La prensa. (San Antonio, Tex.). 1921-12-04 [p ]. · 2018. 5. 1. · Lo* al cimhiar de residencia,...

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PRECIO DE SUSCRIPCION „..: EDICION DIARIA En la Ciudad A domicilio. 60 centavos al mes. Por correo. 90 centavos al mee. En el resto de! pas: Tros mese· 51.75;- Seis meses. S3.50: Un ao. SS.50- Fuera de los Estados Unidos: Tres meses. 52.S4: Seis meses. 55 00; Un ao. 51·.- LA Xatend as Swnd.riir matter Febrarr 27. 1913. at the Port Office st Sin Antonio. Tocas, ! uodtr the Act. m March . 1STS. DIARIC POPULAR INDEPENDIENTE Dirija toda la Correspondencia relativa al periódico, al Director. SR. IGNACIO E. LOZANO. 120 X. SANTA ROSA AVE- SAN* ANTONIO. TEXAS. Lo* al cimhiar de residencia, deben damoe tanto la corva como la antigua dirección, a f!n de anotar propiamente el cambio en nuntroe libro·. EDICION SEMANARIA Miércoles En los Estados Unidos- Seis meses.51.00: Un .ifio. SL50. Fuera de los Estados Unidos: Un ao. S2-00. Los pasos deben hacerse por adelantado, en giro postal o de Express. carta certificada o letra sobre Nueva York. Los precios de la suscripción son en dinero americas· · su equivalencia en moneda del pa's de donde se solicit· el periódico. * -j5£E5E5c5S525ZSHS252SH52525H52525HSZSH5HS25SS25252S2525HSH5H5aSS2SH525H5i5H5H5252SH5H525H52SH5H5H5H52S2! E LA BUREGA? * \ j231SS2SESSHJ5HSHSHSSS2S2S2S2S2S2SHE5S!SS5aS5SZ5SSJS2SSJ5SSJSSSSSJSESSSES2S5ZSc5SSSSESJSS2SE52S25aSJK Por el Lic. V. SALADO ALVAREZ La revolución padece de neerofilia: se ceba en los difuntos y est pidiendo continuamente nuevos cuerpos para devorarlos. No me refiero, como es cla- ro, a los que han caldo en el campo de la lucha: a esos se les corta la cabeza como a Blanquet. se les devora los sesos o se ponen en barbacoa orejas y manos como hacen los bolsheviquis amigos de Fe- lipe Carrillo con sus contrarios los liberales. Me refiero a los que han fallecido de muerte na- tural o artificia', pero que ya estn pudriendo tierra hace tiempo. Se busca el cuerpo de don Valentn Gó- mez Faras con ms empeo que se le buscaba cuando ,tri conspirador; so traen los restos de Daz Covarru- oias y hacen guardias para velarlos muchos ingenie- ros que el sabio habra reprobado en primer ao de matemticas; se zarandean los huesos de don Agustn flivera y hasta se sacan de su entierro anónimo los iel "Pecador arrepentido que esperaba la Resurrec- Món de la Carne"—don Manuel López—Costilla que su humildad no deseaba mitotes carnavalescos ni velorios con chirima, sino paz y olvido. Por algo lla- a Méjico la tierra de la intranqilidad (The Land of Unrest' · de esos libelistas pagados sabe Dios por quién, que publicó un tomazo hace o'ora de diez aos. Ahora el prurito que ha llegado es el de averiguar los crmenes del huertismo. Los polizontes se echan unos a otros en cara sus picardias. y con insultar a gentes va difuntas o que no pueden defenderse, y po- nerse entre s de oro y azul, creen que ya llegaron a personajes históricos. Se nos est apareciendo como hombre heroico, gran revolucionario e incapaz de ma- tar una pulga, quién lo dira, el mismsimo Pancho Chvez, quien segn parece salvó de acabar a mano airada a muchas gentes perseguidas y amenazadas por la tirana. Cumple a maravilla el papel de cuco, 1 que en mejicano significa soplón. Si del Antiherodes hubiera dependido, se habra salvado ese asombro de las edades que se· llamó Beli- sario Domnguez, que ha ido con toda desfachatez a arrellanarse en el sitio que en la inmortalidad ocupó nada menos que don Agustn de Iturbide. Asombrado se ha de haber quedado el Libertador 1 ver que le arrebataba su asiento un mediquillo que vena desde Ciudad Real de Chiapas, y que haciendo rodar por el suelo la corona que el vir Dei haba recibido de ma- nos del obispo Caballas, la sustitua por un bombn salido de casa de Tardan. Triste cosa es pensar que desaparezca de mala manera un ser humano, porque la vida es don de Dios que K1 sólo puede quitar cuando le plazca; j»ero dón- de iramos a parar si a todo el que se muere se la fuera a deificar aunque fuera un insignificante—aun- que fuera un demente, como parece lo era el seor Domnguez? . xjommguez no escrioiu un noro. no esculpió una estatua, no fundó una institución caritativa, no in- ventó una operación quirrgica ni un instrumento que alargara la vida o disminuyera el dolor humano. Su papel de conocimiento lo constitua· el ser conocido o compaero de infancia o paisano de mi excelente ami- go Vctor Manuel Castillo. Si su mérito para sentarse "al lado de Aquiles el de los piés giles y Diómedes hijo de Tideo" fue sólo ese discurso descosido, sin hilacióu y sin novedad que pronunció en el Senado, declaro que no mereca a muerte, ni la. inmortalidad ni la \-ida misma· Yo me figuro la carrera del seor Domnguez. Pertenecera a uno de esos bandos en que estaba di- vidido el Estado de Chiapas: pretendera algn pues- to de visitador de jefaturas o de diputado al congreso ocal: no obtendra !o que deseaba por que se opusie- ran el cacique regional o el ricachón que ms signi- ficaba en la comarca; escribira hiperbólicas alaban- zas al Gral. Daz en algn periodiquillo que se lla- mara quizs "'La Sombra de Corzo" o "El Cristoba- lense" insinuando ataques velados contra los déspotas del lugar: mandara después algunas notas, con seu- dónimo. a esa sección impresa con veneno de crótalo que apareca en "El Pas" y que se llamaba "Efemé- rides del Caciquismo;" lera con delectación en la trasbotica del pueblo los prrafos de "La |?ucesión Presidencial." obra de su paisano Guillén en coman- dita con Madero; se presentara candidato bajo el patrocinio de los amigos del Apóstol (quizis éste lo ignoró siempre) y tras el honesto pucherazo que es necesario salió electo Senador sin ms ni menos chan- chullos que ios dems que en Méjico lo han sido. Si el discurso que pronunció es ese que conoce- mos. hay que clasificar a Domnguez entre los demen- tes paranoicos glosolücos: y si no hubiera tropezado / con un furioso o con varios sanguinarios del tipo lom- v- brosiano. probablemente hubiera acabado su vida re- cetando cataplasmas de linaza, blsamo tranquilo, un- \ giiento populeón, jarabe de altea y cerato simple.... sobre todo mucho cerato. Si inmortalizamos esa arenga que parece una ber- nardina de las que pronunciaban Rinconete y Corta- dillo, qué dejamos para la defensa de Haro y Tama- riz por Gómez Pedraza, para el discurso de Altami- rano en contra de los reaccionarios, para la oración de i&mrez el 15 de septiembre, para los sermones de Munguia y de Montes de Oca, para !a supuesta im- provisación de Prieto y para los vigorosos razona- miento!· de Lerdo con motivo de la Convocatoria? Cuentan que don lreneo Paz escribió en cierta ocasión un drama ea que un juez se vea en el con- flicto de condenar al padre de su amada, autor de un horrible asesinato, o de prescindir de los goces de las próximas y justas nupcias que tenia concertadas. So- bre «ste asunto giraban tin o teatro largos actn* y <.oir.«· ti pblico no los ap!ai»ló bastante a juicio del autor, éste pidió su opinión a don Francisco O'Reilly, abogado de gran talento que viva en Guadalajara y que era tenido como autoridad literaria. Se rehusaba O'Reilly alegando que bata oido poca cosa y que apenas so haba enterado algo de! argumento. "Pues sobre el argumento, quiero saber su dictamen," dijo don Ireneo. '"Pues, hombre, me parece que con que el juez se hubiera excusado se acababa el conflicto." Y eso digo yo. "Si el juez se hubiera excusado?" Si Chvez o Huerta o el que haya ordenado o eje- cutado la inicua y absurda sentencia no hubiera pa- rado mientes en lo que se deca a cencerros tapados en el interior de la Cmara de Senadores, la inmorta- lidad de Domnguez no habra existido. Asesinar a Jess Urueta habra sido crimen digno de un tirano. Urueta era "la vos que clamaba" y lo que él hubiera dicho habr'a sido de inmensa resonan- cia. Pero asesinar a un pobre mediquillo sin talento y sin habilidad fue realizar el dicho portugués: "Xo hay que gastar tanta cera para tan ruines difuntos." Xo se me oculta que el herosmo puede ser mo- mentneo y que una persona ignorada puede pasar al pinculo de la gloria por un acto aislado de su vida y quizs en contradicción con toda ella. Clelia, !oa Horacios. Agustina Zaragoza. Policarpa Salavarrieta, doa Josefa Ortiz y Jess Garca legaron de la vida obscura a la fama universa!. Pero pronunciar un pésimo discurso no salva a un pas ni impide la des- trucción de vidas humanas ni sirve para nada que no sea asumir una pose que se olvida a las veinticuatro horas. Mas no es sólo el asesinato de Domnguez el quo se investiga: también se habla del de Rendón que intelectual y socialmente vaia ms que Dom'ngucz; del de un abogado zapatista cuyo nombre no recuerdo y que dicen era "hombre muy culto y muy patriota;" (sic) del de Madero; del de Pino Surez y del de ""· Y luego se hacen investigaciones sobre los acon- tecimientos del 25 de junio (libros han escrito sobre las cosas de esa fecha algunos que los haban escri- to sobre las del 2 de abril); sobre la muerte de Gue- rrero. el mrtir de Cuilapan; sobre el tormento de Rodrigo de Paz y sobre el ahorcamiento de Cuauhte- moc. Pero qué puros, qué angelicales, qué inocentes me parecen el cristiano Tcrn. Aiderete, Fació y los oficiales reales del tiempo de las Hibueras compara- dos con algo que hemos visto. Me recuerdan lo que refiere Octavio Mirbeau, que cuando v-iviO de Berln y vió la cacareada corrupción de Pars, senta deseos de abrazar a los noceurs y decirles: ''Venid, almas de Dios, conciencias blancas, seres inmaculados; nada sois en comparación de os que he visto." Por el ao de 1S99 dió la vuelta por los periódicos e! crimen de los Tepames. obra de un tal Pizano que haba asesinado a dos o 'res infelices. Hace poco vi también en los periódicos (quizs los mismos) que en ese lugar un oficial marihuano haba quemado vivas a varias gentes, destrozado sus casas y robdose su ga- nado; y junto a ese salvaje, Pizano resultaba ms candoroso que las gacelas junto a los tigres y ms santo que Inés frente a los sayones. Con los reportazgos que en tono menor nos est dando en dosis hemeopticas el noble y filantrópico Francisco de Asis Chvez se quiere distraer la atención de otras costtlas y de otras cosazas. En nuestro folk lore hay un cuentecillo popular que aqui viene a pelo. Se hallaban una vez un mili- tar mejicano y un agente viajero francés trincando en una cantina cuando empezó ia disputa, que no podit menos de empezar, sobre la guerra de intervención. —En Puebla fueron ustedes rechazados sin que les quedara a esperanza de recuperarse. el agente viajero, que era poco excitable, sólo tena presante el terrible caso del Cerro del Borrego, en las cercanas de Orizaba, en que un capitn lla- mado Détrie. con ochenta o cien hombres hab'a de- rrotado a Gonzlez Ortega que llevaba algunos miles. Por eso su respuesta fue sólo: —E la Burega? —En San Pedro los deshicimos y fuimos genere- sos al no ahorcarlos a todos. —E la Burega?, responda el otro con tranqui- lidad. —En Tacmbaro habramos acabado con ustedes si no hubiera sido porque —E la Burega? Y asi hasta la saciedad y hasta el aburrimiento. Y eso nos pasa a nosotros cuando nos refieren del triste fin de Ituarte o de cómo pereció Capmany. Preguntamos sin falta E la Burega? Esto es Y Tlaxcalantongo? No hay para qué hablar de cómo murieron el mrtir de Lecumberri o el mrtir de Tlalnepantla mientras no esté aclarado cómo pereció el mrtir de Tlaxcalantongo y se haya castigado a ios criminales. Esas especulaciones históricas o lega- les sobre el triste fin de los apóstoles no sirven para nada mientras no se aclare cómo acabó un Presiden- te en funciones y qué circunstancias rodearon su muerte. Si nó, el pblico tiene derecho a preguntar burlona - mente: "E ia Burega? San Francisco, Cal., noviembre de 1921. i>ouuuucuuc3UUC3uuucJuuc3uuauuuuuuauuc:uuL I PENSAMIENTOS ( COSTUMBRE I-is costumbres fijan !a suerte de cada uno. Muchas cosas justas hacen in- justas por las costumbres. Terencio. I.as costumbres no deben discer- nirse por la suerte o el acaso. Tcito. ü>:* l*ara les estómagos son tantas las costumbres cuantas las iiguras en ci C. Nepote. orbe i-lfer Ovidio. ir if ir > CULPA Incautos mortales! cuntos impen- a.-dos misterios tiene el cielo para castigaros. Homero Una espada que se desenvaina con sobrada frecuencia pronto se gasta. Pitgoras. De las faltas cometidas nadie puede o»ver atras, pero se puede tener enmienda. Sófocles. Quien dao hace, dao recibe; sen- ICiiWta CO bumc mo muw guas. Esquilo. El pecar es para nosotros la caus de nuestros males. Palingenio. Mantente puro y limpio del pecad< Empedocles. DEBER. El que obligado por la* necesida cumple un oficio estimado mientras 1 aprende: pero se reanima cuando 1 conoce. Terencio. Es preciso evitar las situacione que colocan a nuestros deberes en o posición contra nuestros intereses. Rousseau. -S 1 i Tome el tren "22" para Dallas, Fo Worth y Mexia, a las '9 p. m. Sou thern Pacific.— . ...(Adv ''': ... "i· ."V . .. "LA PROTESTA" Por el Lic. Nemesio GARCIA NARANJO. .% n es tie entrenes" de ovar ta esxaiua muc <i Urrutia acaba de descubrir en el centro de su suntuosa Quinta de Miraflores. Quiso reproducir aquella escultura, pero sus sentimientos lo traicionaron, y en ves de modelar un monumento de triunfo, levantó un mrmol impregnado do dolor. A falta de un escultor afamado a quien encomendar la obra, el Dr. Urrutia encargó el desarrollo de su pensamiento al joven Don Luis Snchez, conocido hasta ayer como artesano humilde, pero en quien descuellan facul- tades poco comunes, que cultivadas cuidadosamente pueden llegar a producir floraciones exquisitas. Snchez no conoce los grandes modelos, no ha visto las esculturas griegas, ni las de Miguel Angel, ni las de Rodin: once aos de trabajo ino'utrial en los talleres de Decanini, de Monterrey, constituyen toda su escuela. Y sin embargo, ha oroducido una obra bella. Si amplia sus hori- zontes, redobla sus estudios y depura cu gusto, puede llegar a ser un artista j serio. El Dr. Urrutia presentó al joven Snchez una fotografa de la obra de Tovar y le dijo: quiero una copia exacta de esta estatua; pero como el modelo era muy incompleto, se vis el artista »:n la necesidad de entregarse a su pro- pia inspiración. Por otra parte, mentras Snchez trabajaba, Urrutia que es un conocedor perfecto del cuerpo humano, le hacia observaciones para que se mantuviera siempre dentro de la realidad. Urrutia conoce todas las cuer- das del dolor: distingue con facilidad pasmosa las ms diversas emociones en los msculos que se contraen, en los tendones que se encogen, en los huesos que enclavijan, en la piel que se crispa de indignación y de horror. Con esa ex- periencia que le ha dado un cuarto de siglo de estudiar organismos atormenta- dos, ayudaba al joven Snchez a concluir la obra: unas veces, dibujaba un mscu lo, otras corres·* una postura fa'sa, y asi se fue adaptando !a estatua dentro de los moldes clsicos de la verdad cientfica. Y resultó un monumento de tristeza. "El Flechador de Estrellas." para merecer este nombre, debera ser un i io triunfal, que extendiera su imperio hasta los astros que hiere con sus au; ..es aljabas. Y no es asi el mrmol de la Quinta de Miraflores: por lo contrario, lleva en el rostro la expresión dolo- rio'a de la derrota, y en todo el cuerpo, la actitud colérica de la protesta. *'La Protesta," pues, debe llamarse, porque condensa la protesta de la raza india, el lamento inconsolable de la estirpe morbunda, el sol'ozo imponente de aque- lla civilización estrangulada. Es que el Doctor Urrutia es indio, y tiene que llorar con llanto acerbo la crueldad con que fueron tratados sus abuelos- Quizs cuando le deca al escultor como deba modelar un msculo, le aconsejaba inconscientemente contracciones magnas de dolo". Quizs ni siquiera eso le precisaba; pero el artista, ai recibir las indicaciones del sabio fisiólogo reciba también un vaho de infortunio mximo que empaaba su pensamiento, um inspiración doliente que le llevaba la mano a producir expresiones trgicas de desesperación y de muerte. s La escultura del torso, mostrando las contorsiones musculares del cuer- po del indio, tiene i.na expresión cruel. La tensión del cuello es brutal. La ' musculatura de la pierna izquierda, atormentada en la posición'rebelde, es de una realidad impresionante. Y la estatua entera, desde >as plumas altivas del penacho, hasta los dedos encogidos de los pies, est llorando una injusticia, una de las injusticias mayores que registra la historia humana. Basta recor- dar las opulentas construcciones de Palenque, de Chichen Itz, de Mitla y de Tcotihuacn, para comprender que fue algo grandioso y divino lo que se des- truyó. Y aunque los monumentos coloniales proclamen la gloria de una ci- vilización superior, jams constituirn una argumento convincente para la tris- te raza sacrificada. Los espaoles muestran la piedra g'adiatoria, como prue- ba irrefutable de la barbarie precursora de la Conquista; pero para los indios, la verdadera piedra gladiatoria est en la civilización que los tiene inmolados desde hace cuatro siglos. Por eso el indio de mrmol protesta: su puo crispado parece el de Cuauhtemoc increpando a los dioses y amenazando al cie'o; su cuerpo marti- A rizado se antoja encarnar la leyenda del indio triste, que después de llenar de quejidos lastimeros la calle de México que lleva su nombre, después de pe- regrinar sollozando por todo el Anhuac, ha venido a estas tierras, que anta- o fueron nuestras, a ponerlas como testigos irrecusables de su inmensa desven tura. Y parece que desde aqui le grita a México: " T desde hace tres cuar- tos de siglo Horas una gran injusticia, sepultada bajo el florecimiento del pro- greso; as también he llorado yo, al través de cuatro centurias." Pobre raza india! Cuando se considera que entre los pocos indios 2 que se educan en México, han brotado artistas de la talla de Altamirano y Ra- 3 ! mirez, caracteres férreos como los de Mejia y Huerta, virtudes mximas como 3 las de Guerrero y Jurez, se tiene que aceptar que el sacrificio le ha costado caro a la humanidad. Cunto habra producido esa raza, si no se la hubiera subyugado! Bit.i que contra 'o expuesto se arguye que los ingleses fueron~~ ms 3 crueles que los espaoles, puesto que extirparon a las razas aborgenes en lugar de domarlas. Es cierto' Los espaoles se portaron con ms piedad que los otros conquistadores de la Historia, También es cierto! Lo que sucedió ^ tenia que suceder Todo es cierto! Pero eso no desbarata la tragedia, t sino la completa, porque hace intervenir en ella al Destino fro, sereno, ineludi- . ble, que devora a sus vctimas, porque las debe devorar. ) Los indios buscan los lagos: en pos de ellos marcharon las tribus an- * ·----· > ·· " ... V El seor Calles ha regresado .\/. CI I*DAD DE MEXICO', diciembre 1.—Grandes cosas han ocuxrido en los d'as que dejamos de enviar co- rrespondencias a nuestros amables lee tores de LA PRENSA. Todas ellas pu dieran resumirse eu una sola que es como el eje motor de las dems y de ésta: "el seor Calles ha regresado." Desde que el *'deux ex machinae" de este gobierno andaba por los Es- tados Unidos y tcnta inquietos con su ausencia a los polticos y a los q* no lo son, tanto como los tiene cuan- do est aqu, porque estos hombres de acción ejercen influencia sobre el medio en que se agitan Jo mismo ausentes que presentes, desde que Ca les se encontraba postrado en su ca- nia del sanatorio de Rochester, deci- mos, !a voz de la calle o, mejor di- cho, la seinioficial bisbiseaba ru- mores sensacionales acerca de lo q' ocurrira cuando volviera el general sonorer.se. La mitad de esos rumores han salido inexactos pero buena par- le do ellos se ha cumplido, lo cual ya es mucho tratndose de murmura- ciones. Decase, por ejemplo, que la llogactu de Calles coincidira con un «hoque inevitable y violento con su paisano y amigo de la Huerta, por que éste hab'a hecho determinada po- ltica en ausencia de aquél; asegur- base también que bajarse del tren el .Ministro de Gobernación y presentar su renuncia, seran una misma cosa, pues su salud estaba de tal manera quebrantada que no le quedara ms recurso que retirarse de la poltica. •N'lnguna de las dos cosas se ha rea- lizado hasta ahora, pero en cambio, «c dijo y se repitió hasta el cansan- cio que el seor Villarreal sera Mi- nistro hasta el da que regresara Don Plutarco y horas ms, horas menos, el pronóstico se ha cumplido, no de- Jando es ms pequeo lugar a duda sobre las causas quo determinaron su realización. Para nadie es un misterio que '- llarreul habla poltica escudado con su cartera; la poltica de Villarreal era clara, descarada, ostensible y pu diera decirse también que burlona, pues pareca que el Ministro de Agri cultura confiaba en la ceguera de sus contrincantes los sonorenses para trabajar impunemente, haciéndolos creer que su reparto de tierras en- traaba el ms puro agrarismo y el vehemente anielo de satisfacer una de las promesas revolucionarias. La seguridad con que Villarreal baraja- ba sus cartas dada a entender que tena plena confianza en que sus compaeros no advertan su juego; y como todos los que se confan de- masiado. fué haciendo subir de pun- to la triquiuela hasta el grado de establecer dentro del Ministerio de Agricultura una oficina de propa- ganda poltica, bajo la dirección de Soto y Gama, y en las cuales se tra- bajaba melódica y organizadamente en la formación de un gran partido agrarista que se presentara en la próxima lucha electoral con el gran prestigio que los agraristas han con- seguido en fuerza de repartir las tie rras. ajenas entre la gran masa vo- tante. Los hechos han venido a demostrar que hace mucho le haban descubier o ese juego, el cual fué ya denuncia do pblicamente en unas declaracio- nes por el General Obregón. Una sola cosa falta por averiguar, y es si el Presidente t».na determi- nado ya lo que deba hacer y sólo esperaba que llegara Calles para po- nerlo en obra, o si fué Calles quien dió el grito de alarma y propuso a sus dos compaeros de _ monopolio poltico, de la Huerta y Obregón, echar sin pérdida de tiempo del Pa- lacio de Miner'a al compaero Vi- llarreal. Ello fué que el mismo da en que arribó Calles a esta Capital estuvie- ron a verle el Presidente y el Minis- tro de Hacienda; que en la tarde de ese-da salieron de paseo, en autómil, los seores del tringulo, celebrando, a bordo del coche, la primera y mas interesante de sus conferencias, y que al da siguiente de ese paseo apa recieron en los periódicos las decla- raciones del seor Obregón en que denunciaba francamente los manejos polticos de su Ministro y lo pona en el caso de renunciar. Lo ms creble es que el Presiden- te tuviera ya formado su plan antes del arribo de Calles y que solo espe- rara la llegada de é^te para dar el paso trascendental de que nos veni- mos ocupando, pues no hay que su- ponerlo tan corto dé alcances que no se hubiera dado cuenta de la trama de Villarreal y mas bien hay que to- mar en cuenta que, segn se asegu- ra, Obregón, Calles y de la Huerta tienen formado un pacto mediante el cual cualquier paso importante y trascendente que se tome, debe ser antes discutido y aprobado por los tres. De cualquier manera y por donde \- quiera que se vea el hecho, la influea cia de Calles y su predominio en la& determinaciones del gobierno se ha. marcado una vez mas. Muy ciar amen te se va viendo también el porvenir" por lo <iue respecta a las próximas elecciones presidenciales. El trin- gulo est, arreglando las cosas de mat era que el sucesor de Obregón sea el general Calles por lo que, el famoso terceto podr tolerar cualquier am- bición desacierto poi'tico y aun la frecuente disparidad de opiniones que en cuestiones secundarias se advier- te entre el grupo que domina la si- tuación, pero jams permitir que nadie ambicione una siil de ante- mano endosada al nico de los del, tringulo que no ha tenido la satis- facción de calentarla hasta ahora. Asi pues, el seor CaUes lia co- menzado por el principio, resolviendo el asunto mas importante >e los pen- dientes. Activo, en«>gico y violento, " ha hecho sentir su presencia arro·· jando de la silla a un compaero. Mas el impulso de sus a&ividades lia comenzado apenas y seguramente que nos tiene reservadas muchas sor presas para los das venideros. No en vano se pasó tres meses alejado de México, viendo desde lejos la si- tuación, observando las ocultas ten- dencias de los dems, que se manifes taron mejor cuando él estuvo . lejos. En tres meses se pueden combinar muchos planes y pensar muchas co- sas y cuando el general Calles va- ce el saco vamos a estar con la boca abierta viendo pasar el interminable desfile de emocionantes novedades. Mas volviendo al asuntq de la re- nuncia de Yillarreal. debemos decir qu aqu se les concede una extraor- dinaria trascendencia. Llega a opinar se que Obregón se mirar mucho an- tes de aceptarla—(a la hora de es-· cribir estas lneas an no ha sido aceptada.) Porque Villarreal, audaz y atrevido, fué muy lejos con su pro- paganda disfrazada y a la fecha cuenta con un prestigio efectivo de gran fuerza entre la gente del pue- blo. El Ministro de Agricultura es pa- ra la inmensa mayora de lo- meji- canos inconscientes, para esas turbas ignaras que hacen las revoluciones, para la carne de catión de nuestras crueles y pavorosas luchas intestinas, el apóstol, el hombre bueno que "se condolió" de Jos pobres >* les dió al fin lo que todos los revoluciona- rios proinetedores y malos cumplido- res se haban olvidado de darle. Villarreal. en el Ministerio o fuera del Ministerio, es ya una potencia poltica temible .porque puede ser ese lidér que todos esperan para cam biar de "chaqueta," ese jefe presti- giado que se lleva a los militares y a las multitudes cansadas de ser fie- les y de gritar vivas al lider reinan- te: la nebulosa que puede servir de ncleo y aparecer maana como el r.uevo astro hacia el que se vuelvan, dóciles y admirativos, como giraso- les que siguen eternamente a las am-" Diciones que triunfan. todas *1ae fuerzas vivas" del pas. a tantas discusiones. Van tres daa desde que la puso en las manos del seor Presidente y todav'a éste no resuelve nada. Los grupos poltico· ligados a Villarreal han estado tra- bajando activamente para que no la acepten. Una respetable parte de lo» diputados—los agraristas y los socia- listas estuvieron a ver al seor Cbregón para decirle que si Villa- rreal sale del gabinete no' lo secun- darn en el Congreso. Hay pues, ya intereses creados, que defienden al Ministro de Agricultura. La tela de araa que fué tejiendo audaz y pa- cientemente Don Antonio envuelve a los del tringulo de Sonora que no se pueden librar fcilmente de ella. Sin embargo, la opinión general em que la renuncia ser aceptada, por» que ni el mismo Villarreal puede re- considerarla después do haberla pre- sentado con el carcter de irrevoca- ble. ni «el Presidente puede rechazar- la habiéndose expresado como se ex- presó de los polticos que desvirta- " ban con su ambición la Ley Agraria. En resmen. todas las conversa- ciones, todo el chismorreo de los corrillos y las actividades de los mi- nisterios giran en torno de la renuncia de Villarreal, consecuencia de la. lle- gada del general Callea. Es el < asunto de dia y asunto de muchos das ser a medida que se vaya viendo como se desembrolla este asunto que ape- nas tocado (s ya una maraa de in- tereses en pugna y de problemas po- lticos del futuro, que no hay por donde cogerlo. Los nombres de los candidatos a la partera vacante—por tal se la tiene ya.—son mas de me- dia docena y las probables activida- des del seor Villarreal en cuanto en- tregue su puesto, no se pueden con- tar con los dedos de una mano. -JS· (Pasa a la Pag 12) centrales; sobre un lago se apareció a los aztecas el guila bravia de los oréeu-" los propicios; y en un lago se perdió para siempre el tesoro de Axaycati. Por eso Urrutia ha hecho bien en colocar a la orilla de un lago el mrmol conmove- dor: las aguas puras recogen silenciosamente la protesta, para quizs maana elevarse al cielo en forma de nube reivindicadora, que reviente en una tempes- tad de rayos justicieros. Pero el lago de la Quinta de Miraflores no sólo.refleja dolor: también. est copiando en sus aguas mansas, la imagen de la esperanza y la piedad. Sobre una blanca pared que se duplica en el cristal, Urrutia ha incrustado un retrato de azulejos de la Virgen de Guadalupe. Sobre el smbolo del coraje^, reina el smbolo de la misericordia. Encima del guerrero indio que protesta y maldice, fulgura la Virgen india que perdona y olvida. li

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    su equivalencia en moneda del pa's de donde se solicit·

    el periódico. *

    -j5£E5E5c5S525ZSHS252SH52525H52525HSZSH5HS25SS25252S2525HSH5H5aSS2SH525H5i5H5H5252SH5H525H52SH5H5H5H52S2!

    E LA BUREGA? * \ j231SS2SESSHJ5HSHSHSSS2S2S2S2S2S2SHE5S!SS5aS5SZ5SSJS2SSJ5SSJSSSSSJSESSSES2S5ZSc5SSSSESJSS2SE52S25aSJK

    Por el Lic. V. SALADO ALVAREZ

    La revolución padece de neerofilia: se ceba en

    los difuntos y est pidiendo continuamente nuevos

    cuerpos para devorarlos. No me refiero, como es cla-

    ro, a los que han caldo en el campo de la lucha: a

    esos se les corta la cabeza como a Blanquet. se les

    devora los sesos o se ponen en barbacoa orejas y

    manos como hacen los bolsheviquis amigos de Fe-

    lipe Carrillo con sus contrarios los liberales.

    Me refiero a los que han fallecido de muerte na-

    tural o artificia', pero que ya estn pudriendo tierra

    hace tiempo. Se busca el cuerpo de don Valentn Gó-

    mez Faras con ms empeo que se le buscaba cuando

    ,tri conspirador; so traen los restos de Daz Covarru-

    oias y hacen guardias para velarlos muchos ingenie-

    ros que el sabio habra reprobado en primer ao de

    matemticas; se zarandean los huesos de don Agustn

    flivera y hasta se sacan de su entierro anónimo los

    iel "Pecador arrepentido que esperaba la Resurrec-

    Món de la Carne"—don Manuel López—Costilla que

    • su humildad no deseaba mitotes carnavalescos ni

    velorios con chirima, sino paz y olvido. Por algo lla-

    mó a Méjico la tierra de la intranqilidad (The Land of

    Unrest' · de esos libelistas pagados sabe Dios por

    quién, que publicó un tomazo hace o'ora de diez aos.

    Ahora el prurito que ha llegado es el de averiguar

    los crmenes del huertismo. Los polizontes se echan

    unos a otros en cara sus picardias. y con insultar a

    gentes va difuntas o que no pueden defenderse, y po-

    nerse entre s de oro y azul, creen que ya llegaron a

    personajes históricos. Se nos est apareciendo como

    hombre heroico, gran revolucionario e incapaz de ma-

    tar una pulga, quién lo dira, el mismsimo Pancho

    Chvez, quien segn parece salvó de acabar a mano airada a muchas gentes perseguidas y amenazadas

    por la tirana. Cumple a maravilla el papel de cuco, 1

    que en mejicano significa soplón. Si del Antiherodes hubiera dependido, se habra

    salvado ese asombro de las edades que se· llamó Beli-

    sario Domnguez, que ha ido con toda desfachatez a

    arrellanarse en el sitio que en la inmortalidad ocupó

    nada menos que don Agustn de Iturbide. Asombrado se ha de haber quedado el Libertador 1 ver que le

    arrebataba su asiento un mediquillo que vena desde

    Ciudad Real de Chiapas, y que haciendo rodar por el

    suelo la corona que el vir Dei haba recibido de ma-

    nos del obispo Caballas, la sustitua por un bombn

    salido de casa de Tardan.

    Triste cosa es pensar que desaparezca de mala

    manera un ser humano, porque la vida es don de Dios

    que K1 sólo puede quitar cuando le plazca; j»ero dón- de iramos a parar si a todo el que se muere se la

    fuera a deificar aunque fuera un insignificante—aun-

    que fuera un demente, como parece lo era el seor

    Domnguez? .

    xjommguez no escrioiu un noro. no esculpió una

    estatua, no fundó una institución caritativa, no in-

    ventó una operación quirrgica ni un instrumento que

    alargara la vida o disminuyera el dolor humano. Su

    papel de conocimiento lo constitua· el ser conocido o

    compaero de infancia o paisano de mi excelente ami-

    go Vctor Manuel Castillo.

    Si su mérito para sentarse "al lado de Aquiles el

    de los piés giles y Diómedes hijo de Tideo" fue sólo

    ese discurso descosido, sin hilacióu y sin novedad que

    pronunció en el Senado, declaro que no mereca a

    muerte, ni la. inmortalidad ni la \-ida misma·

    Yo me figuro la carrera del seor Domnguez. Pertenecera a uno de esos bandos en que estaba di-

    vidido el Estado de Chiapas: pretendera algn pues- to de visitador de jefaturas o de diputado al congreso ocal: no obtendra !o que deseaba por que se opusie- ran el cacique regional o el ricachón que ms signi- ficaba en la comarca; escribira hiperbólicas alaban-

    zas al Gral. Daz en algn periodiquillo que se lla-

    mara quizs "'La Sombra de Corzo" o "El Cristoba-

    lense" insinuando ataques velados contra los déspotas

    del lugar: mandara después algunas notas, con seu-

    dónimo. a esa sección impresa con veneno de crótalo

    que apareca en "El Pas" y que se llamaba "Efemé-

    rides del Caciquismo;" lera con delectación en la

    trasbotica del pueblo los prrafos de "La |?ucesión Presidencial." obra de su paisano Guillén en coman-

    dita con Madero; se presentara candidato bajo el

    patrocinio de los amigos del Apóstol (quizis éste lo

    ignoró siempre) y tras el honesto pucherazo que es

    necesario salió electo Senador sin ms ni menos chan-

    chullos que ios dems que en Méjico lo han sido.

    Si el discurso que pronunció es ese que conoce-

    mos. hay que clasificar a Domnguez entre los demen-

    tes paranoicos glosolücos: y si no hubiera tropezado

    / con un furioso o con varios sanguinarios del tipo lom-

    v- brosiano. probablemente hubiera acabado su vida re-

    cetando cataplasmas de linaza, blsamo tranquilo, un-

    \ giiento populeón, jarabe de altea y cerato simple.... sobre todo mucho cerato.

    Si inmortalizamos esa arenga que parece una ber-

    nardina de las que pronunciaban Rinconete y Corta-

    dillo, qué dejamos para la defensa de Haro y Tama- riz por Gómez Pedraza, para el discurso de Altami-

    rano en contra de los reaccionarios, para la oración de

    i&mrez el 15 de septiembre, para los sermones de

    Munguia y de Montes de Oca, para !a supuesta im-

    provisación de Prieto y para los vigorosos razona-

    miento!· de Lerdo con motivo de la Convocatoria?

    Cuentan que don lreneo Paz escribió en cierta

    ocasión un drama ea que un juez se vea en el con-

    flicto de condenar al padre de su amada, autor de un

    horrible asesinato, o de prescindir de los goces de las

    próximas y justas nupcias que tenia concertadas. So- bre «ste asunto giraban tin o teatro largos actn* y * les dió al fin lo que todos los revoluciona-

    rios proinetedores y malos cumplido- res se haban olvidado de darle.

    Villarreal. en el Ministerio o fuera

    del Ministerio, es ya una potencia

    poltica temible .porque puede ser

    ese lidér que todos esperan para cam

    biar de "chaqueta," ese jefe presti-

    giado que se lleva a los militares y a las multitudes cansadas de ser fie-

    les y de gritar vivas al lider reinan-

    te: la nebulosa que puede servir de

    ncleo y aparecer maana como el

    r.uevo astro hacia el que se vuelvan, dóciles y admirativos, como giraso-

    les que siguen eternamente a las am-"

    Diciones que triunfan. todas *1ae

    fuerzas vivas" del pas.

    a tantas discusiones. Van tres daa

    desde que la puso en las manos del seor Presidente y todav'a éste no

    resuelve nada. Los grupos poltico·

    ligados a Villarreal han estado tra- bajando activamente para que no la

    acepten. Una respetable parte de lo»

    diputados—los agraristas y los socia- listas estuvieron a ver al seor

    Cbregón para decirle que si Villa- rreal sale del gabinete no' lo secun-

    darn en el Congreso. Hay pues, ya

    intereses creados, que defienden al

    Ministro de Agricultura. La tela de

    araa que fué tejiendo audaz y pa- cientemente Don Antonio envuelve a

    los del tringulo de Sonora que no

    se pueden librar fcilmente de ella. Sin embargo, la opinión general em

    que la renuncia ser aceptada, por»

    que ni el mismo Villarreal puede re-

    considerarla después do haberla pre- sentado con el carcter de irrevoca-

    ble. ni «el Presidente puede rechazar- la habiéndose expresado como se ex-

    presó de los polticos que desvirta- "

    ban con su ambición la Ley Agraria. En resmen. todas las conversa-

    ciones, todo el chismorreo de los

    corrillos y las actividades de los mi-

    nisterios giran en torno de la renuncia

    de Villarreal, consecuencia de la. lle- gada del general Callea. Es el < asunto de dia y asunto de muchos das ser

    a medida que se vaya viendo como

    se desembrolla este asunto que ape-

    nas tocado (s ya una maraa de in-

    tereses en pugna y de problemas po-

    lticos del futuro, que no hay por donde cogerlo. Los nombres de los candidatos a la partera vacante—por

    tal se la tiene ya.—son mas de me-

    dia docena y las probables activida- des del seor Villarreal en cuanto en-

    tregue su puesto, no se pueden con- tar con los dedos de una mano. -JS·

    (Pasa a la Pag 12)

    centrales; sobre un lago se apareció a los aztecas el guila bravia de los oréeu-"

    los propicios; y en un lago se perdió para siempre el tesoro de Axaycati. Por

    eso Urrutia ha hecho bien en colocar a la orilla de un lago el mrmol conmove-

    dor: las aguas puras recogen silenciosamente la protesta, para quizs maana

    elevarse al cielo en forma de nube reivindicadora, que reviente en una tempes-

    tad de rayos justicieros. Pero el lago de la Quinta de Miraflores no sólo.refleja dolor: también.

    est copiando en sus aguas mansas, la imagen de la esperanza y la piedad.

    Sobre una blanca pared que se duplica en el cristal, Urrutia ha incrustado un

    retrato de azulejos de la Virgen de Guadalupe. Sobre el smbolo del coraje^, reina el smbolo de la misericordia. Encima del guerrero indio que protesta y

    maldice, fulgura la Virgen india que perdona y olvida.

    li