La Sobriedad

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Portal educativo Portal educativo “Plan Amanecer” Matrimonio La sobriedad, toma el control de tu vida Autor: fuente: www.encuentra.com Fuente: www. encuentra.com Gráfica: http://recursos.cnice.mec.es/bancoimagenes4/ ¿Te imaginas no depender de nada ni de nadie para ser feliz? Lo que necesitas se llama sobriedad. Conócela La sobriedad no sólo tiene que ver con no beber alcohol y estar en tus cinco sentidos para poder controlar tus acciones. El valor de la sobriedad radica en que permite dar a las cosas su justo valor y manejar con sentido común nuestros intereses y deseos, estableciendo en todo momento un límite entre lo razonable y lo desmedido. Piensa en cómo influye en ti el entorno que te rodea, la publicidad, por ejemplo. La idea que transmite de felicidad no es del todo cierta: necesitas tal tipo de ropa, determinado aparato de sonido, etc. Parecería que no puedes vivir sin ese automóvil, sin esos pantalones, sin ese celular, sin el bolso con nueve compartimentos… Bueno, pues el problema no es tanto la publicidad, como la idea de que "tener más", "lo más novedoso" o lo "más caro" se convierte en la base de la seguridad personal, se cae en el despilfarro con tal de alimentar la soberbia y vanidad por el deseo de sobresalir, de estar a la moda y de aparentar una mejor posición económica. Sin reflexionar se compra zapatos o ropa por estar a un precio rebajado, o se compra cuanto adorno y aparato aparece en el mercado para presumir... Ahí es donde la sobriedad se convierte en la mejor consejera. Este valor hace ver lo que de verdad se necesita, lo indispensable y de utilidad; y, gracias a ella se aprende a obtener el máximo uso y provecho de todo lo que se tiene, sin dejar las cosas prácticamente nuevas y sin utilizar. Para adquirir sobriedad hace falta autodominio, es muy claro si se ilustra con el exceso en la comida y la bebida por la imagen y efectos que produce. Sin embargo, esta falta de control se manifiesta en el excesivo descanso y la distribución del tiempo: 10 horas del sábado viendo la televisión, por ejemplo. También se debe ser sobrio en la forma de hablar, de comportarse y de vestir. Cuando no se ponen límites, se llega a una insatisfacción en cadena en la que siempre se quiere más. De ahí surgen todos los vicios, desde el alcohol hasta las drogas más pesadas, pasando por la dependencia a la comida, a la ropa, al sexo… y, todo esto arrebata la libertad.

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La sobriedad, toma el control de tu vida Autor: fuente: www.encuentra.com Fuente: www. encuentra.com Gráfica: http://recursos.cnice.mec.es/bancoimagenes4/

¿Te imaginas no depender de nada ni de nadie para ser feliz? Lo que necesitas se llama sobriedad. Conócela La sobriedad no sólo tiene que ver con no beber alcohol y estar en tus cinco sentidos para poder controlar tus acciones. El valor de la sobriedad radica en que permite dar a las cosas su justo valor y manejar con sentido común nuestros intereses y deseos, estableciendo en todo momento un límite entre lo razonable y lo desmedido.

Piensa en cómo influye en ti el entorno que te rodea, la publicidad, por ejemplo. La idea que transmite de felicidad no es del todo cierta: necesitas tal tipo de ropa, determinado aparato de sonido, etc. Parecería que no puedes vivir sin ese automóvil, sin esos pantalones, sin ese celular, sin el bolso con nueve compartimentos… Bueno, pues el problema no es tanto la publicidad, como la idea de que "tener más", "lo más novedoso" o lo "más caro" se convierte en la base de la seguridad personal, se cae en el despilfarro con tal de alimentar la soberbia y vanidad por el deseo de sobresalir, de estar a la moda y de aparentar una mejor posición económica. Sin reflexionar se compra zapatos o ropa por estar a un precio rebajado, o se compra cuanto adorno y aparato aparece en el mercado para presumir... Ahí es donde la sobriedad se convierte en la mejor consejera. Este valor hace ver lo que de verdad se necesita, lo indispensable y de utilidad; y, gracias a ella se aprende a obtener el máximo uso y provecho de todo lo que se tiene, sin dejar las cosas prácticamente nuevas y sin utilizar. Para adquirir sobriedad hace falta autodominio, es muy claro si se ilustra con el exceso en la comida y la bebida por la imagen y efectos que produce. Sin embargo, esta falta de control se manifiesta en el excesivo descanso y la distribución del tiempo: 10 horas del sábado viendo la televisión, por ejemplo. También se debe ser sobrio en la forma de hablar, de comportarse y de vestir. Cuando no se ponen límites, se llega a una insatisfacción en cadena en la que siempre se quiere más. De ahí surgen todos los vicios, desde el alcohol hasta las drogas más pesadas, pasando por la dependencia a la comida, a la ropa, al sexo… y, todo esto arrebata la libertad.

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Para vivir este valor no hace falta pensar en grandes cosas y privaciones, una vez más la respuesta está en cuidar los pequeños detalles:

- Antes de comprar algo reflexiona: si es una necesidad real, un simple lujo o un verdadero capricho. Si es el caso, no inventes necesidades, sé valiente y reconoce que no vale la pena el gasto.

- Usa las cosas y no las cambies simplemente porque en el mercado hay una nueva o

porque todos tus amigos la compraron. En esta competencia sin fin, tu bolsillo es el más afectado.

- Reconoce tu verdadera situación económica y vive de acuerdo con tus posibilidades. Cuando te decidas a hacerlo, aprenderás que las personas te aceptan por lo que eres.

- Habla sólo lo necesario. Transmite ideas más que palabras.

- Viste de forma decorosa, la moda también puede cumplir con este requisito.

- Evita el deseo de ser el centro de atención y aprende a divertirte: el alcohol, las bromas de mal gusto y los desmanes, manifiestan inseguridad y falta de autodominio.

- Haz el propósito de moderar tus gustos y apetitos: pon orden en tus comidas, en tus horarios, aprovecha tu tiempo libre en aficiones que te enriquezcan (aprender a tocar un instrumento musical, leer un libro, practicar algún deporte, etc.)

La sobriedad no es negación ni privación. Es poner a tu voluntad y a tu persona por encima de los gustos y los caprichos, dominándolos para no vivir bajo su dependencia. Es muy natural que al estar condicionados por los impulsos cueste trabajo dejarlos, pero nunca es tarde para comenzar. Con pequeños esfuerzos se fortalece la voluntad y se desarrolla este valor necesario para aprender a administrar el tiempo y los recursos, además de construir una verdadera personalidad.