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LA TEORA MARXISTACategoras de base y problemas actuales

Agustn Cueva

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PRESENTACIN

LLa Teora Marxista Agustn Cueva(1987)

Ediciones de la revolucin ecuatoriana Coleccin

40 Aniversario del Partido Comunista Marxista Leninista del EcuadorPublicacin a cargo de la

COMISIN UNIVERSITARIA del PCMLEEdicin: 1.000 ejemplares 1ro. de Agosto de 2004 Quito Ecuador

a clase obrera tiene y asume la responsabilidad histrica de colocarse a la cabeza de las dems clases trabajadoras, para oponerse y combatir al capitalismo y al imperialismo, para derrocarlos e implantar el poder popular, la dictadura del proletariado y construir el socialismo. Esa tarea es una hazaa gigantesca que incorpora como protagonistas a millones de seres, a las masas trabajadoras, a los pueblos y a la juventud. Esa gran proeza es la revolucin social del proletariado, significa el derrumbamiento del viejo mundo de la propiedad privada, los privilegios y la explotacin, y su sustitucin por el mundo de la igualdad social, por la sociedad de los trabajadores. Se trata de la primera revolucin hecha por las mayoras en beneficio de ellas mismas. El cumplimiento de ese compromiso por parte de la clase obrera requiere la gua de la teora revolucionaria, de la doctrina del proletariado, del marxismo leninismo. El marxismo leninismo es la teora revolucionaria ms avanzada que ha sido elaborada por la humanidad a lo largo de su milenario devenir. Es un sistema filosfico, la concepcin del mundo de la clase obrera. A travs del marxismo leninismo los proletarios explican el mundo, pero, fundamentalmente, con

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su gua, con sus principios son capaces de transformar el mundo, de organizar y hacer la revolucin. El marxismo leninismo se encarna, se convierte en fuerza material, en la existencia y la lucha del partido comunista, en los combates de los trabajadores y los pueblos. El marxismo leninismo no es un dogma, es una gua para la accin. Esta es una afirmacin expresa de los Clsicos, es una verdad corroborada por la prctica social de millones de trabajadores, por varias revoluciones victoriosas. Plenamente convencido de esta realidad, el PCMLE, al cumplir 40 aos de lucha por la revolucin, renueva su disposicin y decisin de continuar el combate por la el socialismo; dispone sus fuerzas para enfrentar nuevas batallas, para crecer y fortalecerse, para la forja de un poderoso movimiento revolucionario de las masas trabajadoras, para hacer uso legtimo de la violencia revolucionaria. Una de las maneras como los marxista leninistas del Ecuador perseveramos en nuestro cometido revolucionario es la publicacin de la COLECCIN CUARENTA ANIVERSARIO. Se trata de la publicacin de una serie de materiales tericos, de la autora de Marx, Engels, Lenin, Stalin, Enver Hoxha y otros revolucionarios destacados. Son ttulos cuya edicin es responsabilidad de los Comits Provinciales, de las Comisiones adjuntas al Comit Central que se involucran en este esfuerzo. Estn dirigidos a los militantes del PCMLE, a nuestros compaeros y amigos, a los hombres y mujeres de la clase obrera y los pueblos del Ecuador. Pretenden constituirse en una nueva herramienta para adelantar la lucha revolucionaria, para acercar el da de la victoria. Comisin de Educacin Poltica del Comit Central del PCMLE

I. LA CONCEPCIN MARXISTA DE LAS CLASES SOCIALES

1. INTRODUCCIN En la teora marxista el concepto de clase social difiere fundamentalmente del que pueden asignarle otras escuelas sociolgicas por varias razones: (a) El marxismo no concibe a las clases sociales como simples categoras nominales construidas a partir de un esquema lgicoformal aplicable a cualquier sociedad. Le es por lo tanto extraa la clsica divisin de la sociedad en tres clases: alta, media y baja, por ms que tal divisin aparezca refinada con nuevas subdivisiones (clase media alta, clase media media, clase media baja, etc.) o que dichas categoras se rellenen con datos empricos provenientes de la combinacin de mltiples indicadores. (b) El marxismo tampoco cree que la estructura de clases consista en las simples diferencias de ingresos, nivel educativo, prestigio, etc. Desde luego tales datos reflejan, a grosso modo, posiciones sociales distintas, pero se trata de los efectos ms visibles de determinadas estructuras de clases y no de elementos fundadores de tales estructuras. (c) Ni siquiera la magnitud de la fortuna o riqueza de los

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miembros de una sociedad es para el marxismo el elemento fundamental de la estructura de clases. No slo que aquellos trminos son bastante imprecisos sino que, adems, en el interior de una misma clase la magnitud de la riqueza puede diferir notablemente de unos individuos a otros, as como, en sentido inverso, la fortuna de los miembros de dos o ms clases puede coincidir. (d) En todo caso, el marxismo sostiene que el problema de las clases sociales no puede estudiarse correctamente si no es a partir de una teora general de la sociedad y de la historia. Por eso, antes de abordar dicho problema es menester comenzar definiendo algunas cuestiones bsicas del materialismo histrico. 2. LA SOCIEDAD CIVIL Y SU ANATOMA: CONSTITUCIN DEL MATERIALISMO HISTRICO En su famoso Prlogo de la Contribucin a la crtica de la economa poltica Marx resume en los trminos siguientes lo que podramos llamar su camino hacia el materialismo histrico: Mi investigacin desembocaba en el resultado de que, tanto las relaciones jurdicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por s mismas ni por la llamada evolucin general del espritu humano, sino que radican, por el contrario, en las condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel, siguiendo el precedente de ingleses y franceses del siglo XVIII, bajo el nombre de sociedad civil, y que la anatoma de la sociedad civil hay que buscarla en la Economa Poltica 1. En efecto, podra afirmarse en un primer acercamiento que el materialismo histrico consiste en buscar siempre el sentidoEn Obras escogidas en 3 tomos, Ed. Progreso, Mosc, s.f., t. I, p. 517. Salvo indicacin contraria, las citaciones que en adelante se hagan de Obras escogidas (OE) sern de acuerdo con esta edicin.1

profundo de la sociedad civil en el sustrato de su economa. Pero el texto resulta adems interesante de releer en un momento en que el concepto de sociedad civil ha vuelto a la circulacin, mas casi siempre con un uso premarxista. Por qu? Porque en la medida en que dicho concepto sea privado de su mdula econmica, o, si se prefiere la metfora original de Marx, de su anatoma proporcionada por la economa poltica, lejos de superar un supuesto economicismo se est retrocediendo hacia la prehistoria del materialismo histrico. Recordemos que el texto citado no es ningn desliz de la pluma de Marx, sino que condensa una reflexin que l y Engels han venido elaborando por lo menos desde la poca de La ideologa alemana, donde aparte de sealar que la sociedad civil es el verdadero hogar y escenario de toda la historia, insiste en su contextura primordialmente material: La sociedad civil abarca todo el intercambio material de los individuos, en una determinada fase de desarrollo de las fuerzas productivas. Abarca toda la vida comercial e industrial de una fase y, en este sentido, trasciende los lmites del Estado y de la nacin... 2. La sociedad civil efectivamente abarca eso... y mucho ms. Pero justamente por esta caracterstica abarcante resulta que el concepto de sociedad civil termina por revelarse meramente descriptivo (emprico), es decir, carente de todo poder de explicacin. Es lo que no acaba de entender Proudhon, al menos a juicio de Marx: A determinada fase de desarrollo de la produccin, del comercio, del consumo, corresponden formas de constitucin social, una determinada organizacin de la familia, de los estamentos o de las clases: en una palabra, una determinada sociedad civil. A una determinada sociedad civil, corresponde un determinado orden poltico (tat politique), que no es ms que la2 MarxEngels: La ideologa alemana, Ediciones Pueblos Unidos, Buenos Aires, 1973, p. 38.

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expresin oficial de la sociedad civil. Esto es lo que el seor Proudhon jams llegar a comprender, pues l cree que ha hecho una gran cosa apelando del Estado a la sociedad civil, es decir, del resumen oficial de la sociedad a la sociedad oficial 3. El Estado (resumen oficial) no flota efectivamente en el vaco: se sustenta en la sociedad. Pero esa sociedad, a su turno, no puede ser comprendida a cabalidad si se la examina simplemente a nivel oficial, o sea como sociedad civil sin ms determinacin: sin sus determinaciones econmicas y sin sus determinaciones de clase. En esta idea reside la piedra angular del materialismo histrico. Ahora bien, la bsqueda de aquellas determinaciones obliga a disolver el concepto de sociedad civil en una red (sistema) de otros conceptos, ellos s explicativos y no ya meramente descriptivos, que son los nicos capaces de permitirnos convertir a ese vasto campo emprico en objeto de conocimiento cientfico. 3. MODO DE PRODUCCIN Y FORMACIN SOCIAL Uno de tales conceptos explicativos de base es el de modo de produccin, que se refiere a la forma en que los hombres obtienen sus medios materiales de existencia. Ello supone, necesariamente, dos tipos de relaciones ntimamente imbricadas, pero que es menester distinguir en el plano terico: (a) La relacin de los hombres con la naturaleza para efectos de la produccin; relacin que es captada por el concepto de fuerzas productivas, que designa a la capacidad que los hombres poseen en determinado momento para obtener cierta productividad, con ayuda de sus conocimientos y tcnicas, mquinas, herramientas, etc. (b) La relacin que los hombres establecen entre s en el proceso productivo, es decir, lo que se denomina relaciones socia3 Carta de Marx a Pavel Vasilievich Annenkov, de 28XII1846, en OE, I, 532.

les de produccin. La combinacin de estos dos elementos: fuerzas productivas y relaciones sociales de produccin, constituye la matriz econmica de todo modo de produccin y es la que determina, inclusive, los dems momentos de lo econmico: la circulacin, distribucin y consumo de bienes materiales (e inmateriales). Sobre la base de esta matriz econmica, a la que se denomina tambin infraestructura, se levanta (segn la expresin figurada de Marx) la superestructura social, que a su vez consta de dos instancias fundamentales: (a) La instancia jurdicopoltica, que comprende el conjunto de organizaciones e instituciones sociales: Estado y derecho, fundamentalmente, en los modos de produccin clasistas. (b) La instancia ideolgica propiamente dicha, formada por el conjunto de ideas, imgenes y representaciones histricamente orgnicas, en el sentido sealado por Gramsci: Es preciso... distinguir entre ideologas histricamente orgnicas, es decir, que son necesarias a determinada estructura, e ideologas arbitrarias, racionalistas, queridas. En cuanto histricamente necesarias, tienen una validez psicolgica, organizan las masas humanas, forman el terreno en medio del cual se mueven los hombres, adquieren conciencia de su posicin, luchan, etc. En cuanto arbitrarias, no crean ms que movimientos individuales, polmicas, etc. (tampoco son completamente intiles porque son como el error que se contrapone a la verdad y la afirma) 4. Ahora bien, la relacin que existe entre la base o infraestructura y las dos instancias superestructurales consiste en una articulacin compleja, que puede definirse de la siguiente manera: (a) La base determina en ltima instancia a la superestructura, en la medida en que le asigna una funcin muy precisa, cual4 El materialismo histrico y la filosofa de B. Croce, Juan Pablos Editor, Mxico, 1975, p. 58.

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es la de producir las condiciones jurdicas, polticas e ideolgicas necesarias para la reproduccin del respectivo modo de produccin. (b) Dentro de estas coordenadas estructurales de funcionamiento, la superestructura posee, sin embargo, una autonoma relativa, que le permite tener sus formas especficas de desarrollo y actuar a la vez sobre la base. Pero no hay que olvidar que esa autonoma es relativa, en el sentido de que nunca puede rebasar los lmites que esas coordenadas le imponen. Como dice Erik Olin Wright con respecto a la instancia estatal: ...la estructura econmica fija lmites de variacin en la estructura del Estado a la vez que determina la medida en que ella misma ser reproducida por la estructura del Estado que surja de hecho 5. Es imposible que el modo de produccin capitalista, por ejemplo, funcione normalmente con una superestructura socialista. O a la inversa. (c) El grado y la forma en que la superestructura acta sobre la base vara segn el modo de produccin de que se trate. As, en el modo de produccin capitalista la intervencin de lo jurdico y lo ideolgico sobre la instancia econmica no es de la misma naturaleza que en el modo de produccin feudal. Por esto, es decir, porque en cada modo de produccin se da una articulacin distinta entre la base y la superestructura, es que el concepto de modo de produccin puede utilizarse en un sentido muy amplio, para designar no slo a la matriz econmica sino tambin a la estructura resultante de la articulacin de las tres instancias: la econmica, la jurdicopoltica y la ideolgica 6. En este sentido, el concepto de modo de produccin es uno de los ms importantes de la sociologa marxista puesto que proErik Olin Wright: Clase, crisis y Estado, Siglo XXI de Espaa, Madrid, 1983, esp. pp. 89. 6 Cf. por ej. Luis Althusser y Etienne Balibar: Para leer El capital, Siglo XXI, Mxico, 1967; o Nicos Poulantzas: Poder poltico y clases sociales en el Estado capitalista, Siglo XXI, Mxico, 1971.5

porciona, por as decirlo, un primer modelo terico sobre la estructuracin bsica de la sociedad. Sin embargo, y por su misma condicin de concepto ubicado en un nivel muy alto de abstraccin, el concepto de modo de produccin necesita complementarse con otro, que se site en un nivel de concrecin mayor. Este concepto es el de formacin social (o formacin histricosocial o econmicosocial, como se prefiera), que se refiere a las sociedades histricamente dadas, en las que ya no encontramos un solo modo de produccin y en estado puro, sino, por regla general, una combinacin especfica de varios modos de produccin. Esta combinacin no consiste desde luego en una simple yuxtaposicin, sino que constituye una estructura articulada de manera muy compleja: (a) En primer lugar, los modos de produccin se combinan siempre bajo la hegemona de alguno de ellos, el dominante, que es el que imprime su carcter a la formacin social en su conjunto y redefine la situacin de los otros modos de produccin (subordinados), fijndoles lmites de funcionamiento y desarrollo. Mas, la ndole dialctica de esta relacin hace que el modo o los modos de produccin subordinados sobredeterminen, por su parte, el funcionamiento y desarrollo del modo de produccin dominante, con el cual se relacionan, por lo tanto, conflictivamente. Por sobredeterminacin ha de entenderse, en este caso, la posibilidad de que el modo de produccin subordinado, sin alterar las leyes fundamentales de funcionamiento del modo de produccin dominante, le pueda imponer ciertas modalidades especficas de desarrollo. Adems, dicha relacin va sufriendo alteraciones con el decurso histrico de suerte que, en determinado momento, el modo de produccin subordinado puede dejar de serlo y convertirse en dominante. Lo cual depende, claro est, de la ndole de los modos de produccin comprendidos en cada relacin: la tendencia al predominio, a largo plazo corresponde siempre al modo de produccin que expresa el mayor desarrollo de las fuerzas

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productivas. (b) En segundo lugar, en una formacin social no slo se articulan diferentes modos de produccin con todas sus instancias y elementos, sino que tambin pueden articularse en una misma unidad concreta elementos de varios modos de produccin. Es el caso, sobre todo, de ciertas situaciones de transicin, en las que encontramos unidades econmicas, instituciones polticas o sistemas ideolgicos de carcter mixto, semifeudales o semicapitalistas, por ejemplo. (c) Por ltimo, junto a los modos de produccin fundamentales, que son aquellos capaces de imponer su hegemona en una formacin social (comunitario primitivo, esclavista, feudal, capitalista o socialista), existen tambin modos de produccin secundarios, que slo pueden aparecer en un plano subordinado, dependiendo de algn modo de produccin fundamental. Es el caso del modo de produccin mercantil simple (produccin artesanal y pequeocampesina), al que denominaremos, para marcar su carcter peculiar, forma de produccin. 4. MODO DE PRODUCCIN Y CLASES SOCIALES En su conocida carta a J. Weydemeyer, Marx seal, como uno de sus principales aportes, la demostracin de que la existencia de las clases slo va unida a determinadas fases histricas del desarrollo de la produccin 7. Demostracin con la cual no slo ech por tierra la idea de que la divisin de la sociedad en clases es eterna, sino que adems sent el principio bsico para la definicin del estatuto terico de las clases sociales. En efecto, afirmar que la existencia de las clases slo va unida a determinadas fases histricas del desarrollo de la produccin equivale a decir que las clases son efectos especficos de determinados modos de produccin. De qu modos de produccin se trata y cul es el nivel estructural bsico que produce ta7

les efectos? El marxismo ha dado una respuesta muy precisa a este problema: se trata de aquellos modos de produccin en los que existe la propiedad privada de los medios y/o agentes de la produccin (hombres, tierra, herramientas, mquinas, etc.). As: En el sistema esclavista, el trabajador pertenece al propietario particular, del cual es la mquina de trabajo... En la relacin de vasallaje, es un elemento de la propiedad de la tierra, al igual que la acmila 8. En el modo de produccin capitalista los medios fundamentales de produccin estn monopolizados por los capitalistas. Por eso, en todos estos modos de produccin las relaciones sociales correspondientes se organizan en torno a mecanismos bsicos de explotacin: relaciones entre amos y esclavos en el esclavismo, entre seores y siervos en el feudalismo, entre burgueses y proletarios en el capitalismo. Por lo tanto, las clases sociales son ante todo posiciones estructurales que el sistema asigna objetivamente a individuos determinados. Por eso escribi Marx, en el prlogo a la primera edicin de El capital: En esta obra, las figuras del capitalista y del terrateniente no aparecen pintadas, ni mucho menos, de color de rosa. Pero advirtase que aqu slo nos referimos a las personas en cuanto personificacin de categoras econmicas, como representantes de determinados intereses y relaciones de clase. Quien como yo concibe el desarrollo de la formacin econmica de la sociedad como un proceso histriconatural, no puede hacer al individuo responsable de la existencia de relaciones de que l es socialmente criatura, aunque subjetivamente se considere muy por encima de ellas 9.Marx: Fundamentos de la crtica de la economa poltica, Editorial de Ciencias Sociales, Instituto del Libro, La Habana, 1970, t, I, p. 356. 9 El capital, 5a. reimpresin, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1972, vol. I, p. 15. En adelante, las citas provendrn de esta edicin.8

Marx a Joseph Weydemeyer, 5III1852. en OE, I, 542.

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Y Lenin, por su parte, defini a las clases por los lugares que grandes grupos de hombres ocupan en un sistema de produccin histricamente determinado: Las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian entre s, por el lugar que ocupan en un sistema de produccin histricamente determinado, por las relaciones en que se encuentran frente a los medios de produccin (relaciones que las leyes fijan y consagran), por el papel que desempean en la organizacin social del trabajo y, por consiguiente, por el modo y la proporcin en que perciben la parte de la riqueza social de que disponen 10. Definicin que nos permite dilucidar tres puntos ms sobre la teora marxista de las clases sociales: (a) Que las clases no son el efecto de cualquier nivel de la estructura social, ni el resultado de la articulacin de lo econmico, lo poltico y lo ideolgico (como afirma Nicos Poulantzas, por ejemplo 11), sino que ellas se generan y adquieren existencia objetiva a nivel de la matriz econmica de ciertos modos de produccin. Por esto, es decir, porque las clases tienen una existencia objetiva an antes de que los agentes sociales tomen conciencia de su posicin estructural, es que el propio Lenin, en su libro El desarrollo del capitalismo en Rusia, pudo prever con algunos aos de anticipacin el comportamiento poltico de las clases de la Rusia zarista en la revolucin democrticoburguesa de 1905, y escribir lo siguiente en el prlogo a la segunda edicin de dicha obra: El anlisis del rgimen social y econmico y, por consiguiente, de la estructura de clases de Rusia, que hacemos en la siguiente obra, anlisis basado en una investigacin econmica10 Una gran iniciativa, en Obras escogidas en 3 tomos, Ed. Progreso, Mosc, s.f., t. 3, p. 228. En adelante, toda cita de OE provendr de esta edicin. 11 Op. cit., p. 62 y ss. y, en particular, la definicin de clase social formulada en la P. 75.

y en un examen crtico de los materiales estadsticos, se ve confirmado hoy por la intervencin poltica abierta de todas las clases en el curso de la revolucin 12. (b) En segundo lugar, al precisar que las relaciones entre las clases son relaciones de explotacin (y expropiacin), puesto que una de ellas puede aduearse del trabajo de la otra por ocupar puestos diferentes en un rgimen determinado de economa social, Lenin est sealando tambin la razn por la cual las dos clases fundamentales de cada modo de produccin en el que tal explotacin se da slo pueden relacionarse de una nica manera: antagnicamente. De donde se deriva otro hecho, muy importante: las clases sociales estn siempre en lucha (aunque con intensidad variable y en diversos planos), y es precisamente esta lucha la que constituye el motor principal de la historia en las sociedades clasistas. Por eso, en el materialismo histrico la teora de las clases sociales es inseparable de la teora general de la historia. (c) Por ltimo habra que sealar, dentro de estas generalidades de base, que la existencia de las clases en un determinado modo de produccin redefine la naturaleza de las dos instancias superestructurales, en la medida en que les confiere inevitablemente un carcter clasista. La instancia jurdicopoltica ya no es en este caso un conjunto de instituciones al servicio de toda la sociedad (que en s misma ha devenido entonces una comunidad ilusoria, como ms adelante se ver), sino que est constituida por aparatos de clase; del mismo modo que la instancia ideolgica ya no es la representacin del mundo de la comunidad real toda, sino la esfera en que las ideas dominantes son necesariamente las de la clase dominante.

12 El desarrollo del capitalismo en Rusia, Ediciones de Cultura Popular, Mxico, 1971, p. 10.

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5. CLASE EN S, CLASE PARA S Hemos visto cmo las clases son efectos de la matriz econmica de ciertos modos de produccin sobre los agentes sociales, a los que constituyen precisamente en clases; hemos insistido, por lo mismo, en que ya en este nivel (el econmico) las clases tienen una existencia objetiva, y hasta hemos citado un pasaje de Marx en el que ste afirma que los terratenientes o los capitalistas no son ms que personificacin de ciertas categoras econmicas. Ahora bien, todas estas observaciones tendientes a definir en un primer nivel el estatuto terico de las clases (previniendo cualquier desviacin voluntaristaidealista) corren el riesgo de ubicarnos en una posicin errnea (positivistaestructuralista) si es que no retomamos oportunamente el problema de la relacin dialctica entre las clases en cuanto efectos de determinada estructura econmica y las clases como agentes histricos concretos. Marx plantea el problema con toda nitidez en un famoso pasaje del 18 Brumario: Los campesinos parcelarios forman una masa inmensa, cuyos individuos viven en idntica situacin, pero sin que entre ellos existan muchas relaciones. Su modo de produccin les aisla unos de otros, en vez de establecer relaciones mutuas entre ellos. Este aislamiento es fomentado por los malos medios de comunicacin de Francia y por la pobreza de los campesinos. Su campo de produccin, la parcela, no admite en su cultivo divisin alguna del trabajo ni aplicacin alguna de la ciencia; no admite, por tanto, multiplicidad de desarrollo, ni diversidad de talentos, ni riqueza de relaciones sociales. Cada familia campesina se basta, sobre poco ms o menos, a s misma, produce directamente ella misma la mayor parte de lo que consume y obtiene as sus materiales de existencia ms bien en intercambio con la naturaleza que en contacto con la sociedad. La parcela, el campesino y su familia; y al lado, otra parcela, otro campesino

y otra familia. Unas cuantas unidades de stas forman una aldea, y unas cuantas aldeas, un departamento. As se forma la gran masa de la nacin francesa, por la simple suma de unidades del mismo nombre, al modo como, por ejemplo, las patatas de un saco forman un saco de patatas. En la medida en que millones de familias viven bajo condiciones econmicas de existencia que las distinguen por su modo de vivir, por sus intereses y por su cultura de otras clases y las oponen a stas de un modo hostil, aquellas forman una clase. Por cuanto existe entre los campesinos parcelarios una articulacin puramente local y la identidad de sus intereses no engendra entre ellos ninguna comunidad, ninguna unin nacional y ninguna organizacin poltica, no forman una clase. Son, por tanto, incapaces de hacer valer su inters de clase en su propio nombre, ya sea por medio de un parlamento o por medio de una Convencin. No pueden representarse sino que tienen que ser representados. Su representante tiene que aparecer al mismo tiempo como su seor, como una autoridad por encima de ellos, como un poder ilimitado de Gobierno que los proteja de las dems clases y les enve desde lo alto la lluvia y el sol. Por consiguiente, la influencia poltica de los campesinos parcelarios encuentra su ltima expresin en el hecho de que el poder ejecutivo somete bajo su mando a la sociedad 13. Este texto de Marx, que por s solo constituye una obra maestra de anlisis sociolgico, nos coloca, pues, de lleno, en el problema de lo que se ha dado en llamar la clase en s y la clase para s. En efecto, esos campesinos parcelarios constituyen una clase social a nivel econmico, puesto que estn ubicados en una misma situacin estructural, que objetivamente los opone a otras clases de la respectiva formacin social; sin embargo, el propio Marx estima que, a otro nivel, que es el poltico, dichos campesinos no constituyen una clase. Tomada al pie de la13 El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, OE, I, 489490. Los subrayados son nuestros.

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letra, la segunda afirmacin puede inducir a confusin y prestarse para las interpretaciones ms diversas y antojadizas; sin embargo, su sentido contextual es perfectamente claro: si los campesinos parcelarios son incapaces de hacer valer su inters de clase es porque ya son objetivamente (en s, o sea estructuralmente) una clase social, aunque todava no estn organizados como tal en el plano poltico ni hayan tomado an conciencia (para s) de aquella situacin objetiva. En el mismo sentido va este otro anlisis de Marx sobre la clase obrera, en Miseria de la filosofa: La gran industria concentra en un mismo sitio a una masa de personas que no se conocen entre s. La competencia divide sus intereses. Pero la defensa del salario, los une en una idea comn de resistencia: la coalicin. Por lo tanto la coalicin persigue siempre una doble finalidad: acabar con la competencia entre los obreros para poder hacer una competencia general a los capitalistas. Si el primer fin de la resistencia se reduca a la defensa del salario, despus, a medida que los capitalistas se asocian a su vez movidos por la idea de la represin, las coaliciones, en un principio aisladas, forman grupos, y la defensa por los obreros de sus asociaciones frente al capital, siempre unido, acaba siendo para ellos ms necesaria que la defensa del salario. Hasta tal punto esto es cierto, que los economistas ingleses no salan de su asombro al ver que los obreros sacrificaban una buena parte del salario en favor de las asociaciones que, a juicio de estos economistas, se haban fundado exclusivamente para luchar en pro del salario. En esta lucha verdadera guerra civil se van uniendo y desarrollando todos los elementos para la batalla futura. Al llegar a este punto, la coalicin toma carcter poltico. Las condiciones econmicas, transformaron primero a la masa de la poblacin del pas en trabajadores. La dominacin del capital ha creado a esta masa una situacin comn, intereses comunes. As, pues, esta masa es ya una clase con respecto al capital, pero an no es una clase para s. Los intereses que de-

fiende se convierten en intereses de clase. Pero la lucha de clase contra clase es una lucha poltica 14. Al construir el concepto de clase en dos niveles, el de la clase en s y el de la clase para s, Marx retiene, pues, con una terminologa que tal vez no sea la ms apropiada, la doble dimensin del problema: (a) Las clases sociales como efecto de la matriz de determinados modos de produccin y formaciones sociales sobre los agentes de la produccin. (b) Las clases como verdaderos sujetos histricos (fuerzas sociales) capaces de actuar sobre las estructuras y transformarlas. Sujetos que devienen tales a travs de la lucha de clases y por el desarrollo de una organizacin y una conciencia de clase. Esta conceptualizacin, en la que la reconstitucin lgica de las clases coincide con su reconstitucin histrica 15, es adems relevante en la teora marxista por tres razones: (a) Porque permite realizar un anlisis objetivo de la estructura de clases y una previsin histrica asimismo objetiva, que son los fundamentos necesarios para una correcta prctica poltica. (b) Porque slo sobre la base de aquella distincin es posible definir objetivamente la conciencia de clase, que no es igual al conjunto de ideas y representaciones que sus miembros puedan tener en determinado momento (conciencia psicolgica inmediata), sino que consiste en la conciencia de lo que debe histricamente hacer (una clase) en conformidad con su ser (Marx:14 Miseria de la filosofa, Ediciones de Cultura Popular, Mxico, 1972, pp. 157158. El segundo subrayado es nuestro. 15 ... El nico mtodo indicado (es) el lgico. Pero ste no es, en realidad, ms que el mtodo histrico, despojado nicamente de su forma histrica y de las contingencias perturbadoras. All donde comienza esta historia debe comenzar tambin el proceso discursivo, y el desarrollo ulterior de ste no ser ms que la imagen refleja, en forma abstracta y tericamente consecuente, de la trayectoria histrica F. Engels: Carlos Marx. Contribucin a la crtica de la economa poltica, OE, I, 528.

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La Sagrada Familia). (c) Porque tal distincin permite fijar el papel exacto de la vanguardia poltica (partido de clase), que consiste justamente en convertir a la clase en s en clase para s. 6. CLASES, ESTAMENTOS, CASTAS El problema de los estamentos y las castas (sobre todo de estas ltimas) ha sido ampliamente desarrollado por la sociologa no marxista, que por lo general opone tajantemente la organizacin estamental y de castas a la de las clases sociales. Son demasiado conocidos los razonamientos en el sentido de que, mientras los estamentos y las castas constituyen sistemas cerrados, las clases se caracterizan por conformar un sistema abierto, que permite una amplia movilidad horizontal y vertical de sus miembros. Este no es, desde luego, el lugar apropiado para entablar una amplia discusin sobre el asunto; slo quisiramos observar que incluso ciertos autores que en trminos generales aceptan los puntos de vista de Marx sobre las clases sociales en la sociedad capitalista, estiman que pierden pertinencia tratndose de las formaciones precapitalistas. Es, por ejemplo, la opinin del socilogo Georges Gurvitch, para quien las clases slo aparecen en las sociedades globales industrializadas en las que los modelos tcnicos y las funciones econmicas estn particularmente acentuadas 16. Gurvitch llega incluso a afirmar que Marx ha vacilado mucho en cuanto a saber si habra de reconocer la existencia de las clases en todo tipo de sociedad, fuera de las sociedades arcaicas y de la sociedad futura o comunista completamente realizada 17. Sin embargo, Marx es perfectamente claro sobre este punto:Georges Gurvitch: El concepto de clases sociales, de Marx a nuestros das, Nueva Visin, Buenos Aires, 1973, p. 193. 17 Ibid., p. 85.16

La historia de todas las sociedades hasta nuestros das es la historia de la lucha de clases, escribe en el Manifiesto, aunque Engels observa, con razn, que el trmino todas no incluye, obviamente, a las sociedades prehistricas, es decir, preclasistas. Para el marxismo, entonces, las clases sociales son algo inherente no slo al modo de produccin capitalista, mas tambin a otros, como el feudal y el esclavista. Ello no obstante, el fenmeno adquiere caractersticas distintas en estos ltimos. Decamos, en el numeral 3 de este captulo, que en cada modo de produccin se da una forma diferente de articulacin entre los niveles econmico, jurdicopoltico e ideolgico, variando en cada caso el grado y la forma de intervencin de las dos instancias superestructurales sobre la base econmica. Pues bien, esto no deja de tener sus consecuencias sobre la estructura de las clases, que adquiere una forma diferente segn el modo de produccin de que se trate. En el modo de produccin capitalista las clases sociales no slo que se generan a nivel de la infraestructura econmica sino que, adems, aparecen como un puro efecto de sta, sin que ni lo jurdico ni lo ideolgico intervengan directamente en su fijacin; en otros modos de produccin no ocurre lo mismo: Es sabido escribe Lenin que en las sociedades esclavista y feudal las diferencias entre las clases quedan tambin fijadas en la divisin de la poblacin por estamentos, asignndose a cada clase un lugar jurdico especial en el Estado. Por eso, las clases de las sociedades esclavista y feudal (y tambin de la sociedad del rgimen de servidumbre) eran a la vez estamentos distintos. Por el contrario, en la sociedad capitalista, en la sociedad burguesa, todos los ciudadanos son jurdicamente iguales, la divisin por estamentos ha sido abolida (por lo menos en principio) y, por eso, las clases han dejado de ser estamentos. La divisin de la sociedad en clases es comn a las sociedades esclavista, feudal y burguesa, pero en las dos primeras existan las clasesestamentos, mientras que en la ltima ya no son esta-

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mentos 18. Texto que pone en claro algunos puntos: (a) Que la divisin en clases existe tanto en la sociedad capitalista como en otras donde las relaciones sociales de produccin se organizan en torno a un mecanismo bsico de explotacin, como ya se vio. (b) Que en todos estos casos se trata, en lo esencial, del mismo fenmeno. (c) Que sin embargo, all donde predominan o por lo menos subsisten los modos de produccin feudal o esclavista, las diferencias de clase quedan tambin fijadas por un lugar asignado a cada una de ellas a nivel jurdico; lugar que, insistimos, no es el de generacin de las clases (que en cualquier modo de produccin es el econmico), sino de fijacin de las mismas. De manera que, en trminos generales, podramos afirmar que un sistema de estamentos no es otra cosa que una estructura de clases sobredeterminada, en ciertos modos de produccin, por la intervencin directa del nivel jurdico; de la misma manera que los sistemas llamados de castas son estructuras de clase sobredeterminadas por una intervencin acentuada del nivel ideolgico, que se encarga de fijar las divisiones de clase como un sistema basado en diferencias tnicas, culturales u otras. Los dos tipos de sobredeterminacin no son por lo dems excluyentes, e incluso es frecuente que se conjuguen, con predominio tendencial de uno u otro. Una observacin ms sobre este punto. Las superestructuras jurdicopoltica e ideolgica poseen, como ya lo vimos, un grado de autonoma relativa, el cual determina que, una vez que se han establecido con su intervencin sistemas estamentales o de castas, stos puedan evolucionar tambin de manera relativamente autnoma, generando sucesivos desfasamientos y con18 El programa agrario de la socialdemocracia rusa, en Lenin: La alianza de la clase obrera y el campesinado, Ed. Progreso, Mosc, s.f., nota al pie de la p. 71.

tradicciones. De donde se derivan algunas cuestiones ntimamente relacionadas entre s: (a) La de la no correspondencia exacta entre la estructura de clases y su fijacin superestructural en estamentos o castas. Obviamente, stas y aqullos no reproducen cual un calco a la primera, como puede comprobarse, por ejemplo, a travs del esquema de la pgina siguiente, con el que el historiador Manfred Kossok ilustra la relacin multilinear que existe entre la estructura de clases y la diferenciacin tnica en la Amrica hispana en vsperas de la revolucin de independencia 19.

Manfred Kossok: El contenido burgus de las revoluciones de independencia en Amrica Latina, en Historia y sociedad, Segunda poca, No. 4, Invierno de 1974, p. 69.

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ESTRUCTURA DE CLASES Y DIFERENCIACIN TNICA EN LA AMRICA HISPANA EN VPERAS DE LA REVOLUCIN DE INDEPENDENCIA, SEGN EL HISTORIADOR MANFRED KOSSOK

Burocracia colonial (incluyendo alto clero y comerciantes de ultramar)

espaoles

Latifundistas (incluyendo dueos de minas y obrajes)

criollos

Comerciantes

Oficios libres (incluyendo bajo clero) Artesanos (privilegiados) Artesanos (no privilegiados) Campesinos (libres) Campesinos (en dependencia feudal)

mestizos

mulatos

indgenas

Proletariado (diversas categoras) negros Esclavos

(b) El conflicto, en determinados momentos de transicin, entre una estructura de clases que ha evolucionado en concordancia con el desarrollo de un nuevo modo de produccin, y los sistemas de estamentos o castas que se conservan como sobrevivencia de los anteriores. Proceso dialctico que tiende a resolverse de acuerdo con las necesidades inherentes a la reproduccin del modo de produccin dominante. (c) Por ltimo, no est por dems sealar que la inexistencia de sistemas de estamentos o castas, de los que slo cabe hablar cuando guardan relacin con situaciones precapitalistas, no impide que puedan seguir existiendo problemas raciales, por ejemplo, bajo un sistema ya decantado de clases, de orden inequvocamente capitalista. Como observa Octavio Ianni: ...no es cierto que las relaciones capitalistas de produccin destruyan o eliminen las desigualdades sociales, econmicas, polticas y culturales basadas en diferencias raciales. Por el contrario, el capitalismo recrea esas diferencias continuamente, segn las leyes de la divisin del trabajo social y estratificacin social que le son propias. Todos pasan a ser ciudadanos, trabajadores libres, etc., segn la ideologa burguesa dominante. En la prctica, todos continan existiendo como obreros y burgueses, al mismo tiempo que como indios, negros, blancos, hindes, paquistanes, amarillos, mestizos, etc. 20. El que no existan ms estamentos, en el sentido estricto que hemos conferido al trmino, tampoco impide que incluso la superestructura jurdica fije sistemas de desigualdades entre sectores de la poblacin, como podra ser el caso tpico de la mujer en los cdigos civiles y penales de pleno siglo XX, por ejemplo. Pero este problema, as como el sealado por Ianni, forman parte del sistema general de desigualdades del capitalismo, al que nos referiremos ms adelante.

Relacin predominante Relacin secundaria

20 Octavio Ianni: Esclavitud y capitalismo, Siglo XXI Mxico, 1976, pp. 165166.

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7. ARTICULACIN DE CLASES EN UNA FORMACIN SOCIAL Hemos analizado hasta aqu el problema de las clases sociales sobre todo en su nivel terico ms abstracto; esto es, a nivel de modo de produccin. Ahora es necesario ubicarnos en un plano ms concreto, el de formacin social, para examinar algunas de las caractersticas que la estructura de clases puede presentar a este nivel. (a) En primer lugar tenemos el problema del nmero de las clases que, como se vio, son fundamentalmente dos para cada modo de produccin en el que existe un mecanismo de explotacin que, en el plano de las relaciones sociales de produccin, organiza necesariamente oposiciones binarias: amosesclavos, seoressiervos, burguesaproletariado. Ahora bien, basta pensar en el hecho de que en una formacin social se articulan varios modos de produccin para entender la razn por la cual el nmero de las clases puede aumentar sensiblemente. (b) En segundo lugar, la misma articulacin compleja de modos de produccin, y aun de instancias de stos, puede producir ciertas asimetras en la estructura de clases de una formacin social. Es bastante conocido aquel pasaje de los Grundrisse en el que Marx afirma que hoy da llamamos con justo ttulo capitalistas a los propietarios (esclavistas, A.C.) de las plantaciones americanas 21; afirmacin que parece fundarse en el hecho de que tales propietarios actuaban ya, a nivel de la produccin misma, de acuerdo con las leyes de la economa capitalista. Sea de ello lo que fuere, lo cierto es que esto plantea inevitablemente el problema de una asimetra en la medida en que el esclavo ya no tiene frente a s a un simple amo esclavista, sino a un propietario de esclavos que constituye en realidad una fraccin21

de la burguesa. Se trata, desde luego, de lo que el propio Marx llam una anomala en el mercado mundial basado en el trabajo libre 22, pero que hemos querido destacar por su posible aplicacin al anlisis histrico de ciertas situaciones caribeas, por ejemplo. (c) Tenemos, adems, mltiples situaciones mixtas o difusas, que ya no pueden ser conceptuadas como simples anomalas, sino que son fenmenos inherentes a formaciones acentuadamente heterogneas o en proceso de transicin. Tales situaciones son, verbi gratia, la de los terratenientes semicapitalistas (aquellos que en Amrica Latina han recibido el nombre de oligarcas); o la del semiproletariado, en el que tanto insisti Lenin al estudiar la formacin social rusa: ...En los pases capitalistas atrasados, como Rusia, la mayora de la poblacin se compone de semiproletarios, es decir, de hombres que durante una parte del ao viven como proletarios, que si quieren comer tienen que recurrir, en cierta medida, al trabajo asalariado en empresas capitalistas 23. Obsrvese que Lenin ubica a la inmensa mayora de la poblacin rusa en la categora de semiproletarios. En otro de sus textos el mismo autor insiste en esas zonas de transicin en las que las fronteras entre el proletariado propiamente dicho y otras clases populares pareciera diluirse, difuminada en una especie de penumbra estructural: El capitalismo dejara de ser capitalismo si el proletariado puro no estuviese rodeado de una masa abigarradsima de elementos que sealan la transicin del proletariado al semiproletariado (el que obtiene una mitad de sus medios de existencia vendiendo su fuerza de trabajo), del semiproletario al pequeo campesino (y al pequeo artesano, al obrero a domicilio, al pequeo patrono en general), del pequeo campesino al campesino medio, etc., y si en el seno mismo del proletariado no hubie22 23

Fundamentos..., ed. cit., t. I, p. 394:

Fundamentos..., loc. cit. Una gran iniciativa, OE, 3, 228.

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ra sectores de un desarrollo mayor o menor, divisiones de carcter territorial, profesional, a veces religioso, etc. 24. (d) El texto precedente de Lenin es extremadamente rico y lo seguiremos explotando tericamente. Por el momento, nos permite observar dos cuestiones ms: la heterogeneidad de la composicin de cada clase de acuerdo con mltiples determinaciones histricas propias de la respectiva formacin social, y el desarrollo consecuentemente desigual de esas mismas clases. Asunto que tiene que ver, entre otras cosas, con la imprescindible necesidad de una vanguardia poltica. (e) La articulacin especfica de una formacin social llega incluso a constituir en clase a ciertos grupos sociales que en rigor no lo seran analizados en el nivel terico ms abstracto, el del modo de produccin. Los campesinos parcelarios, por ejemplo, cuya forma de produccin (mercantil simple) en s misma no genera clases sociales, se convierten en clase en la medida en que sus condiciones econmicas de existencia los distinguen por su modo de vivir, por sus intereses y por su cultura de otras clases y los oponen a stas de un modo hostil (Cf. cita 13). Es decir, en la medida en que estn articulados de cierta manera en el conjunto de una formacin social: sometidos, por ejemplo, en el caso de las formaciones capitalistas, a los modos de explotacin secundarios del capital: usura, impuestos, mecanismo desfavorable de intercambio, etctera 25. (f) El caso del lumpenproletariado es, por su parte, un buen ejemplo de otro tipo de efectos de la estructura concreta de una formacin social sobre el sistema de clases. En el nivel ms abstracto del anlisis, cierto fenmeno (que en Amrica Latina fue percibido ideolgicamente como marginalidad y ahora como informalidad) puede conceptualizarse como presencia de un ejrcito industrial de reserva o existencia de una amplia zona deLa enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo, OE, 3, 396397. 25 Cf. Marx: Las luchas de clases en Francia, OF. I, 218.24

subsuncin todava formal del trabajo al capital. Sin embargo, es evidente que entre esa conceptualizacin y la de lumpenproletariado no existe homogeneidad terica. Este ltimo concepto, que no recubre ni de lejos el campo de los otros dos, slo puede construirse teniendo en consideracin ciertos efectos secundarios de la matriz de una formacin social, y en especial el modo de vida que ella genera en ciertas capas sociales, como lo han hecho Marx y Engels en muchas de sus obras 26. Es decir, considerando esa esfera de la vida extraproductiva que se caracteriza por las condiciones materiales, las relaciones entre los hombres y las formas de su actividad vital 27; factores que, claro est, slo cobran relevancia cuando se trata de grupos distintos de las clases fundamentales y cuya situacin se define, justamente, por su no insercin en las relaciones bsicas de produccin. (g) En fin, la articulacin de modos de produccin en una formacin social puede producir situaciones extremadamente complejas, en aquellos momentos de transicin en que dos o ms modos de produccin ejercen sus efectos sobre un mismo grupo concreto, al que ubican en una situacin de clase ambivalente. Tal sera, por ejemplo, la situacin que analiza Lenin en el siguiente texto: Ponemos entre comillas la palabra campesinado para sealar la existencia en este caso de una contradiccin que est fuera de toda duda: en la sociedad contempornea el campesinado ya no es, naturalmente, una clase indivisa. Y quien se sorprenda de tal contradiccin es que se olvida que no se trata de una contradiccin derivada de la exposicin o implcita en la doctrina, sino de una contradiccin de la vida misma. No es una contradiccin inventada, sino una contradiccin dialctica viva. PorCf. en especial El dieciocho Brumario y Las luchas de clases en Francia, de Marx, y Las guerras campesinas en Alemania, de Engels. 27 Diccionario marxista de filosofa, Ediciones de Cultura Popular, Mxico, 1972, p. 211.26

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cuanto la sociedad del rgimen de servidumbre est siendo desplazada de nuestro agro por la sociedad contempornea (burguesa), el campesinado deja de ser una clase, dividindose en proletariado agrcola y burguesa rural (grande, mediana, pequea y pequesima). Por cuanto se conservan an las relaciones del rgimen de servidumbre, el campesinado sigue siendo una clase, es decir, lo repetimos, una clase no de la sociedad burguesa, sino de la sociedad del rgimen de servidumbre. Estos por cuanto representan una realidad viva que se manifiesta en ese complejsimo entrelazamiento de las relaciones propias del rgimen de servidumbre y del rgimen burgus que se observa actualmente en el agro ruso. Expresndonos en los trminos usados por Marx, diremos que la renta en trabajo, la renta en especie, la renta en dinero y la renta capitalista se entrelazan en nuestro pas del modo ms caprichoso 28. 8. PUEBLO Y CLASES SOCIALES Dada la importancia del fenmeno populista en Amrica Latina, as como los claros rebrotes de neopopulismo en el plano terico (en la obra de un Ernesto Laclau por ejemplo 29), es necesario precisar que en el materialismo histrico el concepto de pueblo se refiere al conjunto de clases y capas subordinadas que, por el mismo hecho de serlo poseen fundamentales intereses en comn, constituyendo por lo tanto los protagonistas de lo que podramos denominar el bloque popular. Entre nosotros, latinoamericanos, este bloque incluye por regla general al proletariado, el campesinado, la pequea burguesa, las capas medias y el subproletariado. Ahora bien, todo el problema reside en que las categoras de pueblo y popular no pueden suplantar terica ni poltica28 El programa agrario, ed. cit., p. 72. 29 Ernesto Laclau: Poltica e ideologa en la teora marxista, 2a. ed., Siglo

mente a las clases sociales, en ningn nivel, so pena de franquear la frontera que separa al marxismo del populismo y de ciertas concepciones eurodemcratas y afines. Concepciones que, por lo dems, distan mucho de ser novedosas, como lo atestiguan estas polmicas lneas de Marx en el 18 Brumario: Pero el demcrata, como representa a la pequea burguesa, es decir, a una clase en transicin, en la que los intereses de dos clases se embotan el uno contra el otro, cree estar por encima del antagonismo de clases en general. Los demcratas reconocen que tienen en frente a una clase privilegiada, pero ellos, con todo el resto de la nacin que los circunda, forman el pueblo. Lo que ellos representan son los derechos del pueblo, lo que les interesa es el inters del pueblo. Por eso, cuando se preparan para una lucha, no necesitan examinar los intereses y las posiciones de las distintas clases. No necesitan ponderar con demasiada escrupulosidad sus propios medios. No tienen ms que dar la seal, para que el pueblo, con todos sus recursos inagotables, caiga sobre los opresores 30. Con menor irona que Marx, Rosa Luxemburgo no es menos enftica en recalcar que: ...En una sociedad de clases, el pueblo, como un todo social y poltico homogneo, no existe, mientras que s existen en cada nacin las clases sociales con sus intereses y derechos antagnicos 31. Lenin, por su lado, insiste en que al emplear la palabra pueblo, Marx no velaba con ella las diferencias de las clases, sino que unificaba determinados elementos capaces de llevar la revolucin hasta el final; para luego subrayar que aquella diferenciacin no se hace con el fin de que la clase de vanguardia se encierre en s misma, se limite con una medida estrecha... sino para que la clase de vanguardia, sin adolecer de las vacilaLa ideologa alemana, ed. cit., p. 30. R. Luxemburgo: La cuestin nacional y la autonoma, Cuadernos de Pasado y Presente, Siglo XXI, Mxico, 1979.30 31

XXI, Mxico, 1980.

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ciones, la inconstancia y la indecisin de las clases intermedias, luche con la mayor energa y el mayor entusiasmo por la causa de todo el pueblo, al frente de todo el pueblo 32. Con la categora pueblo ocurre, pues, prcticamente lo mismo que con el concepto de sociedad civil: utilizados sin referencia a una estructura de clases y muchas veces para soslayar a sta, constituyen una buena puerta falsa que permite alejarse discretamente del marxismo. 9. ESTRUCTURAS, PROCESOS, HISTORICIDAD CONCRETA Tal como hemos venido vindolo, las clases son definibles, primero, en un nivel terico altamente abstracto que es captado por el concepto modo de produccin; luego son aprehensibles en un plano ms concreto, cuando las estudiamos organizadas y redefinidas por su articulacin especfica en una formacin social. Pero todava hay algo ms, que debemos sealar: las clases no forman parte de una realidad esttica, sino de totalidades orgnicas en movimiento; es decir, de estructuras que son al mismo tiempo procesos. Y es este movimiento histrico, precisamente, el que confiere sentido a su articulacin. Lenin escribe, por eso, lo que sigue, refirindose al problema planteado en el texto de la cita 28: ...En el campo ruso coexisten dos tipos de contradicciones de clase: en primer lugar, las contradicciones entre los obreros agrcolas y los patronos rurales; en segundo lugar, las contradicciones entre todo el campesinado y toda la clase de los terratenientes. La primera contradiccin crece y se desarrolla; la segunda se va debilitando poco a poco. La primera pertenece toda ella al futuro; la segunda, en medida considerable, al pasado 33.32 Dos tcticas de la socialdemocracia en la revolucin democrtica, Ed. Progreso, Mosc, 1977, p. 103. 33 El partido obrero y el campesinado, en La alianza de la clase obrera y el campesinado, ed. cit., p. 59.

En efecto, en un corte estructural instantneo (sincrnico, si se quiere), el entrelazamiento de las clases del agro ruso, igual que el de los distintos tipos de renta, podran parecer caprichosos (trmino que, por lo dems, no pasa de ser una imagen en el texto de Lenin); pero, habida cuenta de que dicha estructuracin de clases forma parte de un proceso, los sistemas de contradicciones que en ella se entrelazan adquieren una jerarqua y un sentido: uno de ellos pertenece en rigor al pasado, el otro al futuro; ste crece y se desarrolla, aqul va debilitndose paulatinamente. Mas no slo hay esto. Las clases, como ya lo vimos, no son nicamente efectos pasivos de la infraestructura econmica de la sociedad sino que, a travs de los niveles poltico e ideolgico, se convierten en verdaderos agentes sociales y, en este sentido, tienen una historia, su propia historia. As, gran parte de los campesinos protagonistas del movimiento revolucionario mexicano de la dcada de 1910, por ejemplo, eran ya peones asalariados o por lo menos semiasalariados. Atenindose a estos solos datos, hasta sera posible demostrar que en los aos de la revolucin el proletariado ya era el grupo predominante entre los pobres del campo. Sin embargo, cmo explicarse la ideologa y el comportamiento poltico de los dos grandes movimientos agraristas de la poca si no se tiene en consideracin el hecho de que an aquellos asalariados que los integraban no constituan todava un proletariado en sentido estricto sino ms bien, en su historicidad concreta, un campesinado en curso de proletarizacin? Ejemplos como el precedente podran multiplicarse al infinito; mas, lo que nos interesa recalcar es slo una cuestin tericometodolgica: sin la recuperacin de dicha historicidad, el anlisis marxista corre el riesgo de no poder cumplir con una de sus finalidades primordiales: la explicacin cabal de los procesos histricos concretos.

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10. FRACCIONES Y ESTRATOS DE CLASE El anlisis de la estructura de clases en una formacin social dada presenta un problema ms, derivado del hecho de que las clases, como ya se indic, no son conjuntos absolutamente homogneos, sino que en su seno se presentan subdivisiones o discontinuidades importantes, que generan toda una gama de contradicciones secundarias (o sea, no antagnicas estructuralmente hablando), que no obstante pueden convertirse en factor de primera importancia en determinadas coyunturas histricas, cuando se desencadena una crisis de hegemona por ejemplo (con la consiguiente exacerbacin de aquellas contradicciones en el seno de la burguesa). El problema de las fracciones de clase slo puede resolverse mediante el anlisis concreto de cada formacin social; aqu nos limitaremos, por lo tanto, a ofrecer algunas indicaciones de orden general tomando como punto de referencia las formaciones capitalistas. a) Un primer factor determinante de la formacin de fracciones de clase es, en lo que a la burguesa se refiere, el de las distintas formas de existencia del capital. La ubicacin de ste como capital productivo, capital mercancas o capital dinero tiende a crear, en la fase premonoplica, sendas fracciones de clase que son la burguesa industrial, la burguesa comercial y la burguesa financiera. b) En el mismo nivel de anlisis resulta relevante tambin la contradiccin que puede generarse entre los titulares de la renta del suelo y los del capital propiamente tal, siempre en la fase premonoplica o con respecto a sectores asimilables a ella. En el caso latinoamericano esta divisin sirvi de criterio para marcar el parteaguas entre la denominada oligarqua y la burguesa tout court, aunque en la realidad histrica dicha divisin nunca fue tan tajante como la teora haca suponer. De todos modos, la contradiccin secundaria entre la renta del suelo y el capital

es tan clsica que Marx no deja de evocarla en el 18 Brumario: Orleanistas y legitimistas se encontraron en la repblica los unos junto a los otros y con idnticas pretensiones. Si cada parte quera imponer frente a la otra la restauracin de su propia dinasta, esto slo significaba una cosa: que cada uno de los dos grandes intereses en que se divide la burguesa la propiedad del suelo y el capital aspiraba a restaurar su propia supremaca y la subordinacin del otro. Hablamos de dos intereses de la burguesa, pues la gran propiedad del suelo, pese a su coquetera feudal y a su orgullo de casta, estaba completamente aburguesada por el desarrollo de la sociedad moderna 34. (c) Otro factor muy importante, que ha venido perfilndose entre los anteriores, es el de la articulacin de la burguesa con determinada fase del capitalismo. La divisin de la burguesa en monoplica y no monoplica tiene por supuesto que ver con dicho factor y remite al problema de las relaciones con el imperialismo y al de determinar la existencia o no de una burguesa nacional, as como la ndole y grado de su nacionalismo (all donde este todava se da, caso cada vez menos frecuente). (d) A nuestro juicio, no cabe hablar de fracciones de clase, en el sentido estricto del trmino, cuando se trata de divisiones que, segn el decir de Poulantzas, slo se descubren a nivel poltico 35. Este autor piensa lo contrario, y en favor de su tesis aduce el ejemplo de la fraccin burguesa republicana a la que se refiere Marx en el 18 Brumario; mas, una lectura atenta de ese texto clsico demuestra que el trmino fraccin, en este caso concreto, no tiene ms alcance terico que la palabra pandilla que viene a continuacin: No se trata escribe Marx de una fraccin de la burguesa mantenida en cohesin por grandes intereses comunes y deslindada por condiciones peculiares de produccin, sino de una pandilla de burgueses, escritores, abogados, oficiales y funcio34 35

El dieciocho Brumario, OE, I, 432. Op. cit., p. 99.

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narios de ideas republicanas, cuya influencia descansaba en las antipatas personales del pas contra Luis Felipe, en los recuerdos de la antigua repblica, en la fe republicana de un cierto nmero de soadores, y sobre todo en el nacionalismo francs, cuyo odio contra los tratados de Viena y contra la alianza con Inglaterra atizaba constantemente a esta fraccin 36. Adems, de seguirse consecuentemente el criterio de Poulantzas, tendramos que el proletariado, por ejemplo, comprende tantas fracciones de clase como formaciones ideolgicopolticas existan en su seno. Lo cual confundira las cosas, en lugar de aclararlas. (e) El nico caso en que el monto de la riqueza y los ingresos adquiere relevancia como indicador de estratificacin y eventual fraccionamiento en el seno de una clase es tratndose de la pequea burguesa. Pero ello obedece a la situacin especfica de esta clase (de transicin), cuya dinmica de disolucin se busca captar con dicho indicador. En suma, no se trata de descubrir su estratificacin presente per se, sino en funcin de la tendencia a la proletarizacin o hacia el aburguesamiento que pueda revelar. En el caso del agro, ello puede darnos una medida (si el anlisis es dinmico) del grado de descomposicin del campesinado. (f) En el caso de la pequea burguesa tambin puede establecerse una diferenciacin segn las situaciones estructurales en que ella se genera: la produccin artesanal, el pequeo comercio y la produccin pequeocampesina. Criterio que adquiere relevancia en la medida en que el desarrollo siempre desigual del capitalismo produce efectos diferenciadores sobre cada uno de aquellos sectores. (g) En lo que concierne al proletariado, el problema de las fracciones o estratos 37 parece estar mucho menos definido en laEl dieciocho Brumario, OE, I, 417. Sobre la diferencia entre fracciones y estratos de clase, vase Poulantzas, op. cit., p. 98 y ss.36 37

teora marxista que para el caso de la burguesa. Lenin, por ejemplo, escribe lo siguiente: Slo una clase determinada, a saber, los obreros urbanos y en general los obreros fabriles, los obreros industriales, est en condiciones de dirigir a toda la masa de trabajadores y explotados en la lucha por derrotar el yugo del capital, en el proceso mismo de su derrocamiento, en la lucha por mantener y consolidar el triunfo, en la creacin del nuevo rgimen social, del rgimen socialista, en toda la lucha por la supresin completa de las clases 38. Este pasaje podra ser interpretado, por supuesto, en el sentido de que slo aquellos obreros constituyen el proletariado, que Lenin distinguira, como siempre, de la masa de trabajadores y explotados, o sea, del pueblo en general. Sin embargo, el problema no es tan simple: por qu Lenin empleara, entonces, la expresin obreros urbanos? Bien se podra entender que este ltimo trmino est destinado a sealar una diferencia entre proletariado urbano y proletariado rural y sacar la conclusin de que ciertas sobredeterminaciones que pesan sobre el segundo lo convierten en una fraccin de clase que necesita la direccin ideolgica del primero. (h) Adems, queda pendiente el problema de los asalariados del sector comercial, a cuyo problemtico estatuto se refiri Marx en algunos pasajes de El capital. De admitirse, como parece lo ms acertado, que ellos tambin forman parte del proletariado 39, de hecho constituiran una fraccin del mismo. Marx seala, justamente, que entre los obreros asalariados del sectorUna gran iniciativa, OE, 3, 227. Hecho sobre el cual est lejos de haber acuerdo en el marxismo. Mao, por ejemplo, ubica a los dependientes de comercio entre el semiproletariado, atendiendo especialmente a su nivel de vida (Cf. Anlisis de las clases de la sociedad china, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekn, 1968, p. 9 y ss.). Poulantzas, por su parte, los ubica entre la pequea burguesa, en razn de su ideologa (Cf. Fascismo y dictadura, Siglo XXI, Mxico, 1971, p. 278 y ss.).38 39

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comercial y los obreros empleados directamente por el capital industrial tiene que mediar necesariamente la misma diferencia que entre el capital industrial y el capital comercial y la que existe, por lo tanto, entre el capitalista industrial y el comerciante 40. En trminos similares podra plantearse el problema de los asalariados del sector financiero y de aquellas actividades que contribuyen a la realizacin de la plusvala (la publicidad, por ejemplo) 41. (i) Hay ciertos efectos secundarios de lo econmico el monto de las remuneraciones en este caso que puede llegar a crear un estrato superior diferenciado en el seno del proletariado. Ms concretamente: cuando sobre la base de esta diferenciacin produce efectos la ideologa burguesa, ocurre la formacin de ese estrato al que Lenin denomin aristocracia obrera. Este estrato, que como el propio Lenin lo seala, surge en los pases imperialistas donde las ganancias monopolistas elevadas... engendran la posibilidad econmica de -sobornar a las capas superiores del proletariado 42, puede desarrollarse tambin en los pases dependientes, pero en condiciones muy particulares casi siempre ligadas con la presencia de capital imperialista (fue el caso de la aristocracia obrera de las minas de Chuquicamata y El Teniente en el Chile de la Unidad Popular, por ejemplo). (j) Queda desde luego la observacin de Lenin en su famoso texto de la cita 28, referente a que en el seno mismo del proletariado hay sectores de un desarrollo mayor o menor, divisiones de carcter territorial, profesional, a veces religioso; a lo cual podramos aadir (en el texto de Lenin hay un etctera)El capital, III, 286. Cuestin sobre la que tampoco hay el menor acuerdo. Cf. por ejemplo, Nicos Poulantzas: Las clases sociales y el capitalismo actual, Siglo XXI, Mxico, 1976, y la discusin que del mismo hace Erik Olin Wright, en op. cit., sobre lo que el primero denomina nueva pequea burguesa y el segundo proletariado. 42 El imperialismo, fase superior del capitalismo, OE, I, 69940 41

las discontinuidades tnicoculturales, la diferenciacin por sexos y dems. Divisiones todas de suma importancia, puesto que casi siempre marcan lmites por los que se perfila la sobreexplotacin de amplios sectores de la clase obrera, pero que a nuestro parecer no constituyen exactamente fracciones de clase en la medida en que su heterogeneidad no arranca de la estructura de la matriz econmica; sino que son varias de las mltiples estratificaciones originadas en niveles secundarios de lo econmico o en sobredeterminaciones de tipo superestructural. 11. EL PROBLEMA DE LAS CLASES MEDIAS: LA PEQUEA BURGUESA El trmino de clase o clases medias, cuyo uso en singular o plural, indistintamente, por s mismo denuncia cierta ambigedad conceptual, ha sido objeto de mltiples controversias y, en la sociologa no marxista, ha servido de cajn de sastre en el que se juntan elementos tan dismiles como la mediana burguesa, los pequeos capitalistas, los obreros que alcanzan cierto nivel de remuneracin, los intelectuales, la tecnoburocracia, etctera. Resulta intil insistir en el esquema ideolgico que inspira tal clasificacin, por lo general ligada a la teora de la movilidad social. Sobre su aplicacin caricatural a Amrica Latina quiz no haya mejor ejemplo que el ahora poco conocido libro de J. J. Johnson, La transformacin de Amrica Latina. Surgimiento de los estratos medios 43, cuya lectura retrospectiva no deja de ser aleccionadora. Adems, es justo reconocer que en los propios clsicos del marxismo los trminos clases o estamentos medios han sido empleados con cierto margen de fluctuacin. Sin embargo, hay un primer punto que est muy claro: cuando Marx habla de esas clases o estamentos jams incluye en ellos a sectores tales como los intelectuales o la burocracia, los que por s mis43

Ed. Solar Hachette, Buenos Aires, 1961.

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mos no tienen en la teora marxista, el estatuto de clase social. En segundo lugar, la tendencia predominante entre los clsicos va en el sentido de llamar clases o estamentos medios al grupo constituido por los pequeos industriales, los pequeos comerciantes, los artesanos y los campesinos pequeoproductores (en el Manifiesto por ejemplo). Slo as puede entenderse, adems, reflexiones como la siguiente, que son la base de todas las conceptualizaciones marxistas sobre las clases medias: Los estamentos medios el pequeo industrial, el pequeo comerciante, el artesano, el campesino, todos ellos luchan contra la burguesa para salvar de la ruina su existencia como tales estamentos medios. No son, pues, revolucionarios, sino conservadores. Ms todava, son reaccionarios, ya que pretenden volver atrs la rueda de la historia. Son revolucionarios, nicamente por cuanto tienen ante s la perspectiva de su trnsito inminente al proletariado, defendiendo as no sus intereses presentes, sino sus intereses futuros, por cuanto abandonan sus propios puntos de vista para adoptar los del proletariado 44. Por qu esta inminencia de ruina y esta oposicin en principio reaccionaria a la burguesa? Porque estos estamentos, a los que en otros textos de los clsicos se los llama con mayor propiedad pequea burguesa, en rigor no pertenecen al modo de produccin capitalista, sino que se originan en una forma especfica de produccin: la forma de produccin mercantil simple. Y esta forma, siempre dependiente de algn modo de produccin fundamental (ver el numeral 3 de este trabajo), se ve amenazada de ruina al enfrentarse a procesos tales como el rpido desarrollo de las fuerzas productivas y la concentracin y centralizacin del capital; procesos que tienden a disolver a la pequea burguesa como clase y empujar a sus miembros hacia las posiciones polares del modo de produccin capitalista. Por eso la pequea burguesa es conceptualizada en el marxismo como clase de transicin.44

Sin embargo, no cabe hacerse una representacin simplista de la situacin de transitoriedad. Si bien es cierto que la lgica econmica ms gruesa del capitalismo va en el sentido de la eliminacin de la forma de produccin mercantil simple y de la clase ligada a ella, no es menos cierto que en cada nueva fase del desarrollo capitalista se abren nuevos espacios para esa forma de produccin, aunque subsumidos formalmente al gran capital. Adems, la lgica poltica del sistema puede perfectamente generar contratendencias que, por ejemplo, permitan la sobrevivencia de una pequea burguesa rural bastante ms all de lo que la simple lgica econmica del desarrollo del capitalismo en el agro lo habra permitido. La pequea burguesa, no lo olvidemos, es frecuentemente utilizada como elemento amortiguador de la lucha de clases. Surgida de la forma de produccin mercantil simple, la pequea burguesa incluye tambin, en su configuracin concreta, a un sector social que no es propiamente productivo, sino que se origina en el plano de la circulacin correspondiente a dicha forma: el pequeo comercio. Todos estos sectores se constituyen en clase, como ya lo vimos, por su forma de articulacin en una formacin social capitalista, y el lmite que las diferencias de la burguesa propiamente dicha, y en especial de los pequeos capitalistas con los que a menudo tiende a confundrseles, es el de su no insercin en las relaciones capitaltrabajo asalariado: amplia masa de productores no envuelta directamente en la lucha entre el capital y el trabajo, como dice Marx refirindose a los campesinos parcelarios 45. La pequea burguesa es pues aquella clase que se caracteriza por trabajar por cuenta propia en su taller, su negocio o su finca, apoyndose en el trabajo personal del propietario y su familia y ocupando slo de manera eventual y secundaria personal extrafamiliar asalariado. Esta situacin estructural de la pequea burguesa tiende, por lo dems, a producir efectos ideolgicos muy especficos como45

Manifiesto del Partido Comunista, OE, I, 120.

La guerra civil en Francia, OE, I, 232.

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los siguientes: (a) La dificultad de percibir las relaciones sociales imperantes en las formaciones capitalistas como relaciones de explotacin. La pequea burguesa no est en condiciones de comprender el carcter de clase de esta explotacin y esta opresin, de las que sufre, a veces, no menos que el proletariado (Lenin) 46, precisamente porque las sufre a travs de los modos de explotacin secundaria del capital (ver el numeral 7 de este trabajo) y no a travs de una insercin directa en la lucha entre el capital y el trabajo. (b) La dificultad, por la misma razn, de percibir el carcter de clase del Estado burgus, en el que la pequea burguesa tiende a ver ms bien un poder arbitral y protector: una autoridad por encima de ellos, ... un poder ilimitado de gobierno que los proteja de las dems clases y les enve desde lo alto la lluvia y el sol (Marx, cita 13). (c) En fin, la persistente ilusin de independencia (representacin idealizada de la condicin de pequeo propietario), exacerbada por un temor a la proletarizacin que, manipulado por la ideologa dominante, deriva a menudo en posiciones polticas abiertamente antiproletarias (en lmite: procesos de fascistizacin). 12. LAS CAPAS O CATEGORAS SOCIALES: INTELECTUALES y BUROCRACIA Queda por estudiar la situacin de algunos grupos sociales especficos, como los intelectuales y la burocracia, que segn la teora marxista no constituyen clases sociales propiamente dichas. Y no lo son, porque tales grupos, a los que puede denominarse capas o categoras, no se generan a nivel de la matriz econmica de un determinado modo de produccin, sino que sur46 Quines son los amigos del pueblo y cmo luchan contra los socialdemcratas, Ed. Anteo. 3a. ed., Buenos Aires, 1973, p. 163.

gen a nivel superestructural, sea en la instancia jurdicopoltica (caso de la burocracia), o bien en la ideolgica (caso de los intelectuales). Gramsci, quien empleaba el trmino intelectuales para designar tanto a los intelectuales propiamente tales como a los cuadros burocrticos, nos ha legado una ntida reflexin al respecto: La relacin entre los intelectuales y el mundo de la produccin no es inmediata, como ocurre con los grupos sociales fundamentales, sino que pasa por la mediacin en grado diverso de todo el tejido social, del mismo complejo superestructural del que los intelectuales son, precisamente, los funcionarios 47. Ahora bien, el hecho mismo de que los intelectuales en el sentido gramsciano del trmino sean los funcionarios del complejo superestructural nos est sealando una cuestin importante: puesto que esa superestructura est compuesta por aparatos e ideologas de clases, tales funcionarios no estn situados al margen de la estructura de clases de una sociedad determinada, sino integrados a ella de una manera especfica y compleja: con mediaciones mltiples, para retomar la expresin de Gramsci. En el caso de la burocracia el problema se presenta, en una primera aproximacin, con bastante claridad: ella constituye el cuadro represivoadministrativo del mximo aparato encargado de asegurar la reproduccin del sistema: el Estado. Situacin estructural que por s misma nos est indicando ya el ligamen que necesariamente se establece entre la burocracia y la clase o clases dominantes, ms all de los nexos empricos que entre ellas pueda existir (nepotismo; clientelismo, etctera). Sin embargo, hay algunos elementos que deben tomarse en cuenta para un anlisis ms concreto de la insercin de la burocracia en la estructura de clases:47 Los intelectuales y la organizacin de la cultura, en Antonio Gramsci: Cultura y literatura, Ed. Pennsula, Madrid, 1967, pp. 3435.

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(a) La autonoma relativa de que goza la burocracia, la que incluso le permite actuar coyunturalmente en contra de tal o cual inters inmediato de la clase dominante, arbitrar las pugnas entre las diferentes fracciones de sta, o hacer valer sus intereses particulares de burocracia. Todo esto, dentro del lmite estructural arriba sealado. (b) La situacin diferenciada que puede crearse en el seno de la burocracia, segn se trate de los cuadros administrativos o de los represivos propiamente tales: muy a grosso modo, entre las ramas civil y militar del aparato estatal. Esto explica, por ejemplo, por qu las fuerzas armadas proceden a la depuracin de la burocracia civil y de los aparatos ideolgicos despus de cada golpe de Estado. (c) La estratificacin interna de la burocracia, que crea diferencias a veces significativas, entre las alturas (o cspide) y las bases. Lo cual no autoriza a denominar burguesa burocrtica a esa cspide porque, o bien se trata de burgueses incrustados en la burocracia (que siempre los hay, pero no configuran una fraccin burguesa especfica), o bien se est hablando de altos cuadros que se enriquecen a costa del erario pblico pero que slo devienen en burgueses cuando, invierten el patrimonio as adquirido, pasando entonces a definirse no ya por el puesto burocrtico que ocupan sino por el destino de lo que ahora s constituye un capital. (d) El origen de la burocracia en sus distintos niveles, segn las clases o capas sociales en que tal burocracia sea reclutada en cada formacin social. Gramsci, por ejemplo, ha insistido mucho en este asunto en textos como La cuestin meridional; sin embargo, no debemos exagerar el alcance terico y menos el poltico de dicho reclutamiento, so pena de caer en errores ya clsicos como el de dividir a los ejrcitos sudamericanos en populares y aristocrticos, cosa que ni es evidente ni parece mayormente significativa. (e) Los efectos secundarios de lo econmico: privilegios, nivel global de remuneraciones, etctera.

En lo que se refiere a los intelectuales propiamente tales (aquellos cuya actividad social fundamental consiste en producir y transmitir ideas, imgenes y representaciones en general), importa tener presente que lo que decide en ltima instancia su ligamen con una clase determinada es la representacin ideolgica que ellos asumen, voluntaria o involuntariamente. Es la tesis formulada por Marx en este pasaje del 18 Brumario: Tampoco debe creerse que los representantes democrticos (del partido socialdemcrata; A.C.) son todos shopkeepers o gentes que se entusiasman con ellos. Pueden estar a un mundo de distancia de ellos, por su cultura y su situacin individual. Lo que los hace representantes de la pequea burguesa es que no van ms all, en cuanto a mentalidad, de donde van los pequeos burgueses en modo de vida; que, por tanto, se ven tericamente impulsados a los mismos problemas y a las mismas soluciones a que impulsan a aquellos, prcticamente, el inters material y la situacin social. Tal es, en general, la relacin que existe entre los representantes polticos y literarios de una clase y la clase por ellos representada 48. Los intelectuales, entonces, aunque constituyen en cuanto tales una capa social especfica en las formaciones capitalistas 49, estn penetrados por las contradicciones de clase expresadas en la superestructura (las que, desde luego, impregnan tambin en mayor o menor medida a la burocracia). Incluso aquellos intelectuales cuyas actividades se desarrollan en el seno de instituciones estatales o paraestatales enseanza, por ejemplo estn profundamente penetrados por dichas contradicciones. Las tendencias ideolgicas que se manifiestan entre los inte48 OE, I, 434. 49 Queda el problema de saber si los intelectuales constituyen tambin una

capa social especfica en las formaciones precapitalistas. Segn algunos autores la constitucin de esta capa estara ligada al desarrollo del capitalismo. Cf. por ejemplo el articulo sobre intelectualidad en el Diccionario de filosofa marxista ya citado, o la distincin que establece el propio Gramsci entre intelectuales tradicionales y orgnicos, en op. cit.

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lectuales estn por supuesto determinadas por mltiples factores: estatuto general del intelectual en la sociedad, desarrollo concreto de la lucha de clases, origen social predominante, efectos secundarios del nivel econmico, etctera. En los ltimos aos se ha comprobado tambin, y de un modo cada vez ms claro, que aquellas tendencias difieren enormemente segn se trate de intelectuales del tercer mundo o de los pases imperialistas. Por ltimo, no debe olvidarse que la esfera ideolgica goza de una autonoma relativa, la cual, en determinadas circunstancias, puede permitir que los intelectuales adquieran un peso propio y hasta sean capaces de generar subconjuntos ideolgicos relativamente autnomos. 13. GRUPOS Y CONTRADICCIONES DE CARCTER SECUNDARIO En los ltimos tiempos se viene acusando insistentemente al marxismo de ser un reduccionismo clasista. Esto nos obliga a deslindar, con la mayor precisin posible, el lugar del concepto de clase en el interior de la teora marxista. (a) Una primera aclaracin: el marxismo jams ha pretendido que la sociedad ninguna sociedad estuviese dividida exclusivamente en clases, sin espacio para la existencia de otros grupos sociales de caractersticas peculiares. Justamente en el numeral anterior hemos sealado la presencia de capas o categoras sociales, pero es obvio que la cuestin no se agota all. Aunque no lo hayamos registrado, por no ser de inters inmediato para nuestros propsitos, los clsicos se han referido centenares de veces, si es que no millares, a otros grupos instituidos como la familia, por ejemplo. (b) Sin embargo, y a diferencia de la sociologa burguesa, el marxismo no cree que todos los grupos sociales posean igual estatuto terico. Qu significa exactamente esta afirmacin? Para seguir con el ejemplo precedente digamos que ello no signi-

fica que la sociedad podra o debera existir sin la institucin familiar, ni mucho menos, sino que, en el plano de la explicacin del movimiento histrico en su conjunto es tericamente ms adecuado tratar de hallar esa explicacin a partir de la lucha de clases que partiendo de la oposicin entre familias o algo parecido. Ejemplo que por lo dems no es tan rebuscado que se diga. En el 18 Brumario, Marx trata precisamente de explicar la oposicin entre legitimistas y orleanistas dentro de un esquema de contradicciones de clases y fracciones de clases, en lugar de seguir el camino de la historiografa tradicional que seguramente habra intentado explicar las turbulencias de la Francia de entonces por la pugna entre las dos ramas de la familia real. (c) La jerarqua sealada en el literal anterior implica, adems, que dado su rango terico las clases sociales sobredeterminan a los dems grupos y categoras sociales, imprimindoles modalidades especficas de existencia: marcndolas con un sello de clase, si cabe la expresin. As por ejemplo, no es posible imaginar un problema racial en el capitalismo que no est sobredeterminado por la estructura de clases, en mayor o menor medida. Usamos en este caso el concepto de sobredeterminacin para indicar una relacin en que un nivel determina al otro, pero sin que el nivel determinado sea un epifenmeno del determinante. (d) Las contradicciones que generan los grupos que no son clases sociales han sido conceptualizadas en el marxismo como contradicciones secundarias. Lo importante es comprender que esto no significa restarles trascendencia humana o moral, ni negar la urgencia de su resolucin, sino que tiene que ver con las siguientes cuestiones muy precisas. Primero: esas contradicciones no arrancan de las estructuras bsicas de ningn modo de produccin. En efecto, no existe modo de produccin alguno fundado en la explotacin de la mujer, por ejemplo, por ms que hasta ahora la mujer haya sido

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normalmente superexplotada en todos los modos de produccin clasistas. Lenin fue, por lo dems, muy sensible a este problema 50. Segundo: por lo mismo, y por s solas, dichas contradicciones no comprometen aquella configuracin estructural ni son susceptibles de explicar la evolucin histrica de la misma. Tercero: a partir de esas contradicciones no es posible concebir una alternativa a dichas estructuras de base. El capitalismo, por ejemplo, mal puede ser superado por un modo de produccin indgena o de color, aunque en Amrica Latina no falta quien teorice en favor de un socialismo moreno. (e) Al no ser contradicciones estructurales propiamente dichas, las de carcter secundario son difciles de aprehender tericamente en razn de su misma heterogeneidad. Es lo que ocurre con la cuestin tnica 51, por ejemplo, que en la misma Amrica vara enormemente de pas a pas y hasta de regin a regin. No es lo mismo el problema indgena en el altiplano andino que en la selva amaznica, como tampoco se equipara ninguno de stos con el problema de la discriminacin contra la poblacin negra, que por su parte tampoco es igual en Brasil que en los Estados Unidos. Son problemas derivados de la historia de cada formacin social y de las modalidades concretas de desarrollo del capitalismo y en esa perspectiva tienen que ser estudiadas. (f) Ninguna de las dificultades anteriores puede desde luego justificar el relativo descuido o por lo menos retraso que con respecto a estos problemas se registra en la tradicin marxista, que tiene que estudiarlos no en sustitucin del anlisis riguroso de clase sino justamente en la perspectiva de ste.

14. PODER DE CLASE, DOMINACIN, HEGEMONA Las relaciones de clase son, como ya se ha visto, relaciones de explotacin. Ahora bien, para que este tipo de relaciones se mantenga es necesario que simultneamente exista una relacin de poder, es decir, que la clase explotadora sea al mismo tiempo una clase dominante. El dominio o dominacin de una clase sobre otra consiste, pues, en la disposicin de los medios adecuados para el mantenimiento y la reproduccin de ciertas estructuras basadas en determinada forma de extraccin del excedente econmico (dominacin conservadora) o en la disposicin de los medios necesarios para poner fin a tal tipo de estructuras (dominacin revolucionaria). Aquellos medios se concentran fundamentalmente en el Estado y, dentro de ste, en la capacidad de disponer en ltima instancia de la fuerza concentrada y organizada. Lo anterior no significa que la dominacin de clase, para ser tal, haya de expresarse de manera permanente y exclusiva a travs de la violencia. Significa que la clase dominante, para reproducirse socialmente, tiene que controlar de modo regular un centro de comando desde el cual pueda incluso asegurar la reproduccin coherente de su predominio ideolgico que, de otro modo, permanecera relativamente disperso y amorfo en el mbito de la sociedad civil. Por esto, resulta altamente errneo oponer la hegemona a la dominacin, como si la primera excluyese a la segunda, cuando en realidad no es ms que una forma de sta. En efecto, lo que Gramsci y la tradicin gramsciana denominan hegemona no es sino un aspecto o momento de la dominacin burguesa, all donde sta se ha reforzado a tal grado que ya no necesita recurrir ms que muy espordica y limitadamente a la violencia; por razones y en las condiciones que estudiaremos en el ltimo captulo de este libro. En tal caso estamos frente a formas hegemnicas, consensuales, democrticoburguesas de domi-

50 A ttulo de ejemplo pueden verse sus reflexiones al respecto en Una gran iniciativa, loc. cit., pp. 234235. 51 De los pocos autores latinoamericanos que han tratado sistemticamente el problema en los ltimos tiempos podemos citar el libro de Luis Felipe Bate: Cultura, clases y cuestin tniconacional, Juan Pablos Editor, Mxico. 1984.

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nacin. Lo que conviene tener presente es que ni siquiera en los casos de las democracias ms avanzadas del mundo capitalista dejan de existir la dominacin y la explotacin. Y no slo hacia el exterior, o sea hacia los pases dependientes, sino aun en las propias reas imperiales. Incluso en un ejemplo como el de Italia, donde el Partido Comunista se ufana de obtener cerca de un tercio de la votacin, es evidente que la burguesa sigue conservando el monopolio de la violencia reaccionaria, expresada en la existencia de unas fuerzas armadas monolticamente anticomunistas, imbuidas de la doctrina de la seguridad nacional e integradas totalmente a la OTAN. Por lo dems, rayara en el absurdo la sola idea de pensar que por poseer un tercio de la votacin el PC podra controlar en igual proporcin las fuerzas armadas, como absurdo sera imaginar que por idntica razn la economa italiana tendra que funcionar en sus dos tercios de acuerdo con las leyes del capitalismo y en el tercio restante segn normas socialistas. Las estructuras econmicas de base y el poder en cuanto tal, por definicin no se comparten ni son negociables; hay un principio de unicidad estructural que constituye la mdula misma de cualquier modo de produccin. 15. NOTA FINAL SOBRE LA LUCHA DE CLASES El principio que acabamos de sealar es justamente el que asigna posiciones estructurales estables a las clases fundamentales de cada modo de produccin, las que por lo tanto no pueden alterar su condicin de explotadoras y explotadas, de dominadoras y dominadas, como no sea mediante una ruptura estructural. Es a este hecho al que se denomina relacin antagnica y es esa tensin (tendencia a la ruptura) la que impulsa el movimiento de la historia. Por eso es lcito afirmar que las clases sociales slo existen a travs de su lucha e incluso que los conceptos de clases sociales y lucha de clases son inseparables.

Sin embargo, ello no significa que no haya puntos y momentos de atenuacin de las contradicciones de clase, con el consiguiente apaciguamiento del ritmo y las formas de lucha. Lo cual puede ocurrir por mltiples razones que van desde la posicin que cada pas ocupa en el seno de la cadena imperialista (tendencia a la atenuacin en el centro, tendencia a la agudizacin en la periferia), hasta cuestiones de ndole ideolgicocultural, pasando desde luego por la tradicin histrica de cada formacin social. Por lo dems, no cabe olvidar que la lucha de clases nunca se da exclu