La Terapia Del Deseo I

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    luuhu r l uu Ii"Mlgl!I.l'l Candcl

    I111 Ii:" " 1 1 1 ' 1 1 1 1 . 1 I '/ i, ' 1'/iI'WfIY II!' Desire . Theory and Practice i n Hellenistic Ethics1 ' 1, 1 ., 1 11 1 1 1 ", I I 1 1 I /I I ,. IH ,1 ' 1 1 1 t)')~, poi P rin ceton U niv ersity P re ss ,1 ' 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 , NIH'VII ,h"'~,''y, H E . U U _

    A . LA lidEMORl!l DE GREGORY VL.4STOS

    U !I II ,l nu I [tWI'I~:oii.mcrHC prchi bi das, s in l a autorizacton escrfta d e 1 ' 0 :: ;ntulares del ( _ ' " , ( J , r r y r i g h f . .'I I L . I I I 1 . , i ' I I~u.nL' lon-: . : - :s cxtableciclas en L as Jeyes, la reproduccion total 0p ar c ia l d e esta obra111 n l'l n , l q u [t-ru~6lodo 0 prcccdlmlcruo. comprendidos la reprografte 'l e] traram ieuto informauco.V.lu .llrHIlh~Ld611 de ejemplnres de ella mediante alqui lcr 0 prestamo publicos.[I) 11;1 ')4by Trustees of Oberli n College(I) ,W03 de la traduccion, Miguel Cande]A:llI lOJ de todas las edicicnes en castellano11,lllt'iullOsPa idos Ibe rica, S. A,Mnl'inlll) CLlb!, 92" 08021 Barcelona

    .Y l~di!or;HI Paidos, SAICF,I)\' I'l'n~fl, 599 - Buenos Ai res1 1 . 1 1 [ 1 ://www. puidos.co m

    lSI IN: H4-~ \13 -1442 -91)"/1('~I.l1) k'l4nl: B-27.~42-2003:lllIllI'l'Nlll'Il A&M r;"lI l'k, S.L.liB I I() / 0 ) ,1 1 1 1 1 1 1 " '1 ' 1 1 1- 1 u n de Mogoda (Barcelona)

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    32 LA TERAPI.~ DEL DESEOcas consolidadas con atrevidas critic as en tenias como la esclavitud,las relaciones entre generos, la tolerancia etnica y el concepto misrnode ciudadania. La idea de respeto universal de la dignidad humanaen cada persona concreta, con independencia de su clase, sexo, razay nacion -idea que desde entonces ha estado siempre en el centro detodo pensamiento politico avanzado dentro de 1 2 1 tradicion occiden-lal- es, originalmcnte, una idea estoica. La relacion de dicha ideaCOl) el distanciamiento estoico debe exarninarse con atenciori. Perocntretanto podemos decir que estudiar el mundo interior y su rela-cion con las condiciones sociales es al menos una tarea necesaria, sino suficiente, para toda filosofta polrtica que aspire a ser practica. LaHlosofta helenfstica nos brinda una ayuda inapreciable para desern-pcfiar esa tarea.

    CAPITULO 1

    ARGUMENTOS TERAPEUTTCOS

    IEpicuro escribio: Vacjo es el argumento de aquel filosofo que no

    pcrrnite curar ningun sufrirniento hurnano. Pues de la misma mane-ra que de nada sirve un arte medico que no erradique la enfermedadde los cuerpos, tampoco hay utilidad ninguna en Ia filosoffa si nocrradica el sufrirniento del alma. I Tambien el antiguo maestro es- ~-',ccptico se presenta a st mismo como sanador del alma:' Alser un fi -lantropo, el esceptico desea curar mediante el argumento, en 1a me-dida de 10 posible, las arrogantes y vacuas creencias y la temeridadde las personas dogrnaticas. Asi COlTlO un medico prueba diferentesremedies con el cucrpo enfermo y uriliza aqucllos que funcionan. asitambicn el esceptico elige, para cada discipulo, los argumentos mas

    1 Epicure, Us. 121 = Porfirio, Ad Marc., 31 , pag, 209, 13 N: vease el capitu lo 4 . To-. I:", las t raduccioncs son mi ll s salvo que se indique 10 corurario. Sabre 18traduccionuquf dc n:6:8or;(pathos) por sufrirniento. vease el capitulo 4. \1. l,Argurnento" tra-rlucc X 6 yo r ; (logos), que. desde luego, es un termino m:15 general que puede tarnbien~lnniri,car discurso, palabras, relata (vease el cap. 2) En el capitulo 4 se explicar(lnlo Epicure sc centra efectivarnente en el argumcnto, basando su terapia en un tipod, -Iugos que por aquel entcnces er a tipico de la tradiciori ( ilos6fica . Pe r o, dado que suIilscurso terapeutico es polifacetico y cornprende algunas tecnicas que normalmente1111reciben el nornbre de argumentos, es posible que en este pasaje se este hacicndo1II1I I'~lerencia mas gen era l al discurso filos6fi co terapeuti co. He evi tado la tr aduccio n1 1 0 1 1 : ' discursov.en gran parte, porque se ha convertido en un terrnino tecnico hiperu-1 1 1 . il l \d o c n lSILeoda Iiteraria y los estudios cuiturales actuales.2. La palabra alma", en este y en otros contextos, traduce simplemente el griegoI f I I J X ~ (IJsyche) y, a l igua l que este , no entra fia ningulla teoria rnetafisica deterrriinacla,I" I:lpersona Iidad. Indi ca, sim pl e rnente. todas la s actividades vi t ales de la c ria tura: en1'1 ~IN

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    LA TERAPIA DEL DESEO

    adecuados y eficaces para la enferrnedad de esa persona (Sexto, PH ,3,280-281). Los est.oicos hacen vigorosamente suya esta concepci6nde la fiiosofia y desarrollan la analogia elltI.e .Ja_filos,Q~ Ia medici-na hast.a el ultimo detalle. EI gran ~st';ico griego Crisipc:.,Al describirsu arte tilosofica, proclama can orgullo: _- .

    ., .No es verdad que exista un arte llarnada medic-ina que se ocupe delcuerpo cnfermo y no haya nirigun arte equivalents que se ocupe del al-

    rna enlcrma. Ni es verdad tampoco que esta ultima sea inferior ala pri-rnera, ni en SlJ alcance te6rico ni en 51] tratarniento terapeurico de loscases individuales (Galeno, PHP, S, 2, 22, 298D '" SVF, III, 471)"

    o corno mas sucintarnente 10expresa Ciceron, hablando en nom-bre de la Estoa:Hay, te 10 aseguro, un arte medico para el alma, Es la Iilosofta, cu-

    yo auxilio no hace falra buscar, como en las enfermedades corporales.fuera de nosotros mismos. Hernos de ernpenamos can todos nuestrosrecursos y roda nuestra energia en llegar a ser capaces de hacer de me-dicos de nosotros misrnos (nT. 3, 6)

    La filosofia cura enferrnedades humanas, enferrnedades produci-:das por creencias falsas. Sus argumentos son para el alma como losremedies del medico para el cuerpo. Pucden curar y se han de vale-ra r en funcion de su capacidad de hacerlo. As! como el arte medicoprogresa al servicio del cuerpo doliente, asi tarnbien Ia filosofta enpro del alma cuitada. Bien entendida, no es ni mas nimerios que elarte de vivir, rtxv1] {3iov (tichne biou.), propia del alma, Esta concep-ci6n genera] de Ia tarea filosofica es cornun a las tres grandes escue-las helenfsticas. tanto en Grecia como en Rorna.? Las tres aceptan co-mo adecuada la analogfa entre filosofta y rnedicina. Y para todasellas, la analogia medica no es simplemente una rnetafora decorativa,sino un irnportante instrumento, tanto de busqueda como de justifi-cacion. Una vez que uno ha entendido de forma general que Ia tareade la filosofia es como la del medico, puede uno apoyarse en esa con-cepcion general (ulteriorrnente elaborada en forma de unos cuantoscriterios generales) para descubrir, de manera mas concreta y deta-

    3, Los escepticos, estric tamen te hablando, rechazan laidea de que la filosofia pue-da scr una ujc l1l ' Ie de lavida; pero par otro lado ensefian estrategias de razonamiento yP;_II" ()CCnSONI()nc!"qLIC estas l icncn una el'icacia causal. en relaci6n con la buena vida h ll-IIHn". EsLU I.:lI

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    de aqueHos a quienes va dirigido. Hablo aqui sabre todo de los argu-mentes eticos: Ias.escuelas se cHl'erencian por la manera como conec-tan 1a etica can las otras partes de Ia filosofta, Para los epicureos ylos escepticos, la finalidad etica (ellogro de una cierta clase de vida)es fundamental en un sentido mas patente que para los estoicos, Pe-ro para las tres escuelas la filosofia es ante todo el arte de L a vida hu-mana; y la dedicacion a aquella que no este bien anclada en Ia tareade vivir bien se considera vacia y vana,

    Las tres escuelas, en dcfinitiva, podrtan hacer suya Ia definicionque da Epicuro de Ia filosofia: "La filosoffa es una actividad que ase-gum una vida floreciente [eudaf inoJ1 ] por medic de argumentos y ra-zonarnientos." Y las tres pueden estar de acuerdo e11 que un argu-mento precise y 16gicamente riguroso que no sea adecuado a lasnecesidades de quienes 10 escuchan: un argurnento que sea simple yentcramente academico e incapaz de anastral' a su audiencia ala prac-tica es, en cuanto tal, un argumento [ilosojico deiectuoso . Cieer6n ex-press magistralmente esta idea en el De [inibus, al critical' a los estoi-cos por fracasar, segun el cree, en este aspecto esencial de su tarea:

    SL1S estrechos argumentillos silogfsticos pinchan a sus oyentes co"mo agujas. Attn cuando estes asienten intelectualmente, no expcrirncn-IRa ningun cambia en sus corazones, sino que se rnarchan tal como vi-nieron. Lo dicho es quiza verdad y sin duda es irnportante; pew elargurnento 10 trata de manera excesivarnente trivial y no (OlTiO se me-rcce (Fin., 4, 7)l

    El presente capitulo expondra las ca racteristicas generales de losargumentes terapeuticos helerusticos contraponiendo este enfoque deIa reflcxion filos6fica etica a orros enfoques habituales entonces yahora. Propondre una lectura esquematica de las propiedades de una rgu rn cn to medico que pueda utilizarse ulteriorrnente para investi-gar las distintas escuelas particulares, trazando sus rasgos sernejantes.y sus d ivcrgencias, Dado que 1a terapia helenfstica es ante todo una te-

    I'l. S, 'x l, ', M, 11, 169", Us. 210_Esto 110 debe entenderse en el senti do de que la fi-[:H~qrr'l ~l'n IJn 111

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    38 LA TERAPf A DEL DESEOorbe celeste. A l I L . mirando hacia los seres eternos que habitan aquelreino par encirna de los cielos, ven (unas mas, otras menos) lasnorrnas eternas que son los verdaderos patrones de las diversas vir-tudes eticas. El alma ve Ia justicia misma, 13moderacion, el co no-cirniento: no el corrocirniento que cambia y varia con los variadosobjetos que 11050tros ahara llamarnos seres, sino el autentico conoci-miento que se asienta en 10 que realmente es (247D). En otras pala-bras, las norrnaseticas son 10 que son independienternente de los sereshumanos, de las formas humanas de vida, de los humanos deseos. Cual-quier conexion entre nuestros mtereses y el verdadero bien es. portanto, rneramente contingente. El bien esta ahi: en realidad, siernpreha estado ahi, aun antes de que nosotros ernpezaramos a existir, Yninguno de nuestros deseos, par profundo y perenrorio que sea, puedehacer que sea de otra manera. No esta hecho para nosotros, ni noso-tros para el." La vida optima podria resultar ser una vida que ningu-110 de nosotros pudiera alcanzar, 0 :induso que ninguno de nosotrospudiera concebir 0 plantearse. (Tal es, de hecho, el caso para la ma-yorfa de los anirnales, que, para su desgracia, tienen ante ellos el rnis-mo patron de bien pero son dernasiado torpes para percibirlo.) 0, denuevo podria resultar ser una vida tan alejada de todas las formasreales de vida hurnana y de todas los deseos hurnanos reales, que losscrcs humanos, tal como son, la encontraran repugnante, 0 vulgar, otan aburrida a pobre, que prefirieran mor'ir antes que vivirla, Seme-janie resultado seria ciertamentc desgraciado para los seres hurna-nos; pero 110constituiria una razon para poner en tela de juicio Iaconcepcion del bien rnisrno. Ocurre que nosotros (0 algunos de nose-11'0;;, durante algun tiempo) podernos concebir el verdadero bien quevs lt i ahf y; habiendolo concebido, vivir co n arreg]o a ei. Pew po-clrfarnos habersido de orra manera. Los animales son de otra manera.Yd bien -para los scrcs hurnanos, para los animates. para el univer-:~II('0 SLIconjunto- habrfa sido, sin embargo, e] mismo.

    l.as concepciones que se atienen 3esta estructura general entran~'II la csccna etica conternporanea por dos caminos muy diferentes,

    'J. LJ nu vez mas, si cotejarnos esro can otrcs pasajes de las obras de Platen, pode-In"~ dm'i,d lr que esr a interpre tac ion tan simple es una exageracion de I.a opinion reali I ( , 1'Iln (.,n, 1 . 1 ' rcrniniscencia no siernpre se describe como en el Fedro, como purarnen-III (h'lwntiic'nlu de ciertcs acontecirnientos anteriores a nuestra encarnacion que po-111111I111111f .~c lo d e 0 tra rna nera: y el relate de la creaci6n en 01 Timeo pres upone que1 1 ' H~ I f l l ('K I : 1 1ic turn no esta sin mas relaci onada de manera contingeri te con la es tructu-In .(111II~.1 l'n IllS (aunquo la nccesidad, asi como 121inteligencia, gobierna nuestra cons-I I I I I L 1 ' 1 1 1 ) ,

    ARGUMENTOS TERAPEUTICOS 39

    uno cientifico y otro religiose. (Arnbas versiones estan influidas porel platonismo, aunque de manera diferente.)!" La version cientificaconcibe 1 2 1 indagaci6n etica de rnanera semejante a la iudagacionpropia de las ciencias Ifsicas, en donde esta se entiende en un sentidoplaronico que a estas alturas se halla profundamente enraizado en lascreencias populares acerca de Ia ciencia, au uq ue no en las versionesmas elaboradas que dan al respectolos filosofos contemporaneos dela ciencia Segun esta rnanera de ver las cosas: los cientificos que es-ludian la naturaleza investigan de forma "pura, sin verse perturba-dos ni influidos por su contexte cultural, sus creencias previas, susdcseos e intereses. Su tarea consiste en ascender 2 1 1 mundo natural(igual que las ulmus de Platen ascienden hasta el orbe celeste) paraobservarlo y describirlo tal como es, descubriendo SLl estructura realpcrrnanente. Su indagaci6n podrfa llevarlos absolutamente a cual-quier parte; su {mica limitacion es unicamente la manera como lascosas estan realmente ahf'. Una teorta ftsica determinada se vera 0no refrendada por los hechos. No se puede permitir que los deseos,r-reencias y modos de vida de los fisicos -0 bablando mas en ge11e-rnl, de los seres humanos- influyan en su indagacion sabre 121validezd\! aquella a sobre su elecci6n de los metodos de investigaci6n. Laldea es que la etica, tambien ella, tiene ese rriisrno caracter cientifico.l.u indagacion etica consiste en dcscubrir verdades permanentes acer-\'n de . 1 0 05 valorcs y las norrnas. verdades que son 10 que son indepen-divntemente de 10 que nosotros somas, deseamos 0 haccrnos, Esasvvrdades estan, par asf decir, en el tejido de las cosas y 1 .0 unico que he-IllOS de ha eel' es eo co ntrarlas 1I (En algu nas vari an tes de este plan tea-:1 1 ih-n to, tales como 1a sociobiologia contemporanea. J a rei aciori canlu cicncia es mas que analogica: se considera que los descubrimien-III,~valorativarnente neutros de las ciencias implican norrnas eticas.I.'jd 11f) es e] caso en la visi6n plat6nica que acabo de describir, dorideIii distinci6n hecho-valor no desemperia papel alguno y las normas,ludcpcndienres. son normas de valor.)

    Uu cuadro sernejante es el que obtenemos, por un camino diferen-It., \n la version agustiniana de la etica cristiana. Dios ha establecido

    Ill. Nkl v. sche, por 10men os, vio esta conexion muy claramente: vease, por ejern-III:", ~t (11110 Lo l lm undo v e rdade ro a c abo convirtiendose en una fabula, en Crepusculo.Ir /I!I 1 1 / (1 / " .' (N l ct zsche , 1888).

    II, PIn'1I una exposicion de esta propiedad, vease Rawls (1980), pags. 518 y 554 YIIM"V 1,lIl1hi~1l Rawls (1971). pags. 48-53. Rawls, por supl1eslO, no acepta est a op j-

    1 1 1, 11 1 1 V ( \I I~ " IIIp:III~tid dcb~Ilcque ~iguea continuaci6n

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    determinadas pautas eticas: nue tra misi6n es hacer 10 que Dios quie-I'C que hagamos. Pero nosotros podemos estar 0 no dotados de la ca-pacidad de ver, 0 querer, 10 que Dies quiere, La verdad y Ia gracia deDi s estan ahi; proIa capacidad de ver la verdad etica 0 alcanzar lagracia no es algo que dependa de nosolros. '2 No existc, par tanto,ningun rnetodo seguro mediante el que podamos elaborar una normaitica a partir d 1escrutinio de nu stras neces.idades, reacciones y de-sees mas pro rundos. Porque puede muy bien resul tar que una vida~wtenticamente buena quede tan Iejos de nuestra condici6n e intui-clones presentes que, de h cho, nos choque y nos repugn 0nos re-suite aburrida 0 demasiado pobre como para que va1gala pena vivir-1 , , 1 . Aquf.nos encontramos en una posicion rnucho mas precaria que'n la concepci6n cientffica, 0 incluso platonica original. P rqu no'sui n da claro como podemos seguir indagando 0 hacer algo parasalir de nuestro apuro cognoscitivo. Perc la idea central fundamentalsigue siendo la misrna: 1a radical independencia del verdadero bienr '$1 ecto de las necesidades y 1 0 deseos humanos. Tanto para los pla-t6nicos como para aquellos cristianos, Ia rnanera correcta de avanzar(.:11 la indagaci6n etica no es hurgar a fondo en nosotros misrnos. En'r e to, d e quedar siempre abierta la posibilidad de que todo 10 quesornos, queremos y creemos sea un completo error.

    Es esta una vigorosa vision de la indagaci6n y la verdad cticas,una visi n profundamcnte enraizada en nuestras tradicion s filos6i-'as y religiosa . Era ya conocida de los pensadores helenisticos, rner-ccd a su contacto can el platonismo. Yes una vision que ellos trataronpl"cisamente de subvertir con ayuda de Ia analogia medica, Imagine-1110S ahara una indagaci6n medica efectuada sobre el orbe celeste porpuras alrnas, sin conocimiento alguno de los sentimientos, necesida-dl'S, placeres y sufrimiento de las criaturas vivientes reales. (0que,s! Ii inin dich conocimiento, estan decididas a no v rse constrefiidaspor' 61.)Pensernos en esos medicos celestes tratando de hacerse unaidt,U de la salud y Ia vida sana indepenclientemente de cualquier ex-Jh'l'i mcia qu pudieran tener de los deseos y modos de vida de lasl'l'ialura.s que van a tratar, Conceden, desde luego, que, para aplicar!"~['N 1101'I11I:\S a Lingrupo de pacientes, habran de saber algo de su es-Indo neural. P rque no pueden tratar una enfermedad sin reconocer

    I J, 1\~liIno pnrece SCI" la posici n de sus primeras obras subsiguientes a la con-v,,, ~lill1, IIIi 'S c Jl)O 0 Geuesi contra Manichaeos y De quantitate animas, pero aparecevlf'Ii"I~ Iii)"lk desurrol iada en Ad Simplicianum de diversis quaestionibus y prcdomi-I II ' " II h , Ollllt'.liO/wl y tumb.cn, al parecer, en La ciudad de Dios .

    ARGUMENTOS TERAPEUTICOS 41sus sfntomas y medirlos con arreglo a su concepcion paradigmaticade la salud. La que rechazan, SU l embargo, es que 13 norma misma desalud derive en modo alguno de Ia condici6n 0los deseos del pacien-fe. Es alga que sta ahl. para ser descubi.erto y aplicado luego a ca-da caso.Can toda probabilidad, esos medicos resultarian ser en el fondomuy malo medicos. Una ffsica celeste parece plausible, al men os de

    entrada. Pero la rnedicina parece ser, por su propia naturaleza, un ar-le comprometida, inrnersa en la realidad, un arte que actua en prag-rnatica colabora ion con aqucllos a los que trata. Se toma muy en se-rio sus sufrimientos y placeres, su propio sentido de d6nde cadican lasalud y el florecimiento. Su aspirac ion es curar: esa aspiracion nopuede separarse nunca completamente del sentido de 1 0 rnejor y 1 0pcor que tienen sus pacientes, Supongamos que nuestro doctor celes-l l a l baja del orbe celeste y auuncia: ,,(yes ese estado de tu cuerpo queI(I, pobre anciana, encuentras insoportablemente doloroso e incapa-citante? Pues bi n, ese es un ejernplo de 1 0 que es la salud, tal comoIll: descubierto rernitiendorne a aquel conocimiento qlle reside en elver ladero ser. Vosotros, nifios: decfs que teneis hambre: llorais, Perolambien eso es salud; y hareis progresos en vuestro conocimiento sinprendeis a vel' las cosas de esta rnanera y aceptais la sabiduria deluniverso. Nuestra prirnera reacci6n serta decir qu.eese medico esIIIl sadico sin entrafias. La s gunda, sin embargo, serta decir que nopucde tener raz6n. Sus afirmaciones no son simplementc brutales:on [alsas. La salud no es algo que exista alla en el cielo. cornpleta-III .nte aparte de la gente y de sus vidas. No es un puro ser aparte deltI ivcnir del paciente. Es una parte constitutiva de la forma de vida deuua especie viviente: yes, por tanto, la forma de vida de la especie,IIsf como las cxp riencias asociadas a ella, 10 que el medico debe te-11( '1' '0 cuenta al elaborar una norma,Las personas pueden, ciertamente, equivocarse de multiples rna-

    .lll'I'nS en relaci6n con su salud. Pueden pensar que estan bien cuandol'lII' .alidad no 1 0 estan. Ello puede ocurrir porque t ngan una enfer-Ilwd:\d que todavia no se haya manifestado con sintomas percepti-1)II's, 0 porque no hayan experirnentado nunca una sensaci6n rnejor'1111' In a ztual ( omo ocurre, pOl'ejemplo, en ca os de grave desnutri-('lrlll cron ica). Puede ser tarnbien porque tradiciones culturales muyII11I1 t , adas las hayan convencido de que ciertos estados de debilidad,IIW' pnra al inos pu.dieran parecer casos de mala salud, son en reali-Ii 1 1 hlll'110S para llas, 1 0 mejor que podrian esperar: esto ocurrc con11('( Ilt'll( l.r, por cjernplo, en sociedades que poseen criterios diferen-

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    42 LA TRAPIA DEL DESEO'k:'>de realizacion para hombres y mujeres.!' La gente puede tarnbien,aunque con rnenor frecuencia, creer que esta maJ cuando en realidadC;;l~ bi~n. Pero toda afirrnaci6n de que la gente esta equivocada encualqu iera de esos sentidos debe hacerse en relacion con las necesi-dades y percepciones de esas rnismas personas. Habitualrnente, 10que una afirmacion de ese tipo significa es que el cientifico a el me-dico podrfa mostrarles alg(m heche relative a su est ado que Ies eon-vcnceria de que so,juicio inicial estaba equivocado, a conclici6n deque e.scllcharan y comprendieran (Ies convencerta, claro esta, sobrela base ~e alguna noei6n de Ia actividad human a que esas personascompartler~n con el cientifico, par muy vaga que fuera la nod6n quede ella se hicieran). Ala persona afectada de una enferrnedad asinto-matica se Ie dan pruebas de su estado actual y de las consecuenciasp~rjudiciaJes (y perceptibles) que son de prever, A la persona desnu-trida se le puede dar una nutrici6n adecuacla (si 110 es demasiadotarde) y cabe esperar que sea posible, mas adelante, cornparar lave-rablcmente el estado posterior can ei anterior, reconociendo retros-pcctivarnerrrs la existencia de la enfermedad. A la persona que creeque SLl estado es bueno para personas como ella (0 para sugenero,clasc, etc.) sera mas diffcil dade pruebas de 10 eontrario. Pero cabecspcrar que una combinaci6n de indicios medicos como los aporta-dq:;; en nuestro primer caso con Ia presentacion de comparaciones to-Iliadas de otras cultu_ras (y de otros individuos de la propia cultura),que demuestre, por ejemplo, que las hernbras no son, par 10 general,111,(:no.'>ongevas que los varones 0 que 110tienen menos aguante -aS1('oo~o una combina.ci6n de ambas cosas, si es posible, con las compa-rucrones experienciales posibilitadas par algun cambia en el estadork-l propio paciente-, si la afirmacion (de que el interesado se enza-1 " , ) .cs correcta, pueda provocar en el 0 la paciente misma un jui~iorrttlco con Ia tradicion y favorable ala hipotesis del medico. Un re-cienl\.'! cstudio comparative de viudas y vi~dos de la India estableci6(,JUl' las viudas solian describir su estado de salud como" buena}) 0!,('xcdcnte}) aun cuando, desde el punto de vista medico, se encontra-1 ' 1 1 1 1 mas bien mal en comparaci6n con los varones (que tendfan a for-. ' 1 ~ t i l L ! r

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    44 LA TERAPIA DEL DESEO0, cuy~ sentido es vivir y vivir bien, Ese 10- .', . .nos desinteresarnos 'por COIn Ieto d ' a ",0 es diffcil de captar si, . p e _0 ce nuestros dese .d daspiraciones: un dios intelizente odri _ as, necesi a es ySi es posible encontrarlo (: p Dadllo ser capaz de encontrarlo., Jene que ser -esde dentro dmos. y unos en relacion c _ I ' , [ ( e nosotros mis-" ~ on otros, como las resp tas I .crones y los deseos mas profu dos ' , ues .as a as aspira-

    " 11 us que tenemos pa' --. t 'n.l0sy unos para otros Y I .,' if . ra n080 ros 1111S-d

    . ,a justi icacion de ql ~. -el hecho de que es asi efe ti . ' ie eso es correcto vienec ivarnente como se res d I 'en el caso medico una vision d ~I. b ' '. pon e. A igual que. h ' e a uena VIda humar . 1IS, umanos [es pareciera a1 f1 . _ . ra que a os se-" re exionar sobre ella t - dpenosa, pobre a carente de -'e tid . idi ., ,ex rernac arnentes nn 0 In izna de ser es id 'serfa tajanternente rechazada.. '. '" ' escog.l a 0 vivida,zar, sino como [alsa AI ' 1 ' no sirnplernerite como diftcil de reali-pacitador d l ' . igua que un estado insoportablemente inca-e cuerpo no puede sel' a II lc - 'as! tampoco una forma d_ . 1.' que, 0en a que consiste la salud,.. e VIC msoportablo penosa puede ser aquello en l ' emente rnon6tona, pobreE

    " 0 que consiste fa buet .d hl stamcs, pues, autoriz: d 1 b. ' ' ,!Q Vl.a umana.dirta que no. Y al rnenos a oSd .ia ldaraqui de verdad? Un plat6nicoun estaca 0 -f d .'~)ncepci6n deja indagaci6n etica ue : pal,,1 arro moderno de unasimilares ha llegad ,1 I' ,q posee elementos pragmaticos

    c 0 a a cone USlOnde que h d bnocion de verdad en tica ' " h.', emos e a andonar la" : una vez que ayamos ad ' t do ac 11c p 16n.Tanto en "U Teoria d la i " ' op a 0 aquer a con-t lvisrn i ..~ e ,ajusticia como en Ka ti C'ivisrn 111Moral Theorv- Jo1 R' ,1 " . n Ia11 oristruc-[' J' 111 .

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    46 LA TER,'\PJA DEL DES 0ina idea de coherencia y de encaje en senti do lata. En primer lugar,pues, una etica entendida can criterios medicosinsis e todavia en sis-ternatizar y hacer coherentes las iruuiciones y deseos de los que par-te. De hecho, una gran parte de su actividad eonsiste en el analisis yla clasificacion de las creencias en funcion de su coherencia. (En bre-ve vercmos que las pasiones, en funci6n de su conteriido proposicio-nal, s n suscept ibles de este analisis y han de hacerse coherentes entresf y con las dernas creencias del paciente.) Al sacar a la luz las contra-dicciones y ten iones latentes de un sistema de creencias (0, en reali-dad, creencias y pasiones cognoscitivas), una etica medica pragmaticapuede atribuirsc el merito de e tar haciendo algo que es, a1menos,nccesario en la busqueda de la verdad, sea suficiente 0 no. En segundolugar, el objetivo ult imo es. de heche, una suerte de correspondencia:una correspondencia de la version dada can las apetencias, nee sida-des y deseos mas profundos del ser humane, can 1a naturaleza hu-mana, en surna, que es una noci6n norrnativa aun si ernpirica. No estarea facil des ubrir cuales son las partes mas profundas de nosotrosmismos, ni iquiera sacar todas esas partes a la superficie para ex a-rninarlas. De modo que una puede hablar aqui, razonablemcnte, deIIIl ierto tipo de descubrirniento: el descubrimiento de u.no misrno yI, sus conciudadanos. Y las versiones de ello que vamos a estudiarscstienen que, al buscar la correspondencia entre una teorfa etica ylos niveles mas profundos de las alrn as de los pacientes, de heche lle-garemos (ernpecemos por donde y can quien ernpecemos) a una teo-d" uni a, aunque extrernadamente general. Asi pues, la idea de quecsiamos constrenidos por 10que descubrirnos interviene aqui casi canIn rnisma Iuerza que en el caso de la ciencia, aunque no exactamcntetit' la misma manera. Por ultimo, todas las teorias que estudiarernosoxccptuado, una vez mas, el escepticismo) insisten en que las teoriast-l leas que descubrirnos deben ser coherente con nuestras mejoresil'orfas en otros campos de investigacion (l s investigaciones, porvjcmpl ,acerca de Ia naturaleza, de Ia p icologfa, de la relacion entresus t anc i a y materia). De modo que los resultados de la etica, comolos de la rncdicina, no s610 t ienen Ie constr icci6n de su coherencia 'in-It-'Inu y de la correspondencia psicologica, sino tam bien Ja de esta ar-111011 mas arnplia y exhaustiva.!?

    17, til tU'Jl1onfa puede SCI- una constricci6n en ambos scntidos; lmportanl. pregun-1111,11Il' It!ill'l!l,o, qu da paso a que. ,:HasLa qLli~pun to 1a f il osofia naturall lega a sus re-nllilldo~ ill,.can ocasi II "... de Stanley Cavell de distingUif la 0I050]~ e1

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    48 LATERAl' IA DEL DESEOseas y las prefercncias (expresados verbalmente 0 revelados de cual-quier otra forma) de todas las personas de que S8 trata, independien-temente del grado de analisis a que dichas preferencias se hayan so.rnetido. Lo sano de las preferencias parece darse por deseont~do: selas trata, todas por igual, como indicadcres fie!edignos para deterrni-nar d6nde radica el bien de las personas."

    Es evidente que, desde el pun 1. 0 de vista del modele medico, seme-jante planteamienro no es del todo erroneo. A l rnirar que es 10 que Iagenre cree y dice, estamos mirando en el lugar adecuado." Pero la ver-si6n medicade la etica insistc en un exarnen crftico de las creenciasordinarias y deja espacio para un jujcio experto que fa-Ita en 1a teorfade las creencias ordinarius, al menos en sus versiones mas simples.Cuando et medico examina a un paciente, da credito, hasta ciertopunto, a 10 que e1paciente dice sabre su propio estado. Pero tarnbienmira y ve con su propia experiencia y su experimentado ojo chnico,que seguramente es en muchos aspectos mejor que el ojo del pacien-I.e.A l paciente puede muy bien escaparsele algo sobre su propio esta-do que el doctor, en cambia, vera; y aunque e1paciente tiene tambiensu papel en la determinacion de que es un estado de salud y que no 10CS,. no es capaz de establecer un criteria de salud can el misrno gradotic detalle que el medico. Adernas, tal como ponfa en evidencia c Jejernplo de la India, puede haber graves y sisternaticos obstaculosque se opongan ala correcta percepcion y descripci6n de SLI propioe.sl ado por el paciente.

    La situacion es todavia mas espinosa, claro esta, en una eticaconstruida sobre el modele de la medicina. Cuando el doctor trata atill paciente, el cuerpo del paciente esta enterrno: perc la exposicion".Iclos sintomas se obtiene a partir de las creencias, juicios y deseosdel paciente, y estos no son la sede de la enfermedad, La Filosofta mo-rul de inspiracion medica, por el contrario, se ocupa de personas ell-yn problema reside en sus creencias, deseos y preferencias rnisrnos.P!Jrquc, segun los filosofos helenisticos, 121sociedad no esta bien or-clcnada tal como esta: y como fuente que es de la mayorta de lascreeucias de sus discfpulos, iricluso del repertorio emocional de es-10:-;, los ticne infectados con su enferrnedad. La forrnacion de los j6-

    '2:0, ensi toclas Ias vers i 011 es Iilosoficas conte IIIpo raneas del u ti litarisrno introd u-,'I'll I I l 1ui lI'nlizaciones sustancia lc s. reconociendo qlle las preferenc ias forrnadas enI 11'1III~ \'01nclicio I1CS noso n segu ras. El uti lit ar is rno economico suele adoptar una posi-\ I",n '"IfI~sim'llisl~..

    . ' I , V '\ II~V I II pOHkion t~na.log~l acloptadol pOI' Sen (J 982) accrC'fl ell'i 1IIIIIInl'i'l1lO.

    ARGUMENTOS TERAPEUTJCOS 49

    venes se considera defonnada de divers as maneras por falsas opmio-nes sobre que es 10 queimporta: por darie excesiva import3ncia, pOl'cjemplo, a l dinero, a la competencia y a la posicion social. Esas for-mas de corrupci on echan a menudo profundas raices: y de ese modoIlegan a condicionar cualquier autodescripci6n que el paciente de a]maestro/doctor. Y como las enfermedad.cs son internas. tampococxiste la posibilidad de un exarnen inclependiente por el medico: tododepende de la escasamente segura informacion proporcionada po~ eld isctpulo. El doctor 'P i los6fico debe, pues, set' rodavia mas es~eptJcoque el doctor medico acerca de cualqnicr informacion ?ropo~clona~apor el discrpulo sabre la base de sus juicios y pe~c~pclOnes ~nmedEa-IllS, sabiendo que los rn isrnos 6rganos que surmrustran Ia inforrna-l'i6n son los que estan, 0pueden estar, enferrnos, Y, sin embargo, (c6-!ll() puede el maestro conocerlos S 1 no es pidiendoles_. que habl en?

    En muchos aspectos, 1a dificultad a la que, se entrerita el modeleIllvdico se parece a Ia que afronta un psicologo que intenta tratar unaperturbacion 0una enfennedad mental. Y, tal como .ve:-emos, mu-l'llOS de los intereses e incluso muchos de los procedimien tos de la1'1ka helenistica anticipan los del moclerno psicoanal isis, aunque conuun Ilamativa diferen~ia: e1 psicoanalisis no siernpre ha estado dis-pucsto a comprorneterse con una idea norrnativa de salud: a rnenudoI'~ suficiente con que el paciente se recupere de ciertasincapaci~ade,s'ill,-saltan a la vista. Los filosofos helenisticos, por el co?tran~, si-111l'l1la analogfa can la salud corporal de una mancra ,mas e~tn~ta,11I,~it ienelo en qu e han de operar con una idea norrnatrva de Ia Vidalloreciente que no puede surgir inmediatamente de pacientes que se11,111:111ravernente perturbados (aun cuando est e modelo deb~ tam-lur-ujustificarse una y otra vez mediante encuentros con pacientes!111(',r'as pro]ongada reflexion, acabaran confirmandolo).

    POI" un lade, pues, el modele medico esta obligado a dar, hastaIiI'I'ln punto, credito al paciente: tarde 0temprano, el fil6s?fo e,sp~ra'1 :11" Iodos los paeientes, 0 la mayoria de ellos, asientan al dl~gnostlCo\ purl lcipen voluntariamente en ]3 cur-a. POl' otro lad~, el heche deI]lh una sociedad corrupta y corruptor a pu:da muy bJ:en ha~er [or-11\o\d!1 1 . : ' 1 s creencias del paciente acerca de la buena VIda, e inclusoIIIII\n do 1",propia sociedad, obliga a1 filosofo a no ser demasiado111111111(10,cndra que indagar, e indagar durante un largo periodo deIII 1111)(, 1 . . ' ll~lcs son las partes sanas del disdpulo, las partes en las queII jdlll~III\.' hay que confiar, Y con frecuencia, 0.1hacerlo asi, tendraIjill 111)(,1111''!I11

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    disctpulo y guien, al menos provisionalmente. por el camino de fa in-dagacion. Dicho juez no es como una autoridad platonica, pues el 0ella pertenece a Ia rnisma comunidad hurnana del paciente y se supo.ne que representa tambien el ideal de vida floreciente 2 1 1 que el propiopaciente, aurique de forma confusa, aspira,Todo esto sugiere que la etica de tipo medico puede verse inclina-

    da -como la medicina misrna, perc mas todavfa- a adoptar un rno-dclo asirrietrico de relacion entre maestro y disclpulo, doctor y pa-ciente. Exactamente igual que no esperamos que un paciente ffsicoesre tan bien inforrnado como el doctor experto acerca del diagriosti-co y eI tratarniento de su propia enfermedad, tampoco esperamosque el discipulo etico sea capaz de conocer su propia situacion tanbien como la conoce el maestro. El maestro habla acerca de til: y 10que pretende sacar ala luz con su ensefianza es un material que, tar-de 0 temprano, el disclpulo ha de poder reconocer, cornpartiendo eljuicio del maestro. Pero el maestro no puede sacarlo a la Iuz simple-mente pidiendole al discipulo una exposicion de sus actuales prefe-rencias y deseos, Debe (guiado, segun parece, por algun tipo de leo-rla, en principio, norrnativa) sorneter las creencias y preferenciaspropias del discipulo a un examen critico riguroso, sin dar fe sin masu sus afirrnaciones teoricas generales ni a sus juicios sobre casas con-(;feLOS.Para ilustrar este punta vclvarnos a nuestro ejemplo de las muje-

    I(;S indias y su incompleta percepcion de su estado de salud. EI exa-men medico no ignor6 en modo alguno sus percepciones ni su situa-d6n, el relato de sus goces y sufrimientos, sus creencias sobre comolus iban las casas. Y,sin embargo, ese exarnen JIO se Iimito a dar porbuena su primera respuesta a Ia pregunta sabre su salud, En efecto,habra razones para creer que dicha respuesta se basaba en una malainformacion y estaba coridicionada por las desigualdades tradiciona-lcs. Si ninguna informacion ulterior sabre su salud hubiera modifi-rndo las percepciones iniciales de esas mujeres y si no hubiera habi-do numerosos indicios de que otras rnujeres en un estado corporali- i IInliar pero can menos cortapisas inforrnati vas y sociales percibian1:lscosas de manera diferente, los doctores habrian tenido que empe-ZIII" a revisar su juicio normative inicial de que el estado de salud del'!>lasmujcres era en realidad deficiente. Pero el heche de hacerlas cons-dl'll(lsde csa realidad modifico sus percepciones, por mas que fuera( 'foIli III.W ernpress lenta y compleja.IInngil1cmos ahora un caso analogo en la esfera etica, No tenemosqlll' l r muy lcjos para ella, pues son muchos los cases scrncjantcs que

    ARGUMENTOS TERAPEUTICOS 51Heplantean en relacion con los mismos problemas culturales. Grupcsparecidos de mujeres de 121India, al ser encuestadas por las autorida-des acerca de si sienten Ia necesidad de rccibir un mayor nivel de ins-Iruccion 0 si creen que ese mayor nivel seria buena para ellas, suelen1'I.'sponder que no sienten esa necesidad 0 piensan que 13 educaci6n110 mejorarfa sus vidas." El partidario de laetica plat6nica que heimaginado considerarfa esa respuesta cornpletamente irrelevante pa-I'd la pregunta acerca de que.es realmente bueno para esas personas.I~I Iilosofo de las creencias ordinarias (y , de manera diferente, el uti-lltarista en econornia) aceptaria sin mas esa preferencia como algodildo e irreprochable, El Iilosofo medico ni la desderia ni 13 da porhucna. Viendo la gran cantidad de obstaculos que se oponen al juiciol'OI"1"ecto a 1 2 1 autocornprension. dicho filosofo sentiria la necesidadtil' l l ev a r a cabo con las mujeres un sondeo mas amplio y profundo,jllllliendolas frente a una mayor informacion sobre educacion y em-ph'o, Irente a una descripci6n de otras formas posibles de vida y frenteII los aspectos problematicos de su actual siruacion. El 0 la fil6sofo de-l u- rfa escuchar 12 1 exposici6n deinnumerables detalles sabre la visionII I H.' las interesadas tienen de sus aspiraciones mas profundas y ani-111;lI"lasa exarninar estas ala Iuz de la nueva informacion. Esto puede 01111SCI' posible can grupos reales de rnujeres, dadas sus circunstancias:II I conclusion normativa del fil6sofo [\0 exige 12 1 universal aceptaci6n[ 1111 ' :1 que se la considere una norma valida, (EI 0 la filosofo no pucde,~lll embargo, desentenderse de la tarea de emperiar SL[ imaginacion y~,II ruzonamiento sirnplemente porque las sujetos no desean escuchar1 . 1111 \ lcccion de etica cargada de jerga universitaria, Su tarea como [i -11 l , \ o / i ) -tal como Ciceron les recuerda a los estoicos- no es simple-nu-ute impartir lecciones, sino habIar a la gente de carne y hueso.)1'1 '1"0 sc suporie que las conclusiones, universalmente aceptadas 0 no,1"pOlwn el juicio que el proplo discipulo formularta en caso de se-) 11111 los procedim ien tos criticos adecuad os.

    1 , 1 \ ctica helenistica combina 1a inrnersion con el distanciamiento'I I u k-o, mas 0 menos de esta rnanera: insistiendo en el exarnen rigu-II 1'10 til' las creencias y los deseos, pero insistiendo ala vez en que IaI (I I II clcbc responder en ultimo termino ante la gente de carne y hue-1 0 " , I1IIS crccncias y deseos. Para ernpezar a seleccionar entre 10 que e]dl~l [plllo cxpone, 121etica helenfstica recurre a tres ideas estrecha-

    ') l'III~1\Ill valloso estudio de los debates en materia de alfabetizaciori, veaseI III \1 ( I ' H I I ): I JI\I" I II ' ~HlLHJ io gene ral de las deforrnaciones de la pe rcepci6n en las je-IIIIIIIII.II~ dr' g(\lIlIII. v6Is, S,'n (1985).

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    11 1 nte relacionadas, ideas qu se conforman reciprocamente y van dela n ano en el proceso de investigacion terapeutica:

    1 , U n diagn6stico provisional de la enfermedad, de los factores, es-pecialrnente las creencias socialmente inducidas, que mas contribuvena impedir la buena vida de 13 genre. "

    2. Una norma provisional de salud: una concepci6n (habi tualrnen-le general y en cierto modo abierta) de 10 que es una vida humana fla-re i en re y complete.

    3, Una concepci6n del metodo y los procedimientos filosoficos ade-cuados: todo 10 que supere el t ipo de examen descrito en e ta concepcionpuede inicial nte convertirse en 13 norma descri ta en elparrafo 2,as visiones filosoficas que vamos a investigar articulan concep-ciones integrales mediante 1a cornbinacion de estos tres elementos.

    'ada uno de ellos es objeto de un proceso de busqueda y de justifica-cion en cierto modo independiente; pero cada uno de ell as respondetambieri a las exigencias de los otros, a fin de constituir un todo co-h 'I' nte. La norma da forma yes form ada a su vez por Ja concepci6nI ' 10 que es enfermedad y deficiencia; y las concepci.on s de 1 0 que esun proc dimiento racional, a pesar de que tienen una cierta garanttaindcpendiente, quedan ratificadas tambien por el caracter satisfacto-rio Ie los resultados que ofrecen.

    IV

    AI desarrollar sus normas medicas de salud, los fil6sofos helenis-t icos apelan a la naturaleza y 10 natural. Serfa mejor examinar,'S[i1S resbaladizas nocion ,pues su mala cornprension podrfa ser-uusa de una cornprension gra ernente erronea de todo el plantea-rn i .nto ru dico de la 'tica. Ahora bi n, con mucha frecuericia, la ape-1 < 1 , ' 1 6 1 1 a la naturaleza 0 13 naturaleza humana en filosofia moral1 1 1 \ ide unida a alguna versi6n de la idea platonica/cientffica: basar Iav[ lea en la naturaleza es basar nuestras normas en una version de('()II\() cs cl mundo sin intervenci6n ni manipulaciori hurnana.P Estalrlcu, a su vcz, se presenta en dos forrnas. En una de elias, Ia plat6ni-

    1. Asl pues, (: 1 clcrn nto cornun a estas concepciones y Ia que yo voy a exponer esII Id"11J ' Iu -uprcsion de algun tipo de intervencion, habitualrnente ocial. Pero la in-11' 1 v, 111'1011 "1) rlmid .. ,por tanto, el tipo de vida resultante, son de fndole rnu dife-),'111,' t'li ',Idll (,IISO.

    ARGUMENTOS TERA,PEUTlCOS 53ea, se ve la naturaleza como depositaria de valores trascendentes, ex-(rahistoricos. Puesto que ya he discutido esta idea, no dire aqui nadamas de e11a.24 Pero hayes mas frecuenL (par ejernplo, en sociobiolo-f fa) ver la natura leza como una [uente de hechos valorativamenteucutros de Ia que en cierto modo derivan normas eticas. A menu do,rri semejantes proyectos se ve la apelaci6n a la naturaleza como si es-III nosindicara la rnanera como las criaturas vivientes actuan cuando110 media la interferencia humana: vivir de acu rdo con la naturaleza'l.:l'fa, por consiguientc, vivir de acuerdo con los impulses del instin-10,0 de 1a biologia, 0 de cualquier cosa que searnos antes de nuestranropia intervenci6n para hacer alga de nosotros mismos. Pero, si es,'so 10 que la naturaleza. es, no esLa en absoluto claro por que ha-hrtarnos de ser movidos por ella. No pensarnos que sea mejor paraunn persona miope usar sus ojos "de acuerdo con la naturalezaI uundo la intervencion hurnana podrfa rnejorar su situaciori. De igualmndo, tampoco daberiamos suponer que es mejor para una persona\ ivir a impulso de unos instint s biol6gicos incontrolados, cuarido los' \ '1 's humanos son criaturas eticas deliberantes capaces de controlarllii instintos. A veces, la teorfa de la riatura leza valorativarnente111 '111 ra desernpena un papel mas modesto, limitandos a ugerir ten-. 1 " 1 1 .ias. constricciones y lfmites que cualquier vision eli a ha de te-111'1' prcsentes: pero aun aqul. sin embargo, existe una marcada ten-dl'lllia a que las afirmaciones hechas en nombre de la naturalezan-hnscn sus modestos limites y reclarnen para sf un peso normative1 1 1 1 [ustificado por ningun argumento. 2 5

    Las antigua.s ape1aciones a la naturaleza que estudiarernos no tie-111'11 csas caractertsticas Esto es, no pretender: derivar norrnas de va-I, " fI partir de una exposic ion valorativarnente neutra de los fu:nda-uu-utos cientificos- de la vida humana. Las concepciones antiguasII. III naturaleza, en e pecial de la naturaleza humana, son con-I "Ill'lnnes con carga valorativa Selecci nan algunos aspectos de losI II'S hurnanos y de sus vidas como especialmente importantes 0 va-IIi I"II~, decid iendo s610 entonces si un determinado elernento 11 a de1lIl,~itkrarse parte de nuestra naturaleza. Con frecuencia, al actual'1"1[ , proceden apelando 2 1 1 sentido del valor que de hecho poseen los" 11 ' , hurnanos, preguntando si una vida sin el elemento X 0 el Y que-

    ',I l 'uru una clocu rue crruca de la apelacion a la naturaleza en este sentido, veaseI Mill,. 'IU"C', en Mill (1961).

    1'11,1 till. vallosa crttica de [a sociobiologia en este ontexto vease Williams

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    54 LA TERAPT!~ DEL DESEOdaria tan ernpobrecida que no estariarnos dispuestos a corisiderarlaen absoluto Lillavida humana. (En este sentido, sus argumentos separecen a 105 argumentos conternporaneos sabre [a personalidadmas que a las apelaciones bi l6gicas a hechos caractertsticos de 10h mano.) Las normas se desprenden de una concepcion de la natu-raleza porque dicha concepcion, para empezar, es abiertarnente nor-mativa. En segundo lugar, una concepcion de la natural za no es, 0no es necesariarnente, una cone pci6n de c6mo son ciertas cosas sinla interferencia humana. Arist6tdes sostiene que hay criaturas eticasy politicas por naturaleva, sin por ello suponer, ciertarner te, que esaconducta se alcanza sin enserianza ni formaci n; en efecto, piensaque del valor fundamental que tienen esos elementos en la vida hu-mana se si Lteque las ciudades deberian consagrar mucha mas aten-ina Ia educacion que la que en realidad le consagran. Asu vez, pa-ra Aristoteles. Ia persona miope no estarfa precisamente vi ndo deacuerdo con Ia naturaleza, pues la naturaleza e concibe de maneranorrnativa orno el flor cimiento de una especie; la intervencion me-di a, par tanto, acercaria a esa persona a la naturaleza en lugar deal jarla,No obstante, la apelaci6n a la naturaleza suele sugerir intuitiva-mente la idea de una ausencia, una deforrnacion 0 unos obstaculos

    que impiden alga; esta, por tanto, muy estrecharnente relacionadacan una nocion normativa de salud. Exactarnente igual que la salud,una vez hecha realidad, es el sistema que se realiza a sf mism comoactividad Iloreciente sin enferrnedad ni impedirnento, as] tarnbien elpi no florecim iento de nuestra naturaleza moral y social puede ima-ainarse como una actividad plena que expresa nucstras capacidadesmas irnportantes, sin impedirnentos que actuen Como barreras frente

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    56 LA TERAn>\. DEL DESEOiones de la vida -e1 rniedo insornne, el servilismo envilecedor, la an-siedad, e1descoriten to-c, no existen tampoco. Los testimonies de rnimisrno que los animales Ie brindan a Whitman son otras tantas po-sibilidades de respeto de sf rnisrno, libre expresion e igualdad socialque a menudo quedan oscurecidas por las realidades de la vida so-cial humana, Otro tanto ocurre, como sostendre, en las apelacionesh lernsticas ala naturaleza del nino y del animal: su finalidad es cons-truir una norma radical de verdadcro florecimiento humano. Dichanorma no es valorativarncnte neutra 0 cientffica: se justifica por rc-I' rericia a los deseos y juicios humanos profundos y tiene carga valo-rativa; pero es muy crftica con las creencias ordinarias v ve en rnu-chas de nuestras creencias ord inarias otros taritos impediment os deuna vida floreciente.

    Deberiamos sefialar aqui, no obstante, que las escuelas difieren encuanto al grade de fundamentaci6n que desean dar a su concepcionnorrnativa de la naturaleza en una vision globalmente teleologica delmundo Los epicureos y los escepticos repudian energicamente cual-quier proyecto sernejante, derivando sus normas naturales de la con-sideracion de como cperan las criaturas vivientes en un universe in-diferente, Los estoicos, como verernos, se hallan en cierto sentidomas cerca de los platon icos tal como los he presentado anteriormenrc, dado que, si bien su concepcion de la naturaleza posee carga valo-rativa y no pretende obtener apoyo y justificacion en los deseos yas-pi raciories humanos mas profundos, creen tarnbien que el universeen su conjunto ha sido providencialmente construido por Zeus y queI;I~ norrnas de la vida human a son parte de ese designio providencial,1.0 que cornplica aun mas el asunto es que la esencia del designioprovidencial es la razon; y [a razor: es 1 0 que realmente encontrarnos enIiosol ros mismos cuando exarninarnos nuestros juicios mas profun-dus. Asf pues, no es ninguna casualidad que el autoexarnen corrija lasvosas. En ese sentido, los estoicos no son plat6nicos: la conexi6n en-Ifl' 1~IS apas mas profuridas de nuestra propia constituci6n y el ver-lind '1'0 bien no es meramente contingente. Pero hay una estructura(-llt"t normative que penetra el universo en su conjunto.

    vJ.1l .onc 'I ~i lI'1 medica trata de cornbinar el poder crttico del pla-

    IIIiJiHJlO l'()l1 In inrnersion en ) mundo propia de III nln, offot de las1 '1 '1 '1 '11 1 nH Iwdillnl'iaioi, Y:l

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    cha. ante todo. porque la concepcion de la tarea del filosofo como ac-tividad medica hace de Ia cornpasion y el amor a la humanidad raszosfundamentales de aquella, Tras haber cornprendido cual es la dolen~iade que padecen las vidas hurnanas, un fil6sofo digno de ese nombre-a1 igual que un rnt~dico digno del suyo- procedera a tratar de cu-rarlas. El unico sentido de la investigaci6n medica es la cura. Asi,tambien, el unico sentido de la filosofra es eJ florecimiento humano.La analogia medica expresa este compromise basico.

    Pero hay tarnbien otra raz6n de que la conexion entre filosofra yaccion sea tan estrecha. Las enferrnedades que esta filosoffa saca a Ialuz son, ante todo. enferrnedades de Ia crcericia y el juicio. Pero sacaresas enfermedades a Ia l uz, sostienen razonablemente los fi16sofos.es dar yaun gran paso hacia su eliminacion, El reconocirnienro delerror esta IntimamenteIigado a la aprehensi6n de la verdad. ASl, elprocedimiento filosofico tiende por su propia naturaleza a rnejorarlas cosas, dado este diagnostico del problema. POI' supuesto que cadapaciente debe ver sus propios errores, asi como la verdad. individual-mente; aS1, la tarea del filosofo no puede concluir cuando llega a unateorta general plausible de las dolencias humanas. A est.e respecto,uno podria estar en posesi6n de un elevado indice de verdad filosofi-ca sin par ello haber curado a una gran proporci6n de las personasque estan esperando ayud a. (Esto, como verernos. es un problemaarnpliamente debatido en las escuclas.) Pero tarnpoco se trata de quecl nuevo casu sirva, simplemente, de escenarin para la aplicad6n deuna teorfa dogrnatica. Como en medicina, la teoria debe, en ultimotermino, responder de los casos concretos y debe, por consiguientc ,cstar abierta ala posibilidad de descubrir nuevos stnrornas (0 inclusonuevos conccimientos sobre Ia naturaleza de la salud).

    Una filosoffa mora] medica esta eomprometida con la argurnenta-don filosofica, En efecto, tiene una elevada opinion del valor de laargumentacion. Lo cual es natural dado su diagn6stico. Porque si lasenfcrmedades que impiden el florecirniento humano son ante todo en-1"t_;I'meciadesde la creencia y las ensenanzas de la sociedad, y si, comoSl' cspcra porier de manifiesto, los argumentos crlticos del tipo de los[!Ill' la fi losoffa aporta son necesarios, y qu izas incluso suficientes,1/1lI'Drem over dichos 0bst acul 0s, en tonces la filoso ff a parecera nece-snrlu, quizas incluso suficiente, para llevar a los seres human os de lar-ulcrmcclad a la salud. Perc, debido ala manera coricreta en que es-l t: lIl'I.'I'(.;:llnicllt:o ala filosofja combina el distanciarniento crftico deIw.; Pl'ucl leas corrientes con la inmersi6n en e] mundo, no es cosa fa-d I d~'t'II' que: duse de argumentos deberia utilizar. El n16snr 11 cncuen-

    ARGUMENTOS TERAPEUTlCOS 59II'It dificultades a la hora de usar dos tipos de argumentos arnplia-mente reconocidos en la h losofia prehelen:istica (asi como en rnuehasIolTientes filos6ficas actuales). La filosofia plat6n:iea aspira, y puedeI:lzonablcmcnte esperar dar forma, a argumentos deductivos que sa-(,llll conclusiones a partir de pri rneros principios verdaderos, necesa-1 los .y primaries. EI cntendimiento del fil6sofo capta los primerosprlncipios y la logica filosofica construye las dernostraciones subsi-/!lIicntes, La relacion de dichos argurnentos con la psicologia de los~('I"(.:S hurnanos corrientes no plantea ningun problema, pucs no entraI'll los planes del filosofo platonico qua filosofo rnodificar Ia vida co-u lcnte Pero un filosofo medico que trata de usar eJ mismo tipo de111'!1urnentos probablernente descubrira, como dijo Ciceron, que el ar-f'llmcnto deductive apcnas sirve paTa arrastrar al oyente ordinario 0IIIII'U inspeccionar su vida y modificarla. El filosofo que registra y sis"h-mntiza las creencias ordinarias puede utilizar argumentos dialecti-I liS [amiliares. Puede sacar a la luz las creencias ordinarias pregun-1IIIIdo con toda tranquilrdad y luego realizar la maniobra dialectica1 1 1 1 , ' haga Ialta para obtener un resultado coherente. La ftlosofia medi-I II 110 puede seguir tampaco esta via. Porque su tarea exige ahondarI II 1:1psicologia d.el paciente y, en ultimo termino, ponerla en entredi-III!) Y cambiarla. La dialectics desapasionada no penetra 10 b astanteIII111:10como para sacar a In [uz oc~ltos rni edos. frustraciones, eno-III~,npegos. SiIa confusion tiene raices 10 bastante profundas, Ia dia-11'1'1ca 110 las encontrara.

    As!, la filosoha medica, aunque cornprometida con el razonamien-III Iligico yean rasgos pr opios del buen raz oriar tales corno la clari-d,III, ia coherencia, el rigor yin generalidad, necesitara a rneuudo'1"II~I'1Ir ecnicas mas cornplicadas e indirectas, psico16gicamente masI' 1 1 1 1 1 1 d a n t e s que las propias del argumento deductive 0 dialecticoI 11I1VL'11CionalYDebe encontrar maneras de profundizar en el munda1l lll'l 'lor del discipulo. uti .i .i .zando ejemplos llamativos, tecnicas narra-I [VII'" cstfrnulos para [a memoria y la imaginacion. Y ello al servicioIh 1 .1 In.n:a de hacer pasar toda [a vida del discipulo a traves del pro-11',,1)Ik investigacicn. Imaginernos, por ejernplo, como tendrian que1 1 I 1- \11 'Sl ' los agentes del servicio de desarrollo rural a 1 a carnpesina de1,1Illdi:1 que dice que no desea recibir mas educaei6n, si es que pre-" 11111'11lIC [iii mujer se tome la idea en serio y piense bien que es 10lilli' lin dl' clccir, Esta claro que un argurnento Iogico simple y desnu-

    ,I, I'nIII 111111o!.'(ri 11. , \ con [

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    6 0 LA TERAPIA DEL DESEO

    do no podra convencerla; semejante procedimiento no hara sino re-forzar su conviccion de que la educacion no ticne ningun interes pa-ra ella." Tampoco ira muy lejos la conversacion si los agentes se sientancan ella como Arist6teles en su aula y Ie hacen una serie de prcguntasdesapasionadarnente racionales acerca de 10 que piensa y dice. Percsupongamos, en cambio, que pasan largo tiempo con ella, cornpar-tiendo su forma de vida y partictpando en ella. Supongamos que, du-rante ese tiernpo, Ie presentan ala mujer, con todo lujo de detalles,historias sobre la manera en que las vidas de las rnujeres de otraspartes del mundo se han transformado gracias a diversos tipos deeducaci6n; todo ello a Ia vez que, escuchandola atentamente duranteun largo perfodo de tiernpo. en una atmosfera de confianza que losagentes deberanesforzarse arduarnente par crear, extraen una detalla-cia impresion de las experiencias de la mujer; [a idea que ella tiene de sfmisma, 1 0 que ella, en un plano mas profundo de su conciencia, creesobre sus propias capacidades y la posibilidad de su realizacion. Si ha-cen todo eso, y 10 hacen conla sensibilidad, imaginacion, atencion yreceptividad requeridas, podran con el tiernpo descubrir que Ia rnujersicnte en realidad una cierta frustracion y disgusto par su Iirniradopapel; y puede que ella llegue a poder reconocer y formular deseos vaspiraciones para si misma que habria sido incapaz de formular anteAristoteles en el aula. En resumen, mediante el recurso a la narra-ci6n, 1a memoria y Ia conversacion arnigable, podria ernpezar a sur"gir una vision mas compleja del bien.

    En otras palabras, 10 que lahlosofia practicada al estilo mediconccesita es una concepcion de cornplejas mteracciones human as decaracter Iilosofico. Y para ella necesita pensar en los usos de Ia imagi-uacion, en la narracion, la comunidad, la amistad, las forrnas ret6ricas.y Iiterarias en que un argumento puede penetrar efectivamente. Cadauna de las escuelas helenisticas hace esto a su rnanera. Pero todas es-l(in de acuerdo en que la filosofia es una cornpleja forma de vida concomplejos rnodos de habla yescritura.

    (:12stodavia filosofta un procedimiento as! configurado? Y (que esIIIque cstamos preguntando cuando hacernos esa pregunta? Pareceque cstarnos preguntando, entre otras cosas, si un procedimiento tanI'olnprornetido con el mundo y con Ia introducci6n de carnbios en elIJlI:l'til' todavfa ser aquella actividad intelectual reflexiva, critica y au-IIll'I'fl iC

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    ella combate hacia el exterior es su propia imperfecci6n interior, que,precisamente en la lucha, cae ella rnisma en los defectos que cornbatecomo defe lOS de su contrario, y que s610supera esos defectos en tan-to que cae en los mismos. L o que le hace frenre y 10 que ella combatees siernpre 10rnismo que ella es, aunque can factores inverses."

    Marx sostiene que debcmos preguntarnos si una filosofta cornpa-siva, al intervenir activamente en el rnundo: no podria perder algo desu propia capacidad crrtica, si no podria sacrificar la paciencia pro-pia de la filosofia a cambio de resultados y sf, al participar en la so-ciedad, no podria caer incluso en algunos de los defectos que elJarnisrna ha detectado en la sociedad, como la intolerancia, la falta dereflexion y e1 exceso de afan competitive. Esta cuestion s610 puededirimirse examinando carla caso: pero debemos dirimirla Porque esinquietante que parezca, prima facie, que se refuerzan mutuarnentela meticulosa dialectica desapasicnada y Ia aceptaciori del statu quo,una tensi6n aparente entre compasion e investigacion dialectica abier-ta o Cree que Marx es demasiado pesimista; pero el problema se plan-tea de forrna apremiante, como verernos, en a1menos algunas de lasescuelas. 32

    VI

    La filosofia entendida con criterios medicos se ocupa tanto decreencias como de ernociones 0 pasiones.? Una de las razones por lasque pareee surgir la tension antes descrita es que se le pide a la filoso-fia no simplernente que se ocupe de las inferencias no validas y las fal-sas prernisas, sino que luchc tarnbien contra sus miedos y ansiedadesirracionales, sus excesos amorosos y sus paralizadores accesos de co-lera, Al ocuparse de esos elementos irracionales de la persona, almodificarlos 0 incluso eliminarlos, puede parecer que la Iilosoffa de-

    31. Marx, en K Marx (1841) (trad. cast. en Karl Marx, Escritos sabre Epicure, Bar-celona, Crlt ica. 1988, pag. 87) .32. Si bien la tesis de Marx trataba unicamente de Epicure (y Democrito), el tenfaun plan mas arnbicioso: escribir una historia del desarrollo de este s ternas en la filoso-Ila helentstica en general , y algunas de sus observaciones ref le jan este hecho.33. Sobre esta dos palabras, sus etimologias y su his tor ia en los debates fi losofi-cos, vease el capitulo 9, n 4. Tal como alh se explica, uso ambos terrninos indiferente-mente para referirrne al genero cuyas espec ies son el pesar, el miedo, la piedad, la co-icru, el arnor, la alegrla y otros sentimientosPO[' el estilo

    ARGUMENTOS TERJ\.PEUTICOS 63Iii \Har de razonar y argumentar para volverse hacia formas de rna-1IIIIId;lci.6ncausal que tienen poco que ver con la argumentacion. TalIiuno yo entiendo el argumento de Marx, esta es una de las causas deII]lI"l. :ocupac.i6n:en efecto, el habla de la filosolla practica como de una111l1 \ lO que se consume, sugiril:ndo con ella, en mi opini6n, que laI[ IInil.irnacion aim undo interior, tal como la filosofia helenistica seIjillixima a el, exige el despliegue de una energia pasiorra] con fines de1IIIIIilpulaci6n causal no mediada por arg-urnento alguno.

    1"'1'0 este argumento pareee dar por supuesto que las emocion~,s11111\'11oco 0 nada que ver can el razonamiento. Es esta una tesis'1111'os pensadores heleri istlcos rechazan can argurn.~TllOS,muy con-III!rntcs. Una de las razories par las que creen que la filosofia es el ar-II 111I',jlll'quipadopara tratar con las enfermedades hmm~~as es que, II I 'li que la filosofia -el razonamiento y la argumentaClOl1- es 10'jill (' necesita para diagnosticar y modificar las pasi.ones. Esto es asi,"llilll1 .ntan, precisamente porque pasiones como el miedo. la il~a, ladill 1'It)ny el amor no son oleadas degas de afecto que nos emP:1Jan YIII IIId . nosotros sin intervencion del razonamiento y la creenua. En.. d l ind son elementos inteligentes y perceptivos de la personalidadIIII " ~ t : l ; rnuy estrechamente vinculados a las creencias y se modifi-I III d mcdificarse estas, (Hasta cierto punto, como verernos, se con-I.!I' Ique esto es asf incluso en el caso de los apetitos corporales, co-1IIIII'IImmbre y 13 s ed. Esa es Ia raz6n por la que podemos y debemos11t ldHI, 110simplemente de una terapia de Ia ernocion, sino. mas en ge-

    10 lid, < - I I . . ! una terapia del deseo . A diferericia de las ernociones. sin em-III I, sc piensa que los apetitos estan basados en necesidades corpo-III luuatas y que poseen un grado relativamente bajo de c.oncicnc~a

    IIIIIII!'Iolla1 y una concepcion relativarnerrte tosca de su objeto.) MasI1II111111\'s ttl d iare los argurnentos a favor de dicha posicion general, aIIIIdid \ '111 estudiernos cada escuela; estas articulan co~cep~i~n.esIIlli'IH'11IL' diferentes de la relacion entre emoci6n y cr eencra 0 JUlClO.I. 1., "I I 1.':\ la caso se hace hincapie en la dimensi6n cognoscitiva deII 11,lllll'ioncs y, en particular, en su estrecha conexi6n con una ciertaj I I 11\,- ' 1 ' scncias eticas sobre 10 que tiene importancia y 10 que no.1111]111','IILO,por cjemplo, esta coneetado can aquello de 10que pien-i! '1111V II ' lu p ma ocuparse, con el grado de importancia que day aII tI', 111l''' lahlcs que pueden resultar dafiadas por los accidentes de laIt I, I "" plIsinl1 s pueden ser irracionales en el sentido de que lasI. I III I I ~ V 11 Ias qLie se apoyan pueden ser falsas 0 injustificadas 0IIIIIIIi I I I '> liS. No SOil irra icnales en el senti do de no tener nada queIILlllll'l \1!'Ul1WII[OYcl ra zoriarrtierrto.

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    64 LA TERAPIA DEL DESEO

    Tanto Aristoteles como las escuelas helenisticas sostienen adernasque muchas, si no todas, las pasiones se basan en creencias que nosurgen de manera natural (si es que hay creencia alguna que 10 ha-ga), sino que las conforms Ia sociedad. Son, en efecto, parte inte-grante del tejido de las convenciones socialex; hay que crrticarlas co-mo 211resto de dicho tejido. (Una vez mas, esto es hasta cierto puntovcrdad tambien de los apetitos corporales, S1 bien estos, a diferenciade las emociones, se considera que son en cierta medida innatos.)Hasta cierto punto, sosticne n, la rnayorfa de las sociedadcs adolecende los' mismos errores: par tanto, uno puede esperar encontrarse conla presencia de ernociones semejantes en Atenas yen Rorna, en Asia _ yen Germariia. Ninguna de las sociedades que conocen esta libre de c6-lera, miedo 0amor erotico apasionado del tipo que sea. Por otro lado,sostienen que el tejido concreto de cada sistema cultural de creenciashace que el repertorio ernocional de una sociedad diverja de rnanerasignificativa del de atm. AsL por ejemplo, el amor sigue en Roma unaspautas caracteristicas y tiene una peculiar historia cognitiva y narra-iiva. Esto significa que 1 2 1 crttica filosofica de la emocion debe contarcon una elevada dosis de informacion y ha de ser especifica para ca-do cultura, Y, por la misma regla de tres, no es probable que la criti-( . ; < 1 . filosofica de uria cultura deje intactos las emociones y los deseosde sus ciudadanos.

    En resumen, la filosofia medica puede, en cierta medida, eludir elproblema planteado por Marx porque 10 que aspira a modificar esmas razona bIe y capaz de ra zoria m ien to que In que ci ertas con cep-clones modernas de la emoci6n podrian hacernos suponer. Para utili-zar la argumentaci6n filosofica con el fin de modificar las pasiories.cl Iilosofo no tiene por que romper su compromise COD la racionali-dad y la argumentacion rigurosa: en efecto, las pasiones estan hechasde creencias y responden a argumentos, La argumentacion, de he-rho, es precisamente Ia manera justa de abordarlas: ninguna otraruancra menos inteligerite de hacerlo Hegarfa a la raiz del problema.A.~fPIICS, al pedirle ala filosofia que se ocupe de la colera, el rniedo y(,I a Inor, el modele medico no Ie esta pidiendo que util ice recursosqlll' Ie son ajenos. Puede aun buscar el acuerdo , la armenia y 1a ver-dnd en el tejido del discurso Yla creencia globalmente considerados.

    POI' otro lado, el modelo medico reconoce que gran parte de las('I'I'I'nelns de los discfpulos -incluidas rnuchas de aquellas en que seh;I~I\.11 SIIS pnsiones- estaran hondamente enraizadas para cuando,t' PI'l's,'n k' dicho modele can tines de ensenanza ter apeutica. Algu-n,p.( VI'('l'11C ias adquir'i das socialmente se interiorizan en un :n ivel pro-

    ARGUMENTOSTERAPUTICOS 65fundo. Dichas creencias guian muchos aspectos del pensarniento y Iaacci6n del discipulo. a menudo sin que este sea consciente de ello.(Como verernos. entre los mayores timbres de gloria de 1 2 1 filosoftahelenistica figura el haber descubierto 1 2 1 idea de Ia creencia y el deseoinconscientes; y dicha Iilosoffa esgrirne poderosos argurnentos quedemuestran 1 2 1 necesidad de tener en cuenta aquellos elementos psico-16gicos para explicar satisfactoriamente la conducta humana.) Para el[ilosofo de las creencias ordinarias, esa profundidad no plan tea pro-blemas: en efecto, se da par sentado que las creencias hondarnenteurraigadas son tam bien sanas y no hay dernasiada necesidad de some-Icrlas a escrutinio. El filosofo medico no admite esto: algunas de esascreencias y algunos de los rniedos, enojos y arncres conexos puedenIllUY bien resultar falsos y perniciosos. Pero esta claro que modificar-los no sera tarea propia de un arguruento dialectico descarnado. Ha-ran falta otras tecnicas de escrutinio y modificacion para hacer aflo-rar esas capas profundas de la persona a fin de sorneterlas a critica ysustituir las falsas creencias por creencias verdaderas,

    Por un lade, pues, los fil6sofos helenisticos desarrollan una con-rcpcion de las emociones que les permite tratar estas como objeto dediscusi6n Iilosofica, juntamente con las creencias y los juicios delr liscipulo . Esta concepcion, as! como los argu mentes (tanto generales('(11110 concretes) que la apoyan, tierien una enorme fuerza y estan sinrluda entre las mas importantes contribuciones al conocimiento filo-t;olko hec:has por estas escuelas, Par otro lado, su novedoso reconoci-micnto de la profundidad y compleja interioridad de 12 1personalidad

    110 s610 de 1a emoci6n sino tambien de la creencia, tal como arnbas',V situan en la vida del disdpulo- quiere decir que las educadas yI'pidcrmicas discusiones de la dialectica no pueden bastar para tratarII!~emociones u otras creencias, El origen de 12 1insistencia helenis t i -( I en tecnicas como 1a mernorizacion. 1 2 1 confesion Y el autoexa-111\'11 cotidiano se halla en 1 2 1 nueva c.omplejidad de esta psicologia: nol O l l ' Irata de un problema endemico de [a emotion como tal, sino de un1'1'0hlcma acerca de la estructura cognoscitiva de Ia persona entera.N'l hay ningun elemento del yo que sea refractario al discurso racio-IUd, perc los argumentos deben penetrar muy a fondo para poder, talI IIII H dice Epicure, hacerse poderosos en el alma."

    ~.,I, 1.',plcln'tJ, t ldt : ,'(3: vcase el capitulo 4.

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    66 LA TERAPIA DEL DESEO

    VIIa finalidad del resto de este libr sera investigar sta idea de unafilosofia medica cornpasiva mediante el estudio de su desarrollo en

    las tres principales escuelas helenisticas. epicurea, estoica y escepti-ca. El objetivo sera ntender en que se convierte la filosofia cuandose Ia entiende al modo medico; entender, de heche. varias concepcio-nes diferentes de c6rno deberian ser sus procedimientos y argumen-tos y c6mo debertan interactuar can las creencias y emociones deldiscipulo y can e) tejido de la tradicion social que esos procedimien-tos y argum ntos interiorizan. Todas las escuelas se dedican ala crt-tica a fonda de Ia autoridad cogn.oscitiva dorninante y,como resultadod ello, a la rnejora d la vida humana, Todas elias desarrollan proce-dirnientos y estrategias que no s6]0 buscan 1aeficacia individual, sinotarnbien la creaci6n de una comunidad terapeutica, una sociedadconstituida en oposicion a la sociedad existente, on diferentes nor-mas y diferentes prioridades. En algunos casos, esto se logra median-te lasimple separacion fisica; en otros caso ,medianle la imaginaci6n.Es mi proposito tratar de entenderla estructura de esas cornunidadey las complejas interrelacicnes existentes entre las norm as irnplicitast.:11 sus interacciories filos6fi as y las normas propugnadas a traves desus argurnentos. Aunque voy a centrarrne en el aspecto etico de lasloctrinas filosoficas, investigate tarnbien en que medida su expcsi-.ion de los fines eticos se apoya en argumentos independientes pro-ccdentes de otros arnbitos y en que medida, par otro lado, esos otrosur zumentos estan e110smismos deterrninados (tal como Marx soste-I1f

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    6H LA TERAPTA DEL DESEOLas concepciones de Aristoteles sc revelaran tarnbien como un va-

    lioso punta de partida en otro sentido En efecto, Arist6teles acepta yd .sarrolla arnpliarnente la idea de que la filosoffa etica debe aserre-jurse ala medicina en su dedicaci6n al fin practice de rnejorar las vi-das humanas Y desarrolla can cierto detalle aspectos de la analogiaentre las tareas del filosofo y del medico. Y, sin embargo, Arist6telesr ri ti a tambien en ciert s puntas Ia anal gia medica, argumentando~ IL I ' existen aspectos muy imp rtant s en que la filosoffa etica no de-1 . s ramo Ia medicina Y, sobre sa base, desarrolla una versi6n delIII"lodo practico que es bastante diferente de las versiones ofrecidasI or las escuelas helenfsticas. Comparar estas con aquella es una bue-Iia rnanera de enteriderlas y entcnder rnejor a Aristoteles. Porque losrnctodos de Arist6teles nos resultan filosoficamente familiares yutractivos Pero si vemos que es aquello euyo rechazo entrafian y conqU8 base pueden ser criticados, nuestro eonocimiento (tanto de Aris-[ itcles como de nosotros misrnos) se vuelve mas sutil y complejo y-mpczamos a cornprender la motivacion de muchas de las cosas que,I prin ipio podfan parecernos extrafias y antifilosoficas en las con-t' 'Iciones helenisticas. En todas esas cuestiones, pues, mi prop6sito110 'S presentar una exposici6n exhaustiva del pensamiento de Aris-I )1 ,I 'S, sino mas bien presentar esquematicarnente ciertas partes de)1\1 concepcion a efectos de contraste instructivo.

    Tras los capitulos previos sobre Arist6teles, abordare cada escuelapOI' separado, En el caso del epicureismo ernpezare por un estudioj:.(l'neral de 1a comunidad terapeutica y su concepci6n del argumen-Io medico, basandorne tanto en el testimonio explicito de Epicure co-uio '0 datos posteriores sabre la practica de la escuela. Mas tarde~' nmina re can detalle tres de las emociones que Epicur pretendi6trntur: cl amor er6tico apasionado, el miedo a la muerte y la .olera.I\((llf, si bi n expondre en ada caso los datos que avalan las opinio-II ': -I propias de Epicuro sobre la materia, me centrare en el epicureis-IIIDde Lucrecia, y par tanto en la poesfa rornana, mas que en 1a pro-s I I'['iega, Esto es necesario porque los datos griegos son muy escasosV tumblcn porque la comprensi6n de un argumento terapeutico exige1,1estud!o de su forma retorica y literaria, los mecanisrncs que em-

    I rhll~. II lo~ que Ius pos lci nes f ilosoficas responden de diversas maneras. Ari stoteles.11111illl'l1 (Til 'rio, I' la i na expllcitamente muchas de sus ideas tica s con creencias1IIIIpii IIIHlIllI dilllilclidas; asr, a l respond r a estos aspectos del cornun bagaje de creen-! II ,I" 11('11 IIdOl'CS II i lcnlsticos so siuran respec to del pensamiento de Aristoreles en111111I'lin1('111qiIL', IUII1qU( in 111'0ta, r cs ul ra e sc la re ce do ra .

    .!IRGUME TOS TERAPE '1'1 OS

    plea para coriectar con los d seas del discipulo 0 lector. Esta tarea nopucde realizarse de forma adecuada recurriendo exclusivamente alragmentos y parafrasis: yes diffcil ir muy lejos incluso can las cartasd~'Epicure conservadas, que presentan sus ensenanzas en forma resu-urlda para discipulos que ya las conocen. Pero no hay que olvidar que1,1estilo de terapia de Lucrecio es difercnte de cualquier estilo enIIIIC Epicure filosofara: y el contenido de su pensamiento puede serI unbien en algunos aspectos diferente, especialmen e allf donde pa-u-c haber re ibido 1a influencia de su context romano.

    EI estudio de los escepticos ocupa un unico capitulo: el drasti aI,' .hazo de toda creencia propuesto por el escepticismo pirr6nico noIlI'l'mite anal isis precisos de emociones concretas Lo coloco a conti-1IIIfIci6n de los capitulos sobre el epicureisrno y antes de los capitulosohre los estoicos par razones de orden logico y de claridad; pero noII.IYque perder de vista que Sexto Empiricc, nuestra principal fuente11111':\l escepticisrno pirronico ortodoxo, es un escritor tardio que11111recuencia escribe en respuesta a los estoicos y a los epicureos,IIIIcse capitulo me concentrare en los metoda del escepticism y enII -xposicion que haec de su finalidad practica: la Iorma como, a pe-.11'de sllspender aparentemente todo juicio, S8 invita. sin embargo,I l.u-arnent al discipulo a aspirar a un fin y a tener algunas ideas so-1111'a eficacia causal de la vida filo Mica.

    '~l estoicismo es un movirnient.o hlos6fico extrernadam rite com-lrll'itl y diverse. Ejerci6 amplia y profunda influencia sobre dos so-Ih'dades durante un periodo de mas de quinientos anos, modelandoI, pocsta y la politica, asi como el pensamienlo y la literatura expli-I 111111te filosoficos. La terapia del deseo y el ju.ici o constituye su1 "1 ( ) .upacion central en ctica. PO l ' tanto, cualqui r tratamiento de[ . I " t .rna ha d ser muy sel ecuvo. Empezan: p r una presentaci6nI , ru.rul de las e trategias rerapeuticas estoicas, mostrando como suIII 1 icncia en los pcderes de autogobiern y autocrjtica del alma da1' 1 II una concepcion peculiar d la educacion [ilosofica, encarnina-d I I huccr extensivos a todos 10s seres hurnanos los beneEicios de la111,1';(!'fa, A con tinuacion me ocupare de la concepci6n estoica de las]111'111 Illl'S Y de S LlS argumentos para llegar a la radical conel us i on dei )11i lo iS pasiones deben ser extirpadas d la vida humana. Tr a t a r e de ve rII . I 1 .1 qu6 punta sus estrategias rerapeuticas son independientes de, n11jL'1vo de Ja extirpacicn. Viene a continuaci6n un anal isis espe-

    I1111Hd 'j D ira d S n ca, en 1 que se mucstra c6mo la tera pia es-III I II (' l'n!'r .n a al pap I de la c6lera en la vida publica. Por ultim ,IIlv\ 1I'I\lOS a la consideraci6n de la vida personal mediante el cstu-

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    70 LA TERAPIA DEL DESEOdio del arnbivalente retrato del arnor y la colera en Ia Medea de Se -ncca,

    VIIIE.1argurnento terapeutico es penetranternente concreto. Se dir ige

    u] disctpulo con una aguda conciencia del tejido cotidiano de nues-t ras creencias Y sostiene asirnisrno que dicho tejido de creencias sendquiere en circunstancias culturales particuiares: por ello se obligan sf misrno a entender y hacerse cargo de esas circunstancias, La ne-cesidad de conocer la historia y la cultura se deja sentir incluso en re-lacion con las ernociones, que a veces se consideran universales ynaturales. En efecto, los pensadores helenfsticos insisten en que noson en absolute naturales (es decir, innatas)," sino socialrnente cons-iruidas y ensefiadas. Y aunque se piensa que hay aquf gran coinciden-cia entre 10 que las diferentes sociedades enserian, existen rarnbien nu-mcrosas varraciones y matices. Esto significa que, para llegar a darcuenca adecuadamente de esas ensefianzas, hemos de situar las doc-Irinas filosoficas en sus contextos hist6ricos y culturales griego y ro-111

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    72 LA TERAPI.A DEL DESEOni suhcientes para un procedirniento etico de tipo medico. Ni preten-de tarnpoco hacer u na enumeracion exhaustive de todos los rasgosque esta concepcion seriala a nuestra atencion. Sin embargo, dada lahcterogeneidad de] material, es Mil disponer de un instrumento es-quernatico cumo este: y la analogia mec! ic lo l pone de hecho repetida-mente en primer plano ciertos rasgos.

    Si rcflexionamos, pues, sobre la analogfa medica, preguntandonosl]He aspecto puede uno prever que tengan los argumentos lilosoficoscntcndidos con arreglo a csa analogia, los siguientes rasgos se pre-scntan, al menos inicial mente, a nuestra inspecci6n:

    1. . los argumentos tiencn una finalidad practica: buscan hacer me-jar al disctpulo y pueden valorarse en Iuncion de su contribucion a. talfin. (Esto, tal como he clicho antes, no implrca que el valor del argu-menta sea meramente instrumental.)

    2. Podriamos decir que dichos argumentos son relatives a va/ores:esto es, en algun nivel responden a profundos deseos 0 nec(}sidades delpaciente y , a su vez, deben valorarse en funci6n de su exito al respecto.

    3. Responde a cada caso particular: igual que un buen medico sa-na caso par caso, as! tambien el buen argumento medico responde a lasituacion y las necesidades coricretas del discipulo.

    Cabe esperar quc estas tres caracteristicas esten presentes, de unaforma u otra, en cualquier concepcion etica que sc inspire en Ia ana-logia medica. Veremos que no 5610 nuestras ires escuelas helenisti-,'..\S, sino tambien Aristoteles, las hacen suyas, aunque de manerasbustante diferentes. Un segundo grupo de caracteristicas sugeridaspOl' una ulterior reflexion sobre el arre medico resultara [Jl;JS discuti-hk, y servira de criteria significative respecto de cada concepcion pa-I'll. vcr cuantas de estas caracteristicas admire.

    4, Los argumentos medicos, como los rratamientos medicos corpo-ralcs, t ienen par objeto fa salud del individuo como tal, no de las cornu-nidades ni del individuo como miernbro de una comunidad,

    5. En el argumento medico, el usa de fa raz6n prdctica es instru-inental. As f como 121.ecnica del doctor no es parte intrinseca de 10que(IS S L1 J 'i nalidad, 1a salud, asf tarnpoco el razonamiento del Iilosofo espltl'lc lntrInseca de lo que es la buena vida humana.

    6, Las virtudes tipicas del argumento -coherencia, claridad de lasII('Iill i(;i0[1CS, ausencia de an)biguedad-> t ienen, en el a.rgumento medi-Ill, /11/ II(I/O/' P M raniente instru men tal. Tal canto oeurre can 10 s prccedi-Iltil'llloH clvl artc medico, no son parte intrfnsccn dr-l 1 ' 1 1 1 buscado.

    ARGUM,ENTOS TERAPEUTICOS 737. En el argumento medico, como en 181medicina, existe una acu-

    sada asimetria de [unctones: doctor y paciente, autoridad experta Y su-jeto obediente de 121.utoridad.

    8. En el argumenro medico, el maestro no [avorece el examen dia-lectico abierto a concepciol'Jes alternativas. As!como el medico no instaal paciente a experirnentar con rrararnientos alternativos, asi tampocoel maestro favorece el pluralisrno cognoscitivo.

    Par ultimo, hernos de preguntarnos par la relacion de los argu-mentes medicos consigo mismos. Aquf el paralelisrno medico puedenpuntar en mas de una direccion: par tanto, en ve: de dos rasgosmas, planteare simplemente dos nuevas prcguntas:

    9. iC6mo hablan los argumenlos acerca de sf mismcs? Concrete-mente, (son autoencomiasticos (recordandole a rnenudo 2 1 1 disdpulo 10'1bien que le estan haciendo) 0 autocriticos (recordandole al discipulohasta que punto son provision ales y cuanto trabajo queda aUI1par ha-cer)? EI discurso, en la medicina corporal, suele ser autoencorniastico,fomentando 1 0 1 optimismo sabre la eficacia de 10.cum; pero hay ocasio-nes en que puede ser preferible una cierta au tocrftica, a fin de no le-vantar expectativas poco realistas,

    10. (Como aicctan los argumentos ala necesidad y capacidad deldiscipulo de tamar parte en argumentos ulteriores? En orras palabras,~sereiuerzan a sf misrnos (haciendo al discfpulo cada vez mejor en Iaargumentacirm a medida que csta sc desarrolla) 0se suprimen a sfmis-mos (eliminado la necesidad y/o la disposici6n a entrar en futures ar-gurnentos)? (La capacidad y 1 3 motivaci6n son en realidad dos cuestionesdistintas.) Los medicamentos en rnedicina clirninan a. menudo 121.ece-sidad de tcmar nuevas medicamentos: sin embargo, algunos medica-l11o;;n[05son claramente adictivos. Y algunas sanas prescripciones (porl'.ic.:mplo,una dieta sana) se convierten desde ese memento en parte deuna vida cotidiana curada

    1'.1hccho de centrarnos en esta lista no nos impedira seguir la es-1 1 1 11 I !I I' :\ Iiteraria y retorica de cada argumento terapeutico tal comoI 1 1 1 1 " presente. Centrarnos excesivarnente en ella nos impediria ver

    1 1 1 1 1 1 III\,~ cosas que deberlamos ver. Pero miraridola can la suficienteI 1 1 1 1 i , 1 ' 1 nils ayudara a cornprender la estructura de los diferentes mo-dI I 1111i"H'Hicosde vida que nuestra discipula, Nikidion, va adoptando

    1 1 1 ' 1 1 " 1 1 ' : 1 (it- una buena vida y de la liberacion del sufrimiento.