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05.1: Una experiencia sostenible / Benjamí n Nahoum LAS CLAVES 05

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05.1: UUnnaa eexxppeerriieenncciiaa ssoosstteenniibbllee / Benjamí n Nahoum

LAS CLAVES

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1. Introducción (*)

Si bien existen tres experiencias pioneras previas, eldesarrollo del movimiento cooperativo de viviendase da en Uruguay a partir de la aprobación, a finesde 1968, de la ley Nº 13.728, conocida como“Ley de Vivienda”. En dicha ley (considerada conjusticia una de las mejores votadas por el Parlamen-to uruguayo en los últimos cien años), se abre porprimera vez, junto a otros mecanismos de produc-ción de viviendas que procuraban revivir la alicaídaindustria de la construcción, la posibilidad de otor-gar financiamiento público para que grupos de fa-milias con necesidades de vivienda pudieran cons-truirlas sin participación de intermediarios.

Apenas un año después, una publicación oficial dela época señalaba que “de todos los conjuntos ha-bitacionales realizados en el país en el año 1969,sea por organismos públicos o empresas privadas,las inversiones necesarias y por tanto, las cuotas deamortizaciones más bajas, han sido obtenidas porestas cooperativas”. Y treinta años más tarde, en elprólogo de la primera edición de este mismo libro,el dos veces Intendente de Montevideo y actualMinistro de Vivienda, Ordenamiento Territorial yMedio Ambiente, Mariano Arana, escribe: “Sonvariadas las razones por las que resultan destaca-bles los resultados de esta singular experiencia. Va-lidación en lo relacionado con aspectos económi-

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Una experiencia sostenible

[*] BENJAMIN NAHOUM

Emma Menoni, asistente social universitaria y cooperativistaella misma, trabajó en la promoción y atención de experienciascooperativas de vivienda (1971-1976) y de otras modalidadescooperativas (1984-1995) en el Centro Cooperativista Urugua-yo (C.C.U.).

Desde 1990 trabaja en el Departamento de Descentralizaciónde la Intendencia Municipal de Montevideo, primero integran-do el equipo técnico de un Centro Comunal Zonal (CCZ 16, yposteriormente CCZ 14) y actualmente la Unidad de Planifica-ción y Participación de dicho Departamento.

También se ha desempeñado profesionalmente en el InstitutoNacional del Menor (INAME, hoy INAU) y en diversas activida-des docentes.

Fotografías: Gustavo Castagnello_FUCVAM

págs 206 - 219

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LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS

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capítulo 05 I Las claves

((**)) El presente trabajo es una adaptaciónde la ponencia: “Las Cooperativas de Ayu-da Mutua uruguayas: claves de una expe-riencia sostenible”, presentada por el autoren las 1as Jornadas Iberoamericanas de laVivienda Cooperativa. Hacia un modelosostenible de Vivienda Popular”, realizadoen Cartagena de Indias (Colombia), en ma-yo 2001, con la organización de la AgenciaEspañola de Cooperación Internacional(AECI) y el Programa de Ciencia y Tecnolo-gía para el Desarrollo (CYTED). Se han omi-tido del mismo algunos aspectos que yaaparecen en este libro en otros artículos.

cos y financieros, al establecerse una original y per-tinente asociación de lo público con lo no guber-namental. Validación también en lo social, en tan-to supuso una respuesta eficiente y ajustada a lasdemandas y potencialidades de los grupos familia-res destinatarios (...) que se extendió a los ámbitoscomunes, a los servicios comunitarios y al entornomás amplio en el que las cooperativas se han inser-tado. Validación en la gestión, en cuanto a la res-ponsabilidad colectiva y autogestionaria asumidapor la organización cooperativa en todas las fasesde la obra, así como en la participación relaciona-da con las decisiones de diseño”.

Estas opiniones, que el autor desde luego compar-te, evidencian que el sistema puesto en marcha vi-sionariamente treinta años atrás es hoy la más exi-tosa de las experiencias que en materia de viviendapopular ha intentado el Uruguay. Ningún em-

prendimiento de este tipo, y menos cuando tieneuna componente social tan fuerte, puede ser repli-cado en otro contexto sin infinitos cuidados y sinun fuerte riesgo de fracaso. Parece por consiguien-te más útil, en vez de pretender trasmitir una rece-ta infalible, que no la hay, explorar cuáles fueronlas condicionantes: sociales, económicas, tecnoló-gicas y hasta proyectuales, en las que se apoya eseéxito. El presente trabajo pretende avanzar en eldesbroce de ese camino.

2. Las bases del sistema

Las bases que sustentan el sistema cooperativo porayuda mutua uruguayo ya han sido analizadas enotros capítulos de este libro. Baste decir, entonces,a título de recapitulación, que se trata de aunar los

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((11)) FUCVAM se crea en mayo de 1970, casienseguida de la puesta en marcha de laLey de Vivienda (a tal punto que de las coo-perativas que la forman, ninguna había ob-tenido aún su préstamo para construir, si-tuación en la que sólo estaban los grupospioneros). FECOVI nace recién en 1985, pe-ro es la síntesis de dos experiencias ante-riores: FENACOVI y CUCOVI.

((22)) Entre una y otra situación se sucedieronvarios esquemas organizativos, con dife-rente suceso. Durante buena parte de laépoca de la dictadura que sufrió Uruguayentre 1973 y 1985, incluso, el Banco Hipote-cario fue el organismo rector de la políticade vivienda y por consiguiente quien regu-laba también el desarrollo del sistema coo-perativo, duramente reprimido en ese perí-odo.

esfuerzos del Estado -que aporta el financiamien-to para la construcción de las viviendas y supervi-sa y controla el proceso- con el esfuerzo de lospropios interesados, que aportan una parte sustan-tiva de la mano de obra necesaria y además reali-zan toda la gestión.

Para que esto sea posible se requiere que los des-tinatarios se organicen como empresa, se capacitenpara asumir las funciones que deberán desempeñardurante la obra (las relacionadas con la construc-ción, pero también las que tienen que ver con lagestión) y que cuenten con un asesoramiento ade-cuado que les permita tener toda la información yel análisis de alternativas necesario para tomar de-cisiones correctas.

El primer aspecto la Ley preveía solucionarlo me-diante la organización de los destinatarios como co-operativa, modalidad con amplia tradición en la so-ciedad uruguaya y de la que además existían ejem-plos exitosos, en el campo de la vivienda, en otraspartes del mundo. Respecto de la capacitación y elasesoramiento, junto con las cooperativas de vi-vienda la ley creó los Institutos de Asistencia Téc-nica (I.A.T.), precisamente con ese cometido. LaLey los define como “aquellos (institutos) destina-dos a proporcionar al costo, servicios jurídicos, deeducación cooperativa, financieros, económicos ysociales a las cooperativas (...) pudiendo incluirtambién los servicios técnicos de proyecto y direc-ción de obras” (art. 171 de la Ley Nº 13.728). Supropia definición y la filosofía en que se apoyaba lacreación de estos institutos afirmaba como un ele-mento esencial de su actuación el trabajo interdis-ciplinario. No se trataba, en efecto, de sumar apo-yos técnicos dispersos relativos a distintas discipli-nas, sino de que se constituyeran equipos capacesde brindar un asesoramiento integral.

La Ley dejaba abierta asimismo (art. 141) la posi-bilidad que las cooperativas se agruparan en orga-nizaciones de grado superior, tal como ya habíasucedido para otras modalidades. En esta prerro-

gativa está el origen de la Federación Uruguaya deCooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua(F.U.C.V.A.M.), que nuclea a dichos grupos y dela Federación de Cooperativas de Vivienda(FE.CO.VI.) que reúne a los de ahorro previo. Es-ta posibilidad estaba estimulada, además, por la re-ciente constitución de una central sindical única, laConvención Nacional de Trabajadores, que en1965 había reunido a la totalidad del sindicalismoclasista uruguayo, abriendo una ancha senda deunidad a nivel de las organizaciones populares(1).

Pero no sólo los destinatarios tenían que adaptarsepara responder a lo que de ellos requería el nuevosistema: el Estado también debía reestructurar suorganización para cumplir los roles que se le asigna-ban. Esto se logró inicialmente con la creación de laDirección Nacional de Vivienda (DI.NA.VI.), quecomenzó actuando en la órbita del Ministerio deObras Públicas y hoy es una de las tres grandes de-pendencias del Ministerio de Vivienda, Ordena-miento Territorial y Medio Ambiente(2).

Básicamente debían ser abordadas dos grandesfunciones: la del otorgamiento de préstamos, loque implica el análisis de proyectos, presupuestos,créditos, documentación dominial y jurídica, etc.,y el seguimiento de la gestión, una vez otorgadoel préstamo. Estas funciones son desempeñadashoy por la DI.NA.VI. con el auxilio del Banco Hi-potecario del Uruguay (B.H.U.), que posee unaimportante infraestructura para ello, aunque la re-ciente creación de la Agencia Nacional de Vivien-da hace pensar que el nuevo organismo asumirátotal o parcialmente esas tareas.

Asimismo otras dependencias estatales (InspecciónGeneral de Hacienda, primero; Auditoría Generalde la Nación, posteriormente; el propio Ministeriode Vivienda, hoy) tienen a su cargo el control delfuncionamiento democrático de las cooperativas:cumplimiento de los estatutos, realización periódicade asambleas y elecciones, seguimiento de la conta-bilidad, etc., expidiendo un “certificado de regulari-

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capítulo 05 I Las claves

((33)) En los últimos años estos mecanismosdescaecieron, como consecuencia de lasdificultades económicas del Estado, que lollevaron a suprimir o restringir severamentela actuación de algunas oficinas. Ésta esuna de las causas que ha permitido la con-tinuidad de la acción de agentes inescru-pulosos, que comenzaron su actuación du-rante la dictadura y que aprovechan las lí-neas de crédito existentes para promoverla construcción de viviendas por “seudo-cooperativas”, obteniendo grandes ganan-cias, ya que son ellos y no las cooperativasquienes administran los recursos.

FUCVAM ha denunciado reiteradamenteestos hechos, exigiendo el restablecimientode los controles necesarios. El actual go-bierno, con la colaboración de las Federa-ciones y de los propios institutos, aprobóuna nueva reglamentación de la actuaciónde éstos, que apunta a controlar más es-trictamente su actuación, de modo de eli-minar esas patologías del sistema (DecretoNº 73/07, que se incluye en Anexos de estelibro).

((44)) Contabilizamos aquí sólo las viviendasconstruidas realmente por cooperativas au-togestionarias. Como se dijo antes, existennumerosos programas que han recibidopréstamos por la línea de cooperativas, pe-ro que en los hechos de tales sólo tienen elnombre, encubriendo promociones priva-das. Para tener una idea de la importanciade este fenómeno, alcanza decir que a2005, al asumir el nuevo gobierno, había enconstrucción más viviendas de ese tipo de“cooperativas”, que de las realmente auto-gestionarias.

((55)) En 1975 se suspendieron los préstamospara cooperativas, que sólo se reabrierondos años después y exclusivamente paraaquellas que ya tenían personería jurídica.El otorgamiento de personerías estuvo inte-rrumpido hasta 1989, ya que después dereimplantado el régimen democrático degobierno, debieron pasar cuatro años paraque ello sucediera.

dad” que es indispensable a la Cooperativa para rea-lizar cualquier gestión ante organismos del Estado(3).

3. Claves para una experiencia sostenible

Casi cuarenta años después y luego de muchas vi-cisitudes (fundamentalmente en los años de dicta-dura), el sistema cooperativo de vivienda por ayu-da mutua es responsable de la construcción debastante más de doce mil viviendas para sectorespopulares, alrededor de otras mil doscientas estánen ejecución y más de dos mil familias, agrupadasen alrededor de cien cooperativas, esperan obtenersu crédito para iniciar el mismo camino(4).

Estos números podrían sin duda ser mucho mayo-res (¿tres, cuatro veces?) si el sistema cooperativono hubiera estado prácticamente interdicto duran-te casi quince años(5). Aún así, adquieren dimen-sión cuando se considera que el déficit habitacio-nal en el Uruguay se calcula entre las sesenta yochenta mil viviendas.

Ello ilustra con claridad sobre la potencialidad derealizaciones del modelo y sobre su eficacia. Otracosa es la sustentabilidad, que exige no sólo eficaciasino también replicabilidad y reutilización de los re-cursos. Estos extremos quedan asegurados por elhecho que el sistema genera mecanismos que habi-litan a la promoción de nuevos grupos cooperativos(a través de los I.A.T., las cooperativas matrices ysobre todo de FUCVAM) y que los préstamos otor-gados se retornan, permitiendo así reconstituir elfondo destinado a ese efecto y posibilitando de esemodo otorgar préstamos a nuevos grupos(6).

¿Cuáles son las claves de esta eficacia y de esta sus-tentabilidad? A nuestro juicio y enumerados en unorden que no pretende establecer jerarquías, sonlos siguientes:

- la organización cooperativa;- la ayuda mutua;- la autogestión;

- el asesoramiento técnico;- el régimen de tenencia (uso y goce)- el financiamiento público;- la existencia y el papel de FUCVAM.En lo que sigue intentaremos explicitar de quéforma cada uno de estos factores ha contribuido aque el sistema sea, al mismo tiempo, eficaz (y efi-ciente) y sustentable.

4. La organización cooperativa

El desafío de la autogestión exige que el grupo seorganice como una empresa que debe adminis-trar recursos humanos y materiales muy comple-jos, y que al mismo tiempo está constituida porgente que en la mayoría de los casos no tiene ex-periencia previa en construcción ni en adminis-tración de empresas. Este aspecto vuelve clave eltema del asesoramiento técnico, pero también laestructura organizativa que el grupo se da paralograr sus objetivos.

La cooperativa, como organización de iguales, re-sulta el mejor vehículo para canalizar las potencia-lidades de cada uno y generar un entramado com-plejo de apoyos mutuos. La estructura piramidal,la división de tareas, los reaseguros democráticosque la organización cooperativa posee, son todoselementos que contribuyen a fortalecer la capaci-dad de hacer del grupo.

El Uruguay conoce otras alternativas organizativasde grupos de personas y familias con necesidadesde vivienda. Alguna de ellas, incluso, fue imple-mentada con la intención de sustituir a las coope-rativas(7), con muy magros resultados. Otras, comolos Fondos Sociales de Vivienda(8) han producidorealizaciones positivas, pero ninguna con el nivelde eficacia, seguridad jurídica y sentido de perte-nencia que se da en las cooperativas.

No son ajenas a esta circunstancia, seguramente,la tradición cooperativa uruguaya, por un lado, y

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((66)) Existen subsidios de capital y de intere-ses sobre lo prestado respecto a las tasasde mercado, pero aún con ellos el capitalotorgado se devuelve íntegramente, reajus-tado, e incluso, en las franjas más altas,con un interés.

((77)) Nos referimos a las “Sociedades Civilesde Propiedad Horizontal” creadas por De-creto-Ley No. 14.804 en 1978, en plena dic-tadura, en momentos en que estaba sus-pendido el otorgamiento de personerías ju-rídicas a las cooperativas de vivienda. LasSociedades Civiles también eran autoges-tionadas por sus integrantes, pero la debili-dad de su estructura organizativa y la faltade controles por parte del Estado derivó enque muchas de ellas terminaran en verda-deras estafas, lo que obligó a una investi-gación administrativa y fue el fin -si no for-mal, sí real- del sistema.

((88)) Los Fondos Sociales de Vivienda fueroncreados por Decreto No. 309/68 y luego in-corporados a la Ley Nacional de Viviendaen 1968 (Capítulo XI). Se trata de fondoscreados con aportes de trabajadores y pa-tronos de un gremio determinado paraconstruir viviendas para los trabajadoresde ese gremio. Su gestión es paritaria y esejercida por una Comisión Administradoradel respectivo Fondo, con igual número derepresentantes de la patronal y de los tra-bajadores.

((99)) En otros capítulos de este libro, se hacemención a muchos ejemplos de estos em-prendimientos. Un detalle más extenso, auncuando todavía muy sintético de dichas re-alizaciones, puede verse en “Cooperativasde Vivienda por Ayuda Mutua. Una expe-riencia netamente uruguaya”, de GustavoGonzález, edición de FUCVAM, 1999.

dos elementos que en el caso de las cooperativasde vivienda refuerzan considerablemente esosatributos: la construcción por ayuda mutua y laautogestión.

5. La ayuda mutua

La ayuda mutua es, en primer lugar, un recurso eco-nómico, pero no es sólo ni principalmente eso. Esun recurso económico porque el sustituir parte im-portante de la mano de obra profesional contratadapor el esfuerzo de los propios interesados trabajan-do colectivamente, permite abatir sensiblemente loscostos (directos e indirectos, correspondientes a losaportes que se hacen a los organismos del Estado pa-ra financiar la Seguridad Social) y con ello facilitar elacceso de sectores más vastos de población a una so-lución de vivienda. En efecto, en el Uruguay hoy esindiscutible que en la situación de empleo y nivel deingresos existente, las cooperativas de ayuda mutuason la única vía posible de acceso a una vivienda de-corosa para los trabajadores.

La presencia de los cooperativistas en la obra pa-ra hacer ayuda mutua, por otra parte, refuerza lasposibilidades de gestión, así como los controlesen el uso de los recursos, tanto materiales comohumanos.

Pero los significados de la ayuda mutua no acabanahí. Hay también profundas repercusiones socialesen el hecho de que sean las propias familias (con elapoyo correspondiente) quienes levanten las vivien-das con sus manos. Eso genera una cohesión muyimportante en el colectivo y al mismo tiempo creavalores de solidaridad y el convencimiento de que launión y el esfuerzo conjunto permiten superar ba-rreras que de otra manera serían infranqueables.

Consecuencia de ese convencimiento son los em-prendimientos que los grupos realizan luego de laterminación de las viviendas, dotando muchas ve-ces no sólo al propio grupo sino al barrio en que

éste se inserta, de servicios de los que antes carecí-an y que no habían sido capaces de lograr. La ex-tensión necesariamente reducida de este artículono permite poner ejemplos de esos emprendi-mientos, pero basta decir que ellos han sido tan di-versos como llevar el saneamiento a una zona don-de antes no lo había o construir una escuela públi-ca para atender las necesidades del conjunto coo-perativo y del barrio todo(9).

Los treinta años de experiencia de las cooperati-vas de ayuda mutua en el Uruguay muestran, sinembargo, que existen aspectos a perfeccionar oque deben ser cuidados muy especialmente paraque este modo de producción alcance efectiva-mente esos resultados positivos. Un informe pre-sentado a la 47a. Asamblea Nacional de FUC-VAM, llevada a cabo a fines de 2000, resume esosaspectos así:

“(...)- hay que hacer un énfasis mayor en la planifi-

cación de las obras para que la ayuda mutuasea realmente eficiente. La ayuda mutua es unrecurso que no tiene costo pero que aún asíes precioso, porque resulta del esfuerzo y eltiempo de la gente, y eso obliga a poner elmáximo empeño para que sea de la mayorutilidad posible;

- en el mismo sentido, una capacitación adecua-da -para la construcción y para la gestión- sir-ve para mejorar los resultados y para obtenereso de lo que hoy tanto se habla y tan poco seve, en el Estado y en las empresas privadas ca-pitalistas: la eficiencia;

- las tipologías y los sistemas constructivos de-ben asimismo estar concebidos para obras enlas que habrá una fuerte utilización de ayudamutua y eso requiere procedimientos simples,seguros y repetitivos. No se trata que los coo-perativistas aprendan a ser oficiales de la cons-trucción sino que hagan bien un conjunto decosas, lo menos variadas posible, pero que secomplementen entre sí.

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capítulo 05 I Las claves

((1100)) MEVIR es el Movimiento para la Erra-dicación de la Vivienda Insalubre Rural,creado por ley Nº 13.640 en 1967, con el ob-jetivo que indica su nombre. Es un organis-mo paraestatal que está dirigido por unaComisión Directiva designada por el PoderEjecutivo, pero con una importante autono-mía de gestión.

((1111)) Asentamientos irregulares de pobla-ción de bajos recursos, constituidos por vi-viendas precarias, al estilo de las favelasbrasileñas, las villas miseria argentinas, lascallampas chilenas, etc.

Para lograr estos objetivos hay que pensar muybien las obras: pensarlas desde su concepción co-mo obras de ayuda mutua, con todas sus ventajasy dificultades. Hacerlo es responsabilidad de lostécnicos, pero exigirlo es responsabilidad de loscooperativistas”.

6. La autogestión

Indisolublemente ligada con la organización coo-perativa, la autogestión es la herramienta que per-mite el uso más adecuado de los recursos. La cir-cunstancia de ser el propio grupo el que toma lasdecisiones (todas las decisiones: desde quiénes vana ser sus técnicos, hasta de qué color se va a pintarlas paredes) refuerza el concepto de pertenencia yel compromiso del grupo con la empresa que es-tán llevando adelante. No es casual que otras ex-periencias de construcción de viviendas popularesque utilizan ayuda mutua pero sin autogestión ha-yan tenido resultados sensiblemente inferiores alos de las cooperativas.

Dos ejemplos uruguayos ilustran acabadamenteesta afirmación: uno es la obra de MEVIR(10), quees casi contemporánea de la experiencia cooperati-va y que ha producido tantas viviendas como ella.MEVIR posee una organización empresarial su-mamente eficiente y tiene un conjunto de técnicosmuy capacitados, que han puesto a punto tipolo-gías y sistemas constructivos que hoy permiten adicho organismo hacer viviendas con un nivel decalidad y eficiencia comparable al de la producciónpor empresas privadas y también al de las realiza-ciones cooperativas. Sus costos son claramenteventajosos en relación a aquéllas y comparablescon los de las cooperativas.

En MEVIR la autogestión se ha reemplazado poruna gestión tecnocrática capacitada y eficiente, yello permite obtener resultados físicos y económi-cos estimables. El producto social, sin embargo, estotalmente distinto, ya que mientras en el MEVIR

la presencia de organismos intermedios como co-misiones locales integradas por los “notables” dellugar (que son los que “traen” al MEVIR y logranla realización de los programas) tiende a reforzarvínculos de dominación y dependencia existentes(con el patrón, con el párroco, con la autoridad lo-cal, con los caudillos de la zona), en la cooperati-va la autogestión dispara un poderoso convenci-miento de que las cosas se pueden hacer si la gen-te se organiza, si se une para conseguirlas y -si espreciso- si pelea por ellas. La diferencia entre unsistema como el de MEVIR (que más de una vezse ha querido trasplantar al medio urbano) y el sis-tema cooperativo, es la que va entre el “nos dieronla vivienda” y el “obtuvimos la vivienda”.

El otro ejemplo, el Plan “Aquiles Lanza” de erra-dicación de los “cantegriles”(11) de Montevideo,emprendido por la Intendencia Municipal de lacapital entre 1985 y 1991, ni siquiera fue exitoso.En este caso la gestión corría por cuenta del go-bierno municipal, cuyos andamiajes burocráticos -extremadamente inoperantes- condujeron al fraca-so de la experiencia, en la cual las familias involu-cradas nunca creyeron totalmente. Si bien parte delas seiscientas viviendas proyectadas (primera etapade un ambicioso plan que se proponía sustituir lascinco mil viviendas precarias existentes en la épocaen Montevideo) pudieron terminarse, el programano tuvo continuidad y en los ocho asentamientosen que se trabajó se produjo una deserción muyimportante de las familias que originalmente losintegraban, las cuales volvieron al cantegril.

Pero no sólo resultados sociales genera la autoges-tión. Ella es asimismo responsable, sin duda, delos resultados económicos positivos de este tipo deexperiencias, al permitir bajar los costos de cons-trucción, a igualdad de calidad, en un treinta porciento o más, por la eliminación de la intermedia-ción. Se reducen así las prestaciones posteriores ycon ello se permite que una franja más ancha defamilias pueda acceder a la vivienda.

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Por otro lado, la ayuda mutua sin autogestión, co-mo dice el informe antes citado elevado a la 47ªAsamblea Nacional de FUCVAM, contribuye a unamayor explotación del trabajador, que terminada sujornada laboral debe aún hacer nuevas horas de tra-bajo para que después el Estado, “la Comisión” o elempresario, le entregue una vivienda por la que ten-drá que pagar cantidades en las que no tuvo ningúnmargen de decisión. Si hay autogestión, en cambio,es el propio trabajador quien administra el resulta-do de su esfuerzo, del mismo modo que administrala utilización de mano de obra contratada, la com-pra de materiales o la adjudicación de subcontratos.De esa forma es él quien decide, dentro de los lími-tes del sistema, naturalmente, qué se va a hacer ycuánto va a costar, o sea, en definitiva, cuánto va apagar y por qué.

7. El asesoramiento técnico

En el capítulo 2.5 de este libro se trata con profun-didad el tema del asesoramiento técnico, por lo cualno es el del caso extenderse aquí sobre el mismo.De todos modos, para no sustraernos de emitir unaopinión personal, digamos al menos que en nuestraopinión no habría cooperativismo de ayuda mutuasi no hubiera un asesoramiento técnico concebido ydesarrollado como lo previó la Ley de Vivienda.

No es casualidad que los institutos de asesora-miento técnico hayan nacido junto con las coope-rativas: más allá de las experiencias buenas y malas,que ha habido y seguirá habiendo; más allá de lasdificultades de un trabajo que significa un desafíomuy particular para los técnicos que lo asumen; deesa compleja actividad, que implica trabajar en elpropio campo disciplinario, pero al mismo hacerloen equipo con técnicos de otras áreas y en todomomento como educador popular, la realidad esque el trabajo de los profesionales asesores aportaelementos indispensables para el éxito de la ges-tión coooperativa.

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capítulo 05 I Las claves

En esa tarea, hay algunos aspectos que adquierenfundamental importancia: por un lado, la clarifica-ción de los roles, para que cada uno de los actores-asesorados y asesores- tenga claro quién gestionay quién aconseja; quién tiene la responsabilidad degestión y quién tiene la responsabilidad técnica, yque más allá de que hay un contratado y un con-tratante, ambos son socios en la misma aventura.

Pero además, que un trabajo de este tipo necesa-riamente se convierte en un aprendizaje continuoy recíproco, porque no hay dos grupos iguales,aún dentro del mismo contexto social y cultural, yporque el técnico tiene mucho para trasmitir yaconsejar, pero siempre tendrá también bastantepara aprender.

Finalmente, que en esta modernidad en que losproblemas de comunicación son tan agudos, lasrelaciones entre técnicos y cooperativistas no podí-an escapar a esas dificultades. Por eso nunca sedestinará demasiado esfuerzo para construir unlenguaje común, que se integre con palabras, perotambién sin ellas.

8. El régimen de tenencia (uso y goce)

Una muy alta proporción de las cooperativas de vi-vienda por ayuda mutua uruguayas son de “usua-rios” o de “hipoteca única”, esto es, la propiedad delas viviendas (y por tanto la responsabilidad de ladeuda) es de toda la cooperativa y no de cada socioindividualmente. El impacto que esto tiene en el sis-tema es difícil de imaginar, sobre todo si se parte delpreconcepto de que una tenencia de ese tipo nocondice con la idiosincrasia de nuestra gente, ape-gada al sueño de tener “su” casita propia.

Sin embargo, cuando en plena dictadura el gobier-no pretendió pasar por decreto a todas las coope-rativas de usuarios (de ayuda mutua y de ahorroprevio) a propiedad individual, para socavar así lacapacidad de presión de FUCVAM, ésta consiguió

en un histórico domingo de febrero de 1984, jun-tar en un solo día más de trescientas mil firmas deciudadanos para oponerse a ese decreto(12). El mo-vimiento cooperativo se hacía estandarte en esemomento de la lucha por la libertad y contra la dic-tadura, y eso explica el apoyo obtenido, pero en elcomienzo de todo estaba la rebeldía de las familiascooperativistas, dispuestas a hacer lo que hubieraque hacer para no perder su condición de usuarios.

Esta condición se materializa mediante el contratode uso y goce que cada socio firma con la coopera-tiva, por el cual ésta le concede ese derecho sobreuna vivienda concreta. Todas las viviendas son portanto de la cooperativa (o sea de todos los socios),pero cada uno usufructúa una vivienda particular.Esto da un sentido de unidad que por cierto notienen otros regímenes de tenencia, como la pro-piedad común, la horizontal o el arrendamiento.Hay propiedad, pero esa propiedad es colectiva yentonces más que un dique separador es un ele-mento de unión entre los cooperativistas, que ayu-da a poner en valor otras cosas que también son detodos, como los espacios comunes, esos grandesolvidados de los conjuntos habitacionales.

Al ser la cooperativa la propietaria de las vivien-das, además, se evita la especulación con su ven-ta ante el eventual retiro de un socio, ya que és-te recibe exclusivamente sus partes sociales (inte-gradas por lo que pagó por amortizaciones de ladeuda, más el valor económico de la ayuda mu-tua que realizó), siendo la cooperativa quien co-mercializa la unidad vacante.

9. El financiamiento público

Construir una vivienda de unos sesenta y cincometros cuadrados, con los servicios correspon-dientes, cuesta en el Uruguay el equivalente deunos veinte a veinticinco mil dólares de 2007, si lahace una cooperativa de ayuda mutua, y un trein-ta o treintaicinco por ciento más si se produce por

UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS190

((1122)) Ver Capítulo 3.2.

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05.1 I Una experiencia sostenible

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medio de la promoción privada. Un núcleo básicoevolutivo (un ambiente, baño y cocina en un espa-cio techado de 32 m2 y un lote de terreno de 150m2, según la clásica receta del B.I.D.), construidopor una empresa privada cuesta alrededor de quin-ce mil dólares de 2007.

Estas cifras, que pueden sorprender a nivel de laregión, tienen su explicación en múltiples facto-res, desde las “cargas sociales”, que ascienden ca-si al cien por ciento de lo que se paga por jorna-les; el impuesto al valor agregado que debe abo-narse sobre los materiales aún en programas deinterés social(13), hasta un nivel de remuneraciónde la mano de obra que, felizmente, es sensible-mente más alto que el de otros países vecinos, pa-sando por las peculiares características de un climaque, sin máximos ni mínimos notables, presentaen cambio gradientes diarios de temperatura muyelevados, lluvias a menudo acompañadas de fuer-tes vientos y altos índices de humedad ambiente,lo que lleva a extremar el cuidado en el acondicio-namiento térmico y humídico de la vivienda, de-biéndose recurrir a muros dobles, impermeabili-zaciones cuidadosas, etc.

Está demás decir que un monto de esa magnitudestá fuera del alcance de los hogares obreros yaún de los de una clase media a la que la crisispauperizó. Se requiere entonces indispensable-mente de créditos para construir las viviendas y,salvo que se apueste a una construcción evoluti-va desarrollada a lo largo de mucho tiempo (loque no permitiría aportar soluciones en los pla-zos que se requieren) esos créditos no puedenobtenerse en el circuito comercial, porque ni losplazos ni los intereses son los adecuados. Se ne-cesita, en efecto, préstamos en condiciones“blandas” (plazos largos, tasas bajas) que sólo es-tán al alcance del Estado, que posee para ello re-cursos de origen tributario que no están sujetos alos números negros y rojos de los balances.

Si bien en los diferentes momentos por los que ha

pasado la política de vivienda en el Uruguay desde1968 ha habido diferentes estrategias al respecto,el sistema cooperativo nació y se desarrolló al am-paro de condiciones de este tipo. Después de algu-nas incidencias iniciales las tasas se fijaron, en efec-to, en el dos por ciento anual en Unidades Reajus-tables (UR), una unidad de valor anclada a la evo-lución de los salarios. Esa tasa se mantuvo hasta ladictadura, cuando sufrió un salto brutal, hasta elsiete por ciento (lo que por momentos situó larentabilidad de estas colocaciones por encima de lacorrespondiente a los préstamos en dólares de labanca privada para el consumo).

Más de una década después de restablecido el ré-gimen democrático FUCVAM obtuvo, luego delargas negociaciones, el retorno de la tasa al dospor ciento anual en UR, lo que agregado a unsubsidio de capital del orden de un quince a vein-te por ciento, determinó condiciones de acceso ra-zonables para sectores de ingresos fijos bajos y me-dio-bajos. Sigue pendiente un aumento del subsi-dio de capital para las cooperativas integradas porfamilias de ingresos muy bajos (generalmente,además, aleatorios), subsidio que ya existe en losprogramas oficiales de adjudicación individual, yque es indispensable para que esos grupos puedanacceder a los créditos.

Este apoyo del Estado ha jugado, sin duda, un pa-pel fundamental en el desarrollo del movimientocooperativo. Sin los préstamos, no se hubiera podi-do construir; sin un financiamiento adecuado (loque requiere plazos y tasas adecuados) no se hubie-ra podido pagar(14). Pero el apoyo no quedó ahí: du-rante los primeros años de funcionamiento del sis-tema, la Dirección Nacional de Vivienda poseía una“Cartera de Tierras”, que permitió a los grupos co-operativos, así como a otros programas públicos deproducción de vivienda, disponer de tierras urbani-zadas de costo adecuado. La Cartera de Tierras deDINAVI desapareció con la dictadura y es una rei-vindicación del movimiento cooperativo que sereimplante, aunque algunos gobiernos municipales

((1133)) Excluido el ya citado MEVIR.

((1144)) El movimiento cooperativo tiene en suhaber los mejores porcentajes de cumpli-miento de los retornos de los préstamosotorgados. Existen, sin embargo, algunassituaciones aún no resueltas, como los re-pagos de las cooperativas que construye-ron en épocas en que regían altos intere-ses o existía inflación en los costos deconstrucción. Para estos grupos las cuotaspueden ser dos o tres veces mayores quelas que corresponden a los grupos “norma-les”. FUCVAM gestiona actualmente paraellos una reestructura de deudas que tengaen cuenta esas circunstancias. Y una delas formas de presión y lucha de la Federa-ción, ha sido, históricamente, dejar de pa-gar hasta que se contemplen sus reclamos.

LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS

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((1155)) Este aspecto es tan importante que laexistencia en Montevideo de un mecanis-mo de acceso a la tierra que no tiene, has-ta ahora, su correlato en el interior del paísha cambiado sustantivamente la tradicionaldistribución geográfica de las cooperativas,que pasaron en sólo diez años de tres decada cinco en la capital a cuatro de cadacinco.

((1166)) El papel cumplido por FUCVAM en elretorno a la democracia en el Uruguay fuede gran significación, lo que le valió su pre-sencia en la Mesa de la Concertación Na-cional Programática (CO.NA.PRO.), especiede “Pacto de la Moncloa” realizado parasalir en unidad de la dictadura. Los acuer-dos de la CONAPRO luego no fueron respe-tados por los gobernantes electos en no-viembre de 1984 -ni por los sucesivos-. En-tre esos acuerdos había algunos que favo-recían directamente a las cooperativas devivienda.

(17) La importancia de FUCVAM como actorsocial y político está muy bien tratada envarios trabajos. Además del artículo deGustavo González del Cap. 3.2, puedenmencionarse “Nuevos Movimientos socia-les en la transición: el papel de FUCVAM enrelación al sistema político y a los sindica-tos”, de Aldo Guerrini, incluido en “Ensayossobre el Uruguay de los 80. Actores, situa-ciones e intereses”, trabajo colectivo deCIESU, E.B.O., Montevideo, 1989; “Las for-mas de acción colectiva en el Uruguay”, deCarmen Midaglia, CIESU, 1992; y “La Ciudadsolidaria. El cooperativismo de vivienda porayuda mutua”, de Susana Carballal y DanielChávez, Ed. Nordan-Comunidad/Facultad deArquitectura, 1997.

capítulo 05 I Las claves

(particularmente el de Montevideo, a partir de1990) han estructurado sus propias Carteras(15).

10. FUCVAM

Sin la existencia de FUCVAM el cooperativismode vivienda uruguayo no hubiera alcanzado el gra-do de desarrollo y la importancia social que indu-dablemente tiene. Aun cuando se hubiera cons-truido el mismo número de viviendas -cosa im-pensable, porque por largos momentos el sistemase mantuvo casi solamente porque existía FUC-VAM- jamás hubieran jugado el mismo rol en lavida del país, doscientos cincuenta o trescientascooperativas dispersas, actuando cada una segúnsu arbitrio, que ese movimiento cohesionado, ho-mogéneo, claramente consciente de su objetivo deconquista de la vivienda, pero también conscientede que los problemas no terminan ahí, que es laFederación de Cooperativas.

En estos treinta años FUCVAM ha pasado por di-ferentes etapas; por puntos altos y bajos; ha tenidodirecciones “combativas” y otras que han aposta-do preferentemente al diálogo y el convencimien-to; ha vivido momentos de buen relacionamientocon las autoridades y otros de franco antagonismo(no necesariamente coincidentes con la existenciade direcciones “dialogantes” y “combativas”, res-pectivamente), pero de una forma u otra, ha mar-cado siempre un hilo conductor que ha sido laguía del movimiento.

FUCVAM ha tenido además la habilidad y la visiónde buscar articulaciones y acuerdos con otros gru-pos sociales, especialmente a nivel del movimientosindical y aún de grupos políticos (sobre todo enépocas de la dictadura)(16), lo que le ha permitido, altiempo de participar activamente en otras reivindi-caciones sociales, contar a su turno con una ampliabase de apoyo a las suyas propias.

La importancia de FUCVAM en el desarrollo del

sistema cooperativo podría sintetizarse, en defini-tiva, diciendo que sin FUCVAM habría cooperati-vas de vivienda y con FUCVAM hay un movi-miento cooperativo de vivienda(17).

11. Una experiencia sostenible

Los aspectos que venimos de comentar son anuestro juicio, como ya dijimos, las claves que ex-plican el impacto que el cooperativismo ha tenidoen el campo de la vivienda en Uruguay. Creemosque ese impacto además es sustentable, en la me-dida que en el mismo movimiento está no sola-mente la génesis de su reproducción y desarrollo,sino incluso la del financiamiento del sistema.

Los repagos de las propias cooperativas pueden, enefecto, en plazos razonablemente largos, sostenereconómicamente la evolución del sistema. Se requie-re solamente que esos fondos roten y que existan ca-pitales iniciales que permitan poner en marcha losprimeros emprendimientos, como sucedió en Uru-guay con el Fondo Nacional de Vivienda.

Según cálculos estimativos de FUCVAM, las diezmil familias cooperativas que estaban pagando suspréstamos en 1999 aportaban al Banco Hipoteca-rio, a quien le pagan, del orden de los diez millo-nes de dólares anuales de esa fecha. Esa suma per-mitía financiar alrededor de trescientas viviendascompletas por año, cantidad que parece exigua enrelación a las necesidades del propio movimiento ydel país. Sin embargo, se trata casi exactamente delpromedio de viviendas cooperativas que se cons-truyeron por año desde que se aprobó la ley. Quie-re decir que la cantidad es baja porque no hay su-ficientes cooperativas construidas, pero que si lashubiera ellas podrían alimentar con sus repagos laconstrucción de un volumen sensiblemente mayor.

Pero el sistema no sólo es sustentable desde el pun-to de vista social y económico. También desde elenfoque urbano es indudable la capacidad de hacer

UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS192

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ciudad que poseen los grupos cooperativos. En es-tos casos siempre hay ejemplos más felices y menosfelices, cosas que se pueden aplaudir y cosas que sepueden criticar, pero las realizaciones cooperativas,por su gestación pluridisciplinaria, por la intransfe-rible participación de la gente, por los valores quetrasuntan y que se trasmiten al entorno, han -al me-nos en Uruguay- realizado aportes indudables, co-mo lo dice Mariano Arana en la cita que incluimosal principio de este trabajo, “en cuanto a la cone-xión del conjunto cooperativo con su entorno urba-no inmediato, contribuyendo a dignificar la perife-ria y, en algunos casos, integrándose con convicciónen medio de la ciudad consolidada”.

Experiencia sustentable, entonces. Que requierede apoyos, protecciones y estímulos. Pero que tie-ne en sí misma todas las potencialidades necesariaspara constituirse en una herramienta de gran valorpara la solución de los problemas de vivienda delos sectores populares.

12. A modo de final

¿Qué es replicable de todo esto en otro contex-to, en otra historia, en otra cultura? Quizá seapoco lo que quede: alguna idea, alguna sugeren-cia, alguna experiencia vivida. Quizá sea bastantemás. Pero lo que yo no dudaría es que, en cual-quier caso, siempre es mejor que la gente, aúntropezando y golpeándose contra la pared, seadueña de su propio destino.

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06.1: LLaa eexxppeerriieenncciiaa ddee llaass ""MMeessaass"":: MMeessaa 11.. / Emma Menoni)06.2: EEll ddeessaaffíí oo ddee llaa eessccaallaa:: CCoonnjjuunnttoo ""JJoosséé PPeeddrroo VVaarreellaa"". / N. Cubrí a-J. Di Paula06.3: LLaa iinntteeggrraacciióónn aall eennttoorrnnoo uurrbbaannoo:: ""TTeebbeellppaa"".. / Atilio Farinasso06.4: EEll CCooooppeerraattiivviissmmoo eenn eell IInntteerriioorr:: CCOOVVIINNUUVVII ddee DDuurraazznnoo.. / Juan M. Pazos06.5: CCrreeaannddoo cciiuuddaadd:: eell BBaarrrriioo CCooooppeerraattiivvoo ddee PPaayyssaannddúú.. / Juan C. Siázaro

ANEXO ESTUDIO DE CASOS

06

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UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS196

1. Una “Mesa” con muchoscomensales

Los años setenta fueron muy ri-cos en fenómenos sociales, en elmundo y también en el Uru-guay. Entre las necesidades quemovilizaban activamente a nues-tra gente en aquel momento, lavivienda era una de las más po-derosas. Por eso, cuando seaprobó la Ley de Vivienda, mu-chas familias vieron un caminopara buscar la solución de susproblemas habitacionales. Co-mo la Ley habilitaba la organiza-ción de grupos gremiales y terri-toriales para la creación de Coo-perativas de Vivienda, muchasde esas familias comenzaron aagruparse con esa finalidad, apartir de sindicatos y organiza-ciones sociales.

En las fábricas textiles “SADIL”y “CAITEX”, a partir de la Co-operativa Matriz de los trabaja-dores metalúrgicos, entre losfuncionarios del Sanatorio delBanco de Seguros y en la parro-

quia Santa Gema, se habíanconstituido Cooperativas deAyuda Mutua que eran asesora-das por el Centro CooperativistaUruguayo (C.C.U.) como Insti-tuto de Asistencia Técnica: enlas primeras, grupos de origengremial y en Santa Gema, unacooperativa “territorial”.

Mientras gestionaban su perso-nería jurídica, las comisiones decada Cooperativa recorrían laciudad buscando un terreno quesirviera para construir las vivien-das. “Salíamos los domingos,diario en mano, y preguntába-mos en todos lados. ¡Lo que ha-bremos caminado! ¡Sólo nos-otros lo sabemos!”, recuerda Yo-landa Presta de COVICO. Y Fé-lix Maldonado, de COVIPSA,cuenta: “Cuando llegábamoscon los datos al asesor, nuncaservían. O al terreno le faltabasaneamiento, o no tenía las me-didas adecuadas, o no estabanbien los títulos”.

Finalmente, una de las Coope-rativas, que era de la zona, iden-

La experiencia de las “Mesas”: Mesa 1

[*] EMMA MENONI

Emma Menoni, asistente social universi-taria y cooperativista ella misma, traba-jó en la promoción y atención de expe-riencias cooperativas de vivienda (1971-1976) y de otras modalidades cooperati-vas (1984-1995) en el Centro Cooperati-vista Uruguayo (C.C.U.).

Desde 1990 trabaja en el Departamentode Descentralización de la IntendenciaMunicipal de Montevideo, primero inte-grando el equipo técnico de un CentroComunal Zonal (CCZ 16, y posteriormen-te CCZ 14) y actualmente la Unidad dePlanificación y Participación de dichoDepartamento.

También se ha desempeñado profesio-nalmente en el Instituto Nacional delMenor (INAME, hoy INAU) y en diversasactividades docentes.

Fotografías: Miguel Rojo_IMM

págs 222 - 229

06.1

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LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS 197

tificó un terreno de catorce hec-táreas de extensión (de las cualesfinalmente se edificaron nueve)en Carrasco Norte, que reuníatodas las condiciones y en el cual“entraban” muchas casas. El te-rreno no servía para una coope-rativa sola, porque era muygrande, pero podía ser ideal silos grupos se unían.

Y ahí apareció otro problema:transitar por el espinoso caminode aceptar compartir lo que secreía iba a ser un núcleo chico, ycambiarlo por un complejo deviviendas mucho mayor, dondese integraban otros grupos, se-guramente otras aspiraciones.

Al principio pareció que estoiba a ser un tema conflictivo,pero el conflicto no demorómucho en resolverse: “¿Vos te-nés algún problema en vivir allado de un bancario o de unmetalúrgico?”, recuerda Mal-donado, obrero textil, que leplantearon. Y también recuerdaque rápidamente entendió queno sólo no le importaba sinoque le parecía positivo.

Pero habría otras complicacio-nes. La Ley sólo admitía coope-rativas de un máximo de dos-cientos socios y en este terrenoentraban más de cuatrocientascasas. No era posible, por consi-guiente, fusionar todas las Coo-perativas en una sola (lo cual ha-bría traído, por otra parte, otrosproblemas). La única alternativaque quedaba era crear un pro-

Presentación más que sintética

CCoommpplleejjoo HHaabbiittaacciioonnaall ““NNuueevvoo AAmmaanneecceerr””

420 viviendas.UUbbiiccaacciióónn::

Felipe Cardoso y Camino Carrasco, Carrasco Nor-te, Montevideo.CCooooppeerraattiivvaass iinntteeggrraanntteess::

COVIPSA (Cooperativa de Vivienda Personal deSADIL), 155 familias; MACOVI 4 (Metalúrgicos yAfines, Cooperativa de Vivienda Grupo 4), 118 fa-milias; COVIMT 5 (Cooperativa de Vivienda MatrizTextil, Grupo 5), 54 familias; COVICO (Cooperativa

de Viviendas “Comunidad”), 62 familias, y COVI-CESEM (Cooperativa de Vivienda Central de Ser-vicios Médicos), 30 familias.PPrrooyyeeccttoo yy DDiirreecccciióónn::

Centro Cooperativista Uruguayo (C.C.U.).AArrqquuiitteeccttoo::

José Luis Livni.AAssiisstteennttee SSoocciiaall::

Emma Menoni.PPoobbllaacciióónn::

1531 personas (1272 mayores de 14 años -696 mu-jeres y 576 hombres- y 259 menores).LLooccaalleess::

22 locales comerciales, en rubros como almacén,verdulería, granja, carnicería, panadería, tienda,farmacia, peluquería, zapatería, consultorios. Cin-co locales más son usados para sede de las Coo-perativas.- Servicios sociales y recreación: - el Complejo posee un Salón Comunal grande yotros chicos, donde funciona una biblioteca, sedan clases de yoga, karate, danzas, se hacenjuegos de salón, reuniones de Tercera Edad,baby-fútbol, etc.

- Cantina con cancha de bochas y billares.- Jardín de Infantes y Escuela Primaria, a cargo deANEP, en locales construidos por las Cooperati-vas, quienes donaron además 7.500 m2 de terre-no a este ente para la construcción de una es-cuela completa, acorde a las necesidades de lazona, la cual aún no se ha concretado.

- Cancha de baby-fútbol y cancha de fútbol paramayores.

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UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS

grama “multicooperativo”, in-ventando sobre la marcha susmecanismos de funcionamiento,dado que la Ley no preveía algode este tipo. Así que se propusocrear una Mesa Coordinadoraque unificara el funcionamiento,siguiendo el mismo modelo or-ganizativo de las unidades coo-

perativas. Como un acuerdo delas partes y con fuerza de ley.

Para nivelar la representación,dado que las Cooperativas tení-an un número de integrantesmuy disímil, se llegó al acuerdoque cada una tuviera un delega-do en dicha Mesa por cada cin-

cuenta socios. Este mecanismosolucionaba un problema perocreaba otro: podía generar el te-mor en los grupos chicos de ver-se obligados por las decisionesde las dos Cooperativas másgrandes, que solas tenían mayo-ría. Entonces -en un acto debuena voluntad que le dio gran-

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capitulo06 I Anexo estudio de casos

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06.1 I La experiencia de las “Mesas”: Mesa 1

LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS 199

deza al comienzo de esta nuevaexperiencia- esas dos Cooperati-vas cedieron los cargos de Presi-dente, Secretario y Tesorero alas tres más pequeñas, equili-brando de esa manera la estruc-tura de la Mesa Coordinadora.

2. Una locura colectiva

“Nuestros amigos nos decían queestábamos locos” recuerdan mu-chos. Pero también reconocenque no hubieran podido encon-trar otra solución. Tuvieron quedejar lo que era su ritmo de vidacotidiano y volcarse al compro-miso de hacer las horas de ayudamutua en la obra: después deltrabajo, en los fines de semana,en los feriados. Fueron muchosmeses en que la Cooperativa seconstituyó en el centro de su vi-da familiar. Fue un gran esfuerzoy recuerdan con orgullo que, apesar de eso, en algunas tareasllegaron a tener mayor producti-vidad que el personal contratado.

Resultó notorio, en particular, elempuje de las mujeres. Es quepara la mujer la casa es una nece-sidad imperiosa para la vida fa-miliar. Por eso no escatimaronningún esfuerzo, aún los queaparentemente estaban fuera desus posibilidades, como acarrearmateriales o llevar carretillas.

Las mujeres pasaron, en la ayudamutua, de ser el terror y la obse-sión de los arquitectos -que nosabían en qué iban a emplear

tanta mano de obra femenina- aconstituirse en las favoritas delos capataces, por sus excelentescondiciones en el armado dehierro, como finalistas de obra oen tantas otras tareas que re-quieren prolijidad y paciencia.

César Larriera, de COVICE-SEM, que integraba el Comitéde Trabajo, encargado de con-trolar las horas de obra realiza-das por los cooperativistas, re-cuerda que ésa fue una tarea di-fícil, que incluso a veces provo-caba enfrentamientos. “Pero sa-limos adelante. Y si alguna vezhabía alguna discusión, al día si-guiente seguíamos siendo com-pañeros.”

Luis Maciel, de COVIMT 5, re-conoce hoy que “Había días quevenía de la fábrica y sentía queno iba a aguantar. Pero veía a losdemás cargando carretillas odándole a la pala y metía paraadelante”.

Pero hubo una etapa en que lalocura pareció mayor, porque elfuturo se veía muy lejano, y fuecuando, luego de conseguir elterreno, pasó mucho tiempohasta obtener el préstamo y co-menzar la obra. Los vecinos dela zona, que hacía tiempo veíanaquel terreno pelado, cuandolos cooperativistas recorrían elbarrio informando que allí ibana construir viviendas, les decíanun poco sobradoramente: “No,muchachos, ahí hace años quenos dicen que se van a hacer ca-

sas y no pasa nada”, o: “Lasquiero ver antes para creerlo”.

No sólo los vecinos dudaban.Eran momentos difíciles, con unfinal que parecía muy lejano y unpresente conflictivo. La dictadu-ra, que había diezmado los sindi-catos, también vaciaba a las coo-perativas de dirigentes y socios,entre los que estaban presos, losque habían debido emigrar yaquellos a los que el régimen di-rectamente prohibía toda actua-ción pública (incluida la perte-nencia a una cooperativa). CO-VIPSA, por ejemplo, que teníaun cupo de ciento cincuenta so-cios y había formado una largalista de espera, llegó a tener poraquellos días sesenta vacantesque no podía llenar de ningunamanera. “Lo que nunca: tuvimosque poner un aviso en el diariobuscando socios”, recuerda undirectivo de aquel período.

Pero tenían fe y confianza en loque podían hacer juntos. FélixMaldonado cuenta que cuandoalgún compañero le comentabasus dudas sobre la posibilidadde llegar a la meta que se habí-an propuesto, él le señalaba aun hombre que, frente al terre-no de la Cooperativa, levantabasu casa solo. “Uds. van a verque nosotros terminamos nues-tras casas y él va a estar aúnconstruyendo la suya”, decía. Yasí fue: hoy, a veinte años deocupadas las viviendas de Mesa1, el vecino todavía sigue con lasuya sin terminar.

“En mi familia nadie creía quefuera posible”, recuerda a su vezYolanda Presta. “Incluso mi ma-rido comentaba eso con mis hi-jos y ellos no querían colaborarcon las horas. Pero seguí luchan-do, a veces sola, y al participarme comprometí con el conjuntoy eso me hizo fuerte. Hoy mishijos me dicen que esto es lo másgrande que hice en la vida”.

La etapa de proyecto fue tam-bién una experiencia singular,que quizás una anécdota reflejemejor que muchas palabras. Elprimer día que directivos y técni-cos fuimos a ver el terreno, unasoleada mañana de otoño, unode ellos le pidió al arquitecto quele mostrara, por ejemplo, cómosería un dormitorio.

Enseguida de la explicación vi-nieron las protestas: “¡Pero ahíno me va a entrar ni la cama!”,“¿Y dónde pongo el ropero?”,etcétera. O la más gráfica de Jo-sé Martínez: “Los domingoscuando me desperece me voy aacordar de vos, porque voy a te-ner que sacar los brazos por laventana”.

Hoy José reconoce que apren-dió a disfrutar su casa y agradeceque el proyecto haya privilegia-do el metraje de las áreas deconvivencia, donde la familia pa-sa la mayor parte del tiempo. Yque, además, nunca tuvo necesi-dad de sacar los brazos por laventana si no quería.

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UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS

3. La casa, sólo un eslabón

Los cursos de capacitación quelos cooperativistas recibían delInstituto Asesor hoy están en lamemoria de muchos, que reco-nocen en ellos un importanteelemento de apoyo, que los ayu-dó a crecer, a relacionarse mejorpara encarar la tarea colectiva yque los preparó para las dificul-tades que debieron superar.

“Deberíamos seguir teniendoesos cursos. Tenemos que conti-nuar formando dirigentes; in-cluso a nuestros hijos, para quepuedan seguir con la Cooperati-va”, propone José Martínez.

La población original del Com-plejo ha ido cambiando y lospioneros sienten que los nuevosno participan como ellos(1). “Los

pioneros tenemos la fuerza quenos dio la ayuda mutua en esecontacto diario entre nosotros ynuestras familias, y la formaciónrecibida que nos permitió con-cebir la vivienda no como unameta sino como un eslabón”,reflexiona Nicolás Donya. “Ypudimos demostrar que fuimoscapaces de construir nuestropropio techo, tan decoroso co-mo lo dice la Constitución denuestro país”.

4. Los servicios

La dimensión del complejo habi-tacional posibilitó implementarun conjunto de servicios queademás enriquecieron al barrio:donde antes había un basural,ahora hay una calle; se mejoró el

transporte; se puso en marchauna policlínica, con atenciónabierta al vecindario, que esmuy solicitada; se instalaronnuevos comercios, algunos en elpropio Complejo y otros en susproximidades; se agregaron ser-vicios. Larriera sostiene tambiénque la presencia del Complejopermitió crecer también a otroscomercios del barrio, al incre-mentarse la clientela.

El tema de la escuela merece unpárrafo especial. Cuando en losprimeros tiempos los cooperati-vistas recorrían la zona para fa-miliarizarse con su entorno eidentificar servicios, fueron has-ta la única escuela allí existentepara saber si había cupos sufi-cientes. Compungida, la Direc-tora les informó que la escuelaya no admitía más ingresos, por-que se trataba de un lugar que sevenía superpoblando acelerada-mente y no se habían agregadonuevas aulas ni maestros.

La Cooperativa discutió el tema-que para ellos era grave, tratán-dose de familias con numerososniños en edad escolar- y resolvie-ron solicitar al Instituto Asesorque se incluyera en el proyecto yen el presupuesto de las obras laconstrucción de locales para quepudiera funcionar una nueva es-cuela en el barrio.

Hoy esa escuela, que sigue uti-lizando aquellos locales origina-les, sirve a toda la zona, mien-tras la solución definitiva que

((11)) La renovación en los padrones socialesde las Cooperativas "habitadas” se ha pro-ducido en razón de diferentes circunstan-cias personales o familiares: emigración aotro lugar por razones de trabajo, dificulta-des económicas, separaciones, falleci-mientos, etc.

Cuando se produce una vacante en unaCooperativa ya habitada, quien la llenará -que es elegido por el grupo entre una listade aspirantes- debe integrar las partes so-ciales que corresponden al socio que seretira. Esto incluye todas las cuotas paga-das hasta ese momento, más el valor eco-nómico de la mano de obra aportada. Sibien la Cooperativa concede financiamien-to para realizar este aporte, ese financia-miento no puede ser demasiado prolonga-do, porque a su vez debe devolverse esedinero al socio que se va.

Esto ha hecho que en general el reempla-zante provenga de un estrato social distin-to al de los pioneros, dado que debe pose-er cierta capacidad de ahorro. Por otro la-do, al no haber vivido toda la fecunda eta-pa de la obra, sus lazos de pertenencia algrupo son mucho más débiles, sobre todo,a nuestro juicio, por una diferencia de per-cepción: mientras los pioneros sienten quehicieron su vivienda, el nuevo socio perci-be más bien que la compró.

Este es otro aspecto no suficientementeresuelto en el funcionamiento del sistemacooperativo, para el cual desde FUCVAM ylos IAT se han formulado diferentes pro-puestas, que hasta ahora no han tenido elnecesario apoyo de los organismos corres-pondientes. (Nota del Compilador).

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capitulo06 I Anexo estudio de casos

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06.1 I La experiencia de las “Mesas”: Mesa 1

LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS 201

debe construir Primaria en el te-rreno donado por Mesa 1, sigueesperando. Por eso la escuela,que se construyó con las manosy las economías de los coopera-tivistas, porque los recursos paralevantarla salieron de su manode obra y de los ahorros que sepudieron hacer en las viviendas,es uno de los mayores motivosde orgullo de Mesa 1.

5. La administración

Pero las recorridas no eran sólode identificación de servicios yconocimiento de la zona. Tam-bién salían a recorrer barracas,para poder comparar precios.De ese ir y venir incansable sur-gieron las economías que permi-tieron construir la escuela, perotambién muchas mejoras que sepudieron hacer en las propias vi-viendas, cambiando cantidad decosas que estaban previstas ori-ginalmente por otras mejores omás lindas. Cuando aparecía al-guna ganga o una cooperativa se“enamoraba” de un pomo parauna puerta más bonito o de unartefacto de mejor calidad, era elgrupo todo el que acometía latarea de hacer las economías ne-cesarias para juntar el dineroque permitiría esa mejora.

Otra fuente importante de eco-nomías fue el empleo de prefa-bricados. Para hacerlo posibleestos trabajadores transforma-dos en empresarios llegaron atener funcionando en su terreno

una Planta de Prefabricado, enla que se construían muchos ele-mentos necesarios para Mesa 1,pero que también abasteció aotras obras de ayuda mutua queusaban las mismas tipologías ycomponentes. De allí salieronlosetas y vigas pretensadas, mar-cos para puertas y ventanas, tra-mos de escalera y muchos otroselementos, que fueron utiliza-dos en la construcción de Mesa1 o distribuidos entre otros gru-pos, que aportaban materiales yayuda mutua para fabricarlos.

Esta experiencia, que se comple-mentó con la que se llevaba a ca-bo en otras Mesas, significó unintento de producción a gran es-cala como forma de reducir cos-tos y abatir tiempos y fue el an-tecedente directo de lo que lue-go sería la Planta de Prefabrica-do de FUCVAM.

Las tareas de administraciónobligaron a los cooperativistas arealizar mil y una gestiones, a losmás variados niveles: desde la fe-rretería del barrio, hasta la Casade Gobierno. Algunas de ellasfueron rutinarias, en otras nofaltó la tensión, pero hubo tam-bién algunas risueñas. Recorde-mos una de éstas.

En 1972 la Dirección Nacionalde Vivienda, donde se debíangestionar muchos trámites delproceso cooperativo, funcionabaen la Casa de Gobierno, precisa-mente. El ingreso estaba regidopor consiguiente por normas de

protocolo (hombres de rigurosacorbata y mujeres de rigurosapollera) que eran normalmenteolvidadas por técnicos y coope-rativistas, siempre apurados ycon preocupaciones más tras-cendentes. El castigo por el olvi-do era quedar afuera.

Un día, un grupo de directivosde Mesa 1 fue allí a hacer unagestión, que debía plantear elsocio Eurípides Herrera, queconocía el tema al dedillo.Grande fue la desazón cuandoen la puerta descubrieron queno podía entrar pues no llevabacorbata. Fue allí que José La-rriera, presidente de la Mesa, hi-zo despliegue de toda su creati-vidad e ingenio. Se lo llevó a darun breve paseo, al cabo del cualvolvieron: Eurípides Herrera

con una original corbata de mo-ñita y Larriera sin cordones enlos zapatos.

6. El asesoramiento técnico

El desafío de asesorar Cooperati-vas de Vivienda por Ayuda Mu-tua era grande, pero era un des-afío aceptado con entusiasmo porlos diferentes técnicos que traba-jamos en ellas.

Para los arquitectos se cumplíael sueño de construir un barriocompleto, concebido en todossus aspectos, pero con la pecu-liaridad de tener que negociardesde el arranque con todos susfuturos ocupantes, quienes ade-más iban a participar en la cons-trucción y en la administración

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UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS202

capitulo06 I Anexo estudio de casos

((22)) Se ha preferido mantener sin cambiosla redacción original de este artículo, es-crito en 1999 (N. del C.).

((33)) Esta dificultad hoy está superada. LaLey Nº 17.292, de 29.1.2001 faculta excep-cionalmente la fusión entre cooperativasde viviendas, que a la fecha de la promul-gación de dicha ley “compartan el mismocomplejo habitacional, hayan construidocomplejos habitacionales contiguos o seancopropietarias de los mismos, aunque lacooperativa resultante de la fusión tengamás de doscientos socios”, límite que sesigue manteniendo. A efectos de viabilizarla participación de los socios, en el casoque éstos sean más de doscientos, se pre-vé la posibilidad de crear una “AsambleaRepresentativa” (N. del C.).

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06.1 I La experiencia de las “Mesas”: Mesa 1

LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS 203

de las obras, volcando en ellastodos sus sueños y utopías.

Para los asistentes sociales era eldesafío de apoyar un procesoque se imaginaba, que se sabíacomplejo, pero que no tenía an-tecedentes en el medio; en elque había que depositar por par-te de todos una alta dosis de ca-pacidad para creer, pero que porinédito también estaba perma-nentemente teñido por la duda.

Hoy muchos -cooperativistas ytécnicos de aquella aventura- re-cordamos con una sonrisa unepisodio que se repitió muchasveces y que era un símbolo deaquellos días: los cooperativistas,en cualquier reunión de trabajo,planteándole a Luis Livni sus in-certidumbres y Luis que invaria-blemente contestaba en el tonomás seguro que le salía: “Estáprevisto, está todo bajo control”.

Es que todos teníamos necesi-dad de creer -Luis incluido-que la empresa era posible.Fueron largos meses de com-plejos procesos humanos, enlos que, quienes los vivimos, nosólo tuvimos que creer y crear,sino también aprender a traba-jar juntos. Y cuando miramoshacia atrás con la perspectivaque sólo da el tiempo, sentimosque colaboramos a concretar,por rigurosa ayuda mutua, unideal que fortaleció nuestrotransitar profesional, más alláde aquellas casas.

7. Pensando en el 2000

La gente de Mesa 1 hoy hace unbalance de su experiencia(2), queestá lleno de luces pero que tam-poco oculta las sombras:

- ”La ley nos obliga a seguirdivididos. Queremos ser unasola Cooperativa, pero tene-mos que seguir funcionandocomo las cinco que fuimosdesde el inicio(3)”.

- ”La capacidad económicafue insuficiente para consti-tuir un fondo que nos per-mitiera financiar con más co-modidad los ingresos cuan-do hay vacantes. Y nuestrospropios hijos no pueden en-trar a la Cooperativa cuandoforman un hogar indepen-diente. Tenemos un barriolleno de jóvenes, pero nopuede haber socios jóvenessi no los financiamos”.

- ”La Comisión de Deportes yBaby-Fútbol ha acercadomucha gente. Pero aún te-nemos que darle más impor-tancia a la recreación comointegradora de las familias”.

- ”La preparación de los jóve-nes para la convivencia es tanimportante como la de losadultos, para que también,llegado el momento, puedanasumir la conducción de laCooperativa. Integramos lafamilia a la obra, pero no su-pimos integrarla a la direc-ción de las Cooperativas”.

José Martínez cuenta que un

amigo que estuvo viviendo untiempo en Mesa 1, en casa deun familiar, le decía: “Ustedesno saben lo que tienen, lo quehan conseguido”. Pero tambiénreflexiona en voz alta: “Nos-otros lo que vemos es que hoyno hay interés en que la gentehumilde se organice y pueda te-ner un techo”.

“Pienso en el 2000 y la sigo pen-sando Cooperativa”, dice Yolan-da Presta pese a eso. Y NicolásDonya agrega una imagen: “Pa-ra mí la Cooperativa es como unbote. Lleva pasajeros, bultos yremeros. Los remeros señalan elcamino y hacen andar el bote,pero pueden ser sustituidos porcualquier pasajero que tambiénconozca el destino. Los bultossólo hacen peso y de éstos nostenemos que aligerar”.

Por imperio de la necesidad,cuatrocientas veinte familias tra-bajadoras transitaron una dura yfecunda experiencia de ayudamutua durante casi cuatro años.Realizaron más de tres mil horasde trabajo por núcleo familiar,experimentando la dualidad deser trabajadores y empresarios.Construyeron sus viviendas, pe-ro también construyeron un ba-rrio que se transformaría en unimpacto social y urbano para laciudad. Su historia hoy es yaparte de la rica historia del mo-vimiento cooperativo.

Con el recuerdo y la memoria detantos que ayudaron a concretaresta experiencia y hoy no están.Unos porque lo eligieron, y otrosporque no lo pudieron evitar.

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UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS204

La producción de vivienda porautogestión colectiva no implicaen sí una escala particular, por loque no se debe asociarla, necesa-riamente, con pequeños gruposurbanizados, tecnología artesa-nal, viviendas unifamiliares y re-laciones cara a cara.

La escala es motivo de una deci-sión basada en fundamentos téc-nico-ideológicos presentes encada caso. Y es condición esen-cial para la resolución de un pro-blema asumir su escala y proce-der en consecuencia.

Recién aprobada la Ley deVivienda, se creó una Coope-rativa de técnicos de carácter in-terdisciplinario, denominadaCentro de Asistencia Técnica ySocial, CEDAS, que realizó susprimeros asesoramientos a lascooperativas de vivienda surgi-das del Sindicato Único de laConstrucción y Ramas Anexas(SUNCA), que nuclea a los tra-bajadores de esa industria.

Ése fue el inicio de una estrecha

relación entre CEDAS y el mo-vimiento sindical uruguayo,que durante sus cinco primerosaños de actuación permitióconstruir más de dos mil qui-nientas viviendas por el sistemade cooperativas de ayuda mutuay que habría de desarrollarsehasta su interrupción durante elperíodo de facto.

El Conjunto “José Pedro Vare-la” (JPV), proyecto de más decuatro mil viviendas, fue el pri-mer gran conjunto habitacionalpromovido por CEDAS. A él si-guieron proyectos y realizacio-nes como el Conjunto “Flo-rencio Sánchez”, de más de milquinientas viviendas, y otros me-nores en el interior del país.

1. Antecedentes

El cooperativismo de ayuda mu-tua surgió a nivel sindical -a pe-sar de los reparos ideológicos(derecho a la vivienda, sobre-explotación, bien de consumo,

[*] N. CUBRIA / J. DI PAULA

Norberto Cubría, arquitecto, es directorde la empresa2 constructora “CONSUR”y fue asimismo director de “HabitplanConsultores”. Es integrante actualmen-te del Consejo Directivo Central de laUniversidad de la República, habiéndolosido también del Consejo Directivo de suFacultad de Arquitectura, de la que ade-más fue profesor. Fue asimismo Directordel Departamento de Arquitectura delInstituto Técnico “CEDAS” y DirectorGeneral del mismo.

Jorge di Paula, arquitecto, fue Directorde la Unidad Permanente de Vivienda dela Facultad de Arquitectura de la Univer-sidad de la República, Director del De-partamento de Arquitectura del Institu-to Técnico asesor de cooperativas, CE-DAS, consultor de las Naciones Unidas yel Banco Mundial, y Profesor invitado deMaestrías en Argentina, Chile, Italia yEspaña. Es candidato a PhD en la Uni-versidad Politécnica de Delft, Holanda.

Fotografías: Miguel Rojo_IMM / bancodel autor

El desafío de la escala: Conjunto “José Pedro Varela”

págs 230 - 236

06.2

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etc.)- como respuesta pragmáti-ca a la aguda necesidad de vi-vienda de los trabajadores pú-blicos y privados.

De cualquier forma, la promo-ción a partir de los gremios y lapropiedad colectiva de las vi-viendas fueron elementos im-portantes para superar los repa-ros iniciales.

Posteriormente, el papel jugadopor el cooperativismo de vivien-

da durante la dictadura y en elproceso de reinstitucionaliza-ción democrática, mostraron laimportancia de este MovimientoSocial Urbano.

2. El Gran Conjunto en el debate

El Conjunto JPV no estuvoexento del debate contemporá-neo del rol de la vivienda en la

construcción de la ciudad, de latipología y morfología urbana,de la participación del usuario yde la tecnología industrializada.

El Gran Conjunto permitió, porsu volumen, generar un impactode tal magnitud en una granzona sin servicios de Montevi-deo, que a partir de su imple-mentación se desarrolló allí unproceso ininterrumpido de me-joramiento urbano.

A su vez, la sobrevaloración delespacio público como expresiónde la propiedad colectiva llevó aminimizar el uso privado del es-pacio, promoviendo el bloquecomo tipología edificatoria.

Las nuevas corrientes urbanísti-cas sobre el centro de manzana yla calle como componentes fun-damentales de la ciudad, se vie-ron reflejadas por su parte en ladisposición de los bloques, con-

LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS 205

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formándose patios y calles concarácter comercial, así como ve-redas públicas en cada nivel. Losreferentes de estas propuestasfueron ejemplos aislados en laarquitectura nacional de princi-pios de siglo y posteriores de laescuela inglesa.

3. La propuesta urbanística

La experiencia desarrollada en elConjunto JPV es una de las refe-rencias obligadas del cooperati-vismo de vivienda en el Uruguay,por tratarse de un ejemplo conrasgos muy particulares.

Hay que buscar la génesis delConjunto en el proceso que dioorigen a las primeras cooperati-

vas que lo integraron. En el año1971 la recién creada DirecciónNacional de Vivienda adjudicóal SUNCA un terreno ubicadoen una zona de Montevideoconstituida por predios práctica-mente baldíos y de gran exten-sión relativa, que al no disponerde los servicios urbanos adecua-dos, era un verdadero corte enla trama, en la infraestructura yen los servicios de la ciudad.

El estudio de la implantacióndel conjunto de viviendas paralas cooperativas del SUNCA, entan particular circunstancia, ani-mó al equipo técnico a un análi-sis a escala de la ciudad y culmi-nó proponiendo un ambiciosoprograma urbanístico de coope-rativas de vivienda. Este progra-

ma se desarrollaría en base a unaestrategia que combinase la ca-pacidad de compra de tierras debajo costo por parte del Estadoy la capacidad promotora delInstituto Técnico para la articu-lación de varios programas in-tercooperativos (“Zonas”), deuna escala desconocida hasta esemomento.

El planteo urbanístico tuvo co-mo objetivo estructurar el bordede la trama urbana en un lugarde crecimiento potencial impor-tante pero frenado por la caren-cia de equipamientos y serviciosurbanos, como era la cuenca delArroyo del Molino.

Con el objetivo de crear un es-pacio articulador de las seis“Zonas” que conformaban el

UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS

capitulo06 I Anexo estudio de casos

(1) En el Capítulo 2.3 se incluye un esque-ma de organización Cooperativa-Instituto-Obra, que es el que se empleó en el Com-plejo José Pedro Varela.

206

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06.2 I El desafío de la escala: Conjunto “José Pedro Varela”

LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS 207

Gran Conjunto, se planteó lacontinuación del “Parque Rive-ra” en forma lineal a lo largo dela franja central del área a urba-nizar. Esto definía un espacio di-rectamente vinculado a los edifi-cios comunitarios de las distintas“Zonas”: Centro Deportivo pa-ra Zona 3, Centro Cultural paraZona 1, etc.

La estructura vial existente enaquel momento, más las cone-xiones proyectadas, permitieronla vinculación de las “Zonas”entre sí y con las arterias princi-pales de la ciudad, completandola trama circulatoria.

El planteo permitió el sanea-miento de la cuenca del arroyodel Molino, lo que habilitó ade-más la transformación de la zonade la ciudad comprendida entreel Parque Rivera y la costa. Laescala adoptada, en la perspecti-va de un Conjunto Habitacionalpara catorce mil habitantes, per-mitió aspirar a disponer de gran-des equipamientos (Escuelas,Policlínica, Gimnasios, etc.) queinvolucraron al área contigua yaconsolidada.

4. La propuesta social

El compromiso asumido por lasorganizaciones sindicales con elcooperativismo de vivienda res-pondió a las necesidades de susmiembros, a las condicionescreadas por el nuevo marco legaly al poder de convocatoria y or-

ganización demostrado en esacircunstancia.

Las propuestas realizadas lleva-ron a comprender como necesa-ria la formación de grupos devarias cooperativas aunadas enuna empresa común y estructu-radas por mecanismos adecua-dos de interrelación. La volun-tad de autogestión y la confian-za en la participación, que nun-ca dejaron de estar presentes,permitieron en definitiva la con-creción de estas experiencias enresultados positivos.

Se tomó conciencia de la impor-tancia de la participación. Nocomo un concepto previo sinocomo una exigencia práctica, co-mo la única forma de llevar ade-lante los compromisos asumi-dos. Se establecieron mecanis-mos de participación estructura-dos democráticamente, sin teneren un principio una total clari-dad conceptual de lo que en re-alidad se estaba creando. El cri-terio de la participación, comofilosofía de trabajo, estuvo antesque la palabra(1).

En este aspecto también estuvopresente la gran escala, que ge-neró diferentes niveles o ámbi-tos de participación:

- la célula habitacional de lafamilia;

- el agrupamiento de familiasen los bloques o tiras;

- el conjunto de familias encada Cooperativa;

- el conjunto de Cooperativas

en cada “Zona”;- el conjunto de “Zonas” en

el JPV, y- el Conjunto JPV en el barrio

circundante.

5. La propuesta arquitectónica

De las seis “Zonas” propuestasen el proyecto original para elConjunto JPV, sólo pudieronconcretarse finalmente tres y cadauna de ellas respondió a planteosdiferentes en función de diversosfactores, entre los que deben des-tacarse las decisiones particularestomadas por cada grupo interco-operativo. Por esta razón las pro-puestas arquitectónicas tuvieroncierto grado de heterogeneidad,en la medida que los grupos ac-

tuaban con autonomía.

En el estudio de la propuesta pa-ra cada una de las “Zonas” seconsideró prioritario el nivel deagrupamiento de las células ha-bitacionales. Para el caso concre-to de la Zona 1 se realizó unanálisis sistemático de posibili-dades de agrupamiento partien-do de premisas sociales (poten-ciar el relacionamiento social nocompulsivo por medio de un al-to grado de posibilidades decontactos), económicas (posibili-dad de edificación en altura sinempleo de ascensor) y tecnológi-cas (racionalización mediante elanálisis de costos relativos paraseis tipos de organización enplanta y seis tipos de organiza-ción en corte).

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UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS

(2) Posteriormente el movimiento coopera-tivo avanzó en este aspecto, mediante ex-periencias como la Central de Suministrosde la década del setenta o el actual PañolCentral de herramientas y equipos, promo-vidas por FUCVAM (N. del C.).

(3) En el capítulo 2.3 se incluye un esque-ma perspectivado de la misma.

(4) El mismo problema lo debió enfrentar laplanta que montara FUCVAM años des-pués, buscando llegar a la escala mediantela concentración de la demanda de las co-operativas afiliadas. La seria restricción decréditos a las cooperativas durante losaños de la dictadura comprometió grave-mente el destino de la Planta, que no podíaproducir para obras cooperativas -porqueno las había- ni para abastecer a terceros.(N. del C.).

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capitulo06 I Anexo estudio de casos

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06.2 I El desafío de la escala: Conjunto “José Pedro Varela”

LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS 209

La solución adoptada en defini-tiva agrupó las células en cuatroplantas a lo largo de corredoresexteriores (veredas en altura), loque permitió la doble orienta-ción de la célula y dar gran flexi-bilidad a la trama circulatoriapeatonal, facilitada por la dispo-sición de las escaleras a no másde cincuenta metros una de otrae intercomunicadas según laconveniencia de cada caso.

La célula fue resuelta respetandouna rígida modulación cons-tructiva y una adecuada estruc-turación de las instalaciones, loque permitió la libre superposi-ción de viviendas atendiendo acualquier combinatoria horizon-tal y vertical.

En base a este esquema de rela-ción entre células, se organiza-ron los diferentes bloques endos direcciones principales dis-puestas a 60º entre sí, con loque se logró:

- respetar la morfología urba-na en su geometría predialcon relación a las calles pree-xistentes y las alineacioneslaterales;

- conformar patios de uso co-lectivo a partir de la conjun-ción de cuatro bloques;

- conformar el conjunto enbase a la calle que se formaentre bloques paralelos, re-pitiendo en horizontal el es-quema que se lee en todaslas alturas. Esta conforma-ción prioriza la calle cen-

tral, que vincula la “Zona”con el resto del conjunto,alojando en ella los servicioscomunitarios;

- cumplir con la reglamenta-ción que exige -con acierto-garantizar para cada fachadados horas diarias de asolea-miento en el solsticio de in-vierno.

En los casos de las Zonas 3 y 6,las cooperativas resolvieron laadopción de una solución hete-rogénea, combinando varias al-ternativas de agrupamiento. Es-to obedeció a la aspiración delograr la mayor cantidad posiblede viviendas con terreno de usoprivado, razón por la cual, enfunción de la composición delgrupo intercooperativo (839 y216 viviendas respectivamente)y de la superficie del terreno, secombinaron viviendas dúplex en“tiras”, viviendas “dúplex sobredúplex” y bloques de cuatroplantas organizados con circula-ciones elevadas de doble crujía.

En dichas Zonas se valorizó lacalle central que conecta con elparque lineal, ubicando en ellalos servicios comunitarios prin-cipales.

6. La propuesta tecnológica

Las condiciones legales y finan-cieras que rigen a las cooperati-vas de Ayuda Mutua obligan enla práctica a la organización de

una empresa de construcciónpara cada uno de los programas.Esto lleva a dejar de lado mu-chas veces las ventajas que da laescala, a la que se podría llegarmediante la conjunción de es-fuerzos de varios grupos(2). ElGran Conjunto permitió superareste problema, por lo que elaprovechamiento de la econo-mía de escala fue el enfoque fun-damental desde el punto de vis-ta tecnológico.

La concreción de cada programacon grupos de cooperativascuantitativamente numerosas es-timuló asimismo un enfoqueorientado a la producción racio-nalizada, que llevó en definitivaa la instalación de una planta deprefabricación de componentesde hormigón(3). Esta planta, quesirvió a dos de los programas co-mentados, fue especialmenteconstruida con ese fin y financia-da con recursos de los propiosprogramas. Este emprendimien-to quedó justificado económíca-mente en función de las 1.045viviendas implicadas.

La rigidez legal que impide a lascooperativas de vivienda consti-tuirse en cooperativas de pro-ducción para trabajar para terce-ros, obligó a financiar la instala-ción de la Planta mediante unadelanto del presupuesto deobra y llevó, finalizado el pro-grama, al desmantelamiento delas instalaciones y demolicióndel edificio(4).

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UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS

7. La experiencia hoy

A veinticinco años de iniciada laexperiencia de autogestión co-lectiva de vivienda con autocons-trucción grupal que significó laconstrucción del Conjunto JPV,podemos señalar una serie de lo-gros, que más allá de las dife-rentes valoraciones que sobreella se puedan hacer, contribuye-ron a definir lo que hoy llama-mos “Producción social del Hábi-tat”. Nos referiremos sintética-mente a algunos de esos logros.

El espacio público abundante,constituido por los patios inter-bloques, que en un principio es-taban totalmente descuidados,permitió posteriormente el des-arrollo de algunos usos que es-taban previstos (forestación,juego de niños), pero tambiénde otros imprevistos (diversosequipamientos comunitarios, es-tacionamientos techados de me-dios privados de locomoción).

Otra parte del espacio públicofue apropiado por los vecinos ogrupos de vecinos frentistas a él,que expandieron de esa manerasus viviendas, dotándolas de ma-yor privacidad, al tiempo de ale-jar a los curiosos y lograr mayorseguridad, al generar un espacioabierto semiprivado o, en loshechos, directamente privado.

Los grupos de vecinos -o los ve-cinos en forma individual- gene-raron expresiones espaciales dife-renciales, debilitando y aún ne-gando la postura inicial homoge-

neizante que postulaba el usoprivado de la célula y el uso co-lectivo del espacio fuera de ella.

Las calles a nivel de piso y las ve-redas a niveles altos mostraronsus potencialidades de uso, dife-renciándose visualmente deotras de la ciudad por las escale-ras en la vereda.

Las actividades desarrolladas enlas plantas bajas de los bloques,propiedad de las Cooperativas,han generado a su vez ingresosal barrio, financiando parcial-mente la amortización y el fun-cionamiento del Conjunto.

A nivel urbano, finalmente, seha completado el saneamiento yse constituyó una terminal deómnibus, lo que ha mejoradosensiblemente toda la zona.

8. Conclusiones

En una evaluación reduccionistay formalista de los GrandesConjuntos, se han equiparadolos realizados por PromotoresPúblicos, por Promotores Em-presariales Privados y por Pro-motores Cooperativos, atribu-yéndoles ligeramente los mis-mos males, sin profundizar ensus particularidades medianteun análisis específico.

Los Grandes Conjuntos Coope-rativos de Ayuda Mutua, ade-más de los resultados positivosque alcanzaron en el aspectoeconómico y en la calidad de vi-

da que han permitido generar,han favorecido asimismo la par-ticipación de la población de ba-jos ingresos, desde su visión lo-cal, en los grandes debates de lademocracia, la producción deciudad, la industrialización de laconstrucción, la gestión en mi-croempresas comerciales y pro-ductivas, en fin, la capacitacióncomo ciudadanos (habitantes deuna ciudad) superando el merorol de vecinos (habitantes de unbarrio).

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capitulo06 I Anexo estudio de casos

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págs 237 - 242 1. El grupo humano y el áreageográfica

La sigla “TEBELPA” hace refe-rencia a los barrios en que seubican los lugares de trabajo delos obreros textiles que confor-maron el núcleo inicial de dos-cientos socios de la Cooperati-va: La Teja, Belvedere y PasoMolino.

Se trata de barrios tradiciona-les, que albergan una propor-ción importante de poblaciónobrera y que constituyeron ensu momento un centro fabrilcon significativa presencia deindustrias textiles.

Esa vocación industrial se daen una trama urbana enriqueci-da por la presencia de abun-dantes servicios, vivienda agru-pada en densidad media a me-dio-baja y una fuerte presenciacomercial, subrayada sobre lasavenidas Agraciada y CarlosMaría Ramírez.

2. La elección del predio

Las características antes señala-das, así como las aspiracionespersonales y sociales del grupo,llevaron a definir como condi-cionantes para la elección del te-rreno, las siguientes:

- ubicación en el área cercanaa las fuentes de trabajo;

- dimensiones adecuadas paracontener doscientas vivien-das, sin provocar distorsiónen el área de implantación;

- permitir la realización de untipo de vivienda que con-templara conjuntamente conlas condiciones funcionales yde confort, privacidad y rela-ción, necesidades tales comola disponibilidad de algúnárea libre ligada a la vivienday posibilidad de desarrollartareas domésticas cotidianaso actividades de recreaciónfamiliar.

Era tan fuerte la convicción delgrupo respecto a que el predio

[*] ARQ. ATILIO FARINASSO

Atilio Farinasso (1926-2005), arquitec-to, fue fundador en 1970 del Instituto deAsistencia Técnica “Itacovi”, que aseso-ra a Cooperativas de Vivienda, e inte-grante de su equipo interdisciplinariohasta su deceso. Se desempeñó como do-cente del Taller de Proyectos de Arqui-tectura Cravotto (1956-1974) y comoresponsable de la Unidad Permanente deVivienda (1985-1994) en la Facultad deArquitectura de la Universidad de la Re-pública.

Fotografías: Miguel Rojo_IMM

La integración al entorno urbano: “TEBELPA”

06.3

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UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS

debía reunir estas condiciones,que la Cooperativa resolvió quesi no existía tal terreno en la car-tera de tierras de la DirecciónNacional de Vivienda (DINA-VI), promovería la adquisiciónde uno que cumpliera con esasaspiraciones, así como con lascondiciones establecidas por elpréstamo a gestionar.

3. Las características delpredio

Finalmente se seleccionó unpredio, propiedad de DINAVI,ubicado sobre la calle CarlosMaría de Pena y cercano a laAvenida Garzón, importante víade comunicación entre el nortey centro de la ciudad, servidapor buena locomoción urbana.

El predio, que tiene frente a doscalles paralelas, cuenta con unasuperficie de casi tres hectáreas,suficiente para el desarrollo delprograma arquitectónico plante-ado. Presentaba además una ex-celente forestación, ya que ante-riormente era utilizado como vi-vero forestal y bodega para la fa-bricación de vinos.

Esa forestación fue un elementomuy importante en la concep-ción del proyecto; el núcleo edi-ficado de la bodega se mantuvo,a su vez, para posteriormenteadaptarlo como galería comer-cial, la cual con su renta ayuda ala amortización del préstamo.

Otra característica destacabledel predio es la fuerte pendien-te que acusa de N. a S. Entre lascalles Islas Canarias y Carlos M.de Pena, en efecto, hay un des-nivel de once metros, lo quesignifica una pendiente del cin-co por ciento.

4. Relación entre el proyectoy el contexto físico

Obtenida la adjudicación defini-tiva del terreno por parte de DI-NAVI, se procedió a la elabora-ción de un proyecto que respe-tara las características físicas delmismo y se adaptara a las condi-ciones barriales y a las aspiracio-nes de la Cooperativa.

Como primer paso se realizó elrelevamiento de todas las espe-cies forestales existentes. En ba-se a este relevamiento se pro-yectó la ubicación de las vivien-das, que se condicionó a la pre-sencia del árbol, tanto aisladocomo en masa.

El proyecto debía tener unafuerte integración con el áreacircundante, con las construc-ciones existentes y con los vie-jos caminos de la quinta (comoel caso, por ejemplo, de lo quedenominamos “Calle de losOlivos”). No debía, por otraparte, significar una rupturacon lo que podríamos llamarespontánea construcción de laciudad.

5. La incidencia del sistemacooperativo de usuarios en elproyecto

En el momento de iniciarseTEBELPA, el sistema coopera-tivo -y en general, el Plan deVivienda- eran experienciasnuevas en el país, que aún tení-an muchos aspectos a estudiar yresolver, tanto desde el puntode vista social, como organiza-tivo y urbanístico.

Fue necesario, por ello, hacerplanteos también nuevos a laDirección del Plan Reguladorde la Intendencia de Montevi-deo. En efecto, el predio estabaatravesado en el proyecto delPlan Regulador por dos calles dediecisiete metros de ancho, conretiros frontales de diez metrossobre cada una. La reglamenta-ción planteaba una subdivisiónpotencial en predios individua-les de quince metros de frente.

Con ese planteo se perdía granparte de la riqueza forestal del te-rreno y el mejor aprovechamien-to paisajístico del área, condu-ciendo a una rigidización incon-veniente en la ubicación de las vi-viendas. Obligaba a una subdivi-sión en predios de quinientosmetros cuadrados aproximada-mente, generando una ocupa-ción de baja densidad, falta decontactos sociales y con mayorescostos de infraestructura.

Nuestro planteo proyectual bus-có aprovechar, en cambio, las po-

212

capitulo06 I Anexo estudio de casos

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06.3 I La integración al entorno urbano: TEBELPA

LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS 213

sibilidades que daba el régimende usuarios, al convertir a la Co-operativa en propietaria del pre-dio y al cooperativista en usuario,con lo que se obviaba la necesi-dad de fraccionar el predio.

Esto permitía pensar en borrarlos límites impuestos por el traza-

do vial y las normas para el frac-cionamiento, manteniendo, encambio, las trazas históricas deluso de la tierra, con un proyectode calles y sendas que le confirie-ran al conjunto una escala huma-nizada. Afortunadamente la In-tendencia fue permeable a estapropuesta, que rompía esquemas

tradicionales, y ello permitió al-canzar los objetivos buscados.

6. La organización delconjunto arquitectónico

Las doscientas viviendas de uno

a cuatro dormitorios, realizadasen uno y dos niveles, que impli-caron la construcción de trecemil metros cuadrados habita-bles, ocuparon sólo el 27% delpredio. El 73% restante fue des-tinado a espacios públicos libres,arbolados y equipados para elesparcimiento; espacios libres de

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UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS214

capitulo06 I Anexo estudio de casos

((11)) El artículo fue redactado en 1999. Se hamantenido el texto original. (Nota del Com-pilador).

((22)) La legislación uruguaya admite asimis-mo la formación de cooperativas de consu-mo, de producción, agrarias y de ahorro ycrédito, las que han tenido un diferentegrado de desarrollo. (N. del C.)

((33)) La U.R. ha tenido, a lo largo del tiempo,fuertes variaciones, ya que al estar ligadael Índice Medio de Salarios, ha sufrido losavatares de la pérdida o ganancia de sala-rio real: así, en sucesivos momentos, haoscilado en un intervalo tan amplio comopoco más de tres y casi dieciocho dólares.Por consiguiente los valores de costos sonpoco ilustrativos y parece en cambio másrelevante la observación del Arq. Farinassode que esos costos permitieron el accesoa la vivienda, a comienzos de los setenta, yla posterior permanencia en ella, de fami-lias de ingresos medio-bajos. (N. del C.).

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06.3 I La integración al entorno urbano: TEBELPA

LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS 215

uso privado; circulaciones vehi-culares y peatonales, etc.

La tipología ensayada permitióagrupamientos lineales y colin-dantes. Éstos confieren en prin-cipio una característica ordenadaal conjunto, pero ese ordena-miento se altera frecuentementecon desplazamientos en la aline-ación de las viviendas para salvarun ciprés, un cedro azul, un al-cornoque. Esto dota al conjuntoarquitectura-paisaje de un mar-co muy variado y sugerente, queel proyectista si bien no creó,aprovechó.

La “Calle de los Olivos”, o lostilos con su follaje estacionalcambiante, los pinos de un ver-de oscuro permanente, las dife-rentes especies de palmeras, los“palos borrachos”, con su flore-cimiento otoñal, le entregaron alas viviendas un marco inmedia-to de cincuenta años de antigüe-dad, años que ya estaban allí yno hubo que esperar para gozarde ese esplendor.

Mediante un relevamiento pre-ciso de la arboleda y el uso demétodos de diseño que permi-tieron jugar con la ubicación delas construcciones, se logrómantener el 95% de los árbolesexistentes. Se prefirió siempredesplazar viviendas, alterando sualineación, o desviar caminos,antes que suprimir elementosdel marco natural.

7. Otros elementos del conjunto

Las viviendas están enfrentadas aespacios públicos equipados consenderos. Éstos permiten el ac-ceso a la vivienda por medio deun espacio previo, a escala de lamisma, del cual el usuario reali-za un tratamiento personal. Segeneran así aportes espontáneosque aprovechan el soporte plás-tico que les brinda el proyecto alconcebirse ese espacio enjardi-nado. El uso de estos “espaciosprevios” enriqueció y brindóuna escala diferente a la del mar-co arbóreo, introduciéndole va-lores escalares y de color.

También el ladrillo, de color ro-jo oscuro, utilizado como termi-nación exterior de la vivienda,confirió (por la incidencia de laluz en diferentes horas del día yla presencia contrastante del ver-de) matices que hacen del Com-plejo un conjunto variado. Estasvariaciones se acentúan y enri-quecen por el juego de los des-niveles del terreno y el uso deuna caminería que muchas vecesdebe adaptarse a ellos por mediode escalonamientos.

La conducción de las aguas plu-viales mediante canales de ladri-llo que bordean los caminos, esotro elemento integrado paisa-jísticamente al conjunto.

Todas las viviendas cuentan conun espacio descubierto propio,interno, para tareas diarias. Allí,

lamentablemente, se ha realiza-do un uso más desordenado yarbitrario del espacio, que haconspirado contra la calidad ge-neral obtenida por el respeto delas características ambientales ypaisajísticas.

8. Veinticinco años después(1)

Es sabido que dentro del sistemacooperativo, el de producción deviviendas es el que plantea unamayor participación de los socioshasta la obtención del objeto(2).Conseguido éste se produce, porel desgaste generado, un decai-miento muy grande de la partici-pación social.

Es mediante la educación coo-perativa, la conjunción de es-fuerzos intercooperativos y eltrabajo conjunto de cooperativae Instituto Asesor, que puedesuperarse este “pozo” y al mis-mo tiempo crear las condicionespara una mejor inserción al co-lectivo de aquellas familias que,viviendo en el conjunto habita-cional, no participaron en la cre-ación del objeto.

TEBELPA cumplió veinticincoaños de su fundación y nos re-sultó particularmente gratifican-te, al volver allí después de untiempo, poder contactarnos conjóvenes y niños que convivencon los creadores históricos delemprendimiento.

Es precisamente en los aspectos

colectivos donde se han genera-do los hechos sociales más im-portantes y ellos son, de algúnmodo, conquistas intergenera-cionales: conjuntamente con laorganización del área de la bode-ga a modo de galería, se exten-dieron servicios de biblioteca albarrio; se organizó una pequeñacentral de abastecimiento coti-diano de comestibles, hoy en ex-pansión; se planteó a un grupode médicos la atención de la po-liclínica, que ya no es sólo deTEBELPA, sino del barrio todo;se obtuvo éxito en la lucha ba-rrial organizada contra la polu-ción provocada por la cercana fá-brica de portland; hay enseñanzade artesanías, y la cooperativamantiene contacto permanentecon el Instituto Asesor para ca-nalizar diversas iniciativas, entreellas el estacionamiento de vehí-culos, la forestación en algunaszonas que carecen de plantacio-nes adecuadas y la organizacióndel equipamiento de áreas de-portivas.

9. La accesibilidad ypermanencia del grupo

Si tenemos en cuenta el costo delas viviendas (que incluyendo te-rreno, infraestructuras y honora-rios de asistencia técnica alcanzóa 28 U.R./m2)(3) el programadebe considerarse como una ope-ración exitosa. En efecto, permi-tió la accesibilidad a la viviendade familias de recursos medio-ba-

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UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS

capitulo06 I Anexo estudio de casos

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jos y lo que es más importante, supermanencia en ellas, en una am-bientación que respetando la in-tegración de las viviendas al en-torno existente, contribuyó a laelevación de la calidad de vida deesas familias.

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El Cooperativismo en el Interior: COVINUVI de Durazno

[*] ARQ. JUAN MANUEL PAZOS

Juan Manuel Pazos fue miembro del Ins-tituto de Asistencia Técnica "INAT" des-de su fundación en 1971. Ha actuado in-interrumpidamente desde entonces en elárea de la vivienda de interés social.

En el campo del cooperativismo de vi-vienda por ayuda mutua participó en lapromoción, organización, proyecto y di-rección de obras de casi cuatrocientasviviendas, en los departamentos de Du-razno, Tacuarembó, Colonia, Maldonadoy Rocha.

Ha proyectado y dirigido asimismo nu-merosas obras para el Ministerio de Vi-vienda y el Banco Hipotecario del Uru-guay, adjudicadas a través del sistemade concurso de proyecto y precio.

Fotografías: banco del autor

1. Los comienzos

COVINUVI, Cooperativa deVivienda "Nueva Vida", comen-zó su formación a mediados de1971, en la ciudad de Duraz-no(1). El 12 de octubre de eseaño tuvo lugar su fundación for-mal, con la presencia del Direc-tor Nacional de Vivienda de laépoca, Arq. Ildefonso Arozte-gui. En marzo de 1972 obtuvola Personería Jurídica, dos añosdespués el préstamo hipotecarioy en noviembre de 1976 se inau-guró el conjunto habitacional.

La principal característica de losmiembros de la cooperativa fuesu diversidad: empleados banca-rios, municipales, funcionarios deorganismos estatales, obreros dedistinta procedencia, artesanos,mecánicos, maestros, enferme-ros. Pero desde el inicio, una ca-racterística común: la voluntadde cada uno de aportar al grupoy a los demás cooperativistas lomejor de sí mismo y de recibir delos otros todo lo que le pudiesen

aportar. Varios de los socios tení-an además experiencia en el cam-po del cooperativismo, incluso enel de vivienda.

Se trataba entonces, apoyándoseen esa voluntad de hacer juntos,de llegar a la unidad partiendode la diversidad, para crear ungrupo humano organizado, res-ponsable y solidario. Los objeti-vos a alcanzar eran ambiciosos:

- encarar con éxito la tarea deconstrucción del conjuntohabitacional por el sistemade ayuda mutua, adminis-trando adecuadamente losrecursos humanos y econó-micos disponibles;

- obtener las mejores condi-ciones de convivencia entrelos núcleos familiares cuan-do llegase el momento dehabitar las viviendas;

- capacitar al grupo para en-frentar y resolver en el futurootros problemas comunes;

- proyectar e insertar a la Coo-perativa en el conjunto de lasociedad, a fin de crear con-

págs 243 - 249

06.4

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UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS

diciones favorables para el lo-gro de sus objetivos y hacerposible la trasmisión de suexperiencia a otros sectores.

Para la obtención de estos obje-tivos se realizó un intenso traba-jo de grupo durante más de dosaños, en el que fue decisiva laparticipación creadora de losmiembros de la cooperativa,aportando toda su imaginacióny su esfuerzo en la búsqueda delos mejores caminos.

Ello se llevó a cabo respetandosiempre un principio fundamen-tal: la práctica activa de la demo-cracia, estimulando la participa-ción de todos los miembros delos núcleos familiares en reunio-nes y asambleas, fomentando ladiscusión y aprendiendo a defen-der las ideas propias y a com-prender y a aceptar las ajenas.

Los procedimientos empleados,variados, casi inagotables, seadecuaron en cada caso a las re-alidades y a las posibilidadesconcretas:

- reuniones de trabajo y deplanificación de actividades;

- actividades recreativas, en lasque comenzó a formarse enforma incipiente un grupode teatro juvenil;

- reuniones de discusión paradefinir los lineamientos pro-gramáticos del futuro con-junto habitacional, de las vi-viendas y de los servicios co-munales;

- cursos sobre cooperativismo

y ayuda mutua;- trabajos de campo, procu-

rando la capacitación de loscooperativistas para las futu-ras tareas de construcción,así como ir acopiando mate-riales y ejecutando tareas depre-obra, como el obrador,que significasen al mismotiempo un aporte económi-co al programa.

Un ejemplo, entre muchos: setaló todo un monte de eucalip-tos, donado por la Intendenciade Durazno; se cortaron los ta-blones, que fueron estaciona-dos, y de ellos salió, siempre conel trabajo de los cooperativistas,todo el "parqué" usado en laobra, que posteriormente fuecolocado y pulido también conmano de obra de ayuda mutua.

2. La construcción del Conjunto

El principal objetivo perseguidopor el equipo asesor en la cons-trucción del conjunto habitacio-nal fue lograr la máxima eficien-cia del trabajo de los cooperado-res(2). No podíamos admitir que elenorme esfuerzo que significaríapara los grupos familiares (tantopara el cooperador como para elconjunto de su familia) el trabajoen la obra, se tradujese en la prác-tica sólo en la realización de tare-as secundarias, como la limpiezade la obra, arrimar materiales oejecutar trabajos no especializa-dos. No queríamos reducir la

participación de los cooperadoresa ser los peones de la obra.

Debíamos utilizar además unimportante porcentaje de manode obra femenina, porque así loimponía la realidad del grupo.Era necesario entonces dignifi-carlo, haciendo que todos(hombres y mujeres) aportaranpor igual, en calidad y en canti-dad, para llegar a lograr los ob-jetivos establecidos.

Se trataba, por consiguiente, deutilizar al máximo las capacida-des -intelectuales y manuales- delos cooperadores, para lo cualera necesario elaborar una estra-tegia que tuviera ese aspecto co-mo eje. Esa estrategia debía re-flejarse en el diseño de las vi-viendas, en la elección del siste-ma constructivo, en la organiza-ción de la obra, en su adminis-tración y en las estructuras departicipación.

a. El diseño de las viviendas y el sistema constructivo

En virtud de los escasos recur-sos técnicos del medio, opta-mos por utilizar un sistema tra-dicional de construcción, racio-nalizándolo. Se buscó la simpli-ficación máxima de las opera-ciones constructivas, eliminan-do aquellas que exigiesen unaespecialización importante oinsumieran excesivo tiempo.Así, por ejemplo, en la ejecu-ción de los techos se eliminó elencofrado, utilizando losetas

218

capitulo06 I Anexo estudio de casos

((11)) Durazno es el departamento más cen-tral del país, con una población de alrede-dor de cincuenta y cinco mil habitantes se-gún el censo de 1996, en el que el Uruguayregistró una población total de poco másde tres millones de personas. Su capital,llamada también Durazno, reúne aproxima-damente la mitad de los habitantes del De-partamento. Es una zona fundamentalmen-te ganadera y de cultura tradicional. Estanota, como alguna otra anterior, apunta allector no uruguayo. (N. del C.).

((22)) Llamaremos "cooperador" al miembrodel grupo familiar encargado de ejecutarlos trabajos de campo.

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06.4 I El Cooperativismo en el Interior: COVINUVI de Durazno

LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS 219

prefabricadas de cerámica, eje-cutadas en el obrador, lo quepermitía eludir complejas tareasde carpintería.

Por consiguiente, desde la con-cepción misma del proyecto ar-quitectónico, se buscó:

- sistematizar las operaciones;- disminuir en lo posible las

operaciones diferentes, mul-tiplicando las iguales;

- tratar que el proceso deconstrucción fuese lineal yno ramificado.

b. La organización de la obrab1. La organización del traba-jo de los cooperadores

No podíamos convertir a los co-operadores de la noche a la ma-ñana en oficiales de la construc-ción que dominasen una amplia

gama de operaciones. Pero está-bamos seguros que sí cada coo-perador (o cada grupo de ellos)ejecutaba un número mínimo deoperaciones en toda la obra, po-dría al poco tiempo lograr nivelesde eficacia similares a los de unobrero especializado.

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UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS

Por eso, en lugar de realizar enuna sola casa las distintas opera-ciones de construcción, el coo-perador repetía una misma encada una de las setenta y dos ca-sas. Constatamos que a partir derepetir algunas pocas veces lamisma operación, los coopera-dores lograban un nivel de efica-cia (en tiempo y en calidad detrabajo) sorprendente.

Pero para que esto fuera así eranecesario descubrir en cada coo-perador sus capacidades -a me-nudo ocultas para los demás eincluso para él mismo- de modode asignarle la tarea más adecua-da. Hay múltiples ejemplos, mu-chos sorprendentes: Ramón, unempleado bancario, ejecutó lassetenta y dos cañerías de distri-bución de agua en sólo treinta yseis jornadas de trabajo; dos co-operadoras, que jamás habíantrabajado en una obra, ejecuta-ron las armaduras de todas lasviviendas y luego el revestimien-to de los baños.

Se trataba entonces de:

- estudiar el desarrollo en eltiempo de las distintas ope-raciones;

- asignar tiempos de ejecucióna cada una, en especial aaquellas confluyentes enotras;

- conformar las cuadrillas detrabajo encargadas de cadaoperación, con la gente másadecuada para llevarla a cabo.

Esto permitía, al tiempo de lo-

grar los resultados deseados entérminos de plazos y calidad,utilizar plenamente el equipodisponible y poder fijar el ritmode abastecimiento y de financia-ción, todo lo cual redundaba enmejores resultados económicos.

La obra tuvo un desarrollo gra-dual en cadena. En un mismomomento se estaban efectuandoen cada vivienda o grupos deellas operaciones diferentes:mientras en unas se comenzabala elevación de muros, en otrasse estaban ya ejecutando tareasde terminación y en las de másallá excavando cimientos.

Gracias a esta organización y ala natural capacidad de los coo-peradores, a su esfuerzo y dedi-cación, se lograron excelentesniveles de productividad, loque permitió minimizar el em-pleo de mano de obra contrata-da. El aporte de ayuda mutuafue, en términos económicos,muy importante, y se logró dig-nificar el trabajo de los coope-radores.

b2. Las normas para el aportede la ayuda mutua

En este esquema de trabajo re-sultaba evidente que para el flui-do avance de la obra, cada cua-drilla debía cumplir necesaria-mente con el cronograma fijadopara su tarea. Si una cuadrilla,por ejemplo la encargada de eje-cutar las vigas de cimentación,no terminaba su tarea en tiempo,impedía el trabajo de la cuadrilla

encargada de la elevación de mu-ros, y así sucesivamente.

Por ello, en toda la etapa previa ala construcción, se le dio gran im-portancia a la conformación deun grupo humano que actuase enfunción de los intereses generalesde la cooperativa: un grupo disci-plinado, consciente y solidario.

Por ello también es que enten-demos que el éxito logrado en laconstrucción de COVINUVI secimentó en el trabajo de forma-ción del grupo, en el que inter-vino el conjunto de los miem-bros del equipo asesor, trabajan-do conjunta y solidariamentecon el conjunto de los coopera-tivistas.

Para lograr el objetivo de formarun grupo humano con las carac-terísticas señaladas, se debíacontar con un instrumento quepermitiese asegurar el aporte deayuda mutua en las condicionesque la programación de la obraexigía. Este instrumento fue elReglamento de Trabajo.

Este Reglamento en lo esencialestablecía:

- que el miembro del núcleofamiliar encargado del apor-te de trabajo sería siempre elmismo. Esta condición era laúnica forma de lograr la es-pecialización buscada(3);

- que el aporte de ayuda mu-tua debía hacerse dentro deun horario previamente defi-nido y que se volvía obliga-

((33)) Esta condición no es usual en las coo-perativas. Por el contrario, por razones detipo social, el Reglamento Tipo de AyudaMutua que recomienda FUCVAM postulaque todos los miembros del núcleo familiaren condiciones de hacerlo, deben partici-par de la obra (N. del C.)

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capitulo06 I Anexo estudio de casos

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06.4 I El Cooperativismo en el Interior: COVINUVI de Durazno

LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS 221

torio, lo que a su vez era lamanera de poder formar lascuadrillas de trabajo y deplanificar el avance;

- que sólo por causales suma-mente estrictas se admitíafaltar al trabajo. El coopera-dor que faltase sin justifica-ción más de tres veces, eraexpulsado del programa.

c. La organización administrativa

Se consideró que la Cooperati-va, con su organización normal,no tenía la estructura adecuadapara tomar a su cargo la ejecu-ción de la obra. Se creó por ellolo que denominamos Empresa,que se integraba por cuatro ins-tancias o niveles operativos:

- la Dirección, ejercida portres socios de la Cooperativanombrados por la Asamblea;

- la Administración, cubiertacon trabajo voluntario demiembros de los núcleos fa-miliares de la Cooperativa;

- el Capataz, encargado de di-rigir los trabajos de campo;

- el Personal Obrero, que secomponía de los cooperado-res y el personal contratado.

El Instituto Técnico asesoraba ala Empresa en los aspectos ar-quitectónicos, contables, jurídi-cos y de asistencia social.

La Cooperativa controlaba eldesempeño de la Dirección deEmpresa y podía en cualquiermomento reemplazar a susmiembros. Ni el trabajo de la

Dirección ni el de la Administra-ción reemplazaba el trabajo decampo.

d. La participación social

Durante más de dos años los co-operadores debían destinar lossábados y domingos al trabajode campo. Esto significaría unagrave distorsión en su vida y cos-tumbres cotidianas, por lo queera fundamental mantener uni-do al grupo familiar durante eselapso, acercando a los demásmiembros de los núcleos fami-liares a la obra.

Para ello se organizaron distintasactividades, que transcurrían pa-ralelamente a las jornadas de tra-bajo y que permitían que, sindescuidar éste, los cooperadoresestuvieran junto o cerca de susfamilias. Con ello se logró el ob-jetivo buscado, pero paralela-mente se logró otra cosa, que re-sultó fundamental para el futurode la Cooperativa y que explicaen buena medida su vitalidadposterior: los niños y los jóvenes,participando de actividades re-creativas organizadas por la Co-misión de Fomento Cooperati-vo, fueron testigos del trabajo desus padres y del desarrollo paula-tino de las obras. Aprendieronasí, más allá de toda retórica, elcamino para resolver en comúnproblemas comunes.

3. COVINUVI veinticinco añosdespués

Cuando se terminaba la cons-trucción de las viviendas, se re-planteó la discusión sobre cuálesdebían ser los Servicios Comu-nales de la Cooperativa, deci-diendo la Asamblea la construc-ción de un gimnasio cerrado.Esta decisión resultó determi-nante para la vida del grupo, yaque le aportó el ámbito físicopara que se pudiesen desarrollarmúltiples actividades.

Ya mencionamos el grupo de te-atro juvenil formado en los ini-cios de la actividad de la Coope-rativa. Los jóvenes comenzaronteatralizando su propia realidad,en improvisaciones donde se pa-rodiaban, por ejemplo, aspectosde las asambleas, caracterizandolas intervenciones de los “perso-najes” de la cooperativa.

Esto sirvió para que se analizasecon una sonrisa la práctica coti-diana, posibilitando muchas ve-ces la corrección de errores o eli-minar algún roce. Pero tambiénsirvió para que naciese en esosjóvenes un gusto por la escenaque derivó en la formación del"Teatro de la Cañada". El nom-bre del grupo se tomó de la ca-ñada que atravesaba el predio yque demandó un titánico esfuer-zo para su entubamiento, quefue de alguna forma un símbolode lo que las familias podían lo-grar juntas.

Hoy el "Teatro de la Cañada"

ha recorrido los salones comu-nales de muchas de las coopera-tivas del país, ha participado enjornadas de teatro aficionado anivel nacional e incluso fue con-tratado por la Intendencia Mu-nicipal del vecino departamentode Flores para realizar represen-taciones barriales en los festejosdel centenario de su capital, Tri-nidad. Y es en el gimnasio deCOVINUVI donde el Teatro dela Cañada ensaya y estrena susobras en Durazno.

Pero el gimnasio siempre ha es-tado abierto a la ciudad: en él sedictan clases de gimnasia, se rea-lizan actividades deportivas, ac-tividades varias con niños, jóve-nes y grupos de la tercera edad.Es muy usado por las escuelas dela zona e incluso por el Liceo.Recurren a él la propia Inten-dencia y las Ligas de Fútbol yBásquetbol. Fue durante muchotiempo el único gimnasio cerra-do de la ciudad.

COVINUVI posee, además, unfrontón, una cancha de baby-fútbol, una de vóley, dos salonescomunales y una biblioteca, queestá abierta a todo el barrio y enla que maestros y profesores deCOVINUVI se encargan de di-rigir estudios vigilados.

La Cooperativa se ha integradoplenamente a la ciudad y ha lo-grado que Durazno la respete yla quiera. Se ha convertido en unreferente cívico, que es consulta-do ante decisiones importantes

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UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS

capitulo06 I Anexo estudio de casos

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((44)) Este parágrafo se escribió especialmen-te para la segunda edición de este libro.

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06.4 I El Cooperativismo en el Interior: COVINUVI de Durazno

LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS 223

que se toman en la ciudad.

Hoy, veinticinco años después,COVINUVI es un árbol fuerte ylozano, enraizado en la tradiciónsolidaria de nuestro pueblo, rega-do con el sudor y cuidado con elamor de los cooperativistas.

4. COVICIVI, otros diez añosdespués(4)

Luego de varios años de escritolo anterior, durante los cuales elautor de este artículo ha segui-do en contacto periódico conCOVINUVI, entendemos queesos conceptos siguen resultan-do válidos. Ello no quita queexistan problemas, que se evi-dencian fundamentalmente enla disminución de la actividadcolectiva de la Cooperativa yque tienen su origen en variosfactores, algunos internos yotros que tienen relación conproblemas más generales. Valela pena mencionarlos, porquehablar sobre los problemas es loque ayuda a superarlos.

1) Si bien la mayor parte de lossocios actuales son sociosfundadores, se ha producidoel ingreso de otros nuevos,que no participaron en lasetapas previas de la vida de laCooperativa y, fundamental-mente, que no participaronen la construcción de las vi-viendas. Si bien las autorida-des de la Cooperativa hanhecho los mayores esfuerzos

para integrar de la maneramás positiva a esos nuevossocios a la vida colectiva, nosiempre se han logrado losresultados deseados.

2) Por otra parte, si bien las au-toridades buscan elegir a losnuevos socios entre una ex-tensa lista de aspirantes aten-diendo a determinado perfil,la capacidad económica delaspirante resulta determi-nante en la elección del nue-vo socio, pues con el dineroque éste aporta se debe efec-tuar los reintegros al que de-ja la Cooperativa.

3) Por esta misma causa es muydifícil que los hijos de los co-operativistas que forman unnuevo hogar y que deseancontinuar viviendo en la Coo-perativa, puedan hacerlo, alno disponer de los recursosnecesarios para ocupar el lu-gar que deja el socio que seretira. Es de señalar que el in-greso a COVINUVI es muyprocurado entre amplios sec-tores, debido a que por unasuma razonable se accede aviviendas buenas, a un barrioseguro y bien mantenido, ycon varios servicios comple-mentarios a la vivienda

4) En general, los nuevos so-cios son parejas jóvenes convarios hijos. En general am-bos cónyuges trabajan -algu-nos de ellos, incluso, tienenmás de un trabajo- y el tiem-po libre del que disponen esescaso, por lo que su partici-

pación en las actividades co-lectivas no alcanza los nivelesque todos desearían.

5) Los intentos por crear nue-vas Cooperativas en la ciu-dad, por diferentes razones,han fracasado. Por esta cau-sa, COVINUVI no ha teni-do la posibilidad de realizarintercambios de experienciasy actividades con esos nue-vos grupos, lo que dinami-zaría la vida interna de laCooperativa.

6) Afecta a la Cooperativa unfenómeno general a las ciu-dades del interior: por razo-nes de estudio o de trabajo,los hijos de los cooperativis-tas dejan la ciudad y no to-dos retornan. Los núcleosfamiliares van envejeciendo yno se produce un recambiogeneracional.

7) FUCVAM realizaba en otrostiempos una serie de activi-dades muy intensas, que re-lacionaban a las cooperativasentre sí y dinamizaban la vi-da interna de las mismas, po-tenciándola al conocer otrasexperiencias y difundir laspropias. La realización decursos, encuentros de lasdistintas Comisiones, cam-peonatos deportivos, movíala interna de la Cooperativa.En la actualidad esto, si biense continúa haciendo, es másesporádico y eso los gruposlo sienten, sobre todo en elInterior.

8) En general, los esfuerzos rea-

lizados por las ComisionesDirectivas y las Comisionesde Fomento Cooperativo deCOVINUVI, mediante la re-alización de talleres, cursos,charlas, trabajos dirigidos conescolares y liceales, compe-tencias deportivas, etc., man-tienen viva la vida de la Coo-perativa, pero no con el nivelde participación que deseanlos propios dirigentes.

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UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS224

1. Cómo es Paysandú

En términos industriales, Pay-sandú llegó a ser la segunda ciu-dad del Uruguay, sólo superadapor la capital Montevideo(1). Lasnumerosas industrias ubicadasen su zona a partir de fines de ladécada del cuarenta, fueron ge-nerando un importante sectorde población vinculado directa-mente a los planteles fabriles,pero también a los servicios ycomercios promovidos por lasnecesidades externas de cadaplanta. El área rural, inclusive,resultó afectada por los requeri-mientos de algunas fábricas:(por ejemplo, en el pasado: porla producción de remolacha y ci-trus para abastecer a las indus-trias azucareras y de bebidas re-frescantes, y actualmente: paraaprovisionar de cebada al sectorcervecero y de soja para la ex-portación).

Ahora, en 2007, han cerrado di-versas plantas (embotelladora deCoca-Cola, laminadora de fenó-

licos -cármica-, aceitera). Noobstante ello, subsisten otrasfuentes de trabajo y han surgidootras posibilidades ocupaciona-les, aunque de diferente calidady continuidad.

En materia urbanística, a partirde un casco céntrico importan-te, se generaron extensiones dela ciudad hacia el Sur (pero conla limitante física del Arroyo Sa-cra) y en parte hacia el Este. Ha-cia el Norte, en cambio, existíannumerosas chacras y plantacio-nes (compartimentadas en sec-tores de no más de cuatro hectá-reas cada una), dedicadas a laproducción hortifrutícola y auna distancia no muy grande delcasco central.

Desde el punto de vista social, asu vez, la población sanduceraestá naturalmente dispuesta paralos emprendimientos asociati-vos. No resultó nunca difícilpromover en Paysandú iniciati-vas grupales, ya que en todos losórdenes de la vida ciudadana deeste Departamento es común

Creando ciudad: el Barrio Cooperativo de Paysandú

[*] ARQ. JUAN CARLOS SIAZARO

Juan Carlos Siázaro, arquitecto, hoy re-tirado, fue asesor del Centro Cooperati-vista Uruguayo en Paysandú entre 1970y 2001. Dirigente fundador de la Coope-rativa de Ahorro y Crédito de Paysandú(CACDU) en 1976, miembro de la Comi-sión Directiva del Centro Universitariode Paysandú (universidad de la Repúbli-ca) y asesor de numerosas institucioneslocales. Fue asimismo Secretario Técni-co (1985-1991) de la Comisión Adminis-tradora del Río Uruguay, organismo ofi-cial bi-nacional argentino-uruguayo.Desempeñó suplencias como Diputadopor Paysandú en el período 2001-2004.Es autor de varias publicaciones: "Apor-tes para una Crónica del CooperativismoSanducero" (2006), "1966-1973, Cómose explica el rápido deterioro de las ins-tituciones" (premiado en Estocolmo,1984; impreso en Montevideo, .1987);"Influencia de José Batlle y Ordóñez enel Siglo XX" (2003); "La Subversión In-teligente, 1973-1984”, "Crónicas Parla-mentarias" (2005). "E l Puerto de Pay-sandú y sus Significados" (2007).

Fotografías: banco del autor

págs 250 - 255

06.5

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LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS 225

"juntarse" para algo(2).

Una explicación sociológica deeste hecho sería que la natural

convivencia colectiva de obrerosy empleados en sus empresas, losllevó a creer en la posibilidad detener éxito en otros emprendi-

mientos colectivos fuera de susocupaciones laborales. Y luego,dado el alto porcentaje de esaspersonas en la población, esa

conducta permeó hacia los res-tantes sectores sociales, comouna cultura compartida y sincuestionamientos ciudadanos.

Resulta llamativo, sin embargo,el hecho histórico de que dos delas tres primeras experiencias co-operativas uruguayas (previas ala propia Ley de Vivienda)(3)

ocurrieron en Salto y Río Ne-gro, es decir, en los departamen-tos contiguos al Norte y al Surde Paysandú, durante 1968. Sinembargo, fue en Paysandú don-de, desde 1969 y con la aproba-ción de la Ley y la constituciónde un marco institucional para eldesarrollo del movimiento coo-perativo de vivienda, esta nove-dad prendió fuerte y generó enpocos años diecinueve coopera-tivas de vivienda locales, que en2007 ya totalizan unas treinta.

2. Fines de los sesenta: laetapa espontánea

Hacia fines de la década del se-senta, ocurren en Paysandú dosfenómenos independientes, peroque pasan a ser complementarios:

- comienza un decaimiento dela actividad hortifrutícola enlos predios periféricos de lazona urbana, que se mencio-naron antes;

- al influjo de la vigencia de lanueva Ley de Vivienda, seforman numerosos gruposcooperativos que chocan, ensu búsqueda de terrenos pa-

Paysandú vista aérea: julio de 1978

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UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS

ra construir, con los altosprecios de los predios céntri-cos, así como con sus áreasinsuficientes para albergarprogramas de más de cua-renta viviendas.

Entonces, el incipiente coopera-tivismo toma dos vertientes:

- algunas cooperativas utilizanterrenos de la zona Sur, enbuena parte debido al apoyo

que la Intendencia Munici-pal (que poseía predios en lamisma) le brinda a sus fun-cionarios, partícipes en bue-na cantidad de grupos. Enestos casos y en el de los em-pleados de la planta de Co-ca-Cola inciden razones deproximidad al lugar de tra-bajo para preferir esta ubica-ción urbana;

- las restantes Cooperativas,por la cercanía con las fábri-

cas y por los precios accesi-bles, optan por elegir los pri-meros terrenos en la zonaNorte. Así, los obreros texti-les, cerveceros y ferroviariosa través de sus COVISAN 1,2 y 4(4), se ubican allí.

Por otra parte, el ente estatalde los combustibles, ANCAP,estaba concretando en ese año1970 un ambicioso proyectode doscientos noventa y dos

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capitulo06 I Anexo estudio de casos

((11)) Y en términos demográficos es la terce-ra, con alrededor de ochenta mil de losciento diez mil habitantes del departamen-to de igual nombre, litoraleño del Río Uru-guay y fronterizo con la Argentina, y cabe-cera del "Puente Internacional Gral. Arti-gas" que lo conecta con la ciudad argenti-na de Colón. (N. del C.).

((22)) Un ejemplo, entre muchos: CACDU, lacooperativa de ahorro y crédito de Paysan-dú, llegó a tener treinta mil socios, o seauno de cada cuatro sanduceros.

((33)) Véase Capítulo 1 (N. del C.).

((44)) En Paysandú jugaron un rol fundamen-tal en la promoción de grupos cooperati-vos, dos instituciones matrices: una territo-rial "COVISAN", y otra gremial, que generólas cuatro Cooperativas "Municipales". Elmovimiento cooperativo tuvo tal importan-cia en Paysandú que se formó una MesaDepartamental de FUCVAM, que coordina-ba la acción de las cooperativas sanduce-ras y que fue el antecedente del actual sis-tema de organización territorial de dichaFederación. Esa importancia, también ge-neró una descentralización técnica en elCetro Cooperativista Uruguayo, que desde1970 estableció en Paysandú su oficina Re-gional Litoral para atender directamente alos grupos cooperativos (de todas las mo-dalidades) y a lo largo de los departamen-tos litoraleños de Artigas, Salto, Paysandú,Río Negro y Soriano.

((55)) ANCAP tiene en Paysandú varias plan-tas de importancia: canteras de caliza yelaboración de cemento Pórtland; elabora-ción de alcoholes, y depósitos y distribu-ción territorial de naftas y gas-oil, lo quelleva a que exista un gran número de san-duceros que trabajan en el ente.

PAYSANDU, BARRIO COOPERATIVO20/07/96. ARQ. JUAN C. SIAZARO

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06.5 I Creando ciudad: el Barrio Cooperativo de Paysandú

LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS 227

apartamentos para sus funcio-narios, también en la mismazona(5).

3. 1972-1975: la etapaplanificada

El interés inicial de las referidasCooperativas por la zona Nortedio lugar, como era esperable, alincremento de los valores de latierra y a las primeras maniobrasespeculativas de particulares.

Enfrentados a la posibilidad deque allí también los precios sevolvieran prohibitivos, impi-diendo a las futuras cooperativas(que aún no existían) acceder ala tierra, los dirigentes de la Me-sa Departamental de FUCVAM,trabajando conjuntamente conlos técnicos asesores de la ofici-na Regional del Centro Coope-rativista Uruguayo (CCU), dise-ñaron entonces un plan de com-pra de terrenos en esa zona porparte del Estado. Ese plan fuepropuesto al órgano encargadode la política de vivienda, que enese entonces era la DirecciónNacional de Vivienda (DINA-VI), a cuyo frente estaba el Ing.Federico Soneira.

Para elaborar esa propuesta serelevaron todos los terrenos dela zona Norte y se estudiaronsus características físicas y su ap-titud para implantar conjuntoshabitacionales cooperativos. Seaprovechaba para ello la existen-cia de un colector de saneamien-

to, cuyo trazado discurría entrelas chacras, sin ser aprovechadopor sus propietarios.

Finalmente, el 6 de diciembrede 1973, el CCU y la Mesa De-partamental de FUCVAM en-tregaron a la DINAVI el plancompleto de compra de prediosen la zona Norte. Este plan con-tenía además una variante de re-serva, mediante adquisiciones enlas zonas Sur y Este de la ciudad,en previsión de que los fenóme-nos especulativos en la zonaNorte pudieran desbordar la ca-pacidad operativa y adquisitivadel Estado.

Pero la propuesta no quedó só-lo en eso. Los cooperativistas ysus técnicos hicieron gestionesdirectas con los propietarios,buena parte de ellos producto-res hortícolas, y los convencie-ron para que vendieran sus pre-dios a la DINAVI a precios razo-nables y seguros, con tal éxitoque casi nunca se debió recurrir-se a los procedimientos expro-piatorios que la ley preveía.

La DINAVI fue altamente re-ceptiva a este planteo, y a partirde ese año se generó una opera-ción de compra de los terrenospropuestos, que fueron siendoadjudicados a diversos gruposcooperativos, a medida que sur-gían, naciendo así lo que hoy sellama el "Barrio Cooperativo".

El convencimiento generado enla DINAVI fue tan grande que,años después, al disolverse legal-

mente dicho organismo y pasarsus funciones y personal al Ban-co Hipotecario del Uruguay, és-te continuó con la compra depredios. El propio Banco utilizóincluso alguno de esos terrenospara construir sus propios pro-gramas (los más notorios: el Ba-rrio IC-18 con ciento cuarenta ycuatro viviendas, y los IC-40 eIC-32 con 48 y 44 unidades res-pectivamente), contribuyendoasí a desarrollar aún más esa zo-na Norte en forma ordenada.

Los efectos de aquella medida ylas razones que originaron la pro-puesta del movimiento coopera-tivo sanducero muestran hoy susefectos positivos ya que, treintai-séis años después, hay cinco nue-vas cooperativas construidas (234viviendas) implantadas sobre pre-dios comprados mediante el ope-rativo mencionado.

4. El cooperativismo en elcrecimiento de Paysandú

La propuesta de compra de te-rrenos fue una etapa importanteen el proceso de crecimiento or-denado de la ciudad. Pero el co-operativismo local no se detuvoallí. Al mismo tiempo, sus diri-gentes y sus técnicos asesoresprocedieron a gestionar la ex-tensión de aquellos servicios queno existían en la nueva zona.

Se logró así que la empresa localde ómnibus (casualmente, unacooperativa: COPAY) diseñara

nuevos circuitos y horarios paraabarcar los nacientes barrios. Secontribuyó con mano de obrade ayuda mutua y materiales pa-ra la ampliación de la escuela pú-blica de la zona. Se interesó asi-mismo a la municipalidad en lapavimentación y extensión decalles hacia el Norte. Se constru-yeron locales comunales en cadanueva cooperativa, puestos alservicio de todo el vecindario,aún de aquellos vecinos que noformaban parte de los grupos.

Todavía hoy, las cooperativas to-man la iniciativa en materia deseguridad en el tránsito, en aten-ción de policlínicas barriales, enprogramas de donación de san-gre, en procesos de capacitaciónjuvenil y femenina para generarnuevos puestos de trabajo, ymuchas actividades más.

Es notable constatar como lagente organizada fue capaz depropiciar un desarrollo urbano,allí donde no había planificaciónprevia municipal. La labor técni-ca resultó sin duda muy impor-tante a la hora de diseñar los ba-rrios cooperativos: los diversosconjuntos se fueron agregando,a lo largo de casi treintaisieteaños, en una secuencia ordenaday coherente, con una escala ade-cuada a su carácter de barrio pe-riférico de la ciudad, pero conprevisiones de concentración ycomplementación de servicios.

También conviene remarcar quela planificación en el crecimiento

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UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS228

capitulo06 I Anexo estudio de casos

no anuló la libertad de elecciónde los nuevos vecinos cooperati-vos. Para conciliar las demandas,se creó una Comisión Coopera-tiva de Adjudicaciones, asistidapermanentemente por los técni-cos del CCU. Dicha Comisiónrecibía las solicitudes de terre-

nos que formulaba cada nuevacooperativa, pero las regulabaen el tiempo y en la necesidadsocial, en caso de haber más deuna demanda para un mismo te-rreno. Con este arbitraje noocurrió nunca un desacuerdoentre cooperativas solicitantes.

Hoy la ciudad de Paysandú cre-ce rápidamente hacia el Norte,aún más allá de la zona genera-da por las cooperativas, y a pesarde los índices de especulaciónnotorios. Pero una vista aéreapermite apreciar, entre el creci-miento suburbano extremo y el

Paysandú vistas aéreas: 1974 / 1983 / 2006

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06.5 I Creando ciudad: el Barrio Cooperativo de Paysandú

LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS 229

casco céntrico, una zona inter-media que sigue ofreciendo tie-rras aptas para conjuntos habita-cionales: es el "Barrio Coopera-tivo", que creció a salvo de la es-peculación, y que todavía tienereservas apropiadas de tierra.

5. Las Cooperativas que estánconstruidas en la zona Norte

Son COVISAN 1 (treinta y dosviviendas), COVISAN 2 (cua-renta y siete), COVISAN 4 (se-senta y siete), COVISAN 6 (cin-cuenta), COVISAN 8 (treinta ydos), COVISAN 9 (treinta ynueve), COVISAN 10 (treinta yocho), COVIANUT (treinta yocho), COVISAP (cuarenta),COVIFE II (cuarenta), COVI-NOR II (cuarenta) y COVIOSE(treinta y ocho).

Además, en esa zona Norte es-tán completando sus trámitespara empezar sus obras: COVI-HEL (cuarenta y dos viviendas),COVIPAY (cincuenta y seis) yCOVIDEMU (cuarenta). Estánseñaladas con los números 18,19 y 20 en el plano adjunto dereferencia ("BHU reserva").

De esa forma, la zona llegará acontar en breve con casi seis-cientas viviendas, que represen-tan más de dos mil habitantes,que sumados a los conjuntos ha-bitacionales no-cooperativos allíconstruidos y a las viviendas par-ticulares, llegan a un total de ca-si seis mil personas. Si a esto le

agregamos que los terrenos aúndisponibles permitirían alojar aotras quinientas personas, ten-dremos que la población alcan-zará a casi seis mil quinientas, loque va a significar un ocho porciento del total de habitantes dela ciudad.

Por otra parte, aquella propuestainicial promovida por el coopera-tivismo sanducero, hizo que elEstado también comprara terre-nos en la zona Sur, pero muypróximos al centro de la ciudad.En ellos, COVIMAG y CO-VIEMSA ya están en obra, con36 y 44 viviendas respectivamen-te y muy cercanas a MUNICI-PAL 1, que existe desde 1971.

6. Otros efectos de lainiciativa original

El impulso de aquella experien-cia se trasmitió al Municipiodepartamental, que en su pre-supuesto 2000-2005, incluyó,por primera vez, algunas dispo-siciones para establecer unanueva "cartera de tierras". Sibien no se instrumentó total-mente su financiación, elloconstituye un paso positivo devoluntad gubernativa departa-mental, que podrá concretarsea través de las diversas adminis-traciones municipales.

Hay que recordar, como un an-tecedente de voluntad políticasostenida a través de diversosgobiernos municipales, el hecho

de que varias cooperativas hanobtenido sus terrenos por suce-sivas resoluciones comunales.Así, MUNICIPALES 1 y 2 losrecibieron de la administracióndel Intendente Arq. Oscar Ga-rrasino; VICOEDET (hoy Cen-tro 1), del Intendente PabloGianoni; ACIMOVI, del Inten-dente Dr. Jorge Larrañaga, yCOVIDEMU del IntendenteEsc. Álvaro Lamas, mientras queCOVIMOVI I lo obtuvo de laComisión Técnico Mixta de Sal-to Grande durante la Presiden-cia del Arq. Walter Belvisi, quienhabía sido Intendente de Pay-sandú años atrás.