La pobreza léxica

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PROGRAMA ACADÉMICO DE FORMACIÓN GENERAL CURSO: REDACCIÓN UNIVERSITARIA LA POBREZA LÉXICA 1 Estábamos jugando al fútbol en un enorme campo de carbonilla, con un balón viejo y con la dedicación nueva de los quince o dieciséis años. Felipe hizo falta. La iba a sacar Alejandro, pero no acababa de ver dónde poner el balón. Hasta que Mateo viendo un pequeño hoyo en la carbonilla, le señaló con el dedo y le dijo: Venga ya. Mete el bicho en el chisme y chuta la puerta. Todos entendimos lo que Mateo ordenaba a Alejandro, pero hay que reconocer que la segunda parte de su mandato es más expresiva y clara que la primera. Cuando dice chuta la puerta, Mateo se hace entender de modo directo, concreto, sencillo y claro. Pero cuando dice Mete el bicho en el chisme hace una frase que se puede utilizar en otras múltiples circunstancias. Si hubiera dicho Coloca el balón en el hoyo habría llamado a cada objeto por su nombre. Pero al decir Mete el bicho en el chisme usó dos palabras – bicho y chisme – demasiado generales y vacías de significado. Son palabras baúl, dentro de las cuales cabe casi todo. Cuando hablamos de pobreza léxica nos referimos a este fenómeno: el uso de palabras de significado tan general que valen para muchas circunstancias y, por lo tanto, con poco concretas, poco exactas y poco precisas. Lo vemos al comparar los siguientes ejemplos: Pobreza léxica Riqueza léxica Ese pariente tuyo hizo una cosa allá arriba. Tu cuñado construyó una casa en la colina. El tío aquel de allí me dijo que había jaleo en el centro. El policía aquel me informó de la manifestación en la plaza Mayor. Allá para el verano iremos a tomar el sol al sur. En las vacaciones de agosto iremos a Benidorm, a la playa. Lleva este aparato para allá y ponlo en su sitio. Lleva el magnetófono para el salón y colócalo en el estante. Si dices por ahí en la calle las cosas que sabes de tu oficina, te van a ver los jefes. Si revelas a los periódicos los secretos que conocer por tu profesión, te van a querer mal tus superiores. ¿Qué diferencias observas entre unos ejemplos y otros? Quieren decir lo mismo, y, sin embargo: - Unos están llenos de palabras muy vacías, muy generales, comodines que se pueden aplicar a múltiples situaciones: tío, jaleo, pariente, allá, aparato, sitio, decir, jefe… - Mientras que los otros usan términos más precisos: chalet, cuñado, policía, informar, magnetófono, revelas… La impresión de los ejemplos de la izquierda es de enorme pobreza léxica, mientras que los ejemplos de la derecha mantienen un nivel más aceptable y mayor precisión. La pobreza léxica se manifiesta en algunos vocablos comodines que valen para “casi” todo. En los verbos se lleva la palma hacer; pero hay otros; en los sustantivos, cosa y tema; en los adjetivos va cambiando la moda: bonito, guay… Mejorarás tus escritos atendiendo a algunos consejos. 1 Tomado de SERRANO SERRANO, Joaquín (2002) Guía Práctica de Redacción. Madrid: Anaya.152-156 Recuerda: Escribir bien exige vocablos sencillos, preciso y riqueza léxica. Manuel Cardoza Sernaqué Página 1 1

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PROGRAMA ACADÉMICO DE FORMACIÓN GENERAL CURSO: REDACCIÓN UNIVERSITARIA

LA POBREZA LÉXICA1 Estábamos jugando al fútbol en un enorme campo de carbonilla, con un balón viejo y con la dedicación nueva de los quince o dieciséis años. Felipe hizo falta. La iba a sacar Alejandro, pero no acababa de ver dónde poner el balón. Hasta que Mateo viendo un pequeño hoyo en la carbonilla, le señaló con el dedo y le dijo: Venga ya. Mete el bicho en el chisme y chuta la puerta. Todos entendimos lo que Mateo ordenaba a Alejandro, pero hay que reconocer que la segunda parte de su mandato es más expresiva y clara que la primera. Cuando dice chuta la puerta, Mateo se hace entender de modo directo, concreto, sencillo y claro. Pero cuando dice Mete el bicho en el chisme hace una frase que se puede utilizar en otras múltiples circunstancias. Si hubiera dicho Coloca el balón en el hoyo habría llamado a cada objeto por su nombre. Pero al decir Mete el bicho en el chisme usó dos palabras – bicho y chisme – demasiado generales y vacías de significado. Son palabras baúl, dentro de las cuales cabe casi todo. Cuando hablamos de pobreza léxica nos referimos a este fenómeno: el uso de palabras de significado tan general que valen para muchas circunstancias y, por lo tanto, con poco concretas, poco exactas y poco precisas. Lo vemos al comparar los siguientes ejemplos:

Pobreza léxica Riqueza léxica Ese pariente tuyo hizo una cosa allá arriba. Tu cuñado construyó una casa en la colina. El tío aquel de allí me dijo que había jaleo en el centro.

El policía aquel me informó de la manifestación en la plaza Mayor.

Allá para el verano iremos a tomar el sol al sur. En las vacaciones de agosto iremos a Benidorm, a la playa.

Lleva este aparato para allá y ponlo en su sitio. Lleva el magnetófono para el salón y colócalo en el estante.

Si dices por ahí en la calle las cosas que sabes de tu oficina, te van a ver los jefes.

Si revelas a los periódicos los secretos que conocer por tu profesión, te van a querer mal tus superiores.

¿Qué diferencias observas entre unos ejemplos y otros? Quieren decir lo mismo, y, sin embargo:

- Unos están llenos de palabras muy vacías, muy generales, comodines que se pueden aplicar a múltiples situaciones: tío, jaleo, pariente, allá, aparato, sitio, decir, jefe…

- Mientras que los otros usan términos más precisos: chalet, cuñado, policía, informar, magnetófono, revelas…

La impresión de los ejemplos de la izquierda es de enorme pobreza léxica, mientras que los ejemplos de la derecha mantienen un nivel más aceptable y mayor precisión. La pobreza léxica se manifiesta en algunos vocablos comodines que valen para “casi” todo. En los verbos se lleva la palma hacer; pero hay otros; en los sustantivos, cosa y tema; en los adjetivos va cambiando la moda: bonito, guay… Mejorarás tus escritos atendiendo a algunos consejos.

1 Tomado de SERRANO SERRANO, Joaquín (2002) Guía Práctica de Redacción. Madrid: Anaya.152-156

Recuerda: Escribir bien exige vocablos sencillos, preciso y riqueza léxica.

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• Si nos fijamos en el verbo hacer:

En vez de decir Sería mejor decir Hacer una fiesta Celebrar una fiesta Hacer un viaje Emprender un viaje Hacer una poesía Escribir una poesía Hacer una cosa Constituir una cosa Hacer un vestido Confeccionar un vestido Hacer una falta Cometer una falta

• Otro verbo “pobre” y comodín es echar:

En vez de decir Intenta decir Echar una solicitud Presentar una solicitud Echar un suspiro Exhalar un suspiro Echar un trago Beber un trago Echar un discurso Pronunciar un discurso Echar a un empleado Despedir a un empleado

• Cuida también el uso del verbo hacer:

En vez de decir Es mejor que escribas

Había una fiesta Se celebra una fiesta Había muchos rumores Circulaban muchos rumores Hubo un gran peligro Se originó…, acechó,…un gran peligro Hubo un gran vendaval Sopló un gran vendaval Hubo un horroroso asesinato Se cometió un horroroso asesinato

• Y no descuides el verbo decir, que también se nos “cuela” en multitud de expresiones.

En vez de decir Es mejor que pongas

Decir ideas Expresar ideas Decir un secreto Revelar un secreto Decir insultos Proferir o lanzar insultos Decir una poesía Recitar una poesía Decir la lección Exponer la lección

• En los sustantivos debes huir de cosa:

En vez de decir Escribe Ese martillo es una cosa muy pesada Ese martillo es un instrumento muy pesado Esa estatua es una cosa muy bien hecha Esa estatua es una escultura bien esculpida El juego es una cosa necesaria para los niños El juego es una actividad necesaria para los niños

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• En los pronombres se abusa de algo. A veces tendrías que cambiarlo o suprimirlo.

En vez de decir Podrías escribir

En su expresión había algo de malicia …se apreciaban rasgos maliciosos La película tiene algo de llamativa al principio …es llamativa al principio En el monasterio se observaba algo de estilo románico

…conservaba rasgos de estilo románico

• También debes huir del abuso del adjetivo bonito:

En vez de decir Se podría cambiar por

Esa novela es muy bonita y me gusto porque… Esa novela es muy atractiva y me gustó… Los pintores impresionistas de finales del siglo XIX hacen cuadros muy bonitos, con mucha luz y color

Los pintores impresionistas de finales del siglo XIX logran hermosos cuadros, llenos de luz y color.

Todo el viaje fue muy bonito, vimos… El viaje resultó agradable y sorprendente.

Manuel Cardoza Sernaqué Página 3

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