LA MÚSICA EN EL NIVEL INICIAL

Vivimos en un universo lleno de sonidos. Cada objeto, cada acción, cada escena tiene su sonido particular. En la naturaleza, la lluvia, el viento, los ríos, los animales, tienen un sonido distintivo. Las creaciones del hombre, las máquinas, los objetos tecnológicos, los elementos domésticos, cada cual tiene su marca acústica que le es propia.La voz de cada persona es única. Con solo escucharla podemos recono-cer de quién se trata, cómo se encuentra y muchas veces, dónde está. Como en una orquesta donde cada instrumento brinda su sonido y su “color”, la voz de cada uno de los chicos es única y especial. Desde la educación musical en el jardín estimulamos a que cada alumno alce su voz y se haga oír, cantando, preguntando, escuchando e interactuando en la clase y pudiendo también unir su voz con la de los otros para compartir el canto.Al ser el cuerpo nuestro primer instrumento, con él jugamos, con él pro-ducimos sonidos, con él dramatizamos una canción y con él expresamos la emoción que nos hace sentir cada música. Como en un “ida y vuelta” también la música promueve en los chicos el desarrollo de la conciencia que van construyendo sobre su propio cuerpo, y así pueden, por ejemplo, seguir consignas de movimientos que proponen las canciones, distinguir con qué parte del cuerpo se producen los sonidos que escuchan, dibujar un relato musical o dejarse llevar por el ritmo de una música y bailar con alegría.

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LA MÚSICA EN EL NIVEL INICIAL

Vivimos en un universo lleno de sonidos. Cada objeto, cada acción, cada escena tiene su sonido particular. En la naturaleza, la lluvia, el viento, los ríos, los animales, tienen un sonido distintivo. Las creaciones del hombre, las máquinas, los objetos tecnológicos, los elementos domésticos, cada cual tiene su marca acústica que le es propia.La voz de cada persona es única. Con solo escucharla podemos recono-cer de quién se trata, cómo se encuentra y muchas veces, dónde está. Como en una orquesta donde cada instrumento brinda su sonido y su “color”, la voz de cada uno de los chicos es única y especial. Desde la educación musical en el jardín estimulamos a que cada alumno alce su voz y se haga oír, cantando, preguntando, escuchando e interactuando en la clase y pudiendo también unir su voz con la de los otros para compartir el canto.Al ser el cuerpo nuestro primer instrumento, con él jugamos, con él pro-ducimos sonidos, con él dramatizamos una canción y con él expresamos la emoción que nos hace sentir cada música. Como en un “ida y vuelta” también la música promueve en los chicos el desarrollo de la conciencia que van construyendo sobre su propio cuerpo, y así pueden, por ejemplo, seguir consignas de movimientos que proponen las canciones, distinguir con qué parte del cuerpo se producen los sonidos que escuchan, dibujar un relato musical o dejarse llevar por el ritmo de una música y bailar con alegría.

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En el jardín los chicos esperan contentos su clase de música. Ellos se fas-cinan cuando escuchan una canción, cantan llenos de entusiasmo, comienzan a mover su cuerpo desde los primeros acordes y con las primeras palabras de un relato musicalizado ya empiezan a imaginarlo y a vivirlo.La Educación Musical en el Nivel Inicial parte de esta base rica en posibili-dades y se orienta hacia el desarrollo de estas potencialidades. Promueve el encuentro con lo musical desde el juego y el disfrute entendiendo que éstas son las condiciones óptimas para el aprendizaje en las primeras etapas de la vida. Trabajamos los contenidos específicos de la música en el jardín articulán-dolos con estrategias pedagógicas y recursos materiales que acercan a los niños al lenguaje musical, que es singular pero está enlazado a otros lenguajes. Cada contenido musical se trabaja con un repertorio que lo propicia, ya sea por el tema que presenta, por el ritmo que tiene, por su orquestación o por su interpretación.Reconocemos la presencia del sonido o el silencio a través del movimien-to corporal o la quietud, jugamos al baile de las estatuas y representamos orquestas que tocan cuando la música de la guitarra suena y hacen silen-cio cuando la música deja de sonar. Trabajamos la duración del sonido haciendo movimientos largos o cortos o pasos “de gigantes” o saltos chiquitos, tocamos instrumentos que vibran más que otros (triángulos/cajitas chinas) e investigamos los soni-

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LA MÚSICA EN EL NIVEL INICIAL

Vivimos en un universo lleno de sonidos. Cada objeto, cada acción, cada escena tiene su sonido particular. En la naturaleza, la lluvia, el viento, los ríos, los animales, tienen un sonido distintivo. Las creaciones del hombre, las máquinas, los objetos tecnológicos, los elementos domésticos, cada cual tiene su marca acústica que le es propia.La voz de cada persona es única. Con solo escucharla podemos recono-cer de quién se trata, cómo se encuentra y muchas veces, dónde está. Como en una orquesta donde cada instrumento brinda su sonido y su “color”, la voz de cada uno de los chicos es única y especial. Desde la educación musical en el jardín estimulamos a que cada alumno alce su voz y se haga oír, cantando, preguntando, escuchando e interactuando en la clase y pudiendo también unir su voz con la de los otros para compartir el canto.Al ser el cuerpo nuestro primer instrumento, con él jugamos, con él pro-ducimos sonidos, con él dramatizamos una canción y con él expresamos la emoción que nos hace sentir cada música. Como en un “ida y vuelta” también la música promueve en los chicos el desarrollo de la conciencia que van construyendo sobre su propio cuerpo, y así pueden, por ejemplo, seguir consignas de movimientos que proponen las canciones, distinguir con qué parte del cuerpo se producen los sonidos que escuchan, dibujar un relato musical o dejarse llevar por el ritmo de una música y bailar con alegría.

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En el jardín los chicos esperan contentos su clase de música. Ellos se fas-cinan cuando escuchan una canción, cantan llenos de entusiasmo, comienzan a mover su cuerpo desde los primeros acordes y con las primeras palabras de un relato musicalizado ya empiezan a imaginarlo y a vivirlo.La Educación Musical en el Nivel Inicial parte de esta base rica en posibili-dades y se orienta hacia el desarrollo de estas potencialidades. Promueve el encuentro con lo musical desde el juego y el disfrute entendiendo que éstas son las condiciones óptimas para el aprendizaje en las primeras etapas de la vida. Trabajamos los contenidos específicos de la música en el jardín articulán-dolos con estrategias pedagógicas y recursos materiales que acercan a los niños al lenguaje musical, que es singular pero está enlazado a otros lenguajes. Cada contenido musical se trabaja con un repertorio que lo propicia, ya sea por el tema que presenta, por el ritmo que tiene, por su orquestación o por su interpretación.Reconocemos la presencia del sonido o el silencio a través del movimien-to corporal o la quietud, jugamos al baile de las estatuas y representamos orquestas que tocan cuando la música de la guitarra suena y hacen silen-cio cuando la música deja de sonar. Trabajamos la duración del sonido haciendo movimientos largos o cortos o pasos “de gigantes” o saltos chiquitos, tocamos instrumentos que vibran más que otros (triángulos/cajitas chinas) e investigamos los soni-

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dos que podemos producir con nuestro cuerpo (chasquidos, aplausos, soplidos, silbado, variaciones con la voz). Distinguimos las partes de una canción (estrofas/estribillo) realizando acciones diferentes en cada una de ellas, tales como tocar un instrumento o bailar en el estribillo y no tocarlo o sentarnos en las estrofas. También podemos ordenar gráficos con la secuencia del texto de una canción, lo cual es un antecedente que ayudará el aprendizaje futuro de la escritura musical.Trabajamos la velocidad del sonido realizando movimientos rápidos o lentos, asociándolos con diversos animales o ejemplificándolos con cuen-tos Reconocemos diversas voces y timbres distinguiendo el sonido particular de cada instrumento, teniendo que adivinarlo escuchándolo sin verlo o descubriendo quién canta en una grabación (varón/mujer-niño/adulto-solista/coro) y seleccionando instrumentos para tocar cuando suena cada personaje.Distinguimos la altura del sonido a través de relatos como el cuento de “Juan y el tobogán” donde ayudados por un xilofón escuchamos sonidos graves y agudos, ascendentes y descendentes, que sonorizan un día de juego de un niño en la plaza.Acompañamos diversos ritmos con variación de movimientos, bailamos libremente y también conocemos algunos movimientos pautados de cada género musical (tango, folklore, rock and roll, entre otros).

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Vivimos en un universo lleno de sonidos. Cada objeto, cada acción, cada escena tiene su sonido particular. En la naturaleza, la lluvia, el viento, los ríos, los animales, tienen un sonido distintivo. Las creaciones del hombre, las máquinas, los objetos tecnológicos, los elementos domésticos, cada cual tiene su marca acústica que le es propia.La voz de cada persona es única. Con solo escucharla podemos recono-cer de quién se trata, cómo se encuentra y muchas veces, dónde está. Como en una orquesta donde cada instrumento brinda su sonido y su “color”, la voz de cada uno de los chicos es única y especial. Desde la educación musical en el jardín estimulamos a que cada alumno alce su voz y se haga oír, cantando, preguntando, escuchando e interactuando en la clase y pudiendo también unir su voz con la de los otros para compartir el canto.Al ser el cuerpo nuestro primer instrumento, con él jugamos, con él pro-ducimos sonidos, con él dramatizamos una canción y con él expresamos la emoción que nos hace sentir cada música. Como en un “ida y vuelta” también la música promueve en los chicos el desarrollo de la conciencia que van construyendo sobre su propio cuerpo, y así pueden, por ejemplo, seguir consignas de movimientos que proponen las canciones, distinguir con qué parte del cuerpo se producen los sonidos que escuchan, dibujar un relato musical o dejarse llevar por el ritmo de una música y bailar con alegría.

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En el jardín los chicos esperan contentos su clase de música. Ellos se fas-cinan cuando escuchan una canción, cantan llenos de entusiasmo, comienzan a mover su cuerpo desde los primeros acordes y con las primeras palabras de un relato musicalizado ya empiezan a imaginarlo y a vivirlo.La Educación Musical en el Nivel Inicial parte de esta base rica en posibili-dades y se orienta hacia el desarrollo de estas potencialidades. Promueve el encuentro con lo musical desde el juego y el disfrute entendiendo que éstas son las condiciones óptimas para el aprendizaje en las primeras etapas de la vida. Trabajamos los contenidos específicos de la música en el jardín articulán-dolos con estrategias pedagógicas y recursos materiales que acercan a los niños al lenguaje musical, que es singular pero está enlazado a otros lenguajes. Cada contenido musical se trabaja con un repertorio que lo propicia, ya sea por el tema que presenta, por el ritmo que tiene, por su orquestación o por su interpretación.Reconocemos la presencia del sonido o el silencio a través del movimien-to corporal o la quietud, jugamos al baile de las estatuas y representamos orquestas que tocan cuando la música de la guitarra suena y hacen silen-cio cuando la música deja de sonar. Trabajamos la duración del sonido haciendo movimientos largos o cortos o pasos “de gigantes” o saltos chiquitos, tocamos instrumentos que vibran más que otros (triángulos/cajitas chinas) e investigamos los soni-

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dos que podemos producir con nuestro cuerpo (chasquidos, aplausos, soplidos, silbado, variaciones con la voz). Distinguimos las partes de una canción (estrofas/estribillo) realizando acciones diferentes en cada una de ellas, tales como tocar un instrumento o bailar en el estribillo y no tocarlo o sentarnos en las estrofas. También podemos ordenar gráficos con la secuencia del texto de una canción, lo cual es un antecedente que ayudará el aprendizaje futuro de la escritura musical.Trabajamos la velocidad del sonido realizando movimientos rápidos o lentos, asociándolos con diversos animales o ejemplificándolos con cuen-tos Reconocemos diversas voces y timbres distinguiendo el sonido particular de cada instrumento, teniendo que adivinarlo escuchándolo sin verlo o descubriendo quién canta en una grabación (varón/mujer-niño/adulto-solista/coro) y seleccionando instrumentos para tocar cuando suena cada personaje.Distinguimos la altura del sonido a través de relatos como el cuento de “Juan y el tobogán” donde ayudados por un xilofón escuchamos sonidos graves y agudos, ascendentes y descendentes, que sonorizan un día de juego de un niño en la plaza.Acompañamos diversos ritmos con variación de movimientos, bailamos libremente y también conocemos algunos movimientos pautados de cada género musical (tango, folklore, rock and roll, entre otros).

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La música en el nivel inicial también estimula el desarrollo de habilidades cognitivas tales como la memoria y la atención. Con renovada sorpresa vemos la rapidez con la que los chicos aprenden el repertorio que canta-mos en las clases y comprobamos cómo disfrutan de cantar una y otra vez sus canciones preferidas.Lo más importante de destacar es que la Educación Musical en el Nivel Inicial, al ser abordada desde el juego, se da en un marco de alegría y entusiasmo, donde cada uno participa a su propio ritmo y desde su indi-vidualidad, otorgándole a la clase una diversidad que la enriquece y que hace de cada encuentro musical una experiencia única que queda en los corazones de los chicos y en el de sus docentes.

Orit Stolier

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