La transición española del régimen de Franco a la democracia. Baeza-Montecinos

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La transición española del régimen de Franco a la Democracia Del monopolio político de la dictadura a la proliferación de partidos 1975-1977. Ciencias Políticas 3 de Diciembre del 2012 Baeza, Alejandra. Montecino, Felipe Introducción En concierto con el acalorado debate sobre los lineamientos políticos internos de cada país, como también sobre las directrices internacionales que serían plataforma para el mantenimiento del orden y la paz mundial en plena Guerra Fría, son numerosos los países que desde su discusión interna buscan promover y establecer de una vez por todas un modelo que concilie en sí mismo, aparentemente, las diferentes posturas políticas y proyectos sociales más demandados por la sociedad en todos sus subconjuntos. Si bien es cierto que España en el ámbito internacional jamás se dejó influenciar, ni mucho menos intervenir demasiado, es imposible negar que forma parte ejemplar de los países que terminaron con un fuerte régimen totalitarista o autoritario pasando a formar parte de la lista de los países en transición a una democracia, aunque como señala Juan Linz, el caso particular de España está dado por el paso de un régimen más bien cercano al autoritario en vez de totalitario, en un análisis que deja

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En concierto con el acalorado debate sobre los lineamientos políticos internos de cada país, como también sobre las directrices internacionales que serían plataforma para el mantenimiento del orden y la paz mundial en plena Guerra Fría, son numerosos los países que desde su discusión interna buscan promover y establecer de una vez por todas un modelo que concilie en sí mismo, aparentemente, las diferentes posturas políticas y proyectos sociales más demandados por la sociedad en todos sus subconjuntos. Si bien es cierto que España en el ámbito internacional jamás se dejó influenciar, ni mucho menos intervenir demasiado, es imposible negar que forma parte ejemplar de los países que terminaron con un fuerte régimen totalitarista o autoritario pasando a formar parte de la lista de los países en transición a una democracia, aunque como señala Juan Linz, el caso particular de España está dado por el paso de un régimen más bien cercano al autoritario en vez de totalitario, en un análisis que deja en evidencia que en los ulteriores periodos del régimen franquista los cambios políticos del propio sistema se conjugaron en pos de una transformación política mayor.

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La transición española del régimen de Franco a la Democracia

Del monopolio político de la dictadura a la proliferación de partidos 1975-1977.

Ciencias Políticas

3 de Diciembre del 2012

Baeza, Alejandra. Montecino, Felipe

Introducción

En concierto con el acalorado debate sobre los lineamientos políticos internos de

cada país, como también sobre las directrices internacionales que serían plataforma

para el mantenimiento del orden y la paz mundial en plena Guerra Fría, son numerosos

los países que desde su discusión interna buscan promover y establecer de una vez

por todas un modelo que concilie en sí mismo, aparentemente, las diferentes posturas

políticas y proyectos sociales más demandados por la sociedad en todos sus

subconjuntos. Si bien es cierto que España en el ámbito internacional jamás se dejó

influenciar, ni mucho menos intervenir demasiado, es imposible negar que forma parte

ejemplar de los países que terminaron con un fuerte régimen totalitarista o autoritario

pasando a formar parte de la lista de los países en transición a una democracia,

aunque como señala Juan Linz, el caso particular de España está dado por el paso de

un régimen más bien cercano al autoritario en vez de totalitario, en un análisis que deja

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en evidencia que en los ulteriores periodos del régimen franquista los cambios políticos

del propio sistema se conjugaron en pos de una transformación política mayor.1

Por efectos globales o no, lo cierto es que España se transformó en un modelo

sobre la transición a nivel global, especialmente para los países latinoamericanos. Sin

embargo, en lo que respecta a lo estrictamente académico, se ha discutido mucho

sobre si las decisiones políticas que se llevaron a cabo en la transición promueven las

bases de una democracia real, en este sentido se ha criticado la decisión de la no

purgación de instituciones y funcionarios directamente ligados a asesinatos políticos, y

también la falta de transparencia en las transformaciones referidas al ámbito

burocrático estatal español. Por cierto que también numerosos autores han defendido

el trabajo de la transición atribuyendo estas acusaciones a lo complejo que resulta el

traspaso de poder desde una élite fascista a élites que representan diferentes colores

políticos y propuestas económicas.

Así es como se dan visiones contrapuestas dependiendo del énfasis y el

enfoque de análisis de cada autor. Un destacado autor como Przeworski sobre la

transición española afirma que la «democracia fue instaurada sin una ruptura de las

fuerzas armadas, sin una purga de la policía política» e incluso agrega que tampoco

hubo «un grado muy evidente de politización y con dos grandes partidos que surgieron

de la noche a la mañana» 2, para él la principal explicación del cambio político en

España se debe a que las alternativas institucionales tomadas por los nuevos actores

en el poder, fueron en función de sus propios intereses y recursos. Frente a esto,

Dankwart Rustow observa que se trataría más bien sobre la voluntad generalizada por

la conservación de la unidad nacional que fue un factor determinante para la toma de

decisiones políticas propias de la transición, variable que por lo demás depende el

proceso correcto de transición y fundación de una democracia.3 De esta manera, entra

en juego el peso de la violencia vivida por largas décadas que van desde antes de la

guerra civil que se vivió durante 1936 a 1939, sumándole a ello los 40 años de

1 Martínez, Carmen. Fin del régimen franquista e inicio de la transición en la Diputación de Córdoba.1972-

1979.Archivo de la Diputación de Córdoba. Córdoba España. 2 Citado en Aguilar, Paloma. Justicia, Política y Memoria: los legados del franquismo en la transición española.

Estudio/Working Paper 2001/163. Febrero 2001. Página 4. 3 Idem. P 5.

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dictadura, lo que en definitiva marcaría las líneas de reconciliación y acuerdo nacional

para el efectivo traspaso del poder.4

A lo que respecta a nuestro estudio, quisiéramos acotar el análisis sobre la

progresiva democratización en España en torno a las primeras decisiones y reformas

formuladas en los inicios de la transición, pensando en que éstas, de alguna forma

direccionan o más bien condicionan inexorablemente los siguientes pasos y

lineamientos que se fueron dando. Bajo este presupuesto buscamos respondernos si

es que existe, y en qué grado, pluralismo en el sistema democrático español en

relación a los partidos políticos como agentes principales de la participación política

democrática. El objetivo de ello es diversificar un tanto los aristas de análisis que se

han estudiado hasta el momento tratando de complementarlos en nuestras

aproximaciones al estudio.

Ante esta problemática que nos hemos planteado, a priori tenemos la hipótesis

de que este pluralismo sería limitado, puesto que como se dijo anteriormente, ciertos

aspectos fueron determinantes del resto del proceso ya que limitaron ontológica e

ideológicamente el área de participación democrática excluyendo o fomentando la

automarginación (como se verá) de ciertos actores que fueron cruciales en el desarrollo

de la guerra civil, hablamos especialmente de los vencidos de ésta –marxistas,

anarquistas y la izquierda radical en general que formaba parte del movimiento obrero-.

Para llevar a cabo el trabajo, lo hemos dividido en cuatro puntos de desarrollo que van

ligados entre sí. En una primera parte proponemos la idea de “reforma desde arriba” en

donde, derivado de las tesis de Juan Linz y Marcus Buck, analizamos el cambio interno

que se dio en el seno del propio régimen franquista el cual cooperó en un proceso de

reforma que decantaría finalmente en el traspaso del poder y el acuerdo entre los

franquistas y el resto de los sectores políticos. Correlativo a lo anterior, una segunda

parte se analiza lo que se ha denominado como la reconciliación política que propició

fundamentalmente a la imposición de una democracia de consenso. Bajo lo mismo, se

revisa si es que efectivamente y cómo se llega a la instauración de una democracia con

4 Para un mayor estudio sobre la variable y efecto de la violencia en la transición española, véase a Aguilar,

Paloma. Justicia, Política y Memoria: los legados del franquismo en la transición española. Estudio/Working Paper 2001/163. Febrero 2001.

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valores liberales, las que finalmente decantan en la entronización del modelo liberal en

España, teniendo en cuenta ciertamente los legados y reformas políticas y económicas;

además de un estudio sobre el sistema de partidos establecido en el período.

En tercer lugar, se hará un repaso sobre los sistemas de partidos y el pacto

hecho por las fuerzas políticas para la búsqueda de un régimen democrático, con el

objetivo de observar qué sucede con aquellas fuerzas políticas que han quedado

marginadas o autoexcluidas. Todo ello para finalizar en las conclusiones que nos

permitirán demostrar o falsear nuestra hipótesis. En todo caso, antes de partir con el

desarrollo propio del trabajo, consideramos menester declarar nuestro marco teórico en

donde se formularán los conceptos de transición, democracia, sistema de partidos,

pluralismo, modelo liberal. Con todo, no hemos basado en el análisis y estudio de

diferentes artículos académicos, prensa especializada y archivos históricos como el

Texto completo del acuerdo económico y del acuerdo político, Pactos de la Moncloa

del Servicio Central de Publicaciones de Presidencia del Gobierno, publicado en 1977

en Madrid.

Marco Teórico:

Una primera aproximación al desarrollo de este escrito viene a ser la precisión

de ciertos conceptos que consideramos claves para el desarrollo de nuestro estudio.

Así, en primer lugar por transición vamos a entender el intervalo entre un régimen

político y otro cuyos límites están definidos, de un lado, por el inicio del proceso de

disolución del régimen autoritario, y por otro lado, el establecimiento de alguna forma

de democracia, un retorno a algún tipo de régimen autoritario o el surgimiento de una

nueva alternativa revolucionaria5. En el caso de la transición española sabemos que se

trató de un proceso que buscó establecer una forma de régimen democrático.

5 Véase O’Donnell & Schitter, Transitions from Authoritarian Rule: Tentative Conclusions, Maryland,

Johns Hopkins University Press, 1986, 6.

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Sin embargo, ¿Qué es lo que vamos a entender por régimen democrático? Si

tenemos presente que el sólo término de democracia conlleva a una variedad de

definiciones –unas más confusas que otras- es comprensible que también la definición

de régimen democrático resulte un tanto engorrosa. No obstante, si consideramos lo

señalado por Norberto Bobbio en su obra El futuro de la democracia, podemos

agarrarnos a lo que él denomino como la definición mínima de democracia, de acuerdo

a la cual se entiende por «régimen democrático un conjunto de reglas procesales para

la toma de decisiones colectivas en el que está prevista y propiciada la más amplia

participación posible de los interesados»6. Otra definición de democracia es la

establecida por Jorge Carpizo en su libro titulado Concepto de democracia y sistema de

gobierno en América Latina, en donde se refiere a ésta como «el método y la técnica

que permite a los ciudadanos elegir a los dirigentes, quienes se encuentran controlados

y responsabilizados en los marcos que señala el orden jurídico del país, con la finalidad

de garantizar el goce de los derechos humanos»7.

Cabe mencionar que estas concepciones de regímenes democráticos son

propias del siglo XX y en ellas se encuentran otros factores que son comunes a

aquellos países que poseen este tipo de régimen. Nos referimos a un fenómeno en

particular que comenzó a surgir en la segunda mitad del siglo XIX y que, hacia la

segunda mitad del siglo XX, ya era común a todos los gobiernos democráticos del

mundo. Se trata del nacimiento de los partidos políticos que dieron forma a lo que hoy

en día se denomina como sistemas de partidos.

Para lograr la comprensión de este último término es necesario precisar que es

lo que significa un sistema y un partido político. Al respecto, la definición más adecuada

para nuestro estudio es la realizada por David Easton quien considera el sistema como

cualquier conjunto de variables independientemente del grado de relación existente

entre ellas8, mientras tanto, por partido político Sartori señaló que se entiende cualquier

grupo político identificado con una etiqueta oficial y que es capaz de colocar, a través

6 Bobbio, Norberto, El futuro de la Democracia, México, Fondo de Cultura Económica, 2001, 18.

7 Carpizo, Jorge, Concepto de democracia y sistema de gobierno en América Latina, México, UNAM,

2007, 357. 8 Easton, David, «Categorías para el análisis sistémico de la política». En: Batlle, Albert & Almond,

Gabriel, Diez textos básicos de Ciencia Política, Barcelona, Editorial Ariel, 2007, 221-230.

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de elecciones (libres o no), a candidatos en cargos públicos9. A partir de esto, podemos

definir el sistema de partidos como el resultado de las relaciones que mantienen los

partidos entre sí, con el resto del sistema y con la sociedad en general. Por

consiguiente, se trata de un nexo entre historia y estructuras sociales, por un lado, y lo

institucional por otro10.

Un elemento importante en los regímenes democráticos es la existencia de amplio

pluralismo político cuya existencia hemos precisado de limitada en relación al periodo

de transición española. Daniel Levine señaló que no debe confundirse la pluralidad con

el pluralismo, pues el primero se refiere al creciente número de grupos, activistas,

voceros, partidos políticos, entre otros, en cambio, el segundo apunta a «la

construcción de reglas del juego, las que incorporan a múltiples actores y voces como

elementos legítimos del proceso»11.

Finalmente, el último concepto que buscamos precisar es el modelo liberal, la razón, es

porque en toda transición existe un doble objetivo, por un lado, se busca la transición a

la democracia, y por otro, hacia una economía de libre mercado. En este sentido, para

comprender en mejor medida estos avances es necesario ver a qué apuntaron las

políticas neoliberales. Al respecto, vamos definir como modelo liberal como una política

de reconversión de los Estados de modo que se diera paso a una mayor liberalización

y desregulación de la economía, la política y la sociedad. Por ende, se puede apreciar

en estos Estados aspectos que conllevan a una privatización del sector público,

disminución del gasto público y desmantelamiento del estado de bienestar. Los cuales,

9 Sartori, Giovanni, Partidos y Sistemas de Partidos, Madrid, Editorial Alianza, 2005, 91.

10 Para ver en mayor detalle: Véase Nohlen, Dieter, Sistema de gobierno, sistema electoral y sistema de

partidos políticos, México, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Fundación Friedrich Naumann, 1999, 5. 11 El autor además establece que la pluralidad es necesaria, pero no basta en sí para que el pluralismo

se afiance como proceso legítimo. Para ver en mayor detalle: Véase Levine, Daniel, «Pluralidad,

Pluralismo y creación de un Vocabulario de Derechos», En: América Latina Hoy, Vol. 41, Ediciones

Universidad de Salamanca, 2005, 16-34. Disponible en: http://gredos.usal.es/jspui/handle/10366/72608. [Visitado: 1 de Diciembre de 2012]

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son, en parte, algunas de las transformaciones que se van a llevar a cabo en la España

de la transición12.

La reforma desde arriba.

Juan Linz señala que las transiciones desde el autoritarismo a una democracia

con frecuencia comienzan cuando los líderes del actual régimen comienzan a ver una

posibilidad de reforma que contenga de alguna manera una forma de democracia

política.13 Es allí el primer momento en donde se establece una relación que conlleva

una oportunidad de participación de la oposición, sin embargo parece evidente que

ésta relación es completamente contractual, a menos que la oposición tenga un apoyo

suficiente por parte de las fuerzas armadas las que mayoritariamente están a

disposición del status quo que brinda el régimen. Por otro lado, la oposición debiese

contar con el apoyo de los pueblos con propósitos revolucionarios. Con todo, en el caso

español la idea de evitar a cualquier costo una nueva etapa de violencia y subversión

marcan de manera definitiva el proceso de negociación y luego el de transición.

Tanto Fraga como Arias y la clase «reformista azul» –los Suárez y Martín Villa–

partían de la base de la aceptación de un proceso de reforma, pero siempre que ésta

estuviera controlada por la propia clase política franquista y por las instituciones del

régimen. Esta reforma debería contar con la participación de la oposición moderada,

pero no debería iniciar ningún proceso de ruptura que pudiera desencadenar un

proceso constituyente que pusiera en peligro la legitimidad y ejercicio derivado del 18

de julio.14

De este modo surge en la psicología colectiva que es menester que las figuras

políticas que participen del proceso sean agentes moderados. En el fondo, se trata de

12

Sánchez, Marciano, Hacia el Estado del Malestar: Neoliberalismo y Política sanitaria en España, Madrid, Editorial Catarata, 90 -100. 13

LINZ, Juan J., La transición a la democracia en España en perspectiva comparada, en COTARELO, Ramón. Transición política y consolidación democrática. España (1975-1986), CIS, Madrid, 1992. 14

Del Río, Miguel Ángel. La extrema derecha neofranquista a inicios del postfranquismo. Revista Miscel’lania. Revista HMiC, número IX, 2011. P 2.

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cómo se va creando o reafirmando un espacio político determinado por los vencedores

de la Guerra Civil, además de crear una cultura política en la sociedad con cierta

sensación de sumisión o más bien con sujetos que saben que ya que han sido

vencidos deben estar dispuestos a ceder para conseguir cambios que los beneficien

hasta cierto nivel, lo que genera a su vez, que los representantes que elijan o que

legitimen para la negociación desde el comienzo tengan una actitud condescendiente.

Al respecto Aguilar desarrolla la tesis de que en España se dio principalmente

una transición negociada desde dentro del régimen, en donde en numerosas ocasiones

la oposición moderada se vio obligada a seguir la pauta de los franquistas para no

quedarse al margen del cambio que se estaba dando15; esto pues, y siguiendo a Linz,

si desde antes de la transición los cambios políticos ya se venían gestando en el seno

del propio gobierno pasando desde el totalitarismo que caracterizó al régimen de

Franco a un autoritarismo, ahora la situación requería seguir evolucionando siendo

imperativo la necesidad de participación para poder lograr una liberación más o menos

completa o al menos suficiente. Quizás nunca se podrá juzgar históricamente qué tan

obligados o qué tan necesaria era la condescendencia que jugó la oposición al punto

de “perdonar” a las instituciones y en general a los actos de tortura y asesinatos en

nombre de la política por parte de Franco y su gobierno, pero lo cierto es que la

situación vivida permitió de algún modo superar en la sociedad española la inmovilidad

política en la que se encontraba sumergida. Claramente el cuestionamiento y la crítica

por parte de los subconjuntos sociales siempre existieron e incluso se desarrollaron

notablemente en el ámbito académico, no obstante su invisibilización resulta ser tan

traumático como la no participación en los asuntos públicos, aunque cabe decir que

este problema no ha sido superado en su totalidad hasta hoy.

Volviendo a lo que concierne, Buck señala que en el general de los casos en

donde una transición se produce “desde arriba” el resultado final será una democracia

“estable pero limitada”16. Esto sucede porque como hemos visto, se requiere suma

precisión al momento de forjar una transformación política que se sabe será progresiva,

15

Aguilar, Paloma. Op cit. P 12. 16

Citado en Aguilar, Paloma. ídem. P 4.

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ya que las Fuerzas Armadas estaban casi completamente influenciadas por los líderes

políticos del régimen siendo una constante amenaza para la reforma pacífica hacia la

democracia. De hecho, el proceso fue significativamente tensionado. Desde 1976 la

extrema derecha y parte de los mandos militares se mostraron reacios al desarrollo

político que estaba teniendo la transición en España, donde inclusive muchos de ellos

estaban en contra de la liberación a la democracia. Este sentimiento se vio reflejado en

numerosas instancias en donde este sector emitió diferentes declaraciones afirmando

su descontento especialmente sobre los cambios políticos que el gobierno de la UDC

estaba llevando a cabo. Hay que recordar, en primer lugar, que la derecha de España

desde la Guerra Civil e incluso antes hacía un análisis en el cual critica la situación de

asociación política entre la comunidad española aduciendo que este tipo de divisiones

tan característico del modelo liberal solo son capaces de romper la estabilidad política

del país perjudicando directamente la eficiencia de los gobiernos. Es más, tal como

revisaremos más adelante, esta idea resulta ser bastante significativa al momento de

analizar el sistema de partidos de España.

Esta tendencia de la extrema derecha y los militares ligados al régimen a

tensionar el proceso de democratización llegó a hacerse efectiva incluso tras las

primeras elecciones democráticas de 1977, elecciones en donde asumió Adolfo Suárez

en representación de la UDC. En 1978 Antonio Tejero y Ricardo Sáens de Ynestrillas

lideraban una intentona golpista conocida como la Operación Galaxia, más tarde, en

1981 asaltan la Cámara de Diputados un 23 de Febrero tratando de lograr, una vez

más, un nuevo golpe militar. En ambas ocasiones el asalto fue reducido. Respecto al

último evento, al mes siguiente el periódico ABC de España hizo una encuesta para

saber cómo hubiesen reaccionado los españoles si es que la intentona golpista hubiese

triunfado. La mayoría de los encuestados declararon que no estaban de acuerdo con

este tipo de reacciones que pasan a llevar la construcción de una democracia y

además algunos demostraron su apoyo al proceso de transición.17 Aguilar señala que

la sociedad española tras el miedo sufrido a causa de una nueva posibilidad de volver a

17

ABC. El lunes se cumplió un mes del 23F. Españoles ante el golpe de Estado. Encuesta. Linz, Juan. Archivo Linz de la transición española. Disponible en: http://www.march.es/ceacs/biblioteca/proyectos/linz/Documento.asp?Reg=R-19543 [Visitado 1 de Diciembre 2012]

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una dictadura cruenta como la de Franco ésta se recuperó luego de la desarticulación

de la intentona golpista, donde el pueblo salió a las calles en una «gran manifestación

en apoyo a la democracia, una de las movilizaciones más multitudinarias».18

Todo lo anterior demuestra que el proceso de cambio político fue una etapa

compleja no sólo para el nuevo gobierno democrático, sino también para el pueblo en

su conjunto. Es necesario admitir que también fue profundamente riesgoso para los

partidarios de las reformas políticas que participaron activamente en el régimen de

Franco, es por ello que esta “reforma desde arriba” está tan direccionada y controlada

por los antiguos franquistas, pues para ellos mismos el caso en cualquier momento

podía convertirse en una situación que generara una ruptura violenta dentro de su

propia coalición franquista, en la cual durante todo el régimen franquista se vio

confrontada por sus propias fuerzas políticas ante la progresiva transformación del

totalitarismo al autoritarismo en las redefiniciones del régimen hechas por Franco en

1945 primeramente a través de una carta magna promulgando los derechos

individuales de los ciudadanos españoles, en 1947 con la Ley de Sucesión la que

transformaba a España en una monarquía católica representativa, ya para los años 50s

Franco volvía a insertarse de manera más decidida en el sistema internacional llegando

a importantes acuerdos con Estados Unidos y en donde paulatinamente fue dejando el

fascismo político que caracterizaba al régimen logrando entrar a la ONU en 1955. A

todo ello se le suman las diferentes tensiones políticas entre los partidarios del

“Movimiento” y los de la Falange. Ya en los años 60s se puede observar una creciente,

aunque lenta, apertura política con reformas a la Ley de Prensa, Ley de Libertad

Religiosa y la Ley de Representación Familiar, agrupadas todas en una nueva Ley

Orgánica de Estado en 1967. Sin embargo todas estas aperturas no hicieron más que

agitar a la sociedad produciéndose manifestaciones obreras y estudiantiles

demandando mayor participación. Finalmente en el 73 Franco deja la gobernación

dejando al mando a Carrera Blanco quien fue asesinado en un evento terrorista

liderado por ETA asumiendo Arias Navarro.

18

Aguilar, Paloma. Op cit.. P 9.

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La democracia del consenso.

a. La reconciliación.

Es proceso de transición como hemos visto está claramente delimitado por los

reformistas franquistas. No obstante, la invitación a la oposición moderada a ser

partícipe de estas reformas deja entre ver dos necesidades de ésta para lograr el

efectivo pacto que llevara a la construcción y consolidación democrática. En primer

lugar, era menester formular una estrategia para relacionarse con las fuerzas políticas

de la dictadura, de ningún modo se debía suscitar el germen de una fuerza reaccionaria

de la extrema derecha que interceptara las negociaciones e impidiese a la oposición

convertirse en un agente político certero. Ante esto surgen factores que toman peso y

que marcan la formulación de esta estrategia y sobre todo la conducta de los miembros

de la oposición que logran negociar. Aguilar indica que el «miedo al enfrentamiento es,

precisamente, uno de los elementos más importantes a la hora de entender la actitud

de los principales actores involucrados en el proceso de cambio y en el propio diseño

institucional»19. Ciertamente, esto sucede porque como se ha descrito antes, la historia

de las etapas políticas de España está marcada por diversos hechos de violencia de

los más diferentes tipos.

Aunque no parezca obvio, resultó ser inevitable para la oposición moderada

tener que “perdonar” los asesinatos perpetrados por la derecha tanto los cometidos

durante su ejercicio en el poder, como antes en la Guerra Civil a través de los

atentados terroristas de la extrema derecha, y de esta misma durante la dictadura. En

todo caso, no sólo los crímenes políticos por parte de la derecha se perdonaron. Los

franquistas accedieron a una amnistía general que propició la vuelta de los exiliados de

los más diversos colores políticos, especialmente los vinculados a la izquierda

revolucionaria con proyecto de lucha armada de clases. Ya corriendo la reforma

republicana, en 1977 se extiende también para aquellos presos políticos que habían

sido privados de su libertad por acusaciones terroristas.

19

Ídem. P 6.

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Este tipo de política marca una ruptura con la experiencia vivida en otras

épocas. En 1932, el régimen republicano del Gobierno Provisorio del 1931 proclamó

una amnistía que si bien era extendida para todos los sectores políticos ésta no

perdonó a los enjuiciados políticos de la dictadura de Primo de Rivera. Así mismo, los

franquistas exigieron las responsabilidades correspondientes a los republicanos. Este

“perdonazo” de la oposición moderada negó cualquier posibilidad de enjuiciamiento no

sólo de las personalidades responsables, sino también de las instituciones legadas de

la dictadura las que pervivieron durante largo tiempo.

Esto generó otra situación. El imperativo de una reconciliación entre las partes

divididas de la propia oposición. Dentro de ésta existían tendencias más tolerantes

ligadas a la social democracia, muchas de ellas basadas en valores más tradicionales,

mientras que pervivían las asociaciones de extrema izquierda, las cuales exigían un

enjuiciamiento a los responsables de las atrocidades cometidas por los franquistas en

nombre de los Derechos Humanos. El proceso de rearticulación de la oposición fue

singularmente tenso, aunque ya para 1977 el gobierno de Suárez a través de decretos

de leyes logró imponer importantes reformas que propiciaron una articulación legal de

las partes. Varias de las instituciones legadas de la dictadura fueron desarmadas como

por ejemplo los Tribunales de Orden Público. Además se creó una Audiencia Nacional,

se volvió a legitimar el derecho a huelga, y lo más importante, se publicó la Ley

Electoral, a la que le subyacía la legalización de casi la totalidad de los partidos

políticos que el gobierno de Francisco Franco había exterminado. La excepción de esta

legalización fue el Partido Comunista de España, hecho que tensionó nuevamente al

ambiente social y político. El grupo GRAPO se atribuyó el asesinato de una figura

influyente en la armada y en la derecha, a lo que le siguió la Matanza de Atocha, triste

momento en donde la extrema derecha asesinó brutal y masivamente a personas que

trabajaban en un sindicato y en el PCE. En el mismo período, Tejero y otras figuras de

la armada, por cierto partícipes de la dictadura, declaraban en el periódico ABC su

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descontento con la legalización del PSOE20. Sin lugar a dudas la reconciliación tuvo

lugar primordialmente a criterios de pacificación entre toda la clase política.

b. Legado del régimen y reformas políticas y económicas.

No es fácil precisar a ciencia cierta los diversos cambios que experimentó la

España de la transición hacia la construcción de un modelo neoliberal, pero si es

posible delimitar ciertos hitos que nos dieron pistas importantes de la nueva realidad

política y económica que se estaba viviendo en ese entonces. Por ahora, no debemos

olvidar que tras la muerte de Franco (1975) se crea un modelo de monarquía

parlamentaria cuya fecha de instalación decisiva el año 1976 afianza la transición hacia

un régimen democrático.

En el ámbito político, el paso del antiguo al nuevo régimen significó una mayor

liberalización en todos los ámbitos de la vida de los españoles. Sin embargo, no

debemos olvidar que estas transformaciones ya pueden vislumbrarse desde, al menos,

dos décadas atrás. Hacia 1950, en pleno gobierno de Franco, se produjo una creciente

difusión de puntos de vistas políticos más liberales que, por lo general, estuvieron

vinculados con las lealtades monárquicas21. Éstas tras la muerte del dictador no se

detuvieron, sino que tomaron nuevos rumbos avanzando hacia la liberalización política

y económica en donde el primer gran avance vino a ser la instalación de un proyecto

democrático de parte del gobierno de Suárez y el rey Juan Carlos I que sentó las bases

de las reformas que vendrán posteriormente. Pero, al igual que en todo proceso de

transición, las ideas del nuevo régimen encontraron una fuerte oposición en la forma de

los antiguos partidarios de franco quienes pusieron una fuerte resistencia a los nuevos

cambios que venían gestándose.

Así, en el marco de la reforma política de 1976 Manuel Fraga precisaba en una

columna para el diario ABC que las generaciones de ese entonces aspiraban a un

20

Romero, Emilio. No habrá asociaciones ni Jefatura del Gobierno. Ya. En Linz, Juan. Archivo Linz de la Transición española. Disponible en: http://www.march.es/ceacs/biblioteca/proyectos/linz/Documento.asp?Reg=R-4862 [Visitado el 1 de Diciembre 2012] 21

O`Donnell, Schmitter, Whitehead, Transiciones desde un gobierno autoritario, Barcelona, Editorial Paidós, 1994, 123.

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sistema más abierto, con mayor libertad y participación22. En el mismo sentido, José

Martínez hacía hincapié en que el Estado de derecho y la división de los poderes son,

en su conjunto, la más estimable herencia de liberalismo. Al respecto, debemos

precisar que estas son solamente declaraciones en el marco de los procesos de

liberalización que se estaban produciendo en el país en ese momento. Pero si

queremos hechos más concretos que den cuenta de la nueva construcción debemos

considerar lo declarado por Ballarín Marcial en 1976 en cuanto a la creación de clubes.

En este caso, el político indicó que el club representaría el primer paso hacia un

aperturismo gradualista, pues esta entidad proporcionaría un área relativamente ancha

que serviría, por lo menos, para propiciar la discusión política23.

Si consideramos el impacto de la reforma en plano social, tenemos que en 1977

se dicta un Real Decreto sobre la libertad de expresión que declara que «el derecho de

todos los ciudadanos tanto a la libre información como al respeto de su honor y de los

demás derechos inherentes a la persona, es principio fundamental de todo Estado de

Derecho y, como tal, afirma su pretensión de máxima eficacia con el ordenamiento

jurídico español»24. Mientras que en el ámbito de los partidos políticos se dicta en 1978

una ley de partidos en donde, a grandes rasgos, se establece su legalidad y los

mecanismo para su inscripción dentro del nuevo orden establecido25.

Además, en el marco de la liberalización, con el cambio de régimen político se

transformó también en 1977 el modelo económico, el cual dio paso a la transformación

de los mecanismos, procedimientos y redes de elaboración de las políticas públicas en

22

Fraga, Manuel, «La reforma política», Diario ABC, 1976, Archivo de Linz de la transición española. Disponible en: www.march.es/ceacs/biblioteca/proyectos/linz/2&busqueda=.pdf=reforma política. [Visitado: 1 de diciembre de 2012] 23

Véase Rico, Eduardo, «Club y voluntad de apertura», Entrevista a Ballarín Marcial, Diario ABC, 1976, Archivo de Linz de la transición española. Disponible en: http://www.march.es/ceacs/biblioteca/proyectos/linz/Ficha.asp?Reg=R-4848. [Visitado: 1 de Diciembre de 2012] 24

«Real decreto sobre libertad de expresión». En: Boletín Oficial de Estado N° 87, 1977, Archivo de Linz de la transición española. Disponible en: http://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-1977-9008. [Visitado: 1 de Diciembre de 2012] 25

«Ley de Partidos Políticos». En: Boletín Oficial del Estado N° 293, 1978, Archivo de Linz de la transición española. Disponible en: http://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-1978-29843. [Visitado: 1 de Diciembre de 2012]

Page 15: La transición española del régimen de Franco a la democracia. Baeza-Montecinos

esta área26. Así, en ese mismo año el gobierno establece, por un lado, la conveniencia

de liberalizar, progresivamente, los tipos de interés relativo a los fondos bancarios,

mientras que por otro lado, otorga altos grados de libertad en su operatoria y

representatividad de sus instituciones al sistema financiero español. Todo lo anterior,

con el objetivo de combinar una mayor representatividad y libertad en la reforma

emprendida en el gobierno27.

Desde entonces vemos como se fueron conjugando una serie de aspectos

liberalizadores en todas las dimensiones de la vida española, tanto política como

económica, las cuales más tarde se profundizaron en los acuerdos de Moncloa28, el

acuerdo nacional sobre el empleo y más tarde, las reformas realizadas por el gobierno

del PSOE (1982-1985), todo aquello con la finalidad de establecer políticas de ajuste y

reformas estructurales que dieran un mayor respiro a la alicaída economía española.

Sin embargo, no todo fue cambio, existieron algunos aspectos del régimen

autoritario de Franco que perduraron durante la transición y la consolidación

democrática española. De hecho, el mismo concepto de «reforma pactada» evoca una

continuidad legal a través de la cual fue puesto en práctica el cambio con un alto grado

de respeto por la legalidad al sistema político español del dictador. Del mismo modo,

otros elementos que deben considerarse como de continuidad son el sistema

burocrático y la existencia de ciertas instituciones que sobrevivieron en el tiempo,

incluso, se puede mencionar que la creación de las nuevas instituciones significó para

muchos franquistas el refugio de su aristocracia, por ejemplo, el consejo del reino -

institución a la que el rey debía dar cuenta de sus actos- se transformó en la guarida

para los partidarios del franquismo en los tiempos de cambios.

26

Alcántara, Manuel, Sistemas políticos de la Unión europea, Valencia, TLB, 2000. 27

«Orden sobre liberalización de tipos de interés y coeficientes de inversión en el sistema financiero»,

En: Boletín oficial de Estado N° 177, 1977, Archivo de Linz de la transición española, Disponible en: http://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-1977-17074#analisis. [Visitado: 1 de Diciembre de 2012] 28 Pacto establecido entre el gobierno y los partidos políticos para establecer una política de austeridad y reformas estructurales que dieran un mayor crecimiento a la economía española en los momentos de crisis que estaba atravesando. Sin embargo, este acuerdo no sobrevivirá a los embates ocasionados por la crisis mundial de los años 80. Véase Maravall, José & Przeworski, Adam, «Reacciones políticas a la economía, En: REIS N° 87, Julio-Septiembre, 1997. Disponible en: http://www.reis.cis.es/REIS/PDF/REIS_087_04.pdf. [Visitado: 1 de Diciembre de 2012]

Page 16: La transición española del régimen de Franco a la democracia. Baeza-Montecinos

Por último, cabe precisar que los cambios políticos y económicos que

contribuyeron a la construcción del modelo neoliberal español no se explican por sí

solos si consideramos solamente la coyuntura interna del país, por el contrario, éstos

deben entenderse dentro del contexto internacional y la inserción de España dentro de

la comunidad económica europea junto a otras naciones como Grecia y Portugal.

Debemos recordar que la transición hacia la democracia concuerda con el momento en

que las políticas neoliberales de Reagan y Thatcher alcanzaron su mayor apogeo

mientras que el comunismo venía dando diversas señales del fin de su sistema por

medio de intermitentes crisis tanto al interior de las URSS como en el resto de países

del bloque comunista de Europa oriental. Estos y otros factores que tal vez no

alcanzamos a mencionar en estos momentos incidieron directamente en la formación

de la Nueva España.

Hacia conclusiones concretas

a. Sistema de partidos.

La discusión sobre el sistema de partidos en la España de la transición viene

acompañada de un profundo debate sobre lo que se entiende por democracia después

de una dictadura como la de Francisco Franco. No hay que olvidar que en ésta las

asociaciones políticas fueron ilegalizadas y prohibidas en 1937 con la promulgación del

Decreto de Unificación.

«Se invoca en las propagandas rojas democracia, la libertad del pueblo, la

fraternidad humana, tachando a la España nacional de enemiga de tales

principios. A esta democracia verbalista y formal del Estado liberal, en todas

partes fracasada, con sus ficciones de partidos, leyes electorales y votaciones,

Page 17: La transición española del régimen de Franco a la democracia. Baeza-Montecinos

plenos de fórmulas y convencionalismos que, confundiendo los medios con el

fin, olvida la verdadera sustancia democrática.»29

Estas palabras citadas son del discurso de Francisco Franco al momento de la

promulgación de dicha ley. El nombre de la ésta, Decreto de Unificación, no es

azaroso. Se trata de la unificación de las corrientes políticas de la Falange y de la Junta

de Ofensiva Nacional Sindicalista con marcada tendencia fascista y nacionalista

católica, a la que más tarde el generalísimo denominó como “Movimiento”, que más

que una coalición política, con el cuerpo legal de la prohibición de las asociaciones fue

una realidad política impuesta. Más tarde en 1958, la Ley de Principios del Movimiento

Nacional indicaba que

“la participación del pueblo en las tareas legislativas y en las demás funciones

de interés general se llevará a cabo a través de la familia, el Municipio, el

Sindicato y demás entidades con representación orgánica que a este fin

reconozcan las leyes. Toda organización política de cualquier índole al margen

de este sistema representativo será considerada ilegal”.30

Como podemos observar en el discurso citado, el pensamiento político del

gobierno dictatorial consideraba las diferencias políticas propias de un sistema

democrático republicano como el que se vivía durante el Gobierno Provisorio de la

República Democrática de 1931, como una aberración que confundía el sentido prístino

de la democracia. Este análisis correspondía igualmente al periodo de inestabilidad e

ineficiencia no sólo por parte del gobierno republicano, sino también por parte de los

diferentes movimientos sociales, los que como se sabe, terminaron por desembocar en

una Guerra Civil marcada por enfrentamientos ideológicos irreconciliables.

29

Álvarez, Eduardo. El asociacionismo político español. Dossier Mundo. Página 5-17. Mayo- Junio 1971. Linz, Juan. Archivo Linz de la Transición Española. Disponible en: http://www.march.es/ceacs/biblioteca/proyectos/linz/Documento.asp?Reg=R-4983 [Visitado el 1 de Diciembre 2012] 30

Ídem.

Page 18: La transición española del régimen de Franco a la democracia. Baeza-Montecinos

Ya en 1976 se discutía sobre la necesidad política y social, bajo un análisis

académico y sociológico, de poder permitir asociaciones políticas que actúen como

sujetos del sistema que puedan equilibrar el poder en la gama ideológica de las

agrupaciones, además porque se pensó que con la legalización de los partidos se

podría acabar con la acción ilegal y terrorista de grupos que precisamente habían

nacido bajo la ilegalidad y la marginación, como es el caso del grupo ETA. En la fase

ulterior del tardofranquismo, hasta los propios franquistas o bien, la propia derecha era

proclive a generar un sistema de partidos que permitiera la elección popular y

fortaleciera una democracia real. Es más, Adolfo Suárez, que en un comienzo fue

nombrado presidente perteneciendo al ala derecha, se interesó por volver a las

asociaciones formando la coalición Unión Centro Democrática, cuyos partidos

miembros mayoritariamente eran de derecha o izquierda moderada relacionados con la

socialdemocracia y los tecnócratas que buscaban una mayor modernización de España

en pos de superar la crisis económica que dejó el régimen Franquista; como también

Tejedor, el mismo que más adelante propinó intentonas golpistas, grupos monárquicos

y ciertos sectores socialistas.

Para Eduardo Álvarez Puga, periodista e historiador español de la época, este

proceso significaba el paso del monopolio político a un pluralismo, al menos en

términos de ficción legal.31 Pero sólo de ficción legal… Tras la legalización de los

partidos, reafirmando a los sujetos políticos para su participación libre en la toma de

decisiones a través del voto, el sistema que se puso en marcha para el sufragio

universal de 1977 fue el de mayoría simple con representación proporcional

sustancialmente restringida32 mediante el uso del método D’Hont. Esto significó dos

asuntos de extrema importancia cuyas consecuencias son decidoras. Dadas las

condiciones ya revisadas en los anteriores apartados, referente a lo vital que fue el

respeto a la “reforma desde arriba”, el miedo a los extremos y las alianzas que esto

conllevó; además de la débil y vulnerable articulación en la oposición (más allá de la

31

Ibídem. 32

Gunther, Richard. Leyes Electorales, sistemas de partidos y élites: el caso español. Reis 47/89. Pp 73-106. P 4.

Page 19: La transición española del régimen de Franco a la democracia. Baeza-Montecinos

oposición moderada que ya a las alturas de las elecciones era un bloque consolidado)

se produjo lo que Gunther indica como una simplificación de la estructura de la

competencia partidista. “Esta ley sobrerrepresentó a los dos partidos nacionales más

grandes e infrarrepresentó sustancialmente a los pequeños partidos con bases

geográficamente dispersa”.33

Tal como sostiene el autor, el sistema tuvo dos sesgos cruciales para el

desarrollo del sistema de partidos, el primero relacionado con la representación de los

partidos más pequeños los cuales, ante su dificultad a adecuarse o a someterse

terminaron por quebrar, mientras que el segundo hace referencia a la

sobrerrepresentación geográfica mediante el aumento de escaños según el método

D’Hont. Ambas situaciones provocaron cierto desequilibrio entre las elecciones de

gobierno y las parlamentarias, pudiendo haber producido una ineficiencia o

inestabilidad tal que dejara las puertas abiertas para una inminente crisis democrática,

tal como había sucedido entre 1931 y 1938. Por otra parte, tenemos la necesidad de

cada partido de subsistir ante el movimiento social, generándose propuestas

estratégicas para el desarrollo del sistema de partidos que permitiesen permanecer en

el poder, o al menos dentro de las posibilidades. No obstante, no todas las predicciones

son certeras, desarmándose la primera coalición de la Oposición, UDC y saliendo

Suárez de su cargo en 1982, y llegando al poder el PSOE, además de reintegrarse con

cierta fuerza el PCE y de la pérdida de poder de la derecha con la agonía de la Alianza

Popular. Esto propició nuevas alianzas y coaliciones que volvieron a delimitar el

pluralismo pese a la integración pluralista de más de 100 partidos en competencia, y

esto en cuanto a ideología política como también a regionalismos.

b. Los excluídos y automarginados.

Las fuerzas políticas que conformaban el bloque franquista poco a poco fueron

viendo como se desintegraban sus componentes en medio de un contexto de crisis

económica, política y social. Al finalizar el gobierno de Franco se dio paso a una

33

Ibídem. P 3-4.

Page 20: La transición española del régimen de Franco a la democracia. Baeza-Montecinos

transición que originó un aparente sistema bipartidista imperfecto. No obstante, hacia

1979 lo que parecía un sistema de partidos homogéneo se muestra como un ente

fragmentado en diversos partidos34. Ya en las elecciones del año 1977 se puede

vislumbrar un insignificante apoyo electoral hacia la extrema izquierda (3,1%) y hacia la

extrema derecha (0,6%).35 ¿Cómo se pueden explicar estos resultados considerando

que fue desde del seno del gobierno franquista que se inició la reforma? ¿Cómo se

explica esto en el caso del partido comunista que había sido el partido por antonomasia

en España desde los años 50`s? para dar una respuesta a estas interrogantes es

preciso dar cuenta de la reacción de ambos grupos extremistas hacia los problemas

que afectaron al pueblo español durante los último años del régimen de Franco y los

primeros años de la transición hacia la democracia.

En primer lugar, abordaremos el tema de la extrema derecha franquista

compuesta por la falange, el frente nacional y los inmovilistas que más tarde se les

conocerá como los bunkers y que ocuparan importantes puestos en la armada, en las

cortes y el consejo del reino. Su mayor preocupación como grupo fue la apertura hacia

las reformas democráticas, razón por la cual tildaron de traidores a aquellos franquistas

que se mostraron abiertos a avanzar hacia la transición del país. Los motivos por los

cuales ponen resistencia a los indicios de cambios son el querer conservar sus

puestos, terrenos y beneficios adquiridos bajo el régimen franquista.

Bajo esta lógica, Suárez (gobernador en aquel entonces) se enfrentó al dilema si

ceder ante las pretensiones de sus opositores y con ello avanzar hacia un mayor

pluralismo político en el país, o mantenerse al margen de cualquier reforma

democrática. Finalmente, opta por la primera opción y con ello, la extrema derecha va

perdiendo peso político y aislándose en una burbuja que le es muy difícil de romper.

Ante el desastre que significó la derrota electoral del 77, este grupo adoptó una nueva

estrategia para ganar adherentes manipulando los elementos contextuales que les

proporcionaba la conjetura política del momento, por ejemplo, los atentados

34

Aguilera, Cesáreo, «Balance y transformaciones del sistema de partidos de España», En: REIS N° 42, 1988, 137-153. Disponible en: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=249189. [Visitado: 1 de Diciembre de 2012] 35

O`Donnell, Schmitter, Whitehead, Transiciones desde un gobierno autoritario, Barcelona, Editorial Paidós, 1994, 132.

Page 21: La transición española del régimen de Franco a la democracia. Baeza-Montecinos

perpetuados por ETA y la crisis económica mundial que golpeo duramente a España36.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados, creemos que el hecho de que este

grupo siguiera de algún modo vinculado a la dictadura franquista no le permitió

conquistar la simpatía de los votantes sobre quienes provocó un rechazo

generalizado37. Es más, el distanciamiento de los sectores más moderados del

franquismo contribuyó de forma notable a su derrota y marginación política. A estas

alturas, se puede sostener que cualquier maniobra que intentasen realizar los grupos

de la extrema derecha no les resultaría lo suficientemente adecuada para recuperar la

confianza de los votantes, por el contrario, hechos como el intento de golpe de estado y

la mala imagen de los partidarios que apoyaron esta insurrección, profundizaron aún

más en el distanciamiento de este grupo con sus votantes, situación que llegó a su

punto culmine con la disolución del frente nacional el 198238.

A diferencia de la extrema derecha, el bando opuesto, es decir, la extrema

izquierda estaba formada en su totalidad39 por el PCE (partido comunista español)

conocido por ser el partido por antonomasia, el cual además, fue uno de los principales

protagonistas de las manifestaciones que se llevaron a cabo en reacción al régimen

franquista. Su ilegalidad como partido político y el notable apoyo de sus simpatizantes

son dos elementos que hemos considerados para explicar el rol que desempeño

durante la transición hacia la democracia como promotor de los principales reformas

políticas que se llevaron a cabo en ese intervalo de tiempo. Entonces ¿Cómo es que al

finalizar la transición fueron marginados del sistema partidista español? Para dar

respuesta a esta interrogante es necesario tener presente el segundo elemento que

hemos señalado, pues en el radicó la razón que marginó al PCE de la transición.

Cabe establecer que desde el principio de las negociaciones entre el gobierno

de Suárez y la oposición se trató de excluir al PCE de los acuerdos, en parte,

considerando el contexto de Guerra Fría de la época y además por la experiencia

36 Rodríguez, José, «La extrema derecha ante la transición», en Canal, Jordi (ed.), La derecha española en el siglo XX, Madrid, Dilex, 2009, 1-28 37

Idem. 38

Idem. 39

Pueden señalarse grupos menores asociados al PCE como el CCOO, pero no tuvieron mayor importancia pues con el tiempo ambos grupos seguirían caminos diferentes.

Page 22: La transición española del régimen de Franco a la democracia. Baeza-Montecinos

portuguesa40 respecto al mismo tema. De este modo, no fue sino hasta el año 1977

que se legalizó el partido comunista gracias al pacto establecido con el gobierno de

Suárez que les facilito su ingreso al sistema partidista español que por ese entonces

daba sus primer pasos a un pluralismo político que consideramos débil en cuanto es

limitado desde arriba. Sin embargo, dado que la reforma finalmente quedó en manos

los reformistas, una vez que se logró lo que se quería resultó que ya se perdía el

sentido de lo que se andaba buscando. Con el pacto, se privilegió la institucionalización

del partido más que la profundización de sus relaciones con las masas populares

españolas. Así, en las elecciones del año 82 este distanciamiento de la clase obrera y

del pueblo en particular le significó su hundimiento y, por lo tanto, su exclusión del

sistema político español41.

¿Por qué en el caso del PCE hablamos de una exclusión y no una

automarginación como pasaremos a denominar la situación de la extrema derecha? Se

habla de exclusión en el sentido que desde un principio existió un deseo por marginarlo

de la transición a pesar de haber desempeñado un papel importante en su desarrollo.

No obstante, a pesar de su legalización fueron los mismo votantes quienes los

excluyeron del poder por el mismo motivo que ya hemos señalado. En cambio, para el

caso de la extrema derecha hablamos de automarginación, pues en el momento en que

fracasaron sus intentos por frenar las reformas y por lograr acaparar una mayor

cantidad de adherentes, optaron por su propia disolución (no en todos los casos)

restringiendo su área de acción a instituciones específicas como es el caso de las

cortes o el consejo del reino.

A modo de cierre…

Como hemos podido observar a lo largo del desarrollo de este trabajo el caso de

la transición española al régimen democrático estuvo marcado por un complejo proceso

40

López, Armando, El partido comunista de España y la Transición Política, En: Cuadernos Caum, 2000, 5. 41

Ibid, 9.

Page 23: La transición española del régimen de Franco a la democracia. Baeza-Montecinos

político. Las tareas, en primera instancia por parte de los franquistas, por llevar a cabo

paulatinas reformas políticas para la apertura del régimen, seguido por las tareas de la

oposición moderada por tratar de sobrellevar el legado de la dictadura, el miedo social

a una nueva etapa de violencia y desencuentro, y la satisfacción de los actores

políticos de aquella oposición que no fue invitada a la negociación, direccionaron las

decisiones sobre la construcción del modelo democrático.

Si bien, según todo lo dicho se observa la proliferación de posturas políticas que

evidencian una politización social aguda en donde los subconjuntos de la sociedad

buscan efectivamente participación y representatividad. Sin embargo, la construcción

de este modelo tan limitado al comienzo por los reformistas de la dictadura, donde

luego los nuevos actores tuvieron que lidiar no sólo con esto sino también con la

inexperiencia eficiente de la competencia partidista o asociativa (recordemos que la

república de 1931 fracasó) fueron cada vez limitando más el proceso participativo real

de un pluralismo sano. En todo el proceso hubo un posicionamiento por parte de las

élites que fueron excluyendo ya sea por cuestiones burocráticas, ideológicas o

económicas a los sectores populares representados en colectivos obreros, o bien de

extrema izquierda. Ciertamente, el desafío de los nuevos actores de la antigua

oposición en su acceso al poder por permanecer en éste y con ello hacer permanecer

también al mismo modelo fue logrando que el sistema de partidos se fundamentara

cada vez más en los partidos con mayor relación a grandes regiones y también a las

grandes alianzas, lo que contribuyó a la progresiva invisibilización de los partidos más

pequeños o geográficamente dispersos. En este sentido concluimos que si bien, el

pluralismo existe en cuanto a la existencia de diversos colores y colectivos, el sistema

en sí, y por ende, la consolidación democrática, no logra aprehender el pluralismo en

cuanto a la participación real de los actores. Es importante destacar que la situación de

aversión al riesgo por parte de los directores de la transición y la sobreutilización de

este recurso en los medios y su fomento en la opinión pública, fueron educando a su

vez a la comunidad política a limitarse a ella misma, pareciendo hacer creer que la

estabilidad y la eficiencia de los gobiernos democráticos en alianzas proporcionales,

significa una real apertura política, lo que en definitiva va legitimando en la opinión

pública el proceso político de la transición democrática.

Page 24: La transición española del régimen de Franco a la democracia. Baeza-Montecinos

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