La Perdida Lemuria

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  • 8/14/2019 La Perdida Lemuria

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    La perdida LemuriaPor W. Scott Elliot

    Traduccin: Federico Climent Terrer (Edicin 1921 de Biblioteca Orientalista)

    Digitalizado por Biblioteca Upasika

    www.upasika.tk

    Pruebas suminstradas por la Geologa y la Paleontologa

    Est generalmente reconocido por la ciencia que la actual tierra firme de la superficie del globo fuun tiempo ocano, y los mares de hoy tierra firme. Los gelogos han logrado determinar conexactitud en algunos casos las porciones de la superficie terrestre en que ocurrieron estassumersiones y alzamientos; y si la ciencia reconoce al fin, no sin reservas, que en efecto existi eldesaparedido continente atlante, la opinin generaladmite, desde hace tiempo, que en una poca prehistrica existi tambin un vasto continente australllamado Lemuria.A este propsito dice Ernesto Hoekel (1), La historia del desenvolvimiento de la tierranos demuestra que la distribucin superficial de las partes slidas y lquidas est cambiando de

    contnuo. Las geolgicas alteraciones de la corteza terrestre determinan por doquiera elevaciones ydepresiones del suelo, que unas veces son ms notables en ciertos puntos y otras en puntos distintos;y aunque sean tan lentas que en el transcurso de siglos slo se hunda o se eleve la costa unos cuantoscentmetros, su resultado es deenorme importancia al cabo de los incalculables perodos de tiempo que abarca la historia de latierra. Durante muchos millones de aos, desde la existencia de la vida organizada, han luchadoconstantemente tierra y agua por la supremacia.Continentes e islas se han hundido en el mar y otros nuevos surgieron de los abismos marinos. Lagosy mares quedaron secos por el lento alzamiento de su fondo, y nuevas cuencas acuticas se formaron

    por los hundimientos del suelo. Pennsulas se convirtieron en islas por la sumersin del istmo que lasuna al continente. Las islas de los archipilagos se han transformado en picos de cordilleras por elalzamiento del fondo del mar que las baaba.As, el Mediterrneo era un lago cuando en el actual estrecho de Gibraltar enlazaba un istmo aEspaa con Africa. En ms reciente poca de la historia de la tierra, cuando ya exista el hombre,estuvo Inglaterra repetidas vec;es unida al continente europeo y otras tantas separada de l; y aunEuropa y el Norte de Amrica estuvieron un tiempo directamente relacionadas. El mar del Sur era ungran continente, y las numerosas islas que ahora lo esmaltan fueron los picos ms elevados de suscordilleras. El Ocano Indico formaba otro continente, que se extenda desde las islas de la Sonda

    por la costa meridional de Asia hasta la oriental de Africa. El ingls Sclater denomin Lemuria a estecontinente, a causa de los animales simios que lo poblaban y, segn toda probabilidad,en l tuvo su cuna la raza humana, procedente de los monos antropoides. (2)

    Es muy interesante la evidente prueba, fundamentada por Alfredo Wallace en hechos corolgicos, deque el actual archipilago malayo consta de dos divisiones completamente distintas. La divisinoccidental o archipilago indo-malayo, que

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    comprende las islas de Borneo, Java y Sumatra, estuvo primitivamente unido por Malaca alcontinente asitico y acaso tambin con el lemuriano.Por otra parte, la divisin oriental o archipilago austro-malayo, que comprende las Celebes,Molucas, Nueva Guinea e islas de Salomn, estuvo directamente enlazado con Australia. Ambasdivisiones eran en un principio dos continentes, separados por un estrecho, que hoy da estn en sumayor parte sepultados en el mar. Apoyado WaIlace en sus precisas observaciones corolgicas,

    logr determinar exactamente la posicin de aquel primitivo estrecho, cuyo estremo meridional pasaba entre Bali y Lombok.As es que desde los comienzos de la presencia del agua lquida en la tierra. estn variando

    perpetuamente las lindes de la porcin slida, hasta el punto de que la configuracin de las costas delos continentes e islas no ha sido durante una hora,ni siquiera durante un minuto, exactamente la misma. Porque la perpetua rompiente de las olascercena a la tierra en unos parajes de la costa las porciones que en otros gana por acumulacin dellimo, cuyo ptreo endurecimiento eleva el fondo del mar y forma nuevas tierras. Nada ms errneoque la idea de una inalterable configuracin de los continentes tal como, sin fundamento geolgico,los representan los mapas escolares.

    El nombre de Lemuria lo di Sclater, segn antes dijimos, en consideracin a que en este continentese desenvolvieron los animles llamados lemricos.Dice A. R. Wallace (3): La existencia de este continente es sin duda una legtima y muy firmehiptesis, al par que un ejemplo de cmo el estudio de la distribucin geolgica de los animales

    permite reconstruir la geografa de pasados tiempos. Acaso fuera este continente una primitivaregin zoolgica en lejanas pocas geolgicas, pero ignoramos qu pocas fueron stas, ni cules loslmites de dicha regin. Si suponemos queabarcaba toda el area correspondiente a la actual fauna de lemridos, habremos de extenderla desdeel Africa occidental a Burma, Sur de China e islas Celebes.Ya nos hemos referido anteriormente a la conectividad que en otro tiempo hubo entre la subreginetipica y la isla de Madagascar, para explicar la distribucin del tipo lemuriano y otras curiosasafinidades entre ambos pases. Corrobora esta opinin la geologa de la pennsula indostnica, aldemostrarnos que la isla de Ceiln y el Sur de la India estn constituidos, por lo general, de granito yrocas vetustamente metamrficas, al

    paso que la mayor parte de la pennsula es de formacin terciaria, con talo cual roca secundaria.Es evidente, por lo tanto, que durante mucho tiempo del perodo terciario estuvieron Ceiln y el Sur de la India limitados al Norte por una considerable porcin de mar y acaso formaron parte de unvasto continente meridional o de una gran isla. (4)Sin embargo, las numerosas y notables afinidades que estos suelos ofrecen con el archipilagomalayo son indicios de que posteriormente hubo ms estrecha aproximacin con estas islas.Cuando, todava ms tarde, se formaron las extensas llanuras y planicies del Indostn que abrieron

    paso firme a la ya pujante fauna himalo-chinesca, inmigraron rpidamente nuevos tipos y seextinguieron las formas menos especializadas de mamferos y aves.Parece que la lucha entre reptiles e insectos no fu tan ardorosa, o acaso las viejas formas seadaptaron a las nuevas condiciones locales lo bastante bien para no desaparecer; pues tan slo enestos dos rdenes zoolgicos hallamos un considerable nmero de animales que probablemente sonrestos de la fauna que poblara un tiempo el hoy sumergido continente .Despus de afirmar que durante todo el perodo terciario y tal vez gran parte del secundario, lasvastas porciones de tierra estuvieron en el hemisferio boreal, prosigue diciendo Wallace: "En elhemisferio austral existieron, a lo que parece, tres considerables y muy antiguas porciones de tierra,cuya extensin vari de tiempo en tiempo, aunquesiempre distintas una de otra, como por ejemplo ocurre hoy da con Australia, el Sur de Africa y laAmrica meridional. Por aquellas tierras fluyeron sucesivas oleadas de vida, cada vez quetemporneamente quedaban unidas a alguna porcin de las tierras septentrionales. (5)Aunque para vindicar ciertas conclusiones que le refut el Dr. Hartlaub, niegue posteriormente

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    Wallace la necesidad de admitir la existencia de tal continente, queda inalterado el reconocimiento delas sumersiones y alzamientos de la corteza terrestre, as como tampoco se invalidan las deduccionesderivadas de la innegable afinidad entre las faunas extintas y vivientes.Sobre este particular nos da todava ms interesantes pormenores la notable Memoria (6) leda por H. F. Blandford ante la Sociedad Geolgica, en que dice as:"Las afinidades y analogas de los animales y vegetales fsiles del grupo Beaufort de Africa y los de

    Panchets y Kathmis en la India, bastan para inferir la primitiva existencia de una tierra que enlazabaambas superficies. Pero la semejanza entre las faunas fsiles de Africa e India no cesa al terminar laspocas permiana y trisica. La flora del grupo de Uitenhage encierra once formas de plantas, de lascuales dos son idnticas a las de la India, segn evidenci Tate. Los fsiles jursicos de la India conescasas excepciones, sehan de describir todava; pero sorprendido el doctor Stoliezka de las afinidades entre los fsiles deCutch y las formas africanas, acab por demostrar en colaboracin de Griesbach que la mayora (7)de los fsiles cretceos del ro Umtafuni en el Natal son idnticas a las especies del Sur de la India.Ahora bien; las series de plantas de la Indiay el Karoo y parte de la formacin africana de Uitenhage son, segn toda probabilidad, de origen

    acutico, y ambas indican la existencia de una vasta superficie de tierra circundante, cuyohundimiento determin la formacin de dichas cuencas.Enlazaba esta tierra continuadamente ambas regiones? Puede inferirse su probable situacin de laactual topografa del Ocano fndico? Por otra parte, qu relacin haba entre esta tierra y Australia,cuya existencia en la poca permiana es igualmente presumible? Y por ltimo, en las vivientes faunay flora de la India, Africa y las islas intermedias, hay algunas peculiaridades que indiquen una

    primitiva relacin ms directa que la actual entre Africa y el Sur de la India y la pennsula de Malaca?La hiptesis expuesta no es nueva en la ciencia. Hace tiempo la presumieron algunos naturalistasindos y europeos, entre ellos mi hermano y el doctor Stoliezka cuyos trabajosespeculativos se fundan no slo en la analoga, y aun hasta cierto punto identidad de las faunas yfloras fsiles, sino adems en la actual comunidad de formas de que Murray, Searles, Wood y Huxleyindujeron la existencia de un continente mioceno que ocup parte del Ocano Indico. As, pues, lonico que me propongo en esta Memoria,es ampliar algn tanto el concepto geolgico de la cuestin.Respecto a las pruebas geogrficas, el examen del mapa nos dir que desde las inmediaciones de lacosta occidental de la India hasta cerca de las islas Seychelles, Madagascar y Mauricio se extiendeuna lnea de bancos de coral, incluso los de Adas, Lacadivas, Maldivas, Chagos y Saya de Mulha,todos los cuales demuestran la existencia de una o ms cordilleras sumergidas.Por otra parte, Darwin observa que las islas Seychelles se levantan sobre un extenso banco de treintaa cuarenta brazas de profundidad, de modo que, si bien actualmente est en parte rodeado dearrecifes, puede considerarse como virtual extensin de la misma cordillera sumergida. Ms hacia el

    Oeste, las islas de Cosmoledo y Comoro estn formadas por escollos yarrecifes muy semejantes a losde las actuales costas de Africa y Madagascar. Parece probable que esta lnea de escollos, bancos yarrecifes indica la situacin de una antigua cordillera que tal vez formara la osamenta espinal de una

    porcin de tierra primitivamente terciaria, y ms tarde paleozoica y mesozoica, deanloga manera a los sistemas alpino e himalyco con relacin al continente europeo-asitico ya lossistemas roquizo y andino con respecto a las dos Amricas. Para designar esta tierra mesozoica, yohubiera propuesto el nombre de Indoceana, aunque ha prevalecido el de Lemuria que le di Sclater.El profesor Huxley, apoyado en pruebas paleontolgicas, opina que durante el perodo miocenoexisti una tierra entre Absinia e India, pero segn se infiere de lo antes expuesto, le atribuy pocamucho ms primitiva (8).Por lo que a su depresin se refiere, slo nos queda hoy su extremidad septentrional como pruebademostrativa que esta regin se hundi posteriormente al gran diluvio de Dakhan. Estas enormescapas de rocas volcnicas se extienden en direccin horizontal hacia el Este de la cordillera deSakyadri; pero al Oeste de la misma empiezan las rocas a hundirse en el mar, de modo que la isla de

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    Bombay est determinada por las ms elevadas partes de aquella formacin. Esto indica que ladepresin hacia el Oeste ocurri en la poca terciaria; y por lo tanto, la opinin de Huxley de que fu

    posterior al perodo mioceno, est corroborada por pruebas geolgicas .Despus de fundamentar con ejemplos la ntima relacin de los componentes de la fauna (9) de lastierras en estudio, prosigue el autor diciendo: La Paleontologa, Geologa y Geografa fsica, con laestablecida distribucin de los animales y plantas hoy vivientes, atestiguan mancomunadamente la

    primitiva e ntima conexin entre Africa e India, incluso las islas tropicales del Oceano Indico. Pareceque esta tierra indocenica existi

    por lo menos desde los comienzos del perodo permiano, y probablemente, segn dice Huxley, haciala conclusin del perodo mioceno (10). El Africa meridional y la pennsula indostnica son losactuales resduos de esta antigua tierra, cuya superficie no fu tal vez absolutamente contnuadurante todo aquel largo perodo. Efectivamente, lasrocas cretceas del Sur de India y Africa y las marinas capas jursicas de las mismas regiones

    prueban que parte de estas tierras estuvieron por ms o menos tiempo invadidas por el mar, aunqueno persistira mucho la interrupcin de continuidad, pues las investigaciones de Wallace en elarchipilago oriental han demostrado que la ms

    angosta porcin de mar es insuperable obstculo para la emigracin de animales terrestres. En lapoca paleozoica debi estar relacionada esta tierra con la Australia y en la terciaria con Malaya, puesto que las formas malayas y su parentesco con las africanas son, en algunos casos, distintas delas de India. Conocemos an muy poco la Geologa de la pennsula oriental para fijar la poca de suconexin con la tierra indocenica. El gelogo Theobald ha sealado la existencia de rocas trisicas,cretceas y numulticas en las montaas costeras de Arabia, y sabido es que hacia el sur de Mulmeinse encuentran carbonatos clcicos, mientras la cordillera oriental de Irrawadi est formada por msrecientes rocas terciarias. De esto se infiere, al parecer, que una considerable parte de la pennsula deMalaya debi estar ocupada por el mar durante los perodos mesozoicoy eoceno. Se ha comprobado que las escotaduras exteriores de los Himalayas skimos estn formadas

    por rocas vegetales de la poca raniganja, y en consecuencia la antigua tierra debi de extendersealgo ms al Norte del actual delta del Ganges. En las cuestas de Khasi y en el alto Asam se encuentrahulla de las pocas cretcea y terciaria; pero en ambos casos est asociada a capas marinas, en

    prueba de que la linde divisoria de tierray mar oscil algn tanto en esta regin durante los perodos cretceo y eoceno. Las grandesformaciones cretceas y numulticas que en el Noroeste de India se extienden a travs delBeluchistn y Persia y constituyen la estructura de la parte Noroeste de los Himalayas, prueban queen los perodos mesozoico y eoceno estuvo India separada del Asia occidental. Por otra parte, lasrocas jursicas de la cordillera de Salt y de la porcin Norte de los Himalayas, demuestran que en el

    perodo anterior cubran las aguas gran parte de la actual cuenca ndica, al paso que las formaciones trisicas y carbonferas y las todava ms

    recientes formaciones marinas de los Himalayas indican que desde tiempos muy primitivos hasta elalzamiento de la gran cordillera, muchos de los actuales parajes estuvieron cubiertos durante siglos ysiglos por el mar .Para resumir las conclusiones de esta Memoria, diremos:

    1) Las series vegetales de la India desde los comienzos del perodo permiano hasta las postrimerasdel jursico indican (excepto en unos pocos casos y lugares) la interrumpida continuidad de la tierra.

    2) En los comienzos del perodo permiano, como asimismo en el postplioceno, prevaleci la frigidezdel clima en las latitudes bajas y, a mi entender, simultneamente en ambos hemisferios.

    Al disminuir el fro, la flora y la fauna del perodo permiano se propag por Africa, India y tal vezAustralia. Sin embargo, tambin pudo existir anteriormente la flora en Australia y propagarsedespus desde all.

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    3) India, el Africa meridional y Australia estuvieron unidas por un continente indocenico en el perodo permiano. Los dos primeros pases permanecieron unidos con muy cortas interrupcioneshasta el fin del perodo mioceno. A la conclusin del perodo estuvo esta tierra unida a Malaya.

    4) De acuerdo con precedentes autores, creo que la cordillera submarina de arrecifes y bancos decoral que hoy se extiende entre el mar de Arabia y el Este de Africa seala la situacin geogrfica de

    esta tierra.

    5) Hasta el fin de la poca numultica no hubo conexin directa (excepto cortos perodos) entre Indiay el Asia occidental.

    En la discusin de esta Memoria, el profesor Ramsay convino con el autor en la creencia de queAfrica, India y Australia estuvieron unidas en pasadas pocas geolgicas. El acadmico Woodwardse congratul de que el autor hubiese corroborado con pruebas inferidas de la flora fsil de las seriesmosozoicas de la India, las opiniones de Huxley, Sclater y otros, respecto a la pretrita existencia deun antiqusimo continente, ya vislumbrada por las observaciones de Darwin en los arrecifes

    coralinos.Dice Haeckel: (11) De los cinco actuales continentes, ni Australia ni Amrica ni Europa han podidoser la primieval residencia o cuna de la raza humana, llamada bblicamente Paraso. Multitud decircunstancias colocan este lugar en el Sur de Asia, y todo lo ms pudiera suponrsele en Africa.Pero hay muchsimos indicios (especialmente los hechos corolgicos) de que la primitiva morada delhombre fu un continente, hoy sumergido en el fondo del Ocano fndico, que se extenda a lo largodel Sur de Asia, y que llegaba por Oriente hasta las islas de la Sonda y por Occidente hasta Madagascar y costa sudoriental de Africa.Ya hemos dicho que la Geografa zoolgica y botnica da mucha probabilidad a la existencia de estecontinente sudindiano. Sclater le llam Lemuria a causa de los animales simiescos que lo poblaban.Si admitimos que Lemuria fu la principal morada del hombre, nos explicaremos sin dificultad cmola emigracin pudo distribuir geogrficamente la especie humana.En una obra posterior (12) afirma Haeckel resueltamente la existencia de Lemuria en poca muy

    primitiva de la historia de la tierra.El siguiente pasaje del Dr. Hartlaub (13) nos proporcionar la ltima prueba de este orden en pro dela existencia de la perdida Lemuria:Geoffroy Saint-Hilaire observ, hace treinta y cinco aos, que si se hubiera de clasificar la isla deMadagascar bajo exclusivas consideraciones zoolgicas, prescindiendo de su posicin geogrfica,sera forzoso no adscribirla ni al Africa ni al Asia, sino a un cuarto continente muy distinto de los tresdel viejo mundo. Este cuarto continente, por lo que de su fauna se induce, diferira mucho ms de lacercana Africa que de la lejana India.

    Con estas palabras, cuya exactitud han corroborado plenamente posteriores investigaciones, planteel naturalista francs el interesante problema para cuya solucin se ha propuesto recientemente unahiptesis basada en hechos cientficos.El cuarto continente de Geoffroy Saint-Hilaire es la misma Lemuria de Sclater, la sumergida tierraque contuvo parte de Africa y debi de extenderse hacia el Sudeste de la India y Ceiln. Los puntosms elevados de esta tierra son los actuales picos volcnicos de las islas de Borbn y Mauricio y lacordillera central de Madagascar, ltimo abrigode la extinta raza lemrica que un tiempo la poblara.

    Pruebas derivadas de los archivos arcaicos

    Las dems pruebas relativas a Lemuria y sus habitantes brotan de la misma fuente que las aducidasen la Historia de los Atlantes. Sin embargo, en el caso presente ha podido copiar el autor dos mapas;uno de Lemuria y tierras aledaas durante el perodo lgido de este continente; y otro de su

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    configuracin despus de los cataclismos que lo desmembraron muchsimo antes de su definitivadesaparicin.Siempre dijimos que los mapas de Atlntida no eran exactos en latitud ni longitud, y mucho menosexactos han de ser los de Lemuria, si tenemos en cuenta las enormes dificultades opuestas a sutrazado. En el caso de Atlntida disponamos de un excelente bajo-relieve de terracocha y un muy

    bien conservado mapa de pergamino. En el caso de Lemuria slo hemos podido disponer de un

    modelo de terracocha, deplorablamente rotoy de un mapa estropeado y borroso, lo que agrav la dificultad de reconstituir todos los pormenoresy, por consiguiente, de obtener copias exactas.Se nos revel que poderosos Adeptos trazaron los mapas de Atlntida en los florecientes tiempos deesta raza; pero no sabemos con seguridad si los mapas lemricos fueron trazados por instructoresdivinos cuando an exista el continente o si datan de la poca atlante. Sin embargo, aun

    previnindonos contra la ciega confianza en la exactitud de los mapas, creemos que por exactos pueden disputarse en el conjunto de sus lneasgenerales.

    Probable duracin del continente lemrico

    De cuatro a cinco millones de aos, en guarismo redondo, dur la vida geolgica de la Atlntida, porque este tiempo hace poco ms o menos que en parte del continente lemrico, todava firme a lasazn, aparecieron los remoahles, primera subraza de la cuarta raza raz que iba a poblar la Atlntida.Si recordamos que en el proceso de laevolucin, el guarismo 4 representa invariablemente no slo el nadir del ciclo respectivo, sino el

    perodo ms breve, tanto en un manvntara como en una raza, podremos presumir que Lemuriaexisti durante un nmero de millones de aos muy superior al asignado al continente atlante o de lacuarta raza. Pero respecto a Lemuria no tenemos fechas, ni siquiera aproximadas, por lo que slocabe apoyarnos en las pocas geolgicas, tal como las conoce la ciencia moderna.

    Los Mapas

    Segn puede advertirse, no estn trazados los mapas con sujecin a las pocas geolgicas, aunque desu examen inferimos que el ms antiguo de los dos representa la superficie terrestre desde la poca

    permiana hasta la jursica, a travs de la trisica, mientras que el otro mapa representa probablemente la configuracin terrestre durantelos perodos cretceo y eoceno.El mapa ms antiguo nos muestra que el ecuatoriano continente de Lemuria, en los das de suflorecimiento, cea casi por entero el globo, pues desde donde hoy estn las islas de Cabo Verde, a

    pocas millas de la costa de Sierra Leona, se dilataba hacia el Sudeste a travs de Africa, Australia,islas de la Reunin y mares interpuestos hasta pocas millas de distancia de una isla continental (cuyaextensin igualaba a la Amrica del Sur) que fiotaba sobre el Pacfico y comprenda el Cabo deHornos y parte de la Patagonia.En el otro mapa de Lemuria llama la atencin la mucha longitud y, en algunos parajes, la extremaangostura de los estrechos que separan los dos enormes tmpanos de tierra en que por entonces sehendi el continente. Adems, la magnitud de los estrechos que actualmente existen entre las islas deBali y Lomboc coincide con la de una partede los que en aquella poca separaban ambos continentes. Tambin conviene advertir que estosestrechos seguan en direccin Norte por la costa occidental de Borneo, y no por la oriental, comoconjetur Haeckel.Por lo que toca a la distribucin de la fauna y la flora y la existencia de varios tipos comunes a Indiay Africa, segn expone Blandford, se observar que parte de la India y extensas porciones de Africaestuvieron directamente enlazadas por tierra durante el perodo correspondiente al primer mapa, y

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    que la misma conexin se mantuvo parcialmente en el perodo relativo al segundo mapa. El cotejo de los mapas de Atlntida con los deLemuria nos demostrar que, ya en una, ya en otra poca, hubo siempre comunicacin firme entre

    porciones de superficie hoy separadas por el mar. Con esto deja de ser un enigma para losnaturalistas la actual distribucin de la fauna y flora en ambas Amricas, Europa y tierras orientales.La isla que en el primer mapa lemrico est situada al Noroeste del promontorio extremo del

    continente, al Oeste mismo de la actual costa de Espaa, fu probablemente durante largos siglos elcentro propagador de la fauna y la flora a que antes nos referimos. Es muy digno de nota, por lointeresante, que esta isla debi ser el ncleo permanente del posterior continente Atlante. Segnvemos, ya exista esta isla en los comienzos de la poca lemrica, y en el perodo correspondiente alsegundo mapa qued unida a una tierra que haba formado parte del gran continente lemrico, demodo que por sucesivos acrecentamientos y soldaduras lleg a ser ms bien continente que isla. Ensus comienzos constituy la vasta regin montaosa de Atlntida, cuando esta desaparecida parte delmundo abarcaba los vastos lienzos de tierra que actualmente forman ambas Amricas. En el perodode decadellcia form tambin esta gran isla la montaosa regin atlntica, as como la de Ruta en lapoca de Ruta y Daitya, hasta que, por ltimo, fu la isla de Poseidonis, resto pstumo del

    continente atlante, sumergida el ao 9564 antes de J.C.El mismo cotejo de los mapas lemricos con los mapas atlnticos nos demostrar que las tierras deAustralia, Nueva Zelanda, Madagascar, parte de la Somalia, el Sur de Africa y el extremo meridionalde Patagonia han subsistido a travs de los sucesivos cataclismos desde los comienzos del perodolemrico. Lo mismo podemos decir de las partes meridionales de India y Ceiln, con la excepcin,respecto de esta ltima isla, de un temporneo hundimiento en la poca de Ruta y Daitya.Cierto es que an quedan restos del todava ms primitivo continente hiperbreo, tales comoGroenlandia, Islandia, Spitzberg, las partes septentrionales de la pennsula Escandinava y el cabo

    Norte de Siberia, que son las tierras ms antiguas del planeta.El Japn exista ya en la poca del segundo mapa lemrico, bien como isla, bien como parte de uncontinente. En dicha poca exista asimismo Espaa que, con excepcin de Escandinavaseptentrional, es probablemente la tiera ms vieja de Europa.El carcter indeterminado de las precedentes afirmaciones depende necesariamente de que durantelas pocas comprendidas entre los perodos correspondientes a los mapas ocurrieron hundimientos yelevaciones en diversas partes de la superficie terrestre.Por ejemplo, se nos dice que poco despus de la fecha del segundo mapa lemrico se hundi la

    pennsula malayica, permaneciendo sumergida hasta un nuevo alzamiento ocurrido antes de la fechadel primer mapa atlntico, pues la actual pennsula de Malaya aparece como parte de un grancontinente. Del mismo modo hubo en tiempos ms cercanos otros hundimientos y elevaciones no tanimportantes, por lo que tena razn Haeckel al decir que Inglaterra (14) ha estado alternativamenteunida y separada del continente europeo.

    A fin de esclarecer las ideas, acompaamos un cuadro con la sinopsis histrica de la vida animal yvegetal en nuestro globo, relacionada, segn Haeckel, con las contemporneas capas rocosas.En otras dos casillas del cuadro aparecen las razas humanas y los cataclismos geolgicos, segnsaben los estudiantes de ocultismo.De este cuadro se deduce que el hombre lemrico vivi en la poca de los reptiles y de los pinares.Los monstruos anfibios y los gigantes helechos del perodo permiano medraban todava en los climashmedos y calientes. Los plesiosaurios ictiosaurios rebullian en las tibias lagunas de la edadmesoltica, hasta que por el desecamientode la mayor parte de los :mares interiores predomin el enorme reptil terrestre llamado dinosaurio,mientras que los pterodctilos (15) no solo reptaban por el suelo, sino que volaban por los aires. El

    pterodctilo menor era del tamao de un gorrin, y el mayor, cuyas alas medan unos cinco metrosde largo, superaba a las ms corpulentas aves de hoy da. Los dinosaurios o dragones eran colosalesreptiles de rapia cuyo cuerpo alcanzaba de doce a quince metros de longitud (16) y posterioresexcavaciones han sacado a luz esqueletos todava mayores. El profesor Ray Lankaster, en la sesin

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    celebrada por el Instituto Real el 7 de Enero de 1904, di cuenta de que en los depsitoseolticos de los Estados Unidos del Sur se haba descubierto un esqueleto de brontosaurio que medaveinte metros de largo.Las estancias del arcaico Libro de Dzyan dicen: "A las cosas reptantes se aadieron animales convrtebras, dragones del abismo y sierpes voladoras. A los que reptaban por el suelo les nacieron alas.Los de largos cuellos que nadaban en el agua fueron los progenitores de las aves del aire."

    La ciencia moderna corrobora esta afirmacin, pues como dice Haeckel: (17) "Las aves ofrecen tanntima relacin con los reptiles en su estructura interna y desenvolvimiento embrionario, que sin duda

    proceden de una rama de este orden... La transformacin de reptiles en aves sobrevino por vez primera en la edad mesoltica y probablemente durante el perodo trisico".En esta poca vemos tambin que el pino y la palmera suceden a los helechos gigantes. En losltimos das de la edad mesoltica aparecen por vez primera los mamferos; pero los fsiles delmamut y del mastodonte, sus primeros representantes, se encuentran principalmente en las capas delos perodos eoceno y mioceno.

    El reino humano

    Antes de referirnos a lo que en aquellos primitivos tiempos debe entenderse por reino humano,conviene advertir que ninguno de los que hoy da poseen mayor o menor cultura mental y espiritual

    pudo vivir en aquellos tiempos, pues las mnadas ms rezagadas empezaron a reencarnar en las tresltimas subrazas de la tercera raza raz, mientras que las ms a vanzadas reencarnaron en las

    primeras subrazas de la raza atlante.Por lo tanto, y al menos durante la primera mitad de la tercera raza, es preciso ver en el hombrelemrico ms bien un animal destinado a alcanzar la etapa humana, que un hombre en el sentido quehoy damos a esta palabra; pues aunque los segundo y tercer grupo de Pitris, que constituyeron loshabitantes de Lemuria durante las cuatro primeras subrazas, haban dcsenvuelto suficientemente laconciencia en el manvntara lunar para diferenciarse del reino animal, faltbales an la chispa divinaque deba dotarles de mente e individualidad o, en otros trminos, ascenderlos a la etapa humana.

    Tamao y consistencia del cuerpo humano

    As es que la evolucin de la raza lemrica es uno de los ms oscuros al par que interesantes puntosde la lnea evolutiva del hombre; porque durante este perodo, no slo alcanz la verdaderahumanidad, sino que su cuerpo experiment profundas alteraciones fsicas y hubo dos mudanzas enel procedimiento funcionario de la reproduccin.Para explicar las sorprendentes afirmaciones que hemos de hacer respecto del tamao y consistenciadel cuerpo humano en este primitivo perodo, conviene tener presente que mientras los reinos animal,

    vegetal y mineral seguan el ordinario curso de su evolucin en este cuarto globo, durante la cuartaronda del actual manvntara, el reino humano hubo de recorrer rpidamente las varias etapasevolutivas porque pasara en las tres rondas anteriores. As es que los cuerpos de la primera raza raz,en que aquellos casi amentes seres haban de adquirir experiencias, nos hubieran parecidogigantescos fantasmas de materia astral, que poco a poco se densific hasta tomar consistencia fsicade grado etreo en la segunda raza raz, cuyos individuos hubieran sido igualmente invisibles paranuestro actual rgano de visin.Se nos dice que fu necesaria esta abreviacin evolutiva a fin de que el Manu y sus colaboradoresdispusieran de medios a propsito para perfeccionar el tipo fsico de la humanidad que hastaentonces no haba pasado del enorme cuerpo simiesco existente en los tres planetas fsicos, Marte,Tierra y Mercurio, durante la tercera ronda. Al llegar a la Tierra en la cuarta ronda la oleada de vidahumana, estaban animadas cierto nmero de estas formas simiescas por los residuos dejados en el

    planeta durante el perodo pralyico. Estas criaturas se incorporaron a la corriente humana tan pronto como la raza alcanz del todo el desarrollo fsico, y si bien se hubieran podido utilizar sus

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    cuerpos para la reencarnacin de las ms atrasadas entidades, era preciso perfeccionar la forma comolo hizo el Manu, elaborando en el plano astral el arquetipo creado por la mente delLogos.De la etrea segunda raza procedi la tercera o lemrica, cuyos cuerpos estaban ya constitudos degases, lquidos y slidos, es decir, de las tres ms densas subdivisiones del plano fsico, aunque con

    predominio de gases y lquidos, de suerte que la estructura vertebral no se haba osificado an como

    lo est en nosotros y, por lo tanto, no podan mantenerse en pie. Efectivamente, sus huesos eranflexibles y cartilaginosos como los denuestros nios; pues hasta el promedio del perodo lemrico no se osific el esqueleto humano.El tomo fsico permanente (18) basta para demostrar la posibilidad de que la forma etrea setransmutase en otra ms densa y que el esqueleto cartilaginoso se osificase segn est actualmente.El tomo fsico contiene la esencia de todas las formas porque ha pasado el hombre en el planofsico; y asimismo, por una parte, la potencialidad de una estructura sea tal como alcanz durante elcurso de la tercera ronda, y por otra, la potencialidad de una forma etrea con todas las fasesintermedias; porque conviene recordar que el plano fsico consta de cuatro sutilidades de ter, apartede los estados gaseoso, lquido y slido que

    muchos tienen por los nicos de la materia fsica.As, cada etapa evolutiva tuvo su peculiar procedimiento en remotas edades, y el Manu y suscolaboradores rodearon el tomo permanente de la debida clase de materia.

    Aparato visual

    El aparato visual de estas criaturas, antes de la osificacin esqueltica, fu rudimentario y consistien dos ojos frontales que les servan para buscar alimento por el suelo, hasta que despus naci enmedio de la frente un tercer ojo cuya reminiscencia es la glndula pineal, hoy centro nico de visinastral, y rgano entonces no slo de la vista astral, sino tambin de la fsica.Con referencia a los reptiles ya extinguidos, dijo el profesor Ray Lankesten, en una conferencia dadano ha mucho en el Instituto Real, que el agujero parietal del crneo de los ictiosaurios demuestra elconsiderable tamao del ojo pineal de estos reptiles, de lo cual infiere que el gnero humano fumenos corpulento que estos enormes lagartos acuticos, pues nosotros habamos perdido el tercer ojo que podemos estudiar en el lagarto comn, y mejor todava en el gran dragn azul del Sur deFrancia (19).Algn tiempo antes de promediar el perodo lemuriano, tal vez durante la evolucin de la tercerasubraza, empez a solidificarse poco a poco el gigantesco cuerpo gelatinoso ya tomar consistenciasea la cartilaginosa armazn de los miembros. Ya pudieron entonces mantenerse en pie aquellas

    primitivas criaturas, y los ojos frontales se convirtieron gradualmente en rganos de la vista fsica,aunque tambin sigui ejerciendo en parte esta funcin el tercer ojo hasta el fin de la poca lemrica,

    transmutndose en medio activo (como hoy lo es todava potencial), de la visin psquica que poseyla raza humana no slo durante todo el perodo lemuriano, sino hasta muy entrada la raza atlante. Esen extremo curioso que cuando la primera raza pudo mantenerse en pie y andar en posicin vertical,con igual facilidad caminaba hacia atrs que hacia adelante, no slo a causa de la capacidad visual deltercer ojo, sino tambin por la singular configuracin de los talones, a que luego nos referiremos.

    Descripcin del hombre lemrico

    Tomaremos por modelo descriptivo los hombres de una de las ltimas subrazas, probablemente laquinta.Eran de gigantesca estatura (de 3,70 a 4,60 mts), piel de color amarillento muy oscuro,mandbula inferior alargada, rostro chato, ojos pequeos y tan apartados uno de otro que lo mismovean de frente que de costado, mientras que el tercer ojo, abierto en lo alto de la cabeza, donde,como es natural, no brotaba pelo, les permita tambin ver en aquella direccin. En el sitio de la

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    frente tenan una faja de carne, y la cabeza se contorneaba en sesgo hacia atrs y hacia adelante deextraa manera. Los brazos y piernas, sobre todo stas, eran proporcionalmente ms largos que losnuestros y no podan doblarse enngulo recto en el codo ni en la rodilla. Las manos y pies eran enormes y los talones se alargabantoscamente hacia atrs. Llevaban la cara cubierta con una piel floja, algo semejante a la delrinoceronte, pero ms escamosa, que sin duda sera de algn animal hoy fsil. Cean su rala cabeza

    con otro pedazo de piel en tiras entrelazadas a estilo de cabos de cordel con borlas rojas, azules yotros colores de tonos vivos. En la manoizquierda empuaban un puntiagudo bastn tan largo como su cuerpo que, indudablemente les servade arma ofensiva y defensiva. En la mano derecha llevaban arrollado el extremo de una larga cuerdade fibras de una especie de planta trepadora, con la que arreaban a un enorme y horrible reptil

    parecido al plesiosaurio. Los lemurianos haban domesticado a este animal y se aprovechaban de sufuerza para cazar otros animales. El aspecto del hombre de esta raza, segn queda descrito, causabacierta repugnancia, pero no era del todo inculto, y representaba el vulgar trmino medio de las gentesde su tiempo.Muchos otros hubo de an menos humano aspecto hasta que la sptima subraza desarroll un tipo

    superior, aunque muy lejano todava del hombre de nuestra poca. Persistan la saliente mandbulainferior, los gruesos labios, el rostro chato y los ojos de estpida mirada; pero ya estaba determinadala frente y reducido considerablementeel alargamiento de los talones. Una derivacin de esta sptima subraza tena la ovoidea con el vrticemenor hacia arriba y los ojos muy apartados uno de otro y muy cerca del extremo superior.La estatura haba disminudo notablemente, y las manos, brazos, pies y piernas eran ms parecidas alas de los negros de hoy. Esta raza desenvolvi una importante y duradera civilizacin y por miles deaos domin a la mayor parte de las tribus que poblaban el vasto continente lemuriano, y aun en lostiempos de la decadencia prolongaron su

    podero por medio de ingertos matrimoniales con los rmoahles, primera subraza de la raza atlante.La progenie de esta consanguinidad retuvo muchos caracteres de la tercera raza, aunque en realidad

    perteneci a la cuarta, y adquiri por el cruce nueva potencia evolutiva. Su aspecto general no diferagran cosa de los actuales indios de Amrica, con la diferencia de que su piel tena un curioso

    pigmento azulado.Pero por sorprendentes que sean los cambios de estatura, complexin y aspecto del hombre duranteeste perodo, ms pasmosas todava son las alteraciones sobrevenidas en el procedimiento dereproduccin gensica que comprenderemos con menor dificultad si observamos las funcionessexuales hoy da actuantes en los reinos inferiores de la Naturaleza.Despus de citar el sencillsimo procedimiento gensico de autodivisin, y el de germinacin por yemas, dice Haeckel: ntimamente relacionado con la formacin de yemas est el tercer

    procedimiento gensico asexual de la gemacin o polisporogonia: En los nfimos organismos

    animales, sobre todo en los zofitos y gusanos, vemos frecuentemente que en el interior de unindividuo, compuesto de varias clulas, un pequeo grupo de stas se separa de las circundantes y poco a poco se convierte en otro individuo independientemente distinto del primitivo...La formacin de yemas germinales apenas difiere del procedimiento de gemacin; pero estrelacionada con un cuarto procedimiento de reproduccin asexual, la formacin de clulas grmenes(monosporogonia) que constituye el trnsito a la reproduccin sexual. En este caso, ya no es ungrupo de clulas, sino una sola, la que se separa de las dems y se desenvuelve al desprenderse delindividuo progenitor...La reproduccin sexual o anfignica es la ms comn entre las plantas y animales de las especiessuperiores. No cabe duda de que este procedimiento gensico apareci en tiempos ya muyadelantados de la historia terrestre, evolucionado de la generacin asexual y ms directamente de lagerminacin celular... En las principales modalidades de reproduccin asexual antes mencionadas(fisin, gemacin y germinacin celular), laclula o grupo de clulas separadas puede transformarse por s en un nuevo individuo; pero en la

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    los grupos segundo y tercero de Pitris lunares, tambin los hay procedentes del reino animalcorrespondiente al manvntara lunar. Los degradados remanentes de la tercera raza raz habitan enAustralia, isla de Andaman y Tierra de Fuego, y forman las tribus montaneras de la India, losselvcolas de Africa y otras tribus igualmente salvajes. Las entidades hoy encarnadas en estoscuerpos debieron pertenecer al reino animal correspondiente a los comienzos del actual manvntara.Es muy posible que alcanzaran el reino humano durante la evolucin de la raza lemrica

    y antes del cierre de puertas para las entidades venidas en tropel de abajo.

    Pecado de los amentes

    Los vergonzosos actos de los amentes, cuando el primer desdoblamiento de sexos, estn referidos enlas estancias del arcaico Libro de Dzyan y no necesitan comentario alguno."Durante la tercera raza, los animales invertebrados crecieron y se transformaron en vertebrados conchayas slidos. Primero se desdoblaron los animales y empezaron a procrear. Tambin se desdobl elser humano y dijo: Hagamos con ellos. Ayuntmonos y procreemos. As lo hicieron. Y los que notenan centella tomaron enormes hembras animalcas y de ellas engendraron razas mudas como ellos

    mismos eran. Pero se desataron sus lenguas.Las lenguas de su progenie permanecieron calladas. Engendraron monstruos. Una raza decorcovados monstruos de piel roja que andaba a cuatro pies. Una raza que haba de encubrir suoprobio".Un comentario antiguo aade : "Cuando la tercera se desdobl en sexos y cay en pecado alengendrar hombres animlicos, stos montaron en furia, y ellos y los hombres se destruyeronmutuamente. Hasta entonces no haba habido pecado.Al ver esto los Lhas, que no haban formado hombres, lloraron diciendo: Los amentes hanmancillado nuestras futuras moradas. Esto es Karma. Moremos en otras. Ensemosles mejor paraevitar que suceda cosa peor. As lo hicieron. Entonces todos los hombres quedaron dotados deManas. Vieron el pecado de los amentes".

    Origen de los monos pitecoides y antropoides

    La semejanza anatmica entre el hombre y los monos superiores, tan frecuentemente citada por losdarwinistas para probar su comn ascendencia, plantea un interesante problema cuya verdaderasolucin hemos de buscar en la esotrica explicacin de la gnesis del pitecoide. Dice La DoctrinaSecreta (22) que los descendientes de lossemihumanos monstruos nacidos del pecado de los amentes, fueron disminuyendo de tamao al cabode siglos, y densificaron ms y ms su cuerpo hasta parar, durante la poca miocena, en una raza demonos progenitores de los actuales pitecoides. Los atlantes del perodo mioceno cayeron en el

    mismo pecado de los amentes con las hembras de los monos de aquel tiempo, pero con plenaresponsabilidad de sus actos. Fruto de su pecado fueron los actuales monos antropoides. En la futurasexta raza raz, estos antropoides alcanzarn la etapa humana en los cuerpos de las ms nfimas tribusque a la sazn existan en la tierra.En el primer mapa est sealada la porcin del continente lemuriano en donde ocurri eldesdoblamiento de sexos y florecieron las subrazas cuarta y quinta. Caa dicha porcin al Este de lasregiones montaosas de que form parte la actual isla de Madagascar, en el centro del territorio

    bailado por el menor de los dos grandes lagos.

    Origen del lenguaje

    Segn dicen las estancias de Dzyan antes citadas, los hombres de aquella poca permanecan mudos,no obstante haber evolucionado ya fsicamente. Los astrales y etreos antecesores de la tercera razaraz no tenan necesidad de expresar

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    Durante todo el perodo atlante ardi sin cesar la gnerra y menudearon los combates en tierra y mar,hasta arraigar tan profundamente el sentimiento de lucha en la naturaleza humana, que aun hoy lasms inteligentes razas arias propenden con facilidad a guerrear unas con otras.Para bosquejar el desenvolvimiento de las artes entre los lemurianos, hemos de acudir a la historia dela quinta subraza. El desdoblamiento de sexos se haba ya cumplido, y el cuerpo humano eraenterameute fsico, aunque todava de gigantesca talla. La lucha ofensiva y defensiva con las

    monstruosas ieras estaba entablada, y los hombres vivan en chozas construdas con troncos y ramasde tosca labra. Al principio cada familia viva separadamente en los claros de las selva; pero prontocomprendieron que mejor podran defenderse de los ataques de las fieras reunindose en pequeascomunidades. Por otra parte, aprendieron a construir las chozas con piedras en vez de troncos, yaservirse de aguzadsimas lanzas de madera para atacar al dinosaurio y otras bestias feroces.Por entonces no conoca el hombre la agricultura, ni tampoco las aplicaciones y servicios del fuego.Sus cartilaginosos antecesores se haban alimentado de lo que encontraban al escarbar el suelo; peroya la posicin vertical les permita alcanzar los frutos de los rboles, aunque su principal alimento erala carne destrozada y cruda de animales.

    Instructores de la raza lemrica

    En la historia de la raza humana va a ocurrir un suceso de trascendentales consecuencias de msticaimportancia, porque su relato nos pone frente a seres que, no obstante pertenecer a muy distintossistemas de evolucin, se asocian por aquella poca a los destinos de la humanidad.A primera vista no se descubre el significado del lamento de los Lhas que no haban formadohombres; y aunque el descenso de estos seres a cuerpos humanos no es el suceso capital a quehemos de referirnos, conviene intentar alguna explicacin de su causa y resultados. Se nos dice queestos Lhas pertenecan a una sumamente evolucionada humanidad de un sistema que tuvo sus ciclosen un pasado indefinidamente remoto.Haban alcanzado los Lhas las cumbres de la evolucin en su cadena planetaria, desde cuyo trminogozaron de bienaventuranza nirvnica durante las edades intermedias. Pero el Karma los llevabaentonces a nuevo campo de actividad y de causas fsicas, por no haber aprendido an del todo laslecciones de compasin. Su tempornea tarea iba a consistir en guiar e instruir a la raza lemrica quea la sazn demandaba toda la ayuda y direccin que eran ellos capaces de dar.Sin embargo, tambin hubo otros seres que voluntariamente se encargaron de la misma tarea. Estosotros seres llegaron del sistema evolutivo cuyo planeta fsico es Venus, que ya est en la sptimaronda del quinto manvntara, o cadena planetaria, por lo que su humanidad es mucho ms elevadaque la terrestre, pues ellos son hombres divinos, al paso que nosotros todava somos humanos.Segn hemos visto, la raza lemrica estaba por entonces en la curva de conversin hacia la verdaderaetapa humana.

    Aquellos seres venan a desempear interinamente el cargo de educadores de la infantilhumanidad, como tal vez de aqu a muchos siglos habremos nosotros de ayudar a los seres que en el porvenir formen la humanidad de las cadenas de Jpiter y Saturno. Bajo la gua e influjo de estosseres, progresaron rpidamente los lemurianos en su desarrollo mental, pues los sentimientos deamor y reverencia hacia quienes reconocan incomparablemente ms sabios y grandes que ellos, setransmutaban en esfuerzos de imitacin que necesariamente iban convirtiendo el Manas superior envehculo capaz de transportar de una a otra vida las caractersticas humanas, en testimonio del flujode Vida Divina que infunde en la forma la inmortalidad individual. Como dicen las Estancias deDzyan: "Todos los hombres quedaron dotados de Manas".Sin embargo, cabe distinguir notablemente entre los excelsos seres procedentes de la evolucin deVenus y aquellos otros pertenecientes a una elevadsima humanidad en un previo sistema evolutivo,

    pues los primeros no estaban impelidos por Karma alguno y tomaron forma humana para vivir ytrabajar entre los hombres sin necesidad de asumir limitaciones fsicas, ya que podan construirsevehculos apropiados a su elevada espiritualidad.

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    Por otra parte, los Lhas haban de encarnar en cuerpos humanos de la raza entonces floreciente, ymejor hubiera sido para ellos y para la humanidad que no vacilaran en emprender ni demoraran elcumplimiento de su krmica labor, pues seguramente evitaran el pecado de los amentes. Adems,hubiera sido ms fcil su tarea, que no slo estribaba en actuar de guas e instructores, sino en

    perfeccionar el tipo de la raza, es decir, en desenvolver de la semihumana, semianimlica formaentonces existente, el cuerpo fsico del hombre futuro.

    Conviene advertir que por aquel tiempo la raza lemrica estaba constituda por el tercer grupo dePitris lunares; pero despus, al acercarse al nivel que en la cadena lunar alcanz el primer grupo, lesfu necesario a los de ste volver a encarnar, como as lo hicieron durante las subrazas quinta, sextay sptima (aunque algunos dilataron su reencarnacin hasta el perodo atlante), de suerte que conacumuladas fuerzas impulsaron el progreso de la raza. Los divinos seres procedentes de Venusfueron en la tierra monarcas, sacerdotes, inventores y maestros de artes, y en este ltimo conceptolos consideramos en la historia de la raza lemrica.Guiado por sus divinos instructores, aprendi el pueblo el uso del fuego y los medios de obtenerlo, al

    principio por roce y ms tarde por pedernal y hierro. Les ensearon a beneficiar, fundir y moldear losmetales, de modo que pudieron poner puntas de aguzado metal en los stiles de las lanzas.

    Tambin aprendieron el labranto de la tierra y a mejorar por el cultivo las semillas silvestres que, atravs de los siglos, se han convertido en los cereales de hoy: cebada, maz, mijo, avena, etc. Sinembargo, cabe notar una excepcin. El trigo no evolucion en este planeta, como los demscereales, sino que los seres divinos lo trajeron dadivosamente de Venus para alimento del hombre.

    No fu el trigo su nico don. Tambin trajeron de Venus la abeja, nica forma animal noevolucionada en nuestra cadena planetaria. Asimismo aprendieron por entonces los lemurianos elarte de hilar y tejer lienzos para vestirse con el basto pelo de un animal ya extinguido, semejante a laactual llama del Per, cuyo antecesor fu probablemente.Hemos visto antes que los primeros vestidos del hombre lemuriano fueron pieles de las bestias quemataban, y as las siguieron llevando durante mucho tiempo en los parajes fros del continente hastaque supieron aderezarlas y curtirlas toscamente.Una de las primeras cosas que aprendieron aquellas gentes fu a emplear el fuego en la coccin delos alimentos, al estilo que todava acostumbran las tribus salvajes. Respecto al don del trigo, tanmaravillosamente trado de Venus por los seres divinos, hemos de colegir que tuvo por mvil eldeseo de proporcionar desde luego al hombre un alimento que hubieran tardado muchsimos siglosen depararle las evoluciones del cultivo.A pesar de la ruda barbarie de los lemurianos durante las subrazas quinta y sexta, los que tuvieron el

    privilegio de estar en contacto con los divinos instructores experimentaron sentimientos dereverencia y adoracin lo bastante intensos para sacarles de su salvajismo. Por otra parte, laconstante influencia de los seres ms inteligentes del primer grupo de Pitris lunares, que por entoncescomenzaban a reencarnar, ayudles en el

    logro de mejores condiciones de cultura.

    Ciudades y monumentos

    Durante la sptima subraza ya ltimos de la sexta, aprendieron los lemurianos a edificar ciudades populosas, de ciclpea arquitectura, adecuada a los gigantescos cuerpos de la raza.Edificaron las primeras ciudades en la vasta regin montaosa del continente que, segn aparece enel primer mapa, comprenda la actual isla de Madagascar .

    La Doctrina Secreta (25) nos habla de otra ciudad construda enteramente con tmpanos de lava,que se asentaba unas treinta millas al Occidente de la actual isla de Pascua, y fu destruda por unaserie de erupciones volcnicas.Las gigantescas esttuas de la isla de Pascua, casi todas de ocho metros de altura por dos y medio deancho entre hombros, representan, probablemente, no slo las facciones, sino tambin la estatura dequienes las esculpieron, o tal vez de sus antecesores, pues dichas estatuas datan, segn toda

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    conjetura, de la poca de transicinentre las razas lemrica y atlante. Echaremos de ver que en el perodo relativo al segundo mapa, elcontinente de que formaba parte la isla de Pascua se haba ya hendido en varios trozos, uno de loscuales fu dicha isla, mucho mayor que lo es hoy, si bien comparativamente pequea.En diferentes puntos del continente e islas aledaas florecieron no desdeables civilizaciones conestablecidos regmenes urbanos y polticos; pero muchas tribus, parcialmente civilizadas, siguieron

    llevando vida nmada y patriarcal, mientras que en las partes ms escabrosas e inaccesibles vivan,como hoy sucede, las tribus msatrasadas e incultas.

    Religin

    Hombres de tan primitiva raza, apenas comprendan los conceptos religiosos. Todo lo ms, se les pudieron dar en un principio sencillas reglas de conducta y los ms elementales preceptos de moral.Durante la evolucin de la sptima subraza, los divinos instructores les ensefaron las formasrudimentarias de adoracin y les comunicaron la idea de un Ser supremo simbolizado en el sol.

    Destruccin del continente

    A diferencia del futuro destino de la Atlntida que pereci anegado por aguas diluviales, la Lemuriafu destruda por convulsiones ssmicas, y asolada por las ardientes cenizas y el gneo polvillo deinnumerables volcanes. Bien es verdad que a cada uno de los espantosos cataclismos atlnticos

    precedieron terremotos y erupciones volcnicas, pero luego de cuarteada y hendida la tierra vinieronlas aguas a hundirla de modo que la mayora de las gentes perecieron ahogadas, al paso que loslemurianos hallaron la muerte asfixiados por el humo o abrasados por el fuego. Otro notablecontraste entre el destino de Lemuria y el de Atlntida es que ste ltimo continente sufri cuatroespantosos cataclismos antes de su definitiva desaparicin, mientras que al primero lo fucorroyendo lentamente el fuego interior, pues desde la poca en q ue comenz el proceso dedesintegracin, hacia fines del perodo correspondiente al primer mapa, no ces un punto la actividadgnea, y ora en una, ora en otra parte del continente, siempre se mantuvo la accin volcnica hastadeterminar el total hundimiento y desaparicin de la tierra, exactamente como ocurri en Krakatoaen 1883.La erupcin de Monte Pelado, que hace algunos aos destruy la ciudad de San Pedro, capital de laMartinica, fu de naturaleza anloga a las que acabaron con el continente de Lemuria, y por lomismo resulta interesante el relato que de aquella erupcin hicieron algunos supervivientes. Delcrter de Monte Pelado surgi repentinamente una inmensa nube negra que, precipitndose conincreble velocidad sobre la poblacin, arras cuanto a su paso encontraba y en pocos minutos

    sembr la muerte en la ciudad, convertida en candente montn de inflamadas ruinas. Tanto en laMartinica como en la vecina isla de San Vicente, el fenmeno consisti en la sbita erupcin deinmensas cantidades de polvo candente, mezclado con vapor de agua, que descenda por las laderasde la montaa con increble velocidad. Cubri en San Vicente la lava valles de 30 a 60 metros de

    profundidad que meses despus de la erupcin estaba todava muy caliente, de modo que lascopiosas lluvias causaron enormes explosiones y levantaron nubes de vapor y polvo hasta 600metros de altura, con lo que los ros se llenaron de negro e hirviente limo.El capitn Freeman del vapor Roddam refiere un caso, en extremo doloroso, de que con sutripulacin fu testigo en la Martinica. Una noche, al echar anclas en una pequea ensenada sita unamilla de San Pedro, la montaa estall de modo que reprodujo exactamente la primera erupcin. Por fortuna hubo sntomas premonitorios del fenmeno, que les permitieron alejarse dos millas de aquel

    paraje y salvar la vida. En laoscuridad de la noche vieron resplandecer en la cumbre una brillante luz roja, y muy luego se dejaronor sordas detonaciones y cayeron disparadas por el aire, monte abajo, grandes piedras candentes.

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    Pocos minutos despus reson un crujiente ruido al que sigui un alud de encendida lava a milgrados centgrados que, desprendido del crter, rod por la falda de la montaa a la velocidad decien millas por hora. Para explicar este fenmeno, dijo el capitn que la erupcin no fu de lava

    propiamente dicha, sino de polvillo candente y vapor de agua. Sin embargo, como los volcanes erande tipo eruptivo, el capitn dedujo de sus observaciones que no sali lava porque los materialesvolcnicos eran pastosamente viscosos y no podan fluir en ordinarias corrientes. La teora de

    Freeman ha quedado confirmada desde entonces por posteriores observaciones que descubrieron enel crter de Monte Pelado, no un lago de lava derretida, sino un slido mazacote de roca gnea que

    poco a poco se fu levantando en forma cnica hasta alcanzar la boca. Tena unos treinta metros dealtura e iba aumentando de tamao segn creca la presin inferior que determin repetidasexplosiones de vapor, cuya fuerza expansiva disgreg gran parte de su vrtice. El vapor, comprimidoentre los poros de esta masa, quedaba libre a medida del enfriamiento y produca la explosin de laroca reducindola a finsimo polvo.(26)La observacin del primer mapa demostrar que en el lago situado al Sudeste de la vasta reginmontaosa hubo una isla formada por una gran montaa activamente volcnica. Las cuatro montaassituadas al Sudoeste del lago tambin eran volcnicas, y all comenz la disrupcin del continente.

    Los cataclismos telricos que siguieron a las erupciones volcnicas ocasionaron tales destrozos, queen el perodo relativo al segundomapa estaba ya sumergida una gran porcin de la parte meridional del continente.Caracterstica notable del suelo lemuriano, en los primitivos tiempos de su existencia, fu el grannmero de lagos, pantanos y volcanes que lo salpicaban; pero en los mapas slo aparecen algunasgrandes montaas volcnicas y los lagos ms extensos.Otro volcn comenz ms temprano su destructora obra en la costa Nordeste del continente. Losterremotos acabaron la disrupcin, y es muy probable que el mar sealado en el segundo mapa congran nmero de islas menores, al Sudoeste del actual Japn, indique el rea de las perturbacionesssmicas.El primer mapa nos muestra que hubo lagos en el centro del actual continente australiano, donde latierra es hoy sumamente seca y como apergaminada. En el perodo relativo al segundo mapa habanya desaparecido estos lagos, y parece natural conjeturar que aquellas regiones lacustres fuerondevastadas por los gigantescos volcanes del Sudoeste (entre Australia y Nueva Zelanda) con talviolencia que el polvo candentesec las aguas.

    Orgenes de la raza atlante

    Antes de terminar este bosquejo, convendr decir algo de los origenes de la raza atlante paraenlazarlos eslabonadamente con las postrimeras de la lemrica.

    Tratados anteriores sobre el mismo asunto afirman que el ncleo de nuestra quinta raza raz o razaaria, deriv de la quinta subraza o subraza semtica de la cuarta raza raz. Sin embargo, hasta el perodo de la sptima subraza, lemrica no tuvo la humanidad suficiente desenvolvimientofisiolgico para elegir con acierto individuos que sirvieran de tronco a una nueva raza raz. As esque la seleccin se llev a cabo en la sptimasubraza. La colonia elegida se estableci primeramente en las tierras que ocupan las actualescomarcas del pas de los ashantis y Nigricia occidental. El examen del segundo mapa nos muestraesta tierra como un promontorio situado al Noroeste de la isla continental que abarcaba el cabo deBuena Esperanza y parte del Africa occidental. Preservada durante muchas generaciones de todamezcla con tipos inferiores, fu multiplicndose la colonia hasta que estuvo dispuesta a recibir elnuevo impulso de herencia fsica que el Manu le haba de comunicar .Saben los estudiantes de Teosofa que hasta hoy ningn hombre de nuestra evolucin ha sido apto

    para desempear el excelso oficio de Manu aunque est escrito que los comienzos de la futura sextaraza raiz se encomendarn a uno de nuestros Maestros de Sabidura, quien mientras perteneci a

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    (10) Si bien subsistieron algunas porciones del continente, la desmembracin de Lemuria ocurriantes de la poca eocena.(11) Historia de la creacin, 11,325-326.(12) La Genealoga del Hombre.(13) Sobre la fauna ornitolgica de Madagascar y las islas Mascareas. Vase El Ibis, revistatrimestral de ornitologa.- Cuarta serie, I, 33d; 1877

    (14) Con mayor propiedad debiera haber dicho las islas de la Gran Bretafa e Irlanda, que estabanunidas en aquel entonces.(15) Historia de la Creacin, II, 226-7.(16) Lagartos con alas de murcilago.(17) Haeckel: Historia de la Creacin, II, 22-56.(18). En la obra titulada Lugar del hombre en el Universo, pgs. 76-80, encontrar el lector msamplia informacin acerca de los tomos permanentes de todos los planos y de sus potencialidadescon referencia al ciclo de reencarnaciones. (N. del A.)Tambin encontrar el lector amplia informacin sobre los tomos permanentes en la primera partedel valioso libro de la seora A. Besant: Estudio sobre la Conciencia. (N. del E.)

    (19) The Standart, 8 Enero 1904.(20) Ernesto Haeckel: Historia de la Creacin, I, 193 a 198.(21) La Doctrina Secreta, II, 197.(22) Tomo II, Seccin III.(23) Conviene advertir que los chinos descienden en su mayora de los turanios, cuarta subraza de lacuarta raza.(24) Doclrina Secreta, II.(25) Ob. cit. II.(26) The Times, 14/9/1903.(27) Al nivel alcanzado por estos seres llegar nuestra humanidad de aqu a muchsimos siglos, en lasexta ronda de nuestra cadena planetaria, y las mismas facultades trascendentales sern patrimoniode todos los hombres.