La+edició..

24
La edición en la Roma antigua En el mundo editorial romano convergían autores famosos, derechos de autor y piratería, casi tanto como en el mundo de hoy.

description

Libros, librerías y edición en la Antigua Roma.

Transcript of La+edició..

Page 1: La+edició..

La edición en la Roma antigua

En el mundo editorial romano convergían autores famosos, derechos de autor y piratería, casi

tanto como en el mundo de hoy.

Page 2: La+edició..

Si bien es cierto que estos libros romanos son obviamente, anteriores a la era de Internet y

también a la invención de la imprenta, hay muchas similitudes entre la industria editorial romana y la

actual.

Page 3: La+edició..

Todo el material de lectura era copiado trabajosamente a mano por un ejército de esclavos.

Se ocupaban de transcribir uno por uno tantos

ejemplares de Virgilio, Horacio u Ovidio como pudieran comprarse en el mercado. Y el mercado era grande.

La Roma imperial tenía una población de un millón de habitantes, de los cuáles, según un cálculo conservador, alrededor de 100.000 eran ávidos lectores.

Page 4: La+edició..

El pasado del libro

Los libros no eran como hoy los conocemos. Hasta el siglo II eran básicamente rollos de papiro, largas tiras enrolladas alrededor de varillas de madera, una en cada extremo.

Page 5: La+edició..

Fabricación de una hoja de papiro en la actualidad

Page 7: La+edició..

El rollo en sí mismo se denominaba Scapus Estaba compuesto por plágulas o kollemata,

láminas u hojas de papiro unidas entre sí. Usualmente se utilizaban alrededor de 20 plágulas

para formar un Scapus. Se enrollaba alrededor de un umbílicus, cilindro de

madera o marfil. En los extremos tenía un borde conocido como cornua.

Algunos llevaban dos umbílicus, uno al principio y uno al final.

Del rollo colgaba una etiqueta, de papiro o de piel, llamada index o titulus con el título, para saber qué se almacenaba.

Page 8: La+edició..

La primera hoja del papiro era el protocolo, sobre ella no se escribía para proteger todo el documento.

La última se denominaba escatocolo. Se escribía sobre el recto, el anverso, donde las tiras

estaban ubicadas de forma horizontal, salvo el protocolo, cuyas plágulas se ubicaban con el verso o reverso adelante.

Se guardaban en estanterías o cestos de mimbre con el tituli hacia fuera.

También podían transportarse en capsae, especie de bolsas a la manera de mochilas, de cuero.

Page 9: La+edició..

Para leer el papiro se desenrollaba de la varilla izquierda hacia la derecha.

Era de mala educación dejarlo enrollado en la varilla derecha una vez leído.

Algunos escribas repetían el título al final para evitar confusiones.

Hojearlos era mucho más difícil que un libro tradicional, lo mismo que ocurre con algunas versiones de Kindle, el lector de libros electrónicos.

Page 10: La+edició..

También estaba el hecho de que en algunos períodos de la historia romana era costumbre no separar las palabras, lo que hace que sea más fácil tratar de descifrar algunas lecturas posmodernas que esos ríos de palabras.

Otra cosa en común con la actualidad es que se organizaban premios que lanzaban a la fama a distintos autores.

Los editores ganaban mucho dinero, porque sumaban a la actividad de venta la de copiado, siendo distribuidores a la vez.

Page 11: La+edició..

El autor sólo percibía una suma por los derechos de copiado, pero una vez que el texto “salía” no había forma de detener las copias piratas.

Horacio, poeta del emperador Augusto, hizo esta comparación: los libreros editores son los acaudalados proxenetas y los escritores y sus libros, las laboriosas y humilladas prostitutas.

Page 12: La+edició..

Claro que Horacio tuvo su protector, Mecenas, el ministro de cultura no oficial de Augusto, que entre otras cosas, le regaló una casa.

Marcial, otro gran poeta romano, se quejaba de que sus libros eran leídos por soldados de ultramar e incluso en Gran Bretaña, pero no ganaba ni un centavo por ellos.

Page 13: La+edició..

Librerías romanas

Se agrupaban en determinadas calles, como la calle de los Zapateros, (Vicus Sandalarius) no lejos del Coliseo.

El frente de los comercios se empapelaba con avisos y elogios de los títulos en stock.

También se adornaban con citas selectas de los textos. (Cosa que algunos escritores, como Marcial, no apoyaban, porque decían que no era necesario comprar las obras ya que podían leerse en los escaparates)

Page 14: La+edició..

Tenían una sala para sentarse a leer. Los esclavos traían refrigerios a los lectores.

El lugar no era tan distinto de una librería-café de las de hoy.

Había tesoros para los coleccionistas. Se dice, aunque no está confirmado, que un académico romano informó haber hallado una vieja copia del segundo libro de la Eneida escrita por el mismo Virgilio. El librero lo convenció de desprenderse de una pequeña fortuna por él.

Page 15: La+edició..

Otra era la historia con las ofertas de papiros.

Generalmente se deshacían al poco tiempo como los ejemplares de bolsillo de hoy.

Como había mucha presión para acelerar las copias, éstas tenían muchos errores y en ocasiones diferían insólitamente de los originales.

Page 16: La+edició..

Precios

Una lista de precios del siglo III d.C, revela que para comprar una copia de quinientos renglones hacía falta tanto dinero como para alimentar básicamente a una familia de cuatro personas durante un año.

Si uno aceptaba una obra de inferior calidad, podía obtener un descuento del 20%.

Page 17: La+edició..

Aunque los escritores no ganaban mucho en esas épocas, igual querían dar a conocer sus obras.

Se realizaba una fiesta de lanzamiento, que consistía en la lectura de fragmentos de la obra en ambientes semipúblicos, o por estricta invitación en casa de algún rico protector..

Page 18: La+edició..

Pero a veces resultaban tan frustrantes como las actuales presentaciones, a las que muchos concurren por la copa de vino sin comprar ningún ejemplar.

A comienzos del siglo II a. C, Plinio se quejaba de que en Roma “casi no había un día de abril sin que se ofreciera una lectura”, siendo el público exiguo y presto a escapar antes del final.

Page 19: La+edició..

Premios

Ganar un premio era el camino más seguro a la fama.

La leyenda cuenta que existió un duelo entre Homero y Hesíodo, (menos famoso y algo más joven), donde cada uno presentó su obra.

Ganó Hesíodo, porque su obra Los trabajos y sus días (poema sobre la agricultura) fue considerado más útil que La IIíada.

Page 20: La+edició..

Todo el teatro griego fue escrito para concursos dramáticos.

Los emperadores romanos, más tarde, solventaron premios bastante parecidos al Pulitzer o al Booker.

A veces, autores consagrados perdían estos concursos que quedaban en manos de aficionados, corriendo riesgo de ser humillados en público.

Page 21: La+edició..

Se sabe el caso de un niño prodigio, Sulpicio Máximo, que murió después de competir por un premio de poesía prestigioso en Nápoles.

Había impresionado a los jueces con un poema acerca de un tema mitológico: el discurso de Júpiter en el que éste reprendía a Helios por haberle prestado su carro a Faetón.

Page 22: La+edició..

Así y todo, pese a todas las tribulaciones, estos escritores llegaron bien lejos.

No olvidemos que Platón es el filósofo más vendido de todos los tiempos.

Livio, Horacio y Virgilio rivalizan en popularidad con cualquier autor de la actualidad.

Page 23: La+edició..

Virgilio y las Musas (Museo del Bardo, Túnez)

Page 24: La+edició..

Fuente

REVISTA Ñ.- Los bést sellers en la Antigua Roma.-Artículo de Mary Beard.- Profesora de estudios clásicos de la Universidad de Cambridge y editora de The New York Times.

Elisa Carnelli, traductora.(C) The New York Times y Clarín.