Ladrones de cubos. Estigmatizando la Infancia

Dra. Gisela Untoiglich

Introducción

La propuesta es partir de una nota periodística de Marzo de 2006 y la respuesta

que produjo parte de la comunidad científica francesa al proyecto de ley que se

intentaba imponer.

Luego plantearemos algunas coordenadas para construir un debate acerca de una

temática cada vez más instalada que es la “Estigmatización de la Infancia”. La

palabra estigma proviene del latín y significa: marcar con hierro candente. Esta

cicatriz es indeleble. ¿Qué sucede cuando categorizamos a los niños queriendo

ubicarlos en casilleros que nos permitan “ordenar” la realidad?

¿Qué nos sucede como sociedad que primero generamos un malestar que luego

necesitamos acallar?

Nota Periodística

La NaciónMartes 7 de marzo de 2006 Noticias | Exterior | Nota

 Si se aprueba un proyecto de ley  

Francia seguirá a los niños como si fueran criminales La polémica medida pretende prevenir la delincuencia   PARIS.– Si su hijo llora por capricho, patalea, no se queda quieto en el jardín de infantes, roba los juguetes de sus compañeros y le muerde la oreja al perro en un arrebato de ira, puede ser un delincuente en potencia.

Esta polémica conclusión, a la cual llegó un estudio del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica francés (Inserm), inspiró nada menos que un anteproyecto

de ley en Francia sobre prevención de la delincuencia, que presentará este mes el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy.

Este último, quien construyó su base política presentándose como la alternativa de la ley y el orden, anunció que el proyecto prevé el seguimiento de los “niños terribles” entre los tres y los seis años que son “más propensos a convertirse en delincuentes”.

“¿Recién cuando un adolescente de 15 años reincida en la delincuencia deberemos preocuparnos por su caso?”, se defendió Sarkozy, cuyas polémicas declaraciones contribuyeron en noviembre último a alimentar violentos disturbios en los suburbios de París.

"Sobre la prevención de la delincuencia" se titula el informe que redactó el diputado Alain Benisti, del oficialista UMP, en el cual se basó el proyecto. El trabajo pretende que se establezca un "diagnóstico precoz" de la delincuencia, que se inscriban los antecedentes educacionales en una ficha y que los niños tengan un "carnet de comportamiento" que los seguirá hasta que se encaminen por la buena senda.

Además, el proyecto de ley recomienda que las escuelas se abran a los psiquiatras infantiles, que serán los responsables de diagnosticar el comportamiento de los chicos y adolescentes.

El bilingüismo se cuenta entre las causas que, según el informe Benisti, harían que un niño presente conductas "anormales". En ese caso, el alumno "deberá asimilar el francés antes que cualquier otro idioma".

Añade que matar el tiempo en la calle sin participar en ninguna actividad deportiva o cultural también puede influir en un eventual comportamiento delictivo, al igual que vivir la desgracia de que sus padres no tengan empleo, en especial si son inmigrantes.

Por supuesto que en este mundo orwelliano imaginado por los seguidores de Sarkozy el secreto profesional no existirá, razón por la cual ningún psiquiatra podrá invocarlo para no entregar a la "policía de la conducta" a las jóvenes criaturas que les hayan confesado alguna travesura.

De esta manera, los diferentes servicios sociales del Estado podrán vigilar constantemente a los niños con problemas de conducta en un país donde la violencia en las escuelas es una realidad indiscutible: durante el año lectivo 2004-2005 se registraron 80.000 actos, de los cuales unos 20.000 fueron violencias físicas sin armas. Por esa razón, ayer comenzó en cinco colegios un programa piloto que consiste en designar a un policía para intervenir en caso de conflicto.

Contra "ladrones de cubos"

Sin embargo, los expertos denuncian que en vez de recibir ayuda los niños serán juzgados como un futuro enemigo público.

El estudio del Inserm, titulado "Alteraciones mentales, diagnóstico precoz y prevención en niños y adolescentes", viene provocando desde septiembre una ola de indignación en el sector educativo y de la psiquiatría infantil de Francia, ya que considera entre sus recomendaciones la medicación de los niños hiperactivos.

El trabajo sostiene: "Contrariamente a lo que se piensa, los problemas en la conducta no se manifiestan únicamente en la adolescencia, sino también en la niñez". Los ataques de cólera y los actos de desobediencia son conductas patológicas, signos que pueden alertar sobre una futura delincuencia, según afirman los autores.

Los niños de entre dos y tres años que presenten "frialdad afectiva, tendencia a la manipulación, cinismo, falta de docilidad y un índice de moralidad baja" representan el grupo de infantes con los que se debe trabajar de cerca para que en el futuro no caigan en la delincuencia. El estudio subraya también que estos comportamientos se convierten en "anormales" si perduran más allá de los cuatro años.

La indignación que generó entre los profesionales del sector impulsó una ofensiva en contra que ya recogió 58.141 firmas por Internet desde el 29 de enero de 2006, fecha en que fue abierto el sitio ( www.pasde0deconduite.ras.eu.org ).

En la petición, representantes de diferentes organizaciones profesionales, jueces y padres se alarman por el estudio del Inserm y el proyecto de ley: "El más mínimo gesto -señalan-, las primeras travesuras del niño, pueden ser interpretadas como la expresión de una personalidad patológica que convendría neutralizar rápidamente con una serie de medidas que asocien reeducación y psicoterapia".

"¿Quién puede predecir si un niño de tres años será un delincuente los 12?", se preguntan. Y observan: "¿Habrá que descubrir en las guarderías a los ladrones de cubos... o a los charlatanes mitómanos?".

Por Patricio Arana

A partir de este proyecto de ley, algunos sectores en Francia se aunaron y

presentaron el siguiente documento:

CONTRA EL PROYECTO DEL INSERM EN FRANCIA-.

No al cero en conducta para los chicos de tres añoswww.pasde0deconduite.ras.eu.org

Traducción: Beatriz Pulstilnik.

Llamado en respuesta a la pericia INSERM (Institut national de la santé etde la recherche médicale- Francia -) sobre  el desorden de conducta en elniño.

El gobierno prepara actualmente un plan de prevención de la delincuencia quepregona notablemente una detección muy precoz de "los desórdenes decomportamiento" en el niño, que anunciarían un camino hacia la delincuencia.En ese contexto la reciente pericia del INSERM, que pregona eldescubrimiento del "desorden de conductas" en el niño desde la más tempranaedad, toma un relieve muy particular.

Se invita a los profesionales a señalar factores de riesgo prenatales y perinatales, genéticos, ambientales y ligados al temperamento y a lapersonalidad. Por ejemplo, son evocados a propósito de niños pequeños"rasgos de carácter como la frialdad afectiva, la tendencia a lamanipulación, el cinismo"  y la noción "de herencia (genética) del desordende conductas". El informe insiste sobre la detección a los 36 meses de lossignos siguientes: "falta de docilidad, heteroagresividad, débil controlemocional, impulsividad, índice de moralidad baja", etc.  ¿Será necesariodetectar desde la cuna a ladrones de cubos y a charlatanes mitómanos?

Frente a estos síntomas, los niños detectados serían sometidos a unabatería de tests elaborados sobre la base de teorías de neuropsicología delcomportamiento que permiten señalar todo desvío a una norma establecidasegún los criterios de la literatura científica anglosajona. Con talabordaje determinista y siguiendo un implacable principio de linealidad, elmínimo gesto, las primeras tonterías de niño corren el riesgo de serinterpretadas como la expresión de una personalidad patológica queconvendría neutralizar rápidamente, por una serie de medidas que asocien reeducación y psicoterapia. A partir de los seis años, la administración de medicamentos, psicoestimulantes y  timo reguladores, debería permitir llegar al extremo de los más recalcitrantes. ¿La aplicación de estas recomendaciones no engendraría un formato de comportamientos de los niños, no induciría a una forma de toxicomanía infantil, sin hablar de atascamiento de las estructuras de cuidado encargadas de tratar todas las sociopatías?

La pericia de L'INSERM,  medicalizando  al extremo fenómenos de ordeneducativo, psicológico y social, mantiene la confusión entre malestar social y sufrimiento psíquico, más  enfermedad hereditaria.Estigmatizando como patología toda manifestación viva de oposición inherente al desarrollo psíquico del niño, aislando los síntomas de su significación en el recorrido de cada uno, considerándolos como factores que predicen delincuencia, el abordaje del desarrollo singular del ser humano es negado y el pensamiento de cuidado robotizado.Por el contrario, más que tentar el adiestramiento o el pulimento de loscomportamientos, conviene reconocer el sufrimiento psíquico de ciertos niños a través de su subjetividad naciente y permitirles beneficiarse de una paleta terapéutica de máxima variedad.

Visto que todos los chicos no están pre-determinados y las respuestas a losproblemas de comportamiento se sitúan muy frecuentemente en el dominioeducativo, pedagógico o social.

Esta pericia INSERM interviene precisamente en el momento en el que muchosinformes se hacen públicos en cuanto al tema de la prevención de ladelincuencia. Se leen notables proposiciones dirigidas a  la detección, apartir de los tres primeros años de vida, de niños cuya "inestabilidademocional (impulsividad, intolerancia a las frustraciones, no-dominio denuestra lengua") (va a) engendrar esta violencia y venir a alimentar hechosde delincuencia". Asistimos desde entonces, encubierto por "Caucióncientífica", a la tentativa de instrumentación de prácticas de cuidados enel campo de la psiquiatría pediátrica con fines de seguridad y de ordenpúblico. El riesgo de desvío es manifiesto: la detección sistemática deniños "agitados" en las guarderías, las escuelas maternales, con el pretexto de contener su delincuencia futura, podría transformar estosestablecimientos de lugares de recibimiento o de educación en lugares deacecho a los ojos de los padres, poniendo en peligro su vocación social y el concepto mismo de prevención.

Profesionales, padres, ciudadanos, en el campo de la salud, de la infancia,de la educación, etc.: -Nos levantamos contra los riesgos de desvíos de las prácticas de atención,notablemente psíquicas, hacia fines normativos y de control social.

-Rechazamos la medicalización o la psiquiatrización de toda manifestación de malestar social.

-Nos comprometemos a preservar en nuestras prácticas profesionales ysociales la pluralidad de los acercamientos en los dominios médicos,psicológicos, sociales, educativos... con respecto de las dificultades delos chicos teniendo en cuenta la singularidad de cada uno en el seno de sumedio.

-Llamamos a un debate democrático sobre la prevención, la protección y loscuidados prodigados a los niños, con un espíritu de claridad en cuanto a lasfunciones de los diversos actores del campo social (salud, educación,justicia...) y en cuanto a las interrelaciones entre estos actores.

Contacto: contact@pasde0deconduite.ras.eu.org

(Quienes deseen sumar su firma, contáctense)

Elementos para un debate

- El primer fundamento que surge en la lectura de estos recortes es que “lo que se ve es lo que es”

“Si su hijo llora por capricho, patalea, no se queda quieto en el jardín de infantes, roba los juguetes de sus compañeros y le muerde la oreja al perro en un arrebato de ira, puede ser un delincuente en potencia”.

Como vemos la ciencia moderna tiene un ideal de científico a-subjetivo y a-

histórico. El modelo perfecto de experiencia científica es aquella en la cual el

observador no está implicado. Esto, está comprobado, no es así ni siquiera en

ciencias duras, mucho menos en ciencias humanas. Las famosas estadísticas que

dirigen la mayoría de nuestros pensamientos parecen instrumentos asépticos que

se construyen a sí mismos, sin estar teñidos de ideologías, políticas y/o modas

impuestas por el mercado.

Como consecuencia se etiquetan personas y esos etiquetamientos se convierten

en categorías sin tiempo: “siempre fue así, y siempre lo será”; si un niño le quita

un juguete a otro en la guardería, será un delincuente toda la vida.

Por lo tanto suena lógico que se proponga un proyecto para el seguimiento de los “niños terribles” entre los tres y los seis años que son “más propensos a convertirse en delincuentes”.

- El segundo fundamento parte de que toda la comunidad científica coincide en

cómo se realiza un diagnóstico y desde allí los diagnósticos precoces sería lo

mejor que podemos hacer por nuestros niños.

El trabajo pretende que se establezca un "diagnóstico precoz" de la delincuencia, que se inscriban los antecedentes educacionales en una ficha y

que los niños tengan un "carnet de comportamiento" que los seguirá hasta que se encaminen por la buena senda.

En el Diccionario de la Real Academia Española, encontramos que Diagnosticar:

“es el acto de conocer la naturaleza de una enfermedad mediante la observación

de sus síntomas y signos”. Por lo tanto, quizás podremos diagnosticar algunas

enfermedades mediante la observación, pero sin duda esto no nos dará ninguna

información acerca del sujeto que porta dicha dolencia.

Por otra parte se plantea que existe una única senda posible y todas las demás

son desviaciones que habrá que rectificar. La simplicidad del pensamiento

positivista divide al mundo en buenos y malos, buenos somos nosotros (nosotros,

implica a nuestro grupo identitario, la mismidad) y malos son ellos (ellos, quiere

decir lo diferente, lo extraño, lo que no alcanzo a comprender). Desde esta

perspectiva la riqueza de la complejidad de lo humano desaparece, es necesario

borrar las diferencias porque ellas pueden ser a futuro sinónimo de peligro.

Les recomendamos que vean la película “Ser digno de ser” dirigida por Radu

Mihaileanu, allí se plantean cuestiones ligadas al lugar de la diversidad, las

diferencias culturales, étnicas, religiosas, etc.

Siguiendo con la cuestión del “diagnóstico precoz”, esto nos plantea un problema

ético, por un lado coincidimos en que detectar cierta patología tempranamente

permite en muchos casos, una intervención a tiempo que posibilitará que ese niño

estructure lo que no había construido en tiempos de instauración del psiquismo.

Por ejemplo: un niño que no habla alrededor de los 3 años, no juega, no mira,

podría estar estructurando un autismo, detectar esto a tiempo puede posibilitar

que se comience con un tratamiento psicoanalítico temprano que logre estructurar

ciertas cuestiones en falta. Desde la neurología diagnosticar a tiempo una

epilepsia permitirá que no se sigan produciendo lesiones a nivel neuronal.

Desde aquí planteamos que no es lo mismo detectar sufrimiento psíquico

temprano que el adiestramiento de los niños insurrectos.

Habrá que discernir, entonces, diagnosticar de estigmatizar, ya que en numerosas

ocasiones el diagnóstico pasa a ocupar el lugar del nombre propio del sujeto.

- El tercer punto que planteamos es ¿cómo se construye la legalidad en estos

tiempos? Ya que si es necesario “designar a un policía para intervenir en caso de

conflicto” el interrogante que se impone es qué sucede con las funciones

parentales, que ocurre con la función docente cuando se propone que debería ser

delegada a la policía la posibilidad de dirimir los conflictos con niños de 3 años.

En esta modernidad caen los referentes sólidos, cae la legalidad que nos

trasciende y los límites representan pactos momentáneos que pueden ser

modificados según las personas que estén a cargo, en un momento determinado.

Desde este lugar la lógica predominante es la de la precariedad, retomando

cuestiones planteadas en las clases anteriores, con la caída del estado-nación las

instituciones como la escuela perdieron su sostén. En este contexto sin duda la

violencia va en aumento, sin embargo no va a ser detectando tempranamente

ladrones de cubos que podremos extinguirla.

Para esto, primero tendremos que plantearnos qué estamos haciendo como

sociedad para que aumente la violencia, qué del sistema la potencia. Con lo cual

no es transformando los legajos escolares en prontuarios el modo en que

detendremos esto. “Los expertos denuncian que en vez de recibir ayuda los niños serán juzgados como un futuro enemigo público”. Por otra parte queda claro que cuando en este proyecto se hace referencia a “los

niños” se hace hincapié especialmente en que “matar el tiempo en la calle sin

participar en ninguna actividad deportiva o cultural también puede influir en un

eventual comportamiento delictivo, al igual que vivir la desgracia de que sus

padres no tengan empleo, en especial si son inmigrantes . En la modernidad

líquida los sobrantes humanos no tienen lugar, ya nadie pelea por romper el

sistema, sino que la gente lucha desesperadamente por entrar en él, ya que

quedar afuera te convierte en un paria globalizado, sin ninguna cobertura social,

con un presente de migajas y un futuro imposible.

- El cuarto punto está en relación a un tema gravísimo que está siendo tratado con

una pasmosa liviandad: “considera entre sus recomendaciones la medicación de los niños hiperactivos”.

Observen que ni siquiera se toman el trabajo de decir que estos niños podrían

estar padeciendo una enfermedad de origen neurológico llamada A.D.(H).D., que

necesitaría ser medicada, con lo cual podríamos no estar de acuerdo, pero plantea

un fundamento científico – al menos desde su propio recorte teórico-. Desde esta

propuesta bio-política lo que se está diciendo es que todo niño que se mueve

mucho puede ser un posible delincuente a futuro, por lo tanto deberá ser sofocado

con medicación.

Esto es lo que planteamos como “medicalización de la infancia”, se trata de una

forma de control social, cuyo único fundamento es el aplastamiento de lo infantil

de la infancia. No olvidemos que Europa se está convirtiendo auténticamente en el

“viejo continente” ya que la población es más longeva y cada vez nacen menos

niños, esto conlleva a que haya menos lugar para un niño que se mueve, que

hace ruido, que pregunta, que cuestiona, que demanda tiempo y atención. Desde

aquí, la práctica de acallar el malestar con medicación parece ser cotidiana. Por

supuesto que los primeros en consumir psicofármacos son los adultos, que

necesitan rendir más. Hace ya algunos años en Nueva York circulaba una

calcomanía que decía: “Nueva York, la ciudad que todo lo perdona, menos el

fracaso”.

Hobbs, ex presidente de la Asociación Psiquiátrica Americana, dijo en 1975: “Hay

razones para fundamentar que la protección de la comunidad es un objetivo

primordial para clasificar a los niños que son diferentes o se apartan de las normas

establecidas”. “[ . . . ]“ “los elegidos de Dios son inspirados a alcanzar posiciones

de riqueza y poder a través del uso eficiente y racional de su tiempo y energía, a

través de su voluntad de controlar los impulsos a distraerse y de postergar las

gratificaciones en pos de la productividad, a través del ahorro y la ambición”.

- El quinto punto que va en línea directa con el anterior es la “Patologización de la

infancia”

"El más mínimo gesto -señalan-, las primeras travesuras del niño, pueden ser interpretadas como la expresión de una personalidad patológica que convendría neutralizar rápidamente con una serie de medidas que asocien reeducación y psicoterapia".

El propósito es la eliminación del conflicto, el riesgo es el aniquilamiento del sujeto.

Porque como dice Freud el conflicto es fundante del aparato psíquico, sin conflicto

no hay complejización del aparato, no hay aprendizajes posibles.

El auge de los psicofármacos en la infancia nos hace pensar en un intento de

domesticación de conductas, la pregunta es con qué finalidad, para que

necesitaríamos niños dóciles, en qué clase de adulto se transforma un niño

acallado con medicación. Interrogantes que quedan abiertos…