La pastoral vocacional como eje transversal en todas las dimensiones de la formación I

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OSMEX PROVINCIAS DE GUADALAJARA Y MORELIA NOVIEMBRE 2012 TEMA: La pastoral vocacional como eje transversal en todas las dimensiones de la formación en los seminarios «La vida es vocación; ¡enciende tu vida!» OBJETIVO: Estudiar y analizar algunos elementos propios de una teología de la vocación, con su incidencia en la tarea formativa, de manera que nos permitan comprender mejor la vertiente vocacional como uno de los elementos que unifican e integran las distintas dimensiones de la formación y nos ayuden a vivir más vocacionalmente el proceso formativo. ORACION A MARÍA SANTISIMA 1 Maria, Estrella de la nueva evangelización, que desde el principio has sostenido y animado a los Apóstoles y a sus colaboradores en la difusión del Evangelio, aumenta en los sacerdotes en el alba del Tercer Milenio la conciencia de ser los primeros responsables de la nueva evangelización. Maria, Primera evangelizada y primera evangelizadora, que con fe, esperanza y caridad incomparables has correspondido al anuncio del Ángel, intercede por quienes están configurados a tu Hijo, Cristo Sacerdote, para que también ellos correspondan con idéntico espíritu a la llamada urgente que el Papa, en nombre de Dios, les dirige con ocasión del Gran Jubileo. Maria, Maestra de fe vivida, que has recibido la Palabra divina con disponibilidad plena, enseña a los sacerdotes a familiarizarse, a través de la oración, con esa Palabra, y a ponerse a su servicio con humildad y con ardor, de modo que continúe realizando toda su fuerza salvífica durante el Tercer Milenio de la redención. Maria, Llena de gracia y Madre de la gracia, 1 Congragación para el clero, El presbítero, maestro de la palabra, ministro de los sacramentos y guía de la comunidad, ante el tercer milenio cristiano, Roma 1999.

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OSMEX PROVINCIAS DE GUADALAJARA Y MORELIANOVIEMBRE 2012

TEMA: La pastoral vocacional como eje transversal en todas las dimensiones de la formación en los seminarios

«La vida es vocación; ¡enciende tu vida!»

OBJETIVO: Estudiar y analizar algunos elementos propios de una teología de la vocación, con su incidencia en la tarea formativa, de manera que nos permitan comprender mejor la vertiente vocacional como uno de los elementos que unifican e integran las distintas dimensiones de la formación y nos ayuden a vivir más vocacionalmente el proceso formativo.

ORACION A MARÍA SANTISIMA1

Maria, Estrella de la nueva evangelización, que desde el principio has sostenido y animado a los Apóstoles y a sus colaboradores en la difusión del Evangelio, aumenta en los sacerdotes en el alba del Tercer Milenio la conciencia de ser los primeros responsables de la nueva evangelización.

Maria, Primera evangelizada y primera evangelizadora, que con fe, esperanza y caridad incomparables has correspondido al anuncio del Ángel, intercede por quienes están configurados a tu Hijo, Cristo Sacerdote, para que también ellos correspondan con idéntico espíritu a la llamada urgente que el Papa, en nombre de Dios, les dirige con ocasión del Gran Jubileo.

Maria, Maestra de fe vivida, que has recibido la Palabra divina con disponibilidad plena, enseña a los sacerdotes a familiarizarse, a través de la oración, con esa Palabra, y a ponerse a su servicio con humildad y con ardor, de modo que continúe realizando toda su fuerza salvífica durante el Tercer Milenio de la redención.

Maria, Llena de gracia y Madre de la gracia,cuida a tus hijos sacerdotes, los cuales, como Tú, están llamados a ser colaboradores del Espíritu Santo para hacer renacer a Jesús en el corazón de los fieles. En el aniversario del nacimiento de tu Hijo, enséñales a ser fieles dispensadores de los misterios de Dios: para que, con tu ayuda, abran a tantas almas el camino de la Reconciliación y hagan de la Eucaristía la fuente y la cumbre de su propia vida y de la de los fieles que tienen encomendados.

Maria, Estrella en el alba del Tercer Milenio,continúa guiando a los sacerdotes de Jesucristo, para que, según el ejemplo de tu amor a Dios y al prójimo, sepan ser pastores auténticos y

1 Congragación para el clero, El presbítero, maestro de la palabra, ministro de los sacramentos y guía de la comunidad, ante el tercer milenio cristiano, Roma 1999.

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encaminar los pasos de todos hacia tu Hijo, Luz verdadera que ilumina a todo hombre (cfr. Jn 1, 9). Que los sacerdotes y, a través de ellos, todo el Pueblo de Dios, escuchen la afectuosa súplica que les diriges en el umbral del nuevo Milenio de la historia de la salvación: "haced lo que Él os diga" (Jn 2, 5). "En el año 2000 —nos dice el Vicario de Cristo— deberá resonar con fuerza renovada la proclamación de la verdad: "Ecce natus est nobis Salvator mundi" (Tertio millennio adveniente, n. 38).

ENCUADRE DE LA CUESTIÓN…

PREGUNTARNOS: La dimensión vocacional ¿está plena y explícitamente presente en todas y cada una de las dimensiones formativas, de tal forma que podemos decir VIVIMOS VOCACIONALMENTE LA TAREA FORMATIVA? Y si no es así, ¿a qué se debe o cuál puede ser el o los impedimentos? OPINIONES…

I. ELEMENTOS PARA UNA TEOLOGÍA DE LA VOCACIÓN

Vocación en su aspecto teológico. Para entender la vida como vocación, para vivir vocacionalmente la existencia y, por consiguiente, comprender y vivir las dimensiones de la formación desde una perspectiva vocacional, se requiere claridad en lo que es la dimensión teológica, antropológica y eclesial de la vocación.

Sólo así podemos ver que la vocación no es un añadido a la existencia o una especie de componente extrínseco de la misma, sino más bien algo esencial al mimo existir. Desde el primer momento en que somos llamados a existir, existimos, por así decir, vocados. La Constitución pastoral Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II así nos lo expresa:

«En realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado. Porque Adán, el primer hombre, era figura del que había de venir, es decir, Cristo nuestro Señor, Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación»(GS 22 § 1).

«Cristo murió por todos, y la vocación suprema del hombre en realidad es una sola, es decir, la divina» (GS 22 § 5).

Como podemos ver, el texto nos deja bien claro que no se puede pensar la vocación como un añadido que le sobrevenga a la existencia. Y sobre la dimensión teológica de la vocación nos puede ilustrar la expresión que al respecto nos presenta Bruno Forte:

«A la pregunta de si se puede hablar de teología de las vocaciones, responde Bruno Forte: “La acción teológica del misterio de Dios como vocación es como un diálogo eterno de amor en el que el Padre llama al Hijo y el Hijo responde. En este diálogo del amante y del amado entiendo la presencia del Espíritu como alguien que es al mismo tiempo el amor llamado y el amor que se da como respuesta. Creo que así aprehendo en las raíces eternas la estructura

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profundamente vocacional del misterio de Dios, pero también del misterio del hombre creado a imagen y semejanza del Dios trinitario. De esta visión teológica pasaría a la visión antropológica, es decir, a una visión del hombre desde la perspectiva del Dios trinitario, entendiendo al hombre sobre todo como oyente de la Palabra. Casi una antropología de la vocación, según la cual un hombre 'llamado' es el que es capaz de dar una respuesta: amado, ama; llamado, responde. En la comunidad es donde aprendemos el lenguaje de la llamada y de la respuesta y donde se nos sostiene para que respondamos y nos realicemos como oyentes de la Palabra. Y terminaría poniendo de relieve cómo esta triple dimensión teológica, antropológica y eclesial de la vocación necesita extenderse a toda la existencia humana, en su vertiente social e histórica, pero también en referencia al eschaton, o sea, a cuando Dios sea todo en todos, cuando todo el mundo sea la patria de Dios”»2.

Y en palabras del Papa Benedicto:

«La vocación no es fruto de ningún proyecto humano o de una hábil estrategia organizativa. En su realidad más honda, es un don de Dios, una iniciativa misteriosa e inefable del Señor, que entra en la vida de una persona cautivándola con la belleza de su amor, y suscitando consiguientemente una entrega total y definitiva a ese amor divino (cf. Jn 15, 9.16)»3.

PPT Teología de la vocación

TEOLOGÍA DE LA VOCACIÓN (GUIÓN PARA EL PPT)

SÍNTESIS: CONFRONTA “Plan Nacional” nn. 82-92 ; 117-295

“Dios llama a la persona, hombre y mujer, desde el principio, a ser su imagen y semejanza, para que así entre en comunión con Él. Por el Bautismo, lo llama a ser su hijo, gracias a la muerte y resurrección de Jesucristo y desde esta primera vocación Dios va llamando al hombre para que viva según el Espíritu en las diversas situaciones: en el Laicado, en el Ministerio Ordenado, en la vida de especial consagración.”

(Plan Nacional, n. 82)

1.- ¿QUÉ ES VOCACIÓN? ¿QUÉ NO ES VOCACIÓN?

VOCACIÓN NO ES:

1.- Una realización personal, como elección para desarrollar al máximo sus cualidades o aptitudes personales. Es una visión inmanente, pues

2 VITO MAGNO, Pastoral de las vocaciones. Doctrina, en: Diccionario de pastoral vocacional.3 Benedicto XVI en el mensaje que envió a los participantes en el segundo Congreso continental latinoamericano de vocaciones, celebrado en Cartago, Costa Rica, del 31 de enero al 5 de febrero de 2011.

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sólo considera lo que la persona tiene como posibilidades para elegir, pero no mira hacia fuera: la historia, la sociedad, las necesidades.

2.- Una opción altruista: que lleva a la persona a dedicar su vida al servicio del próximo. Se trata de ser buena persona y lanzarse a buscar el bien por medio de una profesión o forma de vida.

3.- Una profesión: se convierte en simple ayuda para elegir un oficio o una carrera; es una opción intelectual o laboral.

4.- Cuestión de gusto: realizando aquello que te fascina, te llena... Ni encontrar un espacio donde se puedan expresar tus inquietudes y explotar tus capacidades.

5.- Una forma o estado de vida: como matrimonio, celibato, maternidad. Son parte de una vocación pero no la definen.

6.- Un privilegio: de que Dios sólo concede “la vocación” a algunos escogidos, como sacerdotes, misioneros etc.

7.- Algo sagrado: es verdad que toda vocación es “sagrada” porque viene de Dios, pero esto no la convierte en algo reservado a unos cuantos, como cosa “rara”, que excluye a otros.

VOCACIÓN ES:

1.- Misterio que implica la relación que Dios establece con el hombre como ser único e irrepetible, llamada que espera una respuesta en lo profundo de la conciencia. (PNPV. 83) (dimensión teológica)

2.- Cuestión de estudio y de docilidad a la propia naturaleza humana, que ha sido creada y tiene la dimensión de “llamada” a la vida, al servicio, a construir un mundo justo y solidario. (dimensión antropológica)

3.- Un acontecimiento único en el cual la persona, dialogando con Dios, adquiere conciencia de una misión situada históricamente y se compromete a una respuesta concreta.

4.- Algo más global y profundo que el simple ejercicio de una profesión. Implica la totalidad de la persona.

5.- Es la encomienda de una Misión para extender el Reino de Dios.

6.- Es el compromiso de la persona ante el llamado de Dios en la historia personal y comunitaria.

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7.- Es la llamada permanente de Dios a cada persona y al Pueblo de Dios – Iglesia. Llamada amorosa de carácter vital, que lleva a una respuesta en el cumplimiento de una misión, dentro del plan salvífico de Dios.

CONCEPTO DE VOCACIÓN:

Normalmente se le considera como concepto reductivo, excluyente, como un don que es sólo para algunos. Se llega a utilizar, en este sentido, la expresión “tienes vocación” o “no tienes vocación”. Cuando se reduce la vocación de esta manera, se tienden a privilegiar las tendencias personales. Aparece así un lenguaje confuso: “sentir” el llamado, el “gusto” por la vocación, “la inquietud vocacional”. Parecería que el centro de la experiencia vocacional está en los afectos, sentimientos, sensibilidad, en la opción individual; parece que sea un asunto entre Dios y el individuo nada más.

Frente a esta idea, la Palabra de Dios nos revela la vocación como un don universal del creador para todos y cada uno de los hombres. La llamada de Dios muestra al pueblo su destino en la historia y en cada momento de esta historia: “Ustedes son un pueblo elegido por Dios, un pueblo sacerdotal”. Pero esta perspectiva se amplía aún más al considerar a ese pueblo como un signo y un medio para la salvación universal. Dios llama ciertamente a todos los hombres, y en especial a los bautizados, que tienen conciencia de este don.Aquí está el cambio de concepción que nos interesa: pasar de la conciencia del llamado individual a la conciencia de convocación en la fe. Ser llamado significa sobre todo participar en la comunión, donde cada uno de los carismas edifica el cuerpo entero. La vocación personal específica se entiende entonces como función comunitaria al interno de un solo cuerpo y un solo espíritu. No como una realidad distinta, ni mucho menos superior. La consecuencia para la vida espiritual es clara: hay que subrayar la espiritualidad cristiana, común a todos, antes que lo específico de una vocación. Lo importante es que seamos auténticos cristianos, y desde allí podremos esperar buenos laicos, sacerdotes y religiosos.

El concepto verdadero y amplio de la vocación hace que luego la pastoral vocacional deje de ser una acción marginal y comience a ocupar un puesto central, tanto en la vida de la comunidad como en la historia personal de cada uno de los creyentes. La máxima contradicción (superarla) consiste en ser creyentes sin conciencia de la propia vocación.

2.- ELEMENTOS DE LA VOCACIÓN (PNPV. Nn. 89-92)

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La vocación es un proceso vital de comunicación entre Dios y la persona, que rebasa el significado etimológico del término "vocare” (llamar). La vocación, en su nivel más profundo, es una experiencia de Amor: Signo del encuentro de amor entre el Señor que llama y el discípulo que responde.

El seguimiento del Señor en su expresión más radical, se centra en una relación personal de enamoramiento: no nos entregamos a una "idea", ni siquiera a una "causa", sino a una persona: "Quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará" (Mc, 8,35). El Señor nos cautiva. Al hablar de la imitación de Cristo Jesús, se hablará de idoneidad para una u otra forma de vida. Y es que si hablamos de Amor, no podemos imaginar que Dios nos pida seguir un camino para el que no nos dé la aptitud, al menos básica. Dios nos llama, a la vez, a nuestra felicidad, nuestra salvación y a una negación total de nosotros mismos.

Cuando se dice "tú no tienes vocación para esto o aquello", aludimos no al llamado, sino a la idoneidad para tal o cual camino. En este proceso aparecen varios elementos que constituyen la estructura básica de la vocación:

1º LA LLAMADA. Es iniciativa gratuita y amorosa de Dios que en un proceso dinámico se dirige a todos los hombres. Él da a cada uno de ellos, en su situación histórica, una vocación única e irrepetible para desarrollar al máximo sus potencialidades y ser una nueva criatura en Cristo Jesús.

2º LA RESPUESTA: Es la disponibilidad ante Dios que llama, comprometiéndose toda la persona en el seguimiento de Jesús. Es personal, libre, consciente, responsable y dinámica. Parte de una profunda inspiración de fe. Expresamos esta realidad de manera global con el término "opción". La respuesta se da en el cumplimiento de la misión recibida, en unas condiciones históricas concretas.

3º LA MISION: Es la tarea evangelizadora que el Espíritu encomienda a la Iglesia. La misión toma rasgos específicos en cada uno de los convocados en la Iglesia y en las diversas situaciones históricas, siempre

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en orden a la edificación del Reino de Dios. Es el fin del acontecimiento vocacional. La comunidad es el espacio vital en el cual se desarrolla la vocación - misión.

3. NIVELES DE LA VOCACIÓN

El proyecto vocacional de una persona va madurando a partir de la llamada a la existencia, desde donde irá descubriendo la existencia de los otros niveles que se irán integrando al primero, no como niveles yuxtapuestos, sino como niveles de crecimiento integrales en el ser de la persona misma. El hombre ha sido llamado en la existencia a ser plenamente humano, persona (vocación humana). Asimismo, es convocado en un proyecto de crecimiento en el amar mediante el llamado a la fe en Cristo Jesús, a ser plenamente cristiano-hijo de Dios (vocación cristiana), y se expresa de forma concreta y específica por la participación en la misión y vida de la Iglesia, para la construcción del Reino (vocación especifica).

Primer Nivel: Vocación Humana

Cada hombre es un ser único e irrepetible, llamado por Dios a la existencia en un proceso de maduración en el que se descubre como persona, lleno de posibilidades y potencialidades, con limitaciones y necesidades. Este proceso se realiza en relación consigo mismo, con Dios, con los demás y el mundo que le rodea. La vida como vocación, está más allá de la casualidad biológica, es la irrepetibilidad de la persona. Es el llamamiento a ser persona, a descubrirse y construirse como tal, pues la llamada de Dios constituye a la persona como tal. El proyecto de maduración en este nivel será ciertamente el descubrimiento de sí mismo como persona, como un ser lleno de posibilidades y potencialidades que se van descubriendo y se van madurando, como un ser con limitaciones y necesidades, pero sobre todo como un ser capaz de relacionarse con los demás. Todo crecimiento vocacional se realiza en un camino de crecimiento humano, cultivando una serie de cualidades en vistas a una formación de personalidades equilibradas, sólidas y libres. Para esto en necesario un gradual conocimiento y aceptación de sí.

Segundo Nivel: Vocación cristiana

El hombre llamado a la vida, descubre además un llamado a la Fe, que es adentrarse a la aventura de un Dios que se le revela en su caminar. Por este segundo llamado descubre que Dios es Padre y que le llama por Jesucristo para ser su hijo en una vida de santidad. Este es el

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llamamiento a ser de Cristo y en Cristo, hijos de Dios. Por el Bautismo hemos sido "incorporados a Cristo, en su muerte y en su Resurrección" y podríamos decirlo así, en su vida total.

El Ser en Cristo no es un añadido al ser de la persona, sino la integración de su ser dividido por el pecado y que viene a dar respuesta a las exigencias más profundas y auténticas del ser. Esta es la vocación fundamental, no hay mayor dignidad que la de ser cristianos, "hijos de Dios" en el Hijo Jesucristo. Dios ha llamado de la nada, habiéndonos predestinado desde antes de la creación del mundo, para ser "hijos en el Hijo". La vocación cristiana "engloba y hace auténtica la vocación humana como tal. Con un sólo y único acto Creador del amor de Dios, el hombre es llamado a la existencia y orientado hacia Cristo, plenitud del hombre y ápice del plan que Dios tiene sobre él. La elección vocacional hunde sus raíces en una vida profundamente cristiana, nutrida por la oración y los sacramentos.

Tercer Nivel: Vocación Cristiana Específica

El llamado a la fe implica una adhesión consciente a Cristo, ya que el encuentro con él transforma a la persona, de manera que el ser cristiano no puede darse de forma abstracta o etérea, sino que pide situarse en una forma de ser cristiano concreto (como laico, como consagrado o como ministro ordenado) que nos permite dar nuestra aportación especifica en la construcción del Reino. Así el proceso de madurez humana y cristiana, se desenvuelve en un compromiso gradual, dentro de la Iglesia para el mundo.

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LECTURAS

“Vivir vocacionalmente” Presbítero Víctor Manuel Jiménez Gómez (Padre Toto) de Costa Rica

Viernes 30 de Abril del 2010, Año Sacerdotal

Viernes 30 de Abril del 2010, Año SacerdotalQuien vive sumergido en esa distracción, en ese sueño profundo, puede llegar a pensar que el Llamado de Dios fue una realidad del pasado, una reliquia de la historia. Pero hay que proclamarlo con alegría y valor: ¡Dios llama! ¡Dios sigue llamando! ¡Llama personalmente! ¡Llama a todos! ¡Te llama a ti!

Dejar de estar distraído equivale a vivir vocacionalmente. Es decir, vivir en un ambiente de escucha y de respuesta. Escucha de las necesidades de los hombres, a través de las cuales se hace audible la Voz de Dios; respuesta que pone en trance tu corazón y te lleva a un compromiso de fe, a una opción.

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Cuando comienzas a vivir respondiendo a la realidad que te rodea, tu vida se llena de un sentido nuevo, se plenifica. Pese a cualquier circunstancia adversa, comienzas a ser feliz. Una persona que vive vocacionalmente está ya marcada con el sello de la alegría, porque comienza a unificar su existencia en armonía con los demás hombres, con el mundo y con Dios.

Por ello se dice que la vocación te configura con el auténtico modelo humano según la creación de Dios, te lleva a reproducir los Rasgos de Cristo, el hombre en plenitud. Eres feliz porque te identificas con Cristo en el proyecto de una vocación específica.

Pero cualquier vocación, auténtico camino de felicidad, no se experimenta exclusivamente con gozo. Percibir el llamado de los hombres y de Dios ocasiona con frecuencia una gran turbación. En la experiencia de muchos hombres aparece la vocación como problema. Ante el proyecto grande de Dios puedes experimentar muchos temores. No será raro que cuando comiences a considerar un proyecto vocacional para ti, caigas en indecisiones que puedan hacerte sufrir.

Incluso puede ser que experimentes sentimientos contradictorios y desconcertantes: alegría e inquietud, valentía para mirar al futuro y temor de arriesgar lo más precioso de ese futuro; un anhelo de entregarte y pereza de desprenderte de aquello que el mundo en que vives te ofrece.

Busca desde lo más hondo de tu ser hallar el camino adecuado. Necesitas vivir vocacionalmente. Porque la vida se define con propiedad, como una aventura, y al considerar tu vocación, te asomas, como a una ventana, a la aventura única e irrepetible de tu vida.

¡Dios te llama! Ésta es una buena y grande Noticia, la Buena Noticia de Jesús para ti. Y su Llamada es el Signo más elocuente de su Amistad incondicional, de su Amor para ti. Porque al llamarte eleva el sentido de tu existencia, convirtiéndote en un colaborador de su Plan de Salvación. Cuando captas su Llamada, no puedes dudar de que el motivo de esta relación personal es el Amor.____________________________________________

El amor es la mayor fuerza vocacional

23 de septiembre de 2012 por joseferjuan; Sacerdote escolapio.

El mundo cristiano anda preocupado por las vocaciones. En todas sus dimensiones. Sea a la vida sacerdotal o consagrada, sea monástica o activa, sea también la vocación doméstica, matrimonial y familiar. Me corrijo a mí mismo. El mundo cristiano, no. Principalmente el mundo occidental, que ha quebrado y demostrado su fragilidad estructura y el leve compromiso que tiene con valores fundamentales y radicalmente cristianos. Ha olvidado el origen del amor y el esfuerzo de la solidaridad, moviéndose a impulsos de apetencias, satisfacciones y ganas o desganas. La crisis vocacional sólo es un impacto,

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muy visible y muy fuerte, sobre las raíces de una sociedad entera y de un estilo de vida que se va desmoronando.

Sólo el amor es digno de fe, escribió von Balthasar. Y sólo el amor puede llamar al hombre a dar la vida entera, a vivir vocacionalmente. Sólo el amor, y no otras cuestiones más o menos importantes. Porque al final nos damos cuenta de que sólo el amor era lo necesario, sólo el amor constituía lo esencial, sólo el amor hacía creíble el mundo de espejismos en el que vivimos, y sólo el amor atrapa lo suficiente como para no dejar jamás a alguien. Sólo el amor, no otros cuentos.

Y hoy, esto que digo, lo he escuchado de un joven que está precisamente en discernimiento vocacional. Lo que más le mueve y remueve, lo que más le conduce a Dios y le aproxima al Misterio de Cristo, es el amor que ve, palpa y encuentra tangible y presente en el entorno. El “mirad cómo se aman”, el “mirad cómo se quieren.” Dicho de otra manera, y en conclusión, no habrá vocaciones realmente fuertes, ni crecerá su significatividad y vida hasta que no sean amados y queridos verdaderamente. Amados y queridos en su vocación. Amados y queridos como sacerdotes, como religiosos, como matrimonios. Hay que amar las vocaciones de la Iglesia, sin distinción y mucho, sin competitividad y originalmente, para que crezcan y nazcan. Porque toda vida nace del amor, del Amor.

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Conferencia a la Familia Josefina

P. Agustín Petroselli, c.s.j.

PASTORAL DE LAS VOCACIONES

Detrás de cada uno de nosotros, de cada consagrado y de cada cristiano comprometido, ha habido una variedad de personas que se han puesto a su servicio, que lo han formado, que han orado por su vocación, que han descubierto sus capacidades y que han despertado en él los grandes deseos de hacerse disponible a los llamados del Señor, lo han motivado en el cariño a los más pobres, lo han ayudado a discernir la voluntad específica de Dios, le han propuesto una espiritualidad y un carisma para vivir, lo han capacitado para asumir un compromiso definitivo con Jesucristo, en un estado de vida, en un carisma y en un servicio específico en la comunidad.

Esta es la Pastoral de las vocaciones: ayudar a cada cristiano a que descubra, en si mismo y en su historia, las llamadas del Señor, la misión que tiene como cristiano en el mundo.

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Juan Pablo II (Novo Millenio Ineunte, 46): “Es necesario y urgente organizar una pastoral de las vocaciones amplia y capilar; que llegue a las parroquias, a los centros educativos, a las familias, suscitando una reflexión atenta sobre los valores esenciales de la vida, los cuales se resumen claramente en la respuesta que cada uno está invitado a dar a la llamada de Dios, especialmente cuando pide la total entrega de sí y de las propias fuerzas para la causa del Reino”.

Esta nueva propuesta del Papa para encarar la pastoral de las vocaciones en el tercer milenio repropone un “SALTO DE CALIDAD” en la pastoral vocacional.

Este salto de calidad supone entrar en un proceso:

a) De una pastoral vocacional, motivada por indigencia y por la crisis vocacional, a una pastoral de vocaciones como expresión coherente y estable de la maternidad de la Iglesia (Congregación, Carisma) que siempre engendra vida. (Comunidad – Iglesia ministerial, servidora, donde todos viven y ayudan a vivir la madurez de la Fe: La Vida engendra Vida).

b) De una pastoral vocacional orientada a resolver el problema de las vocaciones consagradas (sacerdote, religiosos/as) a una past. Vocacional que promueva todas las vocaciones (voc. Laical, matrimonial, religiosa, sacerdotal...) Todos llamados y todos animadores de las vocaciones. Promover una “Cultura vocacional”....

c) De una past. Vocacional destinada solamente a los posibles candidatos al sacerdocio o vida consagrada, a una past. Vocacional extendida a todos (niños, jóvenes, laicos, familia, grupos, movimientos, ...), pues todos tiene el derecho y el deber de descubrir el plan de Dios sobre su vida.

d) De una past. Vocacional de reclutamiento a la de ayudar a las personas a que sepan discernir el plan de Dios sobre su vida.

e) De una “patología del cansancio” (aquí no hay vocaciones, los jóvenes de hoy ya no quieren, el tiempo y la sociedad de hoy....) al valor de hacerse interrogantes oportunos sobre nuestras formas de ser y de actuar, y encontrar impulsos nuevos desde una refundación de nuestra vida consagrada:

- la propuesta vocacional parte necesariamente de la fuerza que tenemos de decir “vengan y vean...”, se acredita por la calidad de nuestra vida.

- Renovar el lenguaje de la animación vocacional, VOCACIONAR más el lenguaje pastoral, encarnado en las culturas juveniles, y a la vez sencillo, atrayente, claro, auténtico...

f) De una Oración para las vocaciones desencarnada y “estéril”, a una Oración comprometida que involucra a la acción pastoral vocacional...

La reflexión de estos últimos 20-25 años sobre la teología de la vocación, la renovación de la pastoral vocacional, de su pedagogía, nos llevan a unos criterios de pastoral vocacional, bastante asumidos ya en muchas Iglesias particulares y Congregaciones:

1.- La pastoral vocacional se mueve en diversos niveles:- hay una past. Vocacional genérica, dimensión necesaria de todo tipo de

pastoral: todos los grupos y todas las pastorales (catequesis, juvenil, familiar, educación etc.) son un camino vocacional, una respuesta a Dios que llama a la santidad, a opciones progresivas de Fe, a la misión, a la

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construcción del Reino... Todos somos llamados a vivir y a promover esta “CULTURA VOCACIONAL”.

- Hay una pastoral vocacional como servicio específico dentro de la pastoral: es el ministerio de Animación vocacional. En cada comunidad o Diócesis hay un grupo de SERVICIO de ANIMACIÓN VOCACIONAL (SAV), compuesto de todas las vocaciones, que animan, promueven, tienen despierto, y ayudan el proceso vocacional, de todas las vocaciones específicas, y acompañan especialmente a los jóvenes en el discernimiento.

- Hay una pastoral vocacional como propuesta y acompañamiento del propio carisma: el centro en este caso ya no son las vocaciones específicas o los estados de vida (laico, religioso, sacerdote) sino el Don del Carisma, que es propuesto como estilo de vida para todas las vocaciones. Ej: Familia Pasionista, Familia Josefina etc.

- Hay una pastoral vocacional como propuesta y acompañamiento de la propia vocación específica (Laico, religioso, Josefino, Franciscano, sacerdote...).

Estas varias dimensiones son incluyentes, o sea que se ayudan la una con la otra, y todas tienen que estar presente a la hora de pensar y actuar en la pastoral de las vocaciones.

2.- El trabajo de pastoral vocacional necesita de mayor especialización y de muchas personas que trabajen en equipo.

- especialización: tener claros los objetivos y las estrategias, tener una buena programación y planeación, revisar lenguajes y propuestas, que sean inculturadas y con una pedagogía apropiada (como camino de opciones, sin saltos ni atajos).

- Trabajar en equipo: ya desapareció la figura del “promotor vocacional solitario”. La past. Vocacional necesita un equipo, conformado por laicos, religiosos, sacerdotes. Es el signo y expresión de que la past. Vocacional es fruto de la comunidad. Uno de los objetivos que reproponemos en nuestras comunidades es exactamente esto: reconstruir un equipo de animación vocacional. Primer compromiso: capacitarse, participar al Curso Básico de Pastoral vocacional, en la Diócesis.... Segundo compromiso: participar en el Equipo Diocesano de past. Vocacional....

3.- Continuar y Revalorizar, impulsándolo todavía más, el apoyo de la Oración. Acompañar y enriquecer el apoyo del equipo parroquial de vocaciones y los grupos de oración vocacional. Que lleguen a ser mejores grupos de animación y propuesta vocacional....

4.- Que no falte, en el proyecto comunitario, de grupos y de comunidades, y en la programación del año pastoral, la dimensión de la animación vocacional...

II. TEOLOGÍA DE LA VOCACIÓN: PERSPECTIVAS A LA LUZ DE ALGUNOS DOCUMENTOS ECLESIALES.

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De “Vocazioni”, Roma, 2006; Artículo de Carlo Rocchetta, teologo.

III. LA VERTIENTE VOCACIONAL COMO INTEGRADORA DE TODAS LAS DIMENSIONES DE LA FORMACIÓN SACERDOTAL DESDE PASTORES DABO VOBIS.

IV. ESTUDIO DEL DOCUMENTO: ORIENTACIONES PASTORALES PARA LA PROMOCIÓN DE LAS VOCACIONES AL MINISTERIO SACERDOTAL.