LA PRODUCCtÓN CABALLAR

EN ESPANA

i

Las necesidades de nuestra agricultura y las exigencias del Ejército y delh industria bien merecen un estudio particular de nuestra población hipica.

Los hechos demuestran bien palmariamente, que el caballo es necesarid,mejor dicho, indispensable; que en su producción se hallan por igual interesa-dos la Agricultura y Guerra, siendo en definitiva una necesidad nacional, comoorigen de las energías para el cultivo de las tierras, como medio permanentede transporte, como factor de defensa, con el que, {► despecho de la cultura yfrakernidad social hay que contar en todo momento, demostrando los hechosque la mejor garantía de la libertad y de la independencia radica en el conocidoaforismo «bastarse á si mismo».

Ha habido moméntos en los que la misma ampliriid det intercambio alejeba!a idea de escasez y de aislamiento industrial, pero los hechos demuestran qu^eto mejor es poner vitalidad agrícola y pecuaria suficiente para las necesidadesnacionales. Esa es ta mayar garantfa del poder y de la independencia.

No creemos pecar de inmodestia a1 atribuir á la Asociación General de C3a-naderos la más práctica y plausible iniciativa que en materia hipica se ha dad^entre nosotros."

Sin la eaperiencia de los hechos que se han sucedido y tan sblo por el es-tudio ^práctico del problema y la interpretación de las aspiraciones de los ga-naderos espattoles, que de dfa en día se alejaban de la producción caballar,puso de relieve la conveniencia de producir en Espaí^a cuantos cabaitos fuese^nnecesarios, afirmando, además, que para ello habia medio, población hipiĉaadecuada y aficiones no extinguidas, aunque sfi invadidas de escepticismo, iálver cómo desaparecía en unas partes y estaban extingui^as en otras, yegua-das de renombre, en otro tiempo muy cultivadas y estimadas.

Se han celebrado los concursos antes citados con objeto de fomentarfaproducción caballar y orientarla" debidamente, y, sobre todo, para poder ofre-cer en un trabajo sintético, como éste, las impresianes que de la producció'ncaballar española tiene la Asociacián, para po^der decir al pafs lo que tiene ycbmo ha de mejorarlo.

Conocíamos todos algo de la prod"ncción caballar; anos sabfan que en él^iorte había buenos cabaflos; otros estaban enamorados de las produccionesde Extremadura y Andalucía; muchos decían yue era extraordinaria lá riquezacaballar española, y, no faltaba quienes aseruraban, que era ya difícif encon-^trár un mediano ejemplar en toda la Penin^ula:

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A la Asociación General llegaban estas contradictorias noticias y opinio-nes, y, aunqee había criteriu dafinido, como fruto de los diferente^ irabajosrealizados en favor de la ganaderfa en general y de la producción caballar enparticutar, decidióse, al organizar los concursos que se ttan celebrado en elcorríente año, asietir ó todos ettos, exa^oinar y estudiar ios ejemplares expues-tos, cambiar impresiones con los ganaderos, conocer sus aspiraciones, orien-tarles y convertirse de este modo en factor directo de fomento en intérpretede las aspiraciones nacionales hipicas y en colaborador, que tta visto y vivido,por decirlo eaí, la realidad ganadera en los diferentes medios en que se produ-ce el caballo. '

Estas impresiones, estas observaciones son las que ofrece á continuacíón,deseando hacer a'go práctico, algo que sirva como guía, para qtte todos, po-setJos del mejor deseo, aumentemos la poblaci in cabatlar, dándole aquellascondiciones de adaptación, de fijeta y de utilidad, que constituyen el mejorestfmulo para el proiuctor y la mayor aspiraci^ín de los Ilamados cí consumirlos ejemplares obteni.ios.

El medío.

No es nuestro propdsito descubrir ahora que España posee condiciones:especialis^mas para producir caballos; su fama es bien anti^ua en este sen-tido, pero A decir verdad, caballos puros e^pa,loles, de belleza y aptitudesno los liemos tenido nunca. Habrá que hacer, y con alguna salvedad, ex-cepción de dos ó tres núcleos en la Andalucía baja, tan contados, que sonlos que siempre nombran y recuerdan los aficionados. Por lo dem+ís, nuestros

,caballos, owy heterogéneos, han carecido de la finura caracteristica de otrasrazas,salvo al^unos de nue ►tros productos, de cruzamiento afortunado,quehan dacfo ejemplares muy sobres:^lientea. Pero á decir verdad, éstos han sidolos menos, abundando mucho los caballo^ en evidente desequilibrio morfológi-co y diná,uico, como fruto de la uniún absurda de ejemplare^ con formas, ap-ti.udes y potencia heredítarías esencíafinente antitéticas.

Tenemos campo excelente donde producir caballos de silla y de tiro, perotan delimitados, tan definidos, que seria, á nuestro juicio, absurdo, que perdu-rase el equivoco, salizndose de los dérrotero^, ejemplos y enserlanzas yuemarca la Naturaleza, contra la que ob^tinadamente hemos Ilevadu nuestrasj,niciativas en la materia, fracasando, como no po,iia menos de suceder.

Quien pasee la Penín^ula con el deseo de secundar s't la Naturaleza y emcauzar la producción hípica en el sentido que el medio marca, tendrá qus re-tonocer una divisiSn de nuestro territorio así formada.

Cabellos de tiro, todo eE territorio que si^^ue la cuenca del Ebro, conti-puando algo por Terur^l hasta entrar de nuevo en la cuenca del Turia, atrave-sando la ribera valenciana, donJe adquiere la preponderancia que tiene eu laribera del Ebro y que pierde un poco y de mocio momentáneo, por decirlo ast,

, en parte de la provinc^a de Teruel.A 25 kilómetros de la cuPnca ser7alada, y, á veces á menos, 1as condiciones

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del m°^iio dejan cle ser propicias para producir cabsllos de tiro. Merecen ci-tar^e, como egcepción, la zona Ilamada de Burguete, en Navarra, y gran partede Cataluña, produciendo en una y otra parte los caballos m^s armónicos yhermosos que se obtienen en Eapaña, caballos de silla, definido^. Les Ilama»mos así, pnrque ex.iste en España una considerabie prod+rcción hípica, que twpuede decirse que es de silla ni de tira, que tienen en sí la falta de aptitud de-finida que caracteriza á sus dueilos como agricultores. Es el caballo universaf,dentra de su insignificancia; el cabatlejo que ara y trilla; que tira del earrdeon más voluntad que poder; que soporta un apareJa ó sillu, y que, como as#sirve. no se Cuidan de mejorarlo, de d,prle más valor dentro de esa div^eraida^de aptitudes, muy apreciableW, lo cual, á nuestro juicio, nu es incompatible.

En este grupo puden+os incluir los caballoe de Galicia, Asturias, Guipúa-.¢oa, Navarra y Pirineo en general.

Burgos, ►oria, Zamcrra, Valladolid y Avita marcan el tránsito entre lostaballos que ilamamos indefinidos y de baja talla y los cabalios de silla, pro-piamente dichos, que pueblan Salamanca, Eatremadura y Andalucía.

La Mancha, y, en I;eneral, Castilla la Nueva, no explota sino muioQ, y esconsumidora de tos que se producen en otras regiones y se importan de Fran•eia, recriándose en nuestro Pirineo.

Secundando estas tendencias del medio, no puede, na debe hacerse atracosa que labor de perfeccionamiento.

Ese perfeccionamiento, por lo que al cabatlo de siita se refiere, A juicio deeata Asociación General, debe consistir en nxejorar la talia y dar uniformidr^á los pequeños caballos del Norte; en dar distinciún y aptitudes definidas &(os índefinidoa; en perfeccionar y mejorar hasta donde sea posible ios defirñid04,

Pur lo que se refiere á los caballos de tiro importa mucho fijar una norrt^que sirva de orientacíón á todos.

Esa norma debe basarse en las condiciones de talla, indice corporal ó fndi-ce de capacida-l, asign rble asf á las yeguas como á los reproductores; datoséstos traducidos al lenguaje vulaar de tal modo, que al labradar se le iiustrey oriente, diciéndole á ia vista de su yegua y de las aptitude$ el cabblia a^ásconveniente.

Este en realidad es la labor y principal finalidad de tos eancursos; pet^bComo estamos en la primera infancia, los banaderos en >:,eneral míran bs ejerr^pieres desdé su peculiar punto de vista, y por etlo es preciso labor de ense^i4aaza, ha^ta que acuda á ius concursos y sepa decir, pero con oportunidad ycerteza: «Este caballo no conviene en este medio, porqiie es atuy grande;,^ratatro reproductor, unido á las yeguas de esta tierra, achica los productos;Itquél ios afina c.on esceso; tal defecto se transmite pur herencia, ctc., etc.»..1°eco entrettrnto no sepa decirio él, deben dMCirlo loa directore-r de nuestro farInento hipico, haciendo iabor de propa,^anda y enseiiHndo. Hay que gaeav llltpraducción hípica de Id infaacia y c^nfusi^n en que esty sumi^.

Anestra poblacidn l^fpics.

Es, na buena, sino eztraordinariamente buena. No lo decimos por decir,sino porque es una realidad, porque asf lo hemos visto en Torrelavega, Rei-nosa, Piedrahíta, Segovia, Zaragoza, Zafra y Yalencia.

: Reinosa, Zaragoza y Vaiencia han ofrecido una colección de yeguas detiro vqrdaderamente hermosas, con peso, talla, perimetro y proporciones, engéneral, adecuadas para disponer de un excelente motor agricMa y de produc-tas aplicables á las necestdades de !a Artil{er(a. Lo visto en Reinosa demuestraque es aquélla una región adecuada para,la producción del eabatlo de tiro.

Cáceres, Zafra y Jerez, especialmente, presentaron eJemplares de silla queen na,a desmerecen de los queantaño produjeron y dieron fama á esas régiones.

En cuanto á la cantidad tampoco estamos en decadencia. A pesar de cuan-to se ha dicho conservamos elementos de producción suficientes: Los concur-sos han estado concurridos, y por los datos y antecedentes recogidos, todavíase citan pueblos con más de,m millar de caballos, como Liria, Carcagente y

játiba. Aragón, en sus pueblos ribereños, de no mucha densidad de población,en general, posee abundantes yeguas. Reinosa presentó un centenar de ejem-plarés. y ofreció su afamada feria con preponderancia de ganado caballar, sibien, en honor á la verdad, hemos de decir, que predominaban las yeguas conrastra mular. - ,

En cuanto á Andatucia y Extremadura todavía se conserva mucho bueno,qae á todos interesa fomentar por todos los medios.

Hay que ir sin vacilaciones, cueste lo que cueste, á conseguir no ímportarnl un solo cabalto, á no enviar, por este concepto, ni un3 peseta al extranjero.Hay que rectificar, t^cnica y económicamente, nuestros pro^edimientos de fo-mento hípico.

AScíones hipioas.

Las hay y muy entusíastas. Lo raro, á decir verdad, es que todavta hayaquien sienta entu►iásmos ante un ejemplar b ante los lotes de un certamen.Pero egisten y con deseos de producir, an^iosos de protección y de apoyo, pi-diendo sementalesadecuados, criterio definido y fíjo, concursos que ateccio-nea y levanten e1 espiritu de tos indíferenfes, precios que permitan sostenerla$ yeguadas, de dfa en día de explotación más costosa; comodidad paradesprencterse de los productos. Eso es lo que piden, y eso es lo que debe,c,ottced$rsetes:

EI Estado, á nuestro juicio, el princípai cliente, aparenta no darse cuenta deque es el mtís irtteresado en que haya caballos. Procede y dirige la producciónán:el sentido de las que cree sus conveniencias, sin qensar que la afición radi'aa en.el precio remuner.ador y en que el labra^.tnr encuentre en el caballo, no unItlemento de consun,o, aino de prnducción y de ayuda. ^ .. .

EI ganadero no tiene aobre sí una fuerza que !e diga: O produces cabalload aucumbes económicamente.

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En cambio, á Guerra le dice ta necesidad, y de día en día, con más apre-mios: O fomentas y produces caballos en tu patria, ó tu patria permaneceráindefensa y á merced del invasor.

EI labrador puede reducir la producc^n caballar á lo eatrictamente necesa-rio para obtener algunos motores, y hasta puede eatinguirla, pues en muchassituaciones agricolas puede ser muy ventajoso el buey como motor, en otras,el tractor mecánico.

Si procede á um balance, acaso le interese más praducir animales de abastoque motbres. '

Una nación que todavía poseé el número de ye^uas que hemos visto en Es-paña", que todavia son cubiertas por caballos en su mayor número, no obstantepagarse las mnletas de seis meses á 900 pesetas, que hx resistido á la influen-çia de una demanda eacepcional y á Ia calami^ad de tan terrible enf^nnedadcomo la durina, bien puede decirse que siente aficiones hípicas y que si decaeen su producciún será por.culpa de los encargados de sostenerla y perfeccio-narla.

Queda, pues, bien demostrado que tenemos medio, población caballar ennúrnero y calidad, y aficiones hipicas.

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PROBl.EMA8 Á RESOLVFR

RELACIONA©OS C4N LA CR(A r^ABA4LAR

Los intereses nacionales con relación 51a produccián'cabadlax aharcah, ott$íntesis, los siguientes extremas:

Encauz^rr !a fcjncivn reproductor^.Adquirir los productos en cada regiún euAndo más convenga al productor,

y pagarlus á precio equitativo,Reglamer.tar las paradas en armonta con les eonveniencias pecuariae de laá

re^ionas.

>^ncanzar Ia fnncióa re^roduotora.

Gonocida la distribucibn geográf ica de la población cabaNar, neda ptáa fAcilque determinar qué reproductores deben actuar en cada una de eflaa.

• La repruducción debé tender, en una3 partes, á dar taila y tinura ó distia•ción; en otras, á uniformar la población caballar; en nlt;unt^s, á obtener ud -grado de perfeccionarniento superior sE que hoy tienen. Prro como esto es muyambiguo, vemus á puntualizar mRs.

Es indudable que en Gaiicia, Asturias, parte de León, Gttipázcoa y Firineotenemos unq pobiaci5n caballar numerosa, que no se sabe con certeza á quén^^m^ro de cabezas asciende, porque reaimente las e-tadisticas ofrecen escas^garantía de verariaad, pero recorriendo el país y frecuentdudo sue £erias, seve que ea de b^astante consideración. Esta poblaciún cabaliar puede mejorars®en su ta{la y adquirir mis importancia* más valor y ser de más uti{idad, unién•dolrt á rrpr.>ductures árabes que, 5i no cnn tn,io^, en la mayr^ria d^ I^s E^jempla=res cun.ju^arian mrry bien, mejor dicho, conjugan muy hien, puesto que al^u-nos ensayos y la actuaciún favorable de algunos reproductores de esta razaperrnitcn una afirmaciún rotturda y categúrica.

De este modo, ejemplares que hoy tienen im valor comercial escasísimo lbalcanzarían mucho mayor, y nn gran ntímero de ellos lle.^arian, más ó menosbien, á una tal(n que permitiría tal vez su utiiizacidn. Cuando menos, pasadoapnos años habría gran número de ycgu-ag, á las que podría echarse un anglo-árabe, con tendencia á mejorar la talla un poquito todaví^, con lo que una po•.blación caballar índefínida, chíca, sin aplicacicín comt°rcial, pásRría en granparte á e:+tnr en cumlíciones cte servir para ias exil;encias del Ejército. (nút^ílparEC^ r^ecor^lar que la alitnentaC,ión y educación del cabalto debe mejorar-se por parte del productor. , . „ ,! .•.;;,',

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Hay otro grupo de caballos que teniendo talla y esqueleto de proporcionespara las necesídades del Ejército, carrce de di^t nción; es esa colectividad in-definida de Burgos, 5oria, Zamora, Velladolid y Avila, que pregona nuestrafalta de sentido práctico, ia ausencia de caltura en nuestros productores y lacarencia de interés por el Bstado para reglam^ntar esto y hacer cumplir lo quese tegistaae, nb oividando la tabor desorganizadora y anárquica, si asf puededecirse, que, han realizado ias paradas particulares, eztremo éste olvidadacompletamente^ ' .

En estas regiones ia iabar es sencillisima, á jui ►io de esta Asociación, puesee reduee á adoptar reproductores de silia selectos, puros, y una vez adnpta-dos no variarlos jamás.

Queda`todavía una población eabatlar importantisitna; la de Eztremadura yAndalucía, que constituye rrna realidad.'Por lo que d ésta se refiere, acaso enmateria reproductora puedan hacer más los dueños que el Estado. Determina-da la producción por núcleos de yeguas de alguna importancia, es posible, poreste hecho, disponer de semental propío.

En este sentido se señalan dos fendencias: una, !a selectiva dentro del tipoesparlol, produciendo muy buenos ejernplares, como se ha demostrado desdehace tiempo, y una vez más en los concursos de Jerez y Zafra; otra, la quebusca finura, sangre y distinción, cruzando con ra^as seiectas y depuradas.

_ Las dos tendencias son plausibles; la primera, é nuestro juicio, es de aplau-4ir, porque siempre hemos sid^^ partidarios de la selección, y mucho se consi-gue, ¢r^mo Io han demostrado los estupendos totes presentados en Zafra y en

' Jerez, pero á fuer de imparciales, reconocemos que los lotes cruzados acusa-ban una 1>3mina tan preciosa, tan distinguida, vna conformación tan sólida yarmdnica y un'temperamento fan equitibrado, que bien pnede decirse constitu-yen e} ideal de las yeguas para producir caballos de siila.

De lás investigaciones y estu lios realizados para inquirir et valor de am-bos procedimientos, hemos deducido que, muclio cuesta iiegar á obtener porselecc't in yeguas tan hermosas como las de la Sra. Viuda de Higue, os y Jara-quemada, pero cuesta mucho más el perfeccionar por cruzamiento, pues nótenemo+ le oblil;ación dw juzgar tan sólo por lo que nos presentan, sino queimpórta machfsimo en una iabor de este género, inquirir cómo y á costa dequé a+^crificios se ha Ilegado.

" De lo averiguado se deduce que no son pocos los que han fracasado, efec-t^taudo cruzamientos equivocados. Sobre todo, ta introducción dei Orloff en^apaña puede juzgarse como +ma verdadera calamidad hípica.

La inftuencia del úrabe es benefieiosa en cuanto que afina los tipos, peroachica los productos, imponiéndose recurrir al inglés, con lo que se tiene quet•ealizar un cruzarniento alternativo muy ctifícil, rá no ser pura ganaderos cul-^tos, muy versados y famiiiarizados con estas cue^tioneg.

Los que manejan bien estos últirnos reproduckores son los que mejores ca-balic^ producen.^^; Y ltie^amos ya á lot# tttícteos cabaliares que España tiene para la produc-eibn de caballos de tiro ligero y pesado.

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La primera consideración que se impone es la de hacer notar que las con-diciones culturales del medio en que se producen los caballos hasta aquí cita-dos, son por completo diferentes á las del medio en que se obtiene el caballode tiro.

Este, en términos generales, es el caballo de ribera, el caballo del cultivointensivo, y, por consiguiente, el caballo criado á mano en régimen familiar,sí ae^f puede decirse, y, en un^ palabra, ei cabalto precoz y de masa.

Las yeguas de^estas regiones requieren sementales puros, ya que ellas notienen pureza alguna, de masa adecuada para las necesidades del cultivo y ar-monizar estas necesidades con la demanda de Artillería, que no es incompati-ble ni mucho menos.

Desde Reinosa á Valencia, si^uiendo las cuencas del Ebro y del Turia, nocreemos deban actuar más reproductores que los adecuados para producíi• ca-ballos de tiro, buscando an:e todo masa y rma talla que Ilegue t5 la exigida porGuerra para Artillería. Estos productos serán útiles para las faenas agrtcolastambién, y empleando algunos reproductores percherones de mejor peso conlas grandes yeguas que hay en Aragón y Valencia, aunque no en gran número,el caballo de industria, el caballo de tiro pesado, que tiene demanda y es mejorparado en estas condiciones que paga Guerra los caballos artilleros.

Hay que procurar qne los reproductores ten^an la debida talla, dentro de loque !es corresponQe étnicamente, porque así en Reinosa, como en Aragón y Va-lencia, el metro ha acusado, en la mayoría de las yeguas, talla esca^a, una ten-dencia demasiado acentuada á hacerse de volumen de tronco, sin altura de es-tremidades, y esto, que es bueno, dentro de ciertas limites, perjudica si se ha^cen en exceso brevilíneas, como dicen los técnicos, imponiéndose vigilar esteaspecto para que el fndice corporal y el de capacidad, siendo apropiados á lasnecesidades de! Ejército, constituya un tipo a^rricola edecuado, pttea afortuna-damente ahora las tendencias no son iucompatibles.

Adquirír los proclnotoa en oada regióa cuando m3^s co^.venga.

f-ata ha sí.lo otra cuesti^^n batallona en la que, sí alguien debe transigir,ha de ser aquel á quien más interese que haya caballos.

EI productor en sistema pastorat está, sin duda, en mejores condicionespara sostener al;unos meses los caballos, aúnque en realidad le convengavenderlos, sin que esto quiera decir que no deban atenderse sus convenien-cias.

Pero el prodnctor de caballos de tiro, el labrador de huerta, el que sólotiene una ó do^ yegua,, ese nr_ce,ita, en reali,laa, teuer en todo momento á

^ quien vender el cab ^llo, sobre toJo loG mnchos.C^+nviene no olvidar lo que es la explotación de la huerta, cómo vive el

hortelano y su familia, la p^rrtiCipaci ►5n que todos toman en el cuida^^o y cultivode plantas y anintales, para co:nprender que, llef;ado á cierto grado de des-arrolf^t, un pro^tucto es unas veces un estorbo, otras un peli;ro. Y recordamos

á este propdsito la gran precocidad de nuestros cabaNos ribereños, puea nouno. sino muchos ejemplarea hemos visto, de dos años, con més de 400 kilos,y alguno, como la potra «Romera^, de D. José Valls Mlltes, • de Vaaencia, queá ios dlez y ocho meses pesaba 520 kito^.

La Asociación General cree de su deber bacerse intérprete c^erca de ( ►ue•rra de.astos deasos de fos productoree de cabal^as, oidoe reiteradamente etalos diferentes concursos que se han organizado.

l.o referente a! preclo es !a cuestión más important®; Como que los prt^ble-tnas de pro3uccfón no pueden desviarse de su aspecto económico, sopena defracasar y convertirse en al^^n nocivo y perni^ioso.

No cree !a Asociacibn G^neral de Ganaderos necesarlo eatenderse en lar-gos comentarios para reflejar la as¢iración de los ganaderos.

Misntras Guerra sea peor cliente que los que piden mulos y que los queconsnmen caballos para !a industria, tudos los esfuerzos que se hagan seráneástbriles.

Consolador era en Reinosa, por ejemplo, observar un centenar de hermo-Stts yeguas cubiertas pnr el caballo, pero apenaba el ánimo de los r,ficionadosver que loi poirltos no tenlan demanda, y, en cnmbio, mulétas de cineo meses,se pagaban á 900 pe:^etas, nbservando eu el ferial muchísimo: ca>os de yeguascon rastra mular, en los que ésta última se cutizuba á dobfe precío que la mísmam8dre.

Mientras haya yegrws de 2!3) pesetag que den muletas de S00 á los seis me-eea, en tanto con ye^uas de 1.a10 y 2.OOU se obtengan caballos que á los dosnttos se l,aguen á igi^al precio que !os mrdos 6!os ^eis meses, las paradasparticulares con garañón trabajarán más yue las del Estado, por buenos re-productores que éste ofrezca.

Reglameatar las paradas.

Ee una necesidad inaplazable. No puede tolerarse que un servlclo de ca-rácter pGblico quede á merced de la it;norancia, de la incuria ó d^-1 egolsmo.

In^iicfibamo^r antes que no es de Guerra en absuluto la culpa de que hayamuchns malos cabaNos.

Frente á las paradas del Estado se alzan las particulares, que en generaltienen el garañón como principa! razón de su existencia. Pero, además, sostie-n;en uno 6 dos caballos á su antojo, sin que nadie se cuide de vigilar. )a calidadde esta semitla.

Fomento ba iniciado el camino eq el aspecto sanitatio, pero ni está tanOrganizado como fuese de desear, por dificultades econbmicas, ni !os paradis-tas en general tienen el respeto debido á lo legislado, ni la atención debidapara con ios int^•ret;ea generales.

Además, e1 aspecto çanit^^rio en este easo es tan sbto {a mitad del prohlema.Frocede pensar en algo más práctico; es nécesario hacer un re^lamento de ca-rácter zootécnico•sanitario, á fin• de'que s^lo se utilicen reproductores aproba-'

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dos y en consonancia con ei programa de fomento que se trace para cecla reQión.De lo contrario, acantecerá que estaremos en constante tejer y destejer,

pues mientras del lado de Guerra actúen buenos reproductores, en las particu-lares utitizarén los que no convengan á la finalídad perseguida.

Es éste uno de los aspactos más importa^rtes de la producción cabailar.Ahora bien, si el reglamento se hace á regañadientes, como suele decirse, siestas c,osas no se sienten y frente á cada mal reproductor r76 se sabe ver unalegión de caballos inservlbles, cuando de otro modo y con igual esfuerzo seobtendrtan útiles y buenos, vale más que no se haga, pues ya tenemos bastan-tes que no se cump{en.

Es este asunto de gran interés, ya porque nada se logrará con que el Fsta-do realice esfuerzos para mejorar con sus reproduétores la producción caba-llar, si ^contempla in ►pasible que la industria particular lábore en contra deaquel esfuerzo con sementales defectuosos ó inadecuados, }^a porque ante !aimposibilidad de que el Estado sólo ten^„a el número de reproductores precisos,es de alta importancia buscar la cooperación de la industria privada, medianteel establecimiento de paradas particulares, procurando con el estímulo y 1areglamentaciún, que su labor sea arnránica con la de aquél.

sf^vrrES=s

EI plan está iniciado y bajo los mejores au;nrios, pues en todas partes hahabido verdadero cmtusiasmo.

LÁ basé no puede ser u^ejar, pero de no proseguir, lo hecho pnede crtnsi-derarse coroo perdido, pues el fruto de los concurscrs es hija de la perseve-rancia.

EI país ganadero siente entusiasmos y ansias de progreso y acoge con grandecisión cntmto se hace en favor de la riqneza pecu<iria. F.s incii:^penseble Ile-gar á él con la mayor frecuencia pnsible, p^ira educarle, e:^timular la s^lidari-dad, enseñarle á producir y canservar, y crear un instrumento de fomento ydefensa consciente, y que participe actívamente en las cuestiones que afectaná su riqueza y á su prosperidad. Uehen, por último, ser cnmplidos sin demoratodos los acuerdos aduptados por la Junta Central ,de Crfa Cabal:ar á pro-puesta de la Asociaciún de Ganaderus.

CONCURáOS DE GANADOS C^LEBRADOS EN 1916

orpani^a^o^ y sa^oe^ciouados por la b^ociacián General áe Gaaaderas,con egpresióu de Ia^ sumas in^ertidas en cada uIlO de allos,

CAAT(1>AhS^IIsCr.Ch^ po[ !4

A3^'CIBCIad.

Cnncnrso d^ Memorias. .......,... ..... 1.3'^0Ttir:^ncón .... . ..... ................. f;:N1,30'To rrels vega .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4. S [' ► , 45Jerez ............. ... ..... ........ 9.8t)0l'iedrahita.. ....................... ... 1.417,^31;1 Br^rco dc 11^•ilu . ... . . . ... .... ... . . 475Colnzenar Vicjo. .................. ... iS^_>,ĉOAvi lés . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25(^Lu^o.. ............. . .............. 200Ln Coruña ,y otros cle ests, provinciu... .. G7.5C:,rreras de etlbnllos . .. .... ... ... .. . L000C;^ ►,tluñw ............................. '^.330G ^^ roti a. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.i0Valencis . ............................ G.£^,,:;,95IZ^^i ► ,os:^ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.00 )z^r C ►•H . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ^. ^^:a ^,^o'L:r.rrt;;^za . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8.9 fir^,y5C;+rcre^ . .......... ................... :,7.)I•:el,^,sic•ión eazninrt ..... ... ............ 1t^0Sc;; ^) ^• i:z . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 500S,,n tlclr•fionso . ........................ 250Tr+r•r':,^nrtti ........................... 100Iwpru^i^n dc hlwrzorias y guatus ^•arias. . 3 S-13,^5

To•ra[....... .............. G5.108,•L5

ICnT•.i. L^s cnntirl:z{lcs mencionRd^s in^lirnn lo nbont ► clo por laAsociizción, no cl totrzl g:zsto, puea adem;l3 de l:t,a sunza,a consi^nad:is

en el presente cu,idro, se h:tn empli^,t:lo otr<tis, satisCechus por los ^^yttn•tu ►nientos respectivos y otras entidades. - '

l:a f\sociaci5n Itn:itenrliclo estc b,;sto corí 51.310 petsetas, importe

de 1n subvenciúu clel N[inisterio de ta Gucrru y con 10.7(i9,^3 de stietondos propios.