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    EPISTEMOLOGA DE LA COMUNICACIN. Texto base para taller:

    Eduardo A. Vizer . De La trama invisible de la vida social: comunicacin, sentido yrealidad. Libro, Introduccin, en prensa.(ALAIC2002, comisin teora y metodologa).-

    INTRODUCCIN.-

    Las ciencias sociales parecen tener grandes dificultades tericas al enfrentar las crisis detransformacin de la sociedad moderna. Desde un positivismo siempre resistente se mantiene laexigencia por los hechos empricos y la cuantificacin, an entre quienes sostienen posiciones crticas.As que es perfectamente vlido y enriquecedor proponer a las ciencias de la comunicacin comointento de rastrear claves -generalmente ocultas- que ayuden a la construccin de mod elos yestrategias interpretat ivas sobre realidades vividas como mundo de la vida, a las que laFenomenologa de Hsserl y el pensamiento social alemn denominaron Lebenswelt.

    Ahora bien, como todo conocimiento cientfico se construye a travs de la objetivacin y del recorte deun dominio de "realidad" (de hechos, de acontecimientos, de realidades naturales, sociales, opsquicas), el problema epistemolgico fundamental radica en definir cmo concebimos y cmoabordamos terica y prcticamente ese oscuro objeto del deseo (de conocimiento) que llamamoscomunicacin. Esta es la problemtica de una epistemologa histrica tratada en el presente trabajo.Se presenta a la comunicacin, como una fase contempornea dentro de la historia de laconstruccin histrica, social y epistemolgica de las ciencias sociales, as como de la formacin desus objetos de conocimiento. Y al mtodo interpretativo y la investigacin accin como estrategiasfundamentales para articular la produccin de conocimiento con la intervencin social.

    LAS CREENCIAS Y LA VIDA SOCIAL.-

    El tema central del trabajo se puede describir como el anlisis de los procesos y la historia de la

    formacin de creencias y certezas en el mundo de la vida social. Se refiere a la constitucin desentido -y en especial de los "sentidos de realidad"- a partir de los cuales se fundamentan lascreencias que aseguran la construccinde la vida y los lazos sociales, tanto por parte de los individuoscomo las comunidades. Las "realidades" humanas, por mas complejas y cambiantes que sean, sonconstruidas por los hombres (y las mujeres). Pero a diferencia de los animales, los hombres precisanatribuir sentido y valor a la mayora de sus acciones, en especial cuando se ven obligados a observare interpretaruna situacin, a elegir entre alternativas, y a decidir entre ellas (aunque se debe aclararque este proceso no es solo "consciente y racional" en el sentido que le atribuye una teora sobre elcomportamiento econmico de la gente; y hace tres siglos atrs, Pascal lo sintetiz vvidamente: "elcorazn tiene razones que la razn no comprende"). Las acciones de los individuos en sociedad noson aleatorias, pero tampoco predeterminadas: la propia cultura produce los cdigos que regulan lascreencias y las prcticas que hacen posible la vida en sociedad. En el interjuego entre las experiencias

    vividas, las creencias y las acciones se produce el sentido, y si ste proceso se establece en formaeficaz y slida en la vida cotidiana (o sea, si se instituye), genera las certezas y las certidumbres que asu vez fortalecen y legitiman a las instituciones, en el proceso de reconocimiento que hacen lossujetos. En trminos clsicos para las ciencias sociales, podemos decir que las creencias, as como ellenguaje, los relatos y las metforas sobre las que se fundan, corresponden al mbito de la cultura; lasacciones -en tanto praxis-, corresponden al mbito de la sociedad y de los actores sociales. Y porltimo, en el mundo de la vida (Lebenswelt), son los individuos en sus interacciones mutuas, y en susreconocimientos, los que articulan las relaciones que " instituyen una realidad", y recrean los contextossociales: las acciones con creencias, significados, sentidos y certezas (1). Es el tringulo tambinclsico: cultura, individuo y sociedad.

    Las "realidades" que estudian los cientficos sociales, no siempre coinciden con stas realidades de la"vida social" que viven los hombres. Las ciencias construyen sus objetos de estudio, y losinvestigadores elaboran sus argumentaciones y sus certezas por medio de la teora, del lenguaje, y de

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    la prctica metdica de la investigacin en sus disciplinas. Y stas interpretan y describen lasrealidades, pero tambinlas construyen. Por esto es importante explorar posibles modos de establecerpuentes entre las "diferentes" realidades: las de los cientficos y las que construyen y llenan de sentidolos hombres, las sociedades y la cultura en sus diferentes mundos de la vida. Los seres humanos(incluyendo a los cientficos, claro est) no podramos vivir sin ciertas certidumbres (relacionesprevisibles entre signos, significados y realidades): certidumbres sobre el mundo material, sobrenuestros vnculos humanos, sobre nosotros mismos, sobre la cultura y el lenguaje, y en especial sobreel futuro. Sin embargo, en las complejas sociedades modernas, la vida social no se construye sobrelos acuerdos y las armonas, sino sobre todo a travs de reglas que regulan el conflicto y la lucha porel control y la imposicin de diferentes -y a veces opuestas- definiciones sobre los significados, losderechos, los valores y las necesidades.

    Como en el famoso cuento "Alicia en el pas de las maravillas", no importa tanto cul es la "verdad",sino quienla afirma. La sociedad puede ser vista como un sistema de controles y regulaciones, perotambin como una praxis de actores sociales que luchan y forman alianzas para acceder al control delos recursos del propio sistema. Recursos -o capital que pueden ser fsicos, estructurales, sociales,culturales, de conocimiento y an emocionales. No siempre quienes controlan instituciones y

    "dominios" de la realidad social (hablando metafricamente sobre el poder de ciertas instituciones ygrupos para definir una realidad por medio de las creencias y el control de los recursos), controlan enforma hegemnica los significados y la formacin de sentidos. Las instituciones polticas y econmicaspor un lado, y las religiones por el otro -y en especial la iglesia catlica-, han lidiado durante muchossiglos por sus respectivas hegemonas sobre la produccin y la reproduccin de la vida social (en laforma de la praxis de produccin de la sociedad por un lado, y de su re-produccin fundada en lasconstrucciones de sentido). Toda la Edad Media lleva el sello de sta divisin dual de influencias entreel poder terrenal y un poder celestial, entre el mundo de la necesidad y el reino de Dios. Entre elmundo del trabajo y de la lucha terrenal por un lado (o sea, de los campesinos y de los seores), y porel otro el reino de la f (la palabra, el sentido, y la liberacin del alma). Pero el equilibrio histrico se haquebrado: a partir de la Modernidad tarda, la ciencia y la tecnologa han transformado las lgicas deambos procesos, y esto significa que nuestros mundos de la vida ya nunca sern los mismos. La

    asociacin entre ciencia, tecnologa, la economa y el poder, subvierten constantemente lo queentendemos por realidad, y por consiguiente se han vaciado los viejos universos de sentido y nuestrascertezas asociadas a ellas. Precisamos de nuevas metforas capaces de generar sentido deorientacin hacia nuevas formas depraxis social.A pesar de la crisis de sentido, y de la "crisis de valores", las comunidades siguen "construyendo sus

    realidades" en el espacio y en el tiempo. No hay "fin de la historia", solo un corrimiento en la formacindel sentido y nuevas bsquedas que se abren: en la cultura, en la sociedad y en la subjetividad de lossujetos. Y esta bsqueda toma la forma del proverbio africano "el que no sabe adnde se dirige, queno olvide de donde viene". La historia -que siempre vuelve y se reescribe- no es solamente labsqueda de los hechos del pasado, sino la bsqueda de los significados, la exploracin de unsendero recorrido, la interpretacin de los proyectos que guiaron a los actores que lo transitaron. Lahistoriapolticainvestiga sobre los proyectos y las acciones de los grandes actores sociales; la historiasocialintenta recrear los mundos de la vida, las realidades y los sentidos de los "pequeos actores".Por ltimo, la historia intelectual intenta "deconstruir" el origen y la formacin de las claves y lascategoras por medio de las cuales nuestros antepasados buscaron interpretar y construir sentidos,palabras y argumentos sobre la propia realidad.

    COMUNICACIN: DOMINIOS DE SENTIDO, DOMINIOS DE REALIDAD (DOMINIOS delIMAGINARIO?)

    Podemos abordar el problema de la generatividad de la sociedad desde perspectivas diferentes.Podemos elaborar una hiptesis general sobre la existencia de diferentes esferas o dominios

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    onto lgicos de la vida social, que en un nivel simblico y de formacin de sentidose manifiestancomo construcciones culturales, -o ms bien transculturales- que se han ido constituyendo a lo largode siglos milenios- de intercambios y transculturaciones entre civilizaciones diversas, a travs deadopciones pacficas, o de guerras e integraciones forzadas entre pueblos. La creciente complejidadsocial y cultural de nuestras sociedades modernas (o posmodernas, amenazadas por lahomogeneizacin hegemonizante de la tecnologa y el poder econmico) ha dado lugar a la creacin

    de topologas y dominios de accin social diferenciados -aunque no autnomos-, los que a su vezconstruyen universos de sentido y lenguajes especficos. Intuitivamente (o existencialmente)consideramos hoy a estos dominios diferentes como la trama fundamental (the fabric, el materialconstitutivo) de la realidad ontolgica del mundo moderno.TESIS: Las sociedades modernas construyen sus mundos de la vida influenciadas por una matrizhistrica y cultural que es el producto de la amalgama entre las dos grandes tradiciones milenarias,con las matrices y las experiencias particulares de cada sociedad. Sobre sta "identidad sincrticatradicional" desde hace tres siglos (dependiendo de cada pas y de cada cultura particular) se levienen subvirtiendo, u oponiendo los patrones intelectuales, cognitivos y -neutralmente- afectivos dellogos y de la techn cientfica. Las ciencias han construido y legitimado histrica e institucionalmente

    sus modosde acceder al logosdel conocimiento, a los criterios de verdad, y a las formas de definir,acotar y abordar lo que se concibe como real (en tanto logos, o sea en tanto forma de conocer larealidad).Y as como tambin los modos correctosde actuar tcnica e instrumentalmente sobre larealidad (como techn). En sntesis, a partir de la Modernidad, las ciencias han establecido los modoslegtimos y correctos de acceder al saber y a la accin sobre la realidad, para lo que previamente seha establecido un orden epistmico que asegure qu y cmodebe ser "construida" cada la realidad (yque desde nuestra perspectiva es siempre una "construccin social").En un segunda instancia, la ciencia clsica debe (?) negar este proceso de "construccin" porquedebilita y relativiza el apriori de la objetividad, de la ley y de la verdad (es el mismo argumento quePlatn utiliza contra el mtodo de argumentacin de los sofistas, como manipuladores de una verdad ala cual el razonamientopuedeacceder).Este proceso de negacin implcitamente ha establecido un

    divorcio entre un conocimiento sistemtico y uno histrico.Las leyes de la fsica deben no solamenteser objetivas sino tambin atemporales; el tiempo y la historia nuevamente debilitaran la legitimidad delos enunciados sobre las leyes fsicas. La negacin del tiempo lleva a la lgica de la reversibilidad: lasrelaciones entre causas y efectos seran una mera formalidad, dado que se los podra revertir, siemprey cuando se conozcan y controlen las leyes que los regulan. Pero cuando el objeto de conocimientono es fsico o natural, sino social o cultural, el tiempo es inevitablemente un proceso y una realidadirreversible(no hay vuelta atrs en la historia humana). Como las ciencias naturales, la sociologa y laeconoma han buscado construir su objeto de conocimiento como objetos regidos por leyessistemticas y objetivas (ciencias nomolgicas): estructuras, formas de organizacin, conductas yrelaciones estables que aseguren la permanencia y reproduccin de la sociedad y sus instituciones. Eltiempo (la historia), la subjetividad, y el sentido pasaron a ser dimensiones difciles -aunque noimposibles- de articular dentro de la metfora de la sociedad como un objeto, o un sistema estable(ste ha sido el taln de Aquiles del paradigma funcionalista y del estructuralismo).Aunque la sociedad no deja de ser un sistema social e histrico(un "sistema lejos del equilibrio", dira

    Prigogyne, o bien un "sistema complejo") y las ciencias y las tecnologas modernas, son unaemergencia de la historia social de su logos y de su techn. Este logos de racionalidad, deconocimiento y de tcnica, ha configurado lo que podemos llamar una cultura tecnolgica, con susimaginarios propios, sus lenguajes, sus creencias, sus cosmovisiones, sus formas de concebir yaprehender la realidad, y de construir relaciones de sentido-realidad: nuevos universos de sentido.Este proceso tiene su propia historia, y se manifiesta en el lenguaje, los imaginarios, la cultura, lossmbolos, y ergo, en las formas en que las sociedades modernas "construyen sus" arquetipos deindividuos, y sus mundos de la vida: reales, deseables, imaginados, o execrados. Cualquier

    antroplogo, as como cualquier viajero con una mnima capacidad de observacin, es capaz dereconocer este proceso en el extraamiento de lo diferente. Ms an, podemos afirmar que est en labase de toda la industria del turismo, del exotismo, de la bsqueda y la fascinacin por lo extrao o lo

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    extico. Esta asociacin slida entre mundos reales y universos de sentido asegura la creacin decertezas, de certidumbres, de regularidades y expectativas sobre nuestras relaciones con el mundonatural, en las interacciones con los hombres, la fortaleza de las instituciones, la inteligibilidad de lossignos que empleamos en la vida cotidiana y en el reconocimiento de lugares, de espacios y de lostiempos que constituyen nuestra vida social y cotidiana. Las certezas son una defensa contra laincertidumbre, y sta ltima el primer factor de quiebre de las relaciones entre sentido y realidad (losmomentos de crisis en los pueblos y los individuos sujetos a fuertes dosis de incertidumbre y ansiedadconstituyen un ejemplo concreto y dramtico de esto).

    Todas las sociedades han generado instituciones encargadas de crear y mantener institucionesqueproyectan y estructuran un orden o un universo de sentido, de certeza y permanencia de lasrelaciones: entre la sociedad y la naturaleza; de las relaciones de los hombres entre s(y las mujeres,los nios, los extranjeros, etc.); de la vigencia y permanencia de los signos, los valores y las formasculturales; de la certeza sobre la utilidad instrumental de la tcnica, y las tecnologas empleadas porun grupo humano en sus acciones cotidianas. Y por ltimo, toda sociedad ha creado, legitimado yprotegido sus shamanes, sus sacerdotes, sus ceremonias y las instituciones que han oficiado como"puentes con el mas all" (puentes hacia lo desconocido, hacia las "fuerzas ocultas", o -en otros

    trminos- la apelacin y el reconocimiento de las sociedades humanas de que "debe haber" un ordenno visible que "sostiene" la realidad, y al cual hay que dar reconocimiento por medio de la palabra y delas ceremonias, y en ciertos casos, de grandes sacrificios humanos).

    En tanto las sociedades modernas tambin viven en (y "con", o mas bien "contra") la naturaleza,dentro de estrechas relaciones sociales, en mundos culturales y simblicos, y dependientes decomplejas tecnologas .., nuestras sociedades no son la excepcin. Ellas (o sea nosotros) solo sediferencian de las sociedades tradicionales en el grado de complejidad y evolucin desarrollado por lasociedad occidental en los ltimos siglos. Y por el influjo transformador y universalizante de la ciencia yla tcnica en la era moderna.Se puede concebir que la sociedad moderna ha construido histricamente "su realidad ontolgica",

    sustentada en las tramas de realidades subyacentes, como dominios tanto reales como imaginarios,que pueden ser analticamente categorizados y diferenciados:

    Se puede pensar la realidad social como "sociedad", en un sentido restringido, concebida como unconjunto de agentes o actores sociales (empricamente representada por los hombres, lasorganizaciones, la comunidad, el Estado, etc.). Un segundo "dominio" (dominio de sentido, dominio derealidad) representado por la cultura. Una topologa que crea espacios y regula los tiempos sociales,y es constituida por el mundo de los objetos, los lenguajes, los smbolos y entes portadores designificado. Un tercer dominio es el de lo sagrado, como dominio de sentido de lo "imaginario" (enestado puro e "ideal" en su acepcin weberiana). Dominio de lo sagrado y trascendente (lasinstituciones de religin, las construcciones simblicas, ceremonias, rituales, etc., las que si bien

    forman parte de la cultura, fundan su sentido en lo trascendente, en la f en una realidad o en unmundo otro que el material o fsico, tal como se expresa -por ej.- en la tradicin judeocristiana). Uncuarto dominio (naturaleza fsica) "surge" con la ciencia moderna, como dominio "natural y material"(objetivado como dominio de los objetos y las cosas en "estado puro"). Histricamente se manifiestaen las ciencias naturales, y la construccin y reconstruccin de disciplinas institucionalizadas quetienen por referente a los hechos y los objetos de estudio particulares. Se presentan como diferentestopologas, con teoras y prcticas cientficas que objetivan el dominio fsi co -natur al, como la nicamateria de la que toda realidad est hecha, incluyendo nuestros cuerpos y sus genestranshumanos, a partir de los cuales algn da se podra explicar la estructura y el funcionamiento delos procesos de la psiquis y la subjetividad.

    A este cuadro histrico-epistemolgico, la herencia del siglo XIX, desde Hegel -al que Jung (1977:114)

    describe ingeniosamente como "un psiclogo encubierto que proyectaba grandes verdades del reinodel sujeto a un cosmos por l construido"-, y pasando por el romanticismo y el psicoanlisis, se llega

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    finalmente a la construccin social de un nuevo dominio de investigacin y de conocimiento: el de lapsique y la subjet iv idad humana (Freud habl de una topologa del aparato psquico y delinconsciente, y se considera vlido hablar de procesos de la realidad subjetiva, aunque se loconsidere una ficcin literaria o idealista).

    Por ltimo, el siglo XX agrega a los dominios anteriores la hegemona creciente de lasnuevastecn o lo gasque atraviesan aceleradamente todos los dems dominios y sus respectivos procesos.

    Las tecnologas de informacin y comunicacin (TICs) y su articulacin por un lado con lastecnologas de control y modificacin del tiempo y del espacio fsico, social y simblico, y por otro ladocon la biotecnologa, la inteligencia artificial, la realidad virtual, los sistemas experto; para mencionarsolamente algunas innovaciones. La omnipresencia de la tecnologa intrnsecamente asociada almercado- obliga a repensar el rol y los peligros adems de las promesas- de la ciencia y latecnologa como una nueva herramienta de control, de transformacin y de recreacin de nuevasformas de la existencia humana.

    Estos seis dominios de fundamentacin del "sentido de realidad" conforman una onto lo gacomunicac ionalde base a partir de las cuales el sentido comn (el common sense) de los hombres

    construye la experiencia y la certeza de hallarse vivo. La certeza sobre la permanencia de su entornomaterial, de su identidad social, de su propia conciencia subjetiva e intersubjetiva, de manejar ycontrolar los instrumentos de las tecnologas cotidianas que utiliza en una sociedad crecientementemarcada por la tcnica. La certeza de contar con los recursos de la cultura: las palabras, los gestos, ylos textos, las imgenes, los cdigos, las modalidades de actuar, etc. Y por ltimo, la (in)certeza deque ms allde todo lo anterior, y despus de este tiempo en la tierra, an existe otro tiempo y otroespacio en un ms all trascendente reservado a los creyentes. Evocando a Castoriadis, podramosdecir que estos dominios constituyen "la institucin imaginaria" de la vida social (ya que Castoriadishablaba sobre la institucin imaginaria de la sociedad). Podemos decir que estos dominios instituyennuestras realidades por medio de la constitucin social de la accin y la formacin de sentido, comosentido de realidad. Sentido, real idad y com unicacin conforman algo as como una "santsimatrinidad" de la vida social, y un modo de interpretar la fructfera nocin de Lebenswelt, planteada como

    el mundo de la vida por Hsserl.

    La idea de una fundamentacin ontolgica no obedece solamente a una inquietud filosfica, y yaque Castoriadis -nuevamente- lo ha puesto en trminos claros (a pesar de que la claridad no ha sidoprecisamente una cualidad suya), podemos ponerlo en sus palabras (1977: 275) "la idea de unaciencia de los hechos que no implicara una ontologa, nunca ha dejado de ser una fantasaincoherente que, como tal y en su contenido, expresa ya una metafsica particular y particularmenteincoherente". Nuestra inquietud sera entonces, la pregunta sobre la(s) ontologa(s) que constituyen el"mundo de la vida", y las tramas con las que se fabrica (the "fabric" of social life).

    El paradigma (o los diferentes paradigmas) de la comunicacin se ha(n) constituido en una fuente

    inspiradora para replantear problemas de las ciencias sociales desde nuevas perspectivas. Las trespreguntas fundamentales para un modelo generativo de la sociedad que plantea Habermas puedenabordarse a travs de estrategias terico-epistemolgicas que no hubieran podido ser imaginadashace medio siglo atrs. Pero las ciencias de la comunicacin tienen an un largo camino por recorrer ymuchos recursos por desarrollar. L. Sfez (1995) dice al respecto: En el rea de la comunicacin,debemos ocuparnos de un ncleo epistmico que rene alrededor de puntos comunes una grandiversidad de saberes: la vida acadmica y la pblica, hoy y aqu, dan abundante testimonio de ello:biologa, psicoanlisis, mass media studies, instituciones, derecho, ciencia de las organizaciones,inteligencia artificial, filosofa analtica, etc. Estos conceptos comunes a las ciencias de lacomunicacin, al parecer constituiran poco a poco los elementos de una form a simb lica engestacin. Dicho de otro modo, ciertos conceptos, trabajados por las lites de la cienciacomunicacional, se convierten en realidades del mundo social y poltico, pasan a la vida corriente y

    forman la pantalla por medio de la cual construimos el mundo y que ni siquiera podemos percibir, tanto

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    la utilizamos, tanto nos envuelve. Y seala dos aspectos clave para distinguir rasgos especficos: lafuerza de lo tecnolgico y la fuerza de las tecnologas del espritu.

    ETAPAS FUNDACIONALES EN LA HISTORIA Y LOS IMAGINARIOS DE LA CIENCIA. LASCIENCIAS DE LA COMUNICACIN DENTRO DE UN CONTEXTO HISTRICO.-

    Los dominios de sentido a los que hice referencia, como mapas de un territorio imaginario, sirven degua -y tambin de construccin de certezas- para orientarse en los territorios de la vida social. Msan, a partir de los sobreentendidos y las experiencias sobre los que se construyen los fundamentosde esa vida, los sujetos construyen los contextos, las tramas y los relatos de sus mundos de la vida.Elproblema que pretendo abordar es el de las profundas transformaciones en los dispositivios deformacin de sentido y realidad, a partir de tres siglos de "cultura cientfica y tecnolgica". Lastransformaciones fundamentales que han tenido lugar en la interpretacin sobre la naturaleza fsica, lasociedad, la cultura, el individuo y la subjetividad, y la racionalidad instrumental de la tecnologa(aunque las influencias sobre la interpretacin de lo sagrado tambin han sufrido grandes mutaciones).

    Ms all de la relatividad de toda periodizacin en la historia de las ciencias, creo que es interesanteestablecer y resaltar ciertas caractersticas diferenciales que marcan etapas histricas en la creacinde dominios de conocimiento, tan innovadores que constituyen autnticas creaciones ontolgicasporparte de la teora y la prctica de la ciencia occidental. stas construcciones de nuevas ontologas (dela naturaleza, de la sociedad y la cultura, del individuo y de la subjetividad, acompaadasgeneralmente de autnticas rupturas epistemolgicas) se difundieron en la sociedad y en la culturauniversal dando origen a nuestras actuales visiones y creencias sobre la realidad (o bien realidades,en plural?). En El (los) objeto(s) de la razn cientfica, 4 fases histricas (en Ciencia, objeto ysentido, Vizer 1998, monografa) he abordado estas etapas como fases sucesivas en las que elpensamiento cientfico ha ido produciendo un corte epistemolgico con la concepcin unitaria de larealidad, para escindirla en campos de conocimiento autnomos. Este proceso de fraccionamientode los objetos de estudio es consecuencia de la divisin del trabajo intelectual y la acumulacinincesante de informacin as como de las limitaciones en el manejo de la misma. Y es paralelo alproceso de complejizacin creciente de las sociedades modernas (como sociedades complejas, nopor oposicin a sociedades tradicionales que nunca son simples, sino por el desarrollo depropiedades y de caractersticas cualitativas y temporales de creciente variedad en su organizacin yespecializacin internas, las que modifican constantemente los procesos de estabilidad dinmica y dereproduccin del sistema).

    El proceso histrico de ruptura con la concepcin medieval de dos realidades, una terrenal y otracelestial, dentro de una dinmica de mutua oposicin e interdependencia (y la pugna entre el alma y elcuerpo, el reino de Dios y el de los hombres, lo sagrado y lo profano) comienza con el

    redescubrimiento de los clsicos griegos y romanos, y con la conciencia gradual de que es el hombreel que objetiva y define su propio punto de vista: un ejemplo de esto es la creacin de la perspectivaen la pintura y en las imgenes virtualmente tridimensionales del Renacimiento (la perspectiva implicaun reconocimiento de la posicin del observador respecto a la distancia de los objetos, lo que noexista anteriormente en las imgenes bidimensionales). La lgica de la experiencia en la Modernidad,ha ido constituyndose a partir del principio de larepresentacin de la realidad, representacin que seinstituye luego ms all de las imgenes y del texto, para fundar una nueva lgica poltica y social enlas instituciones del liberalismo. Otro ejemplo histrico fu la dificultad para aceptar que la humanidadhaba estado engaada por la simple observacin visual, que pareca confirmar que la tierra era elcentro del universo. En una primera etapa fundacional para la nueva cosmologa cientfica, racional yuniversal, se produjo una nueva visin de los fenmenos de la naturaleza, expresada en lasexperiencias de la fsica, la qumica y la astronoma (las que se iban separando de la alquimia y la

    astrologa, respectivamente).

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    Desde la perspectiva de anlisis que proponemos, partiendo de las fuerzas de transformacin de losactores sociales, y del mundo de la cultura como generadora de recursos simblicos de interpretacinde la realidad, y como fuente de nuevas ontologas, la Naturalezacomenzaba a ser concebida comoun universo objetivado; separado del mundo sagrado y del humano, sujeto a leyes propias y a lanecesidad de exploracin y de tcnicas de control experimental. Podemos decir que en esta primerafase inaugural de la separacin entre el sujeto que conoce y el objeto de la razn -a ser conocido-, seinicia para la cultura occidental la realidad natural, la realidad objetiva y objetivable, la primeraexpresin de un futuro relativismo tico y un materialismo ontolgico. Paralelamente, se vproduciendo la representacin intelectual de un segundo "dominio": el poltico y social. Y este nuevodominio (el de los hombres, su gobierno y el Estado) es una realidad dual: los individuos tienden aponer su propio inters individual por sobre el inters colectivo, por lo que hace falta un dispositivo decreacin de sentido y de valores que los reintegre a la sociedad y a formas organizadas de vida y degobierno. Este dispositivo es propuesto por Hobbes a mediados del siglo XVII (y asumido un siglodespus por los pensadores del Iluminismo): este dispositivo es el contrato, -el futuro contrato social-,sustentado en la representacin. ste es el acta de nacimiento de un nuevo dominio: el del"gobierno", un Estado que es ya conscientemente "producido" por los propios hombres, mediante uncontrato, para representarlos. Las guerras religiosas, fogueadas por el enfrentamiento entre la iglesia

    catlica y el protestantismo (el centro sur de Europa versus el norte), haban puesto en evidencia laconvencionalidad, y por ende la fragilidad de las instituciones del poder terrenal: las monarquas (esdudoso que Hobbes hubiera pensado en escribir su Leviatn, si la revolucin de Cromwell no hubieradestruido a la monarqua inglesa en esos aos).

    Pasando a la segunda mitad del siglo XVIII, la cosmovisin cientfica toma por objeto de exploracin yde anlisis crtico a la sociedad y a sus instituciones, y en especial al absolutismo monrquico.Tambin se instituye la separacin analtica entre los procesos de produccin de bienes (Adam Smithy David Ricardo fundan la ciencia econmica), y los del gobierno y las instituciones de poder y elcontrol social. Montesquieu, Locke, Rousseau, entre otros antecedentes ilustres como Maquiavelo,Toms Moro y el propio Hobbes, fundan una epistemologa crtica del poder y la poltica, adems deproducir una nueva complejidad organizacionalen el cuerpo de la sociedad a travs de la separacin

    entre los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial). Se genera as el paradigma de lasinstituciones de la democracia como una nueva -y sofisticadamente conflictiva- disociacin de larealidad social en tres campos ontolgica y epistemolgicamente separados y enfrentados: loshacedores de la Ley el poder legislativo-, los grandes ejecutores y decisores de la poltica, y lasinstituciones de control social (el sistema judicial, como un garante del poder de interpretacin yejecucin de la letra de la ley, y la polica y como su instrumento fsico en el uso de la violenciaoficial).

    El proyecto del siglo de las Luces y de la Modernidad constituyen el programa directriz para una nuevaconcepcin de la ontologa social. Se instituye la objetividadde los hechos sociales, y la idea de laautonoma de los procesos de produccin de bienes, manifestada en el crecimiento de una nuevaclase social y de una todopoderosa institucin: el mercado.

    Dos factores caracterizan estas transformaciones sociales. Por un lado una nueva concepcinomnipotente sobre las posibilidades de la tecnologa, como el motor de una dinmica expansiva eilimitada en la produccin de bienes materiales. Ambas como fuente ilimitada de creacin debienestar, estrechamente asociadas a la expansin colonial y la creacin de nuevos mercados (en elsiglo XVIII los ingleses destruyen los sofisticados telares hindes para tejer la seda, eliminando as lacompetencia). El segundo factor corresponde a la formacin de nuevos actores sociales(las nuevasclases de la Revolucin Industrial). El surgimiento de estos nuevos actores y su demanda de mayorrepresentacin poltica y libertad de accin impone la presencia de una nueva problemtica, la que asu vez requiere de nuevos analistas (como "productores de significados y de sentidos"), comorepresentantes intelectuales conscientes o inconscientes de las nuevas realidades. Esta nueva

    intelligentzia desarrolla el mtodo de la crtica de las instituciones y de la prctica poltica, llevando alas nuevas concepciones sobre la divisin de poderes y del rol del Estado. Tambin se instituye la

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    separacin legal del individuo en relacin a la sociedad y al Estado (se instituye por ley el sujeto dederecho).

    La doctrina liberal define al individuo como ciudadano libre, y esa definicin legalizada institucionalizada como libertad econmica y poltica- crea el contexto simblico, la informacin y losrecursos necesarios para que todo individuo que tenga acceso a los mismos, se conciba a s mismocomo una persona legalcon derechos y deberes de ciudadano. Para cerrar un crculo recursivo, elorden simblico del sujeto legal termina por constituirse en un sujeto real y ontolgico. Los sujetos quehistricamente haban demandado el reconocimiento de sus derechos individuales, una vez que estosson legalmente reconocidos, conforman una nueva realidad legalmente legitimada-, la que a su vezsirve a nuevas generaciones de sujetos para afirmar sus propios derechos y demandas, dando porevidente y natural los derechos que construyen su identidad como persona. Se ha creado un nuevosujeto.

    Esta ontologizacin de los valores y derechos individuales y las libertades consiguientes tambinsentlas condiciones para la prxima fase histrica: la etapa de la construccin cultural, la expresiny "liberacin" de la subjetividad humana. Una subjetividad que se expresa como la bsqueda de la

    identidad, generalmente considerada como una forma de "esencia" en el sentido platnico, pero quees "un modelo de organizacin de la experiencia subjetiva que se construy en la modernidad, y queconsiste en la ilusin de que nuestro modo de ser, de amar, de comprender el mundo es nuestraesencia" (S. Rolnik, 2001).Curiosa ambivalencia, por un lado la modernidad se manifiesta en mbitosnuevos y aparentemente muy opuestos ontolgicamente: hacia el "afuera", una expansintransformadora de las prcticas de produccin material, del espacio exterior del mercado. Yparalelamente, un florecimiento y una objetivacin de los espacios y los tiempos culturales deexpresin de la subjetividad, expresados en la filosofa y en la expansin de las artes, que semanifiestan como la bsqueda de nuevas formas de representacin de la identidad(cultural, nacional,y personal).

    Al mismo tiempo que Bacon, Newton y Galileo inician la revolucin de la ciencia fsica y natural,

    Descartes inaugura la era de la razn autoconsciente y subjetiva. La razn crtica y metdica, y porende la consciencia como fundamento de toda evidencia cientfica y objetiva. La razn Objetivante,que dialcticamente se construyecomo sujeto desde el momento que es capaz de construir un objetode reflexin.Pero con este proceso, Descartes deja afuera las razones no razonables, las razones dela sinrazn, por las que Pascal reclama por las razones que la razn no entiende. Un siglo despus,Kant intenta una reparacin mediante la construccin de tres modalidades diferentes y legtimas de larazn: una razn purapara las ciencias de la naturaleza, una razn prctica (moral)sobre las leyes dela sociedad, y por ltimo la experiencia estticay la posibilidad de reconocer la validez de los juicioscrticos. En este proceso de desarrollo de la historia intelectual, el Historicismo y el Romanticismoexpresan el retorno de lo reprimido y el nacimiento de nuevas perspectivas para el sujeto, laidentidad y la subjetividad en el campo de las artes y la filosofa, reaccionando tambin en contra de lanaturalizacin y la objetivacin que las ciencias naturales instituyeran como premisa para elconocimiento objetivo de la realidad.

    Dilthey afronta al reduccionismo naturalista proponiendo establecer dos campos diferenciados deconocimiento cientfico, el de las ciencias naturales y el de las ciencias de la cultura (a las que llamciencias del espritu). Una pregunta que podemos hacernos es si estos dos campos se hallanontolgicamente separados entre s (la teora de las 2 culturas); o si ambas conforman una expresindiferenciada de un mismo proceso de formacin de sentido por parte de la sociedad. CuandoMontesquieu propone un estudio comparativo entre las instituciones europeas y las de otros pueblosdel mundo, establece un principio equivalente al de la perspectiva en el Renacimiento: reconocer laseparacin entre el observador y lo observado (las culturas extraas). Con la expansin europea, laAntropologa se consolid como un dispositivo intelectual ad hoc para interpretar y organizar

    (controlar) a los diferentes pueblos del mundo.

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    ciencia econmica (David Ricardo, Adam Smith) es contempornea al surgimiento objetivo de laRevolucin Industrial y el mercado en Inglaterra (curiosamente, -para nuestra mentalidad actual- lactedra desde la que Ricardo desarrolla sus primeros anlisis se llamaba Filosofa moral).

    Los inventos del cine, la radio y la televisin tambin son una consecuencia ejemplar del mismoproceso de desarrollo del mercado (la mayora de los inventores trabajaban con los ojos puestos enl), y tuvieron como consecuencia principal la aparicin de nuevas organizaciones de produccin yreproduccin de productos culturales para la transformacin de un mercado de consumo simblico -mercado potencial en un comienzo- hasta transformarse en un mercado de consumidores real yglobal. La produccin especfica de la industria cultural y de los medios de comunicacin, son losproductos para el consumo cultural, pero la consecuencia fundamental de los medios fu la creacinde nuevos pblicos masivos en la primera mitad del siglo XX. La reproduccin tcnica ilimitada de lossonidos y las imgenes por parte del cine, luego de la radio y la televisin - como se ha dicho muchasveces-, ha sido responsable de las transformaciones en la percepcin y en los procesos derepresentacin de la realidad, y de los ejes del espacio y del tiempo. Esto se hizo posible por mediode las tecnologas que transformaron el modo de registrar y recrear realidades en ficciones y ficcionesen realidades. Realidades captadas y registradas en cmaras, grabadoras, procesadoras y

    reproductoras. En una nueva etapa (las dos ltimas dcadas del siglo XX), el producto sgnicomaterial, elaborado y procesado por la industria cultural (pelculas, videos, libros, etc.), escrecientemente digitalizado y difundido a todo el mundo merced a las nuevas tecnologas informticasy en red. Este proceso se ha expandido hasta el punto de que no debe haber lugar en el mundo dondeno sea posible su "realizacin". El gran tema para los investigadores de la comunicacin social fue pordecenios el problema de los efectos y la mediatizacin social. Conocer qu efectos producen losmedios y hasta dnde inciden en la cultura, la sociedad y los diferentes pblicos. Hubo muchasinvestigaciones y muchos datos pero no hay acuerdo definitivo sobre los efectos a corto o largo plazo.

    Con la 1. revolucin de la comunicacin, podemos hablar de una transformacin perceptual, de uncambio cualitativo en las relaciones entre realidad y fantasa, ambas mediadas por la tecnologa, yvislumbradas casi mesinicamente por Marshall McLuhan. Pero recin en las ltimas tres dcadas

    del siglo XX, con el desarrollo explosivo de la 2. revolucin la de las Nuevas tecnologas de lainformacin y la comunicacin- se han dado las condiciones para lo que podemos considerar la cuartaetapa en esta historia de la razn cientfica; la que por primera vez toma un carcter eminentementetecnolgico e instrumental (la razn instrumental).

    La apertura de un campo de conocimiento que efectivamente podemos considerar como un nuevodominio ontolgico para la sociedad, la cultura y las transformaciones de la subjetividad. Ya no se tratasolamente de nuevas formas de recepcin y de consumo cultural, ahora nos hallamos ante nuevasfuerzas productivas de produccin simblica(produccin e intercambio de informacin, produccinde conocimientos). Se produce una gran autonoma de decisin y la capacidad de crear canales,redes y estructuras globales capaces de operar sobre realidades locales en tiempo real (sin necesidadde perder un tiempo precioso para la difusin de la informacin). Los que tienen acceso a las TICs ylos medios y recursos necesarios, pueden transformarse en actores estratgicos de nuevos procesosde produccin, y lograr el acceso a mercados mundiales; o bien pueden transformarse en nuevosactores con un grado creciente de capacidad de expresin, y de generacin de "comunidadesvirtuales".

    A diferencia de la revolucin industrial, no precisan ser los propietarios de sus medios de produccin,les basta con tener acceso a ellos. De ah la gran importancia que recibe actualmente al tema delacceso a las tecnologas de informacin y comunicacin. Sin las TICs no se hubieran dado lascondiciones bsicas para la concepcin de la Nueva Economa, ni hubiera sido posible la nuevarevolucin biotecnolgica (de los dos equipos que trabajan en el proyecto del Genoma humano, unosurge por la apuesta al uso masivo de los procesadores para adelantar el proyecto; y la clonacin

    tampoco sera una posibilidad sin los nuevos conglomerados cientfico-tecnolgicos). Podemos decir

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    que la revolucin tecnolgica (y sus expresiones culturales) atraviesan aceleradamente ya no slo ala mayora de los rdenes de la vida social, sino a la propia naturaleza fsica.

    Para quienes tienen acceso a las TICs y a los productos tecnolgicos de avanzada, las limitacionesdel tiempo y el espacio fsico disminuyen rpidamente. La transmisin instantnea de informacin ydatos reemplazan el tiempo y el espacio fsico por el tecnolgico, as como la misma realidad puedeser clonada por tecnologas de realidad virtual. Y la aparatologa que se engancha a las redes deTICs permite gradualmente tomar decisiones que inciden en forma precisa, directa e instantnea enacciones concretas que se hacen producir a miles de kilmetros de distancia. Una conclusin evidentedel cambio cualitativo que se ha desencadenado es que las fantasasy an las peores locuras de lasmentes ms enfermas- pueden ahora transformarse en realidad en cualquier parte del mundo, pordecisiones tomadas tambin en cualquier otro lugar del mundo (basta con recordar la Guerra delGolfo, o los peores temores hacia nuevas formas de terrorismo, o la multiplicacin del terrorismoinformtico, amn de las inquietantes consecuencias que surgirn del uso generalizado de los bancosde datos y las informaciones privadas sobre las personas).

    En resumen, una caracterstica esencial del presente (sealada crticamente por Adorno, Horkheimer

    y Habermas) es elpre-dominio de la racionalidad tecnolgica, que atraviesa y tiende a hegemonizarlos dominios de la cultura, las instituciones sociales y la subjetividad. Se transforma a la propianaturaleza y se elimina insensiblemente la ansiedad por sustentar ningn tipo de argumento sobre laexistencia de algn "misterio", de lo sagrado y lo trascendente. Sin embargo, la racionalidad cientficamoderna no ha logrado eliminarlos en stos cinco siglos que han pasado desde la Edad Media. Lanecesidad de la fe y la bsqueda de lo sagrado (que la razn ha sustituido por la bsqueda de lainterpretacin y el sentido de lo que an no se conoce) parece sobrevivir a lo largo de los siglos ytodos los cambios impuestos por la modernidad. Para Sfez, lo sagrado es en parte el secreto que serevela slo progresivamente (y nunca del todo) por el uso intensivo del comentario y del comentariodel comentario y de historias que recuerdan una historia que recuerda una historia... Es la bsquedadel sentido oculto, la hermenutica de los textos, y la interpretacin de la interpretacin (infinita) quebusca develar el sentido. Claramente, estamos hablando de comunicacin en su sentido ms

    profundo, y contrapuesto a las versiones instrumentales y light de la comunicacin transparente yobvia.

    Para resear, podemos decir que la modernidad se ha caracterizado por diferentes etapasinterdependientes en la construccin de dominios de conocimiento y de racionalidades objetivantes: dela f en el mundo sagrado de la Edad Media a una nueva concepcin de la naturaleza y sus leyesobjetivas. Podemos describirlo como la refundacin social -y cientfica- del reino de la naturaleza. Casicontemporneamente, comienzan a surgir las concepciones sobre una posible refundacin racional dela sociedad y las instituciones; y por ende la posibilidad de producir transformaciones y acuerdosconscientes (el "contrato social") entre los actores sociales y su representacin en el Estado Esta serala lgica subyacentede los procesos histricos y polticos en los siglos XIX y XX, manifestada en lacreacin de los partidos, las constituciones democrticas, as como tambin de las ideologastotalitarias, o la posibilidad de disear y planificar la economa y la sociedad (entre otros muchosejemplos que nos brinda la historia contempornea).

    Una 3. fase en esta historia intelectual y epistemolgica de los procesos de construccin dedominios sociales -o de sus territorios y de sus respectivos "mapas" de sentido- se inaugura con eldes-cubrimiento del inconsciente y el reconocimiento de la validez de investigar los procesos de lasubjetividad. Esto es una valoracin del poder de la razn para acceder a los procesos que no puedenser objetivados y medidos, y que se expresan por otros tipos de racionalidad: como las artes, o lascreencias populares. Por ltimo, en el siglo XX se ha producido otro cambio cualitativo, motorizadoesta vez por fuerzas que han adquirido una caracterstica objetivamente sistmica y universal: laalianza indisoluble entre el mercado y la tecnologa, y muy especialmente las Tics. Se inaugura as un

    nuevo tipo de racionalidad transsubjetiva capaz de objetivar, transformar y procesar ya no solamenteinformacin, sino cualquier tipo de objeto real o virtual: fsico, biolgico, de naturaleza social o

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    subjetiva. El sueo de la razn puede llegar a transformarse aceleradamente en una pesadilla de lalocura (el Holocausto, la estrategia del equilibrio del terror en los cuarenta aos de Guerra Fra, o elactual terrorismo internacional, no son ms que algunos de los ejemplos a los que hemos logradosobrevivir) (2)

    No es difcil entender que una misma lgica subyace a los "sueos y las pesadillas de la razn": siel hombre ha logrado construir los dispositivos intelectuales para entender cmo funciona(n) la(s)realidad(es), y disea los dispositivos tcnicos que le permiten operar e intervenir sobre realidadesespecficas .., lo har, antes o despus. En el proceso, modificar las realidades, e intentaracomodarlas a intereses particulares, a sus posibilidades y recursos. Eso es, al acceso a formas depoder. Esta es la lgica de sentido, y la lgica de la intervencin que construy la historiacontempornea: el control de la naturaleza, el control social del propio pueblo y de otros pueblos, y labsqueda de medios sofisticados para controlar -o al menos condicionar- aspectos de la cultura, lascreencias y los imaginarios de la gente. Hemos vivido con la lgica del Leviatn, y sujetos al poder y latecnologa del terror. Milagrosamente, hemos logrado sobrevivir a algunas de sus demostraciones(guerras mundiales, el equilibrio por el terror al mutuo aniquilamiento, los totalitarismos ms abyectosy el horror de los campos de concentracin y las persecuciones). Pero el poder de todas las nuevas

    tecnologas nos obliga a rechazar la figura de un nuevos Leviatanes, y a pensar en nuevos contratossociales, esta vez a escala mundial.

    Notas

    (1) M. Aug (1992) nos recuerda que La etnologa se preocup durante mucho tiempo por recortaren el mundo espacios significantes, sociedades identificadas con culturas concebidas en s mismascomo totalidades plenas: universos de sentido en cuyo interior los individuos y los grupos que no sonms que su expresin, se definen con respecto a los mismos criterios, a los mismos valores y a losmismos procedimientos de interpretacin. De estos universos, en gran medida ficticios, se podradecir que son esencialmente universos de reconocimiento.Lo propio de los universos simblicos esconstituir para los hombres que los han recibido como herencia, un medio de reconocimiento ms que

    de conocimiento: universo cerrado donde todo constituye signo, conjuntos de cdigos que algunossaben utilizar y cuya clave poseen, pero cuya existencia todos admiten, totalidades parcialmenteficticias pero efectivas, cosmologas que podran pensarsepara hacer las delicias de los etnlogos.

    (2) Si alguien duda del poder de las tecnologas del espritu (en la terminologa de Sfez) paraamalgamar creencias, acciones y realidades en nuestros tiempos, reproduzco textualmente partes deun informe publicado por el Financial Times y aparecido en el diario Clarn, el 4 de marzo del 2001bajo el ttulo Nuevas Fronteras del Marketing: Esta f mueve montaas. La agencia Young &Rubicam realiz una encuesta en 19 pases, y lleg a la conclusin de que la f en las marcas deproductos de consumo es un sustituto de las creencias religiosas en su posibilidad de dar sentidoa lavida humana. Las marcas son la nueva religin. Las marcas exitosas son aquellas que transmiten

    creencias fuertes e ideas originales. Las que poseen la pasin y la energa para cambiar el mundo yconvertir a la gentea sus modos de pensar a travs de una comunicacin sobresaliente. Desde1991, 12.000 personas se casaron en Disneylandia y en los E.E.U.U. se est volviendo habitual quelos aficionados a las motos Harley-Davidson sean enterrados en atades marca Harley. Los actualesconstructores de marcas pueden compararse con los misioneros que predicaron el cristianismo y elIslam en todo el mundo: era la pasin con la que transmitan sus creencias la que logr que millonesde personas las adoptaran. Y para hacer una interpretacin actualizada y marketinera de la religin,se pone el ejemplo de la cruz: la f cristiana tiene uno de los ms antiguos y renombrados dispositivosde marca de todo el mundo: la cruz. Evidentemente, hicieron falta 2000 aos de misterio, y eldesarrollo del marketing para llegar a aclarar las verdaderas razones de la permanencia delcristianismo en el mundo. Un buen dispositivo de marca.

    Bib li ogr afa

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    Eduardo A. Vizer (UBA): Doctor en Sociologa. Profesor Titular Regular de la Ctedra PromocinComunitaria, y del taller de Comunicacin Comunitaria. Coordinador del proyecto y 1er. Director de lacarrera de Ciencias de la Comunicacin, Universidad de Buenos Aires.