La senda del cafetal

Adaptación de El jardín de los cerezos

de Anton Chejov

José Luis Ramos EscobarDepartamento de DramaUniversidad de Puerto Rico

BALCÓN Y SALA DE LA CASONA DE LA HACIENDA. HACIA EL FONDO,LOS CUARTOS. LA SENDA DEL CAFETAL SE UBICA HACIA EL FRENTEIZQUIERDA. LOS CAFETOS ESTÁN FLORECIDOS Y EL AROMA SEESPARCE HASTA LA CASONA. LA PRIMAVERA CASI TERMINA, PERO AUNEL VIENTO DEL NORTE ENFRÍA LAS MADRUGADAS. ENTRA LA CRIADALUCÍA RENETA CON EL NEGOCIANTE GUISSEPPE MATTEI.

MATTEIParece que ya llegó el tren. ¿Quéhora es?

LUCIA RENETAYa está aclarando.

MATTEI¿Por qué demonios se ha tardado tantoel tren? Ponce no está tan lejos.

(Bosteza ruidosamente.)Bonita la he hecho yo. Madruguépara ir a recibirlos y me quedédormido en el sillón, qué papelón. Tenías que despertarme.

LUCIA RENETAPensé que se había marchado. Ustedaparece y desaparece como un fantasma.

MATTEI¡Qué dices, niña!

LUCIA RENETAYa se escucha el carruaje.

MATTEI¡Que va! En lo que recogen elequipaje y lo suben al carruaje...Cinco años hace que Madame Lambertse marchó a Francia... ¿Cómo seráahora? Es una buena persona,sencilla. Recuerdo que en unaocasión, yo era un muchacho, vinimosde vista a la Hacienda. Mi padretenía una tienda en las parcelas yquería hacer negocios con el señorLambert. Pero bebía mucho y perdíalos cascos. No sé por qué me golpeóen la cara. Madame, que era unajovencita, me trajo a la casona y melavó la sangre. No llores, jibarito,me dijo, para cuando te cases, yahabrás sanado. ¡Jibarito! Es verdadque mi padre era un campesino, peromírame ahora, chaleco blanco, zapatosfinos, como todo un señor. La monavestida de seda... Soy rico, muyrico... Aunque quizá sigo siendo uncampesino... Mira, estuve leyendo

(MORE)

2.

MATTEI (CONT'D)este libro y... no entendí ni jota. Me quedé dormido.

LUCIA RENETALos perros se pasaron toda la nocheladrando como si sintieran queregresan los amos.

MATTEI¿Qué te pasa?

LUCIA RENETAEstoy nerviosa. Me voy a desmayar.

MATTEINo seas tan pretenciosa. Te vistesy te peinas como si fueras una delas señoritas. Eso no está bienpara una criada. Hay que recordarlo que uno es.

Entra Simón Guisti, con un ramo de flores. Viste chaqueta yzapatos muy lustrados, que rechinan. Al entrar se le cae elramo de flores.

GIUSTI(Lo recoge y lo entregaa Lucía.)

Esto lo envía el jardinero. Diceque hay que ponerlo en el comedor.

MATTEIY a mí me traes un café.

GIUSTITodavía enfría por la madrugada. Hasta granizo cayó... El cafetalestá florecido... Ojalá el vientodel norte no dañe la florecida...Óigame Guiseppe Mattei, me compréeste par de botas, pero rechinancomo el demonio. ¿Qué me recomiendaque les unte?

MATTEI¡Qué me importa! Échate para allá.

GIUSTICada día me sucede alguna desgracia. No me quejo porque me he acostumbrado. A veces hasta me río.

(Entra Lucía Renatacon el café.)

Me voy.(Tropieza con unasilla.)

¿Lo ven?(Sale riéndose entredientes.)

3.

LUCIA RENETA¿Sabe que Simón Giusti me pidió lamano?

MATTEI¿Qué?

LUCIA RENETAY no sé qué hacer. Es un hombrebueno, pero habla hasta por los codosy no se le entiende ni jota. Hablabonito, pero no sé qué dice... Aveces pienso que me gusta. El meama con locura, eso dice. Pero tienemal agüero. Lo llaman Don Infortunio.

MATTEIAhora sí que están llegando... *

(Se escucha sonido decarruaje.)

LUCIA RENETA¡Llegan...! Dios, estoy temblando.

MATTEI¿Se acordará de mí? Son cinco años...Vamos a recibirlos.

LUCIA RENETAMe voy a desmayar. *

Salen. Se escucha el bullicio. Juaniquillo entra con algúnequipaje. Viste con uniforme de criado. Habla para sí,pero no se le entiende. Se escucha una voz: Entremos poraquí. Entran Madame Lambert, Luia, Luis Manuel Lange y MaríaLuisa , la institutriz. La vestimenta parece de otro tiempo. Les siguen Natalia, Simón Giusti, Mattei y Lucía, con maletas.

LUIA¡Nuestra casa! Y aquel cuarto es...

MADAME LAMBERTEl de los niños.

NATALIATodavía hace frío. Sus cuartos,mamita, están tal como entonces.

MADAME LAMBERTAquí dormía de niña...

(Llora.)Todavía soy una niña.

(Besa a Luis Andrés,a Natalia, otra veza su hermano.)

Y Natalia siempre la misma, vestidacomo una monjita... Y aquí está LucíaReneta.

(La besa.)

4.

LUIS ANDRÉSEl tren se retrasó dos horas, ¿quéles parece? Este país no funciona.

Salen hacia los cuartos, menos Luia y Lucía Reneta. Éstaayuda a Luia a quitarse el abrigo.

LUCIA RENETASoñaba con que volvieran.

LUIADurante el viaje en barco estuvecuatro noches con insomnio. Se mecierran los ojos.

LUCIA RENETAMi niña...

(La besa.)La espera ha sido larga, pero aquíestá, mi corazón. Ahora tengo quecontárselo o reviento de alegría.

LUIA¿Otra historia?

LUCIA RENETASimón Giusti se me declaró el viernessanto.

LUIA¡Qué herejía!... Se han caído lashorquillas.

LUCIA RENETAÉl me quiere, no sé... Tiene trabajo,me quiere.

LUIA(Mira hacia su cuarto.)

Mi cuarto, mis ventanas... todo igual. Más tarde iré a caminar la senda delcafetal... He regresado a mi casa,ojalá pudiera dormir... la inquietudpor el futuro...

LUCIA RENETA¿Sabe quien regresó anteayer? Elestudiante Nigaglioni.

LUIA¡Leopoldo!

LUCIA RENETAEstá durmiendo en el antiguo barracónde los esclavos. Dice que no quieremolestar. Ya debería despertarlo,pero la señora Natalia me lo prohibió.

Entra Natalia. Lleva colgado del cinturón un manojo dellaves.

5.

NATALIALucía, sirve el café. Mamita semuere por un buen café.

LUCIA RENETAYa está preparado.

(Sale.)

NATALIAPor fin estás en casa, mi niña.

(La abraza.)Mi niña adorada.

LUIANo sabes todo lo que tenido quesoportar. Llegamos para navidad yhacía un frío terrible.

NATALIAMe imagino.

LUIAY María Luisa hablaba y hablabadurante el viaje hasta marearme. Nosé por qué me obligaste a viajar conella.

NATALIANo podías ir sola a buscar a mamá. Solo tienes diecisiete años.

LUIANevaba cuando llegamos a París. Mamá vivía en un quinto piso. Cuandoentré el apartamento estaba lleno defranceses. Y yo con mi francésordinario. Unas damas ajadas, unviejo cura con un libro y su tos,todo lleno de humo. Sentí de prontouna lástima inmensa por mamá. Laabracé con lágrimas en los ojos yella también se puso a llorar.

NATALIANo sigas, no sigas.

LUIAYa había vendido el chalet en Lilley no le quedaba casi dinero. Yotampoco tenía nada. Pero ella noentiende. Salimos a almorzar y escogeel restaurante más exquisito, pideel plato más caro, acompañado de unvino Beaujolais reserva y paracompletar, reparte francos a manosrotas para la propina. Y ni te cuentode María Luisa y Jean, comiendo comodesesperados. Horroroso. Jean esel valet de mamá, fue como Juan yregresó como Jean.

6.

NATALIATiene cara de vividor.

LUIABueno, y cómo vamos. ¿Pudiste pagarlos intereses?

NATALIA¿Con qué?

LUIAAy, señor, señor...

NATALIAHabrá que vender la propiedad enagosto.

LUIA¡Dios sagrado!

Mattei aparece por un costado y brama como un toro.

MATTEI¡Muuuuuu!

(Sale.)

NATALIA(Lo amenaza con elpuño.)

Ese maldito. Brama como toro perono pasa de buey.

LUIA(Por lo bajo.)

¿Ya se te declaró?(Natalia niega.)

Él dice que te quiere. No siganesperando.

NATALIALo nuestro no tiene futuro, Luia. Mattei se pasa todo el tiempo hablandode negocios y yo como si no existiera. Todos hablan de boda, menos él. Lasfelicitaciones parecen para unentierro.

(Cambia de tono.)¡Qué lindo ese broche en forma deabejita!

LUIA(Triste.)

Otro antojo de mamá.(Hala a Natalia aunaesquina del balcón.)

También me pagó un viaje en globo enParís.

Entra a la sala Lucía Reneta con el juego de café. Lo acomodaen una mesa.

7.

NATALIAY yo aquí, trajinando todo el día,haciendo los quehaceres de la casa. Me paso soñando con viajar, ir aMadrid, pasear en coche... Si mecaso con un hombre rico, andaría portodos los confines de la tierra santa. ¡Bienaventurados los que sueñan!

LUIALas reinitas cantan en el cafetal.

NATALIAVamos a tu cuarto para que descanses.

(Van saliendo haciael cuarto.)

¡Bienaventurados los que pasan delsueño a la realidad!

Entra Jean por el lado de la casona.

JEANHuele bien por aquí.

LUCIA RENETA¿Juan? Casi ni lo reconozco. Lesentó bien el viaje.

JEANJean. ¿Y quién es usted?

LUCIA RENETALucía Reneta, la criada, hija dePrimitivo López.

JEAN¡Qué bomboncito!

Se le acerca y la abraza por la espalda. Ella grita y dejacaer un platillo. Jean sale corriendo. Entran Natalia yLuia.

NATALIA¿Qué pasó?

LUCIA RENETASe me rompió un platillo.

NATALIAEso trae buena suerte.

LUIANati, hay que prevenir a mamá. Leopoldo está durmiendo en losbarracones.

NATALIAYa ordené que no lo despertaran.

8.

LUIA(Pensativa.)

Hace seis años que murió papá Lambert. Un mes más tarde se ahogó en el ríonuestro hermanito Jaimito, de apenassiete años. Mamá no lo pudo soportary se fue sin volver la vista atrás.

(Estremeciéndose.)Si ella supiera cuánto la envidio...Leopoldo era el tutor de Jaimito...Su presencia puede revivir lapesadilla.

Entra Juaniquillo, antiguo esclavo, hoy en su avanzada vejez,sirviente de la casona. Lleva chaqueta y chaleco blanco.

JUANIQUILLOMadame va a tomar café aquí. ¿Estálisto?

(Lucía asiente.)¿Y la leche?

LUCIA RENETAAy, dios mío.

JUANIQUILLODale, torpe.

(Acomoda la mesa.Musita.)

Llegó Madame de París... El señorLambert también iba a París... Ensueños...

(Se ríe.)

NATALIA¿Que murmuras, Juaniquillo?

JUANIQUILLO¡Señorita Natalia, llegó mi señora,llegó la Madame! Ahora ya me puedomorir.

Entran Lena Andrea Lange, conocida Madame Lambert, su hermanoLuis Manuel Lange y el terrateniente Juan Bautista Lasalle. Éste viste gabardina de paño fino. Luis Manuel hacemovimientos con el cuerpo y las manos como si jugara billar.

MADAME LAMBERT¿Cómo era, Luis Manuel? La blanca ala esquina, carambola en el centro.

LUIS MANUELDirecto al agujero.

(MORE)

9.

LUIS MANUEL (CONT'D)(Levanta las manoscomo si hubieseganado. En realidadha confundido eljuego.)

En otros tiempos, hermana, tú y yodormíamos en el mismo cuarto. Yahora ya tengo cincuenta y cincoaños... Quien lo diría...

MADAME LAMBERTEl tiempo pasa...

LUIS MANUEL¿A quién?

MADAME LAMBERTA todos nosotros.

LUIS MANUELAquí huele a pacholí.

LUIAMe voy a dormir.

(Besa a Madame.)

MADAME LAMBERTMi niña del alma. ¿Estás contentade estar en casa? Yo estoyemocionada.

LUIS MANUEL(Le besa el rostro ylas manos.)

El señor te bendice. Cuánto tepareces a tu madre. A su edad, Lena,tú eras igualita a Luia.

Luia se despide de los demás y va su cuarto.

MADAME LAMBERTEstoy muerta de cansada.

LASALLEEse viaje es demoledor.

NATALIABueno señores, hay que mostrar losbuenos modales.

MADAME LAMBERTSiempre igual de sutil, Natalia. Encuanto termine el café nos vamostodos.

(Juaniquillo le colocaun cojín bajo suspies.)

Gracias querido.(MORE)

10.

MADAME LAMBERT (CONT'D)Me hacía falta el café. Puedo tomarlode día y de noche. Gracias viejito.

NATALIAVoy a ver si han traído todas lascosas.

(Sale.)

MADAME LAMBERT¿Seré yo o mi imaginación? Estoysentada en mi casa y me dan deseosde bailar como una colegiala. ¿Y sitodo se esfumara como un sueño? Amoa mi patria, la amo entrañablemente. Cuando el barco se acercaba a laisla, lloraba todo el tiempo... Bueno,pero hay que tomar café. GraciasJuaniquillo, mi viejito amado. Mealegro que sigas vivo.

JUANIQUILLOAnteayer.

LUIS MANUELEstá medio sordo.

MATTEIMe gustaría quedarme hablando conusted, siempre tan elegante, perotengo negocios que atender en SanGermán.

LASALLEEstá aun más bella... Vestida a lamoda de París.

MATTEI(Se le acerca.)

Su hermano Luis Manuel dice que soyun grosero, que solo sé explotar alos demás. Pero sabe lo que le digo,no me importa. ¡Que diga lo quequiera! Lo único que deseo es queusted me trate como antes, que susojos benévolos me miren como antes.Mi padre fue agregao de la finca desu abuelo y de su padre. Pero ustedsiempre me ha tratado bien y la quierocomo si fuera de la familia.

MADAME LAMBERTNo aguanto estar sentada... ¿Se puedeuno morir de alegría? Ríanse de mí,soy una boba...

(Inhala.)Las flores del cafetal me embriagan.

11.

LUIS MANUELDurante tu ausencia murió mi ama dellaves.

MADAME LAMBERTDios la tenga en su gloria. Meescribieron.

LUIS MANUELTambién murió Anastasio y Rubén elbizco me abandonó y se fugó a laciudad.

(Saca del bolsillouna bolsa de dulcesy chupa uno.)

LASALLEMi hija Daniela le manda saludos.

MATTEILe tengo buenas noticias. *

(Mira el reloj.)Me tengo que ir, mis negocios mellaman. Nada, par de palabras y yaestamos. Usted sabe que su finca vaa subasta el próximo 22, lo dictaminóla corte. No ponga esa cara, miquerida Madame, que para todo Matteiencuentra salida. Preste atención,que le ofrezco la salvación. LaCentral azucarera necesita nuevosterrenos para la siembra de caña. Sus tierras están bien localizadas,cerca del tren, y son fértiles, muyfértiles. Imagínese todo este terrenoconvertido en un cañaveral.

LUIS MANUELPero qué dice. ¿Caña de azúcar enla altura?

MADAME LAMBERTNo le entiendo, José Mattei.

MATTEIGuisseppe, por favor. Es sencillo. Usted le arrienda a la Central losterrenos y puede vivir del alquilerel resto de su vida. Yo puedoservirle de administrador. Claro,hay que preparar las tierras, demolerlas viviendas viejas, esta casa, porejemplo, que ya vio pasar sus mejorestiempos, talar los cafetales.

MADAME LAMBERT¿Talar? Usted no sabe lo que dice. Nuestros cafetos producen el mejorcafé del país.

12.

MATTEIProducían. Ya se han quedado atrás. El producto del futuro es la caña.

LUIS MANUELHasta en el Vaticano beben de nuestrocafé.

MATTEI(Mirando el reloj.)

Leyendas. Si no se unen a los nuevosdesarrollos, el 22 se subastará lasenda del cafetal y toda la propiedad,créanme no hay otra salida.

JUANIQUILLOEn los tiempos pasados, las uvas decafé se ponían a secar antes depilarlas y molerlas.

LUIS MANUELCállate, Juaniquillo.

JUANIQUILLOY se enviaba en sacos a Ponce, a SanJuan y hasta Madrid. Era un grannegocio. Yo hasta me comía las uvasmaduras.

MADAME LAMBERTY qué pasó.

JUANIQUILLONo sé. Se murió el señor...

LASALLE¿Y qué tal en París? ¿Comió ranas?

MADAME LAMBERTComí cocodrilo.

LASALLENo me diga.

MATTEIAntes en el campo vivían los señoresy los campesinos, pero ahora llegaronlas plantaciones. El futuro se abreante nosotros. Es el tren de lahistoria y hay que subirse a él. Pronto florecerán las guajanas entodas estas haciendas.

LUIS MANUELY sus negocios.

Entran Natalia y Jean.

13.

NATALIAMamá, había llegado dos telegramaspara usted. Los tenía en el armario.

(Se los da.)

MADAME LAMBERTDe París.

(Los rompe.)No tengo nada que ver con París.

LUIS MANUEL(Que ha caminado amirar el armario.)

Lena, ¿sabes cuántos años tiene estearmario? Cien años, tiene la fechagrabada en una de las gavetas. Ahídonde lo ven, este armario escentenario. Habría que celebrarleel cumpleaños. Es un simple objeto,pero cuánto de nuestras vidas haalbergado.

LASALLE¡No me diga! Cien años...

LUIS MANUELUn señor mueble. Mi querido y muyhonorable armario. Saludo tuexistencia centenaria y las lecturasque nos has guardado sobre los idealesluminosos del bien y la justicia.

(Se emociona.)Nuestra familia ha mantenido contigola fe en un futuro mejor.

MATTEIBueno...

LUIS MANUEL(Un poco avergonzado.)

Carambola en el fondo derecha.

MATTEI(Mira el reloj.)

Me tengo que ir.

JEAN(Ofreciéndole losmedicamentos y unvaso de agua.)

¿Tomará ahora las pastillas?

LASALLENo hay que tomar medicinas, querida. Hacen mayor mal que bien. Lemostraré.

(Las toma de la manodel sirviente y selas traga.)

¡Ya está¡

14.

MADAME LAMBERTPero se volvió loco.

LUIS MANUEL¡Qué tragón!

JUANIQUILLONos visitó en cuaresma y se zampómedio caldero de viandas.

(Ríe y maldice entredientes.)

LASALLE¿Qué dice?

NATALIAYa hace tiempo que habla así.

JEANEstá chocho.

María Luisa pasa por la sala, vestida muy ajustada de blanco.

MATTEIPerdóneme María Luisa, no he tenidola cortesía de saludarle.

(Intenta besarle lamano.)

MARÍA LUISASi le permito besar mi mano, luegoquerrá besar mi codo, después elhombro...

Todos ríen.

MATTEIHoy no pego una. Por lo menos hagaalguno de sus trucos.

MARÍA LUISANada de truco, que tengo sueño.

(Sale.)

MATTEINos veremos pronto.

(Empieza a besar manosy a abrazar a todos.)

Adiós, adiosito, ya me tengo que ir. No quisiera, pero los negocios mandan.

(A madame.)Si se decide por el trato con laCentral, me avisa. Piénselo bien.

NATALIAPero acabe de irse.

MATTEIYa me voy, ya me voy...

(Sale)

15.

LUIS MANUEL¡Es un grosero! Perdón, olvidé quees el noviecito de Natalia.

NATALIAEstá hablando demás, tío.

MADAME LAMBERTYo tú estaría contenta, es un buenhombre.

LASALLE(Casi dormido.)

Un hombre... de verdad... esriquísimo, digo dignísimo. Aunque aveces... dice cosas... Madame,necesito un préstamo. Es para pagarlos intereses de la hipoteca. Cuatrocientos pesos.

NATALIANo hay, no hay.

MADAME LAMBERTEs cierto, no queda nada.

LASALLEYa lo sacarán de alguna parte.

(Se ríe triste.)Nunca pierdo la esperanza. A vecespienso que todo está perdido, que yoestoy acabado... pero de momentosale el sol y pienso que algo buenome caerá. ¿Y si me pego en lalotería?

MADAME LAMBERTBueno se terminó el café, se puedeir a descansar.

JUANIQUILLO(Limpiando con cepilloel traje de LuisManuel.)

Otra vez se puso los pantalones queno combinan. Qué voy a hacer conusted.

NATALIA(Camina hasta elbalcón.)

Ya salió el sol y espantó al frío. Mira, mamá. El cafetal está florecidoy cantan las reinitas.

LUIS MANUELLa senda del cafetal está toda deblanco. ¿Te acuerdas, Lena?

(MORE)

16.

LUIS MANUEL (CONT'D)Ese largo camino sigue directo hastael río y en las noches de luna brillacomo sembrada de luceros.

MADAME LAMBERT¿Adónde fue a parar la pureza de laniñez? Desde este balcón contemplabala senda del cafetal y me sentíafeliz como si el futuro florecieracomo los cafetos. Todo blanco, conun olor a alegría. Después todo seoscureció y perdimos la alegría. Pero todavía florece el cafetal...Si fuera posible olvidar y borrar elpasado.

LUIS MANUELAunque parezca mentira, las deudasse devorarán la senda del cafetal.

MADAME LAMBERTMiren, nuestra difunta madre caminapor el cafetal vestida de blanco. Es ella.

LUIS MANUEL¿Dónde?

NATALIAMamá, por favor.

MADAME LAMBERT...No hay nadie. Un arbolito vestidode blanco, un espejismo... Mi amadasenda del cafetal.

Entra Leopoldo Nigaglioni.

NIGAGLIONI¡Madame Lambert! Solo pasé asaludarle.

(Le besa la mano.)Me dijeron que esperara, pero notuve paciencia.

Madame lo mira con extrañeza.

NATALIAEs Leopoldo.

NIGAGLIONILeopoldo Nigaglioni, el que fuemaestro de Jaimito... ¡Es posibleque no me reconozca?

Madame lo abraza y llora silenciosamente.

LUIS MANUELYa, ya, Lena.

17.

NATALIAYa le decía Leo, que esperara hastamás tarde.

MADAME LAMBERTJaimito, mi niño... mi muchachito.

NATALIANo sufras, mamá. Fue la voluntad deDios.

NIGAGLIONICalma, Madame, calma.

MADAME LAMBERTA mi niño se lo llevó el río. ¿Porqué, señor, por qué?

(Baja la voz.)Adentro duerme Luia y yo casigritando. Pero Leopoldo, cómo esque está tan desmejorado. Cómo haenvejecido.

NIGAGLIONIYa ve. En el tren un campesino mellamó vejestorio.

MADAME LAMBERTPero si eras un joven simpático yahora ya pintas canas y usasespejuelos. ¿Es posible que todavíaseas estudiante?

(Va hacia la sala.)

NIGAGLIONIParece que me he convertido en unestudiante perpetuo.

MADAME LAMBERT(Besa a su hermano,después a Natalia.)

A dormir todos. Tú también hasenvejecido, Juan Bautista.

LASALLEBueno, a dormir. Me quedaré en sucasa, Lena Andrea y mañana,cuatrocientos pesos...

LUIS MANUELNo se cansa de pedir.

LASALLECuatrocientos pesos, los interesesde la hipoteca...

MADAME LAMBERTNo tengo dinero, querido..

18.

LASALLESe los devolveré, se lo juro... Esuna cantidad insignificante parausted.

MADAME LAMBERTEsta bien, Juan Bautista, se losprestaré. Luis Manuel, dale eldinero.

LUIS MANUEL¿Cómo que le dé...

MADAME LAMBERT¡Qué le vamos a hacer! Lo necesitay lo devolverá. Dale.

Salen Madame, Nigaglioni, Lasalle y Juaniquillo.

LUIS MANUELMi hermana no ha perdido la costumbrede derrochar el dinero...

(A Jean.)Salte del medio, que hueles agallinero.

JEANUsted siempre tan amable.

NATALIATu madre vino desde las parcelas. Está en el cuarto de criados,esperándote.

JEANQue me espere sentada.

NATALIAEs tu madre, sinvergüenza.

JEANBah, igual pudo venir mañana.

(Sale.)

NATALIAMamá siempre la misma. Si por ellafuera, lo daría todo.

LUIS MANUEL...Si se buscan muchos remedios parauna enfermedad, es que es incurable.Yohe pensado y vuelto a pensar enremedios, pero ninguno sirve. Situviéramos la suerte de recibir algunaherencia, o si pudiéramos casar aLuia con un hombre adinerado... Tendríamos que ir a Ponce y pedirayuda a la condesa, que es muy rica.

19.

NATALIA(lLORANDO.)

Si Dios nos ayudara.

LUIS MANUELDeja el llanto. Ya sé que mi madreno nos quiere. Nunca le perdonó ami hermana que se casara con unplebeyo abogado.

(Luia asoma la cabezadesde su cuarto.)

No se casó con un noble y después nose puede decir que se comportara muyvirtuosamente. Es buena, amorosa ydadivosa, yo la quiero mucho, perono hay que negar que en ocasiones esinmoral. Se le notan sus debilidades.

NATALIA(Susurra.)

Luia está en la puerta.

LUIS MANUEL¿Quién? Ah, se me metió una paja enel ojo, no veo bien. El jueves cuandoestuve en el tribunal...

NATALIAVuelve a la cama, Luia.

LUIANo puedo dormir.

LUIS MANUEL¡Chiquita mía! Más que sobrina,eres mi ángel. Eres todo para mí,créeme, créeme...

LUIATe creo, tío. Pero tienes queaprender a callarte. Te respetaránmás si te callas. ¿Qué es lo queacabas de decir de mi madre, de tuquerida hermana? ¿Por qué dicesesas cosas?

LUIS MANUEL(Se cubre el rostrocon las manos deLuia.)

Sí, sí, lo que he dicho es horrible. Ay, dios, ayúdame. Y hoy hastapronuncié un discurso frente alarmario. ¡Qué estupidez!

NATALIADe verdad, tío, que habla demás. Hay que saber callar.

20.

LUIASi se queda callado, estará mástranquilo.

LUIS MANUELMe callo, me callo... Pero unaspalabras sobre nuestro asunto. Eljueves estuve en el tribunal dedistrito en Ponce. Y pues, hablecon la gente de esto de aquello...Según parece todavía es posibleconseguir un préstamo para pagar losintereses al banco.

NATALIASi Dios nos ayudara.

LUIS MANUELEl martes regresaré... Deja delloriquear.

(A Luia)Tu madre hablará con Mattei y seguroque él no se negará... Y tú irás avisitar a la condesa a Ponce, a versi se ablanda. Así atacamos elproblema a tres bandas y quien sabesi logramos la carambola. Pagaremoslos intereses, lo juro por mi honor. La senda del cafetal no será vendida. No lo permitiré. Me pueden llamarun inútil si no lo logro.

LUIA¡Qué bueno eres, tío, qué inteligente! Ya estoy más tranquila, es más, mesiento feliz.

Entra Juaniquillo.

JUANIQUILLODon Luis Manuel, ¿todavía en pie? Por el amor de Dios.

LUIS MANUELYa me voy a dormir. Puedes retirarteJuaniquillo, que me desvestiré solo. Mis niñas, a aplastar oreja. Losdetalles, mañana...

(Las besa.)Soy un hombre de antaño hecho a lausanza de nuestra clase. He sufridomucho por mis convicciones, pero mehe ganado a los campesinos. Alcampesino hay que conocerlo, por esoyo siempre...

LUIAOtra vez, tío.

21.

NATALIAChitón y a dormir.

JUANIQUILLO¡Don Luis Manuel!

LUIS MANUELVoy, voy. Carambola en la esquina.

(Salen.)

LUIANo tengo ganas de ir a Ponce, laabuela es muy pretenciosa y no sabeperdonar. Pero el tío me hatranquilizado.

NATALIABueno, a dormir. Sabes, cuandoestabas buscando a Mamá, pasé undisgusto. Los criados que duermenen el caserón le dieron albergue aunos mendigos, como si fuera de ellos. Y luego se esparció el rumor que yopor avara solo les permitía darlesguisantes. Me entero de que esosalía de Eduviges. Así que la llamoy le digo cómo te atreves a...

(Mira a Luia, que seha quedado dormida.)

Ay, se ha dormido. Vamos a la camita.(La conduce al cuarto.)

A dormir, a dormir, a dormir...

Nigaglioni se acerca al balcón. Natalia le hace señal deque se vaya.

NATALIA (CONT'D)Shhh, duerme.

LUIA(Entre sueños.)

Estoy tan cansada... los cafetos enflor... Tío... Mamá...

Salen.

NIGAGLIONIHa vuelto a florecer la vida.

Sale silbando hacia la senda del cafetal. Apagón.

22.

ACTO II

Un telón pintado del paisaje de campo cubre la casa. MaríaLuisa, Jean y Lucía Reneta están sentados en una manta. Jean juguetea con el pelo de Lucía. Simón Giusti hacia laderecha ensaya unos acordes en la guitarra.

MARÍA LUISANo sé la edad que tengo, ni siquieratengo certificado de nacimiento, ypor eso pienso que sigo siendo unajovencita. De niña iba de feria enferia con mis padres, gente de circo. Yo quería subir al trapecio y hacerde equilibrista. Cuando mis padresmurieron, me entregaron a una damafrancesa quien se empeño eneducarme... Luego crecí y crecí, yterminé de institutriz. Pero sigoen el trapecio, sin saber de dondevengo o quién soy. Mis padres, quizásno lo fueron, ni siquiera estabancasados.

(Saca un guineo delbolso y come.)

No sé nada, rien de rien. Tengotantas ganas de conversar y no haycon quien... No tengo a nadie.

Simón Giusti canta Bella enamorada, de la zarzuela El últimoromántico.

GIUSTIBella enamorada, con tu imagen sueño. Qué bien suena la mandolina.

LUCIA RENETANo es mandolina, es una guitarra.

(Se empolva.)

GIUSTIPara los que estamos enamorados, esuna guitarra.

(Jean canturrea conél.)

Y un amor dichoso/ busco para mí. Bella enamorada, eres mi consuelo,ya sin tu cariño, no podré vivir.

MARÍA LUISAEsta gente canta como becerros.

LUCIA RENETA¡Que suerte haber estado en elextranjero!

23.

JEANClaro que sí, no puedo estar más deacuerdo

(Bosteza. Saca uncigarro y lo enciende.)

GIUSTIEn Europa han llegado a las cumbresde la civilización.

JEANEso es así.

GIUSTIYo, que soy un hombre ilustrado yque leo libros recomendados, nocomprendo mi existencia y no sé siseguir viviendo o pegarme un tiro. Por eso siempre cargo con un revólver.

(Muestra el revólver.)

MARÍA LUISAMon Dieu, mejor me voy. Tú SimónGiusti eres un hombre muuuyyyinteligente y terrible. Las mujeresdeben estar locas por ti. Brrr.

( Va saliendo.)Aquí llaman inteligencia a laestupidez. No hay con quien teneruna conversación sensata. Sola ysin saber para qué vivo...

GIUSTIHablando con propiedad, sin tocarotros asuntos, debo aceptar, entreotras cosas, que el destino me esinclemente, como si fuera una hojitaque zarandea el vendabal. Vamos asuponer que me equivoco, por quéentonces me despierto esta mañana, yverbigracia, encuentro sobre mi pechouna araña peluda descomunal, así degrande. Y cuando voy a beber mijugo, había en vaso una asquerosacucaracha... ¿Han leído ustedes aSchopenhauer? Lucía Reneta,¿podríamos hablar un momento?

LUCIA RENETASí.

GIUSTIA solas, si se puede...

(Suspira.)

LUCIA RENETAEhhh... digo, bien... solo que...antes vaya a la sala y me trae micapita... es que hay un poco dehumedad.

24.

GIUSTIBien, muy bien, se la traigo... Ahorasé qué hacer con mi revólver.

(Sale cantando laCanción de Julián deLa verbena de lapaloma..)

También la gente del pueblo, tienesu corazón finito, y lágrimas en losojos, y celos mal reprimidos.

JEANDon infortunio. Un hombre tonto,hablando entre nos.

(Bosteza.)

LUCIA RENETAJesús, ni diga eso, que va y se pegaun tiro... Estoy llena depreocupaciones. La Madame me tomósiendo yo muy niña y me ha criadocomo ellos. No me gusta lo ordinario. Mire mis manos, tan blancas como lasuna señorita. Me vuelto tan delicaday fina que todo me asusta... Y siusted, Jean, me engaña, me volveríaloca.

JEAN(La besa.)

Mi bomboncito. Claro está, todajoven debe cuidarse. Detesto a lasque se extravían.

LUCIA RENETALo amo intensamente. Es usted taninstruido, y habla tan bonito.

JEAN(Bosteza.)

Así es. Estoy convencido, si unamuchacha ama a alguien, es unainmoral... ¡Que agradable es fumarun cigarro al aire libre... Escucha,por ahí vienen los señores.

(Lucía lo abraza confrenesí.)

Quita, quita. Vete para el cafetalcomo si fueras para el río. Si teencuentran aquí, pensaran que teníamosuna cita, y eso no lo soporto.

LUCIA RENETATango dolor de cabeza por culpa desu cigarro.

Sale. Entran Madame Lambert, Luis Manuel y Mattei. Jean seretira a un lado.

25.

MATTEIHay que tomar la decisión cuantoantes, los negocios no esperan. Esmuy sencillo: le alquila usted o nolos terrenos a la Central. Diga sío no.

MADAME LAMBERT¿Quién fuma esos horribles cigarros?

Jean apaga el cigarro rápidamente y lo lanza hacia afuera.

LUIS MANUELAhora todo es más cómodo. Fuimosalmorzar a Yauco y ya estamos aquí...La amarilla al centro... Debía ir acasa a practicar mis carambolas.

MADAME LAMBERTDespués irás.

MATTEITime is money. Contésteme, por favor.

LUIS MANUEL¿Quién?

MADAME LAMBERTMira cómo es la vida: ayer teníamucho dinero y hoy, muy poco. Nataliacuida la economía dándonos sopa deleche y a los criados, guisantes. Yyo, gasta y gasta...

(Se le cae el monederoy ruedan las monedas.Con fastidio.)

Mira como se desparraman...

JEAN¿Me permite? Las recojo enseguida.

MADAME LAMBERTAy, sí, Jean querido... ¿Y por quéfuimos a almorzar afuera? Elrestaurante , pésimo, los mantelesplásticos... ¿Por que bebimos ycomimos tanto? ¿Y por qué hablastetanto, Luis Manuel? Parecías unacotorra hablando con los mozos sobrelos decadentes, dios sagrado.

LUIS MANUELEs cierto, soy un desastre, qué levoy a hacer.

(Con fastidio a Jean.)Y tú, qué haces en medio de la gente,siempre fastidiando.

26.

JEAN(Riéndose.)

De sólo oirle, me muero de la risa.

LUIS MANUEL(A Madame.)

¡O él o yo!

MADAME LAMBERTVáyase, Jean, márchese.

JEANEnseguida, Madame, enseguida.

(Le entrega elmonedero. Mira aLuis Manuel y estallaen una carcajada.)

MATTEILos Serrallés quieren comprar supropiedad. Se comenta que vendrá elpropio patriarca a la subasta.

MADAME LAMBERT¿Dónde se comenta eso?

MATTEIPor ahí, en los cafetines...

LUIS MANUELLa condesa enviará dinero.

MATTEI¿Cuánto y cuándo?

LUIS MANUELNo sé, algo enviará.

MATTEIUstedes son increíbles. Nunca habíavisto a gente tan inconsciente, tanpoco práctica... Les digo: se va aperder su finca y ustedes como sital cosa.

MADAME LAMBERTPero, qué podemos hacer... Díganos,qué...

MATTEIPero si se lo he dicho todos losdías desde que regresaron. Tieneque alquilar la finca y el cafetal ala Central, hay que hacerlo ya, sintardanza. Ellos necesitan losterrenos para la siembra de caña deazúcar. Compréndanlo. Este es elmomento.

27.

LUIS MANUELCaña de azúcar, qué vulgaridad.

MADAME LAMBERTUyyy, sí, y cómo pica la pelusa quesuelta.

MATTEINo puedo con ustedes. Me dan ganasde gritar como un loco, o sollozarcomo un suicida. Y usted, don LuisManuel, no es... un hombre.

LUIS MANUEL¿Quién?

MATTEINo es un hombre.

MADAME LAMBERTNo, no se vaya, quédese, querido, selo ruego. Quizá se nos ocurra algo.

MATTEI¡Qué se nos va a ocurrir!

MADAME LAMBERTPor favor, no nos abandone. Conusted, por lo menos, nos alegramos. Todo el tiempo tengo el presentimientode que todo se derrumba.

LUIS MANUEL(Perdido en suspensamientos.)

Carambola doble en la esquina, jugandopor banda.

MADAME LAMBERTEs que hemos pecado mucho.

MATTEI¿Qué pecados puede haber cometidousted?

LUIS MANUEL(Se come un caramelo.)

Por ahí dicen que he gastado toda mifortuna comiendo caramelos...

MADAME LAMBERTLa mía la malgasté a manos rotas. Ah, mis pecados. Derrochadora comosoy, me casé con uno que era un imánpara las deudas y para el champánque lo llevó a la tumba. Y entonces,volví a caer: me enamoré de otro ynos pusimos a convivir.

(MORE)

28.

MADAME LAMBERT (CONT'D)El cielo me envió mi primer castigo:mi niño se ahogó en el río. Hui aFrancia como una loca, para no volverjamás, para olvidarme de ese río. Pero aquel hombre despiadado y brutalme siguió. Compré una villa al surpara cuidar sus maltrechos pulmones. Tres años de vida se me fueron encuidarle y atender las deudas. Yacasi sin dinero regresé a Paris, yél, implacable, me siguió y me despojóde lo poco que me quedaba. Luego meabandonó por otra. Histérica, intentésuicidarme, qué vergüenza, santodios. Como pude ser tan tonta. Entonces sentí el llamado de mi isla,de mi hija... Piedad, señor, piedadpara mis pecados.

(Saca un papel.)Me llegó hoy desde París. Estáarrepentido y me pide que regrese. Seguro que la otra lo dejó...

(Rompe el telegrama.)Oigan, se escucha una melodía.

LUIS MANUELEs el conjunto de los canarios, unaguitarra, un violín...

MADAME LAMBERTOye, podríamos invitarlos para haceruna fiestecita de domingo.

MATTEIBah, música de aficionados. Buenaes la que escuché anoche en el teatroanoche: Soy el rata primero, y yo elsegundo, y yo el tercero... ay quegracia tiene, esta ratonera.

(Jota de las ratas,de la zarzuela Lagran vía.)

MADAME LAMBERTNada de graciosa que es. En vez deestar viendo funciones baratas,ustedes deberían cultivar elintelecto. Viven una vida gris einútil.

MATTEIEs verdad, hay que aceptarlo,disfrutamos de las tonterías. Esque no hemos aprendido nada. Mipadre era un campesino ignorante,que como nada sabía, nada me enseñó. Lo que le gustaba era beber ygolpearme.

(MORE)

29.

MATTEI (CONT'D)Soy tan imbécil como él, escribocomo un cerdo, nada sé de cienciasni de letras.

MADAME LAMBERTLo que usted necesita es casarse,Mattei.

MATTEIPuede ser.

MADAME LAMBERTCon nuestra Natalia. Es una buenamuchacha.

MATTEISí, por supuesto.

MADAME LAMBERTEs laboriosa, ha estudiado, sabeeconomizar y sobre todo, lo quiere. Además, ya hace tiempo que usted leda la ronda.

MATTEISí, sí, por qué no... Es buena yrecatada.

LUIS MANUELAyer me ofrecieron un puesto en elbanco... Dos mil por año... ¿Me oíste?

MADAME LAMBERTYa tú no estás para esas cosas.

Entra Juaniquillo con un abrigo liviano.

JUANIQUILLOPóngaselo, señor, hay mucha humedad.

LUIS MANUELMe persigues, Juaniquillo.

JUANIQUILLOShhh, sin protestar, que esta mañanasalió sin avisarme.

MADAME LAMBERT¡Como has envejecido, Juaniquillo!

JUANIQUILLOPerdón, madame.

MATTEIDice que te has puesto viejo.

30.

JUANIQUILLOEs que hace mucho tiempo que estoyvivo. Cuando su padre no habíanacido, ya se me iban los ojos detrásde las mulatas. Y cuando abolieronla esclavitud, ya era mayordomo. Entonces decidí quedarme con losseñores y renuncié a la libertad...Y me acuerdo de lo contentos queestaban todos, tan contentos que nilo sabían.

MATTEIContento estarías tú, que empezastea cobrar.

JUANIQUILLO¿Cómo dice? Los criados tenían susseñores, y los señores tenían suscriados, así era mejor. Ahora...

LUIS MANUELCállate, Juaniquillo. Mañana tengoque ir al pueblo. Me prometierondinero si firmo un pagaré.

MATTEINo logrará nada, ni podrá pagar losintereses.

MADAME LAMBERTEstá inventando, como de costumbre. No hay tal pagaré.

Entran Nigaglioni, Luia y Natalia.

LUIS MANUELLlegó la gente joven.

LUIA¡Mamá!

MADAME LAMBERTVengan queridas, siéntese aquí.

(Las abraza y besa.)Lo más que quiero en el mundo.

MATTEIEl estudiante siempre detrás de lasseñoritas.

NIGAGLIONIEso a usted no le importa.

MATTEIEl estudiante eterno, casi concincuenta años.

NIGAGLIONISuspenda las bromas estúpidas.

31.

MATTEIPero no se enoje, señor estudiante.

NIGAGLIONIDéjeme en paz.

MATTEIDígame algo, ¿qué piensa usted demí?

NIGAGLIONIPienso que usted, don José Mattei,es un hombre rico que pronto serámillonario. Y para serlo, como buendepredador, devorará todo a su pasoy pretenderá que todos le llamenGuisseppe Mattei.

Todos ríen.

NATALIAHablemos de otra cosa, de losplanetas, por ejemplo.

MADAME LAMBERTMejor continuemos la conversación deayer.

NIGAGLIONI¿Sobre qué?

LUIS MANUELSobre el orgullo de ser humanos.

NIGAGLIONIMuchas palabras, ninguna conclusión. Hablaban ustedes del orgullo de laespecie superior, claro según suvisión de mundo. Pero si analizamoscon sensatez, ¿de que especiehablamos? ¿Podemos sentirnosorgullosos de nuestra fisiologíafrágil y perecedera? La mayoría denuestros congéneres son brutos,mentalmente limitados y profundamentedesdichados. ¿Que hay que admirarde ellos? Lo que hay que hacer estrabajar, trabajar y trabajar.

LUIS MANUELDe todas formas te vas a morir.

NIGAGLIONI¡Quién sabe! ¿Y que significa morir? Que tal si solo mueren los cincosentidos que conocemos, pero losotras noventa y cinco que no conocemossiguen viviendo.

32.

MADAME LAMBERT¡Que inteligente es!

MATTEI(En burla.)

Mete miedo.

NIGAGLIONIEstamos en constante desarrollo. Loque ahora parece imposible, algúndía será cotidiano. Pero paralograrlo hay que trabajar, apoyarcon todas nuestras fuerzas a los quebuscan la verdad. Aquí trabajanpocos. Muchos piensan y postulansobre el país, pero pocos se dan ala tarea de construirlo. La mayoríade nuestro pueblo resuelve lasdiferencias a puñetazos. Y ni hablarde la suciedad moral. Mientras tanto,nos engañamos a nosotros mismos. ¿Dónde están las casas cunas paralos infantes abandonados? Y dóndelas bibliotecas públicas. Lo queabunda es la vulgaridad y ... Mejorme callo porque sólo veo caras serias.

MATTEIYo me levanto antes de las cinco ytrabajo hasta el anochecer. Siempretengo dinero en el bolsillo y miro ami alrededor y qué veo, poca gentehonrada y decente. A veces piensoque con lo que Dios nos dio deberíamosser gigantes.

Por el fondo pasa Simón Giusti tocando la guitarra.

MADAME LAMBERTPor ahí va Simón Giusti.

LUIAPor ahí va.

LUIS MANUELSe está nublando, señores.

NIGAGLIONIAquí siempre está nublado.

LUIS MANUELNaturaleza que evocas la sublimebelleza de la escondido, tú que enlas ramas de los palmares haces cantarlas ilusiones y en el follaje de laarboleda...

NATALIA¡Tío!

33.

LUIA¡Otra vez!

NIGAGLIONIMejor: la amarilla al centro y *¡carambola!

LUIS MANUELMe callo, me callo.

Silencio. Todos están pensativos. Solo se oye el murmulloquedo de Juaniquillo. De pronto se oye un sonido lejano,como del cielo, como si una cuerda se rompiese triste ylentamente.

MADAME LAMBERT¿Qué es eso?

MATTEINo sé. Quizás un cañonazo de unnuevo conquistador.

LUIS MANUELMejor un pájaro... una alondra herida.

NIGAGLIONIO un búho trasnochado.

MADAME LAMBERTNo sé por qué me pone triste.

JUANIQUILLOAntes de suceder la desgracia, elbúho gritaba así.

LUIS MANUEL¿Antes de cuál desgracia?

JUANIQUILLOAntes de la abolición.

MADAME LAMBERTCreo que es hora de irse.

(Abraza a Luia.)Tienes lágrimas en los ojos, ¿que tepasa mi niña?

LUIANo es nada, mamá.

Entra un transeúnte. Está borracho.

TRANSEÚNTEÓigame, por aquí se llega a la fincade los Bernazar?

LUIS MANUELSiga directo por la senda del cafetal.

34.

TRANSEÚNTEMuy agradecido... No sé por donde seme perdió el camino.

(Declama.)Las penas vienen y van, encontraremosla solución: será cerveza o seráron.

(Ríe para sí. ANatalia.)

Señorita, una lismonita para encontrarla solución.

Natalia se asusta y grita.

LUIS MANUELNo sea indecente, hombre.

MADAME LAMBERT(Confusa.)

Tome... aquí tiene... No tengomonedas.. No importa, tenga unbillete.

TRANSEÚNTEAgradecido de corazón.

(Sale.)

NATALIAMe voy...me voy... Mamá, en casa nohay qué comer y usted le ha dado unbillete.

MADAME LAMBERTSoy una tonta, lo sé...Después, encasa, te daré todo lo que tengo. Mattei, hágame otro préstamo.

MATTEISiempre a sus órdenes.

MADAME LAMBERTVámonos. Sabes, Natalia, te felicito. He acordado tu matrimonio.

NATALIAMamá, no estoy para bromas.

MATTEIOfelia, vete a un convento.

LUIS MANUELHace tiempo que no juego al billar. Me tiemblan las manos.

MATTEIAcuérdate de mí en tus plegarias,Ofelia.

MADAME LAMBERTPronto servirán la cena.

35.

NATALIAMe asustó ese vagabundo. Tengo elpulso acelerado.

MATTEIVuelvo a recordarles señores, que seacerca la subasta de La senda delcafetal. Piensen en eso.

Salen todos menos Nigaglioni y Luia.

LUIAAl fin solos, gracias al susto deNatalia por el borrachín.

NIGAGLIONIElla nos vigila como si fuéramos aenamorarnos. No entiende que estamosmás allá del amor. Para ser libreshay que evitar caer en lo ilusorio ypasajero. Nuestra meta sublime esmarchar hacia la estrella que nosguía hacia la superación. ¡Adelante,con la mirada en el horizonte!

LUIA¡Qué bonito habla usted! ... Estárica la temperatura.

NIGAGLIONIHace un día espectacular.

LUIA¡Cómo se apodera usted de mi voluntad! Ya no amo tanto la senda delcafetal. Antes pensaba que era mirefugio, el lugar dónde soñar.

NIGAGLIONIEscuche, Luia. Sus abuelos,bisabuelos, todos sus antepasadostuvieron en sus haciendas esclavos. Eran propietarios de seres humanos. Y detrás de cada tronco de esta fincaestán sus almas vivas mirándonos,recriminándonos. ¿No los sienteusted? La senda del cafetal estállena de sus gritos. Hemos progresadopero todavía estamos doscientos añosatrás. ¿Qué tenemos? El peso delpasado. Y hay que expiar nuestrospecados con sufrimiento y trabajo.

LUIALa casa en que vivimos ya no esnuestra. Me iré pronto de ella.

36.

NIGAGLIONISi tiene las llaves de la casa,tírelas al río y márchese. Sea librecomo el viento.

LUIA(Entusiasmada.)

Libre.

NIGAGLIONICréame Luia, la vida no espera. Aunno tengo treinta años, soy todavíaestudiante, pero he sufrido mucho. A veces me siento como un mendigoque el destino arroja hacia eldesamparo. Pero a pesar de todo, mialma alberga presentimientos hermosos. Yo presiento la dicha, Luia, ya casila siento...

LUIAEsta saliendo la luna.

Se escucha a Simón Giusti y su melodía triste. La voz deNatalia, lejana, llama a Luia.

NIGAGLIONISí, sale la luna... Con ella brillala dicha. ¿Escucha sus pasoscercanos? Y si nosotros no ladisfrutamos, otros lo harán.

NATALIA(Fuera de escena.)

Luia, dónde estás.

NIGAGLIONIOtra vez Natalia. Es insoportable.

LUIAVayamos hacia el río, allí no nosverá.

NIGAGLIONIVamos.

Salen tomados de la mano. La voz de Natalia, angustiada.

NATALIA¡Luia, Luia!

La luz de la luna invade el escenario.

37.

ACTO III

Sala y balcón de la casona. Se oye al grupo musical Loscanarios que tocan fuera de escena. Es de noche. Variasparejas bailan en la sala.

LASALLEPromenade a une paire!

Baila con María Luisa. Tras dos vueltas se fatiga . Van albalcón.

LASALLE (CONT'D)No debería bailar. Soy cardiaco yya he sufrido dos ataques. Pero yaconoce el refrán: Si estás en elbote, rema. Soy de una estirpe noble. Mi padre, muy chistoso él, decía quenuestros antepasados eran los regioscaballos andaluces.

(Se sienta exhausto.)Lástima que ya no me queda plata. Perro flaco...

(Cabecea. Se sacude.)Que le voy a hacer, solo sé hablarde dinero.

NIGAGLIONIMirándolo así, tiene usted rostrocaballuno.

LASALLE¿Y qué? El caballo es un animal...Se puede vender.

Se escuchan sonidos de billar. Entra Natalia. Nigaglionise le acerca.

NIGAGLIONI(En burla.)

¡Madame Mattei, Madame Mattei!

NATALIA¡Señor raído!

NIGAGLIONISí, así luzco y a orgullo lo llevo.

NATALIAHa contratado a los músicos sin tenercon qué pagarle.

Sale amargada.

NIGAGLIONISi usted hubiese dedicado sus energíasen otra cosa que no fuera buscardinero para pagar intereses, tendríael mundo a sus pies.

38.

LASALLELo dice el gran filósofo Nieztche,se puede falsificar billetes.

NIGAGLIONI¿Usted ha leído a Nieztche?

LASALLENo, me lo dijo Daniela. Y ahora queestoy con el agua al cuello, pareceque la única salida es fabricarbilletes falsos. En dos días tengoque pagar quinientos cincuenta pesos,ya me prestaron ciento treinta...

(Se palpa losbolsillos. Llora.)

¡Los boté! ¿Dónde está mi dinerito?(Los encuentra.)

¡Vive Dios, viva el papa, viva elrey, los encontré!

Entran Madame Lambert y María Luisa. Madame tararea laromanza Con él se va mi esperanza del tercer acto de lazarzuela La tempestad de 1882.

MADAME LAMBERT¿Por qué tarda tanto Luis Manuel? ¿Qué lo retiene en la ciudad? Lucía,sirve café a los músicos.

NIGAGLIONIQuizá la subasta no ha terminado.

MADAME LAMBERTNo es momento para música y baile...Bah, qué más da...

Se sienta y canturrea la romanza. María Luisa se apoderadel centro.

MARÍA LUISALlegó la hora de la magia. UstedLasalle, baraje estas cartas. Muybien. Ahora piensa en la que leguste.

LASALLEYa.

MARÍA LUISAVuelva y barajee. Bien. Ein, swei,drei... Busque ahora en su bolsilloderecho.

LASALLEAquí esta la carta. ¡El ocho debastos! ¡Qué maravilla!

39.

MARÍA LUISA(A Nigaglioni.)

Piense en la carta que está debajo.

NIGAGLIONIEl rey de espadas.

MARÍA LUISAHelo aquí.

(A Lasalle.)¿Y cuál está arriba?

LASALLELa reina de corazones.

MARÍA LUISAAquí está. Y que buen tiempo hacehoy.

Una voz misteriosa dice: Oh, sí maravilloso. Otra voz conacento francés Vous eres mi coeur. La otra voz responde:Usted también gustarme mucho. Aplausos.

JEFE DE ESTACIÓNBravo, María Luisa ventrílocua.

LASALLEYo, estoy enamorado.

MARÍA LUISA¿Acaso usted sabe amar? Guter mensh,aber schlechter Musikant!

NIGAGLIONI(Palmea a Lasalle.)

¡Quieto caballo!

MARÍA LUISAY el truco final.

(Toma una manta grande.)Subasta de bellezas. ¿Quién da más? Ein, swei, drei.

(Retira la manta yaparece Luia. Todosaplauden. Vuelve arepetir el truco yaparece Natalia.)

MADAME LAMBERTBravo, bravísimo.

MARÍA LUISAFin de fiesta. Ahora un trago.

Lasalle sale tras ella.

LASALLE¡Esa mujer me va a matar!

40.

MADAME LAMBERTY Luis Manuel no aparece. Hace horasqué está en la ciudad y ya tiene quehaber terminado la subasta. O sevendió la propiedad o se remató. ¿Por qué nos mantiene en laincertidumbre?

NATALIATío la compró, seguro que la compró.

NIGAGLIONI(Con ironía.)

Sin duda.

NATALIALa abuela envió dinero para que secomprase a su nombre. Ella se hacecargo. Lo hizo por Luia. Tío lacomprará, Dios mediante.

MADAME LAMBERTLa abuela le envió a Luis Manuelveinte mil pesos, que no cubren nilos intereses. Nosotras nocontamos... Hoy se decide mi destino,hoy, mi destino.

NIGAGLIONI¡Madame Mattei!

NATALIA¡Estudiante eterno! Ni en laUniversidad te quieren.

MADAME LAMBERTNo te enojes, Natalia, que solo bromeacon lo Mattei. No le hagas caso. Si te apetece, cásate con Mattei, esun buen negociante, tiene recursos. ¿No quieres? No te cases, nadie teobliga.

NATALIALo de casarse es asunto serio. Mattei... es un hombre bueno.

MADAME LAMBERTPues cásate con él.

NATALIAPero no puedo ser yo quien le propongamatrimonio. Todo el mundo habla denosotros, pero él, calla y no otorga. Solo hace bromas. Yo entiendo quetiene que atender sus negocios, cadadía es más rico, pero no tiene tiempopara mí. Yo si pudiera me iría lejos,muy lejos, a un convento.

41.

NIGAGLIONI¡Aleluya!

NATALIAUn estudiante debería ser más...sensible. A la verdad que ustedestá cada día más feo, Leopoldo, feoy viejo.

(A su madre.)Lo que no puedo es estarme quieta. Siempre tengo que estar haciendoalgo.

Entra Jean riéndose.

JEANSimón Giusti acaba de romper un tacodel billar.

NATALIA¿Qué hace aquí Simón Giusti? ¡Cómose atreve a jugar billar!

Sale. Jean la sigue.

MADAME LAMBERTNo bromee tanto con ella, Leopoldo. Mire que se afecta mucho.

NIGAGLIONIA ella todo le afecta y se mete enlo que no le incumbe. Se pasa todoel tiempo vigilando a Luia y a mícomo si hubiera un idilio entrenosotros. Nada de eso, yo estoy porencima del amor.

MADAME LAMBERTEn cambio, yo estoy por debajo delamor... ¿Por qué no llega Luis Manuely me dice si se vendió o no? Estadesgracia es tan increíble que no séque pensar, estoy como perdida, conganas de ponerme a gritar como unaloca. Diga algo, sálveme Leopoldo.

NIGAGLIONIDa lo mismo que la propiedad se hayavendido o no. Ese es un asuntoterminado. No se puede volver atrás. La senda del cafetal la borraron laszarzas y los espinos. TranquilíceseMadame y mire por primera vez en lavida la verdad.

MADAME LAMBERT¿Cuál verdad?

(MORE)

42.

MADAME LAMBERT (CONT'D)Usted quizá conoce la verdad y lamentira, pero yo ando ciega, sola ysin rumbo... Usted se enfrenta a lavida con inteligencia y sabe resolversus problemas con valentía. ¿Seráporque aun es joven y no ha recibidolas embestidas de la vida? Su miradajoven está bañada de esperanza porquetiene la vida por delante. Siendotan honrado, valiente y más profundoque el resto, sea también generosoconmigo. Esta es la hacienda de mifamilia, aquí nací, me crié, me caséy tuve hijas. Esa senda del cafetales mi vida. Si hay que venderla,que me vendan con ella. Mi hijo seahogó aquí. Usted que es bueno,apiádese de mí.

NIGAGLIONILa compadezco con toda mi alma.

MADAME LAMBERTHay que decirlo de otro modo, conmás calidez.

(Saca el pañuelo y sela cae un telegrama.)

Tengo el alma hecha pedazos. Measustan los ruidos y tiemblo cuandome quedo sola. Entre el silencio ylos ruidos se me nubla la mente y seme quiebran las alas. Es mi culpa... Leopoldo, lo siento como parte de lafamilia. Con gusto le daría a Luia,pero hijo, debe usted terminar deestudiar y completar un grado. Estábien pensar en el destino, pero nodeje que lo zarandee. Usted no hacenada, va de un lado a otro sin rumbo,es tan raro, ¿verdad que sí? Tieneque dejarse la barba, con forma, conelegancia...

NIGAGLIONINo me interesa ser atractivo.

(Levanta el telegramay se lo da.)

MADAME LAMBERTEs de París. Llega uno diario, ayer,hoy, mañana... Ha vuelto a enfermarse,dice que está muy mal, pide perdón yme suplica que regrese... y yo deberíavolver, ayudarlo, pasar algúntiempo... No ponga esa cara tansevera, qué le voy a hacer, necesitaque lo cuide, está solo, lasmedicinas, el cariño para enfrentar

(MORE)

43.

MADAME LAMBERT (CONT'D)las calamidades... Y sí, no lo voy anegar, lo quiero, lo quiero, es comosi tuviera una pesada piedra atadaal cuello que hala y me hunde hacialo más oscuro, pero amo esa piedra yno puedo vivir sin ella. No piensemal de mí, Leopoldo, no diga nada.

NIGAGLIONIPerdone la franqueza, pero ese hombrees un vividor.

MADAME LAMBERTNo, no diga nada, no quiero oír.

NIGAGLIONIEs un canalla que le ha explotado,un miserable que...

MADAME LAMBERTUsted tendrá veintitantos años, perotodavía es un niño.

NIGAGLIONITal vez.

MADAME LAMBERTHay que ser hombre para comprender alos que aman. Y es preciso saberamar, hay que enamorarse. Dice serun hombre puro, pamplinas, en realidades un tonto moralista, ridículo ypatético.

NIGAGLIONIPero, ¿qué dice?

MADAME LAMBERTEstoy por encima del amor. ¡Ja! Usted no está por encima del amor,simplemente se refugia en suimbecilidad. A su edad, ya deberíatener una amante, como diceJuaniquillo.

NIGAGLIONI¿Cómo puede decir eso? Eshorrible...Me voy, no puedo quedarmeaquí ni un minuto más. Todo haterminado entre nosotros.

Sale y cae estrepitosamente.

MADAME LAMBERTEspere, no se vaya, estaba bromeandocriatura. ¿Qué pasó?

Entra Luia riéndose.

44.

LUIALeopoldo se cayó por la escalera.

(Baja y lo ayuda.Regresan.)

MADAME LAMBERT¡Que gracioso el niño!

El jefe de la estación toma el centro y recita el verso deCampoamor.

JEFE DE ESTACIÓNY es que en el mundo traidor, nadahay verdad ni mentira, todo es segúnel color del cristal con que se mira.

Sube la música, varias parejas bailan.

MADAME LAMBERTVamos, Leonardo, le pido perdón,venga vamos a bailar.

Van a la sala. Entra Juaniquillo. Se acerca a Jean, quesale al balcón.

JEAN¿Que tal abuelo?

JUANIQUILLONo me siento bien. Cómo cambian lascosas: antes los hacendados, losmilitares, los alcaldes se peleabanpor venir a las fiestas. Ahora hayque rogarle a par de empleaditospara que rellenen el baile... Eldifunto señor, el abuelo curaba todocon orujo. Yo llevo más de veinteaños tomando un vaso de orujo diario. Quizá por eso estoy vivo.

JEANViejo, oírte es un suplicio.

MADAME LAMBERTMerci, Leopoldo. Estoy cansada.

Se sienta. Entra Luia.

LUIAEn la cocina hay un viejo que diceque ya vendieron el cafetal.

MADAME LAMBERT¿A quién se lo vendieron?

LUIANo dijo a quien... se fue.

Nigaglioni la toma del brazo y siguen bailando.

45.

JEANEra un viejo caminante que pasabapor ahí.

JUANIQUILLOY el señor Luis Manuel sin llegar. Se va a resfriar.

MADAME LAMBERTMe voy a morir. Jean, ve y averiguaa quién se lo vendieron.

JEAN(Se ríe)

Pero si ese viejo ya se marchó.

MADAME LAMBERT¿De qué se ríe, de qué se alegra?

JEANEhh, de Simón Giusti, siemprecayéndose. Ridículo Don Infortunio.

MADAME LAMBERTJuaniquillo, si se vende la propiedad,¿adónde irás?

JUANIQUILLOAdonde usted me ordene.

MADAME LAMBERTEstás muy pálido, ¿te sientes mal? Mejor vete a dormir.

JUANIQUILLOSí... Y ¿quién atenderá la gente sinmí, quién dará las órdenes a loscriados? Soy yo solo para toda lacasa.

JEANMadame, ¿puedo pedirle algo? Siregresa a París, lléveme con usted,sea buena. No puedo quedarme aquí,usted lo sabe. Este es un paísatrasado, y sobre todo aburrido. Nose come bien y hay que soportar alviejo loco de Juaniquillo.

Entra Lasalle.

LASALLE¿Me permite este vals, belleza?

(Ella se adelanta.)Sabe usted querida Madame: necesitotrescientos pesos, trescientos tristespesos.

JEANParis, París, París...

46.

Una figura de fantesca cruza la sala. Se escuchan aplausos. Lucía Reneta sale al balcón y se acerca a Juaniquillo. Estávestida con un traje prestado.

LUCIA RENETALe señorita me ordena bailar puesfaltan damas, pero a mí me marea elbaile. Juaniquillo, ¿sabes lo queme dijo el empleado del correo? Medejó sin respiración.

JUANIQUILLO¿Qué te dijo?

LUCIA RENETAQue yo soy una flor.

JEAN(Bosteza)

¡Qué tontería!

LUCIA RENETAUna flor...Soy tan delicada que meemocionan las frases bonitas.

JUANIQUILLOPor ese camino, te perderás.

Llega Simón Giusti.

GIUSTILucía Reneta, usted huye de mí comosi yo fuera un ciempiés... Ah, lavida...

LUCIA RENETA¿Qué quiere usted de mí?

GIUSTIY tal vez tenga usted razón. Claroque si analizamos el punto de vista,entonces, permítame que sea franco,usted ha encerrado mi espíritu. Digo, conozco mis males. Todos losdías me atacan las desgracias, peroyo me acostumbro a todo y me río. Pero usted me ha dado su palabra yhoy...

LUCIA RENETADéjeme en paz, se lo ruego, que ahoraestoy soñando.

GIUSTISoy dulce para las desgracias, losé, y por eso, pues me sonrío. Perousted...

Natalia llega a ellos.

47.

NATALIANo lo puedo creer, todavía está aquí. Eres un irrespetuoso. Vete adentro,Lucía. Simón, primero juegas albillar y rompes un taco. Luego tepaseas por la sala como si fueras uninvitado.

GIUSTIUsted no puede pedirme cuentas,señorita.

NATALIANo te pido cuentas, pero no podemostener a un empleado de administraciónque no cumple con sus deberes y paracolmo, quiere pavonearse como unseñor.

GIUSTILe toca a los mayores pasar juiciosobre mis servicios y si puedo o novenir a la fiesta.

NATALIA¿Cómo te atreves a hablarme así? Ahora los pichones quieren tirarle alas escopetas. Sal de aquíinmediatamente.

GIUSTILe ruego que me trate con respeto.

NATALIA(Iracunda.)

Fuera de aquí, ahora mismo. Fuera,don Infortunio. Que no queda rastrode ti ni mis ojos vuelvan a verte.

GIUSTIMe voy a quejar de usted.

NATALIAAh, sí.

Ella toma el bastón de Juaniquillo. Él huye. Ella lanza unbastonazo. En ese instante entra Mattei y recibe el golpe.

MATTEIAy. Gracias por el recibimiento.

NATALIA(Entre enojada yburlona.)

Usted perdone.

MATTEINo es nada, agradecido por labienvenida.

48.

NATALIANo hay de qué.

(Va a entrar a lasala pero se vuelvemás calmada.)

¿Le hice daño?

MATTEINada, nada. Un chichón para elrecuerdo.

Voces en la sala: Llegó el negociante Mattei. Llega la Madamey Lasalle. Este lo abraza.

LASALLEMi querido Mattei. Humm, hueles abrandy. Nosotros también hemosfestejado.

MADAME LAMBERT¿Es usted, Mattei? ¿Y Luis Manuel? Han tardado mucho.

MATTEILlegamos juntos.

MADAME LAMBERT¿Y qué, se realizó la subasta? Cuentehombre.

MATTEIEhh, sí, sí, se realizó. Como a lascuatro. Pero entre una copa y otra,se nos hizo tarde. Puff, estoy unpoco cansado.

Entra Luis Manuel. Trae comestibles y trata de contener laslágrimas.

MADAME LAMBERTLuillo, qué pasó, vamos habla.

LUIS MANUELTraje algunas cosas.

(A Juaniquillo.)Toma, lleva a la cocina. No he comidonada. Cómo sufrí. Estoy agotado. Voy a cambiarme de ropa.

Sale con Juaniquillo. Se escucha las voces desde el billar,el ruido de las bolas, las carcajadas de los invitados.

LASALLECuente Mattei, cuente lo que pasó.

MADAME LAMBERT¿Se vendió o no el cafetal?

MATTEISe vendió.

49.

MADAME LAMBERT¿Y quién lo ha comprado?

MATTEIYo.

Madame Lambert tiene que apoyarse de un silla para no caer. Natalia se quita las llaves del cinturón y las tira al piso. Sale.

MATTEI (CONT'D)La compré yo. Estoy tan emocionadoque estoy temblando.

(Ríe.)Cuando llegamos a la subasta,Serrallés ya estaba allí. Luis Manuelsólo tenía quince mil y Serrallésofreció treinta mil, más la deuda. Para comenzar la puja, ofrecícuarenta. El subió a 45, yo a 55,él de cinco en cinco, yo de diez endiez, hasta que finalmente gané connoventa mil. Y se acabó. Ahora lasenda del cafetal es mía, mía.

(A carcajadas.)Díganme que estoy borracho o que sonfiguraciones de comerciante. Mía. Si mi padre y mi abuelo me vieran,ellos que fueron agregados en estahacienda, que no los invitaban ni ala cocina, a mí, el tonto Giusseppe,el ignorante Giusseppe, ahora dueñode la propiedad más hermosa del país. No, si debo estar soñando, delirocomo un poseso...

(Levanta las llaves.)Tiró las llaves para demostrar queya no es la dueña, bueno no importa. ¡Que suene la música, yo pago! Vengantodos a ver cómo Giusseppe Matteitoma posesión derribando los cafetos. ¡Un hacha, que voy a abrirle paso alfuturo!

(Madame lloraamargamente.)

Si me hubiera hecho caso, pero yaperdió todo. Así es la vida,desdichada y alocada.

LASALLEVamos al salón, dejemosla sola. Vamos, que está llorando.

MATTEIY qué. Música, que suene la música,que todo sea como yo lo mando. Aquíestá el nuevo terrateniente, el nuevoamo de la senda del cafetal. Yopago por todo.

50.

Toca la orquesta. Madame, sola y derrumbada. Entran Luia yNigaglioni.

LUIA¡Mamá, mamá! ¿Lloras? Mi queridamadre, mi adorada madre... La sendadel cafetal se perdió, es verdad, yano existe. Pero queda vida pordelante, te queda tu alma bondadosa...Ven conmigo, vámonos de aquí. Vamosa sembrar un nuevo cafetal y la sendaflorecerá otra vez, y tu sonrisaalegrará tu rostro con alegría, unaprofunda y silenciosa alegría. Vámonos, mamá, vámonos.

Nigaglioni las observa entre incrédulo y conmovido. Bajanlas luces. En la penumbra vemos a Mattei dirigiendo elrecogido de los muebles y la preparación de la mudanza. Hayalgo fantasmagórico en el ambiente.

51.

ACTO IV

Suben las luces. Baúles y maletas por doquier. Los mueblesestán a un lado, listos para ser vendidos. Se siente elvacío. En el balcón Mattei espera. A su lado Jean con unabandeja llena de vasos de champán. Adentro se escuchan lasvoces de Natalia y Luia. A un lado Simón Giusti organizadocumentos.

JEANLos campesinos han venido adespedirse. En el fondo son buenos,don Giusseppe.

Entran Madame y Luis Manuel. Ella no llora, pero una palideztrémula la traiciona.

LUIS MANUELLes diste todo lo que tenías en elmonedero, eres imposible.

MADAME LAMBERTNo pude hacer otra cosa, no pude.

MATTEISírvanse señores, un brindis conchampán para su despedida. Lo compréen el pueblo para ustedes. Sírvanse. Cómo, no quieren. Si lo hubierasabido no compraba la botella. Bueno,pues yo tampoco beberé. Bebe tú,Jean.

JEAN(Toma una copa.)

Por los que se van. Y porque losque quedan sean felices.

(Bebe.)Este no es champán francés.

MATTEINo se puede pedir más por cuatropesos. ¿De qué te ríes?

JEANDe puro placer.

MATTEISeñores, se les está haciendo tarde.

NIGAGLIONIYa es hora de irse. ¿Dónde diablosestán mis botas? Luia, no encuentromis botas.

MATTEITengo que ir a Ponce, mis negociosme llaman. He estado perdiendo eltiempo con ustedes. Me pongo mohoso.

52.

NIGAGLIONIEnseguida nos iremos y usted podráregresar a sus productivos menesteres.

MATTEIBebe una copa.

NIGAGLIONINo quiero, no bebo.

MATTEIEntonces a la capital.

NIGAGLIONISí, regreso a la universidad.

MATTEIImagínese. Los profesores no hanpodido dormir esperándote.

NIGAGLIONIEso no le importa.

MATTEI¿Hace cuántos años estás estudiando?

NIGAGLIONIOtra vez con lo mismo, no se cansa...Permítame darle un consejo: cuandohable no mueva los brazos como unmolino. No es elegante. Y no estésiempre hablando de sus negocios. Suena a avaricia... En el fondo noes usted malo. Tiene los dedos finosy delicados.

MATTEI(Lo abraza.)

Gracias mi querido estudiante. Sinecesitas para el viaje, te presto.

NIGAGLIONINo lo necesito.

MATTEIPero si no tienes ni un peso.

NIGAGLIONITengo. Cobré una traducción, gracias.Las que no aparecen son mis botas.

MATTEIEscucha. El año pasado sembré ciencuerdas de caña y ahora me pagancuarenta mil pesos. Y lo dulce queson las cañas. No seas orgulloso, teofrezco dinero porque a mí me sobra.Recuerda que nos parecemos, venimosde abajo.

53.

NIGAGLIONISu padre era un campesino, el mío,farmacéutico, pero eso no tieneimportancia. Así me de diez mil nolos tomaré. Soy un hombre libre. Niricos ni pobres tienen poder sobremí. Soy parte de la humanidad quemarcha hacia la verdad y la felicidadsupremas. Estoy en la vanguardia.

MATTEI¿Llegarás?

NIGAGLIONILlegaré... y si no, abriré el caminopara los demás.

(Se oye el sonido delas hachas talandoel cafetal.)

MATTEIEs hora de marchar. Nosotros aquífilosofando y allá afuera la vidasigue su rumbo. Hay que trabajar,cuando trabajo sé para qué existo. Pero amigo, cuánta gente hay en estepaís que no sabe por qué estánvivos... Le dieron un empleo alseñorito Luis Manuel en el banco,dos mil al año. No durará, es unharagán.

LUIA(Entra.)

Mi madre le pide que no talen lasenda del cafetal hasta que ella sehaya ido.

NIGAGLIONIPero será posible, que falta de tacto.

(Sale.)

MATTEIEnseguida, enseguida. Qué gente tanremilgosa.

(Sale hacia la senda.)

LUIA¿Llevaron a Juaniquillo al hospital?

JEANLo dije esta mañana, así que supongoque sí.

LUIASimón, averigue si llevaron aJuaniquillo al hospital.

54.

JEANPero va a seguir preguntando, ya ledije que sí.

GIUSTIYa Juaniquillo no puede ser reparado.Pronto se reunirá con sus padres yabuelos.

(Tropieza y se le caeuna valija.)

Claro, tenía que ser yo.

JEANDon Infortunio.

NATALIA¿Llevaron a Juaniquillo?

LUIASí, lo han llevado.

NATALIAPero dejaron la carta para el médico.

LUIAPues hay que alcanzarlos con la carta.

(Sale.)

NATALIAJuan, su madre ha venido a despedirse.

(Sale.)

JEANYa me tiene harto con sus despedidas.

LUCIA RENETAUna miradita, por favor. Usted se vay me abandona.

(LLora y se le echaal cuello.)

JEAN(Bebe champán.)

No vale la pena llorar. Dentro deunos días estaré de nuevo en París yentonces, a volar. No puedo quedarmeaquí en medio de tanta ignorancia.Compórtese como una señorita y nollore.

LUCIA RENETA(Empolvándose.)

Escríbame desde París. Yo le hequerido, Jean. Soy un ser delicado.

JEANYa vienen.

Entran Madame, Luis Manuel, Luia y María Luisa.

55.

LUIS MANUELQueda poco tiempo. ¿De quién vieneese olor a arenque?

MADAME LAMBERTUnos minutillos más. Adiós queridacasa. Pasará el tiempo y ya tú noestarás. ¡Cuántas cosas se lleva eltiempo!

(Besa a Luia.)Mi tesoro, mi niña bonita. Tieneslos ojos brillantes. ¿Estás contenta?

LUIAMucho. Comienza una nueva vida.

LUIS MANUELEs verdad, ahora todo está bien.Hasta que se vendió el cafetalestábamos nerviosos y tristes. Yaconsumada la venta, pasó la tormenta.Tranquilos y hasta alegres... Yoseré un buen empleado bancario.¡Carambola con la amarilla! Y tu,Lena Andrea, tienes mejor semblante,después de todo.

MADAME LAMBERTSí, dormí bien, los nervios me dejarondescansar. Jean, lleva las cosas alcarruaje. Es ahora de irnos.

(A Luia.)Chiquita mía, pronto volveremos avernos. Viviré en París mientrasdure el dinero que mandó tu abuela.Después...

LUIAVolverás pronto, lo sé. Yo voy aprepararme para enseñar y te ayudaré,mamá, te lo prometo, trabajaré paraayudarte. Volveremos a leer juntas ysoñaremos un mundo mejor. Vuelve,mamita.

MADAME LAMBERTVolveré, mi niña.

Entra Simón Giusti. María Luisa canturrea una pastorella.

LUIS MANUELFeliz María Luisa que puede cantar.

MARÍA LUISA(Toma un paño y fingeque es un bebé quellora.)

Ya, mi amorcito, no llores.(MORE)

56.

MARÍA LUISA (CONT'D)(A Mattei.)

Por favor, encuéntreme un empleo, mehe quedado en el aire.

MATTEISe lo encontraremos, se lo aseguro,algo aparecerá.

LUIS MANUELTodos nos abandonan. Natalia se va...Hemos dejado de ser necesarios.

MARÍA LUISANo tengo donde vivir en la ciudad.Hay que irse... Bueno, qué más da.

Entra Lasalle.

MATTEI(Con sorna.)

La maravilla de la creación.

LASALLE(Sofocado.)

Muy honorables... uff, estoy exhausto,no puedo respirar. Un poco de agua,por favor.

LUIS MANUELSeguro que viene a pedir dinero.Para no pecar, me aparto.

LASALLEBella mía, hace un tiempito que novenía a verle...

(A Mattei.)¿Tú por aquí? Me alegro... el hombrede inmensa... inteligencia. Toma,aquí tienes cuatrocientos pesos. Tequedo a deber ochocientos cincuenta.

MATTEISe va a acabar el mundo. ¿De dóndesacaste todo ese dinero?

LASALLEEspera... ¡qué calor! Un milagro,llegaron unos americanos y meofrecieron alquilar mis tierras, ja.

(Le entrega a Madame.)Para usted, mi hermosa ninfa,cuatrocientos, el resto después.

(Le traen agua.Gracias.)

Me decía un joven que no conozco queun filósofo que no sé quien es,aconsejaba saltar desde la azoteapara resolver el problema.¡Imagínense!

57.

MATTEIPero quiénes son esos americanos.

LASALLELes arrendé las tierras calizas porveinticuatro años... Y ahora me voy,que voy a pagarles a los Bernazar ylos Tort. Regreso el jueves.

MADAME LAMBERTYa no estaremos, nos vamos fuera delpaís.

LASALLE¿Cómo? No puede ser, gente tan finae inteligente...No pasa nada...Quesean felices, el Señor los proteja.Listos son esos americanos, unacantera, ja...Todo tiene su final enesta vida...

(Besa la mano deMadame.)

Y si le llega la noticia de llegó mifinal acuérdese de este... caballo ydiga: Hubo una vez, existió un talJuan Bautista Lasalle... Dios lotenga en su gloria.

(Sale pero regresa.)Saludos de mi Daniela.

MADAME LAMBERTAhora podemos irnos. Pero me quedandos preocupaciones. Juaniquillo estáenfermo.

LUIALo llevaron al hospital. Jean loenvió.

MADAME LAMBERTBueno. La segunda es Natalia. Havivido acostumbrada a trabajar desol a sol y ahora vaga como un almaen pena. Está pálida y ha perdidopeso...

(A Mattei.)Usted lo sabe bien, Mattei. Yo soñabacon casarla con usted y todosanticipaban la boda.

(Lo hala aparte. Luiay María Luisa salen.)

Mire, Mattei, ustedes se gustan,pueden quererse, no sé por qué seevitan el uno al otro.

MATTEIYo tampoco lo sé. Es extraño... perosi aun queda tiempo, estoy dispuestoahora mismo. Acabemos de una vez,

(MORE)

58.

MATTEI (CONT'D)porque sin usted, sé que no medeclaro.

MADAME LAMBERTEstupendo. Solo necesitamos un minuto.Enseguida la llamo.

MATTEIY hasta hay champán...

(Mira las copas.)Había champán. Alguien se la tragó.

Jean carraspea.

MADAME LAMBERTBueno, salgamos todos. ¡Natalia,deja todo y ven aquí.

(Sale con Jean.)

MATTEIBueno, bueno...

Adentro se escuchan risas y cuchicheos. Finalmente entraNatalia. Mira en derredor. Finge que busca algo.

NATALIA¡Que raro!

MATTEI¿Que busca, señorita Natalia?

NATALIAJuraría que lo guarde, pero no sédónde.

MATTEI...¿Y ahora, adónde irá?

NATALIAA casa de los Bras. Llegamos a unacuerdo... yo cuidaré la casa...seré como ama de llaves.

MATTEIPero eso es en Mayagüez, a unossetenta kilómetros... Así que lavida se ha terminado en esta casa.

NATALIA¿Donde lo habré puesto?... A lo mejortodo ha terminado para siempre.

MATTEIY yo iré a Ponce. Tengo negociosallí. Dejé a Simón Giusti a cargo.Lo contraté.

NATALIASi, me enteré.

59.

MATTEI...El año pasado diluviaba para estasfechas. Hoy hay un solresplandeciente. Pero está fresco.

NATALIANi cuenta me he dado. Aquí ni eltermómetro funciona.

Una voz desde afuera llama: Don Giusseppe. Mattei aprovechapara escabullirse.

MATTEIVoy.

Natalia se sienta y solloza quedamente. Entra Madame.

MADAME LAMBERT¿Qué? ...Bueno, hay que irse.

NATALIA(Ya no llora.)

Sí, ya es hora. Si no pierdo el tren,llego a casa de los Bras hoy mismo.

MADAME LAMBERTLuia, vamos. Ahora podemos ponernosen marcha.

LUIA(Alegre.)

¡En marcha!

LUIS MANUELAmigos y queridos, queridos y amigos.Al abandonar esta casa, no puedocontener los sentimientos que mebrotan como agua de la fuente...

LUIA¡Tío!

NATALIAPor favor, tío.

LUIS MANUELMe callo. Carambola en el cetro conla amarilla.

Entran Nigaglioni y luego Mattei.

NIGAGLIONIBueno, señores, vamos saliendo.

MATTEI¡Simon Giusti, mi sombrero!

60.

MADAME LAMBERTUn minuto más. Quiero llevarme elrecuerdo de las paredes de esta casa,de los techos que nos protegieron,del aire que respiramos... quierorecordarlas con amor y ternura.

LUIS MANUELRecuerdo cuando tenía seis años y mesentaba a esperar a papá que habíaido a la iglesia...

MADAME LAMBERT¿Ya recogieron todo?

MATTEIParece que sí.

(A Giusti que le traeel sombrero.)

Cuida bien que todo esté en orden,Simón Giusti.

GIUSTI(Con voz ronca.)

Puede estar usted tranquilo, DonGiusseppe.

MATTEI¿Y esa voz?

GIUSTIMe atraganté con saliva.

JEAN¡Que torpe?

MADAME LAMBERTNos iremos y aquí no quedará ni unalma.

MATTEIHabrá mucha caña.

Natalia abre un paraguas y parecería que quiere golpearlo.Mattei finge asustarse.

NATALIANo, no pensaba...

NIGAGLIONISeñores, ya es hora.

NATALIA(Casi en lágrimas.)

Leopoldo, ahí están sus botas, suciasy viejas.

LUIS MANUELEl tren... el carruaje... Bola cruzadaal centro. Carambola doble.

61.

MADAME LAMBERTVamos.

MATTEI¿Están todos? Hay que cerrar, quequedan cosas adentro.

LUIAAdiós, casa querida, adiós viejavida.

NIGAGLIONIHola, vida nueva.

Natalia pasea Lentamente por la vivienda, tratándose dellevarse los recuerdos.

MATTEISaliendo señores. Hasta la vista.

Van saliendo todos. Madame se queda sola con Luis Manuel. Seabrazan. Llanto contenido.

LUIS MANUEL¡Hermana mía!

MADAME LAMBERTMi amada senda del cafetal, perdida.Se fue con mi juventud y mi alegría.Adiós.

LUIA(Llamando alegre.)

¡Mamá!

NIGAGLIONI¡Hooolaa!

MADAME LAMBERTYa vamos.

Salen. La escena se queda vacía. El silencio es interrumpidopor el golpe cruel del hacha sobre los cafetos. Una músicamelancólica va pintando de tristeza el ambiente. ApareceJuaniquillo. Viste como siempre, pero con pantuflas. Estámuy decaído.

JUANIQUILLOSe han ido... Todo está cerrado. Seolvidaron de mí... No importa. Mequedaré aquí, sentado. Seguro quedon Luis Manuel no se puso el gabán...Y yo no estaba... Ah la juventud,todo pasa como si no hubiera ocurrido.No queda nada, nada...

Aumenta el sonido del hacha sobre los cafetos. Cada hachazoparecería golpear a Juaniquillo, que se va encorvando hastaquedar tendido. Se oye un sonido lejano, como si el cielo se

62.

compadeciera. El golpe poderoso del hacha impera en la escena.Apagón.