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LA NOTICIA DE LA MUERTE DEL CHACHO EN BUENOS AIRES El 24 de noviembre de 1863, a las cinco de la tarde llegó a Bue nos Aires proveniente de Rosario, un chasque portador de comuni caciones oficiales enviadas por el General Paunero desde San Luis, relativas al trágico fin de Angel Vicente Peñaloza (a) El Chacho. Días antes habían llegado las noticias sobre la derrota sufrida en Caucete por el indomable caudillo, y los detalles de su huida en dirección a los Llanos de la Rioja, todo lo cual hacía presentir, el término de la guerra contra la montonera por la muerte o captura de tan singular personaje. Casi a la misma hora en que se recibía la noticia, El Nacional, diario de la tarde cuya circulación comenzaba a las cuatro, dirigido por Carlos DAmico, más tarde Gobernador de la Provincia de Bue nos Aires, daba a luz una extensa Publicación Solicitada que ocupó tres columnas del periódico titulada El Chacho y las montoneras donde se hacía un meduloso estudio de las causas determinantes del alzamiento colectivo encabezado por Peñaloza y se preconizaba la ne cesidad de cambiar métodos de lucha si se quería pacificar al país. No nos ha sido posible identificar al anónimo colaborador del periódico, quien planteaba el problema de El Chacho en completa dis cordancia con las ideas predominantes en los círculos gubernativos de Buenos Aires. Señalamos como conjetura que sus opiniones son coin cidentes en parte con las expuestas en cartas a Mitre, con motivo de la campaña epilogada en Pavón y plan a seguir para reorganizar el país, por Félix Frías, Norberto de la Riestra y José Mármol (x). Cual quiera de Jos tres pudo ser el autor de la anónima publicación, que no (i) Carta de Félix Frías a Mitre del 25 de agosto de 1861. Carta de José Már mol a Mitre del 27 de agosto de 1861, y cartas de Norberto de la Riestra a Mitre del 20 de julio y 25 de octubre, en Archivo del General Mure, tomo VIH, Bue nos Aires, 1911, págs. 80, 93, 156, respectivamente. 106

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LA NOTICIA DE LA MUERTE DEL CHACHO EN BUENOS AIRES

El 24 de noviembre de 1863, a las cinco de la tarde llegó a Bue­nos Aires proveniente de Rosario, un chasque portador de comuni­caciones oficiales enviadas por el General Paunero desde San Luis, relativas al trágico fin de Angel Vicente Peñaloza (a) El Chacho.

Días antes habían llegado las noticias sobre la derrota sufrida en Caucete por el indomable caudillo, y los detalles de su huida en dirección a los Llanos de la Rioja, todo lo cual hacía presentir, el término de la guerra contra la montonera por la muerte o captura de tan singular personaje.

Casi a la misma hora en que se recibía la noticia, El Nacional, diario de la tarde cuya circulación comenzaba a las cuatro, dirigido por Carlos D’Amico, más tarde Gobernador de la Provincia de Bue­nos Aires, daba a luz una extensa Publicación Solicitada que ocupó tres columnas del periódico titulada El Chacho y las montoneras donde se hacía un meduloso estudio de las causas determinantes del alzamiento colectivo encabezado por Peñaloza y se preconizaba la ne­cesidad de cambiar métodos de lucha si se quería pacificar al país.

No nos ha sido posible identificar al anónimo colaborador del periódico, quien planteaba el problema de El Chacho en completa dis­cordancia con las ideas predominantes en los círculos gubernativos de Buenos Aires. Señalamos como conjetura que sus opiniones son coin­cidentes en parte con las expuestas en cartas a Mitre, con motivo de la campaña epilogada en Pavón y plan a seguir para reorganizar el país, por Félix Frías, Norberto de la Riestra y José Mármol (x). Cual­quiera de Jos tres pudo ser el autor de la anónima publicación, que no

(i) Carta de Félix Frías a Mitre del 25 de agosto de 1861. Carta de José Már­mol a Mitre del 27 de agosto de 1861, y cartas de Norberto de la Riestra a Mitre del 20 de julio y 25 de octubre, en Archivo del General Mure, tomo VIH, Bue nos Aires, 1911, págs. 80, 93, 156, respectivamente.

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dió oportunidad a debatir públicamente la candente cuestión del Chacho, como pareció proponérselo su autor, pues la trágica desapa­rición del mismo, dió radical solución al problema planteado por sus andanzas y correrías.

Por el interés de las valientes apreciaciones que hizo el autor acerca de las causas profundas de aquella guerra social y no de poli­cía, como equivocadamente la calificó el Presidente Mitre, vamos a resumir in extenso al contenido de tan interesante comunicado:

El primer párrafo define netamente la posición del autor: “Cual­quiera que en la guerra civil, que asola el oeste de la República nb quiera ver más que una guerra de vandalaje de hordas sublveadas, que se entregan al saqueo y al pillaje, es un miope y no se fija más que en la corteza de los sucesos”. Partiendo de esta premisa examina a renglón seguido el estado de rebelión latente en que a los dos años de la batalla de Pavón se encuentran distintas provincias de la Re­pública; levantamientos en Córdoba, Catamarca, Entre Ríos v por último el Chacho que saliendo de su habitat de los Llanos trae con vulsionadas a cinco provincias vecinas. Ante tales hechos se pregunta el autor: “Qué significan... estos movimientos, que tienden a des­truir y aniquilar la nacionalidad”. “No hay efecto sin causa” agrega. "Examinemos al Chacho y sus montoneras con calma y sin dejarnos ofuscar por la pasión de partido”.

Más adelante hace plena justicia al Chacho "llamado por nosotros mismos benemérito General Peñaloza”, recuerda su heroísmo en las luchas contra Rosas, su emigración en Chile, cómo acrecentó su pres­tigio después de Caseros hasta obtener el grado de General otorgado por Urquiza. Explica la actitud rebelde del caudillo por que en sus "alcances morales”, la constitución estaba personalizada en Urquiza v Derqui y caídos éstos, caía la constitución. Sin embargo, dice, si nues­tros hombres públicos, usando de moderación y con más pulso, hu­bieran calmado sus inquietudes y procurado atraerlo es muy probable que se hubiese plegado con facilidad y con gusto a esta nueva situa­ción: pero se le hizo la guerra que desató su odio y utilizando su ilimitado prestigio sobre las masas, las llamó a las armas v desde en­tonces la Rioja y provincias limítrofes son un vasto campo de batalla.

Se pregunta luego el autor "¿cuál es la causa de esta guerra im­pía?”. Se dice que es para establecer la constitución y para introducir la civilización y las luces, con cuyo pretexto se arrasa con todo, se dejan los campos sembrados de cadáveres, se fusilan los prisioneros, talan los campos, ciegan las fuentes de agua "y es de este modo y a balazos, que pensamos introducir la Constitución v es por dichos me­dios y cometiendo toda clase de atrocidades que pretendemos crear instituciones liberales?”. . .

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“¿Que resulta de este orden de cosas? Que en la provincia de la Rioja nadie trabaja, ni puede trabajar. La provincia en masa está sobre las armas y a caballo”. Describe a continuación el carácter de la guerra llevada por el Chacho a quien llama “Rey del desierto”, quien se burla de las tropas veteranas lanzadas contra él, erradas en su táctica, como el gobierno en su política y al llamar la atención so­bre la ineficacia y esterilidad de esta lucha sin cuartel dice: “a me­dida que un vecino queda arruinado, se ve precisado a montar a caballo y entregarse al saqueo y al pillaje. Esta es la consecuencia fu­nesta que trae nuestro sistema”.

Entra luego al fondo del problema, el de la organización consti­tucional del país, sobre la base de elementos sociales típicamente re­presentados por el Chacho. Para el autor, la vida constitucional es imposible, mientras no se cambie el elemento humano, las costumbres políticas derivan de la cultura de las masas que hace posible el res­peto al orden establecido, la convivencia pacífica de los habitantes y la coexistencia de los poderes nacionales y provinciales. “Qué clase de Constitución es ésta que necesita en cada Provincia, en cada ciudad, un regimiento, un batallón para hacerla observar” y en consecuencia concluye por afirmar que la Constitución no es adaptable a la gran mayoría de los pueblos por estar en oposición, tanto con las ideas y costumbres de sus habitantes, como con su carácter e inteligencia. En caso de persistir en la imposición violenta bien pronto San Luis, San Juan, Mendoza, Catamarca, Santiago y La Rioja quedarán arruinadas y desiertas.

Predica el cambio de sistema; en vez de la fuerza y la violencia, la persuasión y la conciliación, estimular el desarrollo de la enseñan­za, fomentar la construcción de ferrocarriles que valen más que todo un ejército, buscar la paz a todo trance, que aniquila la montonera y terminar naturalmente con los caudillos en tanto que: “la guerra los fomenta y los sostiene”, si desapareciera el Chacho surgirán otros cin­cuenta Chachos.

Explica luego el surgimiento de los caudillos que “nacen de la distancia, del desierto y del caballo” son una producción indígena, tratar de exterminarlos por la violencia es un absurdo, hay que atraer­los, instruirlos, civilizarlos.

Describe más adelante las características de la guerra contra la montonera y explica por qué es interminable, “no hay tales batallas, ni tales derrotas, todo se reduce por ambos lados, al choque de hordas indisciplinadas y a la dispersión de unas fuerzas que vuelven a reunir­se en otro punto, para hacer nuevas irrupciones .talando y destruyendo todo a su tránsito. Las poblaciones nos son hostiles, por los despojos y depredaciones que sufren por nuestra causa y por eso el Chacho

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goza de tanto prestigio y arrastra sus simpatías en tanto que a nosotros nos odian mortalmente.

“El Chacho es la expresión más completa de la índole, del carác­ter y de las costumbres de La Rioja”, si fuera cierto todo lo que se le atribuye no tendría tantos partidarios. “Cambiemos de sistema por que puede recaer sobre nosotros mismos”. Recalca luego que las gue­rras civiles originan hábitos sangrientos, de ellas surjen jefes ambi­ciosos, los que vueltos a la paz olvidan difícilmente las costumbres de los campamentos.

En la conclusión afirma con marcado escepticismo acerca del futu- 10 de la República, que ésta marcha directamente a la disolución de los vínculos nacionales y por lo tanto aboga por el retorno al sistema establecido por el Fado Federal del 4 de enero de 1831; la caducidad de la constitución es inevitable, ella es una mezcla de leyes inglesas, francesas y norteamericanas, contiene de todo, “menos el elemento na­cional”, es una “capa de retazos de diferentes colores con la que se pre­tende vestir a los argentinos”...

Tal es en síntesis el contenido del original estudio,, cuyas apre­ciaciones demasiado rotundas algunas y excesivamente pesimistas otras quedaron sin respuesta, las noticias de la tragedia desarrollada en Olta, demostraron por el momento, con la evidencia de una lección de cosas, que Peñaloza podía ser vencido y muerto y que sus secuaces estaban condenados a correr igual suerte.

El Nacional haciendo honor al mérito del anónimo articulista, en suelto aparte con el título El Chacho, llamó la atención de los lectores sobre la Publicación Solicitada, aunque su contenido era contrario a las vistas del periódico “desde la cruz hasta la fecha”. Al expresar su total disidencia con el planteo del anónimo colaborador agregaba: “Si se practicaran las teorías del articulista, resultaría el dominio del Chacho y sus hordas en toda la República, la carencia absoluta de toda Constitución, de toda ley y el Gobierno Nacional una quimera inútil”, cerraba por último irónicamente el breve comen­tario: “¿Quiere ir de maestro de escuela a enseñarle la cartilla al Cha­cho. Pretende dominar los instintos feroces del gauchaje y corregir sus crímenes a palmetazos?”.

No fué ésta la única referencia que en la prensa se hizo al im­portante artículo. La Nación Argentina del 8 de diciembre, en su suelto titulado La opinión de las provincias aludió a la coincidencia de que el mismo día que se declaraba inmortal al Chacho llegaba la noticia de su muerte. El redactor vindicó en esa oportunidad a las provincias de la calumnia de confundirlas con la montonera, por que “es necesario ver en los pueblos del interior a pueblos viriles anima­

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dos por el espíritu que destruye a los Chachos, por que levantan, el orden y la libertad”.

Al día siguiente de aparecer la solicitada, 25 de noviembre, el pe riódico oficial La Nación Argentina, dirigido por José María Gutié­rrez, publicaba con grandes titulares la noticia ‘‘de la derrota y muerte del Chacho” y la “captura de la Chacha y su hijo adoptivo”, seguida de todos los documentos oficiales recibidos referentes a la misma. La Tribuna, sólo alcanzó a dar la noticia, pero a las 8 de la mañana publicó un Boletín con los documentos tomados de La Nación Ar­gentina y El Nacional lo hizo en su edición ordinaria de la tarde.

Los tres periódicos aunque divididos por cuestiones de política interna, coincidieron en la apreciación del trágico episodio. Con el mismo apasionamiento aplicaron al caído los más duros calificativo, y destacaron la enorme repercusión que la extinción de la montoneia, tendría para consolidar la paz de la República.

La Nación Argentina, debido a su carácter de periódico senn- oficial guardó cierta mesura en el lenguaje, y más que aplicar adjeti vos denigrantes a Peñaloza, pero sin ocultar su íntima satisfacción por su muerte, se refirió en forma impersonal a la derrota y desaparición de la montonera. “La montonera ha sido muerta y decapitada y no se alzara más en la República’... “los muertos no se levantan y ios que creían que una horda tres veces vencida en sus últimos y desespe­rados esfuerzos, podía aún reorganizarse quedan contestados (¿). Al día siguiente publicó en castellano y en francés la Revista de la quincena dedicada a los lectores del exterior, allí volvió sobre el tema y con el mismo criterio impersonal, al informar sobre la muerte del Chacho, como el acontecimiento más importante de la quincena se refería a la influencia que ella iba a tener en la pacificación total del país, pues los agitadores de tercer orden refugiados en distintas partes de la Re­pública. . . “van a sentir le repercusión del golpe teriible que han re­cibido y tendrán que inclinar la cabeza en silencio ante el poder de los pueblos que los condenan a vivir en paz y libertad”. No dejó de pasar la ocasión el redactor de hacer un público elogio de frrazába' el cual . . . “era sin duda el hombre señalado para alianza! la paz de la República, acabando con el inquieto Peñaloza”.

Por su parte El Nacional llamó al Chacho “semisalvaje sin genio y hasta sin va’or personal”, “era el último vestigio del gaucho bár­baro. . . el vínculo vergonzoso que nos unía a nuestro triste pasado’ y yendo aún más lejos justificaba su muerte como acto necesario y ejemplarizador por todos los desmanes que había causado. “No puede haber inmoralidad en quitarle la vida, al que ha hecho correi tanta

(2) 25 de noviembre: Extinción ele ¡a Montana a.

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sangre, al que ha robado tantas fortunas y sumido en el deshonor a tantas familias” (3).

(3) 25 de noviembre: La Paz de la República.(4) 27 de noviembre.

(¡>) 26 de noviembre: La muerte del Chacho.(6) 26 de noviembre: La muerte del Chacho.

Al publicar la habitual Revista de la Quincena (4) dió la ‘‘halaga­dora noticia” “con el corazón latiendo de esperanza” y destacaba que con la desaparición de el Chacho se abría una época de paz ventajosa para quienes desearon “importar sus capitales de otros países y em­plearlos en ferrocarriles”.

La Tribuna del 25 de noviembre calificó la noticia de feliz y pro­puso un buen regalo o un ascenso al chasque que condujo los partes.

Como sus colegas, La Tribuna también en su Revista de la quince­na (4) informó a sus lectores del exterior del trágico fin del Chacho, lo hizo en tono sereno y deploró “el modo trágico como ha muerto el incansable caudillo”, valorando como beneficiosa para el país su des­trucción, que implicaba el restablecimiento total del imperio de la Constitución en una extensa zona del territorio.

Los periódicos también señalaron, que si como parecía despren­derse del texto de los partes recibidos. Peñaloza no había encontrado la muerte en combate y la partida que lo sorprendió, lo había ultima­do al margen de las garantías legales, el Gobierno Nacional velando por su propio decoro no podía aprobar una ejecución cualquiera fue­se la forma y motivo, realizada sin la intervención de la autoridad competente. Decía La Nación Argentina: “Ninguno tenía autoridad para arrebatar esa vida al fallo de los Tribunales. Esto no amengua el servicio que han rendido a la Nación, los Comandantes Irrazábal y Vera”, y agregó que la muerte de Peñaloza era justa pero no legal y el Gobierno no podía aprobarla (5 6).

En términos parecidos se expresó La Tribuna (g), despucs de lla­mar la atención sobre la ausencia de detalles en los partes recibidos acerca de cómo terminó la vida del Chacho y de preguntarse si hubo resistencia de parte de éste, en forma categórica manifiesta que si ha sido muerto sin forma alguna de juicio, no debe hacerse esperar “la reprobación del gobierno nacional” porque un gobierno de principios no puede tolerar en silencio un: “hecho que importa la violación de todo principio y arroja una gran sombra sobre el gran triunfo que ha alcanzado la República”.

Sólo El Mercurio una vez que el Gobierno Nacional dictó el de­creto del que nos ocuparemos enseguida exteriorizó su discrepancia con el sentir general; para el redactor del periódico, al Chacho debía aplicársele las mismas leyes que a los piratas, cualquiera que lo aprehen­

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diese tenía derecho a cobrarse con su vida todas las depredaciones y de­litos que había cometido (7).

El Poder Ejecutivo Nacional se apresuró a repudiar el bárbaio episodio, no podía tolerar la flagrante violación a las leyes que el Con greso acaba de dictar y había promulgado el 14 de setiembre, referen tes a los delitos cuya jurisdicción y competencia pertenecían a la Jus ticia Federal y los crímenes cuyo juzgamiento competía a los tribunales nacionales; precisamente en la segunda de estas leyes los títulos IV y V estaban dedicados a puntualizar todo lo referente a los delitos de se­dición y rebelión, cometidos por Peñaloza, puntualizando Jas penas co­rrespondientes (8).

Además, en el momento que se produjo la tragedia de Olta se ha­llaba en La Rioja un Comisionado del General Paunero que iba ;■ entrevistar al Chacho para terminar pacíficamente la guerra (9), y por otra parte era menester no provocar la lucha con el partido federal, fuerte aún en toda la República, el que había seguido con visible sim­patía las azarosas aventuras del caudillo (10).

(7) El Mercurio. La cuestión Chacho. El artículo lo tomamos de la transcrip­ción hecha por El Zonda de San Juan del 18 de diciembre de 1863

(8) Registro Nacional de la República Argentina, 1863-1869, págs. 49 y si guien tes, Buenos Aires, 1884.

El Zonda de San Juan en los mismos días que daba a publicidad las referidas leyes, transcribía los partes recibidos con la noticia de la muerte del Chacho y aplaudía la forma cómo se lo ultimó.

(9) Así se desprende de noticias publicadas por El Riojano, reproducidas por La 1 ribuna del 26 de noviembre. El Comisionado era Don Francisco Alvarez y de acuerdo con la información periodística llevaba instrucciones del Ministro de Guerra.

(10) Los periódicos federales del litoral clamaron contra la inmolación del Chacho. El Litoral de Paraná dirigido por Evaristo Carriego apareció de lulo. En Montevideo Federico de la Barra, director del Comercio y Nicolás A. Calvo de La Reforma hicieron oficiar un funeral que fué presidido por el ex presidente Santiago Derqui, José Hernández, redactor de El Argentino de Paraná, publicó una serie de artículos reunidos luego en folleto con el título: Rasgos biográficos del General D. Angel V. Peñaloza. Un ejemplar de esta primera edición se encuentra en la sec­ción folletos de la Biblioteca Nacional registrado bajo el N9 54.013. Hernández precedió sus Rasgos biográficos de dos cartas anónimas, según las cuales la ca­beza del Chacho fué remitida como regalo a Sarmiento, y de dos artículos apare cidos en el mismo periódico titulados La política del puñal y La revelación del crunen. En este último trata de demostrar que el Chacho fué muerto antes de la fecha fijada ‘ oficialmente” en el parte del Mayor Irrazábal. Dice Hernández: “Pe­ñaloza no ha sido perseguido. Ni hecho prisionero. Ni su muerte ha acaecido el 12 de noviembre. Lo vamos a probar evidentemente y con los documentos de ellos mismos. Todo esto es un tejido de infamias y mentiras, que cae por tierra al más ligerísimo examen de los documentos oficiales que han publicado los asesinos”.

"Ha sido cosido a puñaladas en su propio lecho y mientras dormía por un asesino que se introfujo a su campo en el silencio de la noche, fué enseguida de gollado y el asesino huyó llevándose la cabeza”.

“Los partes y documentos confabulados mucho después del asesinato con el solo objeto de extraviar la opinión del país incurren en contradicciones estúpidas”.

El fundamento de las graves acusaciones de Hernández radica en dos partes publicados en El Imparciai. de Córdoba del 22 de noviembre. El uno fechado en Llape el 8 de noviembre dirigido por Irrazábal al Comandante General de los De­partamentos Coronel Pedro Echegaray y el otro del día 13 remitido desde el Cam­pamento de Pósitos por el citado Echegaray al Comandante de las fuerzas movili­zadas, Coronel Cesáreo Domínguez. En ambos partes se habla ya de la muerte de Peñaloza que según los documentos publicados en Buenos Aires había ocurrido el

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El decreto fechado el 25 apareció en los periódicos del día 26 y en sus términos se trasunta el verdadero sentimiento del Poder Ejecu­tivo, no podía consentir el sacrificio de Peñaloza; pero tampoco podía lamentar su muerte ni castigar a sus autores y de ahí la contradicción existente entre los distintos párrafos del documento. Comienza por estimar los importantes servicios prestados por ei Mayor lrrazábal y el Comandante Vera y los sacrificios que han hecho para aniquilar la montonera, habiéndose hecho por ello “acreedores a la gratitud del país y a la consideración del gobierno" y a continuación afirma que no aprueba la ejecución del caudillo Peñaloza, que como ciudadano de la República, constituido en calidad de prisionero, nadie ha debido ni podido ejercer sobre él atribuciones y prerrogativas exclusivas de Jos Tribunales y del Jefe Supremo del Estado” (n).

El parte de lrrazábal al Coronel Arredondo, y la comunicación del mismo a Sarmiento dando cuenta de la muerte del Chacho se pu­blicaron mutilados, en ambos documentos lué suprimida la parte que se refería a la exhibición de la cabeza de Peñaloza en un palo en la plaza de Olta, el conocimiento de este detalle trascendió sin embargo y ello explica por que los periódicos al mismo tiempo de anunciar la muerte, se apresuraron a condenar el procedimiento ilegal y explica también que el Poder Ejecutivo publicase de inmediato el decreto a que nos hemos referido.

La publicidad del macabro procedimiento fué ocultada, para no

día 12 y Hernández se pregunta cómo se conocía la noticia en L'fape el día 8 y en l’ocitos, a considerable distancia de Olta ,el día 13. Pero Hernández, que posible­mente no revisó con prolijidad El Imparcial no advirtió que en la edición del 24 de noviembre con el título Error de fechas aclaró: “La precipitación con que trans­cribimos a última hora en nuestro último número los documentos relativos a la captura y muerte del Chacho fue causa de que se nos deslizaran algunos errores, siendo el mas sustancial el de las fechas. La nota del coronel Echegaray tenía en el original fecha 19 y no 13 como salió; y la del Comandante lrrazábal era de techa 18 y no 8. Hemos creído justa y necesaria esta notificación, para evitar dudas”.

El mismo Hernández advirtió posteriormente su error, pues en la edición de 1875, no figuran los artículos que encabezaban la de 1863.

No obstante en 1947 se publicó en Buenos Aires una nueva edición de la Vida del Chacho con un estudio preliminar de Santos López y allí reaparecen los dos artículos mencionados, aclarándose en nota final que se reproduce el texto del folleto número 31.068 de la Biblioteca Nacional que hemos comprobado corres­ponde a la edición de 1875 en la que precisamente fueron suprimidos los dos artículos.

(11) La Nación Argentina, 26 de noviembre. Sección Oficial. Debo advertir que en el encabezamiento se habla del decreto y al final se dice .... “insertándose esta resolución en la orden general del Ejército”... y firman Mitre y el Ministro de Guerra Gelly y Obes.

Ei decreto no aparece en el Registro Oficial y cuando en 1875, en memorable debate con Sarmiento, Rawson lo leyó en el Senado de la Nación, según consta en el Diario de Senadores, sustituyó por unos discretos etc. etc. la frase: “se han hecho acreedores a la gratitud del país y a la consideración del gobierno”. Para explicar Ja “omisión”, debe recordarse que Rawson era Ministro del Interior del Presidente Mitre cuando se dictó el decreto.

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despertar la indignación de los pueblos del interior quienes unos más que otros soportaban con rencor la hegemonía porteña.

El parte del Mayor Irrazábal al Coronel Arredondo decía en el párrafo mutilado: “en el acto de llegar fué sorprendido y muerto el titulado General de Ja Nación por el Comandante Vera, tomándose también diez y ocho prisioneros, hubieron seis muertos incluso dos capitanes, también se tomó prisionera a la mujer del Chacho y un hijo adoptivo, concluyendo por colgar la cabeza de Peñaloza en esta plaza de Olta (12).

Igualmente, al publicar la comunicación a Sarmiento fechada co­mo el parte anterior en Olta el 12 de noviembre, se suprimió el si­guiente párrafo: “También digo a Ud. que siendo un triunfo sobre el bandalaje, el que hemos obtenido, para estímulo ha sido colgada la cabeza del titulado General en esta plaza de Olta”. El Zonda de San Juan el día 18 de noviembre publicó íntegro los citados documentos, circunstancia que le hacía decir a Paunero en carta al Ministro de Guerra de lecha 20 de enero: “Entre tanto y para disculparlo debo po­nerlo al corriente de una circunstancia que quizá Ud. ignore, y es que Irrazábal no sabe leer ni escribir, y que como todos los que se hallan en su caso está a merced de los que le llevan la pluma, por ahí caí cu

(12) La parte subrayada es la que no se dió a la publicidad. Según se des­prende de la frase “en el acto de llegar fue sorprendido y muerto el titulado Ge­neral de la Nación por el Comandante Vera”.... este jefe sería el autor material del condenable acto, mucho más que siendo él quien llevó el parte a San Juan donde inmediatamente se publicó, no hizo ninguna aclaración. Sin embargo Vera siempre lo negó ;el 1*? de setiembre de 1875 publicó una carta en La Prensa y ade­más con testimonios de contemporáneos se publicó en La Rioja en 1890 con el título de Crónicas contemporáneas. La muerte del Chacho, un trabajo de Pedro Delhe^e aparecido en la Revista de la Biblioteca de La Rioja. Existen pruebas respecto de la culpabilidad de Irrazábal; la más terminante es la confesión de él mismo, hecha en carta dirigida al coronel Arredondo fechada el 5 de enero de 1864 en Malazan; el texto publicado por Jacinto R. Yaben en Biografías Argentinas y Americanas, tomo 111, pág. 184, Buenos Aires, 1939, es el siguiente; “Estimado amigo: con motivo de tener noticia de la desaprobación en Buenos Aires sobre la falta cometida por mi quitándole la vida al caudillo, quien fue el origen de tantos males aiesta (sic) provincia, conciderando que la confianza y amistad que ud. sea dignado confiarme, da lugar a ocupar a un fiel amigo, no desconosco aber man chado el onor de nuestras armas, por conciguiente espero de ud. empeñe su in­fluencia con el general Paunero se me de la absoluta separación del servicio ad­juntando un pase para Chile y para el efecto escribo también al General Paunero; y sin otro objeto reitera sus afectos su siempre amigo”. Según informa Yaben el original de esta carta se halla en poder del doctor Luis María Campos Urquiza.

Otro testimonio en que implícitamente se achaca a Irrazábal la muerte del Chacho es la comunicación firmada en Olta el 12 de noviembre, por Escipio Dábila dirigida al Comandante Principal de las fuerzas movilizadas del Departamento de la Villa de Famatina, Don José María Linares. En este documento después de in­formar que “a las 8 de la mañana a terminado el Bandido del Chacho” y que “la caveza del referido Bandido se halla en la punta de un palo en esta plaza, para ejemplo de los que mal proceden”, dice en una post data: "Le recomiendo mucho que el primer Brindis que se heche en alguna parte, haga U. un viva al Mayor Irrazábal”. Indudablemente que el brindis y el viva serían por considerarlo el au­tor de la muerte.

Dardo de la Vega Díaz en su obra Mitre y el Chacho, Buenos Aires, 1939, págs. 322-323, publica copia del parte de Irrazábal al coronel Arredondo te-stimo

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lara Ud. que Sarmiento tiene la culpa de haber publicado el parte tal cual lo recibí, sin reflexionar que para tontos en política y para andarse por las pajas ahí están los hombres de nuestro partido” (13).

La última referencia que hemos encontrado en los diarios de Bue­nos Aires relacionada con la desaparición del popular caudillo es en La Nación Argentina del 10 de diciembre. Ese día transcribió de El Zonda de San Juan correspondiente al 18 de noviembre un extenso artículo titulado La muerte del Chacho en el que se descubre el estilo inconfundible de Sarmiento el que por su contenido y sin habérselo propuesto su autor, puede considerarse como una réplica a la Publi-

niada por el Mayor Julio Campo, existente en el Archivo de La Rioja, cuyo texto no concuerda con el publicado por El Zonda de San Juan.

Parte publicado en El Zonda:

“... en el acto de llegar fué sorpren­dido y muerto el titulado General de la Nación por el Comandante Vera, to mandóse también diez y ocho prisione­ros, hubieron seis muertos incluso dos capitanes. También se tomó prisionera a la mujer del Chacho y un hijo adop­tivo concluyendo por colgar la cabeza de Peñaloza en esta Plaza de Olta”.

Copia del parte existente en el Ar­chivo de La Rioja:

“...en el acto de llegar fué sorpren­dido el titulado general por el Coman­dante Vera; en el momento fue pasado por las armas habiendo seis muertos in­cluso dos capitanes. También se tomó prisionera a la mujer del Chacho y un hijo adoptivo; concluyendo por colgar la cabeza de Peñaloza en esta plaza de Olta”.

La palabra “muerto” suprimida en el parte existente en La Rioja y el agre­gado “en el momento fue pasado por las armas" alteran el verdadero sentido del párrafo. Además del contenido del parte de Irrazábal, como de la comunicación de Sarmiento se deduce que no hubo lucha, y que Peñaloza no fué la sola víctima, pues en el primero se dice que hubo seis muertos y en el segundo se habla de algunos muertos”, y aún al decir que ha tomado prisionero al hijo adoptivo agrega “to­mando gran interés en salvarlo”. Ante estos detalles cabe preguntarse ¿quiénes fueron los colaboradores de Irrazábal en la matanza? pues no es presumible que fuese él quien arremetió contra todos los inermes prisioneros.

El Mercurio en el artículo ya citado y ateniéndose estrictamente al texto del parte que aunque no lo publicó, debió conocerlo, cree que Vera fué el ejecutor de la muerte; pero plantea la duda si lo hizo por propia decisión o cumpliendo órde­nes superiores; se inclina a esto último; no cree tampoco que fuese Irrazábal quien dió la orden pues es un oficial ‘“subordinado hasta la exageración” y concluye: “De escala en escala, donde iríamos a hallar la fuente de ese mandato? Mas bien callarlo”.

Es curiosa también la coincidencia de que Paunero en la carta a Gelly y Obes citada en la nota siguiente, dijera con relerencia a la baja pedida por irrazábal: “Hasta que punto puede tener Irrazábal razón, no se lo diré a U. añora por que necesitaría escribir mucho y lo reservo para cuando nos veamos”. Qué es lo que sabían el periodista de Buenos Aires y el Comandante General del Ejército en San Luis, que no querían darlo el uno a la publicidad y el otro explicarlo en una carta privada?

(13) Archivo del General Juan Andrés Gelly y O bes en Revista de la Biblio­teca Nacional, Tomo XXI, N9 52, pág. 386.

Paunero en carta al Ministro de Guerra justificó ampliamente la ejecución del Chacho por las circunstancias en que se produjo la sorpresa por un pequeño nú­mero de tropa, estando Peñaloza en población que le era adicta. “Iban a matar o morir” afirma y luego agrega que quien toma una fortaleza o una bandera no es responsable de los enemigos que ha pasado a cuchillo para conseguir tan alto ob­jeto... Así es la guerra, no pueden comerse huevos sin romper las cáscaras”... “Chacho ha muerto en regla y Dios lo conserve allá donde no haga daño”. Revis­ta de la Biblioteca Nacional - Archivo de Juan Andrés Gelly y Obes. Tomo XXI, pág. 365. Carta fechada en Mendoza el 20 de diciembre de 1863.

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cación Solicitada que resumimos al comienzo. Apareció en El Zonda, el mismo día que transcribió el Boletín N*? 5 con los documentos reci­bidos desde La Rioja sobre la muerte de Peñaloza, escrito bajo la im­presión de alivio que trascendía de la noticia ,en plena euforia del triunfo que ponía término a una guerra inacabable, Sarmiento des­pués de describir en brochazos llenos de colorido y de pasión lo que significaba la montonera no tuvo reparo en justificar el bárbaro pro­cedimiento seguido en Olta. “El acto de colocar su cabeza, decía, en lo alto de un palo en la plaza de Olta, es la inspiración de un soldado que conoce sin duda poco de las tramitaciones legales; pero que ha sentido lo que toda la República siente, y es que la justicia regular anda morosa para dar satisfacción a la vindicta pública; y que los ban­didos, ni pretextos políticos invocan para arruinar siete provincias, cubrirlas de ruinas, y tenerlas sobre el quien vive, extenuándose por los estragos, aniquilándose por la defensa misma”.

Entre una serena y elevada explicación de la guerra social que implicaba la montonera encabezada por Peñaloza y un vibrante des­ahogo de la angustia contenidad durante meses y que estalló en odio al caído al conocer su brutal ejecución, la prensa porteña se ocupó del caso del Chacho, legando a los historiadores del futuro inapreciables elementos de juicio, para formar opinión imparcial sobre el signifi­cado histórico de aquella lucha cruel, en que ambas partes no se die- ton cuartel, concluida con el sacrificio del caudillo rebelde.

DOCUMENTOS, NOTICIAS Y COMENTARIOS SOBRE LA MUERTE DEL CHACHO, APARECIDOS EN PERIODICOS DE BUENOS AIRES

1863

(1) El Nacional, 24 de noviembre de 1863.Publicación solicitada. El Chacho y las montoneras. Extenso es­

tudio sobre las causas que originan la montonera, modo de combatirla y vinculación que tiene con la organización constitucional del país. Ver resumen que encabeza nuestro trabajo.

(2) El Nacional, 24 de noviembre de i 863.El Chacho. Breve suelto en el que alude al anterior y lo rebate.

(3) La Nación Argentina, 25 de noviembre de 1863.Con grandes titulares a una columna. Importantísimo. Derrota y

muerte del Chacho. Derrota del Chacho, persecución tenaz por las fuerzas del Mayor lrrazábal. El Comandante Vera. Muerte del Chacho en Olta (Llanos de La Rioja). Captura de la Chacha y su hijo adopti­vo. Persecución de Puebla. Su caída indudable.

“A última hora recibimos los importantes documentos que pu­blicamos sin comentarios. El Chacho ha muerto, la montonera ha des­

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aparecido. La Paz de la República está afianzada”. A continuación transcribe los siguientes documentos que también publicó a la tarde El Nacional y La Tribuna al día siguiente, habiéndolos ésta antici­pado en un Boletín.

a) 22 de noviembre de 1863. Rosario a las seis de la tarde -El In­tendente y Comandante Militar de Santa Fe, coronel Páblo Díaz al Mi­nistro de Guerra y Marina General Juan Andrés Gelly y Obes adjun­tando la correspondencia que ha recibido para enviar a su destino dando cuenta de la muerte "del bandido Peñaloza en un lugar deno­minado Olta fecha el 11 (sic) del corriente, por el Comandante Vera de las fuerzas del Mayor Irrazábal”.

b) 21 de noviembre de 1863. Fraile Muerto - El Jefe del 2° Regi­miento de Caballería de línea Benito Villar, al Intedente y Coman­dante Militar de Santa Fe Coronel Pablo Díaz. Breve comunicación en la que expresa haber recibido a las tres de la tarde el paquete de co­municaciones que abiertas “tengo el honor de acompañar a V. S. para que imponiéndose de su contenido sean remitidas sin pérdida de tiem­po a su título por exigirlo así el Sr. General Paunero. . .” "me cabe la satisfacción de felicitar a V. S. por el exterminio del vandalaje, cuyo resultado deja libre el desarrollo y progreso del país

c) 18 de noviembre. Cuartel General en San Luis a las once de la noche. Inspector y Comandante General de Armas en campaña Ge­neral Wenceslao Paunero al Exmo. Sr. Ministro de Guerra y Marina General D. Juan A. Gelly y Obes.

Remite copias de las comunicaciones recibidas de los gobiernos de Mendoza y San Juan y de los partes enviados por el Mayor Irrazábal dando cuenta de la sorpresa y muerte "del caudillo Peñaloza, practi­cada en Olta, Costa Baja de los Llanos de La Rioja el día 12 del co­rriente. . . Por tan cumplido suceso alcanzado por las armas legales sobre las hordas vandálicas que han asolado la República, me es grato felicitar a V. E. asegurándole que puede ya responderse de la termi­nación de una guerra que tanta sangre y sacrificios ha costado a la nación.

d) 16 de noviembre de 1863. San Juan. El Gobernador de la Pro­vincia Domingo F. Sarmiento al Sr. Inspector General de Armas de la República, General D. Wenceslao Paunero.

Copia autentificada por el Secretario de Paunero, Belisario Sa­ra vi a.

Remite copia de los partes que ha recibido del Mayor Irrazábal “habiendo tenido por fruto de su actividad sorprender y dar muerte al bandido Peñaloza. Detalla como se produjo la sorpresa pero no da ningún detalle acerca de como y por quien fué ultimado el Chacho.

La comunicación de Sarmiento está también firmada por sus mi­nistros Ruperto Godoy y Valentín Videla v la copia del parte que acompaña, testimoniada por el Oficial Mayor Ramón Castañeda.

e) 12 de noviembre de 1863. Olta. Copia del parte del Mayor Pa­blo Irrazábal al Exmo. S°r. Gobernador de San Juan, Coronel D. Do­mingo F. Sarmiento.

Comunica que en la madrugada “sorprendí al bandido Peñaloza el cual fue inmediatamente pasado por las armas. . . También tengo prisionera a la mujer y un hijo adoptivo”.

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Como aclaramos en la nota preliminar este parte se publicó mu­tilado tanto en los periódicos como en la Memoria anual del Ministe­rio de Guerra y Marina. Se le suprimió el siguiente páralo final: “También digo a V. E. que siendo un triunfo sobre el bandalaje, el que hemos obtenido, para estímulo ha sido colgada la cabeza del titulado General en esta plaza de Olta”. El texto completo apareció en El Zonda de San Juan del 18 de noviembre.

La copia enviada por Sarmiento está autenticada por el Oficial Mayor Ramón Castañeda y la remitida por el General Paunero por el Secretario Belisario Saravia.

f) 12 de noviembre de 1868. Olta. Copia remitida al Gobernador de San Juan por el Mayor Pablo lrrazábal del parte que remitió al Sr. Comandante en Jefe de la División Expedicionaria a La Rioja, Coro­nel D. José M. Arredondo.

Detalla cómo se tuvo noticia del paradero de Peñaloza por de­claración del que fué su secretario Agenor Pacheco v cómo a gran ga­lope entró en Olta el Tefe de la vanguardia Capitán Ricardo Vera. “En el acto de llegar fué sorprendido v muerto el titulado General de la Nación por el Comandante Vera, tomándose también diez v ocho prisioneros. LTubieron seis muertos inclusos dos capitanes, también se tomó prisionera a la mujer del Chacho v un hiio adoptivo”. Al pu­blicar el parte en Buenos Aires se Te suprimió la frase oue viene a con­tinuación: “concluvendo por colgar la cabeza de Peñaloza en esta pla­za de Olta”.

La copia de Sarmiento a Paunero está testimoniada por Ramón Castañeda y la de Paunero al Ministro de Guerra por Belisario Saravia-

Llamamos la atención sobre el acertó contenido en el parte dan­do ñor autor material de la muerte al Capitán Vera, sin embargo és­te 27 años más tarde trató de vindicarse y mediante testimonios le­vantados con la intervención del doctor Larrain intentó nrobar oue nuien ultimó al Chacho fué el Mavor Trrazábal. La afirmación del documento no deia lugar a dudas v es de extrañar que Vera no tratase, en caso de sor inexacta, restablecer la verdad tan pronto como se pu­blicó la noticia. Por esto creemos que Dardo de la Ve va Díaz está equi­vocado al admitir la culpabilidad de Trrazábal, basado en la declara­ción de testigos favorables a Vera v en la misma declaración de éste. Ver Dardo de la Vega Díaz Op. cit., pág. 324 v siguientes.

Debemos aclarar también que en el parte publicado por los dia­rios de Buenos Aires dice "en el acto de llegar fué sorprendido v muerto el titulado general”, y en el texto del parte oue publica el autor citado tomándolo de la copia existente en el Archivo de La Rioia testimoniada por el Mavor Julio Campos no figura la palabra “muerto” y en cambio se intercala después de Vera: “en el momento fue pasado por las armas”.

g) 17 de noviembre. Mendoza. El Gobernador de la Provincia Don Carlos González al Inspector General de Armas de la República Gene­ral D. Wenceslao Paunero.

Le comunica que en ese momento acaba de recibir una nota del Gobernador de San Juan "participando la fausta noticia de haber sido Peñaloza sorprendido y muerto por el comandante Ricardo Vera de la fuerza del valiente Sargento Mayor D. Pablo lrrazábal”.

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Obsérvese que esta comunicación también afirma que Vera fué el autor de la muerte.

La nota a Paunero está también firmada por sus ministros Au­gusto Gil y Pablo Villanueva y la copia remitida por Paunero auten­ticada por el Secretario Belisario Saravia.

h) 17 de noviembre de 1863. San Francisco. Cornelio Loyola Co­mandante principal interino del séptimo departamento al Exmo. Sr. Gobernador Coronel de la Nación D. Juan fíarbaito.

Le transmite noticias acerca del paradero del “bandido Puebla que se halla en el “Balde de la viuda Nicolasa” y le comunica también “que Peñaloza es muerto por la fuerza del Comandante Vera”.

La copia remitida por Paunero autenticada por el secretario Be­lisario Saravia.

i) 17 de noviembre. San Francisco. El Jefe del Regimiento 4? de Línea de la fuerza expedicionaria contra el vandalaje. Gerónimo Ochoa al Inspector y Comandante General de Armas. General Wenceslao Pau­

nero.Transcribe nota de la partida en comisión en Valdes del Surillal

fechada el mismo día firmada ñor Gerónimo Ochoa donde da noticias de que Puebla ha cruzado en dirección al “Balde de los Arcos” y par­ticipa que Puebla antes de emprender la marcha comunicó a su gente “que el Chacho ha sido tomado por los Vera”.

j) 22 de noviembre de 1863. Rosario a las seis y media de la tarde. Carta del Intedente y Comandante militar de Santa Fe Coronel Pablo Díaz al Ministro de Guerra y Marina General Juan A. Gelly y Obes.

“¡Un hurrah, dos hurrahs, mil hurrahs! Nuestro carcoma desapa­reció. El Chacho fué sorprendido y muerto en un lugar que se llama Olta, por el comandante Vera, de las fuerzas del Mavor Irrazábal, co­mo se impondrá por las comunicaciones que acabo de recibir v le en­vío con el teniente Pico”. . .

k) 18 de noviembre de 1863. San Luis once de la noche. Carta del General Paunero al Ministro de Guerra Juan Andrés Gelly y Obes.

“Parabienes. Esta tarde tuve las comunicaciones de Iseas que en copia encontrará Ud. anunciándome que el Chacho habia sido muerto por nuestras fuerzas y que el bandido Puebla con el resto de ellas es­taba en los confines de la Provincia de La Rioja”. . . continúa infor­mando de las medidas que ha tomado para cercar a los fugitivos e impedir que se refugien en las tolderías de los indios, y concluve "Cie­rro esta dando por terminada la guerra de la Rioja y pacificada de un modo radical por medio de las guarniciones permanentes que mando establecer”.

(4) La Nación Argentina, 25 de noviembre.El Chacho. Breve suelto en el que informa que la noticia de la

muerte llegó a las 5 de la tarde y felicita a los valientes “que han te­nido parte en la conclusión de la montonera: un hurrah pues al Gene­ral Paunero, Coronel Arredondo, Comandantes Irrazábal y Vera y demás bravos que les han acompañado en esta activa como penosa campaña”.

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5. La Tribuna, 25 de noviembre de 186.3.Importantísimo!! - Derrota y muerte de Peñaloza(a) Chacho. Tí­

tulo en cuerpo grande y negrita. Da la noticia de que en la tarde del día anterior ha llegado comunicación del General Paunero fecha­da en San Luis el día 18, dando cuenta que Peñaloza ha sido muerto en Horta (sic) "pagando el caudillo con su vida, la tenaz resistencia y los saqueos v crímenes que durante un año ha cometido en la Rioja”. Agrega: "Ignoramos los detaVes de la muerte del célebre montonero: pero si como nos dice él ha sido pasado por las armas sin forma de proceso, estamos ciertos que el Gobierno Nacional, que tan terminan­tes órdenes tiene dadas en contrario, no aprobará el hecho”.

Felicita luego al gobierno y a las fuerzas en campaña por el acon­tecimiento e informa que los documentos llegados con la noticia de tan importante suceso los imprimirá en hoja suelta v los suscriptores pueden pasar a retirarlos en la imprenta desde las 8 de la mañana.

(6) La Tribuna, 25 de noviembre de 1863.En la sección Noticias Generales. Derrota y muerte del Chacho.

Breve suelto en el oue informa haber llegado el día anterior un chas­que procedente de Rosario trayendo la noticia de la derrota del Cha­cho, "quedando este caudillejo en el campo”. Felicita por último a los amigos de la libertad por "esta nueva feliz”.

(7) La Tribuna, 25 de noviembre de 1863.En la sección Noticias Generales. Buen Regalo. “Votamos por que

al chasque qre ha traído la noticia de la muerte del Chacho se le haga un buen regalo y al mismo tiempo se le dé un grado militar o un ascenso. Bien merece una buena recompensa el portador de tan feliz noticia”.

(8) Ei Nacional, 25 de noviembre de 1863.La Paz de la República. Editorial que comienza "Un laurel in­

menso recorre los pueblos todos de la República, saludando la caída de un hombre”. Se refiere a la larga guerra de la cual siempre se anun­ciaban triunfos pero nunca concluía y toda esa "perturbación era causada por un hombre semisalvaje, sin genio y hasta sin valor per­sonal”. “Es necesario estar cerca y haber vivido en la sangrienta lucha del caudillaje para comprender esos tipos fantásticos del desierto que flotan en las soledades, levantándose a su paso las poblaciones”, . . .“Ul­timo vestigio del gaucho bárbaro, el Chacho era el vínculo vergonzoso que nos unía a nuestro triste pasado”. "No puede haber inmoralidad en quitarle la vida, al que ha hecho correr tanta sangre, al que ha robado tantas fortunas y sumido en el deshonor a tantas familias”.

“La Chacha, también esforzado caudillo que era la única que pudiera haber arrebatado la bandera negra de su consorte, ha caído pri­sionera y probablemente será sacada fuera de la Rioja por que es cau­dillo tan peligroso como el Chacho. La muerte de el Chacho es la revolución pacífica triunfante en toda la República”.

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(9) La Nación Argentina, 26 de noviembre de 1868.Extinción de la Montonera. El articulista analiza las consecuen­

cias que la desaparición de la montonera tiene para el afianzamiento de las instituciones, se “acaba de remover el único obstáculo que se oponía a la completa paz interior”. Indirectamente hace la apología de el sacrificio del Chacho. "Los muertos no se levantan y los que creían que una horda tres veces vencida en sus últimos y desesperados esfuerzos podía aún reorganizarse quedan contestados”.

“La montonera ha sido muerta y decapitada y no se alzará más en la República”. . . “La montonera era un anacronismo y debía des aparecer”... “El porvenir petrenece a las ideas liberales triunfantes en la República”.

(10) La Nactón Argentina, 26 de noviembre de 1868.La muerte del Chacho. Suelto en el oue comenta la muerte de

Peñaloza sin juicio previo y por la sola decisión de los vencedores afirma que indudablemente merecía la muerte, “pero combatido en nombre de la lev y no habiendo caído en batalla, sólo los tribunales podían privarle de su vida. Ninguno tenía autoridad para arrebatai esa vida al fallo de los Tribunales. Esto no amengua el servicio que han rendido a la narión los Comandantes Trrazábal y Vera”. Agrega que la muerte de Peñaloza es justa pero no legal y el gobierno no pue­de aprobarla. “Tal vez las circunstancias del combate sostenido con­tra Peñaloza nos den la justificación del desenlace final. . . hemos debido salvar los principios de que no podían desviarse el país y el gobierno”.

Al final agrega el siguiente párrafo: “Después de escritas estas líneas recibimos el Acuerdo del Gobierno respecto del mismo asunto que va en otro lugar. Es escusado agregar que lo aplaudimos since ramente”.

(11) La Nación Argentina, 26 de noviembre de 1863.Sección Oficial. Ministerio de Guerra y Marina. Buenos Aires 25

de noviembre de 1863. Al Sr. Inspector y Comandante General de Ar­mas en Campaña, D. Wenceslao Paunero. Le comunica que ha tenido la satisfacción de recibir nota de fecha 12, con las comunicaciones de los Gobiernos de Mendoza y San Tuan y parte del Mayor lrrazábal so­bre la sorpresa y muerte de Peñaloza y que impuesto de todo el go­bierno ha dictado el decreto que transcribe.

En el texto del decreto se expresa en síntesis que el gobierno estima los importantes servicios prestados por el Mayor lrrazábal y el Comandante Vera, por todos los sacrificios que han hecho para con­cluir con la montonera por eEo “se han hecho acreedores a la gratitud del país y a la consideración del gobierno”. A continuación dice que no se aprueba la ejecución del caudillo Peñaloza, oue como ciudada­no de la República constituido "en calidad de prisionero nadie ha debido ni podido ejercer sobre él atribuciones y prerrogativas exclu­sivas de los Tribunales y del Jefe Supremo del Estado”. “Que se haga saber y entender así tanto para su satisfacción, cuanto para su inteli­

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gencia a todos aquellos a quienes corresponda, insertándose esta re­solución en la orden general del Ejército y publíquese”.

Mitre. — Gelly y Obes.

(12) La Tribuna, 26 de noviembre de 1863.La muerte del Chacho. Comenta que en los partes y comunicado

nes oficiales recibidas, ninguno aclara como terminó la vida del Cha­cho y se pregunta “¿Hubo resistencia por parte de Peñaloza? ¿Hubo juicio antes de pasar por las armas a Peñaloza? ¿Tenia facultad para hacerlo el oficial que tuvo la fortuna de tomar a Peñaloza?”. Agrega que si ha sido muerto sin forma alguna de juicio “la reprobación del gobierno nacional no debe hacerse esperar”. Un gobierno de princi­pios no puede tolerar en silencio un “hecho que importa la violación de todo principio, y arroja una sombra sobre el gran triunfo que ha alcanzado la República”. Expresa luego que “Por lo mismo que Peñaloza era uno de esos criminales famosos que atraía sobre si la Wención del país, han debido guardarse con él todas las formas en los procedimientos una vez caído en poder de la autoridad nacional”.

(13) La Tribuna, 26 de noviembre de 1863.Sección Noticias Generales - La Rioja. Informa que los diarios re­

cibidos de La Rioja no dan todavía noticia de la muerte del Chacho y que El Riojano da cuenta de una comisión pacificadora que el go­bierno nacional envió al célebre montonero, según esas noticias ha llegado Don Francisco Alvarez enviado por el General Paunero y trae instrucciones del Ministro de Guerra. Según la crónica de El Riojano se le hacen a Peñaloza las más ventajosas proposiciones y transcribe los comentarios que formula al respecto.

“La Comisión es conductora de pliegos que contienen proposicio­nes de paz con el Chacho, viene munida de instrucciones ,trae encar­go especial de usar con el peor, mas corrompido, inmoral y sanguina­rio bandolero, que conoce, la historia de la barbarie, de la clemencia de Tito y de la patriarcal bondad de Job. El Chacho con tan inespe­rado como fausto acontecimiento que viene a abrirle las puertas ya cerradas del Templo de sus glorias, vuelve en si de su estupor, abre sus pesados parpados, contempla azorado la escena que se le presenta a la siesta y cae abrumado bajo el peso de su propia dicha”.

Agrega por último el cronista de La Tribuna “Como se ve el go­bierno nacional ha hecho lo posible por terminar pacificamente con la montonera de la Rioja. Otro era el destino de esos hombres”.

(14) El Nacional, 26 de noviembre de 1863.Revista para el Exterior. En castellano y francés. “Tenemos que

dar una noticia halagadora para el lector extranjero”. A continuación informa que el Chacho ha sido muerto y es muy difícil que los demás cabecillas escapen, asegurándose así la tranquilidad interior del país “lo cual es una noticia importantísima para los que quieren importar sus capitales en estos países y emplearlos en ferrocarriles u otra clase de utilidad para nosotros”. . . por eso la damos con el corazón latien­do de esperanza”.

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(15) La Nación Argentina, 27 de noviembre de 1863.Revista de la Quincena. En castellano y francés. Da cuenta de la

muerte de Peñaloza y de su importancia para la total pacificación del país, pues todos los agitadores de tercer orden refugiados en distintas partes de la República “Van a sentir la repercusión del golpe terrible que han recibido y tendrán que inclinar la cabeza en silencio ante el poder de los pueblos que los condenan a vivir en paz y libertad”.

Hace un cumplido elogio de Irrazábal del cual dice “...era sin duda el hombre señalado para afianzar la paz de la República aca­bando con el inquieto y audaz Peñaloza. Informa a continuación que el gobierno de la República que es un gobierno de principios no podía aprobar la muerte del caudillo que implicaba una violación a las le­yes y garantías de la constitución y al agradecer a los jefes vencedores el servicio prestado al país ha reprobado la ejecución: “salvando asi su propio decoro y el respeto a la lev que es el norte y fin de su po- litica”.

(16) La Tribuna, 27 de noviembre de 1863.La muerte de Peñaloza. Comenta el decreto del Gobierno Nacio­

nal desaprobando la muerte de Peñaloza v añade que según sus in­formes como los partes no arrojan bastante luz el gobierno ha orde­nado “se levanten instrucciones oue ilustren su juicio para según ellas proceder”. Aplaude tal decisión por que ella significa una protesta del Gobierno contra el “derramamiento de sangre, que no ha ordenado una sentencia, por más criminal y bandido que sea el hombre a que pertenece”.

(17) La Tribuna, 27 de noviembre de 1863.Revista de la Ouincena. En castellano e inglés. En primer término

como hecho notable ocurrido en la quincena registra la desaparición de Peñaloza v como resultado el afianzamiento de la tranquilidad en el país. “El gobierno nacional y la prensa, como los lectores verán en otro lugar, ha condenado ese fusilamiento hecho contra el tenor ex­preso de sus instrucciones y tal vez como único medio de asegurarse la presa pues Peñaloza fue tomado en medio de los Llanos de la Rioj>, con otros individuos por solo treinta hombres”.

Deploramos pues el modo trágico como ha muerto el incansable caudillo autor de tantos males, y ya que no es posible volverle a la vida para que los tribunales sean los que de ella dispongan, valoremos el resultado de la destrucción de sus fuerzas que sin jefe y sin bandera huirán a Bolivia o a la Pampa”. . .

(18) La Nación Argentina, 29 de noviembre de 1863.a) La montonera - Persecución tenaz a sus últimos (sic). Después

“de la muerte del Chacho la montonera ha perdido la cabeza, y huye despavorida hacia el desierto”... A continuación publica varios par­tes sobre la marcha de la persecución a los dispersos y concluye infor­mando acerca de una carta del General Paunero, no menciona el des­tinatario, en la que dice: “El Chacho acabó su carrera política porque le atajaron el resuello, igual diligencia hacemos por aquí respecto de

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Puebla que en estos momentos atraviesa la provincia en dirección a los indios, con algunos forajidos que ya no tienen cabida ni en la Rio­ja. No es imposible que caiga en nuestras manos, pero tiene cien pro­babilidades de que escapará; que gaucho no las tiene?”.

b) Noviembre 13 de 1863 (sic). Campamento en los Pozitos. Pe­dro Echegaray Coronel Jefe de las Fuerzas movilizadas al Señor Jefe de E. M. Coronel Cesáreo Domínguez. Le comunica pormenores de la entrada que ha hecho en la Rioja y afirma “Pues yo creo Sr. Coronel, que muy pronto quedará restablecido el orden; porque el primer cau­dillo que era Peñaloza, concluvo su carrera en Olta, donde fué muerto por una comisión del Coronel Arredondo, al mando del Comandan­te I). Ricardo Vera”.

c) Noviembre 8 (sic) de 1863. Ulape. Pablo lrrazábal Sargento Mayor del Regimiento N? 1 al Comandante General y Coronel de los Departamentos D. Pedro Echegaray. Le da noticias acerca de la per­secución que es objeto el caudillo Puebla v le dice: “Según noticias creo que U. S. no esta seguro de que Peñaloza fue tomado e inmedia­tamente pasado por las armas; puedo pues asegurar oue tenemos el principal enemigo menos y prisionera la mujer y un hijo, que V. S. supongo se tomará la molestia de hacer saber en los departamentos de su tránsito crevendo que con esta noticia se presentaron muchos de los que andan huyendo”.

Este parte y el anterior cuyas verdaderas fechas como la aclaramos en la Introducción coresponden al 18 y 19 de noviembre son las que dieron lugar a las afirmaciones equivocadas de Hernández sobre el ocultamiento de la noticia de la muerte de Peñaloza.

d) 19 de noviembre - Camparaento en Marcha - Ouilmes - Coman­dante Principal interino del 7? Departamento al General Wenceslao Paunero Inspector General de Armas de la República. Informa sobre

la dirección que en su fuga siguen los caudillos: Puebla, Ontiveros (Gabriel), Potrillo v los Colchados v agrega "Con respecto a la noticia de la muerte de Peñaloza, me ordenó igualmente le dijese a V. S. seguía confirmándose por todos las noticias recibidas de los Llanos, y por las demostraciones oue él veia estaba al concluirse esta guerra”.

(19) El Nacional, 30 de noviembre de 1863.En Sección Noticias Diversas. El Chacho. Transcribe de La Re­

forma de Montevideo dirigida por Nicolás A. Calvo: “El bravo sol­dado de las libertades argentinas, el denodado campeo de la igualdad acaba de ser pasado por las armas, después de haber sido sorprendido indefenso y lejos de su ejército por un Mayor llamado Pablo lrrazábal y por un Vera, a quien la victima no ha mucho había salvado la vida” y comenta el sueltista “Solo Calvo podía llamar a ese bandido deno dado campeón de la igualdad, bravo soldado de la libertad”.

(20) La Tribuna, 2 de diciembre de 1863,En Sección Noticias Generales. Funerales del Chacho. Informa que

en Montevideo Federico de la Barra y Nicolás A. Calvo, directores de Er. Comercio y La Reforma Pacífica, han hecho un llamado a los argentinos residentes en dicha ciudad "para que se asocien en el cum

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plimiento de un testimonio de gratitud a lo que el finado hizo por la causa que ellos sostienen”.

(21) La Tribuna, 3 de diciembre de 1863.En Sección Noticias Generales. Paraná. Informa que el periódico

El Litoral dirigido por Evaristo Carriego, “viene de luto y lanzando diatribas por la derrota y muete de Peñaloza”. “Es lógico, agrega, ha sido un tremendo golpe para el partido federal, la desaparición del caudillo de los Llanos”.

(22) La Tribuna, 6 de diciembre de 1863.En Sección Noticias Generales. La muerte del Chacho. Comunica

a los lectores que se halla en exhibición en el Salón Recreo un cua­dro repreesntando la muerte del celebre caudillo de los Llanos. “La semejanza del cuadro no puede ser mayor”.

(23) La Tribuna, 8 de diciembre de 1863.En Sección Noticias Generales. Apoteosis del crimen. Detalla ei

funeral que por el eterno descanso dei alma del Chacho se ha celebra­do en Montevideo, critica duramente el episodio, puesto que el cau dillo ha hecho derramar a torrentes sangre argentina. “La Republica Argentina debe conocer quienes se burlan de sus dolores, quienes se regocijan de sus desgracias; debe dar a cada hombre la parte de res­ponsabilidad que le corresponde en este escandaloso ultraje a ia moral y a la virtud que con tan descarado cinismo se está haciendo”.

A continuación transcribe de la crónica del funeral aparecido en El Comercio de Montevideo. “La ceremonia ha sido modesta pero dig­na, entre la selecta concurrencia había notabilidades del foro, de la legislatura, del ejército y muchas distinguidas familias. Nos informa asimismo que la misa fue cantada por el Vicario Apostólico y nume­rosos sacerdotes lo acompañaron en el rito y que el coro y la orquesta ejecutaron una misa de réquiem muy hermosa. Encabezaban el duelo: Santiago Derqui, Nicolás A. Calvo, Federico de la Barra y Juan Saa.

Después de trascribir la crónica comenta el articulista de La Tri­buna “¿Que otra cosa que un mártir ha de ser para esos personajes el malvado caudillo a quien la justicia de Dios ha llamado para pedir cuenta de sus crímenes?”.

(24) La Nación Argentina, 8 de diciembre de 1863.Opinión de las Provincias. Critica a quienes en vista de la pro­

longación de la lucha contra la montonera divulgaron siniestras profe­cías sobre la nacionalidad argentina y transcribe entre comillas “El Chacho, decían, no es un hombre sino un pueblo, y por que es un pueblo, el pueblo todo del interior, solo puede explicarse su presencia en todas partes, impalpable para nuestras armas que lo persiguen pero siempre visible para las poblaciones que saquea, para las muchedum­bres que arrastra. El Chacho es Anteo”.

Se refiere luego a la coincidencia de que el mismo día en que lle­gaba la noticia de la muerte del Chacho apareció en El Nacional el artículo que hemos resumido en la introducción y repite que allí se le declaraba “inmortal e invencible al Chacho, por que solo era la

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encarnación animada de los pueblos del interior”. Vindica a las pro­vincias de esta calumnia porque es “necesario ver a los pueblos del interior, pueblos viriles animados por el espíritu que destruye a los Chachos, por que levanta el orden y la libertad”.

(25) La Nación Argentina, 10 de diciembre de 1863.Sección Interior. Rioja. “Tenemos El Riojano del 17 de no­

viembre. l odo el viene ocupado con las noticias de la derrota y muerte del Chacho, que según El Riojano ha sido recibida con gran júbilo en La Rioja. Mucho se prometía en aquella provincia con la desaparición de la montonera”.

(26) La Nación Argentina, 10 de diciembre de 1863.En Sección Interior. Transcribe de El Zonda de San Juan un ar­

tículo titulado La muerte del Chacho que de acuerdo con lo que de­cimos en la introducción lo atribuimos a Sarmiento y es una formi­dable justificación de la desaparición del popular caudillo.

27. El Mercurio.No me ha sido posible encontrar en las distintas bibliotecas que

he recorrido la colección de El Mercurio, diario que aparecía en Bue­nos Aires dirigido por Carlos Paz, el artículo que reseñamos lo trans­cribió El Zonda de San Juan en su número del 18 de diciembre de 1863.

La cuestión Chacho. Se refiere a la forma unánime como sus co­legas de la prensa han elogiado el decreto del Gobierno Nacional desaprobando la muerte del Chacho y expresa su discrepancia con la opinión general. Coloca al caudillo en la categoría de pirata y dice que aunque sus fechorías se desarrollaban en tierra, como tal debía ser tratado. Detalla todas las depredaciones atribuidas al indómito caudillo y dice “La fiera esta cebada y por eso había salido ya íuera del radio ordinario de la ley”. Plantea luego el interrogante acerca de quién ordenó lo muerte, si Irrazábal lo perseguía y destaca a un jefe con treinta hombres “para que vaya ... a que ... A juzgarlo aca­so. A prenderlo y conducirlo? No. Es evidente que Vera llevaba orden de ejecutar al pirata donde quiera que lo encontrase. Un subalterno dueño de su razón no arrostra jamás tremendas responsabilidades. Quien le dió pues la orden de matar al Chacho, fué Irrazábal, oficial de orden y subordinado hasta la exageración, humilde y muy medido en todos sus actos; le conocemos personalmente. A su vez, no pudo mandar tal cosa sin una garantía o responsabilidad de alcurnia mas elevada. De escala en escala, donde iríamos a hallar la fuente de ese mandato? Mas bien callarlo”.

Carlos Heras

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