La pandemia de gripe española en Ecuador. 1918
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La pandemia de gripe española de 1918 en el
Ecuador, labor institucional, ingeniería sanitaria y
rol del estado.
Christian Grijalva Amán
Introducción
ORIGEN HISTORICO Y DESARROLLO DE LA “GRIPE
ESPAÑOLA”.
La pandemia: su origen y su desplazamiento hacia Europa.
Corría la primavera de 1918, la Primera Guerra Mundial del siglo
XX, llegó a su fin. El primer armisticio firmado entre el ejército prusiano
y los aliados obligó la capitulación de Hindenburg, y su repliegue hacia
el territorio alemán. Mientras tanto los países aliados siguieron
enviando tropas para refrescar las primeras líneas de combate. Entre
los soldados viajó, entonces, el virus de la gripe variedad A (H1N1) a
la cual se la denominó “gripe española”.
Esta enfermedad dejó en menos de 10 meses un saldo de
muertos superior al de 40 millones de víctimas confirmadas.
(Paterson&Pyle, 1991: 4-21) (Tauberbenguer, 2005: 98). De esta
manera podemos afirmar que el número de fallecimientos debido a
esta enfermedad, fue superior a los que dejó la guerra mundial.
Adicionalmente, debe conocerse que un tercio de la población
mundial de ese entonces, es decir alrededor de 500 millones de
personas, fueron infectados.1 Esta información proviene de los casos
clínicamente registrados. (Taurerberguer & Morents, 2006: 15), lo cual
deja la certeza que hubo un número pavoroso de enfermos a causa de
la “gripe española” y que por una u otra razón no fueron reportadas,
asunto que también deja la interrogante ¿cuántos millones en realidad
murieron a causa de esta ´pandemia?
1 El virus de la gripe se difundió por Europa, América, África, Asia y Oceanía, causando millones de muertos en todo el mundo, la mayoría de estas defunciones ocurrieron entre octubre y noviembre de 1918. A diferencia de otras epidemias de gripe que afectan a niños y ancianos, la pandemia a la que nos referimos atacó a jóvenes y adultos saludables. Se presume que en E.U. murieron alrededor de un millón de personas, que en Inglaterra fallecieron por lo menos 300.000 individuos, que en España no menos de 350.000 ciudadanos perdieron la vida. Se ha establecido que en Francia 400.000 personas formaron parte de este holocausto a casusa de la gripe y que lo propio ocurrió con cifras más a o menos similares en Italia y Alemania. En lo que se conoció como la India Británica alrededor de de 10 millones de seres humanos perecieron; en el África dos millones de habitantes fueron arrastrados a la muerte por el virus y, para señalar un país de nuestra región americana, en Chile se reportaron 40.000 muertes.
El desarrollo de la enfermedad2 y de su incidencia se produjo,
en EU y en Europa, en tres grandes olas o etapas que se presentaron
entre Marzo de 1918 a Febrero de 1919.
La primera ola de la pandemia de influenza se dio entre Marzo y
Junio de 1918. El nivel de casos disminuyó de manera radical durante
el verano, para volver a aparecer en una segunda y tercera oleadas,
de mayor incidencia y letalidad si comparamos con la primera oleada.
Aquello se produjo de esta manera: la segunda oleada ocurrió desde
los meses de Octubre a Diciembre de 1918, y, la tercera onda
expansiva de la enfermedad se produjo desde mediados de Enero a
finales de Febrero de 1919 (Taurenbenger&Morents, 2006: 16)
2 La gripe o influenza, afectó a las vías respiratorias de los individuos, confundiendo a los afectados por el virus como si se tratase de un refriado común. Luego, casi de inmediato, el resfriado se acompañó de síntomas generales como dolor de garganta, dolores musculares, articulares y de cabeza; la presencia de tos fue muy importante (tos seca) y, en algunos casos, apareció la fiebre. Los enfermos presentaron, luego, unas manchas en las mejillas. Es decir, al inicio de la enfermedad se dio la impresión, en quienes la padecieron, que habían sido afectados por una gripe más en su vida. Pero el cuadro clínico se complicó en los enfermos debido a las hemorragias de las mucosas (nasal, gástrica e intestinal). La muerte ocurría, entonces, debido a que el virus desencadenó hemorragias masivas y edema pulmonar. La cianosis sobrevenía en pocas horas. La muerte fue el final del ciclo de esta enfermedad que, adicionalmente, solía complicarse con la neumonía.
Figura 1. Las tres oleadas de la pandemia, incluidos casos que
se registraron como neumonía.(Taubenbenger& Morents,2006: 120)
Para el registro histórico es de señalar que esta pandemia
denominada “gripe española” fue la antesala de varias pandemias que
azotaron a la humanidad en el siglo XX, no obstante de ellas hubo dos
que por su morbi-mortalidad deben ser recordadas porque también
produjeron un número elevado de víctimas: la llamada gripe asiática
aparecida en 1957 y provocada por el subtipo A (H2N2); y la tercera
provocada en 1968 por el subtipo A (H3N2) o gripe de Hong Kong.
(Taubenbenger&Morents, 2006: 2)
Volviendo a la pandemia en estudio, es importante señalar que
los análisis más rigurosos que dan cuenta del aparecimiento y
evolución de la enfermedad durante los meses de la primera oleada,
coinciden en que la gripe fue trasladada por los diversos contingentes
militares estadounidenses enviados a Europa a finales de la primera
guerra mundial. 3
El origen específico de la enfermedad ha sido localizado en el
condado de Haskell, en Kansas. Una zona rural, cuyos 1720
habitantes, distribuidos en una extensión de no más de 900 kilómetros
cuadrados, se dedicaban a la agricultura en específico al cultivo de
cereales, crianza de aves de corral y de cerdos. Las casas estaban
techadas con paja, incluso la oficina de correos tenía tal característica
(Barry, 2004: .2)
En medio de este ambiente campirano estaba prestando
servicios el medico Loring Minner; quien registró, para bien de la
ciencia, entre finales de Enero y a principios de Febrero de 1918 el
primer brote de la epidemia de gripe A (H1N1).
Minner, entonces, se enfrentó a un brote de influenza
epidémica, pero era un tipo de influenza que no había visto jamás,
docenas de lugareños los más fuertes y jóvenes quedaron inutilizados
por los síntomas. (Barry, 2004:2). Pronto empezaron los decesos; sus
registros señalaron que la causa de muerte había sido una variedad
de neumonía. De manera no esperada a finales de Febrero de 1919,
del mismo modo que comenzó, súbitamente la epidemia finalizó.
(Barry, 2004:3)
3El trabajo de investigador norteamericano, John M. Barry, titulado “The site of the origin of the 1918 influenza pandemic and its public healt implications” es un referente aclarador sobre el origen de la gripe, tanto más que en la investigación se incluyen los resultados de trabajos sobresalientes sobre el mismo tema realizadas durante la primera mitad del siglo XX de importantes estudiosos del tema, quienes concluyen que la gripe se originó en los Estados Unidos.
Luego que el historiador John Barry abrió el expediente de
Minner, se preocupó de averiguar el contenido del periódico del
condado de Haskell llamado ”Santa fe Monitor”. El mismo diario dio
cuenta de los decesos que se produjeron a finales de Febrero de 1918
por causa de la gripe; adicionalmente el periódico informó cómo los
soldados afectados por la enfermedad acudieron a sus casas del
condado diseminando la enfermedad o cómo sus familias les visitaron
en el campamento militar Funston, en Kansas, produciéndose de esta
manera idas y venidas de contagios y de enfermos de la gripe entre el
cuartel y las viviendas del condado de Heaskell (Barry, 2004:4)
Esta información fue contrastada por el estudioso Barry con los
boletines militares relacionados a los grupos de soldados que
regresaban, en sus periodos de descanso, del campamento Funston a
Haskell. y de los soldados que habían contraído la enfermedad. Este
procedimiento permitió a Barry conectar de manera directa a Haskell y
el campamento Funston, en donde los análisis convergen sobre el
inicio de la epidemia. Bien podemos afirmar, entonces, en donde
estuvo el origen de la enfermedad.
Más aún, existe una precisión histórica sobre esta realidad: el
soldado Albert Gitchell, cocinero del campamento Funston mostró, a
finales de enero de 1918, signos de fiebre, tos y dolor de cabeza, en lo
que parecía un simple resfriado. Al final de la semana, 522 soldados
presentaron los mismos síntomas. (Crosby, 1956:12).
En abril del propio año de 1918, varios soldados del
campamento Funston, fueron enviados al campamento
estadounidense de Burdeaux en Francia. Muchos de ellos viajaron con
el virus en su cuerpo. Incluso algunos murieron durante el viaje y
muchos de ellos llegaron al final de la travesía portando la gripe. Para
el mes de Mayo de aquel año el virus se propaló entre las tropas
aliadas y alemanas. (Lezzoni, 1999: 15)
El virus de la gripe de 1918 se expresó como un subtipo
antigénico totalmente nuevo, al que la especie humana era totalmente
vulnerable (Taubenbenger, 2006:16).
Según recientes investigaciones, realizadas sobre el tejido
pulmonar perfectamente conservado de una de las víctimas sepultado
en una capa “permafrost” en Alaska, la enfermedad fue de origen
aviar.
Se desarrollaron alrededor de 25 mutaciones del virus desde su
fuente en aves hasta constituir una que se pudo adaptar a los seres
humanos. Entonces el virus A aviar se transformó, en su adaptación al
humano, en una cepa de un nuevo subtipo de virus A que comenzó a
circular con facilidad en nuestra especie, el H1N1. (Taubenbenger,
2005: 437)
El análisis “Taubenbenger”dio cuenta del surgimiento de un virus
que se adaptaba fácilmente al organismo de la víctima.
En Mayo de 1918, la gripe empezó a ceder en los Estados
Unidos, pero el virus había sido trasladado desde aquel país, como le
hemos señalado, a Europa y allí hizo de las suyas. Las tropas en
combate y las acantonadas en varias ciudades comenzaron a padecer
el mal de manera inusitada. (Fujiyama, 2003:16)
En las trincheras de la gran guerra, en un medio insalubre, sin
condiciones higiénicas elementales y habitado por seres humanos
expuestos a la más variada gama de agentes químicos mortíferos,
desarrollados por la industria bélica, el virus encontró un medio
adecuado para su propagación. Y la propagación se produjo en medio
del silencio de quienes exportaron la enfermedad porque no les
interesó preocupar a sus tropas para los efectos bélicos y sus
estrategias de guerra que, al final de cuentas, les era, entonces, lo
único fundamental.
. La enfermedad atacó con igual fuerza a las tropas aliadas como
a las del “zentrum command” (comando central alemán). Los
estadounidenses cayeron enfermos con la “muerte púrpura”. Los
franceses contrajeron la “bronquitis purulenta”. Los italianos sufrieron
de la “fiebre de las moscas de arena”. Los hospitales alemanes se
llenaron con víctimas del blitzkatarrch (catarro de guerra), nombres
diversos o designaciones distintas que, como se comprende, asumió
la misma pandemia en los diversos países europeos en los cuales
produjo los estragos fatales (Fujiyama, 2003, p16)
Si. Una enfermedad con distintos nombres, atacaba a todos por
igual. Las autopsias mostraron pulmones enrojecidos y llenos de
líquido. Al observarlo en el microscopio, el tejido pulmonar enfermo
estaba saturado de un líquido que a las víctimas les afectaba
provocándoles una especie de ahogamiento en él.
La asfixia lenta empezaba cuando los pacientes presentaban
una sintomatología singular en la cual fueron llamativas, por decirlo
así, las manchas oscuras en los pómulos. Luego de algunas horas
estas manchas adquirían un color negro azulado, que indicaba
cianosis, o falta de oxígeno.
Cuando los enfermos llegaron a las casas de salud o cuando
fueron revisados en los campamientos militares, las enfermeras
estudiaban los pies de los enfermos antes que nada: los que tenían los
pies negros –debido a la cianosis en un grado extremo- fueron
desahuciados y apartados de los demás enfermos, para dejarlos morir.
(Fujiyama, 2003:16)
En Europa a finales de Octubre de 1918 los campamentos
médicos estuvieron atestados de soldados enfermos. Muchos
soldados quedaron totalmente inutilizados para los combates.
Ludendorf, uno de los comandantes alemanes, culpó a la gripe del
fracaso de una de sus ofensivas a la que consideró como crucial.
(Barry 2005: 280-320)
Empero, el ejército prusiano no fue el único afectado, pues los
campamentos aliados, como lo hemos reiterado, vivieron la misma
circunstancia. Más aún existen muchos trabajos históricos que señalan
que la presencia de la pandemia y la mortandad que produjo entre los
soldados fue un factor que precipitó los acontecimientos que habrían
de dar paso al fin de la guerra. Si bien esta hipótesis tiene una carga
subjetiva, no es menos verdad que fue elaborada como producto de
los sucesos que se habían dado al provocarse millones de muertes
entre las filas de quienes combatían en la primera guerra mundial.
Simultáneamente a la situación provocada en los frentes
militares, la población civil padeció en las ciudades los estragos de la
mordaz oleada de otoño.
A pesar que las ciencias médicas, las instituciones de
administración de salud y las acciones para enfrentar la higiene
pública habían declarado una victoria completa ante las enfermedades
infecciosas a comienzos del siglo XX, no fue mucho lo que pudieron
hacer frente a esta nueva enfermedad expandida en el mundo a
manera de pandemia.
La ciencia médica, al momento de la pandemia de 1918, tuvo
bajo control todas las pestes y males conocidos: el tifus, el cólera, la
difteria, la rubeola, la meningitis, la gripe estacional, entre otras
enfermedades, pasaron a ser problemas menores frente a la situación
que se vivió con la presencia de la “gripe española” (Barry, 2005: 415).
A las personas que presentaron síntomas de la enfermedad en
referencia, se les recomendó como única acción de combate al mal
que tomaran aspirinas, infusiones de quina; que se abrigaran y que no
salieran de sus casas. Los enfermos que presentaron síntomas
parecidos a los de la bronconeumonía, fueron dirigidos a zonas de
aislamiento donde solo se esperó una súbita recuperación o la muerte
de ellos. No existen datos sobre el porcentaje de enfermos aislados
que lograron recuperarse. Fue evidente, en todo caso, que en los
centros de asilamiento experimentaron de manera diversa para
intentar revertir el avance de la enfermedad. Los científicos buscaron
de manera desesperada encontrar una vacuna sin éxito alguno.
La paz definitiva con Alemania Austria y Hungría se firmó en
medio de la oleada de otoño de la enfermedad. La pandemia desbordó
el desastre ocasionado por la guerra. Como ya lo hemos referido,
existe la probabilidad que el cese de las hostilidades, adicionalmente a
otras circunstancias conocidas en la historia, se debió, también, a la
incapacidad de los ejércitos de poder mantenerse en pie de lucha.
Sin embargo, la gripe y sus millones de víctimas quedaron en el
olvido por parte de la prensa y la opinión pública, dejando el lugar de
relieve histórico a la “gran guerra” y a la revolución bolchevique como
los eventos de importancia en la segunda década del siglo (Barry,
2005: 20)
Los Gobiernos y sus responsables de atender el conflicto salud-
enfermedad frente a la pandemia mundial que analizamos, asumieron
las mismas medidas tomadas para combatir los brotes de Influenza
que habían aparecido durante el siglo XIX. Medidas de índole
preventiva como cierre de escuelas, de lugares de reunión pública;
clausura de oficios religiosos, entre otras se asumieron mientras
duraba el brote de la enfermedad. (Barry, 2005:154)
La mortandad condicionó la vida en las ciudades europeas; el
anhelo de crecimiento constante del mundo moderno se vió
postergado hasta que la pandemia terminara, pues la especie humana
no estuvo preparada para soportar su embestida (Barry, 2005, p 236)
La historiografía se pregunta ¿por qué se desplegaron tres
oleadas de la gripe con distintos niveles de intensidad? Hay análisis
técnicos que examinan el radio de virulencia durante las mentadas
oleadas, para determinar sus causas, pero no dejan de ser, tan solo,
informaciones de índole estadístico. (Dahei, Dustof, Day 2011,p 20)
Durante el verano de 1918 la incidencia disminuyó, el clima
veraniego impidió que el virus se desarrollara y, debido a esta
circunstancia, se declaró el fin de la emergencia. Sin embargo los
factores climatológicos fueron de extrema importancia en el rebrote de
la enfermedad, fue tan así que en el otoño de 1918 comenzó la más
intensa de las oleadas de la enfermedad.
Los estudiosos de la epidemiología asumen que el virus mutó en
Europa, y que esa circunstancia fue la razón debido a la cual su
manifestación en otoño fue letal; no obstante, esta aseveración ha
quedado inutilizada por razones de análisis alrededor de los factores
climatológicos, pues los estudios posteriores han constatado que la
gripe del año 1918 resultó mortal en los climas fríos, dando por
resultado que su presencia –el de la enfermedad- fue más benigna
corta y sin complicaciones en las zonas con climas cálidos. (Crosby,
1956: 30) (Fujijama 2003: 15).
Las explicaciones científicas vertidas en los últimos años
respecto de la gripe de 1918 han señalado que en las zonas cálidas la
dilatación de los conductos pulmonares impidió que la sintomatología
asociada a la obstrucción de los bronquios por acumulación de fluidos
se manifestara; en esas condiciones el virus dejó de avanzar y su
sintomatología y demás riesgos cesaron.4 De esta manera, y a
contrapelo, la información científica ha establecido que en las zonas
frías el virus tuvo la oportunidad de generar su máximo daño entre los
enfermos.5
4 http://www.who.int/mediacentre/factsheets Organización mundial de la Salud.5 Este asunto es de suma importancia, pues en nuestro estudio las diferencias
climatológicas son las que configuraron el radio de acción de la “gripe española”
en el Ecuador en 1918.
Más allá de todo lo referido como factor epidemiológico de
expansión de la enfermedad en el marco de la variable climatológica,
también se ha detectado que la especie humana en un momento dado
–como ocurre cuando las enfermedades provienen de los virus- logró
formas de respuesta inmunológica.
Se puede resumir, entonces que entre Octubre y Noviembre de
1918 la enfermedad tuvo su manifestación más mortífera; a fines de
Noviembre su incidencia se redujo de forma moderada, dado que la
especie humana adquirió niveles de resistencia a la acción del virus;
luego la enfermedad volvió a reaparecer en el mes de Enero de 1919
con un índice de morbilidad de menos de la mitad respecto de la de la
primera oleada cuando las temperaturas bajaron al máximo.
(Dahei,Dushof,Day, 2011:12)
A finales de Febrero de 1919 la epidemia desapareció, dejando
perpleja a una sociedad que tendría por delante una década asolada
por la escasez, y la crisis económica que no solo provinieron de la
guerra.
Este cuadro debe ir luego en el siguiente apartado, al final del
mismo…
Fuente: Nicholls H., 2006, Pandemic Influenza: The Inside Story.,PLoS
Biology Vol., e50. En línea http://www.plosbiology.org/article/info%3Adoi
%2F10.1371%2Fjournal.pbio.0040050
Capítulo 2
La presencia de la gripe en Hispanoamérica.
La gripe llegó a Hispanoamérica con la segunda oleada la
misma que ocurrió desde Octubre a Diciembre del año de 1918; debe
descartarse que esta pandemia ingresó, exclusivamente, a
Hispanoamérica a través de los soldados que abandonaron la guerra y
cuando los tratados de paz se finiquitaron; es decir luego de que
prestaran sus servicios al contingente aliado en la primera guerra
mundial.
El ingreso de la pandemia a Hispanoamérica, por lo tanto, debe
entenderse a causa de razones multifactoriales, entre ellos al tránsito
de personas entre las zonas afectadas con la región
hispanoamericana.
Dicho de otra manera, y en relación a nuestro continente, desde
E.U. llegaron en aquel periodo, casi siempre por vía marítima,
enfermos que se fueron desplazando por varios países americanos
provocando la infestación. Tales desplazamientos estuvieron
vinculados con las actividades comerciales.
A más del señalamiento anterior, es de enorme importancia el
que se precise la causa de la denominación a esta pandemia de gripe
de 1918 como “española”, nombre con el cual la historiografía sigue
designando, hasta ahora, a esta enfermedad.
Para justificar la designación de “gripe española” se ha afirmado
que su nombre tuvo origen en la circunstancia de no haber estado
involucrada España en el conflicto mundial. Debido a esta
argumentación se ha supuesto que los cablegramas e impresiones de
periódicos españoles no tuvieron ningún veto militar y por esa razón la
divulgación e información sobre la enfermedad tuvieron entera libertad
de circulación.
El historiador Barry afirma, en esta perspectiva, que España se
encargó de informarle al mundo sobre la existencia de la pandemia, a
costa de identificar el pavoroso problema de salud como si fuese de
origen español (Barry, 2005: 50)
En este orden de cosas, también hay que destacar que en
América la información de la sobre la pandemia se lo hizo
designándose a la enfermedad como “gripe española”. Aquello
aconteció, por supuesto, también en nuestro país,
No obstante, las afirmaciones anteriores, es necesario establecer
la siguiente precisión: el señalamiento de que España fue un país
neutral en la guerra es falso. Los vínculos de la casa Real Española
con Austria motivaron para que el comercio español fuese bloqueado
en el Mediterráneo por las tropas aliadas, Además, vale recordar que
para aquellos años estuvieron frescos los incidentes entre las armadas
estadounidense y española en el contexto de la guerra de
independencia de Cuba6. Fue por estas razones de peso que los
6 La Guerra Hispano-Cubana tuvo la intromisión norteamericana en 1898 con el pretexto de la voladura del acorazado norteamericano “Maine” fondeado en la Habana. Aquello determinó la guerra de E.U. a España. Así se impidió la lucha libertaria cubana y se propició que los norteamericanos le quitaron a España sus últimos territorios en América. El conflicto dejó huellas en ambos lados. España asumió una postura crítica y de animadversión contra E.U. que precipitó a la opinión pública de este país, así como a sus mandos militares, para que la
cables norteamericanos se encargaron en bautizar la pandemia como
“española” debido a la connotación política que implicaba la
vinculación de una pandemia a un país específico y, adicionalmente,
porque una conducta de esta naturaleza escondió, a propósito -y
principalmente entre quienes ya habían comenzado a sufrir el mal- el
origen geográfico real de la enfermedad.
Entre Marzo y Septiembre de 1918 la gripe se expandió a casi
todos los rincones del mundo, en esta primera oleada de la
enfermedad la gripe llegó, también a Latinoamérica.
Se registraron casos en La Habana, Rio de Janeiro, Bogotá y
Santiago de Chile. Pero, no es sino hasta los últimos días de Octubre
de 1918 que la prensa de nuestra región dio a conocer en las primeras
planas de los diarios la presencia de la enfermedad en niveles
epidémicos. Países como México, Venezuela, Colombia Chile y
Argentina fueron los primeros en ser afectados por la segunda oleada
de la enfermedad. (Johnson-Muller 2002p.78)
pandemia de 1918 fuera bautizada, a manera denigrar a los Insulares, como “gripe española”, con lo cual, adicionalmente, se escondió entre las tropas en guerra, el origen geográfico de la enfermedad-
Figura: Inicio y expansión de la primera ola epidémica en el mundo 1918
En todos los casos la misma prensa de los países
Latinoamericanos, que habían dado preferencia en sus primeras
planas a la información concerniente a los armisticios del final de la
“Gran Guerra”, se vieron obligadas por las circunstancias a entregar la
información sobre la presencia del mortal virus.
En México, por ejemplo, la epidemia se presentó en el Norte de
ese país y se extendió al resto con gran velocidad. Las vías de entrada
de la enfermedad fueron los puertos marítimos. El embate de la gripe
tuvo el carácter de pandémico; las cifras que se registraron a finales
de Octubre fueron de alrededor de 60.000 contagiados en el país,
mientras que la prensa declaraba entre 1500 y 2000 muertes
diarias, siendo los grupos más afectados las personas menores de 40
años (Morfín & del Villar, 2010: 126)
La prensa mexicana fue muy crítica con las acciones del Estado,
en época del Porfiriato, frente a la gripe. Lo responsabilizó de la
enorme mortandad que asoló México. La censura que el Ministerio de
Salud puso sobre las publicaciones, demostró la conducta del
gobierno para que no se expresara el verdadero alcance de la
enfermedad (Morfín & del Villar, 2010: 134).
En el caso colombiano los estudios pertinentes a la gripe de
1918, (Martin & Manrique, 2006) ( Echeverry,1993), demuestran que
la pandemia afectó a Bogotá y Boyacá. La gripe comenzó a registrar
víctimas en la ciudad de Bogotá a mediados del mes de Octubre;
hasta mediados del mes de Noviembre de 1918 la enfermedad había
dejado un saldo de 526 víctimas entre las que se pudieron detectar a
personas menores de 50 años. (Martin & Manrique, 2006: 40)
En el caso de Chile, la enfermedad afectó a este país con la
misma intensidad que en Colombia. Al final de la crisis en Chile se
registraron 41.000 víctimas. (López & Beltrán, 2013: 12)
Las acciones del Estado Chileno para combatir el virus se
focalizó en la publicación de información, a través de la prensa, para
contrarrestar la enfermedad en base a orientaciones de higiene que,
en gran medida, coincidían, con las orientaciones generales que se
habían dado frente a la presencia de otras enfermedades infecto-
contagiosas, como el tifus exantemático. (López & Beltrán,2013:15)
En este orden de cosas, la higienización de los espacios públicos
se manifestó como acción preventiva ante la llegada de la
enfermedad; no obstante, el contagio masivo de personas se produjo
en medio de la búsqueda de las entidades sanitarias y del cuerpo
médico de otras alternativas, que nunca llegaron, para combatir la
pandemia (López & Beltrán, 2013, p.67)
Las recomendaciones médicas, tanto en Bogotá como en
Santiago de Chile, coincidieron en la necesidad de usar la aspirina,
los aceites mentolados para hacer frente a la sintomatología de la
enfermedad, además de soluciones antisépticas como el sulfato de
cobre, y de algunos bactericidas con la finalidad de prevenir el
contagio. Las boticas además de estar abarrotadas de consumidores,
se convirtieron en establecimientos de asistencia inmediata a las
cuales los enfermos recurrieron en busca de remedios para el alivio de
la sintomatología. Las instituciones sanitarias observaron perplejas, no
obstante, que todos sus esfuerzos y recomendaciones no lograban
enfrentar la pandemia, al punto que fueron testigos, por el contrario del
desarrollo de una enfermedad que se volvió incontrolable. (López &
Beltrán, 2013: 48; Martin & Manrique, 2006: 20)
La denuncia por parte de la opinión pública de una precaria
actividad sanitaria de las entidades públicas fue un factor común en la
epidemia de gripe que asoló a estos países Latinoamericanos
respecto de los cuales no hemos referido en estos párrafos.
La base institucional de salubridad que respondía a nociones
higiénicas del Siglo XIX se tornó obsoleta frente a llegada de la gripe.
Ante esta realidad, el gobierno chileno, por ejemplo, instauro una
Dirección General de Sanidad, como eje institucional del nuevo código
sanitario que entró en vigencia el 1 de enero de 1919. Esta
circunstancia posibilitó la creación de una institución con la facultad
de generar interacción entre las unidades sanitarias, que estuvieron
disgregadas en el territorio y que debieron, desde entonces,
contemplar el trabajo de asistencia de los hospitales y cuerpos
médicos. (López & Beltrán, 2013: 51)
(Tomado de Johnson Mueller, 2002: 111)
Bien podemos concluir este apartado señalando, pues, que la
propagación de la “gripe española” en Hispanoamérica tuvo las
mismas características de morbi-mortalidad si comparamos con lo que
ocurrió en Europa, más allá de que la incidencia, es decir el número de
enfermos, en Hispanoamerica no fue de la magnitud que en otras
partes del mundo.
Quedó claramente establecido, en nuestra región, por otra parte,
que los niveles de desarrollo del higienismo público -y aún del privado-
no pudieron responder frente a la crisis provocada por la pandemia.
Realidad esta que también fue evidente en las zonas urbanas
europeas, a pesar de que la enfermedad tuvo como punta de lanza los
centros de campaña militar de los combatientes de la primera guerra
mundial.
Si bien la pandemia trajo consigo un virus desconocido y mortal,
no cabe la menor duda que el género humano no pudo responder
debido a la precariedad de los sistemas de salud, entre otras cosas.
Capítulo 2
EL ECUADOR DE 1918, LA RESPUESTA INSTITUCIONAL EN EL
PAIS PARA EVITAR LA GRIPE ESPAÑOLA
El Ecuador de 1918 y las políticas públicas de salud vigentes en
ese momento. Breve referencia histórica de esa realidad.
El asesinato de Eloy Alfaro en 1912, instauró en el país, en el
marco de lo que se ha denominado de manera general el periodo
liberal, una etapa particular conocida como el periodo liberal
plutocrático, caracterizado por la presencia en el poder político y en la
administración del país por los regímenes vinculados con la oligarquía,
y cuya tónica de este periodo estuvo dado por la segunda
administración de Leonidas Plaza ocurrida entre 1912-1916 (Ayala,
1999: 91).
En efecto, fueron los años en que se produjo un cese de
confrontaciones con la Iglesia a cambio de estabilizar ciertas reformas
que, finalmente, no modificaron los contextos estructurales del
Ecuador; se buscó un consenso con las oligarquías en el marco de
concesiones al latifundismo serrano y de un proceso de entrega del
poder político a la banca guayaquileña, especialmente al banco
Comercial y Agrícola (Ayala, 1999: 91)
La conducta política-económica referidas, que constituyeron las
características del periodo placista, se extendieron a la administración
que le sucedió a Plaza Gutiérrez, la del intelectual Alfredo Baquerizo
Moreno, colaborador cercano de Plaza en su administración y quien
gobernó al país entre el 1 de septiembre de 1916 al 31 de agosto de
1920. Su gobierno fue, como lo define el historiador Ayala Mora “una
continuidad ilustrada del régimen plutocrático” (Ayala, 2008: 71)
Durante el periodo de Baquerizo Moreno, los mismos grupos de
presión económica que habían estado cercanos a Plaza se
mantuvieron intactos; lo propio ocurrió en relación a las políticas
propiciadas desde el poder central en relación al País. Quizá lo
importante de este periodo fue la atención del régimen al Oriente
ecuatoriano y a las Islas Galápagos.
En materia de Salud Pública, con cuya definición se ha
reconocido la obligación del Estado para atender los conflictos de
enfermedad, el periodo liberal7 impulsó importantes avances que al 7 Para efectos de este trabajo tal análisis parte desde 1895 hasta el régimen de Baquerizo Moreno en cuya administración ocurrió la presencia de la “gripe
referirlos nos permiten identificar los entornos del Ecuador y de su
gobierno alrededor de 1918, año en el cual llegó la pandemia de “gripe
española” a nuestro país.
En efecto, el proyecto liberal asumió en materia de salud en el
primer alfarismo (1895-1901) una conducta de la salud que debe ser
catalogada como de asistencialismo público. Se diferenció, así, de las
conductas asistenciales individuales8, propias de los periodos
anteriores, debido a que la estructura incipiente de salud y las
concepciones y preocupaciones de atención a los ciudadanos pasaron
a ser de interés del Estado.
La primera administración alfarista, para atender los conflictos de
salud puso en funcionamiento las Juntas de Beneficencia9. Este fue un
paso importante que le permitió establecer a lo que en este trabajo
denominamos el asistencialismo público.
española”. Las categorías que usamos para delimitar a lo que se puede llamar -de manera muy general- como Salud Pública, tienen la finalidad de señalar en qué momento del pensamiento médico se hallaba, en 1918, la comprensión del rol del Estado frente a las enfermedades. Por ello no debe entenderse este apartado como un análisis histórico del desarrollo de la salud Pública en el Ecuador, sino como un instrumento que nos acerque a la construcción de un contexto que nos permita comprender el porqué de determinadas respuestas desde el poder público frente al riesgo de una u otra enfermedad y, particularmente para enfrentar la pandemia de gripe que nos hemos propuesto estudiar en esta investigación. 8 El asistencialismo individual estuvo amparado en las ideas religiosas para socorrer a las enfermos; fue un comportamiento selectivo que bordeó con los límites de la caridad y que antecedió, en las ideas, al pensamiento ilustrado.9 La primera Junta de Beneficencia fue creada el 29 de enero de 1888 en Guayaquil, en el Gobierno de José María Plácido Caamaño (1884-1888) gracias al permiso conferido por dicho régimen para que las Municipalidades crearan las Juntas, tal cual ocurrió en Guayaquil. Su funcionamiento tuvo una clara connotación asistencialista en manos de “notables” de la ciudad porteña.
Fue un comportamiento que asumió en medio de las dificultades
políticas, económicas y sociales del periodo involucrando al Estado
frente a la realidad de los individuos y readecuando, desde la esfera
pública, los conceptos y el funcionamiento de las instituciones
asistenciales.
Por ello, en esta misma perspectiva instituyó, en 1899, la Junta
Superior de Sanidad Marítima y Urbana, para detectar la presencia o
no de enfermos en el Puerto a fin de evitar la invasión o propagación
de enfermedades infecto contagiosas (Rodas, 2013: 123)
Otro acontecimiento fundamental del gobierno de Alfaro fue,
como lo refiere el médico e historiador Plutarco Naranjo en su estudio
introductorio a la segunda parte (volumen) del Pensamiento Médico
Ecuatoriano10, que el “viejo luchador” se preocupó de seleccionar a
varios distinguidos médicos para que continuaran sus estudios de
especialización en Francia, Bélgica y en Alemania, muchos de los
cuales11 tuvieron, pocos años después, enorme relevancia en la
historia del pensamiento médico ecuatoriano y en el desarrollo
institucional de la salud pública.
10 Editado en el año 2011 en coedición del Ministerio de Cultura y la Corporación Editorra Nacional.11 Entre ellos Pablo Arturo Suárez, Isidro Ayora, Ricardo Villavicencio, Luis G. Dávila, Francisco Corral, Francisco Cousin, Manuel María Casares, Mario de la Torre, Angel R. Sánchez.
La formación de estos profesionales de la salud en Europa12 les
permitió aprehender un modelo de salud -el higienista- en el cual el
Estado entregaba sus mejores esfuerzos para prevenir las
enfermedades y mejorar las condiciones de vida de la población
mediante un sistema de salubridad públicos que involucraba a los
diversos núcleos institucionales de un país.
Desde luego que estas políticas públicas deben ser entendidas,
fundamentalmente, como resultado de las presiones que el
movimiento social y popular –particularmente de obreros- ejercieron
sobre los círculos del poder en momentos de la construcción del
capitalismo.
Ese fue el caso de Isidro Ayora en cuanto a sus aprendizajes en
Alemania13, quien para este estudio es un referente muy importante
debido a su participación en la definición de las acciones para
enfrentar la pandemia de la gripe.
El segundo régimen liberal, el del General Leonidas Plaza (1901-
1905), una vez que el Ecuador vivió un momento de mayor sosiego
12 En los países europeos el nuevo tipo de organización económica que se impuso –una vez que el poder estuvo en manos de los productores industriales, enfrentados a la aristocracia terrateniente feudal- conllevó adicionalmente el desplazamiento de gran cantidad de personas desde el campo hacia la ciudad, buscando trabajo, particularmente, en las fábricas, con el consecuente hacinamiento urbano y el aumento en la incidencia de enfermedades. Esto obligó a los estados europeos a garantizar condiciones higiénicas en las ciudades para asegurar la buena salud de los trabajadores, cuya lucha no puede, a propósito de lo señalado, ser históricamente desestimada. 13 La construcción epistemológica sanitaria alemana fue paralela al proceso inglés y francés; la oleada industrializante del capitalismo en el viejo continente imprimió una huella en las diversas esferas de la actividad humana.
político, atendió los problemas de la enfermedad desde un
comportamiento que involucró de mayor manera al Estado y desde
una perspectiva que recuperó el derecho de los ciudadanos a su
bienestar.
Aquello se expresó, en la práctica, cuando al interior de las
Juntas de Beneficencia se definió una política nacional que demandó
que los hospitales se sometieran a estas Juntas para atender la salud
de las poblaciones. Un proceso de centralización para atender las
enfermedades que denotó los nuevos roles del Estado frente al
conflicto salud-enfermedad.
Como parte de esta nueva circunstancia se debe entender,
también, la creación, en 1903, del Concejo Supremo de la Sanidad en
Quito, Aquello marcó un nuevo paso, desde el Estado, frente a la
enfermedad. Fue un momento trascendente que nos lleva a afirmar
que en el país se enfrentó la enfermedad desde otra óptica.
Fue el momento fundacional del higienismo público de primer
grado. (Rodas, 2013: 82); debido a lo cual se puede afirmar que Plaza
dio cuenta de un nuevo momento del pensamiento médico ecuatoriano
en la conducción del Estado.
En el segundo Gobierno Alfarista (1906-1911) y de manera
concreta en 1908 se promulgó la Ley de Sanidad Pública14, cuerpo
jurídico que legisló en el país sobre temas de higiene, cuarentenas
marítimas, interprovinciales o inter-urbanas. Esta ley consolidó al
14 Promulgada en el Registro Oficial número 803 del 5 de noviembre de 1908.
higienismo público ecuatoriano, más allá de que esta misma ley
incorporó –aunque todavía lejos de la realidad- la categoría referente a
la “salud pública15” y definió como tal la responsabilidad del Estado por
atender la salud de la población.
Este periodo lo he denominado como el de Higienismo Público
de segundo grado, porque ya no solamente ejerció una práctica frente
a la enfermedad, sino porque articuló una serie de conceptos que
dieron forma a las responsabilidades del Estado y a los derechos de
los ciudadanos frente a la dicotomía salud-enfermedad.
Desde 1912 hasta el periodo de 1918 continuó la gestión del
Estado respecto de la enfermedad en el marco del Higienismo Público
de segundo grado.16 No hubo la promulgación de leyes fundamentales
en esta línea.
La atención de los gobiernos estuvieron, entonces, alrededor de
los aspectos políticos internos del país, porque a este ciclo le
correspondió inicialmente la lucha interna por el poder -en cuyo
entorno el Placismo logró consolidarse- y, casi de manera inmediata, le
advinieron los levantamientos del liberalismo radical dirigido por
Carlos Concha en contra de su hegemonía.
15 La Salud Pública es un proceso……concreto porque ya se dice algo..16 Algunos estudios señalan que, de manera general, en las primeras décadas del siglo XX se produjo en Latinoamerica la estructuración de las organizaciones sanitarias nacionales y el proceso de tránsito desde el modelo higienista europeo hacia el modelo salubrista, inaugurado en los E.U. durante la segunda década del siglo XX. En el Ecuador, este modelo, debido a la presencia de la Revolución Juliana (1925-1931) y por la influencia en ese periodo del modelo Europeo, el proceso de transición al arquetipo salubrista, demoró unos años más.
El Placismo finalmente logró gobernar (1912-1916) luego de un
proceso de sucesiones presidenciales -entre 1911 y 1912- que
evidenciaron los conflictos políticos en el liberalismo agudizados a
propósito del asesinato de Eloy Alfaro en enero de 1912. El régimen
de Plaza dio paso a un modelo continuador al suyo en todos los
aspectos; fueron los tiempos del gobierno de Baquerizo Moreno, que
como lo hemos señalado se inicio en 1916.
La respuesta Institucional del país para evitar la Pandemia de la
Gripe Española.
Poco tiempo antes de llegada de la emergencia de gripe al país -
lo cual ocurrió en 1918- la Institución encargada de la atención a los
problemas sanitarios y de higiene fue la Dirección de Sanidad. Se
trataba de la instancia administrativa específica responsable de
administrar el control y la propagación de las enfermedades. Para
cumplir sus objetivos en cada provincia existió una Dirección Provincial
que dependía de la oficina central. (chequear este dato y aclarar algo
más)
La Dirección de Sanidad estuvo dirigida en 1918 por el doctor
Carlos Miño y como encargado de la secretaría actuó el doctor
Francisco Andrade Marín Vaca.17
Esta importante Institución sanitaria se había encargado de
controlar la presencia de las enfermedades infecciosas y de las
17Archivo de Medicina, Museo de la Medicina, Quito, Despachos, Dirección de Sanidad 1918, p 318
epidémicas en el país. Este rol cumplió, por ejemplo, cuando entre
1910-1918 se propagaron enfermedades como la sífilis, la difteria, la
disentería, las mismas que afectaron a la población en diversos
lugares del país.18
La Dirección de Sanidad dependía del Ministerio deI Interior
Gobierno y Sanidad. En 1918 fue Ministro de este Portafolio el
Abogado José María Ayora.
La dependencia de sanidad fue, al interior de este Ministerio, una
oficina que no solo buscó cumplir con las tareas de higienización y
desinfección de los espacios urbanos, como parte del combate a las
enfermedades infecciosas, sino que asumió, como compromiso
institucional, el objetivo de reducir las causas de la morbilidad que
pudiesen aquejar al territorio nacional.
La oficina de sanidad, para efectuar el control y seguimiento de
la situación de salud del Ecuador contó con un boletín de informe de
actividades, el mismo que fue de enorme importancia porque le
permitió recopilar datos estadísticos para el control de las
enfermedades.19
Poco antes de la llegada de la “gripe española” al país se había
declarado la emergencia sanitaria debido a la presencia de la fiebre
tifoidea que, entonces, afectó de manera particular a la provincia de
18Archivo de Medicina, Museo de la Medicina, Quito, Despachos, Dirección de Sanidad 1918, p,6019Archivo de Medicina, Museo de la Medicina, Quito, Despachos de la dirección de sanidad, 1918, sa20, Boletín sanitario p. 20.
Pichincha. La propagación de la fiebre tifoidea fue el mayor problema
al que se enfrentaba la dirección de sanidad de Pichincha a finales del
año 1918.
Esta enfermedad tuvo un rango de mortalidad que dejó cerca de
un centenar de victimas al año.20 En la costa la problemática de salud
giró en torno a la propagación de la fiebre amarilla que, del mismo
modo que el tifus en la sierra, dejó, aproximadamente, un centenar de
víctimas al año.
De tal suerte que en los momentos próximos a la presencia de la
“gripe española”, el país, y sus instituciones de sanidad, se
encontraron trabajando en la lucha contra la tifoidea y la fiebre
amarilla.
En la primera decena del mes de Octubre de 1918 aparecieron
en el país datos e informaciones de prensa21 que dieron cuenta del
brote, en varias regiones del mundo, de una pandemia llamada “gripe
española”; se comentó de sus terribles efectos y de los países a los
cuales había invadido en medio de la guerra y, se hizo referencia a
que varios países latinoamericanos se hallaban ya afectados por la
gripe.
20La vacuna antitífica fue desarrollada a comienzos del siglo XX, por los científicos Pffeifer, Koll y Rusell. Su administración se realizaba en casos comprobados. Universidad de la habana, El inicio de la vacunación antitífica en Cuba, http://bvs.sld.cu/revistas/his/his_99/his0699.htm. 21 El Comercio, en sus ediciones del 7 y 11 de Octubre de 1918, trajo información sobre las características de la “gripe española” y sus daños en Europa, así como sus secuelas dejadas, especialmente en Chile y, particularmente, en Bogotá.
La preocupación, entonces, fue enorme en el país. El régimen y
los responsables de la sanidad comenzaron a articular una respuesta
frente a la posibilidad del ingreso de la enfermedad al Ecuador, tanto
más que la opinión pública advirtió sobre esta circunstancia con
denodado énfasis.
La Dirección de Sanidad, haciéndose eco de estas advertencias,
dispuso de manera inmediata que en todas las provincias del país se
conformara una Policía Sanitaria22 para cumplir tareas de
higienización.
Esta disposición fue posible asumirla, porque en el artículo 9 de
la Ley reformatoria de sanidad pública, del 4 de octubre de 1913, se
determinaba que en circunstancias de riesgo sanitario, se podía
organizar cuerpos de policía sanitaria a través de las sub direcciones
de sanidad o mediante las Gobernaciones Provinciales a fin de que
actuaran de forma inmediata frente a problemas sanitarios de
magnitud y en respuesta a las tareas asignadas desde la dirección de
sanidad.23
Adicionalmente a lo referido, la Dirección de Sanidad se
preocupó de cuidar las fronteras. El afán de impedir el ingreso de la
epidemia fue evidente. Para el efecto se constituyeron comisiones
específicas en cada punto fronterizo del país. Estas comisiones
22 La mentada Policía Sanitaria, al final de cuentas, se conformó por miembros de la policía, con el apoyo de médicos designados por la Subdirección Provincial Sanitaria correspondiente.23Archivo de Medicina, Museo de la Medicina, Quito, Libro de Despachos de la dirección de sanidad año 1918, pg. 155.
estuvieron encabezadas por un médico de la Dirección de Sanidad y
con el apoyo de delegados de la Policía.
Su tarea consistió en vigilar que no pasaran por la frontera
personas enfermas y que en el caso de que se hubiere detectado
algún enfermo, debían llevar a éste a las instalaciones acondicionadas
para la cuarentena. 24
Esta misma comisión fronteriza recibió el encargo de fumigar
todas las valijas que ingresaran al Ecuador. Este procedimiento se
cumplió tanto por las fronteras del norte y sur del país como por el
mulle del puerto de Guayaquil.25
No obstante todas las medidas de control que se adoptaron, el
Subdirector de sanidad del Guayas en su comunicación por escrito a
la oficina central en Quito señaló, a finales de octubre de 1818:
“Apreciado amigo aquí me tiene Usted esperando la visita de la gripe
que no dudo llegará a nuestras puertas. He tomado las medidas
conducentes a evitar su introducción, pero como usted sabe todo es
inútil tratándose de una enfermedad que de diferentes maneras invade
las poblaciones”26
En todo este contexto, el 1 de Noviembre de 1918 se convocó a
una sesión de emergencia en el Ministerio del Interior para tratar el
24 Archivo de Medicina, Museo de la Medicina, Quito, Despachos de la dirección de Sanidad 1918, Sa20, p. 55925Archivo de Medicina, Museo de la Medicina, Quito, Despachos de la dirección de Sanidad 1918, Sa20, p. 15026Archivo de Medicina, Museo de la Medicina, Quito, Despachos de la dirección de Sanidad 1918, Sa20, p. 150
problema del eminente arribo de la “gripe española” al país. A esta
reunión, de la que dio cuenta el Diario “El Comercio” en su edición
del día 2 de noviembre, asistieron delegados de los Ministros de
Gobierno y de Defensa, miembros de las juntas de beneficencia,
concejales del Cabido Municipal de Quito, el Decano y Subdecano de
la Facultad de Medicina, el Director de Sanidad, los representantes de
las boticas de la ciudad27 y numerosos miembros de la prensa.
En la reunión tomó la palabra el representante del Ministro del
Interior Gobierno y Sanidad el mismo que efectuó un análisis de la
situación a la que se podría ver conducido el país frente a la epidemia
de la gripe; frente a tal eventualidad indicó que la resolución del
Ministerio, había sido la de crear una comisión científica encabezada
por el decano de la Facultad de Medicina, el doctor Isidro Ayora y por
los doctores Luis Dávila y Aurelio Mosquera28, también docentes de la
mentada Facultad de Medicina, quienes se encargarían de elaborar,
en las siguientes horas, un Plan de Emergencia para enfrentar la
epidemia y, sobre todo para que la gripe no se propagara en el
Ecuador; adicionalmente la comisión científica debía elaborar, en este
entorno, un corto Reglamento General que facilitara la aplicación de
ese Plan de Emergencia.
27El diario el Comercio en su nota periodística respecto a este encuentro, refirió los nombres de las Boticas de la ciudad de Quito cuyos representantes estuvieron presentes en la reunión, precisando que los concurrentes correspondieron a las boticas Alemana, Progreso, Nacional, Universal y Francia Central. “El Comercio” 2 de noviembre de 1918. 28Ibíd.
Frente a esta determinación solicitó el delegado ministerial el
apoyo de los concurrentes a la comisión designada, lo cual ocurrió de
manera inmediata debido al prestigio de los miembros de la mentada
comisión29 y toda vez que la situación que se vivía, en materia de
salud, ameritaba dejar de lado lo que bien podríamos llamar conflictos
de segundo orden que en aquellos años existieron, particularmente en
la confrontación política entre liberales y conservadores.
Las razones por las cuales se responsabilizó a una comisión
externa a la Dirección de Sanidad -que en la práctica fue una comisión
de la Facultad de Medicina- para que se preparara a enfrentar la
presencia de la “gripe española” fueron diferentes.
La revisión de algunas de estas circunstancias es importante
porque nos permite tener un panorama de los acontecimientos que
vivió el país en aquellos momentos y, particularmente, comprender en
qué contexto actuó el Gobierno para impedir, en lo posible, la epidemia
de la gripe o para enfrentar sus efectos en el país.
En efecto, es fundamental reconocer que la Institución
encargada de la sanidad en el Ecuador se hallaba extremadamente
rebasada en su accionar debido a su tarea, en aquellos momentos,
para combatir al paludismo y la fiebre tifoidea, en medio de una
escasez de médicos dentro de su personal30. 29 Ibíd.30El subdirector de sanidad elaboró un informe dirigido al Director de la mentada Institución, en aquellos mismos días, en el cual señaló: “La dirección de sanidad no dispone de personal médico suficiente para conformar las comisiones de sanidad que deberían actuar en los puntos de frontera, por lo que pido apoyo de los consejo municipales para contar con el apoyo de médicos de asistencia
Esta realidad, que fue perfectamente asimilada al interior de la
Dirección de sanidad y de sus mandos inmediatos, debe haber
alentado la idea para que los Municipios, particularmente el de Quito,
intervinieran como núcleos de apoyo al rol sanitario emergente. De allí
que en la reunión del 1 de diciembre de 1918, hubo una concurrencia
importante de Concejales de Quito, a los cuales únicamente se les
comunicó de algunas determinaciones gubernamentales.
No obstante, y a manera de digresión, son importantes dos
comentarios adicionales que explican la “política vertical” del régimen
señalada en el párrafo anterior: los Municipios, cuyo rol de apoyo a las
prácticas del higienismo público fueron necesarias en diversos
momentos, habían provocado una disimilitud de resultados31, pues
carecían algunos de estos Municipios de una infraestructura sólida y
de personal para cumplir su rol; a lo anterior debió agregarse una
preocupación que devino de la constatación de que algunos de esos
Municipios, como en el caso de Quito, había una importante incidencia
del partido conservador -lo cual había impedido, para otros asuntos,
de un diálogo directo y franco con el Gobierno- circunstancia que
también debió haber provocado al régimen de Baquerizo Moreno
algún prurito.
Todo lo dicho fue solucionado con la conformación de la
comisión de la Facultad de Medicina -a la que hemos hecho
referencia- la misma que debía articular a la brevedad, políticas
pública" El Comercio 6 de Noviembre de 1918.31 Nos referimos, por ejemplo, al funcionamiento de las Juntas de beneficencia.
públicas urgentes que deberían contar con el apoyo de los Municipios.
Por ello la reunión del 1 de Diciembre fue un encuentro informativo
para los asistentes. 32 No fue un momento para debates, sino para
actuar sobre los hechos y los apuros que provocaba la presencia de
una enfermedad de alto riesgo.
Lo que hemos referido en líneas precedentes, las desconfianzas
políticas, lo podemos advertir en Quito, y lo citamos a manera de
ejemplo para ratificar lo afirmado. El Cabildo de 191833 tuvo entre sus
concejales a los siguientes conservadores: Enrique, Gangotena Jijón,
Luis Villavicencio Ponce, Pablo Isaac Navarro, Alejandro Mancheno,
Alberto Bustamante, Felipe Pérez Borja. Y si bien presidía el Concejo
el liberal Abelardo Montalvo -y además estuvieron en ese periodo
como Concejales de orientación liberal los doctores Isidro Ayora y
Aurelio Mosquera Narváez- el accionar corporativo del Cabildo había
sido disperso y estuvo contaminado de las pugnas políticas liberal-
conservadoras que, entonces, vivió el Ecuador.
En todo caso, ese mismo Cabildo del que el régimen liberal tuvo
algunos recelos, dispensó en todas las circunstancias, un enorme
32 No estamos señalando que frente a un problema de salud, debido a las posturas políticas tales conflictos no podrían ser atendidos con agilidad sin importar la bandería política de los Concejales, pero no queda duda que los conflictos políticos inciden en la buena relación entre los ´poderes centrales y locales y aquello suele impedir diálogos fluidos que, en nuestro entender, quisieron también ser superados desde el Gobierno Liberal. Y de hecho fueron superadas estas trabas porque los interlocutores fueron los más idóneos y porque hubo sensatez de todos frente a la presencia de la gripe. Los problemas subjetivos de la política fueron abandonados frente a un problema objetivo de la realidad. Pero bien cierto es que, para curarse en sano, el régimen optó por un camino bien trazado.33 Archivo Metropolitano de Quito. Acta del Concejo del 28 de diciembre de 1918.
respeto a la figura ponderada del médico y Concejal Isidro Ayora
quien, como queda dicho, ejerció en ese mismo tiempo el decanato de
la Facultad de Medicina y adicionalmente fue hermano del Ministro
José María Ayora.
Todo lo referido le convirtió a Isidro Ayora en una figura que
podía cumplir varios roles a la cabeza de la Comisión que había
nombrado el régimen. El primero, responder con criterio académico
frente a la epidemia de la “gripe española” a consecuencia de su
formación en Alemania, lo cual le había puesto en la ventaja de
conocer el pensamiento sanitarista europeo que desde la etapa de
industrialización de sus economías, había dirigido sus acciones a
atender este tipo de conflictos en sus países; en segundo término, su
condición de Decano de la Facultad de Medicina de Quito, le dio una
especie de autoridad académica que trajo implícita la posibilidad para
que Isidro Ayora pudiera en lo posterior contar, de ser del caso, con un
importante apoyo de núcleos de médicos; en tercer lugar, Isidro Ayora
pudo canalizar34 de manera inmediata el apoyo del Cabildo Quiteño
frente al complejo problema de la epidemia y, en cuarto lugar, desde
luego, al tener la confianza de su hermano José María Ayora, pudo
actuar con libertad frente a un problema que demandaba asumir, con
profesionalismo, respuestas auténticamente emergentes.35.
34 En la misma reunión en la que el Gobierno informó la constitución de la Comisión Científica que elaboraría el Plan de Emergencia, Isidro Ayora expresó que “El Consejo Municipal, efectuará cualquier sacrificio con el fin de contribuir a las medidas que aconseje la facultad de Medicina frente al problema de la gripe” El Comercio 2 de noviembre de 1918, p. 1.35 Fue de tal magnitud la preocupación sobre que hacer frente a la gripe, que la Comisión debió presentar su Plan Emergente, de un día para el otro.
Desde luego si bien la figura central para enfrentar esta
epidemia, mediante la elaboración de un Plan de Emergencia, fue
Isidro Ayora, no cabe la menor duda, también, que la presencia de
Aurelio Mosquera Narváez, también médico, docente universitario36 y
concejal de Quito, constituyó otro factor de enorme importancia para
que la Comisión tuviera respaldo, como lo fue, adicionalmente, el
hecho de la designación a la mentada comisión científica del Jefe de la
cátedra de higiene salud pública, Luís Dávila, quien para entonces se
hallaba preocupado de innovar la mentada cátedra pública bajo la
orientación bacteriológica37 y microbiológica que unos años atrás se
había insertado como parte de la formación38 de los médicos de aquel
entonces.
El Plan de Emergencia Nacional
El Plan de Emergencia fue trabajado en horas de la noche del
propio 1 de diciembre y en la mañana del 2 de diciembre de 1918. Fue
un documento breve de tres páginas remitido por la Comisión al
Ministerio del Interior y Sanidad, el cual, con la misma fecha de 2 de
diciembre envió al subdirector de Sanidad de la Provincia de Pichincha
36 Mosquera Narváez impartió en 1918 la cátedra de patología general e interna en el tercer año de la carrera médica. (Universidad Central. Archivo General). 37 La formación anatomoclínica de la Escuela de Medicina fue superada en la última década del siglo XlX. En 1889 el Consejo General de la Universidad, en sesión del 6 de junio estableció la cátedra de Bacteriología -ciencia fundada por Pasteur- y para que ejerciera esta asignatura fue traído desde Europa el doctor Gustavo Lagerheim. (Universidad Central del Ecuador. Archivo General. Libro Junta Administrativa: 15-1-1886 a 25-V-1892. Quito. Folios 9 y 10)38 Tanto es así que en el tercer año de la formación de los médicos se dictaba la cátedra de bacteriología. En 1918 fue profesor de tal asignatura en la Universidad Central el Doctor Francisco Cousin (Ibíd)
un oficio que, por su importancia, lo transcribimos: “ Remito a usted
adjunta, en tres fojas útiles, copia de las instrucciones acordadas por
la Facultad de Medicina de la Universidad Central para la campaña
contra la gripe, con el objeto de que sean estudiadas prolijamente a fin
de que, de acuerdo con el Gobierno, se adopten las providencias más
eficaces, conducente al fin de combatir con ventaja aquella terrible
peste.” El documento en referencia fue firmado por José María Ayora.
(ver anexo) y dejó de ser un Plan de Emergencia, constituyéndose
desde esa misma fecha, en un instrumento sanitario que debía ser
aplicado por las subdirecciones provinciales de sanidad y los
Municipios, para responder frente a la epidemia de la gripe.
El Plan de Emergencia (ver anexo) fue emitido como una opinión
de la Facultad de medicina y fue estructurado pensando
fundamentalmente en lo que se debería hacer en Quito frente a la
presencia de la gripe, epidemia que, conforme a la opinión de la
comisión, casi irremediablemente invadiría al Ecuador. Este criterio
último es necesario que lo resaltemos, porque explica la brevedad
para la elaboración del documento y la característica del mismo que se
expresa en la enumeración de una serie de medidas para combatir la
“gripe española”; explica también el hecho de que tal propuesta fuera
asumida de manera inmediata por las esferas públicas involucradas en
el conflicto de la epidemia y el combate a la misma, y cuyas
disposiciones constituyeron el andamiaje con el cual se enfrentó a la
“gripe española” cuando esta llegó al Ecuador.
Ahora nos interesa advertir las disposiciones que se
establecieron para enfrentar la epidemia conforme el criterio higienista
de la comisión que elaboró el Plan de Emergencia, y que atendió
varias áreas, las mismas que estuvieron agrupadas en los sub títulos
del Plan de Emergencia y que correspondieron, adicionalmente, a las
líneas de ejecución de una serie de medidas para enfrentar la
epidemia: asistencia médica, medicamentos, alimentos, lazaretos,
medidas gubernativas y Dirección de Asistencia Pública.
En el documento al que hacemos referencia en estas páginas se
puede leer la insistencia para que la Municipalidad de Quito -y por
extensión las Municipalidades del país- coordinaran la asistencia
médica, toda vez que las Juntas de Sanidad Municipales tenían a su
cargo varios galenos que podrían organizar tareas de asistencia
médica gratuita, lo cual era posible, adicionalmente, según las
atribuciones que le otorgaba a los consejos municipales la Ley de
Régimen Municipal de 1912 (León, 2012: 58 y 59).
Para facilitar la tarea de los médicos se dispuso, conforme el
Plan de Emergencia la división de la ciudad de Quito en ocho zonas,
cada una de ellas, bajo la responsabilidad de un médico, los cuales
tendrían la facultad de usar el contingente de otros médicos residentes
en la ciudad, egresados o estudiantes de niveles superiores de la
facultad de medicina. 39
39Archivo de la medicina, Museo de la Medicina, Despachos dirección de sanidad, 1918, Sa20, p, 159-161
Para lograr lo anterior se dictaminó que los médicos que
residieran en la ciudad deberían identificar su vivienda con una
bandera de un metro de largo por sesenta de ancho de color blanco y
con una cruz roja en el centro.40
A fin de que la ciudadanía pudiera consultar a los médicos con
facilidad, en el caso de que requirieran de su ayuda, se estableció
adicionalmente, que todos los médicos de la ciudad deberían prestar
servicios de asistencia sin cobrar por sus servicios.41
En las calles todo médico quedó obligado a llevar la escarapela
visible de la facultad de medicina con el fin de ser distinguidos con
facilidad. Los cuerpos de Policía Sanitaria, y los celadores de policía
deberían cumplir órdenes de los médicos de la ciudad.42 Las tareas
más frecuentes de esta Policía Sanitaria debían relacionarse con la las
tareas de transportar medicinas desde las boticas a las casas de los
pacientes enfermos.
A los médicos se les otorgó la atribución de expedir durante la
emergencia recetas especiales gratuitas para los ciudadanos pobres.
En la misma debía constar el nombre de enfermo y la dirección; la
habitación en la que estuviera el enfermo, tenía que ser numerada.43
Las boticas, por otro lado, debían asumir la obligación de
redoblar los turnos. En una de las comunicaciones de la dirección de
40Ibíd.41Ibíd.42Ibíd.43Ibíd.
sanidad se indicó que las boticas durante la emergencia no podrían
cerrar a ninguna hora del día y, ha quedado referido, que ellas pasaron
abarrotadas de gente.44
Las boticas, para que pudieran cumplir su rol previsto en el Plan
de Emergencia, debían ser subsidiadas por el Estado, por las Juntas
de Beneficencia45 y por el Consejo Municipal los mismos que
estuvieron obligados a coordinar la labor de recuperar las
asignaciones presupuestarias para cubrir estos gastos.
Todas las recetas que tenían la anotación “despáchese
gratuitamente” debían ser subsidiadas por el Municipio de Quito. Las
que poseían la indicación “a precio de costo” debían ser despachadas
por las boticas sin recargo económico alguno al precio original de
entrega de los medicamentos a las boticas, como parte del
compromiso de estas con el Estado.46
Si bien lo anterior formó parte de las acciones de respuesta
frente a lo que podría ser la epidemia, el Plan de Emergencia orientó
como se debería actuar con los enfermos. Para combatir el desarrollo
de la gripe en el organismo de la persona contagiada, se debía evitar a
toda costa el avance de los síntomas a partir de mantener la
temperatura del organismo a una temperatura elevada. La persona
contagiada no podía por razón alguna abandonar una habitación
abrigada y si era posible ni siquiera abandonar el reposo en la cama. 44Archivo de la medicina, Museo de la Medicina, Despachos dirección de sanidad, Sa20, p, 1918. 45
46Archivo Municipal, Acta del consejo de 8 de diciembre de 1918.
Por esta misma razón, también se organizó el servicio de
despacho de los alimentos. Pues estos tendrían que ser preparados
con mínimos nutrientes y, en el caso de los indigentes, distribuidos
inclusive hasta su completo restablecimiento. Los costos de este
servicio correrían a cargo del Gobierno, la Municipalidad y las Juntas
de Beneficencia. Los lugares previstos para que se instalaran los
puestos de funcionamiento de las llamadas “cocinas gratuitas fueron
los siguientes: Convento del Buen pastor, La Maternidad, Hospital
Civil, San Carlos, Convento de la Merced, Monasterio del Carmen
Bajo, Monasterio de Santa Catalina, Casa de los Salesianos, Escuela
de los Hermanos Cristianos (San Blas) y en Hospital Militar. La
distribución de la alimentación estaría a cargo de la policía sanitaria.47
En el Plan de Emergencia se había establecido, también, el
requerimiento de la creación de lazaretos provisionales para atender
casos graves o complicados a causa de la “gripe española” y para
atender a las personas que hubieran llegado desde las afueras de la
ciudad portando la enfermedad.
Se asignaron como espacios para instalar estos centros
asistenciales al pabellón Mariano Aguilera del nuevo (Hospital Militar)
hospital, la antigua maternidad y, de haber, en una o más casas de
beneficencia.48
Además de lo señalado -en el renglón de lo que se concibió
como medidas Gubernativas- se dispuso que se redoblara el servicio 47Ibíd.48Ibíd. p. 160
sanitario en el Ferrocarril. Se previó la clausura temporal de las
actividades en establecimientos educativos y de los lugares donde se
produjeran aglomeramientos de personas. Incluso se determinó la
necesidad de suspender los servicios fúnebres, religiosos e inclusive
los dobles de campanas.49
En esta misma perspectiva de las acciones Gubernativas, como
fue llamado este apartado, el Plan demandó, la habilitación inmediata
del Hospital Militar que había sido terminado; se trataba, pues, de
aprovechar las salas de este centro hospitalario para el aislamiento
de casos contagiados con la gripe.50
En lo concerniente a lo que podríamos llamar la parte
administrativa, el Plan de Emergencia previó que el Gobierno, previo
la indicación de la Facultad de Medicina, nombrará un Director de
Asistencia Pública, cargo que sería desempeñado ad-honorem y
cuyas tareas se relacionarían a la coordinación entre el Gobiernos, la
Municipalidad y la Beneficencia; vigilar la provisión de medicamentos y
alimentos; cooperar con la oficina de Sanidad en el servicio de
desinfección; vigilar los Lazaretos y Hospitales; llevar la estadística de
la epidemia y dar a la población, por la prensa, las instrucciones
necesarias para enfrentar la epidemia, así como las informaciones que
se requirieran frente a la situación de emergencia.51
49 Ibíd. 50
?Archivo de la medicina, Museo de la Medicina, Despachos dirección de sanidad, Sa20, 1918. p. 24051Archivo de la medicina, Museo de la Medicina, Despachos dirección de sanidad, Sa20, 1918. p. 161.
La constitución de esta oficina que centralizaría las actividades
de los diversos sectores públicos frente a la epidemia, fue un paso
importante en la historia del higienismo público nacional. El
aparecimiento de la Dirección de Asistencia Pública con los roles
entregados a esta Dirección reflejan la influencia del higienismo
europeo, lo cual, en este apartado es importante reiterarlo porque este
hecho forma parte de la historia del pensamiento médico ecuatoriano y
pone al descubierto, también, la huella de Isidro Ayora.
Un hecho relevante, en esta misma perspectiva, no solamente
está en la línea de coordinación y control que podía ejercer esta
dependencia pública, sino la determinación de llevar información
estadística con respecto de la epidemia. Aquello es un claro avance en
la construcción de epidemiología, en el horizonte, además, de ir hacia
los esbozos de la salud pública. Isidro Ayora fue el artífice de esta
circunstancia en 1918.
El Plan de Emergencia que hemos comentado, fue estructurado,
a partir de la realidad local de Quito y, por extensión, se lo volvió de
aplicación nacional. Este debió ser un limitante a la hora de poner a
prueba sus orientaciones básicas, por el desarrollo diferente de las
provincias y por los comportamientos y comprensiones distintos de los
Cabildos e incluso por las razones prácticas que una visión
centralizada pudiera tener ftrente al resto de las regiones del país.
Pero no olvidemos que fueron días de crisis y de preocupación, frente
a las cuales había que actuar, Precisamente por ello el Plan de
Emergencia es escueto y normativo.
No obstante, hay que decirlo, en su concepción epistemológica,
el Plan de Emergencia, a pesar de haber algún trazo asistencialista
público, que fuera elaborado por la Comisión de la Facultad de
Medicina, deja una clara huella del higienismo público que entonces se
había puesto en marcha en la región en materia de salud y que
formaba parte de la educación médica. Esta realidad corrobora
nuestros análisis sobre esta materia que en páginas precedentes
establecimos con precisión al habalr del entorno de la realidad
nacional en los años de 1918.
Las primeras respuestas prácticas frente al Plan de Emergencia
Una vez que el Plan de Emergencia se volviera ley el 15 de
noviembre de 1918 el cabildo de Quito se reunió para tratar los
aspectos concernientes a su intervención en el marco de este Plan de
emergencia y del reglamento gubernativo.
El 16 de Noviembre de 1918 el presidente Baquerizo Moreno dio
paso a la ejecución del reglamento creado en el plan de emergencia
frente la amenaza de la epidemia de gripe y se decretó la creación de
la dirección de Asistencia Pública con un director y un subdirector que
coordinen las actividades entre las distintas instituciones encargadas
de tomar acciones contra la enfermedad. Además que debía entregar
la estadística de casos y decesos a la Dirección de Sanidad 52
La sesión del Municipio estuvo presidida por el doctor Aurelio
Mosquera, La reunión trató sobre las actividades que el cabildo debía
cumplir en los momentos de crisis a causa de la epidemia. Entre estos
asuntos se estableció la división de la ciudad, conforme lo había
señalado el Plan de Emergencia; la coordinación con los hospitales y
conventos; el suministro de alimentos a los enfermos y la contratación
de boticas para la entrega de medicamentos gratuitos.53
Frente a la propuesta de la comisión que elaboró el Plan de
Emergencia, se había establecido por parte del Ministerio del Interior y
Sanidad un presupuesto para la lucha contra la epidemia. Su monto
bordeó los 250.000 sucres. Para atender este requerimiento el
Ministerio del Interior elaboró un presupuesto endosado a los rubros
de funcionamiento de los Municipios.54 Dicho de otra manera, en la
propuesta inicial los Municipios debían correr con el Presupuesto para
enfrentar la epidemia de la gripe.
En el caso de Quito, el Municipio debía entregar o disponer de
un monto de 100. 000 sucres para la contingencia a la que el país se
iba abocando. El cabildo, en la sesión señalada, se excusó de la
52Archivo de la medicina, Museo de la Medicina, Despachos dirección de sanidad, Sa20, 1918. p. 17753Archivo Municipal de Quito, Acta del consejo del 15 de Noviembre de 1918. 54Ibíd.
erogación económica y se comprometió a pagar los salarios de 10
médicos de la asistencia pública.55
Debía ser el Estado, según el Concejo, quien tenía la
responsabilidad de cubrir el resto del presupuesto; no dejó de
pensarse, en todo caso, en la posibilidad de que el Municipio hiciera
un préstamo y pagar el mismo, con el aumento de impuestos. Esta
fue la postura, particularmente de los Concejales conservadores.56
Esta respuesta debió haber acelerado la determinación del régimen
para atender la crisis, en un alto porcentaje, con sus propios recursos.
En este punto, a manera de información adicional, nos
preguntamos: ¿Qué respuesta dieron los Municipios de otras
localidades al régimen frente al Plan de Emergencia?
De la información obtenida, nos queda la evidencia que los
Concejos cantonales de Ibarra, Otavalo, Ambato, por ejemplo,
reportaron su obediencia a la resolución del Ministerio del Interior e
Higiene, para instalar los servicios de asistencia pública gratuita, y dar
cumplimiento a las ideas centrales contenidas en lo que fue el Plan de
Emergencia y que a esas alturas constituía una disposición sanitaria
en el país. Los reportes de los concejos municipales de estas
ciudades dieron plena cuenta de la cooperación de las Juntas de
Sanidad y los agentes locales; de los hacendados y administradores 55Ibíd. 56 Debido a esta circunstancia, queda en claro porque el Gobierno tuvo sus reservas con lo que podría ser el comportamiento del Municipio Quiteño y prefirió actuar, como lo hemos llamado, de manera vertical y contando con sus allegados que también estaban en dicho Cabildo y que, adicionalmente, gozaban de prestigio.
de haciendas; de los médicos, todos quienes hemos enumerado se
pusieron a disponibilidad de los concejos cantonales.
Desde luego que para que esta realidad descrita ocurriera, el
Sub Director de Sanidad de Pichincha había redoblado sus esfuerzos
en la relación con las estructuras de Sanidad del Pais a quienes les
recordó, la importancia de tener instalados los servicios de asistencia
pública, antes del brote de casos de gripe en el país.57
Las actividades preventivas para luchar en contra de la epidemia
lograron responsabilidades específicas en gran parte de los Cabildos.
Aquello fue un logro importante del Gobierno y de su Ministro del
Interior. Por un lado los municipios se encargaron de coordinar la
dotación de fármacos y alimentos, además de cuidar de la “asistencia
pública” con los médicos contratados por el cabildo. Por su parte la
dirección de sanidad orientó su acción a organizar la instalación de
lazaretos para la atención tanto de los casos de gripe, como de los de
tifoidea que constituía, en ese momento, el otro conflicto de salud
latente en el país.
Además de lo indicado, que demuestra una acción movilizada de
los Municipios, el Ministerio de Interior asumió el rol de divulgar las
medidas preventivas para conocimiento entre los ciudadanos,
57“Quiero insistir a ustedes acerca de la necesidad imprescindible de organizar ya mismo el servicio de asistencia pública gratuita poniéndose en contacto con los hospitales y autoridades cantonales con el fin de evitar los aturdimientos que se producen cuando se organizan las cosas a última hora” AMQ, Despachos de la subdirección de sanidad , 30 de Octubre de 1918,
conforme había planteado el Plan de Emergencia, frente a la epidemia
de la gripe,
En efecto, en la segunda quincena de noviembre de 1918 la
Dirección de Sanidad encargó la impresión de 10.000 afiches con las
medidas de precaución que deberían ser pegadas en lugares visibles
de las distintas ciudades del país. Estas debían también publicarse en
los principales periódicos del país58
Los afiches que se estampaban en las ciudades trajeron la siguiente
información:
La gripe Se propaga por medio de gotitas que esparcen la nariz y la garganta.
Para toser o estornudar, cúbrase la boca o nariz con el pañuelo.
Se propaga por contacto.
Evite las aglomeraciones de personas.
No escupa en el suelo, las calles o las aceras.
No ocupe ni vasos ni toallas de uso común.
Evite la fatiga excesiva.
Si se siente enfermo acuéstese y haga llamar al médico. 59
Para finales de noviembre no se habían reportado casos de la
mal denominada “gripe española”, empero, los marcos administrativos
58Archivo de la medicina, Museo de la Medicina, Despachos dirección de sanidad, Sa20, 1918. p. 550 59Archivo de la medicina, Museo de la Medicina, Despachos dirección de sanidad, Sa20, 1918. p 550
de la infraestructura asistencial y sanitaria para hacer frente a la
enfermedad ya se había difundido y, en muchos lugares, organizado.
Además, las gestiones de la coordinación institucional se
siguieron poniendo en marcha aceleradamente en algunas regiones,
particularmente en las ciudades grandes.
El Municipio de Quito estableció los compromisos con las
farmacias para la entrega de medicamentos. Las farmacias de la
ciudad habían aceptado, para ese entonces, el llamado de la Junta de
Sanidad del Municipio de Quito para unirse al plan de emergencia. En
una reunión con la Junta Superior de Sanidad, que fuera convocada
por el municipio y dirigida por los concejales Abelardo Montalvo e
Isidro Ayora, los dueños de las farmacias de la ciudad aceptaron el
convenio económico en el momento que la enfermedad llegara: pagos
trimestrales que cubrirían el expendio de recetas gratuitas y de los
costos pendientes debido al 15% de descuento con los cuales
beneficiarían a ciertas medicicaciones 60
Un asunto importante es el rescatar la disposición institucional
por mantener constantemente informada a la prensa sobre la labor
institucional frente a la epidemia de la gripe y sobre los resultados en
la batalla frente a la enfermedad, todo ello articulado desde la
Dirección de Sanidad.
Un fenómeno interesante fue, en aquellos días, que la prensa
durante el mes de noviembre se dedicó a colaborar con la labor
60Archivo municipal, Oficio de consejo municipal 1918, p.195.
institucional y dejó de lado la información sobre la evolución de la
enfermedad en los países de la región como en Colombia, Perú y
Chile, países que en los meses de Octubre y Noviembre fueron
sufrieron los efectos de la epidemia que dejó miles de decesos en
ciudades como Bogotá, Lima y Santiago.
La prensa nacional que había venido informando sobre estos
acontecimientos (tal el caso del Diario “El Dia” que en octubre de 1918
reportó que países vecinos la mortandad producida por la gripe había
dejado miles de muertos en las calles61) omitió, de un momento a otro,
los datos sobre esta realidad, seguramente en la perspectiva de no
contribuir a los pánicos colectivos y con la finalidad de fortalecer las
campañas de prevención. Todo ello en acuerdo con las esferas
gubernativas del país62.
¿Comienza a vulnerarse la prevención de la “gripe española” en
el Ecuador?
El mes de noviembre de 1918 transcurrió en medio de reportes
de la obediencia a las medidas de seguridad para detectar la gripe en
los puntos de frontera. Una serie de medidas profilácticas dedicadas a
la desinfección de equipajes, y verificación clínica de la salud de las
personas que pasaban por las aduanas parecía que estaba dando 61 Hemeroteca de la casa de la cultura, Periódico “El Día” 30 de octubre de 1918, p.162 La información sobre los acontecimientos provocados por la “gripe española” en otros países de la región y del mundo fueron desapareciendo en el país. REn el mes de noviembre no hay información al respecto en la prensa nacional.
resultado a las preocupaciones frente a la posible presencia de la
gripe. La desinfección de los equipajes se realizaba con polvo de
sulfato de cobre, que era un bactericida y desinfectante muy cáustico
que se utilizaba para limpiar los pisos de las salas de Hospitales.63
La aplicación de estas medidas fue rigurosa y demandó mucho
financiamiento. La Subdirección de Sanidad reportó constantemente
las actividades de desinfección control aduanero, y las dificultades
que acarreaban los escases del antiséptico, y el abastecimiento del
mismo. 64
La prensa, en esos días de noviembre, reportó el ingreso de tres
tripulantes enfermos de gripe epidémica de un buque de carga chileno
al muelle de Guayaquil. Fueron trasladados a la casa de una
compañía de comercio chilena y puestos en cuarentena.65 Estos
serían los únicos casos de gripe española comprobados en Guayaquil
durante el mes de noviembre.
Mientras tanto las cifras de muertes en ciudades como Lima,
Santiago y Bogotá seguían creciendo y si bien no hubo información
periodística al respecto, siempre se filtraba información sobre tal
asunto, lo cual comenzó a generar enorme preocupación en la
ciudadanía.
63Archivo de la medicina, Museo de la Medicina, despachos de la Dirección de Sanidad,1918, p,20664Archivo de la medicina, Museo de la Medicina, despachos de la Dirección de Sanidad,1918, p,20665Hemeroteca de la Casa de la Cultura Quito, Periódico el Guante 10 de Noviembre de 1918, p.1.
En Guayaquil, en el mismo mes de noviembre, la subdirección
de sanidad del Guayas demandó, frente a cierta gripe que había en la
población, que “cualquier persona con síntomas de catarro debe
acercase al servicio médico más cercano a pedir atención”.66 No
obstante, se pudo comprobar, luego, se trataban de casos de catarro
que indicaban brotes de gripe estacional. La epidemia aún no había
llegado de manera abierta.
Capítulo 3
El arribo de la enfermedad
El 13 de diciembre de 1918 la subdirección de sanidad del
Guayas desató la alerta roja sobre la presencia de la enfermedad en
Guayaquil. El subdirector de sanidad del Guayas Luis Becerra ordenó
la ejecución de las medidas preventivas. Se cerraron todos los
establecimientos de instrucción fiscal, particular y municipal de la
ciudad y se redobló la atención en los hospitales y centros
asistenciales.67 En respuesta a la alarma difundida por el subdirector
del Guayas; el Director de Sanidad en Pichincha Carlos A. Miño se
66Archivo de la medicina. Despachos de la Dirección de Sanidad,1918, p,20667 Diario el Telégrafo 14 de diciembre de1918, p 1.
unió a las medidas y cerró todas las actividades en los
establecimientos de instrucción de la ciudad.68
El pánico se apoderó de la ciudad de Guayaquil durante una
semana. Los pacientes llegaban a los hospitales con alas
especializadas para su tratamiento. Pero el desarrollo de la
enfermedad no era lo que se esperaba, la dirección de sanidad el 18
de diciembre de 1918 declaró que la enfermedad en Guayaquil se
presentó de manera benigna y que no dio lugar al internamiento y
aislamiento de caso alguno de los que ingresaban a los centros
asistenciales.69 El diario el Telégrafo por su parte afirmaba que no
existían casos de gripe en la ciudad, sino que fruto del pánico muchos
por estar con los síntomas de un catarro simple, terminaban en
centros de asistencia buscando atención.70
Según reporte de la subdirección de sanidad del Guayas, debido
a que ninguno de los casos que llegaban a los centros asistenciales
paso más de un día en observación, no se reportaron estas visitas a
los centros asistenciales como casos oficiales de gripe española.71 Es
decir que aunque algún ciudadano que llegó al centro asistencial
hubiese estado precisamente con el virus, dicho caso no contabilizaba
como tal por ser dado de alta antes del segundo día. El diario el
telégrafo indicaba que los pacientes que mostraban fiebre mostraban
signos de recuperación al día siguiente. Es así que tanto la dirección
68 Archivo de la medicina (MSP), despachos de la dirección de sanidad,1918 p 450
69 Archivo de la medicina (MSP), despachos de la dirección de sanidad,1918 p 5570 Diario el Telégrafo 23 de diciembre de 1918.71 Archivo de la medicina (MSP), despachos de la dirección de sanidad,1918 p 440
de sanidad como la prensa anunciaron como versión oficial “la gripe se
presentó en la ciudad de Guayaquil, pero de forma benigna”72
Esta manifestación benigna de la gripe en Guayas se mantuvo
durante los meses en los que la enfermedad provocó estragos en el
país. Las victimas que contabilizó la dirección de sanidad fueron de
paludismo y otras afecciones cobraron en la provincia del puerto
principal del país.
Boletín sanitario de la subdirección de sanidad del Guayas.
Datos relativos al movimiento de enfermedades pestilenciales en la provincia del Guayas
correspondientes a Noviembre de 1918.
Enfermedad Casos Decesos
Peste bubónica 4 3
Fiebre amarilla 38 21
Viruelas 00
Gripe 00
Fuente: Archivo de Medicina, Despachos dirección de Sanidad
1918 p259
Datos relativos al movimiento de enfermedades pestilenciales en la provincia del Guayas
correspondientes a diciembre de 1918
Enfermedad Casos Decesos
Peste bubónica 4 00
72 Diario el Telégrafo 23 de diciembre de 1918.
Fiebre amarilla 42 25
Viruelas 00 00
Grippe 00 00
Fuente: Archivo de Medicina, Despachos dirección de Sanidad
1918 p260
Datos relativos al movimiento de enfermedades pestilenciales en la provincia del Guayas
correspondientes a Enero de 1918.
Enfermedad Casos Decesos
Peste bubónica 7 2
Fiebre amarilla 52 30
Viruelas 00 00
Grippe 00 00
Fuente: Archivo de Medicina, Despachos dirección de Sanidad
1919 p60
La alarma se desató en Quito el 13 de Diciembre. A pesar de que
no se habían registrado casos aun, la sola mención de la existencia
de casos en Guayaquil y Loja por parte del diario “El Comercio” de
Quito fue suficiente para desatar la alerta roja.73 Los establecimientos
73 HCC (Hemeroteca de la casa de la cultura), El Comercio 14 de Diciembre de 1918, p,1.
de instrucción pública y otros sitios de aglomeración como teatros y
oficios religiosos fueron cerrados. Se debía poner en marcha el plan
de emergencia en una sociedad a la que la medida le tomó por
sorpresa. A pocos días de la llegada de la emergencia a la ciudad de
Guayaquil. La Subdirección de Sanidad del Guayas declaró que la
enfermedad tenía características benignas y que no se llegó a
convertirse en epidemia.74 Esto debió influir en la poca cautela de los
comisionados de Sanidad para poner en marcha los planes
establecidos.
El 18 de Diciembre se anunciaba la presencia de casos de Gripe
en Pichincha, 15 casos comprobados en una fábrica de tejidos de
Sangolquí. El director de sanidad dispuso que los propietarios
suministren de inmediato aspirinas y sales purgativas para evitar
complicaciones; a falta de asistencia médica. 75 El plan de
emergencia, no estaba operando en ningún caso. La ciudad de
Machachi declaró la presencia de 20 casos de gripe en los hoteles del
pueblo. Machachi contaba con agentes de sanidad de la subdirección
de Pichincha, quienes se encargaron de exigir a los dueños de
hoteles, bares, fondas, peluquerías la desinfección prolija de sus
instalaciones con solución de Creso.76
El 19 de Diciembre la dirección de sanidad informó que en Quito
se registraron 120 casos; pero la enfermedad seguía teniendo una
manifestación benigna77. Durante los siguientes días el número de
74 Archivo de la Medicina, despachos de la dirección de sanidad, 1918 p 450.75 HCC. El Comercio, 18 de diciembre de 1918. 76Archivo de la Medicina, Museo de la medicina, Despachos de la Dirección de Sanidad 1918, 77 Archivo de la Medicina, Museo de la medicina, Despachos de la Dirección de Sanidad 1918,
casos se contaba por miles y comenzaban a registrarse los primeros
fallecimientos.78 El gobierno decidió instalar el lazareto para griposos
que constaba en el plan de emergencia pero no fue instalado sino
hasta que la enfermedad comenzó a generar estragos. El escritor
editorial del diario El Comercio que declaraba que el mismo estaba
contagiado con la enfermedad decía. “Consideramos un despropósito
la idea de establecer el antedicho lazareto cuando existen tantos
casos cuanto son las casas de Quito”79 Se pedía por parte de la
prensa el cumplimiento del plan de asistencia pública esbozado en el
plan de emergencia. En parte por responsabilidad del estado y la
subdirección de sanidad por no haber anticipado la ejecución de las
obras pertinentes y acotadas en el plan de emergencia. Y del
municipio por no haber dado paso a las gestiones correspondientes
para la ejecución de las obras.
Tanto por parte del municipio como del gobierno central y la
institución responsable de la sanidad pública, “La dirección de
Sanidad”, existió un comportamiento completamente no científico. Que
se explica, en primer lugar por suponer al entrar al mes de Diciembre
sin presencia alguna de la gripe, esta jamás llegaría a entrar al país,
aun cuando se manejaban de manera precisa la información de que la
enfermedad estaba siendo contenida con estrictas políticas de
frontera, pero que podían o no ser infalibles. La segunda muestra de
un comportamiento no científico es suponer que dada la manifestación
benigna de la gripe en Guayaquil, la gripe debería tener el mismo
78 Archivo de la Medicina, Museo de la medicina, Despachos de la Dirección de Sanidad 1918, 79 HCC, El Comercio, 5 de enero de 1919, p 1.
carácter “benigno” en la Sierra, a sabiendas de la influencia del factor
climatológico en el desarrollo de esta.
El municipio de Quito ante la urgencia de la llegada de la
enfermedad contrato un médico de asistencia pública de los 10 que se
había solicitado.80 Mientras tanto la prensa en particular el diario “El
Comercio” continuaba advirtiendo la ineficacia de la dirección de
sanidad al insistir en la instalación del lazareto de griposos. El
subdirector de sanidad dispuso la instalación del lazareto en las
instalaciones de la escuela Sucre; frente a la oposición del municipio
que declaró que no daría paso a la instalación del lazareto en un
predio de administración municipal. No obstante, la Dirección de
Sanidad paso a pedir la ejecución de la partida presupuestaria para la
instalación de este centro asistencial.81
La asistencia pública según el plan de emergencia debía ser
coordinada por el municipio, pero sus prescripciones habían quedado
en nada. La dirección de sanidad ahora contaba con 30.000 sucres
destinados a la construcción del lazareto.82 El Comercio advertía que
en el proceso de la instalación del mencionado lazareto, seguramente
la enfermedad ya empezaría a decrecer y que se trataba de un
proyecto inútil.83 No obstante el municipio que era el llamado a la
gestión de la “asistencia pública” no había dado paso a su ejecución.
La ciudad contaba con dos instituciones vinculadas a la sanidad, la
dirección de sanidad que era la directa encargada de los problemas
80 Archivo Metropolitano Quito, Oficios del consejo de la ciudad, Noviembre 18 de 1918. 81 HCC, Diario el Comercio, 6 de Enero de 1918, 82 Archivo de la Medicina, Museo de la medicina, Despachos de la Dirección de Sanidad, 1918, p,541.83 HCC, El Comercio Enero 6 de 1918. P,1.
sanitarios. Y el municipio que en base al plan elaborado por los
concejales, Isidro Ayora y Aurelio Mosquera, debía encargarse de
administrar el presupuesto programado de 200.000 para instalar el
sistema de asistencia pública.
El gobierno persistió en su iniciativa de crear un lazareto para
griposos, que sería instalado en los últimos días de Diciembre. Este se
habilitó en una de las alas del recientemente inaugurado Hospital
Militar, el que contaba con varios médicos y alumnos de la facultad de
medicina como personal.84 El presupuesto de 30.000 sirvió para
habilitar las salas del hospital con camas e instrumental de asistencia
médica. Los casos comprobados de gripe serían internados en el
lazareto, en donde se seguiría la evolución de los mismos.85 Los
remedios con los que contaba la dirección de sanidad fueron la
aspirina y soluciones mentoladas.86 Para combatir la gripe en el mundo
se utilizó todo lo que había a disposición, medicamentos y sueros de
toda índole, vacunas improvisadas, incluso estricnina nada era
efectivo.87 Solo quedaba la espera para que algunos pacientes
empiecen a presentar mejoría. Se trataba de una sociedad de
postguerra debilitada y empobrecida; en el viejo continente se da
cuenta de más de 24.000.000 de muertos. 88
84 Archivo de la Medicina, Museo de la medicina, Despachos de la Dirección de Sanidad, 1918, p,54185 Archivo de la Medicina, Museo de la medicina, Despachos de la Dirección de Sanidad, 1918, p,56086 Aspirinas y aceites mentolados, eran los recursos farmacológicos con los que contaba la dirección de sanidad. Archivo de la Medicina, Museo de la medicina, Despachos de la Dirección de Sanidad, 1918, p,560 87 John Barry, The Great Influenza, Penguin Books, New York, 2004. p. 120.88 Johnson NPAS, Mueller J. Updating the accounts: global mortality of the 1918–1920 “Spanish” influenza
pandemic. Bull Hist Med2002;76: 105–15.
Ante la llegada de la enfermedad el Municipio de Quito de forma
apurada dedicó esfuerzos a poner en marcha las labores necesarias
para instalar el servicio de asistencia pública, descrito en el plan de
emergencia. El cabildo, entidad que tenía como concejales a los
creadores del plan de emergencia Aurelio Mosquera e Isidro Ayora, se
había retrasado en la ejecución de su rol en dicho plan. A comienzos
del mes de Diciembre se contrató un solo médico de asistencia
pública con el sueldo de 150 sucres.89
El municipio había coordinado previamente con farmacias de
la ciudad la entrega de las correspondientes recetas gratuitas y las
que tenían subsidio.90 La ejecución del contrato se realizó tomando
dinero prestado de otras carteras de gasto del municipio.91 Además, se
contrataron 7 médicos ambulatorios además del que se contrató en
Diciembre para tratar a los casos de gripe en las sub zonas trazadas
en Quito para viabilizar su atención.92 En Quito la labor asistencial se
realizaba de manera improvisada y en medio de un contexto en el que
reinaba el pánico.
Por otro lado, las boticas no daban abasto a la demanda de
fármacos. Las recomendaciones centrales de la Dirección de Sanidad
consistían en manejar de forma rigurosa una auto asistencia por parte
de la ciudadanía, que consistía, en caso de presentar la
sintomatología de la enfermedad, evitar a toda costa la exposición del
paciente al aire libre. Por otro lado, mantener la temperatura del
89Archivo Metropolitano de Quito, Oficios Oficios del Cabildo de Quito,90 Archivo Metropolitano de Quito, Acta del Consejo del 15 de Noviembre de 1918,91 Archivo Metropolitano de Quito, Acta del consejo del 20 de Diciembre de 1918.92 Archivo Metropolitano de Quito, Oficios Oficios del Cabildo de Quito, Nov 19 1918.
cuerpo lo más elevada posible con el uso de frazadas, aguas de
“horchata” calientes y aceites mentolados. 93
La Dirección de Sanidad contaba con un informe sobre evolución
de la enfermedad en los pacientes elaborado en Italia, el nombre del
autor del mismo no está registrado, pero contaba con un dato clave
sobre la enfermedad, que no había sido tomado en cuenta hasta la
publicación de estudios recientes sobre la mal llamada gripe
española. “Si la condición del paciente no evoluciona en cianosis a las
48 horas la posibilidad de mejoría es muy alta”94. La cianosis era el
enrojecimiento del rostro hasta mostrar un tono púrpura por la asfixia
sistemática debido a la obstrucción pulmonar con la flema.95
Los médicos de asistencia pública se encargaban de dar
parte sobre la cantidad de enfermos que se reportaban en sus
respectivas zonas. Por otro lado, además de repartir recetas gratuitas
y corroborar la presencia de un caso, eran los encargados de remitir a
la dirección de sanidad el número de casos y de muertes que
provocaba la gripe. Durante los últimos días de Diciembre se
comenzaban a registrar casos. La actividad de los médicos de la
asistencia pública se realizaba constantemente, la presencia de
enfermos era reportada sin cesar. Y su actividad a más de recetar
sales purgativas y aspirina a todos los casos que encontraban, era la
de entregar en las manos de las familias con enfermos las volantes
con las medidas de precaución y tratamiento y de registrar para la
93 Archivo de la Medicina, Museo de la medicina, Despachos de la Dirección de Sanidad, 1918, Afiche informativo, p 22094 Archivo de la Medicina, Museo de la medicina, Despachos de la Dirección de Sanidad, 1918, p432.95 J. Barry, Ibíd, p. 248.
estadística de la dirección de sanidad todos los casos de gripe y sus
víctimas.
Los Médicos se dividían en 8 zonas de la ciudad de Quito que no
están muy bien distinguidas en los reportes de la asistencia pública.
No obstante se puede diferenciar ciertas zonas específicas en las que
actuaban los médicos por reportes que fueron publicados por el Diario
el Comercio en los primeros días de enero de 1919. Los médicos de
asistencia pública que actuaron en la emergencia eran los doctores
Alarcón, de La Torre, Darquea, Peñaherrera, Guzmán, Salvador,
Rodríguez y Campos. Según estos informes, había un médico que
operaba en el sector de la calle Chimborazo otro por la calle García
Moreno y otro en el barrio de La Tola. 96
Los reportes contenían una descripción clínica de los casos más
graves y de las muertes, un médico de asistencia reportó: “En mi zona
hay tres pacientes en estado grave que pronto morirán” Otro médico
informaba, “En la carrera Chimborazo se ha producido una defunción,
de bronco neumonía, que duró 46 horas. Otro informe indicaba que en
la carrera García Moreno se había producido la defunción de José
Salazar por afección gripal, y en la Tola fallecía María Josefina Díaz
con hemorragia broncopulmonar.97 Este reporte apareció en la primera
plana de El Comercio del 1 de enero de 1919. Esta noticia e replicó a
nivel nacional, y la prensa guayaquileña no tardó en subrayar que la
actividad médica de la capital era precaria; según los diarios
96 HCC, El Comercio, Enero 2 de 1919, p.1.97 HCC, El Comercio, Enero 3 de 1919, p.2.
guayaquileños la diferencia entre la situación de Guayaquil y Quito se
fundaba en la calidad de los servicios de salud. 98
La dirección de sanidad el 4 de Enero emitió la prohibición de
publicar los informes de asistencia pública en el periódico El Comercio,
invocando la prudencia y el respeto a los enfermos y a los parientes de
las víctimas.99 Mientras tanto, el mencionado periódico se limitaba a
responder a la prensa guayaquileña acusándola de regionalista en un
momento de emergencia nacional.100 La gripe “española” según
Tauberbenger, tenía un periodo crítico de 48 horas después del
aparecimiento de fiebre, la gripe actuaba de forma violenta y en 24
horas el paciente comenzaba a dar cuadros de afección pulmonar.101
Es decir que si la enfermedad no avanzaba a la fase pulmonar en 24
horas la víctima tenía una gran posibilidad de salvarse. Los cuadros
clínicos eran repetitivos, en los casos fatales estaban afectados los
pulmones.
Los primeros días de Enero se habilitó el pabellón de aislamiento
del Hospital Militar. Según informe de la dirección de sanidad, se
internaron a 145 pacientes de gripe; de manera inmediata a todos se
les suministró vacuna antitífica como medida preventiva.102 En el
círculo médico de la dirección, circulaba como axioma que la
aplicación de esta vacuna era necesaria en estos casos de gripe, pues
el organismo se volvía más vulnerable en medio de la sintomatología
98 HCC, dario El Telégrafo enero 3 de 191999 Archivo Metropolitano de Quito, Acta del Consejo del 15 de Noviembre de 1918, 100 HCC, El Comercio 3 de enero de 1919, 101 Taubenberger JK, et al. 2006. Reconstruction of the 1918 influenza virus: unexpected rewards from the past. mBio 3(5):e00201-12. 102 Archivo de la Medicina, Museo de la medicina, Despachos de la Dirección de Sanidad, 1919, p,56
de la gripe. Esta medida asumida por la dirección de sanidad, se
esgrimía como un medio para disminuir el número de casos fatales de
gripe.
Número de casos de gripe y fallecimientos por gripe en Quito en
Diciembre de 1918 y Febrero de 1919
Casos Fallecimientos
Diciembre 1918 8000 189
Enero 1919 6000 265
Febrero 1919 367 43
Total 14367 497
103
El número de casos fatales registrados según el boletín sanitario
de Diciembre y Enero de 1918 es de 454 fallecimientos de un total de
14.000 casos para los dos meses críticos de la emergencia. Vale
anotar que la población de Quito para la época era de
aproximadamente 80.000 personas104 Es necesario acotar que como
se ha indicado la epidemia de gripe en la sierra ecuatoriana empieza
el 15 de diciembre y se declara por parte de la dirección de sanidad
por finalizada el 18 de enero. Es decir que lo recapitulado por los
meses de diciembre y enero corresponde en realidad a un solo mes un
tanto alargado. Para finales de Enero y Febrero, aún se cuentan casos
y decesos, pero es insignificante en relación al período de rigor oficial
de la emergencia.
Recapitulando hay que notar en primer lugar que para que un
caso sea registrado como “caso de gripe” debía pasar el período de
incubación es decir que la persona que tenía síntomas de catarro
debía sobrepasar el período de 24 horas sin retroceso del cuadro
sintomático.105 Aquello empata con la manera de llegar a considerar al
103 Archivo de la Medicina, Museo de la medicina, Despachos de la Dirección de Sanidad, 1919, p,56; Despachos de la Dirección de Sanidad, 1919, p,56; Despachos Dirección de Sanidad,1918,p 591; 104 Valencia Hernán, Desarrollo urbano en Guayaquil, Tesis, flacso, p. 73105 Archivo de la medicina, Museo de la Medicina, Despachos dirección de sanidad, Sa20, 1918. p 526
caso como “benigno”, pues en Guayaquil se habían registrado casos
pero estos no sobrepasaron las 24 horas en los que los síntomas de
catarro comenzaban a ceder. 106
Mientras la enfermedad avanzaba, se debía mantener el
ambiente de las salas de aislamiento desinfectado como prerrequisito.
Diariamente se limpiaba los pisos con Creso y otros desinfectantes
que comenzaron a escasear en las bodegas de la ciudad.107 El sulfato
de cobre se indicaba como el desinfectante más eficaz para prevenir la
expansión de la gripe.108 El uso de sulfato de cobre para la
desinfección suponía una importante capacitación técnica delos
encargados de la limpieza, pues era un químico de alta volatilidad y
cuya mezcla debía ser supervisada por un técnico especializado. Se
comercializaba en estado puro de cristales de sulfato de cobre y de
esa forma entraba a las bodegas de la Dirección de Sanidad, ninguna
otra oficina, ni botica, ni laboratorio particular tenía accesos a las
reservas de “sufato cúprico” únicamente la dirección de sanidad.109
Fuera de las salas de los hospitales, se aplicaba sulfato de cobre en
todas las alfombras de recibidores y oficinas periódicamente, hasta
que de pronto su suministro comenzó escasear.
De manera súbita entre el 15 y el 18 de Enero de1919 la
incidencia de la enfermedad bajaba a niveles, insignificantes en
relación a los presentados en el mes anterior. El 18 de Enero El
Comercio, hizo público el comunicado de fin de la emergencia
106 Véase cita 72.107 ? Archivo de la medicina, Museo de la Medicina, Despachos dirección de sanidad, Sa20, 1918. p 540108 ? Archivo de la medicina, Museo de la Medicina, Despachos dirección de sanidad, Sa20, 1918. P,490-512109 ? Archivo de la medicina, Museo de la Medicina, Despachos dirección de sanidad, Sa20, 1918. p 435
entregado por la dirección de Sanidad, y la respectiva exhortación por
parte de esa cartera de estado a retomar de forma paulatina las
actividades normales. Los casos que aparecieren debían ser
trasladados de forma directa al lazareto del Hospital Militar el que se
mantendría habilitado y en funcionamiento de manera indefinida. “El
Comercio” por su lado, agradecía la gestión de la Dirección de
Sanidad y de los médicos de asistencia pública, por su labor en esta
crisis sanitaria. Recababa en que no se podía estar más conformes,
que la enfermedad haya dejado tan pocas victimas en relación al
flagelo que habían vivido otras ciudades de Latinoamérica en donde
las víctimas se contaban por miles.110 No había lugar a declarar su
oposición a la labor estatal, basto con un simple epílogo sobre el paso
de la gripe por la cosmopolita ciudad de Quito.
El rol de la prensa en Quito
Durante Noviembre y Diciembre de 1918 la prensa se estableció
como una fuente paralela y con correspondencia constante con los
despachos y oficios de las oficinas de sanidad e informes del Cabildo
central. No obstante, el inesperado arribo de la enfermedad a
mediados de Diciembre dio lugar a una constante crónica sobre el
desarrollo de la enfermedad en la semana que va del 1 al 5 de enero
“El Comercio” dio paso a la impresión de reportes diarios sobre el
desarrollo de la misma; a partir de los reportes de los médicos de 110 El Comercio, 18 de Diciembre de 1919, p,1.
asistencia pública (véase cita 29). Esta acción valió la medida de
censurar con la categoría de “amarillismo” a la publicación del reporte
de muertes, entregados por los médicos de asistencia pública, por
parte del Ministerio del Interior.
Un dato importante es la ausencia de partes mortuorios en los
periódicos ecuatorianos de la época. Periódicos como La Nación de
España, o el Mercurio de Santiago tenían la totalidad de sus páginas
dedicadas a dar partes mortuorios, durante los meses críticos dela
gripe de 1918 no existía ninguna otra información aparte de ese
servicio memorial. Estos partes eran espacios formales pagados por
los deudos y enmarcados en formatos exequiales católicos. En el
Ecuador de esos años, no se acostumbraba en esa época a usar la
prensa con dicho fin. Los partes de fallecimientos que aparecieron los
primeros días de enero en Quito, fueron como se había anotado
informes filtrados a la prensa de médicos de asistencia pública cuyo fin
era mantener el registro para la dirección de sanidad.
La edición de la información de prensa sobre el desarrollo de la
enfermedad tenía sesgos importantes. El periódico oficial el Día fue
capaz de crear un ambiente en el que la enfermedad no existía.
Eliminaba de las prensas toda noticia relativa al registro de casos a las
labores de la asistencia pública y lazaretos. Era un clima político de los
más tensos de la historia ecuatoriana, en la que el partido liberal que
estaba en el poder asumía su labor como la gestión que debía llevar al
país a la senda del desarrollo, bajo la única premisa de eliminar a las
huestes conservadoras y su tendencia a someter al país al atraso
técnico. El reporte oficial del director desanidad fue que la gripe en la
ciudad tenía carácter benigno, era “benigno” en relación a la cantidad
de muertes que se esperaba; pero no era en su extensión pues
estaba dejando un número de muertes significativo.
Los conservadores culpaban al partido liberal de todos y cada
uno de los males que aquejaban al país, incluido el flageo de gripe.
Por esta razón el diario El Comercio luego dela prohibición, no
dejaba de dar reportes de sanidad que sutilmente reflejaban el
verdadero estado de la situación. “Reporte de sanidad, la sociedad
funeraria nacional mencionó la necesidad de abrir fosas comunes
para enterrar a grupos de 5 o más cadáveres”111 esto refleja la
existencia de una mortandad. Más tarde se denunció la pérdida del
cadáver de una mujer, cuyo esposo asumía que estaba en el Lazareto
del Hospital Militar, y miembros de la sanidad tuvieron que exhumar
una fosa común de 11 cadáveres para recuperar el cuerpo y llevarlo al
destino determinado por sus parientes.112
La cantidad de casos y muertes en los primeros días de Enero
era tal, que las demandas políticas al gobernó cesaron; la sensibilidad
mediática frente a los hechos superó al rigor opositor del periódico
insignia del conservadurismo ecuatoriano. Los periódicos ecuatorianos
en ningún caso efectuaron publicaciones dando parte de los casos
fatales, en cierta medida debido a la censura del Ministerio del Interior
de prohibir la publicación del santo y seña de las fatalidades de gripe a
las que sus editores tenían acceso. Sino debido al recelo a la
111 El Comercio, 10 de Enero de 1919, primera plana. 112 El Comercio, 12 de Enero de 1919, p. 3.
exposición pública de la muerte atroz a la que acarreaba la gripe. Tal
como escribía “El Comercio”, “en estos momentos todas las casas de
Quito tiene al menos un miembro con esta terrible enfermedad”
La actitud editorial de los dos principales periódicos de la ciudad
de Quito, pasaron de ser voceros de las actividades de las elocuentes
instituciones públicas de la ciudad; a mantener un silencio que se
explicó desde las columnas de los editoriales como un silencio
solemne.113 Las páginas de los periódicos que nunca perdieron día de
prensa y tinta, se rellenaron con información complementaria, noticias
de segunda plana, y mucha publicidad. Información relativa a la
enfermedad, a los avances científicos relativos a las vicisitudes
generadas por las viejas cepas de gripe estacional, que atacaban de
forma regular a comienzos del siglo XX. 114
Un aspecto relevante es el de la publicidad farmacéutica, las
farmacias de la ciudad fueron sin duda los grandes beneficiarios del
arribo de esta peste. Las farmacias además de estar a cargo de los
contratos establecidos en el plan de emergencia contra la gripe; eran
los responsables de la oferta de paliativos como la aspirina, el
mentolathium, que suplían la demanda constante del público que
como indicaban los boletines de sanidad. Durante los dos meses que
la enfermedad hizo estragos en la ciudad, las farmacias no tuvieron
descanso alguno “las boticas de la ciudad no cierran a ninguna hora”115
informaba el secretario de las oficinas de sanidad.
113 El Comercio, 10 de Enero de 1919, p3114 El Comercio, publicaciones que van del 6 al 15 de Enero. p.3 115 Archivo de la medicina, Museo de la Medicina, Despachos dirección de sanidad, Sa20, 1919. p, 82
La dirección de sanidad y la comisión de facultad de medicina de
la que fue director el Dr. Isidro Ayora, coincidían en el uso de
aspirina, aceites mentolados y otras formas de uso del mentol para
intentar dar alivio a la enfermedad. Por esa razón, la demanda diaria
de mentol, bromo quinina y aspirina era gigantesca.
La prensa dio cuenta del desarrollo de la enfermedad, de las
medidas sanitarias, y labor institucional; hasta la emisión de los vetos
de censura que la obligaron a mantener un solemne silencio frente a la
lucha diaria, que durante el mes de enero de 1919 la ciudad de Quito
y sus instituciones de salud tuvieron frente a la gripe. Sin embargo, en
la prensa de la ciudad la gripe se mantenía presente en la publicidad
de remedios para su tratamiento, y en los artículos sobre los avances
médicos de otrora crisis gripales. Y se presentó el fenómeno de
aislamiento mediático entre la labor de las instituciones de salud, que
de ningún modo querían registros públicos es decir, registros de
prensa pública que den cuenta de la asoladora cantidad de casos de
gripe, y la falta de personal médico con que la ciudad contaba para
cubrir dicha labor.
La Gripe en las provincias del Ecuador
Guayas, como se había indicado fue la primera provincia en el
Ecuador en la que se registró la presencia de casos. Pero por causa
de dos aspectos fundamentales la enfermedad tuvo el afortunado
carácter de “benigna”. Primero el privilegiado clima de Noviembre y
Diciembre, “soleado y con poca humedad durante todo el mes como
indicaba el subdirector provincial Luis Becerra”116. Quien, aunque el
clima era cálido esperaba lo peor, pues la enfermedad que estaba
causando una mortandad en el mundo no era la clásica gripe
estacional. Y segundo la incidencia global de gripe registró un brusco
declive de la enfermedad en los primeros días de diciembre. Los
meses severos fueron los últimos días de septiembre octubre y
noviembre.117 Es decir que la rígida política aduanera libró al país de
vivir la enfermedad en el período más crítico.
No obstante el 13 de Diciembre se registran los primeros casos
en las salas del hospital civil de Guayaquil. Según el diario el telégrafo,
decenas de personas llegaron en busca de alguna vacuna, y se
procedió a aislarlos en una sala de observación acondicionada para la
eventual llegada de la gripe española. Se les suministró aspirinas y al
día siguiente pasadas la 24 horas de su ingreso se les dio el alta, pues
la enfermedad no tenía la evolución que se esperaba en función de los
informes médicos, de otras partes del mundo con los que contaba la
subdirección de sanidad. El 15 de diciembre la enfermedad fue
declarada de forma oficial como “benigna”.
Entonces bajo el anuncio de que la enfermedad tenía carácter
benigno se cometió el error de abrir la línea férrea a la sierra, la que en
el caso de llegada de la enfermedad debía mantenerse cerrada. Varios
guardas y personal del ferrocarril viajaban infectados con el virus que
con la variación climática, alteró su carácter benigno a dar síntomas
116 Véase, cita, Ibíd. 117 Barry , Tauberbenger , Oxford.
de fiebre aguda. La gaceta municipal de Ambato dio cuenta de la
presencia de guardas civiles y tropa de del ejército enfermos en una
casa de comercio en la ciudad de Riobamba.118 Del mismo modo la
dirección de sanidad hizo el anuncio de la presencia de enfermos en
Latacunga, Machachi y Sangolquí el 15 de Diciembre.
La municipalidad de Ambato en la sesión del 16 de Noviembre
anunció la aplicación de medidas sanitarias para el combate de la
posible llegada de la gripe a la ciudad.119El médico de Sanidad de
Ambato, consideró que se provea de uniformes a toda la cuadrilla de
médicos enfermeras, hermanas del hospital san Lázaro, y se consiga
el seminario de Atocha para ubicar ahí 100 camas para atender a
griposos. Y se solicite la vía del ferrocarril del sur que atraviesa el
predio del Seminario para trasladar a los enfermos en y hacia el
mismo120.
Que se aplique el plan de emergencia que llegó desde Quito y
se divida a la ciudad en zonas convenientes, y se confíe a cada una
de dichas zonas un médico para que atienda a la gente pobre y se
realice el arreglo o despacho de drogas y recetas para la gente pobre
con algunas farmacias de la ciudad, y que se gaste lo conveniente
para atender al estado sanitario.121 Ambato sería la única ciudad que
aplicó el plan de emergencia antes del arribo de la enfermedad a la
ciudad.
118 Archivo Nacional del Ecuador seccional Tungurahua, Ambato, El Municipio ( órgano quincenal de los intereses municipales) Acta de sesión del consejo del 16 de Noviembre de 1918, libro año 1918, p, 151.119 Ibíd., p. 155.120 Ibíd. p. 156.121 Ibíd. p. 156.
Por su parte el medico de sanidad de Ambato pidió como medida
preventiva dentro del servicio de correos que se pida al secretario del
ramo que sean picadas una de las esquinas de las cartas que
ingresen a la ciudad para evitar la propagación de la enfermedad por
dicha vía. 122Vale indicar que en el marco de la organización del
gobierno local de Ambato, el medico de sanidad que ejercía sus
funciones como delegado directo de la dirección de sanidad de
Pichincha con atribuciones ejecutivas en el ramo desanidad, y uso del
presupuesto destinado a la salud.
Según el organigrama institucional las instancias de sanidad de
los municipios de Ambato, Latacunga e Ibarra eran subalternos
directos de la Dirección de sanidad de Pichincha. La ordenanza de la
dirección de sanidad era extensiva a los municipios de Ibarra Ambato
y Quito. Además el médico de sanidad de Ambato hacía las veces de
delegado del director provincial de Pichincha. Y actuaba a nivel
contencioso, como administrador de los asuntos de salud pertinentes a
la jurisdicción de la ciudad de Ambato.
En la sesión de 8 de Enero se trataron los temas relativos a la
entrega de recetas gratuitas, por parte de los médicos de sanidad en
donde se manifestó el pedido de que las mismas lleven el sello aval
del médico de Sanidad para probar su legitimidad; dado que podría
existir algún grado de malversación del destino de los fármacos. Sobre
esto el medico de sanidad municipal pidió al consejo no dudar de la
122 Ibíd., p. 185.
honorabilidad del cuerpo médico a su cargo; y proseguir con la
distribución normal de las recetas que se estaban administrando.123
En Ambato del mismo modo que en la ciudad de Quito se había
dividido la ciudad en zonas para la atención médica a domicilio. Los
despachos de medicinas se hacían con las recetas dadas por los
médicos, que en el caso de Ambato además de aspirina, mentol
incluía sales purgativas (suero oral). Según la sesión del 18 de enero,
Ambato no registró un número alarmante de enfermos; no obstante,
había numerosos casos que merecían sumo cuidado. A nivel de
infraestructura sanitaria Ambato adecuó el lazareto de Atocha, y
además un Dispensario para los ciudadanos más pobres en especial
niños en donde se surtirían los fármacos prescritos para atenuar los
síntomas de esta enfermedad. El presupuesto se ajustó con un
impuesto de 20 ctvs. por frasco a la venta de aguardiente.
La ciudad de Ibarra y su cabildo central se mostrarían mucho
más cercanos a la institucionalidad municipal quiteña. Presentaba una
correspondencia constante con los médicos de la juta de sanidad del
municipio de Quito. Con todo, el arribo de la enfermedad se esperaba
desde el Sur es decir proveniente de la Capital. 124En medio de
proclamación de medidas de emergencia la junta de sanidad de
Ibarra, esperaba una gestión de índole administrativo con el miembro
de sanidad municipal Dr. Isidro Ayora; con la finalidad de instalar una
clínica obstétrica en la ciudad de Ibarra. No obstante, sobre el plan de
123 Archivo Nacional del Ecuador seccional Tungurahua, Ambato, El Municipio ( órgano quincenal de los intereses municipales) Acta de sesión del consejo del 8 de Enero de 1918, libro año 1919, p, 37.124 Archivo Municipal de Ibarra, Acta de sesión del cabildo de 18 de Noviembre de 1919,
emergencia remitido por la dirección de sanidad se dio parte de su
recepción pero no se llamó al ejecútese en la reunión correspondiente,
lo que daría muestras de mayor apego por parte de la institución
municipal de Ibarra al municipio de Quito como centro de organización
regional, que al estado central.125
La enfermedad aparece a finales de Diciembre y da muestras de
un carácter benigno en la urbe, mientras que en las zonas aledañas
de la ciudad se da cuenta de casos; por los que se decide contratar un
médico de sanidad extra que junto al médico de sanidad del municipio
harían la tarea de atender los casos de Gripe que iban siendo
reportados. Uno de los médicos reportó haber atendido a 30 enfermos
en una de las parroquias aledañas de la ciudad. No obstante el
desarrollo de la enfermedad no implicó la consideración en el cabildo
de un lazareto y no se realizaron los contratos con las farmacias como
se hiciera en las ciudades de Ambato y Quito. El expendio de
fármacos a los pacientes pobres corría por cuenta de la botica
municipal, que adquiría directamente las medicinas a través de
gestiones con miembros del consejo municipal de Quito.
La labor en la que se haría énfasis en la ciudad de Ibarra era la
labor de desinfección de los espacios, tanto institucionales como
privados escuelas, edificios de gobierno, monasterios, casas
parroquiales, y casas privadas. Según las actas de sesiones las zonas
afectadas por la gripe eran las parroquias de Atuntaqui y San
125 Ibíd.
Francisco, lugares hacia donde se destinó el fondo invertido en el
surtimiento de la botica municipal.126 El factor climático siempre fue
importante en el desarrollo de la enfermedad y se puede presumir que
en la zona urbana de Ibarra las condiciones para que este no avance
eran favorables. Fue una ciudad en la que las funciones del cabildo
concentraban la actividad administrativa de sanidad, a esto se suma la
presencia de una botica municipal suficiente para cubrir el abasto de
fármacos necesitados para cubrir las necesidades dentro de la
emergencia.127
En Cuenca, por su parte la subdirección de sanidad decidió
habilitar a fines de diciembre de 1918 una de las salas del nuevo
hospital civil, que no estaba terminado aún, con la finalidad de atender
casos de gripe. Se tomó la decisión de dispersar a todo el personal
médico disponible en toda la ciudad, en casas de distintas zonas que
se prestaban para dar acogida a los mismos y prestar dos
habitaciones, una para el medico ambulatorio y otra para la cuadrilla
de sanidad que lo acompañaba128. También se mencionaba en la “voz
del sur” la rapidez con la que se había reclutado las cuadrillas de
policía sanitaria para combatir la enfermedad en la ciudad.129
A fines del mes de Enero, se declaró el fin de la emergencia en todo el
Ecuador, tanto el municipio de Ambato como el de Cuenca e Ibarra,
hicieron público el fin de la emergencia de gripe. Con todo al igual que
126 Archivo municipal de Ibarra, sesión del 10 de Enero de 1919, 127 Ibíd128 Archivo Banco Central, Cuenca, Hemeroteca, Periódico voz del sur, 10 de Enero de 1918, p,1. 129 Ibíd.
en Quito el lazareto de Atocha en Ambato y el lazareto de cuenca
quedaron habilitados para los casos que se presentasen
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