LA TIA BABETT

En una mañana la tía babett descansaba los rayos de luz estaban por una

hendija de la cortina y se posaban en su frente, poco a poco fue despertando

y tomando conciencia del compromiso que tenía para ese día, poco a poco

se repuso de su sueño y se dirigió a arreglarse según la ocasión. Allí había

alineados cuidadosamente un sombrero negro con un anche velo de creson

que caída alo largo del respaldo con torrente nocturno, un par de guantes

negros, un antiguo libro de plegarias más negro aun y dos pañuelos muy

blancos que brillaban en medio de todo ese duelo la tía contemplo y calculo

los días. Hoy justamente viernes 16 de abril es el séptimo aniversario de mi

difunto hermano, el inspector de finanzas Johann agust erdmanner. Él tenía

3 años más que ella y murió alrededor de los 50 años de edad, había dejado

una viuda inconsolable y dos hijos menores, murió por la tarde a las 4 en el

preciso instante en que todos habían salido a tomar una taza de café la tia

recordó en ese momento lo hermoso ue había sido al dia siguiente de la

muerte de su hermano, auellas columnas enteras en ls diarios las visitas con

esos rostros graves y bañados en lagrimas, la mesuina corona del abaro

propietario y todas las demás bellas coronas ¡si avia tenido un magnifico

entierro el señor inspector de finanzas johann agust erdmanner ! y se

conmemoraba dignamente cada año el aniversario de su muerte a las 10 de

la mañana.

Todo esto se había repetido durante 6 años seguidos y la vieja tia sobre su

almuada perfumada de lavanda sabia ue el echo se reproduciría por séptima

vez exactamente igual.

La tia se recostó en su blanco edredón de repente uiso levantarse, pero tras

un gesto brusco sus manos se deslizaron sin fuerza. Sintió dolores violentos

en la espalda los mismos ue se habían manifestado pocas semanas antes.

un estremecimiento recorrio su espalda su cabeza estaba pesada y floja.

Gimio estaba palida.si, justamente asi era como abia muerto su padre en ua

hermosa mañana des´pues de una mala noche, y de repente la anciana

recordó ue ella tampoco había pegado los ojos durante toda la noche. Un

sudor helado broto por todo su cuerpo.

La tia babett se sintió soñolienta. Se pregunto deponto ¿Cómo había muerto

su padre?. Respiro, justamente haci abia caído inconciente en la calle. Y ella

pensó : no obstante es una gracia morir en el lecho. Y no se movio mas