La Pintura Para El Pelo

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La Pintura para el Pelo Esclavitudes cosméticas a todo color Fernando Buen Abad Domínguez Rebelión/Universidad de la Filosofía A cierta edad y con sus excepciones, una buena cantidad de personas comienza a comprar artilugios variopintos para, por ejemplo esconder las “canas” o para estar con la “moda” que sale en la “tele” y en las “revistas del corazón”. Las razones son muchas, unas más confesables que otras, pero los resultados son los mismos si se los mira en perspectiva. La industria cosmética especializada en tintes mueve “alrededor de 12 billones de dólares a nivel mundial y Latinoamérica posee el 25% de este total, siendo así, la región que más está creciendo en este rubro” 1 . Publicidad, distribución y materias primas bajo argumentos de juventud, belleza y glamour. Rubio, cenizo, negro, castaño, naranja, morado, amarillo… ¿Ya elegiste tu tono? Hay en el mercado simulaciones cromáticas de todo tipo. Unas con bases químicas más agresivas y otras que se precian de ser inocuas y “naturales”. Los precios juegan su ruleta de clase en un circo publicitario que compite por lograr la agresión más sofisticada contra la vanidad de los usuarios. Agresión psicológica, subliminal, siempre bien camuflada con modelos, sonrisas, efectos especiales y cabelleras “espectaculares”. Dicho de otro modo espectáculo de la simulación para usuarios que “se pintan solos” en un juego mercantil sustentado por una parte de la estética burguesa: La estética de la uniformidad. Incluso negación de origen de clase y de “etnia”. No confundir a las víctimas con los victimarios. El primer resultado de muchos tintes es, luego del maltrato al pelo, la uniformidad de un color que no distingue edades ni matices. Salvo casos, los más costosos, en los en que se decide aplicar combinaciones (rayos, luces o centellas) la mayoría de los tintes genera uniformidad cromática y evidencias de falsificación que sólo pueden esconderse bajo el peso de la costumbre y de lo cotidiano. Parece una fatalidad de clase y un sello de la modernidad industrial posmoderna reñida con lo “viejo” o con lo “plebeyo”. Hay que obedecer todas las leyes, escritas o no, del código burgués de las apariencias. Como un magna invisible flota en la vida diaria el estigma del pelo blanco o el rechazo social si uno está “fuera de moda”. Una parte del conjuro viene en frascos de tinturas capilares. Algunos operan mejor que otros. El explotado feliz y bien aliñado. Es un negocio redondo como las cabezas de los usuarios. Una necesidad fabricada a todo color para que nadie deje de comprar puntualmente sus frascos con pintura al aparecer los primeras raíces canosas o al debilitarse la potencia del glamour de ocasión. Sea eso “Punk”, “retro”, “emo”, “dark”… sin pintura fresca se pierde credibilidad. Millones de litros de pintura capilar, la misma en todo el planeta, vendida como “tu tono especial” el que te hace ver “único” o “única”. La masificación de las identidades vendida como sello de individualidad frente al espejo del ego. Para eso usan actrices y actores “famosos”, efectos especiales, publicistas especializados en guerra psicológica y redes inmensas de distribuidores para que llegue a casa el remedio a tus defectos de edad, de clase o de status. Aunque existe un tradición humana por incorporar al cuerpo tintes y diseños con funciones muy diversas; aunque existe un inventario riquísimo de conocimientos y una variedad enorme de productos que los pueblos han usado 1 http://peru.com/2011/05/04/actualidad/economia-y-finanzas/venta-tintes-mueve-mas-s60- millones-noticia-3347

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Esclavitudes cosméticas.

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La Pintura para el PeloEsclavitudes cosmticas a todo colorFernando Buen Abad DomnguezRebelin/Universidad de la FilosofaA cierta edad y con sus excepciones, una buena cantidad de personas comienza a comprar artilugios variopintos para, por ejemplo esconder las canas o para estar con la moda que sale en la tele y en las revistas del corazn. Las razones son muchas, unas ms confesables que otras, pero los resultados son los mismos si se los mira en perspectiva. La industria cosmtica especializada en tintes mueve alrededor de 12 billones de dlares a nivel mundial y Latinoamrica posee el 25% de este total, siendo as, la regin que ms est creciendo en este rubro[footnoteRef:0]. Publicidad, distribucin y materias primas bajo argumentos de juventud, belleza y glamour. Rubio, cenizo, negro, castao, naranja, morado, amarillo Ya elegiste tu tono? [0: http://peru.com/2011/05/04/actualidad/economia-y-finanzas/venta-tintes-mueve-mas-s60-millones-noticia-3347]

Hay en el mercado simulaciones cromticas de todo tipo. Unas con bases qumicas ms agresivas y otras que se precian de ser inocuas y naturales. Los precios juegan su ruleta de clase en un circo publicitario que compite por lograr la agresin ms sofisticada contra la vanidad de los usuarios. Agresin psicolgica, subliminal, siempre bien camuflada con modelos, sonrisas, efectos especiales y cabelleras espectaculares. Dicho de otro modo espectculo de la simulacin para usuarios que se pintan solos en un juego mercantil sustentado por una parte de la esttica burguesa: La esttica de la uniformidad. Incluso negacin de origen de clase y de etnia.No confundir a las vctimas con los victimarios. El primer resultado de muchos tintes es, luego del maltrato al pelo, la uniformidad de un color que no distingue edades ni matices. Salvo casos, los ms costosos, en los en que se decide aplicar combinaciones (rayos, luces o centellas) la mayora de los tintes genera uniformidad cromtica y evidencias de falsificacin que slo pueden esconderse bajo el peso de la costumbre y de lo cotidiano. Parece una fatalidad de clase y un sello de la modernidad industrial posmoderna reida con lo viejo o con lo plebeyo. Hay que obedecer todas las leyes, escritas o no, del cdigo burgus de las apariencias. Como un magna invisible flota en la vida diaria el estigma del pelo blanco o el rechazo social si uno est fuera de moda. Una parte del conjuro viene en frascos de tinturas capilares. Algunos operan mejor que otros. El explotado feliz y bien aliado.Es un negocio redondo como las cabezas de los usuarios. Una necesidad fabricada a todo color para que nadie deje de comprar puntualmente sus frascos con pintura al aparecer los primeras races canosas o al debilitarse la potencia del glamour de ocasin. Sea eso Punk, retro, emo, dark sin pintura fresca se pierde credibilidad. Millones de litros de pintura capilar, la misma en todo el planeta, vendida como tu tono especial el que te hace ver nico o nica. La masificacin de las identidades vendida como sello de individualidad frente al espejo del ego. Para eso usan actrices y actores famosos, efectos especiales, publicistas especializados en guerra psicolgica y redes inmensas de distribuidores para que llegue a casa el remedio a tus defectos de edad, de clase o de status. Aunque existe un tradicin humana por incorporar al cuerpo tintes y diseos con funciones muy diversas; aunque existe un inventario riqusimo de conocimientos y una variedad enorme de productos que los pueblos han usado para maquillar histricamente sus diversidades en el cuerpo y en el pelo como en frica, en India, en China y en Mesoamrica nunca vimos la vorgine de la uniformidad industrializada en los laboratorios de la industria cosmtica y en la andanada demencial de la ideologa dominante infiltrada en pinturas para el pelo con gamas de esttica individualista. Esto es indito y es un peligro planetario. Es responsabilidad de las ciencias mdicas, de lo que en ellas quede de honesto, determinar los efectos dainos, de corto y lago plazo, por el uso de tintes para el pelo.[footnoteRef:1] Es tarea de bilogos y eclogos, los que de ellos conserven dignidad e independencia, afirmar estudios sobre los efectos globales por el consumo de los qumicos usados para producir tinturas capilares. Y es obligacin de los filsofos, los que hubieren asumido su lugar ms all de la contemplacin en la transformacin tambin, fijar las consecuencias ticas, estticas y epistemolgicas producidas por el alud ideolgico de clase impone, a todo color, el uso de artilugios maquillistas como un logro moral, como logro esttico y como logro tico en el que se cumple con un deber ser de fachada del cual jams se tom en cuenta su voluntad. No es poco. Y lo trae en la cabeza luego de pagar por ello. [1: La Comisin Europea (CE) anunci ayer la prohibicin de 22 sustancias presentes en algunos tintes para cabello http://www.abc.es/hemeroteca/historico-22-07-2006/abc/Sociedad/bruselas-prohibe-22-sustancias-cancerigenas-de-tintes-para-el-pelo_1422559404658.html#]

Estn metidos en este negociado los salones de belleza de todos los niveles, la industria de la perfumera con las cadenas de autoservicios y todas los monopolios mediticos. Los usuarios son sus vctimas ms concientes de ello. Aunque es verdad que a muchos usuarios o usuarias de tintes para el pelo les gusta conservar el tono que tuvieron en una etapa de su vida o el tono que les queda bien ahora, no es menos cierto que eso tiene costos de todo tipo que bajo el capitalismo adquieren riesgos enormes. Es verdad que en un punto cada quien es libre de elegir la apariencia que ms le plazca. Es verdad que cada persona, en su sano juicio, puede decidir qu imagen o qu moda le acomoda segn su edad, su gnero y su realidad. Es verdad que en gustos lo que hay escrito sirve de poco cuando alguien se empea en ponerse o imponerse arreglos o alios a placer. Pero es verdad, tambin, que todo ese paquete de decisiones no siempre es producto de valoraciones o anlisis crticos, y auto-crticos, suficientemente contrastados y superados. Quin decide eso que uno lleva en la cabeza, adentro y afuera? No ser que el tinte de su cabello es una tomadura de pelo?.