La Resurrección

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Colegio San Ignacio Guía Nº 7 Cultura Religiosa IVº año Página 1 de 14 LA RESURRECCIÓN DE JESÚS asta ahora hemos considerado ampliamente al Jesús Histórico encontrando puntos de mayor y menor certeza y conformándonos en muchos casos, en aceptar la insuficiencia de fuentes. Hicimos una lectura de las enseñanzas de Jesús, de su impacto en la sociedad Judía. Sin duda este Jesús fue un gran hombre que despertó muchas y grandes esperanzas en el pueblo. Yeshua bar Joseph, mejor conocido como Jesús de Nazareth pareciera haber llegado a su fin en nuestro estudio. Sin embargo, tras la muerte de Jesús sus apóstoles y discípulos, en vez de quedarse callados y negar haber sido sus seguidores se vuelcan a las calles luego del Pentecostés anunciando un acontecimiento extraordinario: “A Jesús, ese que ustedes crucificaron, Dios lo ha resucitado y nosotros somos testigos”. (Hch 2, 22 ss) H

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LA RESURRECCIÓN DE JESÚS

asta ahora hemos considerado ampliamente al Jesús Histórico encontrando puntos de mayor y menor certeza y conformándonos en muchos casos, en aceptar la insuficiencia de fuentes. Hicimos una lectura de las enseñanzas de

Jesús, de su impacto en la sociedad Judía. Sin duda este Jesús fue un gran hombre que despertó muchas y grandes esperanzas en el pueblo. Yeshua bar Joseph, mejor conocido como Jesús de Nazareth pareciera haber llegado a su fin en nuestro estudio. Sin embargo, tras la muerte de Jesús sus apóstoles y discípulos, en vez de quedarse callados y negar haber sido sus seguidores se vuelcan a las calles luego del Pentecostés anunciando un acontecimiento extraordinario: “A Jesús, ese que ustedes crucificaron, Dios lo ha resucitado y nosotros somos testigos”. (Hch 2, 22 ss)

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RECAPITULANDO... EL FRACASO DE JESÚS

“Llegado el mediodía, se oscureció todo el país hasta las tres de la tarde, y a esa hora Jesús gritó con voz fuerte: “Eloí, Eloí, ¿lamá sabactaní?,” que quiere decir: Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?... y Jesús, dando un fuerte grito expiró”. (Mc 15, 33-34;37)

¿Cuál habría sido la experiencia de Jesús en aquel instante? ¿Qué habría cruzado por su mente en esos últimos momentos? Tal vez pensaría en las cosas vividas, en sus amigos, en la mujer que había sido su madre, en las ilusiones que habían inflamado a tanta gente, en la pobreza y en el dolor que miraron sus ojos, en el Dios que le había sido favorable y que era el centro absoluto de su vida... pero muere aparentemente abandonado. Jesús ciertamente muere abandonado por sus amigos y discípulos, abandonado por la justicia humana, abandonado por el pueblo que tantas veces mostró compasión. Nadie puede acompañar lo que otro vive al morir, pero qué triste es que aparte de eso, quien se diera en vida y alma, muera en tan abrumadora soledad y desprecio. Este es el desenlace del Jesús histórico: apresado, azotado, coronado de espinas, escupido, humillado y expuesto a la mayor de las torturas y vejaciones posibles ante toda la población: escalpado vivo, traspasados sus huesos, destrozado en un madero: ¡había muerto crucificado!

Por otro lado, ¿cuál habrá sido la experiencia de sus más allegados? No habrá sido de seguro muy alentadora. Ellos habían puesto su esperanza en ese tal Jesús, muchos habían decidido seguirlo dejando atrás muchas otras posibilidades, convencidos de poder encontrar un final feliz de la historia, pero aparentemente todo se había acabado. La cruz de Jesús debió ser el hundimiento de su mundo y sus esperanzas. Lo que había comenzado

en Galilea, , «era una detestable superstición que quedaba de momento eliminada» 1. Todo prometía seguir igual. Para el día sábado, el Reino de Dios predicado por Jesús pasó a ser una de esas tantas utopías predicadas por un hombre carismático a quien muchos creyeron Mesías. Jesús y su proyecto habían fracasado.

El sábado posterior a su crucifixión no había rastros en la ciudad de ninguno de los “nazarenos” o seguidores suyos. Todos estaban refugiados, encerrados y temerosos de lo que pudiera pasarles a causa haber sido sus seguidores. Nadie que quiera guardar su reputación, honra, estima social y religiosa, se atreverá a

decir que fue seguidor de ese “maldito” por los hombres. No hay salida, no hay esperanzas, no hay absolutamente nada que esperar: Todo se acabó.

LO INESPERADO...

Sin embargo, inesperadamente las cosas cambiaron. Nuevamente con palabras de Tácito: «Aquella detestable superstición creció de nuevo, no sólo en Judea, donde había nacido, sino incluso en Roma». Y los discípulos de Jesús siguen afirmando, aún hoy, que el crucificado RESUCITÓ, vive y que cuenta con el respaldo de Dios.

¿Qué tuvo que suceder para que se pueda hacer semejante afirmación? Los discípulos dispersos se congregaron y una especie de «explosión inicial» puso en marcha la iglesia.

1 en frase del historiador Tácito

Honestamente ponte en el lugar de los apóstoles ¿Quisieras ser seguidor de un hombre así? ¿Quisieras imitar su vida?

¿Vivir para morir como él murió?

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Según nos narran los evangelios, dos días después de la muerte de Jesús (domingo) mientras los apóstoles estaban reunidos, se apareció Jesús en medio de ellos. Sin embargo, su reacción fue contraria a lo que podría preverse. En vez de alegrarse y celebrar, estaban aterrados y llenos de miedo ante lo que creían era un fantasma. Jesús, intentando tranquilizarlos, se colocó en medio de ellos y les dijo: “¿Porqué se angustian y porqué llenan sus corazones de intranquilidad? Vean mis manos y mis pies. ¡Sí, soy yo!. Palpen y vean: los espíritus no tienen carne y huesos como los que ven que yo tengo” (Lucas 24, 38-43). La incredulidad inicial, la obstinación, las dudas, las burlas, la resignación y el miedo no pudieron sobreponerse ante semejante suceso que les hizo posteriormente proclamar en medio de la plaza esta confesión: «Dios ha resucitado a este Jesús, de lo que somos testigos todos nosotros» (Hch 2, 32). La actitud reservada y crítica que se mantiene al principio y, sobre todo, la disposición a morir si fuese preciso por mantener la verdad de esta experiencia, hablan en favor de la credibilidad de éstos discípulos. Se pueden citar razones religiosas, psicológicas y sociales para explicarlo, pe-ro si sólo hubieran sido estas circunstancias históricas la causa de la predicación, la Buena Noticia de Jesús tenía muy pocas probabilidades de seguir en pie. La rotundidad del fracaso había sido demasiado evidente: Si Jesús hubiera permanecido muerto su mensaje y también su persona habrían sido confinadas al fracaso. Sólo un Jesús-Cristo Vivo y Resucitado podía explicar la explosión que vino después.

¿CÓMO SUCEDIÓ?

Nadie vio la resurrección. Sólo en el evangelio apócrifo de Pedro (150 d. C.) se narra cómo Cristo resucitó ante los guardianes y los ancianos judíos, pero la

iglesia nunca lo reconoció como canónico, porque era consciente de que no se podía hablar así de la resurrección de su Señor. La resurrección de Jesús no es un hecho en el mismo sentido en el que lo son otros datos de su vida terrena en Palestina. Quienes conocen lo que es la investigación histórica, comprenden que la resurrección, siendo lo que es, no se puede comprobar con argumentos históricos. El acontecimiento de la resurrección, como tal, no se nos describe en ninguna parte y nadie asegura haber contemplado el hecho. De lo que sí se habla es de sus consecuencias y de su proclamación histórica, de la fe pascual de los primeros discípulos, de su convicción refrendada por su disposición a dar la vida si fuera preciso para mantener que Jesús vive. Recordemos que mártir significa «el que atestigua» y que fueron muchos los que lo hicieron a costa de su eliminación física.

PERO... ¿QUÉ RESURRECCIÓN?

Sólo la resurrección explica la nueva vida a la que se entregan los apóstoles pero: ¿a qué resurrección se refieren? ¿Qué quieren decir los apóstoles al afirmar que Jesús ha resucitado? ¿Qué sucedió realmente? ¿ Resucitó Jesús de manera

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efectiva y corporal? ¿Es un dato fidedigno que en la mañana del primer día de la semana se encontró vacío el sepulcro? ¿Fue un suceso histórico o sólo una expe-riencia visionaria, sugestiva, casi epidémica, de los discípulos? ¿Se trata, tal vez, de un acontecimiento absolutamente mítico?

Los creyentes de otras religiones, incluso no creyentes entienden la resurrección de distintas maneras y algunas de ellas no tienen nada que ver con la connotación cristiana. ¿Cómo se puede saber cuál es la interpretación auténtica? Sencillamente, remitiéndonos a los testimonios que los primeros cristianos nos han dejado en el N.T. sobre la resu-rrección de Jesús y viendo qué interpretación se ajusta mejor a ellos.

¿CUÁL ES EL SIGNIFICADO CRISTIANO DE LA RESURRECCIÓN DE JESÚS?

Si nos ceñimos a la transmisión de los testigos, la resurrección de Jesús no se trata de una reviviscencia o retorno a la vida anterior para disfrutarla con la misma calidad que antes tuvo, y al cabo de cierto tiempo morir definitivamente, como podría ser el caso del resucitado Lázaro. Jesús no solamente vive, sino que ha sido exaltado, ya no muere más y la calidad de su vida es infinita y plena.

Tampoco se refieren los apóstoles a la inmortalidad del alma o a cualquier otro tipo de inmortalidad espiritual y simbólica, algo así como que Jesús vive en los que siguen su estilo de vida o en la fuerza transformadora de su palabra, etc. Mucho menos lo reducen a un ser inmortal por la fama o el recuerdo de los hombres. Todo lo anterior es verdad, pero lo que la fe cristiana afirma va más allá.

Lo que se atestigua es que Jesús ha

superado la muerte y la limitación de la necesidad, para vivir en la libertad con una forma de vida plena en calidad y cantidad. Ha sido exaltado, ha ascendido a la derecha de Dios, ha sido glorificado: son otras tantas maneras de decir que ha resucitado 2.

Quien dio esa noticia al mundo fue Pedro en nombre de los otros discípulos de Jesús mismo. Se suele fechar oficialmente la noticia 50 días después de la resurrección. Estas son las palabras que los Hechos de los Apóstoles ponen en boca de Pedro: “Israelitas escuchen estas palabras: A Jesús de Nazareth, hombre a quien Dios acreditó entre ustedes con milagros, prodigios y señales que Dios hizo por su medio entre ustedes, como ustedes mismos saben, a éste, que fue entregado según el determinado designio y previo conocimiento de Dios, ustedes lo mataron clavándolo en la cruz por mano de impíos; a éste, pues, Dios lo resucitó.” (Hch. 2, 22-24)

CUANDO PEDRO ANUNCIA QUE JESÚS RESUCITÓ AFIRMA DOS COSAS INSEPARABLES:

Que Jesús de Nazaret, el que había muerto en la cruz, está ahora vivo como nosotros;

Y que Jesús de Nazaret está vivo no con una vida mortal, sino con la vida inmortal propia de Dios en un cuerpo glorioso.

¿POR QUÉ CREER EN LA RESURRECCIÓN?

Nuestra razón no tiene acceso directo a la verdad de la resurrección pero sí puede

2 En distintas formas se quiere expresar el «paso» de la situación anterior, comparable a la esclavitud de Egipto, a una nueva situación de libertad en la que se realiza la plenitud humana. La nueva y definitiva «pascua» se ha dado ya en la persona de Jesús, primogénito y primicia, parte y símbolo de todos los humanos.

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comprobar directamente la insuficiencia de las interpretaciones que niegan la resurrección para explicar la sucesión de los acontecimientos tal y como sucedieron. Así mismo puede reconocer indirectamente en algunos sucesos fundamentales de la Iglesia primitiva la presencia y la acción del resucitado:

A. La conversión de los testigos sólo se explica con la verdad de la resurrección.

En la búsqueda por encontrar la verdad de la resurrección de Jesús debemos distinguir dos tipos de cristianos, unos que creen por la predicación y la fe que se les ha trasmitido; y otros como los Apóstoles y San Pablo quienes fueron testigos de las apariciones del Señor Resucitado y nos narran su experiencia directa de encuentro con Jesús. Unos que creen sin haber visto y otros que creen por lo que han visto y oído. Por su puesto, quienes creen sin haber visto confían (tienen fe) en los que sí han visto y oído. Son éstos últimos, los que presenciaron las apariciones, los únicos que nos pueden permitir esclarecer la verdad sobre la resurrección de Jesús. La pregunta última en torno a la verdad de la resurrección será entonces si tanto los apóstoles como San Pablo vieron a Jesús resucitado. ¿En realidad Jesús se les apareció vivo y glorioso?. Esta pregunta es la clave en la búsqueda de la verdad del resucitado.

Esta claro y no admite discusión en el N.T. que la acción directa y personal del Señor que dicen los apóstoles y San Pablo haber vivido no nace ni por el hallazgo del sepulcro vacío; ni de su reflexión personal sobre los pasajes bíblicos del A.T.3; ni de las expectativas de grandes cambios que se vivían en su época. La fuente de seguridad en la resurrección tanto para los apóstoles como para Pablo fue el propio

3 que hablaban de la glorificación del hombre justo

Jesús resucitado.

Los testigos eran los más interesados en no ser víctimas de la ilusión ni del engaño, puesto que eran ellos los primeros que tenían que cargar con las exigencias de la conversión cristiana y con la dura misión que les había sido encomendada. ¿Acaso piensas que el camino señalado por Jesús era ancho y fácil? El mismo Apóstol Tomás ante la noticia de que Jesús había resucitado se muestra sumamente renuente (Jn 20, 24-29) ¿Porqué?

Entre los testigos de la resurrección de Jesús nos detendremos a estudiar el caso de las conversiones de Pedro y de Pablo, sobre todo porque con sus vidas se nos permite hacer una comparación mucho más completa. En el N.T. se habla de la vida de éstos hombres antes y después de su conversión más de cualquiera de los otros testigos y porque su experiencia de encuentro con el Señor está también muchísimo mas explícitamente desarrollada en las páginas del N.T. en comparación con los otros apóstoles.

I. LA CONVERSIÓN DE PEDRO:

El N.T. presenta como un dato seguro que Jesús resucitado se apareció a Pedro. En la serie de apariciones del N.T., la primera aparición a Pedro (llamado también Céfas o Simón) destaca además por su antigüedad: es anterior a la aparición de los doce, anterior incluso a los dos discípulo de Emaús. Leer (1 Cor 15, 4-5) y (Lc 24, 33-35). No sabemos exactamente qué pasó en esas apariciones del Resucitado a Pedro pero lo que sí sabemos es que a Pedro le dividió la vida en dos etapas perfectamente observables y diferentes:

Antes de la aparición:- Pedro tiene un sentido tradicional

judío sobre el Mesías prometido (un personaje triunfador dentro de la

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historia). (Mt 16, 21-22)- Pedro niega conocer a Jesús: (Mt 26,

69-70)

Después de la aparición:- Pedro afirma que el crucificado

Jesús es el Mesías: (Hech. 2, 36)- Pedro anuncia a Jesús y no se calla

ante la amenaza de los malos tratos: (Hech 4, 18-20)

II. LA CONVERSIÓN DE PABLO

Saulo nació en Tarso y fue educado bajo una esmerada formación hebrea. Siendo aún muy joven entró a formar parte de la secta farisea y a los pocos años era conocido como una de las figuras más prestigiosas dentro del mundo judío. Enemigo acérrimo de los nazarenos se dedicó a perseguirlos, apresarlos y hacerlos juzgar según la ley de Mosiés. Pero en una ocasión, camino a Damasco “sucedió que se vió de repente rodeado de una luz del cielo; y cayendo en tierra oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él contestó ¿quién eres? Y Él contestó: Yo soy Jesús a quien tú persigues, levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que has de hacer” (Hch, 9, 1.8) Una vez en Damasco se hizo Bautizar, tomó el nombre de Pablo, recobró la vista que había perdido por el rayo de luz y se convirtió en el principal propagador de la fe cristiana.Antes de la aparición:

- Pablo sólo reconoce y aprecia la religión judía: (Fil 3, 5-6)

- Pablo espera grandes señales de poder de Dios en la historia. (1Cor 1, 22)

- Pablo castiga con la prisión a los que creen en Cristo y viven siguiendo sus pasos. (Hceh 9, 1-2)

Después de la aparición:- Pablo considera “basura” la religión

judía al lado del conocimiento de Jesucristo. (Fil 3, 8)

- Pablo reconoce en el crucificado Jesús al auténtico enviado (=Cristo) de Dios. (1 Cor 1, 23)

- Pablo padece por ser cristiano los rigores de la cárcel, el hambre y el desprecio. (Ef 3, 1)

B. La sangre de los primeros cristianos es el criterio fundamental de nuestra fe.

El principal aval que tenemos los cristianos para creer que la veracidad de la resurrección es el martirio ofrecido por los testigos de la resurrección. Cuando los primeros cristianos anuncian la resurrección de Jesús son plenamente conscientes de que están afirmando algo totalmente distinto de la fe tradicional judía., algo “descabellado”: Dios ha resucitado a Jesús “ya”, no en el otro mundo. “Jesús está vivo como nosotros”, afirman. Ellos entienden que esto desborda el pensamiento tradicional judío. Durante tres siglos fueron martirizados los cristianos por causa de este testimonio. El cristianismo tardó siglos en constituirse en toda una fuerza histórica. Los apóstoles no podían ver, en ningún sentido, plenificación ni éxito en la predicación de un crucificado-resucitado. Lejos de conseguir metas de mejora en sus vidas, perdieron posiciones por empeñarse en formar parte de una fe que habla de la resurrección de Jesús de Nazaret. No pocos cristianos tuvieron incluso que perder la vida como consecuencia también de su fe. Sólo la experiencia real de la resurrección de Jesús puede dar sentido a todo esto.

ARGUMENTOS EN CONTRA DE LA RESURRECCIÓN:

Los posibles argumentos que se usan en contra de la resurrección de Jesús, siempre giran en torno a tres teorías fundamentales:

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1. JESÚS NO MURIÓ EN REALIDAD:Esta hipótesis ha tenido mucho auge

en los últimos tiempos sustentándose sobre todo en la “bebida” que se daba a los crucificados para soportar la crucifixión. Dicen algunos que esa especie de droga hacía parecer muertos a los crucificados y que con Jesús fue esto lo que pasó. Sin embargo, pretender que Jesús sobreviviera a la crucifixión luego de la tortura criminal a la que fue sometido durante toda la noche es clínicamente una tesis insostenible, más aún cuando tenemos certeza de que el costado traspasado no es un símbolo teológico sino un lanzada real que atravesó su costado. Elemento esencial para poder permitir los romanos que se bajara el cadáver de Jesús. El grito desesperado de Jesús en la cruz “Elí Elí, lama sabat tamí” no admite componendas en la trágica narración de un cruel y real asesinato.

Nadie que se haya detenido a estudiar las fuentes que se tienen sobre la muerte de Jesús con criterios de historicidad puede dudar de que pocos datos tenemos tan seguros y tan verdaderos, históricamnte hablando, como de que Jesús, después de ser condenado por el procurador Poncio Pilato, murió efectivamente en la cruz. Esto queda evidenciado en varios testimonios: Tanto en los evangelios como en la historia de los primeros cristianos y como en otros libros del N.T; así como en fuentes extra cristianas romanas y judías. Está claro además que la resurrección predicada por los discípulos es la de un cuerpo gloriosos, no de un deshausiado recuperado. La fe en la resurrección por la que dan testimonio los apóstoles no admite la más remota posibilidad de un Jesús que haya sobrevivido a la cruz.

2. FUE UN ENGAÑO INCONSCIENTE (Strauss) Según Strauss es más fácil creer que los apóstoles creían lo que promulgaban,

aunque tal vez estuvieran equivocados. Muy bien podrían haber estado “sugestionados” y por eso interpretaron los hechos sobre Jesús. Pudieron haber estado engañados ellos mismos, y con esto, engañaron también a otros en sus relatos. Es un engaño inconsciente; lo que propone Strauss. En otras palabras, Según Strauss simplemente las apariciones no fueron reales sino ilusiones o sugestiones elaboradas por mentes alienadas.

CRÍTICA:

Aunque en el N.T. la palabra aparición se refiere a que los apóstoles experimenta-ron un encuentro con Jesús vivo después de su muerte, sugiere con facilidad algo fantasmal. El mismo Jesús cuando se aparece tiene que convencer a los apóstoles de que es Él y no un fantasma. Así mismo, está claro que estas apariciones no fueron muchas y en circunstancias muy diversas y a personas distintas. Las apariciones no son simples visiones y conversaciones con un ser más o menos distante, sino que Jesús come con ellos, enciende el fuego, se deja tocar, les enseña las llagas, etc. Ellos han tenido esta experiencia personal. ¿En qué consistió exactamente? La redacción de los evangelios nos la presenta como una presencia real y carnal de Jesús. Un Jesús que lleva siempre la iniciativa. El se deja ver y a los discípulos sólo les queda el reconocerle. Aunque no podamos precisar el carácter concreto de esta experiencia, el hecho de distinguir entre los que han visto y por eso creen y aquellos que creen sin haber visto confiere a las apariciones una realidad distinta de la mera visión imaginativa o la simple experiencia interior. No es la fe de la primera comunidad la que crea o inventa la resurrección, sino la resurrección la que se encuentra en la base de esa misma fe. No cabe entonces la sugestión, precisamente porque ni las mujeres ni los apóstoles esperaban la resurrección alguna.

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2. ENGAÑO COSNCIENTE (robaron su cuerpo) Según Reimarus, los discípulos de Jesús, para no considerarse fracasados como él, robaron su cadáver (cf. Mt 28, 11-15) y a los cincuenta días (cuando el cadáver no era identificable) proclamaron su resurrección y su retorno inminente. (Mt 28, 11-15)

CRÍTICA:La tradición del sepulcro vacío se debió

formar en Jerusalén. La predicación allí no hubiera sido posible si el cuerpo de Jesús se hubiese podido encontrar todavía en el sepulcro. Ningún adversario en polémica con los cristianos negó nunca este punto. Unos afirmarían que lo habían robado los apóstoles y otros mantendrían la teoría de que lo habrían hecho los violadores de tumbas. Además, para la antropología bíblica, cualquier forma de vida, incluso la de Jesús resucitado, implicaba la presencia del cuerpo. Únicamente a partir de las apariciones concedidas a testigos escogidos, el sepulcro es un signo o indicio que habla a todos y los invita a la fe, pero no conduce todavía a ella. La fe en la resurrección no tuvo su origen en el descubrimiento del sepulcro vacío ni en el testimonio de las mujeres, sino en las apariciones a los apóstoles.

Más aún, si consideramos que en el caso de los primeros mártires cristianos no había precedentes de otros que hubieran dado su vida por un hecho tan increíble y que esos martirios no serían germen ni de instituciones de poder ni estados de bienestar hasta tres siglos imprevisibles posteriores a la resurrección de Jesús. Es prácticamente absurdo sostener la hipótesis del robo si consideramos las persecuciones y la defensa de la fe con la vida misma de los mismos supuestos ladrones.

IMPORTANCIA DE LA RESURRECCIÓN DE JESÚS:

Jesús posee un significado determinante para nosotros porque resucitó. Si no hubiera resucitado, nuestra fe no tendría ningún contenido y seríamos los más alienados de todos los hombres. Pero además, la resurrección de Jesús es la principal prueba de su divinidad. Nadie ha vuelto de la muerte en su cuerpo glorificado como Jesús. Eso es la confirmación de su Señorío sobre la creación incluida la muerte. A partir de la resurrección los cristianos toman auténtica consciencia de que Jesús no sólo es el Mesías, pues en él se cumple la profecía, sino que sabemos que es Verdadero Dios. Si Cristo no resucitó vana es nuestra predicación, vana nuestra fe,...Si Cristo no resucitó, somos los más miserables de todos los hombres” (1Cor 15, 13-19).

La obra de Jesús es la obra de Dios El Dios que predica Jesús es el Dios Verdadero, por lo tanto la fe cristiana se constituye en el paradigma de todas las expresiones religiosas Jesús es Verdadero Hombre y Verdadero Dios El Reino de Dios deja de ser una utopía para convertirse en una realidad concreta de carne y hueso: El Reino de Dios se ha hecho presente entre nosotros ya con Jesús de Nazareth, Él es el anuncio de lo que todos estamos llamados a ser. Eso será lo que predicarán los apóstoles: El Reino de Dios es Jesús mismo y en su nombre buscaremos la justicia y la paz. La resurrección nos dice que el rostro de Dios que presentó Jesús es el auténtico y que efectivamente su causa es la causa del hombre y, más en concreto, la de los pobres. Así no es un sin sentido vivir y morir para los otros y para Dios, como lo hizo Jesús de Nazareth. El verdugo no triunfa sobre la víctima, ni el mal sobre el bien, ni la muerte sobre la

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vida. La piedra que desecharon los constructores resultó ser la imprescindible piedra angular. El reino que no pudo concretarse por el rechazo ambiental ha tenido ya una completa realización al menos en la persona de Cristo llegado a plenitud y portador de una liberación completa y, como tal, gracia de Dios. Es la realización de la utopía humana ahora en Jesús como primicia y luego en todos como total cumplimiento (2 Cor 4, 14). Las más hondas aspiraciones del hombre se pueden cumplir y se cumplirán. Hay alguien que ha vencido ya la limitación humana. Un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia son posibles (2 Pe 3, 13). El hombre conoce cuál es su meta. No la posee en la realidad todavía, pero ya la tiene en esperanza. Todo crecimiento verdaderamente humano, todo lo que signifique auténtica justicia en las relaciones sociales, todo lo que implique aumento de vida constituye una forma de actualizar y anticipar la resurrección y de preparar su plenitud futura.

CONSECUENCIAS DE LA RESURRECCIÓN

De ese hecho se desprenden consecuencias decisivas para la vida del hombre:

Si Jesús resucitó debe releerse su vida a la luz de este hecho pues quien predicó no fue un gran hombre digno de honra sino el mismo Dios. ¿Has pensado las consecuencias que trae entender la vida y el mensaje de Jesús desde el contexto cristiano? Si Jesús resucitó Dios nos ha hablado desde aquí, no desde los cielos, nos ha mostrado el camino para alcanzar la felicidad. La vida y obra de Jesús ahora se convierte no en un camino más sino en “el camino, la verdad y la vida” a través del cual debe pasar todo hombre para poder llegar a Dios que es Él... Si Jesús resucitó, la existencia de Dios Padre deje de ser una especulación para convertirse

en una llamada a la reverencia, la adoración, el amor y a partir de “tanto bien recibido” un llamado al agradecimiento. Cristiano: hombre agradecido con la vida.

Esa relectura implicará entender desde un Jesús vivo su acción y su obra en el Reino y en la Iglesia. Jesús resucitado vive para siempre en el cielo y en su Iglesia, en la que está presente de modo especial en el Sacramento de la Eucaristía, con su cuerpo, sangra, alma y divinidad.

Jesucristo vive. Pero ya no con una vida “limitada” por las leyes naturales sino que su presencia está en todas partes de modo real: Jesús es el Verbo de Dios... Si Jesús resucitó habrá que encontrarlo en todas las cosas aunque se hace presente de modo particular en tres realidades a modo distinto: En prójimo, especial y privilegiadamente en los más pobres, el la comunidad cristiana y de modo sacramental en su cuerpo, sangre, alma y divinidad en la Eucaristía. Jesús no se ha ido de nosotros nunca. Ha dejado de estar presente corporalmente, pero sacramentalmente está tan presente en cada ostia consagrada del mundo de la misma manera como se encuentra glorioso en el cielo a la derecha de Dios. Evidencia de ello es el trato que mantienen los primeros cristianos con Jesús en su epistolario, no hablan de él como un maestro fallecido, como es el caso de los discípulos de platón o Aristóteles sino que lo tratan como a Alguien vivo, al cual adoran y celebran en el culto. Y los que han creído en Él anuncian su nombre por todo el mundo, aún a costa de sufrir persecuciones e incluso martirio.

El la fe de los cristianos es la fe verdadera. Ante una sociedad actual en la que “todo es relativo” hay que dejar en claro que el cristiano no es aquél que posee un falso respeto por otras expresiones religiosas que consiste en

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poner al mismo nivel un fe que otra. Eso para un cristiano auténtico no es admisible. El respeto significa que a nadie debe imponérsele la fe ni menospreciarle o tenerle a menos como ser humano por profesar un credo distinto al de los apóstoles pero no suponer que como fui cristiano pude ser del islam.... La resurrección o fue o no fue, no medio fue. Si Jesús resucitó no hay vuelta de hoja, quien no es cristiano está fuera de la auténtica comprensión del misterio de Dios que ha sido revelada en Jesús. Si en cambio, Jesús no resucitó, los cristianos somos los más equivocados de todos los hombres. De modo que la cosa no es tan sencilla ni superficial. El temita es grave. Si la resurrección es cierta, queda garantizado que las enseñanzas de Jesús son ciertas, son verdad.

Si Jesús resucitó la resurrección universal de todos los hombres queda confirmada: Ya no cabe hablar ni de reencarnación, ni ...La resurrección es la garantía de que después de esta vida no espera otra en nuestro mismo cuerpo glorificado: “Si Cristo resucitó, también nosotros resucitaremos”, pues “Cristo ha resucitado de entre los muertos como primicias de los que duermen... del mismo modo que en Adán mueren todos, así también vosotros vivirán en Cristo”. (1Cor 15, 20-22).

Si Cristo resucitó es señal de que el bien triunfa sobre el mal. La resurrección muestra que el mundo está salvado. Por ello, a pesar de la abundancia de males presentes, el cristiano cree que el hombre y el mundo están ya salvados y redimidos por Jesucristo. De modo que el mal, a pesar de su abundancia, es relativo y está confinado a desaparecer. El fin del mundo, con la glorificación del cosmos y la resurrección de los muertos, mostrará que el bien, al fin triunfa sobre el mal. En la resurrección de Cristo se fundamenta el optimismo cristiano.

La resurrección de Jesucristo es el punto central de la fe. Si Jesucristo no hubiese resucitado, el cristianismo sería una doctrina maravillosa, podría proponerse como un programa moral muy elevado e incluso se defendería como la mejor de las ideologías. Pero porque Cristo resucitó, el cristianismo además de ofrecer al mundo la doctrina más elevada sobre Dios y sobre el hombre, profesa la divinidad de Jesucristo resucitado lo cual garantiza que el cristianismo es la religión verdadera y que da plena respuesta a todas las aspiraciones y anhelos de los hombres.

DIOS A CONSTITUIDO A ESTE JESÚS EL CRISTO

Cristo es una palabra griega que significa “El Mesías” (el que ha de venir). Y Mesías significa “El que ha sido ungido” y ungido tiene la connotación de haber sido “enviado, elegido... por Dios” (Enmanuel). Ya hemos estudiado cómo en tiempos de Jesús esperaban al Mesías. Sin embargo, sólo sería el Mesías quien cumpliera con los prescrito en las escrituras y los profetas. A Jesús se llamaría el Mesías o Cristo si en él se cumplieran las profecías, la principal de ellas: La resurrección. Acá comienza nuestro estudio del Cristo de la fe.

Con palabras de Claude Geffré: “La resurrección en cuanto tal, es decir, al acto con el cual glorifica Dios a Jesús, es inaccesible y los relatos evangélicos no mencionan ningún testigo de Jesús en el acto de resucitar, en el momento en que salió vivo del sepulcro. No puedo llegar al misterio de la resurrección más que por la fe. Sin embargo, la resurrección de Cristo no escapa por completo a la investigación histórica. La fe en la resurrección se apoya en la experiencia histórica de los Apóstoles y de San Pablo y en el hecho masivo del testimonio prestado a la

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resurrección por la primitiva predicación cristiana. Hecho inexplicable si no hubiera pasado algo decisivo después de la muerte de Jesús en la cruz.”