7/23/2019 Las Alas de La Desgracia de Carmen Imbert Brugal.

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Las alas de la

desgraciaCarmen Imbert Brugal

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7/23/2019 Las Alas de La Desgracia de Carmen Imbert Brugal.

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Las alas de la desgraciaCarmen Imbert Brugal

Ella no poda resistir la visin de una mariposa negra.

Ismael lo saba y con una comprensin sin lmites paseaba la casa hurgando en los rincones

donde poda esconderse tan indefenso lepidptero. Yo segua a Ismael en su bsqueda sin

saber que transitaba, silenciosa, las pesadas baldosas de un recuerdo ajeno.

Aquella boda lejana entre novios que nunca conoc, presidida y acompaada por mariposas

negras. Entonces no auguraban fiebre sino la muerte de una pasin, condenada a la lpida en el

libro de los designios.

Contaban y no s cul voz, pero contaban, que cuando su hermana mayor estaba en los afanes

nupciales abra un cajn y saltaban las alas, buscaba hilos para tejer el ltimo tapete y salan las

alas, hasta el suspiro del pudn qued sellado por el polvo de la mariposa prfuga. Se reunieron

alrededor del pastel y la fotografa registr las alas abiertas de la desgracia.

Hubo alegra, licores, promesas, bromas, fue una esplndida fiesta, lleg la despedida y en el

cristal del Ford, la mariposa pareca decirles a todos: me voy con ellos.

Veinte y cuatro horas no transcurrieron cuando el esposo atormentado, avergonzado,

atemorizado, lleg a la casa. La vivienda todava guardaba los vapores de la bulla y exhiba pordoquier trozos de comida, olor a vino derramado, cintas de regalos tardos y uno que otro

familiar entregado al sueo, sin tiempo para quitarse las galas y mucho menos para dirigirse a

una alcoba tibia.

La madre no pens que vena a reclamarle la virtud de su hija, saba lo que tena. Presagiosa, no

obstante, recibi al nobel cnyuge con el rostro adusto. Su silencio hizo ms difcil el trance de

este inmigrante obscuro e inocente, que harto de medir telas, colgar trajes y encontrar como

recompensa la soledad cada noche en su cama, decidi enamorar a esa mujer, aparentemente

tan severa, compradora semanal de hermosos linos para bordar ms hermosos trajes a sus

hermanas. Descubri, cuando la timidez se lo permiti, que era ella y no otra, la mujer ideal

para su vida, la que podra, no solo mitigar sus ansias de varn casto, sino tambin atenuar la

melancola que le provocaba estar tan lejos del Mijo, sin otro rumor gallego que el de los

compaeros de aventura y necesidad.

Ella pens la declaracin slo unos das. Segura de que su corazn poda ensayar el amor con

Jaime, convoc a su numerosa familia, antes del toque de campanas para manifestarle que l

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vendra a pedir su mano. Y as lo hizo, el pretendiente sud tanto que la novia, solcita, le

ofreci cambiar el cuello y los puos de la camisa porque el sudor los haba destrozado.

El noviazgo fue tranquilo, con mecedoras cruzadas y la parentela rodeando intentos de ternura

que nunca se materializaron. La visita se convirti en una velada familiar, pautada por la madre.

El anuncio de la boda produjo regocijo colectivo. Los planes ms ntimos se hacan cuando ella

visitaba la tienda, siempre acompaada.

Aquel novio ilusionado de la noche antes, pareca un comisario de guerra con el parte de las

bajas en sus manos.

__Se trata de su hija, est enferma__.

La madre se arregl el moo, busc la cartera y acompa a Jaime sin preguntar nada.

Caminaron las seis cuadras que separaban la casa familiar de la nueva, preparada con esmero

por la desposada y por l. Construyeron su hbitat paso a paso, desde las ventanas, la cama ylas sbanas que a esa hora estaban teidas con sangre de la novia.

__Tiene fiebre __dijo la madre cuando toc el rostro demudado de la hija. Intent detener

aquello con agua fra y con masajes.

__Busque al doctor y a Berta __orden la seora__.

Berta lleg primero, tan poco pregunt. Cuando el mdico entr en la pieza, la sensacin de

espanto estaba esparcida por la casa y ocupaba el nimo de los presentes.

Decidieron un viaje a la capital sin calcular que la hemorragia no cedera con los vaivenes de un

trayecto eterno. La madre no fue, Berta, la hermana, los acompa. Todo fue intil. El mdico

capitaleo logr una mejora de dos das, pero al atardecer del tercero muri.

La mortaja fue el traje de novia. Jaime no prob alimentos nunca ms y permaneca al lado del

nicho. Nada sirvi para disuadirlo de su vigilia. Un cuado colocaba flores en la tumba y se

sorprendi al verlo exnime.

Despus de diez aos se requera la exhumacin para trasladar los restos de la desposada al

panten familiar. El cadver estaba intacto, los ropajes de tul y punto como si esperaran a otra

virgen.

Creci Adelaida escuchando esta historia pero nunca la repeta, Ismael manejaba sus recuerdos.

Las mariposas negras de la desgracia yo las he visto cuando las lneas de la felicidad se me

cruzan el vrtice de las probabilidades. Las he visto, a pesar de la tranquilidad de Ismael,

cuando las espantaba, a pesar del escepticismo de mi madre con los asuntos del ms all.

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Carmen Imbert Brugal

Carmen Imbert Brugal (1955). Poeta, cuentista, novelista, ensayista, columnista, productora

radial, jurista y catedrtica. Naci en Puerto Plata, el 25 de noviembre de 1955, hija de Beatriz

Brugal y del oficial del ejrcito Segundo Manuel Imbert Barreras, victimado por el trujillato.

Estudi derecho en la Universidad Nacional Pedro Henrquez Urea, especializndose en

derecho y poltica en la Universidad de Pars, realiza estudios en la Escuela de la Magistratura

de la Complutense de Madrid. Ha impartido docencia en varias universidades. Redactora y

articulista del diario Hoy; destacada feminista, realiza una labor de comunicacin como

productora y conductora del reconocido programa Matutino Alternativo.

Textos suyos aparecen antologados y traducidos al ingls y al italiano y tiene en su haber

bibliogrfico, ttulos y gneros tan diversos como: Palabras de otro tiempo y de siempre

(poesa); Prostitucin: esclavitud sexual femenina(ensayo); Infidencia(relatos); Trfico de

mujeres: visin de una nacin explotada(ensayo); Distinguida seora(novela);Volver al fro(novela);Sueos de salitre(novela).