u saber sobre lo social está e s t im u lado po r la cer t eza y no por la b ú s q u e d a de la v e r d a d ^

En este texto presentamos a tres de los maestros que se e n c u e n t r a n en el or igen de la formación intelectual y valorativa de esta gene rac ión reformada y cuyos plantea­mientos consti tuyen pa r t e del debatey del conflicto “moral” en el que se basa su práct ica sociológica actual. El olvido consciente de una t radición sociológica la t inoamericana es el in ter locu tor negado en el diálogo ensordecido entre una sociología que niega al pasado sin dialogar con él, pasado que no sólo es t radición intelectual sino real idad social.

Los tres autores aquí r eun idos son exponentes de la sociología la t inoamericana. Cada uno proviene de tradicio­nes distintas, pero convergen en este terr i torio intelectual. Sus textos son, a la vez, la continuidad de su n'abajo socioló­gico y un alto reflexivo en el cual se analiza la sociología co n te m p o rá n e a y los p rob lemas que la acosan.

El texio d e Pablo Gonzá lez Casanova es u n ensayo que r e f l ex iona en to rno a los cambios operados en la ciencias sociales a raíz de la “crisis d e los pa rad igmas histór icos” y de la de sagregac ión del bloque socialista. Estos dos f en ó m e n o s históricos son el eje a pa r t i r del cual el au to r desar ro l l a una revisión de los p rob lemas que rep resen ta i n t e r p r e t a r la cons trucción del conocimiento de lo social.

El t raba jo de Gonzá lez Casanova plan tea los problemas a los que se en f ren ta a c tu a lm e n te el oficio de sociólogo,

Page 8: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

6INTRODUCCIÓN

hi sto r iador o economista . Estos p rob lem as “s u rg e n de u n a tensión e n t r e las implicac iones de u n a n ueva c u l tu r a o-eneral y el conoc im ien to especial izado que r e s p o n d e a nuevas u n id a d e s epistémicas .

U n o de los temas cen trales que el t raba jo del sociólogo m exicano pl an tea radica en la concepc ión del s is tema o-lobal f rente a la concepción de “aideísmo”, y ambas posiciones mues tran la t ransición teórica que ac tua lm ente vive el m u n d o y que el texto prob lemat iza .

En su trabajo, Alain T o u r a in e desarrolla el análisis de la sociología del sistema social y de la modernizac ión : pa ra el, la sociología de la modern izac ión está e s t ruc tu ra lm en te relacionada con los procesos de desarrol lo económico, y la sociología de la acción se interesa p o r las corr ientes políticas e ideológicas que se esfuerzan por concebir una sociedad en su dualidad como en su esfuerzo unificador y, por consi-o-uiente, de construcción de un espacio político nacional.

“Mi historia in te lec tual” — a f i rm a el p r o m i n e n t e so- ció 1°‘o francés— “es la de un paso cada vez más a c e l e ra d o de u n a s o c io lo g ía de los confl ictos histór icos a u n a socio­logía del sujeto que lucha p o r su l ibe r tad c on t r a los apa ra tos de dom inac ión , lo q u e e n t r a ñ a t am b ién el paso de una g ran hosti l idad con tr a la sociología del s is tema social a una aceptación parcial , más l imit ada q u e la de Habe rm as , ya que éste, al r e c h a z a r a u n a sociología del sujeto e incl inarse p o r u n a sociología de la i n t e r c o m u n i ­cación, se acerca fo rzosamente a u n a visión i n t e g r a d o r a , a u n q u e bastante democrá t i ca , d e la soc iedad.”

“Me p a rece” — c on t inúa el a u t o r — “que A m ér ica L a ­t ina t iene más necesidad de u n a sociología del su jeto q u e de una sociología de la m o d e r n i z a c ió n o del im pe r ia l i s ­mo, va que la subjet ividad está p r e s e n t e en todos lados, sobre todo en America La t ina el su jeto no se íes i s te al p r e d o m in io de los apara to s d o m i n a d o r e s y cen tr a l izado- res más que c o m b in a n d o el l l a m a d o a la l iber tad del individuo y la libre expresión de su libido y de sus necesi­dades con la defensa de su iden t idad colectiva, de su

INTRODUCCIÓN 7

m em o r ia y de su cu l tu ra . Además, no debem os olvidar que si el l lamado al sujeto se r educe a la defensa de u n a t radición cu l tu ra l v incu lada a una vo lun ta d au to r i ta r i a de m odern izac ió n , se p ro d u ce el total i tar ismo más pel i ­groso, en tan to que el sujeto r educ ido a la l ibertad de eleg i r no se vue lve más que un reflejo de los intereses de la sociedad de c onsum o. América Lat ina se ha proteg ido a sí misma tanto del to tal i tar ismo como de u n a ex tr ema atomización”.

El sociólogo francés construye a lo largo del texto el a rgum en to que lo lleva a negar la existencia de una sociolo­gía global para América Latina y la preponderancia de una sola de las concepciones teóricas sobre las otras existentes.

El texto subraya la d ua l idad de la r eg ión y el riesgo p e r m a n e n t e de que las sociologías caigan en la ideologi- zación. El t rabajo de H e inz Sonn tag revisa, desde la t radición sociológica la t inoamericana , el m o m e n to por el que pasan las discipl inas sociales en la reg ión .

Este au to r , a d i fe renc ia de otros sociólogos, r econs t ru ­ye la t radición de las ciencias sociales l a t inoamericanas m o d e r n a s no a p a r t i r de sus con t inu id ades sino de sus g ran d e s r u p tu r a s . Estas r u p tu r a s que cam b ia ron el p e n ­sam ien to social l a t inoa m e r ic ano estuvieron s iempre l iga­das a t r ans fo rm ac iones sustant ivas en las inst ituciones académicas en d o n d e las disciplinas se desarrol l aban.

La p r i m e r r u p t u r a de las ciencias sociales m odernas la t inoam er icanas se ubica en los a lbores de los años sesenta y la cons t i tuye la susti tución pau la t ina en el m u n d o académico del neoclasismo p o r u n a suer te de keynesian ismo (con su vers ión sociológica y cient íf ico-po­lítica de la teoría de la modernizac ión); el pensam ien to de la CEPAL se funda en esta nueva vers ión. La segunda r u p t u r a estuvo l igada es t r echam en te a la renovación un ivers i t a r i a y la const i tuye la p ropues ta hecha po r la teoría de la dependencia. Estos dos per íodos están relacio­nados con un c om prom iso t r a n s fo rm ador de la rea l idad y t end ía n a f u n d a m e n t a r y o r ie n ta r d e te rm in a d o s pro-

Page 9: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

8 INTRODUCCIÓN

yectos sociopolíticos de actores colectivos. La tercera , a f i rma e! sociólogo a l e m á n rad icado en V ene z ue la , “es ia que está en m archa desde hace más o m e n o s una docena de años y se caracte r iza po r u n a ofensiva ideoló- gico-política sin p receden te s de lo que se ha d a d o en l l a m a r indi s t in tam ente ‘neo l ibe ra l ism o’, ‘neoc las ismo’ o ‘m o n e ta r i s m o ’. Tal ofensiva, a u n a d a a la crisis (en su sen t ido original: tiempo de decisión) del e s t ruc tu ra l i sm o cepal ino y del d e p e n d e n t i s m o en sus esfuerzos p o r d a r c uen ta de la r ea l idad cam b ian te del m u n d o actual y conceptual izar la , ha desem bocado en u n eclecticismo y u n a he te rogene idad p r o n u n c ia d o s en el i n t e r io r de nu e s ­t ras inst ituciones de las c iencias sociales” .

Pa ra el autor del texto La situación actual de las ciencias sociales latinoamericas, el m arx i sm o m ere ce u n a m enc ión a p a r t e ya que esta c o r r i en te intelectual — q u e inicia sus andanzas en el c o n t ine n te p o r los años t r e i n t a — ha t e n id o desde entonces u n a presencia i m p o r t a n t e en el m u n d o académico, y salvo contadas excepc iones en t i e m ­po y espacio, incluso cier ta hegemonía .

La crisis del m odelo cepal ino , la del Estado de c o m p r o ­miso nacional popu la r , la terciar ización y la u l te r io r informalización de las sociedades, a u n a d a s a las m utac io ­nes en la es t ructura de estrati ficación social y los cambios en las prácticas de los acto res colectivos (obreros , b u r g u e ­sía nacional, sectores medios) que r e c h a z a r o n cua lqu ie r análisis posible, d e r iva ron en una r áp ida d i fe renc iac ión y polar ización en el in t e r io r de las fo rm aciones sociales q u e pa r i e ron un h íb r ido : la p o s tm o d e rn id a d , f ruto de u n a m odern idad d e t e r io r a d a en la per i fer ia del m u n d o q u e ha creado la f r agm en tac ión social sobre la cual se as ienta la crítica a las interpretaciones omniexplicativas de esta nueva real idad.

El texto confronta el neo-func iona l ism o y el corto fu n d a m e n to de sus alcances.

Ricardo Pozas Horcasitas

Los desafíos de las ciencias sociales hoy

Page 10: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

LOS DESAFÍOS DE LAS CIENCIAS SOCIALES HOY

P a b l o G o n z á l e z C a s a n o v a

F , ■I pi im e r desafío consis te en pensar , eji p r e g u n tarse 9 ue es la ciencia o qu é j e n las ciencias a j í n a l e s deTsTgío

en qué consiste seT~T4grrrDsa^tenér~oticioT^La neces idad de pensar , y de hacer lo en relación al es tado actual de las ciencias, r á p i d a m e n t e der iva en el p r o b le m a del r igor . Y aquí yo he obse rvado u n r igo r i n te r m i te n t e en au to re s m uy sei;ios que se vue lven poco o n a d a r i g u ­rosos c u a n d o anal i zan cier tos fenómenos , en especial los l igados con lo desag radab le o con la esperanza. Así hay qu ienes como Mario B u n g e , q u e p ie rde n todo r ig o r al h a b la r d e la dialéctica, o como Jeff rey C. A lexander , que p i e r d e n todo r ig o r al h a b la r d e la explotación, o como los inves t igadores del Banco M u n d ia l c ua ndo ha b la n de la p ob reza y la e x t r em a p ob reza en que no m u e s t r a n r ig o r

*[1 1 ]

Page 11: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

12 PABLO GONZÁLEZ CASANOVA

alguno . La pérd ida de r igor t a m b ié n o c u r r e c u a n d o se habla de la utopía, de la a l t ernat iva . Así hay autores que no sólo violentan sus propios presupues tos teóricos sino el sentido común, como quienes p iden cons tru ir el socialismo en una isla, en Cuba, o exigen u n a democrac ia perfecta en ese país b loqueado hace 30 años p o r Estados Unidos.

Com o hoy vivimos en un m u n d o l leno de hechos desagradables y de saltos a la e speranza , la necesidad de precisar a lgunas reglas de p e n s a m ie n to que por lo menos alejen las más burdas incoherenc ias lógicas o empír icas , parece indispensable. Si r eq u e r im o s d o m i n a r las nuevas tecnologías y artes de pensar y c o n o c e r — como las c o m p u ­tadoras— que se han s u m a d o a las clásicas, t am bién necesitamos recons iderar nues tr as técnicas e lementa le s de pensar y conocer, hacer expl íc itas las reglas de pe n s a r y conocer que usamos o que no usamos. ¡Qué l ibro se podr ía escribir sobre ese tema!

H ay algo más. Es necesa r io p r e g u n t a r s e cómo d e b e ­mos p e n s a r de nuevo en los v ín cu lo s d e las c iencias sociales con otras ciencias del h o m b r e y de la n a t u r a l e ­za, como la l ingüíst ica o la ecolog ía , y c óm o h a c em o s o rechacem os nues tro oficio de sociólogos, de h i s t o r i a d o ­res o de economistas .

El gran movimiento de uni f icación d e la ciencia y del conocimiento que se iniciara hacia m e d ia d o s de siglo no p u e d e ser ignorado. Hasta p a ra e n c o n t r a r las di ferencias de las ciencias del h om bre respec to a las de la vida o a las de la materia, necesitamos p rec i sa r cuál es ese nuevo movimiento, en qué consiste; q u é impl icaciones t iene pa ra nuestra concepción de lo h u m a n o como re la t iva ­m en te distinto de lo biológico y lo f ís ico^Qué implicacio­nes t iene desde el punto de vista del método , de la crítica, de la fenomenología, de la heurística, de la investigación de campo, y de la investigación con c o m p u ta d o ra s ^

^s?El desafío en esta nueva e tapa d e m o d e r n i z a c ió n c o n ­siste en plantearnos en la in t im idad si h e m o s ac tua l izado los conceptos que tenemos de n u e s t r a ciencia y de las

LOS DESAFÍOS DE LAS CIENCIAS SOCIALES HOY 13

c ie n c ia s jN o basta con s u p e r a r nuestro lam en tab le estilo, nue s t r a desgraciada c u l tu r a matemática, n ues t ra borrosa idea del análisis histór ico-pol ít ico o del análisis de estruc­tu ras y sistemas. Es ne c esa r io ir más allá de n u e s t r a idea n e w t o n i a n a - e i n s t e i n i a n a d e la ciencia con un universo , o una c reac ión hac ia esa ot ra , fasc inante y actual , de n u e v a s c reac iones y un iv e r s o s sociales q u e a p e n as n a ­cen y se a som an en la r ev o lu c ió n científ ico- tecnología, en los movimientos po p u la re s del globo, y en la historia q u e nace. En ese sen t ido es necesar io r echazar el s ín d ro ­m e c re t in o de F u k u y a m a , que se a t reve a sostener una tesis con tr a r ia a todos los descubr imientos científicos de nu e s t ro t iempo. Me ref iero p o r supuesto a la tesis del fin de la historia de un filósofo del D e p a r ta m e n to de Estado. El p r in c i p io de la h i s to r ia , ése es el p r o b le m a .

O t r o desafío consiste en p r e g u n ta rn o s si la dj^i sión del traJj¿Lj£ in te lectual y J o s e s fu e rzos iTff e T T fe c r p i i n a r i os sé 'man t iene ix^ l l J i ^sísten,. Parece~cada vez iría?TCvjTfeTrttrrqcre son insuf ic ien tes incluso los esfuerzos comprens ivos , q u e d e s d e su o r ig e n p ro fe s io n a l inc lu y e ro n var ias dis­c ip l inas en u n a sola. Es el caso de la sociología. En su c o n n o ta c ió n más a m p l ia , la sociología fue y es una d i sc ip l ina q u e e s tud ia “ los f enóm enos sociales to tales” c o m o gus taba d ec i r G e o r g e s Gurv i tc h en sus clases de la S o r b o n a con su a c e n to polaco francés. Pe ro , ¿estudia n u e s t r a sociología los p r o b le m a s como f en ó m e n o s so­ciales totales , p o r e j e m p lo a q u í en Q u e r é t a r o o M o n t e ­v ideo , a q u í en México, en A mérica La t ina? ¿Los es tudia con la p r o f u n d i d a d , con la capac idad de síntesis y anál i s is m u l t id im ens iona l q u e co r responde a la teor ía de s is temas y sus métodos, o a los dialécticos, pe ro en el m o m e n t o actual? ¿Nos p ro p o n em o s es tud ia r hoy la pol í ­tica o la educac ión, o la salud, o la cu l tu ra , o las etnias com o fenóm enos totales, integrales , con todas las d i m e n ­siones y variables significativas? ¿Nos p lan team os los l ímites de “la to ta l idad” como prob lem a ideológico, que nos incluye a nosotros y a los demás?

Page 12: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

14 PABLO GONZÁLEZ CASANOVA

A ctua lm en te se da una nueva división del trabajo intelec­tual. Apa recen matrices de prob lemas y discipl inas con varias incidencias pe rmanentes que g e n e ra n algo así como nuevas ciencias: ciencias de la p roducc ión, c iencias del m ed io ambiente , ciencias cul turales , ciencias de la com ple j idad o de las organizaciones complejas , ciencias de las tu rbu lencias en que se r o m p e el d e t e r m i n i s m o y se d e t i e n e el azar, ciencias y técnicas cognosci t ivas en q u e d i s m i n u y e la distancia e n t r e el c onoc e r y el hacer .

D e s e n t r a ñ a r las nuevas divisiones del t rabajo in te lec­tual es básico para la educación, pa ra la invest igación y la difusión de la nueva cul tura de pun ta . N o se t ra ta de fo rm a r sabelotodos o de abandonar las especial idades. Se t ra ta de rep lan tea rnos la cul tura gene ra l hoy, y el c o n o ­c imiento especializado que hoy c o r re sponde a las nuevas unidades epistémicas. Se trata incluso de ver si las viejas profesiones — de abogados, historiadores, antropólogos, politólogos, sociólogos— deben también cambiar po r lo menos b u e n a par te de sus curricula. ¿Les estamos e n se ­ñ a n d o a nues tros estudiantes lo que debemos enseñar le s? Es más, ¿lo estamos aprend iendo nosotros? ¿Estamos c ons igu iendo los libros necesarios? ¿Tenem os fo rm a de pedir los , de leerlos, de entenderlos? Les voy a c o n ta r u n a expe r ienc ia personal : ayer estaba leyendo u n l ibro fasci­nan te y de p ron to no entendí lo que decía, p o r q u e u n a pa r t e del l ibro está escrita en un lenguaje de c o m p u t a d o ­ra que se l lama DYNAMO. Ya estoy buscando un pro fesor .

Se t ra t a de pensar para las nuevas especial idades, de saber qué queda y qué cambia de miestra cu l tu ra h u m a ­nística, l i t erar ia y científica, histórica y polít ica. Es más, hay di sc ip l inas que p robab lem en te d e b a n r e h a c e r s e casi del todo, como la economía, la admin is t rac ión p ú b l i ­ca, la pol itología, la propia sociología. T e n e m o s q u e esta r conscien tes de que nues tra disc ipl ina t a m b i é n se m ueve .

Pero, ¿en qué límites se mueve? Por muy in terdiscipl i - na r io q u e sea nuestro conocimiento, po r m u y dialéct ico

LOS DESAFÍOS DE LAS CIENCIAS SOCIALES HOY 15

y analí t ico y m u l t id im ens iona l que sea, si lo encapsula- mos en un idades q u e lo de jen pr is ionero , no nos com ­p r e n d e r e m o s a noso t ros ni a los de m á s ; caerem os en u n a totalidad-ficción, l lena de sonidos electrónicos y de furia pu r i t ana . Los g rande s avances que se dan en el es tudio de la to ta l idad, con el análisis de sistemas en su expre s ión más a m p l ia y en sus connotac iones más sofis­ticadas, se vue lven n a d a si r educ imos esa totalidad al es tudio de mi c o m p a ñ ía o de mi m u n d o con exclusión o d i sc r iminac ión de los otros. Hay dos e jemplos que me im pre s iona n m ucho : de u no habla Francisco j . Varela , el g ran biólogo y epis temólogo chi leno. C ue n ta en un l ibro fascinante t i tulado Conocer, que una compañía t rans ­naciona l lo invitó a t raba jar : “ La Shel l necesita c o m p r e n ­de rse a sí misma como sis tema comple jo”, le di jeron. Eso es legí t imo y es na tu ra l . Q u i e re n ac la ra r qué es conocer y qué es conocerse. Lo que resul ta increíb le es que, al m ismo t iempo , haya qu ienes a f i rmen que el p rob lem a de la iden t idad de los pueb los es un falso p rob lem a. Otros, en forma más sutil, d e n t r o del p rop io campo de los s is temas complejos , di sc r im inan o n i n g u n e a n a lo que no es la compañía convi r t iéndolo en mero entorno, sin existencia como sistema, o sin inclusión en un s is tema que c o m p r e n ­da a la “com pañ ía” y también a su entorno, en el que a m b o s se e n c u e n t r a n c o m o a c to r e s y v i a j e ro s en u n a m is m a n a v e .

La r educc ión de “la to ta l idad” a los actores d o m i n a n ­tes, d e s e n te nd idos de los dom inados a r r u i n a hasta las teor ías más sofisticadas sobre los sistemas complejos. U n e jem plo de latotgJjdaÁ recortada1 se da en el uso de u n a g r a n r iqueza dialéct ica y analí tica en consideraciones gene ra le s y abstractas o en semi-concretas o par t icu la res q u e se l imitan a “la t o ta l idad” dewwa c om pañ ía . Es lo que le oc u r r e a o t ro ch i l eno notable, F e r n a n d o Flores, ex m in is t ro de la U n i d a d Popular , y actual p res iden te de Logone t Inc. de Cal i fornia , c ua ndo con Vinograd , u n colega suyo, después de un magníf ico desp l i egue en el

Page 13: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

16 PABLO GONZÁLEZ CASANOVA

conoc im ie n to ep is temológico y de la inte l igenc ia ar t i f i ­cial, r e d u c e el Da Sein h e id e g g e r i a n o y la conversación necesaria en el entramado social a la p rob lem át ica d e los ge ren tes en el seno de su c om pa ñ ía . Pone r le corsé a la tota l idad y al conoc im ien to s i e m p re ha sido lo mismo. Hoy, el desaf ío consiste en d e m a r c a r el s is tema global en g r a n d e s r e g i o n e s o b l o q u e s , e n n a c i o n e s y a l d e a s , en r e d e s de e m p r e s a s pol í t icas , económicas , c u l t u r a l e s y de la s oc iedad civil, s in q u e d a r n o s en la g l o b a l id a d ni en el a ld e a n i s m o , en las clases sólo, o sólo en las compañías . T e n e m o s el p r o b le m a de no caer en la to ta ­lidad retó r ica ni en la microc ienc ia funciona l e in m e d ia - tista. Nos resu l ta necesar io a c o m e te r de nuevo el análisis de los c on jun tos y sus pa r tes esenciales, con u n id a d e s diversas, a r t i cu ladas y confl ic tua les que sean s ignif icat i ­vas p a ra los g rande s actores de n u e s t r o t iempo : d o m i n a n ­tes y d o m in a d o s , exc luyentes y excluidos.

Un desaf ío más nos aclara este p rob lem a . D ebem os r£CQiio€€jiqii£.hay í m e^Qs p a r a d i g m a s d e l conocimierUQ sogial-y- eu ltural . Al mismo t iem po7 e rT7a rea 11 d a d ,' h a y nuevos p a ra d ig m a s de la soc iedad y el Estado: unos hegemónicos , otros em e rgen te s . En el t e r r e n o del c o n o ­cimiento, el p a ra d ig m a hoy h e g e m ó n ic o neo l ibe ra l c o n ­s e r v a d o r h a d a d o u n e s p a c i o c o n s i d e r a b l e a las can t idades n u m e r a le s y o rd in a les , a la m ode lac ión m a t e ­mática, a la comunicac ión y a la o rganizac ión. Esta ú l t im a ha t r a n s fo r m a d o el m u n d o ep is temológico . La e p i s t e m o ­logía d e la organ izac ión es la base de los nuevos estud ios del cosmos, de la vida en la t i e r ra y de la vida h u m a n a , o rgan izada y no organ izada , es table e inestable, crí tica y c readora. En sus manifes tac iones más agresivas, el n u e v o pa ra d ig m a ha c om binado los conoc im ien tos más a v a n z a ­dos con los de una historia y u n a pol ít ica c o n s e rv a d o ra de m uy alto nivel. En las o rgan izac iones sociales d o m i ­nantes — d e las g randes e m p re s as y los c írculos de p o ­der— a la expe r ienc ia práct ica d e los managers se a ñ a d e su p re p a r a c ió n académica m o d e r n a y clásica, y su expe-

LOS DESAFÍOS DE LAS CIENCIAS SOCIALES HOY 17

r i e n d a en los negocios económicos y también en los políticos. Hay u n nuevo ge ren te polít ico m o d e r n o que no sólo e s tu d i a a las c o m p u t a d o r a s s ino a los clásicos, y no sólo estud ia matemát icas sino modelos de desestabi­lización. Las ciencias y la tecnología, con los legados de la sabidu r ía intelectual , pol ít ica e histórica, j u e g a n u n creciente pape l p a ra la toma de decisiones informadas. Po r supuesto la i n fo rmac ión se hace de a cuerdo con el interés de qu ienes t o m a n las decisiones.

Pero a u n la conciencia del in terés de las élites ha cambiado , en t an to el desar ro l lo de su lógica com bina to ­r ia y u n a e xpe r im e n tac ión sistémica h a n mos trado que pa ra la p reservac ión del sistema es de sabios r espe ta r a lgunas med iaciones, a lgunas a u tonom ías y oposiciones. Se ha desa r ro l l ado así una especie de civilización l imitada con democrac ias gobernab les que pa recen c o r r e sponde r a u n m odelo d e opt imización de recursos escasos para las mayorías. El re to que le p lan tea el p a ra d ig m a do m in a n te al h u m a n i s m o ac tual es ampliarla civilización, d o m in a r sus técnicas matemát icas e históricas, c ibernét icas y políticas con una nueva síntesis de los “an t iguos” y los “m o d e r n o s ”, con un nuevo conoc im ien to de los clásicos y los autores del día que a p r e h e n d a los p rob lemas de la mayoría de la h u m a n i d a d .

El cambio de p a rad igm as del conoc imiento social y cu l tu ra l se da t am b ién en qu ienes buscan alternativas f rente a a lgunas es truc turas del s istema y, e v en tua lm en te (en un fu tu ro todavía m uy nebuloso) f rente al p rop io sistema. Para muchos , la idea de que la praxis — la ref le­xión sobre la prác t ica— es s upe r io r a la expe rimentac ión , t iene que ce de r f rente a la necesar ia combinación de praxis y la e x p e r im e n tac ión , y f ren te a una cul tu ra de la experimentación con diálogo plural. La cu l tu ra de par t idos t iene que ceder f rente a la cul tu ra de alianzas, coaliciones y f rentes; la de una ideología f rente a la de varias ideo lo­gías en u n a c u l tu ra plural . Es más, el pa ra d ig m a de u n a teor ía y un m é to d o t iene que ce de r a un plura l ismo

Page 14: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

18 PABLO GONZÁLEZ CASANOVA

necesar io y pa rad igmát ico que no sólo sea “original en las copias” sino en los originales. En medio de todo el cambio se nos s igue p lan teando el conocer al dedil lo nue s t ro país, el descubr i r el mundo inmediato y sus categorías reales, y desde allí redescubrir el m u n d o a n ­cho y la histor ia. N o cabe d u d a que la crisis de pa radigmas es la crisis de los pa rad igm as históricos, y que al hacer la crít ica de “la M o d e r n i d a d ”, del “Progreso”, del “Desa rro ­llo” como ideas que ha n dom in ado el pensamiento m u n ­dial, t e n e m o s q u e h a c e r también la crítica de u n a p o s tm o d e rn id a d mist ificada en tanto pretenda l iquidar el proyecto hum an is ta con el pretexto de r ec u p e r a r un p re se n te sin pasado y sin futuro.

En las hipótesis de la alternativa, la búsqueda de u n a sociedad mejor no p u e d e dar le al Estado la impor tanc ia que le dio respec to a la sociedad civil. Como disciplina, la e conom ía se e n f r e n ta r á una y mil veces a lo imposible si p r e t e n d e r e s t a u ra r algo parecido a Keynes o al despres ­t igiado social ismo real . Precisamente por eso los econo­mistas t e n d r á n que p lan tea r sus disciplinas en términos más polí t icos q u e es truc tu rales , o monetar is tas , o p u ­r a m e n t e técnicos. Hoy, a muchos economistas se les ve de ba t i rse e n t r e el es t ruc tural i smo y el monetar i smo como p rob lem as semitécnicos sin acertar a darse cuen ta que e s truc tu ra l i sm o y m oneta r i smo han contado con el t ipo de Estado p refe r ido en distintas circunstancias históricas po r las clases d om inan te s de los países hegemónicos. En el Welfare State — es decir, en el Estado asistencialista— así como en el Estado mínimo, y en el Estado del “socialismo irreal”, los economistas nunca se plantearon el p rob lem a pol ít ico que significa u n Estado democrát icamente con­t ro lado po r la sociedad civil, en que ésta, a su vez, esté con t ro lada dem ocrá t i cam en te por la mayoría; u n Estado en q u e t enga el p o d e r la mayoría de la sociedad civil.

Pa ra los pol itólogos, y en general para los especialistas en ciencias sociales, el prob lema es que si en el siglo XIX los académicos inc luyeron sus disciplinas en las ciencias

LOS DESAFÍOS DE LAS CIENCIAS SOCIALES HOY 19

morales , y después hasta se les olvidó incluir las en ellas, hoy no sólo t i e n e n que p l a n t e a r s e que las c iencias pol ít icas sean m ora les , s ino p o s tu l a r q u e las v e r d a d e ­ras ciencias morales , o son políticas o son pu ra “m o ra l in a ” como dir ía M ario Benedet t i . Éste es un p rob lem a m uy serio f ren te a u n a m odern izac ión q u e está a u m e n t a n d o las injusticias, y f ren te a las expe rienc ias de c o r rupc ión popul is t a o de co r rupc ió n en el “socialismo r ea l” , que d ie ron al t ras te con los in tentos de u n a m ayor justicia social. Si la pol ít ica t iene que ser mora l , la moral t iene que ser pol ít ica. Insisto: no hablo de la política como u n p rob lem a mora l ; hablo de la m ora l como el p ro b le m a político de u n pa ra d ig m a que no se base sólo en las bu e n a s conciencias. La educac ión mora l del individuo , la fo rm ación del carácte r de la persona , s iguen s iendo fu n d a m e n ta l e s en la familia y en la escuela, y p lan te an p rob lem as clásicos, m o d ern o s y pos tm odernos de u n h u m a n i s m o vivo; pe ro no me ref iero a los p rob lem as de la m ora l como conciencia ind iv idua l o persona l , s ino como n o r m a d e acción de qu ienes de b e n responder de sus actos a n te la sociedad civil o rgan izada . Todas las e x p e ­r iencias fallidas de los g rande s proyectos popu la re s — li­berales , socialistas, an t icoloniales— m ues t ra n que los fracasos se d e b ie r o n en g ran p a r t e a f enóm enos de a u t o ­r i t a r i smo y c o r rupc ión e n t r e los propios l íderes de las organ izac iones de masas, y no sólo a los enemigos a b ie r ­tos de la l ibe rac ión, la just ic ia social y la democrac ia .

H o y la a l t e rna t iv a democrá t ica re p l a n te a la necesidad de u n con tro l de la m ora l y la tecnología; p lan tea la p rob lem át ica d e u n a ingen ie r í a del conoc imiento q u e a ce rque los objet ivos de in terés ge ne ra l a las o rgan izac io ­nes que a r t i cu la n el in te rés gene ra l , y que a ce rque el discurso a los p lanes y las práct icas de organizac iones y mac roorgan izac iones .

A la neces idad de d o m i n a r la mora l e n - u n c a m po pol ít ico se a ñ a d e la de d o m i n a r a las tecnologías e n el t e r r e n o ep is temológ ico y en el democrát ico , y de h a c e r

Page 15: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

2 0 PABLO GONZÁLEZ CASANOVA

efectiva la democracia hasta en la vida cot idiana . Hoy, ni el más tradicionalista de los pol itólogos resi s tente al cambio —o de los sociólogos, o de los economis tas— p u e d e dejar de tener u n a cierta cu l tu ra m atem á t ica e informática, y n in guno p u e d e t am poc o p lan tea r se la a lternativa democrát ica tan sólo en el s is tema pol ít ico o en el Estado. La al ternat iva democrát ica s u rge en la vida cot idiana como autopoiesis o creación conscien te de miles de millones de fa mil i as, i n d i v i d u os y organizac iones, en lucha por la sobrevivencia y por u n a vida mejor . C u a l ­qu ie r alternativa que p o r ve r las d e r ro ta s no r e p a r e en el hecho histórico y universal de la de m oc rac ia como proyecto de vida, aún más claro en América La t ina , no com prenderá la esencia de la his tor ia e m e r g e n t e . T a m ­poco podrá percibir que el nuevo discurso y sus e lementos conceptuales y retóricos no van a satisfacer la d e m a n d a económica si no enseñan a pensar y hacer a las mayorías; que piensen y hagan los radioescuchas, que piensen y hagan los televidentes, o los vecinos del barr io , o los m an i ­festantes y asambleístas, o las un idades d e base, o los miembros de la familia.

El desafío de j u n t a r el p e n s a m ie n to crí tico con los análisis técnicos y las invest igaciones científicas, y u nos y otras con el discurso claro y la v o lu n ta d pol ít ica, va a da r se en la lucha por u n a d e m o c r a c i a global . El d i s c u r ­so no sólo tendrá que ir más allá de la d e m o c rac i a como mera expresión del sistema político para llegar a la vida coti­diana, ni sólo tendrá que hab la r de la de m o c ra c i a como política, cultura y p o d e r s ino que, con la democrac ia , hab rá de replantear el p ro b le m a d e la just ic ia social f rente a las injusticias del mercado , y el de la sobe ran ía nacional y la libre d e te rm inac ión de los pueb los f ren te a las intervenciones, al estilo colonial, de las g r a n d e s p o ­tencias, o frente a las p re tens iones h e g e m ó n ic a s de u n a sola de ellas. Es más, el discurso de la d e m o c ra c i a t e n d r á que d a r un lugar p r im ord ia l a la sobrev ivenc ia de la especie, frente a la destrucción c rec ient e de los r ec u r s o s

LOS DESAFÍOS DE LAS CIENCIAS SOCIALES HOY 21

h u m a n o s y n a t u r a l e s , y f r e n t e a la n u e v a p é r d i d a de l i b e r t a d e s e n u n m u n d o q u e r e c u p e r ó las c o n c u l c a ­das p o r el s oc ia l i sm o r ea l , p a r a sólo a c e n t u a r las m i s e r i a s d e la i n m e n s a m a y o r í a de u n a h u m a n i d a d e x c l u i d a , m a r g i n a d a y e x p l o t a d a . En ese s e n t ido t e ­n e m o s q u e r e l e e r y a p r o v e c h a r todo lo q u e s igue s iendo vá l ido d e los es tud ios sobre la exp lo tac ión de las na c io ­nes y las clases que r e a l i z a r o n las dist intas c o r r i en te s del m a r x i sm o , ac tua l i zando , e n u n p lano cient íf ico, u n p e n s a m i e n t o del q u e hoy r e n i e g a n mal q u i en e s a ye r lo s a c ra l i z a ron peor .

En to r n o a la democrac ia tam bién , las ciencias sociales t ienen el desaf ío de la educac ión. Por un lado está el desaf ío de d a r m ejor educac ión pa ra pensar y h acer a un n ú m e r o cada vez m ayor de seres humanos : m e jo r e d u c a ­ción p a ra más. Por otro lado, el desafío de reo rg a n iz a r nues tras p rop ia s un iver s idades e insti tuciones de cul tu ra s u p e r io r p a ra que e n f r e n te n este m u n d o cambian te en la c iencia, en las tecnologías y en las propas h u m a n i d a d e s que van t ras u n a nueva civilización. La p ropo rc ión altí­s ima de es tudian tes univers i t ar ios que hay e n t r e los jóvenes d e los países más avanzados consti tuye un reto i r r e n u n c ia b le para los e duc ado re s de nues tros países: si no lo cu m p l im o s no nos e n g a ñ e m o s con que ya estamos educando a demasiados jóvenes, ni con eso de que educar a más aba ra ta y abate la educac ión.

El p r o b le m a de la educac ión no podrá tocarse a fondo, es cier to, si no se es tudian las a l te rnat ivas de un m odelo global d e desar ro l lo económico y social de las naciones, en que d o m i n e la sociedad civil y en que el p o d e r de la mayor ía de la sociedad civil — y su Estado— re g u le al m e r c a d o pa ra im p la n ta r la just ic ia social con e l iminac ión pers is ten te de la pobreza y de la ex t rem a pobreza, e l imi­nac ión q u e no im pl ique un igual i t ar i smo absoluto, e le ­menta l , pe l ig roso pa ra el f unc ionam ien to de s istemas complejos , p e ro que acabe con el re ino a b e r r a n te de las des igua ldades que hoy t i ende a acentuarse .

Page 16: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

2 2 PABLO GONZÁLEZ CASANOVA

T r a b a ja r en modelos económico-sociales d e desar ro l lo a nivel global — y nacional—, y buscar los que p e rm i ta n más y m ejor educación, es esencial pa ra el nue v o proyec­to “civi lizatorio” en el mundo y en México. P e n sa r en esos m odelos y lucha r po r ellos es esencial t a m b ié n pa ra que la modern izac ión de las universidades n o se conv ier ta en su d e s m a n t e l a m i e n t o . Resul ta f u n d a m e n t a l ( p ie n s o e n todos los países, y de una m an e ra más i n m e d ia t a en el nuestro), que trabajemos du ram e n te en los escenarios del fu tu ro nacional y de las univers idades de la nación; en las univers idades como organizaciones complejas , a u ­tónomas , con un idades descentralizadas, q u e d i spongan de a u to n o m ía den tro de la autonomía, y q u e con la nueva o rganizac ión esclarezcan los nuevos p a ra d ig m a s episté- micos y sociales, y recreen, en nues tro t iempo, la vieja obsesión de un humanismo que in tegre ciencias y h u m a ­nidades. Y pienso también en una pol ít ica i nm e d ia ta de fo rm ación de grupos de alta calidad académ ica en la invest igación, la docencia y la difusión de la cu l tu ra . A corto plazo y desde a q u í , desde los cen tros univers i tar ios , nu e s t ro g ran reto es que proliferen al m á x i m o g rupos de alta cal idad que combinen los métodos clásicos y m o d e r ­nos de la invest igación y la educación e n las aulas y fuera d e las aulas. Mejor educación para más; m e jo r invest iga­ción de más pequeños grupos de invest igadores , vo lun ta d de e d u c a r y volun tad de aprender . El que se deje d e r r o t a r en su vocación de estudio perderá en todos los campos, sea j oven o viejo. Las ciencias sociales t i e ne n que p o n e r en u n p r im e r plano el problema y el proyec to de la educac ión.

Aun esos desafíos de las ciencias sociales son i n c o m p le ­tos. Pensando en América Latina y otros con t inen te s del S u r se nos p lantean problemas pr ior itarios , u rgen tes , que t enem os que estud ia r de manera m uy concre ta: de sobe­r a n í a de nuestros pueblos y naciones f ren te a las nuevas formas de intervención y tiranía, con concreciones del p r o ­yecto nacional que piensen en las nuevas pautas del

LOS DESAFÍOS DE LAS CIENCIAS SOCIALES HOY 2 3

desa r ro l lo mundia l ; p rob le m as de las re fo rmas probables y la revolución imposible o posible aunque tal vez remota y tal vez pacífica; p rob lem as del pa r t ido y la coalición como o rgan izac ión de la vo lun ta d y el pensam ien to ; del p r o ­g r a m a social flexible, y d e la ideología sin dogm as ; de la contradicción interna reconocida y que respeta a las u n i ­dades plurales; de las avanzadas que sust i tuyen a las v a n g u a rd i a s pa ternal is tas y m an ipu ladoras ; de las p e d a ­gogías p a ra pensa r y hacer ; de las teologías q ue t o m a n la opc ión de los pobres , y de gobiemos-de-pueblos con podere s de mocrá t icos equi l ibrados , federales, mun icipales , é tn i ­cos y de otras minor ías q u e in teg ren u n a nueva mayor ía so l idar ia y una sociedad en q u e los rep re sen tan te s r in d a n cuen ta s a los rep resen tados , y en que los rep re sen tados pa r t i c ipen del p o d e r necesar io pa ra hacer efectivo el n o m b r a m i e n t o y la des t i tuc ión de qu ienes q u i e r a n que los r e p r e s e n t e n o dejen de represen ta r los ; o de jóvenes y soc iedades que no se a u to d e s t ru y a n y que vivan su vida sin a c e p ta r como prop ias las de rrot as de los demás, en busca de victorias que u n a n su en tusiasmo pe rsona l y los s a quen de la vida p r ivada como m ero refug io en que se p r o h íb e q u e r e r y pe n s a r en los demás. Q u e los jóvenes no d ig a n “mejor m e callo”, s ino mejor pienso, hablo, escr ibo, hago, amo, creo.

T o d a s estas tareas pa re c e r í a n superio res a nuestras fuerzas si en los centros académicos en que t raba jam os o en los m ovim ien tos sociales y políticos en que luchamos , no h ic ié ram os u n g ran m o v im ie n to pa ra t raba ja r y lu­c ha r con el m áx im o r igo r y en tus iasm o en la consti tución de un a s ciencias sociales capaces de e n t e n d e r y o r i e n t a r las acciones del h o m b re con fe pe ro sin dogmas.

Page 17: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

La sociología de la acción en América Latina

Page 18: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

¡

LA SOCIOLOGÍA DE LA ACCIÓN EN AMÉRICA LATINA

A la in T o u r a i n e

I

1 - 1 a sociología en América La t ina ha estado d o m in a d a p o r dos corr ien tes opuestas y, sobre todo, po r sus formas ex tremas . Po r u n a par te , por u n a sociología de la m o d ­e rn i z a c ió n y, m ás p re c i s a m e n te , d e la in c o r p o r a c ió n de las sociedades del con t inen te a u n m ode lo genera l de sociedad u rbano- indus t r ia l ; po r la otra , p o r u n a sociolo­gía de la d e p e n d e n c i a , y p a r t i c u l a rm e n te po r su forma ex t rem a , la cual ha def in ido al c o n t in e n te l a t inoam erica ­no a p a r t i r del imper ia l i smo y el co lonial ismo a los que ha estado sometido.

Sin em ba rgo , cada u n a de estas corr i en tes , así como las formas de acción pol ít ica que se r e l a c iona n con ellas, no

[27 ]

Page 19: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

28 ALAI N TOU RAI NE

han aclarado aspectos im por tan tes de la vida social. La sociología de la m odern izac ió n ha h e c ho que a u m e n t e la participación social, como lo indica c l a r am e n te el e sque­ma de Gino Germ an i , el cual d i s t ingue fases sucesivas d e moder- nización def inidas p o r niveles de par t ic ipación cada vez mayores. Esta sociología n o h a log rado expl icar el sostenimiento, o incluso el desar ro l lo de u n sector tradicional y, sobre todo, de u n sector de m arg ina l ida d y de exclusión d e n t r o de u n a e c onom ía m odern izada ; defecto aún más grave puesto que hoy en día se ha vue l to indispensable r econocer que esta d u a l id a d se ha m a n t e ­nido o aun ha e m p e o r a d o d e n t r o de la sociedad e s ta d u ­nidense y. más r ec ien tem en te , en los países europeos que hasta ahora ha b ía n conoc ido u n a i n te g r a c ió n social y política mayor .

La sociología de la dependencia , p o r su parte, al menos en su forma extrema, no ha confiado en la acción del pueblo, de los sindicatos y de los part idos; deposita su confianza más bien en la movilidad de la guerri lla, capaz de atacar el corazón de u n Estado r e d u c i d o a ser agen te de la dominación exte r io r .

La separación, pe ro también la c o m p l e m e n t a r i e d a d de estas dos escuelas sociológicas, a lcanzó u n p u n t o e x t r e m o durante el pe r íodo de las d ic t aduras mili tares, las cuales han destruido a los actores sociales y políticos, además de acrecentar la des igua ldad y la exclusión, al mismo t iempo que estimula u n a m odern izac ión ident i f icada con la i n ­tegración liberal en el s is tema económico m und ia l .

En lo que se pa recen estas dos cor r ien tes de p e n s a ­miento, opuestas por tantas razones, es que ambas p r e ­sentan no sólo u n a im agen t o ta lm e n te dual is ta de la sociedad la t inoamericana sino, sobre todo, la imagen de una sociedad sin actores. Por un lado, podem os observar la difusión de las m ane ras de o rgan izac ión económica y social provenientes del cen tro del s is tema m und ia l ; p o r el otro, podemos ver if icar las fallas y las l íneas de r u p t u r a que pretenden ut il izar a las con traél i tes revoluc iona ria s

LA SOCIOLOGÍA DE L-\ ACCIÓN EN AMÉRICA LATINA 2 9

sin que exista la pos ibi l idad de movilización de rnasas. La sociedad l a t inoam er icana parece r ed u c id a a la g u e r r a fría e n t r e los m uy ricos y los muy pobres , es decir, e n t re el campo capital ista y el campo revolucionario .

Esta dua l idad de la sociología la t in oam er icana t iene bases sólidas y c o r r e s p o n d e en pa r t e a la real idad; de h e c ho más que las his tor ias políticas nacionales , cen tr a ­das en el p e n s a m ie n to y los actos de u n l íder , de un p a r t i d o o de u n esp ír i tu nacional, que t end r ían , tanto unos como otros, la capac idad de c rea r y de t rans fo rm ar la rea l idad , ya que los discursos y las decis iones de los d i r igen te s polít icos no t ienen gran a r ra igo en los centros de la vida económica y t am poco en g ran p a r t e de la vida social.

M ient ras tanto, e n t r e estos dos enfoques opuestos y com plem en ta r ios , hay ot ro aspecto de la rea l idad la t inoa­m er icana que p e r m a n e c e invisible, casi ocul to o no r eco­n o c i d o : la p r e s e n c i a c o n s t a n t e y, a m e n u d o p r e d o m i n a n t e , ya no digam os de los actores sociales, si esta exp re s ión indica la presencia de categorías a la vez subjet ivas y objetivas com o lo fueron las clases sociales en la sociedad industr ia l e u r o p e a clásica, pe ro p o r lo menos d e su voz, de sus conciencias , de sus r ep resen tac iones y proyectos . Las dos corr ien tes dom inan te s d e la sociología l a t inoam er icana nos of recen una visión aceptab le de la rea l idad objetiva, d e la m oder - nización y de la violencia, del h ip e r c o n s u m o u r b a n o y de la pobreza ru ra l o urbana , del papel del capital e x t r a n je ro y de las gue rr i l l as hiper- leninistas; pe ro ni la una ni la otra nos aporta una sociología que descr iba, analice y c r i t ique la cul tura pol ít ica la t in oam er icana .

La sociología que anal iza a esta subjet ividad no podr ía se r más to tal izadora q u e las otras p o r q u e la r ea l idad más cen tra l del con t ine n te es el desfase e n t re lo objetivo y lo subjet ivo, e n t r e la s i tuac ión y los actores. Po r ello, ciertos conceptos como clases, part idos, r evo luc ión o incluso compromiso storico [a la i taliana], son poco útiles en Am é­

Page 20: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

30 ALAIN TOURAINE

rica Latina, pues to que al m ism o t iempo se t ra ta de nociones como explotación, colonial ismo, flujo de cap i ­tales, consumo ostentoso, pobreza, d e u d a social, así com o populismo, carisma, co m u n i ta r i s m o o mimeti smo. Las fracturas sociales y el discurso i n t e g r a d o r son más rea les en América La t ina que las expres iones políticas de los intereses sociales y que los mecan ism os de la d e m ocrac ia representativa. De esta m a n e r a se de f ine n la p resenc ia y la necesidad, p e ro t am bién los l ímites, de u n a sociología de la acción en América Lat ina.

Lo anterior significa que, en lugar de estudiar la aplica­ción o incluso la t ransferencia en América Latina de una so­ciología de la acción, e laborada en otros continentes, como se estudia la t ransferencia de las tecnologías industriales o administrativas, me parece más justo explicar las razones por las cuales la situación la t inoamericana ha hecho necesa­ria una sociología de la acción, mien tras que la situación de Estados Unidos ha sido más favorable a una sociología de sistema social y de la modernización, y la situación e u ro p e a a una sociología de los conflictos es t ruc tu ralmen te re lacio­nados con los procesos de desarrol lo económico. Esta a f i r ­mación supone e v id e n te m e n te u n a definición, al m en o s preliminar y global , de lo que es la sociología de la acción, y para fo rmular la pe rm í ta sem e r e f e r i r m e a la l ínea d e pensamiento que he d e l in e ad o sobre todo en mis obras principales: Sociologie de Vaction (1965), Production de la so- ciété (1973), La parole et le sang (Política y sociedad en América Latina [1988]) y Critique de la modemité que será pub l icado probablemente en 1993.

II

La idea central de la sociología del s is tema social es q u e el bien y el mal ya no c o r r e s p o n d e n en el m u n d o m o d e r ­no a los m an d a m ie n to s y p roh ib ic iones t ransmit idos p o r Dios, sino q u e se def inen como lo que es funciona l y

LA SOCIOLOGÍA DE LA ACCIÓN EN AMÉRICA LATINA 31

disfunc iona l pa ra el s is tema social. El b ien es lo normal , el mal es lo patológico, lo desviado o lo cr imina l . De la m ism a m ane ra , la idea cen tral de la sociología del desa­r ro l lo histór ico a f i rma que el bien es lo q u e m odern iza y lo que racional iza , y el mal es lo t radiciona l o io que se o p o n e a un m o v im ie n to na tural hacia la racionalización. En el caso de la sociología de la acción, el b ien se def ine c om o lo que favorece la l iber tad de los individuos y de las colectividades pa ra cont ro lar y t rans fo rmar las condiciones sociales de su existencia; el mal se define como la lógica de acumulación del pode r , de la riqueza y de la información po r parte de los aparatos de gestión económica , polít ica y cu l tu ral . Así, las t res escuelas aceptan u n a visión n o r m a ­tiva, mora l o ética, de las conduc tas sociales y esto nos p e rm i te cons iderar las como escuelas sociológicas, ya q ue el p r inc ip io más e le m en ta l del p e n s a m ie n to sociológico establece que u n a conduc ta es social si está no rm a t iva ­m e n t e o r i e n t ad a hacia o tro actor social.

Sin em bargo , la sociología funcional is ta es tudia las formas y las condic iones de la in tegrac ión social; descu­b r e qu e está r e l a c io n a d a con la racional ización, así como con la existencia d e u n a conciencia colectiva, lo que c o r r e s p o n d e a la e xpe r ienc ia de un desar ro l lo que se ha basado tan to en la industr ia l ización como e n la construc­ción del Estado naciona l . Por su par te , la sociología crítica se f u n d a m e n ta en la idea de u n confl icto cen tra l en tr e el desar ro l lo na tu r a l de las fuerzas product ivas , del espíri tu positivo, de la r az ón in s t rum en ta l y de los pr incipios rel igiosos y metafísicos o en el p o d e r d e las minorías pr ivi legiadas. Estas dos corr ientes de pens am ien to creen en a lgún confl icto e n t r e na tu ra leza y cu l tu ra . La pr imera es una visión negat iva de la naturaleza definida como violencia y desorden , mientras que la s e g u n d a t iene una visión negat iva de la sociedad, de f in ida com o la d o m i ­n a c ió n de los i n te r eses ind iv idua l i s t a s . La sociología de la acción también opone , en cierta m anera , lo social a lo no social; y su visión de lo social es pesimista, lo que se explica

Page 21: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

32 ALAIN TOURAINE

ya que el s ig lo XX ha estado d o m in a d o sobre todo por sistemas totalitarios, p r im ero en Occidente con el fascismo, en el Este p o r el comunismo y en el Su r po r las dictaduras nacionalistas, militares o teocráticas.

Mi historia intelectual, si se m e permite esta breve refe ­rencia autobiográfica, es la de u n paso cada vez más acele­rado de u n a sociología de los conflictos históricos a u n a sociología del sujeto que lucha p o r su l ibertad contra los aparatos de dominación , lo que e n t r a ñ a también el paso de una gran host i l idad con tr a la sociología del s is tema social a una aceptación parcial, más l imitada que la de Habermas , ya que éste, al rechazar a u n a sociología del sujeto e inclinarse p o r una sociología de la in te rcomprens ión se acerca forzosamente a una visión integradora, a u n q u e bastante democrát ica de la sociedad. Me parece que A m é ­rica Latina r equ ie re más de u n a sociología del sujeto que de una sociología de la modernizac ión o del imperial ismo, ya que la subjet ividad está presente en todos lados. Sobre todo en América Latina, el sujeto no se resiste a la d o m in a ­ción de los aparatos dom in adores y central izadores más que combinando el l lamado a la l iber tad del individuo y ia libre expresión de su libido y de sus necesidades, con la defensa de su ident idad colectiva, de su m em or ia y de su cultura. Además, no debemos olvidar q ue si el l lamado al sujeto se reduce a la defensa de una t radición cul tural vincu lada a una voluntad au tor i tar ia de modernizac ión , se p ro d u c e el totalitarismo más peligroso, en tanto que el sujeto reduc ido a la libertad de elegir, no se vuelve más que un reflejo de los intereses de la sociedad de consumo. América Lat ina se ha protegido a sí misma tanto del totali tarismo como de una ext rema atomización.

III

cPor qué la rea l idad la t inoa m e r ic ana r e c u r r e más a la sociología de la acción que a la sociología del s is tema

LA SOCIOLOGÍA DE LA ACCIÓN EN AMÉRICA LATINA 3 3

social que i n t ro d u c e la idea de m odern izac ió n o incluso que la sociología de los confl ictos hi s tór icos , del i m p e ­r ia l ismo y de la d e p e n d e n c i a ? P o r q u e la d e p e n d e n c i a q u e e x p e r i m e n t a América Lat ina no implica una escla­vi tud política de t ipo colonial, sino p o r el contrar io , u n a a u to n o m ía m u y g r a n d e , hasta excesiva de la subjet ividad polít ica. Ella p r o d u c e esta disociación e n t r e sociedad y conciencia que he descr i to como el carác te r central de la cu l tu ra polít ica del cont inente . Además, el sujeto perso­nal y colectivo en América La t ina busca al mismo t ie m po su l iber tad , d a d o q u e la m o d e r n i d a d h a p e n e t r a d o con a m p l i t u d en el c o n t i n e n te l igada a u n a t radición cu l tu ­ral o a u n a c o m u n i d a d local o reg ional , de b ido a que la exclusión social c rea una cu l tu ra de la pobreza, movi ­mientos u rbanos o a u n movimien tos campesinos con o sin conciencia é tnica. Además, la r ac iona l izac ió n , la li­b e r t a d p e r s o n a l y la i d e n t id a d colectiva, pocas veces a p a r e c e n c o m p l e t a m e n t e s e pa ra da s y m en o s aún , r e l a ­c io nadas del t odo en América La t ina , d o n d e la c u l tu ra pol í t ica está poco un i f icada , es ines table y cambiante , y p o r tanto, rica y diversa; d o n d e todas las combinaciones e n t r e estos e le m en tos se suceden y se m ezc lan sin que se es tablezcan n u n c a f ron te ra s tan cla ras e n t r e el b i en y el mal como en el m o d e lo func iona l i s ta o el crít ico, es decir , como en las soc iedades n o r t e a m e r i c a n a s o e u r o ­peas .

La histor ia de América Lat ina es la de la separación in supe rab le e n t r e un exceso de par t ic ipación social y polít ica pa ra u n a p a r t e de la población y un desier to de exclusión y de rep re s ión e n t r e lo que he l lamado el m u n d o de la pa la b ra y el m u n d o de la sangre, pe ro sin que j am á s de jen d e in te n ta r integrar se . La sociología de la m odern izac ión no se interesa más q ue en el m u n d o de la pa labra, la soc iolog ía del i m p e r ia l i s m o no ve más que el m u n d o de la sangre . La sociología de la acción se interesa sobre todo p o r las c o r r i e n t e s po l í t ic as e i d e o ­lóg icas q u e se e s f u e r z a n por concebir a la sociedad a la

Page 22: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

3 4 ALAIN TOURAINE

vez en su du a l id a d y en su esfuerzo de uni f icación y por cons ig u ien te de cons trucción d e u n espacio pol ít ico n a ­cional.

Sólo los pensam ien tos nacional is tas más superf ic ia les c reen q u e el dua l i smo p u e d e supe ra r se p o r m e d io del l lamado a la un id ad naciona l , pol ít ica y cu l tu ra l cuya exis tencia no debe pone rse e n d u d a . Esta ideolog ía es a m e n u d o la del Estado n a c io n a l -p o p u la r y de sus b u r ó c r a ­tas, p e r o no posee a r ra ig o real ni e n t r e la clase d o m i n a n t e ni e n t r e ios pobres , y su dialéct ica es tan l imitada q u e los inte lec tuales de un e x t r e m o o del otro log ran e c h a r l a po r t ie r ra con facilidad.

Sin em ba rgo , ¿cuál es esta fuerza o rese rva d e fuerzas que se res is ten a la m odern iza c ión de p e n d ie n te , así como a la r u p t u r a revo luc ionar ia o a sus equiva len tes escatoló- gicos? Descar temos la idea d e u n actor cen tral , ya que ello es tar ía en con t r a d ic c ió n m u y d i rec ta con la im a g e n du a l i s t a de la sociedad q u e c o m p a r to con la m ayor ía de los m ejo res sociólogos del con t inen te .

Q u e d a pues la idea de u n a relación tensa, c a rg a d a de conflictos, e n t re dos fuerzas pr incipales , u n a de las cuales se a fana p o r i n te g ra r el m u n d o de los exclu idos d e n t r o del espacio de la pa r t ic ipación polít ica y social, y la otra se coloca al lado de los excluidos, pe ro pa ra d e r r i b a r a los a gen te s de la d e p e n d e n c i a y a m p l ia r así el espacio de la pa r t i c ipación . La p r im e r a de estas fuerzas es el Estado nac io na l-popu lar , la s e g u n d a es in teg rada p r i n c i p a l m e n ­te p o r los intelectuales . E m p e ro , lo in te resan te a qu í es r ec o n o c e r que ni el Estado ni los intelectuales ac túan c o n fo rm e a una lógica s imple. Algo que d e b e q u e d a r c laro es que el Estado no es sólo m o d e r n i z a d o r ni los intelectua les son sólo críticos.

Al Estado se le l lama na c io n a l -p o p u la r y estos dos atr ibutos , si se comple tan , se o p o n e n t am b ién e n t r e sí. El Estado naciona l es u n Estado in teg rador . En Brasil , con Ge tu l io Vargas, esto fue m u c h o más evidente , p e r o t a m ­bién el PRI de México ya se ha convert ido en u n a fuerza

LA SOCIOLOGÍA DE LA ACCIÓN EN AMÉRICA LATINA 3 5

naciona l m u c h o más que en un m ecan ism o de moviliza­ción popu la r ; y E cu a d o r tuvo, a pr inc ip ios de ios años seten ta u n a o r ien tac ión aná loga . Po r el contrar io , el Estado po p u la r , del cual el e jem plo más claro fue el p r im e r pe ron i sm o , pe ro que volvemos a hal la r t ambién al p r inc ip io del APRA, así como d u r a n t e el t r i en io en Venezue la , necesi ta u n l íder car ismático pa ra s u p e ra r la s e p a r a c ió n q u e ha y e n t r e el m u n d o de la p a la b r a y el de la sangre. Los pobres no se vue lven c iudadanos po r la sola fuerza de la pa labra ; no p u e d e n más que ident i f icar­se con un l íder capaz de conm ove r u n a ol igarqu ía res­t r i n g i d a y m á s l i g a d a a s u s p r i v i l e g i o s y a sus especulaciones q u e a su papel de élite d i r igen te nacional. A veces , los m o v i m i e n t o s p o p u l a r e s se t r a n s f o r m a n e n a g e n t e s d e f o r t a l e c i m i e n t o y a m p l i a c i ó n de l m u n ­d o p o l í t i c o c e n t r a l . Es el r e p r o c h e q u e se le hizo a J u l i á o c u a n d o sus Ligas C a m p o n e s a s se c o n v i r t i e ron en i n s t r u m e n t o s d e su p r o p ia c a r r e r a pol í t ica . Es t a m b ié n la crí t ica q u e R u t h y F e r n a n d o H e n r i q u e C a rd o so h a c e n a los m o v im ie n t o s c o m u n i t a r io s u rb an o s , cuyo r ad ic a l i sm o c u l t u r a l se c o m b in a m u y a m e n u d o con u n p ape l s u b o r d i n a d o d e los g r u p o s d e p re s ió n m a n i p u l a ­dos p o r los l íd e r e s pol ít icos de todos los ex t rem os . La u n i d a d d e la soc ie da d nac iona l , d e s m e n t i d a p o r las d e s ig u a l d a d e s sociales ext remas, y no menos g randes distancias cu l tu ra le s , carentes de i n s t rum en tos inst i tucio­nales, es decir, de ve rda de ras democrac ias políticas, se manif ies ta m e d i a n t e la p e rsona l idad de u n l íder ca r i smá­tico.

Por o t ro lado, el m u n d o de los excluidos no es sólo el objeto de la acción revoluc ionar ia . C u a n d o los intelectua­les, r eve lan la in m e n s id a d de la miser ia económica y de la exc lus ión social y c u a n d o cr i t ican t a m b ié n a la b u r o ­crac ia de Es tado , q u e es el objet ivo d e la o l ig a rqu ía , más a m e n u d o de lo que lo d e m u e s t r a n , c rean las c ond i ­ciones pa ra u n a v e rd a d e r a c iuda da n ía pa ra el con ju n to del pueblo . Se acercan más a Michelet que a Lenin, son

Page 23: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

3 6 ALAIN TOURAINE

más repub l icanos que revoluc ionar ios , i al vez po rq u e p e r t e n e c e n en ge ne ra l no sólo al m u n d o d e la pa labra s ino t am b ié n a "sus categorías más centrales, sobre todo p o r q u e están p r o f u n d a m e n t e iigados a u n m ode lo occi­den ta l de sociedad y de pensamiento que les ha enseñado la idea de democracia así como el juicio crítico y el pensa­miento racional. Los di r igentes nacional-populares desean incluir a los “descamisados” en el escenario; los intelectua­les occidentalizados desean reforzar la democracia en la a pe r tu ra a las masas populares , como lo hicieron los radi­cales de izquierda y luego los socialistas en Chile a part i r de principios del siglo XX.

j u n t o a estas dos fuerzas políticas pr inc ipales a u n q u e débiles , a pa recen las que s iguen una lógica s imple y ex t r e m a : la de la m odern izac ión o la de la revolución. Los e l e m e n t o s p u r a m e n t e m o d e r n i z a d o r e s son los más débi le s . No existe u n a v e r d a d e r a clase d i r i g e n te en A m é r i c a La t ina , ni s iq u i e r a en M o n t e r r e y o en Sao P a u l o . La ú n i c a f i g u r a v e r d a d e r a m e n t e m o d e r n - i z a d o r a en el c o n t i n e n t e es la de las g r a n d e s e m pre sas i n d u s t r i a l e s o f i n a n c ie r a s públ icas: N a c io n a l F i n a n c i e ­ra , Pe t rob ras , Corfo, p o r d a r sólo unos cuan tos e jemplos del más alto nivel. T o d a América Lat ina s igue carec iendo de e m presar io s nacionales , de la invest igación tecnológi­ca y de la inversión p roduc t iva en gene ra l . Po r su parte , los e l e m e n to s r e v o l u c io n a r io s son más débi les de lo que p a rece ind ica r su i n m e n s a popu la r idad . Las acciones del C h e no tuv ie ron m a y o r inf luencia p o r q u e e r a n desespe­rada s y no p rovoca ron más que fracasos en el cont inente . El m o d e lo cuba no , c u a l q u i e r a que sea el j u i c io que se le ap l iq u e , de h e c h o s igue s iendo e x t e r i o r a América L a t ina , m ie n t r a s q u e el m o v im ie n to san d in i s t a estuvo casi cons ta n tem e n te d iv id ido en tr e u n l en in i sm o de tipo castrista y u n p opu l i sm o m uy radical que ha te rminado , con O r t e g a , p o r i n t e g r a r s e al m ode lo l a t in o a m e r i c a n o , a u n q u e sólo después de u n espec tacu lar fracaso econó­mico e incluso pol í t ico. De esta m a n e r a el c a m p o al que

LA SOCIOLOGÍA DE LA ACCIÓN EN AMÉRICA LATINA 3 7

debe c o r r e s p o n d e r la sociología de la acción es m u ch o más ampl io que el de la sociología de la m odern izac ión y el de la sociología de la d e p e n d en c ia , d o n d e su forma más rad ica l a p o r t a r espues ta s cuya s impleza y cerrazón no p u e d e n ocu l t a r sus l imitaciones y p o r cons igu iente el carácte r ideológico más que realista.

IV

Sin em ba rgo , den qué se pa rece este espacio político, reco r r ido p o r l íderes populistas e intelectuales críticos, a esta sociología de la acción que he def inido como la defensa del su jeto personal y colectivo cont ra el p o d e r de los apara tos? ¿No es paradó j ica u n a af i rmación como ésta, y no ser ía más sencillo de f in i r a estos actores pol ít i ­cos e ideológicos ya sea como agen tes indirectos de la m odern iza c ión y p o r cons iguiente m u c h o más l iberales y occidental izados de lo que ellos mismos piensan; o, p o r el contra r io , como personajes q u e en sí mismos a lbe rgan las con trad icc iones insuperables de u n a sociedad dua l i s ­ta? Las dos in te rp re tac iones a m e n u d o se presen tan . N o obstante, no m e pa recen aceptables p o r q u e son d e s m e n ­tidas p o r la fuerza y la casi p e r m a n e n c i a del m o d e lo n a c i o n a l - p o p u l a r y p o r la acción d e los in te lec tuales radicales d u r a n t e la mayor par te de este siglo, después de la Revoluc ión m ex icana y el m o v im ie n to un iver s i t a r io de C ó r d o b a y hasta 1981 c u a n d o el co n t in e n te comienza , con grandes dificultades y muy parcialmente a levantarse.

La in te rp re tac ión que p r o p o n g o aqu í se c o m p r e n d e r á mejor si a ñ a d im o s que la de fensa del sujeto con tra los apara tos d e dom inac ión social no sólo t iene una e x p r e ­sión s incrónica, e s t ruc tural y visible, sobre todo en los sistemas pol ít icos y sociales más cohe rentes , sino más b ien en tan to q u e expre s ión d iacrónica, histór ica y movil iza- dora del sujeto, del indiv iduo o del pue b lo que p r e t e n d e d o m in a r su p ro p io desarrol lo , su p rop io cambio con tra

Page 24: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

3 8 ALAIN TOURAINE

las fuerzas q u e io d i r igen desde fuera o que se resisten al movim ien to . La g r a n d e z a de la his tor ia polít ica de A m é ­rica Latina, cuya confusión y contradicc iones no deben evi tar q ue las a prec iemos , radica en ser u n a lucha po r la creación de u n a sociedad nacional que conjuga el pasado y el futuro (como lo han deseado d e m a n e r a más cons­ciente los mexicanos) , el h i span ismo conqu is tador y la he renc ia i n d o a m e r i c a n a o a f roa m e r ic a na . La cuest ión más i m p o r ta n t e en América La t ina ha sido la de c rear un persona je real , la nación con su c u e rp o y su alma, su m em o r ia y su imaginac ión , su histor ia y su porvenir , a p a r t i r de u n d u a l i s m o p resen te d esde la conquista , a g r a ­vado d u r a n t e los años ochen ta en casi todos los países del con t inen te . Esta creación de u n ac to r histór ico oc u r r e tan to en la acción pol ít ica como en la p roducc ión cul tu ra l o en la vida co t id iana . Sin em bargo , este largo m ed io siglo de historia ha vivido tanto fracasos como éxitos, tan to in tegrac ión de con tra r ios como d e s ga r r am ie n to s e n t re lo objet ivo y lo subjetivo, tanto el hacia a fu e ra como el hacia a den t ro . N o obstante , en n i n g u n a p a r t e del m u n d o , ni en la Ind ia ni en los países árabes, ni s iqu ie ra hoy en día en la E u r o p a pos tcom unis ta , la pol ít ica está tan c l a r a m e n ­te o rgan izada a l r e d e d o r de u n e sfuerzo secular por c rea r u n a sociedad, u n a cu l tu ra o u n a pe r sona l ida d que sean i n d e p e n d i e n t e s y p roduc to ras de acción, que sean actores históricos.

Lo a n te r io r m e lleva a concluir , de m a n e r a modesta , que la sociología de la acción no d e b e oc u p a r un sitio d o m in a n te en América Lat ina, no más que el de la sociología de la m odern izac ión o el de la sociología del im per ia l i smo o incluso que la com binac ión de estas dos corr i en tes a la vez com p le m e n ta r i a s y opuestas, que parece c o r r e s p o n d e r a una sociedad dualista. Ello debido a que esta sociedad es a la vez dua l is ta y busca su un idad , es a la vez sumisa a las lógicas del p o d e r que pa recen /dominar desde lo alto una acción pol ít ica cuyas posibi li ­dades son más l imitadas que las pa labras , y voluntar is ta ,

LA SOCIOLOGÍA DE LA ACCIÓN EN AMÉRICA LATINA 3 9

a n i m a d a p o r la im agen q u e desea c ons t ru i r de sí misma: a la vez d e p e n d ie n t e y apas ionada p o r la i ndependenc ia .

En gene ra l no creo q u e el m u n d o de hoy co r re sponda a u n m ode lo d o m i n a n t e o hegemónico de explicación. H e p ro te s tado m u c h o con tra la dom ina c ión aplas tan te del m arx i sm o es truc tura l i s ta de A khusse r y de Poulant- zas de los años seten ta en ade lan te , en los años c incuenta y sesenta contra la p re tens ión de h e g e m o n í a del estruc- tu ra l -funciona l i smo parsoniano, para a l imenta r las p re ­tensiones análogas a favor de una sociología de la acción, de los mov im ien tos sociales y del sujeto. Lo que necesi ta­mos en todas partesfes u n desar ro l lo c on jun to de varios e n foque s intelectuales , comple tados p o r el esfuerzo de cada u n o de ellos po r prec i sar su sitio en relación con los otros, lo cual no debe im ped i r l e a n i n g u n o de dichos e n foque s in te n ta r t ran s fo rm arse en teoría gene ra l m e ­d i a n t e u n a inco rporac ión de los otros, pe ro dichas p r e ­tens iones deben l imitarse porque, si no son geniales , se t r a n s fo r m a n p r o n to en ideologías ciegas an te amplios cam pos de la r ea l ida d ) Después de todo, la sociología nac ió de la separac ión de los pensam ien tos weberiano, d u r k h e i m i a n o y marxis ta . Su r iqueza es c om pa rab le y el d e b a te q u e suscite será del que hoy más necesi tamos. En A m ér ica Lat ina, debe ex is t i r y discut irse en c on jun to una sociología inte l igen te d e la d e p e n d en c ia d o n d e los textos clásicos de González Casanova, Cardoso y Falet to s iguen s iendo e jemplos admirab les; una sociología de la m oder - ni- zación p r oven ie n te sob re todo de G e r m a n i y que no sea descali ficada po r la crisis de los años ochen ta ; u n a sociología de la acción q u e se in terese sobre todo en las in te rvenc iones polít icas e intelectuales de las propias soc iedades la t inoamericanas .

Sin em bargo , deseo conc lu ir con u n a ref l exión en to r n o a las condiciones actuales más que sobre u n a posi­ción metodológica ge ne ra l . Par t ic ipamos en el análisis social d e América Lat ina en g ran m ed ida p o r q u e tenemos u n a sensación angu s t i a n te en el sen t ido de q u e los países

Page 25: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

40 ALAIN TOURAINE

del continente se en c u en t ra n deso r ien tados y pod r ían desplomarse ante la crisis que ios golpea. Pa ra mí es muy importante la ref lexión p lan teada p o r CLACSO bajo la dirección de F e rnando Ca lderón en estos úl t imos años. No defendería, ya no d igamos con m oderac ión , s ino con firmeza los derechos de una sociología d e la acción si no estuviera convencido de que tan to la vía l iberal como la revolucionaria p roducen peligrosos impasses. Pa ra la se­gunda, no es necesar io comentar io a lg u n o puesto q ue la situación histórica es clara. En cua n to a la p r im era , los economistas y sociólogos han reve lado la am p l i t u d y el aumento de las desigualdades y las dis tancias sociales. La forma más elaborada de América La t ina en el comercio mundial es el narcotráf ico. Es allí d o n d e las ventajas comparativas del c ont inente son más claras y la d e m a n d a del mercado exter ior , más fuer te. Es t a m b ié n allí d o n d e los lazos entre producto res nacionales y la banca in te r ­nacional son más sólidos. E incluso q u iene s saben que el frágil equilibrio económico de Bolivia se basa sobre todo en el narcotráfico y el con trabando , no p u e d e n acep ta r una solución que lleve al ex t r e m o la dua l ización de la sociedad. Hace 20 años podíamos c re e r q u e u n a política de la modernización ex tenderí a poco a poco el sector formal en de tr imento del sector in fo rmal ; ac tua lm en te en la mayor par te de los países se ha convert ido en la tónica y no deja de avanzar. ¿ Q u e r e m o s acaso volver a una sociedad donde los enclaves ricos e in te rnac iona l iza ­dos, las zonas francas, p u e d a n convivir con inmensas regiones de miseria, de aislamiento y d e violencia , lo que parece ser también hoy la política d e C h ina ? En t re estas dos vías igualmente sin esperanza, d e b e m o s a f i rm ar la necesidad de una intervención cada vez m ay o r del Esta­do, complementar ia de la a p e r t u ra d e la economía , pe ro dirigida sobre todo hacia la r ed is t r ibuc ión de los ingresos y la lucha contra todas las formas d e des igua ldad . No se trata de p roponer pa ra la América La t ina de hoy la política que t rans formó en dos decen ios a Suecia y

LA SOCIOLOGÍA DE LA. ACCIÓN EN AMÉRICA LATINA 41

N o r u e g a , antes de la s e g u n d a g u e r r a m und ia l , d e países pobres , países de inmigran tes , en países ricos y a d m i r a ­dos. Se t ra ta de d e f e n d e r la idea más e l e m e n t a l de c o n t a r con u n m o d e l o de acción política y por consiguien­te de u n a voluntad de t ransformación social y de desarrol lo económico.

Para finalizar, p e rm í ta s e m e salir del c o n t ine n te pa ra d i r ig i r la m i rada hacia los países a los cuales he ded icado u n a p a r t e m uy l imitada, p e ro im por tan te p a ra mí, de mi t raba jo y que desde hace dos años nos han a p o r t a d o la d icha más g rande . En la E u r o p a postcomunis ta , en la Po lon ia l iberada po r el más comple to de los movimientos sociales, Sol idarnósc, en la Checoslovaquia de Vaclav Havel y hoy en la Rusia de Boris Yeltsin, sostengo que después del inicio es real el doble pel ig ro de u n l ibera ­l ismo e x t r e m o y de un ne o -c om unoau to r i t a r i sm o . Sin e m b a rg o , estos pel igros se rán desviados, al m enos en par te , en la m ed ida en q u e se reconozca la p r io r id a d de la acción política. Es a l e n t a d o r que el p o d e r de la vieja nomenklatura soviética no ha s ido des truido p o r la g radua l p e n e t r a c ió n de la e conom ía de m ercado s ino po r la v o lu n ta d del pueb lo ruso y, sobre todo, de los in te lec tua ­les y los t raba jadores bajo la dirección de u n h o m b r e que m e aseguró , hace a lgunos meses, que las fuerzas c u l tu r a ­les y polít icas del país e r a n más decisivas pa ra el r enac i ­m ie n to de su país que los mecan ismos económicos. Al igual q u e la E u ropa postcomunis ta , América La t ina n e ­cesita s im u l t á n e a m e n te de u n a volun tad de acción pol í ­tica m a y o r y de u n a sociología de la acción q u e es la e xp re s ión teórica de esta vo lun ta d de movil ización pol í ­tica e intelectual .

Traducción de Lili Buj

Page 26: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

La situación actual en las ciencias socialeslatinoam ericanas

Page 27: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

LA SITUACIÓN ACTUAL EN LAS CIENCIAS SOCIALES

LATINOAMERICANAS 1

H e i n z R. S o n n t a g

D O S ACLARATORIAS INDISPENSABLES

1 ? o r razones de s inceridad y honestidad, de bo p r imero a c la r a r q u e las s iguien tes ref lexiones son necesa r iamen te generales, incompletas y d e a lgún m o d o subjetivas. Son ge-

1 Este trabajo continúa y se fundamenta en los estudios que he venido haciendo en los últimos años y cuyos resultados han sido en parte publicados (Sonntag, 1988; Sonntag el al., 1989; Sonntag/Vega, 1991). Una versión prelimi­nar fue presentada en el Seminario “Las ciencias sociales en la década de los 90”, convocado por el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México y que se llevó a cabo entre el lO yel 12 de septiembre de 1991. Los comentarios de Luis Aguilar V. y Francisco Valdés U. a mis planteamientos fueron muy útiles y les agradezco mucho la preocupación compartida por la problemática, pese (o gracias) a puntos de vista divergentes y controvertidos.

[4 5 ]

Page 28: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

4 6 HEINZ R. SONNTAG

n e ra l e s p o r q u e i n t e n t a n s i s t e m a t i z a r g r a n d e s t e n d e n ­cias d e la r e g i ó n l a t i n o a m e r i c a n a y c a r i b e ñ a , s in e s t a b l e c e r de m a n e r a p e r m a n e n t e las diferencias q u e exis ten e n t r e los países. Son re f l ex iones incom ple ta s p o r q u e no p r e t e n d e n d a r c u e n ta d e todas las t ende nc ia s y todos los hechos , s ino se lec t ivamente , de lo más s ignif i ­cativo y p o r lo t an to p u e d e se rv i r p a r a f o m e n t a r la discusión. Y son subjet ivas (con comil las o sin ellas) p o r q u e p a r t e n d e u n a e x p e r i e n c i a pe rsona l ( a u n q u e c om par t ida ) y p o r q u e c o n t i e n e n ju ic io s de va lo r que se d e r iv a n d e la m is m a . Es dec ir , el t r a b a jo está p e n s a d o b á s i c a m e n t e c o m o el p r in c i p io de u n a di scus ión cuya c o n t i n u i d a d es i n d i s p e n s a b l e , a u n q u e lo ú n ico s e g u ro q u e hoy t e n e m o s de el la todos sus par t íc ipes , al m enos en lo r e f e r e n t e a sus r esu l tados inm ed ia to s y no tan inmed ia tos , sea la i n c e r t i d u m b r e .

En vista del a m p l io c a m po que aba rca el t í tulo de este t rabajó, es p rec iso ha c e r u n a s e g u n d a aclaración, y es acerca de q u é es lo q u e e n t e n d e m o s p o r ciencias sociales latinoamericanas. A c l a ra r es to no es n a d a fácil, p o r c ier to , d a d o el erran n ú m e r o d e soc ie d a d es r e u n i d a s en el

o

c onc ep to g e o g rá f i c o (y, s e g ú n m u c h o s , soc iocu l tu ra l ) d e A m é r i c a L a t in a . Es más, h a b r í a q u e t o m a r e n c o n ­s ide rac ión las d i f e r e n c i a s y las s im i l i tude s e n t r e ellas, es dec ir , su u n i d a d y d iv e r s id a d , los d is t in tos g r a d o s y m o d o s en q u e se p e r f i l a n al l í las r e p r e s e n t a c i o n e s colectivas, las m ú l t i p l e s m a n e r a s c ó m o el p e n s a m i e n t o y las c ienc ias sociales las h a n i n f l u id o y las s ig u e n i n f l u y e n d o , as í c o m o las d i f e r e n t e s fo rm as q u e a s u m e el q u e h a c e r c ient í f ico-socia l en las dive rsas di sc ip l inas (econom ía , soc io log ía , a n t r o p o l o g í a , h is to r ia , fi losofía social y h as ta ps ico log ía d i n á m ic a ) . Así, h a b l a r de las c iencias soc iales l a t i n o a m e r i c a n a s e n t r a ñ a r í a e s t a b l e ­cer u n a s u e r t e d e e n te l e q u ia .

N o obs tan te , a p a r t i r de finales de la s e g u n d a g u e r r a m u n d ia l , la f o rm a y el c o n te n ido m e d i a n t e los cuales ha cris ta l izado el p e n s a m i e n t o social d e la reg ión en unas

LA SITUACIÓN ACTUAL EN LAS CIENCIAS SOCIALES 4 7

ciencias sociales m ere ce d o ra s de tal n o m b r e ,2 h an t enido m arcadas s imi l i tudes en las diferentes sociedades.0 Su b ú s q u e d a se ha o r i e n t a d o a descifrar lo que somos (con la fo rm ulac ión de Celso Fu r tado , rep re sen ta t iva pa ra el sen t i r de muchos colegas de su ge nerac ión , y no sólo de la suya). Su sesgo h a s ido lo propio y lo específico (sobre todo en función de .América La t ina más que de cada nación en par t icular) . Su objet ivo ha sido c on t r ibu i r a la moderni­zación (medida p o r el crecimien to económico , la movil i­d a d social, la m u ta c ión de valores y s ímbolos, la d e m o ­cra t izac ión sociopol í t ica y la m ay o r a u tonom ía ) . Su com prom iso ha s ido en la transformación ( en tend ida como el con jun to de los procesos que c onduc i r ían a la m o d e r ­nidad) . Estas caracter ís ticas han sido c o m u n e s a las dis­t intas corr ien tes en el in te r io r de las c iencias sociales de América Lat ina y el Caribe, más allá de las diferencias en lo epis temológico, lo conceptua l- teór ico y en las t r a d i ­c iones in te lec tua le s d e las q u e se n u t r í a n en cada caso (Sonnrag , 1988). C o n o c i e n d o p a r t e de l d i lem a e n t r e universalismo y particularismo, t am b ié n h a n a su m id o la t en s ión r e s u l t a n t e , a excepc ión de a lg u n a s corr ien tes cuyo va lo r r a d i c a b a e n habe rse a s im i lado a t rad ic iones cient í f ico-sociales , no p r o p i a m e n t e r e g i o n a l e s . 4

~ Estoy consciente de que este proceso es. en algunas sociedades y en algunas disciplinas, anterior a la fecha señalada, de manera especial en Brasil y México y en la economía, la antropología y la historia.

3 Pienso que designarlas como pertenecientes a la región es mucho más justificado que hablar, por ejemplo, de “ciencias sociales europeas”, de “ciencias socia les norteam ericanas” (de Estados U nidos y Canadá jun tos) o de c ien ­cias sociales asiáticas”, por las razones que expongo a continuación. No obstante, esa circunscripción regional de las ciencias sociales es asumida por quienes las practican de un modo mucho más deliberado en el exterior que aquí, como si la conciencia de las raíces “(sub)civilizadas y culturales comunes fuese entre nosotros aún mucho más embrionaria.

4 En este caso me refiero a los adeptos de un weberianisino o estructural-fun- cionalismo "puros” e incluiría a los representantes del marxismo-leninismo en esta misma categoría, la cual habría que conceptualizar como la de las ciencias sociales en América Latina. Esta afirmación, por cierto, no remite implícitamente a ningún tipo de juicio de valor acerca de lo “positivo” o lo “negativo” de unas y

Page 29: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

4 8 HEINZ R. SONNTAG

LA HISTORIA NOS CONCIERNE AÚN

Grosso modo, hemos asistido a t res g r a n d e s “r u p t u r a s ” en las ciencias sociales du ran te los úl t imos 40 años. La p r im e ra estuvo marcada por la sust i tuc ión pau la t in a del p r e d o m in io del neoclasicismo (y sus cor r ien tes co n c o m i ­tantes en las otras ramas) en la a c ad e m ia ,5 p o r su sue r te de “keynesian ismo” (con su vers ión sociológica y cient í- fico-política en la teoría déla modernización) que const i tuye, e n t r e otras cosas, el cuerpo de las proposic iones d i ag n ó s ­ticas, de imagen-objetivo y de pol ít icas económicas y, a pr incipios de los años sesenta, sociales de la CEPAL (CEPAL, 1969; Caldoso , 1977; Rodríguez, 1980; Sonntag , 1988). La se gunda ru p tu ra se expresó en los d i fe ren tes procesos de renovación universitaria, los cuales r e s u l t a r o n en la h e g e m o n ía ,6 aunque rela t ivamente corta, de a lg u n a de las vers iones del dependen t i sm o (Sonntag , 1988). La tercera es la que está en marcha desde hace más o m en o s 12 años, caracter izada por una ofensiva ideológico-pol í - tica sin precedentes de lo que se ha d a d o en l l am ar i n d i s t i n t a m e n t e “ne o l ib e ra l i s m o ” , “n e o c la s ic i sm o ” o “m o n e ta r i s m o ”. Tal ofensiva ( a u n a d a a la crisis7 del es t ruc tu ral i sm o cepalino y del d e p e n d e n t i s m o ) , en sus esfuerzos por da r cuenta de la r ea l ida d ca m b ian te del m u n d o actual y por conceptual izar la , ha d a d o lu g a r a u n eclecticismo y una he te rogene idad p r o n u n c i a d o s d e n t r o

otras ni en torno a lo legítimo de los respectivos quehaceres. Sin embargo, sí explícita una toma de posición personal.

5 Cuando empleo este término me refiero al conjunto de prácticas intelectua­les y sus estructuras institucionales en las que se realizan la reflexión, la investi­gación y la docencia científicas.

6 Utilizo el concepto en estricto sentido gram sciano y entiendo, por lo tanto, que la hegem onía también es “cultural”, en el sentido de que los grupos, sistemas de pensam iento, escuelas, élites, etc., que la ejercen orientan las prácticas cotidianas (o “normales” en el lenguaje kuhniano) de los que la “aceptan”, sufriéndola o no, en el respectivo campo.

7 Hay que subrayar que estoy empleando el concepto sin ninguna connota­ción fatalista o apocalíptica, sino en su significado original: tiempo de decisión.

LA SITUACIÓN ACTUAL EN IAS CIENCIAS SOCIALES 4 9

d e nuestras inst i tuciones de las ciencias sociales; más a d e la n te volveremos a tocar este pun to .

El marxismo merece una mención aparte . Ha tenido s iempre, desde la década de los t re inta en adelante, una presencia activa en la academia de la región, en algunos países más, en otros menos. Sin embargo, nunca llegó a ser corr i ente hegemónica, salvo en contadas opor tunidades ( temporales y geográficas). Entre estas úl t imas vale resal tar el per íodo in m ed ia tam en te posterior a la renovación, cuan­do los estudiantes y a lgunos profesores presionaron para que su vers ión “es truc tu ra l i s ta” y el p e n s a m ie n to g ram s­ciano tuv ie ran g r a n incidencia en los p lanes de estudio, y los diseños de invest igación y ref lexión se v incularon es trechamente con una de las dos versiones del d e p e n d e n ­tismo, especialmente en algunas de las univers idades de la región (Aricó, 1988; Sonntag, 1988; Sonntag et a i, 1989).

Los tres m o m e n to s de r u p t u r a t am bién fueron s iempre de im por ta n te s cambios inst i tucionales en la década. El p r im e r o comple tó la t ransición de la un ivers idad dec i­m onónica , elitista y a is lada de la r ea l id ad a u n a u n iv e r ­s idad m o d e r n i z a d a a medias , de acceso masivo y de a l g u n a m a n e r a c o m p r o m e t i d a con la t r a n s fo r m a c ió n d e la rea l idad . Esta t ransición se había iniciado con la Revo luc ión U n ivers i ta r ia de C órdoba (1918) y sus secue­las en otros países (Silva y Sonntag , 1970). Fue c uando se c re a ron o conso l ida ron las facultades, escuelas e inst i tu­tos d e c ienc ia s soc ia les , e s p e c i a l m e n t e d e e c o n o m í a . El s e g u n d o fue el in te n to de r e e s t ru c tu r a r los modelos inst i tucionales de la un ive rs idad, dem ocra t izándolos y p o n i é n d o l o s al s e rv i c io d e “ la R e v o l u c i ó n ” , ob je t ivo y an h e lo p r o fu n d o s de la in te lec tual idad de esa época (Lechner , 1988) m e d i a n t e una m ayor pa r t ic ipación es tu ­diant i l en el c ogob ie rno y una in s t rum en tac ión de p r o ­cesos más compar t idos , supuesta y p r e t e n d id a , o real, e n t r e inves t igadores y actores sociales (en t re ellos, los es tudiantes) en la tom a de decis iones sob re objetivos y m étodos de la invest igación social y acerca d e los objetivos

Page 30: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

5 0 HEINZ R. SONNTAG

y la didáct ica en la en señanza de las c iencias sociales . En el tercero se hizo cada vez más ev iden te la crisis d e la un ivers idad modernizada a medias , masificada, “p o p u ­l a r ’ y “revolucionaria”. Dicha crisis e n t r a ñ ó la pa rcial pr ivatización de la enseñanza y e spec ia lm en te d e la in ­vestigación, es decir: su salida de la un ive r s idad , con el subs iguien te surgimiento de u n a g ran c an t idad d e inst i ­tuciones de docencia, invest igación y ref lex ión e n m a n o s y sobre todo bajo control de pa r t icu la re s .8

De acuerdo con lo antes seña lado , hasta el inicio d e la te rcera ruptura , el objetivo de las prácticas en las c iencias sociales fue el cumplimiento de su c o m p r o m is o con la t ransformación de la real idad: la supe rac ión de l subde - sarrol lo y la eliminación de la de p e n d e n c ia , es dec ir , el desar rol lo 9 i ndepend ien temen te de si su pos ib i l idad fue p ensada en términos del m a n t e n im ie n t o de la o r g a n i z a ­ción social capitalista de las sociedades de la r e g i ó n o d e su cambio po r un o rdenam ien to t o ta lm e n te d is t into. De esta m ane ra , el hincapié de los diseños de inves t igac ión y ref lexión estaba puesto en u n concep to más t em á t ico que disciplinario que les o to rgaba especial peso a los temas de estudio relacionados con los procesos macroso - ciales y macroeconómicos, su d inám ica , su e s t r u c tu r a y su desarrollo . Las ciencias sociales fu e ro n e n t e n d i d a s como históricas, ya sea de establishment, o críticas; pa ra f ra -

8 Un índice importante de lo que estoy señalando lo constituye el hecho de que. aproximadamente a partir de 1970, se observa el surgim iento de los centros académicos independientes, los cuales corresponden a entidades que no forman parte de una institución mayor. El indicador más notable es el cambio de las proporciones entre los distintos tipos de instituciones en el seno del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO): mientras que en 1970, 57% de los centros era universitario y 29% independiente, en 1988 el porcentaje se invierte: los independientes representaban 57.5% del total contra un 31% de centros universitarios (Sonntag y Vega, 1991).

9 Es impresionante ver el número de proyectos de investigación en (las distintas unidades de) la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales ( f l a c s o )

y en los centros miembros de c l a c s o . así com o en las com isiones y grupos de trabajo del mismo que teman el concepto de desarrollo centralm ente en sus títulos (Sonntag y Vega, 1991).

LA SITUACIÓN ACTUAL EN LAS CIENCIAS SOCIALES 51

se ando u n a feliz dis t inción de Wallers te in (1988a), ten ían que f u n d a m e n ta r y o r i e n t a r d e te rm in a d o s proyectos so- ciopolíticos de actores colectivos.10Á propósito, fue du ran te esos dos pr imeros per íodos que la interdiscipl inariedad se volvió un rasgo pecul iar de las ciencias sociales de la región y se acen tuó como tal, desde la que se q u e d ó en el postu ­lado (la de “la e n g r a p a d o r a ”) hasta la q ue p rodu jo resu l ­tados (en invest igación y docencia) los cuales significaban u n a superac ión au tén t ica de las f ronteras disciplinarias.

D u r a n te las t res décadas en cuest ión, en mayor o m e n o r m ed ida las ciencias sociales hab ían estado bajo la h e g e m o n ía de cor r ien tes teór icas y e squemas i n te r p re ta ­tivos que pa rec ían p o d e r d a r cuen ta de los procesos sociales en todas sus facetas. C o m o se di jo antes , e r a n el marx ism o “o r to d o x o ”, el desar ro l l i smo cepal ino y el de p e n d e n t i s m o , e incluso el “mate r ia l ismo histór ico” del m arx i sm o estruc tural is t a como m arx i sm o “ren o v a d o ” p o r la inf luencia que adqu ir ió la obra de Gramsci (Aricó, 1988) en el p r i m e r lustro de la década de los setenta (Qu i ja no en S o n n ta g et a i, 1989). En efecto, todas ellas se hab ían p re s e n tad o en los m om en tos cu lm inan tes de su respectiva vigencia y hegem onía , como si fuesen capaces, cada u n a en su l engua je y con sus conceptos , de explicar lo y descifrar lo todo: desde la histor ia y la m a n e r a de v incula rse América Lat ina y el Car ibe con el actual s is tema histórico-social en un pl ano m u nd ia l , hasta las especif ic idades concretas de la reg ión y de cada u n a de sus formaciones sociales (Sonntag, 1988). Por e jemplo, c u a n d o el cepal ismo alcanzó a inicios de los años sesenta su pe r íodo de m a y o r lucidez, p len i tud y vigencia, en t é rm inos tanto de su elaboración teórica como de su relación con el m ov im ien to histór ico real , éste y sus

10 Resulta evidente que, en este párrafo, no establecer las diferencias entre los países conduce a una generalización formal tal vez excesiva, que afecta particularmente al hecho de que se incluyen también las corrientes “reformistas” y “revolucionarias”, para denominarlas de alguna manera, de las ciencias sociales, porque no se especifican los respectivos contenidos antes y después de la ruptura renovacionista (Lechner, 1988). Sin embargo, es necesario proceder así para poder abordar sintéticamente la temática.

Page 31: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

52 HEINZ R. SONNTAG

corrientes científicas concom i tan tes p r e t e n d í a n p o d e r dar respuesta a todas las cuest iones que ha b ía puesto sobre la mesa de discusión y ref l exión el desa r ro l lo (“la modernización”) de la r e g ió n d esde la úl t ima pos tgue r ra . Los marxismos “o r to d o x o ” y estruc tural is t a d e todas m a ­neras lo sabían todo desde s iem pre , e incluso el de p e n - dentismo (en su v e r t i en te d e “teo r í a”) y ese m arx i sm o “renovado” de t inte g ram s c ia n o se p r e s e n ta b a n como deas ex machina de c u a lq u i e r in te rp re tac ión his tór ica y lectura descifradora de lo real-social c o n te m p o rá n e o .

El dependen t ism o , sin em b a rg o , en su v e r t i en t e de “enfoque” rea b r ió el d e b a te al f o rm u la r (a p a r t i r de su insistencia en las práct icas de los actores del proceso histórico)11 nuevas p r e g u n t a s al a t r ibu i r nuevo s ignif ica­do a hechos y conceptos q u e se creían conocidos y de l i ­mitados, y se volvió d u r a n t e a lgunos años re fe renc ia obligada (negativa y posit iva) de los deba tes y es tudios (Sonntag, 1988). Su o tra ve r t ien te , la “teor ía d e la d e ­pendencia” se en tr e lazó con la m oda del m a te r ia l i smo histórico del m arx i sm o “es truc tu ra l i s ta” e in fund ió , a quienes la s igu ie ron d u r a n t e u n breve lapso, u n a vez más aquella s eguridad y c e r t i d u m b r e que el d e p e n d e n t i s m o originario p rec i sam en te hab ía cuest ionado . En cambio, el marxismo “g ram sc ia no” in ten taba p r o f u n d i z a r en los aspectos que hab ían s ido abo rd a d o s p o r el “e n fo q u e de la dependenc ia” pa ra d a r l e así u n m ayor a r r a ig o teórico (Aricó, 1988).

La c om un ida d de los científicos sociales — no nos estamos r e f i r i endo o b v ia m e n te tan sólo a los q u e p e r t e ­necíamos a la academia , s ino t am bién a qu ienes labora ­

11 Creo que fuimos principalmente Alain Touraine (Touraine, 1987) y yo(Sonntag, 1988 y 1989) los que más insistimos sobre este aspecto del depen- dentisino como sociología de la acción. Por lo tanto, me sorprendió la posición queen !a reunión que dio origen a este trabajo asumió Touraine al incluir también a las corrientes cepalina y dependentista y al afirmar que el dependentism o había sido el insumo más nefasto de las ideologías de las diferentes “luchas armadas”; Julio Labastida formuló una lúcida crítica a esta posición. No puedo lamentable­mente en esta oportunidad ampliar la argumentación al respecto.

LA SITUACIÓN ACTUAL EN LAS CIENCIAS SOCIALES 5 3

ban en d i fe ren tes organismos nacionales , reg iona les e in te rnac iona les— a med iados de la dé cada de los sesenta e incluso d u r a n t e una pa r te de la de los setenta, y cada u n o de sus dos g rupos a su m ane ra , pensaba que los p rob lem as que p re se n taba n las rea l idades de América Lat ina y el Ca r ibe estaban más o menos " resue l tos”. P r im e ro p o r q u e hab ía una can t idad e n o r m e de i n fo rm a ­ción em pí r ic a sobre sus dist intas esferas, r esul tado de muchos estud ios e investigaciones que se real iza ron en los años c incuen ta , sesenta y pa r t e de los setenta y que fue e v id e n t e m e n te m ucho m ayor que en cua lq u ier otro m o m e n to de las h i s t o r i a . 12 S e g u n d o , p o r q u e los r e p r e ­se n ta n t e s d e las distintas interpretaciones pensaban que éstas pe rmit í an a p re h e n d e r las sociedades, y hasta p r e d e ­cirlas en sus dinámicas y estructuras, es decir, diacrónica y s incrónicamente. Tercero, porque cada una de las corrientes significativas se habían encontrado con grupos, sectores y clases (o fracciones) que habían incorporado elementos o aspectos de ellas a sus prácticas colectivas porque las veían como manifestaciones de sus respectivos proyectos.13

En consecuenc ia , hacer ciencias sociales aquí y a ho ra t am bién e ra c u m p l i r con un com prom iso polít ico y hasta vivencial , el cual brotaba no de u n vo lun ta r ismo sino del ca rác te r m ism o de la ciencia-en-tanto-tal. Por una vez

12 Aquí le corresponden especiales méritos a la CEPAJL. Este organismo recopiló y publicó, año tras año, precisos y documentados resúmenes con los datos macroeconómicos y macrosociales de la región en su conjunto y de las diferentes sociedades; si bien fundamentados en las estadísticas de los respectivos gobiernos, permitieron contruir sus fisonomías. Más tardía y con dificultad le siguieron instituciones como p r e a l c , o l a d e . o p s y otras.

13 De hecho, el encuentro entre el desarrollismo cepalino y amplios grupos sociales (desde segm entos de las burguesías, pasando por la mayor parte de los sectores medios y hasta una buena parte de la clase obrera organizada, para no hablar de élites políticas), entre finales de los años cuarenta y los sesenta, constituye una de las pocas ocasiones en las que la teoría había hallado a sus protagonistas colectivos sedientos de formulaciones de diagnóstico, imagen-ob­jetivo y proposiciones de políticas, de las que carecían hasta entonces. No es la regla que ello ocurra en el siempre complejo entramado entre la consolidación de sujetos colectivos y la elaboración de representaciones colectivas.

Page 32: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

5 4 HEINZ R. SONNTAG

(aunque quizás no única) los científicos sociales parec ían intelectuales orgánicos en el sent ido de Gramsci , no sola­m en te para sí mismos s ino t am b ié n en la pe rc e pc ión de b u e n a parte de los sujetos colectivos de las sociedades (Rodríguez, 1983).

En todo caso, el p e r í o d o histór ico que va de sde m e d i a ­dos o finales de los años c u a r e n t a hasta m e d ia d o s de los setenta fue e x t r a o rd in a r i a m e n te f ruct í fero p a r a las c ien­cias sociales l a t inoamericanas y car ibeñas . Esta e x p e r i e n ­cia debería ser rescatada de u n a fo rm a s is temática, tanto en su riqueza como en su c o n t r a d i c t o r i e d a d .14 N o hay hasta ahora sino p l an team ien to s g ene ra le s q u e necesi tan p o r ende una p ro fund izac ión (véase p o r e jem p lo , S o n n ­tag, 1988; Sonntag et a i , 1989; Sankats ing , 1990), inves­t igaciones nacionales (como las de Cas tro, 1988; Barr ios y B runne r , 1988; B r u n n e r , 1988; IISUNAM, 1990 y Sorj, 1988, entre muchas) y es tud ios q u e e n foc a n el p e n s a ­m ien to social desde perspect ivas pa r t i cu l a re s y exigen u n a mayor general ización (T o u ra in e , 1987, desde la de los actores; Lechner , 1988, desde la d e la h i s to r ia de las ideas, para nom bra r s o la m e n te dos d e los t raba jos más destacados). La historia, en este caso la pasada , no se cancela al p re tender e n t r e g a r l a al olvido, nos s igue c on ­c e rn iendo para el p r e s e n t e y p a ra el f u tu ro .

L a CRISIS ACTUAL

Es a par t i r de la mit ad d e la dé c ada d e los s e ten ta que la ince r t idumbre se g e ne ra l i za cada vez más. La crisis de las ciencias sociales de Am ér ica L a t ina y el C a r ib e fue algo más grave que en las soc iedades d e s a r r o l l a d a s de Occi­den te , cuyas manifes tac iones — los “n u e v o s filósofos”, c iertas modas pos tm odern is ta s , etc.— c o inc id ie ron con

14 Es ésta una impresión que Juan Enrique Vega y yo tuvim os, especialmente con nuestra experiencia d e l estudio de evaluación del im pacto de c l a c s o y f l a c s o (Sonntag y Vega, 1991).

LA SITUACIÓN ACTUAL EN LAS CIENCIAS SOCIALES 5 5

las de la nues tr a . Estas úl timas, d e pos ter ior desar ro l lo que aquél las , c om prom et idas en su esencia con las t r a n s ­formaciones en marcha, creativas hasta en la imitación, o r ie n tado ra s de prácticas p rop ia s y ajenas de sujetos colectivos, se ha b ía n percibido y a u top roc lam ado como lo hizo a lg u n a vez la sociología, la cual “pareció perf i larse como una n u e v a superciencia , en todo caso de a cuerdo con la p re te ns ión y las p romesas de sus r ep re sen tan te s y t am bién s egún las expectativas de muchos de sus p a r t i ­da r ios” y “parec ió r em p laza r a la filosofía en su función de ciencia un ive r sa l” (Lenk, 1988). Esto quie re dec ir que nuestras c iencias sociales no ca rgaban aún con la e x p e ­r iencia del v íncu lo en tr e las crisis y su p rop ia ren ovac ió n (o lo hac ían con menos conciencia del peso que ello en tr aña) . C u a n d o e m peza ron a inte rnal izar la se d e r r u m ­b a ro n r e p e n t i n a m e n t e los f u n d am e n to s sobre los que hab ían c ons t ru ido su rac iona l idad y de los que hab ían recibido su leg i t imidad.

Dicho de o t ra m anera , los procesos d e modernización (G. G e rm a n i ) o actualización histórica (D. Ribeiro) hab ían c rea ­do fenóm enos , los cuales, al c am b ia r la f isonomía de las sociedades de América Lat ina y el Caribe, r e su l ta ron de m a s iado complejos como para pe rm i t i r su inclusión en las conceptual i zac iones y teor izaciones hasta en tonces vigentes . Piénsese en el pau la t in o ago tam ien to del m o ­delo de desar ro l lo cepal ino y en su subs iguiente cuest io- n a m i e n t o , e n la crisis de l e s t a d o de c o m p r o m i s o nac iona l -popu la r , en la tercer izac ión y pos ter ior infor- malización de las sociedades, en las mutaciones d e las es t ruc tu ras de estrati ficación social, en las t r ans fo rm ac io ­nes de las práct icas de actores colectivos poco c o n g r u e n ­tes con los supuestos de algunas corrientes en vigor (la “bu rg u es í a n ac iona l” o los “sectores medios” del cepalis- mo y la “clase o b r e r a ” del m arx i sm o “o r todoxo”, r e spec ­t ivamente), etc. Todo ello se manifestó a part i r de u n a ráp ida diferenciación, diversificación y polarización den tro de las formaciones sociales, proceso del cual la heterogeneidad

Page 33: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

56 HEINZ R. SONNTAG

estructural en la concep tua l i zac ión de l d e p e n d e n t i s m o tampoco p u d o d a r cuen ta . Los procesos ha b ía n pa r ido un híbrido: la “m o d e r n i d a d ” p lena todavía no había sido alcanzada cu a n d o el g r i to desespe rado de la “po s tm o d e r ­n idad” cortó la posib i l idad de t razar el c a m ino curvo de aquélla. Ai volverse la rac iona l idad o lógica del capital (vir tualmente y a pe sa r de la crisis) la ún ica del capital is­mo peri fér ico d e la r e g ió n (en c i r c u n s ta n c ia s de la pers is tente y a ú n más m arc ad a d e p e n d e n c i a de su r e p r o ­ducción e inse rc ión en el s is tema m u n d i a l ) (Q ui jano , en Sonn tag et al-., 1989), ni las c iencias his tór ico-sociales del establishment ni las q u e se a p o y a b a n en la crí t ica de iMarx a la e c o n o m ía pol í t ica pa re c ía n o f r e c e r ya h e r r a ­mientas c onc ep tua le s p a ra p r e t e n d e r i n t e r p r e t a c i o n e s omniexp l ica t ivas de esta n u e v a r e a l i d a d .

En suma, se dio u n a imbricación e n t r e la crisis de lo real-social y la de las c iencias que in te n ta n descr i f rar lo y explicarlo. Con ello, se pa r te de la hipótesis de una estrecha ( aunque no mecán ica) re lación e n t r e el d e s a r r o ­llo real de las sociedades y de la evoluc ión reflexiva (y la concomitante toma de conciencia sociocul tu ral o la cons­t rucción de las r ep re sen tac iones colectivas) en to rno a éste. Esta hipótesis, n e g a d a p o r a lgunos r e p re sen ta n te s de corr ientes hoy día renac idas y con n u e v o va lor es por lo demás a m p l i a m e n te acep tada p o r q u i en e s par t i c ipan o se e ncuen t ran p róx im os a las c iencias sociales his tór i ­cas, en sus ver t i entes t an to académicas c om o críticas.

Es menester, sin e m b a rg o , r ec onoc e r q u e hay de crisis a crisis a la hora de a p re c ia r su efecto s obre el desar ro l lo de las ciencias sociales. N o todo lo q u e se da en l l amar “crisis” en lo real-social p ro d u c e innovac iones teóricas, conceptuales y de m étodo , y no todas las “crisis” de las ciencias sociales d esem bocan en nuevos e innovadores intentos de expl icación, ni t ienen qué hacer lo . Tal vez sólo en crisis p ro fu n d a s sea c u a n d o o c u r r e n (y se realizan) tales innovaciones, es decir, en las del paso de un m odo de acumulación y regu lac ión del s is tema histórico-social

LA SITUACIÓN ACTUAL EN LAS CIENCIAS SOCIALES 5 7

hacia otro, o en aquel las c i rcunstancias “en las que un s is tema social histór ico ha evo luc ionado hasta el p u n to en el que el efecto a cum ula t ivo de sus con tradicc iones le ha cen impos ib le al sistema ‘reso lver sus di lemas a t ravés de ‘ajustes’ en sus p a t r o n e s ins t i tuc iona les ex is t en te s” ( W a l le r s t e in , 1988a). O, en las palabras de ot ro estudioso q u e se ha o c u p a d o de la problemática: “Las crisis su rge n c u a n d o la e s t ruc tu ra de un s is tema de sociedad o societal a d m i te m e n o s posibi l idades d e resolver los p rob lem as t e nd ie n te s a t r ans fo rm ar lo q u e las reque r idas p a ra su c onse rva c ión” (Habe rmas, 1975).

En síntesis, estamos de h e c h o ante u n a crisis, a u n q u e no q u e r a m o s reconocerlo. Sabemos con certeza q u e el s is tema histórico-social actual está en vías de t r a n s fo r m a ­ción, e m b a r c a d o en u n a t rans ic ión o por lo m enos p a s a n ­do de u n m o d o de acu m u lac ió n y regu lac ión a otro, t rans ic ión q u e incluirá a todas las sociedades del m u n d o , ya q u e e m a n a del s istema m u n d ia l o la e conom ía m u n ­dial capi tal ista con su inexo rab le e n c a d e n a m ie n to de a c u m u la c ió n de capital. Sospechamos , con sobrada razón que se t ra ta de u n a t ransición más p ro funda , a lo m ejo r (o a lo peor) hacia o tro o r d e n a m ie n t o social; en t odo caso u n a s i tuac ión abier ta pa ra d i s p o n e r de elección, ya q u e “lo que v iene después de la t ransic ión es hi s tó r icamente a b ie r to ”, q u e “no existe l ín e a secu la r a l g u n a d e la h i s to r i a h u m a n a que g a r a n t i c e que u n a e ta p a sucesiva sea p r o g r e s o respec to de cada fase a n t e r i o r ” (W al le r s ­te in , 1988a), y q ue las prác t icas d e los sujetos colectivos h a c ia el f u t u r o es tán p r o f u n d a m e n t e i m p r e g n a d a s a u n q u e n o d e t e r m i n a d a s p o r las del p r e se n te .

La reacción de quienes practican las ciencias sociales en América Lat ina y el Caribe fue proporcional a la e x p e r i e n ­cia: se l legó a cuest ionar de m a n e r a radical al pensamien to social y este cuest ionamiento no provino solamente del “ex te r io r” d e las ciencias sociales, es decir, d e los actores colectivos (entre ellos el Estado) que hasta hacía poco habían abrazado e inco rporado en sus prácticas, los r e s u l ­

Page 34: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

5 S HEINZ R. SONNTAG

tados de las investigaciones diagnóst icas y prognósticas . Más bien vino en forma m u c h o más severa desde sus propias entrañas, de las pe rsonas e inst i tuciones que las pract icaban. De hecho, la cé lebre crisis de los paradigmas surg ió a raíz del r econoc im ien to de su incapac idad de descifrar y explicar en fo rm a global u n a r ea l ida d que ha l legado a ser e x t r a o rd i n a r i a m e n te comple ja .

Con el desencanto de los cient íficos sociales con res ­pecto a su propio q u e h a c e r teó r ico - re f lex ivo-in te rp re ta - t ivo que antes hab ía d e m o s t r a d o y r e c l a m a d o m uy c la ramente sus pa r t i cu la r idades ( r e c u é rd e n s e la insis ten­cia en lo temático y la i n te rd i sc ip l ina r iedad como p r inc i ­pio cognoscitivo), l legó t am b ién el cue s t i o n am ie n to al papel de intelectuales orgánicos en cuyo espejo se hab ían m irado y reconocido. E m pezó el re f lu jo (o la “fuga”, como diría José N u n ) hacia u n n u e v o en c la u s t r a m ie n to en una aceptación de la ciencia q u e se s u p o n ía s u p e ra d a y que en trañaba la r e n u n c i a al c o m p r o m is o pol ít ico de las ciencias sociales d e América La t ina y el Car ibe . Ya no se quiso aceptar lo q u e a h o ra se perc ibía c om o la sus t i tu­ción o la subord inac ión de las ciencias sociales p o r la acción política (si tuaciones l l amadas p o r G a r r e t ó n “tec- nocra t ismo” e “ideo log ismo”, r e s p e c t iv a m e n te ) .15

En el in ter ior de las ciencias sociales, es ta crisis p r e s e n ­tó y sigue p resen tando m uchos s ín tomas . Sin t r a t a r de ser exhaust ivos, m enc ionem os algunos : la perspec t iva de ce r t idum bre teórica se ha pe rd ido , com o ya se dijo, razón p o r la cual muchos d e qu ienes las p rac t ican de jan la teor ía para dirigirse hacia lo q u e es ( supues ta o r e a l m e n ­te) lo único concreto. H a n s u rg ido en los úl t imos diez años muchas invest igaciones empí r icas e n t o r n o a aspec­tos m uy p ar t icu la res y m u y d e l im i t a d o s , q u e r e n u n c i a n d e m a n e r a de l ibe rada al i n g r e d i e n t e d e la e laborac ión teórica, ya sea prev ia o pos ter ior , o la c i r cunsc r iben

15 Los términos de Nun y Garretón provienen de una correspondencia personal que he mantenido con ellos y otros colegas de la región, acerca de la temática de las reflexiones contenidas no sólo en este trabajo sino también en las contribuciones que he intentado d'ir en los últimos años al tema y que ya fueron citadas.

LA SI i UACIÓN ACTUAL EN LAS CIENCIAS SOCIALES 5 9

ún ic a m e n te a su objeto de estudio, y presentan sus resultados en forma pragmática”, a u n q u e su aplicabilidad no resulte de interés a los científicos ni para los fines de la “ingenier ía social , ot ra víctima de! desencanto. Igual o pa radó j icamen­te (las paradojas forman par te de tiempos de decisión), los es tudios históricos (aunque en la perspectiva que los m ar ­caba en los años setenta con trabajos como los del equipo sociohistórico del CENDES y los coordinados por González Casanova) han proli ferado. La interdiscipl inar iedad ha pe rd ido su atractivo, y la vuelta a las disciplinas está a la orden del día. Cuando se menciona (si es que ocurre) a la episte­m olog ía en las invest igaciones, se hace re fe renc ia al pos i t ivismo y en el m e jo r de los casos, a un eclecticismo q u e in c o r p o r a e lem en tos teór icos m u y diversos en las concep tua l i zac iones .16

A t í tulo de hipótesis (y p a ra manifestar u n a impresión q u e d e b e r í a ser p reo c u p a n te ) podría agregarse que estos s íntomas t ienen su corolario en la influencia considerable que t ienen sobre la organización interna del t rabajo cien­tífico-social. Aparte de la división discipl inar ia y de un r e n o v a d o interés en el t raba jo individual (en cont ra del t raba jo en equipo) , va ldr ía la pena indicar que los m o d e ­los de evaluación (y t am b ién de valorización) son cada vez más los su p u e s t a m e n te “universales” de las ciencias sociales pract icadas en los centros , en tanto que la crea ­tividad y la capacidad de ada p ta r los conocimientos gene­r ados a las rea l idades específicas de las sociedades de la r eg ión no d e s e m p e ñ a n u n a función tan i m p o r ta n t e como en épocas an ter io res . De igual manera, la i r reverencia de los jó v e n e s di sminuye , tan to en la fo rmación como en la invest igación; la q u ie tud de amplios g rupos estudiant i les

16 No quiero referirme aquí a la influencia que en todo esto ha ejercido el poshnodemismo, una suerte de “cosm ovisión” cuya característica principal parece consistir, al menos hasta ahora, en que no tiene ninguna: su postulado de que todo vale deja todo al libre albedrío (Habermas, 1985). El am igo y colega Rigoberto Lanz está im pulsando desde Venezuela y en cooperación con colegas en M éxico y otros países de la región, un am plio proyecto de investi­gación al respecto.

Page 35: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

60 HEINZ R. SONNTAG

de pregrado y postgrado es apenas un s índrome de esta tendencia. Hay que añadi r que el coraje de la trasgresión (de modos de pensamiento y de normas institucionales) tan importante para la creatividad en genera l ,17 como alguna vez apuntara Umberto Eco, ha tendido también a d e s a p a r e c e /

En la confo rmac ión del e n t o r n o inst i tucional de las ciencias sociales ha n ocu r r ido cambios impor tan tes . Aquí acontece también lo que ya a p u n ta m o s : las viejas inst i tu­ciones donde se llevaba a cabo la invest igación y la reflexión no han m uer to , a u n q u e es tén “ce rc enadas” p o r sus debil idades in te rnas y las d if i cu l tades ex te rnas (p ié n ­sese especialmente en las univers idades) , y las nuevas no dejan en tr ever a u n novedosas formas defini t ivas (p iénse­se en los cent ios académicos independ ien te s ) . Estamos expei ¡mentando con fórmulas q u e nos han sido dictadas más por la necesidad que p o r la v o lu n ta d de l ibe rada de cambio. La ya m e n c i o n a d a p r iva t izac ión in st i tuc iona l de una buena p a r t e de la invest igación (y hasta de la ref lexión teórica si es que t iene lugar ) rem i te a este dramático escenario, a! igual q u e la c rec ien te d e p e n ­dencia de fondos ex te rnos p ro v en ie n te s de consul tor ías y asesoramientos para la investigación, dependenc ia que ha llevado a algunos de sus críticos a referirse a ella como “mercantilización”.

Clai o está qu e las tendenc ia s s eña ladas t am bién t i enen sus ventajas. C o m o ha sido des tacado p o r muchos c ien t í ­ficos sociales de la r eg ión (Aricó, C a ld e ró n , Cot ler , De- lich, Carre tón, Lechner , Nun , Por tan t ie ro , Qui jano , H. Silva Michelena, e n t i e otros) a f o r t u n a d a m e n t e se ha pe rd ido mucha de la r igidez que e ra un p roduc to de la conversión de teor ías en esquemas ideológico-pol ít icos 18

1' V tal vez para la tan elogiada “competítivklad" que se nos quiere vender ahora como un Upo de “medicina general” para todos los males que aquejan a nuestras sociedades, incluyendo sus sistemas de pensamiento y de representaciones colectivas.

Los pormenores de esta conversión, pese a su importancia para la historia del desarrollo sociopolítico y muy especialmente de las ideas sociales contempera neas de la región, no han sido escritos ni analizados sino en fragmentos (ñor ejemplo .Aricó. 1988). *

LA SITUACIÓN ACTUAL EN L-YS CIENCIAS SOCIALES 61

y d e una falta de ref l exión teórica en genera l . El eclecti­c ismo teórico hace más fácil el acceso conceptual a la p lu ra l id a d que a tañe el reconoc imien to , en la práctica, de la d i ferenc iac ión y !a divers idad. Las discusiones han l legado a ser mas abiei tas (cuando acontecen , lo cual por desgrac ia no es la regia). La renovac ión temática se hace más fácil, tan to en t é rm in o s de pode r a p r e h e n d e r nuevos t em as como en lo r e f e r e n t e a resignificar temas ya cono­cidos y estudiados.

Sin embargo, hay también enormes peligros y riesgos, a um e n tados por la ofensiva ideológica y metateórica°dei neoliberalismo. Éste, en su forma más descarada, es también un in te n to po r res tab lecer (y r ea se gu ra r en los casos en q u e no la había p e rd ido ) la hegem on ía de las ciencias sociales de los centros , es decir, de O cc iden te y con ello, u n d e t e r m i n a d o concep to de ciencia y del quehace r c ient íf ico en genera l . Det rás eslá la idea de que hay una sola rac iona l idad (o lógica), que es la del actual sistema his tór ico-soc ial (el capi t a l i s ta m u n d ia l , rep i támoslo ) (W al le r s t e in , 1 988b) , el cua l o p e ra con la fue rza de una ley n a t u r a l . La ac tua l d e b i l id a d de las c ienc ias sociales d e A m é r i c a La t ina y el Car ibe , como consecuenc ia de su crisis los vuelve m u y vu lnerab les a la “infección con­tagiosa de esa ofensiva que hace se au to l im i ten y auto- c e n s u r e n y q u e r e n u n c i e n a su h i s t ó r i c a t a r e a y t rayector ia de imbricarse y entrelazarse con los procesos de t rans fo rm ac ión consciente de sus sociedades. Es esto lo q u e ha c on t r ibu ido más decis ivamente a la falta de una respues ta teór ica e incluso política, g e n e r a n d o así espa­cios en los que el proyec to societal neo l ibera l p u e d e p r e s e n ta r s e como objetivamente hegeviónico 19 más allá del

El que lo sea subjetivamente para quienes lo abrazan, no es sorprendente. Para m uchos de sus partidarios (renegados de posiciones cepalino-estructuralis- tas y hasta marxistas, y como todos renegados los más fieles creyentes), el neoliberalismo constituye un tipo de “religión sucedánea”. Dé esta manera se explica que sus postulados básicos (epistemológicos y teóricos) se acepten sin ser pasados por el filtro del “racionalismo” que. Popper dixit, se encarnaría en su resultado, es decir, en la “sociedad abierta”.

Page 36: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

6 2 HEINZ R. SONNTAG

hecho de que quienes io p red ican se saben vincu lados a las fuerzas sociales que enc a rna n , acá y allá, las h e g e m o ­nías de la actual fase del capital ismo.

A estos peligros hay que en f ren ta r se , a u n en con tra de la c o r r i en te (no revelada y a m e n u d o no confesada, p e ro t am poco solitaria) que consiste en estar dispuestos a “as im il a r” nuestras ciencias sociales a las de los cent ros (con lo cual para quienes t iene todavía sent ido la i d e n t i ­dad la t inoamericana dejar ían de ser nuestras). C o m o si s emejan te empresa fuera p e q u e ñ a , tal e n f r e n t a m ie n t o adem ás no sólo ocurre en n u e s t r o q u e h a c e r cient ífico social. Nos arañe d i rec tamente en cuan to intelectuales . Percibimos, con razón, que nu e s t r a in f luencia ha dec l i ­nado, q u e ya no es nuestra ho ra s ino la de los “h a c e d o ­res”, de los poseedores de las recetas para los “ajustes”, y po r e n d e nues tro lugar en el a c on te c e r de la sociedad ha cambiado. Ello en traña el desafío d e som e te rnos di r ía se q u e ex is tencialmente, a una au to r r e f lex ión , e m p re s a n unc a fácil y s iempre dolorosa.

In ten tos al respecto no han fal tado. A t ítulo de e je m p lo vale la p e n a destacar el t rabajo d e F u r ta d o (1978), en el que t ra ta de senta r las bases de u n a nueva e conom ía polít ica, respe tuosa de la t radición d e las ciencias sociales histór icas de la región du ran te más de los 20 años p r e c e ­den te s y espec ialmente de una de sus más ricas he renc ias : la in terdiscip l inar iedad . Es s in tomático de estos t iempos que d icho trabajo no se discut iera t an to como se merecía . Las d em ás respuestas de las ciencias sociales h a n s ido más bien, tan to el cuest ionamiento d e los p a ra d ig m a s y el in ten to de “conocer” de nuevo, i n te n to q ue no se basa en las su p u e s t a m e n te falsas segur idades (epis temológicas , teóricas, conceptuales y de método) del pasado, como eí r e to r n o a esquemas interpretat ivos dec im onónicos a u n previos (el sa ludo de Adam Smith es discreto, a u n q u e visible), con la esperanza de e n c o n t r a r en ellos no sólo la expl icación de lo que acontece s ino t am bién la so lución de los p rob lem as (“de ajuste”, p a ra más señas). Ambas

LA SITL1 ACIÓN ACTUAL EN LAS CIENCIAS SOCIALES 6 3

i espuestas c ruzan las ant iguas divisiones e n t re las c ien­cias sociales del establishment y las críticas, de modo que muchos de qu ienes se habían inscrito en las úl t imas se han pasado al c a m p o del neol ibera l ismo y del positivismo q u e deberí a r e n u n c i a r de una vez al pref i jo “neo”), y que

hay quienes pa r t ic ipaban en las del establishment y toman loy par te activa en la búsqueda que resu l ta de cuestio-

nam ien to . No fal tan, además, los que se refug ian en nuevas y no tan nuevas or todoxias.

L a r e a l i d a d r e g i o n a l y u n a a g e n d a DE INVESTIGACIÓN 20

En m edio de todas estas incer t idumbres , parecer ía que la discusión en las ciencias sociales de los úl timos ocho o nueve años hub iese estado incl inada, a p a r t e de las inves­t igaciones p u n tu a l e s ya mencionadas , hacia la in d ag a ­c ión acerca de las pos ib i l id ades (y v i r tudes ) de^ Ia democrac ia (aun la fo rmal)21 y los “nu e v o s ” movimientos sociales, adem ás del in tento po r e n c o n t r a r las formas de desarrollo más ap ro p ia d as para inse r ta r a América Lat ina y el Car ibe en el nue v o contexto m u nd ia l (CEPAL, 1990). Con ello al p a re c e r se han bo r rado del horizonte de la lef lex ión temas tan impor tan tes en décadas an te r io res como sistema de dominación, dependencia, explotación, estruc­tura de clases, imperialismo, etc.,22pese a q u e los hechos que

20Esta parte del trabajo se apoya, con modificaciones sustanciales, en el

estucho de evaluación de impacto de c l a c s o y F L A eso . realizado porjuan Enrioue ega y por mi (Sonntag y Vega. 1991). Sin embargo, no quiero hacerlo corres-

ponsable de las modificaciones, por las que asumo, en consecuencia, la única responsabilidad.

- 1 En un análisis muy pertinente, ya citado, Lechner describió el movimiento del pensarla revolución en la década de los sesenta como pensarla demacrada en la de los ochenta (Lechner. 1988). refiriéndose más que nada a las ciencias sociales y a los intelectuales de los países del Cono Sur, pero con elem entos de juicio que también valen para otras subregiones del continente

Un buen ejemplo es el informe final del proyecto regional PNUD-UNESCO- c l a c s O: r l a 86/001. en el cual, pese a una interpretación en general acertada de

Page 37: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

6-4 HEINZ R. SONNTAG

concep tua l i zan no han desaparecido ni !o h a rá n m ien tr as c o n t in ú e el actual sistema histórico-social.

Esta a p a r i enc ia resulta engañosa, p r im e ro p o r q u e el en tus ia sm o exace rbado por la democrac ia está d a n d o lugar poco a poco a un desencanto, al m enos en a lgunas sociedades como la argent ina, la bras i leña y la u r u g u a ­ya,23 y en democrac ias consolidadas como la m ex icana y la venezo lana, deb id o a la clara incapac idad de los g o b ie r ­nos de la democrac ia en realidad existente, p o r u n lado, de reso lver los graves problemas económicos y sociales que re su l tan de la crisis tan pro longada del s is tema societal24 y, p o r el otro, y como consecuencia de lo an te r io r , de t ran s i t a r ex i tosamente hacia la creación de u n a ciudada­nía real d e n t r o y per tenecien te a nuestros es tados. S e g u n ­do, p o r q u e las políticas de “ajuste” están p o n i e n d o nueva y v i s ib lem en te sobre la mesa de discusión las p r o b l e m á ­ticas q u e se expre san en los conceptos recién señalados. Te rce ro , p o r q u e comienzan a surgir , sobre todo a pa r t i r de los actores colectivos que se e n c u e n t r a n en proceso de

tendencias en marcha, se la impregna de un sesgo que tiende a eliminar (u ocultar) tales hechos (Calderón y Dos Santos, 1990). El trabajo de Lechner recién citado (Lechner. 1988) es mucho más ponderado en el tratamiento de los fenóm enos estructurales.

0 3El caso chileno es obviamente distinto.

04Tal vez sea éste el elemento que ha llevado a algunos políticos y estadistas

ele la región a la afirmación de que todavía no hemos alcanzado la democracia en la región, sino que más bien tenemos sistemas políticos con gobiernos elegidos libre y universalmente. Creo que fue Rodrigo Borja, el actual presidente de Ecuador, quien primero lúzo pública esta reflexión. Las circunstancias del siste­ma político venezolano en el momento de redactar esta versión definitiva (a com ienzos de marzo de 1992), son, por lo demás, altamente significativas. La democracia en este país había demostrado una gran capacidad de absorber conflictos, a tal punto que hizo añicos los siguientes proyectos alternativos surgidos desde su fundación en 1958. Sin embargo, en los últimos 13 años, han venido resquebrajándose las institucionalidades y constitucionalidades cuidadosa y artificiosamente construidas hasta el punto que se dieron las condiciones para una intentona de golpe de Estado el 4 de febrero de 1992, cuyo desenlace no parece nada seguro en estos momentos. Los que hemos previsto este deterioro hemos sido tildados por nuestros gobernantes de “profetas del desastre” (Main- gón y Sonntag. 1990 y Sonntag. 1992).

LA SITUACIÓN ACTUAL EN LAS CIENCIAS SOCIALES 6 5

const i tución y autoident i f icac ión , d e m a n d a s que sob re ­pasan los l ímites de lo m era y f o rm a lm en te democrát ico , razón p o r la cual a lgunos de los que pract ican las ciencias sociales s ien ten la necesidad de vo lver a invest igar y re f l ex iona r s ob re los f enómenos estructurales del capitalis­mo periférico.25

En la a g e n d a de investigación q ue s igue se han tom a do en cons iderac ión op in iones de entrevis tas real izadas r e ­c ie n tem e n te (Sonn tag y Vega, 1991) y en ella está impl í ­cito el inicio de la a p e r t u ra a la que hemos he cho r e fe renc ia en las l íneas an ter iores . Con t i ene muchos temas que man i f ie s tan la necesidad de ir de nuevo al e n c u e n t r o de viejos p r o b le m a s 26 de América Lat ina en busca de su p r o p ia m o d e rn id a d .

En síntesis, en la reg ión, los di fe rentes países e n f r e n ta n la necesidad de c rea r un o r d e n a m ie n t o social global (democrát ico) , capaz de satisfacer u n a doble d e m a n d a : el a u m e n t o de la c iuda da n ía polít ica y la construcción de la c iu d a d a n ía social, po r m edio de nuevos procesos de desarrollo y d e participación social y económica.

Esta dob le d e m a n d a se expresa en el contexto de p r o fu n d o s cambios cul turales en el pe nsam ien to e c onó ­mico de las élites d i r igentes y en el im ag in ar io colectivo de las sociedades en to rno a la economía. Hasta fines de los años se tenta , tan to el p e n s am ien to económico como el im a g in a r io sol ían asumir , en m a y o r o m e n o r grado, u n a pe rspec t iva que tendía m u c h o a c re e r que la r eg ión podía a v a n za r de m a n e r a significativa en dirección al desarrol lo . U n a p a r t e de esta notable perspect iva ha s ido a b a n d o n a d a y con ella las ideas acerca de la superac ió n radical de la exclusión y de la pobreza . El modelo que

25 Lo que se viene afirmando resultó bastante visible en el xvin Congreso Latinoamericano de Sociología, realizado entre el 28 y el 31 de mayo de 1991 en La Habana, Cuba. El tema escogido para el XIX Congreso de Caracas, Venezuela en marzo de 1993, a saber, “Políticas sociales, desarrollo y viabilidad democrática”, pareciera ser igualmente el indicio de que la discusión va en aumento al incluir en ella “viejos” temas de las ciencias sociales de La región (aunque re-significados).

26 A pesar de su escasa verbalización; a ello me referiré más adelante.

Page 38: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

6 6 HEINZ R. SONNTAG

hoy preva lece hace hincapié en las ideas de la e c onom ía neoclásica que, para el m o m e n t o actual, c o m p r e n d e n c u a n d o m ucho una administración racional de la crisis: el es tab lec imiento de los equi l ibr ios m ac roeconóm icos b á ­sicos p o r medio de las polít icas de “ajus te” g r a d u a l e s o de c hoque , como ya hemos h e c ho menc ión. Por esta vía, la exclusión aparece como necesar ia , y los pobres pasan de ser sujetos centrales de las t ra ns fo rm ac iones a se r objetos de pol ít icas sociales, m uchas veces dec la radas c o m p le ­m en ta r ia s . La vieja he g e m o n ía de desarrollo protegido de la CEPAL ha llegado, en este m o m e n t o y pa ra m u c h o s al p a r e c e r defini t ivamente, a su té rm ino , y la p r o p ia C o m i ­sión se ha enfren tado a la neces idad de r e e l a b o r a r sus p r o pues ta s de desarrollo en condic iones de econom ías ab ie r ta s e integradas al m e r c a d o m u n d ia l (CEPAL, 1990).27

Por o t ra parte, en el actual contex to in te rn ac io n a l de v e r t ig inosa s t r a n s fo rm ac iones polít icas , t ecnológicas , económicas, sociales y cu l tu ra le s , América La t in a y el C a r ib e ha n perd ido poco a poco presenc ia en la d i s t r ib u ­ción m u n d ia l del poder y en la discusión de los g r a n d e s p ro b le m as de la h u m a n id a d . Los procesos en vías de inte rnac ional i zac ión , global ización e in tegrac ión pol ít ica y económica mundia l se es tán d e s a r ro l l an d o al m a r g in a - l izarse u n a zona que, en el pasado rec ien te se ub icó de m a n e r a significativa en el c u a d r o in te rnac iona l . J u n t o con la pers is tente ofensiva ideológica del neo l ibe ra l i sm o y neoconse rvaduri smo, el a vance de una c u l tu r a hom o- gene iz a n te , las consecuencias d e los cambios tecnológicos en el m e r c a d o y el de te r io ro ecológico m u n d ia l , tales procesos señalan formas de te j ido in te rnac iona l d a ñ in a s

27Valdría la pena reflexionar sobre si los signos de un “desencanto con el

desencanto” podrán, en un futuro más o m enos cercano, conducir a un retorno a posiciones contrarias a las hoy sostenidas y, no solamente por ello, cercanas a l a s del pasado no tan lejano. En el marco del XII International Colloquium on the W orld-Economy (Starnberg/Alemania. 27 al 30 de junio de 1991), Samir Amin (como ponente) y yo (como comentarista) discutimos sobre esta posibilidad y no pudim os descartarla, por más encontrados que fueron algunos de nuestros puntos de vista.

LA SITUACIÓN ACTUAL EN LAS CIENCIAS SOCIALES 6 7

para la in tegrac ión in te rna, pa ra no hab la r de la regional , de las sociedades la t inoamericanas y caribeñas.

F ren te a esta situación, las visiones teieológicas de progreso económico, de destino revolucionario o de racionalismo modemizador h a n pe rd ido fuerza frente a las lógicas del cálculo costo-beneficio y las evaluaciones de los mercados políti­cos. En lo sociocul tural han estado su rg iendo nuevos grupos , clases y to rmas de acción mul t id imens ionales y polivalentes que t ienden a a pe la r más a la sociedad y a las iden t id ades colectivas que d i rec tam en te a la política, e n te n d id a en el sentido de lo nac iona l-popular . Los procesos de fragmen tación , diferenciac ión y polar ización de las sociedades de dicha zona geográf ica t i enden a c rear u n a b rec ha cada vez m ayor e n t r e las dimens iones ins- ti um en ta le s de la política y las dimens iones expresivas de las sociedades, en tend idas las p r im eras como las que t ienen relación directa con el m ane jo del p o d e r estatal y las segundas , como las represen tac iones colectivas, las formas s imbólicas y organizat ivas en las que se manif ies­tan las d e m a n d a s .

El r e to p r in c ip a l que se p l a n t e a en to nces a las socie­dades l a t i n o a m e r i c a n a s y c a r ibeñas es la m a n e r a de r e s p o n d e r y a c t u a r en busca de u n a a d e c u a d a i n t e g r a ­ción e n t r e soc iedad y Estado, e n t r e sociedad y cambio, e n t r e las nuevas r ac ional idades tecnológicas y p ro d u c t i ­vas, p o r u n lado, y las iden t idades cu l turales , p o r el otro; en suma: cómo vincular cultura política democrática y desa­rrollo económico.

Este re to pr inc ipal p ue de desglosarse en al menos diez desafíos más específicos q ue fo rm ar ían los ejes a l r e d e d o r de los cuales t e n d r í a que ar t icula rse la agenda de investi­gación28 de las ciencias sociales l a t inoamericanas y car i ­beñas en lo q u e resta de la década:

La verbalización escueta de los problemas estructurales del capitalismo periférico no significa su ausencia de la agenda, sino que el objetivo es subrayar el hecho de que m uchos de ellos se presentan hoy por hoy en un ropaje muy diferente que en otros tiempos.

Page 39: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

6 8 HEINZ R. SONNTAG

1) Identificación de actores y sujetos colectivos del desarrollo. T od o s los desafíos que se e n u n c i a n e nsegu ida r e q u ie re n u n a vez más de la ident i f i cac ión de los ac tores y sujetos colectivos que d e b e n i m p u l s a r y r ea l i z a r los procesos. El d esa r ro l lo es an te s q u e n a d a u n p roceso d e cons t i ­t u c ió n de re laciones sociales e n t r e i n d iv iduos , g rupos , clases y sectores sociales, c on el fin de c o n s e g u i r ob je ­tivos comunes . No en v a n o u n o de los n úc le os cen tr a le s d e las ciencias sociales l a t inoam er icanas y car ibeñas ha s ido el prob lema de la indagac ión acerca de las caracte ­rísticas de la const i tución de los p rotagonis ta s sociales. Las t ransformaciones de los úl t imos decenios h a n invali ­d a d o la de te rminac ión d e los actores po r u n a sola r e la ­ción o por un solo h e c ho social o apriori (como en ciertos análisis de clases) y t a m b ié n h a n cuest ionado la idea de que los procesos sociales o c u r r e n de m a n e r a “a u to m á t i ­ca” o “inconsc ien tem en te” sin la presencia d e vo lun tades colectivas. Ambas negac iones ha n pues to en el o r d e n del dí a la necesidad de resca ta r n u e v a m e n te la t radición científico-social que sub raya la im por tanc ia d e la acción social colectiva y su capac idad d e in te rvenc ión .

2) Consolidación y profundización de la democracia, t an to en el espacio político y económico-social como en el de la cu l tu ra . El consenso que se ha c reado en la r e g ió n acerca d e la necesidad sustant iva d e p rom over , d e f e n d e r y con­so l ida r las formas dem ocrá t icas de convivenc ia política, y con ellas la c iu d a d a n ía global , incluye t a m b ié n la u rg en c ia de incluir m ecan ism os de pa r t ic ipación social de los c iudadanos en la gestión lo más a m p l i a m e n te posible, es decir, las decis iones públ icas que c onc ie rne n a la vida colectiva.29Sólo así l og ra rán los sujetos sociales pa r t i c ipa r en la ( re)cons trucc ión de la soc iedad sin r e ­n u n c i a r ni a sus i den t ida de s p rop ias ni a sus intereses

oq ✓Unicamente de esta manera será posible resignificar y superar las tradicio­

nales formas de la democracia, bajo las cuales se escondían a m enudo los más

LA SITUACIÓN ACTUAL EN L \S CIENCIAS SOCIALES 6 9

específicos. Es más, sólo así se logrará lo que N o r b e r t L e c h n e r t an a c e r t a d a m e n t e ha l l a m a d o la confl ic t iva y n u n c a a c a b a d a cons trucc ión de un orden social deseado (Lechner , 1986).

3) Reconceptualización y reorganización de las form as y contenidos estatales y de los procesos de toma de decisiones públicas. Más allá de esta d e m o c rac i a , es necesa r io e s ta ­b l ec e r y c o n s t i t u i r r e g ím e n e s polí t icos que facil i ten la c o n c re c ió n d e a c u e rd o s y c onc e r ta c iones y d i f i cu l t en la p o l a r i za c ión y el e n f r e n t a m i e n t o . Es de igual m a n e r a i m p o r t a n t e l ib e r a r a los Es tados de sus ten d e n c ia s c e n t r a l i z a d o r a s y c o n c e n t r a d o r a s , y p r o m o v e r fuer tes procesos d e t r a s l a d o de fu n c io n e s y capac idades hacia las u n i d a d e s r eg io n a le s y locales: una descentralización eficaz del p o d e r estatal , en el e n t e n d i d o d e q u e su c e n t r a l i z a c i ó n faci l i ta c o n c e n t r a r el p o d e r social en p e q u e ñ a s m in o r ía s .De igual m a n e r a se plan tea el re to de m o d e r n i z a r las prácticas y los procesos de tom a de decis iones públ icas, a p u n t a n d o a la búsqueda de su t ran spa renc ia y objet ivi­dad, ef ic iencia y rap idez.30

4) Reelaboración de propuestas de desarrollo que r e u b i q u e este re to como t a rea colectiva cent ral de la vida de la r eg ión . Los p r inc ipa les e lemen tos de tales p ropues tas d e b e n r e t o m a r y r e e l a b o r a r la e x pe r ienc ia de la r eg ión en este siglo, e n t e n d i e n d o que es el a n t e c e d e n te necesar io de la

abiertos modos de dominación de grupos, sectores y clases minoritarios sobre las grandes mayorías, pero también reemprender la búsqueda interminable entre nosotros, de formas democráticas reales.

30 Este reto y el anterior son los que subyacen a algunas de las propuestas de reforma de! Estado planteadas por los gobiernos de algunos países de la región. La urgencia de enfrentarlo resulta más evidente debido a aconteci­m ientos corno los que acaban de ocurrir en Venezuela, so riesgo de som eter a una “prueba de esfuerzo letal” a los Estados con institucionalidad.y constitu- cionalidad dem ocráticas reales.

Page 40: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

7 0 HEINZ R. SONNTAG

m e m o r ia histórica pa ra el p l a n t e a m ie n to d e proyectos q u e a sum a n las nuevas cond ic iones del m u n d o actual y p e r m i t a n un de sar ro l lo más a u t o r r e g u l a d o y autososte- n ido , y por ende , m enos d e p e n d ie n te .

5) Aceleración del cambio tecnológico 31 y sus consecuenc ias p a ra América Latina y el Caribe. Las t ransformaciones que h a n resu l tado de d icha aceleración a t a ñ e n a todos los ó r d e n e s de la vida social, p e ro m u y e spec ia lm en te a la o rgan izac ión social de la p roducc ión y p o r lo tan to del t raba jo ; a los procesos de comunicac ión y c u l tu r a y a las e s t ruc tu ras de estrat if icación social. Has ta a h o ra , la r e ­g ión ha sido, como en pe r íodos an te r io res , más bien rec e p to ra , hasta tal p u n t o q u e las nuevas tecno logías se i n c o r p o r a n sin n i n g ú n t ipo de adap tac ión a sus pa r t i cu ­lares condiciones. R o m p e r con la b recha tecnológica y a v a n z a r hacia g rados s ignificativos de a u t o n o m í a en este t e r r e n o consti tuye un reto qu e afecta a los p rop io s modos d e p roducc ión del conoc im ien to y a la cons trucc ión de la capac idad histórica de cambio.

6) N ueva relación entre lo económico y lo social. A q u í se t ra ta d e c u e s t i o n a r una vieja c re e n c ia m ec a n ic i s ta t a n to de los a n t ig u o s m odelos d e d e s a r r o l lo c om o de l p e n s a ­m ie n t o , que subyace a las a c tua le s pol í t icas d e “a ju s t e ”. S e g ú n ésta, la m o d e r n i z a c i ó n de la t e c n o e s t r u c t u r a e c o n ó m i c a t r a e r í a cons igo casi a u t o m á t i c a m e n t e el m e ­j o r a m i e n t o de las c o n d ic io n e s y la ca l idad d e v ida de las g r a n d e s mayor ías d e los pueblos , al igua l que la m o d e r n i z a c i ó n de los m o d e l o s i n s t i tuc iona le s sociopo-

31No me gusta ni me parece correcto hablar de la “revolución científico-tec­

nológica” porque el cambio tecnológico permanente es secular en el capitalismo e inherente a un sistema cuya lógica (la acumulación de capital por la acumula­ción) lo exige (Wallerstein, 1988b), si bien es desde luego posible discernir períodos (como el actual) en los que dicho cambio se acelera más allá de su ritmo “norm al”.

LA SITUACIÓN ACTUAL EN LAS CIENCIAS SOCIALES 71

líticos y sociocul turales internos . Debem os s e g u i r insis­t i e n d o en la neces idad de c o n s t r u i r p a ra le la y s im u l t á ­n e a m e n t e n u e v o s modos de o r d e n a m i e n t o económicos y de b i e n e s t a r social p a ra la poblac ión. En el p l a n o conc re to , las pol ít icas e c onóm ica s d e be n in c lu i r po l í t i ­cas sociales q u e se in te g r e n o r g á n i c a m e n t e con ellas, y viceversa. Así se s u pe ra r ía , en la teor í a y la práct ica , un viejo d e t e r m i n i s m o tan caro a las or todoxias de u n o y o t ro lado.

7) Articulación de lo público y lo privado. Los ú l t im os años se h a n c a ra c te r i z a d o po r lo q u e se ha cali f icado como u n r e t o r n o al m e r c a d o y u n a d e r r o t a del Estado. La d i scus ión acerca de Estado y mercado resul ta , sin e m b a r ­go* algo abstracta y m uchas veces bizant ina, toda vez que la p rop ia h is to r ia c o n te m p o r á n e a de nuestras sociedades nos m u e s t r a la u rgenc ia de q u e existan im por ta n te s espacios públ icos no estatales e impor tan tes espacios pr ivados n o mercant i les , a m é n de que la hipóstasis del m e r c a d o n o h a c o r r e s p o n d i d o n u n c a con los h e c h o s d e l cap i ta l i smo, ni m ucho m en o s con el real fu n c io n a ­m ie n to pa sado y p resen te de nues tr as sociedades. S u r g e así la u r g e n c i a de busca r n u e v a s de f in iciones de lo púb l ico d i f e r e n c i a d a s de lo es ta t a l y nuevas de f in ic io ­nes de lo p r iv a d o d i fe r en c i ad a s d e lo m ercan t i l , t r a d i ­ciones p o r c ie r to p r o f u n d a m e n t e enra izadas en nues tras cul turas .

8 ) Integración regional latinoamericana y caribeña. U n a p a r ­te de este r e t o se re f i e re a la g loba l izac ión del s is tema m u n d i a l , f e n ó m e n o que p o d r í a ser t r a b a ja d o f ruc t í f e ­r a m e n t e e n la perspec t iva de la sociología histórica ( W a ­l le r s t e in , 1988b) . Los p rocesos r e s u m id o s ba jo ese c o n c e p to i n c l u y e n t a m b ié n a d i fe r en te s f e n ó m e n o s de r e g io n a l i z a c ió n , e s p ec i a lm en te de b ido al s u r g i m ie n to y la c onso l ida c ión de b loques r eg iona le s en p u g n a p o r

Page 41: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

7 2 HEINZ R. SONNTAG

ia he ge m on ía económ ica m und ia l . Buscan , según sus propios intereses , es tablecer nuevos s is temas de división in te rnac ional del t rabajo, y en este con tex to , la reg ión la t inoam er icana y car ibeña se ve ob l igada a pl an tearse nuevas formas de in tegrac ión reg iona l , las cuales d e be n p r o c u r a r que la inse rc ión de esta r e g ió n en las nuevas cond ic iones in te rnac iona le s s u p e r e su a c tua l pasividad p a ra a s u m i r la d i recc ión que sus p r o p io s h ab i t an te s le q u i e r a n i m p r im i r . Deben i n t e n t a r l o g r a r u n a m e n o r d e p e n d e n c i a en el m arco de la tan m e n c io n a d a interdepen­dencia.

9) Reform a de la educación . En los ú l t i m o s 40 años, la e d u c ac ió n en A m é r i c a La t ina y el C a r i b e se ha vue l to masiva y, al m is m o t iem po , e x c lu y e n te ; h a e x p e r i m e n ­t a d o u n a a m p l i a in s t i tuc iona l izac ión , y p a r a l e l a m e n t e , u n a c re c ie n te d e g r a d a c i ó n de sus e s t r u c t u r a s o r g a n i z a ­tivas; es u n o de los pi lares de la l eg i t im ac ión del o r d e n a ­m i e n t o social y al m ism o t i e m p o el n ú c l e o de su c u e s t i o n a m ie n t o . La e d u c ac ió n ha a s u m i d o ca ra c te r í s ­ticas cada vez más e x c luye n te s en c i r c u n s t a n c i a s e n las que , p o r p r i m e r a vez en la hi s to r ia , el acceso de todos a ella es u n ob je t ivo q u e bien se p u e d e a lcanzar , en v i r t u d p r e c i s a m e n t e de las t r a n s f o r m a c i o n e s q u e ha n suced ido .

10) Desarrollo de una cultura de la tolerancia y la pluralidad. El re to c e n t r a l e n este c a m p o lo c o n s t i t u y e n las t e n ­s iones q u e r e s u l t a n d e la c o e x i s t e n c i a d e u n a h o m o - g e n e i z a c i ó n y u n a h e t e r o g e n e i d a d c u l t u r a l e s . La h o m o g e n e i z a c i ó n ha c r e a d o u n a d e p e n d e n c i a c u l t u ­ra l que a su vez s i rve p a ra m a n t e n e r las r e l a c io n e s a s im é t r ic a s e n t r e c e n t r o y p e r i f e r i a d e l s i s t e m a m u n ­d ia l en lo e c o n ó m i c o , lo t e c n o ló g ic o y lo po l í t ico . Esta t e n d e n c ia c o n s id e r a q u e las m a n i f e s t a c i o n e s de la h e ­t e r o g e n e i d a d son obstáculos p a ra l l e g a r a fo rmas s u ­

LA SITUACIÓN ACTUAL EN LAS CIENCIAS SOCIALES 7 3

p u e s t a m e n t e “s u pe r io re s” de civilización. La he te ro g e ­n e id a d se ha refe r ido d u r a n t e m ucho t i em po sólo a etnias y cu l tu ras subal ternas , p e r m a n e n t e m e n t e somet idas a la exc lus ión y a menazadas p o r el ex terminio. En estos t iem­pos de crisis, tales cul turas experimentan paradój icamente un nuevo auge y un r enovado vigor. A ellas se han a g re g a d o , sobre todo en los úl t imos t iempos , nuevos m o d o s c u l t u r a l e s n a c i d o s a la luz d e los p r o c e s o s d e m i g r a c i ó n , d e o r g a n iz a c ió n u r b a n a y vec ina l , de la i n fo r m a l iz a c ió n d e ampl io s sectores popu lares , etc. Am­bos procesos ha n c o n t r ib u id o a que la h e te r o g e n e i d a d c u l tu r a l se haya t r a n s f o r m a d o en p l u r a l i d a d .

C o n s i d e r a c i o n e s f i n a l e s

C o n la f inal idad de a p o r t a r a lgunos e lementos que debe ­r ía n inc id ir de m a n e r a i m p o r ta n t e en nues tr a labor para p o d e r a b o r d a r la a g e n d a presentada , no nos parece su­pe r f in o a ñ a d i r (so r iesgo de repetic ión) a lgunos puntos .

C o m o h e m o s p o d id o a p r e c i a r en las p á g ina s a n t e r i o ­res, u n a p r e g u n t a i m p o r t a n t e es si el c o n o c im ie n to a c u m u l a d o en la r e g ió n d u r a n t e los 30 años p r e c e d e n ­tes p u e d e ser d e s e c h a d o . Q u ienes más r í g id a m e n te se i n c l in a n p o r la tesis de la crisis de los p a ra d igm a s sostie­n e n a m e n u d o que las teor izaciones an te r io res son i n ú ­tiles, es dec ir que p rác t icam en te hay que e m p e z a r “desde c e ro ” : exigen una ruptura epistemológica. Sin la in tención d e n e g a r que m uchos de los p rob lemas s iem pre ex is ten­tes d e b e n teor izarse de m a n e r a novedosa, y q u e otros d e b e n res ign if ica rse , s os tengo que el p e n s a m i e n t o so­cial d e América La t ina y el Caribe ha g e n e r a d o conoci­m i e n t o s d e g ran i m p o r t a n c i a y o r ig i n a l i d a d .32 Lo que

32 M uchos estudiosos del centro y de otras partes del T ercer Mundo reconocen este hecho. La sociología histórica, que experim entó un nuevo auge con los trabajos de Immanuel W allerstein y sus colegas de 1974 en adelante, los estudios de Alain Touraine y Jean Ziegler, las ciencias sociales de Africa y

Page 42: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

74HEINZ R. SONNTAG

se im p o n e es u n a reva luac ión d e ios p a ra d igm a s que h a n o r ien tado a las c iencia sociales, de sde el p rop io seno de la in te lec tua l idad que las practica.

O t r o p r o b le m a a ta ñe a un pe l ig ro m u y p resen te hoy en día. En el m arco de la tan citada crisis de los p a r a d i g ­mas se ha p r e t e n d id o a b a n d o n a r la construcción d e la teoría, p o r c o n s id e r a r que los e squem a s omniexpl icat ivos se han a g o ta do de f in i t ivam ente . C o m o ya se di jo se observa cada vez más u n a fuer te incl inac ión de m uchos de qu ienes prac t ican las ciencias sociales hacia mater i as e invest igaciones empí r icas m uy p u n t u a l e s y m uy d e l im i ­tadas. No obstante , sin u n es fuerzo teór ico, éstas p r o d u ­cen resul tados que son pedaci tos d e un mosaico cuyo s igni f icado es difícil de e n c o n t r a r (o en todo caso de t ran sm i t i r ) . P o r o t ro lado, la r e f l e x i ó n e x c lu s iv a m e n te e n c a m i n a d a a ( r e ) c o n s t ru i r la teoría t a m p o c o log ra c o m ­p r e n d e r lo real-social . H a y que e n t r e l a z a r ambos e s fu e r ­zos, sobre la m a r c h a d e la docencia, ref lexione investigación concretas, pa ra que no se p ro d u zc a una divisió°n del t rabajo inte lec tual a todas luces nefas ta y con tr ad ic to r ia con lo m ejo r de la t radición dei q u e h a c e r científico-social de la reg ión.

O t ro f e n ó m e n o es que en la expos ic ión de los r e s u l t a ­dos de las invest igaciones empí r icas , las posiciones t e ó r i ­cas subyacentes a sus métodos no se exp l i can y a m e n u d o ni s iqu ie ra se m e n c io n a n . Al respec to se ac túa como si la no-verbal i zac ión de la teor ía la b o r r a s e ig u a lm e n te del q u e h a c e r cient íf ico. Este hecho, más q u e u n a desviación pa rece una manifes tac ión de la a m b i g ü e d a d con la que los inte lectuales observamos en estos t iempos al m u n d o .

En es trecha re lac ión con lo a n t e r i o r está la neces idad d e revisar la i n te rd i sc ip l ina r iedad q u e ha ca rac te r izado a las ciencias sociales de América La t ina y el Car ibe . Parece obvio q u e tal como se pract icó en u n a época de su

Asia, etc., para nombrar sólo algunos ejemplos, se ha beneficiado ampliamente de los enfoques y teorizaciones que se han venido haciendo en los últimos 30 y tantos anos en atención a la transformación y el desarrollo de América Latina y el Caribe

LA SITUACIÓN ACTUAL EN I-AS CIENCIAS SOCIALES 75

evolución en a lgunas par tes de la r eg ió n (la de la en « r a p a d o r a ”), no es sostenible, p o r q u e conduce al es­q u e m a t i s m o , carece de impor tan tes ingredien tes , como la filosofía, la psicología dinámica , etc., y po rque no pe rm i te a b o rd a r im por ta n te s p rob lemas como los ecoló­gicos.33 Hay que d a r l e nuevos conten idos incluso episte­mológicos a la in terd isc ip l inar iedad .

F ina lm ente , p o r lo q ue se refiere a la concepción de la historia en las c iencias sociales de América Latina y el Car ibe , u n o de los e n o rm e s riesgos es q u e caigamos en la t r a m p a de lo q u e ha sido m ag i s t r a lm en te descri to po r Polanvi (1977) como la falacia economicista, es decir, la creenc ia de que el tej ido global de las i e laciones sociales p u e d e explicarse y teor izarse a partii de supuestas leyes n a tu ra le s ” que r e g i r í a n la convivencia h u m a n a en cada u n a de las e tapas de la evolución (que no historia) y en cua lqu ie r lugar de la geograf ía . C o n t r a ello, hay que insistir u n a vez más en la u rgenc ia de s u p e r a r las visiones a cor to plazo y ahistóricas que p r e t e n d e im ponernos la ofensiva del neol ibera l ismo; es decir , la necesidad de m a n t e n e r en nu e s t r a ref lexión la d im e n s ió n histórica real , en el e n t e n d i d o de que la histor ia la hacen los seres h u m a n o s y que p o r e n d e no existe un s e nde ro d e te r m i ­n a d o a priori, l lámese “progreso”, “racional ización occi­d e n ta l ” o “el fin de la histor ia .

En conclusión, se t ra ta de supe ra r la distors ión que ha sufrido (¿o que se ha au to infligido?) la comunidad cient í­fico-social de la reg ión . E n r iq u e Otciza (Rocli íguez, 1983) la ha caracte r izado como un actor colectivo con un p a r ­t icu la r d on de f o r m u la r propues tas e in te rven i r en el des t ino de su(s) sociedad(es). Pa reciera como si esta ca­racter i zac ión hub iese s ido ya en el m o m e n to de f o rm u ­larse algo benévola , si bien no dejó de ser ciei ta en perspect iva histórica (para los años cincuenta , sesenta y p a r t e de los setenta) . La ya tantas veces c itada ofensiva

33 Si mal no recuerdo fue Enzo Faletto quien, en una r e u n i ó n a puerta cerrada en Caracas. Venezuela en febrero de 1987. planteó esta sensible problemática.

Page 43: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

7 6 HEINZ R. SONNTAG

t iene como u n o de sus objet ivos des t ru i r a este acto r colectivo, su capacidad de im ag inac ión y su pos ibi l idad de vincu larse con los procesos sociales reales. En otras palabras , y de m a n e r a enfá t ica y algo g r a n d i l o c u e n t e ­mente , en estas tareas y discus iones se t ra ta t a m b ié n de nuestra p ro p ia vo lun ta d de m a n t e n e r n o s corno intelectua­les y no d e g r a d a r n o s a la cond ic ión de trabajadores intelec­tuales (parafraseando a Paul Baran) al servicio de un proyecto que, antes q ue nada , exige n u e s t r o esfuerzo crítico.

B i b l i o g r a f í a

Aricó, José (1988), La cola del diablo: Itinerario de Gramsci en América Latina , Ed. N u e v a Sociedad, Caracas .

Barrios , Alicia y José J o a q u í n B r u n n e r (1988), La sociolo­gía en Chile: Instituciones y practicantes, FLAC'SO, S a n t i a ­go de Chile .

B r u n n e r . José J o a q u ín (1988), El caso de la sociología en Chile: formación de una disciplina, FLACSO, S an t iago de Chile.

C a l d e r ó n , F e r n a n d o y M a r i o Dos S a n to s (1990) , H a ­cia un nuevo orden estatal en Am érica L a tina . Veinte tesis sociopolíticas y un corolario de cierre, C o n f e r e n ­c i a R e g i o n a l FN U D-UNESCO-CLACSO ( m i m e o . ) , B u e n o s Aires .

Cardoso, F e r n a n d o H e n r i q u e (1977), “La o r ig ina l idad de la copia: la CEPAL y la idea del d e sa r ro l lo”, en Revista de la CEPAL, s e g u n d o semestre .

Castro, G r e g o r io A. (1988), Sociólogos y sociología en Vene­zuela, UNESCO, Ed. T ropykos , Caracas .

CEPAL (1969), El pensamiento de la CEPAL, Ed. Univers i ta r ia , Sant iago de Chile.

CEPAL (1 9 9 0 ), Transformación productiva con equidad, ONU, Sant iago d e Chile.

LA SITUACIÓN ACTUAL EN LAS CIENCIAS SOCIALES 7 7

Fur tado , Celso (1978), Prefacio a una nueva economía polí­tica, Siglo XXI Editores , México.

H a b e r mas, J u r g e n (1975), Problemas de legitimación en el capitalismo tardío, A m or ro r tu , Buenos Aires.

H a b e r m a s , J ü r g e n (1985), Die neue Unübersichtlichkeit, S u h r k a m p Ver lag , F rankfu r t .

Loyo, A u r o r a , G u s ta v o G u a d a r r a m a , Kat ia Weissberg (1990), La sociología mexicana desde la Universidad, IISUNAM, México.

Lechner , N o r b e r t (1986), Ij i conflictiva y nunca acabada construcción del orden social deseado, Siglo XXI Editores, M adr id .

Lechner , N o r b e r t (1988), Los patios interiores de la democra­cia, FLACSO, Sant iago de Chile.

Lenk, H a n s (1988), Entre la epistemología y la ciencia social, Edi tor ia l Alfa, Buenos Aires.

M aingón , T h a í s y H e i n z R. S o nn ta g (1990), “Las eleccio­nes en V e n e z u e la en 1988 y 1989: del ejercicio del r i to de m oc rá t i co a la protesta s ilenciosa”, en Revista Mexicana de Sociología, año LII, n ú m . 4, México.

Polanyi , Karl (1977), “T h e Economist ic Fallacy”, en Re- vieiu, n ú m . 1, vol. 1.

Rodríguez, Atahua lpa y Enr iq ue Oteiza (1983), “Los cien­tíficos sociales la t inoamericanos como un nuevo grupo de intelectuales”, en El Trimestre Económico, vol. L, núm. 198.

Rodr íguez , Oc tavio (1980), La teoría del subdesarrollo de la CEPAL, Siglo XXI Editores , México.

Sanka ts ing, G l e n n (1990), Las ciencias sociales en el Caribe: un balance crítico, Edi tor ia l UNESCO-Nueva Sociedad, Caracas .

Silva Miche lena , H é c to r y H e inz R. Sonn tag (1970), Universidad, dependencia y revolución, Siglo XXI Editores y n u m ero s a s ediciones poster iores , México.

Sonn tag, H e i n z R. (1988), Duda-certeza-crisis:-la evolución de las ciencias sociales de América Latina, Ed. UNESCO- N u e v a Sociedad ( segunda ed ición 1989), Caracas.

Page 44: Las Ciencias Sociales en Los Años Noventa - Ricardo Pozas H

7 8 HEINZ R. SONNTAG

Sonn tag , H e inz R., F e r n a n d o Ca lde rón , A n í b a l Q u i ian o y Francisco WeíTort (1989), ¿Nuevos temas, nuevos con­tenidos ? Las ciencias sociales de A mérica Latina ante el nuevo siglo. Ed. U N E S C O -N u e v a Sociedad, Caracas .

S o n n t a g H e inz R. y J u a n E n r iq u e Vega (1991), Estudio de evaluación de impacto de las redes de CLACSO y FLACSO UNESCO (mimeo.) , Caracas .

Sorj, B e r n a r d o (1987), “Las ciencias sociales e n Brasil” ponenc ia p r e s e n ta d a e n el S e m in a r io “J o s é A. Silva M iche lena sobre el Estado Actual d e las Ciencias Sociales en Am érica L a t in a ”, FLACSO-CENDES (mi- meo.), Caracas.

T o u r a i n e , Alain (1987), Actores sociales y sistemas políticos en América Latina , PREALC, Santiago de Chi le .

W aller s te in , I m m a n u e l (1988a) , “Typo logy o f Crises in the W orld -Sys tem ”, en Review, n ú m . 4, vol. XI (otoño)

Walle rs te in , I m m a n u e l (1988b), E l capitalismo histórico, Siglo XXI Editores d e España , M adrid .

Se terminó de imprimir esta obra en agosto de 1993, en los talleres

IMPRENTA ALDI NAROSELL i- SORDO NORIEGA, S. DE R. L ..

Obrero Mundial, 201 03100 México, D. F.

La edición consta de 1 000 ejemplares más sobrantes para reposición.