Las Canillas Abiertas de América Latina III

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Esta nueva versión de las CanillasAbiertas de América Latina, compuestaen casi su totalidad por artículos nuevosy en algunos casos especialmenteescritos, está dividida en dos partes. Laprimera, denominada “Conceptos paraentender las canillas abiertas”, la integran textos que proveen reflexión sobre aspectos teóricos y políticos acerca de la privatización, la re-municipalización, las formas de gestión comunitaria del agua, así como las múltiples relaciones entre los diversos proyectos de gestión.

Transcript of Las Canillas Abiertas de América Latina III

  • 2Santos, C.; Taks, J.; Thimmel, S. y Grosse, R. (compiladores). 2014

    Las canillas abiertas de Amrica Latina III. El agua como bien comn y derecho humano. Luchas y desafos a 10 aos del Plebiscito del Agua en Uruguay

    Edicin: Casa Bertolt Brecht

    Montevideo, Uruguay, 106 pginas

    Agua / Privatizacin / Re-estatizacin / Amrica Latina / bienes comunes

    Diagramacin: Salvador Lpez

    Foto de contratapa: Alvaro Adib. Entrega de las firmas en el Parlamento por parte de la CNDAV para habilitar el Plebiscito del Agua, ao 2003.

    Casa Bertolt Brecht. Andes 1274. Montevideo, Uruguay.C.P. 11200Tel/fax: (+598) 2900 3240Mail: [email protected]: www.cbb.org.uy

    Primera edicin.Montevideo, octubre de 2014Impreso en UruguayISBN 978-9974-8291-1-4

    Se autoriza la reproduccin total o parcial del contenido de esta publicacin citando la fuente correspondiente

  • Las Canillas Abiertas de Amrica Latina III

    El agua como bien comn y derecho humanoLuchas y desafos a 10 aos del Plebiscito del Agua en Uruguay

  • 4NDICE

    Prlogo .................................................................................................................6

    Seccin I - Conceptos para entender las canillas abiertas

    Las caras de la privatizacin del agua ....................................................................13

    El acaparamiento mundial de aguas: una gua bsica ...........................................15

    El futuro de los servicios pblicos ..........................................................................21

    Los riesgos del TISA (Acuerdo sobre el Comercio de Servicios) ..............................22

    Palabras clave para entender el mercado del agua ................................................23

    El lobby internacional para el agua .......................................................................25

    Las 10 principales empresas privadas de agua del mundo ....................................27

    Las luchas por la justicia del agua en Amrica Latina: alternativas pblicas y pblico-sociales ..............................................................29

    Re-municipalizacin Quin debera controlar nuestra agua? ...............................35

    El negocio del agua embotellada y sus impactos socioambientales .....................37

    Ciencia, agua mineralizada y embotelladoras ........................................................40

    Seccin II - Canillas desbordadas

    Uruguay: a 10 aos del plebiscito del agua ...........................................................43

    Un Acufero Guaran sin gobierno. ........................................................................48

    El agua es nuestra, carajo! Agua bien comn en Bolivia ......................................49

    Algunas consideraciones sobre la re-estatizacin del servicio de agua potable y saneamiento del rea Metropolitana de Buenos Aires (2006-2013) ......57

    Aguas, cooperacin y relaciones urbano rurales en Colombia: prosperidad para quin? .....................................................................................61

    Derechos esenciales en manos del mercado: el lucro con las aguas en Chile .........67

  • 5Las Canillas Abiertas de Amrica Latina III

    Nace en Chile el Movimiento Social por la Recuperacin del Agua y la Vida .........72

    Los desafos del saneamiento bsico en Brasil y el combate a la privatizacin ......75

    El derecho humano al agua en Mxico ..................................................................77

    Paraguay: identidad, derechos, tarifas y contaminacin ........................................81

    La Compaa de Agua de Berln: de la inevitable privatizacina la imposible re-municipalizacin .....................................................................85

    Anexos

    Declaracin del derecho humano al agua en las Naciones Unidas (2010) .............95

    Comisin Nacional en Defensa del Agua y de la Vida.Comunicado Octubre 2012 .................................................................................99

    El manifiesto de Npoles del Movimiento Europeo para el Agua (2013) .............103

    Acuerdo marco de compromiso de una plataforma continental para la promocin de acuerdos de cooperacin pblicos y comunitarios (2009) ............105

  • 6Prlogo

    El resultado del plebiscito en Uruguay es una elemental leccin de sentido comn que la gente est dando. Cuando un gobierno de cualquier pas toma la decisin de enajenar bienes colectivos, en-tregndolos a empresas privadas, tiene la obligacin de consultar a la gente. Porque son decisiones que se descargan luego en las siguientes generaciones, involu-crando de alguna manera a los hi-jos, nietos, bisnietos.

    Eduardo Galeano

    Porto Alegre FSM 2005

    En este 2014 volvemos a celebrar, como dice Galeano en el acpite, el sen-tido comn de los uruguayos que gana-ron hace diez aos una batalla contra la privatizacin del servicio de agua pota-ble y el saneamiento y por una gestin sustentable y participativa de los ros, los arroyos, las lagunas, los acuferos y quiz el mar. Fue una votacin histri-ca, con esa cuasi mgica cifra de 64% de los votos ciudadanos a favor de que el agua del territorio uruguayo sea un bien pblico y nunca un medio para el lucro privado. A una dcada de aquel 31 de octubre de 2004, las canillas de Amrica Latina continan algunas muy abiertas, mientras otras se estn ce-rrando con fuerza. Pero todas, todas las canillas desde Ushuaia al Ro Grande, y ms all, gotean, pues no hay sociedad en el continente, ni en el mundo, que pueda decir que ha resuelto los dilemas del derecho humano al agua, la gestin del agua como bien comn y como sus-tento de la vida en su ms amplio sen-tido. Por eso creemos que tiene sentido

    esta compilacin de textos sobre las lu-chas que han impulsado- y los desafos que han enfrentado- millones de activis-tas, militantes, campesinas, indgenas, gobernantes, acadmicos, tcnicos y ciudadanos de a pie, desde la primera publicacin de Las Canillas Abiertas de Amrica Latina en 2004. Aquella publi-cacin fue realizada por la Casa Bertolt Brecht unas semanas antes que las ur-nas desbordaran de alegra. Apenas dos aos ms tarde editamos la segunda versin, ms equilibrada entre las luchas contra la privatizacin del agua y las for-mas alternativas que iban surgiendo. En esta tercera versin esa mezcla de resis-tencia y propuestas viene ms madura, aclarando los dilemas del agua que son los dilemas polticos, tecnolgicos y fi-losficos de sociedades que ya saben lo que no quieren pero an no pueden consolidar sus caminos de bienestar y justicia sin exclusin.

    En este prlogo quisiramos mencio-nar los grandes nudos conceptuales y orientaciones para la accin por el agua, despus de una dcada que podemos caracterizar como de los comienzos del fin de la hegemona neoliberal en Am-rica Latina y la bsqueda heterognea, difcil, renga, de alternativas nacionales y regionales al capital globalizado, que dio en los 80 y 90 del siglo pasado fuerte impulso a las privatizaciones del agua en todo el mundo.

    En la arena poltico-cultural de las aguas de las Amricas, este periodo tiene como inicio simblico la Guerra del Agua en Cochabamba, Bolivia, en el ao 2000 y an no termina, pero que muestra las mayores resistencias a la ideologa priva-tizadora en el actual lanzamiento en Chi-le del Movimiento de Resistencia Social por la Recuperacin del Agua y la Vida y, por otro lado, la lucha en Detroit, Es-tados Unidos, para que la municipalidad no corte el suministro de agua de los ho-

  • 7Las Canillas Abiertas de Amrica Latina III

    gares pobres endeudados. Entre medio, podemos enumerar los siguientes mojo-nes1 de un camino que se hace al andar de mltiples acciones colectivas a nivel rural, municipal, provincial, nacional y continental:

    2003. Conformacin de la Red VIDA -Red de Vigilancia Interamericana para la Defensa y Derecho al Agua- integrada por asociaciones de consumidores, orga-nizaciones de mujeres, medio ambienta-listas, sindicatos de trabajadores, activis-tas por los derechos humanos, religiosos, indgenas y organizaciones sociales de 16 pases de las Amricas que lanzaron, en aquel momento, la primera campaa de unificacin de luchas particulares para defender el agua como un bien pblico y un derecho humano fundamental.

    2004. Plebiscito del agua en Uru-guay. Luego de dos aos de sensibiliza-cin, cabildeo y propuestas de cambios normativos, por medio del voto popular se modific el Art.47 de la Constitucin de la Repblica, elevando a su mxima expresin legal el derecho humano al agua y el saneamiento, el carcter pbli-co de las aguas, la gestin sustentable y participativa de las cuencas hidrogr-ficas y la jerarquizacin del agua para consumo humano por encima del uso econmico, como principios de una po-ltica nacional de agua.

    2009. Firma en Montevideo de un acuerdo para lanzar una Plataforma de Asociaciones Pblico-Pblicas y Pblico-Comunitarias como paradigma alterna-tivo a las Asociaciones Pblico-Privadas, para la provisin de agua potable y sa-neamiento mediante la cooperacin in-ter-empresarial e inter-comunitaria.

    1 Ver en Anexos algunos documentos que sus-tentan algunos de estos mojones.

    2010. Resolucin aprobada por la Asamblea General de las Naciones Uni-das que reconoce que el derecho al agua potable y el saneamiento es un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos; un gran logro del movimiento del agua y al mismo tiempo, un delicado argumento que puede ser cooptado por empresas, estados y organizaciones.

    2010. Culmina el proceso de re-mu-nicipalizacin del agua en Pars, con la creacin de la empresa Eau de Pars que tom los servicios de agua potable cuan-do la ciudad rescindi los contratos de Veolia y Suez.

    2011. Victoria del referndum en Ber-ln para re-municipalizar el servicio de agua y saneamiento, votacin promovi-da por el movimiento urbano de la Mesa del Agua de Berln.

    2013. Firma del manifiesto de Npo-les que permite consolidar un Movimien-to Europeo del Agua, espejo trasatlntico de la Red Vida, opuesto a las privatiza-ciones y que apuesta a la gestin partici-pativa del agua y de los bienes comunes como posible camino para salir de la cri-sis continental generada por las polticas neoliberales y, a lo mejor, semilla de un nuevo modelo social europeo cooperati-vo, justo, inclusivo y solidario. Tuvo como antecedente el referendo en Italia del 12 y 13 de junio de 2011, promovido por el Frum Italiano del Movimiento por el Agua, donde el 95,57% del 57% de la poblacin que vot, decidi la imposibi-lidad de privatizar el abastecimiento de agua a nivel municipal y la no funcionali-dad entre inversin y tarifas.

    Veamos algunos de los temas y di-lemas que han surgido en los ltimos

  • 8diez aos en torno a la lucha por el agua desde los movimientos y organizaciones sociales; cuestiones que emergieron, no en pocos casos, como efectos directos de las victorias populares experimentadas.

    Privatizacin por el control de pro-cesos hdricos. Hace diez aos se poda notar que la privatizacin del agua adqui-ra muchas formas (ver artculo de Sylvia Ribero), aunque la compra o concesin de largo plazo de las utilidades de las empresas pblicas de servicios de agua y saneamiento, en las grandes y media-nas ciudades, era la ms rpida forma de lucrar. Ante la resistencia planteada a la propiedad privada directa de las empre-sas, el proceso privatizador avanz en muchos casos hacia el control tecnolgi-co (por ejemplo plantas desalinizadoras) y la tercerizacin de operaciones (instala-cin y mantenimiento de plantas de tra-tamiento). La institucionalidad de estas formas de privatizacin se basa, muchas veces, en el paradigma de las Asociacio-nes Pblico-Privadas que se ha vuelto do-minante sobre la privatizacin a secas.

    Re-estatizacin y re-municipalizacin. La respuesta a la privatizacin a secas, ha sido la tendencia a volver a manos pbli-co-estatales los servicios de agua pota-ble y en menor medida de saneamiento. Generalmente el movimiento del agua, aprovechando coyunturas polticas favo-rables, impulsa este regreso de las aguas a manos pblicas, buscando no slo ba-jar tarifas o costos para las ciudades y el estado, sino construir una alternativa tica donde la solidaridad contrarreste el lucro, la efectividad social a la eficiencia econmica y la transparencia al secretis-mo.2 Estos procesos significan una arti-

    2 Feodoroff, T. (2014) Building a new public ethos of water. En: http://www.tni.org/article/building-new-public-ethos-water (Accesado 12.10.14)

    culacin mayor y compleja entre ciuda-danos usuarios, directivos de empresas pblicas y los trabajadores.

    Financiarizacin de la apropiacin del agua. A diferencia de los primeros aos del siglo XXI, en que el capital que avanzaba sobre el sector del agua tena forma de empresa trasnacional con cla-ra identidad corporativa, autoridades y una sede frente a la cual movilizarse, en el presente el capital se presenta ms distribuido en su origen y en particular son dineros de fondos privados que tie-nen en la mira, entre otros negocios en su cartera de inversiones, la apropiacin de los servicios de agua y saneamiento, cuando no la compra de tierras y sus re-cursos hdricos (proceso conocido en in-gls como water grabbing). Como dicen Jennifer Franco y Silvia Kay en su artculo incluido en este libro, la crisis mundial de agua representa una oportunidad de ne-gocio muy lucrativa para el capital. Claro, muchas veces las empresas pblicas caen en la tentacin de recurrir a estas fuen-tes de financiamiento, pues es necesario en corto plazo dar respuesta a deman-das reales de expansin de la red de ser-vicio y la mejora de la calidad del agua. Como alternativa a esta financiacin de privados, han surgido algunas importan-tes experiencias de asociaciones pblico-pblico, que adems de la transferencia de conocimiento y tecnologa buscan formas de crdito basadas en principios de cooperacin.

    Agua Virtual. Hace diez aos, en la primera y segunda versin de Canillas, la idea del saqueo de agua a granel de los acuferos estaba presente cuando se analizaba la situacin del Acufero Gua-ran (ver una actualizacin en el artculo de Leticia Snchez); tambin el embote-llamiento del agua para la venta como agua mineral apareca como otra forma clara de exportar agua con efectos socia-

  • 9Las Canillas Abiertas de Amrica Latina III

    les y ambientales perversos (ver el texto de Gian Carlo Delgado). El riesgo de la exportacin directa de agua, ha dado paso en estos aos a un concepto ms amplio de agua virtual, el cual adqui-ri centralidad para la comprensin de la apropiacin privada del agua a travs de la produccin agropecuaria e indus-trial. Cada mercanca que circula en el mercado globalizado significa algn tipo de agua (verde, azul o gris) afectando la huella hdrica de los pases. Como con-sumidores, esta agua virtual incorporada en productos y procesos, se evapora en nuestra percepcin de las cosas y no to-mamos conciencia de la gran cantidad de agua y la potencial degradacin que acompaa el aumento incesante de la produccin de mercancas en el campo y la ciudad. Ms an, el agua virtual es lo que nos permite conectar los procesos del acaparamiento de tierras y el acapa-ramiento de aguas, pues sin el recurso tierra los recursos hdricos no pueden materializarse, porque solo la tierra puede convertir la lluvia en alimento y biocombustibles, como seala Wolfram Mauser. Y agrega: la actual corrida por tierras en todas partes del mundo es una clara seal de que los actores-clave geopolticos y financieros, en su urgencia por convertir la mayor cantidad de lluvia en commodities comercializables, ven la utilizacin del agua ms que el acceso al agua, como el recurso estratgico crtico del futuro.3

    Polticas sectoriales del agua. En muchos pases de Amrica Latina se ha avanzado en crear nuevas instituciones y oficinas pblicas dedicadas a la gestin del agua. En pases como Bolivia, Ecua-dor o Uruguay, a partir de victorias del movimiento social, existen hoy da nue-

    3 Wolfram Mauser (2012) Sustainable Water, en: Kneitz, A. y M. Landry (eds) On Water. Per-ceptions, politics, perils. Munich: Rachel Carson Center.

    vas leyes de agua, artculos especficos en las constituciones, planes de gestin integrada de los recursos hdricos, entre otros. Esto muestra avances en visibili-zar el problema, pero tambin surge el riesgo de separar el agua de su entorno y desconectarla de la trama de procesos ecolgicos y sociopolticos, en particular del reclamo por territorios sustentables y contra la concentracin de la tierra. En otras palabras, el dilema que ha surgido a partir de las victorias por introducir la problemtica del agua en las institucio-nes del estado, es su limitacin para ha-cer frente a los nuevos procesos de apro-piacin de la tierra, como discutamos en torno al concepto de acaparamiento de aguas. De aqu que el movimiento por el agua, que ha conformado redes de ac-tores potentes como la RedVida o la Red Europea del Agua, busque con mayor o menor xito articularse con otros movi-mientos sociales con objetivos ms am-plios: defensa de los servicios pblicos, el acceso a la tierra, conservacin de la biodiversidad, por la reforma urbana, en-tre otros.

    El agua como derecho humano. Si hablamos en trminos de objetivacin del agua como entidad separada de sus entornos, algo similar ha sucedido con el derecho humano al agua. Por un lado est claro, a partir de las diversas decla-raciones a nivel internacional y nacional, que el derecho al agua est asociado a muchos otros derechos como la salud, o vivir en ambientes no degradados. Pero por otro lado, su consideracin aislada ha llevado a la discusin sobre el dere-cho humano al agua como el derecho al acceso al agua. Lo cual es cierto pero insuficiente. Las corporaciones del agua han cooptado el derecho al agua, en el entendido que los privados son capaces y necesarios para que ms y ms perso-nas tengan acceso al agua potable y por lo tanto garantizar su derecho al agua.

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    Esto es rebatido por el movimiento por el agua, que indica que el derecho hu-mano al agua es parte de la defensa del agua como bien comn, que es a su vez parte de la defensa de otros bienes co-munes como el conocimiento, la tierra, el trabajo y que, entonces, la propiedad privada no puede ser la base para una visin integral del derecho humano al agua. Por otro lado, tambin muchos gobiernos han limitado y hasta prohibi-do las formas de gestin no estatales del agua en nombre del derecho humano al agua. Pues consideran que las formas co-munitarias de proveer servicios de agua no logran alcanzar estndares de calidad y entonces es necesario su intervencin y estatizacin, en vez de apoyar su mejora. (En esta publicacin, la discusin de Dwi-nell y Olivera acerca del caso boliviano, ahonda en esta cuestin)

    Esta nueva versin de las Canillas Abiertas de Amrica Latina, compuesta en casi su totalidad por artculos nue-vos y en algunos casos especialmente escritos, est dividida en dos partes. La primera, denominada Conceptos para entender las canillas abiertas, la inte-gran textos que proveen reflexin sobre aspectos tericos y polticos acerca de la privatizacin, la re-municipalizacin, las formas de gestin comunitaria del

    agua, as como las mltiples relaciones entre los diversos proyectos de gestin. El acaparamiento del agua es el contexto de la discusin. No obstante, no deja de actualizar temas puntuales como el em-botellamiento del agua o los jugadores globales del agua en la privatizacin de los servicios de agua potable. La segun-da parte, Canillas desbordadas, son descripciones y evaluaciones sobre casos nacionales o municipales. Las opiniones e interpretaciones vertidas en los cap-tulos firmados corren por cuenta de sus autores, la mayora miembros de las mis-mas redes en que los compiladores nos integramos. Muestra diversidad de mi-radas, porque no queremos ni podemos caer nunca en el discurso nico. Fueron elegidos porque son provocadores y nos enfrentan a las nuevas preguntas que generan las prcticas transformadores orientadas a la defensa del agua como bien comn y derecho humano. Este li-bro es nuestro tributo al trabajo social y poltico de mucha gente, en muchas par-tes, que a travs del agua se vuelven ms libres y nos convocan a seguir en movi-miento y en solidaridad.

    Javier Taks, Carlos Santos, Robby Grosse y Stefan Thimmel

    Montevideo, Sols y Berln, Octubre Azul de 2014.

  • SECCIN I

    Conceptos para entender las canillas abiertas

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    Las Canillas Abiertas de Amrica Latina III

    Las caras de la privatizacin del agua

    Silvia Ribeiro1

    Amrica Latina es el continente de mayor injusticia en el uso y acceso al agua. Segn Maude Barlow, activista canadiense y referencia mundial en el tema, aunque tenemos el mayor volu-men de agua dulce per cpita, con 20 por ciento del total mundial, la pobla-cin del continente slo accede a uno por ciento.

    En un taller con aportes de ms de 400 participantes de Mxico y de otros 10 pases latinoamericanos y norteame-ricanos2, se hizo evidente que hay una crisis del agua con lineamientos comu-nes en todo el continente. Las fuentes de esta crisis son las mismas: la apropia-cin privada de los recursos hdricos por un puado de trasnacionales, favoreci-da por las polticas de organismos como el Banco Mundial, la Organizacin Mun-dial de Comercio y los tratados de libre comercio.

    Pero la privatizacin tiene distintas caras y nos afecta de muchas maneras. Las trasnacionales manipulan los datos de la crisis para justificar el despojo y aumento de la privatizacin, culpando a la gente comn, los campesinos y los servicios pblicos por mal uso y adminis-tracin. Por todo ello, es imprescindible

    1 Grupo ETC

    2 Taller Popular en Defensa del Agua, realiza-do en Mxico del 25 al 28 de abril de 2005, convocado por el Centro de Anlisis de Forma-cin Social, Informacin y Formacin Popular (Casifop), junto al Instituto Polaris de Canad y organizaciones mexicanas e internacionales.

    construir nuestros propios mapas de la crisis y de los caminos para enfrentarla.

    Los investigadores Andrs Barreda, de Casifop (Mxico) y Tony Clarke, del Polaris Institute (Canad), resumieron algunas de las caras que asume la pri-vatizacin del agua en el campo y en la ciudad:

    - Privatizacin de los territorios y bio-rregiones. Las empresas que comercian y/o necesitan masas de agua para sus actividades, van por la privatizacin de territorios y biorregiones enteras para garantizarse el uso monoplico del re-curso, protegidas por cambios en las legislaciones. Ya sucede, por ejemplo, con el mar en Chile. Tambin a travs de la titulacin individual de tierras co-lectivas de campesinos e indgenas, con programas como el Procede en Mxico, para permitir su venta. La separacin de la propiedad de la tierra de la propie-dad de los pozos y fuentes de agua que estn en ellos, colocando ambos en el mercado, es otra forma hacia la privati-zacin del territorio.

    - Privatizacin por desviacin de aguas. La construccin de represas, hi-drovas y desviacin de ros de sus cau-ces naturales para abastecer zonas de alto consumo industrial, agroindustrial y urbano, priva del recurso a millones de campesinos y pueblos indios, en mu-chos casos con desplazamientos que destruyen irreparablemente sus formas de vida, cultura y economas propias. Se suma el impacto sobre el propio recurso

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    agua y el ambiente que lo sostiene, que genera ms escasez futura.

    - Privatizacin por contaminacin. Las industrias mineras, petroleras, pa-peleras, elctricas, junto a la contami-nacin por agrotxicos de la agricultu-ra industrial y a otras industrias sucias, contaminan las fuentes de agua como efecto colateral, apropindose de fac-to de un recurso que es de todos, al im-posibilitar que otros las puedan usar.

    - Privatizacin de los servicios mu-nicipales de agua en zonas urbanas. A travs de concesiones y contratos de servicios mltiples, protegidas por nue-vas legislaciones nacionales de agua, las empresas transnacionales se apropian de las redes de distribucin y plantas purificadoras, fijando las condiciones de su acceso y tarifas a la poblacin. Lo que antes era un recurso pblico vital y de todos, ahora es una mercanca a la que accedern solo los que puedan pagar por ella. La banda de los privatizadores del agua la lideran los gigantes del agua Suez y Veolia, que controlan 70 por ciento del mercado mundial, seguidos por RWE-Thames, Bechtel y pocas ms.

    - Privatizacin por el embotellamien-to de agua. No hay mantenimiento adecuado de las redes pblicas de dis-tribucin de agua por polticas presu-puestales injustas, pero se subsidia con permisos ridculamente baratos de ex-plotacin de fuentes de agua, a las in-dustrias de transformar agua en agua.

    El costo final a los consumidores es de mil a 10 mil veces ms caro y las pro-pias botellas de plstico son un factor de contaminacin de las aguas subte-rrneas. Cuatro grandes multinaciona-les de refrescos lideran esta banda, que tiende al monopolio mundial del sector: Coca-Cola, Pepsico, Nestl y Danone.

    - Monopolio de las tecnologas. Al mismo tiempo que las industrias des-pilfarran y contaminan el agua dulce de todos, se presentan como las nicas ca-paces de extraer el agua ms profunda (tecnologa que ya usan las petroleras), o de purificarla adecuadamente, ya que la complejidad de factores de contami-nacin aumenta por sus propias acti-vidades (industrial, biolgica, saliniza-cin de acuferos). A travs del control monoplico de mercados y patentes de tecnologa, los destructores del recurso se presentan como los salvadores, a los cuales todos tenemos que pagar.

    Pero tambin por todo el continente crece la resistencia popular enfrentando los diferentes aspectos de este renova-do asalto a los bienes comunes. El de-safo es consolidar el tejido comn des-de cada perspectiva, como los arroyos cuando bajan.

    Reproducido de Las caras de la priva-tizacin, La Jornada, Mxico, 30 de abril de 2005, http://www.jornada.unam.mx/2005/04/30/027a1eco.php.Por ms informacin: http://www.etcgroup.org/

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    Las Canillas Abiertas de Amrica Latina III

    El acaparamiento mundial de aguas: una gua bsica

    Jennifer Franco y Sylvia Kay1

    En los ltimos aos, el fenmeno del acaparamiento mundial de tie-rras ha despertado una gran aten-cin, entre otras cosas por el enorme auge de las operaciones comerciales y especulativas sobre tierras y la consi-guiente desposesin de comunidades rurales. Estas operaciones se ven im-pulsadas sobre todo, aunque no exclu-sivamente, por la produccin y la ex-portacin a gran escala de alimentos y agrocombustibles. Ahora, comienzan a sonar las alarmas sobre otro fen-meno paralelo, el del acaparamiento mundial de aguas, por el que este re-curso se estara convirtiendo en otra gran mercanca, en un oro azul an-siado por Estados e inversores de todo el mundo.

    El agua se ha convertido en un nue-vo objeto de apropiacin y representa un factor fundamental en numerosos mbitos, como el medio ambiente, la energa, los alimentos y el desarrollo. En esta gua bsica se tratan cuatro preguntas claves sobre el creciente fe-nmeno del acaparamiento de aguas.

    1 Investigadoras del Trasnational Institute, Ho-landa. Resumido por los editores a partir del texto completo traducido por Beatrz Martnez. Acceso al artculo completo: http://www.tni.org/es/primer/el-acaparamiento-mundial-de-aguas-guia-basica (Enero, 2014).

    Qu es el acaparamiento de aguas?

    El trmino acaparamiento de aguas o apropiacin de aguas alu-de a aquellas situaciones en que actores poderosos asumen el control de valio-sos recursos y cuencas de agua para su propio beneficio, privando de ellos a las comunidades locales cuyo sustento de-pende de estos recursos y ecosistemas2. La capacidad de hacerse con el control de los recursos est vinculada con pro-cesos de privatizacin, mercantilizacin y apropiacin de bienes comunes. Estos procesos convierten el agua de un re-curso abierto y al alcance de todos y to-das a un bien privado, cuyo acceso debe negociarse y suele basarse en la capaci-dad de pago.

    El acaparamiento de aguas se manifiesta en formas muy diversas, desde su extraccin para grandes monocultivos de produccin indus-trial de alimentos y combustibles a la construccin de represas fluviales para energa hidroelctrica, pasando por la apropiacin corporativa de re-cursos de agua pblicos. El fenme-no tambin forma parte inherente de un modelo de desarrollo que se ve

    2 Mehta, Veldwisch y Franco (2012) Water Grabbing? Focus on the (Re)appropriation of Finite Water Resources, Water Alternatives Jo-urnal. Ver tambin, Franco J., L. Mehta and G.J. Veldwisch (2013) The Global Politics of Water Grabbing, Third World Quarterly 34(9): 1651-75.

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    reforzado por el comercio de agua virtual3.

    El acaparamiento de aguas no es un fenmeno nuevo y comparte muchos rasgos con otros acaparamientos de recursos y con lo que suele conocerse como el cercamiento del patrimonio comn o de bienes comunes4. La nueva dimensin del acaparamiento de aguas contemporneo, es que los mecanismos para apropiarse de los re-cursos hdricos y convertirlos en bienes privados estn mucho ms avanzados y cada vez ms globalizados, y sujetos a leyes internacionales sobre inversiones extranjeras y comercio exterior.

    Por ese motivo, existe una pre-ocupacin muy real de que la nueva generacin de Mulhollands el su-perintendente de Los ngeles que hizo tristemente famoso el acapara-miento de aguas a principios del siglo XX se beneficie de este escenario en detrimento de las comunidades y los ecosistemas locales, y a una escala sin precedentes. En el contexto de la crisis mundial de agua, en que 700 millones de personas de 43 pases vi-ven por debajo del umbral de estrs de agua, 1.700 metros cbicos por perso-na, es urgente y necesario poner fin a los procesos que persiguen su acapa-ramiento.

    3 NdE: Agua virtual es el volumen total de agua utilizada directa o indirectamente para la elaboracin de un producto. Este concepto fue introducido en 1998 por Tony Allan, autor de Virtual Water: A Strategic Resource, Global Solutions to Regional Deficits. Vzquez, Rita y Mario scar Buenfil (2012) Huella hdrica de Amrica Latina: retos y oportunidades. Aqua-LAC - Vol. 4 - N 1 - Mar. 2012. pp. 41 48.]

    4 V. Shiva (1997) El cercado de los bienes co-munales: http://www.redtercermundo.org.uy/tm_economico/texto_completo.php?id=1144

    Quines son los acaparadores de aguas?

    En casi todos los casos, de una mane-ra u otra el acaparamiento de aguas es posible por el Estado. Por variadas razo-nes, muchos gobiernos y burcratas en el seno de oficinas gubernamentales tie-nen especial inters en atraer grandes in-versiones que les llevan a reformar, recor-tar o reinterpretar normas y regulaciones existentes que deberan en realidad pre-venir la ocurrencia del acaparamiento de aguas. Ms all de los Estados, en el acaparamiento mundial de aguas partici-pa una gran diversidad de actores, tanto recin llegados como ms tradicionales. Entre ellos estaran fondos de inversin especializados en agua, transnacionales del agua y toda una serie de actores cu-yas actividades dependen del comercio de agua virtual.

    Una de las novedades ms sorpren-dentes de los ltimos aos es la creacin de fondos privados en que el agua es un componente importante de la carte-ra de inversiones. En 2008, Rabo Farm Europe Fund, un fondo de capital priva-do perteneciente al banco holands Ra-bobank, y el banco suizo Bank Sarasin crearon el Fondo AgriSar. Entre sus principales objetivos est la inversin en recursos hdricos, sealando que la monetizacin del agua est apenas co-menzando, en un momento en que un recurso antes gratuito gana valor de es-casez, y vemos oportunidades para las compaas que puedan asegurar y ges-tionar su suministro5. Est claro, por tanto, que para los fondos de capital privado como AgriSar, la crisis mundial de agua representa una oportunidad de negocio muy lucrativa.

    En la industria global del agua se puede observar una tendencia parecida.

    5 Sarasin Agrisar (2010) Reasons Why. Product Flyer: www.sarasin.ch/internet/iech/en/index_ssol/uk_oeic_ssol/sarasin_agrisar

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    Las Canillas Abiertas de Amrica Latina III

    Las corporaciones privadas, en efecto, se dedicaron durante gran parte de la lti-ma dcada a intentar tomar el control de servicios de agua que antes eran p-blicos en pases como Per, Bangladesh y Sudfrica. En esta industria global del agua hay tambin grandes monopolios; de hecho, dos corporaciones francesas, Vivendi y Suez, dominan en torno al 70 por ciento del mercado de los servicios de agua de todo el mundo6.

    La imposicin de un modelo de ser-vicio de agua que persigue el lucro, que se basa en la capacidad de pago y que se orienta hacia un mayor nivel de consumo de agua no augura nada bue-no para las necesidades de los sectores pobres ni para la conservacin de este recurso. Sin embargo, este modelo se ha topado tambin con importantes re-sistencias, y muchas comunidades han luchado y han conseguido poner fin a los intentos de privatizacin7. De he-cho, son cada vez ms las ciudades que estn remunicipalizando el agua, es decir, recuperando su gestin local y pblica8.

    Mientras tanto, las compaas de la agroindustria estn dando un giro hacia una mayor integracin vertical y cada vez ejercen ms control sobre los recursos de agua. Este control suele utilizarse para incrementar una agricul-tura que necesita grandes cantidades de agua y que compite con modelos agrcolas ms sostenibles y localmente adaptados, y en ocasiones los desplaza por completo.

    6 Polaris Institute (2003) Global Water Grab: How Corporations are Planning to Take Control of Local Water Services. Ottawa, Polaris Insti-tute.

    7 Hall, Lobina y de la Motte (2005) Public Resistance to privatisation in water and ener-gy.Londres, PSIRU: http://www.psiru.org/reports/2005-06-W-E-resist.pdf

    8 Vase http://www.remunicipalisation.org/

    Teniendo en cuenta los recursos hdri-cos que se necesitan para la agricultura, podra decirse que el comercio agrcola global es, a un nivel muy bsico, una gigantesca transferencia de agua, en forma de commodities, desde regiones donde se la encuentra en forma abun-dante y a bajo costo, hacia otras donde escasea [y] es cara9.

    Este comercio de agua virtual, que no solo se da en el caso de la agricul-tura, sino que afecta tambin al agua usada para producir todo tipo de bienes y servicios y comerciar con ellos, abre el debate sobre quines son los acapara-dores de agua. En concreto, exige que se comprendan los complejos vnculos entre satisfacer la demanda de agua en una regin y propiciar la escasez de agua en otra. Un ejemplo de ello sera la poltica comercial Todo menos ar-mas de la Unin Europea (UE), que se ha demostrado que est fomentando la expansin de grandes plantaciones de caa de azcar, muy exigentes en agua, en Camboya para su posterior exporta-cin a Europa10.

    Cul es la relacin entre el acapa-ramiento de aguas y la privatizacin de recursos hdricos?

    La privatizacin y mercantilizacin de los recursos de agua son mecanismos clave a travs de los que se hace efectivo el acaparamiento de tierras. La privati-zacin de los recursos hdricos no es un fenmeno nuevo, pero la nueva oleada

    9 Zapatta, A. (2009) Consumo de agua en la agroindustria ecuatoriana, en M. S. Emanuelli, J. Jonsen y S. M. Surez, Azcar roja, desiertos verdes. Amsterdam, FIAN Internacional, FIAN Suecia, HIC-AL, SAL.

    10 Bridges Across Border Cambodia y Transna-tional Institute (2010) Bittersweet: A Briefing Paper on Industrial Sugar Production, Trade and Human Rights in Cambodia: http://bab-cambodia.org/developmentwatch/cleansugar-campaign/bittersweet.pdf

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    de acaparamiento de aguas le ha dado a este recurso una mayor prominencia como bien comercial.

    La privatizacin y el comercio de los derechos sobre el agua que sta faci-lita, puede llevar a que se expropien o se vendan al mejor postor los derechos de las comunidades locales. Este es un peligro especialmente real cuando los derechos sobre el agua de las comuni-dades indgenas no estn registrados, es decir, cuando estn sujetos a formas tradicionales y colectivas de gestin y no a un control estatal formalizado. Por ejemplo, la Ley del Agua de Mozambi-que prioriza, en teora, el uso del agua por parte de los hogares rurales para las necesidades domsticas, el ganado y el riego de pequeas parcelas de cultivo11. Sin embargo, al mismo tiempo, no exige que este uso comn est registrado, por lo que se hace invisible ante los planes del gobierno y muy vulnerable a la competencia de otros usuarios.

    La asignacin de derechos privados sobre el agua a inversores es, por el contrario, altamente visible. Como tal, la privatizacin del agua puede ser una forma de traspasar poder de las comu-nidades locales a inversores privados, y un primer paso hacia la erosin de mo-delos tradicionales y colectivos de ma-nejo del agua.

    Destruir la organizacin social de los recursos hdricos y sustituirla por una forma privada e individualizada de ges-tin basada en el mercado es uno de los principales objetivos de la poltica neo-liberal en materia de agua. Esta polti-ca se suele presentar como una mejora progresista, ya que otorga el agua a sus usuarios ms eficientes y productivos, y ayuda a garantizar derechos sobre este

    11 Woodhouse, P. y A. S. Ganho (2011) Is Water the Hidden Agenda of Agricultural Land Acquisition in sub-Saharan Africa? Internatio-nal Conference on Global Land Grabbing. Uni-versity of Sussex, Brighton, LDPI.

    recurso. El problema de esta idea es que ignora por completo las grandes des-igualdades de poder entre los diversos actores del mercado del agua. Los su-puestos de la poltica neoliberal en ma-teria de agua solo se sostienen cuando todos los actores implicados son libres y tienen una posicin de igualdad en el mercado. Por supuesto, esto es una falacia. Por este motivo, es necesario oponerse categricamente a los nuevos cercamientos de los recursos de agua, que posibilitan su privatizacin.

    Qu se puede hacer para prote-ger el derecho humano al agua?

    En lugar de aceptar las falsas solucio-nes que proponen las polticas neolibe-rales, un enfoque basado en los dere-chos y no en los mercados pone de relieve la obligacin fundamental de todos los Estados de respetar, prote-ger y hacer efectivo el derecho huma-no al agua. Gracias a una memorable resolucin adoptada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU el 30 de septiembre de 2009 y unos meses ms tarde, en julio de 2010, por la Asamblea General de la ONU, este derecho al agua no es solo un deber moral, sino un de-recho humano jurdicamente vinculante y de obligado cumplimiento12. Esto tam-bin incluye la obligacin extraterritorial de los Estados a garantizar que sus pro-pios ciudadanos y terceras partes, como compaas privadas, no violen el dere-cho al agua en otros pases en cuanto a la disponibilidad, la accesibilidad y la calidad del agua.

    El reconocimiento del derecho al agua debera conformar la base para regular los acuerdos de tierras y aguas. Es muy urgente, por ejemplo, registrar todos los usuarios de agua y las formas

    12 Organizacin de las Naciones Unidas, El Derecho al Agua y al Saneamiento (2010). In-cluido en los anexos en esta compilacin.

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    Las Canillas Abiertas de Amrica Latina III

    de gestin del recurso. Mientras que las polticas de agua neoliberales persiguen destruir la pluralidad de los derechos de agua, las identidades del agua y los modos de gestin para poder susti-tuirlos por una lgica de mercado uni-forme, un enfoque basado en derechos debe comenzar por visibilizar estos de-rechos, identidades y modos, como un primer paso para luchar contra los aca-paramientos13.

    Para proteger el derecho al agua, los Estados pueden adoptar varias medi-das. Por ejemplo, cualquier negociacin que implique derechos de agua en un acuerdo sobre tierras debe estar abier-ta a examen pblico y contemplar la debida consulta con las comunidades afectadas, definidas en su sentido ms amplio en funcin de los estudios de impacto social y ambiental. Los Estados, adems, siempre deberan dar prioridad a las necesidades de agua de los usua-rios locales por encima de las reclama-das por los inversores externos.

    Por otro lado, se debera establecer una distincin fundamental entre el agua como un recurso vital y un bien

    13 Achterhuis, H., R. Boelens et al. (2010) Water Property Relations and Modern Policy Regimes: Neoliberal Utopia and the Disem-powerment of Collective Action. Out of the Mainstream: Water Rights, Politics and Iden-tity. R. Boelens, D. Getches y A. Guevara-Gil. Londres y Washington, DC, Earthscan: 27-56.

    pblico (asociado con la satisfaccin de necesidades bsicas), algo que no es ne-gociable y se debe garantizar por enci-ma de todo, y el agua como un insumo para la produccin de bienes, sobre lo que se deben aplicar controles y restric-ciones legtimos.

    No se puede permitir, por ejemplo, que se otorguen derechos de agua a la agroindustria cuando stos afectan a las necesidades de pequeos campesinos y campesinas que se dedican a la agricul-tura de subsistencia o a la produccin (precaria) de alimentos para venderlos en mercados locales. Los Estados pue-den dar mayor poder a estos pequeos campesinos reconociendo los mode-los tradicionales de gestin del agua, y permitiendo a los usuarios tradicionales crear asociaciones colectivas y solicitar permisos de agua. Cuando alguien con-sidera que su derecho al agua se est viendo denegado o violado, debera te-ner la posibilidad de reclamarlo y de exi-gir una reparacin ante un tribunal. El derecho al agua es, en ltima instancia, una cuestin de gobernanza que debe ser regulada por los Estados.

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    Las Canillas Abiertas de Amrica Latina III

    El futuro de los servicios pblicos1

    Los gobiernos de todo el mundo es-tn actualmente inmersos en la mayor oleada de negociacin de tratados de comercio e inversin desde los felices noventa, cuando la creencia en las virtu-des de las fuerzas del mercado liberaliza-do estaba en su apogeo. El impacto de la crisis financiera mundial de 2008 parece haber sido olvidado. El entusiasmo ofi-cial hacia unos tratados comerciales y de inversin del siglo XXI ms intrusivos se encuentra en un nivel no visto desde la creacin de la Organizacin Mundial del Comercio (OMC) y el Tratado de Libre Comercio de Amrica del Norte (TLCAN) a mediados de la dcada de 1990.

    Se trata de una sopa de letras virtual de nuevos acuerdos comerciales y de in-versin bajo negociacin el TPP, ATCI, CETA, PA, TISA y muchos ms. A pesar de la desconcertante variedad de siglas, to-das estas negociaciones tienden a perse-guir un programa similar, impulsado por las empresas. Cada acuerdo se convierte en la base para el prximo, en un estado de perpetua negociacin y renegociacin.

    Las excepciones arduamente alcan-zadas para proteger a los servicios p-blicos o para aislar las reglamentaciones de los servicios financieros del desafo entre inversionistas y estado, por ejem-

    1 Extrado del informe especial de la Inter-nacional de Servicios Pblicos: Sinclair, S. y H. Mertins-Kirkwood (2014) El TISA frente a los servicios pblicos. En: http://www.world-psi.org/sites/default/files/documents/research/es_tisapaper_final_web.pdf (Accesado 12.10.14)

    plo, se convierten en el blanco para su eliminacin en la siguiente serie de ne-gociaciones. Por otra parte, este frenes de actividad de negociacin permanece envuelto en un velo de secreto.

    La dinmica de negociacin est fun-damentalmente orientada hacia los in-tereses corporativos. Los defensores del inters pblico que tratan de excluir sec-tores esenciales o polticas pblicas cla-ve de estos tratados deben ganar cada vez, mientras que los grupos de presin empresariales que se focalizan en estas polticas slo necesitan ganar una vez. De un plumazo, un solo gobierno neoli-beral puede bsicamente bloquear a to-dos los gobiernos futuros en una camisa de fuerza poltica.

    Los tpicos oficiales sobre la expan-sin del comercio y el crecimiento de la economa slo ocultan la realidad de que estos tipos de acuerdos son, cada vez ms, algo ms que comercio. Los tratados actuales se han convertido en documentos escritos en estilo consti-tucional que maniatan a los gobiernos en muchos campos que no guardan mucha relacin con el comercio. Entre ellos se incluyen la proteccin de las pa-tentes para las drogas, las compras de los gobiernos locales, los derechos de los inversionistas extranjeros, la regla-mentacin de los servicios pblicos y del inters pblico, lo cual puede tener consecuencias en campos tales como el trabajo, el medio ambiente y la libertad en Internet.

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    Los negociadores comerciales siguen insistiendo en que nada de lo dispuesto en dichos tratados obliga a los gobier-nos a privatizar, pero no cabe duda de que la ltima generacin de acuerdos comerciales y de inversin limita muchas de las opciones clave para la gobernan-za progresista. Los impactos negativos sobre los servicios pblicos son los si-

    guientes: confinar los servicios pblicos dentro de los lmites existentes incre-mentando los costes de ampliacin o de la creacin de otros nuevos; aumentar el poder de negociacin de las empresas para bloquear iniciativas cuando se pro-ponen o se crean nuevos servicios pbli-cos; y mantener en el futuro la privatiza-cin hacindola legalmente irreversible.

    Los riesgos del TISA (Acuerdo sobre el Co-mercio de Servicios)

    Hay una tensin inherente entre los servicios pblicos y los acuerdos que rigen el comercio de servicios. Los servicios p-blicos tratan de satisfacer las necesidades sociales bsicas de una manera asequible, universal y sobre una base no lucrativa. Los servicios pblicos suelen ir acompa-ados por una reglamentacin que limi-ta conscientemente la comercializacin y opta por no tratar los servicios bsicos como meras mercancas. Los acuerdos comerciales, por el contrario, promueven deliberadamente la comercializacin y redefinen los servicios en trminos de su potencial de explotacin por parte de las empresas mundiales y los proveedores de servicios internacionales. En la mayora de los casos, los tratados comerciales no obligan a los gobiernos a privatizar. Pero facilitan la privatizacin y la comercializa-cin de varias maneras. La primera de ellas es elevando los costes de la expansin de los servicios existentes o de la creacin de nuevos. Los tratados comerciales ac-tuales codifican, por distintos medios, el concepto profundamente retrgrado de que los exportadores de servicios comer-ciales y los inversores extranjeros deben ser compensados cuando un pas crea nuevos servicios pblicos o expande los existentes. Si bien los gobiernos conser-van el derecho formal de ampliar o crear servicios pblicos, los tratados hacen que sea mucho ms difcil y costoso. Estos tra-

    tados tambin aumentan la influencia de negociacin de los intereses econmicos privados, concretamente de los inversores y proveedores de servicios comerciales ex-tranjeros, los cuales pueden amenazar las medidas del derecho mercantil cuando se proponen o se crean nuevos servicios p-blicos. Por ltimo, al hacer que sea difcil para los futuros gobiernos elegidos cam-biar la situacin e invertir las privatizacio-nes previas, incluso las que han fracasa-do, se congela la privatizacin.

    El texto bsico del TISA (Acuerdo sobre el Comercio de Servicios) reproduce el art-culo I:3 del AGCS (Acuerdo General sobre Comercio y Servicios de la OMC) que exclu-ye los servicios suministrados en ejercicio de facultades gubernamentales del mbi-to de aplicacin del acuerdo. Si se hubiera dejado a los gobiernos definir qu servicios consideraban que estaban en el ejercicio de las facultades gubernamentales, el artculo I:3 podra haber sido una amplia exclusin que habra preservado la flexibilidad de los gobiernos para proteger los servicios pblicos. Lamentablemente, los servicios prestados en el ejercicio de las facultades gubernamentales estn estrictamente de-finidos como todo servicio que no se su-ministre en condiciones comerciales ni en competencia con uno o varios proveedores de servicios. Esto proporciona una escasa o inexistente proteccin efectiva para los servicios pblicos.1

    1 El gobierno uruguayo est solicitando in-tegrarse a los pases amigos que elaboran el acuerdo final de TISA. La Internacional de Servicios Pblicos ha alentado pblicamente a presionar al gobierno para retirar su solicitud.

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    Las Canillas Abiertas de Amrica Latina III

    Palabras clave para entender el mercado del agua

    Christina Deckwirth2

    Liberalizacin

    El trmino liberalizacin comprende to-das las medidas que crean o amplan con-diciones de mercado en sectores econ-micos hasta entonces reglamentados por el estado. El objetivo es ampliar el espacio determinado por las leyes del mercado, ya sea por la va de la eliminacin de monopo-lios pblicos o de mecanismos estatales de regulacin, o el desmontaje de privilegios para empresas pblicas. Como desregula-rizacin en el sentido estricto de la palabra se denomina la eliminacin de la regula-cin por parte del estado. Pero no toda liberalizacin significa una desregulariza-cin, ya que la creacin de un nuevo mer-cado trae consigo una re-regularizacin. Desde el punto de vista de la economa in-ternacional, se entiende por liberalizacin la eliminacin de las barreras que afecten el comercio y las inversiones que limitan la competencia internacional y por ende el mecanismo de autorregulacin del merca-do. Las liberalizaciones suelen justificarse argumentando que el impulso competiti-vo produce mayor eficiencia y por ende re-duccin de costos. Lo que queda fuera de toda consideracin son las consecuencias sociales y ecolgicas de esta poltica.

    La competencia puede existir slo en-tre empresas (privadas) en competencia. Por eso las liberalizaciones allanan fre-cuentemente el camino para privatizacio-

    2 Politloga alemana, ex investigadora en te-mas de agua para la WEED. Hoy da trabaja en la organizacin Lobby control de Alemania. Sus textos en esta edicin son reproducidos con modificaciones de Santos, C. et al. (2006) Las Canillas Abiertas de Amrica Latina. Montevi-deo: Casa Bertolt Brecht. El original en alemn se puede acceder en: http://www2.weed-onli-ne.org/uploads/Sprudelnde%20Gewinne.pdf

    nes. Se distinguen dos categoras bsicas de competencia:

    Competencia de mercado. En la com-petencia de mercado se trata de distintas empresas que compiten por clientes in-dividuales, hogares, etc. En reas de sumi-nistro sujetos a una red (electricidad, trn-sito, agua), esta forma de competencia se produce a travs de redes que compiten entre s o por la transferencia de produc-tos de distintos proveedores a travs de una red comn. En el caso del suministro de agua, es muy difcil que se produzca esa competencia, ya que la instalacin de tuberas paralelas sera demasiado costosa y la transferencia de suministros de diferentes ofertantes es inviable por razones tanto higinicas como tcnicas. La competencia de mercado en el sector del agua no es realizable o solamente en forma muy reducida, pero fue establecida en muchos pases en cuanto a transporte, energa y telecomunicaciones.

    Competencia por el mercado. En la competencia por el mercado, distintas empresas compiten por monopolios para un perodo limitado y un rea delimitada, por ejemplo por el suministro de agua de una ciudad determinada. Posterior a una licitacin se firma un contrato entre el ente responsable (municipio) y el conce-sionario (la empresa).

    Privatizacin

    La privatizacin como tal se refiere slo al propietario y denomina la transformacin de propiedad pblica en propiedad privada (privatizacin del patrimonio). En un senti-do ms amplio significa tambin traspasar tareas o servicios pblicos a empresas priva-das, como por ejemplo la gerencia de una

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    empresa, mientras que la infraestructura sigue siendo estatal, o la terciarizacin de determinados sectores de la empresa (pri-vatizacin funcional). Cuando la funcin se traspasa enteramente al sector privado, es decir cuando tambin la autoridad pblica traspasa su trabajo y responsabilidad, ha-blamos de privatizacin de funciones.

    Comercializacin

    El trmino comercializacin significa la orientacin de una empresa o de un rea de la vida social hacia un objetivo principal de cobertura de gastos y optimizacin de ganancias. El bien comn (ya) no es la prio-ridad de una empresa comercial e implica, frecuentemente, que elementos de solida-ridad social en beneficio de los sectores ms pobres sean suspendidos, como por ejemplo los subsidios cruzados en el abas-tecimiento del agua con ingresos prove-nientes de la venta de energa elctrica. El cobro de las tarifas al usuario se realiza en parte mediante sistemas de prepago, que permiten el uso del agua recin despus que se compra o recarga una tarjeta pre-pagada. En pases donde gran parte de la poblacin carece de medios para pagar la conexin y el servicio de agua, este sistema de rentabilidad financiera puede acarrear consecuencias muy graves.

    Las empresas privadas se rigen por prin-cipios econmicos, pero tambin empresas pblicas pueden ser reorientadas en este sentido, ya sea como medida preparatoria de una privatizacin o debido a la presin de sectores polticos, quienes exigen medi-das de reestructuracin y modernizacin para aliviar el erario pblico. La priorizacin del mercado y de la rentabilidad financiera apunta a una despolitizacin de las de-

    cisiones y permite justificar la eliminacin de elementos solidarios por necesidades econmicas. La privatizacin siempre im-plica la comercializacin, pero tambin la liberalizacin incrementa la presin para empresas pblicas y privadas de fortalecer su orientacin comercial.1

    PPP- Public Private Partnership

    La asociacin de empresas pblicas con actores privados (Public Private Partnership PPP) designa un concepto reciente en la cooperacin para el desarrollo e implica mayor participacin del sector privado en la prestacin de los servicios bsicos. Se trata de proyectos comunes entre el sector pbli-co y el privado cuya elaboracin, financia-cin, construccin o puesta en marcha esta-ban hasta ahora en manos pblicas. Objeto de los proyectos son principalmente el rea de infraestructura, en especial el suministro de agua, pero tambin servicios pblicos como la salud, la educacin y el sistema de pensiones.

    Con frecuencia la participacin de una empresa privada se realiza en varias eta-pas. En un primer momento, se impulsa la descentralizacin y la creacin de empre-sas autnomas, por ejemplo en manos de gobiernos locales, pero con orientacin comercial de sus operaciones. La reestruc-turacin de las operaciones, bajo criterios comerciales de empresas de suministro pblico ya existentes, sirve para hacerlas ms atractivas para su posterior adquisi-cin por parte de empresas privadas. Este proceso de adecuacin puede conllevar una divisin en diferentes empresas, la cancelacin de deudas y una reduccin de personal.

    1 NdE: hoy da a este proceso se le llama tam-bin corporativizacin.

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    Las Canillas Abiertas de Amrica Latina III

    El lobby internacional para el agua

    Christina Deckwirth

    Las numerosas formas de financia-miento a favor de la privatizacin del agua no surgen por iniciativa propia en el Banco Mundial, la Unin Europea o el gobierno alemn, sino desde el inicio de los aos 90 existen estrechas coordina-ciones y permanentes intercambios con organizaciones internacionales, foros de agua y asociaciones de consorcios que actan como especie de Bur Poltico de la privatizacin mundial del abasteci-miento de agua. En este marco fueron elaborados los lineamientos polticos y se generaron las bases para un dilogo permanente entre instancias de financia-miento y los consorcios de agua. Se ge-ner el espacio ideolgico para que una proporcin cada vez mayor del financia-miento internacional y de la cooperacin para el desarrollo fomente modelos pri-vatizadores. A continuacin se presentan estos foros internacionales:

    World Water Council. El Consejo Mundial de Agua (WWC) fue fundado en 1996 por gobiernos, organizaciones in-ternacionales y representantes de trans-nacionales con actividades en el sector agua y entre sus objetivos se encuentra la elaboracin de una visin global para el abastecimiento mundial de agua. WWC se autodenomina como lder entre los institutos de investigacin (think tank o usinas de pensamiento) dedicados al tema agua y ve su funcin principal en asesorar a los tomadores de decisiones en cuanto a la poltica internacional de

    agua. Cada tres aos, el WWC organiza el Foro Mundial de Agua (World Water Forum), que es la mayor conferencia so-bre poltica internacional de agua. Su l-tima conferencia fue en Marsella, Francia en 2013. (www.worldwatercouncil.org).

    Global Water Partnership. El Patro-nato Mundial para el Agua (GWP) fue fundado tambin en 1996 y su membre-sa coincide mayoritariamente con la del WWC. Se entiende como red dinmica y recibe apoyo financiero de las agencias gubernamentales para la cooperacin de Europa y Canad, as como de organi-zaciones internacionales como el Banco Mundial, el PNUD y la Fundacin Ford. El objetivo de GWP es apoyar a pases en el manejo sostenible de sus recursos hdricos, en el entendido que esto se logra mediante la conversin del agua en un bien de mercado y la apertura del sector para actores privados. En su plan global 2001-2002, la GWP demandaba la profundizacin de la liberalizacin del sector agua, la promocin de privatiza-ciones, la mejora de las condiciones para la inversin privada y la abolicin de los subsidios estatales, si bien est dispuesto a participar activamente en la bsqueda de una poltica de tarifas y precios que incluye el sector privado sin afectar a los pobres con participacin activa de las empresas (www.gwpforum.org).

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    World Panel on Financing Water Infrastructure. El Foro Mundial para el Financiamiento de Infraestructura de Agua fue fundado a finales del 2001 como un proyecto conjunto del WWC y del GWP. Fue presidido por Michel Ca-mdessus, anterior Presidente del Fondo Monetario Internacional y entre su mem-bresa figuran representantes de diversos bancos regionales de desarrollo, como el EBRD y el Banco Asitico para el Desa-rrollo, de bancos privados y de Thames Water y Suez. En el marco del tercer Foro Mundial de Agua present su informe financiar agua para todos que contie-ne entre otros la recomendacin de utili-zar recursos pblicos y de la cooperacin para el desarrollo para el financiamien-to y apoyo de inversiones privadas en el sector agua. El impacto del llamado re-porte Camdessus hacia las diversas ini-ciativas de financiamiento fue tal, que el Fondo UE de Agua por ejemplo retoma en forma explcita sus recomendaciones con lo cual logr cumplir su propsito de determinar la agenda sobre el tema (www.worldwatercouncil.org/financing_water_infra.shtml).

    GWOPA Global Water Opera-tors Partnership Alliance.1 La Alianza Global de las Asociaciones entre Ope-radores del Agua, es una alianza en el marco del programa UN-Hbitat con sede en Barcelona, formada a partir del Foro Mundial del Agua de Mxico en 2006, que busca la cooperacin tcni-ca y financiera, as como crear las mejo-res condiciones polticas para el trabajo conjunto entre prestadores de servicios de agua y saneamiento, no importa la propiedad de las utilidades. De acuerdo con su website, los apoyos a la GWOPA provienen de prestadores de todos los continents, bancos regionales de desa-rrollo, IFIs, sindicatos, organizaciones de la sociedad civil, institutos de capacita-cin y agencias para el desarrollo. Tiene como meta el acceso al agua de los po-bres de acuerdo a las metas del milenio de las NNUU. El GWOPA reconoce que la mayora de los prestadores de servicios de agua y saneamiento en el mundo son pblicos. Entonces seala, distin-guindose de mecanismos anteriores de intercambio, la Asociacin entre Opera-dores de Agua se focaliza claramente en un apoyo entre operadores sin fines de lucro, enraizado en una cultura de soli-daridad donde la meta final es el acce-so universal al agua y el saneamiento. (http://gwopa.org)

    1 NdE: Agregado por los compiladores.

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    Las Canillas Abiertas de Amrica Latina III

    Las 10 principales empresas privadas de agua del mundo

    Quines son, a qu se dedican, cunto ganan

    Fuente: ETC Group. Circa 2012, http://www.etcgroup.org/es/content/las-10-prin-cipales-empresas-de-agua-del-mundo (Accesado 29.09.14)

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    Las Canillas Abiertas de Amrica Latina III

    Las luchas por la justicia del agua en Amrica Latina: alternativas pblicas y pblico-sociales1

    Susan Spronk, Carlos Crespo y Marcela Olivera2

    En Amrica Latina las luchas contra la privatizacin del agua han jugado un rol esencial en la deslegitimacin del mo-delo neoliberal, como bien ejemplifican la famosa guerra del agua en Cocha-bamba en 2000 y la reforma constitu-cional en Uruguay en 2004. Gracias a estas y otras luchas por la defensa del agua como un derecho humano y un bien comn, el continente ha pasado de ser una regin en que el modelo neoli-beral era dominante a un territorio de inestabilidad hegemnica en el que las alternativas se estn dando pero, al mis-mo tiempo, confrontan serios desafos. Por este motivo, el mundo tiene los ojos puestos en Amrica Latina y en sus mo-delos alternativos de abastecimiento de servicios que desafan la lgica mercan-tilista del capitalismo neoliberal.

    1 Resumen del captulo incluido en la compi-lacin de David A. McDonald y Greg Ruiters (eds) (2013) Alternativas a la privatizacin. La provisin de servicios pblicos esenciales en los pases del Sur. Madrid: Icaria. Dicho art-culo es resultado del Proyecto Servicios Muni-cipales (MSP), que involucra acadmicos, sin-dicatos, organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales y activistas de todo el mundo. Se puede acceder al captulo comple-to en: laredvida.org/

    2 Susan Spronk es profesora asistente del lnternational Development and Global Studies de la Universidad de Ottawa, Canad; Carlos Crespo Flores es profesor e investigador del Centro de Estudios Superiores Universitarios de la Universidad Mayor de San Simn en Co-chabamba, Bolivia; Marcela Olivera es la coor-dinadora latinoamericana de la Campaa Agua para Todos de la organizacin Food and Water Watch.

    Debido a estas movilizaciones popu-lares, los contratos privados de agua en Argentina, Bolivia y Uruguay han sido cancelados, y el servicio ha vuelto a ma-nos y control pblicos. Tampoco es co-incidencia que stos son algunos pases en los cuales el electorado haya optado por gobiernos de centro izquierda que hicieron campaa activa contra el neoli-beralismo, ampliamente visto como una forma de desarrollo no democrtico. Como bien dice un comunicado de la Coordinadora de Defensa del Agua y de la Vida, organizacin que lider las pro-testas por el agua en Cochabamba en 2000, la lucha por el agua est conecta-da con una lucha mayor por el control popular de los recursos naturales: ste es el problema de fondo: quin decide sobre el presente y sobre el destino de la poblacin, los recursos, el trabajo, las condiciones de vida. Nosotros, en relacin al agua, queremos decidir por nosotros mismos: a eso le llamamos de-mocracia.

    El equipo de investigacin documen-t 26 alternativas exitosas en el sector del agua en Amrica Latina (vase la ta-bla). Se documentaron nueve casos de proveedores pblicos (servicios pblicos municipales de agua), 12 proveedores sin fines de lucro no estatales (incluidos los sistemas administrados por la comu-nidad y las cooperativas), tres asociacio-nes sin fines de lucro y dos asociacio-nes pblicas sin fines de lucro. Adems, pudimos documentar experiencias de cuatro asociaciones pblico-pblicos de mbito nacional y de otras cuatro de mbito internacional.

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    Cules han sido los xitos y los fra-casos, en general, de las alternativas a la privatizacin en el sector del agua en Amrica Latina? Si juzgamos en tr-minos de cobertura de los servicios, las empresas de mayor xito estn situadas en las grandes ciudades como Bogot (Colombia), Quito (Ecuador) y Montevi-deo (Uruguay). Estos servicios de agua representan la vieja forma pblica de gestin y prestacin de servicios. Es de-

    cir, que son administrados por personal altamente profesional, y la expansin de las redes de agua y saneamiento ha sido financiada por crditos de ins-tituciones financieras internacionales, como el Banco Mundial y el Banco In-teramericano de Desarrollo (BID). Con excepcin de la empresa nacional de Uruguay, las estructuras de decisin son muy jerrquicas; son pocos los espacios para la participacin de la sociedad ci-

    vil y los sindicatos. Por el contrario, la mayor parte de las alternativas que obtienen un punta-je alto en participa-cin y equidad son aquellas sin fines de lucro, no estata-les y que van desde las grandes coope-rativas en las zonas urbanas de Bolivia y Argentina hasta los sistemas admi-nistrados por las comunidades que ofrecen calidad de servicios de agua en las zonas rurales a bajo costo. Las al-ternativas que ha-cen hincapi en las formas participati-vas de toma de de-cisiones tienden a ser predominantes en las ciudades pe-queas y zonas ru-rales, aunque hay algunas excepcio-nes notables en las metrpolis urbanas de Venezuela y Bra-sil, como Caracas y Porto Alegre, res-pectivamente.

    Esta investiga-cin tambin reve-la que algunas for-mas alternativas de

    prestacin de servicios en los grandes centros urbanos que se han difundido

    TABLA: Tipos de alternativas en el sector del agua en Amrica Latina

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    Las Canillas Abiertas de Amrica Latina III

    como exitosos -como la EAAB en Bogot y SAGUAPAC en Santa Cruz- no son tan positivas en la aplicacin de los criterios de evaluacin desarrollados en este pro-yecto. No debera causar sorpresa que los servicios pblicos mercantilizados -como la EMAAP-Q de Quito (Ecuador) y la EAAB de Bogot (Colombia)- sean dbiles en una serie de indicadores im-portantes, como la participacin y la ca-lidad del lugar de trabajo. Si bien estas empresas tienen un buen desempeo en trminos de eficiencia econmica y calidad del servicio, es sobre los traba-jadores donde ha recado la carga de estos logros. Por ejemplo, la EAAB llev a cabo una poltica agresiva de subcon-tratacin como una forma de reducir los costos de las pensiones, que en un momento alcanzaron el 20 por ciento de las tarifas de agua (Gilbert 2007). De hecho, la subcontratacin es una de las tendencias perniciosas de las grandes empresas de servicios en toda la regin, tanto privadas como pblicas.

    A pesar de los supuestos compro-misos para construir el socialismo del siglo XXI, las empresas pblicas en Bo-livia, Venezuela y Ecuador tampoco son inmunes a estas tendencias. En el caso de la renacionalizacin de empresas como la CANTV, la mayor proveedora de telecomunicaciones en Venezuela, que fue recuperada en 2007, los activistas locales reconocen que la promocin de las cooperativas por parte del Gobier-no es una forma de tratar de aliviar las peores situaciones de abuso entre em-pleador y empleado sin incrementar los costos que implicar la absorcin de los trabajadores que fueron previamente subcontratados por una empresa priva-da tercerizada. En lugar de trabajar para un empleador privado, los trabajadores de las empresas renacionalizadas en Ve-nezuela se han animado a formar coo-perativas. Investigaciones crticas sobre un fenmeno similar con las empresas recuperadas en la Argentina y en otros lugares, sugiere, sin embargo, que los trabajadores deben intensificar su pro-pia explotacin a fin de competir en el mercado. En resumen, mientras que el modelo de las cooperativas proporciona

    unas experiencias de aprendizaje para los trabajadores que buscan expandir el control sobre su vida laboral, ste no representa necesariamente una alter-nativa al capitalismo porque no logra transformar el significado del mercado, que se basa en la alienacin del trabajo y la dependencia de los trabajadores en el mercado para su propia reproduccin y subsistencia.

    En el contexto de la lucha contra la subcontratacin, la empresa pblica del agua en Uruguay, OSE, representa una de las ms exitosas empresas pblicas en un rea urbana. Bajo el gobierno del Frente Amplio, el sindicato est parti-cipando activamente en el proceso de reestructuracin de la empresa y trans-formando lo que era un dficit en un supervit en un plazo corto de tiempo. El sindicato ha presentado propuestas para reabsorber trabajadores contrata-dos como empleados de tiempo com-pleto con beneficios.

    La aceptacin general de los gobier-nos que promueven el socialismo del siglo XXI sobre lo conveniente de la subcontratacin es un indicador de que existe la necesidad de un debate pbli-co sobre el significado ms amplio de la eficiencia. Las IFI han llevado a cabo con xito una campaa en la regin que alienta a los gerentes a desestabilizar a los sindicatos fuertes y reducir la fuerza laboral. Por ejemplo, el Banco Mundial recomienda que las empresas en los sectores de agua y saneamiento deben emplear de dos a tres trabajadores por cada 1.000 conexiones y utiliza este nmero polticamente para disciplinar a los gerentes con el fin de reducir el nmero de personal permanente. OSE (Uruguay) tiene alrededor de cuatro a cinco trabajadores por cada 1000 co-nexiones, mientras que ABSA, bajo la direccin de SOSBA, tiene de dos a tres. Mientras que ASBA puede ser calificado como ms eficiente, tambin se de-ben considerar los factores contextua-les, como las consideraciones sociales y geogrficas. Despus de todo, es mu-cho ms fcil lograr un menor nmero de trabajadores en un sistema donde

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    hay un slo punto de captacin de agua y alcantarillado sin tratamiento, ya que cada instalacin fsica requiere de per-sonal para supervisar.

    Otras dos empresas pblicas innova-doras que pueden ser consideradas en-tre las ms exitosas de acuerdo con los criterios de nuestra investigacin son los servicios pblicos de Caracas, en Venezuela, y de Porto Alegre, en Brasil. En ambos casos, estas empresas ope-radoras estatales han hecho grandes mejoras en la cobertura del servicio me-diante la introduccin de mecanismos institucionales para fomentar la partici-pacin de los ciudadanos. Es importan-te recalcar que estos experimentos se desarrollan en un contexto donde hay un compromiso firme de realizar inver-siones estatales en infraestructura y una larga historia de construccin de demo-cracia, tanto a escala local como nacio-nal, factores importantes para entender su xito. De hecho, si no existen fondos pblicos adecuados para la ampliacin de las infraestructuras y la democratiza-cin de las estructuras de poder superio-res -incluidos los gobiernos municipales y nacionales-, no se puede esperar que iniciativas participativas aisladas, como la desarrollada en Cochabamba, logren alcanzar un buen xito.

    Es posible que puedan aprenderse al-gunas lecciones de Brasil. Segn muchos observadores, el proceso de presupuesto participativo en Porto Alegre no es lo que era desde que el PT perdi las elecciones locales en 2004 (Chvez 2006). Fernanda Levenzon, del Centro por el Derecho a la Vivienda y contra los Desalojos (COHRE), una ONG internacional con sede en Por-to Alegre, inform de que su organiza-cin ha recibido ms denuncias de los residentes sobre la Direccin Municipal de Agua y Saneamiento (DMAE) porque, presuntamente, ha adoptado prcticas ms comerciales desde el cambio de administracin, como la imposicin de formas ms estrictas sobre las polticas de pago, incluyendo tarifas de agua ms altas y cortes del servicio.

    En comparacin con las instituciones de prestacin de servicios de agua en

    grandes zonas urbanas, nuestro estudio sugiere que, con un par de excepciones, los pequeos sistemas de agua maneja-dos por comits y asociaciones en las zo-nas rurales y periurbanas obtienen ms puntaje en los criterios de participacin, transparencia y solidaridad que los pro-veedores pblicos de agua de las grandes zonas urbanas. De hecho, las dos ventajas principales de los sistemas administrados por la comunidad como JAPOE (Hondu-ras), el acueducto comunal de Costa Rica y los comits de agua en Cochabamba (Bolivia) y Cali (Colombia) son que tien-den a ser altamente participativos, involu-crando a miembros de la comunidad en la toma de decisiones y prestan servicios de bajo costo a sus miembros. Sin embargo, por la falta de sistemas de vigilancia sofis-ticados y tecnologa para la potabilizacin de agua, la calidad del servicio tiende a variar y a menudo depende de la calidad del agua cruda disponible en una regin determinada.

    Las principales debilidades de estos pequeos sistemas administrados por las comunidades en las zonas rurales y periurbanas tienen que ver con su im-pacto ambiental y la calidad de los servi-cios ofrecidos. Primero, el alcantarillado sanitario tiene una prioridad menor en los presupuestos familiares en compara-cin con el agua potable, por lo que son pocos los sistemas comunitarios que proporcionan este servicio. Como resul-tado, las aguas residuales sin tratamien-to tienden a ser vertidas directamente en la tierra y las fuentes de agua, crean-do peligros potenciales para la salud de la comunidad y las poblaciones que vi-ven ro abajo, quienes reciben las aguas servidas. En segundo lugar, la aparicin de estos sistemas fragmentados y aisla-dos hace que sea difcil controlar y re-gular la toma de agua, lo cual debera, idealmente, ser parte de un plan de ges-tin integrado de manejo de cuencas.

    La cuestin de la calidad del servi-cio es una preocupacin todava ma-yor dada la tentacin ideolgica de acadmicos y movimientos sociales de romantizar las formas indgenas o artesanales de prestacin de ser-vicios. En el contexto de sociedades

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    Las Canillas Abiertas de Amrica Latina III

    profundamente divididas en las que las desigualdades raciales y de clase se ex-presan en el acceso diferenciado y des-igual a los servicios pblicos, las mejo-ras en la equidad social requieren que gran parte de las inversiones futuras se canalicen hacia la expansin y mejora de infraestructura en zonas previamen-te desatendidas, tales como los barrios pobres y reas rurales. Esta reforma pblica poltica es an ms necesaria tras las consecuencias de la descen-tralizacin por la implementacin de polticas neoliberales de ajuste estruc-tural, mediante las cuales se transfiri la responsabilidad de la prestacin de servicios de los gobiernos sin transferir recursos suficientes para pagar por es-tos servicios. Teniendo en cuenta este legado histrico reciente, la decisin involuntaria de promover soluciones diferentes para las zonas urbanas y rurales y econmicamente favorecidas y desfavorecidas corre el riesgo de le-gitimar dos niveles de prestacin de servicio: un sistema formal, tecnolgi-camente sofisticado y de alta calidad para la poblacin adinerada, y otro sis-tema informal de calidad dudosa para las poblaciones pobres.

    Hacia adelante

    En los debates sobre alternativas a la privatizacin, en particular en el Norte Global, donde los servicios pblicos en general han logrado extenderse a todos los habitantes de las ciudades, el trmi-no pblico suele significar formas de propiedad y control estatal. Aunque este debate sobre pblico frente a pri-vado es de gran importancia, tiende a oscurecer el problema principal en los pases del Sur sobre el fracaso sistem-tico de las compaas de agua para pro-veer del recurso a los ms pobres entre los pobres, sin importar quin es el pro-pietario y quin las opera.

    Los activistas del agua en Amrica La-tina reconocen las limitaciones de las autoridades pblicas de agua, dado el fracaso sistemtico de los servicios p-blicos en la regin para responder a las

    necesidades de la gente. Estos activis-tas subrayan la necesidad de la cues-tin social, en lugar de decantarse simplemente por las formas de gestin pblica. Mientras que estos activistas que luchan por formas de gestin so-cial con el fin de recuperar los bie-nes comunes del control corporativo estn de acuerdo en que la mayora de las formas de propiedad y control es-tatal son preferibles a las formas priva-das, tambin comparten un desprecio comn hacia el control burocrtico y centralizado del Estado que representa a lo pblico viejo. El objetivo de ini-ciativas como la formacin de partena-riados pblico-pblicos que involucren a las organizaciones comunitarias es, por tanto, la democratizacin de for-mas pblicas de suministro de agua.

    Desde una perspectiva histrico-sociolgica, el nfasis en las soluciones no estatales en Amrica Latina tambin est influenciado por las dictaduras que gobernaron 18 de 21 pases desde 1964 hasta principios de la dcada de 1990. Fue entonces cuando las polticas neoli-berales de privatizacin y de austeridad han reducido la cantidad de bienes po-lticos que se distribuyen a travs de redes clientelistas y que en el pasado mantenan vinculados a los trabajado-res con el Estado. Como resultado, los trabajadores se han encontrado cada vez ms en oposicin a los gobiernos por la defensa de sus puestos de trabajo y contra la privatizacin. Hay sindicatos progresistas en el Per, Uruguay y Co-lombia que estn al frente de las luchas por los servicios pblicos, la creacin de alianzas con los movimientos sociales tales como los movimientos ambien-talistas e indgenas, y ONG. Mientras que estas alianzas pueden ser tensas en algunos casos, la formacin de coa-liciones ha demostrado ser una exce-lente estrategia para defenderse de la privatizacin y construir apoyo popular para la reforma democrtica de los ser-vicios pblicos. Los sindicatos tambin han sido las organizaciones lderes en la formacin de asociaciones pblico-pblicas que tienen por objeto mejorar el funcionamiento de las empresas p-

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    blicas mediante el intercambio de me-jores prcticas.

    En el contexto de la emergencia de los autodenominados gobiernos de iz-quierda -algunos de los cuales claman ser parte del espacio abstracto definido como socialismo del siglo XXI-, la re-lacin entre los trabajadores, los movi-mientos sociales y el Estado es un tema motivo de debate entre acadmicos, ac-tivistas y profesionales. Como demues-tran los estudios de caso en la Argentina, Bolivia y Brasil, cuando los movimientos sociales se encuentran demasiado cerca de los Gobiernos del Estado, existe el peligro de que stos sean cooptados y divididos, lo que disminuye la capacidad del movimiento social para la accin co-lectiva y la posibilidad de presentar pro-puestas para su propio bien comn. Tal como observa Raquel Gutirrez: Estos gobiernos nacieron de los intentos de las sociedades latinoamericanas de li-mitar la brutalidad del neoliberalismo. Sin embargo, son los propios gobier-nos que, por falta de direccin y por la lentitud exasperante con que avanzan, producen una frustracin en sus propias sociedades que aumenta a cada minuto y que adems hace posible que la dere-cha se reconstituya. Como puso de ma-nifiesto el golpe de estado en Honduras en 2009, incluso gobiernos ligeramente reformistas pueden ser derrocados por fuerzas reaccionarias conservadoras cuando no son apoyados por las redes de la sociedad civil.

    El papel de los sindicatos en la pres-tacin de servicios pblicos tambin merece mayor anlisis, ya que los es-tudios laborales han quedado en gran parte fuera de la agenda de Amrica Latina. Como se dijo antes, la subcon-tratacin de los servicios pblicos sigue siendo una debilidad de todos los sis-temas formales de agua, sin importar su propiedad ni si el gobierno de turno est dentro de la nueva izquierda.

    Otra rea de investigacin que re-quiere mayor atencin se refiere a las cuestiones ambientales, un asunto p-blico que est bajo presin a la luz del rpido incremento del cambio climtico mundial. Los grandes centros urbanos en los Andes, que dependen del agua de los glaciares, son particularmente vulnerables por el derretimiento de s-tos. En ciudades como Quito (Ecuador) y La Paz (Bolivia), se prev que las po-blaciones urbanas tendrn que recurrir a nuevas fuentes de agua dentro de los prximos 15 aos. Las empresas pbli-cas, as como las privadas, rara vez han dado prioridad al medio ambiente en la planificacin y el desarrollo de sistemas de captacin de agua. Esta falta de pla-nificacin es evidente en los indicadores del servicio que permitir a las empresas afirmar que han alcanzado sus metas en trminos de eficiencia y sostenibili-dad, a pesar de que, a largo plazo, mu-chas de sus prcticas tendrn un costo muy alto, tales como la contaminacin de fuentes de agua con los residuos no tratados. La promocin de sistemas de agua comunitarios pequeos y no co-ordinados no es necesariamente una solucin, ya que estos sistemas pueden contribuir fcilmente a la degradacin ambiental en ausencia de normas que tienen que ver con las cuencas.

    Por ltimo, es necesario investigar de manera crtica las fortalezas y debilidades de nuestros propios movimientos alter-nativos. Algunos movimientos sociales y organizaciones han manifestado una clara tendencia al caudillismo y la centra-lizacin, que se expresa en la precariedad de las prcticas democrticas y el fracaso de los dirigentes para responder a las ba-ses, tanto en los sindicatos como en las organizaciones territoriales de base. Esta reflexin autocrtica posibilitar la prcti-ca de un mejor activismo social y mejores alternativas a la privatizacin.

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    Las Canillas Abiertas de Amrica Latina III

    Re-municipalizacin Quin debera contro-lar nuestra agua? 1

    Renuka Rayasam

    Durante la Revolucin Industrial, cuan-do la gente se traslad en masa a las ciudades, las materias fecales de los hogares y las personas comenzaron a mezclarse en las canaletas de Berln. Un gran hedor vino de las calles. Las ftidas aguas provocaron focos mor-tales de clera y otras enfermedades relacionadas con el agua. En 1852, el gobierno prusiano tena que hacer algo y contrat una compaa inglesa, Fox and Crampton, para gestionar el servicio de agua de la ciudad. Fue uno de los tempranos experimentos de privatizacin del agua en Occidente.

    Debido a que el agua es muy abun-dante llueve del cielo, se colecta en la tierra- se siente que debera ser libre y gratuita. Las Naciones Unidas incluso reconocieron el agua como un dere-cho humano en 2010. No es como un par de zapatos me dijo Saskia Solar, un vocero de la autoridad del agua en Berln. El agua es algo fundamental para nuestra existencia. Pero la provi-sin de agua limpia tiene un costo, y la lucha acerca de quin debera cubrir ese costo ha transformado al agua y los pro y contra de su privatizacin en una batalla ideolgica.

    Desde al menos dos milenios los gobiernos comenzaron a cobrarles a los ciudadanos por almacenar y dis-tribuir agua. Los romanos financiaron sus acueductos a travs de fuentes

    1 Publicado en The New Yorker, 10 de di-ciembre de 2013.

    pblicas y privadas: alrededor del cua-renta por ciento de los romanos paga-ron un impuesto para tener agua por caera directamente en sus hogares, que cubra el costo de mantener el sistema. En los siglos dieciocho y die-cinueve, al tiempo que las economas europeas transitaban de la agricultura a la industria, las poblaciones urba-nas explotaron. Pronto los cientficos descubrieron vnculos entre el agua sucia y las enfermedades. Los gobier-nos de las ciudades, superados por la contaminacin del agua para con-sumo humano, fueron a buscar a las compaas privadas. (Pars le otorg a Perrier Hnos. un contrato para llevar agua a la ciudad en 1782) Pero la ma-yora de los gobiernos no quedaron satisfechos con las empresas privadas y retornaron sus sistemas de agua al control pblico. En 1873, Berln revo-c el contrato con Fox y Crampton y retom control del agua de la ciudad.

    Ahora, luego de otro experimento con privatizacin parcial del agua- este dur catorce aos- los habitan-tes de Berln estn nuevamente reto-mando control de sus aguas. A fines de los aos noventa, el mal olor y la enfermedad no fueron ya una preocu-pacin en Berln. Los costos de la re-unificacin, no obstante, aumentaron el presupuesto de la ciudad. Adems, la cada del comunismo y un giro poltico en contra de los servicios en manos estatales, haba popularizado la privatizacin en toda Europa. Por lo tanto, en 1999, Berln vendi casi la mitad de las acciones de su siste-ma de agua a dos firmas privadas. La ciudad estableci una empresa mixta que mantuvo a la autoridad del agua de Berln como una institucin exenta de impuestos, pero le dio la gestin cotidiana a los socios privados. A tra-vs de los aos la calidad del agua de

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    Berln se mantuvo extremadamente alta, pero a la gente no le gust que sus crecientes facturas de agua bene-ficiaran a las empresas privadas; en 2011 votaron para echar las compa-as privadas a travs de la compra del remanente de sus contratos. Este pro-ceso culmin a comienzos de noviem-bre de 2013. Finalmente, para retornar su sistema de agua a manos pblicas, la ciudad tuvo que pagar a las compa-as lo que quedaba de sus contratos a treinta aos, que signific ms de un billn de euros.

    Es difcil medir si un sistema gestio-nado por el estado tiene mejor desem-peo que uno gestionado por priva-dos. Las compaas privadas tienden a elevar precios: Food and Water Watch, una organizacin social sin fines de lucro que se opone a la privatizacin, estima que las tarifas de agua crecen en promedio un dieciocho por ciento al otro ao que una compaa priva-da toma el control, y que las empresas privadas invierten demasiado en infra-estructura innecesaria. La propiedad pblica, por otro lado, puede ocultar costos: sus crticos argumentan que los servicios pblicos mantienen los precios artificialmente bajos a travs de cortar las inversiones o aumentar impuestos. En todo caso, hay poca evi-dencia de que las formas de propiedad afecten la calidad del agua: en Europa, por ejemplo, regulaciones estrictas del agua aseguran estndares mnimos ms all de quin gestione el sistema.

    Los opositores a la privatizacin del agua dicen que los sistemas de agua deberan ser gestionados por comits ciudadanos y no por firmas multinacio-nales o incluso burcratas del estado, y que los contratos del agua negociados tras bambalinas ejemplifican los peores aspectos de las asociaciones pblico-privado. Cuando Berln vendi parte

    de sus servicios a las firmas privadas, Gerlinde Schermer era miembro del parlamento de Berln. Para ella, el peor aspecto del acuerdo fue que los contra-tos no se hicieron pblicos. Como par-lamentaria poda ir a un cuarto y ver el contrato, pero no poda hacer copias, me dijo. Cuando revis el contrato, vio una clusula que garantizaba a las compaas una ganancia anual. Pero no pudo probarlo hasta que los contra-tos se hicieron pblicos en 2010. Aho-ra, Schermer es una activista de la Mesa del Agua de Berln (Berlin Wassertisch), que impuls la salida de las compaas privadas de Berln.

    Sin embargo, la privatizacin de los sistemas de agua puede a veces tener sentido, me dijo Richard G. Little, un consultor sobre polticas de infraestruc-turas. En algunas regiones, la mala ges-tin, la burocracia y la corrupcin blo-quean los sistemas pblicos de agua. El Banco Mundial, que por mucho tiempo promovi la privatizacin del agua a cambio de sus prstamos de ayuda, dice que el nmero de personas que son ser-vidas por compaas privadas de agua en los pases en desarrollo pasaron de seis millones en 1991 a ciento sesenta millones en 2007, y que las asociacio-nes pblico-privadas redujeron en quin-ce por ciento el monto de prdidas de agua por roturas, robo y errores de me-dicin en esos pases. Las empresas pri-vadas pueden aportar una gestin ms profesional, traer nuevas inversiones en los sistemas pblicos de agua desaten-didos, y proveer fondos para investi-gacin. No creo que sea una cuestin binaria dnde lo privado y lo pblico es siempre malo o bueno, me dijo Little. Y cuando se trata de que los ciudadanos compren de nuevo su propia agua, dijo: Si hace que las personas duerman me-jor en la noche, entonces ese es el precio por una buena noche de sueo.

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    Las Canillas Abiertas de Amrica Latina III

    El negocio del agua em-botellada y sus impactos socioambientales1

    Gian Carlo Delgado Ramos2

    Del total del agua en el planeta, unos mil 400 millones de m3, slo 2.5 por ciento es agua dulce. Dado los cre-cientes niveles de contaminacin sta es adems cada vez de menor calidad. Los ms vulnerables son al menos unas mil millones de personas que carecen de acceso a fuentes de agua y las 2.5 mil millones que carecen de servicio de sa-neamiento. El problema ms agudo se refleja en que unas 3 mil 500 personas mueren al da por enfermedades vin-culadas al agua, 98 por ciento de ellas ocurren en los pases en desarrollo.

    La situacin es compleja, pues a lo anterior se suma el hecho de que un ter-cio de la poblacin mundial vive en re-giones con escaso acceso al agua; de ah que las disputas por el lquido se agudi-cen, sobre todo a escala de lo local, ello como resultado de la escasez biofsica del