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La revolución agroecológicaVivir bien y comer sano en el altiplano

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Reportajedomingo 5 de marzo de 2017

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domingo 26 de marzo de 2017

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La agricultura bajo cubierta es una alternativa en el altiplano para producir hortalizas ecológicas, como

lechuga, acelga, brócoli, árboles de fruta y otros para consumo familiar.

Melina Valencia Achá

Cuando era niño acompañaba a su papá desde el departamen-to de Oruro hasta Cochabam-ba para intercambiar chuño por

maíz . En la espera, él veía cómo brillaban las verduras que en ese entonces no se producían en el altiplano. “Yo le pedía a mi padre que me comprara zanahorias, las se-ñoras las vendían inclusive con sus ramas, ‘yo quie-ro comer’ le decía”, rela-ta Juan Salamanca Ve-lásquez, un agricultor de Caracollo, municipio orureño donde predo-mina el clima frío y los vientos intensos.

Contrariamente a lo que vivió en su niñez, Juan ahora es productor de zana-horias, cebollas, papas y remo-lachas que lleva por camionadas a Cochabamba, también al mercado in-terno de la ciudad de Oruro. “Tengo pro-ducción inextensa”, dice, y aclara que sus alimentos son totalmente orgánicos.

Está contento porque pronto cons-truirá su carpa solar, y asegura que en ese

espacio producirá desde hortalizas has-ta duraznos. “Con esas carpas alimenta-remos a Oruro, ya no faltará comida”, se apasiona el agricultor mostrando su pro-ducción en una feria ecológica.

Juan es parte de las familias agricul-toras en Bolivia que promete producción

ecológica y de esta manera contri-buir a la seguridad alimentaria.

Esta política se impulsa des-de el Estado Plurinacional

de Bolivia con el apoyo de asistencia técnica

de la Organización de las Naciones Uni-das para la Alimen-tación y la Agricultu-ra (FAO), en el marco

del Programa Nacio-nal de Agricultura Ur-

bana y Periurbana (PN-AUP), que se aplica en

los departamentos de Oruro, Potosí, Chuquisaca,

Cochabamba y Pando. La Gobernación y Alcaldía se

encargan de cubrir los costos económi-cos para la construcción de las carpas, las familias aportan con una contraparte de 30% que consiste principalmente en mano de obra y uso de materiales locales.

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1. La familia de Guido Andrés Pinaya cosecha remolachas y acelgas para vender a los vecinos que llegaron para la inauguración de la carpa solar.

2. Juan Salamanca, del municipio de Caracollo, expone las hortalizas de su producción ecológica.

3. Cebollas y habas cosechadas en campos abiertos en Caracollo.

4. Dora Canaviri muestra la acelga de su carpa solar en el barrio periurbano de Socamani, municipio de Oruro.

5. Comunarios de Caracollo compran y admiran el éxito de la cose-cha de hortalizas en los huertos familiares.

Fotos: Melina Valencia Achá

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Para los agricultores de Caracollo, que solo se dedicaban al cultivo de cereales, como la quinua, o tubérculos, como la papa, un huerto bajo cubierta es como un pequeño oasis en medio del altiplano.

“El lugar donde estamos nunca ha producido nada, ni una paja”, manifies-ta Guido Andrés Pinaya, agricultor de la comunidad Collpaña, que ahora fue be-neficiado con una carpa solar y dentro de ella dice que pareciera como si estu-viera en el trópico.

Los técnicos de la FAO le asistieron en la construcción de las paredes con adobe, la implementación del agrofilm (plástico agrícola) sobre unos arcos de fierro, diseño que ofrece una buena distribución de luz por dentro, favore-ciendo el crecimiento de las verduras. Luego recibió asistencia para mejorar el terreno, seleccionar semillas, cómo combatir las plagas sin el uso de quí-micos, la cosecha, además del mante-nimiento del huerto.

Dentro de la carpa, Guido sembró de todo: acelga, coliflor, zapallo, toma-te, pepinos, achojcha, pimentón, vainas, remolacha, manzana, durazno, naran-ja, entre otros. En medio de estos cul-tivos, colocó la planta de la muña, que sirve para combatir las plagas, también otros preparados con yerbas aromáticas como el paico, locoto, ajo, thola, itapa-llo y zábila, que permiten fumigar ante la presencia de plagas como los pulgo-nes, por ejemplo. “Al principio fue difícil,

“Sin la agricultura ecológica es imposible la soberanía alimentaria, es imposible proteger la Madre Tierra y alimentar a la población”, reflexión de Crispim Moreira, representante de la

FAO en Bolivia.

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6. Habas y zanahorias que llegan a una feria desde la localidad de Poopó.

7. Guido dentro de su carpa solar.

8. Crescencia Fernández cosecha achojcha en su huerto.

Fotos: Melina Valencia Achá

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últimos años es un éxito también en la ciudad porque se diversifica la ali-mentación familiar. “Antes se pensaba que solo se podía producir en el cam-po, pero ahora por voluntad política se apuesta a producir en la ciudad en pequeños espacios, en los patios de las casas, hay cultura productiva y sabe-

res”, destaca Ronald Quispe, coor-dinador del Proyecto de Coo-

peración Técnica de la FAO, (TCP)/Bolivia/3606.

En algunos casos, la implementación de car-pas solares despierta la vocación productiva, en otros una forma de sustento económico, y

para los adultos mayo-res es una terapia que

mejora su salud. El efec-to común en todos es que

adquieren nuevos hábitos de alimentación porque se incor-

pora a la dieta diaria todo lo que se produce en los huertos.

“Había varios proyectos, pero no-sotros preferimos la carpa para pro-ducir las verduras. Tenemos terrenos donde cultivamos zanahorias, pero no sabíamos de la acelga y la espinaca”, comenta Dora Canaviri, quien vive en el barrio Socamani de Oruro. Allí tam-bién el frío es intenso a pesar del ra-diante sol durante el día.

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13no entendíamos, pero gracias a los téc-nicos de a poco ya estamos trabajando”, asegura Guido, quien junto con su fami-lia apostó primero por lo ecológico para consumo familiar y el excedente para la venta a los vecinos.

Por ahora hay 24 carpas solares en Caracollo y 117 en todo el departamen-to de Oruro. Hasta 2020 se estima construir 500 más en 35 munici-pios, asegura la secretaria ge-neral de Desarrollo Produc-tivo de la Gobernación de Oruro, Lizet Márquez.

“Estoy convencido de que sí se puede pro-ducir hortalizas en el altiplano”, manifiesta el gobernador de Oruro, Víctor Hugo Vásquez, quien como primera au-toridad inauguró una de las carpas exitosas en el de-partamento. En su experiencia, explica que las hortalizas se pro-ducen a campo abierto en diciembre, enero, febrero, pero empiezan a esca-sear en marzo, abril, mayo y junio, y precisamente para esa época los huer-tos tendrán una producción con un mercado asegurado.

A partir de los resultados y las polí-ticas implementadas, el Gobernador va-ticina que en 50 años más el altiplano se convertirá en un valle no solo por la abundancia de producción de hortalizas que ya se observa, sino también por el cambio climático, que cada vez es más fuerte, ya que las temperaturas se inten-sifican, así como las heladas, granizadas y sequías. Pese a estos efectos, los agri-cultores han logrado buenas cosechas.

HUERTA FAMILIAR URBANA La experiencia del área rural en los

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9. El gobernador de Oruro, Víctor Hugo Vásquez, toma fotos de la producción de papa ecológica.

10. Benita Pérez sostiene en sus manos las verduras de su huerta.

11. La variedad de colores en las verduras que se incorporan en la elaboración de alimentos es más nutritiva para el ser humano.

Fotos: Melina Valencia Achá

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Las mujeres incorporaron las verduras a sus comidas diarias de forma más apetecible para

su familia.

Dora no solo aprendió a cultivar, sino a elaborar comida con productos de su carpa para el consumo familiar, como ‘pescaditos de acelga’ y sopa de verdu-ras. También vende las hortalizas cuan-do tiene excedentes, sus vecinos son los principales clientes.

Lo único que todavía le re-sulta complicado es comba-tir las plagas de los pul-gones, las cochinillas o las moscas blancas.

En otra casa del barrio, María Lui-sa Berríos innova su huerto con la in-corporación de ají amarillo (típico de Chuquisaca), ade-más de quilquiña y huacataya. “Lo prime-ro que dio fue la lechu-ga, le entró plagas, pero la curamos, hicimos un pre-parado de ajo, locoto y tabaco”, cuenta la ama de casa.

Durante el proceso de asistencia técnica, la FAO entrega 12 especies de semillas a las familias para un huerto y que éste contenga la variedad de colo-res para una alimentación integral.

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Así como en el campo, muchos tie-nen conocimientos sobre los cultivos de papa, quinua, pero no conocen de la lechuga o acelga, por lo que muchos quisieron experimentar con la carpa so-lar, sobre todo para variar el menú de

desayuno y almuerzos de su fami-lia, como Elizabeth Rodríguez,

quien comenta que todo lo que requiere para cocinar

lo tiene en su carpa. Para Crescencia

Fernández de Lima, quien vive en la zona 3 de Vinto, el invernadero es una terapia que le ayu-da a mantener su

salud. Su verdura fa-vorita es la achojcha,

que adorna toda su carpa. “Estaba mal de

los nervios y me ayudó un poco está actividad. Aquí el

clima es lindo, yo entro también para admirar las hortalizas y de paso

me siento a tejer”, dice Crescencia. Tiene seis hijos, uno de ellos es David, quien optó por estudiar Agronomía y por lo que el huerto es un campo de experimentación constante, como por

12. Galletas de espinaca.

13. Grupo autóctono ameniza la primera Feria Agroecoló-gica desarrollada en el hall de la Gobernación de Oruro.

14. Pan de acelga.

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ejemplo para la elaboración de com-post (abono orgánico).

Al lado de su casa, su vecino Do-mingo Aguilar tiene dos carpas, una que construyó junto a la FAO y otra que amplió por cuenta propia. Ahora también es presidente de la Asocia-ción de Productores de Hortalizas en Carpas Solares (Aphocasor), conforma-da por 56 familias en Oruro, entre ellas Dora, María Luisa y Crescencia.

La asociación se creó en 2016, el ob-jetivo es obtener un mercado seguro para la venta de la producción ecológi-ca. “Por ahora llevamos a la escuela, le vendemos a las madres de familia, a los profesores, todavía tenemos poco, solo comercializamos el excedente porque primero es para alimentarnos en la fami-lia”, explica Guido.

Trabaja en la agricultura y también como taxista, pero si pudiera ampliar los huertos no dudaría en dedicarse completamente a las hortalizas. “¡Mire estas acelgas frondosas!”, señala mien-tras recorre su huerto. “Tenemos el privilegio de tener las carpas, pero lo más importante es que la familia se ali-menta sanamente, es el beneficio más grande porque no tiene nada de quí-micos”, advierte.

secha. Así como la quinua orgánica, las hortalizas también tienen un sello de pro-ducción ecológica en el altiplano.

Aphocasor logró esa certificación. “Entre nosotros controlamos que na-die use químicos”, dice Benita Pérez, su familia produce a campo abierto y en carpa, su trabajo es arduo, pero asegu-ra que no se cansa porque uno de sus anhelos es que la gente consuma sano, que equivale a producción ecológica. Junto a su esposo vive 20 años en Oru-ro, primero alquilaron tierras para sem-brar verduras y después compraron sus propios terrenos; y ahora los martes y viernes llevan hortalizas a los mercados de Cochabamba, todo es ecológico. La cebolla y zanahoria también va a los su-permercados; sin embargo, Benita ad-vierte que todavía la gente no es cons-ciente del valor de consumir ecológico.

La carpa solar es una tecnología que surgió en Europa como una alternativa para evadir la variación de temperatu-ra y controlarla dentro de un ambiente cerrado. En Bolivia, las primeras expe-riencias datan de los 60 y 70 a través de cooperación internacional, en los últi-mos años, la FAO impulsa la agricultu-ra familiar con asistencia técnica para la construcción de la carpa y la producción.

Los socios se reúnen para intercam-biar experiencias y participar en ferias a las que son convocadas eventualmente. Cuando lo hacen no pierden la oportuni-dad de degustar las recetas elaboradas con verduras de sus propias carpas.

Un queque de zapallo o remolacha es una delicia que se puede acompañar con un licuado de leche con espinaca o jugo de zapallo con unas gotas de limón.

Inés Vásquez, socia de Aphocasor, elabora pan de acelga y galletas de es-pinaca, que expone en la Primera Fe-ria de Productos Agroecológicos en Oruro. “Es igual que hacer el pan co-mún, solo le agregué un poco más de manteca y coloque la acelga licuada. Es una opción más para que la gente consuma más verduras, tienen vitami-nas y nos ayuda a la digestión”, expli-ca y añade que una verdura convertida en galleta es más aceptable para los ni-ños. Su hijo estudió Gastronomía, fue quien la impulsó para experimentar con las recetas porque los ingredien-tes las obtiene de su carpa solar.

Toda la producción ecológica es certi-ficada por el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Se-nasag), que garantiza que están libres de plaguicidas desde la siembra hasta la co-

“Se acompaña y se hace transferencia de conocimientos al productor, por eso las carpas son cada vez más sostenibles”, in-dica Ronald Quispe, de la FAO.

“Tenemos dos propósitos: la reduc-ción del hambre y la reducción de la po-breza. Que las familias produzcan sus propios alimentos de alto valor nutricio-nal, como son las hortalizas; y los exce-dentes para que se cumpla el segundo objetivo con pequeños ingresos por la venta de esas verduras”, añade.

Con la nueva política, al menos se rear-ticularon unas 60 carpas en la ciudad que fueron construidas hace 8 años, indica Ro-berto Marca, coordinador Departamental del proyecto TCP/Bol/3606 FAO, quien rea-liza el apoyo técnico en el departamento orureño. Está convencido que con el apo-yo de las autoridades y la voluntad de los agricultores la producción ecológica ten-drá éxito en el altiplano.

Por ahora las mujeres lideran la pro-ducción en carpas solares y ponen más colores en los platos para mejorar la nu-trición de sus familias.

Este año, Bolivia es anfitriona del VII Encuentro Latinoamericano y del Cari-be de Agricultura Ecológica y Orgánica (Elaeo), que se desarrollará del 22 al 25 de mayo en Rurrenabaque, Beni. 15

15. Una socia de Aphocasol explica los cuidados para mantener por más tiempo las verduras ecológicas.

16. Mirian Magne, asambleísta departamen-tal de Oruro, degusta un sándwich de pan de acelga con relleno de verduras y queso.

17. Queque de zapallo.

Fotos: Melina Valencia Achá