La Política Ya No Es Lo Que Fue
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5/25/2018 La Pol tica Ya No Es Lo Que Fue
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NUEVASOCIEDADNRO. 144 JULIO-AGOSTO1996
La Poltica ya no es lo que fue*
Norbert Lechner
La preocupacin prevaleciente por la transicin democrticahace perder de vista que la misma poltica se encuentra entransicin. A raz de la a antinomia autoritarismo-democracia, tan presente en toda Amrica Latina, la atencinse centra en la transicin hacia la democracia y en los
obstculos a dicha transicin; se toma a la democracia comoel punto de lleada, dando por sentado un destino !i"o yunvoco. #na vez conquistados ciertos elementos mnimosdel rimen democrtico, la teora democrtica se vuelvee$tra%amente inocua para dar cuenta de los nuevos retos.
Norbert Lechner:Profesor investigador de FLACSO, sede Mxico.
Percibimos que no es lo mismo tener democracia que gobernar democrticamente.La atenci!n se des"la#a a la "ol$tica "ara descubrir que el gobierno democrtico
"arece obedecer a criterios diferentes al credo democrtico. %na cosa es la
democracia como sistema normativo de organi#aci!n & legitimaci!n del "oder
"ol$tico & otra cosa el abigarrado cam"o de las dinmicas, interacciones &
constricciones en que se deciden 'o no se deciden( las "ol$ticas democrticas. La
"ol$tica democrtica tiene que ver no s!lo con quin & c!mo se decide, sinoigualmente con la forma en que est organi#ada determinada sociedad & la forma
con que concebimos & "ercibimos la intervenci!n "ol$tica en la vida social. )s decir,
no "odemos anali#ar los "roblemas & desaf$os de una "ol$tica democrtica en
nuestros "a$ses sin tener en cuenta las condiciones sociales e *ist!ricas en las
cuales tiene lugar.
+ambin en los "a$ses latinoamericanos actan en ma&or o menor grado un
con-unto de megatendencias que estn configurando un nuevo contexto. )l
)ste art$culo es una revisi!n de /Por qu la "ol$tica &a no es lo que fue0, a"arecido en Nexos12345, 4364778, Mxico.
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"redominio absoluto de la econom$a ca"italista de mercado & los "rocesos de
globali#aci!n, el cola"so del comunismo & del sistema bi"olar, el
redimensionamiento del )stado, el nuevo /clima cultural0 & la misma
"reeminencia de la democracia liberal, conforman un nuevo marco de referencia
"ara cualquier "ol$tica. 1o se trata, em"ero, de un sim"le marco de condiciones
externas. Cabe su"oner, "or el contrario, que cambia no solamente el contexto de la
"ol$tica sino la "ol$tica misma9 de la cual conviene, "ues, someter a revisi!n
nuestra conce"ci!n.
Por largo tiem"o, "revaleci! una visi!n esttica de la "ol$tica que contrasta con la
fcil distinci!n entre diversos estilos art$sticos o incluso de estilos de desarrollo
econ!mico. A la lu# de una idea a la ve# inmutable & difusa de la "ol$tica, se
"restaba gran atenci!n a los cambios "ol$ticos, "ero no a los cambios de la "ol$tica.
)s *ora de anali#ar los cambios en la manera de *acer & de "ensar la "ol$tica. La
tesis central del traba-o consiste en argumentar que las grandes transformaciones
en curso conllevan una transformaci!n de la "ro"ia "ol$tica. A continuaci!n llamo
la atenci!n sobre algunos de los factores.
Antes, sin embargo, no est de ms se:alar dos advertencias. Se trata de una
descri"ci!n mu& esquemtica que "retende resaltar algunas tendencias generales,"ero que requiere mlti"les mati#aciones res"ecto a los factores mencionados & su
vigencia en los diversos "a$ses latinoamericanos. 1o me refiero a mutaciones
radicales que de gol"e cambien la fa# de la sociedad9 los cambios suelen ser
cuesti!n de grados, de ma&or o menor nfasis, "ero tales mudan#as acaso menores
en ritmos & tonalidades son las que *acen la melod$a. )s igualmente obvio, "or
otro lado, que los cambios se:alados im"lican riesgos & o"ortunidades. Conllevan
amena#as "ara las frgiles democracias de la regi!n, "ero tambin abren nuevas
o"ciones "ara una "rofunda reforma de la sociedad.
La nueva complejidad social
Las sociedades contem"orneas, inclu&endo las latinoamericanas, estn viviendo
un "rofundo "roceso de diferenciaci!n social & funcional. La industriali#aci!n &
urbani#aci!n de nuestros "a$ses "roducen una continua diferenciaci!n de la
estructura social que disuelve el r$gido orden -errquico de clases & estamentos &
establece mlti"les roles "ara cada individuo. A la diferenciaci!n social, o"erando
de larga data, se a:ade a*ora la diferenciaci!n funcional de los diversos cam"os o
/subsistemas0 sociales 6 econom$a, derec*o, arte, ciencia, etc. 6 que adquierencreciente autonom$a, con racionalidades es"ec$ficas & dif$cilmente conmensurables
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entre s$. La nueva com"le-idad social conlleva dos consecuencias cruciales "ara
nuestro tema. La "luralidad de es"acios ms & ms aut!nomos, regulados "or
criterios contingentes & flexibles, segmenta los intereses materiales & mina los"rinci"ios universales & las creencias colectivas que serv$an de ancla-e a las
identidades colectivas. )stas se dilu&en en un sinnmero de "eque:as /tribus0
transitorias entre las cuales los individuos deambulan como n!madas
com"artiendo en cuotas segmentadas los intereses & las emociones del res"ectivo
gru"o. Por otra "arte, la multi"licaci!n de /l!gicas0 es"ec$ficas debilita la
/unidad0 de la vida social a un "unto tal que la sociedad carece de noci!n de s$
misma. Lu*mann & otros advierten el advenimiento de una sociedad sin centro, o
sea sin un ncleo rector que coordine & regule los distintos /subsistemas0 de la
vida social. 1uestras sociedades des"liegan una diversidad radical que acenta laanterior /*eterogeneidad estructural0. )llo "lantea un "roblema fundamental de
nuestra "oca; el cuestionamiento del )stado & de la "ol$tica como instancias
generales de re"resentaci!n & coordinaci!n de la sociedad.
)n este contexto se vislumbran dos transformaciones "rofundas de la "ol$tica. )n
trminos de es"acio social, se encuentra en entredic*o su centralidad. La nueva
diversidad estructural "one en -aque la funci!n integradora de la "ol$tica, que
"ierde fuer#a como vrtice ordenador de la sociedad. )n la medida en que una
coordinaci!n "olicntrica acota el mbito de la "ol$tica como instanciacoordinadora de los "rocesos sociales, queda "or redefinir no s!lo el lugar sino el
valor mismo de la "ol$tica. Puesto que &a no o"era como instancia unificadora de la vida
social, al menos "uede articular las diferencias. Pero tal construcci!n de un /orden
de diferencias0 tambin es "roblemtico si consideramos, "or otro lado, la
dimensi!n tem"oral. Si los diferentes cam"os sociales obedecen ms & ms a
racionalidades "ro"ias & diferenciadas, ello im"lica que tambin des"legarn
dinmicas es"ec$ficas. )s en este sentido funcional '& no s!lo de es"acios
regionales( que nos acercamos a una /sociedad a mlti"les velocidades0. ?e ser
as$, la "ol$tica no s!lo no marca el ritmo del desarrollo social sino que,
estructuralmente, se encuentra desfasada con las dinmicas de otras reas sociales.
)n lugar de "ensar en una /corres"ondencia0 entre desarrollo "ol$tico & desarrollo
econ!mico, cultural, tecnol!gico, etc., *abr$a que asumir una asinton$a estructural
entre los diferentes cam"os.
Sociedad de mercado y nueva sociabilidad
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)l mercado no es algo nuevo en Amrica Latina, "ero s$ la gravitaci!n social que
adquieren sus mecanismos. Los "a$ses latinoamericanos tienen no s!lo una
econom$a ca"italista de mercado, sino que se dirigen con "asos ms o menos
grandes *ac$a una sociedad de mercado9 o sea, una sociedad con normas, actitudes &
ex"ectativas conformes al mercado. La mercantili#aci!n de las ms diversas
relaciones sociales moldea un nuevo ti"o de sociabilidad. Prevalece el clculo
racional6instrumental del intercambio mercantil 6 el /toma & daca0 del mercado 'el
do ut desdel derec*o romano( 6 im"rimiendo a las relaciones sociales un sello ms
individualista6ego$sta. 1o es casual que, cuando todo "arece transable, el dinero se
constitu&a en el /equivalente general0 de todos los bienes, relegando al mbito
"rivado consideraciones de amor, amistad, solidaridad. A la ve#, tiene lugar
"recisamente un "roceso de "rivati#aci!n, un retiro *acia /lo "rivado0 como esfera
"rivilegiada de la vida social. +al des"la#amiento "uede ser visto como causa &
efecto de la inter"elaci!n neoliberal a los intereses individuales, rom"iendo con la
tradici!n comunitaria creada en torno al mbito & los bienes "blicos.
)l cambio de sociabilidad, ms visible en las grandes ciudades, se:ala un
des"la#amiento ma la reestructuraci!n de la relaci!n entre esfera "rivada &
"blica. Actualmente, el mbito "blico tiende a ser muc*o menos determinado
"or la "ol$tica que "or el mercado.
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Nueva relacin entre Estado y sociedad
Frente a la "reeminencia avasalladora del mercado conviene recordar la "arado-a
neoliberal; los casos exitosos de liberali#aci!n econ!mica no descansan sobre un
desmantelamiento estatal sino, mu& "or el contrario, "resu"onen una fuerte
intervenci!n del )stado. Pero &a no se trata del anterior modelo estatal9 en ma&or o
menor medida tiene lugar una reforma del )stado sobre la base de reducir las
em"resas "blicas, reorientar las "ol$ticas sociales, descentrali#ar & desburocrati#ar
al a"arato estatal, racionali#ar la gesti!n "blica & una reglamentaci!n frondosa,
en fin, incrementar la eficiencia econ!mica de la acci!n estatal. +odo ello
redimensiona el "a"el del )stado &, en "articular, de las "ol$ticas "blicas9 stas &ano se refieren tanto a la integraci!n social como a la /com"etitividad sistmica0 del
"a$s en los mercados mundiales. Me "arece im"ortante resaltar este giro
'im"ulsado "or la victoria absoluta de la econom$a ca"italista de mercado & la
menor amena#a nuclear( que "or a*ora caracteri#a la "ol$tica9 toda decisi!n
"ol$tica se encuentra, "or as$ decir, /sobredeterminada0 "or su eventual im"acto
econ!mico. La misma "rioridad atribuida a las funciones econ!micas, sin embargo,
in*ibe ver otras dimensiones. Al enfocar exclusiva & unilateralmente la relaci!n
entre )stado & mercado se escamotea el "roblema de fondo; la nueva relaci!n de
)stado & sociedad. @uiero decir; las "rofundas transformaciones de la sociedad
latinoamericana requieren un nuevo ti"o de )stado. )l mencionado "roceso de
diferenciaci!n "one en duda al )stado en tanto /s$ntesis de la sociedad civil0
'Marx(. =C!mo llevar a cabo la unificaci!n 'normativa, simb!lica, ling$stica( de la
vida social de cara a la creciente diversidad>
Bien visto, la reorgani#aci!n estatal su"one una redefinici!n, una nueva
conce"ci!n del )stado. 1i el vie-o estatismo ni el nuevo antiestatismo ofrecen una
"ers"ectiva adecuada. Me "arece ms fruct$fero asumir las transformaciones en
curso como "unto de "artida "ara reformular los ob-etivos. )n realidad, el doble
movimiento 6 diferenciaci!n de la sociedad & redimensionamiento del sector
"blico 6 "lantea amena#as a la integraci!n social, "ero tambin o"ortunidades
"ara una "rofunda reorgani#aci!n social. ?e *ec*o, los "rocesos en marc*a limitan
tanto el exceso de demandas dirigidas al )stado como su "ro"ia intervenci!n
indiscriminada. )n este sentido, un "a"el ms acotado del )stado puedefavorecer
una ma&or autonom$a de los ciudadanos. Se:alo la tendencia con suma cautela
"orque observo una a"olog$a del ciudadano aut!nomo & racional que, en el fondo,
re"ite la uto"$a del mercado. ?ic*o con "rudencia, existen condiciones favorables'no s si necesarias & suficientes( "ara /ciudadani#ar0 la "ol$tica, des"la#ando su
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e-e del mbito estatal al ciudadano. )xiste, en buenas cuentas, la o"ortunidad de
reformular las metas de una reforma & a"untar a un )stado concebido como la
comunidad de ciudadanos. +al "ers"ectiva "ermite conciliar la tradici!n liberal,
*aciendo *inca"i en los derec*os ciudadanos de cara al "oder estatal, con la
tradici!n comunitarista que valora al )stado como totali#aci!n simb!lica de la
comunidad. ?e *ec*o, es notorio "or doquier el desarrollo de una nueva
conciencia de los derec*os ciudadanos, de la dignidad del ciudadano'a( &, en
definitiva, de la ciudadan$a como fundamento de la acci!n estatal. @ueda
"endiente em"ero, c!mo tal exigencia de una relaci!n /adulta0 entre ciudadanos &
su )stado se traduce en instituciones & estilos "ol$ticos.Nuevos procesos de comunicacin
La "reeminencia de la "alabra, de los grandes relatos & aun de los discursos
"ol$ticos *a sido des"la#ada en a:os recientes "or la imagen.
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"oca. %n ritmo ms & ms vertiginoso consume vora#mente cada instante. 1o *a&
otro tiem"o que el tiem"o "resente, un "resente omni"resente. a no *a& tiem"o
"ara "rocesos de a"rendi#a-e & maduraci!n9 los "la#os se acortan & s!lo ace"tanmetas cercanas. La misma "ol$tica se retrotrae a lo inmediato, sin lograr elaborar
*ori#ontes de futuro com"artido.
?e las muc*as & com"le-as consecuencias de esta reestructuraci!n destaco s!lo un
as"ecto. Cuando la gente &a no com"arte nociones similares de es"acio & tiem"o o,
ms exacto, cuando se ensanc*a desmesuradamente la brec*a entre los diversos
gru"os sociales con relaci!n a sus res"ectivos *ori#ontes tem"orales & referentes
es"aciales, se *ace ms dif$cil la conformaci!n de un sentido comn. Se resquebra-a
el "iso de /evidencias0 com"artidas acerca de lo que es /normal & natural0 sobre elcual se levanta la comunicaci!n cotidiana &, en concreto, el debate "ol$tico. Se
acentan las tendencias centr$fugas favoreciendo un escenario bablico en el que
cada actor tiene su "ro"io lengua-e sin entender a los dems. )n caso que lleguen a
cristali#ar tales racionalidades "articulares, sin denominador comn, el valor de las
instituciones & de cualquier regla de -uego deviene "recario, incitando conductas
no institucionales. )llo a&uda a com"render los obstculos que enfrentan *o& en
d$a los actores "ol$ticos en la elaboraci!n de consensos &, "or tanto, en la
construcci!n de vinculaciones rec$"rocas mediante las cuales enfrentar en con-unto
los avatares del futuro.
)s notorio el desarrollo de una nueva conciencia de los derec*os ciudadanos, de la
dignidad del ciudadano'a( & de la ciudadan$a como fundamento de la acci!n
estatal.
Las nuevas incertidumbres
Basta recordar la infancia tan cercana, todav$a marcada "or "autas rurales &
frecuentemente se:oriales, "ara vislumbrar la ra"ide# & magnitud de los cambios
sociales ocurridos en los ltimos a:os. Continuamente se vienen aba-o las
inter"retaciones que tan esfor#adamente elaboramos al "unto que al final &a no
sabemos qu es lo que en realidad vivimos. La realidad titila cual fata morgana &
aun su violencia ms dolorosa levita como una "esadilla aterradora & a la ve#
incierta. @uiero decir, la vida "ierde sus l$mites claros & "recisos &, usando una
ex"resi!n del novelista Davier Mar$as, descubrimos que estamos *ec*os en igual
medida de lo que fue & de lo que "udo *aber sido. Somos tambin lo que no *emos
sido. Si resulta costoso *ilvanar una biograf$a *ec*a de tan diversos reta#os, tantoms arduo es aseverar quines somos /nosotros0. Las identidades colectivas se
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fragmentan a la "ar con la disgregaci!n de los valores & *bitos, las creencias &
ex"eriencias que estructuraban la trama social. )l "roceso de seculari#aci!n
descom"one las religiones &, "or ende, las res"uestas *eredadas a los interrogantes
bsicos de la vida. Predomina una situaci!n de desam"aro en que las certe#as
tradicionales se desmoronan, se dilu&en los ancla-es simb!licos & las ataduras
normativas "ierden obligatoriedad sin reem"la#o. )ntonces los individuos,
abandonados & aislados, se aferran fanticamente a las verdades *ist!ricamente
sedimentadas como /naturales09 o bien, elaboran arreglos ad hoc que sirvan de
refugio "rovisorio mientras buscan un destino veros$mil. 1i as$ los cambios dan
tiem"o a que se consolide algo duradero. )n suma, reina la incertidumbre. A las
vie-as incertidumbres que "lantea la vida, las transformaciones en curso, ms
cargadas de amena#as que de "romesas, agregan nuevas incertidumbres,
generando ese clima de temor difuso en que todo es "osible & nada "asa 'todav$a(.
Se trata de un clima o ambiente indeterminado en que nada es "revisible &, "or lo
mismo, cualquier cambio causa alarma.
)n tal situaci!n adquieren su"remac$a dos consignas siem"re "resentes en "ol$tica.
Por un lado, la anterior demanda de cambio social es relegada "or la demanda de
estabilidad. a no se trata tanto de revolucionar estructuras anquilosadas como de
exorci#ar la sensaci!n de lo ef$mero & asegurar algo "erdurable en el tiem"o.Cuando todo se mueve & ningn movimiento es "revisible, la creaci!n de
referentes firmes resulta indis"ensable "ara evitar el vrtigo & desarrollar
conductas m$nimamente "redecibles. Por eso, en "a$ses con elevada tasa de
inflaci!n o violentos vaivenes "ol$ticos el deseo de estabilidad "revalece al "unto
de des"la#ar otras "referencias, inclu&endo las me-oras econ!micas, a un rango
secundario. La misma democracia *a de -ustificarse "or sobre todo como un orden
calculable, o sea de conflictividad acotada. Ms que en la "oca anterior, la
estabilidad re"resenta un "rerrequisito de la acci!n "ol$tica &, en definitiva, una
condici!n bsica de racionalidad. Por otro lado, se agudi#a la demanda de proteccin.Sea cierto o no el incremento de la criminalidad o del costo de la vida, en todo caso
crece el sentimiento de amena#a a la integridad f$sica & seguridad econ!mica. Pero
los riesgos no son s!lo materiales9 tras la violencia & la guerra, el sida & el
desem"leo, r"idamente se sos"ec*a de fuer#as oscuras. La "erce"ci!n de
inseguridad se "otencia en un clima de incertidumbre que, finalmente, s!lo se
a"acigua con certe#as. La demanda de "rotecci!n a"unta tanto a las condiciones
materiales de vida como a la seguridad simb!lica & normativa. Al fin & al cabo, se
requiere de ciertos criterios "or sobre toda sos"ec*a "ara mane-ar la vida
cotidiana.
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Se trata de demandas "oderosas, "ero sin contenido ni destinatario "reciso. Ambas
invocan la "ol$tica en tanto instancia garante del orden. )l sistema "ol$tico se ve
"ues confrontado a exigencias que las instituciones & los "rocedimientosdemocrticos no suelen "rocesar, al menos en trminos ex"l$citos. 1o basta
entonces aducir una /sobrecarga0 del rgimen democrtico9 *a& que encau#ar tales
demandas so "ena de que desencadenen /soluciones0 no "ol$ticas. )llo nos remite
a un ltimo as"ecto.
Las transformaciones de la poltica
Finalmente cabe mencionar en este breve recuento las transformaciones de las
instituciones "ol$ticas &, en "articular, de la misma "ol$tica. )n "arte "or lasra#ones antes mencionadas, en "arte "or dinmicas internas, la "ol$tica &a no es lo
que era. %n rasgo sobresaliente &a fue mencionado; el descentramientode la "ol$tica.
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una fuerte demanda "or conducci!n "ol$tica, al mismo tiem"o que dificulta
elaborar "ol$ticas de )stado que condensen consensos a largo "la#o.
)n este contexto *emos de situar a quienes son los agentes "rivilegiados de una
"ol$tica democrtica; los "artidos "ol$ticos. )stos viven "or doquier,
indistintamente de su signo ideol!gico, una fase cr$tica de redefinici!n "ues
carecen de discurso & de estrategia de cara a las grandes transformaciones en
marc*a. Se *an quedado sin discurso en tanto inter"retaci!n global que "ermita
ordenar la realidad en un "anorama inteligible & estructurar la diversidad de
intereses & o"ciones en torno a algunos e-es bsicos. Carecen no s!lo de /discurso
ideol!gico0 sino igualmente de /discurso "rogramtico0 en tanto "ro"uesta de
futuro. Con la aceleraci!n del tiem"o & el consiguiente desvanecimiento del futuro,
les resulta dif$cil elaborar un "ro&ecto de "a$s que aglutine & canalice las energ$as
en determinada "ers"ectiva. Parafraseando una conocida tesis de ?ons, se
"odr$a afirmar que los "artidos no ganan elecciones "ara llevar a cabo sus
"rogramas9 formulan "rogramas "ara ganar las elecciones & una ve# en el gobierno
vern d$a a d$a lo que "ueden *acer. 1o corres"onde, em"ero, cul"ar a los
"artidos9 ellos s!lo ex"resan de manera es"ecialmente cruda la "er"le-idad de
estos tiem"os. )n "er$odos dominados "or la contingencia son muc*as las
dificultades en dise:ar estrategias ra#onablemente consistentes. Ba-o las nuevascondiciones, los "artidos &, muc*o ms el gobierno, estn obligados a ser
sumamente flexibles en la selecci!n de sus metas & acotar los resultados
intencionales a los breves "la#os "revisibles, renunciando a l$neas de acci!n de
ms largo alcance. 1i las /"lanificaciones globales0 ni las /alternativas globales0
tienen asidero 'lo cual no elimina tales intentos(. La fuer#a de los *ec*os acota las
o"ciones viables &, "or tanto, favorece estrategias de conflicto limitado. Las
decisiones acerca de lo que es & "uede ser el orden social siguen siendo "ol$ticas,
"ero se restringe el cam"o de lo "ol$ticamente decidible.
)llo no elimina las diferencias inter"artidistas, "ero les *ace ms dif$cil a los
"artidos tener un "erfil n$tido. ?e all$ un sinf$n de "olmicas & "olari#aciones
artificiales que minan la de "or s$ dbil identificaci!n ciudadana. Cabe entonces
interrogarse acerca de la forma tradicional del "artido "ol$tico. Considerando las
tendencias "revalecientes "arece necesario adecuar las modalidades organi#ativas
"ara articular las relaciones de coo"eraci!n & com"etencia tanto al interior del
"artido & del sistema de "artidos como en relaci!n con el gobierno. Falta revisar,
"or otra "arte, la inserci!n social de los "artidos. Su legitimaci!n de"ende, en
buenas cuentas, de su ca"acidad de armoni#ar el nuevo "rotagonismo de laciudadan$a con el carcter re"resentativo de la democracia, configurando una
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relaci!n /adulta0 entre lo que los ciudadanos es"eran de la "ol$tica democrtica &
lo que ella "uede ofrecer al ciudadano.
A modo de conclusin
Ge rese:ado algunos de los elementos que me *acen "ensar en una transformaci!n
de la "ol$tica. Al enfocar dic*a transformaci!n salta a la vista el desfasa-e entre las
imgenes estticas que tenemos de la "ol$tica & las nuevas modalidades del
que*acer "ol$tico. +al desa-uste es en "arte inevitable, "ero tiene efectos
inconvenientes. Por un lado, crea falsas ex"ectativas acerca de lo que la "ol$tica
"uede *acer & distorsiona las /medidas dadas0 con las cuales evaluamos el
desem"e:o "ol$tico. Por el otro, la acci!n "ol$tica se gu$a "or imgenes obsoletas ocriterios de orientaci!n inadecuados &, "or tanto, no est en condiciones de
discernir los ob-etivos factibles & de ver las nuevas o"ortunidades. )llo conduce a
esa a"arente ausencia de alternativas que caracteri#a nuestra "oca. 1o de-a de ser
desconcertante, en efecto, que "recisamente en nuestro tiem"o, lleno de cambios,
"arecer$a no *aber otra o"ci!n que /ms de lo mismo0. A*ora bien, el desconcierto
no es atenuante en "ol$tica &, "or el contrario, obliga a una reflexi!n ms aguda.
)n el fondo, necesitamos una redefinici!n de la "ol$tica9 no en el sentido de una
definici!n taxon!mica, sino de una com"rensi!n ms cabal de la's( /l!gica's(0 que
condicionan la acci!n "ol$tica en nuestras democracias. %n "aso inicial *acia la
elaboraci!n de una nueva conce"ci!n de la "ol$tica consiste, a mi entender, en
"recisar las "rinci"ales tendencias en -uego. A modo de conclusi!n & de
"ros"ectiva "ongo a discusi!n dos "osibles e-es estratgicos. Pienso, en "rimer
lugar, en los "rocesos de diferenciaci!n funcional que, ba-o el im"acto de la
globali#aci!n, *acen saltar en a:icos la antigua /unidad0 de la sociedad. Por otra
"arte, la vida social no "uede "rescindir de mecanismos de co*esi!n social.
+ransformar la diversidad fctica en una "luralidad democrtica su"one un
ordenamiento; un orden articulado de las diferencias. A la lu# de esta tensi!n
irreductible entre diferenciaci!n e integraci!n social me "regunto "or el locus o
estatuto de la "ol$tica como instancia central de re"resentaci!n & coordinaci!n de
las relaciones sociales. =)n qu medida & de qu forma "uede la "ol$tica
democrtica cum"lir el "a"el de mbito articulador de "rocesos tendencialmente
aut!nomos>
+al fragmentaci!n me *ace "ensar, en segundo lugar, en una asinton$a estructural
entre la "ol$tica & otras esferas de la vida social. Me refer$a arriba a las /sociedadesa velocidades mlti"les0 que, segn "arece, &a no son sincroni#adas "or la "ol$tica.
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