La poetica de la obra abierta
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“LA POÉTICA DE LA OBRA ABIERTA”, UNA PERSPECTIVA HERMENÉUTICA
(Umberto Eco)
Para abordar el texto “Poética de la obra abierta”, es necesario, explicar primero el
concepto hermenéutica. La etimología de la palabra hermenéutica, se remota a la
época de la mitología, donde existía la creencia de un dios llamado Hermes que
era el mensajero encargado de llevar los mensajes secretos entre los dioses, para
que ellos los descifraran. El término en sus inicios se utilizó para designar la
interpretación de textos sagrados y otros tipos de textos, luego trasciende el
significado y se convierte en la interpretación de las múltiples piezas de arte como
música, pintura, literatura, entre otras.
La reflexión hermenéutica ha construido una teoría de la interpretación que no se
limita a los textos sino a las estructuras de sentidos concebidas como textos,
desde la naturaleza pasando por el arte, hasta las motivaciones conscientes de la
acción humana. (Agudelo, 2006)
La hermenéutica le permite al sujeto, abrirse a un sinnúmero de interpretaciones
que pueden emanar de una intencionalidad que pueda tener un autor cuando
elabora su obra. El objetivo principal de la hermenéutica es lograr la comprensión
y la interpretación en el tratamiento de un texto o cualquier otra pieza de arte.
La poética de obra abierta, le permite al lector tener conciencia para ser libre en
sus interpretaciones (Pousseur, 1958); el intérprete es el centro activo de
relaciones infinitas entre las que él mismo enlaza una red de conexiones. Aunque
una obra de arte no se entregue incompleta, siempre existirá una interacción entre
el autor y el intérprete.
El autor ofrece al usuario, una obra por acabar: no sabe con exactitud de qué
manera podrá ser llevada a término, pero tiene la certeza de que así será. Al
finalizar el diálogo interpretativo se habrá organizado una estructura concreta de la
obra, así tomará múltiples sentidos que están abiertos a un sinnúmero de
posibilidades (Eco, pág. 85)
La poética de la obra abierta se plantea como el proceso en el que un lector
comprende una obra, hace un sinnúmero de infinitas interpretaciones que le
permiten mirar varias perspectivas sobre el mensaje que el autor le quiere
comunicar, en este proceso se va a ver implicada la tradición del intérprete,
porque según su pasado va a generar juicios subjetivos sobre la obra leída. El
autor plantea la obra, y es el lector quien finalmente la lleva a término, dándole un
sentido específico.
El autor, entre correlatos dice y oculta; el texto así escrito, abre un haz de
posibilidades ilimitadas; el autor genera su lector modelo, el lector está inmerso en
el texto, inicia la traducción trabajando en la decodificación de su estructura,
analizando su organización, haciendo explícitos sus prejuicios para abrirse ante lo
leído y forjar su proceso de formación (Agudelo, 2006)
El lector es quien hace las veces de Hermes, es el traductor, y por ello es quien
interpreta el texto, es quien elabora la transformación de un lenguaje a otro.
(Agudelo, 2006)
El intérprete es la contrapartida del autor. Aunque su obra no pueda ser
absolutamente desconocida, el texto siempre es producto de algo o de alguien, el
qué o quién se constituye, según Foucault (1999) en principio de agrupación del
discurso; es un foco de coherencia, de unidad, de origen y de significaciones.
En un contexto cultural, la lógica no es la única que tiene los instrumentos para el
conocimiento, sino que también abre paso a los muchos valores que permiten la
entrada, a lo indeterminado como resultado válido de la operación cognoscitiva
(Eco, pág. 80).
Las generalidades de una obra abierta, según explica el texto son:
- Invita a hacer la obra con el autor.
- Cuando el lector percibe la obra, debe descubrir y escoger todos los
estímulos que le ofrece la obra.
- Toda obra abierta está sujeta a una serie infinita de diversas
comprensiones, cada una de las cuales es interpretada de acuerdo a la
perspectiva individual de cada lector.
Cabe señalar que las obras abiertas se sitúan de diversas maneras en los
contextos; una obra que es creada en un tiempo y un espacio, cuando se ubica en
otro momento, se descontextualiza quedando abierto a múltiples interpretaciones
dependiendo de la tradición del intérprete.
Un texto, en sentido amplio, es toda acción susceptible de traducción y, en sentido
restringido, toda fijación que genera una estructura de sentido. En el texto se
hacen presentes una totalidad cultural y una manifestación de la vida.
El texto es un todo pero puede relacionarse con otros textos y comprenderse
intertextualmente. Al texto en sí, lo acompaña el conjunto de otros textos, de los
otros discursos, de las otras acciones que también están inscritas en él, en tanto
contextos internos; además el texto hace referencia al contexto que está fuera de
él, el espacio sociocultural en donde surgió y dentro del que el texto existe como
tal, permitiendo inscribirse en el mundo, participar en la historia. Pero se
descontextualiza con el paso del tiempo y entra a otro contexto que está fuera de
él, en el que es objeto de lectura, contexto que además le otorga otros posibles
sentidos.
En un texto interesa tanto su estructura, como lo que dice y lo que no dice. La
estructura se necesita descifrar mediante el análisis; lo que dice, su significado, es
lo que se comprende; y aquello que oculta, lo que no dice, posibilita sus múltiples
interpretaciones. Los textos conservan los íconos, los signos, los discursos y las
acciones, y los archivan en la memoria individual colectiva. (Agudelo, 2006)
Gracias a la interpretación, el texto pasa de aportar la significación interna, a
posibilitar múltiples sentidos en su dimensión semántica, por ende, siempre deben
existir varias interpretaciones y al mismo tiempo cada interpretación es finita y no
será la última, nunca se termina de interpretar un texto, sin embargo, “la
interpretación no es arbitraria ni, menos aún, objetiva” (Gadamer, 2002).
Ricoeur introduce en la hermenéutica la noción de análisis estructural del relato
como una explicación del texto que emana de su decodificación en tanto sus
diferentes niveles: morfológico, sintáctico, semántico, semiológico, entre otros.
El hombre se encuentra en una relación constante con el lenguaje por ello es
fundamental que sea entendido, y para esto se debe estar en constante relación
con el proceso hermenéutico.
Una obra de arte es un objeto imaginado y producido por el autor. Es él quien organiza una trama de efectos comunicativos de modo que cada posible usuario pueda comprender, mediante un juego de respuestas que estimulan la sensibilidad y la inteligencia (Eco, pág. 65). La interpretación es cuestión del sujeto.
Bibliografía Licencia Creative Commons Atribución Compartir Igual 3.0. (21 de marzo de 2013). wikipedia.
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