LA SEXTA EXTINCIÓN - Dialnet · PDF file... las condiciones ambientales de la Tierra...

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32/ARGUTORIO 1 er SEMESTRE 2003 ¿Qué sería del hombre sin los ani- males? Si los animales desaparecieran el hombre también moriría de gran so- ledad espiritual. Porque lo que le suce- da a los animales, también pronto le ocurrirá al hombre. Lo que afecte a la tierra, afectará también a los hijos de la tierra. Se estima que la vida apareció so- bre la Tierra hace unos 3.500 millones de años. Esas primeras formas vivien- tes se reducían a seres muy simples como cianobacterias o diatomeas, de tamaño microscópico. Después de un sinfín de procesos que duraron millo- nes de años, esas formas fueron evo- lucionando a seres más complejos que habitaron prácticamente todas las re- giones del planeta y, cuyas últimas for- mas, son las que podemos encontrar en nuestra Era. Ese proceso fue muy complicado. A menudo, las condiciones ambientales de la Tierra variaban drásticamente. En algunas ocasiones, esos cambios eran brutales, llevando a la extinción masi- va de casi todos los seres vivos exis- tentes en esos momentos. De hecho, los científicos reconocen 5 grandes extinciones masivas ocurridas hace 438, 360, 253, 213 y 65 millones de años en las que la vida en el planeta estuvo peligrosamente al borde de des- aparecer, especialmente en la ocurri- da en el Pérmico (253 millones de años) en el que el 96% de la vida desapare- ció. La última, la que ocurrió hace 65 millones de años, en el periodo Cretácico, quizás sea la más documen- tada y conocida, ya que ocasionó el fin de, entre otros seres, unos realmente asombrosos: los dinosaurios. Atribuida al impacto de un meteorito de 10 km de diámetro caído cerca de la Península del Yucatán, los efectos producidos por la explosión fueron devastadores. De todas las especies de seres vivos existentes en ese momen- to desaparecieron el 60-75% de ellas en muy poco tiempo. El planeta se con- virtió en un cementerio calcinado, acidificado, inundado y congelado 1 . Pero la vida tiende a salir a flote, a continuar. Lentamente, nuevas espe- cies fueron colonizando el planeta y la vida resurgió en un planeta hostil. En nuestros días, un numeroso gru- po de prestigiosos científicos apunta la posibilidad de que se puede estar en los comienzos de una nueva gran ex- tinción. Esta vez, con una particulari- dad: no está ocasionada por violentos procesos geológicos o por destructivos impactos de meteoritos. En esta sexta extinción, la causa es una especie que habita el planeta: los seres humanos. Porque nosotros sabemos esto: la tierra no pertenece al hombre, el hom- bre pertenece a la tierra. Todo está re- lacionado como la sangre que une a una familia. El hombre no creó el tejido de la vida, sino simplemente es una fi- bra de él. Lo que hagáis a ese tejido, os lo hacéis a vosotros mismos. El hombre es un animal que está do- tado de una inteligencia que le permite alterar y modificar su entorno en modo y forma como no lo puede hacer otro ser. Su capacidad de crear y destruir es inmensa. El número de especies que comparten el planeta y su suerte con él no es conocido con exactitud, tan sólo se pueden hacer algunas aproxi- maciones siempre polémicas. Se con- tabilizan un millón y medio de especies descritas pero la cifra real de especies existentes debe ser mucho mayor (mu- chísimo, según algunos autores), qui- zás de varias decenas de millones. Los primeros apuntan hacia los 4 millones y los otros a más de 50 millones de es- pecies 2 . Dentro de estas cifras encontramos enseguida las numerosas peculiarida- des de la vida en la Tierra, consecuen- cias de esos complicados procesos evolutivos que aún continúan. Dentro de los seres englobados con acierto considerable bajo el término Eucariotas (aquellos que tienen células con nú- cleo) encontramos a las plantas, los hongos, los protistas (éstos compues- tos de protozoos y algas LA SEXTA EXTINCIÓN Elías Gomis Muchos científicos apuntan a que ha comenzado a producirse una extinción masiva que afectará a la vida sobre el planeta. Un proceso originado por la insostenible actividad humana y del que podríamos encontrarnos ya con sus primeras consecuencias: desaparición de especies, calentamiento global, alteración en la capa de ozono... Inserto en el artículo algunos fragmentos de la declaración del Jefe indio Seattle al Presidente de los EEUU, contestando a la propuesta de éste de recluirlos de por vida en una reserva, escrita en 1854 y de perfecta actualidad. Artrópodos 11,0% Moluscos 5,5% Equinodermos 0,6% Platelmintos 1,1% Anélidos 1,1% Nemátodos 1,4% Peces 1,8% Anfibios 0,5% Reptiles 0,6% Mamíferos 0,4% Aves 0,9% Poríferos 0,6% Cnidarios 0,9% Insectos 73,6% de los que el 50% son "escarabajos" Gráfica con el porcentaje del número de especies animales descritas. Los valores se refieren a los que tienen una mayor aceptación en el mundo científico.

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32/ARGUTORIO 1er SEMESTRE 2003

¿Qué sería del hombre sin los ani-males? Si los animales desaparecieranel hombre también moriría de gran so-ledad espiritual. Porque lo que le suce-da a los animales, también pronto leocurrirá al hombre. Lo que afecte a latierra, afectará también a los hijos dela tierra.

Se estima que la vida apareció so-bre la Tierra hace unos 3.500 millonesde años. Esas primeras formas vivien-tes se reducían a seres muy simplescomo cianobacterias o diatomeas, detamaño microscópico. Después de unsinfín de procesos que duraron millo-nes de años, esas formas fueron evo-lucionando a seres más complejos quehabitaron prácticamente todas las re-giones del planeta y, cuyas últimas for-mas, son las que podemos encontraren nuestra Era.

Ese proceso fue muy complicado. Amenudo, las condiciones ambientalesde la Tierra variaban drásticamente. Enalgunas ocasiones, esos cambios eranbrutales, llevando a la extinción masi-va de casi todos los seres vivos exis-tentes en esos momentos. De hecho,los científicos reconocen 5 grandesextinciones masivas ocurridas hace438, 360, 253, 213 y 65 millones deaños en las que la vida en el planetaestuvo peligrosamente al borde de des-aparecer, especialmente en la ocurri-da en el Pérmico (253 millones de años)en el que el 96% de la vida desapare-ció. La última, la que ocurrió hace 65mil lones de años, en el periodoCretácico, quizás sea la más documen-tada y conocida, ya que ocasionó el finde, entre otros seres, unos realmenteasombrosos: los dinosaurios.

Atribuida al impacto de un meteoritode 10 km de diámetro caído cerca dela Península del Yucatán, los efectosproducidos por la explosión fuerondevastadores. De todas las especies deseres vivos existentes en ese momen-to desaparecieron el 60-75% de ellasen muy poco tiempo. El planeta se con-virtió en un cementerio calcinado,acidificado, inundado y congelado1.

Pero la vida tiende a salir a flote, acontinuar. Lentamente, nuevas espe-cies fueron colonizando el planeta y lavida resurgió en un planeta hostil.

En nuestros días, un numeroso gru-po de prestigiosos científicos apunta laposibilidad de que se puede estar enlos comienzos de una nueva gran ex-tinción. Esta vez, con una particulari-

dad: no está ocasionada por violentosprocesos geológicos o por destructivosimpactos de meteoritos. En esta sextaextinción, la causa es una especie quehabita el planeta: los seres humanos.

Porque nosotros sabemos esto: latierra no pertenece al hombre, el hom-bre pertenece a la tierra. Todo está re-lacionado como la sangre que une auna familia. El hombre no creó el tejidode la vida, sino simplemente es una fi-bra de él. Lo que hagáis a ese tejido,os lo hacéis a vosotros mismos.

El hombre es un animal que está do-tado de una inteligencia que le permitealterar y modificar su entorno en modo

y forma como no lo puede hacer otroser. Su capacidad de crear y destruires inmensa. El número de especies quecomparten el planeta y su suerte conél no es conocido con exactitud, tansólo se pueden hacer algunas aproxi-maciones siempre polémicas. Se con-tabilizan un millón y medio de especiesdescritas pero la cifra real de especiesexistentes debe ser mucho mayor (mu-

chísimo, según algunos autores), qui-zás de varias decenas de millones. Losprimeros apuntan hacia los 4 millonesy los otros a más de 50 millones de es-pecies2.

Dentro de estas cifras encontramosenseguida las numerosas peculiarida-des de la vida en la Tierra, consecuen-cias de esos complicados procesosevolutivos que aún continúan. Dentrode los seres englobados con aciertoconsiderable bajo el término Eucariotas(aquellos que tienen células con nú-cleo) encontramos a las plantas, loshongos, los protistas (éstos compues-tos de protozoos y algas

LA SEXTA EXTINCIÓN

Elías Gomis

Muchos científicos apuntan a que ha comenzado a producirse una extinción masiva que afectará a la vida sobre el planeta. Unproceso originado por la insostenible actividad humana y del que podríamos encontrarnos ya con sus primeras consecuencias:desaparición de especies, calentamiento global, alteración en la capa de ozono...

Inserto en el artículo algunos fragmentos de la declaración del Jefe indio Seattle al Presidente de los EEUU, contestando a lapropuesta de éste de recluirlos de por vida en una reserva, escrita en 1854 y de perfecta actualidad.

Artrópodos11,0%

Moluscos5,5%

Equinodermos0,6%

Platelmintos1,1%

Anélidos1,1%

Nemátodos1,4%

Peces1,8%

Anfibios0,5%

Reptiles0,6%

Mamíferos0,4%

Aves0,9%

Poríferos0,6%

Cnidarios0,9%

Insectos73,6%

de los que el 50% son

"escarabajos"

Gráfica con el porcentaje del número de especies animales descritas. Los valores se refieren a los que tienen una mayor

aceptación en el mundo científico.

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no verdiazules) y, los que nos resul-tan más cercanos, los animales. Den-tro de los animales podemos hacerotras divisiones como aparecen en lagráfica. En ella podemos observar elporcentaje de especies de animales.

Inmediatamente sorprende el núme-ro de los insectos. Se conocen 750.000especies, lo que supone casi 3/4 par-tes de todas las especies de animalesconocidas. Pero, algunos entomó-logos, vistas las apariciones continuasde nuevas especies, piensan que la ci-fra real estaría entre 20 y 30 millones2.

No acaban las sorpresas aquí. Deese 73,6% que suponen los insectos,un 50% son coleópteros, es decir, «es-carabajos». Con ello, podemos afirmarque, de cada tres especies de anima-les del planeta, uno es un escarabajo.

Es preciso recordar que hablamos deespecies, no de ejemplares. En estecaso las cifras son tremendamente ma-yores.

Lo cierto es que, incluso en lugaresde la Tierra que podríamos considerarcon una avanzada civilización, comoEspaña, continuamos describiendonuevas especies vivas a un ritmo queresulta sorprendente3.

El Homo sapiens, cuenta con unos6.000 millones de ejemplares, distribui-dos en todos los continentes. El apro-vechamiento de los recursos naturalespara su desarrollo alcanza, en muchoscasos, el límite de regeneración de lapropia Naturaleza. La elaboración de

productos industriales (consumo decombustibles fósiles, residuos indus-triales químicos y nucleares, etc.), lasinfraestructuras (embalses, puertos, re-gadíos...), los agotamientos de recur-sos naturales (árboles, pesca, caza,suelo fértil, aguas limpias...), la conta-minación (acuática, aérea, terrestre...)y una larga lista de efectos humanos,se traducen en una seria alteración delequilibrio ecológico del planeta. Unequilibrio débil, que está sometido a unataque en continuo aumento y que pue-de romperse, con insospechadas con-secuencias, pero que con temor nosrecuerdan a las que hicieron desapa-recer a los dinosaurios.

Cuando todos los bisontes hayansido sacrificados, los caballos salvajesdomados, los misteriosos rincones delbosque profanados por el aliento ago-biante de muchos hombres y se atibo-rre de cables parlantes la espléndidavisión de las colinas... ¿dónde estaráel bosque? Habrá sido destruido. ¿Dón-de estará el águila? Habrá desapareci-do. Y esto significará el fin de la vida yel comienzo de la lucha por la supervi-vencia.

Esa alteración del medio natural espalpable en cualquier rincón del plane-ta. Nada escapa a la acción destructivadel hombre. Desde los osos polares, enlos que se han encontrado grandesconcentraciones de DDT, hasta la de-vastación continua de la Amazonía,

todo el planeta está afectado. S. Pimm,de la Universidad de Tennesee, seña-la que un 50% de los seres vivos esta-rá en peligro de extinción en cien añosde seguir a este ritmo destructor. Tam-bién el mismo investigador tiene razo-nes sólidas para afirmar que unas1.100 especies de aves de las 10.000que se calculan que existen, están alborde de la extinción y que, muy difícil-mente, sobrevivirán a este siglo4.

Es fácil encontrar en nuestro alrede-dor algunas de esas señales. Tomemospor ejemplo las aves españolas. Con-sideremos que las especies en nues-tro país son 3825. De estas especies,como consecuencia de su persecucióndirecta, alteración del hábitat y otrasamenazas, la legislación nacional hapuesto dentro de su amparo a más dela mitad.

También la «Lista Roja de las avesde España» incluye una demasiada lar-ga serie de especies amenazadas. En1986, un 42% eran aves ligadas a losmedios acuáticos, uno de losecosistemas más sensibles y un 13%eran especies dependientes de los me-dios esteparios. Las rapaces tambiénocupaban un elevado porcentaje del to-tal y, lo peor, es que la situación ape-nas ha mejorado desde la edición deesa «lista» para unas pocas especies(como ha sido el caso de Buitre Leo-nado). Lo más extendido es un agra-vamiento de la situación de amenazade las especies que componen laornitofauna española.

Entre nuestras aves más amenaza-das podemos citar al Águila ImperialIbérica que, a pesar de los planes deconservación, no consigue tener unosefectivos que garanticen su superviven-cia. Lo mismo ocurre con el UrogalloCantábrico, cada vez más escaso ymás confinado a unos pocos rinconesde la geografía, a un solo y pequeñopaso de la extinción.

Existen dos áreas en el planeta enor-memente ricas en número de especiesde seres vivos. También albergan a casila mitad de especies de aves. Se tratadel Amazonas y de Indonesia, con al-rededor del 30% y del 16%, respecti-vamente, de las especies de aves mun-diales. De hecho, las pluviselvas tropi-cales, ocupando sólo el 6% de la su-perficie terrestre del planeta, contienenmás de la mitad de especies de orga-nismos de la Tierra6.

Cigüeñuela Común, una especie típica en los humedales, uno de losecosistemas más sensibles a la alteración humana.

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Sobra comentar el grado de destruc-ción que se está ejerciendo sobre esaszonas, con la destrucción de sus enor-mes masas forestales, lo que sin duda,está negándonos la posibilidad de co-nocer a esas especies, muchas de ellasaún por descubrir para la ciencia. Esaalteración del equilibrio ecológico, quese extiende por todos los rincones, porremotos e inaccesibles que nos pudie-ran parecer, está afectando a todo elsistema que permite la vida sobre elplaneta. No conocemos el alcanceexacto de esas alteraciones, ni tene-mos datos del límite de regeneraciónde la propia Naturaleza, pero ya mu-chos científicos dan la voz de alarma:el planeta está enfermo. Y cada vez,es más grave su enfermedad.

Cada partícula de esta tierra es sa-grada para mi pueblo. Cada brillanteaguja de pino, cada grano de arena delas playas, cada gota de rocío de lossombríos bosques, cada calvero, elzumbido de cada insecto... son sagra-dos en la memoria y experiencia de mipueblo. La savia que asciende por losárboles lleva consigo el recuerdo de lospieles rojas.

La actitud del ciudadano «de a pie»es sumamente valiosa, contrariamen-te a lo que cabría pensar. Teniendo laconciencia de que, al igual que los se-res humanos están tomando un cami-no que conduce a un nuevo «borrón ycuenta nueva» en la vida sobre el pla-neta, esos mismos seres pueden co-rregir los errores y permitir su desarro-llo de forma sostenible y justa, con elmedio natural y con sus semejantes. Yes algo que debemos practicar en nues-tra vida cotidiana en una larga serie deactuaciones que van desde reducir elconsumo de materias primas y energíaa colaborar con organizaciones natu-ralistas y exigir a nuestras autoridadesque se comprometan eficazmente enconservar nuestro entorno natural, esdecir, en evitar la sexta extinción.

Nos jugamos mucho.

* Elías Gomis es naturalista.

Nota : A la hora de terminar de escri-bir estas líneas, el petrolero «Prestige»sigue largando al mar toneladas de de-rivados del petróleo que, empujadaspor las corrientes, alcanzan las costasdel noroeste de la península Ibérica.Por seguir con las aves (recuerdo allector que a fecha de escribir estas lí-neas), un millar de ejemplares han sidorecogidos (muchos muertos) cubiertosde petróleo. Una porcentaje mucho ma-yor, (se calcula que entre 10.000 y15.000 aves) morirá sin llegar a la cos-ta, no formando parte de la fría y negraestadística. El Arao Común sólo cría enEspaña en el Cabo Vilano y en las Is-las Sisargas, con una población de en-tre 5 y 11 parejas. Se han recogido nadamenos que 18 Araos muertos7. La ex-tinción, en la puerta de casa.

Pero, con ese principio de «piensaglobal y actúa local», numerosos volun-tarios se han desplazado hasta el lu-gar y, de forma altruista, se han puestoa realizar una tarea para tratar de res-taurar, en lo posible, una maltrecha Na-turaleza, olvidada de la necesaria y co-rrecta actuación por parte de los gober-nantes (y aspirantes a serlo), más pre-ocupados por «hacerse la foto» que poraportar soluciones eficaces.

El trabajo de esos voluntarios y otrosmuchos que se preocupan por la con-servación de la Naturaleza, y el espíri-tu que les anima, es una esperanzapara evitar la sexta extinción. Que nosea la única esperanza.

BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS.

(1) W. ALVAREZ & F. ASARO, Investigación y Cien-cia, 1990.

(2) M. TOHARIA CORTÉS, Hijos de las Estrellas,Ed. Temas de Hoy, 1998.

(3) F.J. FERNÁNDEZ Y FERNÁNDEZ-ARROYO,Argutorio núms. 8, 9 y presente.

(4) S. PIMM, Universidad de Tennesee, enNational Geographic, vol 4, nº2, Feb. 1999.

(5) E. GOMIS MARTÍN, Argutorio nº 8.

(6) E. O. WILSON, La diversidad de la vida, Ed.Drakontos, Crítica.

(7) SEO/BirdLife. Nota de prensa, 30-11-2002.

Buitres Leonados, especie que ha disfrutado de una gran recuperaciónen España, después de décadas de declive.