La Vanguardia, 13/07/2014 Eleternoproblemadelfraudecontable · 2018. 10. 30. · acaba con la...

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CATEDRÁTICO DE LA UPF. PRESIDENTE DE ACCID Y REC (CGE) ORIOL AMAT La información contable de las empresas es vital para directi- vos, accionistas, analistas y or- ganismos supervisores, entre otros. El buen funcionamiento económico requiere confianza y esta se basa, entre otros aspec- tos, en la calidad de la informa- ción de las empresas. En base a esta información se deciden cuestiones tan importantes co- mo invertir en una empresa; o conceder o denegar un présta- mo, por ejemplo. Para ello, es imprescindible que la contabili- dad sea fiable. Sin embargo, pe- riódicamente saltan a la luz fraudes contables que generan grandes perjuicios. El objeto de este artículo es analizar estos engaños, sus mo- tivaciones, así como las conse- cuencias y posibles remedios. El fraude contable, conocido también como maquillaje con- table ilegal, consiste en modificar las cuentas vul- nerando la normativa con el fin de que las cifras se aproximen a lo que interesa al que engaña, en lugar de reflejar la imagen fiel de la situación de la empre- sa. Como muestra de la impor- tancia del tema, un estudio re- ciente a nivel mundial de Pri- ceWaterhouseCoopers conclu- ye que en los dos últimos años más del 11% de las empresas han cometido fraude contable. Estos fraudes pueden tener múltiples motivaciones. La principal suele ser esconder el deterioro que está sufriendo una empresa como consecuen- cia de la caída de sus beneficios o el aumento de sus deudas. Así, se ofrece una imagen que puede mejorar el perfil crediti- cio de la empresa, aumentar el precio de sus acciones, mejorar los dividendos o la retribución de los directivos. Pero a veces, los engaños intentan esconder beneficios para pagar menos impuestos o para obtener sub- venciones públicas. En cual- quier caso, se trata de prácticas que no se producirían si los que engañan tuviesen unos mínimos estándares éticos. Se trata de fraudes que se reali- zan hinchando u ocultando ven- tas, gastos, activos o deudas. Tam- bién pueden hacerse utilizando fi- liales en paraísos fiscales o entra- mados societarios muy comple- jos. De esta forma, las cuentas ofrecen una imagen diferente a la real. Hay momentos en los que las empresas tienen más presión en relación con sus números. Por ejemplo, en procesos de compra- venta, o cuando empiezan a coti- zar en bolsa, o cuando se han de calcular incentivos de los directi- vos o cuando se trata de pedir o renovar financiación bancaria. Sobre lo expuesto podemos compartir diversas opiniones. La primera es que se trata de prácti- cas que tienen consecuencias ne- fastas. Por un lado, generan gra- ves pérdidas en los inversores. En Estados Unidos, se estima que los fraudes contables, cuan- do se descubren, provocan una caída media del 38% de la cotiza- ción de las acciones de las empre- sas afectadas. Provocan el des- pido del 91% de los directivos afectados y el 14% acaban en la cárcel. Además, la pérdida de re- putación de la empresa afectada perjudica su evolución futura lo que provoca la pérdida de pues- tos de trabajo y en muchos casos acaba con la desaparición de la empresa, como sucedió con En- ron o Lehman Brothers, por ejemplo. También generan des- confianza en los organismos su- pervisores. Otros daños colatera- les son el descrédito y posibles sanciones para los auditores, en caso de que hayan cometido erro- res. De todas formas, conviene no olvidar que a menudo los primeros engañados son los audi- tores. Todo ello, perjudica la confianza en el sistema lo que puede frenar la buena marcha de la economía y de los mercados financieros. Una segunda opinión es sobre si son prácticas admisibles o no. En este sentido, hay quien defien- de que se puede mentir por bue- nas razones, como son evitar la denegación de un crédito u obte- ner financiación en una salida a bolsa. Maquiavelo, por ejemplo, justificaba el engaño si la finali- dad era buena. Esto es lo que piensan a menudo los que come- ten fraudes contables. De todas formas, hay un amplio consenso en que el fraude contable es in- moral ya que desprotege a accio- nistas y acreedores. En la mayo- ría de los casos el fraude se hace para beneficiar a los que mien- ten a costa de perjudicar a los en- gañados, ya sean inversores, ban- cos o los propios empleados de la firma. No podemos olvidar que los usuarios de las cuentas tienen derecho a saber la verdad sobre una empresa. Por todo ello, considero que el fraude con- table es inaceptable. Una tercera opinión es sobre cómo actuar cuando una empre- sa se deteriora. Ya hemos visto las consecuencias nefastas del fraude contable. Por tanto, no es una buena idea esconder los ma- los resultados con engaños conta- bles ya que cuando se descubre el fraude es mucho peor. Tampoco es buena idea ocultar la mala mar- cha de la empresa con medidas que pueden parecer buenas a cor- to plazo pero que a largo plazo hunden la empresa. Un ejemplo sería cuando una empresa que pierde ventas, lo compensa ven- diendo a clientes de baja califica- ción crediticia que a medio plazo no pagarán las compras efectua- das. Esta medida puede sostener las ventas durante unos meses, pero antes de un año o dos los im- pagos provocarán males peores. Diversos estudios demuestran que cuando una empresa tiene al- gún problema la mejor opción es reconocerlo dando información puntual sobre lo que pasa y expo- ner las medidas que se van a to- mar para mejorar la situación. Co- mo se dice a menudo, el mejor ne- gocio es ser honrado. Finalmente, unas consideracio- nes sobre lo que puede hacerse pa- ra minimizar estos fraudes. Por supuesto, hay que incidir en las bases éticas de la población y para ello es fundamental el papel de la educación y los valores que trans- miten las familias y los medios de comunicación. Sería deseable que empresas y directivos tuviesen menos presión a corto plazo para crecer de manera ininterrumpida- mente y, en cambio, se valorase más la evolución a largo plazo. También irían mejor las cosas si nuestros líderes y gobernantes tu- viesen comportamientos éticos que fueran inspiradores. Otro aspecto clave es la legisla- ción y la justicia. En Estados Uni- dos, se habla de la regla 10-80-10 que consiste en considerar que el 10% de la población nunca come- terá fraudes, ya sea por conviccio- nes religiosas, morales o de otra naturaleza. Otro 10% siempre co- meterá fraude. Finalmente, el 80% restante de la población no defraudará si la normativa lo po- ne difícil y los castigos son ejem- plares. Por tanto, lo que se trata es de actuar pensando en el 80% de la población con una buena le- gislación y una justicia que sea rá- pida y ejemplarizante. El eterno problema del fraude contable La pérdida de reputación de la empresa afectada perjudica su evolución futura y provoca la pérdida de empleos” También irían mucho mejor las cosas si nuestros líderes y gobernantes tuviesen comportamientos éticos que fueran inspiradores” La principal causa del fraude suele ser esconder el deterioro que está sufriendo una empresa GETTY IMAGES La Vanguardia, 13/07/2014

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CATEDRÁTICO DELA UPF.PRESIDENTE DEACCID Y REC(CGE)

ORIOL AMAT

La información contable de lasempresas es vital para directi-vos, accionistas, analistas y or-ganismos supervisores, entreotros. El buen funcionamientoeconómico requiere confianzay esta se basa, entre otros aspec-tos, en la calidad de la informa-ción de las empresas. En base aesta información se decidencuestiones tan importantes co-mo invertir en una empresa; oconceder o denegar un présta-mo, por ejemplo. Para ello, esimprescindible que la contabili-dad sea fiable. Sin embargo, pe-riódicamente saltan a la luzfraudes contables que generangrandes perjuicios.El objeto de este artículo es

analizar estos engaños, susmo-tivaciones, así como las conse-cuencias y posibles remedios.El fraude contable, conocido

también como maquillaje con-table ilegal, consiste enmodificar las cuentas vul-nerando la normativa con el finde que las cifras se aproximena lo que interesa al que engaña,en lugar de reflejar la imagenfiel de la situación de la empre-sa. Como muestra de la impor-tancia del tema, un estudio re-ciente a nivel mundial de Pri-ceWaterhouseCoopers conclu-ye que en los dos últimos añosmás del 11% de las empresas

han cometido fraude contable.Estos fraudes pueden tener

múltiples motivaciones. Laprincipal suele ser esconder eldeterioro que está sufriendouna empresa como consecuen-cia de la caída de sus beneficioso el aumento de sus deudas.Así, se ofrece una imagen quepuede mejorar el perfil crediti-cio de la empresa, aumentar elprecio de sus acciones, mejorarlos dividendos o la retribuciónde los directivos. Pero a veces,los engaños intentan esconderbeneficios para pagar menosimpuestos o para obtener sub-venciones públicas. En cual-quier caso, se trata de prácticas

que no se producirían si los queengañan tuviesen unos mínimosestándares éticos.Se trata de fraudes que se reali-

zan hinchando u ocultando ven-tas, gastos, activos o deudas. Tam-biénpuedenhacerse utilizando fi-liales en paraísos fiscales o entra-mados societarios muy comple-jos. De esta forma, las cuentasofrecen una imagen diferente a lareal. Hay momentos en los quelas empresas tienen más presiónen relación con sus números. Porejemplo, en procesos de compra-venta, o cuando empiezan a coti-zar en bolsa, o cuando se han decalcular incentivos de los directi-vos o cuando se trata de pedir orenovar financiación bancaria.Sobre lo expuesto podemos

compartir diversas opiniones. Laprimera es que se trata de prácti-cas que tienen consecuencias ne-fastas. Por un lado, generan gra-ves pérdidas en los inversores.En Estados Unidos, se estimaque los fraudes contables, cuan-

do se descubren, provocan unacaída media del 38% de la cotiza-ción de las acciones de las empre-sas afectadas. Provocan el des-pido del 91% de los directivosafectados y el 14% acaban en lacárcel. Además, la pérdida de re-putación de la empresa afectadaperjudica su evolución futura loque provoca la pérdida de pues-tos de trabajo y en muchos casosacaba con la desaparición de laempresa, como sucedió con En-ron o Lehman Brothers, porejemplo. También generan des-confianza en los organismos su-pervisores. Otros daños colatera-les son el descrédito y posiblessanciones para los auditores, encaso de que hayan cometido erro-res. De todas formas, convieneno olvidar que a menudo losprimeros engañados son los audi-tores. Todo ello, perjudica laconfianza en el sistema lo quepuede frenar la buena marcha dela economía y de los mercadosfinancieros.

Una segunda opinión es sobresi son prácticas admisibles o no.En este sentido, hay quien defien-de que se puede mentir por bue-nas razones, como son evitar ladenegación de un crédito u obte-ner financiación en una salida abolsa. Maquiavelo, por ejemplo,justificaba el engaño si la finali-dad era buena. Esto es lo quepiensan a menudo los que come-ten fraudes contables. De todasformas, hay un amplio consensoen que el fraude contable es in-moral ya que desprotege a accio-nistas y acreedores. En la mayo-ría de los casos el fraude se hacepara beneficiar a los que mien-ten a costa de perjudicar a los en-gañados, ya sean inversores, ban-cos o los propios empleados dela firma. No podemos olvidarque los usuarios de las cuentastienen derecho a saber la verdadsobre una empresa. Por todoello, considero que el fraude con-table es inaceptable.Una tercera opinión es sobre

cómo actuar cuando una empre-sa se deteriora. Ya hemos vistolas consecuencias nefastas delfraude contable. Por tanto, no esuna buena idea esconder los ma-los resultados con engaños conta-bles ya que cuando se descubre elfraude es mucho peor. Tampocoes buena idea ocultar lamalamar-cha de la empresa con medidasque pueden parecer buenas a cor-to plazo pero que a largo plazohunden la empresa. Un ejemplosería cuando una empresa quepierde ventas, lo compensa ven-diendo a clientes de baja califica-ción crediticia que a medio plazono pagarán las compras efectua-das. Esta medida puede sostenerlas ventas durante unos meses,pero antes de un año odos los im-pagos provocarán males peores.Diversos estudios demuestranque cuando una empresa tiene al-gún problema la mejor opción esreconocerlo dando informaciónpuntual sobre lo que pasa y expo-ner las medidas que se van a to-marparamejorar la situación. Co-mo se dice amenudo, elmejor ne-gocio es ser honrado.Finalmente, unas consideracio-

nes sobre lo que puedehacerse pa-ra minimizar estos fraudes. Porsupuesto, hay que incidir en lasbases éticas de la población y paraello es fundamental el papel de laeducación y los valores que trans-

miten las familias y los medios decomunicación. Sería deseable queempresas y directivos tuviesenmenos presión a corto plazo paracrecer demanera ininterrumpida-mente y, en cambio, se valorasemás la evolución a largo plazo.También irían mejor las cosas sinuestros líderes y gobernantes tu-viesen comportamientos éticosque fueran inspiradores.Otro aspecto clave es la legisla-

ción y la justicia. En EstadosUni-dos, se habla de la regla 10-80-10que consiste en considerar que el10%de la población nunca come-terá fraudes, ya sea por conviccio-nes religiosas, morales o de otranaturaleza. Otro 10% siempre co-meterá fraude. Finalmente, el80% restante de la población nodefraudará si la normativa lo po-ne difícil y los castigos son ejem-plares. Por tanto, lo que se trataes de actuar pensando en el 80%de la población con una buena le-gislación y una justicia que sea rá-pida y ejemplarizante.

El eterno problema del fraude contable

La pérdida dereputación de laempresa afectadaperjudica su evoluciónfutura y provoca lapérdida de empleos”

También irían muchomejor las cosas sinuestros líderes ygobernantes tuviesencomportamientos éticosque fueran inspiradores”

La principal causa del fraude suele ser esconder el deterioro que está sufriendo una empresa GETTY IMAGES

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