La Organización Del Proletariado Revolucionario y El Balance en Alemania_Otto Rühle

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    Otto Rhle

    La organizacin del proletariado revolucionario y el balance en Alemania

    Presentacin

    Otto Rhle (1874-1943) nace en 1874 en Freiberg, Sajonia. En 1915, como diputado socialdemcrata en el Reichstag, se levanta junto con Karl Liebknecht contra la votacin de los crditos de guerra. Durante la revolucin de Noviembre de 1918, desempea n papel de relieve como miembro del Consejo obrero y militar de Dresde. En 1919es expulsado del Partido Comunista de Alemania (KPD) y entra en el Partido Obrero Comunista de Alemania (KAPD) a la altura de su fundacin (1920). Expulsado pocodespus por exigencia de Mosc (III Internacional), es el principal terico de la tendencia consejista unitaria, que defiende ya la necesidad de prescindir del partidocreando organizaciones militantes econmicas y polticas al mismo tiempo.

    Rhle tambin fue uno de los primeros tericos consejistas en investigar el fenmeno decapitalismo de Estado en profundidad, en su libro publicado en 1931 en Berln bajo el pseudnimo de Carl Steuermann La crisis mundial, o hacia el capitalismo de Estado.

    Exiliado tras la derrota de la revolucin en Alemania y el ascenso del fascismo, muri en Mxico en 1943.

    Los textos que aqu presentamos, bajo el ttulo de La organizacin del proletariado reolucionario y el balance en Alemania, son captulos de la obra de 1924, De la revolucin burguesa a la revolucin proletaria, escrita cuando Rhle era todava miembro de a Unin Obrera General de Alemania - Organizacin Unitaria (AAUD-E). La traduccin seha realizado sobre la base de la versin inglesa de 1974, publicada por SocialistReproduction y Revolutionary Perspectives a partir de la versin alemana de 1970 del Instituto para la Praxis y la Teora del Comunismo de Consejos (Institut fur Praxis und Theorie des Ratekomminismus) de Berln.

    Estos textos de Rhle son especialmente importantes porque, en ellos, se encuentran expuestos y desarrollados diversos conceptos organizativos muy importantes, que en la literatura consejista posterior -ms desvinculada de los movimientos prcticos o slo apoyada en experiencias menos desarrolladas- se mencionan slo a veces y m

    ayormente de pasada. Por ello, es necesario hacer ahora una serie de aclaraciones etimolgicas y tericas.

    El concepto de Unin Obrera (Arbeiterunion) se encuentra contrapuesto al conceptocorriente de sindicato (Gewerkschaft), que tiene el mismo sentido que el ingls trade union, significando unin o asociacin profesional. Las Uniones Obreras ya no eran organizaciones de carcter laboral; su composicin se vinculaba al compromiso conla lucha revolucionaria prctica, no con una filiacin u orientacin ideolgica. Desdesu constitucin, se proclamaron como organizaciones a la vez econmicas y polticas, aunque divergan sobre el punto de la necesidad (transitoria) del partido. Es en este sentido que se proclamaron organizaciones unitarias, aunque tambin aspiraban a serlo en el sentido de encarnar una verdadera unidad de clase, agrupando a millonesde proletarios (concepcin quizs heredada del sindicalismo revolucionario, que sera

    refutada por la experiencia y luego superada con el modelo de ncleo militante desarrollado por la KAUD -Unin Obrera Comunista de Alemania, formada tras la descomposicin de las AAUD y AAUD-E a partir de 1923).

    Tambin conviene entender que las alusiones ms positivas respecto al sindicalismo que aparecen en el texto se refieren al concepto de Syndikat y Syndikalismus, queentonces se ligaba -a diferencia del concepto de Gewerkschaft- a las tendenciassindicales vivas por entonces, pertenecientes a aquella rama del sindicalismo que manifestaba efectivamente todava una proyeccin hacia la transformacin social -noobstante, se cuestionaba el carcter econmico-profesional de sus organizaciones. A

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    s, p.e., en las Uniones Obreras participaban tambin miembros de la FAUD, con lo que se trataba de rganos tambin suprasindicales. De hecho, el modelo de las Uniones Oreras se inspir mucho en la experiencia de los Industrial Workers of the World norteamericanos, aunque no hay que confundir esta conexin formal con el diferente contenido prctico.

    El concepto de Organizacin de fbrica (Betriefsorganisation), que constituye la base de las Uniones Obreras, puede traducirse segn los casos por organizacin de fbricade empresa. Pero lo que importa es entender su sentido de unidad como clase, basada en el agrupamiento sobre la base de las unidades de produccin y no sobre la base del oficio, la empresa como entidad jurdica o la rama industrial. En la actualidad, evidentemente se ha reducido la concentracin obrera en fbricas gigantescas,pero el fondo del concepto de organizacin basada en la unidad productiva y no enla identidad profesional sigue siendo vlido (vase para ello el desarrollo propuesto en el modelo de Red de Grupos Obreros, teorizado por el Grupo de Comunistas deConsejos de Galiza). Y quizs ms vlido, por la necesidad de afrontar la lucha en unidades productivas ms descentralizadas, constituidas por diversas empresas, ramasy oficios.

    Otro concepto fundamental a considerar es el de Sistema de Consejos (Ratesystem)y, ligado a l, el de Organizacin-de-Consejos (Rateorganisation). Este ltimo no seha traducido por organizacin consejistaporque se refiere a una organizacin cuya foma obedece a los parmetros definidos por la forma-Consejo, no a su lnea poltico-ideolgica proconsejista. De hecho, las organizaciones de fbrica y las Uniones Obreras

    e desarrollaron desde 1919 como respuesta a la apropiacin socialdemcrata de los Consejos formados en 1918, constituyndose como instrumentos que a la vez prefiguraran y lucharan por la formacin de nuevos Consejos revolucionarios. En consecuencia,la Organizacin-de-Consejos no se refiere exclusivamente el Consejo Obrero propiamente dicho, sino que tambin incluye a las organizaciones de fbrica y las uniones e, hipotticamente, a todo organismo que cumpla ese papel prefigurador y constructivo. Por lo tanto, el concepto de Sistema de Consejos no significa solamente un conjunto interrelacionado de consejos obreros particulares sino que, en tanto sean necesarias, incluye tambin a todas aquellas organizaciones que se adecuan y tienen por objeto su construccin y soporte. En esto tambin se ve que el fetichismo dela forma consejo que emergi posteriormente, en parte apoyado -injustificadamente- en las simplificaciones e idealizaciones de las exposiciones de Pannekoek, y que defini una ideologa consejista, no tiene nada que ver con el comunismo de consej

    s original ni con su praxis.Para la traduccin se ha usado como apoyo la versin portuguesa y ocasionalmente eloriginal alemn (especialmente en el caso de las Lneas de orientacin de la AAUD-E).Se reproducen las citas adicionales al principio de cada captulo y las notas delproyecto de edicin gallego-portuguesa preparado por los Comunistas de Consejos deGaliza. La numeracin de las notas conserva la del libro, en previsin a publicarlocompleto ms adelante.

    Roi Ferreiro,29/12/2006

    Siglas y organizaciones:

    SPD: Partido Socialdemcrata de Alemania. Fundado en 1875, con la unificacin de laAsociacin General de Trabajadores lassalleana y del Partido Obrero Socialdemcrataque fuera formado en 1869. En 1890 cambiar su nombre inicial, Partido Obrero Socialista, por el definitivo.

    USPD: Partido Socialdemcrata Independiente de Alemania. Formado en 1917 por escisin del SPD, agrupaba al centro-izquierda del SPD.

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    KPD: Partido Comunista de Alemania. Fundado en 1918 a partir de la Liga Espartaco y otros grupos revolucionarios ms a la izquierda como los IKD (Comunistas Internacionales de Alemania). Dirigido por Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg, tras elasesinato de ambos por la contrarrevolucin en 1919 se escindi en un ala minoritaria (el ncleo espartaquista), dispuesta a la bolchevizacin, y un ala mayoritaria antiparlamentarista y antisindicalista, que fue finalmente expulsada mediante maniobras.

    KAPD: Partido Obrero Comunista de Alemania. Fundado en Abril de 1920, agrupaba ala anterior ala izquierda radical del KPD.

    AAUD: Unin Obrera General de Alemania. Formada en 1920, consolidaba organizativamente el movimiento obrero revolucionario que ascendiera con las luchas salvajesde masas de 1918 a 1919, organizadas a travs de los "hombres de confianza" (delegados) revolucionarios, que se rebelaron contra la poltica de paz social y la prohibicin de las huelgas. El ala ms radical de estos delegados decidi en 1919 formar organizaciones en las fbricas como base para los consejos obreros, considerando falsos los existentes -en manos de la socialdemocracia. Desde el principio se defini como organizacin econmica y poltica. No fue nunca "la organizacin sindical del D", aunque una parte conflua con l y vea necesaria su existencia; ambos eran expresiones convergentes y autnomas del movimiento revolucionario real.

    AAUD-E: Unin Obrera General de Alemania - Organizacin Unitaria. Nucleada ya a medi

    ados de 1921 como oposicin dentro de la AAUD, a fines de ese ao pasa a constituiruna organizacin separada. La causa de fondo de la escisin fue la cuestin del Partido. La AAUD-E defenda la supresin inmediata del Partido, mientras que la tendenciaAAUD-KAPD remita su desaparicin a una vez consolidada la economa comunista despus dl triunfo de la revolucin.

    FAUD: Unin de Trabajadores Libres de Alemania. Organizacin anarcosindicalista fundada en 1920 y basada en la precedente FVDG (Asociacin Libre de Sindicatos de Alemania) que haba tenido un importante papel en las luchas de preguerra. Parte de suoposicin interna, con una orientacin marxista, y parte de sus miembros mediante doble militancia, engrosaron tambin las filas de las Uniones Obreras, formando parte del mismo movimiento de las organizaciones de fbrica.

    IWW: Trabajadores Industriales del Mundo. Sindicato revolucionario norteamericano fundado en 1905, que en cierta medida constituy un precursor, dentro de los lmites del sindicalismo industrial radical, del movimiento de las organizaciones defbrica y de la formacin de las Uniones Obreras en Alemania.

    IV. Parlamento y partidos

    Y era necesario pasar por aquella enfermedad peculiar que desde 1848 se viene propagando por todo el continente, el cretinismo parlamentario, que mantiene a loselementos contagiados firmemente prisioneros de un mundo imaginario, privndolos de todo sentido, de toda memoria, de toda comprensin del rudo mundo exterior; fue

    necesario pasar por ese cretinismo parlamentario para que aquellos que, con suspropias manos, haban destruido todas las condiciones del poder parlamentario, y que tenan que destruirlas necesariamente en su lucha con las otras clases, considerasen todava como victorias sus triunfos parlamentarios y creyesen dar en el presidente cuando disparaban contra sus ministros.

    Karl Marx, 18 Brumario de Luis Bonaparte, 1859.

    El carcter, contenido y resultados de las leyes siempre corresponden a los intereses econmicos dominantes de la poca dada, y ms especficamente a los intereses econ

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    os definidos de la clase dominante. En la poca burguesa, esta clase es la burguesa. El parlamento tiene, por consiguiente, la tarea de revisar las leyes viejas deacuerdo con las necesidades de la burguesa, o de abrogarlas en favor de nuevas leyes adecuadas a los problemas del momento.

    Ya en el ltimo periodo de la poca feudal tuvo existencia un tipo de parlamento: laconvocacin de los estados. En la lucha con los estados --primero con la nobleza,ms tarde sobre todo con el mundo de las finanzas y del comercio a cuya ayuda material tuvo que recurrir-- el prncipe haba atrado o seleccionado representantes de los diferentes rdenes y ocupaciones, y los emplaz en un rgano corporativo. Pero estergano era slo para expresar deseos, realizar sugerencias, proporcionar opiniones:esta junta de los estados no era, ella misma, competente para dictar y promulgar leyes. Con el tiempo, un segundo cuerpo se adjunt a la asamblea de los estados,procediendo ms del pueblo e incluso electo a veces, de modo que se deline una distincin entre una primera y segunda cmara, la de los Seores (Lords) y la de los Comunes. Pero las competencias de ambas cmaras estaban an muy limitadas por el poder de los prncipes. Los verdaderos parlamentos con pleno poder legislativo, procedente de la eleccin abierta, constituyeron en todas partes uno de los logros de la revolucin burguesa.

    Como sabemos, la clase burguesa representaba el principio del liberalismo en suideologa poltico-estatal, y el principio de la democracia en su organizacin polticoestatal. Estaba, entonces, por la libertad y la igualdad. Pero slo por la libertad tal como la vea, o sea, en lo que respectaba a los intereses de su economa del b

    eneficio, y por la igualdad slo en tanto poda ser expresada en prrafos sobre el papel, no para ser confirmada y realizada a travs de la igualdad de las condicionessociales. Ni en sueos se le ocurri respetar y llevar a la prctica la libertad y laigualdad en relacin al proletariado, y an menos dejar que el principio de la fraternidad adquiriese cualquier peso para aqul.

    Al mismo tiempo, la sociedad burguesa no es de ningn modo una categora monoltica. Mbien, contiene muchas capas, grupos y categoras profesionales, y por tanto muchos intereses econmicos diferentes. El vendedor al por mayor tiene intereses diferentes del minorista, el arrendador del arrendatario, el mercader del granjero, elcomprador del vendedor. Pero todos los diferentes grupos y categoras quieren ser, y tendrn que ser, tomados en cuenta en la legislatura. Cada uno tiene mayores perspectivas de ser considerado cuanto mayor sea el total de representantes de su

    s intereses en el parlamento. Por este motivo toda capa o grupo intenta captar tantos votos como sea posible para sus candidatos en las elecciones parlamentarias. Para hacer su agitacin vigorosa y duradera, se unen en asociaciones electorales, de las cuales los partidos emergen con organizaciones ms firmes y programas msdefinitivos. Cualquier cosa que estos partidos se llamasen a s mismos, cualesquiera programas presentasen, por cualesquiera altas y santas virtudes abogasen, cualesquiera frases finas y consignas utilizasen, su lucha, en la medida en que pugnaba por la influencia poltica, estaba siempre ligada a intereses econmicos definidos. As, el partido conservador, que quera la preservacin (es decir, la conservacinde las viejas formas tradicionales de Estado, de distribucin del poder y de ideologa, constitua el punto de reagrupamiento para la casta feudal de los grandes hacendados. Los grandes industriales, con un inters en el Estado nacional, que abrazaban el liberalismo de la era capitalista, formaban el partido de los nacional-l

    iberales. La pequea burguesa, para la cual la libertad de opinin y la igualdad antela ley parecan logros dignos de esfuerzo y por los que ser agradecido, se encontraba en los partidos democrticos y radicales.

    Al principio, los obreros no tenan ningn partido propio, porque no haban atisbado aque eran una clase por s propia, con sus propios intereses y objetivos polticos.Por eso, se dejaron llevar por los demcratas y liberales, o incluso por los conservadores, y formaron el rebao fiel de votantes de los partidos burgueses. E, inversamente, cuando la conciencia de la clase obrera fue despertada de una sacudiday se consolid, fueron a formar sus propios partidos y a enviar a sus propios rep

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    resentantes al parlamento, con la misin de afianzar para la clase obrera tantas ytan amplias ventajas como fuese posible durante la construccin y completamientodel Estado burgus. As, en el Programa de Erfurt[11] del Partido Socialdemcrata, lasmltiples reivindicaciones prcticas del movimiento se asientan junto a la gran meta revolucionaria final, reflejando su vida parlamentaria y orientacin hacia el presente inmediato. Estas demandas no tenan nada que ver con el socialismo, pero sederivaban principalmente de los programas burgueses; solo que nunca haban sido llevadas a cabo por los partidos burgueses, nunca haban sido seriamente deseadas de hecho. Esto no es negar que los representantes de la socialdemocracia hiciesenun difcil y sincero trabajo en el parlamento. Pero su efectividad y xito eran limitados. Porque el parlamento es un instrumento de la poltica burguesa, ligado almtodo burgus de hacer poltica, y es tambin burgus en su efecto. En ltimo anlisisrdadera ventaja del parlamentarismo corresponde a la burguesa.

    El mtodo parlamentario burgus de comportarse en poltica est estrechamente relacionao con el mtodo burgus de comportarse en economa. El mtodo es: comerciar y negociar.As como el burgus comercia y negocia mercancas y valores en su vida y oficio, en elmercado y en la feria, en el banco y en la bolsa de valores, tambin en el parlamento comercia y negocia las sanciones legislativas y medios legales para el dinero y los valores materiales negociados. En el parlamento, los representantes decada partido intentan extraer tanto como sea posible de la legislatura para susclientes, su grupo de inters, su "firma". Ellos tambin estn en constante comunicacicon sus asociaciones de productores, consorcios de las asociaciones patronales,asociaciones de intereses especiales o sindicatos, recibiendo de ellos instrucc

    iones, informacin, reglas de comportamiento o mandatos. Ellos son los agentes, los delegados, y el negocio se hace a travs de los discursos, los tratos, la disputa, las transacciones, la decepcin, las maniobras en las votaciones, los compromisos. El trabajo principal del parlamento, entonces, no es realizado ni siquiera en las grandes negociaciones parlamentarias, que son slo una especie de espectculo,sino en los comits que se renen privadamente y sin la mscara de la mentira convenida.

    En el perodo prerrevolucionario, el parlamento tena adems su justificacin para la case obrera, en tanto que era el medio de afianzar para ella tales ventajas polticas y econmicas, as como las relaciones de poder admitidas en un momento dado. Peroesta justificacin se volvi nula y vacua en el instante en que el proletariado seincorpor como una clase revolucionaria y avanz sus demandas para tomar posesin del

    Estado entero y del poder econmico. Ahora ya no haba ninguna negociacin ms, ningunamodificacin con mayores o menores ventajas, ningn compromiso --ahora es todo o nada. El primer logro revolucionario del proletariado tendra que ser, lgicamente, laabolicin del parlamento. Pero no pudo cumplir con este logro, porque todava estabal mismo organizado en partidos, y estrechamente ligado as a las organizaciones deun carcter bsicamente burgus y consecuentemente incapaces de trascender la naturaleza burguesa, esto es, la poltica, la economa, el orden estatal y la ideologa burguesas. Un partido necesita el parlamentarismo como un parlamento necesita partidos. El uno condiciona al otro, en un sustentamiento y apoyo mutuos. El mantenimiento del partido significa el mantenimiento del parlamento y, con l, el mantenimiento del poder burgus.

    Siguiendo el modelo del Estado burgus y de sus instituciones, el partido se organ

    iz tambin sobre principios centralistas autoritarios. Todo movimiento en l va en laforma de rdenes del comit central arriba a la amplia base de sus miembros abajo.Abajo, la masa de los miembros; arriba, los grados de funcionarios a nivel local, regional, nacional. Los jefes polticos del partido son los suboficiales, los miembros del parlamento, los funcionarios. Dan las rdenes, definen los lemas, elaboran la poltica, son los ms altos dignatarios. El aparato del partido, en la formade oficinas, peridicos, fondos, mandatos, les da poder para dictar normas para lamasa de los miembros, que no pueden evitar nada de lo ltimo. Los funcionarios del comit central son, por as decir, los ministros del partido; emiten decretos e instrucciones, interpretan las decisiones de los congresos y de las conferencias d

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    el partido, determinan el uso del dinero, distribuyen puestos y oficinas de acuerdo con su poltica personal. Ciertamente, se supone que la conferencia del partido es la corte suprema, pero su composicin, sesin, toma de decisiones e interpretacin de estas decisiones estn completamente en manos de los ms elevados detentadoresdel poder en el partido, y la obediencia sonmbula tpica del centralismo se ocupa de los necesarios ecos de subordinacin.

    La concepcin de un partido con un carcter revolucionario en el sentido proletarioes un sinsentido. Solo puede tener un carcter revolucionario en el sentido burgus,y por tanto, slo durante la transicin entre el feudalismo y el capitalismo. En otras palabras, en inters de la burguesa. Durante la transicin entre el capitalismo yel socialismo tiene que fracasar, tanto ms en proporcin a cmo de revolucionaria haya sido su expresin en la teora y en la fraseologa. Cuando la Guerra Mundial estallen 1914, es decir, cuando la burguesa mundial declar la guerra al proletariado mundial, el Partido Socialdemcrata deba haber contestado con la revolucin del proletariado mundial contra la burguesa mundial. Pero fall, se despoj de la mscara de la reolucin mundial, y sigui la poltica burguesa de principio a fin. El USP deba haber hcho un llamamiento a la revolucin cuando se concluy el Tratado de Paz de Versalles. Su naturaleza burguesa, sin embargo, lo forz a una orientacin occidental en lugar de a una oriental; hizo agitacin por la firma y el sometimiento. Incluso el KPD, tan hiperradical como es su pose, en toda cuestin crtica est constreido, por su crcter centralista-burgus autoritario, a servir a los polticos burgueses tan prontocomo llega el momento decisivo. Se sienta en el parlamento y lleva a cabo la poltica burguesa: en 1920, en el Ruhr, negoci con los militares burgueses[12]; en la

    accin del Ruhr contra Francia luch del lado de Stinnes por medio de la resistenciapasiva; cae vctima del culto del nacionalismo burgus y confraterniza con los fascistas; se mete en los gobiernos burgueses con el propsito de ayudar ulteriormente, desde all, a la poltica de Rusia de construccin capitalista. En todas partes, lapoltica burguesa llevada a cabo con medios tpicamente burgueses. Cuando el SPD dice que no quiere una revolucin, hay una cierta lgica en esto porque, como partido,nunca puede llevar a cabo una revolucin proletaria. Pero cuando el KPD dice que quiere la revolucin, entonces asume en su programa mucho ms de lo que es capaz de ejecutar, sea por ignorancia de su carcter burgus o por demagogia fraudulenta.

    Cada organizacin burguesa es bsicamente una organizacin administrativa que requiereuna burocracia para funcionar. As es el partido, dependiente de la mquina administrativa proporcionada por una direccin profesional pagada. Los dirigentes son los

    funcionarios administrativos y, como tales, pertenecen a una categora burguesa.Los dirigentes, es decir, funcionarios, son pequeoburgueses, no proletarios.

    La mayora de los dirigentes de partidos y sindicatos fueron una vez obreros, quizslos ms firmes y revolucionarios. Pero cuando se hicieron funcionarios, es decir,dirigentes, agentes y negociantes, aprendieron a comerciar y a negociar, a manejar documentos y dinero en efectivo; se encargaron de mandatos, comenzaron a operar dentro del gran organismo burgus con la ayuda de su aparato organizativo. A quien Dios da oficio, da tambin el entendimiento. Cualquiera que es dirigente de una organizacin burguesa, incluyendo los partidos y los sindicatos, no lo es tantopor la fuerza de sus cualificaciones intelectuales, de su visin y excelencia, desu coraje y carcter, sino que es dirigente por la fuerza del aparato organizativo, que est en sus manos, a su disposicin, dotndole de competencia. l debe su papel

    irigente a la autoridad que surge de la posicin que ocupa en el mecanismo organizativo. As, el secretario del partido obtiene su poder de la oficina en la que todos los hilos de la administracin convergen, comenzando en el trabajo de imprentadel que slo ella tiene conocimiento exacto; el editor obtiene su peridico, que tiene bajo su poder intelectual y usa como su instrumento; el tesorero de los fondos que maneja; el miembro del parlamento del mandato que le da una visin interiordel aparato de gobierno denegada para los mortales ordinarios. Un funcionario dela direccin central puede ser mucho ms limitado y mediocre que un funcionario subalterno, y todava su influencia y poder son mayores, exactamente como un suboficial puede ser ms inteligente que el Coronel o General sin tener la gran autoridad

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    de estos funcionarios. Ebert[13] no es ciertamente la mente ms capaz de su partido; pero, con todo, le ha instalado en la ms alta oficina que puede dar; no es ciertamente tampoco la mente ms capaz del gobierno, pero, por qu ocupa esta posicin? Nsobre la base de sus cualificaciones personales, sino como representante aleatorio de su partido, una organizacin centralista, autoritaria, en la que l ha trepado hasta el escaln ms elevado de la escala. Y por qu la burguesa aguanta a este EbePorque el mtodo burgus de su poltica le ha llevado a esta posicin, y porque l se porta polticamente en todo como abogado y consejero de esta poltica burguesa. Un dirigente burgus en esta posicin no sera ni mejor ni peor que l.

    Aqu debe decirse algo acerca de la direccin en general.

    No cabe duda de que siempre habr personas que, en su conocimiento, experiencias,habilidad, carcter, sean superiores a otras, a las que influenciarn, advertirn, estimularn en la lucha, harn avanzar, dirigirn. Y as, siempre habr dirigentes en estentido. Algo bueno, adems, pues la destreza, la integridad de carcter y la habilidad deberan dominar, no la estupidez, la tosquedad y la debilidad. Cualquiera que,en su rechazo de los dirigentes profesionales pagados que consiguen su autoridaddel aparato organizativo, va tan lejos como para repudiar todas y cada una de las formas de direccin sin la consideracin de que la superioridad mental y de carcter es una cualidad de direccin que no ha de ser repudiada, sino que ha de ser digna de bienvenida, sobrepasa la indicacin y se convierte en un demagogo. Esto va tambin para aquellos que prorrompen en invectivas y rabia contra los intelectualesen el movimiento, o --como ha ocurrido-- incluso contra el conocimiento. Natural

    mente el conocimiento burgus es siempre sospechoso y usualmente cuestionable, y los intelectuales burgueses son siempre una abominacin en el movimiento obrero, del que abusan, al que llevan descaminado y al que bastante a menudo traicionan enbeneficio de la burguesa. Pero los logros del aprendizaje burgus pueden ser relanzados para la clase obrera y forjados en armas, exactamente como las mquinas capitalistas prestarn un da servicios tiles para la clase obrera. Y cuando los intelectuales, en inters del proletariado, atienden al importante proceso de asimilacin cientfica y reelaboracin de las obras intelectuales, merecen el reconocimiento y elagradecimiento por esto, no el abuso y la inculpacin. En conclusin, Marx, Bakunin,Rosa Luxemburg y otros fueron intelectuales, cuyas labores cientficas hubieron de rendir los ms valiosos servicios para la lucha de liberacin del proletariado.

    Los dirigentes profesionales pagados de las organizaciones burguesas merecen des

    confianza y sern rechazados como agentes del aparato administrativo burgus. Su actividad burguesa genera en ellos hbitos vitales burgueses y una manera burguesa depensar y de sentir. Inevitablemente, asumen la tpica ideologa de direccin pequeobuguesa de los apparatchiks del partido y del sindicato. La seguridad de su designacin, la enaltecida posicin social, su salario puntualmente pagado, su oficina conbuena temperatura, la rutina rpidamente aprendida de llevar los asuntos administrativos formales, engendran una mentalidad que hace que no haya forma de distinguir al funcionario laboral del funcionario de correos, fiscal, social o estatal,tanto en su trabajo como en su entorno domstico. El funcionario est para la gestincorrecta de los asuntos, el cuidado del orden, la descarga tranquila de las obligaciones; odia las perturbaciones, la friccin, los conflictos. Nada es tan repugnante para l como el caos, por lo que se opone a cualquier clase de desorden; combate la iniciativa y la independencia de las masas; teme la revolucin.

    Pero la revolucin viene. Sbitamente est all, levantndose. Todo se convulsiona, tode vuelve del revs. Los obreros estn en las calles, presionando para la accin. Se ponen en posicin de derribar a la burguesa, destruir el Estado, tomar posesin de la economa. Entonces, un miedo monstruoso se apodera de los funcionarios. Por la gracia divina el orden ser transformado en desorden, la paz en desasosiego, la gestin correcta de los asuntos en caos? Nada de eso! As "Vorwarts"[14], el 8 de Noviembrede 1918, adverta de "agitadores sin conciencia" que "tenan fantasas de revolucin"; s la hoja informativa de los sindicatos combata a los "aventureros irresponsables"y "golpistas"; as el partido parlamentario envi a Scheidemann[15] an en el ltimo m

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    mento al Gabinete wilhelmita[16], para que "el mayor infortunio --la revolucin--pueda ser evitado". Y durante la revolucin, donde quiera que los obreros quisieron pasar a la accin, fueron vidamente respondidos en todo momento por los funcionarios de partidos y sindicatos, con el llamado: "No a tanta violencia! Ningn derramamiento de sangre! Sed razonables! Dejadnos negociar!".

    En tanto se recurri a las negociaciones en vez de agarrar al enemigo y hacerle caer al suelo, la burguesa estaba salvada. La negociacin es, despus de todo, su mtodode comportarse en poltica, y es en su terreno de lucha donde se encuentra ms segura. Querer continuar la poltica proletaria en la casa de la burguesa y con sus mtodos significa sentarse a la mesa de los capitalistas, comiendo y bebiendo con ellos, y traicionando los intereses del proletariado. La traicin a las masas --desdeel SPD al KPD en el extremo-- no necesita surgir de la intencin de base; es simplemente la consecuencia de la naturaleza burguesa de todo partido y organizacin sindical. Los dirigentes de estos partidos y sindicatos, de hecho, son espiritualmente parte de la clase burguesa, fsicamente parte de la sociedad burguesa.

    Pero la sociedad burguesa est derrumbndose. Est cayendo cada vez ms, vctima de la na y de la decadencia. Su legislatura es ridcula y despreciada por la burguesa misma. Se promulgan leyes sobre las tasas de inters y la moneda, y a nadie le importa en absoluto. Todo lo que no hace mucho tiempo era considerado como sagrado --la iglesia, la moralidad, el matrimonio, la escuela, la opinin pblica-- es expuesto, ensuciado, ridiculizado, distorsionado en una caricatura. En tales tiempos elpartido tampoco puede seguir existiendo ya; como miembro de la sociedad burguesa

    se hundir con ella. Slo un curandero intentara preservar de la muerte una mano cuando el cuerpo yace muriendo. De ah la cadena inacabable de escisiones de partido,disturbios, disoluciones --ningn comit ejecutivo, congreso de partido, Segunda oTercera Internacional, Kautsky o Lenin pueden parar ahora el derrumbe de los partidos. Ahora les ha llegado la hora a los partidos, igual que le ha llegado a lasociedad burguesa. Se mantendrn firmes todava, como los gremios y las compaas de ledad media lo han hecho hasta hoy: como instituciones supervivientes sin poderpara transformar la historia. Un partido como el SPD, que abandon sin lucha todaslas conquistas del alzamiento de Noviembre, incluso en parte haciendo el juegoa la contrarrevolucin, con la que est envuelto y sentado en gobiernos, ha perdidotoda justificacin para su existencia. Y un partido como el KPD, que es slo una rama europea del Turkistn, y no podra mantenerse durante un par de semanas por su propia fuerza sin los ricos subsidios procedentes de Mosc, nunca tuvo justificacin pa

    ra su existencia. El proletariado trascender a ambos los dos, sin ser turbado porla disciplina de partido y los gritos de los apparatchiks, ni por las resoluciones y decisiones congresuales. En la hora del derrumbe se salvar a s mismo de la asfixia causada por el estrangulador poder de organizacin burgus.

    Tomar su causa en sus propias manos.

    V. Los sindicatos

    El precio de la fuerza de trabajo --como el de no importa qu otra mercanca-- puedesubir por encima o descender por debajo de su valor; dicho de otra manera, apart

    arse, en uno u otro sentido, del precio que es la expresin monetaria del valor.

    El valor de la fuerza de trabajo constituye la base racional y declarada de los sindicatos, cuya importancia no hay que subestimar para la clase obrera. Los sindicatos tienen como fin impedir que el nivel de los salarios descienda por debajodel montante pagado tradicionalmente en las diversas ramas de la industria, y que el precio de la fuerza de trabajo caiga por debajo de su valor. Saben, ciertamente, que si cambia la relacin entre la oferta y la demanda, el precio de mercado tambin cambia. ...Los obreros se coaligan a fin de colocarse, de alguna manera,en pi de igualdad con los capitalistas, para la contratacin de la venta de su tra

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    bajo. Esta es la razn (la base lgica) de los sindicatos. Lo que estos buscan es evitar que, bajo la presin directa de la miseria que le es particular, el obrero sea obligado a contentarse con un salario inferior al que estaba fijado con anterioridad por la oferta y la demanda en determinada rama de actividad, de manera que el valor de la fuerza de trabajo caiga por debajo de su nivel tradicional en esa industria.

    Los sindicatos jams permiten, por tanto, a sus miembros trabajar por debajo de esemnimo de salario. Son sociedades de seguridad creadas por los obreros mismos.

    Karl Marx, Resultados del proceso de produccin inmediato

    (borrador del Captulo VI indito del libro I de El Capital - pginas sueltas), 1863-66 aprox.

    Lo que se ha dicho sobre los partidos, los dirigentes de partido y las tcticas departido, vale incluso ms para los sindicatos. De hecho, nos muestran tanto ms latpica tctica de compromiso pequeoburguesa en cuanto que su propia existencia representa un compromiso entre capital y trabajo. Los sindicatos nunca proclamaron quela eliminacin del capitalismo fuese su meta y misin. Ellos mismos nunca se comprometieron de ninguna manera prctica para este fin. Desde sus inicios, los sindicatos consideraron la existencia del capitalismo como un hecho dado. Aceptando estehecho, se han empeado y comprometido dentro del marco del orden econmico capitalista para luchar por mejores salarios y condiciones de trabajo para el proletaria

    do. No, luego, para la abolicin del sistema del salariado, no para el rechazo fundamental de la economa capitalista, no para la lucha contra la totalidad. Eso, decan los sindicatos con lgica burguesa, es asunto del partido poltico. Por consiguiente, ellos se declararon no polticos; hicieron algo grande de su neutralidad, y rechazaron cualquier obligacin de partido. Su papel es el del compromiso, la mediacin, la curacin de sntomas, la prescripcin de paliativos. Desde el comienzo, su acttud bsica al completo no slo era no poltica, sino tambin no revolucionaria. Eran reormistas, oportunistas, rganos auxiliares de compromiso entre la burguesa y el proletariado.

    Los sindicatos crecieron de las asociaciones de trabajadores a jornal de los viejos gremios artesanos. Estaban llenos del espritu del moderno movimiento obrero cuando el capitalismo, a travs de la gran crisis de 1860, estamp con particular asp

    ereza en la conciencia del proletariado las trampas y horrores de su sistema. Bajo esta presin econmica, que hinch en gran medida el movimiento obrero a lo largo de Europa, el primer congreso sindical fue convocado por Schweitzer y Fritzche en1868. Fritzche caracterizaba muy acertadamente las organizaciones sindicales ysus deberes cuando explicaba: "Las huelgas no son medios para cambiar los fundamentos del modo capitalista de produccin; son, no obstante, medios para llevar ms all la conciencia de clase de los obreros, quebrando la dominacin policiaca y eliminando de la sociedad de hoy los abusos sociales individuales de naturaleza opresiva, como la jornada de trabajo excesivamente larga y el trabajo el domingo". Enel siguiente perodo, la actividad de los sindicatos consisti en la agitacin del proletariado, movilizndole hacia la coordinacin, ganndole para la idea de la lucha declases, protegindole contra los peores rigores de la exploracin capitalista, y arrancando constantemente ventajas momentneas cuando fuese posible de la siempre ca

    mbiante situacin entre trabajo y capital. El empresario, anteriormente el amo todopoderoso de la casa, pronto tuvo contra l el poder fuertemente centralizado de la organizacin. Y la clase obrera, elevada en la conciencia de su valor en el proceso de produccin por la accin coordinada, y educada de huelga a huelga y de conflicto a conflicto en el desarrollo de su energa de lucha, pronto se constituy en unfactor que el capitalismo tuvo seriamente que tener en cuenta en todos sus clculos de beneficio.

    Nunca podemos pensar seriamente en negar el gran valor que los sindicatos tuvieron para el proletariado como medios de lucha en la defensa de los intereses obre

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    ros; ninguno se atrever a empequeecer o disputar los extraordinarios servicios quelos sindicatos han realizado defendiendo estos intereses. Pero todo esto son hoy, desgraciadamente, testimonios y pretensiones de fama que pertenecen al pasado.

    En la lucha entre capital y trabajo, los empresarios reconocieron muy pronto elvalor de la organizacin. Para ser capaces de confrontarse con las coaliciones obreras, se unieron en poderosas asociaciones, primero mediante categoras de oficioy ramas industriales. Y --como tenan grandes recursos financieros y la proteccin yel favor de los funcionarios pblicos de su lado, supieron cmo influenciar la legislacin y la jurisdiccin, y pudieron aplicar los ms rigurosos mtodos de terror, hostgamiento y desprecio a cualquier patrono que no asumiese sus intereses de claselo bastante rpidamente y no se tomase, de este modo, el inters requerido en la asociacin-- sus organizaciones se hicieron pronto ms fuertes, ms eficaces y ms podeross que las de los obreros. Los sindicatos se vieron empujados de la ofensiva a ladefensiva por las asociaciones patronales. Las luchas se volvieron ms violentasy encarnizadas, fueron exitosas cada vez ms raramente, normalmente acababan en elagotamiento de los fondos centrales, y as necesitaban pausas ms y ms prolongadas entre las luchas para reposar y recuperarse. Finalmente, se reconoci que los cuestionables xitos a medias salan usualmente demasiado caros, que (en el mejor de loscasos) los compromisos resultantes de los asaltos del combate podran ganarse conmenos costes si la disposicin a negociar se mostrase claramente desde el comienzo. As, abordaron las luchas ulteriores con demandas reducidas, con disposicin a negociar, con la intencin de hacer un trato. En lugar de luchar abiertamente, cada p

    arte trat de vencer a la otra maniobrando. El ofrecimiento a negociar no fue considerado durante ms como una falta o una debilidad. Se ajustaban al compromiso. Como una norma, el acuerdo --no la victoria-- se convirti en la conclusin de los movimientos salariales o de los conflictos sobre las horas. As, con el tiempo, sobrevino una alteracin de principio a fin en la tctica y en el mtodo de lucha.

    Surgi la poltica de firmar contratos de trabajo. Sobre la base de acuerdos y de laconciliacin, se firmaban contratos en los que se regulaban las condiciones de trabajo por escrito. Los contratos obligaban a toda la organizacin de ambas partesen la rama industrial por un perodo de tiempo ms largo o ms corto. En la forma de un compromiso, representaban una especie de tregua hasta nuevo aviso. El patronoganaba ventajas significativas a travs de la conclusin de los contratos de trabajo: podra hacer clculos comerciales ms exactos durante la duracin del contrato; podr

    emandar en una corte burguesa el cumplimiento de los trminos del contrato; podra contar con una cierta estabilidad en su gestin y tasa de ganancia; y, sobre todo,podra concentrar su fuerza en mayor paz durante aos, para situar mucha ms presin sore la fuerza de trabajo cuando se fuese a concluir el siguiente contrato. En contraste con el patrono, el obrero recibi slo las desventajas del contrato de trabajo: limitado por el contrato durante largos perodos, era incapaz de disponer de las oportunidades ms favorables que les surgan para mejorar su posicin; su concienciade clase y voluntad de lucha se adormecieron con el tiempo y estaba condicionado a la inactividad; de este modo, cay ms y ms en la atmsfera, fatal para la lucha dclases, de la "armona entre capital y trabajo" y de la "comunidad de intereses entre el dador trabajo y el tomador de trabajo"; as, sucumbi completamente al desesperanzado oportunismo pequeoburgus, que vive al da y hace que an las reformas ms pcas y "logros positivos" sean ms dudosos y carentes de valor cuanto ms prosigue; y

    al final se convierte en la vctima incauta de la camarilla de funcionarios y dirigentes, estrechos de mente, circunscritos y frecuentemente sin escrpulos, cuyo principal inters desde hace mucho tiempo no es el bien del obrero sino el afianzamiento de sus posiciones administrativas. De hecho, mientras la poltica de los contratos de trabajo se volvi predominante, la participacin de los trabajadores en lavida de los sindicatos se adormeci ms; se asista escasamente a las reuniones, la participacin en las elecciones descendi de forma marcada, las cuotas tenan que recaudarse casi por la fuerza, el terror en las fbricas alcanz su medida ms elevada conla burocratizacin del aparato administrativo -ambos, medios para mantener la existencia de la organizacin, que se haba convertido en un fin en si mismo. La introdu

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    ccin de contratos nacionales para amplias categoras de trabajadores provoc un incremento an mayor del centralismo y del poder de los funcionarios y, al mismo tiempo, tambin una siempre creciente escisin entre los dirigentes y las masas, una mayoralienacin de la organizacin de su carcter original como un medio de lucha y del objetivo de la lucha, y una degradacin ms profunda de los obreros en tteres insignificantes y sin voluntad, slo pagando cuotas y ejecutando instrucciones, en manos dela burocracia de la asociacin.

    Otro factor se aadi. Para encadenar al obrero a la organizacin a travs de todos susintereses, que derivan de su permanente situacin prxima al lmite del sustento, lossindicatos desarrollaron un extensivo y complejo sistema de aseguramiento, llevando a cabo una suerte de poltica social prctica. Aparentemente para beneficio deltrabajador, ciertamente a sus expensas. Hay seguro de enfermedad, de muerte, dedesempleo, de desplazamiento y de viaje para un nuevo empleo; un completo aparato de bienestar social con pequeos emplastes y toda clase de paliativos para la miseria proletaria. El trabajador recibe una poltica de aseguramiento tras otra, paga premio tras premio, desarrolla un inters en la liquidez de la tesorera del sindicato y aguarda la oportunidad de llamar en su ayuda. En lugar de pensar acercade la gran lucha, est perdido en clculos sobre nfimas cantidades de dinero. Es fortalecido y mantenido en su modo de pensar pequeoburgus; se hunde, para perjuicio desu emancipacin como proletario, en los constreimientos y estrecheces de miras delconcepto pequeoburgus de la vida, que no puede dar nada sin preguntar qu debe hacer a cambio; se acostumbra a ver el valor de la organizacin en las fortuitas y mezquinas ventajas materiales del momento, en vez de mantener sus miras en la gran

    meta, libremente anhelada y por la que se lucha abnegadamente --la liberacin de su clase. De esta manera, el carcter combativo de clase de la organizacin es sistemticamente socavado, y la conciencia de clase del proletariado irreparablemente destruida o devastada. Para acabar, el pobre diablo carga sobre sus hombros los costes de un sistema de beneficios y bienestar sociales que, bsicamente, el Estadodebe desembolsar de la riqueza del conjunto de la sociedad, posando la carga sobre el financieramente dbil.

    De este modo, los sindicatos llegaron, con el tiempo, a ser rganos de la charlatanera pequeoburguesa, cuyo valor para el obrero se redujo de cualquier modo a la nada, una vez que bajo la presin de la devaluacin del dinero y de la miseria econmica[17] la solvencia de todos los fondos de bienestar cay a cero. Pero ms que eso: enlgica congruencia con su tendencia hacia la comunidad de intereses entre capital

    y trabajo, los sindicatos se desarrollaron como rganos auxiliares de los intereses econmicos capitalistas-burgueses, y as de la exploracin y de la obtencin de beneicios. Llegaron a ser los ms leales escuderos de la clase burguesa, las tropas protectoras ms fiables para las arcas capitalistas.

    Con el estallido de la guerra se manifestaron en favor del deber de la defensa nacional sin vacilar un momento; adoptaron la poltica burguesa de guerra, concedieron la paz civil, suscribieron los prstamos de guerra; predicaron el imperativo de la paciencia, ayudaron a promulgar la ley del servicio auxiliar y suprimieronfrenticamente cada movimiento de sabotaje o revuelta en la industria de armas y municiones. Con el estallido de la revolucin de Noviembre, protegieron al gobiernodel Kaiser, se lanzaron contra las masas revolucionarias, se aliaron con el gran capital en una asociacin de trabajo, se dejaron sobornar con oficinas, honores

    e ingresos en la industria y en el Estado, aplastaron todas las huelgas y levantamientos en unidad con la polica y los militares, y as, descarada y brutalmente, traicionaron los intereses vitales del proletariado a su enemigo jurado.

    En la construccin del capitalismo despus de la guerra, en el reesclavizamiento delas masas a travs del capital organizado en corporaciones (trusts) y conectado internacionalmente, en la stinnes-izacin de la economa alemana, en las luchas en laAlta Silesia[18] y en el Ruhr, en el cercenamiento de la jornada de ocho horas,las rdenes de desmovilizacin, el ahorro forzado, la eliminacin de los Consejos Obreros, de los Comits de Fbrica, de las Comisiones de Control, etc., durante el terro

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    r contra sindicalistas, unionistas[19], anarquistas --siempre y en todas partesestaban listos para ayudar del lado del capital, como una guardia pretoriana dispuesta a la accin ms baja y vergonzosa. Siempre contra los intereses del proletariado, contra el progreso de la revolucin, la liberacin y la autonoma de la clase obrera, ellos usaron y usan con mucho la mayor parte de todos los aumentos de fondos para asegurar y proveer materialmente su existencia como jefes y parsitos, que--como ellos bien saben-- se sostiene y cae junto con la existencia de la organizacin sindical que han falsificado de un arma para los obreros en un arma contralos obreros.

    Querer revolucionar esos sindicatos es una empresa absurda, porque es totalmenteimposible y desesperada. Este "revolucionamiento" o se resume en un simple cambio de personal, no cambiando absolutamente nada en el sistema sino extendiendo al mximo el centro de la infeccin, o de otro modo debe consistir en separarse del centralismo sindical, de la firma de compromisos, del cuerpo de direccin profesional, de los fondos de aseguramiento, del espritu de compromiso... Luego, que se haabandonado? Nada de nada!

    Mientras tanto los sindicatos existan, seguirn siendo lo que son: los ms genuinosy eficientes guardias blancos de los patronos, a los que el capital alemn debe mayor gratitud que a todos los guardias de Noske y Hitler[20] puestos juntos.

    Como instituciones generalmente perjudiciales, contrarrevolucionarias, enemigasde los trabajadores, slo pueden ser destruidas, aniquiladas, exterminadas.

    VII. Organizacin de fbrica y unin obrera

    Como resultado de la creciente competencia de los burgueses entre s y de las crisis comerciales que ella ocasiona, los salarios son cada vez ms fluctuantes; el constante y acelerado perfeccionamiento de la mquina coloca al obrero en situacin cada vez ms precaria; las colisiones entre el obrero individual y el burgus individual adquieren ms y ms el carcter de colisiones entre dos clases. ... A veces los obreros triunfan, pero es un triunfo efmero. El verdadero resultado de sus luchas noes el xito inmediato, sino la unin cada vez ms amplia de los obreros.

    Todos los movimientos fueron hasta ahora realizados por minoras o en inters de minoras. El movimiento proletario es un movimiento autnomo de la inmensa mayora en inters de la inmensa mayora. El proletariado, capa inferior de la sociedad actual, nopuede levantarse, no puede enderezarse, sin hacer saltar toda la superestructuraformada por las capas de la sociedad oficial.

    Karl Marx / Friedrich Engels, Manifiesto del Partido Comunista, 1848.

    *

    ...La esencia humana no es algo abstracto inherente al individuo singular. Es, en

    su realidad, el conjunto de las relaciones sociales. ...El mismo sentimiento religioso es un producto social y... el individuo abstracto... pertenece en realidad auna determinada forma de sociedad [--la forma burguesa de sociedad, la sociedadcivil (brgerlichen)]. La vida social es esencialmente prctica.

    Karl Marx, Tesis sobre Feuerbach, VI-IX, 1845.

    Cuando en la Revolucin de Noviembre de 1918, el carcter burgus y contrarrevolucionario de partidos y sindicatos se revel en toda su gloria por segunda vez, una seccin de los proletarios, que eran serios acerca de la revolucin, tomaron conciencia.

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    Reconocieron que la lucha proletaria que se agota en la base dada, siempre se desvanece en cambios de poder; que organizaciones burguesas con tcticas de lucha burguesas, aun cuando tengan proletarios como miembros, acaban necesariamente enun compromiso con el poder econmico y estatal burgus; que, en vista del desplazamiento del nfasis principal de todas las luchas hacia el aspecto econmico, permanecer en organizaciones polticas y librar disputas polticas de aqu en adelante ha de conducir a la derrota.

    De esta manera, una seccin del proletariado comienza a orientarse hacia nuevos puntos de vista, y finalmente tambin a organizarse. Es reconocido que:

    La revolucin proletaria es completamente diferente en carcter de la revolucin burguesa.

    La revolucin proletaria es primero y principalmente un asunto econmico.

    El combate por la revolucin proletaria no puede librarse en organizaciones burguesas, sino slo en organizaciones proletarias.

    La revolucin proletaria debe desarrollar su propia tctica de lucha.

    La consecuencia de este reconocimiento fue la decisiva separacin del partido, delparlamento, del sindicato y de todo lo relacionado con ellos. Al principio, elresultado positivo flotaba en el aire, no demasiado claramente, y slo tomaba cuer

    po y forma con el tiempo, en el curso de muchas luchas y discusiones. El sindicato revolucionario de los obreros americanos, IWW, emergi como el modelo, aunque conocido slo por unos pocos. Sumado a esto, precisamente en el perodo revolucionario, la idea del Sistema de Consejos que se haba ensayado en gran parte en Rusia, estaba siendo ansiosamente discutida y permaneca en el centro de todas las sugerencias prcticas para la socializacin y de los intentos de socializacin. Las huelgas "salvajes" que estallaron por todas partes y fueron llevadas adelante contra la voluntad de los sindicatos, dieron origen a la eleccin de comits de accin revolucionarios, a los que pronto sucedieron los consejos de fbrica revolucionarios. Finalmente, el movimiento se convirti, primero en la regin del Ruhr entre los mineros, en una lucha por organizaciones revolucionarias de fbrica.

    Estas organizaciones de fbrica, agrupadas localmente y adems unidas en reas econmic

    s, y su construccin y completamiento en una organizacin-de-consejos unitaria que se extendiese por todo el Estado, pronto llegaron a ser la principal idea y primer objetivo de un movimiento que flua dentro de la Unin Obrera como nuevo recipiente organizativo de la voluntad de lucha de los obreros revolucionarios. No argidapor los cuarteles oficiales de los dirigentes, no transmitida a travs de la propaganda a los trabajadores como una astuta invencin, sino creciendo de un modo totalmente elemental desde el suelo de las luchas ms vigorosas y serias, pronto se estableci incondicionalmente, como objeto de los ms calientes conflictos de opinin ydebates, en el centro del movimiento revolucionario.

    El movimiento de la Unin Obrera se origina del conocimiento bsico de que la revolucin proletaria, porque quiere ver derrocada la base de la sociedad, es en primerlugar una revolucin econmica, y que la fuerza de trabajo del capital, cuyo poder e

    st anclado en las fbricas y se desenvuelve en primer lugar econmicamente, debe avanzar desde las fbricas como poder determinado.

    Slo en la fbrica el obrero actual es realmente un proletario, y como tal un revolucionario dentro del significado de la revolucin socialista-proletaria. Fuera de la fbrica es un pequeoburgus, envuelto en un entorno pequeoburgus y en hbitos de ve clase media, dominado por la ideologa pequeoburguesa. Ha crecido en familias burguesas, educado en una escuela burguesa, nutrido en el espritu burgus. El matrimonio es una institucin penal burguesa. Morar en barracas alquiladas es una disposicin burguesa. El hogar privado de cada familia, con su propia cocina, conduce a un

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    modo de vida econmico completamente egosta. All el marido mira por su esposa, la esposa mira por sus hijos; cada uno piensa slo en sus intereses. Aun el nio es orientado en las escuelas burguesas hacia el conocimiento bajo la influencia de la burguesa, un conocimiento tejido de acuerdo con las tendencias burguesas. Todo estratado desde la perspectiva de la interpretacin ideolgica-burguesa de la historia. Luego, en el aprendizaje, en las ocupaciones, en el taller: de nuevo en ambientes burgueses. Lo que sea que uno lee, que recoge en el teatro, en el cine -y asen todas partes, en la calle, en el alojamiento--, la existencia burguesa vienea encontrarse con l. Y todo eso da lugar a un modo de pensar y de sentir burgus.

    Las multitudes se vuelven, tan pronto como se han quitado las ropas de trabajo,burguesas tambin en su comportamiento. Ellos tratan a las esposas y a los hijos tal como son tratados por sus patronos; demandan sometimiento, servicio, autoridad. Cuando el proletariado sea liberado de la burguesa, las mujeres y los nios todava tendrn que ser liberados de los hombres. Esto no tiene nada que ver con una intencin malvada, sino que emerge de nuestra actitud burguesa, a travs del ambiente,a travs de la atmsfera burguesa.

    Siempre que el obrero sea visto fuera de la fbrica, es un pequeoburgus. En la ropa,en los hbitos, en el estilo de vida, imita al burgus y est contento cuando no se le puede distinguir de la burguesa. Si agrupamos al obrero de acuerdo con sus reasvitales y las calles donde vive, con la afiliacin al partido y al sindicato, entonces encontraremos slo un pequeoburgus. En el mejor de los casos nos entendemos conl para distribuir un folleto, para una manifestacin pacfica, difcilmente algo ms

    efiere eludir la lucha o retirarse rpidamente. "Los dirigentes deben luchar", dice l en su cobarda, "para eso les pagamos".

    En la fbrica, el trabajador es otra persona. All se confronta con el capitalista cara a cara, siente el puo en su cuello, es irritado, est afligido, hostil. Si un conflicto estalla ah, no puede evitarlo tan fcilmente. Est bajo el control de otros,sujeto a la influencia general, es arrastrado junto con el resto y se mantienefirme. La disposicin revolucionaria y la determinacin revolucionaria coinciden aqu.

    Partidos y sindicatos, debido a que siempre incluyen slo a los proletarios pequeoburgueses, nunca a los proletarios efectivos, conscientes, no pueden nunca --sobre el nico fundamento de la composicin de sus recursos humanos-- llevar a cabo unaaccin revolucionaria. En el mejor de los casos, un alboroto o un golpe (putsch).

    Pero luego, cuando estos furiosos pequeoburgueses, su rabia que revienta, se precipitan en las calles para luchar, son acorralados, mutilados o apualados por el organismo burgus (los patronos, la polica, el ejrcito). Y el movimiento est perdido.

    No as en la fbrica. En toda fbrica hay un ncleo de elementos revolucionarios. Vienede todos los campos y partidos. Slo una grosera desilusin puede mantener que exclusivamente hay revolucionarios en un partido o que la adherencia a este partidoconstituye la calidad revolucionaria. Todos los revolucionarios de la fbrica, sintrabas por la previa adherencia a un partido o sindicato, se renen y forman la organizacin de fbrica revolucionaria. Eres revolucionario? Estas abandonando el partdo y el sindicato? -- Eso es suficiente. Cualquiera que quiera puede convertirseen un miembro de la organizacin de fbrica revolucionaria.

    La revolucin proletaria tiene que destruir un poderoso sistema desde su fundamento y crear algo totalmente nuevo sobre la ms amplia escala. Para esta tarea, las fuerzas de partidos y sindicatos no son adecuadas. Incluso las asociaciones ms fuertes son demasiado dbiles para eso. La revolucin proletaria slo puede ser la obra del conjunto de la clase proletaria. Todas las energas deben incluirse para esto.Cada individuo debe estar en su propio lugar y dar all lo mejor de s mismo. Este lugar propio es la fbrica, donde cada uno cumple con su deber. Aqu, en la fbrica, todas las fuerzas proletarias encuentran su expresin.

    Bsicamente, la organizacin de fbrica no es nada nuevo. Que crezca de modo casi natu

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    ral a partir de la lucha se explica por el hecho de que, en el desarrollo de lalucha y del trabajo, todo estaba preparado para su surgimiento. Estuvo, por as decir, al alcance de la mano durante mucho tiempo; el capitalismo mismo la cre. Conmotivo del beneficio, construy un asombroso sistema de organizacin del trabajo: la fbrica, la mina, las obras, el complejo econmico, el distrito comercial. Los obreros slo necesitan adquirir conciencia revolucionaria de esta organizacin para apropiarse de ella, cercarla y usarla para organizar la lucha. No tiene que crear un substituto del partido ni un competidor del sindicato. Slo tiene que tomar posesin de la organizacin existente del trabajo, que sirve a los fines del beneficio capitalista, y ponerla al servicio de los objetivos revolucionarios de la lucha.Esto ocurre cuando los trabajadores en las fbricas reconocen ellos mismos el poder que tienen en sus manos; cuando soportan mayores sufrimientos para tomar por smismos el aparato organizativo existente; y cuando finalmente toman posesin de las fbricas, para erradicar el sistema burgus y poner el socialismo en su lugar. Elmedio para eso es la organizacin de fbrica.

    La organizacin de fbrica es una forma federativa sin centralismo. Todos los miembros son independientes; nadie de fuera de la fbrica tiene voz en sus asuntos de fbrica. En sus organizaciones de fbrica, los miembros son autnomos. Ningn jefe desde la oficina o sede central, ningn dirigente intelectual o profesional puede interferir en sus asuntos. Las organizaciones de fbrica se construyen a partir de sus propios recursos y resuelven sus asuntos con sus propias energas y sus propios medios. Esta es la independencia federalista. La autonoma. La organizacin de fbrica noes ni un partido ni un sindicato. No tiene nada que ver con la agitacin y la part

    icipacin en los sindicatos. No es una asociacin laboral, ni una institucin de beneficencia o socorro; ni firma contratos de trabajo ni tiene inters en los navos a vapor de HAPAG bautizados con el nombre de "Karl Legien"[23]. Es, entonces, simplemente un lugar para la preparacin y el fomento de la revolucin.

    Si una organizacin de fbrica existe prxima a otras, entonces deben formar ligaciones entre s. Asumiremos que, dentro de grandes organizaciones de fbrica, existirn diferentes secciones (fundicin, moldeo, torneado, carpintera y contabilidad). Esas secciones juntas comprenden los trabajos. En las cuestiones que no conciernan a las secciones individuales sino al conjunto, las organizaciones de fbrica deben trabajar juntas. Esto se produce a travs de los delegados de fbrica o enlaces, que son elegidos en la base y ad hoc. Para una discusin, una cierta resolucin, el delegado recibe un mandato imperativo de su organizacin de fbrica. El delegado tiene nica

    mente que llevar a cabo las instrucciones de su organizacin de fbrica, y por ese motivo no dispone de ninguna clase de derechos independientes. As, el dirigente noes independiente de sus electores como la secretara del partido o los miembros del parlamento. No puede decidir una cosa u otra y posteriormente remitirse a labase y recibir un voto de confianza. Slo tiene que realizar la voluntad de las masas. La afiliacin tiene el derecho de revocarle en cualquier momento, si el delegado no es de confianza. Puede ser, entonces, reemplazado por otro mejor. Est permanentemente bajo el control y el poder de las masas --a travs suyo se expresa lamasa trabajadora.

    Pero puede haber cuestiones que vayan ms all an de la esfera de una fbrica, que quiafecten a una regin econmica entera. Entonces los delegados de las fbricas de todala regin econmica se renen. Tambin tienen un mandato imperativo y son siempre revo

    ables. As, la estructura es completa, desde la fbrica, a travs de los trabajos, eldistrito econmico, hasta el Estado entero. Esto no es un nuevo centralismo, sinosolo el Sistema de Consejos construido de abajo a arriba. El centralismo tambin tiene, superficialmente, esta forma de organizacin. Pero all las rdenes van de arriba a abajo. En la estructura de la organizacin de fbrica, la decisin va de abajo a arriba; no descansa en el juicio de los dirigentes, sino en el fundamento de quelas masas expresen su voluntad. Los dirigentes no mandan mientras las masas tienen que obedecer; ms bien, las masas deciden y los dirigentes se han convertido enejecutores de la voluntad de las masas. La poltica es realizada en nombre y trasla iniciativa de las masas. Esto es lo fundamentalmente nuevo, el elemento prol

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    etario.

    Los viejos partidos y sindicatos establecieron su estructura como sigue: unas cuantas personas que se consideraron como dirigentes desde el principio organizaron un congreso, prepararon un programa, elaboraron una resolucin fundacional y sedieron una denominacin --luego se reclutaron los miembros. Primero estaban los funcionarios, luego los soldados --el influenciamiento y otorgamiento de bendiciones sobre las personas se sigui de lo anterior, de acuerdo con el principio autoritario.

    En la estructura de la organizacin de fbrica esto es exactamente del modo inverso.Primero de todo estn las masas all, reunindose, organizando y deliberando sobre sus asuntos. Si la gente necesita llevar a cabo las decisiones tomadas, entonces se escogen delegados a quienes la decisin es transmitida como un mandato imperativo. Si los delegados se renen en una conferencia con los delegados de otras organizaciones de fbrica, la conferencia no tiene que deliberar y concluir, tiene solamente que establecer la voluntad de las organizaciones de fbrica representadas. Ladecisin es la afirmacin de esta voluntad. Ora bien, es la tarea de la conferenciadeliberar cmo se llevar a cabo la decisin del modo ms conveniente. De esta manera,los delegados se convierten en rganos ejecutivos que cumplen la voluntad de las organizaciones de fbrica. No estn en primera fila, sino en la ltima, pues el movimiento va de abajo hacia arriba. El nfasis principal est en las masas, no en los dirigentes.

    La asociacin de organizaciones de fbrica en una unidad ms amplia y ms fuerte se denmina una Unin Obrera. El cuerpo de direccin de la Unin Obrera est formado por aquelos en la cumbre de las organizaciones regionales. En esta estructura organizativa la Unin Obrera no es federalista ni centralista, sino ambas y ninguna a la vez.Deja que la libertad y la independencia sigan existiendo en la subestructura, tal y como es garantizada por el federalismo de las organizaciones de fbrica, peroacrecienta en la superestructura el factor unificador de la concentracin, derivado del centralismo. Pero as como el federalismo est presente sin su debilitad de la fragmentacin y la falta de unidad, tambin el centralismo lo est, sin la desventaja de la parlisis y la asfixia de la iniciativa individual y de la voluntad de lasmasas. En la Unin Obrera, entonces, federalismo y centralismo aparecen en su ms elevada unidad, en una sntesis. Ah descansa la gran superioridad de la Unin Obrera sobre cualquier otra organizacin. Es ms completa que cualquier asociacin simplemente

    federalista o centralista; es ambas cosas sin las desventajas de una forma o dela otra.

    En la fase prerrevolucionaria, la divisin de las organizaciones en organizacin poltica y organizacin sindical tena un sentido. En ese perodo haba, de hecho, luchas puamente polticas que seran resueltas con medios polticos, y luchas puramente econmics que demandaban medios de lucha exclusivamente econmicos. Desde la guerra y la gran transformacin que produjo, esto se ha alterado. Hoy toda lucha econmica, aunque pequea al principio, deviene en un cerrar de ojos en un conflicto poltico: todomovimiento salarial acaba con el reconocimiento de que los incrementos salariales ya no van a ayudar ms al proletariado; que, ms bien, solamente echar a un lado el conjunto del sistema salarial asegura su salvacin del hundimiento. Pero esto estambin un problema poltico, y viceversa: todo conflicto poltico serio inmediatamen

    te pone en movimiento las armas de las luchas econmicas. Ebert y Noske, enemigosjurados de la huelga general, cuando vieron su sistema poltico puesto en peligropor el golpe de Kapp, llamaron a las masas a la huelga general. El KPD, en sus famosos 21 puntos de la Conferencia de Partido de Heidelberg[24], rechazaron de un modo completamente decisivo el sabotaje y la resistencia pasiva como "mtodos delucha sindicalistas y anarquistas". Pero en la lucha del Ruhr, el gobierno, elSPD y el KPD juntos, llamaron a los trabajadores al sabotaje y a la resistenciapasiva.

    En la revolucin, la situacin actual demanda que ahora este, ahora ese mtodo, sean e

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    mpleados en la lucha; que los mtodos se cambien con rapidez, que se emprenda frecuentemente una combinacin de mtodos, etc. La revolucin misma cambia su aspecto continuamente; ahora es ms un proceso econmico, ahora ms un proceso poltico; tiene el myor inters en una organizacin econmico-poltica integrada, con la que estimar cada stuacin y fase de la lucha. La Unin Obrera es esa organizacin integrada.

    La primera Unin Obrera en cuanto que organizacin integrada se origin en Octubre de1921, siguiendo el liderazgo de Sajonia oriental, que ya se haba separado del KAPD en 1920. Una conferencia nacional adopt, por sugerencia de Sajonia oriental, los siguientes principios fundacionales de la AAUD-E (Unin Obrera General - Organizacin Unitaria):

    1. La AAUD-E es la organizacin unitaria poltica y econmica del proletariado revolucionario.

    2. La AAUD-E lucha por el comunismo, la socializacin de la produccin, materias primas, medios y fuerzas, y de los bienes necesarios producidos a partir de ellos.La AAUD-E quiere establecer la produccin y la distribucin planificadas en lugar delos actuales mtodos capitalistas.

    3. El objetivo ltimo de la AAUD-E es una sociedad sin dominacin; el camino hacia esta meta es la dictadura del proletariado como clase. La dictadura del proletariado es el ejercicio exclusivo de los trabajadores de su voluntad sobre la institucin poltica y econmica de la sociedad comunista, por medio de la organizacin-de-co

    sejos.4. Las tareas inmediatas de la AAUD-E son:

    (a) La destruccin de los sindicatos y de los partidos polticos, principales obstculos para la unificacin de la clase proletaria y el ulterior desarrollo de la revolucin social, que no puede ser el asunto de partidos y sindicatos.

    (b) La unificacin del proletariado revolucionario en las fbricas, los embriones dela produccin, el fundamento de la sociedad venidera. La forma de toda unin es laorganizacin de fbrica.

    (c) El desarrollo de la autoconciencia y del sentido de solidaridad entre los tr

    abajadores.(d) La preparacin de todas las medidas que sern necesarias para la construccin poltca y econmica.

    5. La AAUD-E descarta todos los mtodos de lucha reformistas y oportunistas y se opone a cualquier participacin en el parlamentarismo y en los consejos de fbrica legales, porque esto significa el sabotaje de la idea consejista.

    6. La AAUD-E prescinde fundamentalmente de la direccin profesional. Los llamadosdirigentes slo pueden ser considerados como consejeros.

    7. Todas las funciones en la AAUD-E son honorarias.

    8. La AAUD-E no considera la lucha de liberacin del proletariado como un asunto nacional, sino internacional. Por consiguiente, la AAUD-E se esfuerza por la unificacin de todo el proletariado revolucionario mundial en una Internacional-de-Consejos (Rte-Internationale).

    Con este programa de principios-gua, la AAUD-E se constituy en 1921 como una organizacin integrada. Despus de dos aos de desarrollo, el grupo local de Dresde tuvo ocasin de expone, en los siguientes principios programticos y organizativos, sus perspectivas y experiencias, que obtuvo de luchas ininterrumpidas emprendidas con l

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    a ms extrema coherencia.

    1. Los orgenes del movimiento de las Uniones Obreras.

    La Guerra Mundial, con sus efectos nacionales e internacionales en las esferas poltica, econmica y cultural, imprimi a la poca de la revolucin una velocidad acelea.

    El derrumbe creciente de la economa capitalista engendra, como su consecuencia, un empobrecimiento siempre creciente de la clase obrera.

    Este empobrecimiento creciente, como muestra la experiencia, no puede ser compensado durante mucho tiempo a travs de luchas por mejores condiciones salariales oa travs de reformas legislativas (parlamentarias). Slo puede ser eliminado a travsde supresin del mismo sistema econmico capitalista y su reemplazo por la economa denecesidades socialista-comunista. Como la consecucin de esta meta a travs de la lucha slo puede ser asunto de la clase proletaria misma, de aqu surge la reivindicacin, de modo completamente natural para el proletariado, de abandonar todos los mtodos reformistas de lucha y reemplazarlos por una forma de lucha resuelta, revolucionaria, y tambin organizada de modo diferente. La victoria de la revolucin tiene como su prerrequisito la unificacin de la clase obrera. Los partidos y los sindicatos, inclinados por su naturaleza toda al reformismo, se han demostrado un obstculo para la necesaria unidad revolucionaria. Centralistas en su estructura organizativa, con la caracterstica particular de la direccin profesional, estas forma

    s de organizacin impiden especialmente el desarrollo de la autoconciencia del proletariado. Por tanto, el problema de la unidad se convierte simultneamente en unproblema sobre la forma de organizacin revolucionaria.

    LA AAUD-E eman de este conocimiento y de acuerdo con la concepcin materialista dela historia, por la cual la transformacin de las relaciones sociales y econmicas implica necesariamente cambios consecuentes en la forma organizativa.

    2. Naturaleza y fin de la AAUD-E.

    Partiendo de la comprensin de que las cuestiones econmicas y las cuestiones polticas no pueden separarse artificialmente, la AAUD-E no es ni un sindicato ni un partido, sino una organizacin integrada del proletariado. Con el propsito de levar a

    cabo el frente unificado del proletariado, la Unin Obrera organiza a todos los trabajadores que profesen su meta en los lugares de produccin, en las fbricas. Todaslas organizaciones de fbrica se asocian en la Unin Obrera sobre la base del Sistema de Consejos.

    La transformacin genuina de la economa capitalista en economa socialista-comunistatiene como prerrequisito la expropiacin revolucionaria de los medios de produccinpor el proletariado. El proceso de transformacin slo puede completarse a travs de la dictadura, que es la expresin exclusiva de la voluntad de la clase proletaria.El instrumento de la transformacin es el sistema revolucionario de los consejos.El Sistema de Consejos, de acuerdo el cual se estructura la Unin Obrera, deber anticipar en el presente los trazos bsicos del Sistema de Consejos futuro.

    3. Estructura de la Organizacin de Fbrica.

    La organizacin de fbrica elige de s misma un nmero de delegados de fbrica, que se gan necesarios de acuerdo con su tamao y tipo de fbrica. Ellos encarnan el consejoobrero particular, que tiene que regular todos los asuntos de acuerdo con los miembros. Los dirigentes (el consejo obrero) afrontarn una nueva eleccin cada cuarto [de ao]. La reeleccin est permitida. Cada miembro es elegible. Si varios miembrosde la Unin son empleados en otra fbrica, tienen el deber de fundar una organizacinde fbrica. Los miembros individuales se organizan, primero de todo, segn grupos de industrias o reas vitales, como tambin segn las relaciones entre pequeas fbricas

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    as empresas autnomas de pequea escala, como hacen igualmente los intelectuales, seorganizan por reas de residencia. Los grupos de rea asumen el carcter de organizaciones interinas, en la medida en que cada miembro de uno tiene que separarse tanpronto como las condiciones arriba citadas estn presentes para la fundacin de unaorganizacin (de fbrica) propia en su fbrica.

    4. La estructura de la Unin (organizacin-de-consejos)

    Cada organizacin de fbrica, rea de residencia o grupo industrial, tiene que enviaral menos un delegado de fbrica al cuerpo local de direccin de los consejos de la Unin. Las organizaciones de fbrica ms grandes, y los grupos regionales y industriales, envian varios delegados de fbrica. Su nmero puede regularse de tiempo en tiemposegn un plan uniforme adaptado a consideraciones prcticas.

    Las tres organizaciones anteriores forman juntas un grupo-de-consejos local en un lugar dado. Todos los grupos locales de una cierta rea econmica forman juntos undistrito econmico. Los grupos locales eligen de entre ellos mismos un consejo econmico de distrito, que en su mayor parte acta como un puesto de informacin para eldistrito, y es adems rgano ejecutivo para las tareas que se le asignen por la conferencia de distrito. l convocar las conferencias que surjan de la necesidad, siempre que la situacin del momento haga imposible el acostumbrado entendimiento previo entre los grupos locales. Las conferencias nacionales se abordarn de igual modo.

    Cada grupo local de distrito tiene el deber de estar representado en la conferencia de distrito. Por lo menos una vez al ao tiene que tener lugar una conferencianacional, en la que todos los distritos econmicos, hasta donde sea posible, deben estar representados.

    La conferencia nacional elige un consejo econmico nacional. Su carcter y sus deberes se corresponden con los del consejo econmico de distrito, con la sola diferencia de que su actividad se extiende sobre toda el rea del Estado. Si se suscitan medidas necesarias, extraordinarias a sus deliberaciones, en el tiempo entre conferencias nacionales, y stas conciernen a la Unin como un todo, debe primero someterlas a un proceso general de toma de decisiones.

    Las conferencias nacional y de distrito nicamente tienen su propio derecho de dec

    isin en lo que concierne, respectivamente, a cuestiones generales nacionales o dedistrito. En particular, tales decisiones no deben violar los principios generalmente reconocidos. En conjunto, estas conferencias debern servir para intercambiar experiencias.

    Todos los delegados de fbrica de la organizacin de fbrica individual, como de la Unin como un todo, son revocables en cualquier momento.

    5. La tctica.

    El rechazo fundamental de la AAUD-E de toda participacin en las elecciones a losconsejos de fbrica legales, implica como consecuencia tambin el rechazo de la delegacin de miembros de la Unin a este cuerpo, actuando desde la perspectiva de que l

    a actividad en los consejos de fbrica legales efecta un enmascaramiento artificialde las oposiciones de clase.

    A partir del reconocimiento aducido bajo el punto primero, la AAUD-E rechaza igualmente el principio de propaganda y agitacin para huelgas parciales. No obstante, dado que la Unin no est todava en la actualidad en posicin de influir el desarrolo de la situacin en esta direccin, surge automticamente la circunstancia de que loscamaradas de la Unin sern arrastrados a las huelgas econmicas junto con los obreros de orientacin sindical. En tales casos, los camaradas de la Unin en activo tienen que promover la necesaria solidaridad econmica por medio de contribuciones acor

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    dadas. El nivel de la contribucin necesaria es discutido y fijado en su momento en el encuentro de los dirigentes del consejo, y ser recaudada en la forma de unasuma global, igual para cada uno, de cada camarada, y entregada al comit de fbricalocal a travs del rgano de direccin de la organizacin de fbrica. Se deja en manoscada organizacin de fbrica si recauda un fondo para tales propsitos o si promueveentre s la contribucin caso por caso. El principio decisivo debe ser: "Quin da rpida el doble!". Si la solicitud de solidaridad surge por toda la regin, el nivelde la contribucin regional necesaria ser calculado por el cuerpo regional apropiado. Si la aplicacin de la solidaridad se hace necesaria a lo largo y ancho del pas,el correspondiente cuerpo nacional tiene que encargarse de su regulacin de la misma manera.

    Todo el dinero recaudado ser entregado inmediatamente del comit de trabajo local al grupo regional o local envuelto en la huelga. El mtodo de clculo se sigue del esquema: 25 camaradas deben mantener a un camarada. La tasa de manutencin debe ascender a un 60% del salario medio general, teniendo en cuenta el descenso de los salarios reales.

    Los moderados u otros camaradas cados en necesidad en la lucha por nuestra meta tienen igual derecho a la solidaridad; el nivel de la tasa de manutencin del momento es determinado por el cuerpo competente ms prximo, al cual es enviada la contribucin.

    6. La naturaleza de la administracin.

    Todo el dinero requerido para la administracin por los comits locales, de distritoy nacional ser recaudado por medio de contribuciones. Todas las funciones en toda la Unin sern realizadas sobre base honoraria; solamente se acuerdan reembolsos en los casos que involucren la prdida de la paga, o para tarifas y costes adicionales que se originen necesariamente por los portavoces itinerantes.

    7. La afiliacin.

    La afiliacin est abierta a cualquier hombre o mujer que suscriba las normas y principios anteriores.

    El derecho de exclusin pertenece nicamente a la organizacin de fbrica; la eventual

    xclusin de una organizacin de fbrica, a la Unin local. Todo un distrito local o ecoico slo puede ser excluido por la conferencia nacional. Las exclusiones slo puedenproducirse cuando estn en cuestin violaciones de los principios reconocidos generalmente.

    Contra todas las exclusiones puede presentarse apelacin, dentro del plazo de cuatro semanas, al cuerpo superior, cuya decisin no puede cuestionarse ms. Hasta el rechazo de su apelacin, el apelante es todava miembro pleno del conjunto de la Unin,y los documentos apropiados para la elucidacin de las circunstancias no le puedenser recusados.

    Todo camarada tiene siempre el deber de asumir el ms vivo inters en la cuestin de los principios, la tctica y la organizacin de la AAUD-E; de este modo, se asegura e

    l completamiento estructural de la organizacin y nuestro poder.

    VIII. El sistema de los consejos

    No hay dos luchas diferentes en la clase obrera, una poltica y otra econmica. Hay una sola lucha de clase tendiente a la vez a limitar la explotacin capitalista dentro de la sociedad burguesa y a suprimir la explotacin capitalista suprimiendo lasociedad burguesa. - Rosa Luxemburg, Huelga de masas, partido y sindicatos, 1906

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    ...El primer paso de la revolucin obrera es la elevacin del proletariado a clase dominante, la conquista de la democracia. - Karl Marx/Friedrich Engels, ManifiestoComunista, 1848.

    La organizacin de fbrica y la Unin Obrera se sostienen y se rigen por el principiodel Sistema de Consejos.

    El Sistema de Consejos es la organizacin del proletariado que corresponde a la naturaleza de la lucha de clases, as como a la sociedad comunista posterior. Si Marx dijo que la clase obrera no poda simplemente apropiarse de la mquina gubernamental del Estado capitalista, sino que deba encontrar su propia forma para llevar acabo su tarea revolucionaria, este problema se resuelve con la organizacin de losconsejos.

    La idea de los consejos naci en la Comuna de Pars. Los combatientes en la Comuna reconocieron que era necesario destruir resueltamente la mquina burocrtico-militar,en lugar de transferirla de unas manos a otras, si queran alcanzar una "autnticarevolucin popular". Reemplazaron la aplastada maquinaria estatal por una instituc

    in de un carcter fundamentalmente diferente: la Comuna. "La Comuna --escribi Marx--no sera una corporacin parlamentaria, sino una corporacin de trabajo, ejecutiva ylegislativa al mismo tiempo". "En lugar de decidir una vez cada 3 o 6 aos qu miembro de la clase dominante va a representar o pisotear al pueblo en el parlamento,el derecho general al voto le servir al pueblo constituido en Comunas como el derecho individual al voto le sirve a un patrono cualquiera para localizar obreros, capataces y contables en su negocio"[25]. El primer decreto de la Comuna fue la supresin del ejrcito regular y su reemplazo por el pueblo armado. Luego la polica, la herramienta del gobierno estatal, fue en seguida despojada de sus atributospolticos y convertida en el instrumento responsable, revocable en cualquier momento, de la Comuna. Igualmente, los funcionarios de los dems departamentos de la administracin. De los miembros de la Comuna para abajo, el servicio pblico hubo deser ejercido por la paga de los obreros. Los ttulos adquiridos y los privilegios

    de los altos dignatarios estatales desaparecieron con esos mismos altos dignatarios. Los funcionarios judiciales perdieron su aparente independencia; de aqu en adelante seran elegidos, responsables y revocables. El efecto de la completa elegibilidad y revocabilidad de todos los cargos oficiales sin excepcin, cuando fueseconveniente; la reduccin de sus salarios al nivel de la paga obrera usual; las mssimples y evidentes medidas democrticas; ligaran los intereses de los obreros conlos de la mayora de los campesinos y serviran, al mismo tiempo, como un puente queenlaza capitalismo y socialismo.

    Las medidas tomadas por los combatientes de la Comuna no podan ser ms que tal eslabn, dado que su reorganizacin poltica del Estado careca de la base econmica apropi.

    En la revolucin rusa, el eslabn se convirti propiamente en una estructura coherente. Ya en 1905, en Petersburgo, Mosc, etc., cobr existencia la institucin de los Consejos Obreros; aunque pronto tuvo que dejar paso a la reaccin. Pero su imagen quedimpresa en los obreros, y en la revolucin de Marzo de 1917 la masa de los obrerosrusos retom otra vez inmediatamente la formacin de consejos, no por falta de otras formas de organizacin, sino porque la revolucin haba despertado en ellos la necesidad activa de una unificacin como clase. Radek escribi, por ese tiempo, en observacin de este fenmeno:

    "El partido siempre puede apelar nicamente al obrero ms experimentado y lcido. Esto

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    muestra un largo camino, amplios horizontes, presupone un cierto nivel de conciencia proletaria. El sindicato apela a las necesidades ms directas de la masa, pero la organiza por ocupaciones, en el mejor de los casos por ramas industriales,no como clase. En el perodo de desarrollo pacfico slo las filas al frente del proletariado son conscientes de su clase. La revolucin consiste, sin embargo, en quelas capas ms amplias del proletariado, incluso aquellas que hasta ahora han vistola poltica con hostilidad, sean sacudidas de su reposo y prendidas por un fermento profundo. Se levantan, quieren actuar; diversos partidos burgueses y socialistas, diferentes en los objetivos de sus esfuerzos y en el camino que quieren tomar, se giran hacia ellas. La clase obrera siente instintivamente que puede triunfar como clase. Busca organizarse como clase. Y este sentimiento, de que slo puede conquistar como clase, de que los esfuerzos de sus oponentes que se agrupan alrededor de un slo partido no pueden ser victoriosos, es tan grande que, con cadaextensin de la libertad de agitacin para las consignas del partido, incluso las secciones ms avanzadas del proletariado, cuyos esfuerzos van ms lejos de lo que losdeseos momentneos de su clase, se someten a la organizacin de clase en los das decisivos. Lo hacen a partir de una visin ms clara de la naturaleza de la revolucin proletaria. En la poca pacfica del movimiento, la vanguardia proletaria se fija objetivos polticos estrechamente limitados, para cuya consecucin la fuerza del conjuntode la clase no es absolutamente necesaria. La revolucin sita la cuestin de la conquista del poder en el orden del da. Para ello, las energas de la vanguardia no sonadecuadas. Los Consejos Obreros se convierten de este modo en el suelo sobre elcual la clase obrera se une."

    Los revolucionarios rusos, los obreros y los pequeos campesinos, conquistaron elpoder econmico y poltico con la ayuda de los consejos. Tomaron el poder solo paras mismos, ya no compartindolo con cualquier resto de la burguesa. Dividieron Rusiaen distritos, en los cuales los Soviets eran elegidos por los obreros y los campesinos pobres, primero para las reas locales, luego para los distritos; los Soviets de Distrito elegan un Soviet Central para el conjunto del Estado, y el Comit Ejecutivo emanaba del Congreso de estos Soviets. Todos los miembros de los Sovietsmunicipales, de distrito y central, justamente como todos los funcionarios y empleados, eran elegidos solamente sobre una base a corto plazo; siempre continuaban dependiendo de su electorado y eran responsables ante ellos.

    En los Consejos Obreros, los obreros haban encontrado su organizacin, su unificacina escala de clase y la expresin de su voluntad, su forma y su esencia. Tanto par

    a la revolucin como para la sociedad socialista.A travs del establecimiento de los Consejos Obreros, aun cuando no podan ser mantenidos en su forma revolucionaria y hechos eficaces para las tareas del socialismo, la revolucin rusa ha dado a los obreros