La soledad en el adulto mayor
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LA SOLEDAD EN EL ADULTO MAYOR
Muchas personas de la tercera edad deben vivir solos, muy a pesar de
sus deseos. Si a esta falta de compañía le sumamos una baja
constante de las actividades y de contactos sociales, comprenderemos
lo tediosa y sofocante que puede ser la vida de muchos de nuestros
adultos mayores.
El principal problema de los Adultos Mayores es siempre el mismo en
cualquier lugar del mundo: vivir el máximo de tiempo con el máximo de
calidad, conservando el rol que da sentido a la vida de la persona;
deseo que se presenta mientras la vida vale más que la muerte,
valoración que está relacionada con las formas de vida en cada
grupo.
Se puede decir que una vida con sentido es la que en principio tiene
determinadas necesidades básicas satisfechas, entre ellas las
sociales. Las tres necesidades básicas son: pertenencia a un grupo,
de integración en el mismo y de identificación con él.
El adulto mayor enfrenta la realidad del envejecimiento en medio de
una sociedad que practica la marginación social de los adultos
mayores, sintiéndose a sí mismo como alguien que ya no cuenta
mucho para los demás, aún en la familia. Por lo tanto sufren la
experiencia de vivir su autoestima en decadencia, que los lleva
inclusive a la depresión.
Entre los muchos problemas que afrontan las personas mayores, la
soledad es uno de los más dolorosos. Aunque la soledad afecta a
personas de cualquier edad, es al grupo de los adultos mayores al que
afecta más crónicamente. A diario un gran número de personas
mayores experimentan la soledad. Para muchos representa una
realidad constante en la vida. Las consecuencias de la soledad
pueden ser tremendamente crueles para aquellos que se encuentran
abandonados socialmente.
Generalmente, la soledad es un estado en que la persona se siente
indefensa para afrontar las necesidades básicas de dependencia,
intimidad y relación con otros. Este estado deriva en la pérdida de
autoestima y de valoración personal. Una persona puede encontrarse
en una multitud o vivir con mucha gente, pero si no existe cierta
intimidad, ni vínculos afectivos con aquellos que están cerca, esa
persona se sentirá sola y aislada socialmente.
Existen muchas causas de soledad entre los adultos mayores, a
menudo con la jubilación llega a su fin la sensación de utilidad, a la
vez que supone una separación del trabajo y de los amigos. A medida
que uno envejece va perdiendo a los amigos y seres queridos, bien
por defunción o por movilidad geográfica. Conforme el cuerpo
envejece la salud a menudo se deteriora, limitando la movilidad física y
la habilidad para mantener vínculos emocionales con los demás. A los
adultos mayores se les ve generalmente menos deseable a la hora de
establecer relaciones de amistad importantes o íntimas. Cuando
mueren los cónyuges, dejan una sensación de vacío y de desolación;
las esperanzas de encontrar a alguien con quien compartir la vida
pueden parecer escasas. La indefensión y la dependencia
frecuentemente aumentan con el envejecimiento y la enfermedad.
Debido a estas razones, las familias pueden decidir que lo mejor es
internar a la madre o al padre en una institución; por consiguiente, se
dejan atrás las personas y el entorno familiar, y ello conlleva
sentimientos de soledad.