La física cuántica, como todos ya saben, implica un cambio radical de nuestro esquema mental y nuestro concepto de las “verdades” del mundo; toda la certeza se reemplaza con duda, todo fenómeno predecible se convierte en una probabilidad. Para muchos, aún es solamente una teoría o un conjunto de teorías alocadas que siguen la misma línea, una fusión entre ciencia y misticismo new age que pronto pasará de moda. Sin embargo estas personas muy probablemente no se han detenido alguna vez a leer con escrutinio los textos que explican la base teórica y la evidencia científica en la que se sustenta esta nueva física. Si lo hubieran hecho, no podrían exclamar alguna razón que la invalide. Sorprendentemente las mentes brillantes que descubrieron y las mentes que ampliaron los conocimientos de teorías como la de los fenómenos atómicos, la teoría de la relatividad y la teoría de la matriz S, supieron poner conocimientos solamente expresables por medio de fórmulas matemáticas, en palabras. Aún estas palabras no saben expresar con tanta claridad los conceptos nuevos adquiridos,precisamente por eso; son conceptos nuevos que en términos de la física clásica no tienen sentido. Esta afirmación me guía a mi siguiente punto: la terminología científica, y más específicamente la física,

utiliza palabras que surgieron con el pensamiento cartesiano y newtoniano; que consideraba al mundo como una gran máquina cuyos fenómenos se podrían predecir y explicar con certeza por medio de fórmulas matemáticas. En esta visión, una cosa llevaba a la otra y la relación de causa y efecto iba de de la mano con un tiempo lineal y constante. La concepción del tiempo en el espacio no existía, sino que estos dos conceptos eran totalmente independientes entre sí. Además, la partícula más pequeña de materia era el átomo, y este era sólido e indestructible, como una cantidad microscópica de materia. Lógicamente, con el surgimiento de los electrones, protones, neutrons y núcleos, el descubrimiento de su comportamiento y de su aspecto dual (que pueden comportarse tanto como partículas y como ondas de energía que se difunden a través del espacio), faltaron palabras que pudieran describir estos “estados” de la materia; es más, hasta la palabra “materia” perdió su significado inicial y ahora necesita de un reemplazo que describa este estado dual de las partículas subatómicas. Sin embargo la falta de terminologías es solo una parte del problema; nuestra programación mental, instauradapor medio de la educación que recibimos durante nuestra infancia, juventud y vejez, es una

traba hacia la nueva visión holística del universo, que básicamente coloca todos nuestros paradigmas de conocimiento cabeza abajo. Es decir: una mente no puede concebir algo que no entiende. Y no puede entender algo que no concibe. Como dice Fritjof Capra: “Nuestras ideas sobre la realidad se limitan a la experiencia cotidiana que tenemos del mundo físico y hemos de abandonarlas si queremos ampliar esta experiencia.” 1 Nosotros vemos algo como una realidad solo porque nuestra conciencia colectiva nos ha enseñado a verlo de esa manera. Otro descubrimiento impresionante de la física cuántica es que la mente humana determina en gran nivel las propiedades de los fenómenos observados. Algo tan extraordinario como el experimento EPR lo explica; dos electrones que se encuentran a distancias macroscópicas, en cuanto un observador escoja un eje de medición para alguno de sus electrones y lo determine, el electrón deja de girar en varios ejes y prosigue a girar sobre ese eje que el observador constató. A su vez, el electrón número dos comienza a girar exactamente en el sentido opuesto, como un complemento ying-yang. Ha sido observado y documentado que aunque las partículas estén a miles de kilómetros de distancia, una reacciona inmediatamente al movimiento de la otra. ¿Cómo se

comunican estas dos partículas? Pues simple; porque en realidad son una sola unidad, interconectada de maneras que no podemos concebir aún, así como todo y cada una de las partículas de este Universo están interconectadas entre sí, incluyéndonos a nosotros los seres humanos. Es interesante la nueva visión filosófica, holística y hasta ecologista que puede apoyarse en esta nueva ciencia. Si todo es parte de un gran sistema en realidad la cosa más pequeña que hagamos va a provocar una reacción no solo en nuestro entorno, pero de nuevo en nosotros mismos. El tiempo y el espacio están interrelacionados, y el tiempo no es lineal; no hay un antes y después, sino que todos los fenómenos están interconectados a través de diferentes espacios y tiempos. Viajar en el tiempo, pues, se vuelve una noción menos fantasiosa y más posible. Se puede brincar del presente al futuro y del pasado al presente, aunque estos conceptos para la física cuántica no son válidos porque no existe el futuro ni el pasado; el tiempo es cuadridimensional, no sigue un orden ni una línea. Es muy raro pensar en cómo le tomó cientos de años a la sociedad occidental llegar a conceptos con los que las filosofías religiosas orientales y las indígenas de diferentes partes del mundo ya estaban muy familiarizadas. Por

ejemplo los indígenas Dagara (del área conocida hoy como Ghana y Burkina Faso), eran educados sobre la magia (aunque ellos no la llaman así) desde su nacimiento, y para ellos era común presenciar fenómenos “sobrenaturales” de brujería o chamanismo, además de tener avistamientos de criaturas de otros mundos paralelos. Es decir que en su paradigma mental existían ya muchas realidades distintas, y esa misma conciencia mental era la que les posibilitaba entrar en contacto con estas realidades, realizando rituales y actos mágicos que los llevaran a estos mundos. Cuenta Malidoma Patrice Somé, conocido autor africano originario de la tribu Dagara, que fue separado de su tribu, secuestrado por misionarios franceses a la edad de cinco años, y llevado a un internado católico francés donde recibió su educación primaria y secundaria occidental. A los veintiún años escapó y regresó a su tierra natal. Sin embargo, al volver se sometió al proceso de iniciación que conlleva el convertirse en hombre de su tribu, y casi no logró hacerlo. La iniciación es un ritual mágico que implica la llegada a un nuevo estado de conciencia; la posibilidad de ver más allá de los objetos y de comunicarse con otras realidades cósmicas, escuchar la voz de los antepasados y hablar con la naturaleza. Malidoma había recibido

dieciséis años de educación “blanca”; es decir, conceptos occidentales sobre la naturaleza, la realidad y la ciencia. Creó en él una mente analítica que cuestionaba todo de lo que la iniciación requería. Era el total opuesto al pensamiento tribal, y por lo tanto, por más que tratara no podía verlo que sus compañeros veían, no se podía concentrar sin pensar y analizar científicamente cada fenómenoque presenciaba y sus contradicciones de acuerdo a la ciencia tradicional occidental. Lo único que lo salvó fueron esos cinco años de infancia que estuvo en contacto con el mundo Dagara, y que luego de mucho tiempo y esfuerzo lograron que recobrara su mentalidad tribal. Esta historia sólo termina de convencerme de que nosotros creamos nuestra propia realidad; el poder de la mente es mucho más grande de lo que el pensamiento tradicional cree, y en cuanto antes comencemos a asimilar esta idea, más rápidos serán nuestros avances en el mundo del conocimiento del Universo. Un conocimiento que no se puede catalogar como científico; esta nueva ciencia nos está ayudando a tomar conciencia de que el Universo se debe observar a través de una mente abierta a todos los conocimientos humanos existentes, un “enfoquemultidisciplinario y holístico de la realidad”.