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La pirámide del desecho: Algunas reflexiones sobre la formacióninstrumental a nivel superior
Andrés Samper Arbeláez
Después de haber asistido a un reciente foro de guitarristas en Bogotá,que se enmaracaba en eI I Encuentro de Guitarras de Colombia en el
que se habló, entre otras cosas, sobre los sistemas de formación
musical al día de hoy, me atrevo a lanzar algunas reflexiones al
viento… convencido de que son asuntos que hoy por hoy tienen eco
no solo en América Latina sino también en otras partes del mundo
globalizado….Después de varios años de estar enseñando música, constato que
seguimos fuertemente amarrados, en todos los niveles pero enparticular en la formación profesional de los intérpretes clásicos, a lo
que podríamos llamar un sistema de formación piramidal. Una
estructura (quizás involuntariamente) perversa que sigue colocandocomo referentes para la formación curiosos paradigmas de perfección.
¿Cuánto tiempo más tardaremos en darnos cuenta de que esa cumbre
poblada de intérpretes solistas que dominan todos los repertorios y
estilos, o incluso que tocan en las orquestas sinfónicas profesionales,
no existe? O que quizás existe pero para unos pocos, cada vez máspocos.
Esta situación tiene dos caras problemáticas: primero, estamos
formando a nuestros intérpretes para ser algo que probablemente noserán, o al menos, para algo que no serán plenamente (el intérprete
solista que domina todos los estilos de la música clásica occidental). Y
en el camino, poco a poco, batallones de músicos van quedando
excluidos de la pirámide; unos, con suerte, logran armar sus vidas
musicales echando mano de su intuición, de sus dones.Recomponerse como artistas después de dar muchas vueltas a ciegas
por el mundo. Otros van quedando relegados, desechados… En
cualquier caso hay tantas marcas, tantos dolores y frustraciones que
me he encontrado a lo largo de estos años… trazos de las biografíascuya profundidad aún no detectamos. La fuerza de la reproducción
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pedagógica que no se cuestiona, es un torrente que por momentosparece incontenible.
La segunda cara, entonces, es la cara de las “voces ocultas”. Cuántaincapacidad seguimos teniendo para integrar los deseos de los
estudiantes a nuestras clases: sus mundos, anhelos, talentos,sensibilidades. Nos pasamos tanto tiempo pidiéndoles que “sean
como” que nos olvidamos de permitirles y ayudarles a preguntarse lo
más importante: “quiénes son”. Y por tanto, nos cuesta trabajo
adaptarnos a lo que son, porque ni siquiera lo dejamos emerger. Elcanon sigue silenciando los deseos.
¿Y si el “lado oculto de la pirámide” es el que realmente debe llamar
nuestra atención? Puede haber miles de flores escondidas, listas paragerminar, pero que aún no encuentran los espacios en los imbricados
laberintos de las academias… O, lo que es peor, que son simplementecortadas de raíz, antes de ver la luz. Quizás de la mano con la
escucha de los deseos y las voces individuales está también una
exposición más osada en nuestras cátedras a la creatividad, al juego,al tocar con otros, a los ecosistemas musicales vivos que nos rodean
(clásicos, electrónicos, tradicionales, folclóricos, populares). Más salir
al mundo y menos encierro de horas y horas trabajando para ser
aquello que finalmente, nunca seremos. Si la educación musical esreflejo de lo que nuestros músicos son en el “mundo de la vida” hoy,
debería estar preparando a los futuros músicos no solo para tocar biensu instrumento y su repertorio, sino también para enseñar, gestionar
proyectos, improvisar, componer, arreglar, hacer música para teatro,
construir espacios de democratización de la música; para estar encapacidad de dialogar con las músicas populares y tradicionales conlas que convivirán.
Necesitamos trabajar desde nuestras clases más por el “querer ser”que por el “deber ser”. La música es energía de gozo y movimiento, no
un objeto espinoso que nos asusta; ni una cumbre de perfección
inalcanzable...