LA REALIDAD CON CUENTAGOTAS - … · la luna, el epígrafe, la soledad, la mujer; lo~ ejemplos, en...

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Margaritá Peña ..- ... LA REALIDAD CON CUENTAGOTAS ,1 La semblanza, el retrato, la descripción de las particularidades, del modo de ser de Julio Torri abundaron en el homenaje que se le rindió a principios de 1969, Y del cual quedó constancia impresa en el número monográfico de "El gallo ilustrado".1 Ahora, a pocos meses de su muerte, la obra y la persona de Torri se convierten otra vez en tópico de actualidad para críticos. escritores y antiguos alumnos del que fue maestro en literaturas varias: francesa, medieval y renacentista española, en cuanto a literatura ajena; aforística, concisa, individualista y, paradójicamente, univer- sal, en cuanto a la propia. No traeré a cuento las anécdotas, que ya manejó Carmen Calinda con gracia, desenfado y buena dosis de ternura, calificando justamente a las prosas de Julio Torri de "espléndidas y filosas intuiciones".2 No, aun cuando también tenga un recue,do, entre muchos, del bondadoso maestro a quien fui a importunar con la pretensión de un examen extraordinario, que sustenté en alguna de las habitaciones de la planta alta de la casa de Carlos J. Finlay, una hermosa tarde en que no llovía: examen que endulzó don Julio con caramelos, quizás para que pudiera mejor discernir si en buen castellano de México debe decirse "el sartén" o "la sartén", "el radio" o "la radio". No, de Julio Torri me interesa fundamentalmente la obra, los textos, breves, que plasman juicios personales sobre las más diversas cosas: la luna, el epígrafe, la soledad, la mujer; ejemplos, en la tónica del apólogo, del "enxiemplo" a la Conde Lucanor que, en Torri señalan, con dedo a veces tímido, el destino del vagabundo, a veces osado, el de Don Juan, el del celoso. Autor de sensibilidad a flor de piel, en Torri, un poco como en Baudelaire (ya lo dijo Octavio Paz),z aquélla funciona sobre la base de sinestesias, evocación, asociaciones libres. Del epígrafe dice que "su naturaleza es más tenue que la luz de las estrellas". La comparación, sutil e intuitiva, entre lo decantadamente literario y lo cósmico nos coloca en el terreno de la más libérrima de las asociaciones. A Torri se le ha colgado el marbete de "precursor": de Borges, de Kafka. Yo añadiría que la ironía, ya ladina, ya fantasiosa de, por ejemplo, "La conquista de la. luna" anuncia, en cuanto a tono, el modo de soslayar un tema, la ironía creativa de las "varias invenciones" arreolescas. Abundo en lo ya dicho por José Luis Martínez 4 cuando presiento que la obra de Torri es autobiografía. Hasta en aquello que nos parece lo opuesto a Torri está Torri, ya que ama retratarse en sus antípodas, concebidas y recreadas por él mismo. "La oposición del temperamento oratorio y el artístico" describe al "antiTorri": los oradores son "sensibilidade;; ruidosas", "naturale- zas comunicativas y plebeyas" que "obran en nombre de causas vanas y altisonantes". En el desprecio del autor subyacen su exquisito aristocratismo espiritual, la conciencia plenamente asumi- da de la torre de marfil, la elevada valoración del silencio. Es común que Julio Torri dé con el ángulo insospechado de las 1. "El gallo ilustrado". Suplemento dominical de El día, No. 353, México 30 de marzo de 1969, s.p. 2. Carmen Galindo, "El mejor gourmet de las letras mexicanas", ibid. 3. Octavio Paz, Prólogo a Poesía en movimiento, Siglo XXI, México 1966, p. 15. 4. José Luis Martínez, El ensayo mexicano moderno Letras Mexicanas FCE, México 1958, p. 312. " cosas, haga girar la realidad; o bien que, avisado de la irritación que va a provocar en el lector, nade contra la corriente, lo que, a mi modo de ver, le confiere la cualidad de francotirador que atina en el blanco desde la posición que Carlos Monsiváis ha considerado propia del "outsider". s Uno de sus textos está dedicado a ensalzar y entronizar aquellos que detentan el espíritu de contradicción. En las extravagantes declaraciones de Torri campea, atenuante, el ingenio suave, contemporizador. El texto se convierte casi en análisis de las relaciones humanas y, como sucede siempre, nos explica al propio Torri: su retraimiento, su timidez. Las prosas de Torri suenan frecuentemente a confesión, a credo. El mundo literario de Torri es un universo estructurado sobre fórmulas breves, sentencias que no llegan a pecar de solemnes, tan leves y perfumadas como los ambientes que evoca: el salón, la conversación pasajera, lo que él llama "el enfatismo de las quintas esencias". Contruye parábolas; aúna, de modo sorprendente, las lúpótesis co las afirmaciones para desembocar en la conclusión aguda. Es el retratista de lo candoroso ("El abuelo") sin que su actitud se contamine de ingenuidad. Se halla lejos, distante, a salvo, manteniendo la "distancia crítica de la realidad", lo cual no le impide experimentar el "amor por la vida". Las huellas de un romanticismo ya IÍncestral en el momento lústórico de Torri se dejan sentir en la frase ocasionalmente exaltada, melodrámática, sombría: "el anhelar agita nuestras al· mas", "i Pésele al Destino, nuestro ceñudo ", de los primeros años. Y la sensibilidad romántica, trasmutada en modero nismo a lo Cutiérrez Nájera, que es búsqueda y rebuscamiento de la forma, se percibe en un lenguaje que traza volutas y se vuelve filigrana: "pálido damasco del cielo", "manto ostofado ... broslado de gemas", "tenues fulgores purpurinos", "coruscante altar". Im- portancia del color, de los objetos, del adjetivo que hace de la de "De fusilamientos", una prosa estética. Valdría la pena rastrear la obra de Torri en seguimiento de un tópico: la mujer. A 10 largo de los Tres libros ésta es obsesión, leit-motiv, "idea fija", "puerta que da a la locura". En ·"Mujeres" proporciona definiciones exactas, punzantes, implacables, rigurosa- mente fantásticas. El sexo opuesto es para Torri enemigo que él exorciza mediante la palabra: "mujeres elefantas", "mujeres repti- les", "mujeres tarántulas", "mujeres asnas", "mujeres vacas", les llama. Y, como dice Ramón Xirau en su ensayo sobre Torri, refiriéndose a los unicornios: "No aparecen en el Manual de zoologia fantástica. Por más que lo consulto no encuentro en las sabias páginas de Borges la menor noticia de estos unicornios que prefieren perecer antes que entrar en el Arca de Noé llena de animales 'limpios e inmundos'."? Tampoco estas féminas mons- truosas figuran en el muestrario borgiano. Pertenecen más bien al catálogo de la realidad personal de Torri, elaborado a partir de visitantes esporádicas, tardes solitarias o cursos de verano en la 5. Carlos Monsiváis, "La brevedad como don de la lucidez", en "El gallo ilustrado"... 6. ibid. 7. Ramón Xirau, "Julio Torri y el significado de la brevedad" en Revista mexicana de literatura, 7-8, julio-agosto de 1964, p. 46.

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REALIDADCON

CUENTAGOTAS

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La semblanza, el retrato, la descripción de las particularidades, delmodo de ser de Julio Torri abundaron en el homenaje que se lerindió a principios de 1969, Y del cual quedó constancia impresaen el número monográfico de "El gallo ilustrado".1 Ahora, apocos meses de su muerte, la obra y la persona de Torri seconvierten otra vez en tópico de actualidad para críticos. escritoresy antiguos alumnos del que fue maestro en literaturas varias:francesa, medieval y renacentista española, en cuanto a literaturaajena; aforística, concisa, individualista y, paradójicamente, univer­sal, en cuanto a la propia. No traeré a cuento las anécdotas, queya manejó Carmen Calinda con gracia, desenfado y buena dosis deternura, calificando justamente a las prosas de Julio Torri de"espléndidas y filosas intuiciones".2 No, aun cuando tambiéntenga un recue,do, entre muchos, del bondadoso maestro a quienfui a importunar con la pretensión de un examen extraordinario,que sustenté en alguna de las habitaciones de la planta alta de lacasa de Carlos J. Finlay, una hermosa tarde en que no llovía:examen que endulzó don Julio con caramelos, quizás para quepudiera mejor discernir si en buen castellano de México debedecirse "el sartén" o "la sartén", "el radio" o "la radio". No, deJulio Torri me interesa fundamentalmente la obra, los textos,breves, que plasman juicios personales sobre las más diversas cosas:la luna, el epígrafe, la soledad, la mujer; lo~ ejemplos, en la tónicadel apólogo, del "enxiemplo" a la Conde Lucanor que, en Torriseñalan, con dedo a veces tímido, el destino del vagabundo, aveces osado, el de Don Juan, el del celoso.

Autor de sensibilidad a flor de piel, en Torri, un poco como enBaudelaire (ya lo dijo Octavio Paz),z aquélla funciona sobre labase de sinestesias, evocación, asociaciones libres. Del epígrafe diceque "su naturaleza es más tenue que la luz de las estrellas". Lacomparación, sutil e intuitiva, entre lo decantadamente literario ylo cósmico nos coloca en el terreno de la más libérrima de lasasociaciones. A Torri se le ha colgado el marbete de "precursor":de Borges, de Kafka. Yo añadiría que la ironía, ya ladina, yafantasiosa de, por ejemplo, "La conquista de la .luna" anuncia, encuanto a tono, el modo de soslayar un tema, la ironía creativa delas "varias invenciones" arreolescas.

Abundo en lo ya dicho por José Luis Martínez4 cuandopresiento que la obra de Torri es autobiografía. Hasta en aquelloque nos parece lo opuesto a Torri está Torri, ya que ama retratarseen sus antípodas, concebidas y recreadas por él mismo. "Laoposición del temperamento oratorio y el artístico" describe al"antiTorri": los oradores son "sensibilidade;; ruidosas", "naturale­zas comunicativas y plebeyas" que "obran en nombre de causasvanas y altisonantes". En el desprecio del autor subyacen suexquisito aristocratismo espiritual, la conciencia plenamente asumi­da de la torre de marfil, la elevada valoración del silencio.

Es común que Julio Torri dé con el ángulo insospechado de las

1. "El gallo ilustrado". Suplemento dominical de El día, No. 353, México30 de marzo de 1969, s.p.

2. Carmen Galindo, "El mejor gourmet de las letras mexicanas", ibid.3. Octavio Paz, Prólogo a Poesía en movimiento, Siglo XXI, México

1966, p. 15.4. José Luis Martínez, El ensayo mexicano moderno Letras Mexicanas

FCE, México 1958, p. 312. "

cosas, haga girar la realidad; o bien que, avisado de la irritaciónque va a provocar en el lector, nade contra la corriente, lo que, ami modo de ver, le confiere la cualidad de francotirador que atinaen el blanco desde la posición que Carlos Monsiváis ha consideradopropia del "outsider". s Uno de sus textos está dedicado a ensalzary entronizar aquellos que detentan el espíritu de contradicción. Enlas extravagantes declaraciones de Torri campea, atenuante, elingenio suave, contemporizador. El texto se convierte casi enanálisis de las relaciones humanas y, como sucede siempre, nosexplica al propio Torri: su retraimiento, su timidez. Las prosas deTorri suenan frecuentemente a confesión, a credo.

El mundo literario de Torri es un universo estructurado sobrefórmulas breves, sentencias que no llegan a pecar de solemnes, tanleves y perfumadas como los ambientes que evoca: el salón, laconversación pasajera, lo que él llama "el enfatismo de las quintasesencias". Contruye parábolas; aúna, de modo sorprendente, laslúpótesis co las afirmaciones para desembocar en la conclusiónaguda. Es el retratista de lo candoroso ("El abuelo") sin que suactitud se contamine de ingenuidad. Se halla lejos, distante, asalvo, manteniendo la "distancia crítica de la realidad", lo cual nole impide experimentar el "amor por la vida".

Las huellas de un romanticismo ya IÍncestral en el momentolústórico de Torri se dejan sentir en la frase ocasionalmenteexaltada, melodrámática, sombría: "el anhelar agita nuestras al·mas", "iPésele al Destino, nuestro ceñudo príncip~! ", de losprimeros años. Y la sensibilidad romántica, trasmutada en moderonismo a lo Cutiérrez Nájera, que es búsqueda y rebuscamiento dela forma, se percibe en un lenguaje que traza volutas y se vuelvefiligrana: "pálido damasco del cielo", "manto ostofado... brosladode gemas", "tenues fulgores purpurinos", "coruscante altar". Im­portancia del color, de los objetos, del adjetivo que hace de la de"De fusilamientos", una prosa estética.

Valdría la pena rastrear la obra de Torri en seguimiento de untópico: la mujer. A 10 largo de los Tres libros ésta es obsesión,leit-motiv, "idea fija", "puerta que da a la locura". En ·"Mujeres"proporciona definiciones exactas, punzantes, implacables, rigurosa­mente fantásticas. El sexo opuesto es para Torri enemigo que élexorciza mediante la palabra: "mujeres elefantas", "mujeres repti­les", "mujeres tarántulas", "mujeres asnas", "mujeres vacas", lesllama. Y, como dice Ramón Xirau en su ensayo sobre Torri,refiriéndose a los unicornios: "No aparecen en el Manual dezoologia fantástica. Por más que lo consulto no encuentro en lassabias páginas de Borges la menor noticia de estos unicornios queprefieren perecer antes que entrar en el Arca de Noé llena deanimales 'limpios e inmundos'."? Tampoco estas féminas mons­truosas figuran en el muestrario borgiano. Pertenecen más bien alcatálogo de la realidad personal de Torri, elaborado a partir devisitantes esporádicas, tardes solitarias o cursos de verano en la

5. Carlos Monsiváis, "La brevedad como don de la lucidez", en "El galloilustrado"...

6. ibid.7. Ramón Xirau, "Julio Torri y el significado de la brevedad" en Revista

mexicana de literatura, 7-8, julio-agosto de 1964, p. 46.

Universidad, cuando la mujer se sublima en "orquídea tejana",especie propia no de la zoología sino de la botánica. Por la vía dela burla tremendista, la mujer es verdugo cruel que sacrifica niñosen "La cocinera"; verdugo de muebles y objetos preciados en"Hogareña"; virgen profesional en "This a pity she's a whore". Escompendio de lo absurdo, es la Envidia, alegoría, símbolo, sirenaque no quiso escuchar el llamado de Ulises.

Se ha insistido hasta el cansancio en la parquedad y la brevedadde los textos de Torri. El mismo confiesa su amor a la concisión,que lo obligaba a poner las leyes en unas cuantas líneas, allácuando fue corrector de estilo en la Secretaría de Gobernación.a

Su familiaridad con los textos legales nos remite al Stendhal quefrecuentaba el Código Civil en busca de una expresión clara,exacta. En Torri el pensamiento se adelgaza, el mensaje se reduce ala frase única, solitaria y definitiva. Sus textos nos transmiten elencanto, o el hastío de lo cotidiano, desmenuzados en migajas. Losaforismos enfrentan al hombre consigo mismo o con sus semejan­tes. Proposiciones que encierran una anticipada sabiduría freud­iana: "Los sueños nos crean un pasado", o que se aproximan a lasgreguerias de un Gómez de la Serna. Tanto éste como Torricapturan gestos en pocos y exactos términos. Pero en Torri noencontramos la forzada intención ingeniosa de Gómez de la Serna,para quien la greguería es "algarabía, gritería confusa", amén de"contraseña universal".9 En algunos textos sentimos que Torri estácreando el suspenso propio de una narración ("El vagabundo"),que se deslíe en un final irrelevante. Ello se debe a que el autor noquiere relatar, sino ejemplificar, ilustrar o simplemente comunicar.Creo que la prosa de Torri es esencialmente comunicativa, en unsentido confidencial. Porque, qué es sino confidencia la emociónvelada, sotto, voce que experimenta ante el niño que juega en elparque y de quien, con un conjuro mágico el autor quisiera apartartodo lo malo: el "fastidio", el "análisis", el "desfallecimiento", el"recuerdo". Podríamos añadir, el "spleen", el Hotontimorúmenoque atormentaba a Baudelaire... y a Torri.

8. Luis Terán, "Lo bueno si breve dos veces Torri". "El gallo ilustra­do"...

9. Ramón Gómez de la Serna, Greguerías, Austral, Espasa-Calpe, Madrid,1960, 6a. ed., p. 8.

Sin embargo, en forma ocasional, Torri intenta el texto quelinda con la narración. Es el caso de "El celoso", en donde nos dacuenta de la pasión que sólo los elegidos padecen, y crea unaatmósfera de sabor buñuelesco fundamentada en el contrapunto delo banal y lo sombrío, del rito fetichista y la realidad vulgar. Lareflexión, a que tan afecto es Torn, gana sobre la anécdota y ladomina. Caso similar de texto relativamente largo es "Muecas ysonrisas", que podríamos dividir en tres partes: retrato de persona·jes, citas eruditas, recreación de la añoranza. No existe un hiloconductor observable a simple vista. Solamente una relación tácita,dada en el tema común del hastío y el desengaño. Como senti­miento cardinal apunta la pasión contrariada, que aquí no llega alos hechos. En "Odisea, Simbad y Robinson", texto bastanteamplio, Torri averigua, inventa datos complementarios de la histo­ria de cada uno de estos aventureros ilustres. Ni qué decir que dehaber leído Torri el recién aparecido libro de García Márquez:Relato de un náufrago. .. indudablemente habría simpatizado conese marino colombiano que a semejanza del héroe de Defoepermaneció largos días "relegado" a una balsa, pues no gozósiquiera del privilegio de una isla.

La última parte de los Tres libros contiene un muestrario depreferencias literarias: Veléry, Proust, Machado d'Assis, Arciprestede Hita, Valle Inclán. Curiosamente, no incluye a Larra, el cual esmencionado' con insistencia en una entrevista que Torri concedióhace un ano. lO Sus "Mediaciones críticas" no son, en absoluto,rigurosas. Se detiene solamente sobre lo que le interesa, impresio­nista en el mejor sentido de la palabra. No practica la reseña y laúnica aguja de navegar cultos que obedece es la de sus propiaspredilecciones. Así, combina opiniones sobre un autor determinadocon comentarios sobre el romanticismo o con noticias referentes aun clásico que lo entusiasma, todo pergeñado, trabajado sin premura,con amor. Se ocupa de sus contemporáneos. Examina con deteni­miento la obra de Reyes; repasa con amistad a Carlos Díaz Dufoo,hijo; con nostalgia a Pedro Hemíquez Ureña; con reconocimiento aRafael López, escritor y mecenas; con respeto y admiración aJusto Sierra. 11

Julio Torri vivió su juventud en la época de las jitanjáforas; porende, ama hacer juegos de palabras con los nombres de sus amigos:juegos de amistad, de taza de café y copa de coñac después de lacomida en la que se ha comentado el libro de moda, los cañonazosen la Ciudadela, la visita de Valle Inclán a México. A EfrénRebolledo lo convierte en poeta japonés y le llama Efrén ReboretoSan (con fonética aglutinante, por supuesto). Amistades, esencialespara vivir, que él cultiva en dos dimensiones principales: la delafecto y la del ingenio. Amistades delicadas, entrañables, discretísi­mas, que habría que comparar con esas "hojitas secas -que seadhieren a la cola del gato, y que él reparte por todos los rinconesde la casa (como) tarjetas de visita".

10. L. Terán, ibid.11. Cfr. ibid.