La musa

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Cuento corto sobre un escritor cansado de su escritura.

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La musa

La angustia era fuerte, y la resaca sublime. Haba bebido una mezcla de vino y ron, y el olor a tabaco impregnaba la habitacin. Lo primero que pienso es en mis ganas de cagar, me dirijo al bao y realizo la magia en una ejecucin perfecta, creo que nadie se limpia el culo mejor que yo y mi inodoro lo sabe. Suena el telfono, era el editor de la revista escritores modernos para recordarme que queda un da para el plazo final de entrega, Harold creo que era su nombre. Ellos publican cualquier cosa que mande, aunque sea la peros basura del siglo XXI, pero el nombre del escritor es lo que pesa; llegu al punto en que puedo escribir lo que se me d la gana y ms de un imbcil pseudo literato le buscar un trasfondo inexistente para darle sentido a mi basura. - No nos has mandado nada y falta slo un da Sergio -. Lo tengo ms que claro, no hace falta recordrmelo Harold, le dije. Es slo protocolo amigo, sabes que tu genio es invaluable -No hace falta los halagaos carentes de credibilidad - Cmo van las mujeres?, has ligado mucho ltimamente? Le cort, no soporto que una conversacin vare de tema innecesariamente. Me dirig a la mquina de escribir. Dej las jornadas de 8 horas de trabajo para poder ser escritor, que chiste, hay 140 mil personas tratando de ser escritor en este pas y yo soy uno, un escritor profesional, cada da, cada hora, cada minuto, cada segundo, cada momento es mo, puedo hacer y no hacer como se me da la gana, pero ahora comprendo porque los grandes escritores, en su mayora, se han fulminado en el suicidio, cada momento que uno respira es un momento de mierda todo se vuelve eso, una mierda. Los nicos que sobreviven son los escritores de best seller, aunque creo que ellos ya estn medio muertos, su alma se sustenta y alimenta nicamente de dinero, dinero y jugo vaginal de adolecentes que se calientan con sus historias montonas sobre jvenes arios, guapos y populares que son vampiros o cualquier derivado mitolgico. Trat de comenzar con un relato sobre un hombre que viola a una nia en la sala de profesores de su colegio, pero fue grotesco incluso para mi, - no s qu carajos escribir, creo que en vez de pensar en relatos de pedofilia, yo mismo debera ir a buscar a una nia y partirla en dos pens. Sal de mi casa y decid dar un paseo, me dirijo a mi garaje y decido subirme a mi BMW ao 79, quera que fuera un da especial. Me dirig a la playa a toda velocidad, con la compaa de un disco de msica cristiana, me parece fascinante esa msica, me encanta escuchar a esas personas convencerse de forma enrgica mentiras milenarias. Me detengo en un semforo a una cuadra de la playa y veo a una hermosa joven, con una falda que dejaba a la vista ms de lo que he visto en mucho tiempo, le sonre y con una mirada cautivadora me devolvi el gesto acompaado de una mordida de sus labios, la luz dio verde y ella sali corriendo tras de m, apenas me detengo ella con fuerza se sube a mi auto y me dice: - Hola extrao, me llamo Escarlett -, tpico nombre de mujer marginal que busca surgir en el mundo con lo que mejor sabe, abrirse de piernas por unos pesos. - Encantado, mi nombre es Sergio- le repliqu.- 50 mil pesos la hora, y puedes pedirme lo que quieras.- Quiero saber que escribir. - Lo sabrs querido, conmigo todos consiguen lo que quieren- respondi la muy puta.Ech andar el auto y comenc a conducir hasta llegar a un callejn apartado en el centro de la ciudad y ah comenz el acto, ella posea un cuerpo digno de Dioses, era esplndido y simtrico; ella me esperaba y yo no notaba que segua con la ropa puesta, por lo que se me acerca y de un gil golpe experimentado introduce mi falo en su boca, como un reflejo de placer agarr su pelo era como un nido de pjaros mal hecho, me dieron ganas de llorar pero no saba porqu - . Pasaron los minutos y finalmente acab, le di el dinero y ella se visti, cuando ya estaba bajndose de mi auto me dice: - bueno, ahora sabes sobre que escribir me dijo mientras se arreglaba su falda, - puta asquerosa - , le repliqu mientras le cerraba la puerta y comenzaba nuevamente mi viaje. Llegu a mi casa nuevamente, con la disposicin de crear, me sent frente a la mquina de escribir y dirijo mi vista a un florero junto a la ventana, tena flores marchitas que colgaban sobre un tallo roto, un tallo roto y triste. Serv una copa de vino y comenc a escribir.Aqu est mi relato Harold, espero te guste.