La Violencia en La Pulsión

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La violencia en la pulsión Carlos G. Picco El presente trabajo es un intento por relacionar de manera clara el concepto de violencia al de pulsión en Lacan, a la altura de su seminario Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, de 1963, para lo cual localizamos la única mención que hace al significante ‘violencia’. Esto ocurre en la página 190, clase XIV, “La Pulsión Parcial y su Circuito”, en donde al referirse a la pulsión sado- masoquista dice: “(…) en este texto 1 tenemos la clave, el nudo, de lo que tanto ha obstaculizado la comprensión del masoquismo. Freud articula de la forma más firme que el dolor nada tiene que ver con el punto de partida de la pulsión sadomasoquista. Se trata de una Herrschaft, de una Bewältigung, ¿de una violencia ejercida sobre qué? -sobre algo que carece a tal punto de nombre que Freud decide y, a la vez, vacila, en dar como su primer modelo, en conformidad con todo lo que aquí les expongo, la violencia que ejerce el sujeto sobre sí mismo, en aras del ejercicio de un dominio.” 1 Se refiere al texto de Freud, Pulsiones y destinos de Pulsión, de 1915, que Lacan recomienda traducir como La Pulsión y sus vicisitudes.

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En el presente trabajo se establece una relacion entre el concepto de violencia y el de pulsion a partir del seminario 11 de Jacques Lacan

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La violencia en la pulsiónCarlos G. Picco

El presente trabajo es un intento por relacionar de manera clara el concepto de

violencia al de pulsión en Lacan, a la altura de su seminario Los cuatro conceptos

fundamentales del psicoanálisis, de 1963, para lo cual localizamos la única mención que hace

al significante ‘violencia’.

Esto ocurre en la página 190, clase XIV, “La Pulsión Parcial y su Circuito”, en donde al

referirse a la pulsión sado-masoquista dice:

“(…) en este texto1 tenemos la clave, el nudo, de lo que tanto ha

obstaculizado la comprensión del masoquismo. Freud articula de la forma más

firme que el dolor nada tiene que ver con el punto de partida de la pulsión

sadomasoquista. Se trata de una Herrschaft, de una Bewältigung, ¿de una

violencia ejercida sobre qué? -sobre algo que carece a tal punto de nombre que

Freud decide y, a la vez, vacila, en dar como su primer modelo, en conformidad

con todo lo que aquí les expongo, la violencia que ejerce el sujeto sobre sí mismo,

en aras del ejercicio de un dominio.”

Está referencia a la violencia nos parece sumamente interesante pues en este

momento Lacan va avanzando casi a la letra sobre el texto freudiano Pulsiones y Destinos de

pulsión (1915), lo que le permite trabajar la referencia tanto a las pulsiones parciales como al

concepto de objeto a, que ha introducido plenamente en este seminario.

Es así entonces que, de acuerdo a la cita anterior, podemos observar que para referir a

la violencia toma antes dos significantes freudianos, el primero de ellos Herrschaft, sustantivo

alemán que puede descomponerse en:

1 Se refiere al texto de Freud, Pulsiones y destinos de Pulsión, de 1915, que Lacan recomienda traducir como La Pulsión y sus vicisitudes.

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Herr: Señor, que en su acepción no solo hace referencia a la manera

respetuosa de referir al hombre de cierta edad, sino que conserva claras

reminiscencias al señor feudal.

y Schaft: Ovejas.

En definitiva la conjugación de ambas palabras forma Herrschaft que quiere decir

Reinar, Dominar. Habría que destacar finalmente que ese Schaft no solo completa el

significante, sino que más bien da el lugar a un otro sobre el que se reina.

El otro significante referido es Bewältigung, que en español significa superación o

dominio, lo que sirve de apoyatura para lo que el analista francés intenta probar.

La pregunta de Lacan ubica el momento en el que se introduce la posibilidad de dolor

según Freud para la pulsión sado-masoquista, quedando en claro que esto solo puede suceder

en tanto el circuito pulsional ha logrado enlazar a otro, quedando él mismo –el sujeto-, como

término de la pulsión.

De esta forma la pulsión logra una transgresión al principio del placer, permitiéndose la

meta (Ziel), que es la satisfacción. Dice Lacan en la misma página citada: “El sujeto se dará

cuenta de que su deseo no es más que un vano rodeo para pescar, engarzar, el goce del otro –

en la medida en que al intervenir el otro, el sujeto se dará cuenta de que hay un goce más allá

del principio del placer.” (1963, p. 190)

Es decir que, la verdadera mira del deseo es el otro al que se fuerza más allá de su

implicación en la escena. Con ello se logra, dice Lacan, ir más allá del principio del placer, el

principio económico freudiano garante de mantener a los estímulos alejados.

Así mismo podríamos agregar que de esta forma lo que hacer verdaderamente la

pulsión es engarzar al otro –o lo que ya podríamos llamar con mayor asertividad su objeto que

es aquí el Schaft antes mencionado-, con la finalidad de obtener dicha satisfacción. Dicho de

otra manera, esta es la manera que tienen las pulsiones parciales de instalarse en el límite de

una homeostasis sin dejar por ello de estar capturadas por la sexualidad.

Entonces, la referencia a la violencia es entendida aquí no en el sentido de una

agresión de tipo imaginaria que se subleva además en contra de un orden social simbólico

instituido, sino más bien como el circuito por el que la pulsión parcial lograr una satisfacción

más allá del Real-Ich, para lo que se hace necesaria la inclusión del otro en dicho circuito.

Si volvemos aquí a “Pulsiones y destinos…” encontramos que con notoria claridad

Freud refiere una vez más a la separación entre yo-no yo, sujeto-mundo exterior, para decir

que históricamente las pulsiones yoicas de auto conservación han odiado lo externo en tanto

fuente de estímulos que se perciben nocivamente. Pero sin embargo, cuando es ubicable en el

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exterior un objeto al que amar, fuente de placer, el movimiento es el de incorporación del

mismo. Leemos:

“Como vimos, el objeto es aportado al yo desde el mundo exterior en primer

término por las pulsiones de auto conservación; y no puede desecharse que

también el sentido originario del odiar signifique la relación hacia el mundo

exterior hostil, proveedor de estímulos. (…) Lo exterior, el objeto, lo odiado,

habrían sido idénticos al principio. Y si más tarde el objeto se revela como fuente

de placer, entonces es amado, pero también incorporado al yo, de suerte que

para el yo-placer purificado el objeto coincide nuevamente con lo ajeno y lo

odiado.” (Freud, 1915: p. 131)

Es claro ahora que esta construcción respecto de la violencia no se refiere, como

dijéramos antes a la agresividad imaginaria, sino por el contrario a la manera en que se ejerce

el amor según Freud, el camino que la pulsión sigue en su retorno para asegurarse el goce que

es siempre su meta y para la cual necesita del otro, o más bien, de su objeto.

La violencia, por lo menos esta que describe aquí Lacan como un dominio – Herrschaft-

en definitiva busca incorporar este objeto, provocando lo que podríamos pensar como un

hacer en el borde del principio del placer, para adjudicarse esa transgresión de goce que la

pulsión solicita cada vez.

Bibliografía:

Freud, S. (1915), Pulsiones y Destinos de Pulsión, Buenos Aires: Ed. Amorrortu

Lacan, J. (1963), Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis, Libro XI,

Buenos Aires: Paidos.