La relevancia contemporánea de la sociología del conflicto

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La relevancia contemporánea de la Sociología del Conflicto Julio Solís Moreira Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo San José, Costa Rica 10 de abril de 2016 http://atsocial.blogspot.com/ El conflicto es una característica subyacente a la conformación de las sociedades humanas, como categoría de análisis nos posibilita comprender la condición humana que se reproduce en un proceso de mantenimiento y decaimiento, esto implica la necesidad de reflexionar sobre la continua lucha por resistir, surgida de los más diversos disensos, vitales para encontrar soluciones en el horizonte de la complejidad organizativa. Manteniendo la mirada sobre la idea anterior se abordarán diversas discusiones relativas a la sociología del conflicto. Desde una mirada contemporánea del conflicto hay un esfuerzo por entender a los actores del conflicto, en una relación social de poder, donde los grupos de presión luchan por hacer legitimas sus decisiones. Asimismo cuando se habla de conflictividad se buscar ir más allá de los conflictos surgidos de la estructura económico-material (modelo clásico del conflicto social) y se le presenta como un conflicto institucionalizado en sistemas políticos donde la capacidad para solucionar los conflictos también se da mediante contratos, derechos, titularidades y acuerdos entre actores. Para contextualizar las disyuntivas expuestas Ralf Dahrendorf señaló que para entender el origen del conflicto hay que remitirse a la teoría clásica del conflicto, ligada a la raíz semántica de las clases 1 y su contraparte, los sectores (estratificados) en las formaciones sociales. Se plantea un sistema de relaciones que tiene que ver con la posesión del capital, la propiedad y la subsiguiente condición jurídica (el status del propietario). El modelo clásico se refiere a la forma en que Karl Marx abordó las clases, modelo en el que importa el carácter y la condición de la relación originaria del conflicto, la desigualdad de clases, y de ello las relaciones contrapuestas entre capital y trabajo que se manifiestan en la propiedad y la estructura de las relaciones económicas. De esta forma, ahí donde las relaciones económicas aparecen, se daría una relación entre propiedad y poder. El enfoque clásico se sostiene sobre una situación de clase directamente vinculada al poder político (intereses de clase), de los propietarios frente a otros individuos aislados (proletarios) de poder. Parte de esa contraposición se refleja con una 1 En Roma, “Classis”, en Marx “Las clases son agrupaciones políticas instituidas por un interés común. La lucha de clases en contra otra clase es un lucha política.”

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El conflicto es una característica subyacente a la conformación de las sociedades humanas, como categoría de análisis nos posibilita comprender la condición humana que se reproduce en un proceso de mantenimiento y decaimiento, esto implica la necesidad de reflexionar sobre la continua lucha por resistir, surgida de los más diversos disensos, vitales para encontrar soluciones en el horizonte de la complejidad organizativa.

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La relevancia contemporánea de la

Sociología del Conflicto

Julio Solís Moreira Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo

San José, Costa Rica

10 de abril de 2016

http://atsocial.blogspot.com/

El conflicto es una característica subyacente a la conformación de las sociedades

humanas, como categoría de análisis nos posibilita comprender la condición humana

que se reproduce en un proceso de mantenimiento y decaimiento, esto implica la

necesidad de reflexionar sobre la continua lucha por resistir, surgida de los más

diversos disensos, vitales para encontrar soluciones en el horizonte de la complejidad

organizativa.

Manteniendo la mirada sobre la idea anterior se abordarán diversas discusiones

relativas a la sociología del conflicto. Desde una mirada contemporánea del conflicto

hay un esfuerzo por entender a los actores del conflicto, en una relación social de

poder, donde los grupos de presión luchan por hacer legitimas sus decisiones.

Asimismo cuando se habla de conflictividad se buscar ir más allá de los conflictos

surgidos de la estructura económico-material (modelo clásico del conflicto social) y se

le presenta como un conflicto institucionalizado en sistemas políticos donde la

capacidad para solucionar los conflictos también se da mediante contratos, derechos,

titularidades y acuerdos entre actores.

Para contextualizar las disyuntivas expuestas Ralf Dahrendorf señaló que para entender

el origen del conflicto hay que remitirse a la teoría clásica del conflicto, ligada a la raíz

semántica de las clases 1 y su contraparte, los sectores (estratificados) en las

formaciones sociales. Se plantea un sistema de relaciones que tiene que ver con la

posesión del capital, la propiedad y la subsiguiente condición jurídica (el status del

propietario).

El modelo clásico se refiere a la forma en que Karl Marx abordó las clases, modelo en

el que importa el carácter y la condición de la relación originaria del conflicto, la

desigualdad de clases, y de ello las relaciones contrapuestas entre capital y trabajo que

se manifiestan en la propiedad y la estructura de las relaciones económicas. De esta

forma, ahí donde las relaciones económicas aparecen, se daría una relación entre

propiedad y poder.

El enfoque clásico se sostiene sobre una situación de clase directamente vinculada al

poder político (intereses de clase), de los propietarios frente a otros individuos

aislados (proletarios) de poder. Parte de esa contraposición se refleja con una

1 En Roma, “Classis”, en Marx “Las clases son agrupaciones políticas instituidas por un interés común. La

lucha de clases en contra otra clase es un lucha política.”

“oposición de intereses” y deriva del interés de cada capitalista y de la clase capitalista;

por ejemplo el interés inmediato del proletario es el salario de trabajo, como el de la

burguesía el beneficio. Marx empleaba el concepto de clase en un sentido sociológico,

pero no tenía el propósito de describir el estado social particular, sino abarcar

analíticamente la totalidad social. En perspectiva, “las clases” son grupos

opuestos por fuerzas, y debido a esa contraposición aparece el conflicto; último que se refleja en un cambio de la estructura en el conflicto de clases.

Si bien el acceso diferenciado a la propiedad, es un indicador para una sociología del

conflicto, Dahrendorf lo hará en alusión a las diferencias entre propiedad activa y

pasiva, en la propiedad y el control. El argumento de la propiedad y el control sirve

para hacer referencia a la propiedad privada movilizada en la sociedad, en sus inicios

directa o activa, donde el capitalista poseía exclusivamente y a título personal el poder

de la empresa. Frente a lo anterior se presenta una disyuntiva con los procesos de

“racionalización económica” implementados durante la segunda década del siglo XX,

mediante la organización racional, que involucra la dirección científica de la empresa y

del trabajo, y la aplicación de la administración y la planificación en todos sus aspectos.

Ese desarrollo organizativo habrá transformado el conflicto de una manera

radical.

La administración social llevaría a la estabilización de las formas de regulación de las

relaciones, en la “institucionalización de la oposición entre las clases”, a través de

solidas rutinas en las relaciones, instituciones sociales, normas formales e informales.

Tal tendencia tiene consecuencias directas sobre la sociedad de clases, pues las

funciones de control -cada vez más administrado- se ven limitadas por

interlocutores burocráticos tanto en las empresas privadas como en el Estado. En este

contexto, además se da la estratificación social de la clase trabajadora, por medio de

especializaciones y el surgimiento de una llamada “clase media” de empleados

burócratas (planificación, ventas, contabilidad, administración, profesionalización)

quienes carecen de propiedad al igual que los proletarios.

La “solución” relativa a los problemas de la cuestión social, solapan la relación

conflictiva entre el capital y el trabajo, institucionalizando el conflicto a través de

servicios sociales 2 que modulan las ligaduras sociales, crean provisiones,

oportunidades vitales y la titularidad de ser ciudadano, individualizándose el conflicto

en roces más que en disputas colectivas.

Conforme va avanzando el modelo de una sociología contemporánea del conflicto se

va condicionando el elemento económico-material para asociarlo a otras variables y

para plantear las posibles vías de escape del enfoque económico-político. De esta

forma los roces sociales y el conflicto introducen al concepto de ciudadanía con la

formación y surgimiento de los derechos jurídicos, políticos y socio-económicos que

se van presentando persuasivamente como reguladores del conflicto en una tendencia

positiva hacia la “igualdad material”, por medio del salario mínimo (jurídicamente

legítimo), el incremento de los salarios reales, los gravámenes fiscales, las cajas de

seguros, etc.

2 Trabajo, educación, salud, movilidad, provisiones sociales, entre otros.

La ciudadanía emergería como una fuente generadora de consenso y posibilidades. Se

podría decir que la ciudadanía se reafirma en el gozar de titularidades (derechos),

como una cualidad de las normas en términos legales o no, de crear accesos y

organizar las necesidades a favor del bienestar material e inmaterial. Por ello las

sociedades crean provisiones, que son opciones u oportunidades estructuradas para

gestionar las titularidades del ciudadano.

Las titularidades responden a la ciudadanía política, mientras que las provisiones son

opciones económicas, y las dos se articulan, así señalaría Dahrendorf que “ninguna

cantidad de igualdad en relación a los bienes materiales puede abolir la desigualdad

posicional”; desigualdad que es de status y no de clase, por eso son las titularidades las

que obligan al sistema a avanzar enfrentado a diversos conflictos.

Los procesos de transformación económica, política y social, representan un proceso

de institucionalización del antagonismo de clases, pues habrían avances en términos

normativos del movimiento jurídico de avance social presentándole a los grupos

sociales de manera discursiva la extensión de derechos ciudadanos que corresponde la

ampliación de la esfera de la igualdad de “hecho” en la sociedad.

De lo anterior surge un tema problemático, central en este análisis, y es que, además

de la ciudadanía política (status de “plena” participación en los derechos de la

sociedad), surge un “sistema secundario”, la democracia política3, que aspira a

“crear normas” para regular el conflicto, por medio de los partidos, a modo de

organizaciones que representan los intereses (cámaras de empresarios, sindicatos). Así

la oposición entre trabajo y capital, se reconcilia en una categoría de institución

jurídica, donde la lucha de clase, es sometida al control y las reglas de juego de un

sistema político (democracia liberal, representativa, de partidos elitistas).

Se podría decir, que la institucionalización del conflicto, es parte de la regulación de los

cometidos e intereses anti-sistémicos existentes en un sistema político. Además se

plantea que a pesar del fenómeno de institucionalización, continua el carácter de una

sociedad estratificada y la existencia de una desigual distribución de la autoridad o de la

“legitima” disponibilidad del poder. El conflicto tamizado por la dominación pasa a ser

un conflicto entre asociaciones políticas o grupos de interés organizados.

El poder no solo generaría desigualdad sino, por la misma razón, conflicto. Esa es parte

de la insociable sociabilidad, por eso a través de la creación de “oportunidades vitales”,

se establecería un contrato social mejorado. Habría una aporía, entre el deseo de

bienestar material frente a la formación elitista de las asociaciones de dominación

(pública y privada). Aunque la ciudadanía convertida en sociedad civil aparece como

potencia, no lo es en sentido estricto como una ciudadanía sustantiva que logra su

bienestar económico, sino como una ciudadanía a la que se le administra el conflicto.

3 En el sentido de Dahrendorf, es Democracia Liberal.

Fuentes de referencia.

Coser, L. (1967). Nuevos aporte a la teoría del conflicto social. Buenos Aires, Argentina.:

Amorrortu editores.

Dahrendorf, R. (1990). El conflicto social moderno. Ensayo sobre la política de la libertad.

Barcelona, España: Mondadori. Dahrendorf, R. (1974). Las clases sociales y su conflicto en la sociedad industrial. (Tercera

Edición ed.). Madrid, España: Ediciones RIALP.

Marshall, T. (1997). Ciudadanía y clase social (1949). REIS, 297-344.

Renna, H. (2008). Con Marx y con Dahrendorf: leyendo los conflictos urbanos en la ciudad

de Santiago de Chile. Chile: Centro de Análisis e Investigación Política.

Toscano, M. (2007). Oportunidades de vida: el significado de las ligaduras sociales en el

liberalismo de Ralf Dahrendorf. Contraste, Revista Interdisciplinar de Filosofía,

162-170.