La Valquiria (Die Walküre)

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Die Walküre La Valquiria Primera Jornada Del Anillo del Nibelungo Richard Wagner

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La Valquiria. Segunda parte (jornada) de la tetralogía de Richard Wagner. Versión revisada y ortografía arreglada. Atentamente Gerry.

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Die Walküre

La Valquiria

Primera JornadaDel Anillo del Nibelungo

Richard Wagner

Page 2: La Valquiria (Die Walküre)

Personajes

Título Original: El Robo del Oro del Rhin

Prólogo en un Acto de El Anillo del Nibelungo

Libreto:Richard Wagner

Tiempo:Legendario

Siegmund, Guerrero de la Tribu de los Welsungos (Tenor)

Sieglinde, Hermana Gemela de Siegmund (Soprano)

Hunding, Esposo de Sieglinde (Bajo)

Wotan, Dios Supremo del Wahalla (Barítono)

Fricka, Esposa de Wotan, Diosa del Matrimonio (Mezzosoprano)

Brünnhilde, Valquiria Preferida de Wotan (Soprano)

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Acto IActo I

PreludioPreludio

yy

Escena PrimeraEscena Primera

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[Se levanta el telón]

[Interior de la cabaña de Hunding, en el centro de la cual se eleva un enorme fresno que se pierde en lo alto a través de un hueco del techo de madera. El escenario permanece vacío unos instantes; afuera, una tormenta. Siegmund abre desde el exterior y entra y examina la vivienda. Permanece expectante, está extenuado por un gran esfuerzo; sus ropas y aspecto evidencian que anda huyendo. Al no descubrir a nadie, cierra la puerta tras de sí y medio t ambaleándose va hacia el fondo dejándose caer agotado sobre un cobertor de piel de oso]

SiegmundSea de quien sea este fuego, aquí he de reposar.

[Sieglinde entra por al puerta del aposento posterior. Creía que su marido había regresado; por eso su rostro refleja asombro cuando ve a un extranjero junto al hogar]

Sieglinde¿Un forastero? Debo preguntarle.

[Se acerca]

¿Quién ha entrado en la casa y se ha tumbado ahí al lado del fuego del hogar? Ahí, se ha tumbado, cansado por la fatiga de su viaje. ¿Se habrá desmayado? ¿Puede estar enfermo? Todavía respira, tan solo ha cerrado los ojos. Parece fuerte, aunque se haya desplomado debido al cansancio.

Siegmund¡Agua! ¡Agua!

SieglindeTraeré algo para refrescarte.

[Coge rápidamente un cuerno de beber, sale con él de la casa, regresa y se lo ofrece, lleno, a Siegmund]

Te he traído un alivio para tus labios resecos: el agua que me has pedido.

[Siegmund bebe el agua, regresa el cuerno y agradece con un movimiento de cabeza. Observa con interés a Sieglinde]

SiegmundMuy fresca y revitalizante estaba el agua; el peso de mi cansancio se ha disminuido. Me ha refrescado el ánimo, y mis ojos bendecidos con el placer de lo que veo ante mí. ¿Quién es la que me ha revivido?

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SieglindeEstás en casa de Hunding; el techo y la mujer que ves, le pertenecen. Reposa aquí y sé su invitado. Permanece aquí hasta que él vuelva a casa.

SiegmundEstoy desarmado: un invitado herido no debería preocupar a tu esposo.

Sieglinde[Con ansioso apuro]¡Rápido! Muéstrame tus heridas.

[Siegmund se sacude y se acomoda en posición sentada]

SiegmundSon leves, y no merecen la pena hablar de ellas; mi cuerpo está intacto, mis extremidades todavía están firmes. Si mi lanza y mi escudo hubieran sido tan fuertes como mis brazos, nunca habría huido de mis enemigos. Pero me han hecho pedazos la lanza y el escudo, y en bandada me per-siguieron hasta agotarme. La tormenta me ha dejado sin fuerzas. Pero el cansancio, más rápido que yo de mis ene-migos, ha huido de mí, la noche cayó sobre mis párpados, pero ahora el sol vuelve a brillar de nuevo sobre mí.

[Sieglinde va a la bodega, l lena de hidromiel un cuerno y se lo ofrece a Siegmund con amistoso ademán]

SieglindeEl hidromiel espeso es una bebida dulce que no me has de rechazar.

Siegmund¿La probarás tu primero?

[Sieglinde prueba el cuerno y se lo vuelve a ofrecer. Sieg-mund bebe largamente mientras clava la mirada en Sieg-linde con creciente ardor. Suspira y, sombrío, baja la mirada al suelo]

[Con voz trémula]

De un hombre desafortunado has estado cuidando. Es mi deseo que el infortunio no te alcance.

[Levantándose]

He descansado y disfrutado de mi descanso. Ahora es el momento de marcharme.

[Dirigiéndose a la parte de atrás]

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Sieglinde[Dando la vuelta rapidamente]¿Quién te persigue que hace que te marches ya?

Siegmund[Se detiene]La desdicha me persigue donde quiera que yo vaya; la des-dicha se me acerca donde quiera que me detenga; quizá no se acerque a ti, mujer. Debo marchar y buscar otro lugar.

[Se dirige a la puerta y agarra la aldaba]

Sieglinde[En impetuosa amnesia auto inducida, le llama]Entonces ¡quédate aquí! No puedes traer mayor desdicha a la casa donde ésta ya habita.

[Profundamente conmovido, Siegmund permanece en su lugar. Observa escudriñoramente a Sieglinde quien tumba su mirada avergonzada y triste. Siegmund regresa]

SiegmundMe llamo Wehwalt (Desdichado). Esperaré a Hunding.

[Se recuesta cerca del hogar; sus ojos se clavan en Sieglinde con tranquilo y decidido interés. Esta levanta los ojos de nuevo hacia él. Ambos se miran a los ojos en profundo silencio y con expresión emocionada]

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Escena Segunda[Sieglinde se pone de repente en pie, escucha, y oye a Hunding, que afuera lleva su caballo al establo. Ella va de prisa a la puerta y abre. Entra Hunding, armado de lanza y escudo, y se detiene en el umbral al advertir a Siegmund. Voltea a ver a Sigliende con severa cara de duda.]

Sieglinde[A Hunding]Agotado, junto al fuego encontré a este hombre. El peligro le condujo hasta nuestra casa.

Hunding¿Has cuidado de él?

SieglindeLe refresqué los labios y lo traté como a un huésped.

Siegmund[Observando a Hunding firme y tranquilamente]He de agradecer a tu mujer que me refugiara y me diera algo de beber. ¿Culparás a tu mujer por ello?

HundingEl fuego de mi hogar es sagrado. Por lo que debes tratar a mi casa como sagrada también.

[Se retira las armas y se las da a Sieglinde. Ella las coloca en las ramas del fresno. Involuntariamente vuelve a fijar la mirada en Siegmund]

Sírvenos la comida a los hombres.

[Examina atentamente y admirado los rasgos fisonómicos de Siegmund, que los compara con los de su mujer]

[Piensa para sí]

¡Cómo se parece a mi esposa! En sus ojos también brilla esa astucia de serpiente traidora.

[Ocultando su sorpresa, voltea indiferente hacia Siegmund]

Supongo que tus viajes te han traído desde lejanos lugares. No montabas a caballo cuando te paraste aquí. ¿Qué duros senderos te han producido tanto cansancio?

SiegmundA través de bosques y campos, de brazales y matorrales me persiguieron las tormentas y una profunda angustia. No sé por dónde vine, y aún menos a dónde he llegado, pero me alegraría averiguarlo.

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Hunding(En la mesa, ofreciendo a Siegmund una silla)El techo que te cobija y esta casa que te protege tienen a Hunding por amo. Saliendo de aquí en dirección al oeste, en tierras de gran riqueza habitan los hombres de la tribu de Hunding, que protegen el honor de éste. Si mi invitado ha de respetar mi honor, me revelará su nombre.

[Siegmund toma su lugar en la mesa. Sieglinde, que se ha sentado al lado de Hunding y frente a Siegmund, clava sus ojos en éste con creciente interés y expectación. Los observa a ambos]

Si no crees apropiado confiar en mi, entonces cuéntale tu historia a mi esposa: ¡Mira con cuanta insistencia te hace preguntas!

Sieglinde[Interesada, pero sin sentir vergüenza]Invitado, me alegraría saber quien eres.

SiegmundNo puedo llamarme Friedmund (Mensajero de Paz); ojalá me llamara Frohwalt (Alegre); sin embargo, Wehwalt (Desdichado) ha de ser mi nombre; Wolfe (Lobo) era mi padre; el primero de dos hermanos mi hermana gemela y yo, fuimos en venir al mundo. Prematuramente fui separado de mi madre y de mi hermana, de aquella que me dio luz y de aquella que vino al mundo conmigo. Apenas llegué a conocer a ninguna de ellas. Lobo era fuerte y guerrero y muchos enemigos se hizo. A cazar salía el anciano con el joven. Un día volvimos a casa después de desguazar y arrasar animales y encontramos la guarida de lobo vacía. Reducida a cenizas estaba nuestra hermosa sala de estar, hasta la raíz habían quemado el tronco del floreciente roble. El valiente cuerpo de mi madre yacía mutilado, y todo rastro de mi hermana había desaparecido bajo las llamas. Una cruel banda de rufianes nos había traído este duro destino. Como proscritos escapamos el anciano y yo; muchos años de mi juventud pasé en el bosque salvaje con lobo. Muchos nos persiguieron, pero el lobo y yo nos defendimos valientemente. Esto es lo que te cuenta un lobezno, y como Wölfing (Lobezno) me conocen muchos.

Hunding¡Extrañas y maravillosas historias nos has contado, invitado atrevido! ¡Desdichado, el Lobezno! Creo que he oído oscuras historias sobre esa pareja de guerreros, aunque nunca llegué a conocer a ningún lobo o ningún lobezno.

SieglindeProsigue, forastero ¿Dónde está tu padre ahora?

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SiegmundEsos Neidingos comenzaron a atacarnos violentamente; y muchos de los que nos perseguían cayeron a manos de los lobos. A la luz del día condujimos a nuestra presa a través del bosque, pero nuestros enemigos desaparecieron como arte de magia. Yo fui separado de mi padre, perdí su rastro, aunque lo busqué durante largo tiempo. Sólo una piel de lobo encontré en el bosque, ante mí yacía inerte, pero no hallé a mi padre. Tuve que salir del bosque y dejarme arrastrar hasta los hombres y mujeres. Más aunque conocí a muchos, dondequiera que los encontré, ya en busca de amigos o para hacerle la corte a las mujeres, nunca fui bien recibido, la mala suerte me perseguía. Aquello que yo pensaba que estaba bien, estaba mal para los demás, y lo que a mí me parecía mal, los demás lo aprobaban.Me metía en peleas allá donde me encontrara, y allá donde fuera encontré desprecios; si ansiaba la felicidad, sólo desgracia provocaba; a sí que tuve que llamarme Wehwalt (Desdichado): La Desdicha siempre sigue mis pasos.

[Voltea a ver a Sieglinde y nota que ella le mira con ojos comprensivos]

HundingAquella que te concedió un destino tan espantoso, la Norna, no te amaba. A ningún hombre le gusta encontrarte, cuando como forastero, le pides hospitalidad.

SieglindeSólo los cobardes temen al hombre que viaja solo y desarmado. Cuéntanos visitante, como al final perdiste tus armas en batalla.

SiegmundUna chiquilla con problemas vino ante mí en busca de auxilio. Su familia la obligaba a casarse con un hombre al que ella no amaba. Vine a protegerla, contra la fuerza. Me batí en batalla con la muchedumbre de opresores. El enemigo cayó y yo salí victorioso. Sus hermanos yacían muertos, y la muchacha abrazaba sus cuerpos; la pena hizo desvanecerse su furia. Bajo un torrente descontrolado de lágrimas contemplaba la masacre sollozando. La des-trozada novia lamentaba el asesinato de sus propios hermanos. Los hombres de su tribu corrieron hasta allí; muchos tenían sed de venganza. Desde todas partes, los enemigos se alzaron contra mí, pero la muchacha no se movió del campo de batalla. Con lanza y escudo la protegí durante un largo rato, hasta que mi lanza y mi escudo me fueron arrancados en la lucha. Me quedé herido y desarmado y vi morir a la muchacha. La furiosa multitud me persiguió, mientras ella yacía sobre los cadáveres.Mujer, tú me has preguntado, ahora ya sabes porqué no me llaman Friedmund (Mensajero de la Paz).

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HundingConozco una familia de salvajes que no consideran sagrado aquello que los demás honran. Todo el mundo les odia, igual que yo. Yo fui llamado a vengar el deshonor de los de mi sangre. Cuando llegué ya era demasiado tarde, y ahora, al volver a casa, en ella descubro el rastro del villano que huyó. Mi casa te refugiará por hoy, lobezno; por esta noche te acogeré. Pero el día de mañana hazte con fuertes armas. A mi me toca escoger el día en que hemos de batirnos. Has de pagar por esas muertes.

[Con ademanes llenos de ansiedad, Sieglinde se coloca entre los dos hombres]

[Dirigiéndose ásperamente a Sieglinde]

¡Sal de la habitación! ¡No te quedes aquí entreteniéndote!Prepárame mi bebida de cada noche y espérate a que vaya a la cama.

[Sieglinde se queda inmóvil por un momento, llena de dudas y pensativa. Se da media vuelta, y con paso vacilante se dirige a la bodega. Allí, permanece parada, perdida en sus pensamientos, con la mirada casi perdida. Abre la alacena con tranquila determinación, llena un cuerno con un líquido y le agrega unas especias de una caja. Dirige sus ojos hacia Siegmund, a fin de encontrarse con la incesante mirada fija de él en ella]

[Se da cuenta que Hunding los está observando y se dirige a la veloz a la recámara. En los peldaños voltea anhelantemente una vez más hacia siegmund y con los ojos le indica persistentemente y con elocuente seriedad un punto en el tronco del fresno.]

[Hunding se pone en pie y con un gesto vehemente la apremia para que se marche. Con una última mirada hacia Siegmund, entra a la recamara y cierra la puerta detras de ella. Hunding descuelga del fresno sus armas]

Un hombre necesita su armadura. [Ya en marcha, se dirige a Siegmund de nuevo]

Lobezno, te veré mañana. Ya has oído lo que he dicho.Cuídate mucho. [Entra al cuarto y desde detrás de la puerta se escucha el cerrojo atrancando.]

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Escena Tercera [Siegmund está solo. Ha oscurecido. El cuarto es iluminado por un fuego carente de brillo en el hogar. Se hunde en una banquilla cerca del fuego, se queda en silencio por largo tiempo, absorto en sus pensamientos. Le invade una gran agitación]

SiegmundUna espada me prometió mi padre, que yo encontraría cuando me hallara en graves problemas. Desarmado me metí por error en casa de mi enemigo, y para asegurar su venganza aquí he de quedarme. Vi una mujer encantadora y digna, y un temor encantador se ha apoderado de mi corazón. Me atrae hacia ella con ansiedad; me hiere con su dulce magia, y en cambio, está cautiva bajo el hombre que se burla de mí porque me encuentro indefenso. ¡Wälse! ¡Wälse! ¿Dónde está tu espada? La robusta espada que he de blandir ante la adversidad, ¿Habrá de salir de mi pecho donde mi corazón enfurecido la esconde?

[El fuego colapsa y una chispa brinca y golpea justo el sitio en el tronco del fresno que Sieglinde indicaba con la mirada. En ese lugar, la empuñadura de una espada es claramente visible]

¿Qué es ese brillante resplandor que reluce en la oscuridad? ¿Qué es esa luz que emana del fresno? Mis ojos se ciegan ante la luz reluciente. La llama se ríe con alegría. ¡Con qué brillo sus rayos me queman el corazón! ¿Se trata de la mirada de esa mujer radiante que aún permanece aquí después de que ella saliera de la habitación?

[El fuego disminuye su fuerza poco a poco]

La noche y la oscuridad cerraron mis ojos; después el res-plandor de su visión cayó sobre mi: y entonces supe lo que eran el calor y la luz del día. Como una bendición la luz del sol brilló sobre mi y su maravilloso resplandor me rodeó la cabeza hasta que se puso por detrás de las colinas. Un leve brillo del fuego. Una vez más, mientras desaparecía por la noche, su luz cayó sobre mí. Hasta el tronco del anciano fresno brilló con luz dorada. Después la flor se mar-chitó, la luz desapareció. La noche y la oscuridad cerraron mis ojos: en los profundos rincones de mi corazón, un fuego invisible continúa ardiendo.

[El fuego se extingue por completo. Solo hay oscuridad total. La puerta de a lado se abre y Sieglinde sale, arropada con una prenda blanca se dirige ligera pero rapidamente hacia el hogar]

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Sieglinde¿Estás dormido huésped?

Siegmund[Felizmente sorprendido]¿Quién es el que se desliza hasta aquí?

SieglindeSoy yo. Escúchame. Hunding está profundamente dormido. Le di una bebida adormecedora. Aprovecha la noche para salvarte.

Siegmund[Interrumpiéndola apasionadamente]Con tu presencia ya estoy salvado.

SieglindeDéjame que te enseñe una espada. ¡Oh, si tan solo pudieras hacerte con ella! Te podrías proclamar el más noble de los héroes, pues sólo para el más fuerte ella está destinada. ¡Oh, presta atención a lo que te digo! Los hombres de la familia de Hunding se sentaron en esta misma habitación, ya que eran los invitados a su boda: Hunding se casaba con una mujer a la cual, sin que se le preguntada, los ladrones convirtieron en su esposa. Con gran pesar permanecí sentada mientras ellos bebían. Un forastero, un hombre avejentado que llevaba una vesti-menta gris, entró en la habitación. Se había bajado el sombrero para que le ocultara un ojo, pero el brillo del otro espantó a todos los demás cuando vieron la autoridad y la severidad que emanaban de él. Únicamente a mí su ojo me demostró una dulce y ansiosa tristeza, y al mismo tiempo, lágrimas y consuelo. A mí me miró y a ellos les lanzó una mirada furiosa mientras en su mano resplandecía una espada que enterró en el tronco del árbol, e hincada hasta el puño ahí permaneció. La hoja de la espada pertene-cerá a cualquiera que la arranque del árbol.Ni un solo hombre, aunque lo intentara con bravura, podía consiguió hacerse con la espada. Los visitantes llegaron y se fueron. El más fuerte tiró del puño, pero no consiguió sacarla del árbol ni una pulgada.La espada permanece ahí en silencio. Entonces supe quién era el viejo que me saludó en medio de mi dolor, y ahora también conozco para quién clavó la espada en el árbol. ¡Oh, si pudiera encontrar ese amigo aquí y ahora! Si desde muy lejos viniera a mí, la más desgraciada de las mujeres, todo lo que sufrí con amarga pena, todo lo que me causó dolor en mi vergüenza y deshonor, todo sería vengado con la más dulce de las venganzas. ¡Recuperaría lo que he perdido, todo aquello por lo que lloré, recobraría, si encontrara a este amigo sagrado, lo abrazaría entre mis brazos como a un héroe!

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Siegmund[Abrazando con ardor a Sieglinde]Amada mujer, ese amigo os abraza hoy; la mujer y la espa-da serán suyas. Fuerte arde en mi corazón el juramento que te convierte en mi esposa. Veo en ti todo lo que anhelaba; en ti hallo lo que nunca tuve. Aunque tú sufriste desgracia y a mi me afligió la pena, aunque me proclamaron proscrito y a ti te deshonraron, la alegre venganza nos traerá felicidad. Me río a carcajadas por la alegría sagrada que me produce el tenerte en mis brazos y sentir el latido de tu corazón.

[La puerta se abre de par en par]

Sieglinde¡Ja! ¿Quién ha salido? ¿Quién ha entrado?

[La puerta se queda abierta. Afuera una magnífica noche de primavera; la luna llena ilumina el interior y deja caer su suave luz sobre la pareja. Hay tanta claridad que pueden verse uno al otro.]

SiegmundNadie salió, pero alguien entró: mira, la primavera sonríe a la habitación; las tormentas del invierno se han ido ante el mes de Mayo. Con luz tenue brilla la primavera, sobre fra-gantes brisas, suave, encantadora y prodigiosa flota. A través de bosques y praderas deja escapar su aliento, sus grandes ojos sonríen. La adorable canción de los pajarillos dulcemente proclama su llegada; su presencia emana dicho-sos aromas; de su tibia sangre brotan maravillosas flores; brotes y capullos crecen de su fuerza; con un ejército de encanto delicado conquista el mundo; el invierno y las tormentas se desvanecen ante sus fuertes defensas, y ante sus duros golpes ceden también las robustas puertas que fuertes y obstinadas nos separaban de la primavera. Hasta su hermana aquí voló él. El amor atrajo a la primavera. En nuestros corazones se halla profundamente escondido, pero ahora alegremente sonríe a la luz. El hermano libera a la hermana como la que ha de ser su esposa y en ruinas yace todo aquello que los separaba. Con alegría se saluda la joven pareja, el uno al otro. Amor y Primavera se unen.

SieglindeTú eres la Primavera que tanto anhelé durante el frío invier-no. Mi corazón te saludó con terror sagrado cuando por vez primera tu mirada me hizo florecer. Yo sólo había visto gente extraña, y a mi alrededor no tenía ningún amigo. Como si no lo hubiera nunca conocido, así era todo lo que acontecía. Pero a ti te reconocí sin ningún problema el momento que mis ojos se posaron en ti, me perteneciste. Aquello que ocultaba en mi corazón, lo que soy, vino a mi tan brillante como la luz del día y como un eco que resuena cayó sobre mis oídos, cuando en medio de ésta, mi fría soledad, vi por primera vez a mi amigo.

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[Embelesada, ella coloca sus manos alrededor del cuello de él y acerca su cara para apreciarla mejor]

Siegmund[Dejándose llevar]¡Oh, la más dulce de las dichas, las más divina de las muje-res!

Sieglinde[Cerca de sus ojos]¡Oh, déjame que me acerque más a ti y ver así con claridad la noble luz que brilla en tus ojos y de tu rostro, y que con dulzura se apodera de mis sentidos.

SiegmundBajo la luz de la luna primaveral, brillantemente resplan-deces coronada noblemente con los rizos de tu cabello: aquello que con encantos me atrapó puedo adivinar con facilidad. Embelesados mis ojos se recrean con tu visión.

Sieglinde[Empuja sus rizos hacia atrás de la frente y está observán-dolo con admiración]Mira cómo se ensancha tu frente y las venas se enroscan en tus sienes. Tiemblo con el placer que me atrapa con sus encantos, y con sorpresa me hace recordar que aunque hoy te he visto por primera vez, ya te había visto antes.

SiegmundUn sueño de amor me viene a la mente a mi también: quemándome por la ansiedad, yo te he visto antes.

SieglindeEn el arroyo contemplé mi propia imagen... y ahora la veo de nuevo: Tal como antes apareció en el agua, tú ahora me muestras mi propia imagen.

SiegmundTu eres la imagen que yo oculté dentro de mí.

Sieglinde[Quitando la mirada rapidamente]¡Calla! Deja que escuche tu voz. Su sonido, creo que escu-chaba de pequeña, ¡Pero no! La he oído hace poco,

[Agitada]

cuando el eco de mi voz resonó por el bosque.

Siegmund¡Oh, que sonido tan adorable para que yo lo oiga!

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Sieglinde[Nuevamente clavando la mirada en los ojos de él]El fuego de tus ojos ya me ha quemado antes. Así me miró el anciano al saludarme cuando trajo consuelo a mi tristeza. Por su mirada, su hija lo reconoció, e incluso quise llamarlo por su nombre.

[Haciendo una pausa]

¿De verdad te llamas Wehwalt (Desdichado)?

SiegmundDesde que me amas, ya no me llamo así. Ahora estoy lleno de puro placer.

Sieglinde¿Y no podrías llamarte Friedmund (Mensajero de la Paz) ya que ahora que eres feliz?

SiegmundLlámame como quieras llamarme. De ti tomaré mi nombre.

SieglindePero ¿No llamaste Wolfe (lobo) a tu padre?

SiegmundUn lobo era para los zorros cobardes. Más el nombre de aquél cuyos orgulloso ojos brillaban tanto como los tuyos, hermosa, era Wälse.

Sieglinde[Emocionada]Si Wälse era tu padre y tú eres un Wälsung, entonces fue para ti para quien hundió su espada en el árbol. Así que deja que te llame con el nombre que amo: Siegmund. Ese es el nombre que te doy.

Siegmund[Se levanta]Siegmund me llaman y Siegmund soy, y como testigo pongo esta espada que sin miedo sostengo. Wälse me prometió que cuando me hallara en el mayor de los problemas, un día la encontraría. Ahora la agarro con fuerza. La necesidad más profunda del más sagrado amor, el deseo abrasador del ansioso amor me quema con ardor en el pecho, me empuja a realizar hazañas y a la muerte. ¡Nothung! ¡Nothung! Ese nombre te doy, espada, ¡Nothung! ¡Nothung! Codiciado acero, muestras que afilada está tu hoja y cuánto corta tu filo: ¡Sal de tu vaina y ven a mí!.

[Con un poderoso esfuerzo, Siegmund extrae la espada del tronco y la muestra a la asombrada y extasiada Sieglinde]

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¡A Siegmund, el Wälsung, tienes frente a ti mujer! Trae su espada como regalo de bodas. Se casa con la más bella de las mujeres, y de la casa de su enemigo te lleva.Ahora, sígueme lejos de aquí hasta la sonriente casa de la primavera. Como protección tendrás a Nothung, la espada,incluso si Siegmund sucumbe a tu amor.

[La abraza con el fin de llevársela de allí]

Sieglinde[Sumamente emocionada y con lágrimas en los ojos se para frente a él]Eres tu Siegmund al que aquí veo, Yo soy Sieglinde la que tanto te anheló: ¡a tu propia hermana a la que conquistaste con la espada!

[Ella se lanza a posarse sobre su pecho]

SiegmundSerás esposa y hermana de tu hermano. Y así permitirás que la raza de Wälsungen florezca.

[El la atrae hacia sí y la abraza con apasionado ardor]

[El telón cae rapidamente]

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Acto IIActo II

PreludioPreludio

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Escena PrimeraEscena Primera

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[Una accidentada cordillera rocosa. En el foro serpentea desde abajo un desfiladero ascendente que desemboca en un collado; desde éste el piso vuelve a descender hacia el proscenio. Wotan, completamente armado, con lanza; ante él, Brünnhilde, como Valquiria, también con toda su dotación de armas.]

WotanPonle ya la bridas a tu caballo, doncella guerrera. Pronto se producirá una ardiente y feroz pelea. Brünnhilde debe atacar en la batalla y asegurarse de que Wälsung salga victorioso. Deja que Hunding decida donde pertenece; yo no lo necesito en Walhalla. Así que prepárate y velozmente cabalga a la batalla.

Brünnhilde[Brinca de roca en roca hacia las partes altas, gritando]¡Hojotoho! ¡Hojotoho!¡Heiaha! ¡Heiaha!¡Hojotoho!

[Se detiene, mira hacia la garganta del foro, atrás, y llama a Wotan]

Padre, te aconsejo que estés preparado, una fuerte tempestad tendrás que soportar. Fricka, tu esposa, ya se acerca en su carro tirado por carneros. Mira cómo chasquea con su mano el látigo dorado, los pobres animales gimen de terror, las ruedas suenan con furioso estrépito. Colérica viene a buscarte pelea. Tanto me gustan las batallas de hombres valientes, pero en reyertas como ésta prefiero no participar. Así que, procura sobrevivir a la tormenta, ¡yo me alegro de dejarte en la estacada!. ¡Hojotoho! ¡Hojotoho! ¡Heiaha! ¡Heiaha! ¡Hojotoho!

[Brünnhilde desaparece por detrás de las alturas montañosas del lateral en un carro tirado por dos carneros, Fricka alcanza el collado viniendo por la garganta: allí se detiene en seguida y baja. Avanza impetuosamente hacia el proscenio, al encuentro de Wotan]

Wotan[Observando a Fricka aproximarse]¡La antigua tormenta, el antiguo problema! Sin embargo, he de mantenerme firme.

Fricka[Al ir llegando, disminuye el paso y, dignamente, se coloca frente a Wotan]Por las montañas donde te escondes para evitar ver a tu esposa, yo sola te he buscado porque debes prometerme ayuda.

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WotanDime abiertamente lo que preocupa a Fricka.

FrickaHe estado escuchando el clamor de Hunding, que me llamó para que lo vengara. La Guardiana del Matrimonio lo oyó, y firmemente le prometió castigar la conducta de ese impudente y blasfemo par que tan abiertamente han agra-viado a un marido.

Wotan¿Qué hicieron de malo esos dos cuando la primavera los unió con amor? La magia del amor los embrujó. ¿Quién se disculpará ante mí por el poder del amor?

Fricka¡Qué tonto y sordo pretendes hacerme creer que eres, como si de verdad ignoraras que es del matrimonio, un voto sa-grado del que vilmente se han burlado, de lo que me quejo.

WotanNo considero sagrado el voto que une sin amor. Y, sinceramente no permitiré que me pidas impedir por la fuerza algo que no te atañe, pues allí donde las fuerzas con valentía se alzan, yo abiertamente fomento la guerra.

FrickaSi otorgas respetabilidad al adulterio, entonces jáctate aún más y santifica el fruto incestuoso de la unión entre hermanos gemelos. Mi corazón deja de latir, la cabeza me da vueltas: ¡Relaciones matrimoniales entre hermano y hermana! ¿Cuándo ha ocurrido que hermano y hermana fueran amantes?.

WotanHoy has visto cómo ocurría. Aprende de ello, pues hechos tan espontáneos quizás no hayan ocurrido anteriormente. Debes tener muy claro que estos dos están enamorados. Así que escucha mi sensato consejo: puesto que la dulce alegría te recompensará por tu bendición, sonríe al amor y bendice la unión de Siegmund y Sieglinde.

Fricka[Manifestándose con profunda indignación]Así, ¿ha llegado el fin para los dioses eternos después de que tu engendraras a esos salvajes Wälsungen? Ya he hablado. ¿Te he entendido bien? No te importan nada tus nobles y sagrados parientes; rechazas todo lo que antes valorabas y, dejas escapar el gobierno que ejerces sobre el cielo, para que placer y capricho puedan hallar satisfacción en estos monstruoso gemelos, fruto disoluto de tu adulterio. Oh, ¿por qué me quejo por el matrimonio y sus votos si tu fuiste el primero en romperlos?

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A tu fiel mujer has engañado sin cesar: en los abismos, allá en las alturas, allí donde miraras con ojos lujuriosos para ver cómo podías satisfacer tu cambiante apetito y, burlarte de mi y herirme hasta lo más profundo de mi corazón. Por mucho como me dolía, tenía que soportarlo cada vez que te ibas a luchar en batalla acompañado por esas perversas hembras que tu apetito lascivo te hizo engendrar, pues a tu esposa demostraste respetar lo suficiente como para hacer que la tropa de las Valquirias, e incluso Brünnhilde, la novia de tu deseo, me respetaran como su soberana. Pero ahora se te han ocurrido nuevos seudónimos Wälse te has llamado y como un lobo vagabas por los bosques; ahora que te has rebajado hasta los restos de tu deshonra y un vulgar ser humano te ha dado gemelos, ahora hasta los desper-dicios de la loba degradas a tu esposa. Bueno ¡ve y hazlo! Llena la copa hasta arriba y pisotea a la esposa que has engañado.

Wotan[Sin perder la compostura]Nunca aprendiste, ni siquiera cuando intenté enseñarte, a ser capaz de reconocer los acontecimientos antes de que ocurran. Hechos pasados es lo único que siempre entiendes, mientras que yo puedo ver hechos que nunca antes han ocurrido. ¡Escúchame esta vez! La crisis llama a un héroe quien, libre de toda protección divina, será liberado de la ley divina. Y así, el solo podrá llevar a cabo la acción que, por mucho que los dioses necesiten, a un dios le está prohibido.

FrickaEstás intentando confundirme con pensamientos profundos. ¿Qué maravillas podrían llevar a cabo los héroes, que los dioses bajo cuyo único favor, los hombres pueden actuar, no serían capaces de hacer?

Wotan¿Acaso su propia valentía no significa nada para ti?

Fricka¿Quién inspiró a los hombres con ella? ¿Quién encendió los ojos de esos estúpidos? Bajo tu protección, aparecen fuertes, gracias a tu insistencia tienen aspiraciones. Tú sólo inspiras a éstos, a los que tanto alabas ante una diosa. Con nuevos trucos intentas embaucarme, y con nuevas prisas intentas escaparte de mi. Pero no te quedarás con ese Wälsung. En él sólo puedo encontrarte a ti, pues sólo gracias a ti puede actuar valientemente.

Wotan[Emocionado]Con amarga pena creció completamente solo; La protección de mi escudo jamás corrió en su ayuda.

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FrickaEntonces, no corras en su ayuda hoy. Quítale la espada que le diste.

Wotan¿La espada?

FrickaSí, la espada, la espada mágica, la espada reluciente que tú el dios, diste a tu hijo.

WotanSiegmund la consiguió cuando tuvo problemas.

[Desde este momento, el comportamiento de Wotan mues-tra señales de desasosiego y tristeza]

FrickaTú le creaste esos problemas, de la misma manera que le creaste la espada. ¿Acaso intentas engañarme a mí que día y noche te he seguido los talones? Fue para él para quien clavaste la espada en el tronco del árbol. Fuiste tú el que le prometiste tan espléndida arma. ¿Acaso niegas que fue tan sólo tu astucia lo que lo condujo hasta el lugar donde él pudiera encontrarla?

[Wotan hace un ademan colérico]

[Ella se vuelve más y más confiada en sí misma al ver la impresión que a causado en Wotan]

Un noble jamás luchará contra esclavos. Un hombre libre persigue a los transgresores. Contra tu voluntad quizá yo vaya a la guerra, pero Siegmund, será mi víctima, convertido en esclavo.

[Wotan velve a gesticular, entonces se ve superado por el sentimiento de impotencia]

Él, cuyo señor eres tú, tan solo un esclavo y siervo, ¿ha de exigir obediencia a tu inmortal esposa? ¿Acaso debe sufrir la deshonra de los insultos de un golfo? ¿Dejarme atropellar por la impudencia y permitir que ese hombre libre se burle de mi? Mi marido no puede desearme eso, ¡No podría profanar una diosa de esa manera!

Wotan[Entristecido]¿Qué es lo que demandas de mí?

Fricka¡Que te alejes del Wälsung!

Page 22: La Valquiria (Die Walküre)

WotanIrá solo en su camino.

FrickaPero no debes protegerle cuando el vengador le llame a la batalla.

Wotan[Con voz apagada]No lo protegeré.

Fricka[Más animada]Mírame a los ojos y, no intentes ningún truco. Mantén a la Valquiria alejada de él también.

WotanLa Valquiria hará su libre elección.

Fricka¡De ninguna manera! Ella sólo lleva a cabo los deseos de tu voluntad. Prohíbele que permita salir vencedor a Siegmund.

WotanNo puedo abatirlo. Él encontró mi espada.

FrickaEntonces, retírale la magia, deja que se haga pedazos entre las manos del siervo. Deja que su enemigo lo halle desarmado.

[Desde las alturas se escucha el grito de Brünnhilde]

Brünnhilde¡Heiaha! ¡Heiaha! ¡Hojotoho!

FrickaAquí viene tu valiente muchacha, gritando mientras galopa.

Brünnhilde¡Heiaha! ¡Heiaha!¡Heiohotojo! ¡Hotojoha!

WotanLa llamé para que proveyera a Siegmund con un caballo.

Page 23: La Valquiria (Die Walküre)

[Brünnhilde aparece con su corcel sobre el rocoso sendero de la derecha. Cuando descubre a Fricka, se detiene en seguida. Lenta y silenciosamente conduce su corcel por el camino de la montaña en dirección a una cueva y lo oculta ahí]

FrickaSu escudo hoy protegerá el sagrado honor de tu eterna esposa. Los hombre se reirán de nosotros, nuestro poder se perderá y los dioses desaparecerán si hoy, de una manera augusta y magnífica, mis derechos no fueran vengados por esa valiente doncella. El Wälsung morirá por mi honor. ¿Tengo el juramento de Wotan?

Wotan [Dejándose caer sentado sobre una roca, profundamente deprimido]¡Mi juramento tienes!

[Fricka camina hacia la parte posterior y al encontrarse con Brünnhilde se detiene un momento para pensar, frente a ella]

Fricka[A Brünnhilde]El padre de los ejércitos te espera. Deja que sea él quien te explique los planes que ha hecho.

[Se va de prisa]

[Brünnhilde se acerca, llena de dudas y con un semblante de ansiedad hacia Wotan, quien se reclina en su asiento de roca, sumido en tristes pensamientos]

Page 24: La Valquiria (Die Walküre)

Escena Segunda

BrünnhildeMe temo que la discusión ha acabado muy mal, pues Fricka parece contenta con el resultado. Padre, ¿que tienes que decirle a tu hija?. Pareces abrumado y triste.

WotanHe caído en mi propia trampa. Soy el menos libre de los hombres.

BrünnhildeNunca te he visto así. ¿Qué es lo que aflige a tu corazón?

[La expresión y ademanes de Wotan crecen en intensidad culminando en un pavoroso arranque emocional]

Wotan¡Oh, sagrada deshonra! ¡Oh, vergonzosa angustia! ¡Aflicción para los dioses! ¡Aflicción para los dioses! ¡Mi furia nunca tendrá fin! ¡Mi desgracia es imperecedera! Soy el más desdi-chado de todos los hombres.

[Aterrorizada, Brünnhilde deja caer su casco, su escudo y la lanza. Se tira a los pies de Wotan preocupada]

Brünnhilde¡Padre! ¡Padre! Dime ¿qué te preocupa? ¡Cómo afectan tus problemas a tu hija! ¡Confía en mi! Yo te soy leal. Mírame, Brünnhilde te lo suplica.

[Con amorosa preocupación, ella reposa su cabeza y manos en el pecho y rodillas de él. Wotan se queda largo rato viendo los ojos de su hija para después acariciar, sin darse cuenta cabal, su cabello con ternura. Como si saliera de una amenaza oscura, comienza a hablar]

Wotan[Lentamente]Si lo dijera en voz alta ¿no dejaría así escapar la base donde se asienta mi voluntad?

BrünnhildeA la voluntad de Wotan hablarás si me dices lo que deseas, pues ¿quién soy yo, si no tu propia voluntad?

Wotan[Con voz pausada]Aquéllo que no digo a nadie con palabras, ignorado perma-nezca eternamente: cuando hablo contigo, hablo conmigo mismo:

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[Su voz se apaga]

Cuando los placeres del amor joven disminuyeron en mi, mi espíritu anhelaba el poder. Deseos impetuosos me llevaron a la locura, y para mi mismo conseguí el mundo. Con involuntaria deshonestidad, me comporté de manera desleal, y mediante pactos me halié con poderes que ocultaban la maldad.Loge con astucia me tentó y ahora se ha ido volando. Y sin embargo, no podía separarme del amor. En mi poder, anhelaba el amor. El terrible Nibelungo Alberich, nacido de la noche, rompió los lazos que le unían a ella: maldijo al amor y gracias a esta maldición se hizo con el brillante Oro del Rhin y con él, un inmenso poder. El Anillo que él había forjado yo con astucia le robé. Pero no se lo devolví al Rhin, y con él, pagué el precio de Walhalla, el castillo que los gigantes me construyeron y desde el cual gobierno el mundo.Aquella que sabía todo lo que una vez tuvo lugar, Erda, la sagrada y más inteligente de las mujeres, me dijo que renunciara al anillo, y me advirtió del fin imperecedero.

[Hablando con mayor vehemencia]

Sobre esa condenación, yo quise indagar aún más, pero la mujer desapareció sin proferir ninguna palabra.

[Con más animosidad]

Después perdí mi alegría. Como dios, anhelé el saber. Hasta las profundidades de la tierra bajé. Con la magia del amor vencí a la mujer, domé su orgullo y su sabiduría y, entonces me habló: Aprendí sus secretos, pero me exigió un pago: la mujer más sabia del mundo me dio una hija, tú Brünnhilde.Te eduqué junto a tus ocho hermanas; a través de vosotras Valquirias quise evitar aquello que la mujer me dijo que había de temer: un vergonzoso final para los inmortales. Para que nuestros enemigos nos hallaran fuertes en el cam-po de batalla, os ordené que me trajerais a los héroes que tan magistralmente habíamos dominado, hombres cuyos espíritus doblegamos y atrapamos con oscuros pactos y con engaños obligamos a obedecernos ciegamente,

[Volviendose más animado pero con menos intensidad]

a ellos debíais excitar a la lucha y al combate y estimular su fuerza e inducirlos a amargas guerras. Para así reunir a la entrada de Walhalla un ejército de valientes guerreros.

BrünnhildeLlenamos del todo la entrada. Hasta ahora te he traído una multitud. ¿Qué te inquieta ahora, ya que sin dudar llevamos a cabo tus órdenes?

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Wotan[Suprimiendo la voz]Se trata de otra cosa. Escucha atentamente aquello contra lo que Wala me previno. Nuestro final se perfila a través del ejército de Alberich. Con rabia funesta el Nibelungo cuida su rencor.

[Más animado]

Más ya no temo a sus fuerzas de la oscuridad; mis héroes me traerían la victoria. Pero si de nuevo, se hicieran con el anillo, entonces Walhalla estaría perdida. Él que maldijo al amor, él solo podría utilizar cruelmente el hechizo del anillo para desgracia eterna de todas las gentes nobles. La bra-vura de mis héroes no me quitaría: él mismo aumentaría su valentía para usarla en batalla. Con su fuerza, me libraría batalla. Ansiosamente he estado pensando como podría mantener el anillo fuera del alcance de mi enemigo.Uno de los gigantes, Fafner, al que una vez dí el maldito oro como pago por su trabajo, cuida el tesoro por el que asesinó a su hermano. A él debería arrancarle el anillo que yo mismo le di como pago, pero como hice un pacto con él, no puedo atacarle. Impotente ante él, mi coraje me abandonaría. Éstos son los lazos que me atan. Me hice gobernante gracias a los pactos, y de mis pactos ahora soy esclavo. Sólo una persona podría hacer lo que yo no puedo: un héroe al que nunca quise ayudar. Un extraño para el dios, libre de sus favores, que involuntaria y espontáneamente, solo con sus propios actos, pudiera llevar a cabo la acción que yo debo evitar y que ni siquiera le sugerí, aunque sea éste mi único deseo. Este hombre que, en contra de los dioses, luchará por mi, este amigable enemigo, ¿cómo encontrarle? ¿Cómo puedo crear un agente libre al que nunca haya protegido, quien, desafiándome, llegará a serme muy querido? ¿Cómo puedo crear a ese Otro, que ya no es parte de mi, que por voluntad propia llevará a cabo lo que yo solamente deseo? ¡Qué situación para un dios, una deshonra dolorosa! Con asco me veo cada vez que miro todo lo que he creado. El Otro hombre que anhelo, el Otro no puedo encon-trar nunca, pues el hombre libre ha de crearse a sí mismo; yo tan sólo puedo crear hombres que me sean súbditos.

BrünnhildePero, ¿acaso el Wälsung Siegmund no actúa por su propia cuenta?

WotanSalvaje vagué por los bosques con él: contra el deseo de los dioses, le empujé a ser valiente; contra la venganza de los dioses, sólo tiene para protegerse la espada que el favor de un dios le concedió. ¿Porqué preparé una trampa para enga-ñarme a mi mismo? Fue muy fácil para Fricka darse cuenta de esa trampa: para mi profunda deshonra, ella pudo ver a través de mi. ¡Y ahora tengo que someterme a su voluntad!

Page 27: La Valquiria (Die Walküre)

BrünnhildeEntonces, ¿vas a privar a Siegmund de la victoria?

WotanToqué el anillo de Alberich; con avaricia sostuve su oro. La maldición de la que escapé, todavía no me ha abandonado: debo renunciar a lo que amo, asesinar al hombre que adoro. Engañar y traicionar a quien confía en mi.

[Los gestos de Wotan van de un terrible dolor a los de la desesperación]

Vete, pues, con tu esplendor señorial, divina pompa y vergonzosa jactancia. Deja que todo lo que construí se caiga en pedazos. Renuncio a mi labor. Ahora, sólo hay una cosa que quiera; ¡el fin! ¡La ruina!

[Se queda pensativo]

Y por ese ruina, Alberich está trabajando. Ahora comprendo el significado oculto de las fieras palabras de Wala: "Cuando el oscuro enemigo del Amor engendre en medio de la furia, un hijo, entonces no tardará en llegar el fin de los dioses”. Hace poco oí un rumor sobre el Nibelungo que decía que una mujer fue dominada por el enano y seducida con dinero. Los frutos de su odio lleva la mujer en su vientre. Esa cria-tura sin amor llevó a cabo un milagro. Y en cambio, yo que obtuve favores del amor, no puedo engendrar mi hombre libre.

[Levantándose con amarga cólera]

Toma mi bendición, hijo de Nibelungo, lo que tanto me repugna te lo dejo como herencia: el vano esplendor de la divinidad: ¡que los celos acaben devorándolo!

Brünnhilde[Alarmada]Háblame, dime, ¿qué debe hacer tu hija ahora?

WotanLucha solo para Fricka, defiéndele el matrimonio y sus votos. Lo que ella decidió ahora también es decisión mía: ¿de qué sirve mi voluntad? No puedo hacer que un hombre libre viva: por los súbditos de Fricka has de luchar.

Brünnhilde¡Oh, que vergüenza! Arrepiéntete, y niega lo que acabas de decir. Amas a Siegmund: se que por tu propio bien debo defender al Wälsung.

Page 28: La Valquiria (Die Walküre)

WotanDebes matar a Siegmund y procurarle la victoria a Hunding. Estate alerta y manténte fuerte. Has de reunir toda tu valen-tía en la lucha: Siegmund blande una espada victoriosa, así que no morirá como un cobarde.

BrünnhildeSiempre me has enseñado a amarle, y sus nobles virtudes te son muy queridas. Tus ambiguas órdenes nunca harán que me vuelva contra él.

Wotan¿Qué? ¿Acaso tú, niña engreída, te estás rebelando contra mí? ¿Qué eres tú sino el instrumento que obedeciendo a ciegas lleva a cabo mis deseos? ¿Acaso cuando confié en ti me rebajé tanto que mi propia creación llega a abusar de mi ahora? Hija ¿conoces mi rabia? Tu coraje te abandonaría, si tan sólo una llama aplastante de mi ira te alcanzara. En mi corazón oculto la furia que en polvo y cenizas puede convertir al mundo cuyas sonrisas una vez fueron de mi agrado. Pobre de aquel a quien mi furia ataque. Su orgullo se convertiría en dolor. Por lo tanto, te aconsejo que no me provoques. Recuerda lo que te he ordenado. Siegmund ha de morir. Esta es la labor de la Valquiria.

[Se precipita fuera y desaparece por la izquierda, entre las montañas. Brünnhilde permanece en pie, confusa y con temor]

BrünnhildeNunca he visto al Padre de las Victorias así, ni tan siquiera cuando se enfada por alguna pelea.

[Se agacha, triste, a recoger sus armas para armarse nuevamente.]

Sobre mi se deja caer con fuerza el peso de mis armas.¡Cuán ligeras eran cuando luchaba por lo que yo quería!A esta malvada lucha me arrastro hoy llena de miedo.

[Con aire meditabunda se queda mirando hacia el frente. Suspira.]

¡Oh, mi pobre Wälsung! Ahora que te hallas en el más grave de los problemas yo, tu amiga, debe abandonarte de manera desleal.

[Lentamente, se da vuelta y se dirige en dirección hacia la parte posterior]

Page 29: La Valquiria (Die Walküre)

Escena Tercera[Al alcanzar el collado, Brünnhilde mira hacia la garganta y divisa a Sieglinde y Siegmund; observa unos instantes a los que se acercan y después se dirige a la cueva, junto a su corcel, de manera que desaparece completamente para los espectadores.]

[Siegmund y Sieglinde aparecen en el collado. Sieglinde camina delante, presurosa; Siegmund intenta detenerla]

SiegmundDetengámonos aquí y descansemos.

Sieglinde¡Sigamos! ¡Sigamos!

Siegmund[La abraza suave pero firmemente]¡Ahora mismo no seguiremos! ¡Espera, mi dulce esposa! Saliste a toda prisa del bendito placer; con súbito apremio te alejaste corriendo. Apenas podía seguirte en tu escapada salvaje. A través de bosques y praderas, por acantilados y rocas, en silencio, sin decir nada corrías delante de mi. Aunque te llamé, no te detuviste. Ahora, descansa y háblame. Deja a un lado este silencio que tanto te atemoriza. Mira, tu hermano está abrazando a su esposa. Siegmund es tu compañero.

[Ella observa embelezada sus ojos para luego colocar sus brazos en el cuello de él, y así permanece.]

[De pronto se separa aterrorizada]

Sieglinde¡Vete! ¡Vete! Aléjate de la maldición que pesa sobre mi. Impío con este brazo que te agarra, sin honor y sin honra mi cuerpo ha muerto, ¡huye de este cadáver! ¡Sepárate de él!Deja que el viento se lleve aquello que tan vilmente entregué a un héroe. Aunque me abrazó con amor,aunque yo hallé en él la alegría más sublime, aunque mi hombre me entregó todo su amor y despertó en mi todo mi amor, a través de esa dulcísima dicha, santificación sagradísima, que llenó mi mente y me atravesó el alma, llegó el miedo y el terror y la espantosa vergüenza que no pudo menos que horrorizarme y apoderarse de mi en mi desgracia; aunque yo pertenecía a un hombre que me consiguió sin amor, estoy maldita; ¡deja que me aleje de ti! Yo estoy condenada y no me queda dignidad. De ti, el más puro de los hombres, he de separarme sin demora, a ti, hombre maravilloso, quizás no pertenezca nunca. He traído la vergüenza a mi hermano, deshonra al amigo que me consiguió.

Page 30: La Valquiria (Die Walküre)

SiegmundEse perro pagará con su sangre cualquier desgracia que hayas sufrido, así que, no sigas corriendo, y espera a tu enemigo: morirá bajo mi mano cuando Nothung devore su corazón. Sólo entonces te vengaré.

Sieglinde¡Escucha! Los cuernos… ¿Escuchas su clamor? Por todas partes se oye el eco de su furioso estrépito. Desde los bos-ques y los campos llega su bramido. Hunding se ha desper-tado del profundo sueño. A sus parientes y a los perros ha reunido. Alzados con furia todos gritan. Salvajemente lloran al cielo por el roto juramento de matrimonio.

[Se queda viendo hacia el frente, como si estuviera demente]

¿Dónde estás Siegmund? ¿Todavía puedo verte, mi muy amado y atractivo hermano? Deja que las estrellas de tus ojos brillen sobre mi una vez más. No rehuyas el beso de tu proscrita esposa.

[Se lanza al pecho de él, sollozando. Seguidamente vuelve a sobresaltarse de terror]

¡Escucha, oh, escucha! Ese es el cuerno de Hunding.Su clan se acerca completamente armado. Ninguna espada te será de utilidad cuando sus perros ataque. ¡Tírala, Siegmund! Siegmund ¿dónde estás? ¡Ah!, ¡Ahí! ¡Ya te veo!… ¡que terrible visión! Los perros rechinan sus dientes a la vista de tu carne, ellos no respetan tus nobles facciones,a tus pies aprietan sus duros dientes, tú te caes, y tu espada se rompe en pedazos. El fresno se viene abajo, el tronco se rompe. ¡Hermano, hermano mío! ¡Siegmund!… ¡Ay!…

[Cae desmayada en los brazos de Siegmund]

Siegmund¡Hermana! ¡Mi amada!

[Escuchando su respiración, él se convence de que está con vida. Deja que ella se deslice hacia abajo mientras busca lograr una postura sentado. La cabeza de Sieglinde descansa en su regazo. Ambos permanecen en esta posición hasta la siguiente escena.]

[Se produce un largo silencio durante el cual Siegmund se inclina tiernamente sobre ella para darle un largo beso en la frente]

Page 31: La Valquiria (Die Walküre)

Escena Cuarta[Brünnhilde, llevando de las riendas a su caballo sale de la cueva y avanza lenta pero solemnemente hacia el frente. Hace una pausa para observar a Siegmund desde cierta distancia.]

[Nuevamente procede a avanzar lentamente hasta dete-nerse en un lugar cercano]

[En una mano lleva escudo y lanza, con la otra acaricia el cuello del corcel, y así observa a Siegmund con grave expresión.]

Brünnhilde¡Siegmund! ¡Mírame! Soy aquella a la que pronto seguirás.

Siegmund[Levantando la mirada hacia ella]Dime, ¿quién eres tú que tan hermosa y seria te presentas ante mi?

BrünnhildeSólo aquellos destinados a morir ven mi mirada. Aquel que me mire, ha de abandonar la luz de su vida. Sólo en el campo de batalla, me presento ante los héroes. El hombre que me ve, es mi víctima en la batalla.

[Siegmund la observa a los ojos largamente, de modo inquisitivo. Baja la cabeza pensativo y de nuevo vuelve a observarla con detenimiento]

SiegmundSi te sigo, ¿a dónde llevarás a tu héroe?

BrünnhildeTe conduciré al encuentro con el Padre de los Combates, el cual te eligió. Me seguirás hasta el Walhalla.

Siegmund¿Y a la entrada de Walhalla hallaré al Padre de los Combates solo?

BrünnhildeHéroes muertos de cuerpos excelentes gustosos te abraza-rán y te saludarán solemnemente.

Siegmund¿Y en Walhalla hallaré a Wälse, mi propio padre?

BrünnhildeAllí encontrarás a tu padre, Wälsung.

Page 32: La Valquiria (Die Walküre)

Siegmund[Cariñosamente]¿Y en Walhalla una mujer me saludará afectuosamente?

BrünnhildeAllí abundan con esplendor las doncellas deseables. La hija de Wotan gustosamente te dará una bebida.

SiegmundEres maravillosa y en ti reconozco a la sagrada hija de Wotan. ¡Pero, dime algo, Inmortal! ¿Puede este hermano llevarse consigo a su hermana y esposa? ¿Quizá Siegmund pueda abrazar allí a Sieglinde?

BrünnhildeEl aire de esta tierra ella debe seguir respirando. ¡Allí Siegmund, no verás a Sieglinde!

[Siegmund se inclina suavemente sobre Sieglinde y le besa gentilmente la frente, después, en silencio vuelve a fijar la mirada en Brünnhilde]

SiegmundEntonces ve y saluda a Walhalla de mi parte, saluda también a Wotan, saluda de mi parte a Wälse y a todos los héroes; saluda también a las adorables y deseables doncellas: No te seguiré hasta ellos.

BrünnhildeHas visto la mirada fulminante de la Valquiria. Ahora debes ir con ella.

SiegmundAllí donde viva Sieglinde, sea con placer o con penurias, Siegmund se quedará. Tu mirada aún no me ha puesto pálido.

[Con voz firme]

Jamás me obligarás a alejarme de aquí.

BrünnhildeMientras vivas, nada puede forzarte. Pero la muerte, imbécil, te forzará. Para decírtelo he venido hasta aquí.

Siegmund¿Dónde puede estar el héroe bajo cuyas manos caeré hoy?

BrünnhildeHunding te matará en batalla.

Page 33: La Valquiria (Die Walküre)

SiegmundDebes amenazarme con golpes más fuertes que los de Hunding. Si te quedas aquí por deseos de batalla, que él sea tu presa, pues pretendo matarlo en la lucha.

BrünnhildeA ti, Wälsung, óyeme bien, el destino te ha escogido a ti.

Siegmund¿Conoces esta espada? Aquel que la forjó para mí me prometió la victoria. Con ella, desafío tus amenazas.

Brünnhilde[Enfáticamente]Aquél que la forjó para ti, ha decretado tu muerte. Él anulará el poder de la espada.

Siegmund[Con vehemencia]Cállate y no asustes a la mujer que duerme.

[Se reclina tiernamente sobre Sieglinde, en un arrebato de tristeza]

¡Oh! ¡Oh! Dulcísima esposa, la más triste de las mujeres fieles. Contra ti el mundo entero se alza en armas y con furia. Y yo, en quien tú sólo confías y por el cual ahora te desafían, no puedo defenderte con mi protección. ¿Acaso debo traicionar en batalla a una heroína? ¡Oh!, que la deshonra caiga sobre aquel que me forjó la espada, si él me ha decretado la deshonra y no la victoria. Pero si debo morir, no iré al Walhalla. ¡Deja que Hella se apodere de mi!

Brünnhilde[Conmovida]¿Otorgas tan poco valor la dicha eterna?

[Hablando lentamente pero titubeando]

¿Acaso esta pobre mujer que cansada y dolorida descansa sobre tu regazo lo representa todo para ti? ¿Acaso crees que no hay nada más que sea glorioso?

Siegmund[La observa amargadamente]Tan joven y hermosa que pareces, tan desbordante de juventud, y en cambio mi corazón sabe lo fría y dura que debes ser. Si solo puedes burlarte, lárgate de aquí, doncella inmisericorde y sin sentimientos. Si has de recrearte con mi desgracia, deja que mis sufrimientos te consuelen, y que mi desolación llene de placer tu celoso corazón, pero no me hables de las frígidas alegrías de Walhalla.

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BrünnhildeVeo la desgracia que corroe tu corazón. Siento el sagrado dolor del héroe… Siegmund, deja tu esposa a mi cuidado; mi protección la envolverá con firmeza.

SiegmundYo y nadie más tocará su pureza mientras ella viva. Si soy presa de la muerte, antes de morir la mataré mientras duerme.

Brünnhilde[Con creciente emoción]¡Wälsung! ¡Eres demente! Escucha mi consejo. Deja a tu esposa conmigo por el bien de la prenda que dichosamente lleva gracias a tu amor.

Siegmund¡Esta espada! que un traidor me entregó en confianza, ¡Esta espada! que cobardemente debe traicionarme, si no me sirve ante mi enemigo, entonces deja que me sirva contra mi amiga.

[Blandiendo la espada contra Sieglinde]

Dos vidas te sonríen aquí. Tómalas, Nothung, espada envidiada, tómalas de un solo golpe.

Brünnhilde[En un apasionado estallido de simpatía para con Siegmund]¡Deténte, Wälsung! ¡Escucha lo que te digo! Sieglinde vivirá y Siegmund vivirá con ella. Lo he decidido: cambiaré el resultado de la lucha. A Siegmund favoreceré y le concederé la victoria. ¿Oyes la llamada? Ahora, prepárate, héroe. Confía en tu espada y blándela con valor. El arma te será fiel igual que la Valquiria que te protegerá. Adiós Siegmund, amado héroe. En el campo de batalla nos volveremos a ver.

[Presurosa se marcha con su corcel para desaparecer en una cañada situada a la derecha. Jubiloso, Siegmund la sigue con la mirada.]

[De manera gradual, el escenario se oscurece. Masivos nubarrones de tormenta descienden y cubren el fondo poniendo un velo sobre los riscos, la cañada y el sendero rocoso dejándolos fuera de vista]

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Escena Quinta[Siegmund vuelve a reclinarse sobre Sieglinde para escuchar su respiración]

SiegmundTan profundamente como un hechizo el sueño calma la pena y el dolor de mi amada. ¿Acaso cuando la Valquiria vino a mí trajo para ella esta gran quietud? ¿Acaso la oscura batalla no aterrorizaría a una desgraciada mujer? Ahí yace como si no tuviera vida, pero aún vive: un sonriente sueño le calma la pena. Continúa durmiendo hasta que la batalla haya sido librada y la paz te traiga alegría.

[La recuesta suavemente sobre la roca y besa su frente como despedida. Escucha el cuerno de Hunding y se levanta decidido]

A ése que me llama he de preparar, lo que se merece, le daré. Nothung le hará pagar lo que tiene merecido.

[Velozmente corre hacia el fondo y al llegar al paso desaparece en el oscuro nubarrón de tormenta el cual inmediatamente emite un relámpago]

Sieglinde[Hablando en sueños, intranquila]¡Sólo con que Padre volviera a casa ahora! Pero, todavía sigue en los bosques con el muchacho. ¡Madre! ¡Madre! tengo miedo. Los forasteros no parecen muy amigables o pacíficos. A nuestro alrededor están poniendo humo negro, una niebla densa y feroces llamas; la casa está ardiendo. ¡Ayúdame, hermano! ¡Siegmund! ¡Siegmund!

[Se levanta de un salto. Hay truenos y rayos violentos]

¡Siegmund!… ¡Ah!…

[Observa los alrededores con creciente terror. Casi la totalidad de el escenario está cubierto por los negros nubarrones de tormenta. Se escucha el cuerno de Hunding en la cercanía]

Hunding[En el fondo, en el paso de la montaña]¡Wehwalt! ¡Wehwalt! (¡Desdichado! ¡Desdichado!) Levántate y lucha contra mi, o te entregaré a mis perros.

Siegmund[Desde lejos, en la cañada]¿Dónde te escondes que te he atacado y no te he alcanzado? Ponte de pie para que te pueda ver cara a cara.

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Sieglinde[Escuchando aterrorizada]¡Hunding! ¡Siegmund! ¡Si tan sólo pudiera verlos!

Hunding¡Ven aquí, pretendiente sinvergüenza! ¡Deja que Fricka te abata aquí mismo!.

Siegmund[Del mismo modo, desde el paso]¿Crees que todavía voy desarmado, cobarde? Me has amenazado con mujeres, ahora, lucha por ti mismo Fricka te abandonará a tu suerte. ¡Mira!: de tu casa, del tronco del árbol que hay junto a ella, sin temor arranqué la espada ¡ahora, probarás su filo!

[La luz de un rayo ilumina la roca por unos instantes dejando ver las figuras de Hunding y Siegmund prestos para la mortal batalla]

Sieglinde[Con sus últimas fuerzas]Deteneos, hombres. ¡Primero, matadme a mi!

[Se apresura a llegar hacia el paso, pero súbitamente un relampago que cae desde encima de los combatientes a la derecha, hace que se tambalee hacia un lado, como si estuviese ciega]

Brünnhilde¡Golpéale, Siegmund! ¡Confía en tu espada![En el resplandor de la luz aparece Brünnhilde, flotando por encima de Siegmund y cubriéndolo por completo con su escudo. Al tiempo que Siegmund prepara un golpe mortal sobre Hunding, una brillante luz roja aparece desde la izquierda, cruzando los nubarrones por donde hace su aparición Wotan, quien se posa arriba de Hunding, soste-niendo su lanza en frente de Siegmund]

WotanAléjate de mi lanza; ¡que tu espada se rompa en pedazos!

[Brünnhilde retrocede con su escudo, asustada ante la apari-ción de Wotan. La espada de Siegmund se hace pedazos contra la lanza de éste. Hunding hunde la suya en el pecho desprotegido de Siegmund. Siegmund cae al suelo herido mortalmente. Al escuchar el último aliento de Siegmund. Con un grito, Sieglinde cae a tierra, como sin vida]

[Al momento que Siegmund cae sin vida, las dos luces desaparecen. Las oscuras nubes cubren todo excepto el primer plano. A través de ellas se puede ver, aunque indistintamente a Brünnhilde que presurosa se dirige a donde está Sieglinde]

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Brünnhilde[A Sieglinde]Rápido, a mi caballo. Yo te salvaré.

[Rápido sube a Sieglinde al corcel, que estaba de pie cerca de la cañada, e inmediatamente desaparece con ella]

[En esos momentos, los nubarrones se dividen por el medio, dejando ver a Hunding, quien acaba de extraer la lanza del pecho de Siegmund]

[Wotan, rodeado de nubes, está de pie sobre una roca, apoyándose en su lanza, contemplando con tristeza el cadaver de Siegmund]

Wotan[A Hunding]Márchate esclavo. Arrodíllate ante Fricka; dile que la lanza de Wotan vengó aquello que le causó la deshonra. ¡Vete! ¡Vete!

[Ante el despectivo movimiento de su brazo, Hunding cae a tierra sin vida]

[Repentinamente estalla en terrible cólera]

En cuanto a Brünnhilde, ¡El infortunio caerá sobre la culpable. La insolente será terriblemente castigada cuando mi brioso corcel le dé alcance en su huida.

[Wotan desaparece entre rayos y truenos]

[El telón cae rapidamente]

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Acto IIIActo III

PreludioPreludio

yy

Escena PrimeraEscena Primera

Page 39: La Valquiria (Die Walküre)

[En la cumbre de una montaña rocosa. A la derecha un bosque de abetos. A la izquierda, la boca de una gruta que forma una sala natural: por encima de ella se eleva la peña hasta su picacho más alto. Hacia detrás rocas de diferente altura flanquean la orilla de la cuesta que desciende escarpadamente hacia el foro. Masas de nubes dispersas corren por delante del borde de las rocas, como empujadas por la tormenta. Gerhilde, Ortlinde, Waltraute y Schwertleite han acampado en el picacho que hay encima de la gruta; todas van completamente armadas.]

Gerhilde[Encima del punto más elevado, grita hacia el fondo, por donde pasa una espesa nube]¡Hojotoho! ¡Hojotoho! ¡Heiaha! ¡Heiaha!Aquí, Helmwinge, trae tu caballo hasta aquí.

Helmwige[En la parte posterior, fuera del escenario]¡Hojotoho! ¡Hojotoho! ¡Heiaha!

[El destello de un rayo sale de una nube, iluminando la figura de una Valquiria montando su corcel. De su montura cuelga un guerrero muerto. Aproximándose al risco, cruza de izquierda a derecha]

Gerhilde, Waltraute, Schwertleite[Llamándola mientras la Valquiria va llegando]¡Heiaha! ¡Heiaha!

[La nube, junto con las figuras, desaparece hacia la derecha por detras del abeto]

Ortlinde[Gritando hacia la dirección del abeto]Pon tu semental junto a la potranca de Ortlinde: a tu caballo gris le gustará pastar junto a mi yegua parda.

Waltraute¿Quién es ese que cuelga de tu silla de montar?

[Saliendo del abeto]

HelmwigeSintolt, el Hegelingo.

SchwertleitePues entonces, separa a mi caballo gris de tu yegua parda. La yegua de Ortlinde lleva a Wittig, el Irmingo.

GerhildeSiempre he visto enemistados a Sintolt y Wittig.

Page 40: La Valquiria (Die Walküre)

Ortlinde[Levantándose]¡Heiaha! ¡Heiaha!Los sementales están empujando a mi yegua

[Corre hacia el abeto]

Helmwige, Ortlinde y Schwertleite[Soltando una carcajada]¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja!

GerhildeLa disputa entre los dos guerreros incluso hace que sus caballos riñan.

Helmwige¡Quieto, Bruno! No armes bronca.

Waltraute[Desde el punto más elevado, donde ha tomado el lugar de Gerhilde como observadora]¡Hoioho! ¡Hoioho!

[Llamando en dirección al lado derecho del fondo del escenario]

Tú, Siegrune, ¿dónde has estado que has tardado tanto?.

Siegrune[Por fuera del escenario, a la derecha]Tenía trabajo que hacer. ¿Ya han llegado las demás?

Schwertleite[Desde la parte derecha del fondo del escenario]¡Hojotoho!

Waltraute[Igual]¡Hojotoho!

Gerhilde[Igual]¡Heiaha!

Waltraute y Schwertleite¡Heiaha!

WaltrauteGrimgerde y Roßweiße

[Sus ademanes, así como una destello detrás del abeto, muestran que Siegrune acaba de llegar]

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Grimgerde[En la parte posterior, a la izquierda. Fuera del escenario]¡Hojotoho!

Roßweiße[Mismo lugar]¡Hojotoho!

Grimgerde y Roßweiße¡Heiaha!

GerhildeYa vienen en sus corceles

[En un banco de nubes, pasando desde la izquierda, aparecen Roßweiße y Grimgerde iluminadas por el destello de un relámpago. Ambas cabalgan sus corceles y llevan sendos guerreros muertos en sus monturas, Helmwige, Ortlinde y Siegrune han salido del abeto y agitan los brazos en saludo a Roßweiße y Grimgerde desde el borde del acantilado]

Helmwige, Ortlinde, SiegruneSaludos, aguerridas Roßweiße y Grimgerde

Roßweiße, Grimgerde¡Hojotoho! ¡Hojotoho! ¡Heiaha!

[La aparición desaparece detrás del abeto]

Las otras seis Valquirias¡Hojotoho! ¡Hojotoho! ¡Heiaha! ¡Heiaha! ¡Hojotoho! ¡Hojotoho! ¡Heiaha! ¡Heiaha!¡Hojotoho! ¡Heiaha! ¡Hojotoho! ¡Heiaha!¡Hojotoho! ¡Heiaha! ¡Hojotoho! ¡Heiaha!¡Hojotoho! ¡Heiaha!

GerhildeLlevad a los caballos al bosque para que puedan pastar y descansar.

OrtlindeMantened las yeguas bien separadas hasta que el odio del héroe se haya calmado.

Waltraute y Schwertleite¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja!

Gerhilde y Siegrune¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja!

HelmwigeEl caballo gris ha sufrido a causa de la furia del enemigo.

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Waltraute, Schwertleite, Helmwige y Gerhilde¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja! ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja!

Ortlinde y Siegrune¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja!

Roßweiße, Grimgerde[Saliendo del abeto]¡Hojotoho! ¡Hojotoho!

Las otras seis Valquirias¡Bienvenidas! ¡Bienvenidas!

Schwertleite¿Ibais montando juntas, valientes muchachas?

GrimgerdeCabalgábamos por separado y acabamos de encontrarnos.

RoßweißeSi estamos todas reunidas, ya podemos empezar. Iremos hasta el Walhalla para llevar a Wotan sus guerreros.

HelmwigeSólo somos ocho; todavía falta una.

GerhildeBrünnhilde todavía debe estar coqueteando con ese trigueño de Wälsung.

WaltrauteNuestra obligación es esperarla. El Padre de los Combates no nos daría una buena bienvenida si nos viera llegar sin ella.

Siegrune[Sobre el mirador, escrutando a la distancia]¡Hojotoho! ¡Hojotoho!¡Por aquí! ¡Por aquí! Por aquí viene cabalgando furiosa Brünnhilde

[Todas se dirigen velozmente al mirador]

Las ocho Valquirias¡Hojotoho! ¡Hojotoho!¡Brünnhilde, hola!

[Observan con creciente asombro]

WaltrauteHacia los abetos dirige a su tambaleante corcel.

Grimgerde¡Cómo jadea Grane después de cabalgar tan velóz!

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RoßweißeNunca he visto a una Valquiria galopando de una manera tan furiosa.

Ortlinde¿Qué lleva en la montura?

HelmwigeEse no es un héroe.

SiegruneVean, lleva a una mujer

Gerhilde¿Cómo ha encontrado a la mujer?

SchwertleiteNi tan solo saluda con un grito a sus hermanas.

Waltraute¡Heiaha! ¡Brünnhilde! ¿No nos oyes?

OrtlindeAyudad a nuestra hermana a desmontar del caballo.

Helmwige y Gerhilde[Ambas corriendo hacia el abeto]¡Hojotoho! ¡Hojotoho!

Siegrune, Roßweiße[Siguiéndolas detrás]¡Hojotoho! ¡Hojotoho!

Ortlinde, Waltraute. Grimgerde, Schwertleite¡Heiaha! ¡Heiaha!

Waltraute[Viendo hacia adentro del abeto]¡Al suelo se precipita Grane, el recio!

GrimgerdeA toda prisa, baja a la mujer del caballo.

Ortlinde, Waltraute, Grimgerde, Schwertleite¡Hermana! ¡Hermana, ¿Qué ha pasado?

[Las Valquirias regresan al palco escénico con Brünnhilde que ayuda a Sieglinde]

Brünnhilde[Jadeante]Protegedme y ayudadme, ahora que lo necesito.

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Las ocho Valquirias¿De dónde vienes cabalgando con tanta furia? Sólo los fugitivos huyen así.

BrünnhildePor primera vez he de huir y por primera vez me persiguen. El Padre de los Ejercitos me persigue.

[Todas las Valquirias se alarman]

Las ocho Valquirias¿Te has vuelto loca? Habla, cuéntanos, ¿El Padre de los Ejercitos te está persiguiendo? ¿Es de él de quien huyes?

Brünnhilde[Se vuelve angustiada, para escrutar el horizonte, y regresa]¡Oh, hermanas! Id y mirad desde lo alto de las rocas. Mirad hacia el Norte y veréis si El Padre de los Combates viene hacia aquí.

[Ortlinde y Waltraute corren al mirador en el pico rocoso]

Hablen. ¿Ya lo veis?

OrtlindeUna tormenta se acerca por el Norte.

WaltrauteUnas nubes borrascosas se están juntando allí.

Las otras seis ValquiriasEl Padre de los Combates cabalga con su sagrado caballo.

BrünnhildeEl furioso cazador que lleno de rabia quiere cazarme viene, ¡ya viene, ya viene por el Norte! Protegedme hermanas. Salvad a esta mujer.

Seis Valquirias¿Qué le pasa a esta mujer?

BrünnhildeEscuchadme y os lo contaré rápidamente. Esta es Sieglinde, hermana y esposa de Siegmund. Contra los Wälsung, Wotan se ha alzado en cólera. Hoy Brünnhilde debería haber negado la victoria a su hermano, pero en cambio, protegí a Siegmund con mi escudo, desobedeciendo así al Dios que finalmente lo tuvo que matar con su propia lanza. Siegmund cayó, pero yo huí lejos con su esposa. ¡Para salvarla vine corriendo hasta vosotras, pues yo también tengo miedo! ¡Necesito que me protejáis de los golpes del castigo!

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Las Seis ValquiriasHermana insensata. ¿Qué has hecho? ¡Eso es terrible! ¡Brünnhilde, terrible! ¿Has desobedecido, Brünnhilde, las órdenes sagradas del Padre de los Ejercitos?

Waltraute[Desde el mirador]Una oscuridad se acerca por el Norte.

Ortlinde[Mismo lugar]Una furiosa tormenta se dirige hasta aquí.

Roßweiße, Grimgerde, Schwertleite El caballo del Padre de los Combates relincha con furia.

Helmwige, Gerhilde, Siegrune ¡Que terriblemente jadea!

BrünnhildeDesdicha habrá para esta pobre mujer si Wotan la encuentra, pues ha amenazado con destruir a todos los Wälsung. ¿Cuál de vosotras me prestará el caballo más ligero para que pueda llevarme a la mujer lejos de él?

Siegrune¿Pretendes incitarnos a que desobedezcamos y le desafie-mos de igual manera?

BrünnhildeRoßweiße, hermana mía, préstame a tu veloz corcel.

RoßweißeMi caballo nunca ha huido del Padre de los Combates.

BrünnhildeHelmwige, escúchame

HelmwigeLe debo mi obediencia a nuestro padre.

Brünnhilde¡Grimgerde! ¡Gerhilde! ¡Prestadme vuestros caballos! ¡Schwertleite! ¡Siegrune! ¡Mirad lo asustada que estoy! ¡Oh! sed leales conmigo, como yo lo he sido con vosotras! Salvad a esta desgraciada mujer.

Sieglinde[Que hasta ahora había permanecido sombría y fría, con la mirada fija delante de sí, se sobresalta con un gesto de rechazo cuando Brünnhilde la abraza como para protegerla]

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No os atormentéis preocupándoos por mí, la muerte es todo lo que deseo. ¿Quién te pidió, doncella, que me alejaras de la lucha? Entre tanta agitación, la misma arma que mató a Siegmund me habría alcanzado a mí también. Habría halla-do la muerte unida a él. ¡Lejos de Siegmund!… ¡Siegmund, lejos de ti!… ¡Oh! cada vez que pienso en ello, deseo que la muerte caiga sobre mí. Si no puedo maldecirte, doncella, porque me ayudaste a escapar, al menos escucha mi solemne súplica, hinca tu espada en mi corazón.

BrünnhildeMujer, por el bien del amor debes continuar viviendo. Salva al hijo que de él recibiste: un Wälsung crece en tu vientre.

Sieglinde[De inmediato su rostro resplandece de alegría]Sálvame valiente muchacha; salva a mi hijo. Dadme refugio, doncellas y vuestra poderosa protección.

[Desde atrás, se acerca una tormenta de nubes que se vuelven cada vez más negras]

Waltraute[Desde el mirador]La tormenta se acerca.

Ortlinde[Mismo lugar]Quien le tenga miedo que huya.

Las otras seis ValquiriasLlévate a la mujer si el peligro la amenaza. Ninguna de las Valquirias se atreve a protegerla.

Sieglinde[De rodillas ante Brünnhilde]Sálvame, doncella; salva a una madre.

Brünnhilde[Levanta a Sieglinde con súbita determinación]Huye rápidamente, y huye tú sola. Yo me quedaré aquí y confrontaré la venganza de Wotan. Lo mantendré con su rabia junto a mí, mientras tú escapas de su furia.

Sieglinde¿Qué dirección he de tomar?

Brünnhilde¿Cuál de vosotras hermanas ha cabalgado alguna vez hacia el Este?

SiegruneHacia el Este, se extiende un bosque donde Fafner llevó el tesoro del Nibelungo.

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SchwertleiteY tomó la forma de un dragón. En una cueva protege el anillo de Alberich.

GrimgerdeNo es un lugar muy agradable para una mujer desvalida.

BrünnhildeY sin embargo, de la furia de Wotan este bosque seguramente la protegería. Al Señor no le gusta el lugar y siempre se mantiene alejado de él.

Waltraute[Desde el mirador]Cabalgando enfurecido, Wotan ya llega a la roca.

Las Seis Valquirias Brünnhilde, escucha el fragor de su llegada.

Brünnhilde[Apremiándola]Márchate pues, hacia el Este. Sé valiente y desafiante; soporta todos los contratiempos, el hambre y la sed, las espinas de las plantas y las rocas. Ríete de cualquier problema o sufrimiento que padezcas. Una cosa has de saber y recordar para siempre: El héroe más noble del mundo llevas protegido en tu vientre.

[De debajo de su coraza pectoral extrae los trozos de la espada de Siegmund y se los da a Sieglinde]

Guárdale los poderosos trozos de la espada que le he traído desde el campo de batalla de su padre. El los forjará de nuevo y un día blandirá la espada. Deja que le dé su nombre: "Siegfried", el alegre en la victoria.

Sieglinde¡Oh, el más divino de los milagros! ¡La más gloriosa de las mujeres! ¡Te doy las gracias por tu lealtad y tu sagrado consuelo! Para aquél al que amamos, salvaré el querido niño. ¡Qué la recompensa de mi agradecimiento te llegue a sonreír un día! ¡Adiós! ¡La desafortunada Sieglinde te bendice!

[Se aleja presurosa, por el proscenio a la derecha. La montaña rocosa está rodeada por negros nubarrones tormentosos; terrible tempestad ruge desde el foro; creciente resplandor ígneo a la derecha, también desde el foro]

Voz de Wotan¡Detente Brünnhilde!

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Ortlinde, Waltraute[Bajando del mirador]El jinete y su corcel ya han alcanzado la roca.

[Tras mirar a Sieglinde por un rato, Brünnhilde voltea hacia el fondo del escenario, mira hacia el abeto, y temerosa camina hacia adelante nuevamente]

Las ocho Valquirias¡Pobre Brünnhilde! ¡Cómo arde la venganza!

BrünnhildeAy, ayudadme, hermanas, mi corazón se hunde. Su furia me aplastará si no me protegéis intentando calmarlo.

[Las Valquirias se alejan del lugar rocoso, llenas de pavor. Brünnhilde va con ellas]

Las ocho ValquiriasVen aquí, alma perdida, no dejes que te vea. Escóndete entre nosotras y permanece en silencio mientras él te llama. ¡Oh, qué aflicción!

[Las Valquirias ocultan con sus cuerpos a Brünnhilde mientras miran con ansiedad el abeto que ahora es iluminado por la incandecencia del fuego mientras el fondo del escenario se ha oscurecido]

Wotan, furioso se está bajando del corcel. ¡Hacia aquí apresura sus vengativos pasos!

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Escena Segunda[Wotan hace su llegada encolerizado y dando grandes zancadas desde el abeto y se aproxima al grupo de Valquirias en la cumbre, en busca de Brünnhilde]

Wotan¿Dónde está Brünnhilde? ¿Dónde está la violadora de la ley?¿Os atrevéis a esconder a esa malvada de mí?

Las ocho Valquirias¡Qué furia tan terrible te hierve por dentro! Padre, ¿Qué han hecho tus hijas para provocarte esta enorme furia?

Wotan¿Osan burlarse de mí? ¡Andad con cuidado, insolentes! Sé que Brünnhilde se esconde de mí entre vosotras. Separaos de ella. Está perdida por siempre, tal como ella incluso ha echado a perder su virtud.

RoßweißeHuyó de nosotras porque la perseguían…

Siegrune, Roßweiße, Grimgerde y SchwertleiteNos imploró que la protegiéramos.

WaltrauteTu rabia ha despertado su consternación y miedo.

SiegruneEl estremecimiento y el temor hicieron presa de la per-seguida

Schwertleite y GrimgerdeTu rabia ha despertado su consternación y miedo. Por ella te suplicamos, Padre.

OrtlindePadre, escucha nuestra súplica

Roßweiße y WaltrauteTe suplicamos por nuestra temerosa hermana

Gerhilde, Helmwige y OrtlindeSuaviza tu cólera

SiegruneCalma ahora tu furor

HelmwigePor su bien, tranquilízate.

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WotanManada de mujeres de blando corazón. ¿Acaso habéis here-dado de mí ese espíritu débil? ¿Acaso os he educado para que con valentía marchéis a la batalla e hice que vuestros corazones fueran duros y ávidos para que lloriquearais y gimierais cuando mi furia castiga vuestra deslealtad? Dejad de gimotear y sabed el mal que hizo aquella por la cual tembláis y derramáis lágrimas. Nadie más que ella conocía mis más profundos pensamientos. Nadie más que ella sabía de dónde surgían mis deseos. Ella era el fértil útero de mi deseo. Ahora ha roto la sagrada alianza, con deslealtad ha desafiado mi voluntad, se ha burlado de las órdenes de su amo, y levantado en armas contra mí, aunque fueran sólo mis propios deseos los que la trajeron al mundo. ¿Escuchas lo que digo, Brünnhilde? Tu armadura, tu casco y tus armas, tu felicidad y tu honor, tu nombre y tu propia vida vienen de mí. ¿Estás oyendo mis acusaciones y te escondes con terror de tu acusador, huyes y tienes miedo de su castigo?

[Brünnhilde sale de su escondite dentro del grupo de Valquirias y avanza con humildes pasos firmes bajando la roca. Se acerca a corta distancia de Wotan]

BrünnhildeAquí estoy, Padre. Pronuncia tu castigo.

WotanYo no te castigo. Tú te creaste tu propio castigo. Tan sólo gracias a mi voluntad es que tú existes, y es en contra de mi voluntad que actuaste. Tan sólo mis órdenes obedecías, pero tú diste órdenes en contra mía. Te hice agente de mis deseos, pero tú volviste contra mí tus propios deseos. Te hice portadora de mi escudo, pero contra mí, tú levantaste el escudo. Te hice distribuidora de destinos, pero tú dispu-siste el destino contra mí. Te hice inspiración de héroes, pero contra mí inspiraste a esos héroes. Lo que una vez fuiste, Wotan acaba de decírtelo. Lo que ahora eres, dilo tu misma. Ya no eres el agente de mis deseos. Has sido una Valquiria; desde ahora sé lo que todavía te queda por ser.

Brünnhilde[Aterrorizada]¿Me expulsarás? ¿A eso se refieren tus palabras?

WotanNunca más volveré a enviarte desde Walhalla. Nunca te vol-veré a enviar a recoger héroes de las guerras. No volverás a traer hombres victoriosos a mi palacio. En los solemnes banquetes de los dioses, nunca volverás a pasarme el cuerno para que beba de él. Nunca volveré a besar los labios de mi hija. De la compañía de los dioses quedas expulsada, exiliada del grupo de inmortales. Nuestra alianza se ha roto. De mi vista quedas desterrada.

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[Las Valquirias, bajando de la roca, se acercan un poco, con gran agitación]

Las ocho Valquirias¡Oh, oh! ¡Hermana, ay! ¡Hermana!

Brünnhilde¿Me dejas sin todo aquello que una vez me concediste?

WotanAquél que te venza se lo quedará. Aquí, a esta montaña te confino. Te sumergiré indefensa en un sueño. Cualquier hombre que la encuentre por el camino y la despierte, puede capturar a la doncella.

[Con la mayor emoción, las Valquirias terminan de descender de la roca y rodean a Brünnhilde quien se encuentra semi arrodillada ante Wotan]

Las ocho Valquirias¡Detente Padre! !Detén la maldición! ¿Acaso la doncella debe marchitarse y morir por un hombre? ¡Escucha nuestras súplicas! Dios terrible, evítale esta lamentable deshonra, pues nosotras deberíamos compartir con ella la vergüenza.

Las ocho ValquiriasRecuerda la maldición, ¡Arrepiéntete! Escucha nuestra súplica ¡Ay, aparta de ella el mortificante ultraje! Dios terrible, evítale esta lamentable deshonra pues nosotras deberíamos compartir con ella la vergüenza.

Las ocho Valquirias¡Porque nosotras deberíamos compartir su vergüenza!

Wotan¿No habéis oído lo que he ordenado? Vuestra infiel hermana queda desterrada de vuestra compañía. No cabalgará por el aire con vosotras. La flor de su juventud se marchitará. Un esposo se ganará sus favores como mujer. A partir de ese momento, pertenecerá a ese hombre dominante. Se sentará junto al fuego y tejerá, y será objeto de todas las burlas.

[Brünnhilde cae al suelo con un grito; espantadas, las Val-quirias se apartan de ella con precipitación y gran alboroto]

¿Acaso os aterroriza su destino? Pues, entonces, huid de esta alma perdida. Separaos de ella y mantened las distancias. Si alguna de vosotras se atreve a perder el tiempo con ella, si alguna me desobedece y se acerca a ella por tristeza, entonces esa estúpida compartirá su mismo destino. Esto es lo que os digo, valientes espíritus. Ahora marchad de aquí, y manteneos alejadas de esta Roca. Apresuraos, y cabalgad bien lejos de lo contrario la desgracia aquí os aguardará.

Page 52: La Valquiria (Die Walküre)

[Las Valquirias se dispersan con salvajes gritos y se precipitan en rápida huida hacia el abeto]

Las ocho Valquirias¡Desdicha! ¡Desdicha!

[Negros nubarrones se asientan en los riscos; un sonido de movimientos precipitados se escuchan desde el abeto. El fuerte destello de un rayo emerge de las nubes; dentro de estas, las Valquirias van violentamente cabalgando muy juntas, con las bridas sueltas.]

[Cede en intensidad la tormenta en corto tiempo; las nubes de tempestades poco a poco van desvaneciéndose. Durante la siguiente escena, cae el crepúsculo trayendo un buen clima consigo, siguiéndole de cerca la noche]

Page 53: La Valquiria (Die Walküre)

Escena Tercera[Wotan y Brünnhilde se quedan solos, ella está tumbada a sus pies. Hay un largo y solemne silencio. Las posiciones no cambian]

[Lentamente, ella comienza a levantar un poco la cabeza]

Brünnhilde[Primero tímidamente, después más firme]¿Tan infame fue lo que hice que mi error se castiga tan vergonzosamente? ¿Tan despreciable fue lo que te hice que tan profundamente me humillas? ¿Tan deshonroso fue lo que hice que mi ofensa me roba ahora mi honor?

[Poco a poco se va levantando hasta quedar arrodillada]

¡Oh, habla, Padre! Mírame a los ojos. Silencia tu rabia, controla tu ira, y explícame con claridad la oculta culpa-bilidad que tan ciega y tenazmente te ha obligado a exiliar a tu hija favorita.

Wotan[Con actitud inmutable, severa y tristemente]Pregúntate a ti misma lo que hiciste, y hallarás la explicación de tu culpabilidad.

BrünnhildeTú me diste una orden y yo la llevé a cabo.

Wotan¿Acaso te ordené que lucharas a favor del Wälsung?

BrünnhildeEso es lo que me ordenaste como Soberano de las Batallas.

WotanPero me retracté de mi propio decreto.

BrünnhildeCuando Fricka consiguió que tus propias intenciones te resultaran extrañas, cuando adoptaste su punto de vista te convertiste en tu propio enemigo.

Wotan[Con voz suave pero amarga]Di por sentado que me habías comprendido y te reñí cuando me desafiaste a conciencia. Pero me tomaste por cobarde y estúpido. ¿Acaso no tenía que vengar la traición? ¿Eras demasiado insignificante como para hacerme enfadar?

Page 54: La Valquiria (Die Walküre)

BrünnhildeNo soy lista, pero sabía una cosa: que amabas al Wälsung. Yo conocía el dilema que te obligó a olvidarte por completo de este detalle y que tu única alternativa, la de negarle tu ayuda a Siegmund, te afligía con amargura el corazón.

Wotan¿Tú lo sabías y aún así te atreviste a protegerle?

Brünnhilde[Con suave voz al principio]Porque mis ojos son los tuyos, me agarré a aquello que la alternativa tras un doloroso dilema te obligó al final a dar la espalda. Cuando Wotan está en guerra, yo le protejo, pero esta vez yo sólo vi lo que tú no podías ver: tuve que ver a Siegmund. Para avisarle de la muerte fui hasta él, vi sus ojos, oí sus palabras, me di cuenta de la solemne angustia del héroe, escuché el sonido del lamento del valiente hombre. El terrible dolor de un amor sin limites, el mayor desafío para un corazón triste cayeron sobre mis oídos, y mis ojos percibieron lo que en lo profundo de mi pecho mi corazón sentía con nobles latidos. Tímida, asombrada, avergonzada me quedé. Todavía podía ver la mejor manera de ayudarle:

[Voz con viveza]

la victoria o la muerte compartiría con Siegmund. Sólo sabía que éste era el destino que debería escoger. El amor que un hombre puso en mi corazón fue lo que me hizo aliarme con el Wälsung y desobedecer tus órdenes, aún cuando en mi interior te seguía siendo fiel.

WotanAsí que, según tú, hiciste lo que yo tanto deseaba hacer. Y sin embargo, obligado por una doble necesidad me abstuve de hacerlo. ¿Creíste que tan fácilmente conseguirías la felicidad del amor cuando a mí un dolor ardiente me había atravesado el corazón, cuando la necesidad desesperada había despertado mi rabia, cuando el amor del mundo permitió que el origen del amor se contuviera en mi dolorido corazón? Contra mí mismo me había vuelto con agonía; por encima de una pena increíble me había alzado con rabia; un furioso anhelo con sus ardientes deseos habían marcado mi terrible decisión: en las ruinas de mi propio mundo pondré fin a mi tristeza sin fin. ¿Justo entonces, tú te recreabas dulcemente con las alegrías de la felicidad; el torbellino extático de las emociones celestiales te hacía sonreír mientras bebías la pócima del amor, mientras mi angustia divina se mezclaba con una amargura rapaz?

[Corta pero secamente]

Page 55: La Valquiria (Die Walküre)

Entonces, tu ligero corazón puede guiarte. Has renunciado a mí. Debo mantenerme alejado de ti, y en tu compañía nunca más puedo desarrollar mis planes. Estamos separados, y ya no podemos trabajar juntos. Mientras tenga vida y aliento, el dios nunca más debe verte.

Brünnhilde[Con sencillez]De nada te sirvió la simple muchacha que ante el asombro de tus órdenes no te entendió. Mi propia inteligencia me dijo una cosa: amar lo que tu amabas. Si debo abandonarte y tímidamente evitarte, si tú debes romper lo que una vez nos unió, si la mitad de tu ser que una vez te perteneció por completo debe separarse de ti, Oh, Dios, no olvides esto: que una imperecedera parte de tu ser no puede querer tu deshonor, no puede desear la deshonra que a ti te insulta: A ti mismo te rebajarías si vieras a la gente burlarse y reírse de mí.

WotanFuiste feliz dejándote llevar por el poder del amor: ahora déjate llevar por aquel al que estás obligada a amar.

BrünnhildeSi debo abandonar el Walhalla y nunca más trabajar y gobernar contigo, si un hombre dominante debe ser a partir de ahora mi señor, entonces no dejes que ningún cobarde arrogante me obtenga como premio. Que no sea hombre indigno quien me posea.

WotanHas renunciado al Padre de los Combates, él no puede elegir por ti.

Brünnhilde[En confidencia, a media voz]Engendraste una familia noble, y ningún cobarde podrá nunca salir de ella. El más grande de los héroes, yo lo sé, nacerá de la estirpe de los Wälsung.

WotanVigila tu lengua cuando hables de los Wälsung. Cuando renuncié a ti, también renuncié a ellos. Su codicia fue la que los aniquiló.

BrünnhildeSeparándome de ti los he salvado. Sieglinde lleva el fruto más sagrado, con pena y dolor, como ninguna esposa nunca ha sufrido, traerá al mundo lo que tan ansiosamente esconde.

WotanNunca me pidas que proteja a esa mujer, y menos aún al fruto de sus entrañas.

Page 56: La Valquiria (Die Walküre)

Brünnhilde[En secreto]Ella cuida la espada que tu forjaste para Siegmund.

Wotan[Con vehemencia]¡Y que yo rompí en pedazos! Muchacha, no intentes cambiar mi decisión. Aguarda el destino que te espera, ¡no puedo elegir por ti! Y ahora debo marchar, irme muy lejos; ya me he quedado aquí demasiado tiempo. Tal como tú me diste la espalda, yo debo dártela a ti. Quizá no sepa lo que tú deseas para ti misma, pero sólo tu castigo debo ver cumplido.

Brünnhilde¿Qué has ordenado que yo deba padecer?

WotanTe sumergiré en un profundo sueño. Aquél que te despierte indefensa te tendrá como esposa cuando despiertes.

Brünnhilde[Postrándose de rodillas]Si un sueño ha de encadenarme y convertirme en la presa fácil del más débil de los hombres, has de concederme una cosa, y esto te lo pido con solemne terror. Deja que mi sueño esté protegido por terribles horrores

[Con voz firme]

para que de ese modo, sólo un héroe valiente y libre pueda subir a la roca y hallarme allí algún día.

WotanPides demasiado, un favor demasiado grande.

Brünnhilde[Abrazando sus rodillas]Esto es algo que debes permitir. Destruye a tu hija, que se agarra a tus rodillas, pisotea a tu favorita, aplasta a la muchacha, deja que toda huella de su cuerpo quede destruida por tu lanza, pero no seas tan cruel como para condenarme a la más vil deshonra. Con una orden tuya haz encender un fuego y alrededor de la roca deja que arda con llamas deslumbrantes; haz que sus lenguas golpeen y sus dientes devoren a cualquier cobarde que sin pensarlo se atreva a acercarse a la terrible roca.

[Wotan, profundamente conmovido, voltea a ver a Brünnhilde y a dos manos la pone de pie y observa con emotividad sus ojos]

Page 57: La Valquiria (Die Walküre)

Wotan¡Adiós, valiente y maravillosa hija mía! Tú, el orgullo más sagrado de mi corazón. ¡Adiós! ¡Adiós! ¡Adiós! Si debo rechazarte, y no puedo volver a saludarte otra vez con amor, si ya nunca más podrás cabalgar a mi lado o traerme la hidromiel con la comida al banquete, si debo perder a quien mucho amé, a ti, gozosa sonrisa de mis ojos, que entonces un fuego nupcial arda para ti como nunca ardió para ninguna otra novia. Una hoguera de llamas arderá alrededor de la roca; con un miedo devorador aterrorizará a los débiles y así los cobardes huirán espantados de la roca de Brünnhilde ¡Pues, sólo uno obtendrá a la novia, uno más libre que yo, el Dios!

[Brünnhilde se hunde, conmovida y en extásis, sobre el pecho de Wotan; él la abraza por largo rato]

[Elevando nuevamente la cabeza, pero sin dejar de abrazar a Wotan se queda contemplando sus ojos]

Ese par de ojos luminosos que muchas veces acaricié con sonrisas cuando con tu ansia de batalla te ganaste un beso, cuando con tu balbuceo infantil fluían loas para los héroes de tus queridos labios, ese par de ojos brillantes que tantas veces me quemaban en medio de las tempestades en tiempos cuando el ansia de la esperanza ardía en mí corazón, cuando mis deseos anhelaban los placeres terrenales de preocupacion insensatamente entretejida. ¡Por última vez deja que hoy me concedan el placer con el último beso de despedida! Para un hombre más feliz puede que su estrella brille, para el desafortunado inmortal deben ahora cerrarse al partir.

[Toma su cabeza entre las manos]

¡Así se aparta de tu lado el dios, así, con un beso te arrebata tu divinidad!

[El la besa largo rato en ambos ojos. Ella se deja caer hacia atrás en sus brazos, con los ojos cerrados, inconsciente. La lleva cargando delicadamente hacia un montículo poco elevado y cubierto de musgo sobre el que cae la amplia sombra de un abeto y allí la recuesta]

[La contempla y le cierra el yelmo; sus ojos se detienen después en la figura de la durmiente, que ahora ha cubierto totalmente con el gran escudo de acero de la Valquiria. Se aleja lentamente para posteriormente volverse con una mirada de dolor y pena.]

[Con grandes pasos avanza con solemne decisión al centro del escenario y dirige la punta de su lanza contra una gran peña]

Page 58: La Valquiria (Die Walküre)

¡Loge, escucha!¡Escúchame bien!Tal como te hallé la primera vez, una fiera llama; tal como una vez te alejaste de mí, un fuego al azar; tal como me uní a ti, del mismo modo hoy te conjuro. ¡Álzate, mágica llama, rodea la roca con fuego!

[A continuación golpea tres veces en la roca con la lanza]

¡Loge, Loge, ven aquí a ayudarme!

[De la roca brota un rayo ígneo que poco a poco crece formando una llamarada más clara. Estalla un ondeante fuego brillante. Salvajes llamaradas fulgurantes rodean a Wotan. Este indica con la lanza imperiosamente al mar de fuego que rodee el círculo del borde rocoso formando una corriente; al punto ésta se arrastra hacia el foro, donde ahora arde continuamente alrededor del borde de la montaña]

¡Todo aquel que tema a la punta de mi lanza, jamás atraviese el fuego!

[Extiende la lanza como para el conjuro. Después mira con dolor en su corazón a Brünnhilde, se vuelve lentamente para partir, y nuevamente voltea hacia atrás para contemplarla. Sigue caminando hasta que desaparece a través del fuego]

[Cae el telón]

FIN