La Propaganda en La II Guerra Mundial
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"Una mentira repetida mil veces se transforma en una verdad"La propaganda en la Segunda Guerra Mundial
Laura Laso Meseguer
Marta Medina Núñez
Índice
1. ¿Qué es la propaganda?
1.1. Significado del término propaganda1.2. Tipología1.3. La propaganda de guerra
2. La historia de la propaganda
2.1. El proyecto propagandístico del bando aliado2.1.1. Las carencias propagandísticas de los aliados
3. La propaganda de guerra en la historia
3.1. Propaganda desde diferentes puntos de vista3.2. El descubrimiento del poder propagandístico3.3. El período de entreguerras3.4. El apogeo de la propaganda de guerra3.5. En la Guerra Fría
4. Análisis de la propaganda
5. La propaganda de guerra en la actualidad
6. Bibliografía
Toda guerra se combate en diferentes frentes. El frente militar, el de
batalla es, sin duda, uno de los más importantes. Sin embargo, hay otros
frentes igual de trascendentes en todo conflicto bélico. Uno de ellos es el
de la propaganda
¿Qué es la propaganda?
1.1. Significado del término propaganda
El origen etimológico del término proviene del latín moderno propaganda, cuyo
significado es "para ser divulgado". La propaganda tiene sus inicios en el Imperio
Romano que la utilizaba para difundir el mensaje religioso. Su uso continúa en el
periodo de la Contrarreforma donde de nuevo la Iglesia emplea la expresión de
propaganda fide con intención pastoral. Sin embargo, no es hasta la Primera Guerra
Mundial cuando se institucionaliza la propaganda moderna con métodos científicos. El
periodista Walter Lippman y el psicólogo Edward Bernays fueron los responsables de
dirigir la primera campaña anti-alemana en Estados Unidos para que el pueblo
estadounidense diese su visto bueno a la entrada de este país en la contienda. El éxito
demostró el potencial de esta herramienta como medio de control de la opinión pública,
una experiencia que volvieron a poner en práctica los siguientes gobiernos
estadounidenses y de la que aprendieron otros países durante la Segunda Guerra
Mundial. En esta ocasión, la propaganda se convierte en la principal arma de guerra en
el terreno de batalla tanto para la Alemania nazi como para el de Gran Bretaña.
Posteriormente, la propaganda se vincularía con las estrategias de los partidos políticos
y los gobiernos no identificados con las fórmulas de gobierno totalitarias.
La propaganda busca inculcar una ideología o doctrina para influenciar en
opiniones, actitudes y comportamientos de cualquier grupo directa o indirectamente en
apoyo a objetivos determinados. En una guerra, la propaganda es un factor muy
importante. Su función es la de mantener la moral y ánimo del bando, y ridiculizar y
desmoralizar al contrario. Por ejemplo, durante la invasión de Irak por parte de EEUU,
bombardeaban a la población con octavillas pregonando las ventajas de estar bajo el
dominio americano. Durante la II Guerra Mundial esto no fue una excepción y la
propaganda de ambos bandos fue abundante.
1.2. Tipología
El sistema de Propaganda consiste en un primer paso, en la revelación política, se trata
de indagar aquellas cuestiones que lleven al descontento popular. Luego, con esa
información, sacarla de contexto y llamar al mismo descontento. La voz de orden es el
segundo paso: la consecuencia política de la denuncia, la acción política. Es expresar
una idea en forma clara, breve, concisa y tan eufóricamente como sea posible. Este
método se desarrolló a partir de la Primera Guerra Mundial. Con ella, comenzaron a
realizarse las primeras investigaciones sobre técnicas propagandísticas. A lo largo de
toda la historia bélica siempre fueron usados procedimientos de engrandecimiento de las
fuerzas y de diseminación de información “no verdadera”. Estos métodos tenían como
objetivos principales mantener la confianza de las tropas propias e intimidar a las
fuerzas opositoras. Los encargados de crearla eran los agitadores, quienes inculcaban
una o varias ideas a muchas personas. Los temas eran simples. Es el llamado acto
político. El nivel de oratoria tiene una carga más emotiva que racionalista. Los políticos
se dirigían a la masa por medio de la persuasión, un sistema que ofrece la propaganda a
nivel psicológico netamente. Ésta se puede clasificar según su fuente o finalidad. En el
primer caso encontramos tres tipos:
Blanca: perfectamente reconocible. Se utilizan los medios masivos de
comunicación y quienes hacen esa propaganda dicen a qué partido político
pertenecen.
Gris: surgen dudas sobre quien emite el mensaje. En ocasiones no se reconoce
la fuente. Se utilizan los rumores.
Negra: la fuente es contraria al mensaje.
En el segundo caso:
De indoctrinación: pretenden situar a la gente, afiliada o no, dentro de su
doctrina o idea.
De agitación: acciones masificadas. Búsqueda del descontento social.
De integración: búsqueda de la unidad político – mística.
De subversión: destrucción del adversario utilizando medios ilícitos para
lograrlo tales como bombas, terrorismo y actos de violencia.
A lo largo de la Historia se han ido creando escuelas que han hecho de la propaganda su
arma de guerra para conseguir sus objetivos políticos. Algunas de ellas son:
1. Marxista Leninista (rusa): comienza a principios del siglo pasado en base a una
teoría social y económica de Carlos Marx. Surge la revolución bolchevique: nacimiento
del comunismo. Duró casi 80 años en Rusia y se basa en dos parámetros básicos:
las fuerzas productivas
relaciones de producción
Por un lado Marx, con una conciencia de clase como base de la conciencia política; por
otro Lenin, cuyo concepto de conciencia de clase liberada a sí misma se limita a la lucha
económica y no llega a convertirse en conciencia política. Según él, antes es necesario
despertarla, educarla y llevarla a una esfera más amplia que la constituida entre obreros
y patrones. De esta manera la propaganda, entendida en un sentido amplio que va desde
la agitación hasta la educación política, se convierte en una carrera de transmisión que
conecta continuamente la masa con el partido. Para este último, la propaganda es un
nexo entre el pueblo y el partido.
2. Nazi Goebbeliana (alemana): nace en la década del ’30. Alemania había perdido la
Primera Guerra Mundial con una situación económica adversa y protagonista de la crisis
hiperinflacionaria más grande en la historia. Su capacidad de fuerza de trabajo estaba
reducida debido al importante número de bajas humanas. Un grupo se desprende del
ejercito alemán y crea el "Partido Nacional Socialista", que convocan a mujeres y niños
a trabajar. Alemania sale de esa crisis y se convierte en una potencia mundial tanto en
maquinaria y armamento como en tecnología. Un movimiento liderado por Hitler y
ayudado por Goebbels, psicólogo especializado en el manejo de grandes masas. El
Hitlerismo corrompió la concepción leninista de la propaganda. Hizo de ella un arma en
sí de la que se sirvió indiferentemente para todos sus fines.
Goebbels hizo un estudio sobre los miedos profundos. Uno de los mayores es el
miedo a la oscuridad y el otro a la muerte. En su campaña propagandística, decidió
centrarse en la exaltación de la pureza de la sangre, la supremacía de la raza. Toda
manifestación estaba cuidadosamente preparada. Asimismo se buscaron símbolos para
complementar los discursos. Según Goebbels, "La simbología debía funcionar como
funcionaba el látigo para el esclavo."
1.3. La propaganda de guerra
Sin duda, la propaganda de guerra tiene un aspecto particular, es denominada
usualmente “Psychological Warfare” o “Guerra psicológica”, un concepto nacido en
Estados Unidos. Así, la propaganda de guerra es definida por Daugherty como “el uso
planificado de propaganda y otras acciones orientadas a generar opiniones,
emociones, actitudes y comportamientos en grupos extranjeros, enemigos, neutrales y
amigos, de tal modo que apoyen el cumplimiento de fines y objetivos nacionales”.
Generalmente está apoyada en información falsa, ya que uno de los propósitos de este
tipo de comunicación persuasiva es evitar que los ciudadanos conozcan la verdad. Pero
en ocasiones, los propagandistas no necesitan recurrir a la mentira, sino que utilizan un
lenguaje cuidado y rico en eufemismos. Se recurre a esta técnica porque los líderes de
una organización son conscientes de que una comunicación dominada por tan sólo una
parte facilita el descrédito del adversario. La propaganda de guerra lleva a la población
de un país a sentir que el enemigo sólo comete injusticias y esto puede conseguirse con
pura ficción. La propaganda tiene una gran responsabilidad en los conflictos, pues no es
sólo la supremacía militar la que gana una guerra. Cuando la propaganda es transmitida
eficazmente, puede volverse más peligrosa que el propio armamento bélico. Ramonet
vincula estas dos estrategias: “el dominio de corazones y mentes es la continuación de
la propia guerra”.
La estrategia utilizada para crear la propaganda está delimitada por una serie de
reglas que determinan las metas u objetivos hacia quien va dirigida así como sus
objetivos. Algunos ejemplos son:
Simplificación y enemigo único: se busca un adversario del cual diferenciarse.
Mediante un slogan se utiliza la simplificación.
Unanimidad y contagio: se busca la unidad de criterios dentro del partido, se
realizan discursos de unidad y se los transmite a las masas. Se contagia a las
masas con ese criterio.
Exageración y desfiguración: exacerbar un defecto para descalificar al
adversario, y llevarlo a su máxima expresión.
Transfusión: cambiar viejas ideas por nuevas, o incorporar nuevas ideas o
nuevos personajes. Renovar.
Orquestación: puesta a punto de todos los elementos de la campaña. Actos,
apariciones públicas, medios, cierre.
La meta última de la propaganda es aumentar el apoyo o el rechazo a una cierta
posición. Su objetivo no es hablar de la verdad, sino convencer a la gente: pretende
inclinar la opinión general, no informarla. Debido a esto, la información transmitida es
presentada con una alta carga emocional, en especial a sentimientos patrióticos, y apela
a argumentos más emocionales que racionales. La mayoría de veces es utilizada de
forma no ética algo que la convierte en un modo de desinformación y censura y usa la
metodología de la retórica para convencer a los destinatarios de la misma.
La historia de la propaganda
A lo largo de la historia, la propaganda ha jugado un papel muy importante como arma
de guerra. Como decía Napoleón Bonaparte “Dominar el arte de la guerra, implica
siempre infligir al enemigo no sólo una derrota militar sino una psicológica” y ésta se
logra, en parte, gracias a la propaganda.
La propaganda ha sido utilizada tanto por regímenes predemocráticos como modernos
para influir sobre la opinión pública. Constituye el mejor intento sistematizado y
deliberado de grupos de poder para moldear la opinión, los sentimientos y pensamientos
de las masas. En este sentido, funciona como arma para la construcción de legitimidad y
manipulación.
La propaganda influye y manipula más de lo que se cree. No sólo reproduce pautas de
conducta, valores y visiones del mundo sino que también polariza la mente, moviliza las
emociones y engendra odios y resentimientos sociales.
Es evidente que la propaganda bélica se utilizó en la Segunda Guerra Mundial
como táctica para fomentar el miedo y convencer a la opinión pública acerca de la
justicia de las acciones emprendidas por los diferentes gobiernos de los bandos.
Como parte de esta guerra, la información se controló, manipuló y distorsionó por las
diferentes partes en conflicto.
2.1. El proyecto propagandístico del bando aliado
Por parte de los aliados, el primer intento de atacar psicológicamente a Alemania fue un
desacierto. Fue en Bélgica, en 1939, donde los franceses distribuyeron grandes
cantidades de dinero entre la prensa del país. El consejero de asuntos franceses en el
Ministerio de Asuntos Extranjeros de Alemania, distribuía con suma cautela los
recursos financieros entre los medios de prensa neutralista y nunca lo hizo directamente,
sino por medio de intermediarios. Además siempre tuvo el cuidado de no involucrarse
abiertamente con la prensa germanófila.
A mediados de 1940, el General DeGaulle hizo un llamado a la población
francesa, por la BBC de Londres, sobre unos afiches pegados en la capital gala.
DeGaulle pidió la movilización de los franceses contra el engaño, contra la ocupación
alemana y contra el Gobierno de Vichy. El general se pronunció claramente sobre el
mantenimiento de la alianza con los británicos en la lucha común contra los alemanes.
La propaganda antibritánica, después de la derrota francesa, fue impulsada por el
gobierno francés de Vichy y el Ministerio de Propaganda en Berlín, que aprovechó las
acciones militares británicas contra la flota francesa y los intereses franceses de
ultramar, para volcar el sentimiento patriótico nacional en contra de la Gran Bretaña. La
campaña en sí, generada en plena Batalla de Inglaterra, iba dirigida contra el gobierno
de Londres y en especial contra Churchill. En busca de lograr un efecto psicológico
importante, la propaganda se centró, fundamentalmente, en el bloqueo. El Primer
Ministro francés, Paul Reynaud, cometió una serie de errores en el manejo de sus
declaraciones como parte de sus discursos propagandísticos. Aseveró que ganarían la
guerra por ser los más fuertes. Los hechos demostrarían que, esos a quien el ministro se
refería, eran los alemanes.
La propaganda, aprovecha la situación para poner otros ingredientes en juego,
como la amenaza de la Unión Soviética y la amenaza judía en Europa. Por tanto
aparecen referencias a los "judeo-bolcheviques" asociados al gobierno británico. En
Francia, los sentimientos antibritánicos se mantuvieron vivos durante todo el conflicto.
Todas las ocasiones eran perfectas para incentivar la simpatía que aún pudiera quedar
entre los franceses, por el antiguo aliado.
2.1.1. Las carencias propagandísticas de los aliados
El Ministerio de Propaganda de Alemania tuvo en Goebbels, con su fe ciega en
el cine y la radio, el artífice de la propaganda que no tuvieron los aliados. La música,
como medio de propaganda e instrumento para mantener elevada la moral de las tropas
y de la población civil, no estuvo en los planes de los gobiernos beligerantes antes de la
guerra. Entre los aliados no hubo ninguna previsión en ese sentido y en el caso de
Alemania y Japón, los medios de difusión, concretamente el cine y la radio, fueron
utilizados para la difusión de ideas y noticias. Pero en ninguno de los casos, la música
popular fue tomada en cuenta y más bien Goebbels se encargó de combatirla cuando los
artistas intérpretes, no se sometían a su censura. Pero los civiles en sus casas y los
militares en los campos de batalla hicieron suyas las canciones y con ello se ayudaron a
soportar el sacrificio. A raíz de esto los políticos fueron conscientes de que la música
era un instrumento de gran valor que inyectaba fuerza moral a civiles y soldados.
Prácticamente todas las canciones que se escucharon durante la Segunda Guerra
Mundial, en especial en el frente, provinieron de los años entre guerras y, muchas de
ellas, fueron creadas antes de la Gran Guerra (1914 – 1918). La mayoría de las
canciones que se hicieron populares fueron compuestas por personas ajenas al conflicto
los soldados en el frente como We'll Meet Again. Al contrario que la poesía, que nació
en los mismos años, estos versos no estaban inspirados en experiencias bélicas
personales.
2.2. La propaganda en el cine
2.2.1. El cine británico y su propaganda
Con el inicio de la guerra los británicos iniciaron la carga propagandística de su
producción cinematográfica. Una de las primeras realizaciones fue The Lion has wings.
Muestra el contraste entre el sistema político nazi dirigido por Hitler, y el sistema
parlamentario británico encabezado por el Rey y su Primer Ministro. Se realizaron otras
películas de reconstrucción documental, historias ficticias acompañadas de imágenes
documentales, como For Freedom en 1940.
Cuando comenzó la Batalla de Inglaterra el cine dio a luz a una serie de realizaciones
como The fisrt days (Cavalcanti y Watt, 1940) la cual muestra los preparativos de
defensa de Londres frente a los ataques aéreos. En cuanto al cine de ficción, destaca
Target for Tonight (Watt, 1941) cortometraje que describía un raid sobre Alemania
insertando imágenes reales y otras de estudio. Fue una película que levantó la moral del
pueblo británico. Junto a esto, la producción británica contaba con el noticiero The
march of time, repleto de imágenes que se enviaban a todo el mundo anglosajón y en las
que destacaron especialmente los episodios destinados a la Commonwealth.
2.2.2. La propaganda cinematográfica soviética en la Segunda Guerra Mundial
Tras la invasión alemana, los estudios de producción soviéticos se trasladaron al otro
lado de los Urales y el comité encargado del cine se instaló en Novosibirsk (Liberia).
No obstante, los estudios de montaje de los documentales continuaron en Moscú y de
allí salieron producciones como En la línea de fuego de Dziga Vertov o Marinos del
mar Negro de Belayev. También se montaban los noticieros conocidos como This is the
enema en los cuales participaron nombres como: Pudovkin, Guerasimov, Kozintsev y
Alexandrov.
Hacia 1942 se realizaron una serie de documentales ordenados por el comité de
cinematografía. Algunos de éstos fueron La derrota de los germanos, que muestra el
trato que daban los alemanes a los territorios conquistados en su avance: destrucción,
quema de aldeas, ejecuciones, etc.; o Paralelo 69, que muestra una operación naval
efectuada con los aliados en el Circulo Ártico. Uno de los temas más destacados en la
producción soviética fue el de la guerrilla. A partir de 1943 se impulsó la realización de
documentales y el primero de una larga lista fue Stalingrado.
En 1944 se presentó una de las producciones propagandísticas soviéticas más originales,
Los juicios de Kharkov, que trataba del juicio por crímenes de guerra a tres alemanes y
un ruso traidor responsables de asesinatos en masa y diversas atrocidades.
El año 1945 trajo los documentales sobre la victoria. Dentro de las filmaciones más
espectaculares destaca Un camarógrafo en el frente, documental que recoge su última
filmación en el momento en el que muere en pleno frente.
Los camarógrafos soviéticos tenían órdenes expresas de filmar las peores cosas que
pudieran encontrar en la guerra: cuerpos mutilados, gestos de dolor, destrucción, etc.
con el fin de forjar el espíritu de venganza y lucha en el pueblo soviético.
Vivir y dejar vivir
No importa cómo todo termine
Estos perdidos, bajo el cielo,
Yacen como amigos.
Perdonan los odios
No importa cuánto odiaran;
Por la vida separados
Y por la muerte unidos.
John Pudney
La propaganda de guerra en la historia
La comunicación persuasiva es inherente a la propia evolución del ser humano. Desde
siempre estuvo presente en las sociedades, con la intención de transmitir ideologías y
opiniones con objetivos claros y determinados. La aparición de religiones y sociedades
organizadas favoreció la proliferación de las primeras formas de propaganda.
La propaganda de guerra es un tipo de comunicación persuasiva altamente
especializada que penetra en todo tipo de medios. Los propagandistas bélicos siempre
usaron los últimos avances tecnológicos en comunicación para optimizar su capacidad
persuasiva. Así, el principal vehículo propagandístico durante la Primera Guerra
Mundial fue la prensa escrita; durante la Segunda Guerra Mundial, la radio y el cine;
tras 1945, la televisión; y en la actualidad los medios digitales.
3.1. Propaganda desde diferentes puntos de vista
Fue solamente a partir de la Primera Guerra Mundial cuando la propaganda comenzó a
expandirse hacia el mundo político y filosófico, con una organización más específica. A
pesar de que su connotación actual es casi siempre peyorativa, en aquella época era
considerada incluso progresista. Los métodos usados entonces para su transmisión
fueron diversos, pasando por la palabra escrita y oral, imagen o acción, entre otros.
Existen diversas definiciones que intentan clarificar el significado de este tipo de acción
persuasiva. Lasswell ve la propaganda como la “técnica para influenciar la acción
humana, a través de la manipulación de representaciones”. A su vez, Reyzábal cree
que el concepto de propaganda está “íntimamente ligado con la acción de divulgar
doctrinas e ideologías para conseguir adeptos a las mismas”.
Respecto a los efectos de la propaganda, para Welch ésta tuvo un papel esencial, y no
siempre deshonroso, en la conducción de muchos asuntos y materias en el siglo veinte.
Por su parte, Pratkanis y Aronson (1992) creen que “todos los días somos
bombardeados con una comunicación persuasiva seguida de otra”. Según estos
autores, vivimos en una “era de la propaganda”, en la cual la continua recepción de
mensajes propagandísticos provoca pasividad en los hombres, facilitando la
manipulación de símbolos y, con ello, de las emociones humanas más básicas.
3.2. Primera Guerra Mundial: el descubrimiento del poder propagandístico
En la Primera Guerra Mundial se descubrió que la moral podía ser un factor militar muy
importante, y así se entendió que la opinión pública no podía ser ignorada durante más
tiempo, ya que era un factor determinante para la formación de la política
gubernamental.
Tanto británicos como alemanes trabajaron arduamente para conseguir dominar la
opinión pública de los americanos. Inicialmente, los propagandistas alemanes
desarrollaron un plan que consistía en sensibilizar a los americanos de descendencia
alemana y también a los irlandeses, pues conocían bien su aversión a los británicos. Esta
maniobra no tuvo éxito. Por el contrario, la propaganda británica demostró ser más
funcional. Comenzó con la creación del Ministerio de Información, en 1917, bajo la
responsabilidad de Lord Beaverbrook. La censura gobernó y todas las campañas
propagandísticas eran rigurosamente controladas para que apenas fuese divulgada la
“información oficial”.
Poco después de su entrada en la Primera Guerra Mundial, los estadounidenses crearon
su propia agencia de propaganda, el Comité para la Opinión Pública se reveló de
máxima eficacia, sobre todo en lo relacionado con lo que ellos denominaban
“los ideales de libertad”.
Los británicos aprovecharon la propaganda como una forma de diseminación de
información a su favor, pero al final de la guerra los ciudadanos se quedaron con una
imagen muy negativa de ella. Concluirían que los sacrificios hechos no fueron
recompensados con las promesas del Ministerio de la Información, y como resultado, el
cargo de ministro de Información fue suprimido.
Como consecuencia del descrédito de la propaganda, cuando en la Segunda Guerra
Mundial el gobierno británico intentó sensibilizar a la población sobre la existencia de
campos de concentración nazis, esta información no fue tenida en cuenta, porque el
público sospechó que era una campaña propagandística más.
Los alemanes, en la Primera Guerra Mundial, fueron derrotados más en el terreno
sicológico que propiamente en el campo de batalla. Hitler reconoció la funcionalidad de
la propaganda británica, escribiendo en Mein Kampf: “En el año 1915, el enemigo
comenzó su propaganda entre nuestros soldados. A partir de 1916 continuó más
intensivamente, y en el inicio de 1918 se transformó en una nube negra. Uno puede ver
ahora los efectos de la seducción gradual. Nuestros soldados aprendieron a pensar como
el enemigo pretendía. Alemania falló en reconocer la propaganda como un arma de
primera utilidad, donde los ingleses la utilizaron con gran pericia y genial
deliberación” . Al final, la primera experiencia de los británicos con la propaganda fue
entendida como un gran éxito y dio ejemplo para que otros países empezasen a usar las
técnicas contemporáneas de comunicación persuasiva.
3.3. El período de entreguerras
Durante el período de Entreguerras, se desarrollaron profundos estudios sobre la
cuestión propagandística. Muchos de los grandes expertos y autores reflexionaron sobre
ella, en lo que más tarde vendría a transformarse en la teoría de la propaganda.
Comenzaron igualmente estudios relacionados con la opinión pública y la influencia de
los medios de comunicación masivos en la sociedad.
Lazarsfeld (1940) desarrolló un memorando, Research in Comunication, que cambió, de
cierta forma, el modo en que se comprendía la evolución comunicativa hasta el presente
momento. La cuestión central del estudio de Lazarsfeld puede enunciarse como una
pregunta: “¿quien dice qué a quien y con qué efecto?”. A partir de esta investigación, se
llegó a la conclusión de que los efectos de la comunicación en la sociedad eran mucho
más profundos y poderosos de lo que se había pensado hasta el momento.
Fueron tres los principales modelos en que se fundamentaron casi todos los
movimientos propagandísticos: el occidental o anglosajón, el más elaborado pero con
resultados menos funcionales; el soviético, que ganó su perfil con el desarrollo de la
propaganda leninista; y el de las dictaduras fascistas.
Cuando se llega a la Segunda Guerra Mundial, los estudios elaborados en las últimas
décadas y los nuevos medios, como la radio y cine, permitieron que se pusiese en
marcha de ambos bandos una máquina de propaganda nunca vista hasta el presente. Uno
de los mejores ejemplos fue la desarrollada por la Alemania nazi.
3.4. Segunda Guerra Mundial: el apogeo de la propaganda de guerra
En la Segunda Guerra Mundial se asistió a un uso continuado de la propaganda como un
arma poderosa. Tras el fracaso alemán en entender la propaganda como un aliado
esencial, Hitler se preocupó por crear un cargo en su gobierno exclusivamente dedicado
a la propaganda del partido. Paul Joseph Goebbels, figura intelectual, doctorado en
Filosofía, fue el escogido. En 1929, sería el jefe de la propaganda del partido y desde
1933 a 1945, Ministro de Propaganda del régimen nazi.
Una de las medidas iniciadas de inmediato por el ministro fue el absoluto control de
todos los periodistas, escritores, artistas y medios de comunicación, para que se
registrasen como subordinados y apenas publicasen información debidamente
autorizada.
“La Gran Mentira”
Comparada con los regímenes soviético y fascista, la propaganda nazi no formaba parte
de un todo, sino que era en si misma el todo. El füher se reunía casi diariamente con
Goebbels para enterarse de las novedades y transmitir su opinión personal. El esquema
de proliferación de información falsa en el régimen nazi pasó a la Historia como
“la gran mentira”.
La propaganda hitleriana se centraba en un tipo de mensaje emocional que se dirigía,
sobre todo, a un público poco educado políticamente, susceptible de interiorizar la
emoción y no la racionalidad. A su salida de la cárcel, Hitler aprovechó la prohibición
de hablar en público en Alemania para llevar a cabo su primera gran campaña de
propaganda, basada en la idea de que entre los 2000.000.000 de habitantes de la Tierra,
sólo él no podía hablar en Alemania. Los discursos de Hitler eran preparados con
detalle. El füher estudiaba sus textos minuciosamente, pues leía mal en voz alta.
Empezaba con palabras relajadas, comunicando de una forma monótona, hasta un punto
en que su voz subía de tono acompañada por fuertes gestos de su brazo derecho.
Destacan también los aspectos más importantes de la escenografía nazi: los grandes
desfiles al aire libre, largos mítines políticos en locales cubiertos, las canciones, los
saludos (“Sieg Heil”), las antorchas, la profusión de banderas y estandartes o el desfile
de las fuerzas paramilitares, entre otros.
Antes de cualquier movimiento militar, la máquina propagandística alemana era puesta
en marcha. Como ejemplo, antes de que Checoslovaquia fuese invadida se transmitió a
través de la radio el mensaje de que las minorías alemanas estaban siendo perseguidas
en aquel país. Los hechos se fabricaban para que los actos de invasión pudiesen ser
justificados. Con Francia se hizo algo semejante: los agentes alemanes distribuirían
propaganda que anunciaba los primeros indicios de la derrota francesa. Esto tipo de
acciones crearon divisiones políticas, insatisfacción, miedo de la superioridad bélica
alemana, hasta mayo de 1940, fecha en la que la resistencia francesa entró en colapso y
las tropas de Adolph Hitler marcharon en París.
Una vez más, tanto los propagandistas alemanes como los británicos intentaron llegar a
la opinión pública americana. Alemania se hizo pasar por defensora de los asuntos
mundiales, justificando que la guerra era también una lucha contra el “terror rojo”: el
comunismo. Aún realizaron algunos movimientos que intentaron el aislamiento de los
estadounidenses en la guerra. Todo el esfuerzo se reveló inútil, sobre todo después del
ataque japonés en Pearl Harbor. Los Estados Unidos entraron en la guerra e hicieron de
los ingleses sus aliados. Los americanos crearon entonces dos agencias oficiales de
propaganda: la OWI (Office of War Information) y la OSS (Office of Strategic Service).
La OWI se encargaba de distribuir información en territorio americano y extranjero. La
OSS, por su parte, estaba encargada de conducir la “guerra psicológica” contra el
enemigo.
3.5. La propaganda en la Guerra Fría
Debido a un conflicto de intereses que venía ya de la Segunda Guerra Mundial, durante
el período de la Guerra Fría los Estados Unidos y la Unión Soviética continuaron
haciendo un uso masivo de la propaganda como un instrumento de política nacional.
Ambas partes, el bloque comunista y el bloque capitalista, hicieron todo lo posible para
conseguir difundir sus campañas a través de los medios de comunicación de masas, sin
para tal recurrir al conflicto armado. Casi todos los aspectos de la vida cotidiana fueron
usados con propósitos propagandísticos. Todos los medios de comunicación,
destacadamente la radio, la televisión, el cine y la literatura, fueron usados para
influenciar sobre sus propios ciudadanos, sobre los del bloque opuesto y también sobre
las naciones del Tercer Mundo.
Inicialmente los comunistas destacaron en su labor propagandística, debido al mayor
control que tenían en sus medios de comunicación. Esto les permitía el distanciamiento
de las ideologías occidentales. El nivel de centralización del poder también funcionaba
como una herramienta para propagar mejor la comunicación persuasiva. Los regímenes
comunistas se ayudaban mutuamente para hacer funcionar sus planes políticos y sus
ambiciones. Por otro lado, los gobiernos occidentales nada podían hacer para prevenir la
entrada de propaganda comunista. Esta aparente supremacía se empezó a degradar a
comienzos de los años 80, con el desarrollo de la tecnología en la comunicación. Fue
este descontrol el que causó la desintegración de muchos de los bloques comunistas de
la Europa del Leste al final de la década.
Durante la Guerra Fría, el mundo vivió en permanente amenaza de sufrir una Tercera
Guerra Mundial, en la cual difícilmente existiría un vencedor. La propaganda fue una de
las responsables de agudizar el conflicto, aunque probablemente también tuvo un gran
peso en lo referente a “congelar” el armamento bélico y priorizar la “guerra de
palabras”.
Casco y rifle, mochila y capote
Marchando por el bosque. En algún lugar adelante
Los cañones retumban. Como el círculo de una garganta
La noche a cada costado se hace roja.
Se detienen y cavan. Se hunden como topos
En la viscosa tierra entre los árboles
Y pronto los centinelas alertas en sus huecos
Sienten la primera nieve. Sus pies se comienzan a helar.
Al amanecer la primera granada cae con un estallido,
Luego granadas y balas cruzan las heladas maderas.
Esto duró muchos días, la nieve estaba negra,
Los cadáveres hedían en sus huecos escarlata.
Lo que más claramente recuerdo de esta batalla:
El cansancio de los ojos, como las manos parecían delgadas
En torno a un cigarrillo y la brillante ascua
Vacilaría con toda la vida que en ella hay.
Louis Simpson
Análisis de la propaganda
Una vez expuesta la teoría de la propaganda que se llevó a cabo durante los años de la II
Guerra Mundial, creemos que es pertinente presentar una muestra de la manera en que
tanto los aliados como sus enemigos utilizaban la psicología como un arma de guerra.
De entre los muchos carteles que hemos encontrado, los dos que presentamos a
continuación son, a nuestro parecer, los más significativos y representativos de la
situación que se vivía en ambos bandos.
A pesar de que sólo expongamos un ejemplo de cada ideología, en todos los
carteles que se utilizaron con el objetivo de obtener afiliados, todos los detalles estaban
muy bien calculados. Desde los colores utilizados, pasando por los primeros y segundos
planos hasta los símbolos de cada bando tenían su significado subliminal. Sin embargo,
los lemas que servían de apoyo a las imágenes eran directos e inequívocos.
El bando aliado
Se trata de un cartel propagandístico de
indoctrinación presentado durante la II
Guerra Mundial. Su objetivo principal es el
de persuadir a los ciudadanos
estadounidenses de que en la guerra se les
necesita para vencer. Se presenta al
enemigo alemán y japonés como monstruos
y sangrientos asesinos capaces de destruir
su idílica sociedad.
La mano representa la unidad que
el pueblo americano requiere para lograr la
producción necesaria con el fin de eliminar
al enemigo, en este caso el nazismo de
Hitler y el comunismo japonés. Ésta intenta
ser un símil de la mano de Dios, pues
aparece rodeada de una luz blanca que la ilumina sobre un fondo protagonizado por los
monstruos ya mencionados. Sin embargo, los enemigos están representados sobre un
fondo rojo que recuerda al infierno. Por tanto los colores que predominan en el cartel
son: por un lado, el blanco y tonos claros que transmiten una sensación de tranquilidad y
paz; y, por otro, el negro y rojo, que provocan miedo y pena al mismo tiempo que furia
y venganza.
El dibujo viene acompañado por un lema: “Stop this monster that stops at
nothing…PRODUCE to the limit. This is your war” es decir: parad a este monstruo que
no se detiene ante nada…producid hasta el límite. Esta es tu guerra.” Con esto, el
gobierno americano se dirige en primera persona al pueblo con un registro que bien
podía acercarse a un modo imperativo. Utiliza un vocabulario claro, conciso y popular,
que llega y actúa de forma directa sobre el comportamiento de los americanos.
El eje
Este cartel propagandístico es uno de
los muchos ejemplos que Goebbels
presentó a su pueblo con el fin de
poner de manifiesto la capacidad
alemana de prosperar y hacerse un
hueco en la Histoia como una de las
mayores potencias jamás conocidas. A
diferencia del cartel anterior, el objetivo
último de este, no es el de presentar a
los aliados como enemigos sino el de
exaltar la capacidad alemana de vencer
a todo cuanto se cruce en su camino,
como Chuchil, crucificado por el bando
Nazi, o Stalin, machacado, literalmente
por el puño alemán de la victoria.
Encontramos, asimismo, tres elementos característicos de esta potencia, la industria,
representada por una fábrica; la supremacía de la raza “master race” identificada por
una cuna y una economía en auge, representada por unos campos de cultivo.
Los colores que predominan son: el rojo, que pretende dejar claras las fronteras de
aquellos países que han pasado a ser los obstáculos que, según Hitler, impedirían la
llegada de Alemania al podium en la lucha por el poder mundia. Probablemente, este
cartel fuera presentado en la última parte de la contienda, aquella en la que el Führer se
propuso hacer con el control soviético. El blanco y el color plata, en contraste con el
color anterior, señalan el puño alemán elevándolo a la categoría de caballero, señor, en
la larga cruzada de la conquista del mundo.
La propaganda de guerra en la actualidad
La primera Guerra del Golfo demostró bien la falsedad de la comunicación
propagandística americana. El primer caso fueron las fotos de satélite que el Pentágono
afirmaba poseer, en las cuales se podría confirmar la presencia de 250.000 unidades
militares preparadas para invadir Arabia Saudita. Pronto las fotos comerciales captadas
por un satélite demostraron que las afirmaciones americanas no tenían fundamento.
En el inicio de la guerra, los espectadores mundiales se quedaron con la idea de que era
un conflicto sin mentira, toda vez que el conflicto se transmitió en directo. Pero no
podían estar más equivocados. Las imágenes fueron controladas integralmente, y se
asistió casi una película de guerra realizada en directo. En el final, se constató que más
de 90% de las imágenes mostraban el poderío bélico americano, y que jamás se pudo
ver un soldado estadounidense herido o muerto.
En Kosovo, las partes enfrentadas percibieron que la manipulación de las noticias a su
favor era algo fundamental. Se asistió a una maniobra inteligente por parte de
Milosevic: permitió a las cadenas internacionales CNN y BBC continuar emitiendo
desde Belgrado. Así, consiguió usar los medios de comunicación extranjeros para
transmitir imágenes de supuestos civiles muertos en los ataques de la OTAN. Esta
maniobra fragmentó la opinión occidental y llevó el OTAN a reconocer algunos de sus
errores en los bombardeos aéreos. Esto es sólo un ejemplo más actual de la importancia
y eficacia de la propaganda en tiempos de guerra.
A raíz del conflicto bélico entre Estados Unidos e Irak, las estrategias de propaganda
ligadas a la guerra se han revitalizado y se utilizan de manera intensiva y sigilosa, en
forma de noticia, por la Unión Americana y sus aliados. Tales estrategias tienen como
propósito aislar y desconcertar a sus enemigos y persuadir a los norteamericanos de la
importancia de "liberar al pueblo iraquí, aniquilar el régimen de Sadam Husseim" y,
sobre todo, "terminar con la amenaza e inseguridad de las armas de destrucción
masiva".
En ese contexto de lucha entre mundos disímbolos, que atinadamente Samuel
Huntington llamó el choque de civilizaciones, es como se debe entender el conflicto en
que Estados Unidos declaró la guerra al régimen de Sadam Hussein y ha dado una
nueva orientación a lo que se conoce por los eruditos como la propaganda de guerra.
Los primeros, llamaron a la guerra santa, a la defensa patriótica de su territorio y su
cultura. Los segundos, convocaron a exterminar los regímenes totalitarios, liberar al
pueblo iraquí y terminar con la amenaza a la seguridad mundial.
Como parte de esta campaña de medios, se describió a Saddam Hussein como sinónimo
de terror, represión, barbarie y maldad. La contrapropaganda de los iraquíes, por su
parte, dibujó a los estadounidenses como los enemigos del Islam, los mercenarios que
quieren apoderarse de sus riquezas y sus recursos naturales. "Morir en la guerra contra
los enemigos del Islam, es morir por Alá". Por su parte, el gobierno norteamericano y
sus aliados publicitaron, en la misma línea y tono de argumentación, que la razón de su
sinrazón, era la libertad, la seguridad y el bienestar mundial.
Estados Unidos sabe que para imponer su visión al mundo y desarticular a sus enemigos
debe valerse del miedo que generan los ataques y el poderío militar. Así, las entregas
informativas del Pentágono y la CIA sobre el operativo militar y el poderío bélico
estadounidense a los medios de comunicación norteamericano y mundial se inscriben
como parte de las estrategias de propaganda para desconcertar al enemigo y derrotarlo
psicológicamente. De esa manera, conciente o no, los medios de comunicación,
principalmente estadounidenses, tomaron el papel de voceros de una de las partes del
conflicto, ya que, recuérdese, la mejor propaganda es aquella que se presenta al
ciudadano como noticia y en la cual la gente ignora los fines que se persiguen por parte
de los emisores.
En consecuencia, nada de lo que se diga y se vea a través de los medios de
comunicación de origen norteamericano e iraquí, sobre el conflicto, puede ser certero,
desinteresado y objetivo. Todo tiene un interés y todo se inscribe dentro de una lógica
de poder o hegemonía.
En la Unión Americana, por ejemplo, los medios electrónicos de comunicación se han
convertido de forma descarada en coparticipes de la guerra propagandística,
favoreciendo al gobierno de Estados Unidos y desinformando a la ciudadanía, en la que
deliberadamente se ocultaron imágenes, escenas y realidades de las bajas y capturas de
soldados estadounidenses, incumpliendo su labor de informar con objetividad.
De igual forma, las manifestaciones de protesta de la comunidad internacional en contra
de la intervención norteamericana en Irak y el repudio de la guerra por miles de
ciudadanos, a lo largo y ancho del planeta, han sido también minimizadas u ocultadas.
Al parecer, los medios de comunicación norteamericanos han perdido uno de sus
conquistas más preciadas: la libertad. En cambio, se ha impuesto toda una cruzada
mercantil: la nueva propaganda mediática de fuerte cuño mercadotécnico, donde las
dóciles y fieles cámaras, de una prensa otrora independiente, acompañan en la estrategia
a los tanques y aviones de guerra.
Esta guerra propagandística impulsada por Estados Unidos está orientada no sólo a
generar pánico y terror entre sus enemigos, sino también crear un sentimiento de éxito y
aceptación entre su población. El mensaje es claro: "nadie detiene al poderío
norteamericano."
Esta colosal campaña de medios que impulsa el gobierno norteamericano disfraza un
interés hegemónico y una sutil campaña intervencionista a nivel mundial en la que los
países pobres y subdesarrollados tienen mucho que perder. En el contexto de la Guerra
Fría, la justificación para la intervención norteamericana fue frenar el avance del
comunismo, como se dio en Centroamérica, Cuba, Corea y Vietnam.
Colapsado el bloque socialista y disipado el fantasma comunista, se pretextó al
narcotráfico para invadir naciones y deponer gobiernos como fue el caso de Panamá.
Hoy día, el narcotráfico pasa a segundo plano para justificar la intervención armada y el
avasallamiento de otros pueblos so pretexto del terrorismo y la libertad del pueblo
iraquí.
La guerra de Estados Unidos y sus aliados (Gran Bretaña y España) en contra del
gobierno de Irak ha dejado de manifiesto la vulnerabilidad de uno de los derechos más
importantes de una sociedad civilizada: la libertad de información.
Invadidos de un falso patriotismo, los medios norteamericanos de comunicación han
acatado las indicaciones del Pentágono y se han sumado a la campaña propagandística
que impone una lógica del nuevo mercado por encima de la tradición de crítica y
reflexión que los había caracterizado.
Esta guerra, militarmente hablando, la ganaron los estadounidenses; pero con el tiempo,
se darán cuenta de que sus principales medios informativos han perdido, como se
advierte a nivel internacional, la credibilidad, la confianza y, lo más importante, su
libertad. Al convertirse en instrumentos de propaganda de una guerra a todas luces
innecesaria, son también perdedores.
BIBLIOGRAFÍA
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http://www.exordio.com/1939-1945/militarisgpsicologica/propagandaFRA.html Reubicado (La propaganda en Francia)
http://www.monografias.com/trabajos11/teorela/teorela.shtml Monografías (Teoría de las relaciones públicas)
http://www.exordio.com/1939-1945/civilis/poesia.htmlReubicados (La poesía)
-Consultadas el día 22 de Diciembre de 2006:
http://www.forosegundaguerra.com/viewforum.php?f=40&sid=90dfe8185a76095991231ed9e53d2126Foro de la II Guerra Mundial
http://es.wikipedia.org/wiki/Imagen:PropagandaNaziJapaneseMonster.gifEnciclopedia Wikipedia
http://es.wikipedia.org/wiki/PropagandaEnciclopedia Wikipedia
http://www.rebelion.org/chomsky/030902chom.htmRebelión- La página de Chomsky- (lenguaje colateral)
-Consultadas el día 23 de Diciembre de 2006:
http://www.elblogsinnombre.com/?p=331El blog sin nombre (cuando el pato Donald era nazi)
http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/RMC/rmc81/propaganda.htmlRevista mejicana de comunicación.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=2505Rebelión (La propaganda de Guerra)
-Libros consultados:
Bauer, E., Historia controvertida de la Segunda Guerra Mundial, Madrid, Rialp, 1967.
Parker, R. C., El siglo XX, Madrid, Siglo XXI, 1978.
Buen DURANDIN, G., La mentira en la propaganda política y en la publicidad. Barcelona, Paidós, 1995
PIZARROSO, A., Historia de la Propaganda. Eudema (Ediciones de la Universidad Complutense), 1993 (Segunda edición, ampliada) o, José María., Uniformes del III Reich. Editorial San Martín.
Adjuntamos un CD a modo de anexo con diferentes carteles propagandísticos representativos de la II Guerra Mundial con sus respectivas contextualizaciones.