La violencia del compañero íntimo

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LA VIOLENCIA DEL COMPAÑERO ÍNTIMO. ¡¡Que oxímoron!! No existe otra manera de nombrar la tremenda contradicción entre las dos partes de esta frase. La palabra COMPAÑERO sugiere igualdad, “paridad” e íntimo remite a lo oculto u ocultado pudorosa y amorosamente. Decir COMPAÑERO íntimo, pareciera apuntar a alguien con quien puede desnudarse el cuerpo y el alma y abandonar ambos a su cuidado. Entender tal oxímoron, significa remontarse a la historia de la humanidad y de las religiones que no solo culpabiliza a la mujer desde que nace sino la convierte en objeto desechable. La larga historia de sumisión, las leyes escritas y consuetudinarias, la filosofía y la religión que la descalifican y la culpabilizan no bien nace, la han relegado, y condenado a ser eternas menores de edad, -si no débiles mentales- y permearon de tal manera el pensamiento social en vigencia y condicionado a las mujeres a ser víctimas “por amor”. El feminicidio que es la violencia límite que lleva al asesinato por el compañero íntimo es más común de lo que se quiere creer, y de lo que nos muestran los medios de comunicación que lo hacen no como un asesinato sino lo envuelve con una cortina

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LA VIOLENCIA DEL COMPAÑERO ÍNTIMO. ¡¡Que oxímoron!! No existe otra manera de nombrar la tremenda contradicción entre las dos partes de esta frase. La palabra COMPAÑERO sugiere igualdad, “paridad” e íntimo remite a lo oculto u ocultado pudorosa y amorosamente. Decir COMPAÑERO íntimo, pareciera apuntar a alguien con quien puede desnudarse el cuerpo y el alma y abandonar ambos a su cuidado. Entender tal oxímoron, significa remontarse a la historia de la humanidad y de las religiones que no solo culpabiliza a la mujer desde que nace sino la convierte en objeto desechable. La larga historia de sumisión, las leyes escritas y consuetudinarias, la filosofía y la religión que la descalifican y la culpabilizan no bien nace, la han relegado, y condenado a ser eternas menores de edad, -si no débiles mentales- y permearon de tal manera el pensamiento social en vigencia y condicionado a las mujeres a ser víctimas “por amor”. El feminicidio que es la violencia límite que lleva al asesinato por el compañero íntimo es más común de lo que se quiere creer, y de lo que nos muestran los medios de comunicación que lo hacen no como un asesinato sino lo envuelve con una cortina

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escandalosa, que le dan una lectura pasional que atenúa el crimen y pretende justifica al criminal. La sociedad debe comprender porque ocurren estos crímenes; por la relación de inequidad y de sometimiento entre hombres y mujeres, reforzadas por las instituciones (iglesia, educación sexista, los poderes del Estado) que legitiman y sostienen este orden jurídico social, donde las mujeres siguen siendo consideradas propiedad de los hombres. Se debe cambiar el paradigma de Roseau (y otros “sabios”) de que “la mujer está hecha para ceder al hombre y para soportar también sus injusticias” por otros paradigmas que propicien su deconstrucción. Las historias de los “amores sufrientes” facturan bastante más que las felices y, son vistas como “grandes amores”. El ejemplo del reciente asesinato de Sonia Vera lo confirma, la madre de ella aseveraba que “su hija le amaba a su marido” igual que en las telenovelas de amplia audiencia. Se debe aplicar políticas públicas que garanticen estrategias exitosas para que mujeres y hombres comprendan que quien maltrata psicológica, física, sexual, económica y socialmente no ama. Quien ama protege. Las Virginias Observatorio Feminista [email protected]