La Modernidad y Sus Consecuencias en El Pensamiento de Marx, Durkheim y Weber (Martín Monsalve,...

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LA IMAGINACION SOCIAL CLASICA: ?T. LA MODERNIDAD Y SUS CONSECUENCIAS EN EL PENSAMIENTO DE MARX, DURKHEIM Y WEBER ManrÍn Mob¡salvs* Introducción El largo siglo XIX, aquel período histórico comprendidoentre las revo- lucionesde finales del siglo XVIII y las postrimerías de la Primera Guerra, fue un momento de notable aceleración del ritmo de cambio social. Fenó- menos como la tecnol ogía, la urbani zación, el secularismo y la democracia transformaronradicalmente la vida de millones de personas al igual que sus concepciones más fundamentales.El mundo occidental se vio inmerso en un vertiginoso procesode modernizaciónque atravesó todas sus estructuras, sien- do su consecuencia más duraderala emergencia de las modernassociedades de consumomasivol. Marx, Durkheim y Weber hicieron frente a estos cambios, buscando comprenderun nuevo coniunto de valores civilizatorios que se iban integran' do al compás del ascenso de la industria y la política de masas. Y lo hicieron como forma de justificar, pero también de combatir y criticar, esfrealidad: si algo compartensus distintos enfoques, es la sospecha de que las sociedades modernas son proclives a una serie de trastornos provenientesde las mismas fuerzascelebradas como progresistas. En este sentido, Marx entendía que la sumisión del hombre a las rela- ciones socialesimpuestas por el capitalismo,transformabasu naturalezaen una mercancía gobernada por las fuerzas abstractas de"la economía. De esta manera,construyó su diagnósticosocial focalizándose en las estructuras del capitalismo y en la influencia que tenían sobre los individuos. El concepto que empleó para referirse a esta influencia fue el de alienación, esto es, la distorsión que las relaciones de clase,asentadas sobre la propiedadprivada, causaban en la natvralezahumana. Master, FLACSO, Argentina. ([email protected]) I Germani, G., 'Análisis de la transicióu" en Blanco, A. (comp), Gino Germani: la re- novación intelectual de la sociología, Universidad Nacional de Quilmes, Bernal, 2006, pp. rc7-na.

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La Modernidad y Sus Consecuencias

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  • LA IMAGINACION SOCIAL CLASICA: ?T.LA MODERNIDAD Y SUS CONSECUENCIAS

    EN EL PENSAMIENTO DE MARX, DURKHEIM Y WEBER

    Manrn Mobsalvs*

    Introduccin

    El largo siglo XIX, aquel perodo histrico comprendido entre las revo-luciones de finales del siglo XVIII y las postrimeras de la Primera Guerra,fue un momento de notable aceleracin del ritmo de cambio social. Fen-menos como la tecnol oga, la urbani zacin, el secularismo y la democraciatransformaron radicalmente la vida de millones de personas al igual que susconcepciones ms fundamentales. El mundo occidental se vio inmerso en unvertiginoso proceso de modernizacinque atraves todas sus estructuras, sien-do su consecuencia ms duradera la emergencia de las modernas sociedadesde consumo masivol.

    Marx, Durkheim y Weber hicieron frente a estos cambios, buscandocomprender un nuevo coniunto de valores civilizatorios que se iban integran'do al comps del ascenso de la industria y la poltica de masas. Y lo hicieroncomo forma de justificar, pero tambin de combatir y criticar, esfrealidad: sialgo comparten sus distintos enfoques, es la sospecha de que las sociedadesmodernas son proclives a una serie de trastornos provenientes de las mismasfuerzas celebradas como progresistas.

    En este sentido, Marx entenda que la sumisin del hombre a las rela-ciones sociales impuestas por el capitalismo, transformaba su naturaleza enuna mercanca gobernada por las fuerzas abstractas de"la economa. De estamanera, construy su diagnstico social focalizndose en las estructuras delcapitalismo y en la influencia que tenan sobre los individuos. El conceptoque emple para referirse a esta influencia fue el de alienacin, esto es, ladistorsin que las relaciones de clase, asentadas sobre la propiedad privada,causaban en la natvraleza humana.

    Master, FLACSO, Argentina. ([email protected])I Germani, G., 'Anlisis de la transiciu" en Blanco, A. (comp), Gino Germani: la re-

    novacin intelectual de la sociologa, Universidad Nacional de Quilmes, Bernal, 2006, pp.rc7-na.

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    Por su parte, Durkheim seal el peligroso debilitamiento-de la cohesinsocial a *.dida que las coruientes modernizadoras se profunizaban. Desdesu perspectiva, el abandono de la tradicin, y su contracara de una crecienteespecializacin, podran llevar a una desintegracin de los lazos que unan alos individuos, es decir, a la proliferacin de un egosmo desenfrenado. Estosfueron los temas que motivaron su insistencia en los mecanismos de solidari-dad social, tal como plasm en sus estudios sobre la divisin del trabajo y elsuicidio: una desesperada soledad acechaba al hombre moderno.

    Finalmente, Max Weber abrigaba el temor de un futuro dominado por unainexorable mecanzacon del espritu de las personas, dado que el racionalis.mo, tendencia dominante en occidente, pareca no detenerse en su avance. Estadireccin histrica, si bien haba contribuido a un notable progreso liberandoal ser humano del estrecho marco de la tradicin, se transformaba, en ltimainstancia, en su propio enemigo. La racionalizacin reducia la culturamodernaa formas cada vez ms impersonales y reglamentadas, propiciando, a lalarga,una dominacin ms aguda sobre todas las esferas de la vida humana.

    En definitiva, para Marx, Durkheim y'Weber la modernidad es, al mismotiempo, revolucionara y crtica2. El surgimiento de las sociedades indus-triales, con su estructura de clases, su diferenciacin funcional y la raciona-lizacin de todas sus normas y valores, concita en ellos un doble inters: porentender el desarrollo occidental de un lado, y por sus consecuencias del otro.

    . + .

    Marx y la modernidad como enajenacinPara entender el pensamiento de Marx es nscesario partir de dos premisas

    fundamentales que informan toda su teora social. Por un lado, las accionesde los hombres estn, segn Marx, contextualmente condicionadas. Hay unaestrecha relacin entre lo que el hombre puede hacer y el contexto en el qubacta, por lo que toda prctica humana se da bajo ciertas condiciones. Por otrolado, estas condiciones o contextos son producto de la propia accin humana,es decir, es el hombre el que genera sus condiciones3.

    Este doble argumento implica que los hombres hacen su historia y susociedad, pero de ciertas formas que estn contextualizadas: en'particular, las

    2Beck, U., "Teora de la modernidad reflexiva" en Beriain, J. (comp), Las consecuen-cias perversas de Ia modernidad: modernidad, contingencia y riesgo, Anthropos, Barcelona,1996, p. 238.

    3Marx, K, La ideologa alemana, Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, 1970,pp.4A-41.

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    condiciones de vida de las personas estn material e histricarnente dadas. Enotras palabras, a determinado desarrollo histrico de las fuerzas productivasle corresponde una determinada estructura social, y los hombres, por ende,actan y realizan sus actividades bajo estas condiciones estructurales. "Con-secuencia obligada: [...] sus relaciones materiales forman la base de todas susrelaciones'a. En cada persona estn contenidas todas las condiciones mate-riales y sociales de su existencia, de modo tal que el individuo sintetiza lasrelaciones histricas en las cuales se desenvuelve; la naturaleza humana "es,en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales"s.

    En el caso de las modernas sociedades capitalistas, la produccin se apoyasobre un componente fundamental, la propiedad privada, lo que ha dado lugara una serie de relaciones especficas de produccin. Bajo el capitalismo, lasrelaciones econmicas han adquirido una forma determinada segn la cual loscapitalistas, dueos de los medios de produccin, emplean a los trabajadores acambio de un salario fijo. Y dado que se trata con los individuos en la medidaen que personifican categoras histrico-econmicas, estas relaciones capita-listas, que se expresan en una estructura social antagnica entre burguesa yproletariado, tienen una serie de consecuencias perversas sobre las personasque Marx llama alienacin.

    Este concepto, al igual que muchos otros empleados por Marx, haba sidodesarrollado con anterioridad por Hegel. En el sistema hegeliano, la aliena-cin adquira un sentido ontolgico, refirindose al hecho de que la condicinhumana misma se encontraba alienada. La operacin realizada por Marx con-sisti en quitarle este aire abstracto y filosfico, otorgndole un sentido sociale histrico: el trabajo tal como se expresa en las relaciones de produccinbajo el capitalismo6. En la figura del trabajador asalariado, la influencia delas relaciones de produccin capitalistas adquira una formulacin explosiva.

    La alienacin asume, en el pensamiento de Marx, cuatro formas distinti-vas. En primer lugar, en la sociedad capitalista los trabaiadores estn alienadosdel objeto de su trabajo, es decir, el producto,ya que ste ltimo pertenece alcapitalista, quien puede disponer del mismo como desee. Este hecho implica

    aMarx, "Carta a Pvel Vaslievich Annenkov,2S de diciembre de 1846", p.279.sMarx, K., "Tesis sobre Feuerbach" en Marx, K., y Engels,F., Ludwig Feuerbaehy elfn

    de laf.losofia clsica alemana, Fundacin de Estudios Socialistas Federico Engels, Madrid,20A6,p.58.

    6Giddens, A., Capital,sm and modern social theory: an analysis of the writi.ngs of Marx,Durkheim and Weber, Cambridge University Press, London, I97l,p. 14. il

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    que "el objeto que el trabajo produce [...] lo enfrenta como un ser extrao,como un poder independiente del productor", en el sentido que "el obreroest, con respecto al producto de su trabajo, en la misma relacin que est conrespecto a un objeto extrao"7.

    Dado que el producto es el resultado final de la actividad productiva,entonces, en segundo lugar, la alienacin tambin debe manifestarse en laproduccin misma: "la alienacin del objeto del trabajo slo es el resumen dela alienacin en la actividad misma del trabajo"s. Es claro que el trabajo existeal margen del obrero y "se convierte en un poder autnomo frente a t', puestoque la actividad productiva, cunto y cmo producir, la decide el capitalista'La propia actividad del trabajador no le pertenece, le es ajena, y, como biendice Marx, el trabajo se convierte as en una instancia forzaday coercitivae.

    Ms importante an, como todas las relaciones econmicas cristalzan,recordemos, en relaciones sociales, el trabajador tambin se encuentra alie-nado, en tercer lugar, con respecto a sus semeiantes. "Por el trabajo alienadoel hombre engendra no slo su relacin con el objeto y el acto de produccincomo poderes extraos y hostiles a l; tambin engendra la relacin en que [...]1 se encuentra con otros hombres"ro. En otras palabras, las relaciones socialesen e[ capitalismo han quedado reducidas a relaciones de mercado -tal comoexpresa el uso del dinero-, lo que implica que cuando un hombre se pone encontacto con otro, siente que se encuentra ante la presencia de un extrao: elcaso paradigmtico lo constituye la relacin hostil entre trabajador y capita'lista; pero incluso los propios trabajadores se convierten en adversarios ya qnese ven obligados a competir por los puestos de trabajotl.

    Marx identifica, como cuarta ramificacin que posee la alienacin en lasociedad capitalista,La relacin del ser humano consigo mismo, ya que, enltima instancia, el trabajador se encuentra alienado de su propio potencialcreativorz. El hombre es el nico animal que producepara satisfacer sus necg-sidades, en el sentido que trabaia y moldea el mundo material de acuerdo a sus

    7Marx, K., Manuscritas de 1844. Economa poltica yfilosafa, Arandu, Buenos Aires,1968, pp. 109-110.

    8Marx, Manuscritos de l944,p. 113.eMarx, Manuscritos de l$44,pp. 113-114.roMarx, Manuscri.tos de 1844, p. 120.rr Marx, Mqnuscritos de 1844, pp. 183-188.r?Marx, Manuscritos de 1844,p. 118.

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    propsitosr3. Marx crea, por lo tanto, que haba una relacin inseparable entrela naturaleza humana y el trabajo, ya que, a travs del trabajo, las personasdespliegan sus infinitas capacidades humanas. Pero en la sociedad burguesa,en lugar de ser un fin satisfactorio en s mismo, es decir, la expresin del po-tencial humano, el trabajo se ha convertido en un medio para ganar dinero.

    "La nica relacin que an mantienen los individuos con las fuerzasproductivas y con su propia existencia, el trabajo, ha perdido en ellostoda apariencia de actividad propia y slo conserva su vida empeque-ecindola, [...] de tal modo que la vida material pasa a ser consideradacomo el fin, y la creacin de esta vida material, el frabaio, se revelagomo medio"la.

    Si el trabajador se vuelve incapaz de expresar su potencia creativa a travsdel trabaio, su vida queda entonces disminuida. Sometidos a la explotacincapitalista, los individuos se desarrollan menos como seres humanos:

    "el obrero no se afirma en su trabajo, sino que se niega; no se sientecmodo, sino desventurado; no despliega una libre actividad fsicae intelectual, sino que martiriza su cuerpo y arruina su espritu.En consecuencia, el obrero slo tiene la sensacin de estar consigomismo cuando est fuera de su trabajo, y, cuando est en su trabajo,se siente fuera de s. [...] El trabajo exterior, el trabajo en el que elhombre se aliena, es un trabajo de sacrificio de s, de mortificacin.Es la prdida de s mismo"ts.

    La prdida de s mismo, bajo la estructura clasista montada sobre lapropiedad privada, es el ncleo de toda la teora de Marx: la idea bsica deldiagnstico marxista se encuentra en la prdida que el trabajador experi-menta sobre [a realidad que lo rodear6. Todas las dimensiones que compo-

    13 Al respecto, Marx seala: "Podemos distinguir al hombre de los animales por laconciencia, por la religin o por lo que se quiera. Pero el hombre mismo se diferencia de losanimales a partir del momento en que comienza a producir sus medios de vida [...]. Al pro-ducir sus medios de vida, el hombre produce indirectamente su propia vida material" (Marx,tr& 4s -rs 4 6 / 19 241 9 7 a :B).ta Marx, La ideol oga alemana, p. 78-79.

    rsMarx, Manuscritos de IB44,p. l13.16 Mszros ,1., Menc's theory of alienatior, Merlin, London, 1970, p. 96.

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    nen la vida del individuo (el trabajo y sus frutos, la relacin con los otrosy consigo mismo) se le aparecen como cosas externas e independientes desu voluntad. El hombre deja de ser, finalmente, lo que es por especie: unser social.

    Como ya vimos, 1o importante paru Marx es el hombre concreto, condi-cionado por el contexto que lo rodea, lo que significa que "la sociedad no esuna abstraccin frente al individuo", sino que "el individuo es el se sssi]?llz.En otras palabras, el individuo slo puede desarrollarse, cCImo ser humano,en sociedad: el hombre se proyecta en su trabajo, se prolonga en los objetosproducidos, se actualiza en la inteligencia de los otros hombres y contribuye atodo este proceso productivo con su propia potencia creativa. Sin embargo, eltrabajo asalariado distorsiona esas conexiones, es decir, corta todos esos vn-culos sociales que confieren a las personas su humanidad. La cultura modernadel trabajo alienado introduce, por ende, una escisin entre 1o individual y losocial, cosas que para Marx estn naturalmente unidasl8. Las caractersticasque la vida asume en el sistema capitalista separan al hombre de la sociedad,reducindolo a un objeto gobernado por fuerzas extraas. La vida, en otraspalabras, se convierte en una mercanca, ya que "el valor del obrero aumentade acuerdo con la oferta y la demanda"re.

    En definitiva, la alienacin es una mutilacin y escisin,del hombre ensu vida cotidiana como consecuencia de la cultura capitalistaz0. Marx diceque, en el capitalismo, "la produccin produce al hombre [...] como un serdestumanizado tanto intelectualmente como fsicamente"2r. En su actividadde todos los das, el hombre ya no se identica con aquello que lo rodea, elmundo moderno se le aparece como un lugar abstracto, extrao y hostil: laenaienacin es 1o que impera.

    rTMarx, Manuscritos de 1844, p. 150. Es cierto que todo ser humano es un individuonico, pero no menos cierto es que ese mismo individuo representa "igualmente la totalidad,[...] la existencia subjetiva para s de la sociedad pensada y sentida".

    rsNo slo estn uridos, sino que son lo mismo. Estos aspectos de la vida humana no estndivolciados; lo nico que existe en el pensamiento de Marx es un "nosotros", una comunidadhumana a la que todo hornbre pertenece.

    re Marx, Manuscritos de 1844, p. 127.20La nocin de alienacin sintetiza, entonces, a las condiciones objetivas que la producen

    y su internalizacin subjetiva.2r Marx, Manuscri.tos de IB44,p- 129.

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    Durkheim y Ia modernidad como diferenciacin

    El pensamiento de Durkheim se despliega sobre un modelo terico queposee una lgica binaria: existen sociedades inferiores y superiores; tradicio-nales las primeras, modernas las segundas. Lo que distingue a ambos tiposde sociedades es el progreso de la divisin del trabaio. Si bien las"sociedadesinferiores tenan cierta divisin del trabajo, sta era simple, poco compleja,referida, casi exclusivamente, a una divisin sexual. La complejizacin se da,fundamentalmente, en las sociedades industriales modernas dada su mayordensidad: "nosotros decimos, no que el crecimiento y la condensacin de lassociedades permitan, sino qlle necesitan una mayor divisin del trabajo"2z.

    Esta distincin permite a Durkheim adentrarse en el tema que realmentele interesa, esto es, estudiar los lazos de solidaridad social o aquellas fuerzasque agrupan a los individuos. En las sociedades tradicionales, pre-industriales,las personas desempeaban las mismas actividades, por lo que exista un altogrado de homogeneidad que se expresaba en experiencias y valores fuertemen-te compartidos. Estas comunidades estn caracterizadas por una solidaridadmecnica, ya que la conciencia colectiva cubre a todas las personas con bastan-te intensidad. En cambio, en las sociedades modernas, industrializadas, cadamiembro desempea una funcin altamente especiali zada, lo que mina lossentimientos comunes. Se caracterizanpot una solidaridad orgnica, una in-tegracin que est basada en las diferencias funcionales y la interdependenciaque se establece entre las partes como consecuencia de la divisin del trabajo.

    Dado que, segn Durkheim, la condicin moral de existencia del indivi-duo se deriva de su condicin social23, las crisis que se producen en el seno delas sociedades son, por lo tanto, esencialmente morales, consecuencia de un in-

    32Durkheim ,E,La divisin del trabajo social,Akal, Madrid, fOlS, p. :OZ'?3Durkheim identificaba los fenmenos sociales con los rnoraies. Hay ciertas representa-

    ciones que orientan la accin de las personas que no provienen de su propia subjetividad, sinoque "consisten en maneras de obrar, de pensar y de sentir, exteriores al individuo, y que estndotadas de un poder coactivo, por el cual se le imponen": Durkheim los llama hechos sociales(Durkheinr ,E., Las reglas del mtodo sociolgica, Daniel Jorro Editor, Madrid, l9l2,p. 40).Lo social, entonces, es igual a lo moral. De all su insistencia en el estudio de los rnecanismosde cohesin social: la sociedad nos provee de "esas creencias religiosas, polticas y moralesque gobiernan nuestra conducta", para suscitar "en nosotros esos sentimientos de simpatay de solidaridad que nos inclinan hacia el prjirno" (Durkheim, 8., El Suicidio, Estudio desociologa, Gorla, Buenos Aires, 2004,p.222). La moral, por lo tanto, tiene una funcin decohesin entre los individuos: es una fuerza de solidaridad que exige a las personas superarsus intereses egostas y pensar etr lo colectivo.

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    suficiente desenvolvimiento de las normas que ordenan la actividad colectiva.Durkheim emplea el concepto de anomia parareferirse a aquellos peligrososestados en los cuales las personas no reconocen ningn tipo de obligacin yprohibicin por encima de ellas; momentos, en definitiva, en los que la moralno integra lo suficiente a los individuos.

    De esta manera, las sociedades modernas no tienden ineluctablementeal desorden; tienden, en cambio, a otro tipo de integracin: se apoyan enuna estabilidad orgnica. La divisin del trabaio no implica'dcesariamentela desaparicin de la moral, sino que se traduce en un nuevo tipo de moral.Los nuevos valores colectivos, que debieran integrar y proveer de cohesin alas estructuras sociales modernas, son aquellos relacionados con el "culto alindividuo"'0. Si bien parece ser contradictorio, este argumento buscaba evitarque el individualismo quedara sustrado al mbito de lo personal y utilitario,brindndole, en cambio, un fundamento rnoral o colectivo.

    El objetivo que Durkheim se propuso, por 1o tanto, consisti en investigarsi la divisin del trabajo, principal caracterstica de las sociedades modernas,cumpla una funcin de cohesin moral. ,La divisin del trabajo haba trado,en los hechos concretos, progreso moral? Fue esta pregunta la que animsu espiritu y en la que encontr una respuesta poco confortante: Ia divisindel trabajo haba adquirido una forma patolgica. Desde este punto de vista,exista un potencial peligro de desintegracin o de anornia en las sociedadesindustriales, peligro que se traduca en una clara relacin inversa entre el de-sarrollo de la divisin del trabaio y [a felicidad humana.

    "El progreso no aumenta mucho nuestra felicidad, ya que sta decrece,y en proporciones muy graves, desde el momento mismo en que la di-visin del trabajo se desenvuelve con una energia y una rapdezjamsconocidas"2's.

    s 'r

    Mientras que los perodos de saturacin y fastidio haban sido poco comu-nes en las sociedades tradicionales, Durkheim sostiene que, por el contrario,se haban hecho endmicos en la cultura moderna. Detrs de la divisin deltrabajo se ocultaba una disminucin de la disciplina moral, lo cual daba rien-da suelta a las pasiones egoistas de las personas. Los confl.ictos sociales, o lagrave crisis moral de la que hablaban muchos de sus contemporneos, no eran

    2a Giddens, Capitalism and modern social theory,pp. 79-81.2s Durkheim , La divisin del trabaio soci.al, p. 290.

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    atribuibles, entonces, a la divisin del trabajo, sino a Ia falta de sarrollo delas reglas normativas correspondientes a la solidaridad orgnica propia de lassociedades modernas: eran producto de un creciente y peligroso estado de ano-mia, tal como evidenciaban algunas tendencias sociales; entre ellas, el suicidio.

    El estudio de las corrientes suicidas cierra los anlisis previos de Durkheimsobre la divisin del trabajo, ya que "el desenvolvimiento del suicidio comprue-ba" la regresin de la felicidad en el mundo moderno26. Las corrientes suicidasson corrientes sociales, esto es, son colectivas, y, por lo tanto, tienen un carcterexterno y coercitivo sobre el individuo. En el caso particular del suicidio, son"corrientes de depresin y de desencanto [...] que expresan el estado de desa-gregacin en el que se encuentra la socieda'z7. De esta forma, el aumento delas tendencias suicidas de la colectividad "traducen el relaiamiento de los lazossosiales, una suerte de astenia colectiva, de malestar social", que "al penetraren los individuos, los impulsan a matarse"z8. Y concluye:

    "Los progresos anormales del suicidio y el malestar general con queestn afectadas las sociedades contemporneas derivan de las mismascausas. Este nmero excepcionalmente elevado de muertes voluntariasprueba el estado de perturbacin profunda que padecen las sociedadescivilizadas y atestigua su gravedad"?e.

    El suicido representaba, por ende, un ndice del malestar experimentadopor el hombre moderno: enseaba, con toda crudeza, el debilitamiento de lamoralidad comn y el estado de anomia social.

    Llegados a este punto, podemos decir que Durkheim era plenamente cons-ciente de que cierto grado de relajacin de la autoridad colectiva era necesarioparaque las sociedades progresaran: "ldos de verse cohibida por los progresosde la especializacin, la personalidad individual se desenvuelve con la divisindel trabajo"30. La fraternidad humana, aquel horizonte impuesto por la moderni-dad, slo se poda realizar en la medida en que la divisin del trabaio progresara.

    Sin ernbargo, Durkheim dudaba que la forma concreta que el individua-lismo haba adquirido pudiera convertirse en una suerte de conciencia colec-

    26 Durkheim, La divisin del trabajo social, p. 290.?7 Durkheim, El Suicidio, p. 224.?sDurkheim, El Suicidio,p.224 y 3ll.?eDurkhein, El Suicidio,p. 402.r0Durkheirn, La divisin del trabajo social,p. 473.

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    tiva moderna. Al contrario, tal como se manifestaba en las elevadas tasas desuicidios, el individualismo de la cultura burguesa bordeaba'peligrosamenteel egosmo, haciendo que las personas dejaran de sentir los vinculos que lasunan con sus semejantes. En el horizonte de la modernidad no se divisabaun verdadero culto al individuo, sino el desalentador reflejo de la ambicinpersonal sin frenos, un culto que celebraba en su altar el consurno en soledadde los objetos provistos por el mercado.

    El desencanto frente al avance de la sociedad industrial encontraba suexpresin, en el pensamiento de Durkheim, bajo la forma de un mundo mo-derno que dejaba al individuo cada vez ms expuesto a su suerte: no percibaun sano individualismo, sino un aislamiento enfermo bajo los auspicios de unacreciente d iferenciacin.

    \ileber y la modernidad como racionalizacin

    Si quisiramos establecer un proceso histricamente cierto y de alcanceuniversal que nos permita darle sentido a la modernidad, deberamos orientarnuestra mirada, segn MaxWeber, hacia un proceso de progresiva racionali-zacon de la cOnducta humana3r. Desde su punto de vista, es posible observarun alejamiento de la tradicin y de lo mgico, como formas de relacionarse conel mundo, en todas las esferas que engloban las actividades de las personas:"ste es el destino de nuestra poca, con su carasterstica racionalizacn eintelectualizaciny, sobre todo, con su desencantamiento del frtundo"32.

    Si bien es cierto que esta creciente racionalizacn se ha dado comouna tendencia universal, en occidente ha adquirido un alcance y una seriede caractersticas propias. As, slo en occidente surgi lo que conocemoscomo ciencia, esto es, un mtodo de conocimiento racional acerca delmundo basado en la experimentacin y la observacin "en el modernblaboratorio"33. En otras civilizaciones, la ciencia no ha alcanzado a despren-derse, plenamente, de la magia y la supersticin. Todas las civilizacionesde la historia, adems, han creado arte, pero slo en occidente surge una

    3rWeber, M., "Introduccin" en Ensayos sobre la sociologa de la relgtn, Taurus,Madrid, Ttrrno I, pp. ll-14.

    32Weber, M., "La ciencia como profesin" en La ciencia y la polti.cs cotno vocacin,Altamira, Buenos Aires, 24A7, p. 54.

    33Weber, "Introduccin", p. 11.

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    expresin esttica baio "el uso racional de la perspectiva lineal y area"3a.Ms an, en todas partes han surgido formas de organizacin poltica, peroen ninguna sociedad distinta a la occidental ha existido una dominacinapoyada sobre el Estado, "con una constitucin y un derecho racionalmentearticulados y una administracin por funcionarios especializados guiadapor reglas racionales positivas: las [eyes"3s.

    La civilizacin occidental es nica en la historia de la humanidad ya quetiende a racionalizar todas sus prcticas vitales en un grado que ninguna otracultura alcanz. Es cierto que muchas sociedades alcanzaron, tambin, a pro-ducir conocimiento cientfieo, creaciones artsticas, formas de organizacinpoltica, etc.; sin embargo, en determinado momento de su desarrollo, esasrealizaciones se estancaron y no pudieron desprenderse completamente dellastre de la tradicin, dado que el racionalismo no slo depende, por ejemplo,del progreso de la tcnica, sino tambin de la aptitud de los hombres para una"conducta prctica racional"36. En relacin estrecha con las acciones humanasy los modos de vivir de las personas se encuentran los grandes imaginarioscolectivos, destacando la influencia contenida en los componentes ticos de lasreligiones universales; en occidente, los contenidos del protestantismo ascticohan tenido una inffuencia decisiva37.

    Ahora bien, este proceso de progresiva racionalizacinha tenido algunasconsecuencias decisivas sobre las relaciones sociales y la organizacin socie-taria. La cultura occidental, tradicionalmente asentada en la proximidad, elncleo farniliar y los sentimientos, pas a organizarse de manera crecientesobre la impersonalidad de las relaciones y los contextos de accin38. En un

    3aWeber, "Introduccin", p. 13.

    35Weber, "Introduccin", p. 14.

    36Weber, "Introduccitin", p. 21.37Para poder explicar esto, hay que comparar las grandes civilizaciones del mundo. En

    otros trminos, Weber lo que est sealando es que no se pueden entender, por ejemplo, las ins-tituciones politicas, las prcticas econmicas y los modos de estratificacin social en China si noestudiamos el Confucianismo. Lo rnismo puede decirse acerca de la India y los pueblos rabes sino sepresta atencin el Hinduismo, el Budismo y el Islam. Yno se puede entender la sultura delas sociedades occidentales si no investigamos detalladamente el Cristianismo, que se encuentra,asimismo, en la matriz del Judasmo. Estas seis religiones son, segn Weber, las grandes reli-giones mundiales, porque son las que le han dado su estilo de vida a las grandes civilizacionesde la hurnanidad. De all el famoso estudio de Weber sobre [a tica protestante y su influenciaen la cultura occidental, en el cual destaca el papel de la tica religiosa: el argumento central esque existe una fuerte afinidad entre el espritu del capitalismo y el espritu del,protestantismo(Aron, R.,Las etapas del pensamiento sociolgico, Siglo Veinte, Buenos Aires, 1976,p.270).

    38 Giddens, C aptalis m and mo dern so e ial tlteory, pp. 82a38.

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    principio, Weber admita, este movimiento tuvo un efecto positivo, ya queliber la creatividad humana contenida por la rrgdez de las tradiciones. Sinernbargo, la racionalizacin avanzaba aceleradamente en su proceso de des-encantamiento, amenazando con convertirse no en algo liberador y creativo,sino opresor y desestabilizante para el hombre: "no aparece ante nosotros elflorecimiento del verano, sino una noche polar de helada oscuridad y durezd'te.Este diagnstico se traduca, conceptualmente, en una formula de doble con-tenido: crisis de libertad y crisis de sentidoa0.

    1s

    La prirnera parte de esta formula hace referencia a la brecha, cada vez msprofunda, que Weber observaba entre los valores liberales de realizacin perso--nal y libertad individual, a los cuales adhera, y el avance del capitalismo moder-no. Como hemos visto, la racionalizacin reduca todos los valores y relacionesentre los indivduos a una serie de acciones altamente mecnicas e impersonales.Unavez liberado, este proceso ya no necesita de su anclaje religioso para sos-tenerse, sino que se autonomizay adquiere un estafus sistmico, encerrando elespritu humano en una jaula de comportamientos racionales y metdicos. Elhombre ve reducido su margen de maniobra en aspectos cada vez nrs ampliosde su vida, con el consecuente riesgo de convertirse en una criatura aptica.

    "La deeisin del puritano fue ser un buen profesional; sta, tambin,debe se la nuestra. Ciertamente, tan pronto como el ascetismo traspusoel umbral de los claustros monacales a fin de integrarse en la vida pro-fesional y regir la tica mundana, tom parte [...] en la ereccin de estecolosal mundo de orden econmico moderno, el cual, estando enlazadoal estado tcnico y econmico de la productividad mecnica maquinista,seala en la actualidad, con una energa irresistible, el modo de vida delos seres que ven su primeraluz en l sin exclusin de nadie. [...] Comoquiera que sea, el capitalismo triunfante, siendo que se apoya en basesmecnicas, ya no requiere ms de la ayudareligiosa. Pero el infortunioquiso [...] que se transformara en duro cofre"ar.

    3e Weber, M., "La poltica como profesin" en La cienca y la poltice como vocacin,Altamira, Buenos Aires, 2407, p. 125.

    a0 Habermas, J., "Los dos componentes del diagnstico de nuestro tiernpo: prdida desentidtr y prdida de libertad" en Teora de la accin comunicativa. Raconaldad de Ia acciny racionali.zacin soci.al, Taurus, Madrid, Tomo I,p.317.

    al Weber, M, La tica protestante y el espritu del capitalismo,Pome[eo, Buenos Aires,2003, p. 189.

  • L.A, IMAGINACIN SOCIAL CLSICA 83

    Este proceso estimula una tendencia clave en la teora weberiana: la buro-cratizacin. En el pensamiento de Weber, el racionalismo se materializaen lafigura de la burocracia moderna y el control cada vez ms oprimente que ejer-ce sobre las actividades de los hombresaz. Las sociedades industriales alcanzanuna organizacn cada vez ms tcnica y racional, quedando prog;esivamentemenos lugar para la iniciativay la creatividad individuales: el hombre terminaencadenado, en definitiva, a las propias estructuras racionales y burocrticasque contribuy a crear.

    "Esta pasin por la burocracia [...] es suficiente para sumirle a lrno enla desesperacin. [...] En una evolucin as estamos atrapados,y la grancuestin no es, por consiguiente, cmo promoverla y activarla, sinocmo oponernos a esta maquinaria en orden para guardar una porcinde la humanidad libre de ese "parcelamiento" del alma, de este supremodominio de un estilo burocrtico de vida'43.

    Con respecto al segundo componerrte de este diagnstico, la comprensindel mundo, producto tarnbin de la creciente racionalizacin en las distintasesferas de accin, se ha vuelto fragmentaria. Las sociedades humanas handejado de ver al mundo a travs de los lentes de la magia y la tradicin paraverlo como algo humano, pero, al reducir la humanidad a s misma, no por esose resuelve el problema existencial. Todo 1o contrario: ya no se puede recurrira un punto de vista superior, fundado ya sea en una autoridad divina o en lametafisica, por lo que el hombre moderno pierde la capacidad de fundar senti-doaa. Pgr eso, segn Webeq el "salvaje" posea un sentido ms universal de lascondiciones econmicas y sociales de su propia existencia que el "civilizado"posee de las suyasa5: la modernidad produce "especialistas desprovistos deespiritualidad", personas cuya actividad profesional est cada vez ms parcializada.a6

    a2 Este proceso, que Marx identificaba co el capitalismo, para \/eber era un atributopropio de la sociedad industrial cualquiera sea su signo, capitalista o socialista. El socialismono era un estadio de liberacin, sino todo Io contrario: representaba una acentuacin de lastendencias burocrticas inscriptas en la modernidad.

    a3Weber, M., "Max Weber sobre la burocratizacin en 1909" en Mayer, LP., Max Webery la poltca alemena,Instituto de Estudios Polticos, Madrid, 1966,p.202.

    aaHabermas, "Los dos componentes del diagnstico de nuestro tiempo", pp. 318-320.

    a5Weber, M., "Sobre algunas categoras de la sociologa comprensiva" en Ensayos sobremetod ol oga s ociolgica, Amorrortu, Buenos Aires, 1997, p. 221.

    a6Weber, La ti.ca protestanf.e y el esprtu del capitalismo,p. 190.

  • 84 MARTIN MONSALVE

    Conclusiones

    Los escritos de Marx, Durkheim y V/eber funden un anlisis y un diag-nstico crtico de las sociedades modernas. Desde diferentes puntos de vista,buscan esclarecer algunos de los rasgos distintivos del mundo contemporneo,particularmente aquellos relacionados con en el modo de produccin capita-lista, la divisin del trabajo y el creciente dominio de la tcnica y la ruzn,al mismo tiempo que estudian sus consecuencias. Con todol'es desde unaperspectiva de los "momentos" histricos, a nuestroiuicio, donde el contrasteentre estos enfoques se revela ms ntido.

    Pues, en Marx, existe una verdadera contradiccin entre la natur aletihumana y la forma que adoptaba el trabajo en la sociedad burguesa; son lasrelaciones de produccin tal como estn dadas bajo el capitalismo las querompen, en trminos concretos, las conexiones naturales del hombre con sutrabajo, el producto de su trabajo, sus semejantes y consigo mismo. Los pro-ductores se vean empobrecidos y disminuidos a la condicin de una mercancapor la misma riqueza que contribuan a crear: "la depreciacin del mundode los hombres aumenta en relacin directa al incremento del mundo de lascosas"47. El poder social se erige ante el hombre, entonces, no como un poderpropio, sino como algo aieno.

    Sin embargo, la sociedad burguesa representaba, en esta misma lneade pensamiento, un estadio intermedio de la evolucin humana, que termi-nara desembocando, finalmente, en el socialismo, momento de redencinen el cual el hombre se reenconftaria consigo mismo. Por eso, si bien Marxera consciente que los trabajadores quedaban aplastados bajo la lgica delcapital y la propiedad privada, no rechaz todo lo que era verdaderamentemoderno en su tiempo. Al contrario, consideraba al capitalismo como lacspide del potencial humano y una prueba de su inagotable creatividad:en tanto proceso histrico, haba preparado el camino para*el socialisrno.De all que tanto su vocacin prctica como intelectual buscaran explicar yacelerar este proceso.

    Por su parte, Durkheim consideraba que nuestras sociedades modernas secaracterizan, en contraste con las sociedades tradicionales o preindustriales,por una elevada divisin de las tareas y la consecuente integracin que pro-vee esta especializacn. Pero Durkheim pensaba que la solidaridad orgnicano poda reemplazar del todo a la solidaridad mecnica; en otras palabras,

    aTMarx, Manuscri.tos de 1844,p. 109.

  • LA IMAGINACIN SOCIAL CLSICA 85

    mientras que el individualismo moderno no se asentara en contextos socialesaltamente normativos como los que haban existido en las sociedades preindus-triales, las sociedades contemporneas habran de experimentar un egosmodesenfrenado. Las crisis, como la que Durkheim consideraba que fustigaba asu poca, no son producto de la divisin del trabajo, sino de la falta de desa-rrollo de las reglas morales correspondientes a las sociedades modernas, estoes, del estado de anomia de las situaciones "patolgicas" de transicin.

    Por eso que, a diferencia del planteo histrico y cientificista de orienta-cin marxista, para Durkheim la aparicin de la sociedad moderna implicabaun punto de llegada, un final en e[ devenir humano; en consecuencia, losconflictos sociales no se resolveran en otro estadio de la misma, sino que sesolucionarn como producto de la especializacin en la divisin del trabajo ysu consolidacin moral. As se explica la orientacin reformista que es posiblerastrear en sus escritos, sealando la importancia de las asociaciones profe-sionales, la iniciativa estatal y la educacin como mecanismos para reforzarla moral comn.

    La visin de Weber se propone explicar el desarrollo de la sociedad mo-derna, y del capitalismo, desde el punto de vista de un progresivo desencan-tamiento de la cultura occidental, esto es, una prdida creciente del papel delo mgico en la configuracin de las identidades y de las relaciones sociales.Esto implicaba el reempazo de la tradicin, lo emotivo y la comunidad, porla ciencia, el clculo y las relaciones impersonales en sociedad. Sin embargo,sera precisamente esta creciente racionalidad la que llevaa al hombre no asu emancipacin, como pensaba Marx, sino a una prdida cada vez mayor delibertad, y, en consecuencia, a una menor realizacin personal.

    El avance de la modernidad, bajo una progresiva prdida de libertad ysentido, no tiene, en este planteo, una clara solucin, ya que pafaWeberno hayestadios o etapas sociales claramente delimitadas, sino un continuo que avanzahacia mayores grados de racionalizacin. La historia universal desernboca, as,en un mundo que funciona como un engranaje mecnico. El peligro aqu no sepresenta, a diferencia de Durkheim, bajo la forma de una terrible desorganiza-cin, sino de su contrario, vale decir, una superorganzacin de la vida. El tonode Weber es similar, entonces, al de una tragedia clsica: el establecimiento degrandes estructuras impersonales y burocrticas es inexorable, encerrando lalibertad individual en una jaula de hierro.

  • 86 MARTINMONSALVE

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