La Perdida de Un Ser Querido. El Duelo y El Luto

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    La prdida de un ser querido. El duelo y el luto.

    MARCOS GMEZ SANCHO

    www.mgomezsancho.com

    Introduccin

    La muerte significa la desaparicin y prdida de una persona querida y conduce a untrabajo de duelo. Toda prdida significativa entraa la necesidad de un duelo. El duelo, por otraparte, es un momento de la vida que probablemente todos nosotros habremos de conocer.

    Usted debe saber que el duelo no es ninguna enfermedad y, en principio, no necesita deterapeutas. La mayora de las veces, el proceso se resolver con el tiempo y la compaa ycomprensin de amigos y conocidos. Y, eventualmente, la ayuda del equipo teraputico.

    Ya sabe que la elaboracin del duelo necesita tiempo. Con razn escribi J. Jouvert:Dios ha ordenado al tiempo que consuele a los desgraciados.

    Es imposible que se resuelva un duelo sin experimentar dolor. Se puede decir que escomo un tnel, que para salir de l, hay que atravesarle. Y esto requiere un esfuerzo, untrabajo. Y por este motivo se habla del trabajo del duelo.

    Y es imprescindible, adems de tener dolor, poder expresarlo, exteriorizarlo. DecaShakespeare que El pesar oculto, como un horno cerrado, quema el corazn hasta reducirlo acenizas.En el mundo hedonista y tanatfobo de hoy, a las personas dolientes muy difcilmentese les autoriza a expresar su pena. Amigos y conocidos pueden escuchar atentos e intentarconsolar a la persona que est en duelo durante los primeros das. Pero enseguida el mensajecambiar: La vida sigue, No te atormentes ms, Tienes que intentar olvidar, frases quesuelen traducir lo que esas personas realmente estn pensando: Djame en paz, No hablesms de la muerte, en definitiva, No me recuerdes que yo tambin tengo que morir.

    Sobre todo durante los primeros das es muy necesaria la compaa de los amigos. Unaviuda deca: dnde estn las quinientas personas del funeral? La gente vuelve a su rutinadiaria y pronto el sufriente puede empezar a sentir el peso de la soledad. En estos momentos laayuda a estas personas puede reducirse a estar all y escuchar. El peso del dolor es tanto mssoportable cuantas ms espaldas cargan con l. En nuestro tiempo, las familias poconumerosas, la disminucin de los vnculos con los padres, la atomizacin de las relacionessociales hacen que toda la terrible carga de afectividad desencadenada por la muerte sereparta entre pocos y los destroce.

    La muerte de un ser querido es un desgarramiento profundo, pero que cura naturalmente, acondicin de que no se haga nada para retardar la cicatrizacin. El enlutado debe habituarse ala ausencia del otro. Como un hecho natural la muerte seguir provocando entre los msallegados un traumatismo tal que solamente una serie de etapas permitir curarlo.Corresponde a la sociedad ayudar al enlutado a franquear esas etapas, porque l no tienefuerza para hacerlo completamente solo. El duelo era ms social que individual.

    Duelo y sent im iento de culp a.

    Cuando muere alguien a quien amamos, sentimos dolor por haberlo perdido, y queda ennosotros una sensacin de vaco; asimismo, nos asaltan dudas relativas a la posibilidad de quenuestra hostilidad, falta de amabilidad o negligencia hayan contribuido a su muerte, o no

    tenemos la certeza, simplemente, de haber agotado los medios para hacer su vida ms fcil yfeliz. Y no tenemos el consuelo de obtener perdn y ser amados a pesar de nuestros defectos.

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    A ello se suman terribles remordimientos: ahora es demasiado tarde para hacer lo que nohicimos cuando el ser amado se hallaba con vida. De ah las autoacusaciones y lossentimientos de culpa.

    Algunas veces, el doliente puede tener algo parecido a un sentimiento de culpa por

    seguir vivo habiendo muerto su ser querido. As lo expresa Rosala de Castro en el siguientepoema, uno de los muchos que escribi tras la muerte de su madre:

    Y yo tranquila, he de gozar en tantoDe blando sueo y lecho carioso,Mientras herida de mortal espantoMoras en el profundo tenebroso?

    Otras veces los familiares piensan que no han hecho todo lo posible por cuidarle bien,aunque muchas veces se hayan esmerado y le hayan cuidado hasta la extenuacin. Estotambin puede generar sentimientos de culpa, casi siempre infundados.

    En el perodo del duelo, algunos familiares pueden tener dudas sobre los tratamientos osobre las decisiones que se tomaron durante la enfermedad de su ser querido, lo que puede

    generar sentimientos de culpa intensos. Si ste es su caso, no dude en ponerse en contactocon el mdico que le aclarar todas las dudas que usted pueda tener.Los sentimientos de culpa algunas veces tienen que ver con un deseo, ms o menos

    subconsciente, expresado verbalmente o no, de que el enfermo muriese. Esta idea suele llegarante el agotamiento que supone el cuidado prolongado a estos enfermos. Si usted ha tenidoalguna vez un pensamiento de este tipo debe saber que es legtimo y normal haber pensadoalguna vez de esa manera. Es absolutamente normal desear que todo termine cuando ya nohay ninguna esperanza y que, de una vez, todos, enfermo y familiares, puedan descansar. Y,por supuesto, nunca olvide que la muerte de su ser querido no ha tenido nada que ver con sudeseo.

    El duelo normal

    El trmino duelo normal, abarca un amplio rango de sentimientos y conductas que sonnormales despus de una prdida y que han sido enumeradas por Worden:

    Tabla I. Manifestaciones del duelo normal (Worden)

    Sentimientos TristezaEnfadoCulpa y autoreprocheAnsiedadSoledadFatigaImpotenciaShockAnheloEmancipacinAlivioInsensibilidad

    Sensaciones fsicas Vaco en el estmagoOpresin en el pechoOpresin en la gargantaHipersensibilidad al ruidoSensacin de despersonalizacinFalta de aireDebilidad muscularFalta de energaSequedad de boca

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    Cogniciones IncredulidadConfusinPreocupacin

    Sentido de presenciaAlucinaciones

    Conductas Trastornos del sueoTrastornos alimentariosConducta distradaAislamiento socialSoar con el fallecidoEvitar recordatorios del fallecidoBuscar y llamar en voz altaSuspirarHiperactividad desasosegadaLlorar

    Visitar lugares o portar objetos que recuerden al fallecidoAtesorar objetos que pertenecan al fallecido

    La mayora de los autores e investigadores opinan que la muerte de un ser querido esuna reaccin humana normal, por anmalas que sean (transitoriamente) sus manifestaciones,especialmente en los primeros momentos.

    La derivacin hacia duelo patolgico (o complicado) se plantea, sobre todo, cuando esasanomalas se extienden en el tiempo, se cronifican, o derivan a otro tipo de patologapsiquitrica que desborda la entidad del duelo en s mismo.

    Las fases del duelo norm al

    El desarrollo clnico del duelo pasa siempre por los mismos caminos que constituyen tresgrandes etapas: el comienzo, que se caracteriza por un estado de choque ms o menosintenso, el ncleo mismo del duelo que se caracteriza por un estado depresivo y la fase determinacin

    Los primeros momentos.

    Se corresponde con el choque inicial. A veces provoca vrtigos, nuseas u otrasalteraciones neurofisiolgicas, como temblor o alguna irregularidad en el ritmo cardiaco y lapersona puede encontrarse como flotando sobre una nube.

    La persona as golpeada, nos sorprende con su incapacidad, por ejemplo, para haceruna llamada telefnica y comunicar el fallecimiento a otros familiares.

    Con el anuncio de la llegada brutal de la muerte de una persona querida la primerareaccin es el rechazo, la incredulidad(No es posible No es verdad) que puede llegar hastala negacin manifestada por un comportamiento tranquilo e insensible o por el contrario,exaltado. A veces es un grito que marca la estupefaccin y el abatimiento del alma.

    Este estado de choque desencadenado por el anuncio de la muerte de una personaquerida es a la vez fsico y psquico. El choque es muy violento en caso de muerte sbita y msmoderado si la muerte era ms o menos esperada.

    Muy frecuentemente, en estos primeros momentos se siente un ciertoalivio y alegraporel fallecido (Gracias a Dios que ya no sufre ms) unido a un alivio personal (No creo que

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    hubiera podido resistirlo durante mucho ms tiempo). En este perodo se expresa muchagratitud hacia las personas que le han cuidado, especialmente hacia los mdicos y lasenfermeras y se tiene una sensacin de irrealidad o embotamiento: Todava no me hago laidea de que est muerto.

    Otra reaccin frecuente es la de hacer reproches a quien acaba de morir. Cmopuedes hacerme esto a m?! Es un reproche que por injustificado no deja de estar presente enmuchos velatorios. Un buen ejemplo de reproches al muerto lo constituye el libro Cinco horascon Marioescrito por Miguel Delibes.

    Despus del funeral, el viudo o la viuda sigue acompaado por sus amigos y familiares.Este tiempo generalmente est lleno de problemas prcticos que hay que solucionar, comotestamentos, posesiones, seguros que hay que reclamar y eso hace que la presencia deamigos o familiares eviten que se sienta la soledad.

    Hay que recalcar que el dolor profundo de un duelo, raramente se puede cambiar pormedios farmacolgicos. Nunca se automedique. Si cree que necesita ayuda, recurra a sumdico.

    Etapa central: el estado depresivo del duelo

    Es la fase de mayor duracin. Al principio, la imagen del desaparecido ocupa siempre ypor completo la mente del doliente. Con el paso del tiempo, alternan estos momentos derecuerdo doloroso con la paulatina reorganizacin de la vida externa e interna de quien hasufrido una prdida. Progresivamente, van espacindose ms y ms los recuerdos hirientes delser querido que nos dej.

    En esta fase se recuerda constantemente al desaparecido y se aorantantos pequeos detalles de la vida cotidiana que se compartan con el ser querido

    Esta etapa central est constituida por una autntica depresin que se instala ms omenos rpidamente despus de acaecido el fallecimiento y que va a durar algunos meses,incluso aos, en el caso de complicaciones en la elaboracin del duelo (duelos complicados y

    patolgicos). Esta fase no comienza inmediatamente despus de la prdida. No puede debutarhasta despus del perodo tormentoso de choque y por lo tanto hasta que la realidad de laprdida haya podido ya ser realmente (en buena parte por lo menos) aceptada.

    El estado depresivo del duelo hace que la persona, totalmente ocupada de su objeto,viva replegada sobre s misma. Desestima todo aquello que pueda alejarle de su preocupacin.Nada le interesa ya; para ella el mundo est vaco y sin atractivos. Por este motivo, hasta lasacciones ms simples pueden significarle un esfuerzo desproporcionado. Toda la atencin,toda la energa, se concentran sobre el objeto perdido. Todos los otros intereses parecen, porel momento, dejados de lado. As deca Robert Burton que Cuando el duelo aparece, lasdems pasiones desaparecen.

    El sufrimiento depresivo del duelo es la expresin y la consecuencia del trabajo deliberacin que se opera necesariamente despus de la prdida de un ser querido. Es la esencia

    misma del trabajo del duelo.Durante el largo perodo del estado depresivo del duelo a la intensificacin de la relacincon el desaparecido se asocia un sentimiento de gran soledad. Esta soledad no es solamentesocial, sino tambin emocional. Nada como el duelo descubre la soledad humana. La soledadde todos en cada uno. El dolor universal vivido por cada ser humano, uno a uno. Un dolorantiguo y renovado, presenteel verdadero dolor de la persona, cada vez sentido como nico.

    Muy caracterstico de esta fase es el soar frecuentemente con la persona desaparecida.En los primeros momentos, sobre todo, se pueden producir trastornos en el dormir, agitacin,insomnio, que pueden durar semanas. Hay un insomnio que se debe a fobia a dormir porpnico a tener pesadillas insoportables con el muerto, o, por el contrario, a la angustia quesupone el despertar tras un sueo gratificante en que se le vio vivo y normal. As lo expresabaRosala de Castro en el poema A mi madre:

    Ayer en sueos te viQu triste cosa es soar,

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    y que triste es despertarde un triste sueo ay de m!

    En esta etapa, se recurre por lo comn a la toma de sedantes e inductores del sueo, sin

    los cuales resulta a menudo insufrible afrontar la noche, la oscuridad, la soledad, el silencio. Siusted se encuentra en esta situacin es recomendable que no se automedique, sino queconsulte con su mdico y l le prescribir el medicamento ms ajustado a sus necesidades.Estos psicofrmacos hay que tomarlos el menor tiempo posible y ser su mdico quien har unseguimiento de su evolucin.

    En otro orden de cosas, es necesario recordar que si algn familiar est en tratamientoes importante vigilar que no lo deje los das posteriores al fallecimiento de su ser querido.Cuidado especial con los diabticos que usen insulina. Es frecuente que se pongan lasinyecciones y no coman como deben. La insulina al actuar les produce una hipoglucemia (sequedan sin azcar en la sangre) que puede ser muy peligrosa.

    Un fenmeno muy frecuente es el miedo de los sobrevivientes a contraer la mismaenfermedad que acab con la vida del enfermo, lo que conduce en muchas ocasiones a lasomatizacin. Usted debe saber que el cncer no es contagioso y que casi ningn tipo de

    tumor es directamente hereditario. Son miedos muy frecuentes.No se extrae si en algn momento usted siente algunos de los sntomas que tena suser querido antes de morir. Esta es una reaccin frecuente que expresa los lazos afectivosexistentes entre enfermo y familiares. Si la situacin persiste, no dude en visitar a su mdicoquien, si lo cree necesario, proceder a efectuar un examen fsico completo y a realizar laspruebas complementarias necesarias para que todos queden tranquilos.

    Los aos amenguan el dolor, pero no lo quitan. Quedan nostalgias que se pegan en elalma. De la muerte no se vuelve. Por ella se pasa a otra dimensin, como cada quien laconciba. Pero los muertos nos dejan la sensacin de una incomprensible lejana. Es lo que diceJoan Margarit en la introduccin de su libro de poemas dedicados a su hija Joana muy pocodespus de morir:

    De lo que siento acerca del maana, lo ms parecido a una certeza es que Joana yyo no volveremos a vernos. Cun distinta sera la vida si la muerte fuese esperarmuchos millones de aos para podernos encontrar de nuevo, aunque fuese tan slodurante unos breves instantes. Pero el abismo que nos separa es el abismo delnunca ms.

    El sobreviviente anhela volver a unirse al ser amado para siempre, en un modo deexistencia ms feliz que la vida terrenal. La vida despus de la muerte, al contrario de sta, noligar a dos seres humanos mediante el vulnerable vnculo del amor para luego separarloscruelmente, llevndose a uno y dejando al otro con vida. Un ejemplo muy grfico loencontramos en una estrofa del boleroEsprame en el cielode D. Antonio Machn:

    Esprame en el cielorogando por m a Diospara que pronto estemosjuntos all los dos.

    Para el autntico creyente, la seguridad de un reencuentro hace mucho ms llevadero elduelo.

    Efectivamente, una de las primeras reacciones de dolor en el duelo consiste en desearmorir, como el muerto. Reunirse con l, en el otro mundo, donde sea. As lo describe AmadoNervo en su poema Oh Muerte!:

    Muerte, cmo te he deseado!,con qu fervores te he invocado!,con qu anhelares he pedidoa tu boca su beso helado!Pero t, ingrata, no has odo!

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    No tome decisiones importantes durante los primeros meses o el primer ao. No sedeben tomar decisiones precipitadas acerca de la venta de un apartamento, traslado a otrolugar, decidir irse a vivir con una hija, etc. No es raro que el doliente se sienta incapaz de vivir

    en la casa, que se le cae encima por los recuerdos de la persona fallecida. El deseocompulsivo de vender la casa quiz se haga deprisa, con el riesgo de perder dinero y elconsiguiente arrepentimiento posterior.

    A veces se reciben muy malos consejos sobre estos asuntos o acerca de deshacerse detodo lo que perteneca al fallecido y que pueden resultar dolorosas en esos momentos. Sinembargo hay que recordar que se deben guardar cosas como fotografas, cartas, trofeos ymuchas otras cosas de orden personal que, aunque parezcan insignificantes, sern las queluego se conviertan en tesoros de valor emocional cuando el mundo (no el viudo o la viuda) yahayan olvidado que esa persona existi.

    Llega, por fin, un momento en el curso normal de las cosas, en el que la persona enduelo retoma las ganas de vivir, ganas de descubrir nuevos objetos, de establecer nuevoslazos.

    Etapa final del duelo: el perodo de restablecimiento

    Comienza cuando el sujeto mira hacia el futuro, se interesa por nuevos objetos, es capazde volver a sentir nuevos deseos y de expresarlos. Puede haber, y habr, perodos derecrudecimiento en fechas sealadas (navidades, cumpleaos, aniversarios, etc.) sin quesignifique salirse de la normalidad.

    Este perodo de adaptacin se manifiesta por el desarrollo de nuevas relacionessociales. Se separa de los objetos personales del fallecido, guardando solamente los queconsidera como particularmente evocadores y significativos. Confinado en su casa ysoportando las visitas, ahora acepta salir y ver progresivamente a parientes y amigos yestablecer nuevas relaciones. El estado depresivo se disipa, el dolor y la pena vandisminuyendo, la persona experimenta un alivio (estar de alivio se deca hace aos cuando

    una persona dejaba de estar de luto y cambiaba progresivamente las ropas negras por ropasgrises, blancas, malva).

    El poeta Trossero lo describe de esta forma:

    Cuando hayas terminado de aceptarque tus muertos se murieron,dejars de llorarlosy los recuperars en el recuerdo,para que te sigan acompaandocon la alegra de todo lo vivido...

    El final del duelo se manifiesta esencialmente por la capacidad de nuevo de amar.Algunas veces, bastantes por cierto, cuando una persona viuda establece una relacin

    afectiva con otra persona y piensa en normalizarla y hacerla oficial, puede tener grandesproblemas por sentimiento de culpa. Viven el acontecimiento con una gran culpabilidad ysensacin de deslealtad e infidelidad.

    Los hijos tambin pueden tener dificultades para aceptar esta situacin especialmente siprevn que puede haber una sustitucin del padre o la madre desaparecidos.

    Intervencin y soporte a las personas en duelo

    Worden describe cuatro procesos (Tabla II) que deben atravesar quienes sufren una prdidaantes de reencontrar el equilibrio y que, ms o menos, coinciden con las sugerencias dadas porPangrazzi para acompaar y ayudar a las personas que atraviesan un duelo y que l llamaVocabulario de la Misericordia. Se tratara de lo siguiente:

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    Tabla II. Intervencin y soporte a las personas en duelo

    Aceptar la realidad de la prdida

    Dar expresin al dolor producido por la prdida

    Adaptarse al ambiente en el que el difunto ya no est presente

    Invertir la energa emotiva en otras personas o relaciones

    1.- Aceptar la realidad de la prdida.-

    Es la premisa ms evidente, pero el paso ms difcil. Hay resistencias a corto y largoplazo a la hora de aceptar la irreversibilidad de la prdida. Como se dijo unas lneas ms arriba,el hecho de ver, incluso tocar el cadver y asistir a la ceremonia fnebre, puede facilitar laposterior y ms pronta aceptacin.

    Es preciso familiarizarse con el proceso del duelo. No es fcil, en nuestra sociedad, elcontacto con la muerte ni con las personas que acaban de sufrir de cerca el impacto de lamuerte.

    Ante el embarazo que nos provoca la situacin podemos pronunciar alguna frase que,con toda nuestra buena voluntad, suponga una clara impertinencia. Frases del tipo: Trata deolvidar, Dios lo ha querido, Slo los buenos mueren jvenes, Ahora es ms feliz en elcielo, etc. no ayudan para nada y pueden herir o desconcertar a aquellos que se intentaconsolar porque no se puede, con una simple frase, olvidar de golpe una vida tejida de afectos.No se puede minimizar el sufrimiento por una prdida. Una cicatriz sigue siendo una cicatriz yno es realista pretender que no existe. Mucho mayor puede ser el enojo ante alguna de lasfrases anteriores, si la persona a quien se pretende consolar resulta que no es creyente.

    Lo opuesto de aceptar la realidad de la prdida es no creer mediante algn tipo denegacin. Cuando la aceptacin no se produce, se puede llegar incluso a la momificacindelduelo, que llega incluso a situaciones extremas, como guardar el cadver del ser querido opartes de l en casa.

    Algunas viudas, meses despus de la muerte de su marido, pueden seguir poniendo dosplatos a la hora de comer. Otras veces se deja la habitacin tal y como estaba cuando lapersona muri. Algo de esto hay tambin en la conservacin en casa de la copa cineraria conlas cenizas del fallecido.

    Todo esto no es extrao a corto plazo pero se convierte en negacin si contina duranteaos. Un ejemplo de distorsin en vez de engao sera la persona que ve al fallecidopersonificado en uno de sus hijos. Este pensamiento distorsionado puede amortiguar laintensidad de la prdida pero raramente es satisfactorio y, adems, dificulta la aceptacin de la

    realidad de la prdida.La negacin del duelo es, al igual que la represin del mismo, una de las causas msfrecuentes del duelo complicado.

    Ya hemos reflexionado unas pginas atrs sobre cmo la falta de aceptacin de lamuerte puede dar lugar a un duelo retardado o inhibido. Esta aceptacin necesita tiempo, yaque ha de ser asumida no slo de forma intelectual, sino tambin emocional .

    La persona en duelo puede ser intelectualmente consciente de la finalidad de la prdidamucho antes de que las emociones le permitan aceptar plenamente la informacin comoverdadera. Es fcil creer que la persona amada est todava de viaje o que se ha ido otra vezal hospital. La realidad golpea duro cuando se quiere coger el telfono para compartir algunaexperiencia con la persona amada y se recuerda que no est al otro extremo.

    Lo primero, es necesario ver y tocar el cadver. Es la primera medida para constatar elhecho de que la muerte se ha producido realmente y este hecho, puede facilitar la aceptacin

    posterior y disminuir la intensidad o duracin de la fase de negacin, cuando existe. Sucede lomismo con el hecho de acudir al enterramiento (consolida la realidad de la prdida).

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    Ahora es fcil entender y reconocer el trabajo de los equipos de rescate en el mar o lamontaa para recuperar el cadver de un accidentado

    Lo mismo sucede tras las guerras y es lo que se llama duelo por un desaparecido. Para

    la segunda guerra mundial, su nmero, slo en el bando alemn, se estima en 1.2 millones desoldados y 200.000 civiles; sus familiares no han tenido hasta el da de hoy informacionesseguras sobre su destino.

    La importancia de los rituales de la muerte se evidencia, por ejemplo, cuando el hombrede todos los tiempos y culturas debe afrontar la muerte repentina, accidental, violenta yocurrida fuera de casa. Una de las grandes angustias humanas ante la muerte de unsemejante reside en no poder disponer del cuerpo ni poder realizar los ritualescorrespondientes al manejo del cadver y el entierro. Se ha sealado, cmo para ciertospueblos slo el enterramiento ritual confirma la muerte: el que no es enterrado segn lacostumbre no est muerto. Por lo dems, no se da por vlida la muerte de nadie hasta despusde cumplidas las ceremonias funerarias.

    Cuando no puede recuperarse, el cadver puede ser sustituido por algn smbolo.Algunas tcnicas de tratamiento psicolgico consisten en quemar una fotografa del fallecido,

    en el contexto de la relacin con el terapeuta, para enterrar al difunto.

    2.- Dar expresin al dolor producido por la prdida.-

    Es necesario dar lugar a los desahogos.Con frecuencia se abusa de psicofrmacos para controlar la ansiedad del doliente.

    Narcotizar el sufrimiento no hace que ste desaparezca: se pospone. El uso de estosmedicamentos debera estar reservado para casos muy puntuales y por perodos breves. Elamable mdico de familia que muy solcito seda a la viuda trastornada, est haciendo que lascircunstancias sean ms llevaderas para sus amigos y familiares, aunque le niegan a ella laexpresin completa de su dolor. El sufrimiento tiene una funcin muy importante. Inhibirlo, esactuar en contra de lo que realmente es mejor para la viuda.

    Cuando est indicado prescribir un sedante, como el momento inmediatamente despus

    de la muerte o cuando la familia y amigos tengan que retirarse y dejar a la persona sola, sedebe prescribir una benzodiazepina de vida corta, como el lorazepam o temazepam. Elnitrazepam est contraindicado porque su vida media larga produce confusin mental al dasiguiente y a veces hasta produce alucinaciones.

    Hay que recalcar que el dolor profundo de un duelo, raramente se puede cambiar pormedios farmacolgicos.

    Lo mismo se podra decir de la psiquiatrizacin del duelo. El duelo no es ningunaenfermedad y, en principio, no necesita de terapeutas. La mayora de las veces, el proceso seresolver con el tiempo y la compaa y comprensin de amigos y conocidos. Y,eventualmente, la ayuda del equipo teraputico

    Es imposible que se resuelva un duelo sin experimentar dolor. Se puede decir que escomo un tnel, que para salir de l, hay que atravesarle. Y esto requiere un esfuerzo, untrabajo. Y por este motivo se habla del trabajo del duelo.

    Y es imprescindible, adems de tener dolor, poder expresarlo, exteriorizarlo. DecaShakespeare que El pesar oculto, como un horno cerrado, quema el corazn hasta reducirlo acenizas.En el mundo hedonista y tanatfobo de hoy, a las personas dolientes muy difcilmentese les autoriza a expresar su pena. Amigos y conocidos pueden escuchar atentos e intentarconsolar a la persona que est en duelo durante los primeros das. Pero enseguida el mensajecambiar: La vida sigue, No te atormentes ms, Tienes que intentar olvidar, frases quesuelen traducir lo que esas personas realmente estn pensando: Djame en paz, No hablesms de la muerte, en definitiva, No me recuerdes que yo tambin tengo que morir.

    En estos momentos la ayuda a estas personas puede reducirse a estar all y escuchar.

    Y hay que llorar, si se siente necesidad de hacerlo. Deca Alphonse de Lamartine quedespus de su sangre, lo ms personal que puede dar un hombre es una lgrima.

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    En todo el mundo la gente se muere y cuando esto ocurre se producen ciertos procesosde despedida al que se marcha. El dolor nos enfrenta a una situacin en la que ms fcilmentepodemos establecer comparaciones entre respuestas culturales diferentes.

    3.- Adaptarse al ambiente en el que el difunto ya no est presente.-

    Esta tarea exige la participacin activa y decidida del doliente versus la pasivaperpetuacin de su incapacidad para seguir viviendo y para buscar creativa y flexiblemente unasana adaptacin a la nueva situacin.

    Adaptarse a un nuevo medio significa cosas diferentes para personas diferentes,dependiendo de como era la relacin con el fallecido y de los distintos roles que desempeaba.Para muchas viudas cuesta un perodo de tiempo considerable darse cuenta de cmo se vivesin sus maridos. Este darse cuenta muchas veces empieza alrededor de tres meses despusde la prdida e implica vivir sola, educar a los hijos sola, enfrentarse a una casa vaca ymanejar la economa sola.

    Cuando la gente viva su enfermedad y muerte en el hogar, la habitacin del

    ser querido muerto conservaba su memoria, algo quedaba flotando para siempre en el sitio,que se impregnaba de algn misterio, respeto y temor, incluso de un cierto olor.

    En muchas ocasiones, por el contrario, el motivo de ingresar a un enfermo en los ltimosmomentos de vida es precisamente el deseo de los familiares de que no quede en la casa elrecuerdo de su ser querido muerto. Le cuidan primorosamente durante semanas o meses, peronos piden que no muera en su domicilio.

    Los recuerdos. Los objetos personales del fallecido. Su nombre.

    Alguna vez hemos odo a una viuda contar la experiencia de su llegada a casa despusdel entierro del marido fallecido en el hospital despus de unas semanas de estar ingresado.

    La esposa haba estado acompandole en el hospital sin separarse de l y, por lo tanto, sin ira su casa. Es fcil imaginar la impresin de esta mujer: la chaqueta en la silla del dormitorio,los cigarrillos y las gafas en la mesita de noche, el ltimo libro al lado de la cama, el vaso deagua...

    Todos estos objetos personales del difunto, durante algn tiempo se reconocen comosignificativos, simblicos representantes de su antiguo poseedor, hasta que esa metfora se vadiluyendo, el objeto se hace neutro (sobre todo cuando deriva hacia el circuito mercantil) y llegaa manos de nuevos dueos.

    Cuando por fin los objetos personales del difunto cambian de dueo y se dispersan, seconsuma toda la muerte. Muerte total del muerto, consumacin del despojo. Aventadas suscenizas y disgregada su propiedad, queda todo el espacio desnudo para la mudanza y lasustitucin transferencial de los vivos. Es la expropiacin de la muerte, la exhumacin msinicua.

    En este sentido, es importante recalcar la importancia de cultivar los recuerdos de lapersona desaparecida, empezando por su nombre. Es muy frecuente que los amigos evitenpronunciar, delante de los deudos, el nombre de la persona desaparecida. Recordar a lapersona amada es un consuelo para los supervivientes: da significado a su relacin, a su dolor.Reevocar el nombre es teraputico.

    La estrategia de reevocar al desaparecido tiene el objetivo de ayudar a las personas enduelo a describir lo que era su vida antes de sufrir la prdida y dejar claro el confn entre esteperodo y la nueva situacin con la que han de enfrentarse.

    Aquello de No mentar la soga en casa del ahorcado puede hacer referencia a que,adems del nombre del fallecido, tambin se suele evitar hablar de cualquier cosa querecuerde a las circunstancias de la muerte. Realmente, con mucha frecuencia los familiaresdesean recordar detalles del acontecimiento y es una manera de elaborar y asumir la prdida.

    Es el miedo a la nostalgia. El rechazo a volver a los sitios donde se viviintensamente, donde cubrimos una parte importante de nuestra vida, donde amamos,disfrutamos y nos dolimos con una persona que ya no est.

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    Algunas veces los familiares rehuyen el pasar por la puerta de la oficina donde trabajabael enfermo o por otros lugares vinculados estrechamente con el desaparecido. Tambin sucedea veces que los familiares quieren visitarnos pero no se atreven a ir al hospital donde estuvoenfermo o muri su ser querido. Algunas veces por esto nos llaman por telfono o escriben

    cartas a los peridicos locales para expresar su agradecimiento por la atencin recibida.

    4.- Invertir la energa emotiva en otras personas o relaciones.

    Si las anteriores tareas se han acometido saludablemente, se lleva a cabo el retiro de lalbido del vnculo de quien muri. Muchas personas, equivocadamente, asimilan esto con undesleal olvido del ser querido y se resisten a permitirlo. El duelo es, bsicamente, un procesode cambio y con la muerte termina una vida, pero no una relacin. sta se modifica de unarelacin de presencia a una de ausencia, pero la desaparicin de alguien a quien amamos nonos obliga a olvidarlo.

    Una persona en duelo nunca olvida del todo al fallecido al que tanto valoraba en vida y

    nunca rechaza totalmente su rememoracin. Nunca podemos eliminar a aquellos que hanestado cerca de nosotros, de nuestra propia historia, excepto mediante actos psquicos quehieren nuestra propia identidad.

    El doliente incorpora a la persona desaparecida en otro nivel. Isabel Allende termina sulibro en el que relata la larga enfermedad de su hija hasta el momento de su muerte con estaspalabras:

    Adis, Paula mujer.Bienvenida, Paula, espritu.

    La disponibilidad de un superviviente para empezar nuevas relaciones depende no derenunciar al cnyuge muerto, sino de encontrarle un lugar apropiado en su vida psicolgica,un lugar que es importante pero que deja un espacio para los dems.

    Algunas veces, bastantes por cierto, cuando una persona viuda establece una relacinafectiva con otra persona y piensa en normalizarla y hacerla oficial, puede tener grandesproblemas por sentimiento de culpa. Viven el acontecimiento con una gran culpabilidad ysensacin de deslealtad e infidelidad.

    Glick y Parkes consideran que, un ao despus de la prdida, la persistentelealtad para con el marido desaparecido constitua el principal obstculo para un nuevomatrimonio. Muchas viudas todava parecan considerarse casadas con sus maridos muertos.

    En general, se puede afirmar que el superviviente ha completado su trabajo de dueloen la medida en que los objetivos citados arriba se han cumplido.

    El duelo se puede acabar, en cierto sentido, cuando la persona recupera el inters por lavida, cuando se siente ms esperanzada, cuando experimenta gratificacin de nuevo y seadapta a nuevos roles.

    Dos signos concretos indican que la persona est recuperndose de una prdida:

    La capacidad de recordar y de hablar de la persona amada sin llorar nidesconcertarse. George Sand, compaera sentimental de Chopin, lo describa demanera sencillamente magistral: Que mi recuerdo no envenene tus futuras alegras.Pero no permitas que tus alegras destruyan mi recuerdo.

    La capacidad de establecer nuevas relaciones y de aceptar los retos de la vida.

    El duelo es un momento de la vida que probablemente todos nosotros habremos deconocer. Sabemos que ayuda a madurar a las personas, que estimula sus facultadescreadoras, pero nada es ms perjudicial que un duelo frustrado o que no encuentra el modo deexpresarse adecuadamente. Es importante en consecuencia para el sosiego de todos que se loviva lo mejor posible. La asistencia al doliente, lo mismo que la asistencia al moribundo,constituye as una preocupacin fundamental para el equipo asistencial y los familiares.

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    BIBLIOGRAFIA GENERAL RECOMENDADA EN ESPAOL

    Sanz Ortiz J, Gmez Batiste X, Gmez Sancho M. Nez Olarte J. M.

    Recomendaciones de la Sociedad Espaola de Cuidados PaliativosMadrid: Ministerio de Sanidad y Consumo, 1993.

    Gmez Sancho M.Cmo dar las malas noticias en Medicina (2 ed)Madrid: Arn, 1998.

    Gmez Batiste X, Planas Domingo J, Roca Casas J, Viladi Quemada P.Cuidados Paliativos en OncologaBarcelona: Jims, 1996.

    Astudillo W, Mendinueta C, Astudillo E.Cuidados del enfermo en fase terminal y atencin a su familia

    Navarra: EUNSA, 1995.

    Gonzlez Barn M, et al.Tratado de Medicina Paliativa y tratamiento de soporte en el enfermo con cncerMadrid: Panamericana, 1996.

    Gmez Sancho M.Medicina Paliativa: la respuesta a una necesidadMadrid: Arn, 1998.

    Gmez Sancho M.Medicina Paliativa en la Cultura LatinaMadrid: Arn, 1999.

    Introduccin a la Medicina PaliativaCarlos Centeno CortsValladolid: Junta de Castilla y Len, 1998

    Cobo Medina C.El valor de vivir.Madrid: Ediciones Libertarias, 1999

    Cobo Medina C.Los tpicos de la muerte. La gran negacinMadrid: Ediciones Libertarias, 2000

    Cobo Medina C.Ars Moriendi. Vivir hasta el finalMadrid: Daz de Santos, 2001

    Gmez Sancho M.Avances en Cuidados Paliativos(Curso de Formacin a Distancia)www.gafos.com

    La prdida de un ser querido. El duelo y el luto.Marcos Gmez SanchoMadrid: Editorial Arn, 2004.

    Diagnstico: cncer. Cmo decrselo?Gmez Sancho M.

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    Madrid: Editorial Arn, 2004. (En prensa)

    Morir con dignidad.Gmez Sancho M.

    Madrid: Editorial Arn, 2004. (En prensa)

    LECTURA

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    Norbert EliasLa soledad de los moribundosMadrid: Fondo de Cultura Econmica, 1990.

    Peter NollPalabras sobre el morirBarcelona: Destino, 1990.

    Kbler Ross ESobre la muerte y los moribundosBarcelona: Grijalbo, 1972.

    Garrido C.Te lo contar en un viaje.Barcelona: Ares y Mares, 2002

    Margarit J.Joana. (Poemas)Madrid: Hiperin, 2002