La Montaña 2 abril 2015 - El Profeta

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La Montaña, 2 de abril de 2015. “El Profeta” Mis queridas Semillas, Un Profeta llegó a una ciudad, iba con sus alumnos, sus discípulos, lo invitaron de la Universidad más grande, una vez instalado, sonrió y vinieron los primeros a saludarle, había muchíiisima gente. Los primeros le dijeron: “Le saludo Profeta ¡Qué felicidad y qué alegría de recibir tanto conocimiento! Pues en esta ciudad se necesitaba alguien como usted, para dar alegría a los corazones, para dar alimentación al cerebro, para abrir ese camino de sabiduría, qué contentos estamos de que comparta con nosotros tanto saber, hay mucha gente aquí que precisaba ese conocimiento, hay muchos jóvenes, muchas familias, muchos niños y todos estaban esperando que llegara usted, bienvenido y estamos ya esperando que empiece las primeras lecciones y los primeros cursos.” El Profeta lo miró y le dijo: “Tienes razón, muuucha razón”, se inclinó el alumno y se fue a sentar. Después vino otro alumno, lo saludó y le dijo: “Profeta ¿Qué habéis hecho de venir a esta ciudad, pues aquí solamente hay jóvenes que son violentos, que roban , que matan, que no respetan ni a los padres, ni a los hijos, que solamente piensan en llevar una vida de placer, que se acomodan, solamente hay personas que piensan en tener una bicicleta, una casita, tener un hijito y ser feliz, no merecen la pena Profeta amado que pierdas tu tiempo para enseñarles, hay otros que piensan que

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La Montaña, 2 de abril de 2015.

“El Profeta”

Mis queridas Semillas,

Un Profeta llegó a una ciudad, iba con sus alumnos, sus discípulos, lo invitaron de la Universidad más grande, una vez instalado, sonrió y vinieron los primeros a saludarle, había muchíiisima gente. Los primeros le dijeron: “Le saludo Profeta ¡Qué felicidad y qué alegría de recibir tanto conocimiento! Pues en esta ciudad se necesitaba alguien como usted, para dar alegría a los corazones, para dar alimentación al cerebro, para abrir

ese camino de sabiduría, qué contentos estamos de que comparta con nosotros tanto saber, hay mucha gente aquí que precisaba ese conocimiento, hay muchos jóvenes, muchas familias, muchos niños y todos estaban esperando que llegara usted, bienvenido y estamos ya esperando que empiece las primeras lecciones y los primeros cursos.” El Profeta lo

miró y le dijo: “Tienes razón, muuucha razón”, se inclinó el alumno y se fue a sentar.

Después vino otro alumno, lo saludó y le dijo: “Profeta ¿Qué habéis hecho de venir a esta ciudad, pues aquí solamente hay jóvenes que son violentos, que roban , que matan, que no respetan ni a los padres, ni a los hijos, que solamente piensan en llevar una vida de placer, que se acomodan, solamente hay personas que piensan en tener una bicicleta, una casita, tener un hijito y ser feliz, no merecen la pena Profeta amado que pierdas tu tiempo para enseñarles, hay otros que piensan que son hijos de la nación y han nacido con toda la sabiduría y el conocimiento y sobretodo que las otras personas vuelan muy bajo, siempre lo repite; hay un joven que siempre dice: “No puedo estar con la gente, con la sociedad, vuelan muy bajo. ¿Qué haces aquí Profeta? Vuelan muy bajo”. Otros dicen que porque han ido a Valencia ya saben hacer la mejor paella y otros dicen que dando una buena excusa ganan tiempo para poder crecer, otros dicen lo iba a

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hacer, he pensado, ¿Qué haces aquí Profeta? Por mucho que quieras ayudarlos casi nadie tiene tiempo de escucharte, todos están ocupados, unos en la televisión, los otros con los videojuegos, los otros en el casino, los otros queriendo ser más poderosos más ricos, enriqueciendo su poder, sus ambiciones, hay otros que dicen que tienen Fe y que tienen amor, no te

lo creas Profeta, sólo son palabras bonitas que creen que llenan su vida estéril y vacía. Hay otros que como no hablan de ellos, piensan que son una blanca paloma o quizás que nunca han roto un plato. Muchos jóvenes también dicen “¡Ya me hinchao!” Y con esa palabra ya han

dicho todo, han llegado ya al soumont y no recuerdan si un día los amaron, los quisieron o estaban a su lado, Profeta vete de esta ciudad, hay violencia, hay drogas, hay alcohol y la gente no está interesada por su alma, ni la elevación”.

El Profeta lo miró, sonrió y le dijo: “Tienes razón ¡Sí! Tienes mucha razón” y se fue a sentar.

Vino otro y le dijo: “Solamente anhelo una cosa, es saber si existió el Bing bang es saber si Dios existe y ¿Qué pasa con las estrellas? Y ¿Qué pasa con los astros? Y ¿De dónde venimos?” Y se echó a reír y le contestó: “Tienes razón, tienes mucha razón” y se fue a sentar.

Otro de ellos le dijo: “Profeta, hay muchas personas que tienen verrugas en la cara, manchas, ¿Qué significado tiene? ¿Por qué si Dios nos ha creado tan bellos y tan hermosos, tenemos que estar marcados y señalados?, el Profeta le contestó: “Tienes razón, Dios no tiene la culpa, tienes razón Dios no tiene la culpa”.

Cuando ya se fueron todos sus alumnos, sus discípulos le dijeron: “Profeta ¡¿cómo es posible?! Has dicho, has respondido a todos que tenían razón, ¿cómo es posible? La mayoría han mentido y el Profeta, miró a su discípulo y le dijo: “Tienes razón, todos han dicho una verdad imparcial, todos han dicho lo que piensan, todos han dicho lo que llevan en el corazón, todos han dicho su manera de ver y cada una es diferente, cada uno ha creído que ya ha llegado y que es el mejor; y cada uno quiere saber más sin haber comprendido que en lo más pequeño está lo más grande y en lo más grande está lo más pequeño ¿Por qué no empezáis vosotros a

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miraros en el corazón? ¿Por qué no buscáis a ver esos detalles de la naturaleza, de la tierra, de las piedras, de los árboles? ¿Por qué no veis crecer a esas plantas, a esos lirios, a esas semillas, que habéis hundido en la tierra y que olvidáis de regar? ¿Por qué no queréis sembrar más la vida con los árboles, los pensamientos? Cada ser humano es único, cada alma es superior y cada uno lleva unas gafas diferentes, por eso nadie puede ver las mismas cosas de la misma manera, cada quien la veremos diferente, sabiendo que el mar su agua es clara, sabiendo que el lago cristalino es clara, la cascada, el agua de la fuente, pero cada una tiene un color y un peso.

Los discípulos se pusieron todos sentados en la forma de Lotus, respiraron y se pusieron en meditación, analizaron, dejaron pasar todos esos pensamientos, todas esas preguntas, todos esos puntos de interrogación, una vez más tuvieron que contemplar lo más profundo de sus corazón para ver que estaba lleno de Luz, que estaban llenos de Alegría, que estaban llenos de Esperanza y que ese motor tan maravilloso pedía a gritos “¡Quiero un abrazo! ¡Quiero un beso! ¡Quiero decirte Te quiero! Y ¡Vamos a contaminar al resto del Planeta, al Mundo Entero! Lo que hacemos hoy, ya no tendremos que hacerlo mañana, no me importa de qué color seas ni cómo ves la vida y el mundo, lo que más quiero es decirte TE QUIERO.

Con todo mi amor,La Jardinera

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